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COMENTARIO-LIBRO-RETRASO-MENTAL-EL-SUJETO-Y-EL-CUERPO (1) (1)

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Laborde Editor, noviembre 2014, Rosario, Argentina. 
PRESENTACIÓN DEL LIBRO:
RETRASO MENTAL. EL SUJETO Y EL CUERPO
Autor: Dr Juan Carlos Matías
psimatias@hotmail.com
Efectuada en el Colegio de Psicólogos de Rosario, Argentina, el 
29.4.2015. 
Presentación: Dra Cecilia Satriano
ceciliasatriano@hotmail.com
Este libro presenta las condiciones que lo generaron, como fue el
desarrollo de la tesis doctoral: El estatuto del sujeto en el retraso
mental, 
-instancia final correspondiente al Doctorado en Psicología de la
Facultad de Psicología, Universidad de Rosario, año 2013. 
El autor sitúa al retraso mental como eje en la discusión; explicándolo
a través de conceptos teóricos, su propia experiencia clínica y una
permanente articulación al campo de la cultura (la historia, el arte, la
literatura).
En el libro se aborda el tema confrontando categorías psiquiátricas y
todas las vertientes ideológicas y epistemológicas; hasta abordarlo
desde otra óptica diferente. Esta perspectiva aporta al campo clínico,
ya no una mirada asistencialista con base diagnóstica, sino un desafío
conceptual. El mayor desafío es su perspectiva, ya que lo acerca al
campo del psicoanálisis y, desde allí, trata con efectividad de
establecer una lectura teórica.
¿Esto qué implica? Primeramente, empezar a situar al retraso mental
más allá del síntoma (psiquiátrico), más allá de la organicidad,
alejándolo de la visión médica y de la intervención pedagógica. 
En algunos pasajes del libro, destaca la deficiencia intelectual
siguiendo el pensamiento freudiano, relacionándola con la historia
familiar e individual. El recorrido del autor por la literatura
psicoanalítica permite un camino con coincidencias y diferencias
respecto de su propia postura.
Juan Carlos Matías se asemeja (Y sólo por eso!!!!) a Jean Itard
(iniciador de la pedagogía diferencial) cuando plantea que se puede
“aprender con el método apropiado (ob.cit., pag. 19). 
Pero se diferencia porque sabe escuchar y puede incluir, situar al
malestar (subjetivo) en el lenguaje del psicoanálisis. Es decir, puede
considerar al sujeto que padece un retraso mental como hablante;
ubicando el cuerpo pulsional. Lo sitúa en relación a la situación con la
madre sin mediación de la imagen paterna, el rechazo a la castración
simbólica, el marco fantasmático. 
Una cuestión inquietante que se observa en este libro es su tapa. El Dr
Juan Carlos Matías se vale para confeccionarla, de algunos actores
destacados de la obra Las Meninas o también llamada en un tiempo:
La familia de Felipe IV, de Diego Velázquez (1656).
Este cuadro eclipsó tanto a Picasso cuando era director honorífico del
Museo de Prado (1957), que produjo 14 obras de la serie, dejando
como personaje central a la Infanta Margarita. 
Las Meninas son dos damitas que acompañan a la Infanta Niña. 
La cuestión es: ¿por qué elegir esta obra para coronar la obra del
autor? 
Seguramente no por el realismo de Velázquez, porque esta pintura
realmente parece una fotografía. Creo que Matías la utilizó, más bien
por su iconografía y su significación en relación a su propia obra. 
La pintura de Velázquez cobró su fama porque por primera vez en la
historia del arte se la denominó: “una máquina para mirar”. Muestra
una realidad virtual y una escena en lo real. La genialidad de
Velázquez es que pinta el cuadro visto desde “dentro” de la cabeza de
Felipe IV, a través de sus ojos.
En la tapa del libro Retraso Mental…, aparecen dos personajes: La
Infanta Margarita de Austria, como figura central, quien padecía de
pubertad precoz y síndrome de Mc Cune Allbright, también conocida
como displasia fibrosa poliostótica (fallo de glándulas endócrinas con
hipertiroidismo). En el cuadro estaba rodeada por María Bárbara
Asquín o también conocida como Mari Bárbola, que padecía enanismo
con acondroplastia e hidrocefália. Ambas tenían una enfermedad
genética autosomática dominante, pero no eran retrasadas metales. 
Matías rescata de la obra de Velázquez a la Infanta y a Mari Bárbola
para colocarlas dentro de un esquema de espejos. ¿Por qué? En
primera instancia, porque hay un juego de miradas entre ambas. 
