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Perspectivas globales i La energía en cifras iii La energía en cifras Perspectivas globales Gregorio Gil García La energía en cifras - Perspectivas globales Gregorio Gil García ISBN: 978-84-267-1896-9, edición en español publicada por MARCOMBO, S.A., Barcelona, España Derechos reservados © 2013 MARCOMBO, S.A. Primera edición: Alfaomega Grupo Editor, México, febrero 2014 © 2014 Alfaomega Grupo Editor, S.A. de C.V. Pitágoras 1139, Col. Del Valle, 03100, México D.F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana Registro No. 2317 Pág. Web: http://www.alfaomega.com.mx E-mail: atencionalcliente@alfaomega.com.mx ISBN: 978-607-707-616-2 Derechos reservados: Esta obra es propiedad intelectual de su autor y los derechos de publicación en lengua española han sido legalmente transferidos al editor. Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio sin permiso por escrito del propietario de los derechos del copyright. Nota importante: La información contenida en esta obra tiene un fin exclusivamente didáctico y, por lo tanto, no está previsto su aprovechamiento a nivel profesional o industrial. Las indicaciones técnicas y programas incluidos, han sido elaborados con gran cuidado por el autor y reproducidos bajo estrictas normas de control. ALFAOMEGA GRUPO EDITOR, S.A. de C.V. no será jurídicamente responsable por: errores u omisiones; daños y perjuicios que se pudieran atribuir al uso de la información comprendida en este libro, ni por la utilización indebida que pudiera dársele. Edición autorizada para venta en México y todo el continente americano. Impreso en México. Printed in Mexico. Empresas del grupo: México: Alfaomega Grupo Editor, S.A. de C.V. – Pitágoras 1139, Col. Del Valle, México, D.F. – C.P. 03100 Tel.: (52-55) 5575-5022 – Fax: (52-55) 5575-2420 / 2490. Sin costo: 01-800-020-4396 E-mail: atencionalcliente@alfaomega.com.mx Colombia: Alfaomega Colombiana, S.A. – Calle 62 No. 20-46, Barrio San Luis, Bogotá, Colombia Tels.: (57-1) 746 0102 / 210 0415 – E-mail: cliente@alfaomega.com.co Chile: Alfaomega Grupo Editor, S.A. – Av. Providencia 1443. Oficina 24, Santiago, Chile Tel.: (56-2) 2235-4248 – Fax: (56-2) 2235-5786 – E-mail: agechile@alfaomega.cl Argentina: Alfaomega Grupo Editor Argentino, S.A. – Paraguay 1307 P.B. Of. 11, C.P. 1057, Buenos Aires, Argentina – Tel./Fax: (54-11) 4811-0887 y 4811 7183 – E-mail: ventas@alfaomegaeditor.com.ar Datos catalográficos Gil, Gregorio La energía en cifras. Perspectivas globales Primera Edición Alfaomega Grupo Editor, S.A. de C.V., México ISBN: 978-607-707-616-2 Formato: 17 x 23 cm Páginas: 216 Diseño de la cubierta: NDENU DISSENY GRÀFIC La Energía en Cifras Introducción Tendencias a largo plazo Introducción Un siglo único Cambiando el recurso básico Innovaciones técnicas La electricidad El comercio de la energía Tendencias del consumo El pasado y el futuro Energía parte de un sistema Relacion entre partes Energía y economía Intensidades de energía Precios de la energía Costes reales de la energía Energía y calidad de vida Energía y medio ambiente Energías y guerras Combustibles fósiles Introduccion Descenso producción de petróleo Perspectivas en la era del petróleo El Gas Natural El carbón Combustibles no fósiles Introducción En. Hidraulica Biomasas En. Eólica Solar directaTérmicas Fotovoltaica Otras energías renov. El hidrógeno: infraestructuras Subtopic Futuro de la energía Introducción Uso eficiente de la en. Algo más que eficiencia El futuro de la Biosfera Lo importante Lo que ayuda Realidades y deseos Índice Capítulo 1. Tendencias a largo plazo 1.1 Introducción .............................................................................................................................. 9 1.2 Un siglo único ......................................................................................................................... 11 1.3 Cambiando el recurso básico ................................................................................................. 15 1.4 Innovaciones técnicas ............................................................................................................. 22 1.5 La creciente importancia de la electricidad ........................................................................... 29 1.6 El comercio de la energía ....................................................................................................... 36 1.7 Tendencias del consumo .......................................................................................................... 40 1.8 El pasado y el futuro ............................................................................................................... 47 Capítulo 2. La energía como parte de un sistema 2.1 Relaciones entre las partes ..................................................................................................... 51 2.2 Energía y economía ................................................................................................................ 52 2.3 Intensidades de energía .......................................................................................................... 56 2.4 Precios de la energía............................................................................................................... 62 2.5 Costes reales de la energía ..................................................................................................... 67 2.6 Energía y calidad de vida ....................................................................................................... 71 2.7 Energía y medio ambiente ....................................................................................................... 76 2.8 Energía y guerra ..................................................................................................................... 83 Capítulo 3. El futuro de los combustibles fósiles 3.1 Introducción ............................................................................................................................ 87 3.2 Probabilidad de agotamiento rápido del petróleo .................................................................. 89 3.3 Perspectivas en la era del petróleo ......................................................................................... 96 3.4 Conjeturas en torno al gas natural ....................................................................................... 105 3.5 El papel del carbón ............................................................................................................... 114 Capítulo 4. Las energías no fósiles 4.1 Introducción .......................................................................................................................... 123 4.2 Energía hidráulica: potencial y límites ................................................................................ 128 4.3 Energías de la biomasa ......................................................................................................... 137 4.4 Electricidad generada por el viento ..................................................................................... 146 4.5 Conversiones directas de energía solar ................................................................................ 154 4.6 Otras energías renovables .................................................................................................... 160 4.7 La economía del hidrógeno: infraestructuras ...................................................................... 164 4.8 El futuro de la energía nuclear ............................................................................................. 174 Capítulo 5. El futuro de la energía 5.1 Introducción .......................................................................................................................... 179 5.2 Uso efi ciente de la energía ....................................................................................................180 5.3 Algo más que una elevada efi ciencia .................................................................................... 188 5.4 La energía y el futuro de la Biosfera..................................................................................... 193 5.5 Lo que realmente importa ..................................................................................................... 200 5.6 Cosas que ayudan y otras que no lo hacen ........................................................................... 204 5.7 Realidades y deseos .............................................................................................................. 