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0. por Linda S. Lloyd Febrero de 2003 Elaborado para la Misión USAID de América Latina y el Caribe bajo el Proyecto EHP 26568/E.V.4.LACDENGUE Environmental Health Project Contrato HRN-I-00-99-00011-00 es patrocinado por la Oficina para Programas Mundiales, Apoyo de Campo e Investigación Oficina de Salud y Nutrición Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos Washington, DC 20523 Informe Estratégico 7 Mejores prácticas para la prevención y el control del dengue en las Américas iii Índice Reconocimientos............................................................................................................v Abreviaciones ............................................................................................................. vii Resumen ejecutivo ....................................................................................................... ix 1. Introducción ...........................................................................................................13 1.1. Base............................................................................................................13 1.2. Propósito de este documento .....................................................................18 1.3. Descripción del dengue y el dengue hemorrágico .....................................18 1.4. Actuales iniciativas internacionales y regionales de prevención y control del dengue...................................................................................20 1.5. Estructura de este documento ....................................................................22 2. Marco conceptual...................................................................................................23 2.1. Elementos clave del marco conceptual ......................................................24 2.2. Los 10 elementos esenciales de un programa de prevención y control de dengue....................................................................................25 3. Ejemplos de mejores prácticas...............................................................................37 3.1. Vigilancia mundial del dengue – DengueNet ............................................40 3.2. Reporte epidemiológico semanal...............................................................48 3.3. Laboratorio de diagnóstico del dengue ......................................................54 3.4. Movilización social de residentes de una ciudad para el control del dengue ..................................................................................................58 3.5. Índices de recipientes clave y sitios clave para la vigilancia y el control de Ae. aegypti ................................................................................66 3.6. Manejo y control de llantas........................................................................73 3.7. Manejo y control de los recipientes que contienen agua ...........................82 3.8. Definiciones de casos clínicos de dengue, dengue hemorrágico y síndrome de shock de dengue .................................................................90 3.9. Tratamiento y manejo de casos..................................................................94 3.10. Currículo escolar de primaria para el control integral de vectores ..........100 3.11. Capacitación polyvalente del personal del Ministerio de Salud y de los gobiernos municipales en gestión ambiental para el control integrado de vectores ...............................................................................107 4. Conclusiones ........................................................................................................113 4.1. Pasos siguientes .......................................................................................115 4.2. Expectativas del programa.......................................................................116 Anexo 1......................................................................................................................117 iv Organizaciones internacionales ...........................................................................117 Anexo 2......................................................................................................................121 Referencias...........................................................................................................121 Anexo 3......................................................................................................................123 Uso de temefos en el agua para el consumo humano ..........................................123 Anexo 4......................................................................................................................125 Otros recursos ......................................................................................................125 v Reconocimientos No hubiera sido posible elaborar este documento sin la colaboración de muchas personas, principalmente y ante todo las personas que contribuyeron a las “mejores prácticas”. Aunque el tiempo previsto para la elaboración del documento era corto, las personas que colaboraron enviaron sus mejores prácticas y respondieron a preguntas de manera oportuna y sin demoras. Mis sinceros agradecimientos a los colegas que compartieron conmigo su experiencia técnica en el proceso de elaboración de este documento y que actuaron de revisores: Jorge Arias (OPS), Gary Clark (CDC), Mike Nathan (OMS), Will Parks (OMS), Monica Prado (OPS), y José Rigau (CDC). Además, agradezco a los siguientes revisores, cuyos comentarios ayudaron a mejorar el documento: Alba Amaya (USAID), Jaime Chang (USAID), Matt Lynch (USAID), Merri Weinger (USAID). Finalmente, fue un placer trabajar con el personal de EHP, especialmente con Fred Rosensweig, cuyos comentarios y sugerencias no sólo fueron acertados sino además, fueron de gran utilidad. vii Abreviaciones CDC Centros de Control y Prevención de Enfermedades (por sus siglas en inglés) FUNASA Fundação Nacional de Saúde GIS Sistema de información geográfica (por sus siglas en inglés) MSDS Ministerio de Salud y Desarrollo Social NEPRAM Negociación de Prácticas Mejoradas OMS Organización Mundial de la Salud ONG Organización no gubernamental OPS Organización Panamericana de la Salud UNICEF Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (por sus siglas en inglés) USAID Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos (por sus siglas en inglés) ix Resumen ejecutivo En respuesta a la creciente necesidad del personal de salud de abordar el tema de la prevención y el control del dengue, la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID), Oficina de América Latina y el Caribe, solicitó un documento que describiera el pensamiento y las prácticas actuales respecto a la prevención y el control del dengue. El marco conceptual del documento es la prevención y el control del dengue en forma integral e integrada, un marco que fue propuesto por la Organización Panamericana de la Salud en 1994. Este marco es apoyado por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), Departamento de Dengue, y la Organización Mundial de la Salud (OMS). El documento adopta los 10 elementos clave para un programa integral e integrado de dengue que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) presentó en el “Decálogo” (2001). Estos elementos abordan todos los aspectos de prevención y control integral del dengue: • Vigilancia epidemiológica y entomológica integrada • Incidencia e implementación de las acciones intersectoriales • Participación comunitaria eficaz • Gestión ambiental y servicios básicos • Atención de pacientes dentro y fuera del sistema de salud • Reporte de casos • Incorporación del tema de dengue/salud en la educaciónformal • Análisis crítico del uso y la función de los insecticidas • Capacitación formal en temas de salud para profesionales y personas que trabajan en ciencias médicas y sociales • Preparación para emergencias Estos 10 elementos reflejan los cinco elementos clave que la OMS definió (1996) como componentes esenciales de la estrategia mundial para el dengue. El dengue es la enfermedad viral más importante transmitida por los mosquitos que afecta a los seres humanos; el vector del mosquito se encuentra en casi 100 países tropicales. La distribución en el nivel mundial de Aedes aegypti, el vector del mosquito de los virus del dengue, se puede comparar con la de la malaria, y se calcula que aproximadamente 2,5 billones de personas viven en áreas de riesgo de x transmisión de la epidemia. Conforme el número de casos de dengue y dengue hemorrágico continúa aumentando en forma descontrolada en la región de las Américas con epidemias anuales de cientos de miles de casos de dengue y dengue hemorrágico y no hay un impacto que se pueda medir de las prácticas actuales de control del vector de las poblaciones de Aedes aegypti, existe la urgente necesidad de volver a prestar atención a las estrategias integradas de prevención y control del dengue. Para el año 2002, se reportó el número récord de 968.723 casos de dengue y dengue hemorrágico en la región, de los cuales 17.386 fueron casos confirmados de dengue hemorrágico y 234 muertes confirmadas causadas por esta enfermedad. Meltzer, et al. (1998) mencionan que la carga mundial de dengue podría ser de igual importancia que la de enfermedades como malaria y tuberculosis y que las epidemias de dengue y dengue hemorrágico constituyen una carga económica considerable para las comunidades y los gobiernos. El impacto del dengue y el dengue hemorrágico se puede medir en términos económicos tangibles, como las asignaciones de presupuesto no planificadas para combatir la epidemia, los costos de atención médica de pacientes internos y externos, los días laborales perdidos por enfermedad o para atender