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BFLACSO-CS34-04-Vallejo

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“La unidad es como una mazorca,
si se va el grano, se va la fila,
si se va la fila, se acaba la mazorca”
Tránsito Amaguaña
Desde hace muchos años, el aumento del deli-to y las violencias preocupa a los y las habi-tantes de casi todas las ciudades del mundo.
No existe día en que las personas no hablen sobre su
temor a ser victimizadas en las urbes, lo cual es una
situación que demuestra la alta percepción de insegu-
ridad que existe en muchas sociedades. Este clima de
miedo muestra la visión de un futuro desalentador
que lleva a la ciudadanía a demandar posibles solucio-
nes para que la situación mejore, una de ellas es exi-
gir a los gobiernos centrales y a las policías nacionales
mayores niveles de seguridad a través de políticas de
“mano dura2”; sin embargo, por extraño que parezca,
acciones de este tipo en lugar de disminuir los niveles
objetivos y subjetivos de inseguridad, los aumentan.
Ante esta realidad, es pertinente plantear algunos
cuestionamientos respecto a la situación de la insegu-
ridad en el contexto ecuatoriano: ¿Son realmente
inseguras nuestras ciudades? ¿La seguridad debe estar
exclusivamente en manos del gobierno central y la
Policía Nacional? ¿Sobre quién recae la responsabili-
dad de la seguridad ciudadana, en una época en que
los gobiernos locales han tomado posta en esta com-
petencia? ¿La ciudadanía puede tomar acciones en
este tema? 
Ahora bien, si como afirman Corsi y Peyrú (2003),
la violencia es un patrimonio exclusivo del ser huma-
no, la participación de la comunidad es importante
por permitir un cambio sustancial de los enfoques de
seguridad que tradicionalmente se encontraban cen-
trados en el accionar policial. Ésta constituye un eje
central en las iniciativas de prevención, ya que la ciu-
dadanía toma conciencia de sus responsabilidades,
derechos y obligaciones como actores sociales, permi-
tiendo el logro de formas de prevención más integra-
les y eficaces debido a la conformación de redes de
relaciones y organizaciones que fomentan los vínculos
entre las comunidades, los cuerpos policiales y las ins-
tituciones del Estado.
El hecho de incluir la participación de la comuni-
dad en la solución de sus problemas, permite el auto-
control de los factores que originan y agravan la vio-
lencia, la reducción de la percepción de inseguridad y
el combate de la reducción de la calidad espacio -
tiempo que se comparte en la ciudad, al establecer
relaciones coordinadas interinstitucionalmente, en
base a las funciones y competencias de cada uno de
los actores de la seguridad ciudadana.
¿Qué se entiende por participación ciudadana?
La seguridad ciudadana abarca entre otros aspectos, la
participación de la comunidad; sin embargo, ¿Qué
entiende la ciudadanía como participación comunita-
ria? ¿Cómo aplicarla al tema de la seguridad? 
Según Pavarinni (1994), las tácticas comunitarias
van encaminadas a la participación social de aquellos
que comparten un espacio o unos valores, siendo el
canal básico de la intervención, que busca reconstruir
el control social del territorio por parte de quien lo
habita (1994: 435-462); sin embargo, los ciudadanos
comunes desconocen qué es participación, y qué es
seguridad ciudadana, lo que refleja una débil cultura
que pueda respaldar una labor eficaz.
En este sentido, cabe explicar que la participación
ciudadana, tiene que ver con la manera en que los
seres humanos se identifican y se involucran a través
de acciones individuales y colectivas con un espacio
territorial, de ahí la necesidad de fortalecer este vín-
culo para proteger la convivencia de quienes habitan
en un determinado lugar, por cuanto en este espacio
se comparten valores que se consideran propios, y las
soluciones se ajustan al entorno por formar parte de
un acuerdo colectivo.
