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2018 Antropología Cultural • 21
kobie
ARTÍCULOS
Bilbao 2018 KOBIE • Serie Antropología Cultural • 21
ANTROPOLOGÍA CULTURAL 21 Bilbao 2018
ARGITARAZLEA - EDITOR
Revista KOBIE
Kultura Ondarearen Zerbitzua. 
Bizkaiko Foru Aldundia 
Servicio de Patrimonio Cultural. 
Diputación Foral de Bizkaia
María Díaz de Haro, 11 - 6ª planta. 
48013 Bilbao (Bizkaia)
e-mail: kobie@bizkaia.net
Teléfonos 
Intercambio: 0034.94.4067723 
Coordinador: 0034.94.4066957
ZUZENDARIA - DIRECTOR
Andoni Iturbe Amorebieta
IDAZLARITZA KONTSEILUA - CONSEJO DE REDACCIÓN - REDACTION COMMISION
Julen Erostegi Esturo
Iñaki García Camino
Andoni Iturbe Amorebieta
Mikel Unzueta Portilla
BATZORDE ZIENTIFIKOA - COMITÉ CIENTÍFICO - EDITORIAL ADVISORY BOARD
Michel Duvert (Universidad Victor Ségalen, Burdeos 2) 
Kepa Fdez. de Larrinoa (Universidad Pública de Navarra, Pamplona)
Fco. Javier González de Durana (Universidad UPV/EHU, Bilbao)
José Ignacio Homobono Martínez (Universidad UPV/EHU, Bilbao)
Josetxu Martínez Montoya (Universidad Deusto, Bilbao)
Juan Antonio Rubio Ardanaz (Universidad Extremadura)
Teresa del Valle Murga (Universidad UPV/EHU, San Sebastián)
KOORDINATZAILEA - COORDINADOR - MANAGING EDITOR
Mikel Unzueta Portilla
KOBIE DIGITALA - KOBIE DIGITAL - DIGITAL KOBIE
Kobie aldizkariaren (1969-2018) sail eta edizio monografiko guztiak eskura daude helbide honetan: 
http://www.bizkaia.eus/kobie
La Revista Kobie (1969-2018) puede ser consultada, en todas sus series y ediciones monográficas, 
acudiendo a la dirección: http://www.bizkaia.eus/kobie
All series and monographic editions of Kobie Magazine (1969-2018) can be looked ur in the 
following e-mail address: http://www.bizkaia.eus/kobie
Portada: Romeria de la Magdalena (La Arboleda). Autor: José Ignacio Homobono Martínez
Publicación de carácter anual.
Depósito Legal: 
BI-1340 - 1970
ISBN: 
978-84-7752-470-X.
Título clave: 
KOBIE
ISSN: 
0214 - 7971
FOTOCOMPOSICIÓN E IMPRESIÓN:
Flash Composition SL
www.flashcomposition.com
SUMARIO
IN MEMORIA: ENRIKE IBABE ORTIZ ............................................................................................................................... 5
PERIPLOS, TRANSCURSOS Y PROGRESIONES ANTROPOLÓGICAS: EL COMPROMISO Y LA BÚSQUEDA DE 
CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE KOBIE. ANTROPOLOGÍA CULTURAL (1969-2019)
POR JUAN ANTONIO RUBIO-ARDANAZ .......................................................................................................................................... 7
ROMERÍA Y FIESTAS DE LA MAGDALENA EN URÁLLAGA (GALDAMES) Y EN LA ARBOLEDA: EXALTACIÓN DE LAS 
IDENTIDADES LOCAL Y MINERA
POR JOSÉ IGNACIO HOMOBONO MARTÍNEZ .................................................................................................................................. 17
ARANTZAZU Y LA NECESIDAD DE PAISAJE: UNA ALEGORÍA DEL PENSAMIENTO. 
POR GENOVEVA LINAZA VIVANCO ................................................................................................................................................ 63
LA OTREDAD PAGANA: ENTRE LA ASIMILACIÓN Y LA RESISTENCIA CULTURAL
POR FÉLIX LETURIA IBARRONDO ................................................................................................................................................... 75
LOS BOLOS A KATXETE EN BARAKALDO Y EN LA ZONA MINEROFABRIL (1865-2018). II
POR JOSÉ IGNACIO HOMOBONO MARTÍNEZ .................................................................................................................................. 89
HOYAS HUMIZAS Y AHOGADIZAS. A PROPÓSITO DE LAS DIVERSAS TRADICIONES CULTURALES DEL CARBONEO DE LA 
MADERA EN LOS MONTES CÁNTABROS
POR MANUEL GARCÍA ALONSO ..................................................................................................................................................... 97
UN PORTILLO EN EL MURO. CONFLICTOS DE PODER EN TORNO A LA FUNDACIÓN DE LA CALLE BIDEBARRIETA 
DE BILBAO EN 1491
POR JAVIER ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ Y ENRIQUETA SESMERO CUTANDA ........................................................................................ 113
LAS ESTELAS MEDIEVALES DEL MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE BUJEDO DE JUARROS (BURGOS)
CAMPILLO CUEVA, JACINTO .......................................................................................................................................................... 127
IN MEMORIA: ENRIKE IBABE ORTIZ
(Bilbao, 9 noviembre 1935 – 12 octubre 2015)
En octubre de 2015 falleció en Bilbao el infatigable etnógrafo e investigador Enrike Ibabe, miembro del Comité Científico de la revista 
Kobie y uno de sus más asiduos colaboradores de las últimas décadas. 
A pesar de haber nacido y haberse criado en la Gran Vía bilbaína, donde sus padres regentaban una pensión, Enrike Ibabe sólo se 
sentía en su plenitud cuando recorría los senderos solitarios y las verdes montañas de Euskal Herria. El origen de su afición montañera se 
remontaba a los años de su adolescencia en la posguerra: a las excursiones dominicales con los amigos del colegio de La Salle - Santiago 
Apóstol y a las vacaciones de verano en el caserío Ibabe, en la ladera sur del Tellamendi, en el valle de Aramaio. En la montaña vasca des-
cubrió lo mejor de su vida. En una de aquellas excursiones en cuadrilla a Gorbeia conoció a Juana Lujanbio, su compañera y colaboradora 
hasta el final de sus días; mientras que en las estancias ocasionales en el caserío familiar, acompañando a su tío Domingo con los rebaños 
por las faldas de Orisol, se despertó su amor por la vida y la cultura tradicional vasca, una pasión que no le abandonaría nunca.
Con su amigo del colegio, Pedro Aurtenetxe, entró a trabajar como creativo en la agencia de comunicación y publicidad Aurman y obtu-
vo una graduación como técnico de publicidad. Fueron sus únicos estudios con titulación oficial. En todas las múltiples materias que llegó a 
dominar como investigador fue siempre un autodidacta que se movía lejos de los mohosos círculos académicos del franquismo, en los que 
no había cabida para los temas que a él verdaderamente le interesaban: preservar la cultura material y registrar las formas de vida de quie-
nes denominaba “los antepasados”, que veía extinguirse 
irremediablemente ante sus ojos. 
Sus referentes para la misión de rescate cultural que se 
autoimpuso fueron los dos grandes antropólogos vascos del 
siglo XX: Jose Miguel de Barandiaran y Julio Caro Baroja, 
aunque admiraba también el fogoso impulso de Jorge Oteiza. 
Logró reunir una excelente biblioteca especializada y una 
notable colección de objetos irrepetibles de alto valor etno-
gráfico, pero no tuvo verdaderos maestros, ni tampoco ha 
dejado discípulos que dieran continuidad a su trabajo, a pesar 
de que lo intentó con la creación del grupo cultural Laratzu de 
Dima. Fue, sobre todo, un gran investigador de campo: un 
testigo melancólico y solitario de la desaparición de un 
mundo al que amaba profundamente.
Sus investigaciones, que al principio documentaba con 
miles de imágenes fotográficas y que en la etapa final calcaba 
minuciosamente a línea sobre una mesa de luz -como puede 
comprobarse en números anteriores de esta revista- abarca-
ron una amplia variedad de temas de la cultura tradicional 
vasca. Desde aspectos más tópicos y frecuentados, como el caserío vasco o el modesto arte románico vizcaíno, hasta áreas del conocimien-
to vírgenes que exploró como un auténtico pionero, tales como el estudio de la cerámica y los alfares populares, o las construcciones pas-
toriles. Son áreas en las que su enorme esfuerzo de registro y documentación le convierten en la primera referencia del país. Y es que hay 
temas de la etnografía vasca que podrían parecer marginales, como por ejemplo el uso de las raquetas de nieve de los pastores, pero que 
si no fuera por Enrike Ibabe probablemente se habrían borrado para siempre de nuestra memoria.
Uno de los pesares de Enrike Ibabe fue el no haber llegado nunca a dominarla lengua vasca. Era absolutamente pro-euskaldun y su 
compromiso personal con el euskera se materializó colaborando con iniciativas de enorme resonancia pública, como la invención de la 
“Korrika” o del festival “Bai Euskarari!”. Como en muchas de las actuaciones de su vida, la intervención de Enrike Ibabe fue esforzada y 
responsable, pero también discreta, gratuita y desinteresada.
Era una persona que amaba intensamente a Euskal Herria, y que se propuso actuar de manera consecuente con este amor, dedicando 
tenazmente su vida a rescatar fragmentos de la cultura tradicional vasca del inevitable naufragio del tiempo. Al final, solo pedía disponer de 
un par de semanas más, para regresar a la sierra de Andia y así poder finalizar un trabajo que tenía por terminar.
Deusto, a 30 de noviembre de 2019
Alberto Santana Ezkerra.
PERIPLOS, TRANSCURSOS Y PROGRESIONES ANTROPOLÓGICAS: 
EL COMPROMISO Y LA BÚSQUEDA DE CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE KOBIE. ANTROPOLOGÍA CULTURAL (1969-2019) 7
Serie AntropologíA CulturAl nº21.
BizkAiko Foru AldundiA-diputACión ForAl de BizkAiA. 
Año 2018. BilBAo. iSSn 0214-7971 ko
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koBie Serie AntropologíA CulturAl, nº 21: 7-16
Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia
Bilbao - 2018
ISSN 0214-7971
PERIPLOS, TRANSCURSOS Y PROGRESIONES 
ANTROPOLÓGICAS: EL COMPROMISO Y LA 
BÚSQUEDA DE CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE 
KOBIE. ANTROPOLOGÍA CULTURAL (1969-2019)
Juan Antonio Rubio-Ardanaz1
1 Universidad de Extremadura. Departamento de Psicología y Antropología. Avda. de la Universidad, s/n. 10071 Cáceres. rubioardanaz@gmx.es
JUAN ANTONIO RUBIO-ARDANAZ8
Serie AntropologíA CulturAl nº21.
