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Huella Ecológica del sector Textil-Confección en Colombia para el año 2018 Autor María Alejandra Sentená Montero Director Armando Sarmiento López Presentado para optar por el título de Ecóloga Facultad de Estudios Ambientales y Rurales Pontificia Universidad Javeriana Bogotá, Colombia 2021 2 Contenido 1. Resumen....................................................................................................................... 3 2. Introducción ................................................................................................................. 3 3. Objetivos ......................................................................................................................... 5 3.1 General .......................................................................................................................... 5 3.2 Específicos .................................................................................................................... 5 4. Marco de Referencia ....................................................................................................... 5 5. Marco Teórico ................................................................................................................. 6 5.1 Huella Ecológica y Huella Hídrica ............................................................................ 6 5.2 Biocapacidad y Déficit Ecológico ............................................................................. 9 5.3 Análisis de Ciclo de Vida (ACV)................................................................................ 9 5.4 Industria textil-confección y sus impactos ambientales ...................................... 10 5.5 Antecedentes ........................................................................................................... 14 6. Metodología ................................................................................................................... 16 6.1 Área de Estudio ....................................................................................................... 16 6.2 Diseño metodológico .............................................................................................. 18 8. Discusión ....................................................................................................................... 30 9. Conclusiones ................................................................................................................ 35 10. Recomendaciones ...................................................................................................... 36 11. Referencias .................................................................................................................. 36 12. Anexos ........................................................................................................................... 1 3 1. Resumen La producción textil se ha duplicado en la última década a nivel mundial, un crecimiento principalmente influenciado por fenómenos como el “fast fashion”, donde el ciclo de vida de las prendas es cada vez más corto. En consecuencia, el uso de sustancias químicas y/o tóxicas, el alto consumo de agua y energía, y la generación de grandes cantidades de desechos y vertimientos impactan negativamente el ambiente. En Colombia el crecimiento de la industria se ha mantenido estable en los últimos cinco años a pesar del aumento en la demanda, este déficit se ha suplido con la importación de productos textiles. Sin embargo, en términos de su impacto ambiental es preocupante que de las 829 empresas registradas, solo el 33% elabora informes de sostenibilidad, denotando su responsabilidad socioambiental. Por lo tanto, este estudio tiene como objetivo principal utilizar los indicadores de huella ecológica y huella hídrica como herramienta de sostenibilidad para evaluar la industria textil-confección de Colombia en el 2018. Para una mejor comprensión de estos indicadores asociados a categorías de consumo, como lo es la industria textil, en el estudio se utilizan metodologías como el análisis de ciclo de vida, haciendo particular énfasis en el análisis de inventario. Los resultados obtenidos evidencian que el componente agua y energía son los componentes donde mayor impacto ambiental se genera, denotando una huella ecológica de 868.686 hectáreas globales. Los indicadores de huella ecológica y huella hídrica permiten cuantificar el impacto generado, para así poder evaluar la pertinencia de las medidas regulatorias que se estén ejecutando en la industria colombiana. 2. Introducción El sector textil-confección es considerado como una de las actividades más antiguas e influyentes en el desarrollo industrial, la cual ha tenido un crecimiento importante a nivel mundial y nacional, debido a sus grandes contribuciones en el empleo, la modernización, la tecnología y la economía en general de los países. (Superintendencia de Sociedades, 2017). La industria textil se caracteriza por ser una industria compleja, pues depende e involucra a múltiples industrias como la agrícola, química, confección, entre otras. Además, a lo largo y dentro de todos sus procesos existen distribuidores, agentes de abastecimiento e intermediarios quienes facilitan la compra y venta tanto de “inputs” como de “outputs” (FR, 2020). Sin embargo, esta complejidad puede traducirse en externalidades sociales y ambientales elevadas. Desde el año 2000, la industria de la moda a nivel mundial ha duplicado su facturación (Deutsche Welle, 2020) y se ha visto influenciada por el fenómeno de “Fast Fashion”; término que hace referencia a ropa que está hecha para imitar las tendencias de las pasarelas y las marcas de lujo. La ropa “fast fashion” está destinada a venderse en el menor tiempo posible, a un precio muy económico para que así los minoristas puedan cambiar constantemente los artículos que ofrecen (Salem. Press, 2020). Estas condiciones suelen ser muy atractivas para los consumidores, ya que pueden 4 actualizar constantemente su armario a un precio muy asequible y siempre llevando las últimas tendencias de la moda (M. Charpail, 2002). A pesar de lo anterior, la industria textil reconoce que durante todo el ciclo de vida de una prenda se generan diferentes impactos sociales y ambientales. En cuanto a los ambientales, la industria textil-confección impacta negativamente debido al uso de sustancias químicas y/o tóxicas, el alto consumo de agua y energía, y la generación de grandes cantidades de desechos y vertimientos (CCU-Jaime I, 2016). Además de ser la industria responsable de la producción del 20% de las aguas residuales y el segundo mayor consumidor de agua en el mundo (Deutsche Welle, 2020). En Colombia, los impactos negativos se evidencian desde la obtención de materia primas como es el caso de las fibras de algodón, en donde para su producción se utilizan grandes cantidades de pesticidas repercutiendo negativamente sobre los insectos, el rendimiento de las plantas y la contaminación del suelo (Nava et al, 2019). La contaminación generada por la industria textil se intensifica especialmente en la etapa de Tejeduría y Acabado; etapa asociada en gran parte a los productos químicos Los principales contaminantes generados por los productos químicos utilizados en los acabados textiles son los fenoles, cobre, sulfuros plomo, aceites y cromo (L. Vega, 2015). Dentro del ciclo de producción también se destacan otros impactos como la generación de residuos líquidos con cargas orgánicas, la producción de fibras textiles con sustancias peligrosas, la generación de ruido en las plantas tejedoras y la emisión de partículas a la atmósfera, las cuales son evidencia de la contaminación ambiental causada por esta industria (Velásquez, 2007). Por ejemplo, en el proceso de tinturado,la utilización de colorantes sintéticos tiene un papel clave para brindar una amplia gama de colores, solidez y brillo a la prenda. No obstante, la utilización de metales pesados como el mercurio, el cobre, el arsénico, el plomo, el cadmio, el níquel, el cobalto y el cromo, además de productos químicos nocivos, como el azufre, y agentes de fijación a base de formaldehído, nitratos, ácido acético, suavizantes, naftol, productos químicos enjabonados y otros auxiliares hacen que el efluente sea altamente tóxico, lo cual puede llegar a ser perjudicial si no se cuenta con un tratamiento adecuado de los efluentes (Kant, 2012; Khattab et al., 2019). Por lo anterior, dicho proceso se ha convertido en un motivo de preocupación que impacta en el tratamiento de aguas y en la seguridad industrial. Evaluaciones toxicológicas han demostrado que los trabajadores de la industria textil expuestos a estos productos químicos pueden sufrir irritación en la piel, dermatitis, reacciones alérgicas, rinitis o asma (Khattab et al., 2019). Además, dentro del ciclo de vida de una prenda la disposición es una etapa clave para determinar impactos negativos o positivos. Comúnmente esta etapa está asociada a impactos negativos. En Colombia, según la ANDI, sólo el 0,4% de los textiles son aprovechados y comercializados nuevamente (ANDI, 2018). A pesar de ello, los autores del Programa Integral de Gestión Ambiental del sector textil aseguran que la industria textil-confección posee un interés en el cuidado del medio ambiente. Por tal razón, el sector ha invertido en tecnología e investigación para reducir y mitigar los impactos generados, los cuales lamentablemente no han logrado el alcance esperado (Vega Mora, 2015). En contraposición, Velásquez afirma que en Colombia se evidencia un bajo nivel en los programas de manejo ambiental 5 de las industrias de textiles; una poca capacidad del control, vigilancia, y aplicación de las normas ambientales; y dificultades institucionales de las entidades reguladoras gubernamentales para controlar la contaminación (Velásquez et al., 2007). Hasta el momento, en Colombia no existe ningún estudio de huella ecológica o huella hídrica que permita evidenciar los impactos del sector textil-confección en el país. Por tanto, se espera responder a la pregunta: ¿Cuál es la huella ecológica y huella hídrica del sector textil y de confección en Colombia para el 2018? Esto con el fin de identificar sobre qué componentes (agua, energía, desechos, entre otros) el sector textil confección debe hacer un mayor esfuerzo para minimizar los posibles impactos ambientales. El periodo a evaluar en este estudio corresponde al año con mayor disponibilidad de datos provenientes de fuentes secundarias. 