Experiencias de participación comunitaria 
en seguridad a nivel internacional 
En los últimos años se han desarrollado diversas pro-
puestas en varios países del mundo sobre participa-
ción comunitaria en seguridad, tanto a escala nacional
como local, a través de municipios o diferentes orga-
nizaciones policiales. Autores como Smulovitz
(2003:93-96) y Frühling (2003:13-18), destacan en sus
estudios algunas de las más importantes:
• En Francia, durante los años 80 y 90 se crearon
los Conseils Communaux du Prevention de la Delin-
quance (CCPD), que recuperaban tres valores de
la racionalidad política alentada por el gobierno
socialista: la descentralización administrativa, la in-
centivación de la participación ciudadana y la coo-
peración e interacción entre las agencias del Es-
tado y los actores de la sociedad civil. Para el año
2000 existían en Francia aproximadamente 700
CCPD.
• En Argentina existen los Centros de Gestión y
Participación (CGP), que son organismos del go-
bierno de la ciudad localizados en distintos ba-
rrios y tienen a su cargo, entre otras, algunas fun-
ciones de mediación en la resolución de conflic-
tos. Estos entes coexisten con otras experiencias
comunitarias autogestionadas totalmente por
vecinos/as.
FLACSO SEDE ECUADOR • PROGRAMA ESTUDIOS DE LA CIUDAD
4
Participación comunitaria en la seguridad
ciudadana: la experiencia de Quito
Olga Vallejo Rueda1
T E M A C E N T R A L
 
• En Chile, a finales de 1998 existían aproximada-
mente 261 Comités Vecinales de Seguridad Ciu-
dadana en Santiago. En estos espacios se ha reali-
zado más un ejercicio de contraloría social hacia
la policía y se ha ensayado el modelo de policía
comunitaria.
• En Sao Paulo-Brasil al igual que en Santiago de
Chile, los Comités Vecinales de Seguridad Ciu-
dadana han servido especialmente para realizar
reclamos y demandas hacia la policía; mientras en
Belo Horizonte, los consejos comunitarios tuvie-
ron un corte más inclinado a las “autodefensas”,
por lo que fueron considerados como un fracaso.
• En Villa Nueva-Guatemala, los Comités de Seguri-
dad Ciudadana tienen un carácter más informati-
vo desde la comunidad hacia la policía, y funcionan
solo en sectores de clase media a clase alta.
• En Bogotá-Colombia se constituyeron más de
5.400 “Frentes locales de seguridad”, los cuales
constituyen una red de apoyo al trabajo policial,
realizando tareas de vigilancia informal.
La participación comunitaria en el DMQ
La historia de la participación comunitaria en Quito
se remonta hace aproximadamente 60 años, con el
aparecimiento de las primeras organizaciones barria-
les como organismos de gestión de las necesidades
más básicas (luz, agua potable, teléfono, alcantarillado,
etc.), debido al grado de desarrollo territorial que la
ciudad empezaba a tener. Para el año 1995 aparecen
las Brigadas Barriales de Seguridad Ciudadana de
Quito, dentro del seno de la Policía Nacional, dando
origen por primera vez al tema de la participación
comunitaria en comunión al concepto de seguridad.
Más adelante, en el año 2001, el Municipio del Distrito
Metropolitano de Quito –MDMQ crea la Ordenanza
No. 046, la cual instaura el Sistema de Gestión Partici-
pativa, con una nueva estructuración geopolítica,
administrativa y participativa de la ciudad3.
De esta manera, la Encuesta de Victimización del
Distrito Metropolitano de Quito –DMQ (CYMACIT,
2008) nos permite conocer el porcentaje actual de
hogares organizados en las diferentes zonas de la ciu-
dad, evidenciando que los sectores Norte, Eloy Alfaro
y Centro presentan mayor participación en este as-
pecto, aunque se podría decir que en términos gene-
rales la ciudad tiene aún bajos de organización barrial
(ver gráfico No.1). Ahora bien, según esta misma en-
cuesta, del total de hogares organizados en la ciudad,
un 18,3% son brigadas barriales, un 14,3% comités de
seguridad y un 5,1% posee los dos tipos de organiza-
ciones (ver cuadro no.1).
