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PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO II
Texto: ¨Apertura de las II Jornadas Nacionales: desarrollo y estructura en la dirección de la cura¨ de
Jacques Alain Miller. 1992.
La relación de los psicoanalistas con el niño fue dominada por la perspectiva del desarrollo,
preocupación por el establecimiento de la cronología, la definición del inconsciente como permanencia del
niño en el hombre.
El descubrimiento freudiano nos trajo la importancia del carácter determinante de los primeros
meses/años de vida del ser humano, para su vida entera.
Lacan ha demostrado que el campo del lenguaje, el desarrollo cede su lugar a la historia. Oposiciones:
1. Desarrollo vs historia: Esta oposición pone en evidencia que el lenguaje no es un proceso
objetivo con respecto al ser humano, de una simple maduración como en las plantas. El
proceso de la maduración del organismo incluye un Sujeto, que subjetiva, que cada dato
objetivo o hecho incluye al Sujeto, dando sentido a lo ocurrido. lo distinto está en la
donación de sentido, en cierta independencia del significante y del significado. Lacan
formula que los estados instintuales son ya organizados en subjetividad cuando se vive
(primera oposición). supone un sujeto que da sentidos. El mismo hecho objetivo puede
recibir sentidos distintos según los sujetos.No hay una maduracion, un proceso igual para
todos. ¨Aprés coup¨: acción aplazada.
2. Desarrollo vs Estructura: Lacan afirma que el niño ya sabe todo lo que tiene que saber. El
aprendizaje supuesto del lenguaje no pasa de lo simple a lo complejo, sino que el niño tiene
un manejo anticipado de estructuras gramaticales muy complejas del lenguaje. Esta
oposición nos dice que de a poco las cosas se ponen en su lugar, no de un solo golpe, pero ya
el sistema estructural los organiza por anticipación. No debemos permitir que el concepto
de niño se disuelva, debemos recuperar el concepto operativo del niño.
Debemos distinguir entre la cronología (como el espacio métrico) y el tiempo lógico. Esta última es
esencial para reubicar al niño en el psicoanálisis.El tiempo lógico que es de la dimensión significante de
la estructura, debe ser complementado con el tiempo al nivel del objeto pequeño a.
Niño: sujeto cuya libido no se ha desplazado de los objetos primarios. Es con el niño que se pone en
evidencia la primacía de la relación del sujeto al discurso del Otro. Y es en esa relación con el niño que
podemos casi asistir en lo real, a la manera por la cual el sujeto surge de la masa de los significados del
Otro.
Si el primer estado del sujeto es ser objeto pequeño ¨a¨ en el discurso del Otro, y el goce se crea en él,
en el agujero del sujeto,entre el objeto pequeño a y S. La relación con el niño está en el borde entre a y S, y
hay grados. se puede ubicar al niño según el momento de transformación en que este objeto pequeño a en
S. El ser humano nunca se puede a advenir completamente como sujeto
Texto: ¨Capítulo 2: síndrome del adolescente normal¨ de Arminda Aberastury y Mauricio Knobel
Normalidad y patología en la adolescencia:
Adolescencia: ¨la etapa de la vida durante la cual el individuo busca establecer su identidad adulta,
apoyándose en las primeras relaciones objetales-parentales internalizadas y verificando la realidad que el
medio social ofrece, mediante el uso de los elementos biofísicos en desarrollo a su disposición, y que
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tienden a la estabilidad de la personalidad en un plano genital, que es posible por el duelo de la identidad
infantil.¨ Hablamos de identidad como un continuum.
La estabilización de la personalidad no se logra sin pasar por un grado de conducta patológica,que es
esencial para esta etapa.
Normalidad:se establece sobre las pautas de adaptación al medio (no es un sometimiento al mismo),
siendo la capacidad de utilizar los dispositivos para lograr las satisfacciones básicas en una interacción
que busca modificar lo displacentero por las sustituciones para el individuo y la comunidad. La normalidad
varía según el medio socioeconómico, político y cultural. Como es una etapa de transición, ubicamos su
personalidad en ¨personalidad marginal¨.
Luchas y rebeldías externas del adole son reflejo de los conflictos de dependencia infantil que persisten.
Los procesos de duelo obligan a actuar de forma defensiva, de tipo psicopático, fobia o contrafóbico,
maníaco o esquizoparanoide, según el individuo. Hablamos de una ¨patología normal¨ del adolescente.
Síndrome normal del adolescente, son esos desequilibrios internos.
Sintomatología del síndrome normal adolescente:
1. Búsqueda de sí mismo y la identidad:
Proceso de individualización. ¨Self¨ o ¨Sí mismo¨ es el conocimiento de la individualidad biológica y
social , del ser psicofísico. Consecuencia final de la adole: conocimiento de sí mismo como entidad
biológica en el mundo,el todo biopsicosocial de cada ser, en ese momento. Cuerpo y esquema corporal:
parte del proceso de definición de sí mismo.
Pubertad, ocurren cambios físicos en tres niveles:
-1ro: activación de hormonas gonadotróficas de la hipófisis anterior produce el estímulo fisiológico
para la modificación sexual.
-2do: consecuencias de la secreción de la gonadotropina hipofisaria y de la prosecución de la secreción
de la hormona de crecimiento de la hipófisis: producción de óvulos y espermatozoides.
-3ro: desarrollo de las características sexuales primarias y el desarrollo de las características sexuales
secundarias.
El esquema corporal es la representación mental que el sujeto tiene de su propio cuerpo como
consecuencias de sus experiencias en continua evolución. Es fundamental el proceso de duelo del cuerpo
infantil.
El logro del autoconcepto (yo) se va desarrollando a medida que el sujeto va cambiando y se va
interrogando con las concepciones acerca de él mismo tienen muchas personas, grupos, y va asimilando
los valores de su ámbito social. Necesita integrar lo pasado con las nuevas exigencias del medio, con las
modalidades de relación objetal establecidas en el campo dinámico de las relaciones interpersonales.
Erikson: el problema clave de la identidad es la capacidad del yo de mantener la mismidad y
continuidad frente al destino cambiante. De la infancia, se pasan a la ¨Moratoria psicosexual¨ donde no
hay límites específicos y se puede experimentar con lo que la sociedad ofrece para una mejor definición de
la personalidad.
Erikson: ¨identidad negativa¨: identificaciones con figuras negativas pero reales. Mejor ser perverso
que no ser nadie. Ej: pandillas de delincuentes, drogadictos, etc. A veces no encuentran una identidad
positiva en su ambiente a la cual identificarse.
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Cuando los procesos de duelo por los aspectos infantiles perdidos se realizan en forma patológica, la
necesidad del logro de una identidad se hace necesaria para poder abandonar la imagen del niño.
Grinberg: identificación proyectiva, movilizada por ejemplo por la envidia, uno de los sentimientos que
entran en juego en las relaciones de objeto. El bebé puede envidiar el pecho que no le satisface y fantasear
con su destrucción, busca apoderarse del objeto y dañarlo. se impide así la escisión del mismo en bueno y
malo y se crea confusión. Los atributos masculinos o femeninos pueden llegar a ser envidiados y la
identificación del sujeto se perturba y se complica la solución del proceso edípico adole. Puede ocurrir:
identificación con el agresor (adopta la personalidad de quienes fueron agresivos con el).
-Identidades transitorias: adoptadas durante cierto periodo. Ej: el lapso de machismo en el varón o
precoz seducción histeroide en la mujer, adolescente bebé o muy serio.
-Identidades ocasionales: dan frente a situaciones nuevas. Ej: primer encuentro con una pareja, el
primer baile,etc.
-Identidades circunstanciales: conducen a identidades parciales transitorias que suelen confundir con
al adulto. Ej: padre ve el que adole en el club es muy distinto al que ve en su propia casa.
El desprendimiento se experimenta como una prueba definitiva para el yo, porque perdiendo las
aspectos infantiles (padres infantilespersecutorios destruidos) se puede integrar los nuevos dentro de la
personalidad. Se configura un sentimiento depresivo que precipita un anhelo de completarse que puede
producir un sentimiento anticipatorio de ansiedad y depresión referida al yo, que obliga a aferrarse a
estados de identidad.
Los procesos de identificación que se dan en la infancia por la incorporación de imágenes parentales
buenas y malas, permitirán mejor elaboración de las situaciones cambiantes que se hacen difíciles en la
adolescencia. La Integración del yo se produce por la elaboración del duelo por partes de sí mismo y por
sus objetos.
Identidad adolescente: se caracteriza por el cambio de relación del individuo con sus padres (con sus
padres externos reales y las figuras parentales internalizadas). Los elementos biológicos hacen una
modificación irreversible, no se vuelve más al cuerpo infantil. Este proceso posee microduelos, por el rol y
la identidad infantil, y los padres de los cuales era totalmente dependiente.
2. Tendencia grupal
El adole recurre como comportamiento defensivo a la búsqueda de uniformidad, que brinda seguridad y
estima personal. Hay un proceso de sobreidentificación masiva, todos se identifican con cada uno. Puede
ser un proceso tan intenso que la separación del grupo parece imposible y el individuo pertenece más a ese
grupo que al familiar. Se inclina al grupo en moda, costumbres, vestimentas, etc.
Las actuaciones del grupo representan la oposición a las figuras parentales y de una manera activa de
determinar una identidad distinta de la del medio familiar. En el grupo encuentra un reforzamiento
necesario para los aspectos cambiantes del yo que se producen en este periodo de la vida.
El fenómeno grupal consta de transferencia de la dependencia que se mantenía con la estructura
familiar. El grupo es esa transición necesaria en el mundo externo para lograr la individualización adulta.
