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Anales del Museo de América | Págs. 81-98 | ISSN: 2340-5724 81
El arte del barniz de Pasto en la colección 
del Museo de América de Madrid1
The art of Pasto varnish in the collections of the Museo 
de América in Madrid
Ana Zabía de la Mata
Conservadora responsable del Departamento de América Virreinal del Museo de América 
ana.zabia@cultura.gob.es
Resumen: La colección de objetos decorados con barniz de Pasto del Museo de América es cono-
cida desde antiguo. En este artículo queremos presentar nuevas investigaciones que sacan a la luz 
algunos objetos del acervo del museo que se catalogan por primera vez como de Pasto. Se estudian 
y consideran en este ámbito una batea y un cuenco, que habían sido catalogados como mexicanos, y 
un conjunto de objetos del siglo xix, donados al museo por el escritor José María Gutiérrez de Alba. Se 
completa el artículo con nuevas aportaciones sobre el resto de los objetos decorados con barniz que 
se custodian en la colección del Museo de América de Madrid.
Palabras clave: Museo de América, barniz de Pasto, mopa-mopa, América Virreinal, arte quiteño, arte 
colombiano, José María Gutiérrez de Alba.
Abstract: The collection of objects decorated with Pasto varnish in the Museo de América has been 
known for a long time. In this paper we would like to present new research that brings to light some 
objects from the museum’s collections that are catalogued for the first time as being from Pasto. A 
batea and a bowl, which had been catalogued as Mexican, and a group of 19th century objects donated 
to the museum by the writer José María Gutiérrez de Alba, are studied and considered in this area. The 
paper is completed with new contributions on the rest of the objects decorated with varnish in the 
collection of the Museo de América in Madrid.
Keywords: Museo de América, Pasto varnish, mopa-mopa, Viceregal America, quiteño art, colombian 
art, José María Gutiérrez de Alba. 
1 El estudio de los objetos decorados con barniz de Pasto de la colección del Museo de América de Madrid, ha sido posible gracias 
a la colaboración de muchas personas. Agradezco la ayuda del Departamento de Documentación, con Clara Aranda y Ana Pala-
cio; del Departamento de Conservación, con Mar Sanz, Camino Barahona y la restauradora Rocio Bruquetas; de la conservadora 
del Departamento de Etnografía, Beatriz Robledo; del Departamento de Comunicación, con Alfonso Hernández, pero sobre todo 
de María González Castañón, del Departamento de Documentación, sin cuya ayuda y dedicación este conjunto de artículos sobre 
el barniz de Pasto, que recogen la Jornada que tuvo lugar en el Museo de América en junio de 2019, nunca hubiera salido a la luz.
mailto:ana.zabia@cultura.gob.es
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Ana Zabía El arte del barniz de pasto en la colección del Museo de América de Madrid
1. El arte del barniz de Pasto, técnica y evolución
El barniz de Pasto es una manufactura que alcanzó su máximo esplendor durante los siglos xvii y 
xviii en la ciudad que le dio nombre, San Juan de Pasto, al suroeste de Colombia2. La materia prima 
que se utiliza en la elaboración es una resina vegetal llamada mopa-mopa, extraída de la especie 
arbórea Elaeagia pastoensis, y trabajada desde época prehispánica. Aunque en los estudios se ha 
generalizado el término barniz, realmente no es lo que se conoce en Europa como barniz, sino 
una resina vegetal que al ser calentada se convierte en elástica y maleable. Además se fija direc-
tamente sobre la madera una vez calentada, sin ayuda de ningún adhesivo, sino solamente con la 
presión de la mano. Debido a la ductilidad del material se adapta a superficies curvas y rectas de 
una manera permanente, protegiendo la madera además de decorar el objeto.
Según los estudios arqueológicos, en el sur del actual departamento de Nariño se han en-
contrado cuentas de esta resina mopa-mopa en ajuares funerarios desde época preincaica. Aunque 
la técnica es muy diferente a la utilizada posteriormente en los objetos virreinales, ya se utilizaba 
el material mopa-mopa para elaborar pequeñas piezas como cuentas, narigueras, o colgantes.
También está comprobado que durante el dominio Inca en la región, el uso de la resina se 
extendió hasta Cuzco. En este momento los procedimientos técnicos para la aplicación de la resi-
na son a base de embutido y, según análisis de la misma, se utilizó el mopa-mopa para decoración 
de algunas vasijas de madera o queros (Newman, Kaplan y Derrick, 2015; Ramos, 2000)3. 
A partir del contacto de los artesanos indígenas con la cultura española se produce un cambio 
en la técnica, manteniéndose el material. Esta resina va a ser aplicada a objetos de madera, pero ya 
no de forma embutida sino convirtiendo la resina en una membrana que se tiñe de colores. Se pue-
de conocer la técnica, además de por los textos de la época que hablan de ella4, por el hecho de que 
ha pervivido hasta la actualidad y se siguen realizando objetos decorados con barniz de Pasto. De 
una manera un tanto simplificada podemos decir que la técnica consiste en hervir en agua los bro-
tes tiernos de las hojas del mopa-mopa hasta que se convierten en una sustancia gomosa, como un 
barniz. Esta goma se estira manualmente hasta convertirla en una membrana muy fina que se aplica 
directamente en el objeto de madera, sin colorear o bien teñida con colorantes vegetales. No nece-
sita ningún adhesivo, sino que con el calor de la mano queda fijada en la madera. Además de esta 
membrana de barniz sin decoración que suelen llevar los objetos en su interior, la técnica se hace 
más compleja para lograr los motivos decorativos que vemos en el exterior de los objetos. Estos se 
consiguen recortando láminas de barniz y superponiéndolas unas encima de otras. Para obtener el 
color brillante se coloca, entre las membranas del barniz, una laminilla de plata que hace que los co-
lores que se ponen encima brillen por el efecto de la plata que queda debajo. Es una superposición 
de láminas, unas encima de otras, que da a los objetos decorados con barniz su característico volu-
men. Además de objetos decorados con esta técnica de membranas de barniz superpuestas, en el 
museo hemos encontrado un objeto que en su parte posterior tiene barniz aplicado directamente, 
sin haberlo estirado en membrana.
