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Vander Zanden Las actitudes y el cambio actitudinal (F 6522)

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Las actitudes y el cambio actitudinal. Cap.6
Vander Zanden
Una actitud es una tendencia o predisposición adquirida y relativamente duradera a
evaluar de determinado modo a una persona, suceso o situación y actuar de manera
favorable o desfavorable en consonancia con dicha evaluación. Es un estado de ánimo. 
Hay tres componentes en una actitud: 
a) El componente cognitivo: es el modo en que se percibe un objeto, suceso o situación;
los pensamientos, ideas y creencias que un sujeto tiene acerca de algo. Seria una
categoría que empleamos en nuestra vida social. Cuando el objeto de la actitud es un ser
humano, el componente cognitivo con frecuencia es un estereotipo, o sea, un cuadro
mental que creamos de una persona. Sin embargo, generalmente se trata de
generalizaciones poco confiables que un I hace acerca de otros, carecen de exactitud
(ejemplo: judíos astutos, italianos pasionales). 
b) El componente afectivo: consiste en los sentimientos o emociones que suscita en un
individuo la presentación efectiva de un objeto, suceso o situación (ejemplo: temor,
simpatía, piedad, odio). Puede presentarse junto al cognitivo, si bien son diferentes.
c) El componente conductual: es la tendencia a actuar de determinada manera con
referencia a algún objeto, suceso o situación. La definición pone el acento en la
tendencia, no en la acción en sí: el hecho de que un I quiera actuar de determinada
forma no implica que lo haga.
Los científicos sociales crearon una variedad de procedimientos para medir las
actitudes. Algunas de ellas son: Escala de Thurstone, Escalas de Likert, Escalas de
Guttman, Escalas del diferencial semántico. 
 Funciones de las actitudes : todos los seres humanos tienen una amplia variedad de 
necesidades, algunas de corte biológico (hambre, sed, sueño) y otras de tipo social 
(reconocimiento, poder). Katz, teniendo en cuenta esto propuso una teoría funcionalista 
de las actitudes. El individuo mantiene ciertas actitudes porque lo ayudan a alcanzar sus 
metas básicas. Y distingue 4 tipos de funciones psicológicas cumplidas por las 
actitudes: 
1. función de adaptación: los seres humanos desarrollan actitudes que los ayudan
a maximizar las recompensas y minimizar las penalidades; 
2. función de defensa del yo: nos protegen de reconocer variedades básicas sobre
nosotros mismos o sobre la realidad evitando un dolor interno. Actúan a manera
de mecanismos de defensa. Ej.: proyección.
3. función de expresión de valores: nos ayudan a dar expresión positiva a nuestros
valores centrales y al tipo de persona que imaginamos ser; refuerzan nuestro
sentimiento de autorrealización);
4. función de conocimiento (las actitudes ayudan al suministrarnos patrones de
evaluación para comprender los acontecimientos que nos afectan y darles
sentido).
Relación entre actitudes y conducta: las actitudes son motores poderosos que brindan la
energía para nuestro comportamiento y lo dirigen: ellas nos preparan para cierta clase de
acción. En cuanto a la no correspondencia entre lo que se dice y lo que se hace, algunos
investigadores sugirieron que la conducta es función de por lo menos dos actitudes: una
actitud hacia el objeto y una actitud hacia la situación PREJUICIOS. Según ciertos
investigadores, hay varios factores situacionales que pueden dar cuenta de la
discrepancia entre lo que se dice y la forma en que se actúa. Pero otros factores, aparte
de los situacionales, impiden predecir la conducta sobre la base de las actitudes
solamente. Las actitudes varían en cuanto a su dirección (positivas o negativas) sino
también en su grado de extremismo (hasta que punto un I esta a favor o en contra de
algo), su intensidad (los sentimientos del I respecto a algo) y la medida en que el yo de
la persona está involucrado en esas actitudes. Por otra parte, las actitudes que nos
formamos sobre la base de nuestra experiencia directa son más confiables para predecir
nuestras acciones que aquellas que nos formamos indirectamente, de oído. 
Organización de las actitudes: la coherencia actitudinal es la tendencia de las personas
a organizar sus actitudes armoniosamente, para que no haya conflicto entre ellas. Este
concepto subraya la racionalidad humana. La gente experimenta la incoherencia como
un estado nocivo y se ve impulsada a eliminarlo o reducirlo. Del principio de coherencia
actitudinal se extrae como premisa básica que las personas procuran típicamente
conciliar sus actitudes conflictivas, vale decir, que su cambio actitudinal las hace pasar
de un estado de incoherencia a otro de coherencia.