a un familiar enfermo, además del impacto económico intangible como el incremento de los gastos en el hogar para adquirir repelentes y medicamentos, la disminución de los ingresos de cada hogar debido a la pérdida de días laborales y la pérdida de turismo como resultado del temor de contraer la enfermedad. Las continuas epidemias de dengue y dengue hemorrágico demuestran el bajo impacto que las estrategias actuales de programas de control de dengue tienen en el control del vector del mosquito, y señalan la urgente necesidad de reevaluar todos los componentes de programas y monitorearlos en el campo para verificar su eficacia. Actualmente, la mayoría de los programas nacionales no tienen la suficiente capacidad de manejar los aspectos de prevención y control de un programa de dengue y se basan mucho en métodos de control químico. Desde el punto de vista de las operaciones, la mayoría de los programas nacionales de control del dengue proporcionan una respuesta de emergencia para las epidemias y no son capaces de mantener un control sostenido de la proliferación del mosquito. En las áreas urbanas los hábitats de las larvas están aumentando en forma alarmante. Esto se debe principalmente a los elevados costos para implementar programas verticales que funcionarían en el nivel anterior (el 100% de hogares inspeccionados cada trimestre), una mayor urbanización con áreas periurbanas que carecen de infraestructura básica, el uso ampliamente difundido de objetos no biodegradables junto con la falta de sistemas de desecho adecuado de la basura y sistemas de rellenos sanitarios, así como la lucha de los gobiernos para controlar el crecimiento descontrolado. La principal actividad de los programas de control del dengue es el control de los hábitats de las larvas de Ae. aegypti como una forma de reducir la población de mosquitos adultos y, como resultado, disminuir la transmisión de la enfermedad. Este enfoque se basa mucho en la participación comunitaria en las actividades de control; sin embargo, la mayoría de los programas de control del dengue no están preparados para desarrollar y manejar estrategias de participación comunitaria en forma sostenida. xi Este informe incluye 11 ejemplos de prácticas que se utilizan actualmente en varios países, nueve de ellos en las Américas, uno del sudeste de Asia y uno de aplicación mundial. Estas prácticas, descritas por individuos involucrados en el desarrollo e implementación de la práctica, abarcan una amplia gama de actividades que se esperarían de un programa integrado de control y prevención del dengue. Lamentablemente, no se logró encontrar una mejor práctica para cada elemento clave del Decálogo de la OPS, y algunas de las mejores prácticas solicitadas no se recibieron a tiempo para publicarlas. Las mejores prácticas incluidas en este documento son las siguientes: • Un sistema mundial de vigilancia del dengue (OMS) • Un informe epidemiológico semanal (Venezuela) • El laboratorio de diagnóstico de dengue ( Departamento de Dengue, CDC, Puerto Rico) • Movilización social de los residentes de las ciudades para el dengue (Brasil) • Índices de recipientes clave y sitios clave para la vigilancia y el control de Aedes aegytpi (Vietnam) • Manejo y control de llantas (México) • Manejo y control de depósitos de agua (República Dominicana) • Definiciones de casos clínicos de dengue, dengue hemorrágico y síndrome de shock de dengue (Departamento de Dengue, CDC, Puerto Rico) • Tratamiento y manejo de casos (Departamento de Dengue, CDC, Puerto Rico) • Currículo escolar de primaria para el control integral de vectores (países angloparlantes del Caribe) • Capacitación polyvalente del personal del Ministerio de Salud y de los gobiernos municipales (Honduras) Estos ejemplos se definieron como “mejores prácticas” ya que fueron evaluadas respecto a su eficacia y se están utilizando como parte de programas más amplios. No se pretende que estas mejores prácticas sean preceptivas ni es posible trasladarlas de una situación a otra sin antes realizar pruebas en el campo, excepto en el caso de las definiciones de casos, el manejo de casos clínicos y las prácticas de laboratorio. Además, estas prácticas no deberían percibirse como una panacea para la prevención y el control del dengue; son ejemplos de componentes específicos de varios programas, que en muchos casos se desarrollaron según las circunstancias culturales y ecológicas. Se espera que al incluir las descripciones de los procesos de desarrollo de la práctica en cuatro de los 11 ejemplos (Brasil, Vietnam, México y la República xii Dominicana) en este documento, se proporciona suficiente información como para motivar a otros países a llevar a cabo actividades de investigación de operación similares. Los anexos incluidos en este documento proporcionan información sobre las organizaciones internacionales que participan en la prevención y control del dengue, información de contactos para obtener mayor información y asistencia técnica y recursos que se pueden encontrar en el Internet. Se espera que este documento sea el punto de partida para realizar discusiones adicionales sobre la forma como se puede fortalecer las medidas de prevención y control del dengue que se implementan con regularidad, en vez de llevarlas a cabo sólo en casos de emergencia; la forma como se puede mantener recursos a lo largo de varios años para que sea posible poner a prueba e implementar estrategias de control realmente eficaces; y la forma como se puede estimular el monitoreo y la evaluación de campo rutinarios de todas las actividades, para que el personal de programas y las comunidades afectadas sepan que las medidas son eficaces en el nivel individual o comunitario. 13 1. Introducción 1.1. Base En todo el mundo, la incidencia (esto se refiere a los índices de incidencia) de dengue ydengue hemorrágico continúa aumentando. En la región de las Américas el patrón es similar a la situación que se observó en Asia hace 30 años. Actualmente, el dengue es la enfermedad viral transmitida por mosquitos más importante que afecta a los seres humanos; el Aedes aegypti, el vector de mosquito de los virus del dengue, se encuentra en casi 100 países tropicales. Su distribución en todo el mundo se puede comparar con la de la malaria, y se calcula que unos 2,5 billones de personas habitan en áreas donde existe el riesgo de transmisión de la epidemia (CDC, http://www.cdc.gov/ncidod/dvbid/dengue; OPS, http://www.paho.org/english/HCP/ HCT/VBD/dengue.htm). Se calcula que cada año hay aproximadamente 50 a 100 millones de casos de dengue y, dependiendo del año, de 250.000 a 500.000 casos de dengue hemorrágico. El índice de muertes causadas por dengue varía en cada país, aunque en promedio es del 5%, y la mayoría de los casos de muertes por dengue son niños y jóvenes adultos. La epidemia de dengue hemorrágico apareció por primera vez en la década de los años 1950 en el sudeste de Asia, y en 1975 en muchos países de la región se había convertido en una de las principales causas de hospitalización y muerte de niños. En los años 80, en Asia el dengue hemorrágico se expandió nuevamente, y en los países donde el dengue hemorrágico es endémico, en los últimos 15 años las epidemias han aumentado progresivamente (CDC, http://www.cdc.gov/ncidod/dvbid/dengue). Antes de 1970, sólo nueve países habían tenido epidemias de dengue hemorrágico (OMS, http://www.who.int/health_topics/dengue/en). El surgimiento de dengue y dengue hemorrágico como un grave problema de salud pública ha sido más dramático en la región de las Américas (CDC, http://www.cdc. gov/ncidod/dvbid/dengue). El vector del mosquito de dengue y dengue hemorrágico fue erradicado en la mayor parte de la región como parte de la campaña de erradicación de la fiebre amarilla implementada por la Organización Panamericana de la Salud en las décadas de los años 1950 y 1960. El programa de erradicación de Ae. aegypti, que en los Estados Unidos se descontinuó oficialmente en 1970, se descontinuó gradualmente en toda la región, lo cual causó una nueva infestación por el vector del mosquito en la mayoría de los países en los años 80 y 90 (CDC, http://www.cdc.gov/ncidod/dvbid/dengue). En 1997, la distribución geográfica de Ae. aegypti era más amplia que antes del programa de erradicación (figura 1), 18 países habían reportado casos confirmados de dengue hemorrágico y actualmente esta fiebre es endémica en una gran parte de las Américas (figura 2). En la mayoría de los países 14 de la región existe la hiperendemicidad, la presencia de múltiples serotipos circulantes, y las epidemias causadas por múltiples serotipos son más frecuentes. Figura 1: Reinfestación por Aedes aegypti en las Américas Fuente: OPS, 2001 Figura 2: Evolución del dengue hemorrágico Fuente: OPS, 2001 y http://www.paho.org.English.hc p/hct/vbd/dengue_timeline.xls) 15 1.1.1. Factores que conducen a un mayor número de hábitats de larvas de Ae. aegypti Las razones para este surgimiento dramático de dengue y dengue hemorrágico como un grave problema de salud pública son complejas, aunque se identificaron varios factores importantes (CDC, http://www.cdc. gov/ncidod/dvbid/dengue; OPS, 2001; OMS, 2003): 1. El control eficaz de mosquitos es prácticamente inexistente en la mayoría de los países donde el dengue es endémico, y se ha hecho énfasis en insecticidas ambientales aplicados con atomizador a volumen ultra bajo para el control de los mosquitos adultos, que es un enfoque relativamente ineficaz para controlar el Ae. aegypti. 2. Han ocurrido importantes cambios demográficos en el nivel mundial, principalmente la urbanización descontrolada y el crecimiento de población, por lo que cada vez hay más viviendas que están por debajo de los estándares y sistemas inadecuados de agua potable, alcantarillado y manejo de desechos. 