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22 Nursing2016 | Volumen 33 | Número 4
LA ARTRITIS REUMATOIDE (AR) es una 
enfermedad autoinmunitaria, generalizada 
y crónica que provoca inlamación de las 
articulaciones y degeneración articular, y 
se calcula que afecta al 1% de la población 
mundial1. La AR es una enfermedad 
incurable cuyos síntomas y signos 
debilitantes suelen afectar negativamente 
a la calidad de vida de la persona. En este 
artículo se describe la AR y su diagnóstico 
y se analiza la atención de enfermería 
adecuada para tratarla.
Conocer la artritis reumatoide
La AR es una respuesta inmunitaria 
anómala que deriva en inlamación sinovial 
y destrucción articular; se desencadena 
por la activación de los linfocitos T CD4+ 
cooperadores, la liberación local de 
mediadores inlamatorios y citocinas (como 
el factor de necrosis tumoral [TNF] y la 
interleucina 1 [IL-1]) que destruyen las 
articulaciones, y la creación de anticuerpos 
contra autoantígenos especí�cos de una 
articulación concreta y generales2.
Se ha encontrado un anticuerpo llamado 
factor reumatoide (FR), que reacciona 
con la inmunoglobulina G para formar 
inmunocomplejos, en el 70% al 80% 
de los pacientes con AR. No obstante, 
aún se desconoce el papel del proceso 
autoinmunitario en la destrucción 
articular. A nivel celular, los neutró�los, los 
macrófagos y los linfocitos se ven atraídos 
a la zona afectada; los neutró�los y los 
macrófagos fagocitan los inmunocomplejos 
y liberan enzimas lisosómicas que 
provocan alteraciones en el cartílago 
articular (véase el cuadro Fisiopatología 
de la artritis reumatoide). Entonces, la 
respuesta inlamatoria atrae más células 
inlamatorias que continúan el proceso. Las 
células sinoviales y los tejidos subsinoviales 
experimentan una hiperplasia reactiva 
y se origina un edema articular como 
consecuencia del aumento del torrente 
sanguíneo y la permeabilidad capilar, que 
forman parte del proceso inlamatorio2.
La formación de una extensa red de vasos 
sanguíneos nuevos en la membrana sinovial 
contribuye al progreso de la sinovitis 
reumatoide en la AR. El paño sinovial 
(tejido de granulación vascular destructivo), 
que diferencia la AR de otras formas de 
artritis inlamatoria, se extiende desde la 
membrana sinovial a una zona desprotegida 
del hueso que se encuentra en el punto 
de unión entre el cartílago y el hueso 
subcondral llamada “área desnuda” (véase 
el cuadro Una aproximación a la artritis 
Conozca los efectos de la 
Ann Crawford, PhD, RN, CNS, CEN, y Helene Harris, MSN, RN
artritis 
reumatoide
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Julio/Agosto | Nursing2016 | 23
24 Nursing2016 | Volumen 33 | Número 4
reumatoide). Las células inlamatorias que 
se encuentran en el paño sinovial destruyen 
el cartílago y el hueso adyacente y el paño 
acabará extendiéndose entre los márgenes 
articulares, causando una reducción del 
movimiento y la posible aparición de una 
anquilosis. A medida que la enfermedad 
progresa, la inlamación articular y las 
modi�caciones estructurales conducen 
a una inestabilidad articular, una atro�a 
muscular derivada de la inactividad, al 
estiramiento de los ligamientos y a la 
afectación de los tendones y los músculos. 
Estas alteraciones destructivas son 
permanentes2.
Aunque se desconoce la causa exacta, 
se cree que los antecedentes familiares 
de AR, junto con la activación de los 
linfocitos T como respuesta a algún tipo 
de desencadenante inmunitario (p. ej., 
un microbio) contribuyen a la aparición 
de la enfermedad. A pesar de que puede 
presentarse en personas de todas las 
edades, la incidencia aumenta con la edad 
y generalmente afecta a más mujeres que 
hombres2-4. (véase el cuadro Factores de 
riesgo de la artritis reumatoide).
