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Una visita diaria al purgatorio

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UNA VISITA DIARIA AL PURGATORIO 
SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE Y EL CORAZÓN DE JESÚS 
 
Queridos Hermanos. Gracia y paz de parte de Jesucristo Maestro y de San Pablo Apóstol. 
Soy el Padre José Torres, religioso de la Sociedad de San Pablo, Padres y hermanos paulinos. 
Actualmente cumplo con un servicio de autoridad como Superior de mi congregación en 
Venezuela y soy además el Director Editorial de San Pablo Ediciones Venezuela. Desde hace 
algunos años, siguiendo el carisma de mi congregación de llevar adelante la obra de la 
evangelización través de los medios modernos de la comunicación social, he incursionado en 
las redes sociales donde he formado una comunidad pequeña denominada: Red de 
Bendiciones “Gracia y Paz”, en la que actualmente participan alrededor de unas 500 
personas, en varias actividades de carácter formativo y espiritual. 
Agradezco de corazón a los organizadores de este significativo evento por haberme tomado 
en cuenta para participar y compartir desde mi experiencia como religioso y editor, este tema 
tan importante del cual debemos sensibilizarnos todos los creyentes como es el purgatorio. 
Los felicito además por esta gran iniciativa que han tenido al organizarlo y los prestigiosos 
ponentes que aquí se han dado cita para exponer con claridad esta materia de nuestra fe y oro 
por los frutos de este encuentro. 
El tópico que con la ayuda de Dios espero poder desarrollar en este prestigioso foro, dentro 
del tema de las revelaciones privadas que han sido reconocidas por la Iglesia, se intitula: 
“Una visita diaria al purgatorio”. Para mí como sacerdote católico y más como religioso 
paulino editor, el tema del purgatorio me toca muy de cerca. Recuerdo de mi niñez aquella 
fe sencilla y humilde de mi querida abuelita Ana Senovia, quien me enseñó a cultivar el amor 
y la misericordia hacia las Almas Benditas, a través de sencillos gestos como decir oraciones 
por ellos o encender una veladora. Ya de sacerdote, he seguido con esta devoción personal, 
rezando de madrugada casi a diario la coronilla de los cien réquiem y otras oraciones por su 
eterno descanso. 
Más recientemente, este año, junto con todo mi equipo de la Editorial San Pablo, he 
presentado a nuestro público lector una valiosa edición de una antiquísima devoción a las 
benditas almas como lo es la Peregrinación Diaria al Purgatorio de Santa Margarita María de 
Alacoque. Y es que justamente, como dice el evangelio de San Mateo 13, 52: «Cuando un 
maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se parece al dueño de una casa, 
que de lo que tiene guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas». 
Por antigua que parezca, la devoción de la Peregrinación Diaria al Purgatorio es sumamente 
vigente y útil para nosotros los fieles cristianos que queremos mantenernos fieles a la sana 
doctrina, aun cuando el mundo de hoy ―y hasta en ciertos personeros de la misma Iglesia― 
por querer parecer actuales y modernistas, han incurrido en un negacionismo de la doctrina 
del purgatorio, que la Iglesia ha sabido desarrollar durante los siglos a partir de la 
interpretación de las Sagradas Escrituras, al igual que del testimonio admirable de los santos 
y de los sucesos de la historia, que nos han confirmado de manera inequívoca la existencia 
de este estado de nuestras almas, posterior al juicio particular que sigue a la muerte. Yo me 
río de aquellos que dentro o fuera de la Iglesia creen que el concepto del purgatorio es una 
invención de los sacerdotes para inducir el miedo entre la gente… 
Bien. Este librito de la Peregrinación Diaria al Purgatorio llegó a mis manos de manera 
inesperada. Era una edición en inglés de los años 50, realizada por los misioneros del Sagrado 
Corazón. Luego de orar y revisar su contenido, me di cuenta del inmenso bien que esta 
sencilla práctica podría portar entre las almas. Me di a la tarea entonces de traducirlo, 
adaptarlo a un castellano entendible, añadirle algunos contenidos y explicaciones, y para la 
gloria de Dios, este año salió publicado y ya prácticamente se ha agotado esta primera 
edición, la cual ha sido llevada por amigos venezolanos a otros países de América Latina y a 
los Estados Unidos, con una gran aceptación y receptividad del público, gracias a Dios. 
 