2 La ciudad colombiana de San Juan de Pasto es la capital del departamento de Nariño. Fue fundada en 1537 y está situada en el 
nacimiento de la cordillera de los Andes, al sur de Colombia, lindando con Ecuador. Pasto pertenecía a la Real Audiencia de Quito, 
en la provincia y gobierno de Popayán.
3 El Museo de América tiene una colección de unas ochenta vasijas lígneas realizadas en el espacio andino en la época 
inca o colonial. Aunque falta todavía profundizar en la analítica y ver si se ha utilizado mopa-mopa, se ha comenzado el 
estudio.
4 Pocos son los viajeros extranjeros que, a partir del siglo xvi, al visitar el Reino de Nueva Granada, y recorriendo el territorio del 
actual Nariño, no se ocupen de hablar del trabajo decorativo de los artesanos locales con la resina mopa-mopa, citado también 
como barniz de Pasto, con el que conferían a un gran número de objetos cotidianos un lujo que nada tenía que envidiar a los 
objetos suntuosos llegados del viejo continente.
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Ana Zabía El arte del barniz de pasto en la colección del Museo de América de Madrid
En el siglo xvii era tan importante el trabajo con la resina que llegó a extenderse hasta la ciudad 
de Quito, donde se presume la existencia de otro taller por haberse encontrado una pieza decorada 
con barniz con la inscripción: «hecho en Quito» (López, 2010). El trabajo del barniz se prolonga hasta 
el siglo xix, custodiándose varias piezas de este siglo en la colección del museo.
El arte del barniz se sigue trabajando hasta nuestros días5 en talleres de la ciudad de San Juan de 
Pasto, con diseños modernos y objetos de uso actual. La importanciade la permanencia de la técnica 
desde época prehispánica hasta el siglo xxi, hizo que la ONU declarara al arte del barniz de Pasto el 15 
de diciembre de 2020 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Para la declaración se puso de manifiesto la complejidad de la técnica y la dificultad de encontrar 
la resina del árbol, originario solo del Putumayo. Nos parece muy reseñable esta declaración, al poner 
en valor estos objetos y la necesidad de salvaguarda del arte a través de los estudios y su difusión.
Gracias a estos estudios, realizados sobre todo en Colombia por múltiples especialistas 
—arqueólogos, historiadores, botánicos, restauradores, o historiadores del arte—, la técnica del barniz 
está siendo cada vez mejor conocida entre los especialistas, conservadores, restauradores y anticuarios.
Pero no ha sido hasta la década de los años 90 del siglo pasado cuando su estudio se ha genera-
lizado en los museos. Señalando mi experiencia personal, cuando en el año 2000 aprobé las oposicio-
nes como conservadora de Museos y llegué a trabajar al Museo de América, no había oído nunca hablar 
del barniz de Pasto. Sin embargo, en la exposición permanente del museo había dos bellísimas piezas 
de madera que mostraban la técnica del barniz. Las dos obras pertenecían a la colección del museo 
desde antiguo y formaban parte de sus fondos fundacionales.
Estas obras fueron estudiadas por Concepción García Sáiz (2005: 88) y por María del Pilar López. 
Según esta última nos ha relatado fueron las primeras piezas de barniz de Pasto que vio en Europa, y 
le ayudaron a interesarse por la técnica y empezar a estudiar con detalle las piezas de su país, convir-
tiéndose hoy en día —junto a los investigadores María Cecilia Álvarez, Mario Omar Fernández, Nina 
S. de Friedemann, Osvaldo Granda Paz, y Álvaro José Gomezjurado Garzón— en una de las mayores 
especialistas en el tema6.
El Museo de América ha contribuido con sus piezas y las Jornadas de estudio a que la técnica 
del barniz de Pasto sea más conocida, y hoy en día son muchos los estudiosos que incorporan a sus 
estudios las piezas de nuestro museo7.
Este trabajo, que nunca termina y da lugar a nuevas catalogaciones, se ha realizado también en 
otros museos, como señalaron Yayoy Kawamura y Alicia Ancho en sus interesantes ponencias sobre 
el tema al señalar que en la exposición del año 2013 —titulada Lacas Nambán. Huellas de Japón en 
España— una pieza de barniz de Pasto se catalogó como obra de laca mexicana8. Esto ha sucedido 
también en el Victoria and Albert Museum de Londres que incluso ha encontrado piezas de Pasto en su 
colección9 después de preparar la ponencia para la Jornada de estudio del barniz de Pasto del Museo 
de América10. La directora del Museo de Artes Decorativas de Madrid, Sofía Rodríguez Bernis, en la 
citada Jornada, señaló también lo mismo: se confundía hasta años muy recientes el barniz de Pasto con 
la laca, sobre todo mexicana.
