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Analisis de los estudios sobre plantas

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL 
ESTADO DE HIDALGO 
 
 
INSTITUTO DE CIENCIAS BASICAS E INGENIERIAS 
AREA ACADEMICA DE BIOLOGIA 
LICENCIATURA EN BIOLOGIA 
 
 
 
 
ANÁLISIS DE LOS ESTUDIOS SOBRE PLANTAS 
ÚTILES EN MÉXICO ENTRE 1870 y 1914 
 
 
 
T E S I S 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE 
L I C E N C I A D O    E N     B I O L O G Í A 
 
P R E S E N T A : 
JOSÉ    OCTAVIO    HERNÁNDEZ    DELGADO 
 
 
DIRECTOR: DRA. MARIA DEL CONSUELO CUEVAS CARDONA 
 
 
PACHUCA DE SOTO, HIDALGO 2007
 
 
 
 
La historia se repite. Ese es uno de los errores de la historia. 
 
Charles Robert Darwin (1809-1882) Científico británico.
 
 
 
 
A todos los que estuvieron ahí… 
A todos los que no… 
A todos los que me formaron 
… y a los que me deformaron. 
Para ellos esto, para ellos yo. 
 
 
 
A mi madre. 
A quien le debo todo. 
 
 
A Frida. 
Quien me ha enseñado que la edad no se lleva en los años ni en las credenciales, 
se lleva en la manera de enfrentar a esta enorme maquina de injusticias; así, desde 
abajo. 
Agradecimientos 
 
Agradezco a la Doctora Consuelo Cuevas, Directora de este trabajo, por la 
enseñanza que me brindo a lo largo de estos años, por mostrarme el sendero hacia 
el conocimiento de nuestra historia, que aunque parcialmente conocida no deja de 
ser interesante y motiva a la reflexión. 
 
A los miembros del jurado, ya que gracias a ellos este trabajo esta aun más 
completo y correcto. 
 
A todos los que directa o indirectamente participaron en la realización de este 
estudio. 
 
A la Universidad autónoma del Estado de Hidalgo por albergarme desde la 
preparatoria y por haberme alimentado con conocimiento e ideales. 
 
Al lema de esta institución que mucho tiene que ver con este trabajo, el cual fue 
instaurado como ley en nuestro país desde la época de Benito Juárez y que aun 
prevalece en muchos de nosotros aunque nos neguemos a reconocerlo. 
 
A los compañeros del puño izquierdo, gracias por la empatía en contra del sistema, 
por estar ahí y levantar la voz cuando nadie más se atrevía a gritar junto conmigo. 
 
A todos infinitas gracias. 
ÍNDICE 
 
Resumen …………………………..………………………..……..……………1 
 
Introducción 
1. El Contexto de los Estudios Planta-Hombre…………………..………………3 
2. Antecedentes………………………...……………………..……..….…………..7 
3. Objetivos………..……………………………………………..……...……….....10 
4. Método……....…………………………………………………..……...………..11 
 
Capitulo 1. La Sociedad; sus Corrientes y sus Prejuicios 
5. La Situación Histórica de México…………………………………….……....14 
6. La Nueva Filosofía……………………………………………………..……....15 
7. Los Logros del Positivismo.…………………………………..……………….17 
8. Los Estudios de Carácter Positivista….……………………..………............18 
9. La Justificación del Progreso………………………………..………………...21 
10. La Escuela Nacional Preparatoria…………………………..………………...23 
 
Capitulo 2. Estudios sobre el Uso de las Plantas en el Museo Nacional 
11. El interés hacia las Culturas Precolombinas…………….…………………..29 
12. La Organización del Museo Nacional………………….……………………..32 
13. La Naturaleza…………………... ……………………….……………………..36 
14. Los Anales del Museo Nacional………………………...…………………….49 
 
Capitulo 3. El Estudio de las Plantas Útiles en la Biomedicina 
15. La Academia Nacional de Medicina…………………..…………..…............70 
16. El Instituto Medico Nacional………………………….……………..…………76 
 
Discusión...……………………………………………………..…………………..85 
Conclusiones..................................................................................................88 
Anexo 1………………………………………………………………………………89 
Anexo 2………………………………………………………………………………90 
Siglas y referencias……………………………………….…….………...……..109
 1
Resumen 
 
Se hizo el análisis de los estudios científicos que se realizaron en México sobre 
plantas útiles en el periodo comprendido entre 1870 y 1914. 1870 porque fue el año 
en que empezó a aparecer la primer revista mexicana dedicada a los estudios de 
historia natural: La Naturaleza; 1914 debido a que ese año desapareció una de las 
instituciones de investigación estudiadas: el Instituto Médico Nacional. Las otras 
agrupaciones revisadas fueron el Museo Nacional, la Sociedad Mexicana de 
Historia Natural y la Academia Nacional de Medicina. 
 
El trabajo fue guiado por el método de la Historia Social de la Ciencia, de manera 
que, además de tomar en cuenta la generación de conocimientos, se analizaron 
aspectos sociales de la época. Así, se revisó y analizó la influencia que tuvo en los 
naturalistas de estas instituciones la corriente filosófica del positivismo y la manera 
en que influyó en ellos para abordar una disciplina que requiere conocer el modo en 
que la población utiliza a las plantas. 
 
Se encontró que en ese periodo hubo un fuerte interés por el estudio de las plantas 
medicinales, sin embargo, la filosofía reinante impidió que los investigadores se 
acercaran más a la comprensión de las comunidades indígenas y campesinas que 
las utilizaban. Las plantas fueron llevadas a los laboratorios, pero el contexto 
cultural de su uso fue ignorado. 
 2
 
 
Introducción 
 
 
 
 
“Tal vez un hombre puede pescar con el gusano que se comio a un rey, y comerse 
luego el pez se alimento de aquel gusano” 
 
William Shakespeare, 
Hamblet, acto IV escena II 
 3
 
 
1. El contexto de los estudios planta hombre 
Un rasgo del pensamiento humano es la generación de ideas para entender la 
naturaleza. En este proceso general se establece una relación entre el hombre y su 
objeto de estudio, al que se acerca con medios y objetivos diferentes, lo que lleva a 
distintas formas de conocimiento. Una de éstas es la relación entre el hombre y las 
plantas, relación que se estableció muy pronto en la historia de la humanidad, dado 
que éstas son fuente de numerosos satisfactores: alimenticios, medicinales, 
rituales, de vestido y construcción.1 
 
Las culturas que predominaron en América y particularmente en México no fueron 
la excepción con respecto a la cosmovisión arriba mencionada. En efecto, nadie 
ignora que dos ciencias de la observación, la Historia Natural y la Astronomía, eran 
cultivadas por los indígenas con gran esmero, habiendo hecho tales progresos en 
ambas “que cuantos autores se han ocupado del asunto, les prodigan elogios, muy 
merecidos”2 Una rama de la Historia Natural que fue considerada de suma 
importancia entre los pueblos precolombinos fue el conocimiento acerca de las 
plantas, no sólo en cuanto a sus propiedades, sino también en cuanto a su 
ordenamiento y clasificación. Se sabe que algunas culturas mesoamericanas 
habían logrado un sistema de clasificación en la que en una palabra podían incluir 
características propias de la planta, tales como su utilidad; el lugar donde se podía 
 
1 Luna- Morales, 2002, pp. 120,121. 
2 del Paso y Troncoso, 1886, pp. 137-139. 
 4
encontrar; la forma de las hojas, de las flores o de los frutos; o la parte del cuerpo 
que sanaban. Cuando esto empezó a ser estudiado y comprendido por los 
colonizadores, causó gran asombro, ya que se dieron cuenta de que la 
nomenclatura utilizada hablaba de un extenso conocimiento de las plantas y sus 
cualidades. Este conocimiento se había construido colectivamente a través de 
generaciones en estrecho contacto con la naturaleza, e incluía sistemas de 
clasificación, observaciones empíricas del ambiente local y un sistema de manejo 
de los recursos.3 
 
Tras la conquista de México, algunos frailes y cronistas trataron de rescatar este 
conocimiento indígena, plasmando en sus escritos el uso que se daba a las plantas, 
así como las tradiciones y las costumbres que rodeaban este uso. Uno de los 
personajes que fue enviado por la corona española expresamente para recopilar el 
conocimiento botánico indígena fue Francisco Hernández, el médico del rey Felipe 
II. Hernández estudió numerosas plantas y sus indagaciones fueron la base de 
muchos estudios posteriores,como se verá en este trabajo. Él abordó las 
características morfológicas de los vegetales, con la finalidad de que pudieran ser 
identificados posteriormente; el lugar donde habían sido recolectados, a veces 
mencionando solamente el nombre de la localidad; el uso que se les daba tomando 
en cuenta la parte utilizada y en ocasiones la manera en que debía ser 
suministrado, ya sea con fines curativos o para algún otro fin, por ejemplo, su uso 
en rituales religiosos o en la elaboración de algún material.4 
 
3 Luna- Morales, 2002, p. 122. 
4 Sánchez, 1877, pp. 1-2 
 5
En siglos posteriores, los naturalistas que intentaron indagar en el uso terapéutico 
de las plantas, tuvieron con frecuencia como punto de referencia los estudios de 
Hernández. Uno de los principales fines de los naturalistas del siglo XIX, en los que 
se centra el presente estudio, fue tratar de rescatar el conocimiento de sus 
antepasados, además de realizar estudios sobre la gran riqueza botánica del 
territorio. Así, cuando abordaron el estudio de las plantas, además de hacer el 
análisis químico o la descripción taxonómica, se refirieron a los estudios que sobre 
éstas había hecho Hernández. Pero, al hacerlo, manifestaban también el orgullo 
por el conocimiento que habían tenido las culturas prehispánicas. Es decir, los 
estudios de Hernández eran importantes en sí, pero también lo eran porque 
mostraban la riqueza cultural del pasado precolombino. 
 