209 Prólogo Ya han pasado cuatro años desde la edición de mi segundo libro titulado Energías del siglo XXI - De las energías fósiles a las alternativas, que fue escrito con una fuerte intención descriptiva de las tecnologías utilizadas hasta ese momento en el sector energético y donde se consideraban tanto las energías fósiles como las alternativas, incluyendo también a la energía nuclear. Este nuevo libro titulado La energía en cifras - Perspectivas globales viene a cubrir un hueco dejado por el primero, ya que aquí se consideran las evaluaciones numéricas, tanto de renta- bilidad de los sistemas como sus repercusiones sociales y medio ambientales en los distintos proyectos energéticos, a una escala global. Se muestran, además, estas cuantifi caciones de forma gráfi ca de modo que pueda adoptarse fácilmente una perspectiva más matizada ante los proble- mas de la escasez de energía y el calentamiento global en la Tierra, como ser vivo (Gaia) y de su interacción con la humanidad. Se ha prestado especial empeño a las implicaciones con el medio ambiente para evitar hipotecar a las generaciones futuras, abandonando el enfoque meramente productivista que, en dos siglos, nos ha llevado a la situación en la que nos encontramos en la actualidad. Se describen detenidamente las sustituciones de unos recursos energéticos primarios princi- pales por otros, que han tenido lugar a lo largo de la historia de la humanidad y los diversos ajustes que ésta ha venido realizando para adaptarse a ello. Primero fue la biomasa en sus dis- tintas variantes, a continuación vino la transición de la biomasa al carbón, posteriormente la del carbón al petróleo, durante el pasado siglo se incorporó a esta gran transición un nuevo combustible fósil, el gas natural, y nos encontramos ahora a las puertas de una nueva transi- ción del petróleo-gas hacia las energías alternativas, asunto que se presenta con detalle. Todas estas transiciones se han hecho con fuertes sacrifi cios de algunas personas y colectivos, si bien han surgido nuevas oportunidades. Esta última transición, como las anteriores, no ha estado presidida tanto por el agotamiento de los recursos de la fuente principal de energía sino por un fenómeno que ha pasado a un primer plano de la actualidad y que no es otro que el cambio climático global forzado por las acciones del hombre (antropogénicas). En el primer capítulo se hace una rápida revisión de los aspectos de la energía, que serán considerados con más detenimiento en el resto del libro, situándolos en el tiempo y dando unas perspectivas de su evolución durante los próximos decenios. En el segundo capítulo se pasa revista a las relaciones de la energía con determinados asuntos: economía general, intensidades energéticas, precios y costes, calidad de vida de las personas, medio ambiente e, incluso, los aspectos bélicos que muchas veces parecen ser una consecuencia casi directa de la actiud de cier- tos países con respecto a la energía. En el tercer capítulo se analizan los combustibles fósiles, en particular: el petróleo, el gas natural y el carbón. Nada relacionado con la energía actual puede comprenderse acertadamente sin conocer estos combustibles. En el cuarto capítulo se analizan las distintas energías no fósiles: la hidráulica, la biomasa, la eólica, la solar en sus distintas variantes (baja, media y alta temperatura), sin olvidar otros tipos de energías, como la geotérmica, mareomotriz, oleaje, pilas de combustible fuertemente relacio- nadas con la producción de hidrógeno, y la difi cultad para establecer unas infraestructuras de distribución comparables a las del petróleo y gasolina en particular. Se hace un fuerte hincapié en la enorme importancia de la electricidad que, aunque no se trate de una energía primaria sino intermedia, ha tomado una importancia decisiva en el mundo moderno, así como los problemas que plantea su distribución. Se considera tambien la energía nuclear que, aun no siendo produc- tora directa de gases de invernadero, sí tiene otros problemas como el de la radiación que debe ser contemplado con sumo cuidado, incluido el tratamiento dado a los residuos radiactivos sin comprometer la seguridad y el bienestar de las generaciones presentes y futuras. Se añade, fi nalmente, un capítulo donde se considera lo que está por llegar pero huyendo del “futurismo”, ya que las previsiones a muy largo plazo se han mostrado casi siempre pro- fundamente erróneas por haber existido una mezcla inconsciente entre deseos y realidades no satisfechas adecuadamente. A lo largo de todo el libro se ha intentado huir de las posiciones dogmáticas que no condu- cen a nada bueno, intentando razonar cada una de las posturas adoptadas. Madrid, agosto de 2012 Gregorio Gil García gregilgar@yahoo.com Tendencias a largo plazo 9 Capítulo 1 Tendencias a largo plazo 1.1 Introducción La nuestra es una civilización con un elevado uso de la energía claramente sustentada en la combustión de los combustibles fósiles. Incluso desde el periodo de la creación de la vida agrícola y sedentaria, y de domesticación de los animales todas las sociedades tradiciona- les han asegurado sus necesidades de energía mecánica a través de los músculos humanos y de los animales, obteniendo asimismo su energía térmica para el confort y cocinado de los alimentos (incluida la iluminación) quemando combustibles procedentes de la bioma- sa. Los primeros motores más sencillos, impulsados por el agua y el viento: turbinas y molinos de viento, estuvieron casi ausentes en algunas sociedades preindustriales, pero eventualmente juegan papeles importantes en algunas economías modernas. Los molinos de viento durante la edad de oro de Holanda en el siglo XVII son quizás el ejemplo más notable de tal sociedad. En cualquier caso, la disponibilidad media per cápita de todas las formas de energía en las sociedades preindustriales permanecieron bajas, e incluso estancadas, durante ciertos periodos de tiempo. Esta situación fue sólo marginalmente distinta en unas pocas regiones (Inglaterra, Bélgica y Norte de China) donde el carbón había sido usado en cantidades limitadas durante siglos, tanto para calefacción como en algunos procesos de fabricación. Aunque el siglo XIX vio llegar una amplia industrialización en ciertas partes de Europa y de Norteamérica, en la mayor parte de los países en desarrollo (incluidos Estados Unidos y Japón) permanecieron en su mayor parte más dependientes de la madera que del carbón hasta el fi nal de dicho siglo. Además, incluidos los países ricos en madera la ganancia ab- soluta en energía per cápita global obtenida al hacer la transición de la madera al carbón fue impresionante. El consumo en Estados Unidos de los combustibles fósiles sobrepasó a la madera sólo a comienzos de los años 1880; y durante la segunda mitad del siglo XIX el suministro per cápita medio de toda la energía aumentó sólo cerca del 25%, el consumo de carbón se elevó hasta diez veces, pero previamente el quemado extensivo de la madera se cortó a un 80%. Como contraste a todo esto, los avances humanos durante el siglo XX estuvieron fuerte- mente ligados a una subida sin precedentes del consumo total de la energía. Este crecimiento fue acompañado por un cambio en todo el mundo de la base energética dominante que pasó a los hidrocarburos,relegando al carbón casi en todos los lugares a tan sólo dos aplicaciones esenciales: producción del coque siderúrgico y sobre todo a la generación de electricidad. La energía en cifras 10 El uso fi nal del carbón es una parte de otra transformación clave que tuvo lugar durante el siglo XX elevando la participación de los combustibles fósiles usados indirectamente para producir electricidad. Otras fuentes de la electricidad son: la generación hidráulica y nuclear generalizando así el suministro del tipo más conveniente de la energía comercial. Las mejoras sustanciales de todas las técnicas energéticas descubiertas en el siglo XIX y la introducción de otras nuevas y más efi cientes, como los motores principales y una mejor extracción y transporte originaron una amplia difusión de ahorro de trabajo humano y un aumento del confort con unos precios muy bajos. Los avances técnicos han generado una impensable movilidad de personas y mercancías. Como resultado de todo ello, la am- pliación de la propiedad privada de los automóviles y el transporte aéreo masivo están entre las más importantes transformaciones sociales de la segunda mitad del siglo XX. La emergencia del comercio global extendido en materias primas (commodities), relacionadas con la energía, abre las sendas por las que afl uyen los países que carecen del combustible adecuado o de los sufi cientes recursos hidráulicos. La tendencia más reciente que caracteriza a una civilización de elevada energía ha sido un aumento rápido y creciente del suministro de la información. La disponibilidad de fl ujos de electricidad baratos y precisos en la entrega de dichos fl ujos eléctricos ha permi- tido un crecimiento exponencial en el almacenamiento de la información y de su difusión, primero, mediante dispositivos analógicos, y desde 1945, explotando el inmenso potencial digital. Durante cuatro décadas todas estas innovaciones fueron cada vez más explotadas en aplicaciones militares de investigación y de negocio; durante la década de los ochenta tuvo lugar una rápida difusión entre la población con la comercialización de los ordena- dores personales a un precio razonable, que fue acelerado, fi nalmente, con una adopción masiva durante la segunda mitad de la década de los noventa a partir del asentamiento de Internet. Aunque las sociedades modernas podrían no existir sin un fl ujo grande e incesante de energía, no existen sencillas relaciones lineales entre las entradas de los combustibles fó- siles y de la electricidad y un rendimiento económico de la nación, satisfactorios servicios sociales y una calidad de vida individual (detallaremos esas diversas relaciones en otro capítulo). Las relaciones internacionales muestran una variedad en cuanto a patrones de consumo y una continuada gran disparidad entre las naciones emergentes y en vías de modernización y la más desarrolladas. Al mismo tiempo, muestran también hallazgos so- cioeconómicos similares, energizados por entradas de energía primaria sustancialmente distintas. Muchas de las claves de las tendencias del siglo XX incluyen la elevada depen- dencia del gas natural, difusión lenta de las energías renovables, ganancias en la efi ciencia en todos los tipos de conversiones de energía y una elevación del uso de la energía per cá- pita en los países de baja renta que continuará, además, durante las próximas generaciones pero deberán darse, para ello, algunos cambios fundamentales. La razón clave para estos ajustes es la necesidad de minimizar los impactos ambientales de este uso generalizado de la energía y, particularmente, las consecuencias inquietantes de la generación antropogénica de gases de invernadero. La extracción, el transporte y la conversión de los combustibles fósiles y la generación y transmisión de electricidad han te- nido siempre un impacto medio ambiental local y regional que va desde la destrucción de los ecosistemas terrestres hasta la contaminación del agua y la acidifi cación de las emisio- nes causantes del smog fotoquímico. El dióxido de carbono procedente de la combustión de los combustibles fósiles plantea un desafío distinto: permanece el gas de invernadero antropogénico más importante, la subida de sus emisiones será la causa principal de las elevadas temperaturas troposféricas. Tendencias a largo plazo 11 Por consiguiente, el uso futuro de la energía puede no venir determinado sólo por la disponibilidad de los recursos o por las técnicas usadas para extraer y convertirlas, ni por cambios en sus precios, sino también por la necesidad de asegurar que el consumo global de energía no cambie mucho otros parámetros, mas allá de los límites compatibles con el mantenimiento a largo plazo de la civilización global. La prevención, o al menos la mode- ración del calentamiento global, es primordial, aunque no sea el único aspecto a considerar puede llegar a ser uno de los más difíciles desafíos del siglo XXI. La pérdida de la biodi- versidad, por una interferencia humana en el ciclo bioquímico del nitrógeno y la salud de los océanos del mundo, son otro aspecto medio ambiental importante asociado con el uso creciente de la energía. 