El grupo le resulta útil para las proyecciones,identificaciones y disociaciones que siguen ocurriendo en el
individuo. Después de la experiencia grupal, podrá separarse de ese grupo y comenzar la vida adulta.
En el fenómeno grupal el adole busca un lider al cual someterse, o se posiciona en líder para ejercer
poder del padre o de la madre.
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El adole se siente irresponsable por lo que ocurre a su alrededor. Como sino tuviera nada que ver con lo
que hace. Se puede ver en actitudes que implican una gran dependencia de los adultos pero que se
contradicen con demandas y pedidos de ayuda (que revela la extrema dependencia que tienen en realidad).
3. Necesidad de intelectualizar y fantasear.
Se dan como forma típica del pensamiento adolescente. La necesidad de la realidad impone de
renunciar al cuerpo, al rol, a los padres, la bisexualidad que acompañaba la infancia, enfrenta al
adolescente como una vivencia de fracaso frente a la realidad externa.Esto obliga al adole a recurrir al
pensamiento para compensar las pérdidas que ocurre dentro de si mismo. Las fantasías conscientes y el
intelectualizar, sirven como mecanismos defensivos frente a estas situaciones de pérdida.
Intelectualización y ascetismo, según Anna Freud, son manifestaciones defensivas típicas de la
adole. El ascetismo mantienen al ello dentro de límites, como prohibiciones, y la intelectualización liga los
fenómenos instintivos con contenidos ideativos, siendo así accesibles a consciencia y fáciles de controlar.
La fluctuación de la identidad adolescente, que se proyecta como identidad adulta en un futuro,
tienen caracteres angustiantes y que obligan al refugio interior.
La Huida al mundo interno permite el reajuste emocional, un autismo positivo en el que se da un
incremento de intelectualización que lleva a la preocupación de principios éticos, filosóficos, sociales, que
implican formularse un plan de vida distinto al pensado en el momento y permite la teorización de lo que
ocurre en el mundo exterior.
4. Crisis religiosa (ateísmo o misticismo)
Puede manifestarse como un ateo o místico fervoroso, como situaciones extremas. Un mismo
adolescente puede pasar por ambas situaciones. Esto concuerda con toda la situación cambiante de su
mundo interno.
Suelen llegar a crisis religiosas por los intentos de solución de angustia que vive el yo en su
búsqueda de identificaciones positivas y del enfrentamiento con el fenómeno de la muerte definitiva de
parte su yo corporal. Comienza a enfrentar la separación definitiva con los padres y la aceptación de la
posible muerte de ellos.
Por todo esto el adole necesita hacer identificaciones proyectivas con imágenes idealistas, que le
aseguren la continuidad de la existencia de si mismo y sus padres infantiles.
Puede que el adole se refugie en una actitud nihilista (negación a toda crencia), con una aparente
culminación de un proceso de ateísmo reivindicatorio, que puede ser también una actitud compensadora o
defensiva. En la construcción definitiva de una ideología, el individuo debe pasar por idealizaciones
persecutorias, que las abandone por objetos idealizados egosintónicos para después sufrir un proceso de
desideologización que permita construir nuevas y verdaderas ideologías de vida.
5. Desubicación temporal, donde el pensamiento adquiere las características del pensamiento
primario.
Vive cierta desubicación temporal. Convierte el tiempo en presente y activo con la intención de
manejarlo. En la expresión de conducta, parece vivir en un proceso primario a lo temporal. Las urgencias
son enormes y las postergaciones son irracionales.
Estas conductas desconciertan al adulto.¨Tengo tiempo.El examen es mañana ¨.
Al romperse el equilibrio logrado en la latencia predomina por momentos la parte psicótica de la
personalidad.
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El adole encuentra dificultades para diferenciar externo-interno, adulto-infantil,
presente-pasado-futuro.
El individuo llega a la adolescencia, ya tuvo oportunidad de vivenciar parcialmente separaciones, muerte
de objetos internos y externos, de partes del yo y lo temporal en el plano vital. El tiempo se va haciendo más
objetivo, adquiriendo nociones de lapsos cronológicamente ubicados. Por eso hablamos de un tiempo
vivencial, un tiempo existencial y uno conceptual.
Aceptar la pérdida de la niñez es aceptar la muerte de una parte del yo y sus objetos para ubicarlos en el
pasado.Es una elaboracion patologica, y este pasado puede amenazar con aniquilar al individuo.
Como defensa, el adole espacializa el tiempo, para poder manejarlo, viviendo su relación con el mismo
como un objeto. El espacio-tiempo-objeto puede manejarse de forma obsesiva o fobia, convirtiéndolo en
situaciones psicopáticas en neuróticas.
El adole necesita sus tiempos de soledad, para que afuera pueda quedar el tiempo pasado, futuro y el
presente, convertidos en objetos manejables. Ej: se encierran en sus cuartos.
Tiempo vivencial o experimental: la noción temporal del adole es de característica corporal o rítmica,
basadas en comer, dormir, defecar, jugar, estudiar, etc.
Mientras van elaborando los duelos, el tiempo adquiere otras características. Surge la conceptualización
del tiempo: noción discriminada del pasado, presente y futuro, con la aceptación de la muerte de los padres,
la pérdida definitiva de su vínculo con ellos y la propia muerte. La búsqueda de la identidad adolescente está
vinculada con su capacidad de conceptualizar el tiempo.
6. Evolución sexual manifiesta (va desde autoerotismo hasta heterosexualidad genital adulta).
La evolución del autoerotismo a la heterosexualidad, se describe como un oscilar permanente entre la
actividad de tipo masturbatorio y los comienzos del ejercicio genital, con características donde hay un
contacto genital del tipo exploratorio y preparatorio que la verdadera genitalidad, que se da, con la
capacidad de asumir el rol parental, en la adultez.
El enamoramiento apasionado en la adole, presenta todo aspecto de vínculos intensos pero frágiles de la
relación interpersonal adolescente. El primer episodio de enamoramiento se da en la adole temprana.
Aparece el ¨amora primera vista¨ que no puede ser correspondido y puede ser totalmente ignorado por la
otra persona, por ejemplo:un actor, un famoso. Tiene características de un claro sustituto parental al cual el
adolescente se vincula con fantasías edípicas.
Freud estableció la importancia de los cambios puberales para la reinstalación fáctica de la capacidad
genial del sujeto. Los cambios biológicos son los que imponen la madurez sexual del
individuo,intensificando los procesos psicobiológicos en esa edad.
Al elaborar el duelo por el cuerpo infantil perdido que significa elaborar el duelo por el sexo opuesto
perdido en este proceso evolutivo, la aceptación de la genitalidad surge con fuerza en la adole, impuesta por
la presencia de la menstruación o aparición del semen.
Emergen las fantasías de vínculo genital con las características de penetrar (hombre) ser penetrado
(mujer), y estas son el modelo de vínculo que mantendrá durante su vida, como expresión de lo masculino y
lo femenino.
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El fenómeno de la evolución del autoerotismo a la heterosexualidad (mastubación primero, com fase
genital previa; Actividad lúdica que lleva al aprendizaje -que es el toqueteo, baile, juego con el otro sexo-
que son formas de exploración)
Klein Sostiene que la resurgencia de libido que sigue a la latencia, refuerza las demandas del ello al
mismo tiempo que las exigencias del superyó se incrementan. El compromiso entonces no solo cubre al yo y
al ello, sino que hace intervenir al superyó muy activamente.
En la fase genital previa se establece el triángulo edípico, en la adolescencia este se reactiva con
intensidad porque como la genitalización se hace factible,el sujeto se ve obligado a recurrir a mecanismos
de defensa más persistentes y enérgicos.
En la adole, como aspectos de la elaboración edípica, pueden aparecer aspectos de conducta femenina en
los hombres y masculina en las mujeres.Porque aceptar la posición heterosexual adulta exige un proceso de
fluctuaciones y aprendizaje de ambos roles.
La sexualidad es vivida por el adolescente como una fuerza que se impone en su cuerpo y que le obliga a
separarlo de su personalidad mediante un mecanismo esquizoide por medio del cual el cuerpo es algo
externo y ajeno a sí mismo.
La búsqueda de definición genital en el adole, suele tener que pasar por periodos de homosexualidad, que
pueden ser la expresión de una proyecciondelabisexualidad perdida y anhelada, en otro sujeto del mismo
sexo.
La falta de figura paterna hace en el adole, mujer o varón, que queden fijados a la madre. El varón, al no
tener una figura masculina con quien identificarse, trata de buscar esa figura toda su vida. La niña queda
fijada a la relación oral con la madre y el contacto con la piel, negando una posible relación con el pene, por
la inexistencia del mismo en sus tempranas relaciones objetales.
La actividad masturbatoria en la primera infancia tiene una finalidad exploratoria y preparatoria para la
futura aceptación de la genitalidad.
Cuando los niños se masturban, reconstruyen con una parte de su cuerpo el sexo que no tienen. Con la
bipedestación, marcha y lenguaje, el niño encuentra nuevas fuentes de satisfacción. Las actividades
masturbatorias disminuyen en los niños y niñas y se hace cada vez más creciente la actividad lúdica y las
sublimaciones. La masturbación es primero una experiencia lúdica en la cual las fantasías edípicas son
manejadas solitariamente, intentando descargar la agresión mezclada de erotismo y aceptando la
condición de tercero excluido. Es también el intento maniaco de negar la pérdida de la bisexualidad, parte
del proceso de duelo normal de la adolescencia. Esto lúdico de la infancia, se modifica en la adolescencia,
donde la madurez genital le da capacidad proactiva, que hace que las fantasía edípicas y la frustración se
incrementen (no puede usar sus genitales por restricciones socioculturales). Las fantasías masturbatorias
son mucho más destructivas y cargadas de culpa que en la infancia.