No obstante, en la actualidad, una serie de rela-
ciones antagónicas entre organizaciones permiten en-
trever la existencia de luchas de poder por demostrar
qué organización comunitaria o qué instancia del Es-
tado debiera encabezar el tema de la seguridad ciu-
dadana, demostrando la obsolescencia de los sistemas
degestión estatales en función de la participación, y la
falta de preparación de las y los dirigentes comunita-
rios frente a retos contemporáneos.
Sin importar la organización a la cual pertenez-
can, líderes y lideresas comunitarios demuestran la
carencia de herramientas objetivas y metodologías
que ayuden a precisar los problemas de la comunidad,
lo cual ha acarreado confusiones dentro de sus roles
y competencias, originando una tendencia a la abs-
tracción de las necesidades comunitarias hacia la utó-
pica construcción de espacios barriales modelo. Esta
situación ha hecho que la participación comunitaria
quede reducida a la capacidad de satisfacer necesida-
des y aspiraciones en el corto y mediano plazo, selec-
cionando para esto la participación de miembros de
la comunidad –como indican Falconí y Jarrín (2002:
141)– en base al estereotipo de buen ciudadano/a
(capacidad de expresión, principio de autoridad, etc.),
de manera que se produce un proceso simultáneo de
exclusión, lo cual según Christie (1984:93), refleja la
falta de criterios tanto para la elección de los repre-
sentantes, como para que estos asuman un liderazgo
positivo.
Relación de la comunidad con el gobierno local
Para Gallegos y León (2006:7), la puesta en marcha
del Sistema de Gestión Participativa - SGP4 por parte
del MDMQ como un nuevo proceso, puso en eviden-
cia algunas dificultades al momento de ser incorpora-
do en las prácticas políticas de la sociedad local; prin-
cipalmente porque se desencadenó un choque entre
la cultura política clientelar5 y los contenidos del pro-
ceso de participación ciudadana que se pretendían
poner en marcha. De esta manera, los procesos no se
desarrollaron como espacios de expresión de ideas,
propuestas y decisiones conjuntas entre el gobierno
local y la comunidad, sino como reuniones que han
servido para recoger pliegos de peticiones de obras
en los barrios, justamente porque este sistema pierde
la noción de lo barrial en función de una nueva orga-
CIUDAD SEGURA 34 - 2009
5
Gráfico No. 1.
Hogares en barrios organizados según zona administrativa
Fuente: CYMACIT, 2008
Cuadro No. 1.
Formación de organizaciones
Fuente: CYMACIT, 2008
Organización
Comités de seguridad
Brigadas barriales
Comités de seguridad
y brigadas barriales
Otros
Total
Valores perdidos
Total
Frecuencia
292
374
105
19
790
1250
2040
Porcentaje
14,3
18,3
5,1
0,9
38,7
61,3
100
Válido
37
47,3
13,3
2,4
100
 
nización geopolítica denominada “cabildos”, los cuales
facilitan la participación comunitaria en lo micro, pero
no la decisión de lo macro con respecto al desarrollo
de la ciudad; situación que es entendida –en varias
ocasiones– como burla por parte de los moradores
de algunos sectores.
Por otro lado, se ha evidenciado una resistencia a
trabajar con la comunidad en función de lo humano y
lo social, precisamente cuando en las reuniones orga-
nizadas, funcionarios/as municipales llegan con un gui-
ón preestablecido, intentando mantener la metodolo-
gía y la planificación del espacio participativo desde
arriba, pues pese a la predisposición de algunos fun-
cionarios/as involucrados en el proceso y su nivel de
compromiso con este nuevo modelo de gestión,
muchas veces controlan los límites y lo que “debe
ofertarse” (Falconí y Jarrín 2002: 141). El SGP fue
manejado en un inicio por funcionarios/as “operati-
vos”, sin embargo, las altas autoridades no se vincula-
ron en la ejecución al no estar muchas de ellas– del
todo convencidas, ni comprometidas con el sistema; lo
cual ha devenido en pugnas de intereses entre Ad-
ministraciones Zonales, Empresas, Fundaciones y
Corporaciones Municipales.