3. Objetivos 3.1 General Analizar la huella ecológica y la huella hídrica para el sector textil-confección colombiano, generado en el año 2018. 3.2 Específicos • Analizar el ciclo de vida para el sector de textiles y confecciones de Colombia para el 2018. • Evaluar el balance de materia y energía (análisis de inventario) del sector textil de Colombia en el 2018. • Evaluar los componentes donde el sector textil-confección debe realizar mayores esfuerzos. 4. Marco de Referencia Este documento cuenta con dos aproximaciones teóricas: una relacionada con los indicadores y metodologías relevantes para el estudio y una segunda aproximación relacionada con la industria textil, sus procesos y el impacto ambiental que la industria puede llegar a generar. En el primer caso, se presentan aquellas metodologías que permiten dar cuenta de la presión que ejerce el sector sobre el medio ambiente, medidas a través de indicadores como el de la huella ecológica y el de la huella hídrica, a partir de lo señalado por Global Footprint Network y Water Footprint Network. Además, se mencionan metodologías como la de análisis de ciclo de vida y análisis multiregional de entradas y salidas, necesarios como explica Herva 2008, para indicadores asociados a la industria textil-confección. La segunda aproximación, se estudiarán conceptos como: fast fashion, procesos textiles, materias primas, etc., necesarios para comprender la complejidad de la industria textil-confección. Esto con el fin de entender el funcionamiento de la industria textil-confección y su operación en Colombia (productos, insumos, procesos, etc.), y determinar cómo cada uno de estos procesos de forma separada, presentan impactos sobre el medio ambiente, y de esta manera hacer uso de los indicadores de huella ecológica y huella hídrica para evaluar ambientalmente la industria textil-confección colombiana. 6 5. Marco Teórico 5.1 Huella Ecológica y Huella Hídrica Desde el siglo pasado, el concepto de desarrollo sostenible se ha venido posicionando en distintos escenarios de discusión (comisiones y reuniones) alrededor del mundo, y aunque se han realizado diferentes esfuerzos como la Comisión de Brundtland (1983), estos no han sido suficientes para que la humanidad se empodere del concepto y lo convierta en una práctica colectiva. Hoy en día, la demanda de recursos excede los límites planetarios, ejerciendo presión y degradación sobre los ecosistemas (Ruževičius, 2010). Por tal motivo, se han creado diferentes indicadores de sostenibilidad para evaluar la incidencia de los procesos productivos sobre los ecosistemas del planeta. Uno de ellos es la huella ecológica, que es un instrumento de contabilidad de recursos y servicios ecológicos, utilizado por el gobierno, el sector productivo, las instituciones educativas y las ONG´s para responder a las preguntas: ¿qué tan rápido consumimos recursos y generamos residuos?, comparado con ¿qué tan rápido la naturaleza puede absorber residuos y generar nuevamente recursos? (GFN, 2020b). La huella ecológica fue creada en 1990 por Mathis Wackernagel y William Rees, y es un indicador que busca medir la sostenibilidad a partir de los activos ecológicos que una población necesita para producir los recursos naturales que consume y absorber los desechos generados (Wackernagel, 2001, Rees, 1992). La organización “Global Footprint Network” (GFN) realiza cada año la evaluación de huella ecológica para cada uno de los países. Esta herramienta evalúa el uso de seis categorías de áreas productivas dentro de las cuales se encuentran (GFN, 2020, Hanscom et al., 2016): • Cultivos: área requerida para cultivar todos los productos agrícolas. • Pastos: área de pastizales utilizada para sustentar el ganado. • Bosques: área para producir pescado y marisco. • Mar productivo (pesca): área para producir pescado y marisco. • Terreno construido: área urbanizada u ocupada por infraestructura. • Área de absorción de carbono: superficie de bosque necesaria para la absorción de la emisión de CO2 debida al consumo de combustibles fósiles para la producción de energía. De las cuales, solo se hará uso de la categoría de: cultivos y absorción de carbono, debido a su pertinencia con la industria textil-confección. La categoría de cultivos refleja la cantidad de tierra necesaria para cultivar todos los cultivos consumidos por humanos y ganado. Esto incluye productos agrícolas, alimentos para animales de mercado y pastos cultivados que se utilizan como alimento para el ganado (GFN, 2018). La categoría de absorción de emisiones de CO2 más conocida como huella de carbono mide únicamente las emisiones de dióxido de carbono asociadas con el uso de combustibles fósiles. Para el caso de la huella ecológica, estas cantidades se convierten en áreas biológicamente productivas necesarias para absorber el dióxido 7 de carbono emitido. El aumento de las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera se considera que representa una acumulación de deuda ecológica. Algunas evaluaciones de huella de carbono expresan resultados en toneladas emitidas por año o en área productiva (GFN, 2018). Por otro lado, gracias a las diferentescategorías es posible medir la tierra disponible para soportar el consumo humano y proporcionar un indicador de sostenibilidad (Wiedmann et al., 2006). Desde el 2004 este indicador ha sido utilizado en mayor medida por autoridades gubernamentales, agencias, organizaciones y comunidades como una medida del desempeño ecológico, sin embargo, cada día son más las instituciones, gobiernos y personas que se ven interesadas en evaluar la sostenibilidad dentro de sus procesos y acciones (Wiedmann et al., 2006). La huella ecológica es una herramienta clave ya que permite realizar análisis a diferentes escalas y en diferentes sectores. A nivel de país, mejora la sostenibilidad del desarrollo socioeconómico y el bienestar humano, en cuanto a que moldea las decisiones institucionales y optimiza las inversiones en proyectos públicos. A escala individual, permite que el individuo entienda los impactos que sus hábitos y comportamientos tienen sobre el planeta (GFN, 2020). Por tal motivo, los estados y sus entidades territoriales pueden comparar su huella ecológica con la biocapacidad de cada lugar, para así poder entender sus impactos y generar estrategias. Según la organización de Global Footprint Network (GFN), el consumo de la huella ecológica de un país está dado por la siguiente ecuación (Hanscom et al., 2016): EFc=EFp+EFi-Efe (1) Donde: EFc=Huella Ecológica de Consumo EFp=Huella de Producción EFi=Huella de Importaciones EFe=Huella de Exportaciones Esta ecuación permite evaluar la demanda interna total de recursos y servicios ecológicos. Sin embargo, esta medida ha sido criticada porque no revela los impactos precisos del consumo y además porque la medida de “National Footprint Account” no permite su desglose por sector económico ni por categoría de demanda final o actividad de consumo detallada (Wiedmann et al., 2006). Por tanto, GFN y Wiedmann (Wiedmann et al., 2006) sugieren utilizar una metodología combinada con el modelo de Análisis multiregional de entradas y salidas de sus siglas en inglés “Multi Regional Input Output Analysis (MRIO)”. Este modelo permite evidenciar los flujos de recursos de los principales sectores económicos, incorporando datos de información secundaria y huella ecológica. (GFN, 2020e; Galli et al., 2017). 8 De modo que es necesario realizar un análisis de huella ecológica sectorial combinada con otra metodología que permita la asignación de flujos de recursos e impactos ambientales a categorías de consumo final (Wiedmann et al., 2006). Para esta metodología también es de gran importancia incluir un análisis de ciclo de vida, el cual permite considerar todos los procesos que se llevan a lo largo de un producto o servicio (Wiedmann et al., 2006). También existen indicadores como la huella hídrica. Sin embargo, este no debe ser comparado ni contrastado con la huella ecológica ya que mide aspectos diferentes. La huella hídrica mide la cantidad de agua utilizada directa o indirectamente para producir cada uno de los bienes y servicios que la población humana utiliza. También permite medir cuánta agua está consumiendo un Estado en particular, o globalmente, o en una cuenca de río específica o un acuífero (WFN, 2019). Este indicador tiene en consideración tres tipos de huella: verde, azul y gris (A. Hoekstra, A. Chapagain et al., 2011). Huella hídrica azul: es el agua que se obtiene de las aguas superficiales o subterráneas y se evapora, se incorpora a un producto o se toma de un cuerpo de agua y se devuelve a otro, o se devuelve en un momento diferente. Huella Hídrica Azul = Agua Azul Evaporada + Agua Azul Incorporada + Flujo de Retorno Perdido (2) Huella hídrica verde: es el agua asociada a la precipitación y es relevante para los procesos agrícolas. 