Las preguntas que giran en torno al libro son: ¿Es posible para nosotros visitar en vida el 
purgatorio para llevarle alivio y consuelo a las almas benditas? ¿Es posible para nosotros 
escuchar lo que tienen para decirnos? De acuerdo a la experiencia de los santos y en 
particular, a la espiritualidad de Santa Margarita María de Alacoque, sí que es posible. De 
hecho, ella las llamaba: “sus amigas pacientes”. Es por eso que antes de pasar a explicar 
cómo podemos hacer esta visita al purgatorio, es necesario que nos remitamos a algunas 
experiencias narradas en obras completas de Santa Margarita María, para conocer cuál fue 
su experiencia y cuál es la relación que existe entre el culto al Sagrado Corazón y las Almas 
Benditas del Purgatorio. De hecho, ella decía que este culto a Jesús, era para las benditas 
ánimas “un remedio”. Veamos la Carta 22 a su superiora, la Madre Somésse: 
 
«Nuestra madre me permitió en favor de las almas del purgatorio pasar la noche 
del jueves santo (del 15 abril 1.683) delante del Santísimo Sacramento, y allí 
estuve una parte del tiempo toda como rodeada de estas pobres almas, con las 
que he contraído una estrecha amistad. Me dijo el Señor que Él me ponía a 
disposición de ellas durante este año, para que les hiciere todo el bien que 
pudiese. Están frecuentemente conmigo y las llamo mis amigas pacientes». 
 
Veamos ahora este otro testimonio que nos brinda en su Autobiografía, pp. 94-95: 
 
«En otra ocasión, estando en presencia del Santísimo Sacramento el día de su 
fiesta, se presentó delante de mí una persona hecha toda fuego, cuyos ardores 
me penetraron tanto que me parecía abrasarme con ella. El deplorable estado 
en que se hallaba en el purgatorio, me hizo derramar abundantes lágrimas. Me 
dijo que era el religioso benedictino que me había confesado una vez y me había 
mandado recibir la sagrada comunión, en premio de lo cual Dios le había 
permitido dirigirse a mí para que le alcanzase algún alivio en sus penas. Me 
pidió que ofreciese por él todo lo que pudiera hacer y sufrir durante tres meses. 
Habiéndoselo prometido, después de haber obtenido para esto el permiso de mi 
Superiora, me dijo que la causa de sus grandes sufrimientos era ante todo que 
había preferido el interés propio a la gloria Dios, por demasiado apego a su 
reputación; lo segundo por la falta de caridad con sus hermanos, y lo tercero 
por el exceso de afecto natural que había tenido a las criaturas, y las desmedidas 
pruebas que de él les había dado en las conversaciones espirituales, lo que 
desagradaba mucho a Dios. Muy difícil sería poder explicar cuánto tuve que 
sufrir en estos tres meses, porque no me abandonaba ni un momento y el lado 
donde él se ponía me parecía tenerlo todo abrasado, y con tan vivos dolores que 
gemía y lloraba casi continuamente. Movida a compasión, mi Superiora me 
ordenó que hiciera grandes penitencias. Al cabo de tres meses lo vi de muy 
diferente manera; colmado de gozo y de gloria, iba a gozar de su eterna dicha, 
y dándome las gracias me dijo que me protegería en la presencia de Dios». 
 
Expliquemos ahora cómo surgió la devoción de la peregrinación diaria. Resulta que en una 
carta dirigida a sus novicias, Santa Margarita María les recomendaba realizar, como 
preparación para la octava de Todos los Santos, lo siguiente: 
 
“En unión con el divino Corazón de Jesús, hagan una breve peregrinación al 
Purgatorio de noche. Ofrézcanle todas sus actividades del día y pídanle que 
aplique sus méritos a las almas que sufren. Al mismo tiempo implórenles que les 
obtengan la gracia de vivir y morir en el amor y la amistad del divino Corazón. 
Que Él nunca encuentreen ti ninguna resistencia a Su santa voluntad, ni ningún 
deseo de frustrar Sus designios con respecto a ti. Afortunada serás, si logras 
obtener la liberación de algunas de estas almas encarceladas, porque ganarás 
otros tantos amigos en el cielo”. 
 
Este es el origen de la piadosa práctica de la visita al purgatorio de Santa Margarita María, 
que luego fue convertida en este precioso texto meditativo atribuido a un autor espiritual 
llamado “Hermano Hermenegildo”, un terciario franciscano de quien no dispongo de 
mayores datos. Él se dio a la tarea de componer estos 7 diálogos entre Santa Margarita María 
y las Benditas Almas del Purgatorio, a modo de meditación para cada día de la semana. Luego 
de la aprobación eclesiástica de dos cardenales de la época que alabaron la práctica de este 
ejercicio devoto, este se introdujo entre los miembros de la Archicofradía de Nuestra Señora 
del Sagrado Corazón de Roma en el año 1884, con el fin de realizar una obra de amor 
solidario por las benditas Almas, no sólo para obtenerles y liberación consuelo, sino también 
para que propiciase muchos frutos de conversión entre los vivos, por el carácter conmovedor 
que tienen los diálogos con las almas. Veamos tan sólo una prueba de ello, el texto o 
peregrinación del día domingo: 
 
Preguntó Santa Margarita María a las Almas del Purgatorio: «Almas Benditas del 
Purgatorio: ¿Hay algo que ustedes lamentan cuando piensan sobre su vida en la 
tierra?». Y recibió del Purgatorio esta respuesta: 
 
