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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/279540289 Minerales utilizados en la industria farmaceutica. Article · January 1985 CITATIONS 30 READS 4,038 3 authors: Some of the authors of this publication are also working on these related projects: Aproximación multidisciplinar para el estudio de la contaminación y sus efectos en los organismos. Aplicación al Estero Domingo Rubio View project Emilio Galán Universidad de Sevilla 220 PUBLICATIONS 3,607 CITATIONS SEE PROFILE M. J. Liso Universidad de Extremadura 15 PUBLICATIONS 124 CITATIONS SEE PROFILE Matilde Forteza Universidad de Sevilla 8 PUBLICATIONS 60 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Emilio Galán on 16 September 2015. 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Galán (1), M. J. Liso (2) y M. Forteza (1) (1) Departamento de Geología. Facultad de Químicas. Universidad de Sevilla (2) Departamento de Geología. Facultad de Ciencias. Universidad de Extremadura. ABSTRACT.- About thirty minerals are described in pharmaceuticals as drugs, emulsifying agents, vehi- cles, adsorbents, etc..., on the basis of their chemical nature, and physical or physico-chemical properties. Many times, a previous purification is necessary. Other times, the improvement of some properties through grinding, catión exchange, drying, etc..., is useful. Nowadays, difficulties to obtain minerals of high grade, lead to their substitution for analogous synthetics. Investigations on pharmaceutical applica- tions of minerals are very rares, and in the last years, they are focused to the use of phyllosilicates as drug- carriers and their possible interactions. Key words: pharmaceutical industry, mineral thera- peutical activities. RESUMEN.- El número de minerales que se encuentran descritos en especialidades farmacéuticas registradas, o forman parte de la composición de fór- mulas magistrales, es de unos treinta. La utilización en la industria farmacéutica, se hace en base a su naturaleza química (principios activos) o a sus propie- dades físicas y físico-químicas (emulgentes, excipien- tes inertes, adsorbentes, etc...). En la mayoría de los casos, el mineral necesita de un tratamiento previo de purificación. A veces, es conveniente una activación de determinadas propiedades del mineral mediante molienda, cambio catiónico, extracción de humedad, etc... Las dificultades para encontrar minerales de gran pureza ha conducido a su sustitución por análo- gos sintéticos. Las investigaciones sobre pasibles aplicaciones far- macológicas de minerales son muy escasas, y se han centrado, en los últimos años, en la utilización de fílosilicatos como soportes de principios activos y en sus posibles interacciones. Palabras clave: industria farmacéutica, actividad terapéutica minerales. El objeto de este trabajo es recopilar aquellos minerales que se encuentran descritos en espe- cialidades farmacéuticas, como principios acti- vos, excipientes o coadyuvantes, indicando ade- más su actividad terapéutica. Por otro lado, se pretende que el mineralo- gista disponga de una información precisa, sobre uno de los campos de aplicación menos conocidos de los minerales, reuniendo una serie de datos en su mayoría dispersos en tratados de Mineralogía y de Farmacología, y presentando el estado actual de la investigación. Introducción histórica La primera referencia sobre la utilización de las "piedras"' (La denominación de mineral se utiliza por primera vez en "De mineralibus et rebus metallici" de San Alberto Magno (s. XIII) atendiendo a sus propiedades curativas, se puede encontrar en la obra "De Materia Médica" de Dioscórides (60 d. C.) que es fun- damentalmente un tratado de Botánica apli- cado ala Medicina, donde se incluye una sec- ción final dedicada a los minerales y sustancias químicas utilizadas en Farmacia. Las propieda- des físicas y curativas de los minerales se descri- ben siempre en relación con su administración al paciente, aunque en algunos casos se hace referencia a las cualidades talismánícas de los mismos. Yabir (s. VIII) fue el fundador de la alquimia farmacológica, y Al-Rázi dio a conocer y empleó el oropimente, el rejalgar, los sulfuros de hierro y cobre etc... Dentro de esta misma línea, se encuentran los "lapidarios medievales". De ellos el más conocido en el mundo occidental