5 Mediante conversaciones con la conservadora de Etnografía del Museo de América, Beatriz Robledo, se está considerando la 
posibilidad de adquirir para la colección del museo piezas contemporáneas decoradas con barniz de Pasto.
6 Ver, por ejemplo, Friedemann, 1990, Granda, 2007, o Gomezjurado, 2008 y 2014. 
7 Catalina Ospina es una de las últimas investigadoras en estudiar la colección del museo.
8 Ver artículos de ambas autoras en este número de Anales y catálogo de la exposición en Kawamura, 2013.
9 Lo recoge la ponencia de Humphrey, Burgio y Melchar en este mismo número de Anales.
10 Jornada de estudio de barniz de Pasto celebrada en el Museo de América el 26 de junio de 2019. 
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Ana Zabía El arte del barniz de pasto en la colección del Museo de América de Madrid
Este desconocimiento nos hace abrigar la esperanza de que a partir de estos nuevos estudios 
conjuntos publicados en la revista Anales del Museo de América, salgan a la luz objetos de Pasto de co-
lecciones particulares y otros museos, ya que muchas obras pueden estar mal catalogadas por el des-
conocimiento, incluso entre especialistas, de esta técnica prehispánica considerada hoy Patrimonio de 
la Humanidad.
2. La colección custodiada en el Museo de América
Para la catalogación hemos empezado por el orden de ingreso en la colección, siendo las primeras piezas 
catalogadas las más antiguas, y las últimas las que han entrado recientemente. Los primeros objetos fue-
ron incorporados al acervo del museo catalogándose como piezas americanas, pero sin conocer todavía 
que procedían de Pasto. No ha sido hasta la adquisición de nuevas obras con trabajo de barniz y con el 
conocimiento de estudios de otros museos y colecciones, cuando se ha empezado a poder comparar 
unas piezas con otras para catalogar el conjunto de obras de barniz de Pasto del Museo de América.
2.1. Las piezas más antiguas del museo. Dos piezas que marcaron el conocimiento 
del barniz: bandeja y bacía
La bandeja con n.º de inventario 12243 entró en la colección como parte del fondo fundacional desde 
la Sección IV de Etnografía del Museo Arqueológico Nacional (en adelante MAN), con número de in-
ventario antiguo de su colección 2336. Se lee en su descripción: «bandeja con dorados y pinturas que 
representan flores y pájaros. Forma octogonal irregular. México», esta última palabra añadida a lápiz. 
Formó parte de la Exposición Histórico 
Americana de 189211, en la sección Nación 
Española, como pieza prestada por el MAN, re-
presentando a la sección de México con el nú-
mero 74 bajo el epígrafe «Dos bateas, de cedro, 
recamadas de flores y pájaros de varios colores y 
dorados». Siempre dentro de la colección virrei-
nal mexicana, estuvo expuesta en la sección 
americana del MAN y también en el Museo de 
América hasta la actualidad. La cartela actual ya 
la describe correctamente como obra de la ciu-
dad de San Juan de Pasto en Colombia.
La bandeja, de forma octogonal, mide 42 cm de largo y 23 cm de ancho. Está realizada en madera 
de cedro12, recubierta toda ella de una primera capa de barniz de Pasto incolora y con una rica deco-
ración en su cara principal. Su parte trasera no está decorada, sino que presenta el barniz incoloro cu-
briéndola por completo. Este barniz cubriente es bastante grueso en algunas zonas, por lo que resulta 
un color marrón que alterna el claro con el oscuro.
La decoración de la cara principal, a base de elementos vegetales, flores y pájaros, sigue un esquema 
ordenado: el ala de la bandeja está delimitada por dos líneas de barniz dorado —la exterior más gruesa 
y la interior más fina— que se repiten en el interior del fondo de la bandeja. Toda el ala sigue un mismo 
esquema decorativo que alterna cuatro pájaros de cuerpo dorado, con cabeza, cola y alas azules, y cuatro 
11 Exposición organizada para conmemorar el IV Centenario del descubrimiento de América y la figura de Cristóbal Colón. Su sede 
fue en Madrid, en el Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales, entre el 30 de octubre de 1892 y el 30 de junio de 1893 (Catálogo 
de los objetos que presenta la nación española…, 1892). 
12 No hay analítica para afirmar que la madera es cedro. Se afirma por una comprobación meramente visual.
Figura 1. Bandeja con n.º de i Inventario 12243. S. xviii. Fotografía 
de Joaquín Otero. 
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flores azules. Entre ambos, y cubriendo toda la superficie, hay ramas de flores que parecen margaritas o 
campanillas, en azul y dorado. En el fondo de la pieza, enmarcada por la doble línea dorada, una flor con 
pétalos azules en torno a un botón dorado, rodeada de flores con largos tallos, parecidas a las campanillas 
y margaritas, y dos flores amarillas en torno a un botón azul. Se ha realizado esta larga descripción de la 
decoración de la bandeja para señalar la minuciosidad de la misma, la repetición de modelos —pájaros y 
flores enfrentadas—y el horror vacui de toda la pieza, que no deja nada sin decorar. 
Muy relacionada con la pieza anterior es esta bacía 
de doble escotadura con ala plana de perfil ondulado y 
n.º de inventario 12242. Tiene una decoración y tamaño 
similar, 43 cm de largo y 24,5 cm de ancho. Presenta la 
misma procedencia que su compañera: los fondos de la 
Sección IV del MAN. 