En 1896 John Harsbherger acuñó el término “etnobotánica” para referirse a la 
fusión entre dos ciencias, la etnología y la botánica, y saber el uso que le daban a 
las plantas las personas “aborígenes” o “primitivas”.5 Dado que México tiene una 
enorme diversidad cultural y vegetal, en el que el conocimiento de los grupos 
étnicos acerca de las plantas es profundo, surgen las preguntas: ¿desde cuándo 
empezaron los estudios acerca de este conocimiento tradicional en nuestro país? 
¿Se generaron, en realidad, estudios etnobotánicos hasta finales del siglo XIX, una 
vez que Harsbherger acuñó el término? 
 
Como ya se dijo, en el siglo XVI hubo cronistas que trataron de rescatar el saber 
indígena, como Fray Bernardino de Sahagún -quien a juicio del historiador Miguel 
 
5 Harshberger, 1895 
 6
León Portilla fue pionero de la antropología-,6 que mencionó numerosos tipos de 
plantas en sus escritos, pero ¿qué pasó en los siglos posteriores?, concretamente, 
¿qué ocurrió en el siglo XIX? 
 
De acuerdo con estudios recientes, desde mediados de este siglo hubo 
instituciones en las que se realizó investigación científica profesional; 
concretamente, en 1868 se empezaron a nombrar profesores de historia natural en 
el Museo Nacional.7 Esta institución estuvo estrechamente ligada a la Sociedad 
Mexicana de Historia Natural y en ambas agrupaciones hubo científicos que se 
interesaron profundamente en el estudio de las plantas medicinales. Uno de ellos, 
Alfonso Herrera, logró que se iniciaran los trabajos que llevarían a la formación de 
una institución dedicada expresamente al estudio de las plantas útiles, ¿qué 
trabajos se hicieron en él? 
 
Aunque algunos investigadores han estudiado a las instituciones científicas del 
siglo XIX, como Enrique Beltrán, Francisco Fernández del Castillo, Efrén del Pozo, 
Luz Fernanda Azuela o Consuelo Cuevas Cardona, ninguno de ellos ha centrado 
su interés en analizar cuál fue el enfoque con el que los científicos emprendieron el 
estudio de las plantas útiles. 
 
6 León Portilla, 1999. 
7 Saldaña y Cuevas Cardona, 1999, pp.309-332. 
 7
2. Antecedentes 
Barrau y Ford, en 1971 y 1978, respectivamente, afirmaron que desde 1890 a los 
antropólogos les empezó a llamar la atención el uso que distintos grupos étnicos 
daban a las plantas.8 Algunos autores catalogan estos trabajos en dos principales 
corrientes: la etnobotánica y la botánica utilitaria o económica. La última se 
distingue de la primera por su despreocupación hacia el fenómeno cultural.9 
 
En su artículo “Las raíces de la etnobotánica mexicana”, Arturo Gómez Pompa hizo 
un recorrido por la historia de la etnobotánica en México. Sin embargo, fijó su 
atención en los estudios realizados en el siglo XVI; sobre el siglo XIX mencionó sólo 
al Instituto Médico Nacional, al que abordó en trece líneas, y de ahí pasó al siglo 
XX.10 
 
Luna- Morales, quien también ha abordado este tipo de estudios, lo hizo de una 
manera integral, incluyendo las diversas formas de ver estos estudios, 
mencionando que hay bastantes trabajos que dan muestra del conocimiento 
tradicional que en México se ha tenido desde hace varios siglos y cita a diversos 
autores que sostienen estas teorías y que se han dado a la tarea de identificar en 
los diferentes códices el uso que se les daba las plantas, entre ellos menciona a 
Francisco del Paso y Troncoso, una de las piezas fundamentales del Museo 
Nacional.11 
 
8 Hilgert, 1998. 
9 Barrera, 1983 citado en Hilgert, 1998. 
10 Gómez Pompa, 1993, pp.26-37. 
11 Luna- Morales, 2002, p. 129 
 8
Por su parte, Martínez- Alfaro, en su trabajo denominado “El estado actual de las 
investigaciones etnobotánicas en México”, aparte de mostrar un contexto general 
del interés de los investigadores con respecto a las plantas y el hombre, menciona 
que hay muy pocos trabajos acerca de etnobotánica histórica y que hay un gran 
interés por seguir desentrañando este conocimiento, ya que esto daría una nueva 
dimensión a la botánica mexicana.12 
 
Poco antes de la primera mitad del siglo XX surgieron algunos análisis de personas 
interesadas en etnobotánica histórica. Algunos de ellos publicaron sus trabajos en 
la Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, tal es el caso de H. W. 
Rickett, a quien cita Enrique Beltrán, el cual trató de las valiosas aportaciones que 
se realizaron al fomentar las expediciones en el siglo XVIII, entre éstas las de 
Sessé y Lacastra, además de la de Hernández.13 Otro personaje que se interesó 
por buscar información acerca de los trabajos referentes al conocimiento tradicional 
fue Faustino Miranda, quien se refirió a del Paso y Troncoso como uno de los 
investigadores que pusieron sus ojos en los trabajos de Hernández. Miranda 
también citó los trabajos botánicos de varios de los investigadores del Museo 
Nacional y de la Sociedad Mexicana de Historia Natural.14 Manuel Maldonado 
Koerdel también se atrevió a indagar en los estudios de la botánica del siglo 
anterior, citando a del Paso y Troncoso, Melchor Ocampo y otros autores 
 
12 Martínez- Alfaro, 1994, pp. 74. 
13 Beltrán, 1948. 
14 Miranda, 1961. 
 9
contemporáneos que vieron en materia del uso de las plantas una fuente 
inagotable de conocimiento.15 
 
El trabajo que aquí se presenta tiene la originalidad de abordar la historia de la 
ciencia desde una perspectiva institucional, ya no individual, como ocurrió en los 
trabajos mencionados. 
 
15 Maldonado- Koerdel, 1943. 
 10
3. Objetivos 
 
Objetivo general 
Analizar los estudios que sobre las plantas útiles realizaron los naturalistas del siglo 
XIX y principios del XX en diferentes centros de investigación y cuál fue el enfoque 
de los científicos debido a la corriente filosófica que imperó en dicha época. 
 
Objetivos específicos 
1. Conocer las distintas perspectivas de los naturalistas. 
2. Revisar los artículos que sobre plantas útiles se publicaron en las revistas 
del Museo Nacional, la Sociedad Mexicana de Historia Natural, la Academia 
Nacional de Medicina y el Instituto Médico Nacional. 
3. Analizar la corriente filosófica que guiaba el quehacer científico. 
4. Entender cómo afectó la perspectiva de los naturalistasen torno al estudio 
del uso de las plantas. 
5. Realizar un análisis crítico sobre los aspectos arriba mencionados. 
 11
4. Método 
El presente estudio se ha emprendido desde la perspectiva de la Historia Social de 
las Ciencias, la cual intenta tener una visión general de las condiciones en que 
sucedieron los hechos, tomando en cuenta las corrientes sociales, filosóficas y 
políticas en las que se integra el desarrollo científico. El estudio se enfocó en la 
revisión de las publicaciones del Museo Nacional, la Sociedad Mexicana de Historia 
Natural, la Academia Nacional de Medicina y el Instituto Médico Nacional, que 
fueron las instituciones en las que se hicieron estudios de la relación planta-hombre 
a partir de la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. 
 
Para iniciar el trabajo fue necesario hacer una investigación acerca de quiénes se 
interesaron en las plantas medicinales y, en general, útiles. Se encontró que hubo 
un gran interés hacia este aspecto desde la creación del Museo Nacional, la 
primera institución científica de México. Con base en esto se analizaron en su 
totalidad los artículos en cuyo título aparecían palabras y frases clave como son: 
plantas, botánica, medicinal, ritual, uso de plantas, plantas útiles, drogas indígenas 
y en los que aparecían los nombres de plantas, descartando los que se referían a 
taxonomía y clasificación. 
 
El estudiar al Museo Nacional nos llevó a las otras instituciones, esto debido a que 
los profesores podían pertenecer también a esas otras o se vinculaban a éstas por 
su trabajo, lo que permitió dar un seguimiento al tema que se aborda en este 
trabajo. 
 12
Las publicaciones revisadas se encuentran en las bibliotecas y hemerotecas de la 
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y de la Universidad Nacional 
Autónoma de México (UNAM), incluido el Antiguo Colegio de Medicina. Las revistas 
La Naturaleza y Gaceta Médica de México se encuentran en rollos de microfilm en 
el archivo de Historia de la Biología, del Centro de Investigaciones Biológicas de la 
UAEH. 
 13
 
 
 
Capítulo I 
 
 
La Sociedad; sus Corrientes y sus Prejuicios 
 
 
 
¡Triste época la nuestra! Es mas fácil desintegrar un átomo que un prejuicio 
Albert Einstein (1879-1955) 
Científico estadounidense de origen alemán 
 14
 
 
5. La Situación Histórica de México 
 
A mediados del siglo XIX, México luchaba por continuar con su vida independiente. 
Benito Juárez retomó la presidencia de México cuando en el cerro de Las 
Campanas, en el Estado de Querétaro, fue ejecutado el emperador Maximiliano de 
Habsburgo, el 19 de junio de 186716. Con esta hazaña se ponía fin a la lucha 
armada que México había sostenido desde 1810 para lograr una real 
independencia de cualquier metrópoli. El triunfo ahora pertenecía al partido liberal; 
éste era ahora el dueño de la República, sin embargo, a través de medio siglo de 
luchas, el haber obtenido el poder significaba adquirir un país destrozado, mismo 
que debía ser restaurado. Además, había que obtener el respeto del pueblo, ya que 
las luchas fueron confrontaciones entre dos grupos principales, los liberales y los 
conservadores, lo que es igual a dos polos opuestos que se arrebataban el triunfo 
mediante el único camino por demás conocido, las armas, y quien tenia más parque 
y más militantes era quien ganaba17. Se tenía que pensar en un plan mediante el 
cual ya nadie derrocara al entonces grupo vencedor, ésa era la única manera de no 
volver a perder el poder. Aun así, la milicia conservadora no era el único enemigo a 
vencer, también estaba la iglesia, quien intentaba participar activamente en la vida 
política de México.18 Estos dos poderes se habían consolidado al paso de los años 
y cada uno poseía grandes privilegios, además de tener bajo su mando a grandes 
grupos de personas. Sin duda alguna había que quitar de sus manos el poder 
 
16 Diccionario Porrua de Historia Biografía y Geografía de México, 1976. 
17 Zea, 1990, p. 62 
18 Idem, p. 63 
 15
obtenido, pero el camino esta vez no podían ser las armas. En esta lucha se habían 
propuesto, e incluso implantado, modelos de emancipación incluso de otros países, 
pero ninguno había surtido efecto. 
 