La masturbacion le permite al adole pasar por la etapa esquizo-paranoide de su personalidad,
considerando a sus genitales como ajenos a sí, tratar de recuperarlos e integrarlos y llegar al proceso
depresivo a través de la angustia, primero persecutoria y luego depresiva, formando una identidad genital
adulta con capacidades procreativas.
7. Actitud social que reclama con tendencias anti o asociales de diversa intensidad.
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La familia es la primera expresión de sociedad que influye y determina gran parte de la conducta de los
adoles. Muchos padre se angustian al ver el crecimiento de sus hijos, reviviendo sus propias situaciones
edípicas. No son ajenos los padres a las ansiedades que despierta la genitalidad de los hijos.
Las primera identificaciones que hace el sujeto,son con los padres, y el medio en elque vive determina la
posibilidad de identificación, futuras aceptaciones de identificación parciales e incorporación de pautas
socioculturales y económicas.
La adolescencia es recibida en forma hostil por el mundo de los adultos por las situaciones conflictivas
edípicas. Se crean estereotipos que buscan definir al adole, pero estos pueden aislar fóbicamente a los
adolescentes del mundo de los adultos. La entrada a la pubertad está muy señalada en casi todas las
culturas. Los llamados ritos de iniciación, tiene la base de: rivalidad que lospadres del mismosexo sienten al
tener que aceptar como a sus iguales a sus hijos, que así se identifican con ellos. La sociedad se hace cargo
del conflicto e impone la solución. Por ejemplo:el tabú, la negación moralista,etc.
El fenómeno de la subcultura adolescente se expande y se contagia como rebelión. Puede tratarse de
identificaciones cruzadas y masivas,que ocurre por necesidad de defensa yoica, donde el sujeto va
desprendiéndose de situaciones infantiles y viendo como peligrosa e indefinida su entrada al mundo de los
adultos. La actitud de reclamo adolescentes hace indispensable.
La sociedad impone restricciones al adole, y este,con su pujanza, su actividad, con la fuerza
reestructuradora de su personalidad, trata de modificar a la sociedad, que de por si esta está viviendo
modificaciones intensas. El adulto proyecta en el joven su propia incapacidad por controlar lo que está
ocurriendo socio políticamente a su alrededor y trata de desubicar al adolescente, restringiendo.
8. Contradicciones en las conductas, dominada por la acción.
La conducta adolescente está dominada por la acción, que constituye la forma de expresión más típica, en
que hasta el pensamiento necesita hacerse acción para poder controlarlo.
Spiegel nos dice que la personalidad del adole es ¨esponjosa¨. Es una personalidad permeable recibe todo
y proyecta enormemente. Es una personalidad en la que los procesos de proyección e introyección son
intensos, variables y frecuentes.
Solo un adole mentalmente enfermo podrá mostrar rigidez en la conducta. El psicópata muestra todas las
características fugaces y transitorias en el adole , pero de una manera rígida, cristalizada e inflexible. El
neurótico obsesivo, el autista, el adole con difusión de personalidad, mostrarán características estabilizadas
de conducta en un nivel patológico.
En adole, se ve normalmente el cambio en su organización defensiva. En el mundo adulto, no se tolera la
conducta del adol, no acepta al adole con identidades ocasionales, transitorias, circunstanciales, y le exige
una personalidad adulta.
9. Separación progresiva de los padres.
El duelo por los padres de la infancia es un duelo fundamental en el adole. una de las tareas que
acompaña a la identidad adole, es ir separándose de los padres, favorecido por el determinismo que los
cambios biológicos imponen.
La aparición de la capacidad efectora de la genitalidad impone la separación de los padres. La intensidad
y calidad de la angustia con la que se maneja la relación con los padres y su separación de estos, se
determinan por la forma en la que se ha elaborado la fase genital previa, sumando experiencias infantiles
anteriores.
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Muchospadres en angustian frente al crecimiento de sus hijos, reviviendo sus propias situaciones
edípicas, que da lugar a situaciones conflictivas complejas. No son ajenos a las ansiedades que despiertan la
genitalidad.
Ambivalencia dual: la evolución de la sexualidad depende en gran parte de cómo los mismos padres
acepten los conflictos y desprendimientos que los hijos expresan.
A veces los padres niegan el crecimiento de los hijos, y estos viven a los padres con características
persecutorias.
La presencia internalizada de buenas imágenes parentales, con roles definidos, y una escena primaria
amorosa y creativa, permitirá una buena separación de los padres, y facilita al adole el pasaje a la madurez,
para el ejercicio de la genitalidad en un plano adulto.
Las figuras parentales no muy estables o bien definidas en sus roles, pueden aparecer en adole como
desvalorizadas y lo obligan a buscar identificaciones con personalidades firmes, en un sentido
compensatorio o idealizado. Se pueden identificar con ídolos, (artistas, deportistas, etc). Puede darse una
identificación psicótica, donde por la identificación introyectiva del adole, actúa los roles que atribuye al
personaje con el cual se identificó.
Las identificaciones se pueden hacer con sustitutos parentales, en los cuales pueden proyectarse cargas
libidinales, en sus aspectos idealizados, lo que permite la negación de la fantasía edípica subyacente. Así
aparecen realizaciones fantaseadas con maestros, héroes, compañeros mayores que adquieren
características parentales y pueden empezar a establecer relaciones que en ese momento satisfacen más.
1o. Constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo.
Los fenómenos de depresión y duelo acompañan el proceso identificatorio de la adolescencia. El
yo realiza intento de conexión placentera (o displacentera) nirvanica con el mundo, que no siempre
se logra, y la sensación de fracaso frente a esta búsqueda de satisfacciones puede ser intensa y
obligar al individuo a refugiarse en sí mismo. Se da el repliegue autista del adole, que puede dar
origen al sentimiento de soledad, por la típica situación de frustración y desaliento, y de
aburrimiento que suele ser un signo adole. Se reguia en sí mismo, y en el mundo interno que fue
preparado desde su infancia para la acción. El psicópata elabora y reconsidera sus vivencias y
fracasos.
La intensidad y frecuencia de los procesos de introyección y proyección pueden obligar al adole a
realizar rápidas modificaciones del humor. Se ve sumergido en desesperanzas profundas, o cuando
elabora y supera duelos.
Los cambios de humor son típicos, y se debe entenderlos sobre la base de mecanismos de
proyección y de duelo por la pérdida de objetos ; al fallar los intentos de elaboración, los cambio de
humor pueden aparecer como microcrisis maníaco-depresivas.
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Texto: ¨El adolescente freudiano¨ de Damasia Amadeo de Freda
La sexualidad en la adolescencia:
En ¨Tres ensayos para una teoría sexual¨ Freud nos define a la sexualidad en dos tiempos, interrumpida
por el periodo de latencia. Desde los primeros mese de vida, hay una pulsión sexual que se satisface en el
propio cuerpo, a partir de las zonas erógenas.
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FASE ORAL: La primera satisfacción se da en el mamar, por el chupeteo que erotiza la zona de la boca y
consolida el vínculo con la madre como Otro primordial.
FASE SÁDICO-ANAL: Defecar le produce satisfacción en la zona del ano, y el momento de control de
esfínteres (entre 1 y 2 años) da forma a las satisfacciones corporales en los movimientos de retención y
expulsión. La relación con el adulto que le demanda ese control, le permite hacer de las heces un objeto de
intercambio y de sustitución en un objeto simbólico.
La satisfacción en el acto de mirar y la pulsión de apoderamiento son modos de sexualidad infantil.
FASE FÁLICA: A los 3 años comienza el interés por la parte del cuerpo sexual propiamente dicha El pene
y el clítoris son altamente erotizados y la masturbacion se vuelve frecuente.
Los niños se plantean las cuestiones de nacimiento, acto sexual y diferencia de los sexos. Las etapas de
desarrollo sexual serán de referencia para dar las respuestas.
Premisa universal del pene: En la fase fálica, los niñ@s sostienen la idea de que todos los objetos tienen
pene (objetos animados como inanimados). Esta premisa da lugar a ver la curiosidad sexual entre los 3 y 5
años de edad. Los niños clasifican al mundo a partir de esta premisa fálica. Pero esta clasificación no
impide que la diferencia anatómica les plantee a los sexos la observación del cuerpo propio y el del otro.
Complejo de Edipo: Al mismo tiempo que se da la evolución sexual infantil, el niño pasa por un
complejo nudo de relaciones amorosas y hostiles con los padres, y llegando a la etapa fálica, deberán
tomar decisiones que traerá procesos psíquicos respecto de las figuras (complejo de castración).
En el caso del varón, su interés narcisista por su órgano genital es en la etapa fálica, lo que lleva al
sepultamiento del complejo de edipo, por la amenaza de castración que le impone el adulto para que
abandone el acto masturbatorio. Esta amenaza es atribuida por el padre, ( a quien el niño ve cómo su rival
por el amor de la madre), y se le atribuye ser el agente de dicha posibilidad como castigo, por el afecto que
tiene hacia su madre y que se expresa en el onanismo (masturbacion).
Disolución del Complejo de Edipo: el complejo de castración pone un fin a la masturbacion y al vinculo
afectivo con la madre (siendo narcisista: conservar la integridad del cuerpo).
Latencia: entre los 6 años a los 12. En este periodo, el niño desexualiza sus vinculos y se identifica con el
padre.
Superyó: surge como resultado del complejo de Edipo. También llamado conciencia moral. jugará un
papel en la moral y ética del niño a futuro.
En ¨La metamorfosis de la pubertad¨ nos habla de la pubertad como los cambios que se llevan de la vida
sexual infantil a su conformación definitiva. La pulsión sexual, que en la infancia era autoerótica (oral,
anal, fálica), teniendo como sede la satisfacción en el propio cuerpo, encuentra en la pubertad el objeto
sexual, y las pulsiones se subordinan de lo genital.