Los espacios llamados “comités de gestión” que
deberían ser entendidos y aceptados como los espacios
de discusión y negociación de lógicas para la construc-
ción conjunta de proyectos, son para muchos funciona-
rios/as “apoyos para facilitar su gestión”.Así, en los SGP
se busca la aprobación y legitimación frente a actores
comunitarios, tratando de influir en los procesos de
toma de decisiones, con lo cual de las interacciones for-
males entre ciudadanos/as se ha pasado a la propuesta
de acciones que influyan en procesos políticos.
De este modo, como mencionan Falconí y Jarrín
(2002:141), la participación ciudadana en relación con
el MDMQ se convirtió en una práctica social sujeta a
los límites permitidos, y los individuos que “participan”
de ello están sujetos a este modelo debido a que
están integrados al sistema; situación que no permite
el desenvolvimiento de los actores que participan en
los espacios, limitándolos. Este comportamiento se
puede encontrar en varios momentos durante el de-
sarrollo del cabildo, por ejemplo: cuando llega el Al-
calde, la ciudadanía subordina sus temas e iniciativas
sociales a las dinámicas institucionales que cobran
fuerza con la presencia del burgomaestre, de manera
que la pretensión de que desaparezca el tradicional
sentimiento de subordinación de la población con
respecto a la autoridad, por lo general no puede cum-
plirse en los cabildos.
Al interior de cada cabildo las relaciones se esta-
blecen de la siguiente manera: el municipio a la cabe-
za (con la presencia de coordinadores de cada cabil-
do, en ocasiones la o el administrador zonal) como la
punta de la pirámide; y luego los y las asistentes al
cabildo que son la base social y objeto último de la
participación, quienes acuden a la invitación municipal
para trabajar por temas y priorizar obras en un lista-
do que es presentado en plenaria. Los dos actores
acuden para dar cumplimiento a sus roles, pero ¿quién
toma las decisiones? El gráfico No. 2 ilustra claramen-
te la respuesta a esta interrogante.
Relación de la comunidad con la Policía Nacional
El otro actor ligado a la participación dentro del
campo de la seguridad es la Policía Nacional. Según la
nueva Constitución Política del Ecuador (2008) esta
institución debe encargarse del mantenimiento de la
paz y el orden público para garantizar la seguridad ciu-
dadana de la población6, mandato que deja entrever la
existencia de un cambio de orientación en relación al
antiguo enfoque de seguridad pública. No obstante,
esta institución aún no mantiene procesos participati-
vos con la comunidad en sus diferentes escalas, evi-
denciándose una resistencia a la evaluación participa-
tiva y a la retroalimentación, lo cual hace que la apli-
cación de soluciones a los problemas de inseguridad
sean cortoplacistas e inmediatistas, reflejando la falta
de una política operacional que satisfaga las necesida-
des barriales.
Considerando estos aspectos, al ser la Policía Co-
munitaria la instancia más cercana a la realidad barrial,
la Jefatura de Policía Comunitaria del DMQ efectuó
en el primer trimestre de 2009 una encuesta en sus
257 unidades - UPC en Quito, con el propósito de
medir el nivel de acercamiento y aceptación que tie-
nen sus funcionarios/as en la ciudad, además de su
grado de interrelación con las organizaciones comuni-
tarias, a fin de buscar estrategias que solucionen las
necesidades de la seguridad ciudadana en el Distrito.
Los resultados de la mencionada encuesta muestran
que tan solo el 23,57% de las UPC de Quito mantie-
nen algún tipo de relación con la comunidad (el 4,43%
de las y los policías comunitarios tienen muy buenas
relaciones con sus organizaciones barriales, el 13,28%
tiene buenas relaciones y el 5,86% tienen relaciones
regulares); mientras que el 76,43% de los policías se
resiste o simplemente no trabaja con la comunidad en
que se ubica su UPC (ver cuadro No.2).