6. La nueva filosofía 
Para poder lograr el cometido de sostener no sólo a un gobierno, sino también a 
una sociedad en la cual prevaleciera el orden y el progreso, los nuevos dirigentes 
del país adoptaron una ideología proveniente de Europa, esta filosofía era el 
Positivismo, que se adaptaba perfectamente a la situación del país. La corriente 
positivista no llegó a México como objeto de discusión para los círculos 
intelectuales, sino como una doctrina nueva a la que había que estudiar para estar 
al tanto de las expresiones de la cultura. Esta vez la filosofía se tenía que discutir 
en la plaza pública, y serviría de instrumento utilizado por un grupo social para 
someter a los demás.19 La magnitud que se podía alcanzar con una filosofía así, si 
ésta se implementaba a la perfección, significaría que no habría manera de 
derrocar al nuevo régimen. 
 
El 2 de diciembre de 1867, el entonces presidente de la República, don Benito 
Juárez, expidió la Ley Antonio Martínez de Castro, ley orgánica de instrucción 
pública en el Distrito Federal que fue preparada por Gabino Barreda y Francisco 
Díaz Covarrubias.20 Esta ley, que en corto tiempo se difundió por todo el territorio 
nacional, planteaba que la educación debería tomar un espíritu cientificista y 
 
19 Zea, 1990, p. 28 
20 De Gortari, 1980 p. 299 
 16
positivista.21 Muchas de las escuelas del periodo se establecieron y reorganizaron 
conforme a ésta y la coordinación dependió del doctor don Gabino Barreda.22 Lo 
que se buscaba con estas reformas era instruir a la mayor parte de la población 
para lograr un perfecto equilibrio en la sociedad y conducir de una manera segura a 
una verdadera igualdad democrática.23 Sus seguidores y postuladores estaban 
convencidos de que el resultado de educar al pueblo sería la formación de una 
verdadera sociedad de hombres libres, los cuales serían capaces de llevar a 
México a una mejor situación en todos los aspectos. 
 
Una de las acepciones que Augusto Comte le dio al término positivismo fue el 
contraste de lo “útil y lo inútil”. El positivismo es útil porque garantiza el 
conformismo y la sumisión de los proletarios, ya que les hace “darse cuenta de que 
la dicha real es compatible con cualesquiera condiciones, siempre que sean 
cumplidas honorablemente y sean racionalmente aceptadas”.24 La universalidad y 
eternidad de esta filosofía que afirmaban los positivistas mexicanos implicaba 
establecerla como única y verdadera; cualquier otra filosofía no era sino el producto 
de conciencias no emancipadas.25 
 
Después de haber estado en Francia y haber conocido a Comte, Gabino Barreda 
regresó a México trayendo consigo la filosofía comtiana. Fue designado primer 
 
21 Lemoine, 1995 p. 7 
22 De Gortari, 1980 p. 299 
23 Memoria que el Secretario de Estado y Despacho de Justicia e Instrucción Publica presenta al 
Congreso de la Unión, 1868, pp. 42-74. 
24 De Gortari, 1980 p. 302 
25 Ibídem p. 8 
 17
director de la Escuela Nacional Preparatoria26 y así tomó el lugar del “atlas” en la 
columna vertebral de la instrucción pública, la cual estaba encargada de formar una 
nueva cultura: la de la ciencia como guía, como luz para obtener el dominio de la 
condición humana y mejorarla; sólo así se alcanzaría un progreso para la 
sociedad.27 El modelo fue impuesto en todas aquellas escuelas de educación 
preprofesional y que daban continuidad a la educación elemental, como las 
escuelas científicas y literarias del país en las que se realizaban estudios 
equivalentes a la preparatoria. El programade Barreda trató de llevarse a todos los 
centros de estudio que ya existían en este nivel y en los que posteriormente se 
crearon, con los cuales se alcanzaría la cúspide del orden y el progreso. 
 
7. Los logros del Positivismo. 
La Escuela Nacional Preparatoria dio sus primeros frutos, mismos que no sólo 
pertenecían a la escuela, sino a México entero. Gracias a la ejecución de las 
reformas y al nuevo sistema de gobierno, estos frutos eran sin duda los alumnos, 
que habían comprendido la importancia de la educación. Una de las pruebas más 
claras de tales logros fue sin duda la creación de la Sociedad Metodófila ”Gabino 
Barreda”, que albergaba estudiantes de distintas escuelas, que con el tiempo 
formarían la nueva oleada de maestros positivistas. El modelo trataría de mostrar 
que un grupo de hombres dedicados al estudio de distintas especialidades, podían 
entenderse y unirse por medio de ciertos principios, considerados como 
fundamentales, por medio de un método de interpretación susceptible de ser 
 
26 Lemoine, 1995 p. 15 
27 De Gortari, 1980 p. 310 
 18
aplicado uniformemente a la solución de diversas cuestiones: el positivismo.28 Esta 
generación de discípulos de Barreda, comenzaron a analizar problemas reales que 
abarcaban áreas como la Astronomía, la Física, la Química, la Biología, la 
Medicina, las Matemáticas y la Sociología.29 
 
8. Los estudios de carácter positivista 
Para cuando la filosofía rindió frutos, los discípulos de Barreda ya comenzaban a 
formular trabajos que serían importantes para el progreso y el orden, entre éstos 
destacan dos de suma importancia, el primero de Miguel S. Macedo, titulado: 
Ensayo sobre los deberes recíprocos de los superiores y de los inferiores,30 en el 
cual menciona como característica importante el nivel económico; hace referencia a 
la diferencia existente desde siempre entre la clase de “los superiores” y la de “los 
inferiores”, los primeros son los ricos, y los sabios, que no necesariamente tienen 
que ser dos condiciones que van de la mano y, los segundos, abarcan a los pobres 
y a los incultos, aunque esta calidad casi siempre está interrelacionada. La 
posesión de la riqueza, dice Macedo, hace posible que dicha clase ofrezca grandes 
servicios a la humanidad. Según él, el rico tiene la capacidad de hacer el bien 
social, lo que lo convierte en un superior social y, por eso, afirmó: “no vacilo en 
creer que la riqueza constituye o puede constituir, al menos una superioridad 
moral.”31 Hace mención también a la calidad del pobre. Esta clase procura, antes 
que nada, su bienestar, el cual es relativo, y para lograrlo tiene que preocuparse en 
 
28 Zea, 1990, pp. 151-152 
29 Ibídem, p. 152 
30 Ibídem, p. 166 
31Ibídem, p. 168 
 19
trabajar para comer, si no tiene trabajo, no tiene alimentos, entonces la ciencia y la 
moral quedan fuera de su alcance, por tal motivo no pueden hacer un bien a la 
humanidad, se encuentra incapacitado por su calidad de pobreza.32 En cuanto a la 
sabiduría entre las clases sociales, de acuerdo con Macedo, los sabios tienen la 
obligación de lograr el mayor bien de la humanidad y el deber de los inferiores es 
respetarlo. Afirmó, igual que Comte: 
 
Ninguna sociedad puede subsistir si los inferiores no respetan a los 
superiores, y nada confirma mejor esta ley que la degradación actual, en la 
que, por falta de amor, nadie obedece más que la fuerza, aunque el orgullo 
revolucionario deplore el pretendido servilismo de nuestros antepasados que 
sabían amar a sus jefes33 
 
El otro trabajo, realizado por Manuel Ramos, publicado en los Anales de la 
Sociedad Metodófila en 1877, se llamó Estudio de las relaciones entre la sociología 
y la biología y en éste afirmó que las leyes biológicas deben ser aplicadas también 
en la sociedad, así, sólo deben sobrevivir los más aptos física e intelectualmente. 
También afirmó que el Estado no debe sostener instituciones donde se proteja a los 
débiles.34 
Aunque aparentemente estas postulaciones trataban de ser útiles a la sociedad y 
de servir a México, en realidad justificaban una posición de clase. Como lo afirmó 
Leopoldo Zea: 
 
32 Zea, 1990, p. 169-170 
33 Ibídem, p. 171 
34Ibídem, p. 177 
 20
 
Había que justificar su afán de riqueza y poder y una de estas justificaciones 
la ofrecía la ley biológica de la supervivencia del más apto, que considera 
como más apto al que tiene mayor capacidad de resistencia frente al medio 
con el que se lucha.35 
 
Este tipo de justificaciones se volvieron para muchos una verdad inmutable. Se 
llegó a pensar que la misión del Estado era proteger a la clase supuestamente más 
apta y no la de estimular a clases de calidad biológicamente inferior, la burguesía 
debería tener todos los derechos: los inadaptados no merecían ni siquiera la 
limosna pública.36 Algunos científicos justificarían este orden social que se quería 
establecer.37 Barreda y Parra hicieron una afirmación, propia de ese tiempo: “No se 
deben admitir teorías, ideas o creencias, por el simple hecho de que nos merezcan 
simpatía; tan sólo deben admitirse aquellas ideas que resistan la prueba del método 
científico.”38 De manera que: 
 
…nuestra burguesía puede justificarse como clase privilegiada: cubriendo 
sus actos con una ideología que presume ser científica y demostrable.39 
 
De esta manera se empezaba a fraguar la ideología de una clase que buscaba el 
bien de los poderosos y consideraba a los pobres como desechos de la sociedad. 
 