es el de Alfonso X El Sabio (1250)1 Esta obra es una traducción al castellano del "Lapidario" de A bolays, quien a su vez lo había traducido del caldeo al árabe, desconociéndose su primitivo origen). La descripción de la naturaleza de las "pie- dras" está basada, como toda la obra, en una concepción aristotélica del mundo. Se parte de la base de la existencia de cuatro cualidades fundamentales: calor, frío, humedad y seque- dad. Cada "piedra" se describe con dos de estas cualidades que resultan de la combinación de las dos primeras con las restantes: calor seco, calor húmedo, frío seco y frío húmedo. En la Edad Media, por lo tanto, se hace difí- cil desligar en muchos casos el concepto mágico de la "piedra" del puramente terapéutico. Aún así, hay que destacar que en algunos casos la finalidad terapéutica con que se administraban determinadas "piedras", coincide con la de la Farmacología actual y que también, en la mayoría de los casos se hacía mención no sólo a sus propiedades curativas, sino incluso a sus efectos tóxicos. Podría decirse que hasta finales del siglo XVII, no puede hablarse de ciencia propia- mente farmacéutica, ya que hasta ese momento las drogas siguen empleándose con poco o nin- gún criterio científico. El gran avance que se produce en los siglos inmediatamente posterio- res es debido al desarrollo de ciencias como la Botánica y la Química. Las escasas referencias relativas a las propiedades curativas de los minerales en las Farmacologías más recientes hace suponer que se siguen utilizando los mis- mos minerales que se hallan descritos en el "Lapidario" y con iguales criterios. A principios del siglo XX, y gracias especial- mente a los trabajos de Fourneau y su escuela, la farmacia química alcanza un considerable desarrollo, como consecuencia de la obtención por síntesis de numerosas sustancias nuevas, tales como hipnóticos, antihistamínicos, tran- quilizantes, etc...; aparte de los importantes hallazgos en el campo de los antibióticos. Todo ello puede decirse que ha influido negativa- mente en el estudio de las aplicaciones terapéu- ticas de los minerales. Así, nos encontramos que los minerales que actualmente se utilizan en la industria farma- céutica, y que se hallan descritos en la Tabla I, son casi los mismos que se encontraban en el "Lapidario". Además, en la mayoría de los casos, la finalidad terapéutica con que se pres- criben es la misma que la que se aplicaba en la Edad Media. Los minerales utilizados y su problemática Los minerales utilizados en la industria far- macéutica (Tabla I) se pueden agrupar en: a) sales solubles, b) compuestos insolubles (no silicatos) y c) filosiUcatos. Entre las sales solu- bles se tienen compuestos de cationes esencia- les para el organismo, tales como Na, K, Ca, Mg, Fe y Cu, cuya carencia puede conducir a trastornos graves (homeostáticos, suplementos minerales, antianémicos), y aquellos otros que debido a su actividad terapéutica específica, se utiHzan en una determinada alteración funcio- nal, por ejemplo, como astringentes actúan el Cu y el Zn, como laxantes, el Mg y el Na. Entre estos compuestos solubles están halita, silvina, calcita, melánterita, calcantita, alum- bres, epsomita, goSlarita, hidrocincita, mirabi- lita y zincosita. Los compuestos insolubles no silicatados son generalmente óxidos e hidróxidos de Zn, Mg y Al. En estos casos la insolubilidad del com- puesto es fundamental desde el punto de vista terapéutico, y por otro lado, la naturaleza catiónica es determinante de una acción farma- cológica concreta. Dentro de este grupo las indicaciones son muy variadas, desde protecto- res dermatológicos como greenockita, raontroy- dita, zincita, hasta antiácidos como brucita, gibbsita y periclasa. Los filosilicatos se emplean fundamental- mente por sus propiedades físico-químicas, como principios activos en protectores intesti- nales y dermatológicos, debido a su capacidad de adsorción. También se usan como coadyu- vantes: lubricantes, excipientes inertes para cosméticos y comprimidos, emulgentes, etc..., según el caso. Se emplean fundamentalmente caolinita, esmectitas y palygorskita. Los minerales antes de ser utilizados en la industria farmacéutica necesitan pasar determi- nados controles de pureza. Para lograr esta pureza, los minerales se someten a unos trata- mientos previos que son de tres tipos: físicos, químicos y microbiológicos. Entre los primeros se utilizan moliend^a, clasificación por tamaños de partícula, levigación y tratamiento térmico. La purificación de tipo químico consiste, en la mayoría de los casos en un ataque ácido para la Finalmente, la purificación microbiológica se realiza esterilizando el mineral a 160° C durante una hora, o bien, si el compuesto puede alte- rarse con este tratamiento, la esterilización se lleva a cabo exponiendo toda la masa del mine- ral al óxido de etileno. Muchos de los tratamientos de purificación, U T I L I Z A C I O N D E A C T I V I D A D T E R A P E U T I C A Y U S O A n t i d c i d o s no s i s t é m i c o s P r o t e c t o r e s y a d s o r b e n t e s i n t e s t i n a l e s Laxantes orales s a l i n o s AnesosmiSticos y o n t i d i a r r ¿ i c o s E m é t i c o s p e r i f é r i c o s C o l a g é q o s de gccién d i r e c t a A n t i a n é m i c o s H o m e o s t d t i c o s S u p l e m e n t o s m i n e r a l e s A n t i s é p t i c o s y d e s i n f e c t a n t e s P r o t e c t o r e s d e r m a t o l é g i c o s y o n t i p r u r i g i n o s o s A s t r i n g e n t e s Q u e r a t o l í t i c o s r e d u c t o r e s P o l v o s c o s m é t i c o s C o n t r a s t e r o d i o l é g i c o C i r u g í a r e c o n s t r u c t i v a y O d o n t o l o g í a E x c i p i e n t e s y c o a d y u v a n t e s Pigmentos- y c o l o r a n t e s - A b r a s i v o s (Odontología) - E m u l g e n t e s - L u b r i c a n t e s - C o n s e r v a n t e s ~ B a s e s inertes para c o s m é t i c o s y c o m p r i m i d o s tabla II LOS M I N E R A L E S E N FARMACTA M I N E R A L B r u c i t a C a l c i t a , G i b b s i t o , H i d r o t a l c i t a Magnesita, Mirabilita, Periclaso. Caolinita, G i b b s i t o , Polygorskita. Bentonita, B r u c i t a , Epsomito, Magnesita, Mirobilito, Periclaso. Calcita, C o o l i n i t a , G i b b s i t o , P o l y g o r s k i t a . C o l c a n t i t a , Z i n c o s i t a . Epsomito. C o l c c n t i t a , M e l a n t e r i t a . Holita, Silvina. Calcita, E p s c m i t a , F l u o r i t o , Hálito, Silvino. M o n i ' ' � h ^ ' Í C ' ^ l ' ^ ^ ^ t i t a , Goslorito Montroydito, Zincito, Z i n c o s i t a . Caolinita, H i d r o c i n c i t a , Rutilo, Talco Zincito. ' Alumbre, Bárcx, C o l c a n t i t a , G o s l a r i t o � Melanterita. Azufre, G r e e n o c k i t o . = Tolco, Baritina. Yeso. Rutilo. Calcita. Bérox, E s m e c t i t o s , P o l y g o r s k i t a . Talco. Bórax. Calcita, C a o l i n i t a , E s m e c t i t o s , Polygorskita. la mucosa intestinal protegiéndola y son capa- ces de adsorber toxinas, bacterias e incluso virus (Martindale, 1982). Sin embargo presen- tan el inconveniente de eliminar también enzi- mas,vitaminas y otros elementos alimenticios necesarios, por lo que no se aconseja su empleo continuado durante mucho tiempo. Los laxantes orales suelen ser sales alcalinas y alcalinotérreas de ácidos polibásicos (sulfúri- co, fosfórico, carbónico, etc...). Los minerales usados preferentement® son epsomita, magne- sita y mirabilita. También se usan el óxido e hidróxido de magnesio y la bentonita. Las sales se absorben muy lentamente en el mtestino delgado, produciendo un incremento de la presión osmótica del contenido intestinal. En estas condiciones, el agua pasa del plasma sanguíneo al intestino, a través de la pared intestinal, que actúa de membrana semiper- meable, para restablecer el equilibrio osmótico. Esto produce un considerable aumento del volumen del contenido intestinal, estimulando la actividad motora propulsora del músculo liso del intestino. Este efecto continúa en el intes- tino grueso produciéndose defecaciones líqui- das. La intensidad de la acción purgante de las distintas sales depende de la solubilidad, con- la mucosa intestinal protegiéndola y son capa- ces de adsorber toxinas, bacterias e incluso virus (Martindale, 1982). Sin embargo presen- tan el inconveniente de eliminar también enzi- mas, vitaminas y otros elementos alimenticios necesarios, por lo que no se aconseja su empleo continuado durante mucho tiempo. Los laxantes orales suelen ser sales alcalinas y alcalinotérreas de ácidos polibásicos (sulfúri- co, fosfórico, carbónico, etc...). Los minerales usados preferentemAte son epsomita, magne- sita y mirabilita. También se usan el óxido e hidróxido de magnesio