𝐻𝑢𝑒𝑙𝑙𝑎 𝐻í𝑑𝑟𝑖𝑐𝑎 𝑉𝑒𝑟𝑑𝑒 = 𝐶𝑊𝑈𝑣𝑒𝑟𝑑𝑒 𝑌 (3) Donde: CWUverde = Volumen de agua requerida para producir una tonelada de algodón Y = Rendimiento del cultivo Huella hídrica gris: es la cantidad de agua requerida para asimilar contaminantes para cumplir estándares específicos de calidad de agua. 𝐻𝑢𝑒𝑙𝑙𝑎 𝐻í𝑑𝑟𝑖𝑐𝑎 𝐺𝑟𝑖𝑠 = 𝐿 𝑐𝑚𝑎𝑥 − 𝑐𝑛𝑎𝑡 (4) Donde: L = Carga del contaminante Cmax = Concentración Máxima Cnat = Concentración Natural 9 5.2 Biocapacidad y Déficit Ecológico Cuando se habla de biocapacidad, se hace referencia a la capacidad de un área biológicamente productiva dada para generar un suministro continuo de recursos renovables y para absorber desechos generados por los seres humanos (Wiedmann et al., 2006). La biocapacidad puede cambiar de año en año debido al clima, la gestión y también a la cantidad de insumos que se consideran útiles para la economía humana. En las cuentas nacionales de la huella (NFA), la biocapacidad de un área se calcula multiplicando el área física real por el factor de rendimiento y el factor de equivalencia apropiado, expresado generalmente en hectáreas globales (GFN, 2020a). Por otro lado, es clave involucrar el concepto de déficit ecológico en el estudio, ya que, este ocurre cuando se excede la capacidad biológica, en otras palabras, cuando el consumo de los recursos y/o la producción de los residuos por el ser humano sobrepasa la capacidad de la tierra para generar estos recursos y/o absorber los residuos. Durante este proceso se agota el capital natural para soportar la utilización de los recursos (Badii, 2008). 5.3 Análisis de Ciclo de Vida (ACV) Existen diferentes aproximaciones del análisis de ciclo de vida, para este estudio la definición más acertada es la Norma ISO 14040, la cual define el ACV como: “una técnica para determinar los aspectos ambientales e impactos potenciales asociados a un producto: compilando un inventario de las entradas y salidas relevantes del sistema, evaluando los impactos ambientales potenciales asociados a esas entradas y salidas, e interpretando los resultados de las fases de inventario e impacto en relación con los objetivos del estudio” (Rieznik, N. et al., 2005). En este análisis se tienen en cuenta todas las fases intermedias como: transporte y preparación de materias primas, procesos de manufactura, transporte a mercados, distribución, uso y disposición final. De acuerdo con la metodología presentada el análisis de ciclo de vida está compuesto por cuatro fases: 1. Objetivos y alcance del estudio 2. Análisis del inventario 3. Análisis del impacto 4. Interpretación El análisis de ciclo de vida tiene como característica que a medida que se avanza en cada fase, se logra mayor nivel de detalle y análisis en cuanto a los impactos ambientales. En un primer momento la fase uno, permite definir el tema de estudio y se incluyen los motivos que llevan a realizarlo. En la fase dos: análisis de inventario, se identifica todos los efectos ambientales adversos asociados al producto o servicio, los cuales son llamados: "carga ambiental". Esta se define como la salida o entrada de materia o energía de un sistema causando un efecto ambiental negativo. Con esta definición se incluyen tanto las emisiones de gases contaminantes, como los efluentes de aguas, residuos sólidos, consumo de recursos naturales, ruidos, radiaciones, olores, etc. (Rieznik, N. et al., 2005). En la tercera fase se lleva a cabo una selección de las categorías de impacto, indicadores de categoría y modelos y por último, la fase 10 cuatro se combinan los resultados de análisis del inventario con la evaluación de impacto. Los resultados de esta interpretación pueden adquirir la forma de conclusiones y recomendaciones para la toma de decisiones. Es pertinente realizar una metodología combinada de huella ecológica utilizando elemento del análisis del ciclo de vida, ya que permite obtener un modelo simplificado de un sistema de producción y de los impactos ambientales asociados evaluar la interdependencia de las industrias en términos de presión ambiental y agotamiento derecursos (Lenzen, 2003). 5.4 Industria textil-confección y sus impactos ambientales La industria de la moda representa un gran aporte para la economía y es un motor fundamental para el crecimiento de un país (Fashion Revolution Colombia, 2020). En los últimos 20 años, la producción de ropa se ha duplicado, y este incremento está asociado al crecimiento de la clase media y al fenómeno de “fast fashion” en el mundo (Ellen MacArthur Foundation, 2017), haciendo que la industria se destaque por la escala y la velocidad a la cual opera. De esta manera, las fábricas alrededor del mundo están siendo presionadas continuamente por el mercado para suplir la demanda de inmensas cantidades de ropa en el menor tiempo y costo posibles. Cabe aclarar que además de este fenómeno “fast fashion”, la industria textil se destaca por ser una industria compleja, pues a lo largo de las diversas etapas de producción, hay distribuidores, agentes de abastecimiento e intermediarios que facilitan la compra y venta de insumos y productos, esta diversidad de actores genera complejidad en la industria textil. A ello hay que añadir que estos procesos no suelen suceder en el mismo lugar, usualmente se realizan en diferentes continentes y países del mundo, lo que implica trayectos más largos en la cadena de producción, que va desde la llevada de los insumos a las líneas de ensamblaje y producción (maquila), y de éstos a las agencias de distribución y comercialización, y de allí a los usuarios finales, esto conlleva a una gran dependencia de los combustibles fósiles. En la actualidad, la mayoría de las marcas de moda no son dueñas de las instalaciones de fabricación o proveedores textiles, lo cual hace más desafiante el monitoreo y control de las condiciones laborales e impactos ambientales dentro de la cadena de suministro y producción (FR, 2020). El actual sistema de producción, distribución y uso de la industria textil se caracteriza por ser un sistema lineal, en donde se demandan grandes cantidades de recursos no renovables para la elaboración de prendas que son cada día más demandadas y menos utilizadas, de las cuales un gran porcentaje terminan desechadas en rellenos sanitarios o incineradas en tiempos mucho menores a los que se pensaba que era su vida útil (Ellen MacArthur Foundation, 2017). Este sistema alimenta la economía de grandes y reconocidas marcas de moda. Sin embargo, la presión, degradación y contaminación que ejercen sobre los ecosistemas y recursos naturales es preocupante, sin mencionar los impactos sociales negativos que suelen ser invisibles al consumidor. Estos impactos se dan a lo largo de todo el ciclo de vida del producto, desde el establecimiento de cultivos como el algodón hasta la disposición final de la prenda o textil. En un primer momento, la industria textil impacta negativamente los 11 ecosistemas específicamente en temas como la deforestación, la diversidad y los suelos (FR, 2020). En cuanto a la deforestación, se estima que alrededor de 150 millones de árboles son talados cada año y convertidos en tejidos textiles (FR, 2020), además de que el 40% de especies de insectos están amenazadas por la agricultura, el uso de insecticidas y pesticidas de estos cultivos (FR, 2020). Solo los cultivos de algodón ocupan el 3% del área cultivable del planeta, una cifra significativa que contribuye a la erosión del suelo y la pérdida de biodiversidad (Lau et al., 2017). Por otro lado, los impactos que más preocupan a la industria en los procesos de manufactura son: el uso de sustancias químicas y/o tóxicas, la dependencia de insumos de carbono y la utilización del recurso hídrico, ya que, según Fashion Revolution, la industria textil es responsable de entre el 2% y el 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo y para el 2030 esta industria será responsable de un 26% de estas emisiones (Ellen MacArthur Foundation, 2017; Fashion Revolution, 2020). De toda la producción global, el 63% de las prendas son hechas a partir de fibras sintéticas las cuales provienen de combustibles fósiles y la producción de textiles utiliza alrededor de 93 billones de metros cúbicos de agua (FR, 2020). A nivel global, China es el país donde más evidentes han sido los impactos de esta industria, sin embargo, en los últimos años, el país ha adoptado medidas regulatorias para minimizar estos impactos. Pero, lamentablemente la industria textil se ha trasladado a países como Vietnam, Bangladesh e India, en donde o bien la legislación ambiental es menos estricta o bien, si existe, es menos eficaz (FR, 2020). Asimismo, la contaminación hídrica producto del proceso de tinturado preocupa a los habitantes que residen en las riveras de los ríos en donde se asienta esta industria, tal y como lo señala el documental “River Blue” dirigido por Roger Williams y David Mcllvride en donde se muestran los impactos ambientales que genera la industria en los ríos de Asia (Williams, Roger; Mcllvride, 2016). En el proceso de tinturado, la utilización de metales pesados como el mercurio, cobre, arsénico, plomo, cadmio, níquel, cobalto y cromo, además de productos químicos nocivos, como azufre, agentes de fijación a base de formaldehído, nitratos, ácido acético, suavizantes, naftol, productos químicos enjabonados y otros auxiliares hacen que el efluente sea altamente tóxico, además solo el 50% de los tintes en realidad se adhiere a la tela, el otro 50% es lavado (Rita Kant,XXXX) (Gregory et al., 2020). El Banco Mundial ha identificado 72 químicos en el agua provenientes de este proceso, de los cuales, 30 no pueden ser eliminados de las fuentes hídricas (Kant, 2012; Khattab et al., 2019). Una vez que los metales pesados, químicos y sustancias tóxicas son vertidos en el agua, crean un material coloidal el cual aumenta la turbidez, lo que da como resultado un mal aspecto y un olor desagradable en el agua. Además, dicha turbidez bloquea la difusión de la luz solar requerida para el proceso de fotosíntesis en los ecosistemas acuáticos, que a su vez, inciden en las dinámicas dentro de estos ecosistemas (Khattab et al., 2019). Cuando se permite que estas aguas residuales fluyan y no se realiza un tratamiento previo, el agua obstruye los poros del suelo y conduce a la pérdida de su productividad (Božič y Kokol 2008; Khattab et al., 2019). La pesca y la agricultura se ven directamente impactadas por las características químicas del agua, que finalmente terminan alterando la cadena alimenticia. Para agregar, evaluaciones toxicológicas han demostrado que los trabajadores de la industria textil expuestos a estos productos químicos pueden sufrir irritación en la piel, dermatitis, reacciones alérgicas, rinitis o asma (Khattab et al., 2019). 