La etiqueta descriptiva, con el número de inventa-
rio antiguo 2337, la señala como: «Bandeja. Viene a ser de 
forma oblonga con los bordes ondeados alternando con 
partes triangulares y dos grandes entradas semicirculares. 
Está adornada con dorados y pinturas que representan 
flores, aves y animales fantásticos. Procedencia america-
na». Igualmente estaba catalogada como obra de México, 
y también participó en la Exposición Histórico Americana 
de 1892 —haciendo pareja con la anterior— con el núme-
ro de catálogo 74.
En la primera instalación del museo en el edificio ac-
tual se expuso en la sala VI, dedicada al arte virreinal, y se 
catalogó como «Pequeña bandeja de madera policromada. 
Arte mejicano del siglo xix» (Fernández, 1965: lám. 28).
Referente a la datación de ambos objetos, cabe señalar que las formas nos acercan a piezas españo-
las de cerámica que se vienen realizando desde el siglo xvi y se continúan los siglos xvii y xviii. Los motivos 
decorativos recuerdan a flores y pájaros, utilizados también en cerámica y porcelana, española y oriental. 
En nuestra opinión estas dos piezas tienen una misma procedencia y un mismo taller pero deben ser 
separadas en siglos distintos. Fueron realizadas en el mismo taller por los tonos en azul y dorado, muy 
similares, y el borde de ambas que deja el barniz de Pasto en su color. 
Figura 2. Bacía con n.º de Inventario 12242. S. xvii. 
Fotografía de Joaquín Otero.
Figura 3. Objetos de cerámica del siglo xvii españoles con formas 
parecidas a estas dos obras de barniz de Pasto. Fotografías cedidas 
por Galería L. Codosero, Madrid.
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2.2. Un cuenco decorado con barniz en retícula
Este cuenco de corteza de calabaza, de 15 cm de diámetro y con número de inventario 12304, tampo-
co formaba parte de la colección de objetos conocidos como de Pasto del museo, y es la primera vez 
que se publica como tal. Por el número antiguo que presenta a tinta en su interior (N 837), sabemos 
que procede de la Sección IV de Etnografía del MAN. Estaba catalogado como procedente del Perú, y 
no hemos encontrado ninguna documentación más.
Una observación detenida de la pieza muestra su decoración a base de barniz de Pasto: el inte-
rior con barniz en su color, y el exterior decorado con un círculo central y elementos vegetales: una 
flor de seis pétalos iguales dorados y otros seis entre ellos, más carnosos, en color anaranjado. El 
resto de la decoración, ocupando toda la pieza, es a base de elementos vegetales y pájaros azules y 
dorados13. Destaca el fondo en color marrón oscuro que ha sido punzoneado formando una retícula a 
base de cuadraditos muy pequeños, algo que no hemos visto en ninguna otra pieza de las conocidas 
hasta ahora. 
El interior sí presenta en su decoración la técnica de membrana del barniz de Pasto. Sin embar-
go, el exterior, con este tipo de decoración de barniz muy grueso de color marrón oscuro y punzo-
neado formando retícula, nos lleva a abrir la posibilidad de la existencia de un obrador diferente. No 
conozco ninguna pieza más con esta técnica decorativa.
13 Cuando se han analizado los dorados de objetos de barniz de Pasto, no se ha observado nunca lámina de oro subyacente. 
Información suministrada por Dely Illán en la Jornada sobre barniz de Pasto del Museo de América de junio de 2019.
Figura 4. Bacía n.º 12242 (S. xvii) y bandeja n.º 12243 (S. xviii). Vista comparativa. 
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2.3. Una batea procedente de Pasto, catalogada como mexicana
Con número de inventario 06927 se presenta esta batea de forma elipsoide, con un fondo marcado 
hacia dentro. Interiormente tiene una decoración vegetal distribuida en diez zonas radiales en forma 
de lóbulos alrededor de un medallón central. Éstas terminan en un borde polilobulado que se enmar-
ca en un círculo. La decoración está realizada con barniz de Pasto a base de elementos fitomórficos.
De todas las piezas del museo decoradas con barniz, es la única que presenta un estado de con-
servación muy deficiente que impide observar bien dicho trabajo. Por las fotos que nos han llegado 
de esta batea en la exposición del MAN, ya presentaba este estado regular de conservación (pensamos 
por tanto que así llegó al museo), habiendo sido repintada, con lo que se ha mezclado el barniz con 
repintes y suciedad. Todo ello impide hoy en día observar el colorido dorado, verde, rojo y azul del 
recubrimiento original de Pasto.
Figura 5. Cuenco con n.º de inventario 12 304. Vista frontal y detalle de la técnica de barniz punzonado con cuadrícula. 
Fotografía de Joaquín Otero. 
Figura 6. Batea con n.º de inventario 06927. La parte posterior muestra la aplicación del barniz de Pasto sin formar mem-
brana, posiblemente solo con la mano. Fotografía de Joaquín Otero. 
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Ana Zabía El arte del barniz de pasto en la colección del Museo de América de Madrid
La parte exterior de la batea tiene el interés de mostrar como el barniz puede ser aplicado sin 
formar membrana, como una goma pastosa aplicada a la madera. En su técnica (ver Figura 6) se ob-
servan zonas en el barniz de Pasto tanto oscuras como claras, habiendo sido aplicado el barniz con el 
mismo dedo, quedando en algunas áreas muy oscuro por la acumulación de barniz, lo que le da un 
aspecto de gran belleza y recuerda a los muebles realizados con concha de tortuga en toda la América 
española. En la parte superior, al exterior, se observa una cenefa de formas vegetales doradas, realizada 
con lámina de oro y aplicada con la técnica de barniz a base de membrana, con el barniz de Pasto muy 
bien conservado. Aunque esta pieza estaba considerada como mexicana en la colección del museo 
hasta la publicación de este artículo, en nuestra opinión, después de un estudio detallado, debemos 
señalar que pertenece a la colección de obras de barniz de Pasto.