1.2 Un siglo único Sólo en raras ocasiones la historia de la humanidad se ve marcada por hitos decisivos después de largos periodos de patrones persistentes. ¿Qué es lo que distingue al siglo XX de forma tan notable, como se ha adelantado ya a través de un gran número de ejemplos, todos ellos estrechamente conectados con un uso elevado de la energía, mucho más que en todo el milenio precedente? Todos estos ejemplos se alinean entre las verdaderas revolu- ciones en la producción de alimentos (ahora irrevocablemente dependientes de los fertili- zantes nitrogenados sintéticos, pesticidas y mecanización del campo) y una generalización del transporte (coches privados, aviones) para conseguir incluso avances más rápidos en comunicaciones (radio, televisión, comunicaciones vía satélite e Internet). La mayor parte de los avances posteriores a 1900 en comprensión científi ca básica, desde la nueva física einsteniana cuyos orígenes datan de los primeros años del siglo al descifrado de los geno- mas completos de cerca de 20 especies de microbios a fi nales de los noventa, habría sido imposible sin una abundante, barata y precisa distribución de la energía. Casi todos los procesos de progreso técnico y de gestión fueron graduales y no saltos bruscos. Cualquier lista corta de acontecimientos notables debería incluir la domesticación de grandes anima- les (vacas y caballos), cuya potencia sobrepasa enormemente a la de los humanos, así como la construcción y lenta difusión de los primeros motores mecánicos, que convertían los fl u- jos indirectos de la energía solar (ruedas hidráulicas y molinos de viento) y, naturalmente, la invención del motor de vapor, la primera máquina impulsada por combustible fósil. La época de transición de las energías renovables a las fósiles discurrió primero lentamente. Los combustibles fósiles llegaron a ser la energía dominante de las necesidades energéticas humanas tan solo dos siglos después de la aparición de la máquina de Newcomen y más de un siglo después de la patente de James Watt (1769 renovada en 1775) y la producción en masa de la máquina fuertemente mejorada. No existen datos fi ables del uso de la energía de la biomasa en todo el mundo, cuya com- bustión sostenida es característica de todas las civilizaciones precedentes, no podemos desig- nar la fecha, pero podemos concluir que con un cierto grado de certidumbre los combustibles fósiles comenzaron suministrando más de la mitad de las necesidades de energía primaria sólo durante la década de 1890. Las sustituciones posteriores de energía de biomasa se su- cedieron rápidamente a partir de ese momento; a fi nales de los años veinte, la madera y los residuos de las cosechas contenían no más de un tercio de toda la energía combustible usada en el mundo. Cayó por debajo del 25% en 1950, y a fi nales de losnoventa, probablemente, ya no llegaba al 10%. Estos valores medios ocultan que más del 80% de los países más pobres de África continúan haciendo un uso prioritario de la madera. En los países desarrollados los combustibles utilizados en los hogares han sufrido la siguiente evolución: primero la made- ra, luego el lignito, después el fueloil y fi nalmente el gas natural. La energía en cifras 12 Figura 1. La máquina de vapor de James Watt inventada y construida en 1788 La transición completa supone que las naciones occidentales, durante todo el siglo XX, y para un creciente número de países emergentes durante la segunda mitad, fueron energi- zados mediante energías no renovables. Durante la década del noventa, los combustibles de biomasa, se quemaron principalmente en las casas e industrias y países de baja renta y contenían al menos 35 EJ/año, apenas 2,5 veces tanto como durante el cruce de la década de1890. Como contraste, entre 1900-2000 el consumo de los combustibles fósiles aumentó 15 veces desde 22-320 EJ/año, y la electricidad primaria añadida a cerca de 35 EJ/año. Esta gran expansión de la combustión de los combustibles fósiles signifi ca que, al pasar de una población de 1.600 millones en 1900 a 6.100 millones en 2000, la media anual per cápita del suministro comercial de energía más se cuadruplicó desde 14 GJ hasta 60 GJ, o lo que es lo mismo a cerca de 1,4 toe. Pero las medias globales ocultan enormes desigualdades regionales y nacionales, por lo tanto es más revelador acotar el consumo con arreglo a las tres más grandes economías del mundo. Entre 1900-2000 el suministro de energía per cápita anual en los Estados Unidos comenzó ya desde una base relativamente alta, más que triplicado hasta cerca 340 GJ/cápita. Durante el mismo tiempo el consumo de los japoneses de las energías comerciales se habían cuadruplicado hasta llegar a más de 170 GJ/cápita. En 1900 el uso de combustible fósil per cápita, limitado a pequeñas cantidades de carbón en unas pocas provincias, fue despreciable pero entre 1950, justo después del establecimiento del régimen comunista, y 2000 subió a 13 veces hasta 30 GJ/cápita. Estas ganancias parecen más impresionantes cuando se expresan no compartiendo el contenido de energía inicial de los combustibles comerciales o energías englobadas en la generación de la electricidad primaria sino usando términos más apropiados como los ser- vicios energéticos disponibles. Las efi ciencias de conversión más elevadas entregarán más energía útil y los países industrializados han hecho estas ganancias por una combinación de mejoras graduales de tales convertidores de energía tradicional, como las estufas de carbón caseras, disparando el rendimiento de tres dispositivos introducidos durante fi na- les del siglo XIX, la iluminación eléctrica, los motores de combustión interna (ICE), y los motores eléctricos e introduciendo nuevas técnicas, que van desde los hornos de gas hasta las turbinas de gas. Como resultado de todo ello, las naciones emergentes ahora derivan dos o tres veces más, de suministro primario que se hiciera hace un siglo. Tendencias a largo plazo 13 1 10 to e / añ o Suministro de energía primaria global fosil 0,01 0,1 1 10 1800 1850 1900 1950 2000 G to e / añ o Suministro de energía primaria global fosil biomasa Figura 2. Consumo global de biomasa y combustibles fósiles durante el periodo 1800-2000 (BP 2001) 100 1000 / p e r cá p it a Consumo de energía comercial primaria per cápita Estados Unidos Mundial 1 10 100 1000 1880 1900 1920 1940 1960 1980 2000 2020 G J / p e r cá p it a Consumo de energía comercial primaria per cápita Estados Unidos Mundial Japon China Figura 3. Consumo global medio per cápita de la energía comercial primaria durante el siglo XX de las naciones con economías más potentes Cuando esto se combina con que el uso de energías elevadas han experimentado un aumento de 8 a 12 veces en el suministro per cápita de los servicios de energía así como las mejoras en confort, seguridad y fi abilidad, resulta todo mucho más difícil de cuantifi - car. Las ganancias de efi ciencia han tenido lugar de modo mucho más rápido y han sido incluso más impresionantes en algunos de los más exitosos países industrializados. Las viviendas reemplazadas con sus estufas tradicionales (a menudo, de no más de un 10% de efi ciencia) por calentadores de queroseno y, más recientemente en las ciudades, las cocinas alimentadas con gas natural (ahora al menos poseen un 60% de efi ciencia). Habiendo su- frido en 50 años, en los paises desarrollados, la evolución desde una estufa de madera, por La energía en cifras 14 una estufa de carbón, la estufa de carbón por un horno de petróleo, y un horno de petróleo por un horno de gas natural estándar o super efi ciente. Muchas viviendas de países industrializados han cambiado también los bulbos incan- descentes por tubos fl uorescentes, colaborando en una ganancia de la efi ciencia media. Las ganancias industriales en efi ciencia llegan después de importar y difundir el estado del arte de las versiones de base de fundición (hierro, aluminio), síntesis (amoníaco, plásticos) y procesos de fabricación (coches). Por consiguiente, en aquellas economías que se moder- nizan, consiguiendo una ganancia de efi ciencia, pero acompañadas por un aumento rápido del consumo general, aumentan fi nalmente la energía per cápita consumida, las disponibi- lidades de energía útil han subido 20, o incluso 30 veces en sólo 30-50 años. 2000 2500 3000 3500 4000 añ o (t o e ) Producción total mundial de carbón (toe) 0 500 1000 1500 2000 2500 3000 3500 4000 1981 1986 1991 1996 2001 2006 M t / añ o (t o e ) Producción total mundial de carbón (toe) Figura 4. Producción total mundial de carbón en los ultimos años Después de 1980 China ha sido quizás el mejor ejemplo de esta rápida modernización en la que millones de familias urbanas han cambiado del sucio carbón, al limpio gas