12 Otros estudios recientes han demostrado la presencia de microplásticos en el mar producto de los textiles sintéticos como las fibras de poliéster, acrílico, polipropileno, polietileno y poliamida (Csorba, 2019). Algunos autores (Csorba, 2019 y Fashion Revolution, 2020) sugieren que la industria textil es responsable en un 35% de los microplásticos en ríos y océanos. Así como las sustancias químicas provenientes del proceso de tinturado pueden alterar las dinámicas de los ecosistemas, los microplásticos, por su tamaño, son ingeridos por la biota marina y desencadenan procesos de bioacumulación que son perjudiciales para las especies marinas como para las especies que se alimentan de ellas. Finalmente, el último eslabón de la cadena es el consumidor, el cual tiene un rol importante en cuanto a los impactos que la prenda de vestir pueda llegar a generar. Por ejemplo: la temperatura a la cual se lava la prenda, la frecuencia con la que se lava, los detergentes y químicos que se añaden a este proceso (Gregory et al., 2020). Muchos microplásticos, producto del desgaste del textil por el lavado, terminan dispuestos en fuentes hídricas y conllevan a las problemáticas anteriormente descritas, adicionalmentese presentan impactos negativos por la utilización de planchas y secadores, y finalmente, cuando ya no se desea la prenda, por la disposición final del textil. La fundación The Ellen MacArthur estima que, en el mundo, el 25% de las prendas son nuevamente recogidas para ser recicladas y que de ese 25%, el 73% termina en botaderos o incineradas. Asimismo, Deutsche Welle afirma que el 60% de las prendas que se fabrican en el mundo van a terminar a la basura en el transcurso de un año. Por ejemplo, en Alemania, de este porcentaje, la mayoría de las prendas son incineradas. Según expertos, aunque no se fabricaran más prendas, habría suficiente ropa para vestir a toda la población mundial unos 10 o 15 años más (Deutsche Welle, 2020). Como se había mencionado anteriormente, además de la complejidad y diversidad de esta industria en todos sus procesos, actores, insumos y productos, los impactos ambientales son evidentes y su daño ecológico perjudicial para especies, poblaciones, comunidades y ecosistemas. Por tanto, McKinsey & Company en el reporte de “State of Fashion 2019” afirma que las marcas involucradas en la industria textil deberán cambiar el paradigma para ser exitosas, de lo contrario no serán marcas competitivas. Este nuevo paradigma supone que las marcas: “deben adoptar una postura activa sobre los problemas sociales, satisfacer las demandas de los consumidores de ultra transparencia y sostenibilidad y, lo más importante, tener el coraje de "perturbarse a sí mismos su propia identidad y las fuentes de su antiguo éxito para realizar los cambios y ganar una nueva generación de clientes” (McKinsey & Company, 2019). A continuación, se describe la cadena de valor del sector textil-confección, en la cual se evidencia la obtención de materias primas (Ver Ilustración 1), los procesos de manufactura (Ver Ilustración 2) y finalmente la etapa de consumo y disposición final (Ilustración 3). Ilustración 1. Obtención de Materias Primas 13 Fuente: elaboración del autor Ilustración 2. Procesos de Manufactura Fuente: elaboración del autor Los procesos de manufactura se dividen en cuatro etapas principales (Ilustración 2). Primero, en la fabricación de fibras se llevan a cabo diferentes procesos mecánicos para convertir las materias primas en fibras naturales, sintéticas o artificiales. En primer lugar, las materias primas naturales, como el algodón y la lana, sufren un proceso de limpiado, cardado (organización de fibras) (Galindo et al., 2017), estirado y peinado para que sean convertidas en fibras naturales de diámetro y longitud deseada. Para el caso de las fibras sintéticas (poliéster, polipropileno, nylon) estas provienen de polímeros termoplásticos y las fibras artificiales de polímeros naturales (celulosa), obtenidos a partir de síntesis química. En la segunda etapa de hilatura de fibras textiles, para las fibras naturales se realiza un proceso de torsión de filamentos para formar hilos de varias hebras (M. Sánchez, 2012). Para las fibras sintéticas y artificiales, estas son sometidas a procesos de presión para obtener hilos sintéticos o artificiales. Una vez obtenidos los hilos, estos pueden pasar por un proceso de engomado en donde se les aplica una sustancia viscosa y adherente, mediante procesos de humedad y temperatura, con el fin de que los hilos sean más resistentes y soporten los procesos de la tejeduría (J Romero, 2017). Dentro de esta etapa, se hace uso de productos químicos para el desmanchado, blanqueo y desengrasado de las fibras, 14 antes de fijar los colores base de los hilos con los que se elaboran las telas. En la tercera etapa de tejeduría y acabados de textiles, se lleva a cabo el proceso de urdido y trama, el cual da origen a un conjunto de hilos longitudinales que se ubican tensionados en un telar para insertar por arriba y por debajo de ellos, formando telas. Los múltiples procesos mecánicos que transforman la materia prima pueden ocasionar pérdida de brillo o color natural de las fibras, por esta razón, y para realizar el acabado de los textiles y telas, es necesario someter estos a subprocesos de tinción, blanqueo, carbonizado, mercerizado, decatizado, entre otros, según la finalidad de producto. Estos procesos están relacionados con el tratamiento de las telas o textiles, utilizando sustancias químicas como la sosa cáustica (mercerizado), la cual aporta brillo y suavidad, también se utilizan grandes cantidades de agua en los procesos de tinción y lavado para eliminar los residuos de los químicos no deseados. En la última etapa, confección de prendas y elaboración de productos textiles, se realizan procesos de diseño, patronaje, reposo, trazo, corte etiquetado, planchado y empaque, algunos de estos pueden ser omitidos o modificados dependiendo del producto textil que se desee (Lafayette, 2020). Una vez estos productos están terminados, se transportan al lugar de distribución y venta (Ilustración 3). Las prendas o productos textiles son utilizados, lavados por un periodo de tiempo y finalmente dispuestos en su mayoría en rellenos sanitarios. Ilustración 3. Comercio y Disposición final. Fuente: elaboración del autor 5.5 Antecedentes Los estudios realizados para huella ecológica son muy diversos y se enfocan a diferentes escalas (individual, sectorial, y nacional). Gracias al aporte que realiza Global Footprint Network (GFN) con sus investigaciones, se ha logrado proveer un resultado de huella ecológica para la mayoría de los países desde el 2012 hasta la actualidad, generando mayor influencia en diferentes actores en el mundo (GFN, 2019). Así mismo, los análisis de huella ecológica evidencian cómo esta puede llegar a entender las dinámicas de consumo y es así como Wiedmann en el 2005 con su publicación “Allocating ecological footprint to final consumption categories” propone evaluar la huella ecológica mediante análisis de entradas y salidas de un sistema, proponiendo las ventajas y desventajas que un análisis como este puede conllevar. Los estudios realizados por GFN y Wiedmann, son esenciales para entender cómo 15 se realiza una evaluación de huella ecológica en la industria textil. Herva, en el 2008, evalúa la industria textil de España bajo las dinámicas de la empresa INDITEX (Stradivarius, ZARA, Massimo Dutti, entre otras). En este estudio se evalúa la huella ecológica mediante un análisis de entradas y salidas, reconociendo flujos de energía, recursos y residuos, sin embargo, esta investigación evalúa únicamente la etapa de manufactura, sin tener en cuanto los procesos de obtención de materias primas, uso y disposición final. Por otro lado, el artículo de Costa 2019 “Ecological Footprint as a sustainability indicator to analyze energy consumption in a Portuguese textile facility”, plantea aplicar la metodología de la Huella Ecológica como herramienta para analizar la industria textil portuguesa de un caso de estudio (Costa, et al., 2019). Se evalúa el consumo de energía y recursos en los procesos de teñido, estampado y acabado y se proponen medidas de mitigación para incrementar la eficiencia energética, debido a que la categoría de energía corresponde a más del 50% de la estimación total de la Huella Ecológica. Para los antecedentes del contexto colombiano, se conoce que gracias al trabajo realizado por GFN en Colombia se han empezado a realizar