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Emperador

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Emperador
Contenido
Emperador	3
Origen del término “emperador”	3
Poderes de un emperador	4
Importantes emperadores de la historia	5
Emperador
Un emperador (emperatriz en el caso femenino) es el monarca o gobernante supremo de un imperio, que puede tener a otros reyes y soberanos como vasallos, y que gobierna dentro de un extenso territorio. A lo largo de la historia hubo numerosos imperios y emperadores, y en su gran mayoría fueron soberanos absolutistas, a la cabeza de grandes fuerzas militares e importantes centros económicos y culturales.
Los imperios fueron grandes estructuras políticas, económicas y militares que fueron gobernadas más o menos verticalmente por sus respectivos emperadores. El título de “emperador”, que no necesariamente se expresaba con esa palabra (en Japón, por ejemplo, se le conoce como tenno), normalmente era hereditario y se extendía parcialmente a las esposas o esposos (emperatriz o emperador consorte) e incluso madres (emperatriz viuda). Además, muchos emperadores eran también autoridades religiosas en sus naciones.
Origen del término “emperador”
El término “emperador” proviene del latín imperator, derivado del verbo imperare, o sea, “comandar las tropas”. Este término formaba parte de las tres formas de poder en la Antigua Roma: potestas (el mando civil de los magistrados electos), auctoritas (la autoridad de los expertos y sabios del Senado Romano) y finalmente el imperium o mando militar.
Justamente, el mando militar recaía, en la República Romana, sobre los cónsules y pretores, excepto en casos especiales de guerra o conflicto en los que se le otorgaba el mando supremo de las fuerzas militares a un imperator.
Cuando la República Romana pasó a convertirse en una autocracia, es decir, pasó a ser comandada por un poder central, llamado princeps, dominus y augustus. Estos gobernantes tenían el control del Estado y por ende de las tropas, de modo que eran también el imperator romano.
En realidad no se llamó a los gobernantes romanos “emperadores”, ya que eran primus inter pares (“primeros entre sus iguales”) y a menudo eran poco más que testaferros del poder. Este título empezó a usarse luego de la caída del Imperio romano de Occidente (en la Edad Media), a menudo con la intención de restaurar la plenitud del imperio en la Europa cristiana.
Poderes de un emperador
Los emperadores eran monarcas absolutos, en cuya voluntad recaía el mando pleno del Estado. Esto normalmente dependía de la estructura del gobierno, cosa que variaba dependiendo de cada cultura y civilización. Aun así, entre los poderes más comunes de un emperador estaban:
· El mando de las fuerzas militares y de orden público del imperio.
· El mando de la organización religiosa como sacerdote supremo.
· El dictado de las leyes y los edictos de cumplimiento obligatorio en todo el imperio.
· La asignación (e incluso creación) de cargos políticos o títulos nobiliarios.
· La organización de la economía y la impartición de justicia en casos de importancia excepcional.
Es importante notar que los roles específicos del emperador dependían en buena medida de la naturaleza misma del imperio. Por ejemplo, los emperadores egipcios eran considerados deidades reinantes en la Tierra, mientras que los emperadores bizantinos estaban limitados al gobierno de la vida civil y militar, pues el Patriarca de Constantinopla regía sobre los asuntos de la fe ortodoxa.
Importantes emperadores de la historia
A lo largo de la historia hubo muchos gobernantes imperiales de renombre, como es el caso de:
· Amenhotep IV (c. 1352-1335 a. C.). Décimo faraón egipcio de la dinastía XVIII del Imperio Nuevo, también conocido como Akenatón, fue el primer reformador religioso y administrativo del Antiguo Egipto. Su primera esposa también fue muy célebre, la reina Nefertiti, y ambos se consideran figuras clave de la historia del Antiguo Egipto.
· Jerjes I (519-465 a. C.). Sucesor de Darío I al mando del Imperio persa, fue miembro de la dinastía aqueménida y un célebre enemigo de los pueblos griegos, a los que intentó infructuosamente conquistar durante la Segunda Guerra Médica. Es mencionado en la Biblia bajo el nombre Asuero (en hebreo Aḥashverosh).
· Alejandro Magno (356-323 a. C.). También llamado Alejandro III de Macedonia, fue un célebre militar de origen macedónico, que ostentó los títulos de rey de Macedonia, hegemón de Grecia, faraón de Egipto y gran rey de Media y Persia, construyendo un imperio propio desde Grecia hasta el valle del Indo y Egipto, en apenas 32 años de vida.
· Constantino I (c. 272-337 d. C.). Emperador romano y refundador de la ciudad de Bizancio, a la cual denominó Constantinopla, fue el responsable de detener la persecución de los cristianos en la Antigua Roma y dar libertad de culto al cristianismo, por lo que a menudo se le considera como el primer emperador romano de fe cristiana.
· Justiniano I el Grande (482-565 d. C.). Emperador del Imperio romano de Oriente (llamado también Imperio bizantino), dedicó su reinado a intentar restaurar la antigua grandeza del Imperio romano clásico, para lo cual reconquistó parte de sus territorios perdidos. En ese sentido, se le apoda como el “último de los romanos”. Fue, además, un importante jurista en el ámbito del derecho civil.
· Carlomagno (742-814 d. C.). Rey de los francos y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, nombre que dio a la unidad política creada a partir de la expansión de los reinos francos, ocupando buena parte de Europa central y occidental. Posteriormente fue coronado Imperator Augustus tras su conquista de Italia en el año 800, y fundó las dinastías reales francesa y alemana (que aún lo llaman Carlos I), lo que sentó las bases para lo que fue la Europa de la Edad Media.
· Luis XIV de Francia (1638-1715). Apodado Luis El Grande o “El Rey Sol”, fue el rey absoluto de Francia y Navarra hasta su muerte, durante 72 años de reinado. La suya se ha convertido en la imagen típica del rey absolutista, y es célebre su frase “El estado soy yo” (en francés: “L’etat c’est moi”). Durante su reinado, Francia ejerció su poder político y militar sobre Europa, y tuvo colonias en América y Asia.
· Catalina II de Rusia (1729-1796). Zarina de Rusia durante 34 años consecutivos, se consideró heredera del legado de Pedro I de Rusia, por lo que fue promotora de la occidentalización del entonces Imperio ruso. Bajo su gobierno Rusia expandió sus fronteras en el sur y en el oeste, y adquirió una salida al mar Negro luego de enfrentarse al Imperio otomano en 1768. Con esto, logró renovar el Imperio romano de Oriente bajo control ruso.
· Napoleón Bonaparte (1769-1821). Líder militar de la Revolución Francesa y primer cónsul de la República, se proclamó emperador de los franceses en 1804, y se dispuso a conquistar militarmente Europa, Egipto y Siria. Finalmente fue derrotado en la batalla de Waterloo, en Bélgica en 1815, y condenado al exilio en la isla de Santa Elena, donde falleció. Tras su muerte, la monarquía se reinstauró en Francia al mando de Luis XVIII.

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