35 Zea,1990, p. 178 
36 Ibídem, p. 178 
37 Ibídem, p. 177 
38 Ibídem, p. 162 
39 Ibídem, p. 178 
 21
En el grupo de los pobres se encontraban los indígenas, los cuales salieron a la luz 
una vez que fueron despojados de sus tierras y trataron de reclamarlas. Muchas de 
sus tierras de descanso laboral fueron consideradas “ociosas” y de acuerdo con las 
leyes de Reforma se permitía su desamortización, es decir, su venta al mejor 
postor. Muchos justificaron este tipo de actos, pues consideraron que su fin era de 
interés nacional.40 
 
El desprecio hacia los indígenas en realidad no era una situación propia del 
positivismo. Durante años de conquista y colonización éstos habían sido sobajados. 
En su Historia Moderna de México Luis González y González afirmó: 
 
El Nigromante (Ignacio Ramírez, 1818-1879) y sus contemporáneos veían 
dos clases de indios: los que vivieron en un pasado remoto y se tienen por 
fundamento de la patria, y los que viven en el presente y van a la zaga en el 
progreso de México. Aquéllos son dignos de altares y éstos de lástima.41 
 
9. La justificación del Progreso 
Tanto su pasado como la instrucción que había formado a los nuevos intelectuales, 
hacía que éstos vieran a los indígenas como seres inferiores, mismos que estaban 
incapacitados para sostener sus derechos, ya que no presentaban ni un solo grado 
de progreso. La lucha que mantenían por rescatar sus tierras significaba una falta 
de patriotismo, una falta de respeto al orden y, por consecuencia, al progreso, del 
 
40 Zea,1990, p. 198 
41 Citado en Cosío Villegas, 1974, p. 120. 
 22
que estaban en contra. Por todo esto, los indígenas fueron clasificados no como 
mexicanos, sino como una raza conquistada, ya que cualquier postura que no 
estuviese de acuerdo con las leyes que dictaba el positivismo era producto de un 
“atraso mental”, cuya única solución era la violencia, a pesar de que ésta fuera en 
contra de las bases de su propio pensamiento. Ésa era la única vía por la que los 
inferiores podían ser tratados, no entendían otra, porque no habían alcanzado el 
nivel de emancipación de los superiores.42 
 
Para los últimos años del siglo XIX los ojos del mundo se volvíanhacia los países 
sajones, a los que se veía como más adelantados y modernos. Para estar en 
iguales circunstancias había que pensar como ellos. La raza latina estaba llena de 
defectos y éstos llevarían a México a un peligro inminente. La solución se 
encontraba en el positivismo y su método de enseñanza, ya que en una época 
positivista sólo era posible sobrevivir siendo positivista, así que había que cambiar 
los hábitos latinos, se habló de una sajonización.43 
 
En una sociedad en donde existían básicamente tres grupos raciales: indios, 
criollos y mestizos, los que supuestamente habían promovido el progreso eran los 
mestizos, identificados como el grupo más apto. Los menos aptos eran los 
indígenas, sin embargo, si se lograba que los indios comieran más carne y menos 
chile y si aprendían lo útil y lo práctico, sería posible transformarlos.44 Un 
positivista, Gustavo Le Bon postuló que la mezcla de razas nunca ha dado como 
 
42 Zea, 1990, p. 294-298. 
43 Ibídem, p. 335-336 
44 Ibídem, p. 409 
 23
resultado un progreso, que la sociedad mexicana tiene antecedentes indígenas, los 
cuales están destinados a perecer por ser incapaces de contribuir con el más débil 
contingente al progreso de la civilización. Por otro lado, los criollos mantenían que 
el pueblo mexicano era incapaz de gobernarse a sí mismo, lo que había llevado a 
que los indígenas se mantuvieran en una especie de servidumbre.45 Todas estas 
ideas influyeron en el medio científico. Por un lado, Europa era el ejemplo a 
seguir46, por otro, había que tratar de situar a México entre los países que estaban 
a la vanguardia. 
 
10. La Escuela Nacional Preparatoria 
El 3 de febrero de 1868 abrió sus puertas a la juventud estudiantil la Escuela 
Nacional Preparatoria, en la cual se sentarían las bases de la nueva reforma 
educativa. Esta noble institución sería la encargada de formar a los nuevos 
hombres de ciencia, ámbito que se encargaría de emancipar las mentes y lograr el 
mejoramiento del país. Entre muchos posibles, el antiguo Colegio de San Ildefonso 
fue el edificio que albergaría el pilar de la educación media superior nacional47, en 
estas aulas se formaron hombres de conciencia bajo la dirección de Gabino 
Barreda. Los cursos de la Escuela Nacional Preparatoria fueron llevados en una 
misma línea, condujeron al estudiante a enfocarse en los temas científicos desde 
los más generales a los más particulares y cada vez con un mayor grado de 
dificultad.48 
 
45 Zea, p. 409-411 
46 Saldaña, 1986, pp. 58,59 
47 Lemoine, 1995 p. 23 
48 Trabulse, 1994. 
 24
Uno de los principales triunfos de La Escuela Nacional Preparatoria fue sin duda la 
creación de la Asociación Metodófila “Gabino Barreda”, la cual estuvo integrada por 
discípulos de Barreda. La asociación fue integrada por alumnos de las distintas 
escuelas: de medicina, de jurisprudencia, de ingeniería y de farmacia, el motivo de 
crear una asociación así era discutir temas de interés. 
 
El reglamento aprobado en 1877, diez años después de la incursión de Barreda en 
la educación de México, decía así: 
I. En cada sesión será leída una memoria, cuya cuestión será señalada 
con un mes de anticipación. 
II. Los socios elegirán por escrito al que debe tratarla. 
III. Todos los socios pueden proponer cuestiones. 
IV. El socio que la formule debe manifestar la idea que se propone. 
V. Las sesiones serán los domingos, principiaran a las diez de la mañana 
y durarán dos horas improrrogables. 
VI. En caso de no haber quien pida la palabra, el presidente puede concederla 
a cualquier socio. 
VII. Cada tres meses se sustituirá la disertación científica, con la biografía de 
alguno de los benefactores de la humanidad. 
VIII. La sociedad no se opone a que si alguna persona de la concurrencia 
desea hacer uso de la palabra en alguna cuestión, lo haga en el sentido que 
guste.49 
 
49 Anales de la Asociación Metodófila, 1877, p. 151 
 25
Barreda tenía también una función importante en esta sociedad y era la de un 
maestro, el cual interpretaba desde el punto de vista positivo todas las cuestiones 
que se planteaban en la asociación y las que no cumplían con los estatutos que el 
método demandaba eran eliminadas. Los socios que habían sido estudiantes de la 
Escuela Nacional Preparatoria y que habían recibido de manos de Gabino Barreda 
una educación puramente positivista creían que eran hombres de mentes 
ordenadas y capaces de guardar el orden que tanto necesitaba la sociedad 
mexicana, tenían por ideología llevar al país a un progreso. Las filas de este grupo 
de personas de mentes emancipadas estaba conformada por Porfirio Parra, Miguel 
S. Macedo, Luís F. Ruiz y Manuel Flores, como los más importantes y que 
aportaron a la asociación un mayor número de trabajos.50 
 
Otra sociedad que surgió de la Escuela Nacional Preparatoria fue la Sociedad 
Científica Antonio Alzate. Establecida por un grupo de jóvenes que estudiaban en 
esta escuela, fue dividida en tres secciones: ciencias matemáticas, ciencias físicas 
y ciencias naturales.51 En las páginas de su revista se publicaron artículos cuyos 
temas fueron tratados con “enfoques teóricos y metodológicos novedosos,” como lo 
planteó Luz Fernanda Azuela en su estudio acerca de las sociedades científicas del 
porfiriato.52 
 
De acuerdo con uno de los fundadores, la sociedad surgió cuando, inspirados por 
las enseñanzas de don Alfonso Herrera, varios alumnos quisieron “emprender para 
 
50 Zea, 1990, pp. 151-154 
51 Azuela Bernal, 1996, p. 92. 
52 Azuela Bernal, 1996, p. 92. 
 26
instruirse verdaderamente un estudio de la historia natural más serio y más 
completo que el necesario para sustentar un lúcido examen.”53 Comunicaron la idea 
a don Alfonso, quien entonces era director de la Escuela Nacional Preparatoria y él 
“no sólo la aplaudió, sino quiso convertirse en nuestro seguro guía”. Iniciaron así 
una serie de excursiones en las que Herrera les enseñó a recolectar plantas con las 
que formaron láminas de herbario. “Mas lo que comenzó en forma de simples 
excursiones para perfeccionarnos en una rama de la ciencia –dijo Cicero–, pronto 
tomó cuerpo y se organizó en Sociedad dedicada al estudio de las ciencias exactas 
y experimentales y consagrada por indicación de nuestro mentor a la memoria del 
sabio entre los sabios de nuestra patria, del presbítero Don José Antonio Alzate y 
Ramírez.”54 
 
La Sociedad se estableció formalmente el 4 de octubre de 1884 con el objetivo de 
cultivar las ciencias matemáticas, físicas y naturales. Los miembros fundadores 
fueron Rafael Aguilar y Santillán, Guillermo Beltrán y Puga, Manuel Marroquín y 
Rivera, Agapito Solórzano y Daniel M. Vélez.55Además, nombraron como socios 
honorarios a prestigiados naturalistas que les ayudaron a establecerse. Alfonso 
Herrera puso a su disposición los gabinetes de la Escuela Nacional Preparatoria y 
“facilitó toda clase de datos para la clasificación de insectos y plantas.”56Jesús 
Sánchez, quien era director del Museo Nacional, les permitió utilizar la biblioteca y 
las colecciones de éste; Mariano Bárcena, que dirigía el Observatorio 
 
53 Cicero, 1901, pp. 346. 
54 Cicero, 1901, p. 347. 
55 Azuela Bernal, 1996, p. 91. 
56 Pérez, 1887. 
 27
Meteorológico, les facilitó un local en este sitio y, posteriormente, Rómulo Ugalde, 
director de la Escuela Nacional de Ingenieros, les ofreció otra sala más grande para 
que ahí realizaran sus reuniones y guardaran sus materiales. En 1896 tuvieron que 
trasladarse al piso alto del Edificio del Volador, tanto porque el número de socios 
había aumentado, cuanto por la biblioteca de 20 mil volúmenes que ya habían 
reunido.57 Unos meses después de su fundación,apareció el primer número de sus 
Memorias con apoyo del Ministerio de Fomento y a partir de 1887 y hasta 1934 esta 
revista se imprimió en la imprenta del Diario Oficial. 58 
 
57 Azuela, 1996, pp. 93-94. 
58 Ibídem, p. 167. 
 28
 
 
 
Capítulo 2 
 
Estudios sobre el uso de las plantas en el Museo Nacional 
 
 
 
Para mi solo recorrer los caminos que tienen 
Corazón, cualquier camino que tenga corazón. 
Por ahí yo recorro, y la única prueba que 
Vale es atravesar todo su largo. Y por ahí 
Yo recorro mirando, mirando, sin aliento. 
 