Hay tres variantes de la teoría de la coherencia: a) Teoría de las actitudes basada en el
equilibrio: propone 3 elementos del cambio actitudinal que son la persona como foco de
atención (P), otra persona (O) y una entidad impersonal (X); el interés se encontraba en
determinar que relaciones establece P con O y X. Si hay desequilibrio (relación negativa
con uno O o X o entre ambos), que sería el estado que se caracteriza por tensión,
incomodidad o malestar, el I se siente motivado a reducir el desequilibrio y una manera
de lograrlo es cambiar su actitud. b) Teoría de la resistencia de las actitudes: sostiene
que cualquier persona posee muchas actitudes, algunas coherentes entre si y otras
incoherentes. Estas últimas, en general, no le plantean un problema al I a menos que
resulten conectadas dentro del mismo contexto. Además, desarrollaron un esquema
empleando una escala de evaluación que va desde bueno hasta malo, o desde +3 a -3.
Comprobaron que cuanto más fuerte es una actitud, menos probable es que la
modifique. c) Teoría de la disonancia cognitiva: Festinger reemplaza el concepto de
coherencia o equilibrio por el de consonancia y el de incoherencia o desequilibrio por el
de disonancia. Según el autor existe una propensión a producir relaciones consonantes
entre las cogniciones para evitar la disonancia. Una cognición es cualquier fragmento de
conocimiento (la temperatura afuera está por debajo de cero grado), de creencia
(temperatura inferior a cero grado provoca gripe) o de opinión (me enoja que la
temperatura sea inferior a cero grado) que las personas tienen acerca de sí mismas, su
conducta o su ambiente.
Compromiso y volición: Brehm y Cohen notaron que la teoría de Festinger es válida
sólo en ciertas condiciones y dos de estas condiciones son el compromiso y la volición.
El compromiso es la situación en la cual el I está obligado a actuar de determinada
manera. La volición alude al grado de libertad que los I creen poseer al tomar una
decisión o efectuar una elección. Para que un sujeto experimente disonancia cognitiva
debe estar convencido de que actúa en forma voluntaria, que es responsable de los
resultados de su decisión. 
Recompensa y disonancia: cuanto menor sea la recompensa que recibe el I por un
comportamiento contrario a su actitud, mayor será el cambio actitudinal consecuente. Y,
además, cuanto menor la coacción empleada para obligarlo a comprometerse, mayor
también la probabilidad de que cambie su actitud. 
Concepto de sí y disonancia: lo decisivo, sostiene Aronson, es el conflicto entre el
concepto de sí que tiene el sujeto y sus cogniciones acerca de una conducta que lo
transgredí. De acuerdo con esto, la disonancia no se produce entre dos cogniciones
cualquiera, sino que surge cuando la conducta del I amenaza quebrantar los
sentimientos positivos que tiene acerca de sí.
Persuasión y cambio actitudinal: la persuasión es el intento deliberado de una persona
para influir en las actitudes o conductas de otros, con el objeto de alcanzar algún fin
preestablecido. Para que haya persuasión tiene que haber 3 elementos: el comunicador,
el mensaje y el destinatario. Cuando un I se comunica con otros, su sinceridad, su
pericia, el agrado que provoca en el interlocutor y lasimilitud que presenta con éste son
factores que incrementan la eficacia de su mensaje para producir en el oyente un cambio
de actitud. Entre los factores que influyen en la eficacia de un mensaje se incluyen la
apelación al temor (los mensajes que suscitan gran temor son mas persuasivos que los
que suscitan menos temor), la explicitación de las conclusiones (si el hablante enuncia
la conclusión, elude la posibilidad de que el publico interprete mal su mensaje) y la
presentación de una de las caras de la moneda o de ambas en la argumentación. Los
datos con que se cuenta sugieren que existe un rasgo general, la persuabilidad o
susceptibilidad a recibir la influencia ajena; pero en la respuesta del sujeto a una
apelación determinada intervienen una pléyade de factores situacionales y de otra
índole. 
Reactancia: si sentimos que se nos impide hacer algo, lo más común es que queramos
hacerlo en mayor medida; si nos sentimos obligados a hacerlo, lo haremos menos que
antes. La teoría de la reactancia sostiene que las personas poseen un conjunto de
comportamientos libres, de modo tal que pueden optar por cualquiera de esas
alternativas en un momento dado. Cuando se elimina o amenaza dicha libertad
conductual, se activa en la persona la reactancia psicológica, un estado motivacional
encaminado a restaurar o salvaguardar libertad.

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