BizkAiko Foru AldundiA-diputACión ForAl de BizkAiA. 
Año 2018. BilBAo. iSSn 0214-7971ko
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mente descriptiva, plasmando evidencias culturales consideradas 
generalmente de raíz ‹tradicional›. 
A este interés y tendencia le acompaña otra situación, confor-
mada a partir del momento en el que se institucionaliza la antro-
pología en la Universidad del País Vasco. Kobie servirá junto a 
otros, como órgano de publicación periódica científica, ofreciendo 
información actualizada sobre una parte importante del estado de 
la incipiente investigación académica, así como del marco de dis-
cusión teórico antropológico ahora emergente. En este otro ‹segun-
do periplo› destaca sobre todo la atención dedicada a la antropo-
logía del género, opción no obstante acompañada de otros intere-
ses por parte de otros universitarios, profesores e investigadores. 
Junto a estos dos trayectos generales —uno de tradición cul-
turalista y otro algo más actualizado e institucionalizado universi-
tariamente— hacia los que se ha ido proyectando la labor antro-
pológica, por una vía distinta irán entrando en escena estudios de 
investigadores con una mayor amplitud de miras. Esto en parte, 
debido a una formación académica más consistente, con tesis 
doctorales realizadas en universidades extranjeras de demostrado 
prestigio en el campo de la antropología social y cultural (Francia, 
Canadá, Inglaterra), representando reflexiones teóricas más consis-
tentes y actualizadas, y mostrando una tendencia temática más 
ambiciosa, así como con una mayor independencia institucional. 
Fruto del camino abierto hasta aquí, el panorama de la investiga-
ción antropológica se irá ampliando progresivamente con la entra-
da de nuevos investigadores, algunos discípulos en un principio y 
luego colaboradores de los anteriores.
Distinguir estos tres ‹periplos› o trayectorias es cuando menos 
un esfuerzo de síntesis en torno al transcurso general efectuado a 
través de las páginas de Kobie, gracias a sus más de ochenta firmas 
que avalan los trabajos publicados4. Pretendemos saber en qué 
punto estamos, hasta dónde hemos llegado, para plantear en su 
caso hacia dónde deberíamos caminar, sin perder de vista la perti-
nente puesta en valor de la reflexión que puede seguir aportando 
4 Entre ellas encontramos a Antxon Aguirre Sorondo, Rosa Andrieu Sanz, 
Sonia Aníbarro Sánchez, José Miguel Apaolaza Beraza, Francisca Arbe 
Mateo, Pedro Argandoña Otxandorena, Abel Ariznabarreta Zubero, Iñaki 
Arrieta Urtizberea, Antton Azkona, Jesús Azkona Mauleón, Xemartin 
Bachoc, Rafael Barroso Cabrera, Amaia Basterretxea Moreno, Nieves 
Basurto Ferro, Margaret Bullen, Jacinto Campillo Cueva, Nuria Cano Suñén, 
Ana Diego, Mª Carmen Díez Mintegui, Michel Duvert, Feli Echeberria 
Sagastume, Maribel Egizabal Suárez, Javier Enríquez Fernández, Anton 
Erkoreka, Marta Escolá Martínez, Mari Luz Esteban, Virgilio Fernández 
Acebo, Ixone Fernández de Labastida Medina, Kepa Fernández de Larrinoa, 
Luis Garagalza, Nestor de Goikoetxea y Araluze, Olatz González Abrisketa, 
José Luis González Arpide, Juan Carlos González Astorga, Joaquín 
González Echegaray, Armando Graña García, Jone Miren Hemández 
García, Mara Herrero, José Ignacio Homobono, Enrike lbabe Ortiz, José Luis 
Ibarra Álvarez, José Iturrate, Femando Juárez Urquijo, María Rosario 
Lanzagorta Diego, Amaia Lekerikabeaskoa Gaztañaga, Félix Leturia 
Ibarrondo, Júaco López Alvarez, Raúl López Ekai, Mario López Recio, Mª 
Juana Lujanbio, Mª Luisa Lujanbio, Josetxu Martínez Montoya, Antxoka 
Martínez Velasco, Jorge Morin de Pablos, Blanca Muñoz López, Félix 
Murga, Mikel Neira Zubieta, Ernesto Nolte y Aramburu, Andrés Ortiz-Osés, 
Mª Jesús Pacho Fernández, Maite Paliza Monduate, Fray Mª Patricio Guerin, 
Pío Pérez Aldasoro, Carmen Pérez Martínez, Mikel Prieto Gil de San 
Vicente, Mª Carmen Prieto Maña, Juan Antonio Rubio-Ardanaz, Fernando 
Sánchez Hidalgo, José Ignacio San Vicente González de Aspuru, Joseba 
Iñaki Sobrino Aranzabe, José Luis Solaun Bustinza, Maribel Suárez 
Egizabal, Teresa del Valle Murga, Karmele Vázquez Antón, Kepa Velasco, 
Isusko Vivas Ziarrusta, Mª José Zabala Altube, Lydia Zapata Peña, Zefe 
Ziarrusta, Arantza Zubizarreta García y Claudia Zudaire Huarte. 
Respondiendo a necesidades propias de un ambiente científico 
en el que habían ido adquiriendo una remarcable importancia 
disciplinas como la prehistoria, la arqueología y la paleoantropolo-
gía, en 1969, iniciaba su recorrido Kobie. Ocurre en un contexto, 
marcado por una comprometida consideración e importancia hacia 
el estudio y la investigación, en el que irá tomando cuerpo un 
interés más específico por la cultura, en tanto que cualidad inhe-
rente para la propia existencia colectiva y social. De esta forma, 
adquiere su razón de ser una ‹serie› específica que responderá al 
parágrafo de la Antropología Cultural. A partir de 1987 pues, se 
presta una atención más puntual hacia nuestra disciplina, que con 
el transcurso de los años llega hasta nosotros, traducida en un 
abanico de aportaciones en el que se han ido incorporando desde 
diversos paradigmas, intereses temáticos contextualizados princi-
palmente en el marco de la realidad cultural y social vasca.
En este ambiente, Kobie (Serie Antropología Cultural), nos 
permite acercarnos a un elenco amplio de manifestaciones, situa-
ciones y expresiones configuradas en el seno de una cultura próxi-
ma2. Son aspectos que componen de forma puntual maneras pro-
pias, constructos distintivos, sistematizaciones y situaciones más o 
menos específicas que podemos ubicar dentro del cuadro de la 
sociedad y cultura local3. Cuestiones temáticas que han preocupa-
do a los investigadores principalmente en función, o bien de su 
‹particularidad cultural›, o bien por su ubicación, funcionalidad e 
incidencia sociocultural. Puzle objeto de atención antropológica, 
que coincide con esferas también distintivas y propias de la fisiono-
mía del país, compuesta por lo rural y propio de la montaña, lo 
minero e industrial, lo marítimo-costero y arrantzale, y lo urbano. 
Los tres últimos en un principio, menos propiciados por la investi-
gación pero que irán ocupando paulatinamente un mayor espacio 
y atención.
Los trabajos que van a ir publicándose en el transcurso de los 
años en la revista, no van a diferir del panorama teórico urdido 
históricamente en el seno de la ‹antropología vasca›.Y tampoco 
verán la luz siguiendo un orden lineal y cronológico, sino de forma 
solapada, aunque marcando claramente tendencias y opciones 
teóricas generales. Y si nos fijamos en sus distintos ‹periplos›, en 
primer lugar veremos el importante espacio concedido a una con-
sideración de la cultura como determinante particular de la reali-
dad social, donde la influencia de José Miguel Barandiarán ha ido 
dejando su impronta y ocupando un lugar considerable entre las 
páginas de Kobie. Como vamos a ver contamos en este sentido con 
una buena representación de trabajos y artículos tendentes a la 
minuciosidad y el detalle, recurriendo a una etnografía primordial-
2 La Serie Antropología, se complementa monográficamente con la Serie 
Anejos habiéndose publicado los siguientes títulos y números de contenido 
antropológico: Isusko Vivas Ziarrusta, Bilbao. Regeneración de la ciudad 
postindustrial. Urbanismo, arquitectura y mobiliario en la nueva metrópoli, 
nº 7, 2004; Ingrid Kuschick & Raphaël Parejo-Coudert, Etnografía de la 
zona minera vizcaína. Fuentes orales y tradiciones musicales, nº 10, 2009; 
Paisajes culturales de Busturialdea: procesos, tensiones y derivas, nº14, 
2015.
3 Vienen a completar este cuadro, aportaciones correspondientes a otras 
áreas culturales, realizadas en Cantabria (Lobos de Sardanda, Picos de 
Europa-Andara, Corrales de Buelna, Arenas de Iguña, Santander, Reinosa, 
Vega de Pas), Burgos (Burgos, Bercedo Páramo de Bricia, Orbaneja del 
Castillo, Cuatro Ríos, Pineda de la Sierra), Asturias (Somiedo, Braña de la 
Mesa, Braña de Sousas, Urria, Saliencia), Huesca (Jaca, Valle de Tena) y 
León.
PERIPLOS, TRANSCURSOS Y PROGRESIONES ANTROPOLÓGICAS: 
EL COMPROMISO Y LA BÚSQUEDA DE CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE KOBIE. ANTROPOLOGÍA CULTURAL (1969-2019) 9
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ritos que han formado parte de su historia (Antiguo Valle de Dierri, 
Navarra). Aunque cada vez más en desuso, junto a la precisión 
descriptiva, es remarcable el atractivo despertado por las funciones 
de carácter ritual, constatadas en torno a algunas de las estelas 
discoidales estudiadas. 
Enmarcado en este mismo paradigma culturalista, contamos 
con otros autores que se han preocupado más expresamente por 
las prácticas rituales y el mundo simbólico. Al respecto por ejemplo, 
Anton Erkoreka se detiene ante las formas de tratar y pensar tradi-
cionalmente la fertilidad y la sexualidad a través de ritos, tanto en 
santuarios cristianos como más allá de este marco, donde com-
prueba cómo han perdurado usos, creencias y prácticas de tipo 
naturalista, claramente diferenciados de las formas de pensar, 
propias de una sociedad industrializada (1991). Con esta misma 
intención, dirigida a constatar antiguos aspectos culturales, se 
denota por parte de este mismo investigador un interés en correla-
cionar leyendas y topónimos con la mitología del país (1988).