natural, y las industrias abandonaron los procesos industriales obsoletos de innegable pedigree taylorista (que son, fi nalmente, derivaciones de diseños americanos de 1930), importando tecnología de los procesos más avanzados de Japón, Europa y Norteamérica. Por consi- guiente, los suministros per cápita del aumento de energía útil en un orden de magnitud en una sola generación. Aunque cualquier media global puede ser sólo aproximada y sub- sume enormes diferencias nacionales, cálculos conservadores indican que en el año 2000 el mundo tuvo a su disposición cerca de 25 veces más energía útil comercial que la que tuviera en 1900. Todavía, sólo aprovecha un 40% durante el último 1990, la efi ciencia de conversión general del combustible primario en el mundo y el consumo de electricidad por los servicios de energía útil permanecen aún por debajo de su potencial técnico. Una más impresionante ilustración del siglo XX en el uso de la energía viene proporcio- nado por los contrastes entre los fl ujos de energía controlados directamente por individuos en el curso de sus actividades diarias y entre las circunstancias experimentadas por los usuarios en general. Al comienzo del siglo XX los grandes agricultores de Great Plains, con enormes tierras y abundancia de buenos alimentos podían afrontar mantener más anima- les que cualquier otro agricultor de la historia humana. Tendencias a largo plazo 15 Figura 5. Mina de arranque por tajo largo que, a diferencia del método tradicional que dejaba un 50% del carbón sin extraer, puede recuperar casi la totalidad del carbón en vetas horizontales o ligeramente inclinadas Esta tasa de trabajo se hubiera mantenido no más de unas pocas horas antes de que el arado y sus animales se tomaran un respiro que requería un extraordinario esfuerzo a los caballos proporcionando una situación poco confortable, en el mejor de los casos. En 1900 un maquinista que conducía una locomotora potente tiraba de un tren transcon- tinentala una velocidad de 100 km/h mediante una potencia de vapor de 1 MW. Este fue el máximo de potencia permitido con carbón alimentado a mano. Un siglo más tarde un Boeing 747-400 controla 4 motores a reacción cuya potencia total de crucero es de 45 MW y recorre la ruta con una altitud de 11 km y a una velocidad de crucero de 900 km/h. El y su copiloto pueden, incluso, evitar la supervisión humana mediante el uso de un ordenador con el programa adecuado. Finalmente, en 1900 un ingeniero jefe de una de los cientos de empresas eléctricas de Eu- ropa o Norteamérica supervisaba la combustión del carbón en una Central Térmica que su- ministraba una sección de una gran ciudad controlando un fl ujo de no más de 100.000 W. Un siglo más tarde, el jefe de la Sala de Control de una gran red eléctrica interconectada, como la que interconecta un cierto número de estados de los Estados Unidos o el sistema de interco- nexión entre los países europeos, puede redirigir 1000.000.000 de W, con una potencia cuatro órdenes de magnitud superior para hacer frente a los picos de demanda o a las emergencias. 1.3 Cambiando el recurso básico En 1900 menos de 800 Mt de hulla y lignito supusieron cerca del 95% de la oferta de ener- gía primaria mundial. Este total se dobló en 1949 a casi 1,3 Gt de hulla y cerca de 350 Mt de lignito, a causa de la tradicional expansión en la minería manual de los pozos subterráneos. Algunos de estos yacimientos explotados tenían 25-30 cm y algunos lo eran de hulla de alta calidad y antracita y fueron trabajados cientos de metros por debajo de la superfi cie. Incluso doblando el tonelaje total de carbón (en términos de hulla equivalente) tuvo lugar, en 1988, un pico en la extracción global para el año siguiente de casi 4,9 Gt con unas 3,6 Gt de hulla y La energía en cifras 16 1,3 de lignitos. Cerca del 40% de la producción anual de lignito venía de los países socialistas de la Alemania del Este y de la Unión Soviética, cuyos lignitos eran de baja calidad de tan sólo 8,8-14,7 GJ/tm. Cambiar la composición de la extracción del carbón no sólo fue una cosa que se hizo di- ferente durante la segunda mitad del siglo XX. En contraste a los años previos a la Segunda Guerra Mundial, casi toda la producción subterránea adicional venía de unas fuerzas de trabajo altamente mecanizadas. Por ejemplo, en 1920 todas las minas de carbón subterráneas se cargaban manualmente en los carros, pero en los sesenta casi el 90% se cargaba con máqui- nas. La mecanización de las minas subterráneas llevó al abandono de la técnica tradicional que deja al menos la mitad del carbón por el camino. Donde el espesor y el diseño de la veta lo permite, la extracción de grandes pozos llega a ser la técnica elegida. Esta cara de avance del carbón cortando los soportes pueden recuperar hasta el 90% del carbón del lugar. Similares o incluso más elevadas recuperaciones son conseguidas en la superfi cie (minas al aire libre), que suponen más de la mitad de Estados Unidos, logrando así nuevas capaci- dades en la producción de carbón desde 1950. Estas minas son fundamentalmente gigantes movedoras de tierras que descubren uno o más frentes a partir de los cuales el carbón pue- de ser extraído. El crecimiento de la maquinaria de movimiento de tierras ejemplifi cada por palas excavadoras y dragalinas que mueven 100 m3, hacen posible explotar vetas de hasta 200 m y funcionar con minas de una producción anual de más de 10 Mt. Dos de las tres grandes minas de carbón (superpowers), en los Estados Unidos y en Ru- sia, siguieron agresivamente este método de minería caracterizado por una producción y una seguridad más elevada. En 1950 sólo el 25% del carbón US se originaba en la superfi cie de las minas pero en el año 2000 este porcentaje era del 65%. Cerca del 40% del carbón ruso procede de minas abiertas, y sólo la tercera parte de la minería continúa con la minería subterránea. China siempre tuvo muchas pequeñas minas rurales (poco mecanizadas e inefi cientes que producían, además, combustible de baja calidad pero la minería a gran escala permaneció casi de forma exclusiva en las minas subterráneas hasta comienzos de las década de los ochenta e, incluso ahora, la minería a cielo abierto no sobrepasa el 10%. Además de las ganancias impresionantes en recuperación del combustible estas innova- ciones han elevado la productividad laboral y la seguridad en el trabajo. La productividad de la minería subterránea subió de 1 Tm/hombre-turno de comienzos de siglo hasta más de 3 Tm/hombre-hora en minas modernas altamente mecanizadas que usan pozos largos o sistemas de minería continuos. Mientras las productividades en las minas de Australia y los Estados Unidos se superan las 20 Tm/h-hora. Las muertes en las minas modernas han seguido la tendencia opuesta. Las estadísticas norteamericanas muestran que los acciden- tes mortales han descendido un 90% desde 1930, con 29% muertes en 1998 lo que supone 0,03 muertes por millón de toneladas, sin embargo, ese ratio en China ha sido de 5 muertes por millón de toneladas de carbón extraído durante la década del noventa y esta cifra ha sido en Ucrania es aún más alta. Las minas de superfi cie completamente mecanizadas con gruesas vetas elevan la produc- ción anual a niveles que se aproximan o incluso superan la producción anual de los países más pequeños. Un número de países, incluidos los Estados Unidos, Rusia, Alemania y Australia, tienen minas abiertas con capacidades próximas a 15-50 Mt/año. Inevitablemen- te, la baja calidad de los carbones subbituminosos y lignitos extraídos de profundos pozos bajan el contenido energético medio del combustible. En 1900, una Tm de carbón de mina era equivalente 0,93 Tm de combustible estándar (hulla conteniendo 29 GJ/t); hacia 1950 esta relación cayó a 0,83 y, a fi nal del siglo, ya estaba por debajo de 0,7. Tendencias a largo plazo 17 El contenido energético de los carbones extraídos aumentó a menos de 4,5 veces entre 1900- 2000 mientras el consumo de combustible fósil subió 15 veces durante el mismo periodo. Ade- más, la segunda mitad de siglo presenció un notable aumento en la generación de electricidad primaria (hidráulica y nuclear). Como resultado, el carbón comparte el suministro global de energía primaria que disminuye cada año durante el siglo XX, cayendo por debajo el 75% antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y a menos del 50% en 1962. La subida de precios del petróleo de la OPEC de la década del setenta engendró amplias esperanzas de un regreso al carbón, principalmente en forma de gases y líquidos derivados de este mediante métodos avanzados de conversión pero tales esperanzas fueron poco reales, incluso efímeras. La con- tribución del carbón continuó bajando hasta quedar ya por debajo del 30% del global TPES en 1990 y en el 2000 no llegaba más que al 23% de toda la energía comercial primaria. Al igual que otros muchos medios globales, este es un aspecto más bien engañoso. Pero en el año 2000 sólo 16 países extrajeron anualmente más de 25 Mt de hulla y lignito, y los seis mayores productores (en el orden del contenido de energía son los Estados Unidos, China, Australia, India, Rusia y Suráfrica) contaron ligeramente con más del 20% de la producción total del carbón mundial en el año 2000. Aún más notable resulta el hecho de que, en el año 2000, el Reino Unido, el segundo mayor productor mundial en1900, extrajo menos de 20 Mt/año de las 17 minas privadas y su pico de fuerzas de trabajo pasó de 1,25 millones de mineros en 1920, a menos de 10.000 (Kicks, 1999). Muchos países africanos y asiáticos no usaban carbón en absoluto, o el combustible suministraba sólo una pequeña fracción de su consumo energético, mientras todavía proporciona casi el 80% de Suráfrica, dos tercios en China y casi las tres cuartas partes en la India, aunque sólo el 25% en Estados Unidos y menos el 20% en Rusia. El carbón en China también domina la calefacción de viviendas y las cocinas, al igual que en