estudios utilizando la herramienta de huella ecológica. El principal estudio se centra en evaluar la huella ecológica personal de la comunidad andina: Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú y compararla con la biocapacidad del respectivo país. Para el caso colombiano, los autores concluyen que para el periodo analizado 1961 al 2005, la huella ecológica por persona se ha mantenido constante y la biocapacidad disponible por persona ha disminuido en un 63% (GFN, 2009). Por otro lado, la investigación realizada por el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo realiza una comprensión inicialde cómo la Huella Ecológica de Colombia podría usarse en el futuro para soportar la toma de decisiones en el país (EFN, 2010). En el 2014, el IDEAM realizó una evaluación multisectorial de la Huella hídrica en Colombia, logrando estimación de huella hídrica azul y verde para cuatro sectores económicos: agropecuario, industrial, energético y petrolero (IDEAM, 2014). En este estudio, la industria textil se encuentra agrupada dentro del sector industrial. También se conoce el trabajo realizado por el Departamento Nacional de Planeación (Galindo & López, 2017) titulado “Cadena de Textil-Confecciones Estructura, Comercio Internacional y Protección” en donde se realiza una amplia descripción de la industria para el período 2002–2012. Para ello, el documento presenta el número de empresas, su distribución geográfica y su tamaño empresarial, también identifica las principales etapas y subprocesos que hacen parte del proceso productivo. El estudio incluye algunos indicadores claves para el entendimiento de la industria textil confección de Colombia, sin embargo, no tiene a consideración el impacto ambiental que la industria puede generar. Por último, el Instituto Colombiano de la Moda (INEXMODA), publica informes anuales sobre la industria, los cuales proveen valiosa información económica, aunque omiten el contexto social y ambiental en que se desarrolla la industria (INEXMODA, 2019). Finalmente, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS) en compañía de la Universidad Nacional de Colombia (UN) realizan un Programa de Gestión Ambiental Sectorial (PGAS) del Subsector textil, el cual tiene como objetivo: “Aportar lineamientos ambientales estratégicos para el mejoramiento del desempeño ambiental y de la competitividad del sector Textil, garantizando su crecimiento económico, institucional, social y ambiental de manera sostenible, con aportes significativos al post conflicto” (MADS, UN, 2015). Este programa se compone de tres fases que involucran: la construcción de una Línea Base Ambiental Sectorial (indicadores de estado-presión, gestión), la elaboración de un Diagnóstico Sectorial 16 Estratégico (problemática, causas, efectos y lineamientos estratégicos), la construcción de la Visión Ambiental Sectorial (objetivos sectoriales, estrategias, gestión requerida), y para terminar, la construcción de escenarios futuros a corto, mediano y largo plazo (MADS, UN, 2015). Este programa permite conocer el panorama y la visión de diferentes actores, tanto públicos como privados, en cuanto a la gestión sostenible de la industria textil-confección. A pesar de que, existen diferentes aproximaciones al estudio del impacto de la industria textil-confecciones, ninguna de las aproximaciones científicas que fueron halladas como fuente de consulta de esta investigación profundizan en la metodología de medición y cálculo de la huella ecológica y huella hídrica a escala nacional, y menos para el caso colombiano. 6. Metodología 6.1 Área de Estudio Sector Textil-Confección Colombia En Colombia, a finales del siglo XIX se consolidó una industria textil, ya que a principio de este siglo la producción textil se daba de forma artesanal. Se configuraron dos centros de producción textil artesanal muy importantes para el país: por un lado, la región del Socorro y poblaciones vecinas en Santander, que se especializaron en telas de algodón y, por el otro, la región de Boyacá y Cundinamarca, con la elaboración de tejidos de lana. Durante gran parte del siglo XIX, la producción textil artesanal en el país no estaba en condiciones de competir con las importaciones que venían de Europa, especialmente países como Inglaterra y Francia, ya que los textiles importados eran de mejor calidad y se vendían a precios competitivos. A finales del siglo XIX, los comerciantes vieron la necesidad de traer maquinaria y hacia 1886 se dio la industrialización textil. Uno de los primeros telares modernos fue la Fábrica de Tejidos de Bello en Antioquia. Empresas como esta constituyeron la base de la industria textil en el siglo XX (Cely et al., 2010). Años más tarde, en 1907, se funda Coltejer, una de las empresas textiles más conocidas del país que actualmente sigue prestando sus servicios (Gonzales, 2016). Para describir el sector textil confección, se utilizaron las actividades económicas, las cuales se han clasificado de acuerdo con el código de Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU) y actualmente se utiliza la revisión 4; una adaptación hecha para el país y revisada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) (CCB). En las Cuentas Nacionales, el sector textil y confecciones corresponde a 037 “Preparación, hilatura, tejeduría y acabado de productos textiles y fabricación de otros productos textiles” y 038” Confección de prendas de vestir”. Conforme a lo anterior, en Cuentas Nacionales en estas dos clasificaciones se reportan los siguientes valores en miles de millones de pesos para el periodo 2015- 2018 en precios corrientes, como se presenta en la Tabla 1, contribuyendo con el 10,1% del PIB industrial del país (DANE, 2019; INEXMODA, 2019). Tabla 1. Colombia Oferta del Sector Textil 2015-2018 17 Oferta Sector Textil y Confecciones (miles de millones de pesos) 2015 8,584 2016 8,992 2017 8,771 2018 8,921 Fuente: DANE, 2018 Actualmente, el sector cuenta con 829 empresas, empleando directamente a 200.000 personas, y generando cerca de 600.000 empleos indirectos, lo que representa más del 13% del total del empleo en el sector de la manufactura (Fashion Revolution Colombia, 2020). Esta industria produce anualmente aproximadamente 800 millones de metros cuadrados de diferentes textiles como, por ejemplo: tejidos de algodón, poliéster, nylon, lana, y de mezclas de poliéster (Panamericanos, 2019). Medellín es el escenario más importante de la industria textil, ya que aporta el 37.2% de la producción nacional, seguido de Bogotá con un 31.3% y Cali con un 15.3%. Sin embargo, los textiles y materias primas de esta industria provienen en su gran mayoría de países como China (41.6%), India (13.82%) y Estados Unidos (11.65%) (Avendaño García et al., 2019). Respecto al origen de las prendas de vestir elaboradas, éstas provienen de China (46.46%), Bangladesh (8.28%) y Turquía (4.75%) (INEXMODA, 2019). En el 2018, se registraron las siguientes importaciones (Ver Tabla 2). Tabla 2. Importaciones del sector textil 2018 Importaciones Algodón (t) Lana (t) Fibras Sintéticas (t) Textiles (t) Prendas (t) Aéreo 266 28 141 3.602 2.710 Marítimo 108.259 90 87.582 346.721 7.978 Terrestre 16.981 80 9.260 66.639 5.737 Total 125.507 199 96.983 416.963 16.426 Fuente: SIEX, 2018 Las exportaciones del sector son menores comparadas con las importaciones que se realizaron en el 2018, como se evidencia en la Tabla 3. Tabla 3. Exportaciones del sector textil 2018 Exportaciones Algodón (t) Lana (kg) Fibras Sintéticas (t) Textiles (t) Prendas (t) Aéreo 24 261 92 4.212 3.683 Marítimo 1.564 100 4.605 39.826 4.221 Terrestre 1.795 5 676 14.523 404 Total 3.384 366 5.375 58.562 8.308 Fuente: SIEX, 2018 18 Desde el 2017, el sector textil ha tenido grandes altibajos, esto debido a la gran penetración en el mercado de empresas extranjeras “low cost” y “fast fashion” que se viene dando en el país en los últimos años (Cámara de Comercio Bogotá, 2018). La entrada de estas empresas está generando cambios en las dinámicas del mercado colombiano y significan un reto por alcanzar nuevos estándares de competitividad para la industria nacional (DANE, 2018; Ministerio de Industria y Comercio, 2018; INEXMODA, 2019). A pesar de esta situación, en Colombia cada día son más los emprendimientos que surgen dentro de la industriatextil que aportan a la sostenibilidad. Cabe resaltar algunas marcas como Focus, Paréntesis y Folk, que en su mayoría elaboran prendas de poli algodón reciclado (48% PET, 52% algodón reciclado), y que se han fijado como su principal objetivo alargar la vida útil de las prendas. Los emprendedores señalan que hablar de sostenibilidad en esta industria es un gran reto e identifican algunas de las principales falencias de la industria textil-confección colombiana, entre las que se encuentran: (1) la laxitud de las exigencias del Gobierno: si no existe la autoridad que lo demande, el productor no lo hará; y (2) la ausencia de tecnologías, las cuales facilitan procesos de reciclaje en textiles sin disminuir su calidad (FOKUS, 2020). Por otro lado, Colombia es un país donde las prácticas de reutilización se han convertido en un fenómeno natural. Los colombianos están acostumbrados a realizar trueques, donaciones y recientemente a la creación de comercios de ropa de segunda mano, para promover acciones más conscientes con los hábitos de consumo humano. 