Junto a esta predilección por la ‹cultura tradicional›, aparece 
una orientación ‹etnohistórica› a la hora de presentar e inventariar 
elementos de ‹cultura material›, como es el caso de los leguarios 
de caminos («Camino Real de Burgos a Bercedo», «Camino Real 
de Bilbao a Valmaseda», «Camino Real de Santander a Reinosa») 
y de algunas carreteras de Bizkaia, ante los que se detiene también 
Ernesto Nolte y Aramburu (1991, 2001-2003, 2004-2005). Esta 
predilección hacia los caminos reales aparece por otra parte, desde 
una ‹consideración patrimonial›, en referencia no solo a los ele-
mentos que han podido perdurar, sino de su evolución en tanto que 
elementos vivos. El estudio de sus modificaciones puede ser útil 
para preservarlos del riesgo de pérdida patrimonial, de ahí el inte-
rés por los cambios en el tiempo de este tipo de redes viarias. Con 
esta proyección, Amaia Basterretxea Moreno y Sonia Aníbarro 
Sánchez (2010), estudian el «Camino Real de Durango a Bilbao» 
(calzada de Galdakao y sus cambios entre el siglo XVI y el XVIII). 
Entre otros y también desde una perspectiva etnohistórica, conta-
mos con Michel Duvert y Xemartin Bachoc (1990, 2004-2005), 
quienes muestran un claro interés por los modos de ocupación de 
los espacios y de las formas de poblamiento rural (agrícola versus 
ganadero) en Iparralde, tratando de comprender los modos de 
habitación y sus orígenes.
A la minuciosidad etnográfica de los autores referidos, se suma 
la desarrollada por grupos de investigación capaces de acceder a 
informantes conocedores de costumbres y experiencias práctica-
mente desaparecidas. Es el caso de Laratzu Taldea6 encargado de 
sacar a la luz en Dima (Bizkaia), las técnicas e instrumental para el 
hilado de la lana, y el sembrado y transformación del lino en fun-
ción de su tejido (1984), la elaboración de útiles y muebles como 
cestos y sillas (1984), la gobernanza en la localidad durante el siglo 
XIX (1984), creencias, devociones y costumbres religiosas (1987), 
la molinería y su relación con la economía tradicional (1994-1996), 
y las funciones socioeconómicas de los «montes-sel» (tradicional-
mente destinados a pastizal) (1997-1998). Más allá de esta locali-
6 Grupo de investigación compuesto por: Abel Ariznabarreta, Jesus M. 
Ariznabarreta, Juan María Arrizabalaga, Alberto Artabe, Inmaculada 
Artabe, Asen Atutxa, Gotzon Aurrekoetxea, Manuel Aurrekoetxea, Roberto 
Hormaetxea, Ana Ibabe, Enrique lbabe, Karmele lbarra, Pedro Iza, María 
Juana Lujanbio, María Luisa Lujanbio, Nerea Ozerin, Ana Sarasketa, Kepa 
Velasco. Zefe Ziarrusta.
la investigación ante los retos propios de este siglo XXI. Esto ante 
una cultura y sociedad en proceso de cambio continuo, donde no 
deberíamos dejar de lado la oportunidad de seguir reflexionando e 
interpretando, recurriendo a los parámetros y herramientas del 
acercamiento y labor etnográficos, y componiendo eso que llama-
mos ‹conocimiento› desde esta nuestra disciplina antropológica.
1. PRIMER PERIPLO: PRESENCIA Y EXISTENCIA 
HISTÓRICA CULTURAL, OBJETO A 
DESCRIBIR, INVENTARIAR Y MOSTRAR
Este repaso a través de Kobie se convierte en una reflexión 
sobre nuestras posiciones y nuestras aportaciones en tanto que 
antropólogos y antropólogas, en cuyo ordenamiento podemos 
empezar por ese ‹primer periplo› aludido, de un carácter peculiar-
mente ‹culturalista›. En este sentido la cultura vasca parece inscri-
birse históricamente de manera genuina, igual que ocurrirá con el 
resto de culturas, componiendo entre todas la amplia diversidad 
cultural existente. Interesa por lo tanto llegar hasta los aspectos 
particulares de dicha manifestación, labor emprendida por lo gene-
ral recurriendo a una etnografía descriptiva detallada y concisa. 
Esta posición aparece con gran entusiasmo por ejemplo, plas-
mada en los trabajos de Ernesto Nolte y Aramburu5, ocupado en 
dar cuenta de destacables hallazgos propios del mundo rural viz-
caíno. Podemos comprobar la atención prestada a la ‹cultura 
material› mostrando elementos componentes del caserío, como 
cruces de piedra y monolitos (colocados en las zonas más altas de 
los tejados), inventariados en zonas costeras entre Getxo y 
Armintza y otras más interiores como Erandio, Sondika y Zamudio 
(1984). En esta misma línea descriptiva, estudiará estructuras, for-
mas y usos de lagares (Larrauri) (1987), estelas, así como un signi-
ficativo número de hórreos, como por ejemplo, los localizados en 
Ereño, Ajangiz y Bolibar (1987). Respecto a este tipo de construc-
ción rural, destaca la importancia dada al tipo de ornamentación 
material, dando cuenta también entre otros detalles de dataciones, 
inscripciones, discos solares, estrellas, líneas en forma de zigzag, 
espinas de peces, etcétera (1992-1993). Desde este mismo interés 
por la cultura material, este investigador dará cuenta puntual tam-
bién por ejemplo, de epígrafes, figuras humanas, fechas e incluso 
sentencias moralizantes encontradas, grabadas en tejas y ladrillos 
procedentes de torres, casas y caseríos (Zalla,Larrabetzu, Karrantza) 
(1989-1990). 
Encontramos un énfasis semejante, por inventariar, clasificar y 
censar (dibujando y fotografiando, tomando mediciones, descri-
biendo materiales...) elementos de cultura material representativos, 
en los trabajos llevados a cabo por Antxon Aguirre Sorondo y Pedro 
Argandoña Ochandorena (1991). Estos se ocupan de las estelas 
discoidales (incluyendo excepcionalmente también algunas de tipo 
tubular y cruces), señalando con precisión sus lugares de ubicación 
en el momento de su descubrimiento, así como sus posibles empla-
zamientos originales, tradiciones relacionadas con su erección, y 
5 Por otra parte y además, Ernesto Nolte y Arámburu será gran entusiasta y 
meritorio director de Kobie (Antropología Cultural) entre los años 1987 y 
2009. A partir de 2010 la revista pasará a ser gestionada por el Servicio 
de Patrimonio de la Diputación Foral de Bizkaia.
JUAN ANTONIO RUBIO-ARDANAZ10
Serie AntropologíA CulturAl nº21.
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concediendo su espacio a trabajos de autores, en su mayoría 
docentes universitarios, no vinculados a la anterior línea mayorita-
riamente ‹barandianista›. Por lo general se inscriben bajo el para-
digma del ‹funcionalismo cultural› y del ‹estructuro-funcionalismo›, 
tomando como objeto de estudio aspectos de la problemática 
social y cultural vivida en el país, principalmente étnico-identitarios, 
políticos y relacionados con la desigualdad de género. 
En este contexto Jesús Azkona Mauleón (1984) tratará de 
argumentar la existencia de una confluencia interdependiente 
entre lo político, lo «etno-antropológico» y lo artístico, en la socie-
dad vasca, aspecto reflejado en el arte pictórico de principios de los 
años treinta. Su acercamiento básicamente funcional, obvia las 
relaciones sociales que subyacen a la creatividad artística, correla-
cionándola sencillamente con el nivel político. Para ello opta por un 
cuadro explicativo cerrado en sí mismo, incapaz de profundizar en 
la raíz de las contradicciones existentes a nivel identitario, político 
y social en el momento histórico en el que se crean el tipo de 
manifestaciones artísticas estudiadas. De este modo, deja de lado 
el origen y la base estructural de la situación social en la que se 
genera la creatividad, como si todo viniese dado de antemano, 
traído por la inercia de la situación histórica, sin apenas ahondar 
en la explicación. La pintura es presentada básicamente como 
elemento funcional al servicio de la ideología política nacionalista, 
cumpliendo un rol reforzador.
Con una preocupación por la cuestión de la construcción de la 
identidad, José Miguel Apaolaza Beraza plantea una metodología 
con la que abordar «la relación entre la lengua vasca y los fenóme-
nos de etnicidad y nacionalismo» (1989-1990). Asimismo se mues-
tra interesado por la conciencia identitaria en la pequeña localidad 
alavesa de Zalduondo (1987). Al respecto, argumenta la existencia 
de un pretendido equilibrio social alcanzado a través de la capaci-
dad asociacionista de los vecinos (Asociación Cultural), resultado 
de una oposición ante la uniformidad cultural, la represión política 
y la cultura de masas. La Asociación Cultural puesta en pie se 
convierte en el máximo exponente representativo de la localidad 
fuera de ella, capacitando la ‹interacción› interior, por medio de la 
creación de «signos y símbolos en torno a las fiestas y viejas tradi-
ciones». Tomados como ´reflejo› de la «unidad y cohesión» por 
encima de los conflictos cotidianos, el autor no acierta a abrir una 
vía para una comprensión de la estructuración y la procedencia de 
la necesidad de cohesión que trata de justificar. Conformándose 
con mostrar que existe una ‹interacción› vecinal tendente al equili-
brio, deja de lado el análisis del origen del ‹conflicto social› que 
quedaría simplificado a una cuestión de ‹identidad local› supuesta-
mente estable, en palabras de Teresa del Valle Murga, gracias al 
«atractivo» y a la «magia» que implica el equilibrio conseguido, tal 
como afirma esta en el prólogo de este trabajo. José Miguel 
Apaolaza Beraza reflexionará también sobre el proceso por el que 
las ikastolas pasan a la red pública de enseñanza (2001-2003). 
Para ello hará hincapié en la dimensión política que conlleva dicho 
cambio, así como en los distintos modelos de escuela y sociedad 
propugnados por los principales agentes sociales implicados.