3. El uso de material de empaque no biodegradable ha aumentado considerablemente, y esta situación es exacerbada por los servicios inexistentes o ineficaces de recolección de basura. 4. Importación y exportación continua y a gran escala de llantas usadas infestadas por larvas de Ae. aegypti. 5. La mayor cantidad de personas que viajan por avión tiene como resultado un constante intercambio de virus de dengue y otros patógenos. 6. La realidad de los recursos limitados económicos y humanos causó una “mentalidad de crisis” con un énfasis en la implementación de métodos de control de emergencia en respuesta a las epidemias, en vez de desarrollar programas para prevenir la transmisión de epidemias. Debido a que la mayoría de los programas nacionales no tienen la capacidad de manejar los aspectos de prevención y control de un programa de dengue, se continúa recurriendo mucho a los métodos de control químico y otras estrategias anticuadas. La triste realidad es que la mayoría de los programas nacionales de control del dengue se basan en respuestas de emergencia a las epidemias, y no se cuenta con los suficientes recursos humanos ni otros recursos para implementar estrategias integradas para la prevención y el control del dengue en los años entre epidemias. La estructura vertical de la mayoría de los programas de dengue, que se basa en las visitas de campo para controlar vectores realizadas a todos los hogares en un área concreta en un ciclo establecido (idealmente, cuatro veces al año), se desarrolló hace 60 años para la erradicación de la fiebre amarilla. Actualmente, no es posible utilizar esta estructura dada la creciente urbanización, las limitaciones presupuestarias, la falta de recursos humanos, la presencia de un creciente número de hogares “cerrados” 16 (no hay nadie en casa durante el día para permitir el acceso a la vivienda o la propiedad), y el hecho de que los integrantes de los hogares se rehúsan a utilizar larvicidas en los depósitos de agua domésticos que se utilizan para almacenar el agua potable. 1.1.2. Impacto económico del dengue y el dengue hemorrágico El impacto económico del dengue y el dengue hemorrágico es tremendo y constituye una carga considerable para las comunidades afectadas. Este impacto varía y puede incluir la pérdida de la vida; gastos médicos para la hospitalización de los pacientes; pérdida de productividad de la población activa afectada; presión sobre los servicios de salud debido a una repentina demanda alta de servicios durante una epidemia; gastos considerables para implementar medidas de emergencia de control a gran escala; y pérdida de turismo como resultado de publicidad negativa (Meltzer et al., 1998; CDC, http://www.cdc.gov/ncidod/dvbid/dengue; OPS, http://www.paho.org/english/HCP/HCT/VBD/dengue.htm). Aunque se han realizado pocos estudios sobre el impacto económico de una epidemia de dengue o dengue hemorrágico, Von Allmen et al. (1979) calcularon que el costo de la epidemia que ocurrió en Puerto Rico en 1977 fue de US$6 a US$16 millones. Los autores calcularon que los costos directos (atención médica, medidas de control de epidemias) de la epidemia oscilaban entre los US$2,4 y $4,7 millones, mientras que los costos indirectos (días laborales perdidos por los trabajadores enfermos y padres de niños enfermos) estaban entre US$3,7 y US$11 millones. Un análisis de costos de la epidemia de dengue ocurrida en Cuba en 1981, realizado por Kouri et al. (1989) estableció que el costo total aproximado de la epidemia fue de US$103 millones, con costos directos de cerca de US$84 millones y costos indirectos de US$19 millones. Según Meltzer et al. (1998), la carga mundial de dengue podría ser tan significativa como la de las enfermedades como malaria y tuberculosis, que reciben un mayor apoyo político y económico que el dengue (ver también Gubler y Meltzer, 1999). Como se puede ver en la tabla 1, elnúmero de casos de dengue y dengue hemorrágico en la región de las Américas continúa creciendo cada año, lo cual constituye una carga cada vez mayor de enfermedad y gastos económicos en la región. Este año, se reportó casi un millón de casos de dengue y dengue hemorrágico en la región. 17 Tabla 1. Número de casos reportados de dengue (FD) y dengue hemorrágico (FHD), región de las Américas, por subregión y año Región de los Andes Centroamérica Cono Sur Caribe Total FD/FHD FHDa/muertes FD/FHD FHD/Muertes FD/FHD FHD/Muertes FD/FHD FHD/Muertes FD/FHD FHDa/Muertes 2002b 111.138 8.641/12 71.775 4.502/36 760.699 2.572/145 14.925 285/35 968.723 17.386/234 2001 173.079 13.410/73 33.785 1.182/28 413.116 679/29 19.023 233/8 639.003 15.504/138 2000 72.376 1.827/24 60.152 1.460/55 257.453 59/3 10.542 140/15 400.523 3.486/97 1999 50.550 3,.81/30 56.926 1.228/24 205.368 70/3 9.412 137/25 322.256 5.216/ 82 1998 106.411 10.894/97 71.137 827/25 536.210 105/10 28.036 543/19 741.794 12.369/151 1997 63.711 10.250/71 91.243 1.074/40 254.109 35/5 12.935 424/37 421.998 11.783/153 1996 53.971 3.437/24 51.964 1.525/44 175.818 1.826/12 9.815 44/7 291.568 6.832/ 87 1995 92.685 6.408/57 105.365 1.494/39 124.887 112/2 11.483 213/15 334.420 8.227/113 a Casos de sólo dengue hemorrágico; b 2002: al 8 de enero de 2003 Fuente: http://www.paho.org/english/HCP/HCT/VBD/dengue.htm (datos regionales compilados por la OPS a partir de informes de países enviados a la OPS de datos que se originan en los respectivos ministerios de salud). 18 1.2. Propósito de este documento Para reducir la carga de dengue y dengue hemorrágico, es necesario adoptar nuevos enfoques para integrar plenamente la vigilancia de enfermedades y vectores, el control de vectores, el manejo de casos clínicos y la capacitación del personal de salud. La Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID) solicitó este documento en respuesta a la creciente necesidad de que el personal de salud de USAID, además del personal de programas nacionales de dengue aborde la prevención y el control del dengue. Este documento proporciona ejemplos (por ejemplo, “mejores prácticas”) de las iniciativas internacionales actuales para fortalecer los enfoques integrados de prevención y control del dengue, con la intención de que la mejor práctica o el proceso de desarrollo de una mejor práctica sea relevante para otros países donde el dengue es endémico. Este documento no debería percibirse como una guía integral de programas de dengue, que ya fue publicada por la OPS y la OMS (OPS, 1994 y 2001; OMS, 1996), ni debería considerarse como una receta que proporcionará resultados programáticos inmediatos. Estos ejemplos constituyen una “fotografía instantánea” de las iniciativas que actualmente se están implementando y que han demostrado tener un cierto grado de eficacia y sostenibilidad. La mayoría de las mejores prácticas se tomaron de la región de las Américas, con excepción de un sistema mundial de vigilancia de dengue apoyado por la OMS y el desarrollo de encuestas de vigilancia de vectores para fortalecer las estrategias locales de control en Vietnam. 1.3. Descripción del dengue y el dengue hemorrágico El dengue y el dengue hemorrágico son causadas por uno de cuatro serotipos del virus del dengue que se relacionan estrechamente, pero que antigénicamente son distintos, designados como DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4 del género Flavivirus. La infección con uno de estos serotipos proporciona inmunidad vitalicia contra ese serotipo, pero no proporciona una inmunidad de protección cruzada contra los otros tres. Hay evidencia que indica que la infección secuencial incrementa el riesgo de contraer la enfermedad más grave, el dengue hemorrágico. Las personas que habitan en áreas donde el dengue es endémico pueden tener hasta cuatro infecciones por dengue, con lo cual están en riesgo de contraer dengue hemorrágico con cada infección subsiguiente. Un gran desafío para la vigilancia de enfermedades y diagnóstico de casos es que los virus del dengue producen infecciones que no tienen síntomas y una gama de enfermedades clínicas, desde un síndrome viral leve, no específico, hasta la enfermedad hemorrágica fatal. Los factores importantes de riesgo de contraer dengue hemorrágico incluyen la cepa y el serotipo del virus que causa la infección, además 19 de la edad, situación del sistema inmunológico y predisposición genética del paciente (OPS, 1994; CDC, http://www.cdc.gov/ ncidod/dvbid/dengue). Dengue El dengue es una enfermedad viral aguda febril con características clínicas que varían ampliamente (OPS, 1994). Puede presentarse como una enfermedad febril indiferenciada con una erupción maculopapular (que muchas veces ocurre en los niños), un síndrome febril leve similar al de la gripe o la enfermedad clásica con dos o más de las siguientes manifestaciones: fiebre, dolor de cabeza, dolor de huesos o articulaciones, dolor muscular, erupción, dolor detrás de los ojos, manifestaciones hemorrágicas (por ejemplo, petequia). En los adultos, la recuperación puede asociarse con una fatiga y depresión prolongadas. Durante las epidemias de dengue, también pueden aparecer complicaciones hemorrágicas, como sangrado de encías, sangrado de la nariz y contusiones. Es muy importante distinguir entre el dengue con síntomas de hemorragia y el dengue hemorrágico para poder iniciar una terapia apropiada en el caso de dengue hemorrágico. Los casos de muerte a causa de dengue son muy escasos, pero el dengue hemorrágico puede causar muchas muertes (OPS, 1994; OMS, 1997). No existe un tratamiento específico para el dengue, además del tratamiento de los síntomas, reposo y rehidratación. Dengue hemorrágico/síndrome de shock de dengue Los casos de dengue hemorrágico se caracterizan por cuatro manifestaciones clínicas de las cuales todas deben estar presentes: (1) fiebre o historia reciente de fiebre aguda, (2) fenómenos de hemorragia (presencia de por lo menos uno de los siguientes: prueba de torniquete positiva; petequia, equimosis o púrpura; o sangrado de mucosas, el tracto gastrointestinal, sitios de inyección u otros), (3) trombopenia (100.000 mm3 o menos) y (4) fuga de plasma debido a una mayor permeabilidad capilar (OPS, 1994). La trombopenia moderada a marcada, con una hemoconcentración simultánea, es un resultado de laboratorio característico del dengue hemorrágico. Sin embargo, el principal cambio patofisiológico que determina la gravedad de la enfermedad en el caso del dengue hemorrágico y la distingue del dengue es la fuga de plasma manifestada por un valor de hematocritos en aumento (es decir, hemoconcentración). El transcurso normal del dengue hemorrágico dura entre siete y diez días, y con una terapia de apoyo intensiva apropiada – el mantenimiento del volumen de circulación de fluidos es la principal característica del manejo de casos de dengue hemorrágico - la mortalidad puede reducirse a menos del 1%. En casos graves de dengue hemorrágico, la condición del paciente puede deteriorarse repentinamente después de unos días de fiebre; la temperatura bajará, y luego se presentarán signos de insuficiencia del sistema circulatorio; el paciente puede entrar rápidamente en un estado crítico de shock (síndrome de shock de dengue) y morir en 12 a 24 horas o recuperarse rápidamente después de una terapia apropiada de sustitución del volumen. 