y la bentonita. Las sales se absorben muy lentamente en el intestino delgado, produciendo un incremento de la presión osmótica del contenido intestinal. En estas condiciones, el agua pasa del plasma sanguíneo al intestino, a través de la pared intestinal, que actúa de membrana semiper- meable, para restablecer el equilibrio osmótico. Esto produce un considerable aumento del volumen del contenido intestinal, estimulando la actividad motora propulsora del músculo liso del intestino. Este efecto continúa en el intes- tino grueso produciéndose defecaciones líqui- das. La intensidad de la acción purgante de las distintas sales depende de la solubilidad, con- centración en el líquido intestinal, velocidad de absorción y presión osmótica que ejercen, rela- cionada esta última con su peso molecular y grado de disociación. El más potente es la mira- bilita, seguido de la epsomita, siendo la pericla- sa, brucita y magnesita muy inferiores (Del Pozo, 1977). La bentonita se ha utilizado como laxante en forma de gel porque produce un aumento del contenido intestinal, con la consiguiente disten- sión y estimulación del músculo intestinal. Como antidiarréicos, en el tratamiento sinto- mático de diarreas agudas, se pueden usar com- puestos inespecíficos que eliminen la sintoma- tología sin combatir la causa. Tal es el caso de sustancias adsorbentes como caolinita y paly- gorskita, o de antiácidos como calcita y gibbsi- ta, cuya acción estriñente parece debida a los cationes Ca y Al. La calcantita y la zincosita están indicados como eméticos periféricos. Ambos sulfatos pro- ducen vómitos por irritación de la mucosa gás- trica con posterior estimulación del centro del vómito. La acción irritante parece deberse a la naturaleza de los cationes Cu y Zn. La calcantita se utiliza además como antídoto en intoxicaciones de fósforo. En el estómago se forma el fosfuro de cobre, de menor toxicidad que el fósforo, que al recubrir a éste, impide su acción caústica. El efecto vomitivo posterior elimina del estómago la mayor parte del cobre y del fosfuro. Sin embargo, el paso del sulfato de cobre al intestino puede desencadenar cólico intestinal, diarreas y efectos sistémicos por absorción (Del Pozo, 1977). La melanterita se usa como antianémico suministrando, en casos de deficiencia, el hie- rro necesario para la formación de hemoglobi- na. Los compuestos inorgánicos de hierro se consideran como los más eficaces, y dentro de estos, las sales ferrosas, puesto que son menos irritantes y se absorben más rápidamente que las férricas. También se puede administrar cal- cantita, en dosis muy bajas debido a su toxici- dad, porque parece que el Cu influye en la absorción del Fe, así como en su movilización en forma de hemoglobina (Del Pozo, 1977). Estas sustancias favorecen la formación y maduración de lá serie eritrocítica, pero no estimulan su producción. Para restablecer el equilibrio electrostático de los líquidos corporales se utilizan la balita y la silvina en forma de soluciones salinas (ho- meostáticos) que suministran Na y K. Estos ele- mentos, junto con el Ca y el Mg, son cationes esenciales para el organismo. En caso de defi- ciencias leves, se administran por vía oral (su- plementos minerales) compuestos como calcita, epsomita, periclasa y brucita. Entre los minerales que se utilizan por vía tópica están bórax, calcantita, goslarita, zincita, zincosita y los alumbres, que tienen una activi- dad antiséptica y desinfectante. En su mayoría, deben su poder antiséptico a su naturaleza astringente, es decir, a su capacidad para preci- pitar las proteínas plasmáticas de los microor- ganismos, sin afectar a la vitalidad de la propia cékla. En el caso del azufre, parece que se pro- duce una reacción lenta con la humedad, for- mándose iones sulfuro y politionato. Estos fár- macos se utilizan en formas líquidas (lociones, gotas) o sólidas (pomadas, cremas, polvos), las cuales deben esterilizarse en autoclave en el caso de su aplicación directa sobre mucosas. La actividad antiséptica o desinfectante de estos minerales, depende en gran parte de la concentración. Hay que destacar que, a con- centraciones elevadas, son sustancias corrosivas y altamente tóxicas. Todo ello, hace desaconse- jable su aplicación continuada sobre zonas extensas de la piel o sobre piel erosionada, para evitar una eventual absorción. Así