Estamos en los primeros años de la década de los ochenta, 
momento en el que la antropología en la universidad pública, como 
acabamos de ver, se está nutriendo de lo que podríamos llamar 
‹aprendices del funcionalismo›. Se trata de un intento por imple-
mentar el estudio antropológico pero, como muestran los trabajos 
dad vizcaína, dicho grupo se ocupará de la alfarería en el país 
(1984), el juego de bolos a katxete en la margen izquierda de 
Bizkaia (1987), las coplas y versos cantados (oles-kantak) en la 
víspera de Santa Águeda en Zeberio (1987), la conceptualización 
del espacio y su relación con la mitología en la sociedad tradicional 
(1994-1996), la utilización de raquetas de nieve (1997-1998), 
construcciones como las ericeras en los castañales vascos (1997-
1998), y las cabañas y abrigos pastoriles en el macizo del Gorbea 
(1999-2000) y Karrantza (2004-2005).
En este amplio abanico de temas se ubican otros como el 
dedicado profusamente por Nestor de Goikoetxea y Araluze a la 
toponimia vasca (1984), la caza del lobo y loberas en Araba, reali-
zado por Félix Murga (1988), la extracción de la madera para uso 
naval y construcción de remos (2001-2003) y la fabricación de 
piedras de molino en la parte alavesa del macizo del Gorbea 
(2001-2003) por parte de José Iturrate. Las leyendas y el uso hora-
rio de las peñas en el valle de Allín (Navarra),serán objeto de 
atención para Pedro Argandoña y Raúl López Ekai (2001-2003), la 
epigrafía eclesial en Villamaderne y Espejo (Araba), para Antxoka 
Martínez Velasco (2004-2005), y el uso en el fogón de piedras 
discoidales relacionadas con el culto a los antepasados en Aroz y 
Arellano (Navarra), para Pedro Argandoña Otxandorena (2006-
2007). Por su parte, con cierto aire nostálgico y con la idea de 
‹rescatar costumbres› y ‹tradiciones› antes de que desaparezcan 
totalmente, Antxon Aguirre Sorondo se hará cargo de temas tan 
dispares como el uso de limosneras, atabaka, en el ámbito religioso 
(1988), el proceso tradicional de elaboración de las formas desti-
nadas al ritual de la misa (1989-1990), la molinería en la tradición 
oral (1989-1990), la veterinaria popular (1992-1993) y las estelas 
discoidales en Araba (1999-2000). Llama la atención sobremanera 
la metahipótesis planteada por Antxoka Martínez Velasco (2001-
2003) —sin ninguna fundamentación teórica y etnográfica soste-
nible—quien argumenta la suplantación en el tiempo del culto a 
la diosa Nabia (deidad indoeuropea) por el dedicado a Santa María 
Virgen en el santuario de Angosto (Araba).
Referencias temáticas como las recogidas en los dos párrafos 
precedentes, componen un conjunto de aportaciones cuyo trata-
miento proseguirá en la misma línea teórica. Su carácter descripti-
vo continuará siendo una constante, viéndose por contra, paulati-
namente desbordado ante el evidente cambio social y cultural ante 
el cual los autores, apenas dispondrán de recursos conceptuales a 
la hora de componer y acometer su explicación. Definitivamente 
entrarán en una vía agotada, donde los esfuerzos por demostrar la 
existencia histórica y particular de la cultura y sociedad tradiciona-
les del país, deberán ir dejando paso al estudio de nuevas situacio-
nes que como vamos a ver serán objeto de interés antropológico.
2. SEGUNDO PERIPLO: LA CULTURA, 
RECEPTÁCULO DE PROBLEMÁTICAS, 
INTERRELACIONES Y SITUACIONES 
SOCIALES 
La institucionalización de la antropología en la Universidad 
Pública del País Vasco confluye en un empeño por distinguirse de 
las posiciones culturalistas preponderanteshasta ese momento, 
1979. Las páginas de Kobie serán reflejo de esta nueva situación, 
PERIPLOS, TRANSCURSOS Y PROGRESIONES ANTROPOLÓGICAS: 
EL COMPROMISO Y LA BÚSQUEDA DE CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE KOBIE. ANTROPOLOGÍA CULTURAL (1969-2019) 11
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y «memoria», en un intento por contextualizar aspectos e interven-
ciones urbanísticas producidos en dicha ciudad.
Sin alejarse de los paradigmas indicados, nuevamente José 
Miguel Apaolaza Beraza (1994-1996), plantea una reflexión, tam-
bién a nivel prácticamente teórico, sobre las categorías de espacio 
y tiempo aplicados a la juventud. Para este profesor —pertenecien-
te, igual que los anteriores, al mismo departamento universitario de 
antropología— por medio de dichos conceptos, nos acercaríamos 
a las características que definen los grupos de jóvenes en sus dife-
rentes contextos. El espacio y el tiempo son considerados ahora 
como dimensiones fundamentales en las que tiene lugar y se 
caracteriza la praxis sociopolítica, económica y cultural. 
2.1. La situación de la mujer y las desigualdades de 
género en el seno de la cultura y sociedad 
vasca
Completando este panorama y contextualización y sin salirnos 
de este ‹segundo periplo›, Kobie se hace eco de la preocupación 
antropológica por la situación de las mujeres en el país. En sus 
páginas irán apareciendo aportaciones que se inscriben en el cua-
dro de la ‹antropología feminista›, preponderantemente practicada 
y propiciada en la Universidad del País Vasco. Una primera muestra 
de esta tendencia es la síntesis del proyecto de investigación titu-
lado «Modelos emergentes en los sistemas y relaciones de género: 
nuevas socializaciones y políticas de implementación»9 (1999-
2000). 
El interés por las desigualdades de género, aparece claramente 
de la mano de Teresa del Valle Murga (1987), desde una preocupa-
ción por «la actividad lingüística de la mujer vasca», para cuya 
reflexión se ciñe a un acontecimiento de carácter reivindicativo y 
simbólico en favor del euskera como la Korrika. Parte del presu-
puesto de que la presencia femenina durante su celebración, pone 
de manifiesto contradicciones en las que se encuentran cotidiana-
mente las mujeres, así como el nivel de valoración social que reci-
ben. Tal como muestra —conjuntamente al lingüístico—, la 
Korrika implica reivindicaciones de tipo social como por ejemplo, 
frente al paro y la falta de puestos de trabajo, problema no solo de 
los hombres. 
Sin embargo a pesar de estas constataciones, parece que deja 
en una nebulosa la relación entre la transmisión de la lengua en el 
ámbito familiar (donde al parecer cobran especial relevancia las 
mujeres, protagonismo considerado de nivel «cultural» y relaciona-
do con la «domesticidad») y la problemática de su mantenimiento 
social (correspondiente a las tareas que «conlleva el desarrollo 
total de la lengua»). No obstante, se describen con detalle —recu-
rriendo a una representativa gama de fotografías— aspectos 
externos, de carácter comportamental, referidos a la participación 
de las mujeres en el evento, tratando de hacer ver que todo ello es 
‹reflejo› de lo que ocurre en la vida cotidiana. Sin dejar de asumir 
que las mujeres en sus realidades diarias, viven situaciones de 
desigualdad e injustas en comparación con los hombres, por la vía 
teórica indicada se tapa el papel polarizador de la Korrika, en tanto 
9 En el desarrollo de dicho proyecto intervendrían Teresa del Valle Murga, 
José Miguel Apaolaza Beraza, Francisca Arbe, Josepa Cucó, Mª Carmen 
Díez, Mari Luz Esteban, Felipa Exeberria y Virginia Maquieira.
recogidos en Kobie, desde posiciones teóricas para esos años, 
extensamente contrastadas en el marco antropológico general. 
También respondiendo a este ambiente incipiente, coincidiendo 
con esta situación, Teresa del Valle Murga, trataría de aportar una 
reflexión más elaborada, basada no obstante en un concepto para 
esas fechas clásico como el de ‹liminalidad›. Lo hace en relación 
con los rituales de la muerte en el contexto vasco, tomando como 
base referencial datos etnográficos de trabajos de otros autores7. 
Dando un salto y sin apenas una correlación justificada teórica-
mente, defiende que el análisis de la liminalidad también permitiría 
entender las contradicciones sociales, los comportamientos y valo-
res, ante situaciones como la no aceptación social de la homose-
xualidad, el lesbianismo, la soltería y la infertilidad. Plantea una 
propuesta más bien exagerada, en cuyo argumento pone al mismo 
nivel situaciones procedentes de ámbitos y contextos, cuyos puntos 
de correlación es incapaz de justificar (contexto históricamente 
tradicional y rural y contexto de cambio social y actualización), 
aunque en ellos ciertamente podamos verificar y comprobar mani-
festaciones y actuaciones relacionados con la liminalidad.
Esta misma profesora, con un planteamiento de corte posmo-
derno, reflexiona sobre el concepto de ‹cultura› y ‹estructura 
social›, revisando aspectos representativos del «evolucionismo, 
neoevolucionismo, estructuralismo, cognición y simbolismo». 
Concluirá que las culturas se crean y se recrean a través de los 
individuos, proceso continuo que llega a generar nuevas formas. Se 
trata de una visión procesual que coloca el protagonismo en la 
misma cultura, dejando en un nivel subsidiario la acción directa de 
los protagonistas y las relaciones sociales que establecen entre sí 
mismos para poner en pie sus propias situaciones. La construcción 
cultural es tomada como un «proceso de acumulación» y de 
«generación de nuevas formas por ruptura, contraste». De este 
modo la cultura quedaría definida como un sistema de representa-
ción, determinante del modo de vida social, olvidando por lo tanto 
los recursos, lo ‹materialmente› alcanzable, los modos de obtenerlo 
y las ‹relaciones sociales y de producción› que en todo caso deter-
minarían el marco cultural, las estructuras sociales y su historia8. 
Desde la opción conceptual indicada, Teresa del Valle Murga, afir-
ma como punto débil de la antropología su «pretendida exacti-
tud», y «capacidad de predicción detallada, fruto de la aplicación 
de una normativa», reduciendo su «aportación más significativa» 
a la «capacidad de interpretación y reinterpretación». Esta misma 
autora por otra parte, se acercará al tema de la ‹identidad› y del 
‹cambio› en Tolosa (Gipuzkoa) (2004-2005). En esta nueva oca-
sión, con un planteamiento teórico un tanto desordenado, tratará 
de interrelacionar conceptos como el de «práctica social», «signifi-
cados», «espacios» (de «inclusión, exclusión, enlace, confluencia») 
7 En vez de argumentar la interpretación o contrastar con datos provenientes 
de una etnografía propia, se recurre a la realizada por otros investigadores, 
entre los que se encuentran A. Arrinda Albisu, J. M. Barandiarán, J. Caro 
Baroja, W. A. Douglass, J. Apalategi Begiristain, E. Sorazu Ugartemendi, y J. 