Identificar la artritis reumatoide
Las manifestaciones clínicas de la AR 
varían en función de la gravedad de la 
enfermedad. Los síntomas y signos típicos 
son edema y dolor en las articulaciones 
afectadas, así como calor al tacto, eritema, 
rigidez (especialmente por la mañana) y 
disfunción articular. Las articulaciones 
tienen un tacto blando y esponjoso a 
la palpación y muchas veces se puede 
aspirar el líquido de la articulación 
afectada. Las primeras zonas afectadas 
suelen ser las articulaciones pequeñas 
de las manos, las muñecas y los pies. 
Conforme la enfermedad progresa se va 
extendiendo a otras articulaciones, entre 
ellas las rodillas, los hombros, las caderas, 
los tobillos, las apó�sis espinosas y las 
articulaciones temporomandibulares2-5. 
Las deformidades en las manos y los 
pies son frecuentes, entre ellas las 
subluxaciones de las articulaciones en las 
que un hueso se solapa con otro (véase 
el cuadro Deformidades de la mano en la 
artritis reumatoide). Las deformidades 
características de la mano son:
• Deformidad en ojal (lexión de la 
articulación interfalángica proximal 
[IFP] e hiperextensión de la articulación 
interfalángica distal [IFD]).
• Deformidad en cuello de cisne 
(hiperextensión de la IFP y lexión de la 
IFD).
• Desviación o “ráfaga” cubital con 
subluxación de las articulaciones 
metacarpofalángicas2-5.
Estas deformidades pueden reducir la 
fuerza de prensión y la destreza manual; 
en el pie, las deformidades abarcan el dedo 
en martillo y en garra, y en el tobillo la 
enfermedad suele restringir la lexión y la 
extensión, lo que provoca problemas de 
deambulación2.
La aparición de los síntomas y 
signos suele ser gradual y la afectación 
simétrica de las articulaciones es un rasgo 
característico de la AR6. Las personas 
que sufren AR deben tratar de proteger 
las articulaciones dolorosas, hinchadas y 
rígidas inmovilizándolas, ya que con el 
tiempo pueden derivar en contracturas y 
deformidades de las partes blandas que 
afectan a las articulaciones.
A pesar de que la AR se asocia 
principalmente con la afectación del 
aparato locomotor, las propiedades 
autoinmunitarias que atacan a los tejidos 
también podrían afectar a otros órganos 
como la piel, los ojos, los pulmones, el 
corazón, los vasos sanguíneos, las glándulas 
salivales, el sistema nervioso central y 
periférico y la médula ósea7. Los síntomas 
Fisiopatología de la artritis reumatoide2
Predisposición genética asociada al 
antígeno de histocompatibilidad (HLA) 
y desencadenante inmunitario
Destrucción del cartílago articular 
y del hueso subyacente
Respuesta inmunitaria 
de leucocitos T
Interacción antígeno FR/IgG
Producción de citocinas 
FNT e IL-1
Neoangiogénesis 
en la membrana 
sinovial
Fijación del complemento
Respuesta 
inflamatoria
Invasión del 
paño sinovial
Liberación de enzimas 
y prostaglandinas
Invasión del 
paño sinovial
Proliferación 
sinovial
Julio/Agosto | Nursing2016 | 25
y signos extraarticulares en pacientes con 
AR comprenden �ebre, adelgazamiento, 
cansancio, atro�a muscular, linfadenopatía 
y los signos y síntomas del fenómeno de 
Raynaud. Algunos pacientes presentan 
anemia, trombocitosis, derrame pleural, 
pericarditis, endocarditis y anomalías 
de la conducción cardíaca, además de 
neuropatías, escleritis, epiescleritis, 
esplenomegalia, xeroftalmía y sequedad 
mucosa. Además, alrededor de un 25% 
de los pacientes presentan nódulos 
reumatoideos, unos nódulos palpables 
encima de prominencias óseas como el 
codo2-5.
Diagnosticar la artritis 
reumatoide
El diagnóstico de la AR requiere valorar 
una combinación de datos subjetivos y 
objetivos en conjunción con los resultados 
de las pruebas analíticas. Es fundamental 
tener información completa sobre los 
antecedentes familiares. Durante la 
exploración física hay que determinar 
la presencia de anomalías bilaterales 
(simétricas) en las articulaciones, dolor, 
edema, restricción del movimiento de 
las articulaciones, nódulos reumatoideos 
y signos de afectación extraarticular. Es 
preciso descartar otros diagnósticos como 
la polimialgia reumática,la artrosis, una 
artritis infecciosa y la artropatía psoriásica. 