pues, como antisépticos deben utilizarse a concentraciones muy bajas y exclusivamente por vía tópica. Se puede señalar que algunos de estos mine- rales, azufre, alumbre y calcantita, ya estaban descritos en el "Lapidario" de Alfonso X El Sabio, con la misma finalidad terapéutica aquí descrita. Otros minerales como caolinita, hidrocincita, talco, zincita, esmectitas y probablemente el rutilo se utilizan como protectores dermatológi- cos y antipruriginosos, ya que son sustancias capaces de adherirse a la piel por su poder adsorbente, y formar una película que la pro- teja mecánicamente frente a agentes físicos o químicos externos. Además ejercen una acción refrescante al absorber los exudados de la piel, creando una superficie de evaporación amplia para los mismos; esto favorece una acción anti- séptica suave, al crear un medio pobre en agua, que es desfavorable para el crecimiento bacte- riano. Esta última acción se ve reforzada por la capacidad de absorción de sustancias disueltas o suspendidas, como grasas, toxinas, e incluso bacterias y virus. Estos minerales, al ser insolubles, no se absorben a través de la piel, presentando esca- sos efectos secundarios, sin embargo, pueden hallarse contaminados por bacterias por lo que es aconsejable la esterilización previa de los mismos, o la del producto una vez preparado. El azufre y la greenockita son agentes quera- toUticos reductores, es decir producen la diso- lución de la capa córnea superficial de la epi- dermis, reduciendo su espesor, o provocando su descamación. Esto es debido a su acción irri- tante enérgica, lo que da lugar a procesos infla- matorios, formación de vesículas intraepidérmi- cas, exudaciones líquidas y disgregación epite- lial, con el posterior desprendimiento de la capa córnea. También pareceque actúan direc- tamente sobre la queratina, provocando su desintegración. El sulfuro de cadmio se utiliza en forma de champú o suspensión, en una base detergente alcalina, para la caspa y la seborrea; práctica- mente no se absorbe por el cuero cabelludo, pero es una sustancia muy tóxica por ingestión. El azufre se ha venido utilizando tradicional- mente en Farmacia, en forma de pomadas y cremas, y hasta tiempo relativamente reciente era el único remedio eficaz contra la sarna. En cosmética se utilizan una serie de minera- les tales como: palygorskita, caolinita, esmecti- tas, talco, rutilo y zincita porque, como se ha indicado, son sustancias capaces de adherirse a la piel, formando una película protectora. A esto hay que añadir su capacidad de adsorción de sustancias tales como grasas, esencias, etc.... Se utilizan, por ello, para dar opacidad a la piel, quitar el brillo y cubrir imperfecciones. Cuando el talco se utiliza en cosmética o en dermatología, y especialmente si se usa para la conservación de alimentos (por ejem. arroz), es necesario controlar la presencia de minerales fibrosos de tipo anfíbol, porque estas impure- zas son cancerígenas. Por este motivo, no se recomienda su aplicación en zonas lesionadas, ni en campos operatorios. Los excipientes y coadyuvantes son sustan- cias que se introducen en un determinado pre- parado farmacéutico, con objeto de mejorar sus características organolépticas (sabor, color, etc...) o físico-químicas (viscosidad, solubilidad del principio activo). La calcita se utiliza como abrasivo y agente pulidor en polvos dentales; el rutilo como pigmento; la palygorskita y esmec- titas (montmorillonita, hectorita y saponita), como agentes emulsionantes y espesantes, tanto para preparados de uso interno como externo; el talco se utiliza como lubricante en la fabricación de tabletas y también como disgre- gante; la palygorskita, calcita, caolinita y esmectitas se utilizan ampliamente en Farmacia como bases inertes para la dispersión de princi- pios activos, tanto para formas pulvurulentas como para comprimidos. Finalmente, el yeso y la baritina son sustan- cias de una utilidad muy particular. El primero se utiliza en Odontología para la obtención de moldes dentales y en Traumatología para la inmovilización de miembros fracturados. En todos los casos, se aprovechan las propiedades plásticas del hemihidrato, cuando se pone en contacto con el agua y la permanencia de la forma moldeada tras el fraguado. La baritina se utiliza como contraste radioló- gico en el tracto gastrointestinal, debido