6.2 Diseño metodológico Ilustración 4. Metodología planteada para el desarrollo del trabajo de grado. La metodología se compone de cuatro fases necesarias para el desarrollo de la presente investigación (Ver Ilustración 4). En primer lugar y en relación con la primera fase del ACV descrito en el Marco Teórico, se realizó una revisión bibliográfica y de fuentes de información secundaria con el fin 19 de garantizar que los datos requeridos para el cálculo de los indicadores (huella ecológica y huella hídrica) estuvieran disponibles en el área de estudio y así conocer el alcance de la investigación. Una vez revisada esta información se procedió a realizar la definición de los límites del sistema (Ver Ilustración 1, 2, 3) y seguidamente se realizó una caracterización del sector textil-confecciones colombiano para el 2018, que es su totalidad se basa en la Encuesta Anual Manufacturera del DANE, la cual afirma que la EAM: está conformada por los establecimientos que funcionan en el país y que se definen como industriales según la clasificación CIIU Rev.4 DANE y que tengan diez o más personas ocupadas y/o que el valor de la producción sea superior a $517 millones de pesos anuales para el 2018. Esta caracterización permitió evidenciar los flujos de materia y energía que existen en el sistema; desde la obtención de materias primas hasta la disposición final del producto, los cuales corresponden a la segunda fase del ACV: Análisis de Inventario. En tercer lugar, el análisis de inventario permitió conocer la carga ambiental del sector textil-confección para el 2018. Este inventario proporciono datos cuantitativos, los cuales facilitaron el desarrollo de la evaluación de huella ecológica y huella hídrica. La última fase, se realizó una interpretación de los resultados obtenidos, evidenciando los factores con mayor impacto ambiental dentro del sector textil colombiano para el 2018. Como resultado de esta fase se resaltan aspectos donde el sector, las autoridades regulatorias y los consumidores pueden tener en cuenta para conocer y reducir el impacto ambiental de la industria de la moda en Colombia. 6.3 Metodología de Indicadores A continuación se describen los pasos metodológicos para el cálculo de: análisis de inventario, huella ecológica asociada a categoría de cultivos y carbono, y finalmente huella hídrica azul, verde y gris. El análisis de inventario se divide en tres etapas (Ver Ilustración 1, 2, 3). En la etapa de Obtención de Materias Primas (Ver Tabla 10), para el componente de fibras naturales-algodón; se utilizó el cuadro de oferta y utilización del sistema de cuentas nacionales para 2018 (DANE, 2018a), con el fin de obtener la cantidad de algodón utilizado por la industria textil-confección. Sin embargo, el dato disponible era de miles de millones de pesos, por lo que se realizó una conversión teniendo en cuenta que el precio del algodón para ese año se encontraba alrededor de los 5,124,000 mil pesos por tonelada producida (Conalgodón, 2019). En la etapa de Procesos de Manufactura (Tabla 10), los valores para fibras naturales, sintéticas y productos químicos fueron obtenidos de la Encuesta Anual Manufacturera (EAM) desagregación de variables '6.1. Colombia. Materias primas, materiales y empaques consumidos y comprados según tipo de artículo (Anexo 1). Para el componente agua se utilizó el dato de microdatos EAM, el cual estaba disponible en miles de pesos por lo que se utilizó un promedio del costo de m3 de agua industrial en las tres ciudades principales ($3,600 Bogotá, $3,300 Medellín y $3,300 Cali) con el fin de conocer el volumen de agua consumida (Acueducto de Bogotá, 2018; EMCALI, 2018; EPM, 2018). 20 En la etapa de uso y disposición final (Tabla 10), los desechos de materias fueron obtenidos de la EAM a partir de la desagregación de la clasificación: 6.1.- Colombia. Materias primas, materiales y empaques consumidos y comprados según tipo de artículo, agrupándolos en dos grupos principales: fibras naturales y fibras sintéticas. Para el componente agua en la etapa de uso y disposición final, se utilizó el estudio Global de Nielsen “La suciedad de la limpieza” (Nielsen, 2016), del cual se obtuvieron los promedios de frecuencia de lavado en máquina lavadora semanal de los colombianos. Este dato se transformó a la frecuencia anual y se utilizó el promedio de agua consumida por una máquina de lavar. Se utilizó la “Encuesta Nacional de Calidad de Vida” para conocer la cantidad de hogares que cuentan con máquinas lavadoras de ropa en Colombia. Y para conocer la cantidad de detergentes, se utilizó información de Unilever, empresa que afirma que en Colombia cada hogar utiliza aproximadamente 20 L de detergentes al año. Este dato se multiplicó por la cantidad de máquinas de lavar para así conocer la cantidad total de detergente utilizada en el 2018 por los colombianos. Finalmente, para calcular los desechos de productos en uso y disposición final (Tabla 10) se utilizó la Encuesta Nacional de Presupuestos de los Hogares - ENPH del 2016- 2017 del DANE, y ya que no se contaba con datos de la encuesta para el 2018, este dato se proyectó tomando el valor de Salario Mínimo Legal Mensual (SMMLM) del año 2018. Esta encuesta permitió obtener el dato “Nivel de Gasto Mensual por hogares para prendas de vestir y calzado” para las 32 ciudades capitales del país. Seguidamente, se realizó una media ponderada con los datos de gasto por hogar. Sin embargo, los datos de la encuesta del DANE vienen agrupados en rangos de salarios mínimos. Por tal razón, metodológicamente se tomaron los datos más altos en cada rango, para conocer el gasto mensual por hogar en cada ciudad, así: a) Rango de menos de un SMMLV 2018, se tomó un SMLMV ($781,242). b) Rango de uno a dos SMMLV 2018, se tomaron dos SMLMV ($1,562,484). c) Rango de dos a tres SMMLV 2018, se tomaron tres SMLMV ($2,343,726) d) Rango de más de tres SMMLV 2018, se tomaron cuatro SMLMV ($3,124,968). La razón de esta decisión metodológica es que si bien se podría haber tomado el promedio de cada rango, el último rango es abierto, por lo que esta media no es posible calcularla. En este último rango se asumió un valor equivalente a 4 SMLMV, que si bien puede ser bajo para el rango, en todo caso se compensa con los valores máximos asumidos en los rangos inferiores. El dato de media ponderada de gasto por hogar se multiplicó por los 12 meses del año y por el total de hogares en cada ciudad. Como se conocía el valor del gasto en textiles confecciones en pesos de 2018 de los hogares, para conocer los kg de textiles desechados, se utilizó el informe de la Unidad Administradora Especial de Servicios Públicos (UAESP) 2018, que ofrecía únicamente para la ciudad de Bogotá, el dato de Producción per cápita de desechos (PPC) (Avendaño García et al., 2019), por tal motivo fue necesario utilizar el “Nivelde Gasto Mensual por hogares para prendas de vestir y calzado”. Este valor per cápita (PPC) se multiplicó por la cantidad de habitantes de Bogotá para el 2018. Al conocer este dato de desechos textiles anuales de la ciudad de Bogotá, y el dato del gasto mensual (previamente anualizado o multiplicado por 12) de los hogares de la ciudad, se obtuvo el precio promedio por kg. Este precio promedio por kg se asumió como una constante para efectos de calcular el total de toneladas de desechos de textiles- 21 confecciones de todas las demás ciudades de Colombia, a través de la operación de multiplicar el gasto ponderado de los hogares, por el número de hogares de cada ciudad, por el total de kilogramos equivalentes a ese nivel de gasto (utilizando la constante de precio promedio por kg). Así se obtuvo el dato de desechos totales en kg por ciudad para el 2018. Luego, para hallar el total nacional, se extrapoló a nivel departamental este número de toneladas de desechos textiles, utilizando la proporción de población de cada ciudad capital en la proyección a 2018 del censo del DANE en relación con la población del departamento. Por último, se sumaron los totales por departamento para hallar el total de kg de desechos textiles a nivel nacional al año (Ver anexo 1). Para el análisis de inventario, se calcularon las cantidades de energía requeridas y las emisiones de dióxido de carbono de cada una de estas actividades (Ver Tabla 11, Tabla 12 y Tabla 13). El transporte de fibras naturales-algodón (Ver Tabla 11) fue obtenido al conocer el lugar de origen que para este caso era el departamento de Córdoba, debido a que en el 2018 fue el departamento con mayor producción (16,128 toneladas) a nivel nacional (Agronet, 2018). Con esta información, se pudo realizar el cálculo de viajes desde Montería hasta los 3 centros de producción (Bogotá, Medellín y Cali) y así conocer la cantidad de galones de ACPM requeridos para transportar el algodón. Para el transporte de fibras sintéticas, se calculó de la misma manera que con las fibras naturales, a excepción que los trayectos eran diferentes, pues para las fibras sintéticas el origen de partida era Barrancabermeja y Cartagena, ciudades donde se encuentran las principales refinerías de Colombia. Para estos viajes se utilizaron precios referentes a un tractocamión con capacidad de 35 toneladas. En su gran mayoría, las importaciones de materias primas, textiles y prendas provienen por transporte marítimo o terrestre. Para las importaciones de materias primas, el cálculo del transporte se dividió en dos categorías: Transporte Internacional de materias primas y transporte interno de materias primas. A continuación se profundiza en cada uno: Transporte internacional de materias primas. Este transporte hace referencia al transporte que se da por fuera de Colombia y que proviene en su gran mayoría de transporte marítimo y en una pequeña porción de transporte terrestre. En primer lugar, para obtener el dato del consumo de combustible del transporte internacional marítimo de materias primas, fue necesario conocer la cantidad de materias primas importadas y los países con mayor aporte a las