Las pruebas analíticas deben incluir la 
determinación del FR, que se encuentra 
en un 75% de los pacientes de AR4. Los 
anticuerpos antiproteínas citrulinadas se 
encuentran en un porcentaje de pacientes 
con AR que oscila entre el 60% y el 70%8,9. 
La velocidad de sedimentación globular 
(VSG) se encuentra elevada, mientras que 
la cifra de eritrocitos y la concentración 
del componente 4 del complemento 
(C4) se reducen. Las concentraciones de 
proteína C reactiva (PCR) son normales 
o más altas de lo normal y el valor de 
los anticuerpos antinucleares puede ser 
positivo10. El líquido sinovial que se obtiene 
por artrocentesis tiene un aspecto turbio, 
amarillo oscuro o lechoso y presenta 
biomarcadores inlamatorios, entre ellos, 
leucocitos y complemento. Los signos 
radiológicos muestran erosiones óseas 
características y estrechamiento de los 
espacios articulares conforme va avanzando 
la enfermedad4,5.
Estrategias de tratamiento
Como la AR no tiene cura, el tratamiento 
se centra en prevenir y limitar las 
lesiones y disfunciones articulares y otras 
manifestaciones de la enfermedad, además 
de tratar el dolor. Anime a los pacientes 
con AR a encontrar un equilibrio entre 
practicar ejercicio y descansar, a mantener 
una dieta saludable rica en vitaminas, 
proteínas y hierro (para crear y reparar los 
tejidos) y a aprovechar los grupos de apoyo 
comunitarios. Algunos de los síntomas 
se pueden aliviar mediante estrategias 
extrafarmacológicas de atención del dolor, 
como por ejemplo técnicas de relajación y 
aplicación de calor y frío.
A medida que la enfermedad progresa 
hay que incorporar un plan de ejercicios 
más estructurado que incluya ejercicios 
de lexibilidad articular y estiramientos 
musculares y alternar actividades con períodos 
de descanso para proteger las articulaciones4,11. 
La reducción del riesgo cardiovascular y 
la vacunación son otras intervenciones 
importantes en todas las etapas de la AR para 
disminuir el riesgo de complicaciones por el 
tratamiento farmacológico11.
Para muchos pacientes diagnosticados de 
AR la mejor opción es un tratamiento más 
intensivo que implica recibir medicación12. 
La farmacoterapia cientí�co-estadística 
abarca la utilización de antiinlamatorios 
(no esteroideos [AINE] y glucocorticoides) 
y modi�cadores de la artritis reumatoide 
(ARME) biológicos y no biológicos13.
Los AINE como el ibuprofeno, el 
naproxeno, el cetoprofeno y el diclofenaco 
se administran para el alivio sintomático 
rápido de la inlamación, el dolor y la 
rigidez asociados a la AR. Los efectos 
secundarios frecuentes de los AINE son 
epigastralgia y posiblemente hemorragia 
digestiva, náuseas, diarrea y estreñimiento. 
Además, el uso de AINE puede asociarse 
a diversas reacciones adversas renales y 
cardiovasculares como edema, lesión renal 
aguda, hipertensión, infarto de miocardio 
y accidente cardiovascular. Es necesario 
supervisar a los pacientes que toman AINE 
para aliviar los síntomas y los efectos 
secundarios de los fármacos12.
Los glucocorticoides como la prednisona 
permiten reducir la inlamación 
rápidamente; algunos de los efectos 
secundarios son: retención de sodio, 
insu�ciencia corticosuprarrenal secundaria, 
perforación digestiva, osteoporosis, cambios 
de humor y depresión grave14.
Se debe prescribir un ARME a todos 
los pacientes diagnosticados de AR, como 
Una aproximación a la artritis reumatoide2
Paño sinovial
Pérdida de cartílago
Erosión cubierta 
de paño sinovial
Membrana sinovial 
inflamada
26 Nursing2016 | Volumen 33 | Número 4
por ejemplo la hidroxicloroquina (HCQ) 
o la sulfasalazina (SSZ), para inhibir la 
hiperactividad del sistema inmunitario 
e inlamatorio11. Hay que empezar a 
administrar ARME tan pronto como sea 
posible, idealmente en un plazo de 3 meses 
desde la aparición de los síntomas. Además 
de aliviar los síntomas de la AR, los ARME 
ralentizan la evolución de la enfermedad9. 