En la etapa de pubertad, se producen cambios corporales y crecimiento de los genitales externos y los
caracteres sexuales secundarios. Los órganos internos se vuelven aptos para la reproducción.
La excitación sexual pone en marcha transformaciones de los órganos sexuales, y puede ser estimulada
por el objeto externo, por fuentes internas y somáticas, y por procesos anímicos. La tensión sexual se
vuelve placentera (placer preliminar) y se sentirá como displacer si no puede llegar al placer último de
satisfacción (orgasmo y descarga de contenidos sexuales).
Freud teoriza la diferencia que se establece entre el varón y la mujer en la pubertad con respecto a la
sexualidad infantil y a su pasaje por CDE y castración. Nos habla de las zona del cuerpo involucrada en el
proceso y el hallazgo de objeto.
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En el varón, frente al hallazgo del objeto, se reactiva el CDE , que se basó en el vínculo con la madre, en
tanto es el primer objeto de amor para él. En la pubertad hay hallazgo de objeto, y se busca una mujer
como sustituto de la madre.
En la pubertad, la relación edípica encuentra un resguardo en la prohibición del incesto en la cultura,
facilitando el hallazgo del objeto exogámico. Generalmente en el primer periodo de adole, la elección de
objeto se consuma primero en la fantasía, al reactivarse las figuras de la infancia. A su vez, se produce el
desasimiento de la autoridad, proceso al cual Freud lo define como un de los más dolorosos. El despertar
de la sexualidad en la pubertad provoca reactivacion del CDE, por una serie de complejos desarrollar
psíquicos, que posibilita la separación del padre y el pasaje del vínculo afectivo con la madre a una mujer.
Mujer: atraviesa cambios de la zona sexual y del objeto. En la pubertad, lo fundamentales el pasaje de
excitación del clítoris a la vagina, lo que da la posibilidad de su significación.
Freud sostiene que la sexualidad en la niña es masculina, porque la masturbacion infantil se produce ne
le clítoris como simbolo fálico. en la pubertad, esta satisfacción sufre represión produciendo el rechazo o
la desmentida de su sexualidad.
Luego, cuando el acto sexual se vuelve posible, el clítoris es nuevamente excitado y este transmite la
excitación y la significación, dando erogenización a la vagina. Esto facilita las perturbaciones de la
sexualidad (puede dar lugar a la histeria) y la condición de feminidad. Cuando se produce ese pasaje, se
elimina la masculinidad infantil.
Cambio de objeto: comienza en la infancia y requiere del pasaje de la relación con el primer objeto
(madre) a el padre.
Freud insiste en las dificultades psíquicas que atraviesa la mujer hacia la feminidad, al realizar el pasaje
de la relación con la madre al padre, durante la etapa fálica infantil.
La Mujer se aleja de su madre bajo el signo de hostilidad, por la castración. Esta será la razón porla que
la niña se dirige a la madre con reproches y la responsabiliza de su situación, por haberla deja en
inferioridad de condiciones respecto del varón. Este periodo infantil es el que le permite el paso al CDE.
Ella realizará una transformación simbólica donde espera obtener del padre un hijo que reemplace la falta
del falo, esto se llama: envidia del pene.
Para Freud, en la infancia se deciden las condiciones sexuales definitivas, que podrán modificarse
cuando se reactive la pubertad.
Si elige el camino a la feminidad, en los primeros enamoramientos de la pubertad se repetirá la relación
con la madre y por eso estará destinada al fracaso. La adolescente podrá buscar mejores vínculos que se
sostendrán de el CDE: elegirá a un hombre que le de un hijo. La recuperación femenina se logra con la
recuperación del falo en forma del hijo.
La autoridad en la adolescencia:
En su texto ¨Sobre la psicología del colegial¨, Freud sostiene que el destino de un adolescente, en la
vocación, dependerá bastante del buen encuentro con los profesores. La actitud del adolescente se
caracteriza por una lucha por abandonar las identificaciones con el padre y destituirlo del lugar ideal, para
dar lugar a nuevas identificaciones en la educación. Esto se basa en la rebeldía y ambivalencia, y se
manifiesta en cuestionamientos al padre.
La crisis del adole es solidaria con el abandono de las identificaciones sólidas y bien consolidadas del
niño. Es necesario un pasaje de las figuras endogámicas a exogámicas de la cultura. Las figuras educadoras
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orientan los deseos y vocación en los intereses del alumno y se desprenden de la orientación del padre,
entonces la idea de la existencia de un Otro sólido se amortigua en la adolescencia.
En el texto ¨Contribuciones al simposio sobre el suicidio¨, Freud habla de la importancia de la escuela
como institución que debe favorecer y permitir el desasimiento de la autoridad paterna, para promover
otras figuras que guíen el paso a la edad adulta.
Un ejemplo de un Caso de Freud con un adole: Dora: Freud sitúa los efectos psíquicos que tuvieron las
escenas sexuales de su pubertad. El síntoma de la tos, apendicitis, asco, sensaciones olfativas, cenestésicas
alucinatorias, y el pasaje al acto en forma de bofetada al hombre que la cortejaba, Freud los interpreta
como reacciones desplazadas y transformadoras de escenas sexuales, reales y fantaseadas, que tenían al
padre y al sustituto como objeto, y encuentra su apoyo en autoerotismo infantil. También el desasimiento
de la autoridad, con los reproches al padre.
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Texto: ¨Aproximaciones la concepto de latencia¨ de Wainsztein y Millán
Latencia: la escena que se encontraba el sujeto en el momento en que irrumpe la pubertad, y es a esa
escena a la que retorna en las escansiones de su vida amorosa o sexual. Siempre dispuesta a retornar.
Puede dejar de ser pensada como momento evolutivo y pasar a ser vista como memento estructural.
Conducta sexual infantil:
1) El recién nacido trae consigo impulsos sexuales en germen.
2) Tras un cierto desarrollo, esos impulsos van sucumbiendo a una represión progresiva.
3) Esa represión puede interrumpirse a causa de avances regulares del desarrollo sexual o detenida por
particularidades individuales. Caracteriza al proceso como oscilante.
Tres subtítulos para entender el proceso de latencia:
1.“Obstáculos Sexuales”: En el período de latencia, que puede ser total o parcial, se constituyen los
poderes anímicos que más tarde se oponen al instinto sexual y lo canalizan, determinando su curso, a la
manera de un dique. El desarrollo se encuentra orgánicamente condicionado y fijado por la herencia y que
puede producirse sin auxilio alguno de parte de la educación. Para Freud, no haría falta que la educación
produjera aquellos diques. Pero uno podría pensar, inversamente, que escasas oscilaciones son las que les
permiten a los educadores decir su palabra.
2.“Reacciones y Sublimación”: Con qué elementos se forman esos diques, de suma importancia para la
cultura y para el ulterior desarrollo moral del individuo. La primera tesis dice que los diques no podrían
constituirse si no es a costa de los impulsos sexuales infantiles, que no han dejado de afluir durante el
período de latencia, en todo o en parte de la utilización sexual, y orientada hacia otros fines, mecanismo al
que denomina “sublimación” y al que le reconoce un papel destacado en toda función cultural. No duda en
colocar el origen de la sublimación en el periodo de latencia. Esta circunstancia hace que surjan fuerzas
psíquicas contrarias que terminarán por erigir los diques psíquicos ya mencionados, a fin de suprimir
aquellas sensaciones displacenteras. Son la repugnancia, el pudor y la moral.
3.“Interrupciones del período de latencia”: La formación de los poderes morales de defensa se
producen a costa de la sexualidad.
En “La metamorfosis de la pubertad”, Freud le atribuye una importancia muy grande en la pubertad, a
la cuestión de lo real del cuerpo, esto es, a la cuestión de la maduración orgánica y la consiguiente
posibilidad de acceder al coito. Los impulsos genitales suponen una comprensión anticipada de lo que está
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en juego en una relación sexual. Entre la insuficiencia y la anticipación oscila un sujeto cuyas vicisitudes
no pueden ser captadas sino desde la lógica propia el tiempo para comprender: una premisa que,
anticipada en el instante de reciprocidad, y que instala las condiciones que hacen necesario el acto.
Tres términos: “Edipo”, “latencia” y “pubertad”.
La salida del Edipo se produce por:
1) Sustitución de carga de objeto
2) Por identificación
3) Por sublimación, quedando un resto de libido que va a dar paso a la ternura.
Hay un tiempo de espera, una escansión que en Freud constituye la latencia. La latencia es pensada
como un período que, aunque anticipatorio, lleva a la pubertad, y este paso se produciría más o menos
exitosamente, pero en todo caso de manera definitiva.
Si la pubertad remite directamente al Edipo sin mediación latente, la actividad sexual se torna
imposible, y deriva hacia la inhibición en el caso de la neurosis, en tanto que si la latencia no cierra en un
acto –para el caso, un acto sexual-, el sujeto queda suspendido en un tiempo de vacilación en el que los
objetos edípicos vuelven a ser catectizados. Pero como, al mismo tiempo, los cierres no se producen de
manera definitiva, lo fallido del momento de concluir hace que el sujeto retorne al tiempo latente de
comprender, por el que deberá pasar una y otra vez, produciendo cada paso sus efectos.
Esa tensión entre sujeto y objeto propio de la sublimación indica que ése es el único de los destinos
posibles de semejante situación. De no soportar la distancia o la separación del objeto, el sujeto podría
precipitarse en el pasaje al acto. Otro de los destinos posibles es el acto sexual, el cual permite quela
pulsión curse su circuito. Pero si ese destino no puede concretarse y el pasaje al acto, aunque fantaseado,
no se lleva a cabo, la única posibilidad que resta es la sublimación, posibilidad establecida en la latencia.