importaciones de materias primas textiles. Para eso fue necesario hacer uso de la base de datos de SIEX mencionada anteriormente (Tabla 2) y el informe de INEXMODA 2018, donde se reportan los países con mayor contribución a las importaciones de algodón, lana, fibras y textiles (China 41.60% India 13.82%, Estados Unidos 11.56%, Indonesia 2.88% y Brasil 2.44%). El cálculo se realizó mediante la obtención de horas desde cada lugar hasta un puerto de Colombia (Buenaventura o Cartagena) y la capacidad un buque con portacontenedores debido a que estos son los más utilizados en el comercio y transporte internacional. Estos buques pueden transportar hasta 1.080 contenedores de 40 pies con capacidad de 29 ton cada uno (DSV, 2020). Para conocer el tiempo que duran estos trayectos, se utilizó la plataforma de “SeaRates by DP World”, la cual permitió conocer el tiempo de viaje y así poder multiplicarlo por el 22 combustible 225 L/h requerido para este tipo de embarcaciones. Esta información permitió conocer los galones de combustible necesarios para transportar por vía marítima hasta los puertos de Colombia, las materias primas reportadas para el 2018. En segundo lugar, para el transporte internacional terrestre de materias primas, se consideró que todas las importaciones provenían de Perú con un tractocamión, con capacidad de 35 toneladas hasta la ciudad textilera de Colombia más cercana (Cali). Para obtener el consumo de ACPM de un tractocamión se le preguntó a la transportadora All Cargo Transporte de Carga S.A.S, la cual declaró que un tractocamión con mercancía realiza 8 km por galón de ACPM. Después de obtener esta información fue posible calcular la cantidad de combustible consumido por tonelada por kilómetro, así como el total por ruta terrestre de las importaciones de materias primas por esta vía. Por otro lado, también es necesario considerar dentro del transporte internacional, el transporte terrestre interno de materias primas que incluye los trayectos realizados desde los puertos o ciudades principales hasta los centros de producción. Para el transporte terrestre de las importaciones, se obtuvo el valor en toneladas y las ciudades a donde llegaban estos insumos, y se calculó la cantidad de viajes que debía realizar un tractocamión con capacidad de 35 toneladas a las principales ciudades textileras y de confección (Bogotá, Medellín y Cali), para así poder obtener el resultado de consumo de combustible del transporte dentro del país para las importaciones de materias primas y textiles 2018. Para esta matriz se tuvieron en cuenta las siguientes ciudades como punto de origen (Buenaventura, Cartagena, Bogotá, Barranquilla, Medellín, Cali, Ipiales, Santa Marta, Bucaramanga, Pereira, Cúcuta y Armenia), de las cuales salían tractocamiones cargados con las materias primas reportadas por los datos proporcionados por el Sistema Estadístico de Comercio Exterior (SIEX, 2018) que incluye las cantidades en toneladas importadas por aduana en el 2018. Esta información permitió calcular los galones de combustible utilizados por parte de transporte marítimo, aéreo y terrestre. En este cálculo del consumo de combustible del transporte terrestre y marítimo de las importaciones de materias primas, se excluyen las prendas de vestir. En el caso de las prendas de vestir importadas (producto terminado), estas son distribuidas a las diferentes ciudades del país, por lo tanto, se utilizaron como origen las cuatro ciudades principales de llegada de las importaciones (Buenaventura, Cartagena, Bogotá, y Barranquilla) y como destino, 24 de las 32 ciudades capitales de Colombia a las cuales se puede llegar por medio de transporte terrestre. Se utilizó el porcentaje de desechos consumidos de textiles y confecciones por ciudad, para así poder cuantificar la cantidad de toneladas de prendas nuevas que debían distribuirse a cada una de las ciudades. Finalmente, para medir la energía consumida por las exportaciones, se utilizaron los datos de volumen de materias primas exportadas en el 2018 (Tabla 3) a los puertos de Buenaventura y Cartagena, y para el caso de Ipiales, se utilizó como base para los cálculos un tractocamión de 35 toneladas de capacidad. La energía consumida en Procesos de Manufactura (ver Tabla 12) fue obtenida de la siguiente manera: 23 La información prevista por la EAM (microdatos 2018) del DANE, permitió obtener el valor de energía consumida, gasolina, gas natural, entre otras. Para la última etapa (ver Tabla 13), con el fin de conocer la cantidad de energía consumida por el transporte de los productos terminados hasta el consumidor final, en este caso galones de ACPM, fue necesario conocer el costo de un viaje por tonelada para un camión sencillo (dos ejes) elcual tiene una capacidad de 8 toneladas (Ministerio de Transporte, 2015). El costo del viaje se realizó teniendo en cuenta las 3 ciudades con mayor contribución a la producción nacional textil y de confección (Bogotá 37.2%, Medellín 31.3% y Cali 15.3%) y una cuarta categoría de otras (16.2%) la cual agrupa diferentes ciudades de los departamentos del Atlántico, Santander y Risaralda (Galindo & Lopez, 2017). Se calculó el costo de cada viaje, partiendo desde cada una de estas ciudades (Bogotá, Medellín y Cali) y para “Otras” se utilizó el promedio de un viaje de las ciudades anteriormente mencionadas. El valor del viaje se multiplicó por el porcentaje que corresponde a combustibles, dentro del total del valor del flete según el DANE, y que corresponde a un 40.20% (DANE, 2019). Este valor se dividió por el precio del galón de ACPM del año 2018 ($7,998 mil pesos) (Ministerio de Minas, 2018) y así se obtuvo la cantidad de galones consumidos por viaje. Una vez obtenidos estos valores se procedió a utilizar los kg de desechos textiles asumiendo que la ropa desechada es la misma que se consume. Este valor se dividió por la capacidad del camión (toneladas) para conocer la cantidad de viajes que un camión debe hacer de una ciudad a otra. Los kg de desechos textiles fueron multiplicados por el porcentaje de producción de cada ciudad para así conocer mejor las distancias, cantidad de viajes que se hacen desde Bogotá, Medellín y Cali hacia las otras 32 ciudades capitales del país. Finalmente, se multiplicó el número de viajes por la cantidad de galones consumidos para cada ciudad, resultando en la cantidad de galones consumidos en el 2018 por el transporte de productos textiles y confecciones terminados hasta las cadenas de distribución al detal. Las emisiones de CO2 fueron obtenidas mediante la utilización de la calculadora de equivalencias de gases de efecto invernadero proporcionada por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, 2020). Para la estimación de huella hídrica se utilizó la metodología propuesta por (Hoekstra et al., 2011) en el Manual de Evaluación de Huella Hídrica. Se calculó la huella hídrica verde, azul y gris. Para la huella hídrica azul (Ecuación 2) se utilizó el agua reportada en la Cuentas Ambientales- Dimensión Agua (DANE, 2018). Se utilizó el valor de “aguas superficiales” y “aguas subterráneas” para los procesos de manufactura los cuales indicaron el valor de “agua azul incorporada”. Para el agua evaporada y el flujo de retorno perdido se utilizó el Estudio Nacional del Agua 2018 (IDEAM, 2019). Este estudio permitió conocer el agua perdida y los flujos de retorno del sector industrial por lo que nuevamente se utilizó la Cuenta Ambiental de Flujos de Agua, la cual permitió conocer el porcentaje de utilización del agua correspondiente al sector textil- confección únicamente. En segundo lugar, en la etapa de uso y disposición final, se utilizó el volumen de agua que fue calculado para la elaboración del análisis de inventario (Tabla 10) y con lo cual, era imposible desglosar el dato para cada uno de los componentes de huella hídrica azul (Ver tabla 4). Tabla 4. Huella Hídrica Azul 24 HUELLA HIDRICA AZUL Agua Evaporada (m3) Agua Incorporada (m3) Flujo de Retorno Perdido (m3) Procesos de Manufactura 1,232,400 12,000,000 13,481,902 Uso y Disposición final - 58,067,712 - Como la huella hídrica verde (Ecuación 3) es relevante para los procesos agrícolas, este indicador se evaluó para el cultivo del algodón nacional e importado, teniendo en cuenta el uso de agua del cultivo sobre el rendimiento de este. Para el 2018, Conalgodón reportó que las importaciones más grandes provenían de la India por lo que se tomó como referencia este país para calcular la huella hídrica verde de importaciones. Para conocer el rendimiento del cultivo, se utilizó información de Conalgodón para el caso colombiano, y para el caso de importaciones, información de FAOSTAT (Ver tabla 5). Tabla 5. Huella Hídrica Verde HUELLA HIDRICA VERDE OBTENCIÓN DE MATERIAS PRIMAS USO DE AGUA (m3/ha) RENDIMIENTO DEL CULTIVO (t/ha) Colombia 25,071 2.2 India 10,000 1.1 Finalmente, para la huella gris (Ecuación 4) se utilizaron las 2 categorías de productos químicos descritas en el análisis de inventario (Tabla 10). Para tintes se identificó la concentración de metales pesados más comunes en estos productos (Liang et al., 2013) y el volumen de “Colorantes para textiles” (Compra de Materias Primas DANE, 2018). Para blanqueadores la gran mayoría se encuentran dentro de esta categoría: “Productos auxiliares n.c.p. para textiles y tintorería”, sin embargo, el nivel de detalle de la encuesta no permite evidenciar de manera clara el volumen de blanqueadores por lo que utilizo la mitad del valor reportado (DANE, 2018). Y para conocer la carga del contaminante se utilizó el caudal de los ríos más importantes para cada uno de los centros de producción (Río Bogotá, Río Aburra, Río Cali). Para