Don Juan 
Indio Yaqui 
 29
 
 
11. El interés hacia las culturas precolombinas. 
El Museo Nacional fue una de las instituciones con las que se buscó mostrar que 
México podía ser también un país moderno, lo que se puede apreciar en el 
siguiente párrafo: 
 
…creado a principio de siglo por el gobierno español y reestablecido pocos 
años después de la Independencia por el gobierno nacional, ha tenido 
siempre poca protección de parte de las administraciones de la República lo 
que ha dado lugar a que, hasta hoy, no haya tenido la importancia que esta 
clase de establecimientos tiene en Europa. Pero el gobierno actual que a la 
vez que procura el restablecimiento del orden y la consolidación de la paz, 
busca el engrandecimiento de la República, se ha propuesto dar al Museo la 
organización conveniente para que, al paso que sirva a la instrucción y 
recreo de los habitantes de la capital, pueda dar a los extranjeros que nos 
visiten una idea ventajosa del estado de cultura que ha alcanzado nuestro 
país…59 
 
El Museo Nacional era una institución que había comenzado su vida un siglo antes 
para mostrar al mundo una nueva cara de un México preocupado por la cultura y el 
conocimiento, sin embargo, se debía trabajar mucho para lograrlo: 
 
59 Memoria que el Secretario de Estado y del Despacho de Justicia e Instrucción Publica presenta al 
Congreso de la Unión. Citado en Lemoine, 1995, pp. 185- 186. 
 30
 
…nuestro museo de antigüedades mexicanas, que debería ser el más rico, 
es, por desgracia, el más pobre; pudiendo asegurarse que no sólo en los 
museos públicos de Europa, sino aun en algunos de particulares, se 
encuentran mayor número de objetos y más preciosos… aun de la escasa 
colección de antigüedades mexicanas que poseía nuestro museo, faltan 
algunos objetos preciosos que extrajeron de él los rapaces agentes de la 
intervención extranjera… de todos los demás objetos se está formando un 
catálogo minucioso…60 
 
El Museo Nacional comenzó a trabajar como una institución dedicada a la 
investigación científica profesional a partir de 1868.61 Sin embargo, su historia se 
remonta años antes, como aparece en el primer número de los Anales del Museo 
Nacional, en la reseña histórica escrita por Jesús Sánchez, quien señaló a Antonio 
María de Bucareli, virrey de la Nueva España, como el primer interesado en 
resguardar los documentos y otras piezas de la arqueología mexicana.62 Estos 
objetos habían sido recogidos por los llamados cronistas de las indias y por las 
expediciones hechas por mandato de los reyes de España con la finalidad de 
reparar el daño causado por los conquistadores y evangelistas, algunos de los 
cuales habían destruido códices y monumentos por considerarlos obstáculos para 
abolir la idolatría e inculcar el cristianismo a los pueblos subyugados. Al iniciarse la 
 
60 Memoria que el Secretario de Estado y del Despacho de Justicia e Instrucción Publica presenta al 
Congreso de la Unión. Citado en Lemoine, 1995, pp. 185- 186. 
61 Saldaña y Cuevas Cardona, 1999. 
62 Sánchez, 1877, pp. 1-2 
 31
conquista militar en los pueblos amerindios también comenzó la colonización 
religiosa (el cristianismo); la cultura recién llegada se enfrentó con la tarea difícil de 
lograr que una sociedad se adaptara a condiciones que se le imponían. Los nativos 
de la América se rehusaban a ser representados por imágenes que no eran 
acordes al resto de sus costumbres. La imposición de la nueva cultura no era 
aceptada, y los que supuestamente ya se habían convertido en cristianos muchas 
veces eran sorprendidos adorando a sus antiguos dioses. Para los españoles estas 
acciones eran símbolo de herejía y pecado, lo cual no era aceptado. Para que la 
religión cristiana lograra establecerse como única, se inició una carrera en contra 
de las antiguas creencias de los pueblos nativos, destruyendo todas las escrituras y 
monumentos que pudiesen evocar una cultura precolombina, principalmente la 
azteca, que era la que se situaba en el centro del país y que tenía dominio en gran 
parte del territorio mexicano por lo cual fue donde los conquistadores establecieron 
el centro de su mando63. 
 
La euforia de virreyes, arzobispos y misioneros había pasado y comenzó entonces 
una época de conciencia, en la cual se asumía la responsabilidad de haber 
destruido gran parte de la historia, no sólo de México, sino de todo el continente 
recién conquistado. Para esta nueva tarea de tratar de reconstruir el pasado, se 
mandaron recoger todos los documentos que pudiesen ilustrar lo que había 
ocurrido en América, nombrando a personas encargadas de escribir este trabajo, 
cronistas de las indias.64 
 
63 Sánchez, 1877, pp. 1-2 
64 Sánchez, 1877, pp. 1-2 
 32
Así se comenzó a reunir una gran cantidad de material, formándose una parte del 
Museo Histórico Indiano, que era resguardado por el archivo del virreinato, el cual 
tenía una rica colección que había sido confiscada a sus dueños por el gobierno 
colonial, compuesta de muchos mapas, jeroglíficos en pieles y telas de pita. A las 
piezas que se encontraban empotradas en muros o las construcciones que no 
podían recogerse, se les dio un trato especial, éstas fueron analizadas en el sitio 
donde se encontraban. 
 
Una de las razones de la existencia del Museo Nacional era entender qué 
significaba toda esa información recogida desde tiempos de la conquista, había que 
conocer esas culturas que habían florecido en México antes de la llegada de los 
españoles, y en un desesperado afán por arrebatarle al olvido el conocimiento, 
intentaron rescatar lo poco que había quedado, había que descifrar las colecciones 
que se habían guardado por años en el museo. Además, había que hacer ciencia 
para mostrar el progreso, por lo que era necesario sondear y conocer el mundo 
circundante, la riqueza natural de México. 
 
12. La Organización del Museo Nacional 
En 1822, en el mes de noviembre, el gobierno nacional estableció en una sala de la 
Universidad un conservatorio de antigüedades y un gabinete de historia natural. 
Para noviembre de 1831 fueron reformados ambos establecimientos bajo el nombre 
de Museo Nacional, a cargo del Ministro de Relaciones, D. Lucas Alamán. En 1865 
el gobierno de Maximiliano ordenó que el Museo Nacional se trasladará a un 
costado del Palacio Nacional, en la calle de la Moneda. Tres años más tarde, 
 33
cuando Benito Juárez regresó a la presidencia, fue cuando se conformó una 
institución donde el trabajo científico era pagado y entonces se formó el primer 
centro de investigación científica profesional que hubo en México.65 
 
La organización abarcó el nombramiento de profesores para las distintas áreas de 
la historia natural: mineralogía, geología y paleontología, zoología y botánica; así 
también se establecieron relaciones con personas de algunos estados, los 
colectores, que en recorridos por la República debían recoger toda clase de objetos 
de historia natural y antigüedades, “de esta manera el museo ofrecerá al estudio y 
admiración de naturales y extranjeros, una de las colecciones más ricas y variadas 
del mundo”66 
 
Ramón Isaac Alcaraz había tomado el puesto de director del museo en1867 y 
comenzó con los trabajos de éste haciendo un inventario, además de solicitar 
personal para que colaborara con las tareas. Para marzo de 1868 se había 
nombrado a Antonio del Castillo como profesor de mineralogía y geología y a 
Gumesindo Mendoza como profesor de zoología y botánica, ambos con la 
asignación de un sueldo por su trabajo,67 el cuerpo de profesores se fue 
incrementando a medida que la institución crecía. 
 