20 El síndrome de shock de dengue es la forma más grave de dengue hemorrágico y se caracteriza por la presencia de las cuatro manifestaciones clínicas de dengue hemorrágico, además de insuficiencia del sistema circulatorio. Las tres manifestaciones de insuficiencia del sistema circulatorio deben estar presentes: pulso acelerado y débil, una presión de pulso estrecha o hipotensión dada la edad del paciente y piel fría y húmeda y estado mental alterado. Para mayor información sobre el manejo de casos clínicos de dengue hemorrágicoy síndrome de shock de dengue, el lector debería consultar las directrices de la OPS (1994) (http://www.paho.org/english/HCP/HCT/VBD/dengue.htm y la OMS (1997) (http://www.who.int/health_topics/dengue/en), el sitio en Internet de CDC (http://www.cdc.gov/ncidod/dvbid/dengue) y el artículo escrito por Rigau-Pérez, et al. (1998) . 1.4. Actuales iniciativas internacionales y regionales de prevención y control del dengue En los últimos 15 años, las organizaciones de salud intentaron ampliar la comprensión de las poblaciones que están en riesgo de contraer dengue y dengue hemorrágico respecto a esta enfermedad, sus dinámicas de vectores y la creación y mantenimiento continuos de potenciales criaderos de los mosquitos. Los resultados de estas iniciativas se pueden observar en el desarrollo de estrategias integradas de prevención y control de Ae. aegypti promovidas por la OPS y la OMS desde mediados de la década de los años 1990, así como la reciente discusión de resoluciones que recomiendan que los estados asociados desarrollen programas integrales e integrados de prevención y control del dengue y dengue hemorrágico (OPS: Directing Council Resolution CD43.R4, 2001; OMS: World Health Assembly Resolution WHA55.17, 2002). OPS • En 1994, se revisaron las directrices de prevención y control del dengue, con un claro enfoque en un programa integrado e integral de prevención y control del dengue, junto con un mayor énfasis en la participación comunitaria, las estrategias de control comunitarias y la planificación de actividades de comunicación y educación para la salud. • En 1997, la OPS publicó el plan titulado Plan Continental de Ampliación Intensificación del Combate al Aedes aegypti - que enfatizaba el rol de la participación comunitaria y la comunicación social como componentes de los programas nacionales. Además, el Plan Continental estipulaba la asignación del 10% del presupuesto para el control del vector Ae. aegypti, para apoyar los componentes de participación comunitaria y comunicación social. 21 • En 1999, la OPS emitió el Plan Detallado de Acción para la Próxima Generación: Prevención y Control del Dengue para reforzar la directriz establecida de participación comunitaria y comunicación social, tal como se especifica en el Plan Continental. • En 2001, la resolución del consejo directivo de la OPS (CD43.R4) estableció un modelo para la prevención y control del dengue, con el objetivo de mostrar a los estados asociados cómo avanzar desde los modelos verticales de control de vectores hacia programas horizontales de control de vectores. Esto es de especial importancia dadas las iniciativas de reforma del sector de salud que actualmente se están implementando en la región y el hecho que la mayoría de los servicios de salud locales, que actualmente son responsables política y administrativamente de los programas de prevención, no se han establecido lo suficiente como para poder hacerse cargo de estos programas. Generalmente los departamentos de salud locales, ya sea en el nivel regional, estatal o municipal, no han tenido acceso a personal técnico de los niveles que se encuentran en las oficinas del Ministerio de Salud central y sin embargo, tienen la tarea de implementar la estrategia integrada regional definida en 1994 y ampliada en 1997, 1999 y 2001. • En octubre de 2001, la OPS publicó el documento Marco de Referencia: Nueva Generación de Programas de Prevención y Control del Dengue en las Américas. Este documento incluye la resolución (CD43.R4) publicada en septiembre de 2001 y describe los 10 elementos (el Decálogo) de la estrategia regional integrada. OMS • En 1995, la OMS desarrolló una estrategia mundial para enfocar y coordinar las iniciativas nacionales en una estrategia integrada (OMS, 1996). • En 1997, la OMS revisó el manual titulado Dengue haemorrhagic fever: Diagnosis, treatment, prevention and control. • En 2002, la Asamblea Mundial para la Salud de la OMS adoptó la Resolución WHA55.17 (mayo de 2002) en la que se solicitaba a los estados miembro que apoyaran la estrategia mundial y además, se solicitaba a los estados miembro y al director general que asignaran fondos específicamente para las iniciativas mejoradas y sostenidas de prevención y control. En la estrategia mundial se describen los cinco componentes esenciales. • En 2002, la OMS elaboró una guía detallada para ayudar a los jefes de programas en el desarrollo de planes de movilización social y comunicación enfocados en el comportamiento, para la prevención y control del dengue y el dengue hemorrágico (OMS, 2003). Esta guía, que refleja un renovado interés en los resultados de comportamientos que se pueden medir, como una parte integral de los programas de prevención y control de dengue y dengue hemorrágico, es el resultado de discusiones sostenidas a lo largo de varios años con investigadores, 22 jefes de programas de dengue y empleados de los departamentos de promoción de la salud y comunicación, quienes se han sentido frustrados por la falta de cambios de comportamiento en todos los niveles, incluyendo el nivel de organización, programático y comunitario; los continuos índices elevados de infestación por Ae. aegypti; y las epidemias anuales de dengue y ahora, dengue hemorrágico. 1.5. Estructura de este documento En la siguiente sección se presenta el marco conceptual de un programa integral e integrado de prevención y control del dengue. Después de la descripción del marco conceptual y los 10 elementos clave del marco (el “Decálogo” de la OPS; www.paho.org/English/HCP/HCT/VBD/dengue-nueva-generacion.htm), el lector encontrará una serie de “mejores prácticas”, una para cada elemento clave. Estos ejemplos pretenden ilustrar no sólo lo que es una “mejor práctica” para el elemento concreto sino, donde sea posible, demostrar el proceso de desarrollo de la práctica. Cada una de estas prácticas es un ejemplo independiente; el lector podrá leer las prácticas individuales sin necesariamente leer toda la sección. Las mejores prácticas no pretenden ser enfoques preceptivos que funcionarán en cualquier circunstancia. Algunos ejemplos, como las definiciones de casos clínicos, el tratamiento y manejo de casos y el diagnóstico de laboratorio, describen los estándares que la OMS, la OPS y los CDC establecieron para que los países traten de cumplir con ellos, mientras que otros presentan la mejor práctica y el proceso utilizado para desarrollarla, por ejemplo, control de vectores, movilización masiva y educación escolar. Esta última serie de mejores prácticas refleja las condiciones locales que requerían nuevos enfoques para lograr una prevención y control de dengue eficaces, y por lo tanto se debería llevar a cabo una investigación formativa (algunas de las áreas a investigar son por ejemplo, la identificación de los recipientes clave donde reproduce el mosquito, las pruebas de campo de los comportamientos, el establecimiento de los canales de comunicación preferidos) antes de utilizar las mejores prácticas en diferentes situaciones. Lamentablemente, no se encontró un ejemplo de mejor práctica para cada componente (por ejemplo, enfoques para trabajar con empresas) y además, algunas de las mejores prácticas solicitadas no se recibieron a tiempo para incluirlas en el documento. Es importante tener en mente que las mejores prácticas presentadas en este documento son ejemplos de componentes concretos de varios programas y que no se identificó un solo programa como modelo. La serie de mejores prácticas demuestra que para lograr implementar un programa integrado de prevención y control del dengue se necesita tiempo, dedicación, voluntad política y esfuerzos consistentes en el trabajo para alcanzar esta meta. La conclusión, presentada en la sección 4, incluye algunas ideas para los próximos pasos a seguir, y en los anexos se pueden encontrar recursos adicionales. 