A. Urbeltz Navarro. Emulando el concepto metodológico de “antropología 
de gabinete” practicada durante el período evolucionista, podríamos 
hablar ahora de una “antropología de despacho universitario”.
8 J. A. Rubio-Ardanaz, La antropología marítima subdisciplina de la 
antropología sociocultural. Teoría y temas para una aproximación a la 
comunidad pescadora de Santurtzi (Bizkaia), Universidad de Deusto, 
Bilbao, 1994, p. 29.
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en la que el ámbito doméstico sería limitador, sin categorización 
laboral «tal como lo definen las reglas del mercado». Para esta 
autora la creación artística serviría para superar esta separación.
Esta misma profesora ha reflexionado teóricamente sobre la 
construcción cultural del «espacio y el tiempo [este en función de 
tareas y asignaciones] en las relaciones de género» (1991). Suestudio ayudaría a «entender procesos de jerarquización sexual», 
siendo clave a la hora de «identificar los procesos creativos». En su 
opción por la igualdad entre mujeres y hombres, centra el interés 
en las «nuevas socializaciones» que en el caso de las mujeres se 
relacionan con la preparación que reciben «para orientarse y actuar 
en la vida» y con el nivel de capacitación recibido «para generar y 
desarrollar cambios en sus vidas». Nuevas socializaciones que «se 
basan y se desarrollan, a partir de una consideración y conciencia 
de la desigualdad genérica», donde Teresa del Valle Murga nos 
alerta sobre la necesidad de «una nueva forma de aprendizaje» 
(«socialización para el cambio» versus «socialización para la conti-
nuidad»). De todas formas, aún admitiendo que «el hombre siente 
menos la necesidad de un planteamiento de cambio porque la 
situación en la que se encuentra es en la mayoría de los casos más 
favorable que la de las mujeres en la misma situación», no se 
pueden obviar circunstancias atravesadas por personas, quienes sin 
ser necesariamente mujeres, no ostentan ningún tipo de ‹poder›, 
siendo explotadas, marginadas, abusadas, excluidas, rechazadas y 
discriminadas.
El estudio de la construcción del espacio en relación con las 
desigualdades de género se hace extensivo por parte de Teresa del 
Valle Murga a los casos de Donostia y Bilbao (1994-1996). Se 
centrará en la categorización espacial, tomando como referencia la 
nomenclatura del callejero ciudadano. El análisis de este nos mos-
traría la organización en ambas ciudades, es decir cómo «se estruc-
tura, ocupa, desocupa, limita» la urbe a través del tiempo. Parece 
un tanto exagerado llegar a concluir que a partir del recurso a 
distintos tipos de nomenclatura, sin negar la desigualdad de clase 
y género que translucen, sea posible deducir el tipo de relaciones 
de clase o las relaciones de los hombres y de las mujeres con el 
entorno. O incluso, afirmar que las desigualdades de género (com-
parativamente con las de clase), son «las más difíciles de detectar 
y las que muestran una mayor resistencia a su desaparición». De 
todas formas, de una manera bastante más clarificadora teórica-
mente, Teresa del Valle Murga abordará las contribuciones y el 
futuro de la antropología feminista (2006-2007). Para ello realiza-
rá un recorrido a través de sus principales aportaciones y conceptos 
desarrollados en el tiempo.
Viene a sumarse a este interés por el papel de las mujeres, 
ahora en el mundo rural, Mª Carmen Díez Mintegui, quien analiza 
los factores de cambio y continuidad sociocultural en el Pirineo 
navarro desde una perspectiva claramente sociocultural (1989-
1990). Su preocupación gira en torno a las causas por las cuales 
estas abandonan, en mayor número que los hombres, sus lugares 
de origen, preguntándose asimismo por las perspectivas de futuro 
de aquellas que seguirán residiendo en sus localidades. Esta misma 
profesora abordará aspectos relacionados con la participación 
laboral de las mujeres y las relaciones de género, tratando de deli-
mitar el «significado» que adquiere el trabajo según los distintos 
entornos rural y urbano (1992-1993).
que promotora de una propuesta de cambio y reivindicación, lleva-
da a cabo por medio de su celebración.
Con un mayor nivel de reflexión teórica, llegan a Kobie desde 
la universidad otros trabajos enmarcados en la antropología femi-
nista y del género. Es el caso de la profesora Mari Luz Esteban 
(1997-1998), quien plantea un análisis de la experiencia de hom-
bres y mujeres en relación con el cuidado y la representación de su 
cuerpo, donde intervienen facetas como la alimentación, la sexua-
lidad, el cuidado estético y el ejercicio físico. Ante dicha experien-
cia, se trataría de verificar la «doble dimensión de control y consu-
mo» social. Para ello metodológicamente realiza una serie de 
entrevistas entre personas de procedencia inconexa, llevando a 
cabo una «observación programada», también en lugares cuya 
continuidad y correspondencia cultural se fundamenta básicamen-
te en un interés personal por el cuidado corporal. Afirma la necesi-
dad de admitir la influencia de la práctica de las personas sobre la 
estructura social, pero su análisis de la relación entre cuerpos y 
procesos personales respecto a tal necesidad, se proyecta en un 
conjunto de respuestas ordenadas en un guión de situaciones 
preestablecido. No son los datos etnográficos los que conducen y 
guían el esquema explicativo, sino a la inversa, éste viene preesta-
blecido en base a respuestas aparentemente necesarias, e incluso 
a sus vivencias y experiencias previas, personales y profesionales, 
tal como afirma esta investigadora, en el campo de la medicina. 
De todas formas, no deja de ser muy interesante llegar a cono-
cer las maneras como las mujeres (y también los hombres) han 
asumido socialmente, siguiendo normas al respecto (estéticas, de 
imagen, etcétera), el control de su cuerpo. Y Mari Luz Esteban 
muestra que se trata de un control social «integrado e interioriza-
do» por las mujeres y por lo tanto muy eficaz, donde hay que 
considerar su participación en espacios sociales de forma «alterna-
tiva y rompedora con las normas dominantes, desde la gestión de 
sus procesos y conflictos corporales». Cuestión esta última sobre la 
que sería necesario seguir profundizando. Esta misma profesora 
aportará una serie de reflexiones de carácter teórico en el campo 
antropológico feminista (1994-1996). 
Sin salirnos de esta gama de trabajos interesados por la mujer 
en sociedad, Teresa del Valle Murga nos ofrece una reflexión sobre 
la importancia del papel de las «creadoras» artísticas, gracias a 
cuya obra superan el anonimato y contribuyen a crear lugares de 
identidad en la ciudad (1997-1998). Lo hace de forma un tanto 
limitada, incapaz de presentar un cuadro conceptual explicativo de 
la desigualdad y de las relaciones sociales en las que se fundamen-
tan las situaciones de explotación de las mujeres. Su preocupación 
sencillamente gira en torno a los espacios en los que se definen sus 
identidades, diferenciando entre el propio del ámbito doméstico 
(espacio en el que se realizan «asignaciones naturalizadoras»), y 
aquellos correspondientes a parámetros como el del mercado 
laboral, el político y el de la «negociación civil» (en los cuales «se 
define, negocia y otorga prestigio» social). Tomando la ciudad 
como «lugar de representación», con un supuesto potencial para 
dar lugar a un diálogo creativo, recurre al concepto de ‹no-lugar›, 
tomado de Marc Augé, para afirmar la «conceptualización» de las 
mujeres en un no-lugar, a pesar del tiempo que dedican a la «indi-
viduación de muchas personas» («a través de las tareas de sociali-
zación y de cuidado»). Muestra su oposición a una situación social 
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autores vinculados al ámbito universitario y otras instituciones 
dedicadas a la investigación, pero con un carácter de mayor inde-
pendencia, además de una formación obtenida en universidades 
extranjeras con un nivel académico contrastado en el terreno de la 
antropología social. Respondiendo a estos parámetros, Kobie cuen-
ta con las aportaciones de Kepa Fernández de Larrinoa, quien se 
ocupará de los ‹significados culturales› en el Pirineo suletino —a 
través de la casa y el ordenamiento jurídico— en un ambiente 
político de cambio donde el Estado llegará a sustituir «la autono-
mía de los valles» (1991). También dará cuenta de los elementos 
sociales que estructuran la fiesta en el Pirineo (1994-1996), así 
como de las coplas de las Mascaradas, entendidas como parte de 
un entramado cultural cuyos referentes son socio-locales (2006-
2007). Este antropólogo aportará un nuevo capítulo a la ‹historia 
de laantropología vasca› dedicado a la figura de Telesforo de 
Aranzadi (2010).
Desde una visión estructuro-funcional y dentro de este mismo 
periplo, Josetxu Martínez Montoya, formado en Paris, analiza un 
ritual de identificación comunitaria (basabisitta,), también en un 
terreno de montaña (Otxandio-Valle de Aramaio), argumentando 
que por medio de su celebración se reconstruye la identidad social 
y territorial (1992-1993). En él se conjugan los aspectos sociales, 
espaciales y simbólicos reforzando la vida comunitaria alrededor 
del caserío, la vecindad y la montaña. Siguiendo con su interés por 
el medio rural, este antropólogo se interroga por los mecanismos 
de «reidentificación» sociocultural presentes a finales del siglo XX 
(1997-1998). Plantea el análisis de los espacios y tiempos de cele-
bración por medio de los cuales supuestamente se produce una 
«reinversión social y simbólica del espacio de la comunidad» y un 
«recurso a la tradición», ambos en tanto que «modelos cognitivos 
de vida comunitaria a recuperar». Josetxu Martínez Montoya tam-
bién se aproxima a situaciones sociales de actualidad relacionadas 
con los desequilibrios ecológicos y medioambientales por una parte 
(1999-2000), y por otra con la globalización y sus efectos de ‹acul-
turación› en la sociedad vasca (2004-2005). Desde una posición 
más sociológica y reflexiva este autor tocará temas relacionados 
con la modernidad (2010) y la identidad (2011) europeas.