a la gran absorción del bario frente a los rayos-X. Se emplea en forma de suspensiones coloidales y debe estar exento de carbonatos, sulfuros y otros compuestos de bario que sean solubles en medio ácido, puesto que el ión bario es muy tóxico. También debe estar exento de arsénico y metales pesados. Estado actual de la investigación Como ya se ha mencionado anteriormente, el gran desarrollo que se ha producido en el campo de la síntesis tanto de nuevos compues- tos de aplicación farmacológica, como de com- puestos naturales, ha hecho que la investiga- ción realizada en Farmacología se halle dirigida fundamentalmente a ese campo. Para conocer cuál es la situación actual en el campo de aplicaciones farmacológicas de los minerales, se ha llevado a cabo una revisión del Journal of Pharmaceutical Sciences, desde 1977 hasta 1984. Se han encontrado del orden de 24 trabajos que incluyan alguno de los minerales recogidos en la Tabla I, si bien en su inmensa mayoría se centran en el estudio de las posibles interacciones entre fílosilicatos y compuestos orgánicos de aplicación farmacológica. Los minerales estudiados incluyen: caolinita, talco, esmectitas, palygorskita y sepiolita. Todos ellos se utilizan en preparados farmacéuticos para mejorar determinados aspectos del mismo como, viscosidad, sabor, solubilidad del princi- pio activo, etc.... Aunque estos minerales han sido considera- dos tradicionalmente como inertes en Farma- cia, se ha comprobado que existen interaccio- nes mineral-fármaco que se producen funda- mentalmente en los procesos de elaboración y almacenaje de las formas farmacéuticas que los contienen. Incluso pueden producirse en el tracto gastrointestinal del paciente, en el caso de la administración simultánea, por vía oral, de formas farmacéuticas que contengan filosili- catos y otras drogas. En este punto, es importante considerar cuál es el entorno al que se halla sometido el filosili- cato durante su permanencia en el tracto gas- trointestinal. En primer lugar, el tiempo de per- manencia en el estómago puede ser de unos 15 a 60 minutos (White and Hem, 1983). Durante este tiempo el mineral se halla sometido a un pH próximo a 2. Una vez en el intestino delga- do, el pH aumenta paulatinamente hasta valo- res próximos a 6. Los efectos que este entorno puede producir, tanto en el mineral como en el principio activo, son en muchos casos descono- cidos por el farmacólogo. En este sentido, podría hablarse de efectos no siempre desea- bles, y en consecuencia no previstos a priori, que puedan dar lugar bien a cambios sustancia- les en la biodisponibilidad de un determinado principio activo, bien a una degradación acele- rada de la droga como consecuencia de las reac- ciones que puedan producirse en la superficie del mineral. Por otro lado, es evidente que el tipo de inte- racción dependerá de la estructura de los fílosi- licatos considerados, de su mayor o menor superficie específica y de su capacidad de inter- cambio catiónico. En función de estos paráme- tros, puede hablarse de dos tipos fundamenta- les de interacciones mineral-fármaco: a) Aquellas debidas a la adsorción del princi- pio activo sobre la superficie del fílosilicato, produciéndose una disminución de la cantidad de droga en disolución. b) Los que se producen como consecuencia del entorno al que se halla sometido el princi- pio activo en la superficie del filosilicato, una vez que se ha producido la adsorción. Mediante difracción de rayos-X se ha demos- trado que la montmorillonita adsorbe sustan- cias como clindamicina (Porubcan et al., 1978), digoxina (Porubcan et al., 1979) y tetraciclina (Porubcan et al., 1978), formándose una mono- capa interlaminar. Por espectroscopia de LR. se ha comprobado que en el caso de la digoxina (Porubcan et al., 1979), la adsorción es debida a enlaces por puente de hidrógeno y a interac- ciones dipolo-dipolo. En cambio, en el caso de la clindamicina (Porubcan et al., 1978) y del maleato de clorfenilamina (Sánchez-Camazano et al., 1980), que se comportan como bases débiles, se produce por un mecanismo de inter- cambio catiónico. Al mismo tiempo, la presen- cia del mineral produce un desplazamiento del equilibrio ácido-base, hacia la formación de la forma protonada de la base, lo que redunda en un incremento de los valores del pK. Este fenómeno se ha utilizado para la formación