Las brigadas barriales de seguridad ciudadana: un
primer intento de participación comunitaria en la
seguridad ciudadana
El interés institucional de la Policía Nacional del
Ecuador en trabajar con la comunidad, tiene sus ini-
cios a mediados de los años noventa, cuando se
FLACSO SEDE ECUADOR • PROGRAMA ESTUDIOS DE LA CIUDAD
6
Gráfico No. 2 
Pirámide de participación
Fuente: Gallegos y León (2006: 8)
Cuadro No. 2
Proximidad entre la Policía Comunitaria y lacomunidad en el DMQ
Muy bueno Bueno Regular No se relaciona
Febrero 4,69 8,98 4,3 82,03
Marzo 4,3 11,33 7,03 77,35
Abril 4,3 19,53 6,25 69,93
Promedio 4,43 13,28 5,86 76,44
Fuente: Policía Comunitaria DMQ (2009). Elaboración propia
MUNICIPIO
CIUDADANÍA
propone, convoca, planifica,
organiza, sistematiza...
¿Quién toma las decisiones?
asiste, discute, prioriza, obras...
 
empezaba a introducir en el país el enfoque de segu-
ridad ciudadana aún de forma incipiente, mientras el
Ecuador enfrentaba la Guerra del Cenepa. Esta situa-
ción dio origen a las brigadas barriales de seguridad
ciudadana en la ciudad de Quito (las cuales posterior-
mente se crearon en otras ciudades del Ecuador)
como respuesta a la falta de personal policial que al
momento se encontraba reforzando la frontera, y al
aumento de la percepción de inseguridad que por
ende se vivía en la época. En este sentido, la Policía
Nacional definió a las brigadas barriales como “orga-
nización comunitaria, apolítica, de autoprotección y
solidaridad ciudadana, tendiente a mantener un ade-
cuado nivel de seguridad pública y personal en coor-
dinación con la Policía Nacional, que es la institución
responsable del entrenamiento de los brigadistas y
conducción de las acciones comunitarias de seguridad
pública, con la finalidad de crear las condiciones de
paz y orden público necesarios para el desenvolvi-
miento de las actividades socioeconómicas de la co-
munidad” (Policía Nacional del Ecuador 1995).
Sin una asignación presupuestaria por parte del
Estado para la preservación del orden público y la paz
ciudadana, a mediados del año 1996, varios oficiales li-
derados por el Subcomandante del Regimiento Quito
No. 1 (Teniente Coronel Mario Segovia), dieron im-
pulso al operativo 112, el cual buscó el apoyo de ba-
rrios quiteños para fomentar la protección, la solidari-
dad ciudadana y la seguridad pública. Esto constituyó
más tarde el eje de las acciones comunitarias que per-
mitirían el descenso del índice delictivo en la ciudad,
llegando a conformarse 160 brigadas barriales que a
través de la autogestión, lograron reunir una impor-
tante suma de dinero7 para la adquisición de vehícu-
los y un helicóptero que dio origen al Servicio Aero-
policial. Sin embargo, no existió apoyo financiero esta-
tal para el mantenimiento y movilización de las unida-
des, cuyos gastos fueron cubiertos únicamente con
recursos de la propia comunidad, lo cual generó que
a largo plazo estos vehículos funcionen escasamente.
Por tal razón, se podría decir que este esfuerzo fue un
primer intento por consolidar una política de seguri-
dad pública, a través de un proyecto ambicioso que
regularía la participación de la comunidad, no obstan-
te, esta iniciativa generó un movimiento de resistencia
en varios niveles de la institución policial.
Actualmente, el apoyo prestado por la Policía Na-
cional en un plano operativo se ha deteriorado, debi-
do a una concienciación de los peligros que refleja el
tener una comunidad armada y represiva (a fin de evi-
tar el parapoliciamiento de los civiles). Esto ha hecho
del Directorio de Brigadas Barriales de Quito, una en-
tidad que se dedica principalmente a trasparentar el
gasto de los fondos recibidos (provenientes del cobro
USD 2 por concepto en la matriculación vehicular)
para la implementación de las diferentes brigadas que
conforman la ciudad, a las cuales se las ha dotado
principalmente de vehículos patrulleros nuevos,
repuestos, comunicación, etc. Estos rubros fueron ges-
tionados a partir del año 2000, y su administración ha
dependido de quien ejerce la presidencia del Comité
de Seguridad Ciudadana de Quito, el cual es presidi-
do por el Comandante Provincial de Policía, según
consta en la resolución del Consejo de Generales que
norma el funcionamiento de este Comité.