conocer la concentración máxima permitida (Cmax) por la autoridad ambiental en Colombia, se utilizó la Resolución No. 0631 “Por la cual se establecen los parámetros y valores límites y máximos permisibles en los vertimientos puntuales a cuerpos de agua superficiales y a los sistemas de alcantarillado público y se dictan otras disposiciones” (MADS, 2015). Para Concentración natural (Cnat) se utilizó el reporte de la red de calidad del agua boletín de calidad hídrica (CAR, 2017 25 En el caso de huella ecológica se trabajó detalladamente con la “Guía de trabajo para las cuentas nacionales de la huella” (Lin, D. Lin, L. Hanscom, J. Martindill et al., 2018) proporcionada por Global Footprint Network. La guía permitió establecer una huella de consumo (Ecuación 1), involucrando factores relevantes de producción, importaciones y exportaciones del sector. Para esta investigación solo fueron pertinentes dos de las seis categorías que la huella ecológica considera para su cálculo. En este caso se evaluó huella ecológica de cultivos y huella ecológica de carbono. Tabla 6. Huella Cultivos de producción (EFp) Cultivos EFp Producción (t/año) Rendimiento IYF EQF EFp (gha) ALGODÓN 34,807 2.2 1.46 2.52 281,736 Para calcular la huella ecológica de producción de cultivos (EFp) (Ver Tabla 6)) se utilizó la producción de algodón y el rendimiento de este cultivo (Agronet, 2018), nuevamente producción de algodón en el 2018, el rendimiento del cultivo y algunos Factores de Equivalencia para Colombia propuestos por GFN. Para la Huella ecológica de importaciones (EFi) se utilizó nuevamente los datos proporcionados por el SIEX y FAOSTAT, los cuales permitieron conocer la producción y rendimiento del cultivo. Para la Huella Ecológica de Exportaciones (EFe) se tomó como referencia el país a donde más importaciones de materias primas se realizaron en el 2018: Ecuador y así poder realizar los cálculos correspondientes (Ver Tabla 7). Una vez obtenidos estos valores se procedió a utilizar la fórmula de huella ecológica de consumo (Ecuación 1) para conocer la huella asociada a los cultivos (EFc). Tabla 7. Huella Cultivos de Importaciones y Exportaciones (EFi-Efe) Cultivos EFi_EFe Producción (t/año) Rendimiento IYF EQF EFiEFe (gha) Importación INDIA 125,507 1.1 1.022 2.52 293,851 Exportación ECUADOR 1,778 2.2 1.46 2.52 2,981 Para obtener los valores de huella ecológica de carbono se utilizaron las toneladas métricas de CO2 reportadas en el análisis de inventario (Tabla 11, Tabla 12 y Tabla 13) para cada uno de los procesos. Estos valores fueron multiplicados por los factores de rendimiento calculados por GFN para Colombia 2016, permitiendo conocer la huella ecológica de producción (EFp) (Ver tabla 8). Luego, se calculó Huella Ecológica de Importaciones (EFi) y Huella Ecológica de Exportaciones (EFe) para poder obtener la Huella ecológica de consumo (EFc) (VerEcuación 1, Tabla 9). Tabla 8. Huella Carbono de Producción (EFp) Producción Producción (MtCO2 año) Rendimiento IYF EQF EFp (gha) Obtención de Materias primas 250 2.68 1 1.29 120,34 26 Procesos de Manufactura 589,713 2.68 1 1.29 283,854 Uso y Disposición final 3,243 2.68 1 1.29 1,561 Total 285,536 Tabla 9. Huella Carbono Importaciones y Exportaciones carbon_EFi_EFe Imports CO2 (MtCO2 año) Exports CO2 MtCO2 año Carbon Intensity EFi (gha) EFe (gha) Obtención de Materias primas 5,107 11 0.72 3,677 7,92 Procesos de Manufactura 1.,541 272 0.72 1.110 195,84 Total 4,787 204 7. Resultados El análisis de inventario (Tabla 10, Tabla 11, Tabla 12 y Tabla 13) permitió evidenciar las materias primas, insumos, productos y servicios requeridos por el sector textil confección colombiano en el 2018. Estos resultados permitieron realizar una aproximación de evaluación de huella ecológica sectorial y así poder evaluar el impacto ambiental del sector. Así mismo, con el fin de identificar en qué etapas o componentes, el sector debe realizar mayores esfuerzos para reducir los impactos ambientales generados. En la etapa de obtención de materias primas para el componente agua, fue metodológicamente imposible calcular el agua consumida para la elaboración de fibras naturales y fibras sintéticas, debido a la falta de información y la complejidad de estos procesos. Tabla 10. Análisis de Inventario MATERIAS/ PROCESOS FIBRAS NATURALES FIBRAS SINTÉTICAS ALGODÓN LANA Y OTRAS FIBRAS VEGETALES POLIÉSTER, NAILON, ACRÍLICAS, ETC. OBTENCIÓN DE MATERIAS PRIMAS Agua (m3) 432,086,400 - PROCESOS DE MANUFACTUR A Fibras e hilados (t) 214,076 523 213,413 Tejidos (km) 595,041 3,041 944,919 Artículos (n) 6,605,538 - 252,235,841 Tintes (L) 4,307,517 Blanqueadores (L) 8,789,108 Detergentes (L) 3,518,727 Agua (m3) 21,502,900 27 Plásticos (n) 33,890,241 Desechos de materias (t) 566 18 3,653 USO Y DISPOSICIÓN FINAL Desechos de producto (t) 435,849 Detergentes (L) 195,120,000 Agua (m3) 58,067,712 Nota: Los valores incluidos en la tabla corresponden a los totales nacionales para Colombia en el año de 2018. Cálculos del autor con base en las fuentes citadas en la metodología. Tabla 11. Análisis de Inventario (Obtención de Materias primas) OBTENCIÓN DE MATERIAS PRIMAS ACPM (gal) FIBRAS NATURALES FIBRAS SINTÉTICAS IMPORTACIONES EXPORTACIONE S 4,680 23,504 TRANSPORTE INTERNACIONAL TRANSPORT E INTERNO TRANSPORTE INTERNO Marítimo Terrestre 60,491 1,269 574,632 429,255 EMISIONES (Tm CO2) 41 209 5,107 3,815 538 11 Nota: Los valores incluidos en la tabla corresponden a los totales nacionales para Colombia en el año de 2018. Cálculos del autor con base en las fuentes citadas en la metodología. Tabla 12. Análisis de Inventario (Procesos de Manufactura) PROCESOS DE MANUFACTURA Diesel Oil (gal) 102,669 IMPORTACIONES EXPORTACIONES Gasolina (gal) 36,873 TRANSPORTE INTERNACIONAL (gal) TRANSPORT E INTERNO (gal) TRANSPORTE INTERNO (gal) Querosén (gal 26,448 Marítimo Terrestre 14,190 30,586 Gas Natural (m3) 75,095,522 173,423 30,161 Carbón Mineral (t) 188,649 Energía consumida kWh 802,447,48 6 EMISIONES (Tm CO2) 589,713 1,541 268 126 272 Fuente: Cálculos del autor con base en las fuentes citadas en la metodología. 28 Nota: Los valores incluidos en la tabla corresponden a los totales nacionales para Colombia en el año de 2018. Tabla 13. Análisis de Inventario (Uso y Disposición final) USO Y DISPOSICIÓN FINAL ACPM (gal) 364.971 EMISIONES (Tm CO2) 3.243 Fuente: Cálculos del autor con base en las fuentes citadas en la metodología. Nota: Los valores incluidos en la tabla corresponden a los totales nacionales para Colombia en el año de 2018. Tabla 14. Resumen Indicadores Calculados Indicador Total (gha) Huella ecológica Carbono 290,119 Cultivos 578,568 868,686 Indicador Total (m3) Huella hídrica Azul Procesos de Manufactura 26,714,302 Uso y Disposición - Verde Colombia 45,583,761 India 984,173 Gris Bogotá 86 Medellín 118 Cali 16 Fuente: Cálculos del autor con base en las fuentes citadas en la metodología. 7.1 Huella Hídrica Azul De acuerdo con la metodología propuesta por WFN, la huella hídrica azul se compone de la sumatoria de: Agua evaporada, Agua extraída y Flujo de Retorno; elementos descritos en la metodología. Huella Azul, Procesos de Manufactura= 1,232,400 + 12,000,000+ 13,481,902 (2) Huella Azul, Procesos de Manufactura= 26,714,302 m3 (2) Demanda Hídrica, Uso y Disposición Final= 58,067,712 m3 7.2 Huella Hídrica Verde 29 De acuerdo con la metodología propuesta por WFN, la huella hídrica verde se compone del volumen de agua requerida para producir una tonelada de algodón sobre el rendimiento del cultivo, elementos descritos en la metodología. 𝐻𝑢𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑉𝑒𝑟𝑑𝑒, 𝑎𝑙𝑔𝑜𝑑ó𝑛 𝐶𝑜𝑙𝑜𝑚𝑏𝑖𝑎 = 25,071 2.2 = 11.396 m3 /ton (3) 𝐻𝑢𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑉𝑒𝑟𝑑𝑒, 𝑎𝑙𝑔𝑜𝑑ó𝑛 𝐼𝑛𝑑𝑖𝑎 = 10,000 1.1 = 9.091 m3/ton (3) 7.3 Huella Hídrica Gris Para huella hídrica gris (Tabla 15) se presentan los cálculos para este indicador, teniendo en cuenta tres metales pesados (Cr, Ni, Zn) utilizados en tintes y cloruros presentes en blanqueadores. La evaluación de huella hídrica gris se realizó para las 3 ciudades principales de la industria textil-confección, en donde se evidenció que Cali es la ciudad con mayor huella hídrica gris; al día se necesitan 1,676 litros de agua para diluir dichos contaminantes, puesto que su caudal es el más pequeño en volumen. Tabla 15. Huella Hídrica Gris Fuente: Cálculos del autor con base en las fuentes citadas en la metodología. Nota: Los valores incluidos en la tabla corresponden a los totales nacionales para Colombia en el año 2018. 7.4 Huella ecológica Iones y Metales Carga del Contaminante (kg/día) Concentración Máxima (mg/L) Concentración Natural (mg/L) Concentración del Contaminante (mg/L) Volumen Caudal (L/s) Factor de conversión HHGB (L/día) HHGB (L/año) Cromo 58 0,5 0,1 245 146 53.118 Niquel 20 0,5 0,01 82,8 40 14.655 Zinc 149 3 0 625 50 18.068 Cloruros 1.069 1.200 50 4500 0,9 339 Total 236 86.180 Iones y Metales Carga del Contaminante (kg/día) Concentración Máxima (mg/L) Concentración Natural (mg/L) Concentración del Contaminante (mg/L) Volumen Caudal (L/s) Factor de conversión HHGM (L/día) HHGM (L/año) Cromo 79 0,5 0,1 245 198 72.434 Niquel 27 0,5 0,01 82,8 55 19.984 Zinc 203 3 0 625 68 24.638 Cloruros 1.458 1.200 50 4500 1,3 463 Total 322 117.518 Iones y Metales Carga del Contaminante (kg/día) Concentración Máxima (mg/L) Concentración Natural (mg/L) Concentración del Contaminante (mg/L) Volumen Caudal (L/s) Factor de conversión HHGC (L/día) HHGC (L/año) Cromo 11 0,5 0,1 245 26 9.658 Niquel 4 0,5 0,01 82,8 7 2.664 Zinc 27 3 0 625 9 3.285 Cloruros 194 1.200 50 4500 0,2 62 Total 43 15.669 4000 0,0864 0,0864 0,086422000
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