23 2. Marco conceptual El marco conceptualpara este documento es la prevención y el control del dengue, integrales e integrados, dando una igual importancia a todos los elementos del programa, incluyendo los recursos fiscales y humanos. Las estrategias integrales del programa abordan varios problemas de salud pública como parte del programa de control del dengue; por ejemplo, el hecho de combinar el control de especies de Culex, un mosquito que causa mucho mayores problemas, con el control de Aedes, beneficiará el programa de dengue ya que se reducirían las poblaciones de mosquitos que molestan. Un programa integrado utiliza todas las técnicas potenciales de control de vectores de la manera más eficaz, económica y segura para mantener las poblaciones de vectores en niveles aceptables. Por lo tanto, este marco conceptual estipula que los programas no sólo aborden las infestaciones por Ae. aegypti sino además, otras poblaciones de vectores (roedores, otras especies de mosquitos, moscas) que la comunidad haya identificado como problemáticas, con un balance racional de métodos de control físico, químico y biológico. Actualmente, la mayoría de los países de las Américas – si no todos – tienen un plan de acción nacional de prevención y control del dengue que, en teoría, demuestra un cierto nivel de compromiso con una estrategia integrada. Sin embargo, en lo operativo la mayoría de los programas funcionan como programas verticales de control de Ae. aegypti que implementan actividades de emergencia de control de mosquitos en respuesta al creciente número de casos de dengue. Hay pocos programas que pueden demostrar algún impacto positivo de las actuales estrategias de operación en cuanto a la prevención de epidemias, como se hace evidente por las continuas epidemias de dengue y dengue hemorrágico que ocurren en toda la región. La implementación de un programa integrado e integral de control del dengue no evitará que se presenten casos de dengue o hasta de dengue hemorrágico. Sin embargo, debería ser posible evitar que ocurran epidemias a gran escala y reducir el impacto del dengue y dengue hemorrágico en las poblaciones afectadas. La incapacidad de los programas tradicionales, verticales de erradicación de Ae. aegypti para controlar en forma sostenida la proliferación de mosquitos causó un cambio de paradigma en el pensamiento respecto al dengue y el control del vector mosquito. Los hábitats de larvas están aumentando en forma alarmante por varias razones: los costos de implementación de programas verticales que funcionan en los niveles previos, que están aumentando rápidamente; el uso ampliamente generalizado de objetos no biodegradables y la falta de sistemas adecuados de manejo de desechos y rellenos sanitarios; una creciente urbanización donde las áreas periurbanas carecen de infraestructura básica; y la lucha de los gobiernos por controlar el crecimiento descontrolado. En este momento, los únicos métodos para controlar las epidemias de 24 dengue y dengue hemorrágico son reducir el contacto entre humanos y vectores y controlar los hábitats de larvas en diferentes sitios, como hogares, negocios, botaderos de basura informales, rellenos sanitarios municipales y terrenos baldíos. Estos métodos se basan mucho en la participación comunitaria en actividades rutinarias de reducción de fuentes (el control de los hábitats de mosquitos); sin embargo, la mayoría de los programas de control del dengue no están equipados apropiadamente para desarrollar y manejar estrategias sostenidas de participación comunitaria. El primer paso a seguir para pasar de la actual estructura de programas de control de emergencia de los mosquitos a un programa realmente integrado de prevención y control del dengue sería implementar un cambio de comportamiento por parte de los gobiernos y el Ministerio de Salud y como resultado de esto, deben financiar e implementar todos los elementos de un programa integral e integrado. Este compromiso incluiría el financiamiento para varios años para que el programa establezca nuevas políticas y procedimientos, financiamiento anual para apoyar la investigación formativa y de operaciones, financiamiento anual para apoyar las actividades comunitarias y un énfasis programático en la evaluación de campo periódica de todas las actividades del programa. Hasta que esto no suceda, es poco probable que ocurra un cambio en los patrones actuales de transmisión del dengue, ya que existe muy poco apoyo programático para la implementación de programas de prevención y control del dengue en forma integral e integrada utilizando métodos que han demostrado ser eficaces en el campo. 2.1. Elementos clave del marco conceptual Los 10 elementos clave de la estrategia regional de la OPS (el Decálogo) se adoptaron como los componentes concretos del programa integral e integrado de prevención y control del dengue. Los elementos enumerados en el Decálogo de la OPS se describieron en forma general en las directrices para el dengue de 1994 de la OPS y otros documentos de la OPS y la OMS, por ejemplo, la estrategia mundial de la OMS (1996). En el cuadro 1 se describen los diez elementos clave. Cuadro 1. OPS: Estrategia integrada para la prevención y control del dengue y dengue hemorrágico: Decálogo (octubre de 2001) I. Vigilancia epidemiológica y entomológica integrada II. Abogacía e implementación de acciones intersectoriales entre salud, medio ambiente y educación, además de otros sectores como industria y comercio, turismo, legislación y judicial III. Participación comunitaria eficaz IV. Gestión ambiental y servicios básicos como provisión de agua potable, desecho de aguas servidas, manejo de desechos sólidos y desecho de llantas usadas V. Atención de pacientes dentro y fuera del sistema de salud VI. Reporte de casos, incluyendo los casos clínicos, casos confirmados, dengue hemorrágico, muertes debido a dengue hemorrágico y serotipos circulantes VII. Incorporación del tema de dengue y salud en la educación formal VIII. Análisis crítico del uso y la función de los insecticidas 25 IX. Capacitación formal en temas de salud, para profesionales y personas que trabajan en las ciencias médicas y sociales X. Preparación para emergencias, establecimiento de mecanismos y planes para enfrentar brotes y epidemias 2.2. Los 10 elementos esenciales de un programa de prevención y control de dengue Los siguientes elementos clave de un programa integral e integrado de prevención y control del dengue se tomaron del Decálogo, la estrategia regional integrada de la OPS. Se seleccionó el Decálogo porque los 10 elementos reflejan los componentes de programa que las agencias internacionales responsables de desarrollar directrices para el dengue (OMS, OPS, CDC) recomendaron, pero que no se han implementado suficientemente (por ejemplo, la participación comunitaria eficaz) o reflejan acciones “nuevas” que se han vuelto cada vez más importantes (por ejemplo, la abogacía a favor de los presupuestos para el control de vectores que reflejan el costo real de las actividades rutinarias de control eficaces). Después de cada elemento, se incluye una breve descripción de las prácticas de programas actuales del Ministerio de Salud o de prevención y control del dengue, así como recomendaciones para mejorar o fortalecer las prácticas actuales. I. Vigilancia epidemiológica y entomológica integrada Actualmente, la mayoría de los sistemas de vigilancia epidemiológica y entomológica son estructuras separadas, verticales, localizadas en diferentes departamentos del Ministerio de Salud. Los jefes de los programas de dengue dependen de los mecanismos de reportes que son diferentes para cada departamento, y por lo tanto los datos recopilados quizá no se traslapen suficientemente. Otro problema importante es la falta de comunicación entre los departamentos; la mayoría de los ministerios de salud no tienen la capacidad de proveer datos reales a los jefes de programas, que puedanutilizarse para la toma de decisiones respecto a las estrategias apropiadas de control de vectores o la declaración de alerta para el sistema de salud por un número creciente de casos de dengue. Los informes epidemiológicos se envían, muchas veces por correo, al departamento de control de vectores, lo que causa un atraso de una a tres semanas (datos recopilados durante las evaluaciones externas de programas nacionales de control del dengue, L.S. Lloyd). La mayoría de los países recaban información relacionada con el dengue por medio de un sistema pasivo de vigilancia que se basa en que los médicos reporten casos probables de dengue y dengue hemorrágico y que envíen muestras de sangre tomadas en determinados momentos en el transcurso de la enfermedad al sistema nacional de laboratorios públicos. La vigilancia pasiva no es suficientemente exacta como para detectar las epidemias en una fase temprana ya que no todos los casos clínicos se 26 diagnostican correctamente, especialmente al inicio de un brote de la enfermedad cuando los médicos quizá no sospechan que sea dengue, y los casos leves tal vez ni siquiera ingresan en el sistema de salud. Cuando se detecta un incremento significativo en el número de casos reportados, quizá la epidemia ya esté en la cúspide o esté disminuyendo. En el documento Guias para la Prevención y el Control del Dengue y del Dengue Hemorrágico en las Américas publicado por la OPS (1994, www.paho.org/English/HCP/HCT/VBD/ arias-dengue.htm) se puede encontrar una descripción detallada de los requisitos mínimos para sistemas de vigilancia epidemiológica y entomológica. Estas directrices recomiendan que la vigilancia de enfermedades sea un sistema activo que utiliza actividades, de laboratorio y clínicas de vigilancia del dengue para proporcionar información precisa para los funcionarios de salud en una fase temprana. Un sistema activo de vigilancia incluye clínicas centinela, monitoreo de casos de fiebre de origen no diagnosticado, confirmación de casos por pruebas de laboratorio y un análisis continuo de las tendencias de los casos