En este contexto, el debilitamiento de las brigadas
barriales se ha agravado debido a la nueva dinámica de
organización territorial desarrollada durante la ad-
ministración del Alcalde Paco Moncayo, que solicitó se
reestructuren las UPC conforme a las ocho Adminis-
traciones Zonales existentes en el Distrito: La Delicia,
Calderón, Norte (Eugenio Espejo) que incluye la sub
zona Plan Mariscal, Centro (Manuela Sáenz), Sur (Eloy
Alfaro), Quitumbe,Tumbaco, y Valle de Los Chillos. Ca-
be mencionar que esta distribución ha confundido la
organización de las brigadas barriales de seguridad ciu-
dadana y ha tergiversado el trabajo de los comandan-
tes policiales desconcentrados, ya que de acuerdo al
nuevo sistema de gestión municipal, cada administra-
ción zonal debe contar simultáneamente con su pro-
pio “comité de seguridad y convivencia ciudadana”, y
en la mayor parte de la ciudad no ha existido coordi-
nación entre estos y las brigadas barriales en la gestión
de cada organización. Esta situación ha ocasionado una
serie de tropiezos que han entorpecido la participa-
ción comunitaria y el vínculo con la Policía Nacional.
Así, entre los cambios más significativos ocurridos
en la organización de las brigadas barriales de seguri-
dad y la Policía Nacional, están la transformación de
los Puestos de Auxilio Inmediato - PAI, retenes y bri-
gadas barriales en Unidades de Policía Comunitaria -
UPC (cuya desconcentración ha sido fortalecida por
las diferentes unidades de vigilancia, las cuales están
distribuidas a lo largo de las ocho administraciones
zonales), y la reciente reformulación operativa que
crea las “zonas seguras”, lo cual ha generado descoor-
dinación y descontento en la población.
CIUDAD SEGURA 34 - 2009
7
Gráfico No. 3 
Organigrama del Comité de Seguridad Ciudadana de Quito
Fuente:Vallejo (2008)
Gráfico No. 4 
Actual división de las Zonas Seguras en el DMQ
Fuente: Jefatura de Policía Comunitaria del DMQ (2007)
DBB-UVN DBB-UVCOcc
Jefe de la Policía
Comunitaria de Quito
(Secretaría)
Comandante
Provincial de Policía
(Presidente)
Jefe Financiero
del Comando
Provincial
DBB-UVCOr DBB-UVS BB-PeriféricosPAI
 
En la actualidad, cada UPC constituye una brigada
barrial, por lo que cada sector está debidamente re-
presentado por los diferentes directorios que lo con-
forman, subdividiéndose para el caso de la represen-
tación civil en cinco grandes sectores, conforme a las
antiguas unidades de vigilancia principales: Directorio
de Brigadas Barriales del Norte - UVN, Directorio de
Brigadas Barriales del Centro Occidente - UVCOcc,
Directorio de Brigadas Barriales del Centro Oriente -
UVCOr, Directorio de Brigadas Barriales del Sur - UV,
Directorio de Brigadas Barriales del Sector Periférico.
El gráfico No. 3 muestra cómo está conformado
el Comité de Seguridad Ciudadana de Quito, el cual
fue creado por resolución del Consejo de Generales
para la administración del fondo de brigadas barriales;
no obstante, su división territorial no corresponde
con la división distrital municipal.
Operativamente, la seguridad en la ciudad está
cubierta por el Plan de Intervención Quito Zona
Segura impulsado por la Policía Nacional, el cual ha in-
tentado adaptarse a la estructura de las Administra-
ciones Zonales Municipales - AZ, reformando la or-
denación territorial con la que contaban las UPC; sin
embargo, esta reestructuración ha reducido amplia-
mente la perspectiva de la realidad barrial (ver gráfico
No.4).