Ternura como Resto de la Libido: El amor y la amistad son asexuados, es en la latencia cuando se
consolida la maqueta de la relación con el semejante. Se trata de soportar una relación con el otro que, sin
colocar al cuerpo en situación de intercambio sexual, le permita a la pulsión hacer su apuesta. Esto
confiere a las relaciones amistosas una tensión objetal de características similares a las de la sublimación.
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Texto: ¨La sexualidad Infantil¨ de Sigmund Freud
Amnesia Infantil: Es un fenómeno psíquico, una amnesia que la mayoría de los seres humanos (¡no en
todos!) cubre los primeros años de su infancia, hasta el sexto o el octavo año de vida.
Esas mismas impresiones que hemos olvidado dejaron, no obstante, las más profundas huellas en
nuestra vida anímica y pasaron a ser determinantes para todo nuestro desarrollo posterior. Una amnesia
semejante a la que observamos en los neuróticos respecto de vivencias posteriores y cuya esencia consiste
en un mero apartamiento de la conciencia (Represión).
Sin amnesia infantil, podríamos decir, no habría amnesia histérica. En mi opinión, pues, la amnesia
infantil, que convierte la infancia de cada individuo en un tiempo anterior, por así decir prehistórico, y le
oculta los comienzos de su propia vida sexual, es la culpable de que no se haya otorgado valor al período
infantil en el desarrollo de la vida sexual.
El período de latencia sexual de la infancia y sus rupturas
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Parece seguro que el neonato trae consigo gérmenes de mociones sexuales que siguen desarrollándose
durante cierto lapso, pero después sufren una progresiva sofocación; esta, a su vez, puede ser quebrada por
oleadas regulares de avance del desarrollo sexual o suspendida por peculiaridades individuales.
Las Inhibiciones Sexuales: Durante este período de latencia total o meramente parcial se edifican los
poderes anímicos que más tarde se presentarán como inhibiciones en el camino de la pulsión sexual y
angostarán su curso a la manera de unos diques (el asco, el sentimiento de vergüenza, los reclamos ideales
en lo estético y en lo moral). Pero en realidad este desarrollo es de condicionamiento orgánico, fijado
hereditariamente, y llegado el caso puede producirse sin ninguna ayuda de la educación.
Formación Reactiva y Sublimación: Probablemente a expensas de las mociones sexuales infantiles
mismas, cuyo aflujo no ha cesado, pues, pero cuya energía- en su totalidad o en su mayor parte- es desviada
del uso sexual y aplicada a otros fines. Esa desviación de las fuerzas pulsionales sexuales de sus metas, y su
orientación hacia metas nuevas (un proceso que merece el nombre de sublimación), adquieren poderosos
componentes para todos los logros culturales. Situaremos su comienzo en el período de latencia sexual de la
infancia. Por eso suscita fuerzas anímicas contrarias (mociones reactivas) que construyen, para la eficaz
sofocación de ese displacer, los mencionados diques psíquicos: asco, vergüenza moral.
Ruptura del Período de Latencia: Ese empleo de la sexualidad infantil constituye un ideal pedagógico del
cual el desarrollo del individuo se aparta casi siempre en algunos puntos, y a menudo en medida
considerable. De tiempo en tiempo irrumpe un bosque de exteriorización sexual que se ha sustraído a la
sublimación, o cierta práctica sexual se conserva durante todo el período de latencia hasta el estallido
reforzado de la pulsión sexual en la pubertad.
Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil
El chupeteo: Es un modelo de las exteriorizaciones sexuales infantiles el chupeteo (el mamar con
fruición). El chupeteo, que aparece ya en el lactante y puede conservarse hasta la madurez o persistir toda la
vida, consiste en un contacto de succión con la boca (los labios), repetido rítmicamente, que no tiene por fin
la nutrición. Una parte de los propios labios, la lengua, un lugar de la piel que esté al alcance aun del dedo
gordo del pie, son tomados como objeto sobre el cual se ejecuta la acción de mamar. La acción de mamar con
fruición cautiva por entero la atención y lleva al adormecimiento o incluso a una reacción motriz en una
suerte de orgasmo. No es raro que se combine con el frotamiento de ciertos lugares sensibles del cuerpo, el
pecho, los genitales externos. Por esta vía, muchos niños pasan del chupeteo a la masturbación.
Autoerotismo: la pulsión no está dirigida a otra persona; se satisface en el cuerpo propio. Un ejemplo
claro sería la masturbación. La acción del niño chupeteador se rige por la búsqueda de un placer ya
vivenciado, y ahora recordado. Así, en el caso más simple, la satisfacción se obtiene mamando rítmicamente
un sector de la piel o de mucosa. Diríamos que los labios del niño se comportaron como una zona erógena, y
la estimulación por el cálido aflujo de leche fue la causa de la sensación placentera.
El quehacer sexual se apuntala primero en una de las funciones que sirven a la conservación de la vida, y
sólo más tarde se independiza de ella. La necesidad de repetir la satisfacción sexual se divorcia entonces de
la necesidad de buscar alimento.
No todos los niños chupetean. Cabe suponer que llegan a hacerlo aquellos en quienes está
constitucionalmente reforzado el valor erógeno de la zona de los labios.
Tres caracteres esenciales de una exteriorización sexual infantil: En el chupeteo o el mamar con fruición
1) Nace Apuntalándose en una de las funciones corporales importantes para la vida.
2) Todavía no conoce un objeto sexual, es Autoerótica.
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3) Su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona Erógena.
La meta sexual de la sexualidad infantil
Caracteres de las zonas erógenas: Es un sector de piel o de mucosa en el que estimulaciones de cierta
clase provocan una sensación placentera de determinada cualidad. El carácter rítmico no puede menos que
desempeñar un papel: se impone la analogía con las cosquillas. La propiedad erógena se puede adherir
prominentemente a ciertas partes del cuerpo. Existen zonas erógenas predestinadas, como lo muestra el
chupeteo; pero este mismo ejemplo nos enseña también que
cualquier otro sector de piel o de mucosa puede prestar los servicios de una zona erógena, para lo cual es
forzoso que conlleva una cierta aptitud.
El niño chupeteador busca por su cuerpo y escoge algún sector para mamárselo con fruición; después,
por acostumbramiento, este pasa a ser el preferido. Puede toparse con sectores predestinados (pezones,
genitales), que seran los predilectos. Cualquier otro sector del cuerpo puede ser dotado de la excitabilidad de
los genitales y elevarse a la condición de zona erógena. Las zonas erógenas e histerógenas exhiben los
mismos caracteres.
Meta Sexual Infantil: La meta sexual de la pulsión infantil consiste en producir la satisfacción mediante
la estimulación apropiada de la zona erógena que, de un modo u otro, se ha escogido. Esta satisfacción tiene
que haberse vivenciado antes. La necesidad de repetir la satisfacción se trasluce por dos cosas: un peculiar
sentimiento de tensión, que posee más bien el carácter del displacer, y una sensación de estímulo o de
picazón condicionada centralmente y proyectada a la zona erógena periférica. Por eso la meta sexual puede
formularse también así procuraría sustituir la sensación de estímulo proyectada sobre la zona erógena, por
aquel estímulo externo que la cancela al provocar la sensación de la satisfacción.
Sólo parece un poco sorprendente que, para cancelarse, un estímulo requiera de un segundo estímulo
aplicado al mismo lugar.
Las exteriorizaciones sexuales masturbatorias
Activación de la Zona Anal: La zona anal, a semejanza de la zona de los labios, es apta por su posición
para proporcionar un apuntalamiento de la sexualidad. Los trastornos intestinales tan frecuentes en la
infanciase ocupan de que no falten excitaciones intensas en esta zona.
Los niños que sacan partido de la estimulabilidad erógena de la zona anal se delatan por el hecho de que
retienen las heces hasta que la acumulación de estas provoca fuertes contracciones musculares y, al pasar
por el ano, pueden ejercer un poderoso estímulo sobre la mucosa. Producirse sensaciones voluptuosas junto
a las dolorosas. Sólo procura que no se le escape la ganancia colateral de placer que puede conseguir con la
defecación. Lo trata como a una parte de su propio cuerpo; representa el primer “regalo” por medio del cual
el pequeño ser puede expresar su obediencia hacia el medio circundante exteriorizando, y su desafío,
rehusando. A partir de este significado de “regalo”, más tarde cobra el “hijo”, el cual, según una de las
teorías sexuales infantiles, se adquiere por la comida y es dado a luz por el intestino.
Activación de las Zonas Genitales: Entre las zonas erógenas del cuerpo infantil se encuentra una que no
desempeña, por cierto, el papel principal ni puede ser la portadora de las mociones sexuales más antiguas,
pero que está destinada a grandes cosas en el futuro. La acción que elimina el estímulo y desencadena la
satisfacción consiste en un contacto de frotación con la mano o en una presión, ejercida por la mano o
apretando los músculos.
Tres fases en la masturbación infantil:
1) La primera corresponde al período de lactancia.
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2) La segunda al breve florecimiento de la práctica sexual hacia el cuarto año de vida.
3) La tercera responde al onanismo de la pubertad, el único que suele tenerse en cuenta.
Por su situación anatómica, es inevitable que la sensación placentera que estas partes del cuerpo son
capaces de proporcionar se haga notar al niño ya en su período de lactancia, despertándose una necesidad
de repetirla.
La Segunda Fase de la Masturbación Infantil: El onanismo del lactante parece desaparecer tras breve
lapso; no obstante, su prosecución ininterrumpida hasta la pubertad pude constituir ya la primera gran
desviación respecto del desarrollo a que se aspira para el ser humano en la cultura.
