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Meditación para la vida después de una pérdida Rebekah Borucki Preparación/acerca de esta meditación A excepción del don de la vida, no hay nada superior al don del libre albedrío. Todas las personas hemos sido bendecidas con la capacidad de tomar decisiones que afectan a la dirección que toman nuestras vidas. No somos responsables de las circunstancias en las que nacemos, pero nuestra mente es nuestra. Corresponde al Universo plantearnos retos, pero depende totalmente de nosotros cómo aceptamos cada uno de ellos (como una lucha o como una oportunidad). El dolor que resulta de la pérdida es un ejemplo de reto que puede convertirse en una oportunidad. Nosotros decidimos cómo entendemos la pérdida y qué aprendemos del dolor. Piensa en la última vez que experimentaste una gran pérdida. ¿La viviste como una ofensa? ¿Como un castigo? ¿O la reconociste como una oportunidad para aprender y crecer? No quiero decir que debas considerar una bendición la pérdida de alguien o de algo importante para ti, pero el don de poder elegir cómo reaccionas ante esa pérdida sí que lo es. Nuestra alma crece con cada dificultad que superamos. Cada tragedia nos hace más fuertes... si esa es nuestra voluntad. No tenemos más opción que avanzar y dejar atrás el dolor. La vida sigue tanto si elegimos vivir en el presente como si no, y elegir seguir anclados energéticamente en el pasado solo puede producir sufrimiento. Cada momento presente se convierte en una ilusión del pasado en cuanto pasamos al siguiente momento presente. ¿Estás apegado a una ilusión y te niegas a avanzar? Por devastador que te parezca tu dolor, tienes libertad para decidir entre quedarte atrapado en el pasado o vivir en el presente. Tampoco podemos evitar que el dolor nos transforme, pero cómo lo haga es una decisión que depende fundamentalmente de nosotros. Dejar pasar la oportunidad de que el dolor te cambie para mejor ralentiza el crecimiento del alma y bloquea la felicidad futura. ¿Cuándo? El dolor puede ser agudo e impredecible, o palpitante y constante. Esta meditación te ayudará en ambos casos. Practícala en todo momento y con tanta frecuencia como necesites. Si sufres una pérdida importante, quizá te ayude practicarla con regularidad durante un tiempo. ¿Dónde? La introspección profunda siempre puede despertar emociones, pero, por motivos obvios, esta meditación en concreto puede despertar emociones muy intensas. Practícala en un lugar seguro, cómodo e íntimo. ¿Postura? Tanto la postura fácil como la postura del ángulo atado reclinado son apropiadas para esta meditación. Asegúrate de que la postura sea sólida. Apoya las manos en los muslos o las rodillas, o a los lados del cuerpo, con las palmas hacia arriba. Elige lo que te resulte más cómodo y ten en cuenta que puedes variar de una meditación a otra. Estás aprendiendo a conectar fácilmente con tu intuición, y elegir la postura perfecta para meditar ya te resulta natural a estas alturas. Si es posible, cierra los ojos cuando te lo indique durante esta meditación para la vida después de una pérdida. Abre los ojos para leer cada indicación. Tienes 4 minutos para que el dolor te transforme Siéntete a salvo en este momento, consciente de que el trauma ya ha terminado. El acontecimiento doloroso ha quedado en el pasado. Puedes elegir sentirte a salvo, sereno y en paz en este momento. Ya has tomado la decisión amorosa de estar aquí en esta demostración de amor hacia ti mismo. 1. Cierra los ojos y deja que la respiración fluya con naturalidad. Observa cómo el aire entra por la nariz, baja por la garganta, te llena el pecho y el abdomen y sigue bajando hasta el coxis. Céntrate en la respiración durante diez ciclos de respiración completos o hasta que te sientas fuerte y sereno en la posición. Después abre los ojos para leer la siguiente indicación. Es hora de repetir los mantras. Es importante que aunque no creas que el dolor pueda cambiarte a mejor, dejes espacio para la posibilidad de que sea cierto. 2. Repite cada uno de los dos mantras siguientes en cada exhalación de tres ciclos de respiración completos. Haz una pausa durante un par de respiraciones después del primer ciclo para abrir los ojos y leer el siguiente mantra. Concédete también unos instantes para dejar que el primer mantra se asiente. Después del segundo mantra, abre los ojos y lee la última indicación. Mantra 1 Elijo «sentir» mi dolor, pero sin dejar que me absorba. Mantra 2 Veo y acepto las lecciones que me ha traído mi dolor. Siente apoyo en este momento. Estás conectado contigo mismo y te sientes completamente a salvo. Recuerda que has sobrevivido a todos los momentos dolorosos de tu vida. Eres un ser fuerte y poderoso, una creación divina y un recipiente lleno de amor puro y de luz. 3. Pon fin a la meditación con un último mantra. Cierra los ojos y repítelo tres veces en voz alta al final de cada una de tres gigantescas respiraciones de liberación. Inhala totalmente; exhala totalmente. Repite: «He cambiado a mejor. En este momento soy poderoso».
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