reportados. A la fecha, pocos sistemas de vigilancia de dengue implementados por los ministerios de salud incluyen tanto la vigilancia activa como la pasiva. La vigilancia del dengue y dengue hemorrágico es un desafío porque es necesario contar con datos clínicos y entomológicos para determinar las medidas apropiadas a tomar en cada situación. Para aquellas personas con capacitación técnica en uno de estos campos (ya sea epidemiología o control de vectores), la triangulación de los datos puede constituir un reto. En realidad, muchas veces se emprenden acciones en forma aislada; el personal de control de vectores utiliza los datos obtenidos por medio de la vigilancia entomológica y el sector de servicios de salud responde a los datos de vigilancia clínica. Esto causa un atraso en la respuesta a las tendencias de surgimiento de epidemias, el uso inapropiado de métodos de control (por ejemplo, el uso de químicos en vez de emplear métodos de control físico o biológico), y un sistema de salud que no está preparado para enfrentar el incremento de casos de dengue y dengue hemorrágico. La OPS recomendó la formación de comisiones intersectoriales de dengue en el nivel nacional, estatal, municipal y local como una forma de facilitar el intercambio de información y guiar las medidas de prevención y control de dengue (OPS, 2001). Aunque los países pueden tener un equipo o comisión intersectorial, muchas veces estos grupos no se reúnen si no hay una epidemia de dengue. Cada uno de los países deberá analizar los mecanismos actuales de reportes epidemiológicos y entomológicos e identificar formas como se puede utilizar la información con rapidez, en todos los sectores, para la toma de decisiones. II. Abogacía e implementación de acciones intersectoriales entre los sectores de salud, medio ambiente y educación, además de otros sectores como industria y comercio, turismo, legislación y judicial Uno de los principales obstáculos para lograr una implementación eficaz de programas integrales e integrados de prevención y control del dengue ha sido la 27 incapacidad de los ministerios de salud de movilizar y coordinar los suficientes recursos, requeridos para mantener el cambio de comportamientos entre las poblaciones meta y resolver temas estructurales que tienen como consecuencia la creación de hábitats de larvas. El dengue no es y no puede ser sólo responsabilidad del ministerio de salud, por el simple hecho de que los recipientes localizados en el hogar y alrededor de éste pueden estar presentes por razones sobre las que el ministerio de salud no tiene ninguna responsabilidad ni control. Por ejemplo, puede ser necesario almacenar el agua potable si no hay disponibilidad de agua entubada o si este servicio no es consistente o si la calidad del agua es deficiente; en los hogares o en botaderos de basura informales puede haber montones de objetos que están fuera de uso, si los hogares y empresas no tienen acceso a servicios regulares de recolección de basura; y puede haber llantas usadas en los hogares o los botaderos de basura informales aun cuando existe un servicio periódico de recolección de basura, porque generalmente no son recolectadas (las llantas no pueden colocarse en los rellenos sanitarios y hay pocos lugares donde es posible incinerar o reciclarlas). Aunque estas barreras ambientales o de contexto no están dentro del ámbito del Ministerio de Salud, el personal de control de vectores debe abordarlas a diario. Los ministerios responsables del turismo y el medio ambiente son colaboradores por naturaleza de los programas de control de dengue y dengue hemorrágico, dado el impacto de una epidemia de dengue o dengue hemorrágico en esas industrias. El turismo puede verse muy afectado por una epidemia a gran escala, especialmente si se reportan muertes por dengue hemorrágico; esto puede tener como consecuencia que los turistas cambien de planes por temor a contraer la enfermedad. Durante una epidemia, los hoteles pueden incurrir en costos elevados para fumigar el área circundante para controlar la población de mosquitos adultos, y la escasez de personal por casos de enfermedad puede afectar a las empresas que dependen del turismo, tanto en el nivel de los servicios proporcionados y en cuanto a la percepción de los turistas respecto a la calidad del servicio. Adicionalmente, la abogacía y las acciones intersectoriales en el nivel local pueden ayudar a los departamentos de salud municipales y estatales a manejar un programa de base amplia a largo plazo, al contar con la participación intersectorial de escuelas, empresas, iglesias, organizaciones de servicio, clubes sociales y otros grupos. III. Participación comunitaria eficaz Conforme la investigación sobre el comportamiento humano se ha ampliado y se ha aprendido más sobre lo que motiva el cambio de comportamientos, se hizo muy evidente la necesidad de emplear un enfoque integrado que incluye el manejo físico de los recipientes de almacenamiento, el uso de métodos de control químico y biológico y una mejor gestión ambiental en el nivel individual y comunitario, así como la educación para reconocer los signos y síntomas de dengue hemorrágico. Dado que el vector del mosquito habita en las viviendas y alrededor de ellas y pone sus huevos en recipientes con agua creados por los residentes, es necesario llegar a comprender los comportamientos concretos que conducen a la producción de mosquitos. 28 Por falta de hasta las actividades aún más básicas de investigación formativa respecto a cualquier actividad relacionada con la comunidad, se promocionaron continuamente métodos de control que son irrelevantes e imposibles de mantener o que son ineficaces para prevenir la producción de mosquitos. La mayoría de los ministerios de salud carecen de personal con la experiencia necesaria para desarrollarcomportamientos que respondan mejor a la realidad de la situación de cada comunidad, y hay pocos fondos disponibles para realizar el labor de investigación de operaciones. En el pasado, los programas de control del dengue no utilizaban los resultados de cambios de comportamiento para medir el impacto de las actividades de los programas en el nivel domiciliario e individual. En el caso de las actividades de control de vectores, se utilizan índices entomológicos generales, como el de la vivienda, el de Breteau y el del recipiente para determinar si los residentes de las viviendas están implementando medidas de prevención de mosquitos para los depósitos de agua localizados en el hogar y alrededor de éste. Debido a que estos índices se basan en la presencia de una o más larvas en un recipiente, sin diferenciar entre cantidades grandes o pequeñas de larvas en el depósito de agua, los índices no son suficientemente exactos como para reflejar la implementación del comportamiento recomendado. Por ejemplo, un mensaje común es que los residentes deberían vaciar los recipientes que contienen agua cuando observan que hay larvas en el agua. Aunque una persona puede inspeccionar rutinariamente y vaciar los recipientes que contienen agua si tienen larvas, el personal de control de vectores que realiza visitas a los hogares continuó identificando un pequeño número de larvas en las fases iniciales de desarrollo, que pueden ser difíciles de detectar. Entonces, este hogar se clasificaría como una vivienda positiva, aunque la realidad es que una vez que las larvas se desarrollaron suficientemente como para ser detectadas con facilidad, el residente del hogar vaciará el recipiente de agua. La creación de un indicador compuesto que incorpore varios elementos de comportamiento (por ejemplo, calidad del agua, número de larvas, fase de desarrollo de las larvas, presencia de otros recipientes positivos) permitiría realizar una evaluación más exacta del cambio de comportamiento real. La participación comunitaria es un componente esencial de las actividades de educación para alentar a individuos y familias a buscar atención médica sin demora cuando se detecta dengue en una comunidad, especialmente si se detectan casos de dengue hemorrágico. La participación comunitaria en la labor de extensión hacia los vecinos, colegas de trabajo y miembros de clubes sociales puede reforzar los mensajes diseminados por los medios de comunicación, respecto a los síntomas de dengue hemorrágico y la atención apropiada que se puede proporcionar en vivienda para los casos de dengue (por ejemplo, evitar productos que contienen ácido salicílico). Aunque la mayoría de los programas utilizan varias combinaciones de estrategias de educación para la salud, comunicación y movilización social para llevar a cabo actividades de prevención y control del dengue, la integración de las estrategias para lograr esto a largo plazo no ha formado parte de la planificación comunitaria de prevención y control del dengue. La falta de indicadores apropiados de los resultados para evaluar los cambios de comportamiento en cualquiera de los elementos de un 29 programa de prevención y control del dengue limita la capacidad de los programas de monitorear y evaluar la eficacia de las estrategias empleadas. Se está implementando una iniciativa para vincular en forma más consistente los resultados en cuanto a los comportamientos con las actividades rutinarias de educación y comunicación respecto al dengue (OMS, 2003). Algunas de las mejores prácticas presentadas en la sección 3 demostrarán una combinación de las estrategias arriba mencionadas, determinadas por los factores locales sociales, culturales, financieros y políticos. IV. Gestión ambiental y servicios básicos como provisión de agua potable, desecho de aguas servidas, manejo de desechos sólidos y desecho de llantas usadas La gestión ambiental es el marco que se propuso para las actividades de control de vectores relacionadas con el dengue (OPS, 1994; OMS, 1997). La gestión ambiental constituye un