Conocemos su procedencia, ya que fue adquirida al Sr. Miró en 1872 como obra mexicana14. Es 
interesante la información que suministraba el conservador de la colección de Etnografía Don Ángel 
de Gorostizaga (Zabía, 2019), que aunque catalogaba la obra como mexicana ya afirmaba que tenía 
relación con las dos bandejas de Pasto señaladas anteriormente: «bandeja de madera pintada y dorada 
análoga a los números 2336 y 2337 y otra pieza con número de inventario 06925 que había sido cata-
logada como de Uruapan».
2.4. El baúl mexicano comprado por el Marqués de Lozoya
El mueble, con número de inventario 06675, es una arqueta o baúl decorado con barniz de Pasto y 
que pertenece a la colección del Museo de América desde 1967. En ese momento fue adquirida como 
baúl decorado con laca mexicana, por mediación del Marqués de Lozoya, a un anticuario de Segovia, 
Félix Llorente, cuya tienda ha desaparecido pero fue un lugar importante de venta de antigüedades. 
El museo pagó por la arqueta el equivalente a unos 550 euros. Hoy se considera una de las piezas más 
importantes de la colección de barniz de Pasto del museo y del mundo, por su tamaño, belleza de la 
decoración, y excepcional estado de conservación15.
Al ser comprada en el mercado del arte, no sabemos nada de su historia anterior; se ha perdido 
su memoria histórica y no hay nada en la pieza que nos remita al mecenas que la encargó, a diferencia 
por ejemplo de una pieza de la Hispanic Society of America que tiene el escudo heráldico de la familiaQuirós y se sabe que fue encargada por el obispo de Popayán (Creixell, 2014)16, u otra pieza señalada 
como de Quito, lo que nos habla además de que estas obras no se hicieron todas en San Juan de Pasto, 
sino que había varios talleres (López, 2007).
La arqueta del museo es la más grande de todas las obras conocidas. Mide 35 cm de alto, 59 cm 
de largo y 34,5 cm de ancho. Ni en Quito ni en Colombia ni en el resto de colecciones de museos del 
mundo, he conocido hasta ahora ninguna pieza de este tamaño17. Su volumen nos ha llevado a pen-
sar que quizás la pieza fue ensamblada posteriormente —a partir de dos arcas más pequeñas unidas 
por el anticuario formando una mayor— y que en origen no fuera ésta su forma y tamaño. Las patas, 
por ejemplo, son añadidos posteriores y la cenefa de madera en el borde inferior tampoco es com-
pletamente original. La datación se ha realizado por comparación con el estudio de otras similares de 
parecida decoración, y pensamos que pertenece al siglo xvii.
14 Vendida al Estado y depositada en el MAN, según consta en el expediente procedente del mismo, cuya copia se encuentra en el 
Museo de América (Exp. 58, 27 junio 1872). En 1872 se produjo la primera compra de una gran colección con destino al recientemente 
creado Museo Arqueológico Nacional, la de José Ignacio Miró, integrada por un número de piezas superior a doscientas cincuenta. De 
ellas únicamente cuatro eran americanas, pero entre las mismas figuraba —además de tres cabezas monumentales en piedra mayas 
que decoraban edificios de Uxmal (México)— el fragmento pequeño o Cortesiano del libro más importante de la colección del museo, 
el Códice Tro-Cortesiano o Códice de Madrid, uno de los cuatro únicos códices mayas que se conservan en todo el mundo y el más 
extenso de ellos con diferencia (posteriormente también fue adquirido el otro fragmento, el grande o Troano, en 1888.). Ver Cabello, 2019. 
15 Ver en este número de Anales el artículo de Andrés Sánchez Ledesma, de ArteLab, sobre los análisis de materiales realizados a esta pieza. 
16 Escritorio portátil encargado por Cristóbal Bernaldo de Quirós (1618-1684) como regalo para su hermano Gabriel, secretario de 
Carlos II, marqués de Monreal. Esta pieza excepcional estaba en España hasta el año 2000 cuando fue vendida y posteriormente 
comprada por la Hispanic Society of América, donde se encuentra actualmente. 
17 Agradezco a Guillermo Eduardo Maldonado por su ayuda para realizar la investigación del conjunto de piezas de Pasto en el 
Museo de la Ciudad de Quito.
Anales del Museo de América | Págs. 81-98 | ISSN: 2340-5724 89
Ana Zabía El arte del barniz de pasto en la colección del Museo de América de Madrid
El baúl, como mueble contenedor de mercancías, es un elemento clave del mobiliario america-
no porque nos habla de los viajeros que transportaban sus ajuares desde los virreinatos hacia España. 
Por eso existen en la colección del museo muchos muebles contenedores, como maletas, arquetas, 
arcas, baúles. Era un elemento primordial del ajuar de aquellos años. Servía en las casas para guardar 
cosas y también para transportar enseres una vez que la familia se trasladaba a la Península o viajaba 
dentro de América. Muchas veces estos muebles eran, a su vez, elementos decorativos. Este es posi-
blemente el objeto de esta pieza, ya que la belleza de su decoración nos habla más bien de un arte 
de representación no muy acorde con el uso de transportar enseres sin más. Todavía se conservan las 
llaves del mueble. 