Hallamos que este período sexual se ha olvidado, y se han desplazado los recuerdos conscientes que lo
atestiguan; ya dije que yo vincularía también la amnesia infantil normal con esta activación sexual infantil.
Disposición Perversa Polimorfa: Es instructivo que bajo la influencia de la seducción el niño pueda
convertirse en un perverso polimorfo, siendo descaminado a practicar todas las transgresiones posibles.
Tales transgresiones tropiezan con escasas resistencias porque, según sea la edad del niño, están en
formación los diques anímicos contra los excesos sexuales: la vergüenza, el asco y la moral.
Pulsiones Parciales: La influencia de la seducción no ayuda a descubrir la condición inicial de la pulsión
sexual, sino que confunde nuestra intelección de ella, en la medida en que aporta prematuramente al niño el
objeto sexual, del cual la pulsión sexual infantil no muestra al comienzo necesidad alguna. Las pulsiones del
placer de ver y de exhibir, y de la crueldad. Aparecen con cierta independencia respecto de las zonas
erógenas, y sólo más tarde entran en estrechas relaciones con la vida genital. El niño pequeño carece de
vergüenza, y en ciertos años tempranos muestra una inequívoca complacencia en desnudar su cuerpo
poniendo particular énfasis en sus genitales. Bajo la influencia de la seducción, la perversión de ver puede
alcanzar gran importancia para la vida sexual del niño.
La investigación sexual infantil
La Pulsión de Saber: A la par que la vida sexual del niño alcanza su primer florecimiento, entre los tres y
los cinco años, se inicia en él también aquella actividad que se adscribe a la pulsión de saber o de investigar.
Su acción corresponde, por una parte, a una manera sublimada del apoderamiento, y, por la otra, trabaja
con la energía de la pulsión de ver. Empero, sus vínculos con la vida sexual tienen particular importancia,
pues por los psicoanálisis hemos averiguado que la pulsión de saber de los niños recae, en forma
insospechadamente precoz y con inesperada intensidad, sobre los problemas sexuales, y aun quizás es
despertada por estos.
Complejo de Castración y Envidia del Pene: Las formaciones sustitutivas de este pene perdido de la
mujer cumplen un importante papel en la confrontación de múltiples perversiones.
El supuesto de que todos los seres humanos poseen idéntico genital (masculino) es la primera de las
asombrosas teorías sexuales infantiles, grávidas de consecuencias. En cuanto a la niñita, no incurre en tales
rechazos cuando ve los genitales del varón con su conformación diversa. Al punto está dispuesta a
reconocerla, y es presa de la envidia del pene, que culmina en el deseo de ser un varón, deseo tan importante
luego.
Fases de desarrollo de la organización sexual
Los siguientes caracteres de la vida sexual infantil:
1) Es esencialmente autoerótica (su objeto se encuentra en el cuerpo propio) y sus pulsiones parciales
singulares aspiran a conseguir placer cada una por su cuenta, enteramente desconectadas entre sí.
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2) El punto de llegada del desarrollo lo constituye la vida sexual del adulto llamada normal; en ella, la
consecución de placer se ha puesto al servicio de la función de reproducción, y las pulsiones parciales, bajo
el primado de una única zona erógena.
Organizaciones Pregenitales: Son las organizaciones de la vida sexual en que las zonas genitales todavía
no han alcanzado su papel hegemónico. Ahora bien, con el auxilio del psicoanálisis podemos estudiar las
inhibiciones y perturbaciones de este curso de desarrollo.
1) Oral: La primera organización sexual pregenital o si se prefiere, canibalica. La actividad sexual no se ha
separado todavía de la nutrición, ni se han diferenciado opuestos dentro de ella. El objeto de una actividad es
también el de la otra; la meta sexual consiste en la incorporación del objeto, el paradigma de lo que más
tarde, en calidad de identificación, desempeñará un papel psíquico tan importante.
2) Sádico-Anal: Una segunda fase pregenital es la de la organización, aquí ya se ha desplegado la división
en opuesto, que atraviesa la vida sexual; empero, no se los puede llamar todavía masculino y femenino, sino
que es preciso decir activo y pasivo. La actividad es producida por la pulsión de apoderamiento a través de la
musculatura del cuerpo, y como órgano de meta sexual pasiva se constituye ante todo la mucosa erógena del
intestino; empero, los objetos de estas dos aspiraciones no coinciden.
Ambivalencia: Esta forma de la organización sexual puede conservarse a lo largo de toda la vida y atraer
permanentemente hacia sí una buena parte de la práctica sexual. El predominio del sadismo, y de la zona
anal en el papel de cloaca, le imprimen un sesgo notablemente arcaico. Además, posee este otro carácter: los
pares de opuesto pulsionales están plasmados en un grado aproximadamente igual, estado de cosas que se
designa con el feliz término introducido por Bleuler: ambivalencia
Los dos tiempos de la elección de objeto: La elección de objeto se realiza en dos tiempos, en dos oleadas:
1) La primera se inicia entre los dos y los cinco años, y el período de latencia la detiene o la hace
retroceder, se caracteriza por la naturaleza infantil de sus metas sexuales.
2) La segunda sobreviene con la pubertad y determina la conformación definitiva de la vida sexual.
Fuentes de la sexualidad infantil
La excitación sexual nace:
1) Como calco de una satisfacción vivenciada a raíz de otros procesos orgánicos.
2) Por una apropiada estimulación periférica de zonas erógenas.
3) Como expresión de algunas “pulsiones” cuyo origen todavía no comprendemos bien (p. ej., la pulsión
de ver y la pulsión a la crueldad). Ahora bien, la investigación psicoanalítica que desde un periodo posterior
se remonta hasta la infancia, y la observación contemporánea del niño mismo.
Excitación Mecánica: sacudimientos mecánicos del cuerpo, de carácter rítmico que producen excitaciónsexual. Hay tres clases de influencias de estímulos:
1. Las que actúan sobre el aparato sensorial
2. Las que actúan sobre la piel
3. Las que actúan sobre partes profundas (músculos, aparato articular)
Estas sensaciones son documentadas por el disfrute de los niños por los juegos de movimientos pasivo
(hamaca, arrojados al aire, mecerlos antes de dormir)
Actividad Muscular: satisfacción placentera a través de intensa actividad muscular. Por ejemplo, en los
juegos violentos entre compañeros, donde hay un gran esfuerzo muscular y un contacto con la piel del otro.
Esta inclinación a estos juegos, se verá luego en su discusiones, dando cuenta de que se eligió a esa persona
como objeto.
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Esta excitación muscular da cuenta de las raíces de la pulsión sádica.
Procesos Afectivos: Satisfacción sexual placentera en los procesos afectivos intensos. Puede contribuir a
la comprensión del efecto patógeno de esos movimientos del ánimo. Ej: angustia ante un exámen.
El efecto de excitación por muchos afectos displacenteros, como el angustiarse, se mantienen en la vida
adulta y como estas buscan esas sensaciones (lectura, teatro) que reduzcan la seriedad de la sensación de
displacer.
También la sensación de dolor intenso pueden provocar un parecido efecto erógeno. Esta contribuirá a
una de las raíces sadomasoquistas.
Trabajo Intelectual: placer en la concentración de la atención en una tarea intelectual, de esfuerzo
mental. Estas pueden derivar en un ¨exceso de trabajo¨
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Texto: ¨El creador literario y el fantaseo¨ de Sigmund Freud
La ocupación preferida y más intensa del niño es el juego. Acaso tendríamos derecho a decir: todo
niño que juega se comporta como un poeta, pues se crea un mundo propio o, mejor dicho, inserta las
cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada. Además, sería injusto suponer que no toma en
serio ese mundo; al contrario, toma muy en serio su juego, emplea en él grandes montos de afecto.
El niño diferencia muy bien de la realidad su mundo del juego, a pesar de toda su investidura
afectiva; y tiende a apuntalar sus objetos y situaciones imaginados en cosas palpables y visibles del
mundo real. Sólo ese apuntalamiento es el que diferencia aún su «jugar» del «fantasear».
Importantes consecuencias para la técnica artística, pues muchas cosas que de ser reales no
depararían goce pueden, depararlo en el juego de la fantasía y muchas excitaciones que en sí mismas
son en verdad penosas pueden convertirse en fuentes de placer para el auditorio y los espectadores
del poeta.
El adulto deja, pues, de jugar; aparentemente renuncia a la ganancia de placer que extraía del
juego. Pero quien conozca la vida anímica del hombre sabe que no hay cosa más difícil para él que la
renuncia a un placer que conoció. Lo que parece ser una renuncia es en realidad una formación de
sustituto o subrogado. Así, el adulto en vez de jugar, ahora fantasea. Construye castillos en el aire,
crea lo que se llama sueños diurnos.
EL niño no oculta su jugar, aunque tenga público mirándolo. En cambio, el adulto se avergüenza
de sus fantasías y se esconde de los otros, las cría como a sus intimidades más personales, por lo
común preferirían confesar sus faltas a comunicar sus fantasías.
El jugar del niño estaba dirigido por deseos: ser grande y adulto. Juega siempre a «ser grande»,
imita en el juego lo que le ha devenido familiar de la vida de los mayores. Ahora bien, no hay razón
alguna para esconder ese deseo.
Diverso es el caso del adulto; por una parte, este sabe lo que de él esperan; que ya no juegue ni
fantasee, sino que actúe en el mundo real; por la otra, entre los deseos productores de sus fantasías
hay muchos que se ve precisado a esconder; entonces su fantasear lo avergüenza por infantil y por
no permitido.