algunaszonas de la India. Pero el combustible tiene sólo tres mercados principales en los países emergentes: la generación de electricidad, la producción de coque siderúrgico y el cemento. Una fusión más efi ciente del hierro cortó el uso del coque, en más de la mitad, durante el siglo XX: hoy en día, los mejores hornos de fundición necesitan un equivalente de menos de 0,5 Tm de carbón por Tm de metal caliente, frente a las 1,3 Tm/Tm-metal que se necesitaban en 1900. El reciclado extensivo del acero (unas 350 Mt de metal, un equivalente a casi el 40% de la producción anual de acero, es ahora reutilizada anualmente) y lentamente la creciente reducción de hierro redujo el papel de los hornos de fundición, y de ahí del coque. La últi- ma razón para el uso cada vez menor del coque ha sido la inyección de carbón pulverizado directamente en el interior del horno, una práctica que se extendió durante 1990; la inyec- ción de una Tm de carbón desplaza unas 1,4 Tm de coque. La media global de las entradas totales de carbón por Tm de acero cayó desde 0,87 en 1980 a 0,73 al año 2000 (un 15% de disminución) y la demanda global para el coque metalúrgico ahora se cifra en sólo el 17% de la hulla extraída, o sólo por encima 600 Mt en el año 2000. La elevación de la demanda de electricidad ha proporcionado el único mercado glo- balmente creciente para el carbón bituminoso y el lignito. Casi el 40% de la electricidad mundial se genera ahora en centrales térmicas de carbón. La participación nacional de los principales productos son casi del 60% en los Estados Unidos, cercana al 70% en la India, cercana al 80% en China, 85% en Australia y 90% en Suráfrica. Las centrales térmicas de carbón, la mayor parte de ellas de los años sesenta, están localizadas cerca de grandes mi- nas abiertas o en grandes minas subterráneas, o bien el carbón es suministrado mediante trenes portadores, permanentemente acoplados un conjunto de 100 vagones con capaci- dades totales de hasta 10.000 Tm que constantemente viajan entre mina y Central. Pero a largo plazo incluso la demanda de carbón puede verse debilitada sustancialmente en este La energía en cifras 18 caso, en especial, si los principales consumidores de carbón deben dar pasos agresivos para reducir sus emisiones generales de CO2. El único mercado de carbón que ha estado en continuo crecimiento ha sido el de la pro- ducción de cemento. Más de 1,5 Gt de cemento fueron producidos anualmente durante el fi nal de los noventa. Su procesado requiere entre 3-9 GJ/t y, aunque ha estado energizado en muchos países aumentado con petróleo y gas natural, ha multiplicado la producción global de cemento por 0,11; el factor de conversión medio recomendado por el World Coal Institute, los resultados son de unas 150 Mt de carbón usado en la producción de cemento, principalmente en China (ahora líder de la producción mundial), con Japón, Estados Uni- dos e India, usando cada una 10 Mt/año. El carbón suministra más del 50% de la energía comercial primaria mundial hasta 1962, y, además, es el único y más importante combustible hasta 1966. Más relevante resulta el hecho de que el carbón, que fue minado durante el siglo XX, contenía más energía que cual- quier otro recurso primario, unas 5.500 EJ. En contraste, el contenido de energía acumula- do de todo el crudo de petróleo extraído entre 1901-2000 fue de 5.300 EJ, menos del 4% por detrás del carbón agregado, pero durante la segunda mitad de siglo, el crudo de petróleo sobrepasó a ese carbón en apenas un tercio. Como conjunto, el siglo XX puede así ser visto como un cuadro energético entre carbón y petróleo, pero la rápida pérdida del puesto del carbón de 1960 en el consumo global y su retirada de los dos principales mercados marca su camino como algo distinto a lo que fue. Al mismo tiempo, la subida reciente del crudo de petróleo a la preeminencia global (entre 1981-2000 es suministra ya casi un 50% más de energía que lo hiciera el carbón), su dominancia del mercado de transporte provoca fl uctuaciones impredecibles en su precio mundial y la preocupación acerca de su futuro suministro está en el centro de la atención mundial. La combinación de la elevada densidad energética del crudo de petróleo y su fácil trans- portabilidad es el activo más importante del combustible. Los crudos de petróleo varían enormemente en términos de su densidad, pour point, y el contenido de azufre. Las dife- rencias de densidad (peso específi co) son debidas a variaciónes de las cantidad de parafi nas y compuestos aromáticos. Las densidades son comúnmente medidas usando la escala API inversa, con el estudio del crudo pesado saudí 28° API y el ligero nigeriano 44° API. Los pun- tos pour se extienden desde -36 °C para el ligero nigeriano, a 35 °C para el chino del campo de Daqing, y el contenido en azufre entre menos del 0,5% (petróleos dulces) a más del 3% (crudos agrios). Pero a diferencia de los carbones, los crudos de petróleo son muy similares en cuanto a contenido energético, con casi todos ellos entre 42-44 GJ/t, o cerca de un 50% más que el carbón de hulla estándar y de tres a cuatro veces más pobre que los lignitos europeos. A diferencia del caso del carbón, la ola de demanda ascendente del crudo de petróleo cambiando a combustible principal primero en Norteamérica (el crudo de petróleo había estado suministrando más de 25% del TPES del país desde 1930) Europa y Japón se convir- tieron rápidamente al combustible líquido importados sólo durante la década del sesenta. La transición mundial al petróleo y, particularmente, su rápida fase posterior a la Se- gunda Guerra Mundial, fue posible por una combinación de rápido progreso técnico y por el descubrimiento de recursos inmensamente concentrados del combustible en Oriente Medio. Cada elemento de la infraestructura de extracción, procesado y transporte del pe- tróleo debía ser más grande y más efi ciente, con el fi n de satisfacer esta demanda creciente. Naturalmente, este crecimiento de tasas y rendimientos capturados por las a menudo con- siderables economías de escala han hecho sus costes unitarios más bajos. El hecho que la mayor parte de estas infraestructuras alcanzaran un tamaño y rendimiento plano no es a Tendencias a largo plazo 19 causa de unos menores retornos o unos límites insuperables, sino más bien debido a consi- deraciones ambientales, sociales y políticas. Figura 6. Perforación direccional Figura 7. Pozos de petróleo gigantes en el Golfo Pérsico con el pozo Ghawar en primer plano A comienzos del siglo XX, la extracción de petróleo comenzó benefi ciándose de la adop- ción de la perforación rotativa, la cual fue usada por primera vez en el pozo Spindletop en Beaumont, Texas, en 1901, y desde el uso de la fresa de corte rotativo introducida por Howard Hughes en 1909. Los pozos de petróleo más profundos sobrepasaron los 3.000 m durante la década del treinta y la producción desde pozos más profundos de 5.000 m es común en diver- sos campos petrolíferos. Con gran diferencia la innovación más importante posterior a 1980 ha sido una rutina de perforación horizontal y direccional. Debido a que los pozos horizontales pueden cruzarse y drenar múltiples fracturas que son los que más aumentan la productividad. La energía en cifras 20 Muchos pozos horizontales pueden producir de 2 a 5 veces más petróleo que los vertica- les . El progreso de la perforación horizontal ha sido notable. Inicialmente la perforación y los costes de fi nalización de los pozos horizontales fueron 5-10 veces el coste de una perforación vertical, pero a fi nales de la década del ochenta bajaron hasta dos veces su coste. Los pozos horizontales son ahora usados rutinariamente para la extracción de fi nas formaciones y son particularmente rentables en la perforación off shore donde desde una sencilla plataforma se pueden explotar las capas de soporte de los hidrocarburos, lejos de la perforación inicial. Los pozos horizontales más largos son ahora de 4.000 m casi tanlar- gos como el más profundo pozo vertical de hace 50 años. En 1947 el primer pozo fue completado fuera de la costa en Lousiana. Hacia la mitad del siglo, las extracciones off shore producían alrededor del 30% de la salida global de pe- tróleo. Esto ha sido posible usando sistemas sumergibles, semi sumergibles, y los anillos perforantes y la producción de plataformas que se han mantenido moviéndose a mayor profundidad y soportando tormentas y oleajes. En el 2000 existían 636 unidades perfora- doras off shore en fl etes privados o del estado, alrededor del 60% jacks-up y un 25% semi sumergibles. Algunos de estos anillos están ya trabajando en altamar con hasta 2000 m de profundidad y, en 2001, un ultra profundo el Discoverer Spirit, llegó a una profundidad d 2.900 m de agua en el Golfo de México. Las plataformas de producción off shore están entre las estructuras más masivas realizadas por el hombre. El record en el año 2000 estaba en la plataforma Ursa, un proyecto conjunto de un grupo de empresas lideradas por la Shell Exploration y Production Company. La plataforma tiene un desplazamiento total de 88.000 Tm (más que el portaviones nuclear Nimitz ), sube 145 m por encima del agua y está anclada a 1140 m de profundidad con 16 tendones de acero. El refi no del crudo de petróleo proporciona un rango de combustibles líquidos perfecta- mente adecuados a una amplia variedad de aplicaciones específi cas que van desde el vuelo supersónico a la potenciación masiva de locomotoras Diesel. Esto se ha ido transformado con la introducción de craqueado a alta presión después de 1919 y del craqueado catalítico en 1936. Sin estos procesos sería imposible producir grandes volúmenes baratos de desti- lados ligeros a partir de compuestos intermedios y pesados que dominan la mayor parte de los crudos de petróleo. A diferencia de los carbones, los crudos de petróleo son fácil- mente bombeables desde la cubierta de los grandes barcos y el tamaño de los modernos petroleros