Está policromada con barniz de Pasto también en su interior, pero no mediante una única mem-
brana que cubre toda la madera, sino a pedazos, los cuales nos hablan de que el artesano, al tener res-
tos de barniz y para no desperdiciar o bien para probar su calidad, los pegaba en el interior. Todavía se 
observan estos trozos sin color del barniz trasparente que muestran las huellas dactilares del artesano 
que los colocó18.
18 Es interesante observar cómo en los objetos de barniz de Pasto se ha mantenido la memoria de la huella dactilar del hombre o 
mujer que los trabajó, a falta de firmas o nombres, tanto en las obras como en los numerosísimos relatos de viajeros que hablan 
admirados de los talleres de barniz. Si se llegara a poder analizar la huella dactilar que responde a cada objeto, podríamos unir 
objetos que tengan la misma huella y saber que responden a un mismo taller, aunque nunca sepamos el nombre del artista. 
Figura 7. Baúl de gran tamaño con n.º de inventario 06675. Fotografía de Joaquín Otero. 
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Ana Zabía El arte del barniz de pasto en la colección del Museo de América de Madrid
2.5. Una pieza encontrada en el mercado londinense de Portobello como turca
Esta obra, con número de inventario 2007/03/01, entró en el museo en dicho año. Fue comprada a la 
anticuaria Susana Montiel-Colmenares y, según información suya, la pieza fue comprada en Londres en 
1961 en la tienda Gabor Cossa, que la tenía como turca.
Es una pequeña arqueta de madera con tapa en forma de bóveda de cañón, con un cajón interior 
en su lado izquierdo, sobre pies esféricos, y dos pequeños cajones en la parte inferior. Un terciopelo 
rojo muy desgastado forra el interior de los cajones y la tapa de la arqueta. Conserva la cerradura ori-
ginal realizada en plata.
Pertenece al tipo llamado barniz de Pasto brillante, realizado insertando hojas de plata entre las 
láminas del barniz, las cuales producen el brillo característico iridiscente. Por comparación con otras 
piezas con decoración similar, a base de flores y pájaros, la hemos fechado en la segunda mitad del 
siglo xvii.
2.6. La última adquisición 
En los últimos años han salido al mercado de arte varias piezas de barniz de Pasto, aunque el museo 
no siempre pudo o consideró interesante el solicitar su adquisición19. Por su interés, el Ministerio 
de Cultura y Deporte compró en 2015 un pequeño escritorio de madera decorado con barniz20, de 
formato cuadrangular, que se cierra mediante dos tapas, una superior y otra frontal (n.º inventario 
2015/08/01). Al abrirse deja ver el interior, con seis pequeños cajones de diferentes medidas. La parte 
exterior (Figura 9) debió perder en parte la decoración de Pasto y fue cubierta por un estuco pintado 
de color rojizo con flores grabadas y doradas en las esquinas. En la zona de la cerradura todavía se 
puede ver esta decoración de Pasto original, ya que la cerradura actual, de metal y antigua, cubre par-
cialmente una zona decorada con barniz. La tapa superior presenta en su interior una rica ornamen-
tación de variados motivos vegetales y animales estilizados y en simetría respecto a un eje central. 
19 En el museo tenemos un archivo con información de las piezas que han salido al mercado en España en los últimos años.
20 Agradezco a Beatriz du Breuil, propietaria de Subastas La Suite, la información de que esta pieza era propiedad del coleccio-
nista portugués Rui Assis Ferreira, que compró la pieza en Paris en los años 50 a un diplomático que había trabajado varios años 
en Bogotá.
Figura 8. Arqueta con tapa de bóveda de cañón y n.º de inventario 2007/03/01. Vista delantera y trasera. Fotografía de 
Joaquín Otero. 
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Está enmarcada por una cenefa ancha, con un motivo decorativo formado por cuatro cuadrados do-
rados formando un rombo y unidos entre sí por medio de círculos21. Los animales, dos aves y dos ja-
balíes, son de color negro, con incisiones doradas que señalan el ojo, el pelo y las formas de las patas. 
Estudiando la técnica del barniz en esta pieza, se ha encontrado la aplicación de un papel 
escrito entre las distintas capas de barniz de Pasto, el cual se trasluce cuando el barniz es incoloro. 
Es la única pieza que hemos encontrado que utilice papel escrito entre las laminillas de barniz. En 
el borde de la tapa, en su parte central,se puede leer una inscripción cubierta de barniz y en color 
negro: «PAULO QUINTO»22.
21 Yayoi Kawamura señala que este motivo es característico de la laca japonesa Urushi.
22 Podría hacer referencia al Papa Pablo V, que gobernó la Iglesia Católica entre 1605 y 1621, lo que nos dataría el escritorio en 
esas fechas.
Figura 9. Escritorio con n.º de inventario 2015/08/01. Arriba, escritorio y tapa, que muestran la decoración de su interior, 
muy bien conservada. Debajo, exterior recubierto de estuco pintado en rojo y dorado y zona de la cerradura donde se ve 
el barniz de Pasto. 