El Dr Matías utiliza categorías lacanianas para sostener su idea y hace
un recorrido por algunas de ellas cuando sustenta que “el sujeto recibe
su propio mensaje en forma invertida”. 
En el recorrido por la obra encontramos un intento por situar al retardo
mental. Arriesga afirmando que este sujeto se escribe en el fracaso de
la escritura psíquica, en la repetición. Va definiéndola como una
cuestión de escrituras y marcas. Y aclara, su intervención clínica no
siempre permite una interpretación que articule el Significante a lo
Simbólico.
En el libro el autor deja de lado el concepto de déficit o carencia
simbólica para poder dar cuenta de su hipótesis. Establece claramente
una diferencia con respecto a la psicosis y plantea la importancia de
cómo alguien ha sido hablado y esperado desde lo simbólico (pag.
41). 
Menciona un: Holofraseo de los que se apasionan por no saber, los
retrasados. Allí no hay interrogación al Otro para que no surja una
verdad singular. Pero, no habría forclusión del Nombre del Padre. 
Matías plantea que existe una falla en la trama que acoge al infans
antes de nacer y que éste queda atrapado en los bordes de las
marcas de una historia. El apasionado por no saber vive inmerso en
un lenguaje chato, con una ausencia de movilidad significante que
produce un discurso compacto. Presenta inhibición en el hacer, copia
a otro. Queda reducido a la superficie plana de un cuerpo especular
(Relacionado con la tapa del libro y con algunos personajes de Las
Meninas).
Define: “La debilidad mental del ser hablante cobra una magnitud de
estructura. Debilidad de lo mental como efecto de cierta invasión de lo
Imaginario en el registro Simbólico, que produce una existencia chata,
aplanada a ciertos moldes culturales y sociales (pag. 41).
Ser hablante que puede ubicarse en la debilidad mental por no tener
más que un cuerpo como punto de partida, quedando atrapado en la
dimensión Imaginaria.
La hipótesis que da origen a la tesis de Juan Carlos Matías es que en
el retrasado quedaría anulado el Sujeto de la enunciación, sin
forclusión del Significante del Nombre del Padre.
Es interesante este planteo porque entonces, el saber del Otro no
puede ser interrogado, apareciendo como un discurso sin sujeto en el
que el inocente al saber no está sólidamente instalado. 
Por eso en algún momento los llama: “Niños inhibidos de saber”. El
retrasado no puede leer entrelíneas ni invocar al Otro. “¡Se invoca la
presencia de una ausencia!”, dice.
Aprovecha este recorrido para destacar la función del Nombre del
Padre y la importancia de sus marcas (pag.60). Señala las vicisitudes
del comienzo narcisístico de un niño y los posibles fallos en las
funciones de la parentalidad. El devenir del cuerpo en el registro
imaginario. 
Interesa averiguar desde dónde fue mirado un bebé desde los
orígenes, para poder comprender la magnitud de ciertos fallos
tempranos en las funciones yoicas. Éste puede ser el germen de
algunos retrasos y de serias inhibiciones en el yo como función
imaginaria. Los retrasados intelectuales suelen presentar severos
compromisos en el armado del cuerpo imaginario y pulsional
temprano. 
Por lo tanto, se ubica el padecimiento fundamentalmente en la
constitución del narcisismo primario. Un objeto a que se hace presente
en vez de ausentarse. 
Juan Carlos Matías afirma que cuando se nace con alguna
enfermedad, el cuerpo imaginario no restaura una fragmentación
autoerótica, sino que se debe transitar por un procesode duelo por el
niño soñado. Este recién nacido ocupa un lugar excluido de la cadena
filiatoria, es decir, no tiene allí un lugar o cobra la magnitud de una
existencia vacía de sentido.
Como para ir cerrado. El porqué de la tapa se halla en el capítulo IV
del texto: Maternidad y retraso. Amamantar a un niño sin erotizarlo, la
caída de la teoría del niño-falo. Allí están las vicisitudes de la
constitución del infans y su imagen, el Otro primordial y la de su propio
cuerpo. 
El autor recoge el guante que planteó Maud Mannoni, cuando afirma
que la intervención es inventar recursos para estos sujetos
considerados por algunos como “in-analizables”. Por eso da un paso
más y presenta sus propios casos (Sofía, Mateo), utilizando artificios
que le dieron resultados. Y esto es un aporte que se agrega como
valor a este libro.

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