Ese mismo año los profesores del Museo Nacional, junto con otros naturalistas, 
echaron a andar la Sociedad Mexicana de Historia Natural. Lo que caracterizó a 
 
65 Saldaña y Cuevas Cardona, 1999. 
66 Lemoine, 1995 pp. 185, 186 
67 Cuevas Cardona, 2002 pp. 40-43 
 34
este grupo de personas fue la actitud nacionalista y el deber que tenían con la 
sociedad en cuanto al trabajo científico que realizaban, lo que se buscaba era 
ampliar el conocimiento acerca de la riqueza del país.68 Las metas que se planteó 
desde un inicio esta corporación fueron claras, entre ellas se encontraba el dar a 
conocer la historia natural de México y fomentar su estudio, así como el formar una 
colección de objetos naturales. Lo que se pretendía con esto era mostrar la riqueza 
natural del país. 69 
 
Como la vida de la sociedad estaba íntimamente ligada al museo y las 
colaboraciones entre ambas instituciones fueron desde un principio una norma, el 
museo sería el edificio que albergaría a la sociedad. Al principio, las reuniones de 
ésta se realizaban en la biblioteca del mismo, no fue sino hasta diciembre de 1876 
cuando por decreto les fueron otorgados salones únicos para sus sesiones.70 
 
Como uno de los estatutos que se establecieron al formarse esta sociedad fue el de 
“publicar”71 se creó una revista especializada en la cual se difundieran los logros 
alcanzados: La Naturaleza. Esta revista apareció de 1870 a 1914 y se conformó por 
tres series, la primera con siete tomos, publicados de 1870 a 1887; la segunda con 
tres, que vieron la luz en 1891, 1897 y 1903 y la tercera con un solo Tomo y cinco 
fascículos correspondientes a los años de 1910 a 1914.72 
 
68 Azuela Bernal, 1996, pp. 65,66 
69 Cuevas Cardona, 2002 pp. 67,68 
70 Azuela Bernal, 1996, pp. 67, 68 
71 Beltrán, 1968, pp. 119-120, 
72 Azuela Bernal, 1996, pp. 69 
 35
 
Ramón Isaac Alcaraz fue sustituido como director en 1876 por Gumesindo 
Mendoza. Al año siguiente fueron creados los Anales del Museo Nacional, periódico 
por el que mediante artículos se difundían algunos de los avances científicos que 
se producían en éste, además de tener colaboraciones personales y de otras 
instituciones. La publicación no tuvo una regularidad. En su primera época, que va 
de 1877 a 1903, en total salieron siete volúmenes; el segundo volumen tardó cinco 
años en salir, apareció en 1882. Cuatro años más tarde, en 1886, apareció el tercer 
volumen y al año siguiente el cuarto; el quinto y sexto volumen vieron la luz en 1900 
y un séptimo y último en 1903. En su segunda época, la publicación tuvo cinco 
volúmenes, el primero coincide en el año con el último de la primera serie; dos años 
más tarde, en 1905, apareció el segundo volumen y en los siguientes años, hasta 
1908, se publicó uno en cada año; esta serie sólo tuvo una duración de cinco años 
en comparación con la primera que duro veintiséis. Esta segunda serie fue creada 
con la finalidad de que se regularizara la publicación.73 
 
El interés del director por tener una publicación que informara de los avances 
científicos surgió porque en el museo se realizaban también estudios de historia y 
arqueología y no había un espacio para su difusión, aunque ya se habían hecho 
algunas publicaciones no oficiales donde aparecían litografías de idolitos.74 Como 
ya se mencionó, los trabajos de botánica, zoología, paleontología, geología y 
mineralogía eran publicadas en la revista, La Naturaleza, de la Sociedad Mexicana 
 
73 Azuela Bernal, 1996, pp. 45 
74 Mendoza, 1877. p. I 
 36
de Historia Natural, sociedad a la que pertenecían los profesores y con quien el 
Museo Nacional tenía estrechas relaciones.75 A partir de 1877, los profesores 
contaron con otro espacio para publicar sus trabajos. La existencia de la nueva 
revista sirvió también para reforzar la identidad del Museo Nacional como una 
institución independiente. 
 
En el siglo XIX en México se tenían claros los objetivos de la ciencia. Se sabía, 
además, cómo se realizaba ésta en Europa y afirmaba que para poder competir con 
los países que estaban a la cabeza en cuanto a ciencia y progreso era necesario 
hacer un trabajo similar.76 Los científicos de este periodo estaban de acuerdo en 
que ninguna institución podía trabajar de manera aislada y sin publicaciones, ya 
que una institución que no da a conocer el trabajo que realiza, prácticamente no 
está haciendo nada o no sirve de nada. El principio básico de la ciencia es que los 
resultados de la investigación se den a conocer, que se hagan públicos, además, 
se deben mostrar las colaboraciones que existen entre quienes están familiarizados 
con un mismo trabajo o un trabajo similar.77 
 
13. La Naturaleza 
Uno de los temas de investigación que más llamaron la atención a los miembros de 
la Sociedad Mexicana de Historia Natural fue el de las propiedades terapéuticas y 
químicas de las plantas78, su interés posiblemente surgió a partir de estudiar la 
 
75 Cuevas Cardona, 2002, p. 53. 
76 Saldaña, 1986, pp. 61, 62 
77 Ziman, 1986, pp. 76- 89 
78 Cuevas Cardona, 2002 pp. 66, 67 
 37
obras de Hernández, en las cuales, redactaba con gran claridad cómo los indígenas 
mexicanos utilizaban las plantas. Otra de sus motivaciones fue el descubrimiento 
de la compleja nomenclatura de la botánica náhuatl y el saber que los antiguos 
aztecas habían tenido jardines botánicos, tan grandes que ninguno similar existió 
en el viejo continente. 
 
Ya algunos científicos novohispanos, como José Antonio Alzate, habían hecho ver 
que la botánica de los pueblos prehispánicos era superior a la de Europa: 
 
… los antiguos mexicanos, habían poseído conocimientos botánicos muy 
apreciables; habían llegado a combinar en su tecnología, tanto elementos 
artificiales como los del método de Linneo, como elementos naturales…79 
 
España, particularmente, se encontraba tan retrasada al respecto, que el mismo 
Linneo se lamentó de que aquel país tan culto en muchos aspectos, estuviese en la 
barbarie en cuanto a la botánica.80 Pero aun Linneo fue criticado por Alzate cuando 
la expedición de Sessé llegó a la Nueva España e impusó el método linneano para 
hacer las clasificaciones del jardín botánico. Alzate, entonces, levantó la voz para 
afirmar que ése era un método artificial y que era mucho mejor el que fue empleado 
por los aztecas.81 
 
79 Izquierdo, 1955, p. 149. 
80 Izquierdo, 1955, p. 121. 
81 Moreno de los Arcos, 1989. 
 38
En el primer volumen de La Naturaleza aparecieron dos artículos referentes a una 
relación entre las plantas y el hombre; “Discurso sobre el estudio de la botánica 
extranjera e indígena” y “El copal”82, ambos de Leonardo Oliva, y se refieren al uso 
que daban los indígenas a las plantas. Oliva se refirió a la clasificación y a la 
complejidad con que ésta había sido hecha, en la que se tomaba en cuenta desde 
las partes de los vegetales hasta su uso. Al parecer esta manera de catalogar 
causaba gran interés en el autor. Sus trabajos se refirieron principalmente a los 
aztecas, pero también hizo mención de otros grupos étnicos, como los otomíes y 
los tarascos: 
 
…así Xihuitl es yerba, Quahuitl árbol, Cimatl es raíz en general, pero a la 
que es carnosa la llaman Xicamatl; Xochitl es la flor…83 
 
Más que ser artículos debotánica, o referentes al uso de las plantas, son trabajos 
históricos que señalan una sistemática vegetal realizada en México desde antes de 
la conquista. Oliva era corresponsal de la SMHN en Guadalajara. A pesar de que 
fue farmacéutico de profesión los artículos que escribió para La Naturaleza, nada 
tienen que ver con las propiedades farmacológicas de las plantas. Sin embargo, 
escribió un libro sobre el tema: Lecciones de Farmacología y otro sobre Historia de 
la Medicina en México. Para cuando publicó sus artículos en La Naturaleza, dos 
años antes de su fallecimiento, era ya una persona de renombre y posiblemente los 
que continuaron escribiendo sobre el tema en el periódico de la SMHN intentaron 
 
82 Bursera sp. 
83 Oliva, 1870, p. 57 
 39
seguir el trabajo que este personaje había dejado truncado. Varios siguieron su 
ejemplo y escribieron acerca de las culturas del pasado. 
 
En el primer número del siguiente volumen de la revista, aparecido dos años 
después (1872), fueron publicados dos artículos referentes al estudio de la relación 
planta- hombre, y en el segundo número aparecieron cuatro trabajos. Los artículos 
eran más complejos. Uno de ellos, escrito por Alfonso Herrera, fue “El yoyote 
(medicinal)” 84, en el que se presentó un apartado breve de historia. En éste se trató 
de los cronistas de las indias, principalmente se hizo referencia al trabajo de 
Francisco Hernández, el médico de Felipe II, que recibió la encomienda de 
rescatar el conocimiento de los indígenas con la intención de que México no 
perdiera su riqueza ancestral, en beneficio de la corona española. También se 
explicó el significado del nombre, que era “cascabel”, en español. Según 
Hernández los antiguos mexicanos empleaban el jugo lechoso que contenía este 
árbol para curar la sordera y la sarna. A las hojas aplicadas tópicamente se le 
atribuían propiedades analgésicas, principalmente para aliviar el dolor de muelas, 
así como curar tumores. Los frutos se ocupaban para la curación de úlceras. En la 
actualidad, dijo Herrera, estos mismos frutos tienen el nombre original de “huesos” 
o “codos de fraile”, seguramente por la semejanza que el vulgo había encontrado 
entre su forma y la del codo humano. De acuerdo con Herrera, entre la gente vulgar 
las semillas gozaban de gran reputación como antihemorroidales, aplicadas 
tópicamente después de haberlas triturado y mezclado con sebo.85 El trabajo de 
 
84 Thevetia thevetioides (Kunth) Schum. 
85 Herrera, 1870, p. 87 
 40
Herrera consistió en extraer la sustancia activa de la planta. Después fue probada 
en distintos animales, como palomas, ranas y conejos. Herrera tomó como punto de 
partida la reseña de Hernández, teniéndola como respaldo hizo someras 
investigaciones entre la población, sin mencionar si pertenecían a una etnia en 
particular y después de eso, realizó estudios sobre la o las sustancias de la planta. 
 
En ese mismo volumen apareció el artículo “El Yepacihuitl o la yerba del zorrillo”, 
con la firma de José D. Morales,86 que más que remontarse a los escritos de 
Hernández buscó saber cuál era el uso que le daban las personas de ese tiempo. 
Es por eso que citó la colaboración de Leonardo Oliva, en la que mencionaba que 
los nativos de ciertas comunidades la utilizaban para distintos fines, de acuerdo con 
la parte de la planta, por ejemplo, la raíz y las semillas las usaban como purgantes. 
Un hecho interesante es que mencionó que los datos del uso fueron adquiridos 
mediante preguntas, sin mencionar, por desgracia, a quiénes hizo las encuestas, ni 
siquiera en qué región. A diferencia del artículo anterior, Morales mostró un estudio 
realizado con gente contemporánea a él. 
 