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3. Análisis de las influencias decorativas de las obras del siglo xvii y xviii
Aunque ya se han señalado algunas en el texto del estudio, no se puede hablar de una única influen-
cia en los temas y motivos que emplean los artesanos del barniz en la decoración de estas obras. Al 
igual que en otras manifestaciones de arte iberoamericano, existe un sustrato indígena y una primera 
influencia española que se traslada en libros grabados, objetos y artesanos, los cuales transmiten las 
técnicas y las formas de los muebles, todos de estilo occidental. Se habla sobre todo de la influencia en 
el barniz de Pasto de escultores españoles que trabajaban la madera policromada y viajaron a América, 
como en el caso de la incorporación de hoja de plata al barniz (López, 2007). Además, en estos obje-
tos es clave la influencia asiática, que llega a América a través del Galeón de Manila, mediante textiles, 
sedas y porcelanas chinas, objetos japoneses de arte Namban (Kawamura, 2016), o marfiles y pinturas. 
Incluso, aunque este tema está todavía por terminar de estudiar, por lo que respecta a la llegada de 
artistas asiáticos a trabajar a América (Ocaña, 2008).
4. Objetos de barniz de Pasto del Siglo xix. La colección de objetos donada 
por José María Gutiérrez de Alba
Los objetos custodiados en el museo y decorados con barniz de Pasto del siglo xix, provienen de una 
donación efectuada por el escritor español José María Gutiérrez de Alba en 1872. El escritor nació en 
Alcalá de Guadaira en 1822 (Campos, 2016), y vive varios años en Madrid escribiendo teatro y poesía, 
siendo enviado en 1870 a Colombia por el gobierno español como diplomático. Su misión, no aireada 
por el gobierno, era conocer el país y la situación política para reestablecer relaciones diplomáticas23. 
Vivió varios años en Bogotá, donde estableció relaciones con los intelectuales de la capital y viajó por 
el país reconociendo lugares y recogiendo objetos. 
José María Gutiérrez de Alba24, a la manera ilustrada del siglo anterior y según la documentación 
que figura en el archivo del Museo de América, envió 4 cajones a Madrid con animales disecados25, 
minerales, reptiles, insectos y un conjunto de objetos que denomina «curiosidades indígenas».
Son varias las piezas que van a ingresar al museo, aunque no todas las que envía a España el 
escritor, se consideran apropiadas para el MAN, y se sugiere que se envíen al recién creado Museo de 
Ciencias Naturales. Los objetos que finalmente llegan al MAN, en la Sección de Etnografía, y que por su 
carácter de objetos americanos pasarán con el tiempo a formar parte de la colección de nuestro mu-
seo, se recogen en el catálogo (ver nota 25) reseñados en el epígrafe titulado: Sección 6 Curiosidades 
indígenas y objetos manufacturados, que constituyen la especialidad de algunos distritos.
Posteriormente, se realiza un catálogo en el MAN, dando noticia de ingreso de estos objetos 
según se lee en el documento: «En 12 de diciembre ingresaron en esta sección los objetos abajo re-
mitidos de los bultos de Colombia por el cónsul de España Don José María Gutiérrez de Alba 1872» 
(ver nota al pie n.º 25). 
23 «Desde los primeros años de mi juventud, en que la lectura de varias obras relativas al descubrimiento y conquista de América 
ilustraron mi razón lo suficiente para poder formar juicio propio sobre la colonización española en aquellos países, las causas de 
su emancipación y sus graves consecuencias para mi patria, tuve una aspiración constante a que esta hiciera los mayores es-
fuerzos por reconquistar allí su perdida influencia, estrechando sus relaciones con aquellos pueblos, sus hermanos hasta donde 
pueden y deben estrecharse los vínculos de una familia» (Gutiérrez de Alba, 2012: 287). Ver biografía en Ribelot, 2020.
24 Todos sus recuerdos los dejó escritos en unos diarios, que el mismo ilustró, donde resume sus impresiones sobre el país. El 
manuscrito completo, de trece tomos, que no llegó a publicarse en vida del autor, fue vendido por sus descendientes al Gobierno 
de Colombia y hoy se encuentra en la Biblioteca Pública de Bogotá Ángel Arango. 
25 Según recoge la documentación que se conserva en el archivo del museo, titulada Catálogo de los objetos remitidos desde 
Bogotá al Sr. Ministro de Estado en Madrid, por don José María Gutiérrez de Alba, el 6 de abril de 1872. Este catálogo, de 28 
páginas, firmado por el escritor, se divide en varios apartados, que agrupan los objetos enviados. Existe copia en el Archivo del 
Museo de América (Exp. 57, 29/SA, 29 mayo 1872). 
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Figura 10. acuarela Barnizadores de Pasto: provincia de Pasto. Autor: Manuel María Paz. Nueva Granada, Comisión Corográ-
fica, 1853. Imagen tomada de la Obra Gráfica digital (Fondo Comisión Corográfica) de la Biblioteca Nacional de Colombia, 
fc_corografica_79. 
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La lectura de este catálogo nos informa de los lugares donde estuvo y sus intereses y ma-
neras de trabajar y recopilar objetos26. Este inventario, del que no se habla en la tesis doctoral de 
Campos, ni en la biografía de la Academia de la Historia, completa la documentación conocida 
sobre el escritor. Pensamos que Gutiérrez de Alba pudo interesarse por los objetos decorados con 
barniz de Pasto para recogerlos, guardarlos y trasladarlos a España, debido a las relaciones que 
tuvo con los miembros intelectuales de la Comisión Corográfica,27 que en sus dibujos y estudios 
hablan de objetos decorados con barniz de Pasto. Además, aunque no se nombre el mopa-mopa, 
hay un apartado del catálogo que muestra el interés por las gomas y resinas del país que ha reco-
gido y envía a Madrid28. 