Caracteres del fantasear: el dichoso nunca fantasea; sólo lo hace el insatisfecho. Deseos
insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las fantasías, y cada fantasía singular es un
cumplimiento de deseo, una rectificación de la insatisfactoria realidad. Los deseos pulsionantes
difieren según sexo, carácter y circunstancias de vida de la personalidad que fantasea; pero con
facilidad se dejan agrupar siguiendo dos orientaciones rectoras:
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● Son deseos ambiciosos, que sirven a la exaltación de la personalidad, o
● Son deseos eróticos.
Las fantasías se adecúan a las cambiantes impresiones vitales, se alteran a cada variación de las
condiciones de vida, reciben de cada nueva impresión eficaz una «marca temporal», según se la
llama. El nexo de la fantasía con el tiempo es harto sustantivo. Una fantasía oscila en cierto modo
entre tres tiempos, tres momentos temporales de nuestro representar.
1. El trabajo anímico se anuda a una impresión actual, a una ocasión del presente que fue
capaz de despertar los grandes deseos de la persona.
2. Desde ahí se remonta al recuerdo de una vivencia anterior, infantil las más de las veces, en
que aquel deseo se cumplía, y
3. Entonces crea una situación referida al futuro, que se figura como el cumplimiento de ese
deseo, justamente el sueño diurno o la fantasía, en que van impresas las huellas de su origen en la
ocasión y en el recuerdo.
Vale decir, pasado, presente y futuro son como las cuentas de un collar engarzado por el deseo. El
deseo aprovecha una ocasión del presente para proyectarse un cuadro del futuro siguiendo el
modelo del pasado.
No puedo omitir el nexo de las fantasías con el sueño. Tampoco nuestros sueños nocturnos son
otra cosa que unas tales fantasías, como podemos poner en evidencia mediante su interpretación. El
lenguaje, con su insuperable sabiduría, hace tiempo que ha decidido el problema de la esencia de los
sueños llamando también «sueños diurnos» a los castillos en el aire de los fantaseadores.
Si a pesar de esa indicación el sentido de nuestros sueños nos parece la mayoría de las veces
oscuro, ello es debido a una sola circunstancia: que por la noche se ponen en movimiento en nuestro
interior también unos deseos de los que tenemos que avergonzarnos y debemos ocultar, y que por
eso mismo fueron reprimidos, empujados a lo inconsciente. A tales deseos reprimidos y sus retoños
no se les puede consentir otra expresión que una gravemente desfigurada. Después que el trabajo
científico logró esclarecer la desfiguración onírica, ya no fue difícil discernir que los sueños
nocturnos son unos cumplimientos de deseo como los diurnos, esas fantasías familiares para todos
nosotros.
Poeta y adulto: ellos tienen un héroe situado en el centro del interés y para quien el poeta procura
por todos los medios ganar nuestra simpatía; parece protegerlo, se diría, con una particular
providencia. El sentimiento de seguridad con el que yo acompaño al héroe a través de sus azarosas
peripecias es el mismo con el que un héroe real se arroja al agua para rescatar a alguien que se
ahoga, o se expone al fuego enemigo para tomar por asalto una batería; es ese genuino sentimiento
heroico al que uno de nuestros mejores poetas ofrendó esta preciosa expresión: «Eso nunca puede
sucederte a ti» (Anzengruber)." Pero yo opino que en esa marca reveladora que es la
invulnerabilidad se discierne sin trabajo... a Su Majestad el Yo, el héroe de todos los sueños diurnos
así como de todas las novelas.
Otros rasgos típicos de estas narraciones egocéntricas apuntan también a idéntico parentesco. Si
todas las mujeres de la novela se enamoran siempre del héroe, difícilmente se lo pueda concebir
como una pintura de la realidad; sí se lo comprende, en cambio, como un patrimonio necesario del
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sueño diurno. Lo mismo cuando las otras personas de la novela se dividen tajantemente en buenas y
malas, renunciando a la riqueza de matices que se observa en los caracteres humanos reales; los
«buenos» son justamente los auxiliadores del yo devenido en héroe, y los «malos», sus enemigos y
rivales.
En oposición al tipo del sueño diurno parecen encontrarse las novelas que podrían designarse
«ex-céntricas», en que lapersona introducida como héroe desempeña el mínimo papel activo, y
más bien ve pasar, como un espectador, las hazañas y penas de los otros. Empero, debo señalar que
el análisis psicológico de individuos no poetas, desviados en muchos aspectos de lo que se llama
normal, nos ha anoticiado de unas variaciones análogas en sueños diurnos en que el yo se limita al
papel de espectador.
El soñante diurno pone el mayor cuidado en ocultar sus fantasías, y aunque nos las comunicara,
no podría tener placer alguno mediante esa revelación. Tales fantasías, si nos enteráramos de ellas,
nos escandalizarían. En cambio, si el poeta juega sus juegos ante nosotros como su público,
sentimos un elevado placer, que probablemente tenga tributarios de varias fuentes. En la técnica
para superar aquel escándalo, que sin duda tiene que ver con las barreras que se levantan entre cada
yo singular y los otros, reside la auténtica ars poética. Podemos colegir en esa técnica dos clases de
recursos:
1. El poeta atempera el carácter del sueño diurno egoísta mediante variaciones y
encubrimientos, y nos soborna por medio de una ganancia de placer puramente formal, es decir,
estética, que él nos brinda en la figuración de sus fantasías.
2. A esa ganancia de placer que se nos ofrece para posibilitar con ella el desprendimiento de un
placer mayor, proveniente de fuentes psíquicas situadas a mayor profundidad, la llamamos prima
de incentivación o placer previo.
Todo placer estético que el poeta nos procura conlleva el carácter de ese placer previo, y que el
goce genuino de la obra poética proviene de la liberación de tensiones en el interior de nuestra alma.
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Texto: ¨La técnica del análisis en el periodo de latencia¨ de Melanie Klein
Los niños en el periodo de latencia muestran dificultad en el análisis, por su vida imaginativa limitada,
y su tendencia a la represión, su yo no desarrollado y no tiene cc de enfermedad o sentimiento de
necesidad de ser curado. Son reservados y desconfiados, actitud que es el resultado de la preocupación por
la lucha con la masturbación y que los hace contrarios a lo relacionado a la sexualidad o a lo que les afecte
los impulsos que intentan controlar.
El niño de corta edad está bajo la influencia de sus fantasías y experiencias instintivas,pero en la
latencia ya desexualizo las experiencias y fantasías, y las expresa de otro modo.
Caso Grete, 7 años: Reservada y con rasgos esquizoides. Dibujó obsesivamente casas y árboles. Klein
interpreta que las casa eran ella misma y su madre y que los árboles eran su padre y su hermano. Lo que le
interesaba eran la diferencia de sexos y la diferencia entre adultos y niños.
Caso Inge, 7 años: Desconfiada y reservada. Habla sobre un poema que leyó en su escuela, y le parecía
que las palabras largas alteraban las cortas. Habló también de que había hablado con un pájaro que vio
volar en su jardín, pero no lo vió salir de su jardín. También mencionó que ella y su amiga jugaban a juegos
de varones. Klein interpretó el deseo de saber de dónde vienen los niños (pájaro) y de entender la
diferencia entre sexos (palabras largas y cortas).
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El Efecto de la interpretación se manifiesta de varias maneras:
1. Se establece la situación analitica.
2. La imaginación del niño se torna más libre. Sus medios de representación crecen y se
extienden; su lenguaje enriquece y sus relatos están llenos de fantasías.
3. El niño siente alivio y llega a una cierta comprensión del propósito del trabajo analítico
(esto es análogo a la cc de enfermedad en el adulto).
En el periodo de latencia, los juegos de los niños se adaptan más a la realidad y son menos imaginativos
que los de los de corta edad y comienzan a representar roles en sus juegos.
El yo del niño, trata de fortificar su posición colocando sus energías al servicio de las fuerzas represoras
y manteniéndose unido a la realidad. EL trabajo analítico se opone a las tendencias del yo, y debemos
ganarnos su cooperación comunicándonos con su icc.
Caso Inge: muestra una amplia identificación con el padre (juego en que ella era gerente) y con la
madre (maestra). Juego a que ella era vendedora en una juguetería y que Klein tenía que comprarle cosas
para sus hijos (lapiceras, lápices) para hacerlos más inteligentes. LAs cosas vendidas eran símbolos del
pene que ella estaba esperando que su madre le diera. Predominó la actitud homosexual en la niña que
esperaba que la madre le diera el pene para suplantar al padre y ganar el amor de la madre. En el desarrollo
del juego, le vendió cosas para comer para sus hijos. Klein interpretó que el pene de su padre y los pechos
de su madre eran sus objetos deseados orales, y que las frustraciones orales estaban detrás de los
trastornos y en su dificultad de aprendizaje.
Por sus sentimientos de culpa, ligados a la introyección oral sádica de los pechos de su madre, ella había
considerado se frustración oral como un castigo. Sus impulsos agresivos contra su madre y sus deseos de
robarle sus hijos, trajeron un sentimiento de culpa y esto la llevó a no poner mantener la posición
femenina y trataba de identificarse con su padre. Tampoco aceptó la homosexualidad por temor del padre.
A esto se le suma su sentimiento de ser incapaz de hacer (frustración del deseo de saber). En las
actividades institucionales que era con oponentes masculinos, no pudo mantener su posición femenina.
Ella en su imaginación, actuaba todos los roles. Gerente (sus éxitos en el papel del padre), Maestra, hija
mayor inteligente, vendedora de juguetes y comida.
El cambio de juegos nos permite una percepción de naturaleza interior de las causas de los cambios de
una posición psicológica a otra, o de las fluctuaciones en las posiciones y el juego dinámico de las fuerzas
mentales.