Retos de la participación en la seguridad ciudadana
para Quito
Para enfrentar los retos que impone la seguridad ciu-
dadana en la actualidad es necesario tomar en cuenta
el empoderamiento de la ciudadanía, mediante el
desarrollo de un modelo de gobierno barrial y el de-
sarrollo de un nuevo sistema de organización de la
comunidad frente a los retos de la contemporaneidad
– globalización, migración, desempleo, irrespeto de los
derechos humanos, desigualdad, pobreza, etc.–, que
aplique los criterios del management8, (como herra-
mienta administrativa) al manejo de las necesidades
barriales de acuerdo a un modelo de gestión y solu-
ción de las demandas; unificando las discordias en lo
administrativo, operativo y participativo al interiorde
los barrios con una estructura única que permita
enfrentar los problemas y las necesidades barriales
por áreas, como estrategia para enfrentar las comple-
jidades de la administración pública tradicional (ver
gráficos No.5 y No. 6). En este sentido, una nueva
organización comunitaria debe definir bien sus dife-
rentes niveles, haciendo una diferenciación entre lo
administrativo y lo operativo. Una estructuración de
las funciones se hace indispensable, así como el esta-
blecimiento de los diferentes procesos a los cuales
esas funciones y áreas pertenecen. La herramienta
fundamental es la planificación, de este modo, se desa-
rrollan estrategias que son sujeto de permanente eva-
luación y de superación.
Conclusión
Debido a que los seres humanos son generadores de
inseguridad, es importante considerar que la multicau-
salidad de la violencia exige enfrentarla desde varios
puntos de vista, de ahí la necesidad de una nueva es-
tructura organizacional horizontal y de herramientas
de gestión de lo barrial que permitan un empodera-
miento de la ciudadanía y la negociación de lo co-
munitario frente a la violencia estructural, priorizando
la atención a los grupos más vulnerables. La ciudada-
nía organizada debe emplear herramientas como la
georeferenciación de los diferentes tipos de violencia
y utilizar mecanismos de planificación, es decir, las or-
ganizaciones comunitarias deben evolucionar para dar
los primeros pasos hacia una participación en seguri-
dad ciudadana.
En conclusión, la participación comunitaria en la
seguridad ciudadana debe replantearse y evolucionar
FLACSO SEDE ECUADOR • PROGRAMA ESTUDIOS DE LA CIUDAD
8
Gráfico No. 5 
Propuesta de una organización barrial única
Fuente:Vallejo Olga (2007)
Gráfico No. 6 
NIveles de funcionamiento de un comité barrial único (CBU)
Fuente:Vallejo Olga (2007)
Área encargada de Salud y
Medio Ambiente (CSYMA)
Área encargada de Seguridad
Ciudadana (CSYBB)
Comité barrial único
Área encargada de Cultura
(CCULT)
Área encargada de Desarrollo
Humano Sustentable (CDHS)
Área encargada de los 
problemas de infraestructura
(CIB)
Áreas particulares (CP)
Comsión de Salud
y Medio AmbientePRESIDENTE
Nivel
Administrativo
Nivel
Operativo
CBU
VICEPRESIDENTE
SECRETARIO
GENERAL
TESORERO
PA
RT
IC
IP
A
C
IÓ
N
 C
O
M
U
N
IT
A
R
IAComsión de Seguridad
y Brigada Barrial
Comisión de Cultura
Comsión de Desarrollo
Humano Sustentable
Comsión de
Infraestructura Básica
Comisión Particular
Áreas particulares
Áreas básicas
Sistema de rendición de cuentas
Todos trabajan, todos rinden cuentas
Nace
de la
comu-
nidad
Dependiendo de los
fines, estas áreas pueden
ser temporales o prema-
nentes y se encuentran
fundamentadas en la rea-
lidad de cada barrio.
 
en función de las nuevas necesidades y realidades de
cada ciudad y de cada conglomerado barrial. Ésta de-
be estar encaminada y fundamentada en la creación de
un nuevo modelo de gestión que incorpore herra-
mientas de administración y de planificación de la rea-
lidad barrial, que permitan optimizar los recursos dis-
ponible y la inclusión de los diferentes grupos sociales
existentes a fin de abordar los problemas desde una
visión integral, que permitan una sensibilización en rela-
ción a las necesidades entre sectores
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seguridad ciudadana: El Caso de Quito”. Monografía rea-
lizada para la obtención de Diploma Superior en
Seguridad Ciudadana. Quito: FLACSO. No publicado
Notas:
1 Ingeniera empresarial con Diplomado en Seguridad Ciudadana en FLACSO
sede Ecuador. Actualmente es coordinadora de seguridad ciudadana del
Barrio El Tejar y miembro del Directorio de Brigadas Barriales de Quito.