 Junto a maracas, espuelas, ídolos de barro y metal, u objetos de barro cocido, se señalan «5 
totumas de Timaná (3 naturales y 2 artificiales) destinadas como vaso para uso doméstico». En el 
catálogo que se hizo en el MAN de estos objetos quedan agrupadas las 5 bajo el número 3521 y se 
describen como «Vasos usados por los naturales de Pasto (Pasto, a lápiz) en Nueva Granada for-
mados por la corteza del fruto llamado Totuma y pintados de diversos colores, de 0,20 a 0,04 cm».
Timaná es una población a 300 km al norte de Pasto, donde Gutiérrez de Alba pasa algunos 
días de enero de 1873. En su diario —aunque habla del mercado y del conocimiento que entabla 
con algunos indios de la ciudad de Pasto que se habían desplazado para dicho mercado— no 
señala que compre estos objetos (Gutiérrez de Alba, 2012, tomo VIII)29. En el catálogo de piezas 
no se menciona que Gutiérrez de Alba hubiera viajado a San Juan de Pasto, pero por el propio 
intercambio de objetos entre los habitantes de estas zonas, no nos parece extraño que fueran 
recogidos en Timaná. 
4.1. Cuenco con n.º de inventario 12108
Se trata de un cuenco de 13,5 cm de diámetro, realizado con corteza de calabaza y cubierto en su inte-
rior y exterior con barniz de Pasto incoloro. Una cenefa dorada doble rodea todo el borde exterior. Se 
han cortado en la cenefa los motivos dorados y se han pegado en la parteinferior, formando un juego 
de positivo y negativo. 
26 Se habla entre, entre otros lugares, de que visitó el Alto Magdalena, Chiquinquirá, Timaná, Boyaca, Tuluni, Velez, Villa de Leiva, 
los llanos de San Martín, Ubague, en el estado de Cundinamarca.
27 La Comisión Corográfica fue un proyecto cartográfico que permitió hacer el mapa de Colombia mediante una serie de levanta-
mientos parciales. Se ejecutó entre 1850 y 1859.
28 Las resinas que nombra son: resina del gague, del incienso, de goma Gutta, de goma caraña, de la resina peraman, de goma de 
hobo, de anime o urrucay, de goma copal.
29 Apartado titulado desde el 19 de noviembre de 1872 hasta el 17 de enero de 1873, expedición al sur.
Figura 11. Conjunto de calabazas decoradas con barniz de Pasto del siglo xix. Donadas al Museo de América por José 
María Gutiérrez de Alba. 
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Figura 12. Cuenco de calabaza con número de inventario 12108. Fotografía de Joaquín Otero.
Figura 13. Vaso de calabaza con número de inventario 06965. Fotografía de Joaquín Otero.
Figura 14. Cuenco de calabaza con número de inventario 12310. Fotografía de Joaquín Otero.
4.2. Vaso con n.º de inventario 06965
Es un vaso realizado con corteza de calabaza, carente de pie semiesférico, con diámetro en la boca de 
19 cm. Está barnizado con Pasto por dentro y por fuera, con una decoración fitomórfica consistente en 
una flor con tallo largo y hojitas en forma de lágrima, realizadas en rojo, azul, verde y dorado. Presenta 
una cenefa dorada en el borde exterior de la pieza, muy similar a la 12108.
4.3. Cuenco con n.º de inventario 12310
Es similar a las anteriores pero de menor tamaño (diámetro de boca 9,5 cm y altura 5 cm) y parecida 
decoración; con barniz de Pasto en el interior y en el exterior, y cenefa dorada con motivos fitomórfi-
cos en el borde superior exterior.
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4.4. Cuencos con n.º de inventario 12139 y 12140
Por su similitud analizamos juntas estas dos pequeñas piezas de corteza de calabaza, que Gutiérrez 
de Alba nombra como «totumas de forma artificial», quizás porque se utilizó algún tipo de torno 
en su fabricación, que hace que presenten círculos concéntricos marcados ligeramente. Todo el 
interior está recubierto de barniz de Pasto y el exterior es color marrón oscuro, con decoración 
vegetal de flores grandes, como margaritas, en barniz plateado. Una cenefa, también plateada, cu-
bre todo el borde exterior. En la pieza 12139 está muy perdida. La medida de las piezas es 3,5 cm 
de altura y 6 cm de diámetro para 12139 y 3,5 cm de alto y 7 cm de diámetro para 12140.
A diferencia de las piezas que hemos visto en los siglos anteriores todo este conjunto tiene 
un carácter menos suntuario y más doméstico, pero en el que no descartamos una función ritual 
y ceremonial en el ámbito de la alimentación. Por semejanza con otros recipientes realizados con 
corteza de calabaza, pensamos que para extraer la pulpa se enterraría la calabaza hasta que se pu-
dre la pulpa y luego la sacarían raspando con otras fibras. Para que se endurezcan se les somete 
a calentamientos sucesivos. En otros objetos de calabaza, muy similares pero no decorados con 
Pasto se ha señalado que la fabricación de estas piezas estaba reservada a las mujeres30. 
30 Catalogación razonada realizada por la conservadora de etnografía, Beatriz Robledo.
Figura 15. Cuencos de calabaza con número de inventario 12139 y 12140. Fotografías de Joaquín Otero.
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