Los ARME no biológicos (o sintéticos 
convencionales) usados más frecuentemente 
son la HCQ, la SSZ y el metotrexato (MTX)11. 
Los efectos secundarios frecuentes de la 
HCQ son visión borrosa, dolor abdominal, 
náuseas, vómitos, anorexia, diarrea, cefalea, 
exantema y prurito. La mielosupresión 
también es una posibilidad15.
Las reacciones adversas frecuentes a la 
SSZ son anorexia, cefalea, náuseas, vómitos 
y gastralgia16. Las menos frecuentes son 
exantema, prurito, urticaria, �ebre y 
anemia hemolítica. Haga un seguimiento 
de los resultados del hemograma completo 
(CBC) del paciente y valore el alivio de los 
síntomas12.
En pacientes con AR activa moderada 
o grave se recomienda un tratamiento 
antiinlamatorio con AINE o glucocorticoides 
y ARME, generalmente MTX. Las reacciones 
adversas al MTX descritas más frecuentemente 
son estomatitis ulcerosa, leucocitopenia, 
náuseas, dolor abdominal, malestar general, 
cansancio, escalofríos y �ebre, mareos y 
menos resistencia a las infecciones. Los 
efectos adversos más graves abarcan la 
hepatotoxicidad y la mielosupresión17. A 
medida que la enfermedad progresa se puede 
incorporar ciclosporina inmunodepresora para 
complementar al MTX4,12.
Los ARME empiezan a tener efecto en 
varias semanas o meses y no están diseñados 
para proporcionar alivio inmediato de los 
síntomas. Cuando un paciente toma ARME 
debe someterse a un estricto seguimiento 
por si presenta efectos secundarios al 
fármaco y se le debe informar sobre las 
medicaciones prescritas, con inclusión de 
los efectos secundarios y cómo deben actuar 
en caso de que ocurran.
Como la AR no tiene cura, 
el tratamiento se centra en 
prevenir y limitar las lesiones 
y disfunciones articulares 
y en tratar el dolor.
Factores de riesgo de la artritis reumatoide19
Las causas de la AR se desconocen, pero se cree que es el resultado de factores 
ambientales y genéticos. Los factores de riesgo son:
• Sociodemográficos: la incidencia de AR es unas dos o tres veces mayor en mujeres 
que en hombres. La aparición de AR es más frecuente en personas mayores de 60 años.
• Genéticos: algunos genotipos específicos de la clase II del HLA están relacionados 
con un aumento del riesgo de padecer AR.
• Fumar: los antecedentes de tabaquismo aumentan el riesgo de sufrir AR de 1,3 a 
2,4 veces.
• Antecedentes obstétricos y de lactancia: algunos estudios muestran que las mujeres 
que han usado anticonceptivos orales tienen un riesgo leve o moderado de sufrir AR; en 
las mujeres sin antecedentes de parto el riesgo de AR aumenta leve o moderadamente; 
la AR es menos habitual entre mujeres en período de lactancia, y las mujeres con mens-
truaciones irregulares o menopausia temprana tienen más riesgo de sufrir AR. 
El uso de los ARME biológicos, que 
se producen mediante técnicas de 
ingeniería genética, ha revelado resultados 
prometedores. Actúan de forma selectiva 
sobre las citocinas o sus receptores o 
sobre otras moléculas de la super�cie 
celular11. Los ARME biológicos comprenden 
biofármacos que no inhiben el FNT, 
como el abatacept, y biofármacos anti-
FNT, como el adalimumab, el etanercept 
y el inliximab13. Cuando el organismo 
responde a la infección y a la enfermedad, 
las citocinas especí�cas (como la FNT- 
y la IL-1) desencadenan una respuesta 
inlamatoria en las articulaciones que 
participa en la destrucción articular. Los 
ARME biológicos bloquean este mecanismo 
e inhiben la liberación de citocinas, 
aliviando los síntomas inlamatorios4,12. Los 
efectos secundarios frecuentes de los ARME 
biológicos abarcan reacciones en la zona 
de la inyección, dolor abdominal, vómitos 
y cefalea. Examine la zona de la inyección 
para determinar la presencia de eritema, 
dolor y edema persistentes y valore la 
respuesta del paciente al tratamiento12.