Con un planteamiento distinto, Juan Antonio Rubio-Ardanaz se 
sitúa en el medio marítimo del Abra del Nervión (Bizkaia), región 
en la que en un ambiente de desarrollo industrial y urbano, en el 
período que comienza a finales del siglo pasado, las diversas comu-
nidades pescadoras sufrirán efectos que en muchos casos les lleva 
a su paulatina desaparición (1997-1998). Más allá de cualquier 
explicación basada en ‹reflejos› e ‹interacciones› culturales o en la 
búsqueda de ‹significados›, desde una posición cercana al materia-
lismo histórico, analiza las causas que han influido al respecto en 
el sector pesquero de bajura, específicamente en Santurtzi (Bizkaia), 
desde una perspectiva antropológica económica que le permitirá 
distinguir dos ‹formas de producción›: una cercana a la ‹pequeña 
producción de mercado› y otra más claramente ‹capitalista›. Este 
interés por el ámbito pesquero, lleva a este mismo antropólogo a 
plantear la pertinencia del concepto de «nueva maritimidad» en 
relación con el cambio económico y social que se produce en el 
sector y que afecta directamente a las poblaciones costeras donde 
se ha reconfigurado la vida social (2011). Al respecto hallamos 
elementos simbólicos, compartidos entre las “gentes de mar” y las 
demás personas con las que comparten el espacio local. Asimismo 
2.2. Acercamientos a la cultura y sociedad vasca 
desde la Socioantropología y desde la reflexión 
filosófíca
Los acercamientos a la sociedad y cultura vasca, llevados a 
cabo en el seno de la Universidad de País Vasco, clasificados en 
este ‹segundo periplo› y traídos a las páginas de Kobie, se comple-
tan con otros procedentes institucionalmente de otros órganos 
diferentes. Es el caso de José Ignacio Homobono, adscrito a la 
misma universidad pero perteneciente a otro departamento. 
Desligado y sin ninguna supeditación académica, metodológica o 
teórica respecto a las líneas puestas en práctica descritos hasta 
aquí, sus trabajos se enmarcan en una perspectiva socioantropoló-
gica de inspiración francesa, cuidando el trabajo de campo y la 
observación directa, y en su caso llegando a analizar un amplio 
abanico temático.
Para este investigador el análisis de las celebraciones festivas, 
tal como constata en Zeanuri (Bizkaia) (2013), cobra sentido en 
relación con el contexto de adaptación de la identidad local. Al 
respecto la fiesta —inventada y reinventada— ejerce un papel 
fundamental relacionado con la activación patrimonial. Destaca 
asimismo por un lado, su acercamiento a rituales de expresión 
comensalística (Bergara, Soraluze-Plasencia de las Armas) y por 
otro, al contenido patrimonial sociocultural contenido en celebra-
ciones como las romerías que tienen lugar en «somos y aldeas» de 
diversas localidades como Barakaldo, Saratxo, Castaños (2004-
2005) y Aulesti (2012). José Ignacio Homobono centrará buena 
parte de su trabajo además, en la zona minera y margen izquierda 
del Nervión, haciendo hincapié en la memoria social y el cambio 
social (2001-2003), así como en el papel del patrimonio industrial 
y sus activaciones de carácter turístico y museístico (2006-2007), 
trabajando asimismo a nivel teórico los conceptos de ‹patrimonio 
marítimo› y ‹maritimidad› (2014). Su interés por la memoria social 
le conduce hacia actividades deportivas de raíz tradicional como los 
«bolos a katxete», también en la zona minero fabril vizcaína 
(2015), trabajo de investigación que pivota en torno a su puesta en 
valor patrimonial, sociabilidad e identidad local actuales.
También procedente ahora de otra estancia institucional, desli-
gado de los anteriores, vienen a cerrar este ‹segundo periplo›, los 
trabajos de Andrés Ortiz Osés (Universidad de Deusto), ahora de 
carácter filosófico. Al respecto destaca el publicado bajo el título 
«La diosa vasca en su contexto antropológico» (1984), donde 
alude y reflexiona sobre la figura mítica de Mari. Por otra parte 
presenta un conjunto de aforismos que confluyen, tal como propo-
ne, en una «antropología aforística» (2006-2007), aportación 
posmoderna con la que trata de mostrar «la imagen antropológica 
del hombre en el mundo», cuyo resultado sería «una visión del 
hombre como símbolo del hombre, por cuanto busca la comple-
mentariedad del otro y la otredad».
3. TERCER PERIPLO: AFIANZAMIENTOS 
CONCEPTUALES Y UNA MAYOR APERTURA 
TEMÁTICA
Una vez llegados a este punto podemos distinguir un ‹tercer 
periplo› ya anunciado. Al respecto hallamos en una primera fase, 
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Por su parte Maribel Suárez Egizabal toma también la ciudad 
de Bilbao como lugar para la investigación antropológica (2004-
2005). Partiendo del concepto de «cronotopos» tomado de Teresa 
del Valle Murga, se detiene ante la construcción ritual del espacio 
y la negociación de las identidades sexuales, comparando dos 
eventos considerados antagónicos: una manifestación en contra de 
las agresiones sexistas y sexuales, y una procesión religiosa propia 
de la semana santa. En el primero, de carácter feminista y reivindi-
cativo, las mujeres se apropian, a modo de «rebelión y reclamo de 
la calle», de un espacio y un tiempo designado generalmente a los 
hombres, mientras que en el segundo, se confirma el «abandono 
de la calle» y la «reafirmación de los roles sexuales de la mujer». 
Para esta antropóloga, tiene lugar una «resignificación» diferente. 
En la procesión, que principalmente transcurre por una calle en 
la que la prostitución es habitual, «la comunidad renegocia la 
identidad de estas mujeres [prostitutas] con la Iglesia y el resto de 
la sociedad», «participan como parte de esta comunidad, no como 
mujeres». Por medio del ritual ceden el espacio ocupado habitual-
mente, siendo «entregadas en sacrificio para reconciliarse con la 
figura masculina, con la Iglesia y la moral cristianas». En él, «los 
hombres son quienes verdaderamente negocian esta identidad», 
distinguiendo entre «mujeres honradas» y «mujeres pecadoras», a 
través de una concepción de la sexualidad ligada a la maternidad 
y dentro del espacio privado. Contrariamente a la procesión, la 
manifestación «significa una reclamación del derecho a usar un 
espacio», rompiendo las diferencias sexuales. En ella las mujeres se 
muestran como sujetos autónomos y como protagonistas. Esta 
misma antropóloga intensificará su investigación en Bilbao la Vieja, 
barrio y escenario de las acciones anteriores, estudiando las reper-
cusionese influencia sociocultural e identitaria en función del 
proceso de rehabilitación llevado a cabo en dicho lugar, incidiendo 
en el proceso de gentrificación y cambio social en marcha (2015).
3.2. Patrimonio, fiestas rituales, comunidades 
locales, identidad y memoria, y cambio en el 
mundo rural y urbano
Sin dejar este ‹tercer periplo› antropológico que nos guía 
ahora, aparece un tratamiento específico en torno a la cuestión del 
patrimonio. Se ocupará de ello Iñaki Arrieta Urtizberea enriquecien-
do en este sentido las páginas de Kobie con una temática que irá 
abriendo un espacio importante en el contexto de la antropología 
social y cultural (2001-2003). En concreto propone una opción 
antropológica respecto al patrimonio, con la que superar una visión 
fragmentada y articulada con otras disciplinas. Con ese objetivo 
propone primero, mostrar la validez y necesidad de los métodos 
antropológicos en el tratamiento de los bienes culturales, y segun-
do admitir que la antropología puede «mostrar quiénes, por qué, 
cómo o para qué se crea o actualiza un bien cultural». A esta 
aportación viene a sumarse otra de tipo teórico, realizada por 
Joseba Iñaki Sobrino Aranzadi quien se detiene en perspectiva 
histórica sobre la normativa jurídica para la protección del patrimo-
nio (2014).
Desde un planteamiento etnohistórico Félix Leturia Ibarrondo 
nos ofrece un conjunto de estudios que pasan por el estudio del culto 
a San Miguel en Bizkaia y Gipuzkoa, por la descripción y compara-
ción de las danzas pírricas con la espatadantza (2014), y por el 
se interesará por el papel institucional de la Cofradía de pescado-
res de Santurtzi (2012), en un intento por comprender la capacidad 
de cohesión y gestión de su actividad productiva. Ésta se muestra 
capaz de cubrir los servicios sociales fundamentales y de alcanzar 
beneficios económicos básicos. Y aunque comporta una forma 
ritual de carácter religioso, en su base se halla una función econó-
mica fundamental: la autodefensa de la producción pesquera de 
sus miembros y de las actividades marítimas complementarias, 
todo ello de la forma más óptima y beneficiosa posible. Últimamente 
este antropólogo, propondrá de manera crítica una ‹antropología 
de la transmodernidad› en virtud de una revalorización de concep-
tos antropológicos considerados fundamentales y dejados al mar-
gen por la posmodernidad (2016-2017).
3.1. La situación de la mujer en una proyección más 
extensiva de la antropología feminista
Poco a poco Kobie se va a ir nutriendo de trabajos que dejarán 
translucir, en una segunda fase de este que hemos llamado ‹tercer 
periplo›, una fundamentación conceptual más sostenible, así como 
de una mayor apertura temática. En su conjunto siguen represen-
tando una etapa diferente, caracterizada por autores con un nivel 
formativo más consistente, un mayor rigor metodológico funda-
mentado en el trabajo de campo y una apertura hacia la discusión 
teórica antropológica más actualizadora. 
La antropología feminista seguirá abriéndose espacio desde 
una lógica discipular universitaria, conducente a seguir propiciando 
esta línea no obstante, afrontando nuevas situaciones y problemá-
ticas. En este sentido contamos nuevamente con la contribución de 
Jone Miren Hernández García (1997-1998), en esta ocasión de 
carácter teórico, en la que presenta una aproximación al concepto 
de ciudadanía desde la perspectiva de género. Al respecto profun-
diza en las «intersecciones entre género, ciudadanía y nacionalis-
mo» en relación con el caso vasco. Esta misma investigadora 
plantea un conjunto de reflexiones de carácter antropológico sobre 
el concepto de «conciliación», relacionándolo críticamente con la 
incorporación de las mujeres al mundo laboral (2012). 