de complejos esmectitas-fármaco, consiguiéndose una liberación sostenida del medicamento, y en consecuencia mantener unos niveles plasmáti- cos durante períodos de tiempo prolongados, como en el caso del sulfato de anfetamina (Mc- Ginity and Lach, 1977). Por otro lado, modificaciones en la superficie de la montmorillonita, mediante saturación con un catión orgánico, 3-hidróxipropilamonio, conducen a una mayor adsorción de la forma protonada de la antrazina a pHs superiores a 5 (Browne et al., 1980). Una aplicación terapéu- tica de la montmorillonita saturada por un catión orgánico, podría ser el tratamiento del envenenamiento por bases débiles (White and Hem, 1983), puesto que se produce una amplia- ción del rango de pH en el cuál estos compues- tos son adsorbidos por el mineral. Otro aspecto fundamental en las interaccio-nes filosilicato-fármaco, es el entorno al cuál se halla sometido el medicamento, una vez adsor- bido. En este sentido, es necesario considerar en primer lugar la elevada concentración de protones en la superficie del filosihcato, debido a la atracción electrostática a que se hallan sometidos los protones del medio estomacal como consecuencia de la superficie negativa del mineral. Se ha comprobado que la digoxina, cuya degradación tiene lugar por un proceso de hidrólisis ácida, degrada mucho más rápida- mente cuando se halla en una suspensión de montmorillonita a pH 3, que en solución a pH 2 (Porubcan et al., 1979). El efecto catalítico que produce la superficie negativa del fílosili- cato debe tenerse en cuenta siempre que se combine con fármacos que degraden por un Aunque estos minerales han sido considera- dos tradicionalmente como inertes en Farma- cia, se ha comprobado que existen interaccio- nes mineral-fármaco que se producen funda- mentalmente en los procesos de elaboración y almacenaje de las formas farmacéuticas que los contienen. Incluso pueden producirse en el tracto gastrointestinal del paciente, en el caso de la administración simultánea, por vía oral, de formas farmacéuticas que contengan filosih- catos y otras drogas. En este punto, es importante considerar cuál es el entorno al que se halla sometido el filosili- cato durante su permanencia en el tracto gas- trointestinal. En primer lugar, el tiempo de per- manencia en el estómago puede ser de unos 15 a 60 minutos (White and Hem, 1983). Durante este tiempo el mineral se halla sometido a un pH próximo a 2. Una vez en el intestino delga- do, el pH aumenta paulatinamente hasta valo- res próximos a 6. Los efectos que este entorno puede producir, tanto en el mineral como en el principio activo, son en muchos casos descono- cidos por el farmacólogo. En este sentido, podría hablarse de efectos no siempre desea- bles, y en consecuencia no previstos a priori, que puedan dar lugar bien a cambios sustancia- les en la biodisponibilidad de un determinado principio activo, bien a una degradación acele- rada de la droga como consecuencia de las reac- ciones que puedan producirse en la superficie del mineral. Por otro lado, es evidente que el tipo de inte- racción dependerá de la estructura de los filosi- licatos considerados, de su mayor o menor superficie específica y de su capacidad de inter- cambio catiónico. En función de estos paráme- tros, puede hablarse de dos tipos fundamenta- les de interacciones mineral-fármaco: a) Aquellas debidas a la adsorción del princi- pio activo sobre la superficie del filosilicato, produciéndose una disminución de la cantidad de droga en disolución. b) Los que se producen como consecuencia del entorno al que se halla sometido el princi- pio activo en la superficie del filosilicato, una vez que se ha producido la adsorción. Mediante difracción de rayos-X se ha demos- trado que la montmorillonita adsorbe sustan- cias como clindamicina (Porubcan et al., 1978), digoxina (Porubcan et al., 1979) y tetraciclina (Porubcan et al., 1978), formándose una mono- capa interlaminar. Por espectroscopia de LR. se ha comprobado que en el caso de la digoxina (Porubcan et al., 1979), la adsorción es debida a enlaces por puente de hidrógeno y a interac- ciones dipolo-dipolo. En cambio, en el caso de la clindamicina (Porubcan et al., 1978) y del maleato de clorfenilamina (Sánchez-Camazano et al., 1980), que se comportan como bases débiles, se produce por un mecanismo de inter- cambio