y el combustible diesel barato, que usa medios que la localización de los cam- pos petrolíferos, virtualmente carecen de consecuencias según progresa la exportación del combustible. El crudo del petróleo puede ser enviado a través de los países y continentes a través de un transporte de la energía más seguro, fi able y más benigno ambientalmente, sobre un oleoducto enterrado. Los descubrimientos de los campos petrolíferos más grandes del mundo (supergigantes en lenguaje de los geólogos) comenzó en la década de los treinta y continuo durante más de dos décadas. El al-Burgan (Kuwait) es el segundo supergigante más grande, fue descu- bierto en 1938. Siendo el más grande el al-Ghawar (Arabia Saudí), casi el 7% de las reservas mundiales de petróleo en el año 2000, que fue descubierto una década más tarde. Mientras tanto la OPEC continuó aumentando el precio del petróleo a mediados de los años setenta el Medio Este supo que disponía del 70% de las reservas de petróleo y la región excluyendo el Norte de África, tenía 50% de la capacidad de producción del petróleo mundial. La ex- tracción global de crudo de petróleo en 1900 era de solo 20 Mt, la masa que ahora produce esa cantidad lo hace en solo dos días. Esto signifi ca que la producción de petróleo ha subi- do más de 160 veces desde 1900 y casi 8 desde 1950 cuando el consumo estaba en 500 Mt de productos refi nados que proporcionaban el 25% de toda la energía comercial primaria. Tendencias a largo plazo 21 Aunque esta producción se encuentra muy desigualmente distribuida, la extracción ac- tual de crudo de petróleo está menos sesgada que la producción mundial de carbón. Casi 30 países pueden ahora producir anualmente más de 25 Mt de crudo de petróleo, los seis principales productores sólo llegan al 45% (frente al 75% en el caso de carbón). En el año 2000, 3,2 Gt de crudo de petróleo suministraron el 40% de toda la energía primaria comer- cial, cerca de un 10% por debajo del pico de cerca del 44% durante los años setenta. El papel del crudo de petróleo en las sociedades modernas es incluso más importante que el sugerido por su participación en el TPES ya que los combustibles refi nados propor- cionan más del 90% de la energía de transporte mundial. El transporte aéreo, una de las mayores innovaciones del siglo XX, con enormes consecuencias económicas, militares y sociales, sería impensable sin combustibles refi nados. Siendo además el primer siglo del transporte terrestre basado en coches privados. Las consecuencias económicas, sociales y medio ambientales de la expansión del auto- móvil han sido aun de mayor alcance que las del transporte aéreo. El transporte terrestre fue también considerablemente impulsado por la disponibilidad de materiales baratos de pavimentación de carreteras y autopistas derivadas del crudo del petróleo (capas asfálti- cas). El crudo posee también una amplia participación en el uso de la energía comercial en muchos países de baja renta que tienen solo un consumo muy modesto de combustibles líquidos per cápita pero que están relacionados fuertemente con la mayor parte de los paí- ses emergentes de oferta energética más diversifi cada. Debido a estos roles de suministro críticos se recurre a grandes distancias para asegurar los fl ujos adecuados en sus diversas formas asegurando así la civilización moderna. Aunque el crudo de petróleo, a diferencia del carbón, nunca ha llegado a más de la mitad como energía de uso primaria mundial. Mostraremos argumentos detallados con el fi n de demostrar la robustez del futuro de este combustible. Descubrimientos espectaculares de los campos petrolíferos supergigantes y expansiones que caracterizan la subida del pe- tróleo en su prominencia global durante el siglo XX no podrán ser superadas durante las próximas generaciones, pero una fuerte industria del petróleo estará con nosotros durante las próximas generaciones. Su futuro se verá conformado en amplio grado por los avances de la industria del gas natural con el cual se halla fuertemente asociado. Durante la primera década del siglo XX, el gas natural contribuyó tan sólo en un 1,5% al consumo de energía primaria comercial mundial, y la mayor parte de la misma fue debida a la lenta expansión que tuvo lugar en los Estados Unidos. Si la expresamos en equivalentes de energía petróleo/gas natural la relación era de 3,1, durante la década de 1910, pero desde entonces esa diferencia entre ambos combustibles no ha hecho sino estrecharse. En los años cincuenta esa relación era de 2,9, y en los setenta de 2,5. Con posterioridad a 1973 se detuvo el crecimiento contrastado con una rápida elevación del uso de gas natural acompañado por fuertes aumentos en cuanto a la extracción del gas natural que se ha visto doblado durante la parte fi nal del siglo XX bajando la relación petróleo/gas natural a 1,7 durante la década de los noventa. Debido a la limpieza del gas natural ha llegado a ser el combustible preferido para la calefacción de los hogares, así como para la generación de electricidad. A diferencia de muchos carbones y crudos de petróleo su contenido en azufre es, por lo general, muy bajo, además pueden ser tratados para eliminar agentes contaminantes indeseados antes de ser colocados en el gaseoducto. El gas natural es en estos momentos visto como un emisor de CO2 en más baja proporción que sus contrincantes (carbón y petróleo). El gas natural suministra en estos momentos el 25% de la energía primaria mundial y todos los hidrocarburos, que van desde el metano (CH4) a los crudos de petróleo más pesados, que La energía en cifras 22 llegan hasta casi el 66% el total. El crecimiento futuro de esta contribución de las energías de los hidrocarburos será casi totalmente debida a un incremento de la extracción de gas natural. Las dos nuevas fuentes de suministro de energía primaria que podrían limitar este por- centaje son la energía generada a partir de la fi sión nuclear y la conversión directa o in- directa del fl ujo de energíasolar que recibe la Tierra, ambas con un futuro incierto. La dominación del carbón como suministro de energía comercial primaria acabó hace unas tres generaciones (70 años), extendiéndose desde mediados de los años 1890, cuando ce- diera su puesto la madera, hasta mediados de la década del sesenta, cuando irrumpieron los hidrocarburos. En los años recientes ha habido muchas declaraciones acerca de un pico inminente en cuanto a la producción de petróleo (un máximo de la curva): si eso fuera cierto nos encontraríamos en la mitad de la era de los hidrocarburos. Como veremos más adelante estas estimaciones podrían fallar en sus declaraciones en varias décadas más que en unos pocos años. En cualquier caso, lo que es mucho más difícil de prever que el timing del punto medio (máximo) de extracción de petróleo es saber qué recurso llegará a ser el dominante una vez que los hidrocarburos comiencen su inevitable declinar. 1.4 Innovaciones técnicas 1.4.1 Introducción Los avances técnicos que transformaron el uso de la energía durante el siglo XX pueden ser considerados en tres fases: � Los impresionantes movimientos de varias invenciones previas a 1900, la mayor parte de las mismas originaron un increíble periodo de innovaciones, durante el periodo 1880-1895. � Las invenciones de nuevas extracciones, conversiones y técnicas de transporte y su posterior comercialización y mejoras sucesivas. � Las innovaciones que fueron introducidas por razones no relacionadas con la pro- ducción de energía o su uso pero cuyas aplicaciones posteriores en un entorno cer- cano al de la energía han mejorado fuertemente su precisión, fi abilidad y efi ciencia. Las mejoras introducidas en los motores son un ejemplo muy importante de la primera ca- tegoría: los motores de combustión interna, motores eléctricos, turbogeneradores de vapor, inventados todos ellos a fi nales del siglo XIX. Aunque sus fundamentos no se cambiaron, las mejoras conseguidas en su rendimiento mejoraron enormemente los diseños iniciales. Dos nuevos motores surgieron después, ya en el siglo XX, las turbinas de gas y los mo- tores de cohetes, estos estarían el comienzo de la larga lista de inventos que serían citados como de segunda categoría. Ambos fueron comercializados sólo a mediados del siglo XX pero luego han estado sometidos a un rápido desarrollo. Otras invenciones relacionadas con la energía y desarrolladas durante este siglo nos han traído la fi sión nuclear y la gra- dualmente ascendente generación fotovoltaica de electricidad. Existen algunos ejemplos de aplicaciones semiocultas que también han sido muy importantes, como los controles computerizados que ayudan a la peforación de los pozos petrolíferos y los termostatos en los motores de automóvil. No menos importantes han sido las nuevas telecomunicaciones, sensores remotos y técnicas analíticas que han transformado fuertemente un rango de ope- raciones, que van desde la búsqueda de hidrocarburos a gran profundidad hasta la gestión optimizada de las redes eléctricas interconectadas. Tendencias a largo plazo 23 A pesar de esta diversidad de avances existen algunos puntos comunes dictados por los grandes descubrimientos del siglo XX. La difusión de todos los tipos de avances técnicos se afi anzó durante la Primera Guerra Mundial, así como por la crisis económica de 1930, pero la Segunda Guerra Mundial aceleró la introducción de tres innovaciones fundamentales: la fi sión nuclear, las turbinas de gas y la propulsión de cohetes. Las dos décadas siguientes a la SGM fueron de un crecimiento especialmente rápido de todos los sistemas energéticos, pero desde fi nales de los años sesenta la mayor parte de los componentes individuales, minas de carbón, turbinas de vapor en grandes Centrales Térmicas, tensiones en las líneas de transmisión o petroleros gigantes, han alcanzado una clara saturación en su crecimiento y, en algunos casos, sus tamaños y capacidades han disminuido incluso. 