El tercero de los cuatro artículos del volumen referentes a un uso de las plantas, 
“La Chirimoya” 87, de Carlos Garza Cortina, es de alguna manera similar al 
segundo. Garza Cortina realizó un estudio de las regiones donde crece esta planta 
y llegó a la conclusión de que se trata de una especie de regiones calientes, 
aunque se cultivaba también en otras zonas de México, por su alto valor utilitario. 
 
86 Croton dioicus Cav. 
87 Annona cherimola Mill. 
 41
Se refirió también a la manera de utilizarla en Brasil, sin mencionar si el trabajo fue 
producto de un estudio de campo o resultado de otro estudio, aunque la redacción 
la hizo en tiempo presente. Señaló que sus usos son variados, desde la fabricación 
de utensilios hasta su uso medicinal, el cual recaía principalmente en las semillas 
ya que se le atribuían propiedades hemetocatárticas. De la planta son utilizables 
casi todas sus partes, de manera que describió en detalle cómo utilizar las hojas y 
para qué fin y puso atento cuidado en las semillas debido a sus propiedades. 
Después de esta corta reseña al principio del artículo, hizo un resumen de los 
experimentos que hizo, en un principio en un perro y después en sí mismo para 
probar los efectos de la planta. Este artículo reúne tres características importantes: 
la primera es que localiza a la planta en regiones determinadas de México, lo que le 
da una connotación de geografía botánica; la segunda es la descripción de su uso 
en otro país, en presente, es decir, señaló el uso que la gente de Brasil daba a la 
planta en ese momento; y la tercera es el aspecto experimental. Sin embargo, en el 
escrito no se aborda el uso hecho por algún pueblo particular de México o de Brasil. 
Para el autor lo importante sólo es saber que es utilizada por alguien y con base en 
eso buscar las sustancias útiles contenidas en la planta. 
 
El último trabajo que apareció en ese volumen de La Naturaleza referente al uso 
que se le da a una planta en especifico es “El Zoapatle”88 que, seguido del título y 
entre paréntesis, al igual que en el trabajo de Herrera, dice: Medicinal. Este trabajo, 
realizado por Federico Altamirano es muy similar al primero, dice así: 
 
88 Montanoa tomentosa Cerv. 
 42
Según el doctor Hernández, esta planta la usaban los indígenas para curar 
las enfermedades de las mujeres y la llamaban Chioapactli o Sinhuapastle 
(que significa medicina de la mujer) y por los españoles planta uterina.89 
 
Lo que continúa en el artículo es la manera de cómo se utilizaba, todo escrito en 
pasado, desde el modo de prepararla según la finalidad, que bien podía ser 
utilizada para curar los tumores del vientre, la hidropesía o estimular la 
menstruación y la orina. Sobre la manera como se administraba, según el fin, podía 
ser ingerida o aplicada tópicamente.90 El interés por conocer las propiedades de 
esta planta proviene únicamente del trabajo que realizó Hernández. 
 
En 1876 apareció el tercer volumen de la publicación de la SMHN, en el que hubo 
dos artículos sobre el uso de las plantas. El primero,“La Espinosilla”91, fue escrito 
por Marcial Oropeza: 
 
Los antiguos aztecas, careciendo de jabón tan necesario a la higiene, se 
veían precisados a buscar diversas plantas que lo sustituyeran y para su 
aseo personal usaban de la espinosilla, agitándola dentro del agua hasta 
formar una espuma persistente y con el agua preparada de este modo se 
lavaban sirviéndose de la misma planta para restregarse. 92 
 
89 Altamirano, 1873, p. 212 
90 Altamirano, 1873, p. 212 
91 Loeselia mexicana (Lam.) Brand. 
92 Oropeza, 1876, p. 3. 
 43
Lo siguiente se refería a la manera en que las mujeres la utilizaban para el cabello 
en el tiempo en que se realizo el estudio, además de su uso más común que era el 
medicinal, un excelente diaforético pues era utilizado para combatir las fiebres.93 
 
El segundo trabajo de este volumen fue escrito por Fernando Altamirano, “El árbol 
del mamey”94, y sigue la misma tónica que elanterior. Altamirano describió las 
propiedades de la semilla y habló de los usos que le daban los aztecas señalados 
por Hernández, uno de ellos era que lo utilizaban para que el pelo conservase su 
suavidad e impedir que se dividiese por el hongo que en él suele desarrollarse. 
Altamirano mencionó también el uso que se le daba en el presente y afirmó que 
había personas que aseguraban que produce efectos maravillosos haciendo brotar 
el pelo donde ha desaparecido.95 
 
Un tercer trabajo, firmado por Gumesindo Mendoza y Alfonso Herrera, se tituló “El 
Anacahuite” 96 y presenta tintes similares a los trabajos anteriores, aunque sólo 
mencionó la semejanza de esta planta con el papirus de los egipcios. En realidad la 
parte importante del trabajo es evocar la faena de Hernández, de quien aparece 
una cita que señalaba que servía para escribir en él la historia de los dioses y los 
héroes, para adornar las piras funerales y para hacer vestidos y cuerdas.97 
 
93 Oropeza, 1876, p. 212 
94 Pouteria sapota (Jacq.) H. E. Moore & Stearn 
95 Altamirano. 1876, p. 138. 
96 Mendoza y Herrera, 1876, pp. 151- 154. El nombre de la planta es Cordia boissieri C. DC. 
97 Ibídem, p. 151 
 44
A diferencia del segundo volumen, en éste aparecieron sólo estos artículos, muy 
escuetos respecto a los anteriores. Era 1876 y las reformas a la educación ya 
habían surtido efecto. Habían pasado casi 10 años desde que Barreda tomo la 
dirección de la Escuela Nacional Preparatoria, para estas fechas el cambio ya 
estaba hecho, los que ahora estaban encargados del cumplimiento de la ideología 
instaurada sufrieron una crisis de identidad, “renegaban de su pasado y el porvenir 
no lo veían claro”98. No todos los socios de la SMHN habían estudiado bajo la 
tutela de Barreda, pero se empezaba a notar la influencia del positivismo en 
algunos egresados de la Nacional Preparatoria. 
 
En el volumen cuatro se nota un decremento en cuanto a los artículos que hacían 
alguna referencia del uso de las plantas, ya que en los dos volúmenes anteriores 
habían aparecido cuatro artículos y en éste sólo se publicaron dos, el primero que 
corresponde a Joaquín Ibáñez menciona las propiedades curativas de “La 
tlatlancuaya99 de Matamoros de Izucar”, que es el título del artículo, y señala que 
posee virtudes febrífugas. 
 
El trabajo de Fernando Altamirano, “Leguminosas indígenas medicinales”, fue 
resultado de su tesis de licenciatura. La cantidad de plantas mencionadas es vasta, 
sin embargo, apenas se cita quién las utiliza y con qué fin. Se basó principalmente 
en los escritos de Hernández para guiar su trabajo, por lo que se refirió al uso que 
le daban los aztecas, más que cualquier otro pueblo o etnia. Para algunas de las 
 
98 Zea, 1990, p. 54. 
99 Iresine calea (Ibáñez) Standl. 
 45
leguminosas únicamente mencionó con qué fin eran utilizadas en ese momento, 
sin mencionar quiénes las utilizaban. Las descripciones más completas tratan del 
uso que les daban los aztecas, además de variadas propiedades según la parte de 
la planta utilizada y menciona en qué momento son ingeridas o aplicadas, además 
de un tratamiento previo a la planta: 
 
…acostumbran tomarlos al fin de la comida y para hacerlos más agradables, 
los dejan secar algún tiempo en algún lugar ventilado; esta práctica es muy 
racional, porque así se concentra el jugo azucarado que contienen… 
 
En ese párrafo se refiere a la planta conocida por los aztecas y descrita por 
Hernández como catzotl, la jícama, que correspondía a Dolichos tuberosus, según 
Altamirano.100 
 
Los tomos 5 y 6 no contienen alguna publicación referente al uso de las plantas. 
En el volumen 7 vuelven a aparecer dos artículos referentes al tema. El primero lo 
realiza Ramón, N. Aveleyra: “Situaciones de algunas drogas indígenas”. Aborda 
siete diferentes tipos de plantas y menciona cuál es el uso que se les daba, ya sea 
por infusión o aplicadas tópicamente. Caracterizó las propiedades de las 
sustancias, tomando en cuenta el color, olor y el sabor, además de hacer una 
prueba con reactivos. Se refirió también al uso que les daban los aztecas entre los 
cuales se encuentran el de matar ratones y perros a los cuales se les daba 
mezclada con los alimentos. Otra de sus propiedades es que fungían como 
 
100 Altamirano, 1879, pp. 89- 139. El nombre actual es Pachyrhyzuz erosus (L.) Urb. 
 46
antihelmínticos. Algunas de las plantas descritas en este estudio fueron: 
Polypodium filix mas101, Veratrum frigidum102, Smilax sp., Juniperus sabina103, 
Punica granatum104, Saponaria officinalis 105y Polygala senega.106 
 
El segundo artículo denominado “Estudio acerca del aguacate”107 por B. R. regresa 
al análisis que hizo Hernández, citándolo como fuente respetable, además de 
mencionar que esta planta es muy común en la farmacopea indígena de las 
localidades donde se encuentra este vegetal, y que todas las partes son utilizadas. 
El autor le atribuye bastantes propiedades curativas y afrodisíacas a ciertas partes 
del vegetal para concluir con un análisis químico de la cáscara, pulpa y el hueso. 
 