Intervenciones del personal 
de enfermería
Las intervenciones inicialesdel tratamiento 
de la AR consisten en una anamnesis 
completa y una exploración física centrada 
en el aparato locomotor. Además, hay que 
determinar la presencia de manifestaciones 
extraarticulares de la AR, inspeccionar las 
articulaciones del paciente en busca de 
posibles edemas, nódulos y deformaciones 
y preguntar si tienen dolor o rigidez en 
las articulaciones. Debe determinar la 
estabilidad de la marcha y la destreza 
manual del paciente, así como su 
capacidad de realizar las actividades de 
la vida diaria (AVD)18.
Mantenga un entorno seguro y sin 
obstáculos y valore si el paciente tiene 
di�cultades con la deambulación y la 
motricidad �na o grosera. El estado 
nutricional del paciente, que puede 
haber empeorado a causa de la di�cultad 
para alimentarse, así como las molestias 
digestivas derivadas de alguna medicación, 
también debe analizarse. Aconseje 
al paciente comidas frecuentes y en 
pequeñas cantidades ricas en proteínas y 
vitaminas y compruebe que se solicitan las 
interconsultas adecuadas de intervención 
Julio/Agosto | Nursing2016 | 27
Deformidades de la mano en la artritis reumatoide
A) Artritis reumatoide de la mano con deformidad en cuello de cisne y subluxación palmar de las articulaciones metacarpofalángicas. B) Deformidad en 
ojal del dedo de la mano. Fuente: Wiesel SW. Operative Techniques in Orthopaedic Surgery. 4.ª ed. Philadelphia, PA: Wolters Kluwer; 2015.
�sioterapéutica, ergoterapéutica y 
nutricional cuando sea necesario. Se debe 
hacer un seguimiento de los resultados 
de las pruebas analíticas, entre ellas la 
sedimentación globular, el C4, la CRP y 
los anticuerpos antinucleares, así como 
noti�car al profesional sanitario del paciente 
cualquier anomalía.
Pida información al paciente y a la 
familia sobre la seguridad en el entorno 
doméstico para detectar problemas como 
habitaciones abarrotadas de cosas, una 
mala distribución de los muebles y la 
presencia de alfombrillas. Hay que explicar 
a los pacientes la forma de aumentar la 
seguridad en su entorno doméstico; por 
ejemplo, pueden instalar pasamanos en 
el baño. Observe si los pacientes sufren 
cambios de humor y depresión, frecuentes 
en pacientes con AR debido a la cronicidad 
de la enfermedad y a su impacto negativo en 
la calidad de vida. Proporcione información 
sobre grupos de apoyo de AR en la zona18.
Educación del paciente
Los pacientes tienen que entender que 
la AR es una enfermedad crónica que 
puede afectar a sus AVD. Hay que formar 
a los pacientes y a sus familias sobre 
la �siopatología, los factores de riesgo, 
las manifestaciones, las opciones de 
tratamiento disponibles, los riesgos y 
bene�cios de la medicación y las posibles 
restricciones físicas a medida que progresa 
la enfermedad. Explíqueles que tienen 
que tomar la medicación como se la han 
prescrito y acudir a todas las citas con 
el médico y a las pruebas analíticas para 
mantener un seguimiento. Dígales que 
re�eran a su médico todos los dolores que 
no se hayan tratado, toda nueva di�cultad 
para realizar las AVD y cualquier deterioro 
de la motricidad �na. Hay muchos 
pacientes con AR que sufren adelgazamiento 
involuntario, por lo que hay que enseñarles 
hábitos de alimentación saludables. 
Anímelos a hablar con su médico si detectan 
algún signo de depresión12.
Mejorar la calidad de vida
La AR es una enfermedad progresiva y 
crónica que puede afectar gravemente a la 
salud y a la calidad de vida. El personal de 
enfermería puede ayudar a los pacientes con 
AR a mantenerse sanos y activos el máximo 
tiempo posible mediante exámenes completos, 
las derivaciones adecuadas, intervenciones 
extrafarmacológicas y aplicando la 
farmacoterapia cientí�co-estadística. ■
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Ann Crawford es profesora en el College of Nursing de la 
University of Mary Hardin-Baylor in Belton, Texas. Helene 
Harris es enfermera jubilada.
Las autoras y los planificadores no han declarado ningún 
conflicto de intereses, ni económico ni de otro tipo.
	Conozca los efectos de laAnn Crawford, PhD, RN, CNS, CEN, y Helene Harris, MSN, RNartritis

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