4 5 6 7 8 9 n e m p u je / p e so Motores a reacción militares y comerciales comercial 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 R e la ci ó n e m p u je / p e so Motores a reacción militares y comerciales comercial militar Figura 8. El aumento de la relación de empuje/peso, tanto en el caso de la aviación militar, como en el de la comercial Los mercados maduros, con unos costes unitarios excesivos, e inaceptables impactos me- dio ambientales han limitado su crecimiento, más que límites estrictamente técnicos, esas fueron las verdaderas razones para este cambio, así como una mayor efi ciencia y fi abilidad y una mayor compatibilidad medioambiental que ha logrado unos objetivos de diseño dominantes en las últimas dos décadas del siglo XX. Incluiremos tan solo los ejemplos más importantes en las tres principales categorías de innovaciones técnicas antes de con- centrarnos con más detalle en lo que se halla quizá más lejos del alcance, las tendencias energéticas a largo plazo cuyo curso está lejos de ser alcanzado con plenitud, la creciente importancia de la electricidad. La vida moderna continúa formada por varias mejoras sustanciales de las invenciones de fi nales del siglo XIX, sobre todo: la generación de electricidad, los sistemas de trans- misión y los motores de combustión interna. El motor de vapor, es la quintaesencia de la máquina propia de las primeras fases de industrialización, que continuó siendo importan- te como motor principal durante las primeras décadas del siglo pasado. Hasta la fecha, es el mejor ejemplo ya que se ha conseguido mejorar su efi ciencia en 10 veces y en 100 veces su potencia con respecto a las primeras unidades producidas, a comienzos del siglo XIX. Pero incluso con estos impresionantes avances no se ha podido modifi car una inherente baja efi ciencia y elevada relación peso/potencia. La naciente industria de la generación de La energía en cifras 24 electricidad llegó a estar fácilmente disponible al inventarse la turbina de vapor y una vez la electricidad se halló disponible surgieron los motores eléctricos que desplazaron a los de vapor en multitud de la labores de fabricación. Por supuesto, la turbina de vapor nunca pudo competir con los motores de combustión interna como principal impulsor del trans- porte terrestre y del aéreo en sus inicios. 20 25 30 35 40 45 ci e n ci a (% ) Eficiencia de las turbinas de gas 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 Ef ic ie n ci a (% ) Eficiencia de las turbinas de gas Figura 9. La efi ciencia de las turbinas estacionarias (terrestres) usadas en la generación de electricidad Cada aspecto de los dos grandes inventos del siglo XIX fue mejorado por una invención posterior, lo que trajo un rendimiento superior y un menor impacto medio ambiental. En 1900 las efi ciencias de la generación térmica de electricidad, con calderas y presiones de vapor de menos de 1 MPa y temperaturas de vapor inferiores a 200 °C eran inferiores al 5%. Hoy en día, las centrales térmicas que queman carbón pulverizado con presiones de vapor por encima de 20 Mpa, con temperaturas por encima de los 600 °C, consiguen unas efi cien- cias de conversión de 40%; si se añade la cogeneración (aprovechamiento simultáneo del calor generado en el escape) puede llegarse incluso hasta el 60%. Los experimentos con el carbón molido comenzaron en Reino Unido ya en 1903 pero las primeras grandes calderas que son carbón fi namente pulverizado se pusieron en funcio- namiento en Londres en 1919, en la Central de Hamersmith. Los tamaños unitarios de las turbinas de vapor fueron muy bajos: la turbina de vapor de Parsons 1 MW se construyó en 1900 pero las unidades de 100 MW se usaron sólo después de 1950. Luego llevó más de dos décadas elevar la capacidad hasta un orden de magnitud de 1 GW en 1967. Las turbinas de vapor más grandes de carbón o de una central nuclear llegan actualmente hasta 1,5 GW, pero las unidades entre 200-800 MWson las dominantes. 1.4.2 Líneas de transmisión Las pérdidas por transmisión eléctrica fueron recortadas haciendo un mejor uso de los trans- formadores, elevando la tensión y las conexiones directas de corriente. Las capacidades pico del transformador crecieron 500 veces durante el siglo XX. Típicamente los voltajes eran de 23 kV antes de la PGM, 69 kV durante la década del veinte, 115 kV durante la del cuarenta, 345 kV durante los años setenta y, hoy en día, llegan hasta los 765 kV. La creación de redes regionales en los Estados Unidos e internacionales en Europa (tanto en dirección latitudinal Tendencias a largo plazo 25 como longitudinal) mejoraron la seguridad de suministro, reduciendo los requisitos para las capacidades de reserva mantenidas por los sistemas de generación individuales. 1.4.3 Motores de combustión interna La combinación del motor Daimler, la ignición eléctrica de Benz y el carburador de ali- mentación fl otante de Maybach fi jaron una confi guración para la expansión de la industria del automóvil en sus comienzos a mediados de los años 1880 y el desarrollo posterior de los motores de ciclo de Ott o han sido notablemente conservadores. Con todo, la industria ha visto llegar notables avances técnicos, los más importantes han sido la elevación de las relaciones de compresión (desde 4 antes de la PGM hasta 8-9,5) y un peso de motor con- tinuamente descendente. Las típicas relaciones peso/potencia cayeron desde 30 g/W de la década del ochenta solo 1 g/W un siglo más tarde. Los motores Diesel también fueron más ligeros, particularmente en las aplicaciones estacionarias. Pero las mejoras medio ambientales fueron negadas durante décadas en aras de conse- guir unas mayores potencias. El consumo de combustible de los nuevos coches de pasa- jeros americanos estaba en 14,8 L/100 km durante la década del treinta, manteniéndose deteriorado durante cuatro décadas y llegando a ser de 17,7 L/100 km en 1973. Esta tendencia indeseable fue fi nalmente invertida a raíz del aumento de los precios del petróleo realizado por la OPEC. Entre 193-1987 la demanda de combustible para nuevos vehículos en el mercado norteamericano fue la mitad y el consumo estándar bajó a los 8,6 L/100 km. Desgraciadamente, la caída posterior a 1985 de los precios del crudo frenó esta tendencia para invertirla de nuevo. 1.4.4 Turbinas de gas Estos nuevos motores fueron adoptados tan rápidamente debido a la SGM y la posterior rivalidad entre las superpotencias. En un caso notable de una competencia pero con suce- sos enteramente independientes en la invención, los primeros diseños de turbinas de gas tuvieron lugar cuando, en Inglaterra, Frank Whitt le y, en Alemania, Hans von Ohain cons- truyeron sus motores experimentales para planes militares. Se introdujeron al fi nal de la guerra, y no supusieron ningún cambio importante en el curso de la misma, pero su rápido desarrollo posterior abrió el camino de las aplicaciones comerciales a casi todos los aviones de pasajeros, que fueron simples modifi caciones de los diseños militares. La velocidad del sonido fue sobrepasada en octubre de 1957, con el Bell X-2 plane. El British 106 Comet 1 fue el primer avión de pasajeros a reacción en entrar en servicio regular en 1952 pero defectos en su fuselaje llevaron a su abandono. La edad del reactor llego en 1958 con el Boeing 707 y por un rediseñado 106 Comet 4. Una década más tarde llegó el Boeing 747, el avión re- volucionó los vuelos transoceánicos. PanAm pidió su primero avión en 1966, el prototipo despegó en Febrero de 1969 y el primer vuelo regular fue en enero de 1970. El primer 747 tenía cuatro turbofan Pratt &Whitney, el famoso JT9D con un empuje pico de 21.297 kg y con una relación masa /potencia de 0,2 g/W. Tres décadas más tarde el Boeing 747-300 su- peró una distancia de 20.44 km de Seatt le-Kuala Lumpur record de un avión de pasajeros impulsado por dos motores de la misma compañía (PW 4098) cuyo máximo empuje era de 44.452 Kg. La relación empuje/peso de estos motores es mayor de 6 y, en el caso de los aviones militares, es aún mejor, con relaciones empuje/peso de hasta 8. El impacto de las turbinas de gas va más allá de transformar las fuerzas aéreas y los viajes de larga distancia. Estos motores se han revelado también muy importantes en las aplicaciones La energía en cifras 26 estacionarias. Son usados en los compresores centrífugos en estaciones de bombeo en tuberías de gas natural, en muchas industrias químicas y metalúrgicas y durante los últimos 15 años han sido cada vez más escogidos en la generación eléctrica. La demanda creciente para la gene- ración de electricidad pico ha llevado a las turbinas de gas estacionarias (en general, por encima de 100 MW a fi nales de los años noventa) y con un rendimiento comparable al obtenido en las turbinas de vapor. Figura 10. Primera Central Nuclear del mundo Calder Hall en la costa de Cumberland 1.4.5 Motores de cohetes El único motor que puede desarrollar incluso más potencia por unidad de masa que una turbina de gas es el motor de un cohete. Su desarrollo a gran escala comenzó durante la SGM con motores impulsados por etanol en las famosas V-1 y V-2 alemanas usadas en los bombar- deos contra Inglaterra. Después de una década de lento desarrollo la carrera de cohetes entre las superpotencias comenzó con el lanzamiento del primer satélite artifi cial por la URSS, el Sputnik, posteriores avances en busca de una mayor precisión y potencia y tanto en tierra como desde submarinos en el campo de los proyectiles balísticos intercontinentales. Ningún otro motor consigue liberar tanta potencia, necesaria tan sólo para un cierto pe- riodo de tiempo en los motores de los grandes cohetes. El Saturno C5, que envió en Julio de 1969 una nave espacial a la Luna, desarrolló 2,6 GW durante un quemado de 150 segundos. 