En los números de la segunda serie, publicados entre 1891 y 1897, no hubo 
ningún artículo referente al uso de las plantas. Sin embargo, en el volumen 3, que 
vio la luz en 1903, aparecieron tres artículos de gran valor, escritos por Manuel 
Urbina, José Ramírez y Gabriel Alcocer, quienes retomaron la manera como se 
escribieron los primeros artículos de esta publicación, por lo que este volumen es 
uno de los más valiosos para este trabajo de tesis. Manuel Urbina en su trabajo 
titulado “Notas acerca de los Amoles mexicanos”, hizo una mención especial acerca 
de las plantas y sus propiedades y el reconocimiento que éstas se habían ganado 
en la comunidad científica mundial. Hizo una invitación para que los mexicanos 
 
101 Dryopteris filix-mas (L.) Schott 
102 Veratrum frigidum Schltdl. & Cham. 
103 Juniperus sabina L. 
104 Punica granatum L. 
105 Saponaria officinalis L. 
106 Polygala senega L. El artículo es Aveleira,1887, p. 173, 174 
107 Persea americana Mill. El artículo: B. R., 1887, p.214 
 47
indagaran más sobre las plantas del territorio nacional, ya que muchos extranjeros 
habían investigado sobre el tema. Urbina se basó en la obra de Hernández para 
realizar su estudio, y mencionó que “los antiguos mexicanos designaban con el 
nombre de Amolli o Amulli a una sustancia que existe en muchas plantas…”108 sin 
explicar con certeza qué grupo o etnia lo ocupaba, o de qué manera lo utilizaban. 
Un aspecto importante era mostrar la importancia de la clasificación y la 
nomenclatura dada por los aztecas, que en un nombre daban varios datos de la 
planta, en este caso llevando siempre, ya sea como prefijo o sufijo, la palabra 
Amolli: Amolxochitl o flor de amole, Amolquilitl o hierba de amole, Quilamolli o 
Amole comestible y, en ocasiones hasta llegaban a tener el nombre de la localidad 
a la que pertenecían.109 Urbina hizo la descripción morfológica de la planta, explicó 
cuál era su hábitat y dio algunas referencias recogidas entre la gente acerca del 
uso que le daban, sin mencionar quiénes eran ni a qué población pertenecían. 
 
El segundo artículo que aparece acerca del uso de las plantas lo escribió José 
Ramírez, “El Ololiuhqui”110, un texto extenso que trata de los estudios hechos por 
Hernández y, además, por Ruiz de Alarcón y otros cronistas sobre este 
alucinógeno. La intención era tratar de proporcionar a la medicina un servicio único 
y a la vez útil debido a las reacciones que provocaba la ingesta de esta planta 
“…permitiendo a los fisiologistas estudiar una planta que tiene una acción efectiva 
sobre determinados centros cerebrales y a los clínicos el estudio de sus efectos108 Urbina, 1903, p. 244 
109 Urbina, 1903, p. 245 
110 Turbina corymbosa (L.) Raf. 
 48
curativos…” 111 El trabajo de Ramírez cuenta con una reseña de cómo era utilizada 
la planta y bajo qué condiciones, afirmando que principalmente era ocupada por los 
sacerdotes o brujos para entrar en trance y conectarse con demonios, afirmó 
Ramírez, con la finalidad de obtener alguna respuesta. A pesar de que el rito era 
bastante atractivo, no era la única función de la planta, pues también sirve como 
“remedio para los huesos quebrados y desconectados”112, además de que “cura el 
mal francés y mitiga los dolores nacidos del frío…”113 La intención de Ramírez al 
escribir este artículo fue clara, manifestó que es una planta cuya utilidad no había 
sido aprovechada, por lo que reunió información que podía ser útil, mencionando 
cuáles eran las funciones que desempeñaba la planta. Posiblemente era necesario 
redactar con detalle cómo era utilizada en los ritos hechos por sacerdotes, para 
tener un respaldo acerca de los centros cerebrales que atacaba la Ipomoea 
sidoefolia, sin embargo, no consideró útil saber qué etnia lo utilizaba o si en esos 
momentos aún era usada por un grupo en particular. 
 
El tercer artículo del volumen 3 de la segunda serie, titulado “El Mezquite”114 fue 
escrito por Gabriel Alcocer. Este artículo trata de la importancia que tiene esta 
planta para los mexicanos, más desde el punto de vista económico que cultural, 
pues de ella podrían obtenerse numerosos productos, ya que casi todas sus partes 
son utilizables, además de que se trata de una especie de amplia distribución, ya 
que ocupa gran parte del territorio nacional. 
 
111 Ramírez, 1903, p. 361. 
112 Ramírez, 1903, p. 362. 
113 Ibídem. P. 363 
114 Prosopis laevigata (Humb. & Bonpl. ex Willd.) M.C. Johnst. 
 49
Así terminan los artículos de La Naturaleza referentes al uso dado a las plantas. Es 
claro que los artículos que aparecieron en los primeros años demostraban un 
interés por saber si en ese momento se seguían utilizando las plantas de la misma 
manera y qué pueblos lo hacían, ya sea para tener una referencia o para desmentir 
lo que se había dicho con anterioridad. Sin embargo, a la mitad de la vida de la 
SMHN se observa un decaimiento en este interés, en los artículos sólo se habla del 
uso, sin mencionar quién las utiliza, ni cómo. Lo que interesa es dar a conocer que 
cierta planta tiene una utilidad, los análisis químicos llevados a cabo posteriormente 
y el ofrecimiento de alguna sustancia como medicina para algún mal en particular. 
 
14. Los Anales del Museo Nacional 
En 1877 apareció una segunda revista en la que publicaron los naturalistas del 
museo: los Anales del Museo Nacional. En el primer número de esta revista 
aparecieron tres artículos de historia natural, 16 de historia y arqueología y uno de 
filología. Los de historia natural se enfocaron a la paleontología, zoología y 
mineralogía, ninguno fue dedicado a la botánica ni a su uso. 
 
Como ya se dijo los Anales del Museo Nacional surgieron como una urgencia para 
dar a conocer los avances del conocimiento en esta institución. El interés por las 
plantas medicinales era uno de los temas importantes, sin embargo, tuvieron que 
transcurrir nueve años y dos volúmenes desde que apareció por primera vez la 
revista para que un artículo referente a la botánica y su uso estuviera plasmado en 
la publicación. Para 1886 Gumesindo Mendoza había dejado la dirección del museo 
 50
y ahora se encontraba a cargo de Jesús Sánchez, quien había sido director interino 
tres años antes debido a una larga enfermedad sufrida por Mendoza. 
 
Manuel Urbina ingresó a la lista de profesores del museo como profesor interino de 
botánica en 1881 y cuatro años más tarde fue nombrado también director interino. 
Este personaje sería quien más colaborara en cuanto a estudios del uso de las 
plantas en la publicación del museo. Bajo la dirección de Jesús Sánchez el Museo 
Nacional tomó una nueva vertiente, al incluir en sus trabajos el estudio del uso de 
las plantas. El primer artículo surgió en el tercer número, en 1886, y fue Francisco 
del Paso y Troncoso el primer naturalista que plasmó un extenso trabajo en esta 
publicación: “La botánica entre los nahuas”, que era parte de un estudio sobre la 
historia de la medicina en México. En este extenso artículo del Paso y Troncoso 
mostró una gran admiración hacia los pueblos prehispánicos, debido al alto nivel de 
conocimientos científicos que poseían de historia natural y astronomía, dos ramas 
que dependen principalmente de la observación. Su inclinación por el uso de las 
plantas en los pueblos indígenas lo llevó a realizar su tesis de medicina referente a 
este tema. Por desgracia nunca terminó este trabajo, pero sus avances fueron 
suficientes para hacer una importante aportación al tema.115 
 
….en los tres periodos que puede subdividirse la historia de nuestra 
medicina, ni el colonial ni el de la independencia a la fecha ofrecen 
dificultades insuperables…116 
 
115 Diccionario Porrua de Historia Biografía y Geografía de México, 1976. 
116 del Paso y Troncoso, 1886, p. 140 
 51
Sin duda Francisco del Paso y Troncoso fue seducido por la cultura antigua, lo que 
le dio la facilidad para adentrarse y conocer más del uso de las plantas. Su primer 
estudio, “La botánica entre los Nahuas” recopila una serie de investigaciones 
documentales que muestran una visión entera de la naturaleza. Lo primero en lo 
que se avoca es en la calidad de la clasificación botánica hecha por los aztecas, ya 
que ésta seguía un parámetro básico y sencillo, es decir la nomenclatura estaba 
definida por la unión de palabras. Toda hierba llevaba el nombre de su efecto y 
para qué era apropiada. “A la yerba que sana el dolor de la cabeza llámanla 
medicina de la cabeza; a la que sana el pecho llámanla del pecho; a la que hace 
dormir llámanla medicina del sueño, siempre añadiendo yerba, hasta la yerba que 
es buena para matar los piojos…”117 Del Paso estuvo convencido de que esta 
clasificación era por demás avanzada, ya que aparte de incluir las propiedades de 
cada planta también hacía una agrupación natural de las mismas. De esta manera 
se podía reducir en una palabra todos los elementos característicos importantes de 
un mismo cuerpo, diferenciando a las plantas alimenticias de las medicinales y 
haciendo una diferenciación entre las especies de este último grupo. Estos 
conocimientos eran difundidos a toda la población y, de acuerdo con Del Paso, 
todas las clases sociales de esa época sabían el nombre y las propiedades de las 
plantas. Para tener un acervo tan grande, se apoyaban de establecimientos apenas 
conocidos en ese mismo tiempo en Europa, los conocidos como jardines botánicos, 
que eran recintos destinados al estudio y clasificación de las plantas, traídas de 
 
117 del Paso y Troncoso, 1886, p. 141. 
 
 52
diferentes partes de la región además de servir como muestrarios.118 En este 
extenso artículo Del Paso mencionó que se había basado en muchos de los 
escritos de los cronistas de las indias que habían colectado información a la llegada 
de los españoles, así como en los escritos de Francisco Hernández. Hizo 
anotaciones al pie de las páginas que mencionaban la población donde se habían 
encontrado las distintas plantas de los jardines botánicos y los grupos étnicos que 
las utilizaban. Al parecer, el fin principal del artículo era mostrar el adelanto en la 
botánica y la medicina tomando en cuenta que teniendo una nomenclatura precisa 
es fácil acceder a la cura, y que esto no sería posible si no se hubiese tenido el 
interés de formar una colección en un recinto. Todas aquellas plantas que tenían un 
uso especial, como ya se dijo, no sólo servían de muestrario, sino que

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