marco flexible por medio del que se puede emprender una gran variedad de acciones en forma integrada y coherente. Numerosas encuestas demostraron que en la región de las Américas, el dengue no es una de las prioridades de los residentes (a no ser que la encuesta se lleve a cabo durante una epidemia) y que la amenaza de dengue hemorrágico no es suficientemente fuerte como para motivar el cambio de comportamientos (Lloyd et al., 1994; Rosenbaum et al., 1995). Sin embargo, esas mismas encuestas revelaron que a los residentes les preocupan los mosquitos debido al factor de “peste” y bastaría con esta preocupación para impulsar un cierto cambio de comportamientos (Rosenbaum, et al., 1995). No obstante, la mayoría de programas de control del dengue continúan funcionando bajo el supuesto que el hecho de proporcionar más información impulsará el cambio de comportamientos; a la fecha, esto no ha ocurrido en forma sostenible. El hecho de colocar el control de Ae. aegypti en un marco de gestión ambiental permite que el programa continúe apoyando y participando en las actividades populares de control del dengue que quizá no tengan un impacto significativo en Ae. aegypti, pero que puede justificarse por su impacto en otros vectores (por ejemplo, campañas de limpieza de las comunidades). El deseo de los residentes de tener acceso a agua potable puede facilitar los comportamientos relacionados con el almacenamiento de agua que favorecen la prevención de la reproducción de mosquitos. Además, un enfoque más general de gestión ambiental abre el camino para una mayor colaboración intersectorial por medio de la abogacía y la reducción de duplicación de esfuerzos. V. Atención de pacientes dentro y fuera del sistema de salud El factor más importante que influye en los índices de mortalidad de los casos de fiebre hemorrágica y síndrome de shock de dengue es el manejo médico de los casos. Conforme los proveedores de servicios de salud adquieren más destrezas para atender a pacientes con dengue y dengue hemorrágico, los casos de muerte deberían disminuir, tal como se observó en el sudeste de Asia. La capacitación de los profesionales de salud en todos los niveles (por ejemplo, desde las enfermeras que trabajan en pequeños puestos de salud hasta los médicos y enfermeras que trabajan en 30 las salas de emergencia de los hospitales y los médicos que trabajan en una clínica privada) es importante no sólo para un tratamiento según criterios de selección y manejo de casos apropiados sino además, para una vigilancia de enfermedades adecuada. Para reportar sin demoras los casos de probable enfermedad y enviar al laboratorio las muestras de sangre tomadas en momentos apropiados y enviadas en buenas condiciones, se requiere de profesionales de servicios de salud capacitados e informados. Se sospecha que la mayoría de casos de dengue ni siquiera ingresan en el sistema de salud. El tratamiento preferido es la atención en el hogar, a no ser que el paciente se enferme tanto que sea necesario buscar atención médica o que las noticias sobre una epidemia de dengue o dengue hemorrágico tengan como resultado que los residentes “inundan” el sistema. Ya que el dengue hemorrágico y el síndrome de shock de dengue progresan con mucha rapidez, es esencial capacitar a todos los profesionales de salud para que puedan reconocer los casos de dengue hemorrágico e iniciar el tratamiento apropiado. La clasificación correcta de los pacientes con probable dengue o dengue hemorrágico y la observación clínica adecuada, junto con las acciones terapéuticas oportunas, pueden tener un impacto positivo en el resultado del desarrollo de la enfermedad, tal como se observó en el sudeste de Asia. Es necesario implementar actividades de comunicación y trabajo de extensión comunitaria para ayudar a las familias a comprender cuándo se debería tratar de obtener atención médica;en el pasado, esto se logró informando a la población sobre los signos y síntomas de alerta de dengue hemorrágico durante una epidemia. El hecho de incluir la capacidad de detectar el dengue y dengue hemorrágico en sus fases iniciales en el nivel comunitario como una actividad en la planificación local de programas puede ayudar a mejorar la atención y tratamiento de los pacientes. Posteriormente, es necesario que las instituciones de salud como hospitales y clínicas estén preparadas para atender a un creciente número de pacientes y, en el caso de una emergencia, atender a un número muy elevado de pacientes. VI. Reporte de casos (casos clínicos, casos confirmados, dengue hemorrágico y muertes por dengue hemorrágico, serotipos circulantes) Los informes puntuales y confiables de casos probables y casos confirmados de dengue y dengue hemorrágico y las muertes por dengue hemorrágico constituyen el elemento medular de cualquier programa de prevención y control del dengue. La diseminación oportuna de esta información entre los grupos intersectoriales como una comisión de dengue puede guiar las decisiones para intensificar las acciones de control rutinario o para implementar una respuesta de emergencia utilizando datos en vez de responder a presión política. Como mínimo, la vigilancia clínica deberá basarse en un sistema de vigilancia pasiva y se debería trabajar para llegar a contar con un sistema de vigilancia activa, tal como se describió arriba. Se requiere un sistema de laboratorio nacional que pueda realizar, como mínimo, pruebas básicas de diagnóstico (por ejemplo, se requiere el ensayo inmunoenzymático [ELISA] para que un sistema de vigilancia sea exitoso). Se debería enviar muestras para el aislamiento de virus a laboratorios de referencia, ya sean nacionales o regionales, o a un centro 31 que colabora con la OMS (el Departamento de Dengue del CDC en Puerto Rico es un centro que colabora con la OMS). VII. Incorporación del tema de dengue y salud en los sistemas de educación formal Se cree que los programas basados en la educación escolar son la mejor forma de inculcar un sentido de responsabilidad de gestión ambiental a las futuras generaciones de propietarios de viviendas. Sin embargo, hay pocos programas de control de vectores que lograron mantener las actividades basadas en la educación escolar debido, en parte, a los requisitos académicos que condujeron a un programa de estudios “lleno”. Una razón para esto puede ser el hecho que generalmente el personal de salud genera actividades relacionadas con Ae. aegypti sin colocar los objetivos de aprendizaje dentro de un marco de educación que los maestros puedan utilizar, a no ser que cuenten con la asistencia del personal de control de vectores. Otra razón es el hecho que la mayoría de los currículos escolares abordan el dengue y el control de Ae. aegypti como actividades aisladas en vez de incluirlas como parte de un tema de salud más general. Al desarrollar un currículo escolar en conjunto con especialistas del Ministerio de Educación, es necesario trabajar para lograr que los maestros y directores acepten cada vez más los programas de estudios relacionados con la salud. VIII. Análisis crítico del uso y la función de los insecticidas La mayoría de programas nacionales de prevención y control del dengue se basan en el uso de diversos insecticidas para controlar las larvas y mosquitos adultos Ae. aegypti. Usualmente, los presupuestos de programas asignan la mayor parte de los fondos a los salarios del personal, la adquisición de químicos y la compra de equipo para aplicar los químicos. Muchos empleados gubernamentales creen que las actividades comunitarias no tienen ningún costo y que los residentes donarán con gusto su tiempo para implementar cualquier variedad de programas comunitarios dirigidos por el Ministerio de Salud. Debido a estas percepciones poco realistas de los “costos” de los diversos componentes se continúan creando programas que se basan en el uso de químicos, dado que se asigna una parte significativa del presupuesto para esas adquisiciones, dejando pocos fondos disponibles para la implementación de otros componentes del programa. En un programa integral e integrado de prevención y control del dengue, el uso de químicos juega un papel y tiene una función importante. Pero se debe evaluar críticamente cómo, cuándo y donde se utiliza cada tipo de químico antes de emplearlo, y es necesario hacer cumplir rigurosamente las normas que guían su uso (ver Nájera y Zaim, 2002). Por ejemplo, hay muchos usos apropiados para los larvicidas (temefos granulado es el larvicida de uso más común) en actividades rutinarias y de respuesta a emergencias para el control de Ae. aegypti; sin embargo, es necesario evaluar su eficacia en el nivel comunitario o de operación para cada uno de los depósitos de agua que actualmente se están tratando con larvicidas, para usarlo con mayor eficacia, y se puede mantener un suministro de larvicidas para tratar estos recipientes donde sea más necesario. Los mismos temas son válidos para la 32 fumigación ambiental, ya sea con atomizador a volumen ultra bajo, termonebulizador o tratamiento aéreo. Dados los costos elevados de adquisición de químicos y equipo y los costos de mano de obra para aplicarlos, se debe evaluar la eficacia de operación de todos los tipos de fumigación ambiental y hacer cumplir las directrices para su uso apropiado, como resultado de esas evaluaciones (ver Reiter y Nathan, 2001). Una actividad final que debería formar parte de las actividades de control químico es el monitoreo rutinario de la susceptibilidad de los insecticidas. En la OPS, los CDC y la OMS se puede obtener asistencia técnica sobre la realización de evaluaciones de eficacia, pruebas de susceptibilidad y el uso racional de insecticidas (ver el anexo 1). Control de larvas El uso de larvicidas para prevenir el desarrollo de larvas en los depósitos de agua es un componente esencial de la gran mayoría de programas nacionales en la región