2 La política de “mano dura” se fundamenta en la intensificación de operativos
anti-delincuenciales de muy corto plazo, en respuesta al aumento de la insegu-
ridad objetiva y subjetiva, con el propósito de satisfacer los reclamos de la
población.
3 Esta ordenanza evolucionó en el año 2006 a ala Ordenanza 0187 del SGP-
RC.
4 Sistema de Gestión Participativa, que regula la participación de las organiza-
ciones comunitarias en la ciudad de Quito.
5 Se prioriza la entrega de obras a grupos y asociaciones que pueden asegurar
un mayor número de votos, en temporadas electorales.
6 Constitución Política del Ecuador, Art. 163, 2008.
7 Se logró recaudar 720’000.000 millones de sucres, con lo cual se adquirió 60
vehículos patrulleros y 25 motocicletas, y el 50% del valor de un helicóptero
adquirido mediante contratación pública, el cual está a servicio de la Policía
Nacional a cargo de pilotos de la propia institución, mientras el otro 50% fue
financiado con dinero del Estado. Los vehículos adquiridos en esa época han
cumplido su vida útil y han sido dados de baja para el servicio comunitario.
8 El management es un concepto de la administración moderna que se define
como el conjunto de gestiones, métodos y procesos de dirección, organiza-
ción, asignación de recursos, control, planificación, activación y animación de
una empresa o de una unidad de trabajo, regido por un espíritu de supera-
ción continua de la organización.
CIUDAD SEGURA 34 - 2009
9
C O M PA R A N D O
Ciudad
Rosario,
Argentina
Ciudad de
México
Santiago,
Chile
Lima, Perú
Institución
Universidad de
Toronto y
Universidad de
Rosario
Asociación
Democracia,
Derechos
Humanos y
Seguridad
Ministerio de
Interior de Chile
Consejo
Nacional de
Seguridad
Ciudadana
Experiencia
Comunidades Justas 
y Seguras
Manual para organiza-
ciones de la sociedad
civil en materia de
seguridad pública
Barrio Seguro
Comités Distritales de
Seguridad Ciudadana
Descripción
Implementación del modelo Foros de Convivencia, formados por
miembros de la comunidad que facilitan la resolución de conflictos
específicos y la prevención de los factores genéricos que afectan
la convivencia y la seguridad, de acuerdo a pasos para la resolu-
ción de conflictos redactados por el programa.
Fomentar la cooperación con la policía
para mejorar la seguridad sin violentar los
derechos individuales, promover la posibilidad de un sistema de
monitoreo yrendición de cuentas de la policía por medio de la
acción responsable
de la comunidad.
Se desarrolla en barrios críticos de vulnerabilidad
social, su estrategia es fortalecer los factores preventivos y protec-
tores de los individuos y de la comunidad, en grupos específicos
de alta vulnerabilidad, mediante prevención social primaria y
secundaria, fortalecimiento de las redes de apoyo, fomento a la
integración social de infractores de la ley con condena cumplida.
Su organización aplica el nuevo enfoque sobre seguridad partici-
pativa que prioriza las tareas de prevención, el trabajo multisecto-
rial y la organización local. Los Comités han funcionado
como mecanismos de rendición de cuentas, al involucrar a la
sociedad en la actividad se ha propiciado la eficiencia en el uso de
recursos y la eficacia en las tareas de prevención. Han logrado una
mayor colaboración y comunicación entre instituciones entre la
policía y la sociedad civil.
Fuente: CESC (2005). Boletín + seguridad + prevención No.4. Santiago: Universidad de Chile.
Experiencias de participación comunitaria en seguridad ciudadana en América Latina

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