«Yo lamento profundamente haber desperdiciado el tiempo. No lo consideré tan 
precioso. No consideré que pasaba rápido y que jamás iba a volver a 
recuperarlo. Por esta razón, viví mi vida solo a medias en vez de lo que hubiera 
tenido que ser. Ahora me doy cuenta. ¿Qué pudiera hacer si regresara a la 
tierra? ¿Cuán diferente sería ahora, si se me diera ese tiempo tan precioso? 
Ahora sabría cómo agradecerlo. Amigo mío: Tú fuiste comprado por la Sangre 
de Cristo. El tiempo te ha sido dado con el solo propósito de amar a Dios, 
santificarte y edificar a tu prójimo. Pero yo lo abusé cometiendo el pecado, 
estando lleno de vanidad, placeres y cosas sin importancia. Tuve sueños que 
ahora me reprochan amargamente y me dan mucho remordimiento... 
 
Tiempo precioso, tiempo desperdiciado. ¡Cuánto me pesa ahora! Cuanto 
lamento lo que he perdido por mi propia culpa, dejando que el tiempo pasara. 
Pasa tan rápidamente en la tierra y sin embargo en estas prisiones de fuego, se 
arrastra lentamente, en un lugar de tormentos terribles. Los años parecen días, 
los días parecen siglos y las horas ahora parecen años. Mi vida entera se ha 
desvanecido como en un sueño. Ahora yo sufro, lloro, espero, y lamento hasta el 
último minuto desperdiciado que pude haber utilizado con valor. 
 
Ahora estoy aquí padeciendo lo que pude haber aprovechado durante mi vida. 
Mientras estuve con vida, no aproveché los años que pude haber hecho 
penitencia. Mi vida fue desperdiciada hasta lo más mínimo. ¡Oh tiempo 
precioso! Tú me fuiste dado para adquirir tesoros y gracias sin fin, pero ahora 
se han perdido para siempre. Tú, amigo, que estás vivo aún en la tierra, no 
desperdicies el don del tiempo, que le costó a Jesús un precio muy alto y por el 
cual, también tú tendrás que sufrir en el purgatorio si imitas mi descuido. Tú que 
eres privilegiado de vivir el tiempo de vida que te ha sido dado, sé muy devoto 
del Corazón de Jesús. En estos siglos que son los últimos, él ha comunicado al 
mundo la plenitud de su amor a través de las revelaciones de su Sagrado 
Corazón. Intercede para que a nosotras nos llegue el día de nuestro descanso, 
en el que pediremos a Dios para tí, la abundancia de gracias que ahora nos 
ofreces». 
 
Les invito entonces hermanos a finalizar nuestro encuentro con la Oración a Santa Margarita 
María Alacoque que se encuentra en el texto de la Peregrinación Diaria al Purgatorio y el 
responso que hemos colocado en nuestra edición, pidiendo con fe por el eterno de estas 
benditas almas de nuestros parientes amigos y hermanos difuntos: 
Oh Santa Margarita María, tú a quien el Señor eligió para revelar al mundo los tesoros 
escondidos en su misericordioso Corazón de Amor; tú que has oído cómo las pobres almas 
suplicaron por la devoción al Sagrado Corazón, para ser aliviadas de sus tormentos en el 
purgatorio; tú que has liberado a tantas de estas almas prisioneras por medio de la práctica 
de esta devoción, obtén para nosotros la gracia de hacer dignamente esta Peregrinación al 
Purgatorio, en compañía del Sagrado Corazón de Jesús. Amén. 
 
V. ¡Vengan en su ayuda, Santos de Dios! ¡Salgan a su encuentro, Ángeles del Señor! 
R. Reciban sus almas y preséntenlas ante el Altísimo. 
V. Cristo que les llamó, les reciba, y que los Ángeles les conduzcan al regazo de Abraham. 
R. Reciban sus almas y preséntenlas ante el Altísimo. 
 
Señor ten piedad, Cristo ten Piedad, Señor, ten piedad. Padrenuestro. 
 
Oremos: Te damos gracias, Padre, por todos los beneficios recibidos, de la mano de nuestros 
familiares y amigos difuntos. Nos consuela la esperanza de la Resurrección. Concédenos que 
por la Comunión de los Santos con Cristo, y nuestras piadosas súplicas, obtengan la 
indulgencia que siempre desearon. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. 
 
V. Dales, Señor, el Descanso Eterno. 
R. Y brille para ellos la luz perpetua. 
V. Descansen en paz. 
R. Amén. 
 
Y para todos los participantes de este foro, la bendición de Dios todopoderoso: Padre + Hijo 
+ y Espíritu Santo +, descienda sobre ustedes y permanezca siempre. 
Muchas gracias por su amable atención y paciencia. Estamos a la orden en Venezuela en la 
Editorial San Pablo, y por mis redes sociales, en Instagram @padrejosetorres y 
@sanpablovenezuela.

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