de las Américas. Sin embargo, a veces se han usado larvicidas en forma indiscriminada, aplicando el químico a recipientes de todos tamaños, desde las tapaderas de botellas dispersas en el patio trasero hasta los grandes depósitos de agua como toneles de 55 galones y tanques de cemento. Este uso indiscriminado de larvicidas puede conducir a la resistencia de las larvas al químico. Además, en algunos países los residentes se resistieron al uso del larvicida en los depósitos de agua domésticos utilizados para almacenar el agua potable. En varios países, el personal de los programas menciona que existe una resistencia pasiva al temefos y relatan historias de personas que eliminan el químico una vez que los trabajadores de campo de control de vectores se retiran, y de personas que se resisten activamente al uso del químico prohibiendo su colocación en los depósitos de agua (entrevistas realizadas por L.S. Lloyd, datos inéditos). Los larvicidas son costosos y en muchos países, no siempre están disponibles. Si se deja de utilizarlos durante un ciclo debido a la falta de disponibilidad de larvicidas, los mosquitos continuarán reproduciéndose en los recipientes por la escasa intervención de los residentes o el personal gubernamental de control de vectores. Además, la aplicación continua de químicos por parte del personal de control de vectores refuerza la percepción de los miembros de las comunidades que el gobierno es responsable de hacerse cargo de todas las facetas del control de vectores y que los residentes tienen poca o ninguna responsabilidad. A raíz de esta idea, la participación comunitaria sostenida en las iniciativas de gestión ambiental ha sido muy limitada y las comunidades han solicitado que se implementen métodos de control de mosquitos que quizá no sean eficaces en el área afectada. La OPS y la OMS recomendaron que se limite el uso de larvicidas a aquellos recipientes que nopueden manejarse adecuadamente ni pueden eliminarse en forma permanente. Control de mosquitos adultos Los estudios demostraron que la fumigación ambiental es relativamente ineficaz como estrategia de control rutinario (Clark et al., 1989; Reiter et al., 1989; Perich et al., 1990) y debería reservarse únicamente para uso en emergencias. La OMS, la OPS y los CDC notan que las medidas de control de emergencia durante una epidemia 33 pueden incluir la aplicación de insecticidas como fumigación ambiental para matar a los mosquitos adultos utilizando máquinas portátiles o montadas en un vehículo de transporte de carga pesada. Sin embargo, los factores a tener en mente son que el efecto letal es transitorio y usualmente las poblaciones de mosquitos se recuperan en una o dos semanas; esta práctica tiene una eficacia variable porque posiblemente las gotitas de la sustancia en aerosol no penetren en los espacios interiores donde los mosquitos adultos están descansando; y además, el procedimiento de aplicación es costoso. Se debe evaluar todos los métodos de fumigación ambiental para determinar su eficacia en el campo, sin importar si éstos se están utilizando para acciones rutinarias o de emergencia. Las decisiones de utilizar fumigación ambiental y de seleccionar el método de aplicación únicamente se deberían tomar después de haber realizado estas evaluaciones. IX. Capacitación de salud formal de profesionales y personas que trabajan en las ciencias médicas y sociales La educación de los profesionales de salud para diagnosticar el dengue y dengue hemorrágico, el manejo clínico de casos de dengue y dengue hemorrágico y las directrices para reportar los casos, constituyen elementos esenciales de un programa de prevención y control del dengue. Las personas que trabajan en el sector de salud requieren una capacitación especial para el diagnóstico básico del dengue y dengue hemorrágico, para que los pacientes se puedan seleccionar apropiadamente. Se requiere capacitación en destrezas de comunicación para que el personal de salud en todos los niveles, desde los trabajadores de campo de control de vectores hasta el personal de promoción para la salud, enfermeras y médicos, proporcione información correcta en forma consistente. El resultado final sería que siempre cuando un individuo entra en contacto con el sistema de salud, el personal podría aprovechar la oportunidad para discutir la gravedad del dengue y el dengue hemorrágico y hablar sobre la atención y tratamiento adecuados, identificar los hábitats de los mosquitos y las estrategias de control eficaces e impulsar el cambio de comportamientos. La capacitación en temas de ciencias sociales es especialmente importante para desarrollar estrategias de control eficaces, sostenibles y congruentes con las circunstancias de vida cotidianas de los residentes. Para lograr esto, puede ser necesario modificar un método recomendado que se utiliza actualmente para que sea adoptado con más facilidad o desarrollar un nuevo método; es necesario capacitar al personal del programa en principios de ciencias sociales, además de capacitar a los científicos sociales respecto a la prevención y control de vectores de dengue y dengue hemorrágico. Por ejemplo, las familias que ya tuvieron casos de dengue entre sus miembros pueden ignorar los mensajes que alientan a los individuos a buscar atención médica ya que el caso de dengue fue tratado “con éxito” en casa, es decir, el miembro de la familia se recuperó y no sufrió la enfermedad en forma más grave. Para comunicar el riesgo de dengue hemorrágico y la forma como se puede reconocer sus síntomas es necesario comprender más a fondo la atención y el tratamiento de casos de dengue en casa y los patrones de búsqueda de atención médica. 34 Otro ejemplo de un mensaje aparentemente “sencillo” que se encuentra comúnmente en el material educativo en la región es el de cubrir los toneles o barriles de almacenamiento de agua. El mensaje es tan general que no tiene ninguna importancia y, por lo tanto, es imposible implementarlo. Ya que muchas familias ya cubren los depósitos de agua, el mensaje tiene poca relevancia para un gran segmento de la audiencia meta, a pesar del hecho que la mayoría de las personas no cubren los depósitos en forma adecuada evitando así que entren los mosquitos. Para corregir esta situación, es necesario comprender las teorías de cambio de comportamientos, las formas de desarrollar métodos eficaces de control de mosquitos con la retroalimentación y participación activa de la comunidad y la capacidad de comunicar mensajes concretos sobre cómo buscar tratamiento médico. X. Preparación para emergencias, establecimiento de mecanismos y planes para enfrentar brotes y epidemias La respuesta en emergencias es una respuesta a corto plazo cuando ocurre una epidemia. Las medidas de emergencia están concebidas como actividades intensas y de corto plazo que reducen rápidamente la población de mosquitos adultos, como un medio para reducir la transmisión del virus. Otras medidas de emergencia incluyen la selección de casos y las políticas de hospitalización. Dado que el dengue es una enfermedad epidémica, cada país debería contar con un plan para emergencias como parte de su programa integral e integrado de prevención y control del dengue. En la OPS, la OMS y los CDC se puede obtener asistencia técnica para desarrollar un plan (ver el anexo 1). Lamentablemente, muchas veces el apoyo político para los programas de dengue refleja una respuesta de emergencia; es decir, se presta atención y se proporcionan recursos cuando el país está atravesando una epidemia, pero este apoyo desaparece una vez finalizada la epidemia. Aunque los países pueden tener un plan de emergencia, quizá no estén preparados adecuadamente para implementarlo dado que las acciones rutinarias ya son limitadas. Esta falta de preparación puede ser un obstáculo significativo que impide responder en forma eficaz durante una epidemia. Los elementos que se deberían incluir en un plan de respuesta en caso de emergencia se describen detalladamente en las directrices de dengue de la OPS (OPS, 1994): • Formar un comité de emergencia integrado por miembros de varios departamentos del Ministerio de Salud y las agencias gubernamentales y no gubernamentales que pueden participar en algún aspecto de la respuesta a la emergencia; este comité de emergencia puede ser un subcomité de la comisión del dengue. Todos los miembros deberían comprender los roles y responsabilidades que deben asumir durante un período de emergencia. • Proporcionar un flujo consistente y confiable de información para las agencias gubernamentales y la población, una vez que se haya declarado una emergencia; se debería diseminar información a la población en general con instrucciones para los residentes respecto a las medidas de emergencia y el uso de los servicios de salud. 35 • Planificar la selección de los pacientes; agregar más camas para la atención de pacientes externos e internos, y contar con suficientes suministros de líquidos de rehidratación, productos de sangre, hematocritos y otro equipo y suministros médicos. • Centrar las medidas de emergencia de control de vectores en la rápida reducción de las poblaciones de mosquitos adultos, inicialmente por medio de la fumigación ambiental, aunque además se debería intensificar el uso de larvicidas y las actividades de reducción de fuentes, ya que las epidemias duran varias semanas o meses. Aunque no hay estudios que hayan demostrado que la fumigación ambiental interrumpe eficazmente una epidemia, durante una emergencia se debería considerar la implementación de métodos de control que reducen el número de mosquitos potencialmente infectados. • Evaluar el impacto de las medidas de emergencia en la transmisión de enfermedades, el manejo de casos clínicos de los casos probables de dengue o dengue hemorrágico y el control de mosquitos.
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