Otra preocupación que se hace patente, entroncada en la 
antropología feminista, se fija en las fiestas locales. Al respecto 
Margaret Bullen y Carmen Díaz Mintegui ofrecen un acercamiento 
a la celebración de los alardes de Irun y Hondarribia, poniendo al 
descubierto el conflicto social existente, expresado en la celebra-
ción festiva y que se traduce en «posicionamientos que sirven para 
mantener relaciones de género androcéntricas». Tal como mues-
tran de manera muy acertada, las mujeres en realidad no se ubican 
en el centro del poder real y simbólico, sino relegadas a un plano 
inferior, insertas en sistemas de género que «funcionan para regu-
larizar las relaciones jerárquicas» (aparentemente normales) 
(2012). Por su parte Rosa Andrieu Sanz y Karmele Vázquez Antón 
se ocuparán de de la participación de la mujer en el ámbito público, 
concretamente en espacios festivos como el carnaval, aste nagusia 
(Bilbao) y Santo Tomás (Getxo), y reivindicativos como movilizacio-
nes, huelgas y manifestaciones (1988). Tomando el género como 
«factor de identidad colectiva» ponen su punto de mira en los 
«nuevos modelos que adaptan la definición social de la mujer a las 
situaciones de cambio», en relación con la «sociedad de consumo» 
en el ámbito urbano y entre las generaciones más jóvenes. 
PERIPLOS, TRANSCURSOS Y PROGRESIONES ANTROPOLÓGICAS: 
EL COMPROMISO Y LA BÚSQUEDA DE CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE KOBIE. ANTROPOLOGÍA CULTURAL (1969-2019) 15
Serie AntropologíA CulturAl nº21.
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Antes de ir acabando indicar el interés prestado a la reflexión 
sobre las condiciones y determinantes ante los que surge histórica-
mente la ‹antropología vasca›, ahora por parte de Ixone Fernández 
(2013). Para ella el romanticismo y el propio contexto sociopolítico 
del siglo XIX, serán determinantes en el desarrollo antropológico 
posterior y en la visión de la cultura y de la identidad. Y desde una 
posición más teórica, señalar también la inclusión en Kobie de 
trabajos de carácter sociológico y antropológico, proyectados más 
allá de nuestras realidades locales. Es así como podemos contar 
con el cuadro conceptual referente a la cultura y el subdesarrollo, 
presentado por Blanca Muñoz López, en correlación con los estu-
dios afroamericanos y neocoloniales (2010) . Esta autora revisa las 
distintas posiciones al respecto, reflexionando finalmente de mane-
ra conclusiva sobre la posibilidad, en relación con los nuevos pro-
cesos sociales, políticos y económicos, del paso del «desarrollo 
sostenible» a una «nueva ética sobre el desarrollo racional».
Terminaremos estas referencias correspondientes a este ‹tercer 
periplo› en su segunda fase, con los artículos escritos por el profe-
sor y antropólogo Isusko Vivas Ziarrusta, quien se preocupa de 
manera novedosa por el cambio producido en Bilbao a partir de las 
fases de remodelación urbana iniciadas en barrios como Olabeaga 
y Zorrotzaurre (2006-2007). En esta línea consigue verificar una 
dinámica sociocultural en la que un «cúmulo de relatos urbanos» 
llega a conectar con la «memoria salvaguardada» en dichas zonas 
de la ciudad. Es así como van a ir apareciendo persistencias arqui-
tectónicas, acontecimientos vecinales y nuevas estrategias por 
parte de los colectivos presentes de cara a la apropiación de los 
espacios. Ahondando en esta dinámica, este mismo investigador, 
realiza un recorrido a través del proceso de cambio en la ciudad, 
conducente a una aglomeración urbana posmoderna (2011). En 
dicho proceso se olvidará la etapa industrial anterior, para ocupar 
los espacios en el ‹frente de agua› de Abandoibarra, con una serie 
de nuevas intervenciones como museos, centros comerciales, rasca-
cielos empresariales, equipamientos universitarios, hoteles y opera-
ciones urbanísticas inmobiliarias. Por otra parte, considerando las 
relaciones establecidas con el medio marítimo, muestra las carac-
terísticas del desarrollo urbano en la ciudad labortana de Baiona, 
considerando la cultura marítima conformada, donde se irá dando 
forma a una metrópoli expansiva a modo de conurbación litoral 
(2014). 
Este último autor junto a Amaia Lekerikabeaskoa Gaztañaga, 
establecerá acertadamenteuna relación entre estética y antropolo-
gía, indagando en las estrategias que están en la base de la signi-
ficación simbólica de los espacios públicos en la ciudad de Bilbao, 
centrando su interés en la puesta en pie de los nuevos sistemas 
urbanos (2013). Es así como incidirán de manera crítica en el fun-
cionamiento de un número de «neo-relatos posmodernos» de 
«licitación y reproducción de representaciones e imaginarios», en 
una interconexión, donde intervienen la «línea del arte» con un 
diseño que «demuestra la vacuidad de su ‹imagen programada› 
como ‹marketing› y la ‹sobredosis› de entretenimiento cultural 
lúdico». Estos dos profesores aportarán nuevas reflexiones sobre la 
praxis artística contemporánea, desde un interés por cuestiones 
relacionadas con la cultura material, escultura e iconografía pre-
sentes con anterioridad en el país (2015).
análisis de los «escándalos ceremoniales» y el conflicto subyacente 
en torno a una fiesta ritual como el Corpus (2014). El interés por el 
tema de las danzas de espadas se verá reforzado nuevamente con la 
propuesta de una etnohistoria para su estudio y contextualización 
europeas (2015). También recurrirá al concepto de creencia confron-
tándolo con la iconografía arcangélica aplicada en Latinoamérica 
durante el sometimiento y evangelización española (2013). 
Independientemente a estos intereses, encontramos un ofrecimiento 
etnohistórico de carácter más sociocultural por parte de Fernando 
Juárez Urquijo, Mª Carmen Prieto Maña, Lydia Zapata Peña y Arantza 
Zubizarreta García (1987). Conjuntamente abordan el estudio de la 
comunidad minera de los barrios de Labarrieta en Sopuerta (Bizkaia) 
entre los años 1900 y 1930. Plantean como objetivo la llegada, 
asentamiento y partida de sus miembros, analizando el sistema de 
trabajo minero, la infraestructura y habitabilidad, el asociacionismos 
y los conflictos socioeconómicos.
Confluyendo en este mismo ‹tercer periplo›, con una visión 
funcional culturalista, Olatz González Abrisqueta contempla el 
frontón como espacio privilegiado para el estudio de la cultura 
vasca (1999-2000). Este supuestamente «muestra el modo en que 
los sujetos viven, inventan y reinterpretan actitudes y símbolos que 
les conectan con su tradición y, por tanto, legitiman su comporta-
miento». 
Y por su parte, con la vista puesta en el mundo rural vizcaíno, 
Nuria Cano Suñén revisa los conceptos de ‹desarrollo› y ‹sostenibi-
lidad› en función de los planes de acción local (Agenda Local 21) 
(2006-2007) e incide en la importancia de la degradación de los 
paisajes al respecto, cuestión sobre la que volverá más adelante 
desde una «visión arquitectónica» (2010). A su vez esta misma 
autora defenderá, desde los parámetros de una ‹antropología de 
los olores›, que «el olor es una buena y pertinente herramienta» 
para afrontar el análisis del cambo social (2010). Desde esta pre-
misa constata —en el valle vizcaíno de Karrantza— una sociedad 
que «ha dejado de ser campesina para incorporarse a la ganadería 
intensiva de vacuno de leche y al sector servicios». 
Además de los temas y posiciones indicados, encontramos una 
manifestación como el bersolarismo, muy enraizada en el país, 
analizada desde el punto de vista antropológico por Pío Pérez 
Aldasoro (2011). Los versos más allá de una simple interpretación 
pública, conllevan y contienen estructuralmente sentimientos pro-
fundos acuñados a modo de testimonio a través de experiencias 
vividas (guerra, represión política), convertidas en ‹memoria› com-
partida de forma oral y transmitida socialmente. Por otro lado, la 
lengua también ha sido objeto de reflexión. Ahora es el turno de 
Jone Miren Hernández García quien examina los elementos emer-
gentes de la ‹nueva identidad lingüística› vasca desde una pro-
puesta de análisis crítica de las visiones planteadas en torno a la 
lengua (origen de fenómenos identitarios y culturales). En esta 
aportación trata de mostrar el «movimiento simultáneo que descri-
be una progresiva segmentación de la identidad lingüística del 
individuo» y «un avance hacia una paulatina articulación/conexión 
del espacio lingüístico» (1999-2000). Esta misma investigadora se 
acerca al tema del bersolarismo, desde una patente preocupación 
ante los cambios y retos a los que deberán enfrentarse las mujeres 
que lo practican (2006-2007). 
JUAN ANTONIO RUBIO-ARDANAZ16
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vinculadas en parte con el pasado reciente, otras claramente de 
nueva acuñación. Estamos pues ante un escenario en el que conti-
núa el reto del conocimiento antropológico. Una empresa que al 
mismo tiempo, cuenta con recursos suficientes, principalmente en 
relación con una institución como la universidad, a la cual a estas 
alturas deberemos exigir una opción y compromiso con la honesti-
dad intelectual y el rigor conceptual y metodológico, con la meta 
puesta en alcanzar el más sólido conocimiento científico. En este 
mismo escenario a Kobie le pediremos, con el punto de mira pues-
to en lo que queremos ser, que implemente el esfuerzo por seguir 
acogiendo los escritos de los especialistas, las investigaciones ori-
ginales formalmente presentadas con sus referencias, resúmenes y 
bibliografías. Incrementando también su capacidad para llegar a la 
audiencia especializada, compuesta por estudiantes, investigado-
res y profesores.
Realmente, ante un nuevo punto de salida hacia el conoci-
miento, es un privilegio poder contar con una publicación científica, 
apoyada institucionalmente por el Servicio de Patrimonio de la 
Diputación Foral de Bizkaia, con un carácter y consideración aca-
démicos y al servicio de aquellas personas interesadas en conocer 
qué se ha estudiado sobre los temas que componen las realidades 
sociales y culturales presentes en el contexto vasco. Y será una 
garantía seguir cultivando la revisión de los artículos por un comité 
de especialistas antes de ser admitidos para su publicación, mejo-
rando en la medida de lo posible la periodicidad de la publicación 
y su indexación. Mimar a los autores desde estos parámetros y 
también a los lectores, afianzará la continuidad en esta tarea mag-
nífica, destinada a estudiar y conocer por dentro qué es nuestra 
realidad sociocultural en este caso cercana, en virtud de las relacio-
nes que establecemos entre nosotros —las mujeres y los hom-
bres— en el momento de construir esto que conceptualmente 
entendemos como cultura.