Si observamos el juego con niños pequeños, todos los objetos a su alrededor son en su imaginación
símbolos de otras cosas. Si le preguntamos ¿Qué es eso? mientras juega con el objeto, no dará mucha
información. ¿Qué está haciendo? ¿Dónde está ahora? Tenemos que extraer las asociaciones de los niños
mayores de un modo parecido. Esto puede conseguirse cuando la represión de la imaginación y la
desconfianza han disminuido en análisis.
Con el caso de Inge, Kelin tuvo que seguir el juego para obtener la información. Jugando en el rol de la
médica, pudo preguntarle que le dolía, desde cuando, etc.
Es importante establecer contacto con sus fantasías icc, y esto se hace al interpretar el contenido
simbólico de su material en relación a la ansiedad y sentimientos de culpa.
Texto: ¨La metamorfosis de la pubertad¨ de Sigmund Freud
Con la pubertad se introducen los cambios que llevan la vida sexual infantil a su conformación normal
definitiva. La pulsión sexual era hasta entonces predominantemente autoerótica; ahora halla al objeto
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sexual. Ahora es dada una nueva meta sexual; para alcanzarla, todas las pulsiones parciales cooperan, al
par que las zonas erógenas se subordinan al primado de la zona genital. La normalidad de la vida sexual es
garantizada únicamente por la exacta coincidencia de las dos corrientes dirigidas al objeto y a las metas
sexuales: la Tierna y la Sensual.
La nueva meta sexual para el varón es la descarga de los productos genésicos. La pulsión sexual se pone
ahora al servicio de la función de reproducción, por así decir, altruista.
El primado de las zonas genitales y el placer previo
Lo esencial de los procesos de la pubertad: El crecimiento manifiesto de los genitales externo. Al mismo
tiempo, el desarrollo de los genitales externos ha avanzado hasta el punto de poder ofrecer productos
genésicos, o bien recibirlos.
Los estímulos pueden alcanzarlo por tres caminos: desde el mundo exterior, por excitación de las zonas
erógenas que ya sabemos; desde el interior del organismo, siguiendo vías que aún hay que investigar, y
desde la vida anímica, que a su vez constituye un repositorio de impresiones externa y un receptor de
excitaciones internas. Un estado que sedefine como de “excitación sexual” sería el signo anímico que
consiste en un peculiar sentimiento de tensión, entre los múltiples signos corporales se sitúa en primer
término una serie de alteraciones en los genitales, que tienen un sentido indubitable: la preparación, el
apronte para el acto sexual. (La erección del miembro masculino, la humectación de la vagina).
La tensión producida por los procesos sexuales va acompañada de placer.
El ojo, puede ser estimulado casi siempre, en la situación de cortejo del objeto, por aquella particular
cualidad de la excitación cuyo suscitador llamamos “belleza”. De ahí que se llame “encantos” a las
excelencias del objeto sexual. Con esta excitación se conecta ya, por una parte, un placer, por la otra, tiene
como consecuencia aumentar el estado de excitación sexual, o provocarlo cuando todavía falta.
Mecanismo de placer previo
Mediante su adecuada estimulación de las zonas erógenas, hay un cierro monto de placer, desde este
arranca el incremento de la tensión, la cual, a su vez, tiene que ofrecer la energía motriz necesaria para
llevar a su término el acto sexual.
Placer Previo: Es el placer provocado por la excitación de zonas erógenas.
Placer Final: Es el vaciamiento de las sustancias sexuales, o también el placer de satisfacción de la
actividad sexual.
Peligros del placer previo: El placer previo demuestra ser demasiado grande, y demasiado escasa su
contribución a la tensión. Falta entonces la fuerza pulsional para que el proceso sexual siga adelante; todo
el camino se abrevia, y la acción preparatoria correspondiente reemplaza a la meta sexual normal.
El malogro de la función del mecanismo sexual por culpa del placer previo se evita, cuando ya en la vida
infantil se prefigura de algún modo el primado de las zonas genitales. Las zonas genitales se comportan ya
de manera similar a la época de la madurez; pasan a ser la sede de sensaciones de excitación y alteraciones
preparatorias cuando se siente alguna clase de placer por la satisfacción de otras zonas erógenas; sigue
careciendo de fin, vale decir, en nada contribuye a la prosecución del proceso sexual.
Las exteriorizaciones infantiles de la sexualidad no marcan solamente el destino de las desviaciones
respecto de la vida sexual normal, sino el de su conformación normal.
La teoría de la libido
La libido como una fuerza susceptible de variaciones cuantitativas, podría medir procesos y
trasposiciones en el ámbito de la excitación sexual. Al separar la energía libidinosa de otras clases de
energía psíquica, damos expresión a la premisa de que los procesos sexuales del organismo se diferencian
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delos procesos de la nutrición por un quimismo particular. Llegamos a la representación de un quantum de
libido a cuya subrogación psíquica llamamos libido yoica. Esta libido se vuelve cómodamente accesible al
estudio analítico cuando ha encontrado empleo psíquico en la investidura de objetos sexuales, cuando se
ha convertido en libido de objeto.
La Libido Narcisista o Libido Yoica: Toma como objeto a la propia persona. Gran reservorio desde el cual
son emitidas las investiduras de objeto y al cual vuelven a replegarse; y la investidura libidinal narcisista
del yo, como el estado originario realizado en la primera infancia, que es sólo ocultado por los envíos
posteriores de la libido, pero se conserva en el fondo tras ellos.
Libido de Objeto: Se concentran en objetos, se fijan a ellos o bien los abandonan, pasan de unos a otros y
a partir de estas posiciones guían el quehacer sexual del individuo, el cual lleva a la satisfacción, o sea, a la
extinción parcial y temporaria de la libido. En cuanto a los destinos de libido se mantiene fluctuante en
particulares estados de tensión y, por último es recogida en el interior del yo, con lo cual se convierte de
nuevo en libido yoica.
El hallazgo de objeto
En la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales, y en el varón, el ímpetu del miembro erecto
remite imperiosamente a la nueva meta sexual: penetrar en una cavidad del cuerpo que excite la zona
genital.
Desde el lado psíquico, se consuma el hallazgo del objeto. Cuando la satisfacción sexual estaba todavía
conectada con la nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto: el pecho materno. Después la pulsión sexual
pasa a ser, regularmente, autoerótica, y sólo luego de superado el período de latencia se restablece la
relación originaria. El hallazgo (encuentro) del objeto es propiamente un reencuentro.
Angustia infantil
La expresión de su añoranza de la persona amada, el niño se porta como el adulto: tan pronto como no
puede satisfacer su libido, la muda en angustia; y a la inversa, el adulto, cuando se ha vuelto neurótico por
una libido insatisfecha, se porta en su angustia como un niño.
La barrera del incesto
La ternura que los padres vuelcan sobre el niño ha evitado despertarle la pulsión sexual
prematuramente -vale decir, antes que estén dadas las condiciones corporales propias de la pubertad-, y
despertársela con fuerza tal que la excitación anímica se abra paso de manera inequívoca hasta el sistema
genital, aquella pulsión puede cumplir su cometido: conducir a este niño, llegado a la madurez, hasta la
elección del objeto sexual.
La Barrera del Incesto: En virtud del diferimiento de la maduración sexual se ha ganado tiempo para
erigir, junto a otras inhibiciones sexuales, y para implantar en él los preceptos morales que excluyen
expresamente en la elección de objeto, por su calidad de parientes consanguíneos, a las personas amadas
de la niñez.
La elección de objeto se consuma primero en la esfera de la representación; y es difícil que la vida sexual
del joven que madura pueda desplegarse en otro espacio de juego que el de las fantasías, o sea,
representaciones no destinadas a ejecutarse. A raíz de estas fantasías vuelven a emerger en todos los
hombres las inclinaciones infantiles, sólo que ahora con un refuerzo somático. La moción sexual del niño
hacia sus progenitores, casi siempre ya diferenciada por la atracción del sexo opuesto; la del varón hacia
su madre y la de la niña hacia su padre. Hay personas que nunca superaron la autoridad de los padres y no
les retiraron su ternura o lo hicieron sólo de modo muy parcial. Son casi siempre muchachas; de tal
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suerte,para contento de sus progenitores, conservan plenamente su amor infantil mucho más allá de la
pubertad.
Pasan a ser esposas frías y permanecen sexualmente anestésicas. Esto enseña que el amor a los padres,
no sexual en apariencia, y el amor sexual se alimentan de las mismas fuentes.
Para las muchachas que tienen una exagerada necesidad de ternura, y un horror igualmente exagerado
a los requerimientos reales de la vida sexual, pasa a ser una tentación irresistiblemente, por un lado,
realizar en su vida el ideal del amor asexual y, por el otro, ocultar su libido tras un ternura que pueden
exteriorizar sin autorreproches, conservando a lo largo de toda su vida la inclinación infantil, renovada en
la pubertad, hacia los padres o hermanos.
Efectos posteriores de la elección infantil de objeto
El hecho de que el primer enamoramiento serio del joven, como es tan frecuente, se dirija a una mujer
madura y el de la muchacha a un hombre mayor, dotado de autoridad, es un claro eco de esta fase del
desarrollo: pueden revivirles, en efecto, la imagen de la madre y del padre. El varón persigue, ante todo, la
imagen mnémica de la madre. Dada esta importancia de los vínculos infantiles con los padres para la
posterior elección del objeto sexual, es fácil comprender que cualquier perturbación de ellos haga madurar
las más serias consecuencias para la vida sexual adulta.
La inclinación infantil hacia los padres no es la única de las sendas que, renovadas en la pubertad,
marcan después el camino a la elección de objeto. Se puede desarrollar más de una serie sexual y plasmar
condiciones totalmente variadas para la elección de objeto.
Prevención de la inversión
Una de las tareas que plantea la elección de objeto consiste en no equivocar el sexo

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