1.4.6 Los satélites Los vuelos a la Luna fueron un efímero esfuerzo pero los satélites lanzados por cohetes rela- tivamente baratos introdujo la era de las telecomunicaciones intercontinentales baratas, una más fi able previsión del tiempo meteorológico, y un control en tiempo real de los aconteci- mientos naturales extremos, mediante los cuales es posible salvar muchas vidas. Los satélites Tendencias a largo plazo 27 nos dan también una capacidad sin precedentes para supervisar los cambios de uso en la Tierra, la dinámica de los océanos y la productividad fotosintética desde el espacio. Así como fi jar nuestras localizaciones a través del sistema de posicionamiento global. 1.4.7 La fisión nuclear El descubrimiento de la fi sión nuclear introdujo una forma totalmente nueva de conver- sión de energía pero su rápida adaptación comercial usa el calor liberado por esta novedosa transformación para generar vapor en un proceso general muy probado de generación de electricidad. La secuencia de desarrollos críticos fue extraordinariamente rápida. La primera prueba de fi sión fue publicada en Febrero de 1939. La primera reacción en cadena sostenida tuvo lugar en la Universidad de Chicago en diciembre de 1942. Rickover ralentizó el esfuerzo para aplicarlo a un reactor de submarinos de naturaleza nuclear, el Nautilus en enero 1955. Rickover puso inmediatamente a punto el sistema PWR (Pressurized Water Reactor) de Ge- neral Electric usado hasta entonces en los submarinos para poner a punto la primera Central Nuclear civil generadora de electricidad de los Estados Unidos en Shippingport, Pennsylva- nia. La Central alcanzó el estado crítico inicial en diciembre de 1957, más de un año después la primera Central nuclear a gran escala, British Calder Halll (4x23 MW), fue conectada a la red en octubre de 1956. El sistema PWR llegó a ser la elección dominante en esta nueva técnica de generar elec- tricidad. Los diez años comprendidos entre 1965-1975 vieron el mayor número de pedidos de la nueva era de centrales nucleares, y los países europeos (incluida la antigua Unión Soviética) pusieron en marcha el doblede centrales nucleares que en los Estados Unidos. El consenso de los expertos a comienzos de la década del setenta fue que, para fi nales de siglo, el mundo gozaría de una energía nuclear ubicua y barata. Al mirar hacia atrás resulta obvio que el desarrollo comercial de la generación nuclear fue demasiado rápido y donde se ponderó demasiado poco el peso dado a la opinión pública sobre la fi sión nuclear y al tratamiento dado a los residuos. Los argumentos acerca de los costes de generación no tiene en cuenta los enormes sub- sidios empleados por los gobiernos en el I+D nuclear o los costes desconocidos de decomi- sionado de plantas y almacenamiento seguro de los residuos altamente radiactivos para el próximo milenio. Enrico Fermi nos previno “el público puede no aceptar una fuente energética que genera grandes cantidades de electricidad así como materiales fi sibles que pudieran caer en manos de bandas terroristas”. A comienzos de la década del ochenta sucedió una combinación de otros factores in- esperados, disminución de la demanda de electricidad, escalada de los costes en una era de elevada infl ación y deslizamiento de los programas de construcción y modifi cación de las regulaciones de seguridad que fueron acomodadas mediante nuevos diseños. A mu- chas de las Centrales Nucleares de los Estados Unidos su construcción les llevó el doble de tiempo del originalmente planifi cado. Los aspectos relacionados con la seguridad y la percepción de riesgos intolerables fueron reforzados tras el accidente en Three Mile Island en Pennsylvania en 1979, a mediados de la décadal ochenta. La liberación accidental de radioactividad, al tener lugar la fusión del núcleo en Chernobyl (Ucrania) en mayo de 1986, no hizo más que empeorar las cosas. Aunque los PWR occidentales con su vasija de conten- ción y procedimientos operativos mucho más exigentes no hubieran podido experimentar tal liberación masiva de radiación como ocurriera en el caso de Chernobyl, ese accidente no hizo sino reforzar la exagerada pero ampliamente compartida percepción pública de que todas las Centrales Nucleares son inseguras. La energía en cifras 28 A fi nales del año 2000 existían 438 Centrales Nucleares en funcionamiento con una capa- cidad instalada neta de 351 GW. Los reactores de fi sión suponen cerca del 11% de la capaci- dad de generación eléctrica instalada pero debido a su alta disponibilidad (media global de cerca del 80% durante fi nales de los años noventa) ellos generaron cerca del 16% de toda la electricidad. Las más grandes contribuciones nacionales estuvieron en Francia, donde un 76% de la electricidad estuvo generada por grupos PWR. Lituania, con su gran central rusa Ingalina, con un 74% y Bélgica tercera (57%). Japón fue el 33%, los Estados Unidos 20%, Rusia 15 %, India 3% y China más del 1%. Figura 11. El vuelo electrico solar del Helios Prototype en el 2001. Cortesía de NASA 1.4.8 Células fotovoltaicas Es otra notable invención del siglo XIX, en la categoría de nuevas conversiones de energía. Su primer uso práctico no llegó hasta fi nales de la década del cincuenta. El descubrimiento del fenómeno fotovoltaico tuvo lugar en 1839, por Becquerel, que encontró la generación de elec- tricidad en una célula electrolítica con dos electrodos metálicos cuando se exponían a la luz. Se realizó poca investigación sobre el efecto FV en las tres décadas siguientes, pero en 1873 se descubrió la fotoconductividad en el selenio; Adams y Day construyeron la primera célula FV sólo 4 años más tarde. El diseño de la célula de selenio fue descrito por Fritt s pero las efi ciencias de tales células estaban entre 1-2%. Einstein trabajó en el efecto fotoeléctrico 16 años antes de su famoso estudio sobre la relatividad pero tuvo poco impacto práctico sobre el desarrollo FV. Tampoco lo tuvo Czochralski con su fundamental descubrimiento, en 1918, de cómo crecían los grandes cristales de silicio necesarios para producir obleas. El avance importante surgió en 1954 cuando un equipo de investigadores de Bell Laboratories produjo células solares de sili- cio que tuvieron un 4,5% de efi ciencia subiendo ese rendimiento al 6% solo unos pocos meses más tarde. En marzo de 1958, cuando Vanguard-I colocó la célula FV para alimentar al primer satélite artifi cial (un simple 0,1 W de 100 cm2). Hoff man Electronics tuvo células con un 9% de efi ciencia y comenzó a vender células con una efi ciencia del 10% un año más tarde. En 1962, Telstar, el primer satélite comercial de comunicaciones, tenía ya 14 W de potencia FV, y sólo dos años más tarde Nimbus obtuvo 470 W. Las células FV llegaron a ser un ingrediente indis- pensable de la industria de los satélites pero las aplicaciones terrestres quedaron como muy raras incluso después de que Carson y Wronski de la RCA Laboratories fabricaran la primera célula FV de silicio amorfo en 1976. La producción FV sobrepasó los 20 MW de capacidad pico (MWp) en 1983 y 200 MWp en el año 2000 como electricidad solar una de las industrias de la energía de más rápido crecimiento. Aun la capacidad instalada FV fue sólo de 1 GW en 1999, Tendencias a largo plazo 29 una fracción despreciable de los más de 2,1 TW disponibles en los generadores alimentados con combustible fósil. 1.4.9 Ordenadores La última categoría de innovaciones técnicas y de gestión resultaron de la difusión de orde- nadores, telecomunicaciones ubicuas y una común relación con los controles automáticos y los algoritmos de optimización han transformado totalmente cada aspecto de los nego- cios de la energía, desde la investigación de los hidrocarburos, al diseño de los primeros motores. Una verdadera revolución que incluye la investigación de los hidrocarburos, una precisión sin precedentes y una intensidad de supervisión de redes dinámicas complejas, así como un diseño desmaterializado de los motores y máquinas principales. 1.4.10 Tratamientos de datos y señales Los avances en las capacidades de los dispositivos electrónicos usados en sensores remotos y órdenes de magnitud de capacidades más elevadas para almacenar datos de campo en el proceso están detrás de mejoras revolucionarias en el alcance y calidad de la prospección geofísica. A mediados de la década de 1990 los tradicionales datos sísmicos en 2-dimesio- nes usados en la exploración del petróleo han sido casi completamente sustituidas por las imágenes en 3-dimensiones y las últimas de 4-dimensiones (siendo el lapso temporal la cuarta dimensión) de los yacimientos hace posible trazar y simular el fl ujo real de petróleo en las formaciones que soportan los hidrocarburos para interpretar la saturación del fl uido y sus cambios de presión. Este conocimiento hace posible aumentar las tasas de recupera- ción desde los máximos 30-35% obtenibles, antes de 1980, a los 65% y, a veces, hasta el 75%. El sistema de posicionamiento global hace posible en una empresa ser instantáneamente consciente de la localización exacta de cada uno de los camiones que cruzan un continente o cada uno de los contenedores que llevan petróleo procedente de Oriente Medio. Un algo- ritmo de optimización que recibe la información de los cierres de carreteras y desvíos, o de los acontecimientos climáticos extremos (ciclones, niebla) pueden minimizar el consumo de combustible y los retrasos en el recorrido de estos contenedores. 1.5 La creciente importancia de la electricidad 1.5.1 Introducción Existen muchas razones para fi jar una atención especial en la electricidad. Después de un milenio de dependencia de las conversiones básicas de energía: quemado de combustibles sean estos de biomasa fresca o fosilizada, uso de músculos humanos y animales y captura del fl ujo solar indirecto bien en el agua o en el viento, la generación de electricidad intro- dujo una nueva forma de energía que no tiene rival en términos de conveniencia y fl exi- bilidad. Ningún otro tipo de energía posee un acceso tan instantáneo y libre de esfuerzo. La ventaja de la electricidad, dada
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