4. UN PUNTO DE PARTIDA, UN PUNTO DE 
LLEGADA Y UN NUEVO PUNTO DE SALIDA 
HACIA EL CONOCIMIENTO
Como hemos podido comprobar Kobie contiene un rico cúmulo 
de aportaciones que previamente ordenadas, terminan por darnos 
una imagen bastante clarificadora del interés por el estudio de la 
cultura y la sociedad del país. Se trata de un esfuerzo conjunto, entre 
la misma revista como órgano encargado de la edición y difusión de 
una ciencia social como la antropología —empeñándose constante-
mente en ser receptáculo válido para la investigación—, y la labor 
infatigable de quienes a lo largo de los años, han ido publicando y 
nutriendo sus páginas. Reconocer las distintas fases o ‹periplos› no 
ha sido más que un juego para la síntesis crítica de tan amplio con-
junto de aportaciones, que en cada uno de sus periodos se ha con-
vertido en hilo conductor válido hacia el conocimiento antropológico 
en su conjunto, coyuntura que a la vez nos conduce inexorablemente 
a admitir el gran valor de esta publicación.
Gracias a este recorrido, podemos clarificar lo que somos y 
hasta dónde hemos conseguido llegar. Los estudios antropológicos 
históricamente, atraviesan por un periodo de penuria, histórica-
mente marginados y fuera del circuito de discusión, con reducidas 
posibilidades de interrelación con el devenir, los avances y el trans-
curso conceptual, tan necesarios para un desarrollo normalizado. A 
pesar de ello no se detienen, llegando finalmente a una nueva fase 
con su incorporaciónen la universidad y posterior desenvolvimien-
to. Esta nueva oportunidad impregna de lleno una revista como 
Kobie, testigo y protagonista en la nueva situación, cumpliendo 
constantemente su misión de receptáculo y difusión científicos.
Ahora es el momento de mirar hacia adelante poniendo la vista 
en el futuro. Un horizonte en base a un presente que muestra 
situaciones socioculturales relacionadas con el cambio social, unas 
ROMERÍA Y FIESTAS DE LA MAGDALENA EN URÁLLAGA (GALDAMES) Y EN LA ARBOLEDA: EXALTACIÓN DE LAS IDENTIDADES LOCAL Y MINERA 17
Serie AntropologíA CulturAl nº21.
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koBie Serie AntropologíA CulturAl, nº 21: 17-62
Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia
Bilbao - 2018
ISSN 0214-7971
ROMERÍA Y FIESTAS DE LA MAGDALENA EN 
URÁLLAGA (GALDAMES) Y EN LA ARBOLEDA: 
EXALTACIÓN DE LAS IDENTIDADES LOCAL Y MINERA
Pilgrimage and festivals of la Magdalena in Urállaga 
(Galdames) and in la Arboleda: exaltation of local and 
mining identities
José Ignacio Homobono Martínez1
Palabras Clave: Romería. Fiesta. Urállaga. La Arboleda. Identidades local y minera. Patrimonio. Paisaje
Keywords: Pilgrimage. Festival. Urállaga. La Arboleda. Local and mining identities. Heritage. Landscape
Giltza-hitzak: Erromeria. Jaia. Urallaga. La Arboleda. Tokian tokiko eta meatzari identitatea. Ondarea. 
RESUMEN
La Magdalena es una festividad atípica. Por su doble condición de fiesta patronal de La Arboleda, capitalidad de los poblados mineros 
de los Montes Triano, sitos en varios municipios; pero también romería dedicada a esta advocación, ubicada en una gruta de Urállaga (Alta 
de Galdames). Este ritual de límites se adscribe a la religiosidad popular, de los santos/as locales o de un grupo de pueblos, en ermitas 
periféricas de montaña, definiendo identidades locales y reproduciendo la memoria de la minera. 
SUMMARY
The Magdalena is an atypical holiday. Due to its double status as a patronal feast of La Arboleda, capital of the mining towns of the 
Triano Mountains, located in several municipalities; but also pilgrimage dedicated to this dedication, located in a cave of Urallaga (Alta de 
Galdames). This ritual of limits is ascribed to popular religiosity, local saints or a group of peoples, in peripheral mountain hermitages, defining 
local identities and reproducing the memory of the mining memory.
LABURPENA 
Madalena ez-ohiko jaia da. Zenbait udalerrietan dauden Trianoko Mendietako meatzari kokalekuen hiritartasuna duen La Arboledako 
zaindariaren festa izatearren; baina baita santutasun izaera honi dagokion erromeria ospatzeagatik ere, Urallagako kobazuloan lekutua 
(Galdameseko Alta). Mugetako erritu honek erlijiosotasun herrikoian du bere erroa eta euskarria, bertako zein inguruko herri-talde bateko 
santuei edota zaindariei atxikia, mendiko baseliza periferikoetan, tokian tokiko identitateak definituz eta meatze zonaldeetako memoriak 
birsortuz.
1 Universidad del País Vasco (UPV/EHU). E-mail: joseignacio.homobono@ehu.eus 
JOSÉ IGNACIO HOMOBONO MARTÍNEZ18
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romerías de la comarca de Las Encartaciones6 (Bizkaia). Además 
porque sustituye a Santa Bárbara, común en otras cuencas mineras 
de España y de Europa, como patrona de los mineros. Por último y 
paradójicamente, en una zona que fue de hegemonía minera y 
socialista, esta celebración se ha convertido, ya hace muchas déca-
das, en un ritual y símbolo de identidad supralocal de referente 
minero; antaño socialista pero desde 1975 de talante nacionalista 
vasco, en un ámbito que vuelve a ser ganadero. 
2. FIESTAS PATRONALES Y ROMERÍAS: DOS 
TIPOLOGÍAS FESTIVAS
Fiestas y romerías tienden a constituir una misma categoría de 
acontecimientos culturales y recreativos, sometidos ambos a una 
intensa renovación formal y temática, aunque diferenciados por sus 
respectivos espacios: urbano el primero y rural o montañoso el 
segundo. Renovación que se traduce en el incremento de algunos 
de sus aspectos, en la disminución de otros y en la transformación 
de todos. Manteniéndose constantes sus funciones sociables e 
identitarias; perdiendo importancia las religiosas; e incrementándo-
se las de tipo étnico, político, ideológico, económico y de apropia-
ción de espacios. Se significan, asimismo, por inscribir sus lugares 
en una geografía de redes que pone en relación dinámica lo local 
y lo global, lo urbano y lo rururbano, los espacios públicos y priva-
dos. En este contexto, el espacio-tiempo específico y secuencial de 
los eventos festivos resiste, pese a las numerosas agresiones de las 
que es objeto en la modernidad tardía, conservando parte de su 
carácter tradicional. Éste es el caso de las fiestas de La Arboleda y 
de la romería de Urállaga, dedicadas ambas a la advocación de La 
Magdalena.
En la zona minera las fiestas, como formalización ritualizada 
del ocio, son ocasiones de evasiones de la explotación cotidiana. 
Modelos festivos fácilmente asumibles por una población de oríge-
nes diversos, consiguiendo que los pueblos y aldeas mineras 
adquieran un sentido de tradición, de comunidad (Ruiz Ballesteros, 
1999: 17).
2.1. Fiesta patronal
La fiesta patronal, celebrada con motivo del día del patrón/a, 
de acuerdo con el calendario católico, aunque desde siempre, y 
más hoy en un contexto secularizado, diste de ser una celebración 
exclusiva o principalmente religiosa. Expresa y reitera la identidad 
local, de la intensa vivencia de formar parte de una comunidad 
diferenciada, exaltando símbolos cualquier rasgo peculiar o dife-
rencial, como la minería con respecto al resto del municipio de 
Trapaga, en el caso de La Arboleda. Define una entidad territorial 
con relación a otras (Di Méo, 2001), aunque no es privativa del 
ámbito municipal, sino que existe en otros segmentos locales de 
rango parcial. En muchas localidades cada barrio, calle o vecindad 
celebra su propia fiesta patronal, al margen de las patronales de 
zona con otras localidades mineras como Gallarta, Ortuella, El Regato 
(Barakaldo) y Galdames (Homobono, 1994: 122-123). 
6 Solo es equiparable a las de Santa Águeda (Barakaldo), Kolitza (Balmaseda), 
El Suceso (Karrantza), San Cosme y San Damián (Gordexola). 
1. INTRODUCCIÓN
La Magdalena es una festividad relativamente atípica. En pri-
mer lugar por su doble condición de fiesta patronal de la montesi-
na capitalidad (La Arboleda) de los poblados mineros de los 
Montes Triano2, que se extienden por varios municipios; pero tam-
bién de romería dedicada a esta advocación, ubicada en la gruta 
de Urállaga (Galdames), sin duda el origen de aquélla3. Se adscribe 
a la religión local, cultual de los santos patronos o vírgenes locales 
o de un grupo de barrios y/o pueblos, con su réplica en ermitas 
periféricas4. Desde la fundación de La Arboleda (1884) en el muni-
cipio de San Salvador del Valle, hoy Valle de Trapaga, debido al 
inicio de la minería del hierro a gran escala, ambas forman parte 
de una secuencia festiva el día 22 de julio: romería seguida por la 
bajada vespertina de los romeros hacia La Arboleda para continuar 
allí la fiesta, iniciada en días precedentes. También por su condición 
de ritual de límites porque, al estar situados ambos puntos a pocos 
kilómetros, pero en diferentes municipios, y compartir una misma 
advocación, se han suscitado querellas, latentes o manifiestas, por 
la posesión y ubicación de la imagen de referencia. Asociadas al 
perpetuo afán desanexionador de La Arboleda con respecto al Valle 
de Trapaga, a partir de su forzada adscripción al mismo5. Todo ello, 
unido a su magnitud, permite definirla como una de las principales 
2 En el Valle de Trapaga, Ortuella, Abanto, Barakaldo y en parte de los de 
Galdames y Gueñes. Estos asentamientos se construyeron a medida que 
aumentaba el número de trabajadores llegados a las minas. La otra 
capitalidad minera,

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