catiónico. Al mismo tiempo, la presen- cia del mineral produce un desplazamiento del equilibrio ácido-base, hacia la formación de la forma protonada de la base, lo que redunda en un incremento de los valores del pK. Este fenómeno se ha utiHzado para la formación de complejos esmectitas-fármaco, consiguiéndose una liberación sostenida del medicamento, y en consecuencia mantener unos niveles plasmáti- cos durante períodos de tiempo prolongados, como en el caso del sulfato de anfetamina (Mc- Ginity and Lach, 1977). Por otro lado, modificaciones en la superficie de la montmorillonita, mediante saturación con un catión orgánico, 3-hidróxipropilamonio, conducen a una mayor adsorción de la forma protonada de la antrazina a pHs superiores a 5 (Browne et al., 1980). Una aphcación terapéu- tica de la montmorillonita saturada por un catión orgánico, podría ser el tratamiento del envenenamiento por bases débiles (White and Hem, 1983), puesto que se produce una amplia- ción del rango de pH en el cuál estos compues- tos son adsorbidos por el mineral. Otro aspecto fundamental en las interaccio- nes filosilicato-fármaco, es el entorno al cuál se halla sometido el medicamento, una vez adsor- bido. En este sentido, es necesario considerar en primer lugar la elevada concentración de protones en la superficie del filosilicato, debido a la atracción electrostática a que se hallan sometidos los protones del medio estomacal como consecuencia de la superficie negativa del mineral. Se ha comprobado que la digoxina, cuya degradación tiene lugar por un proceso de hidrólisis ácida, degrada mucho más rápida- mente cuando se halla en una suspensión de montmorillonita a pH 3, que en solución a pH 2 (Porubcan et al., 1979). El efecto catalítico que produce la superficie negativa del filosili- cato debe tenerse en cuenta siempre que se combine con fármacos que degraden por un proceso de hidrólisis ácida. Este fenómeno puede producirse también en el estómago, cuando se administren simultáneamente prepa- rados que contengan el filosilicato y otras dro- gas (White and Hem, 1983). El medicamento una vez adsorbido, también puede encontrarse en presencia de cationes férricos, como consecuencia de sustituciones isomórficas, fundamentalmente en la capa octaédrica, o bien en forma de óxidos e hidró- xidos adsorbidos en la superficie del filosilicato. Se ha visto que la hidrocortisona, que degrada esencialmente por un proceso de oxidación, sufre una degradación acelerada en presencia de palygorskita (Cornejo et al., 1980). Este problema de estabilidad puede subsanarse, uti- lizando filosilicatos de estructura similar y aná- logas características, por ejem. sepiolita, pero con un menor contenido en hierro (Hermosín et al., 1981). Resumiendo, los filosilicatos se utilizan en la industria farmacéutica para mejorar una serie de propiedades tales como viscosidad, sabor, mayor solubilidad del principio activo, etc..., en un gran número de especialidades farmacéu- ticas por vía oral. Sin embargo, parece funda- mental el conocimiento de la estructura del mis- mo, así como de la náturaleza del principio activo para obtener los resultados idóneos, evi- tando en cualquier caso los posibles efectos indeseables. En lo que respecta a los demás minerales que se incluyen en este trabajo, no puede destacarse una línea de investigación continuada. Sólo se han encontrado algunos trabajos sobre la influencia negativa de la cristalinidad en antiá- cidos del tipo geles de hidróxido de aluminio y de magnesio (Serna et al., 1983 y Vanderlaan et al., 1982). B I B L I O G R A F I A Amorós Pórtoles, J. L. (1978). La gran aventu- ra del Cristal: Naturaleza y evolución de la Ciencia de los cristales. Ed. Univ. Complu- tense. Madrid. Brey Mariño, M. y Amorós Pórtoles, J. L. (1982). "Primer Lapidario del Rey Alfonso XEl Sabio". Ed. facsímil del Códice h. I. 15 de la Biblioteca del Escorial. Ed. Inter, de Libros Antiguos. Madrid. Browne, J. E., Feldkamp, J. R., White, J. L. and Hem, S. L. (1980). Potential of Organic Cation-Saturated Montmoríllonite as Treat- ment for Poissoning by Weak Bases. J. Pharm. Sd., 69, 1393-1395. Catálogo de Especialidades Farmacéuticas. (1983). Public. Consejo Gen. de Col. Of. Farmac. Madrid. Cornejo,J., Hermosin, M. C., White, J. L., Garnet, P. E. and Hem, S. L. (1980). 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