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LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO
DE LA CALZADA
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS*
RESUMEN
Debido a la situación geográfica de Santo Domingo de la Calzada y a su
relevancia política y religiosa, la Guerra de la Independencia dejó importan-
tes y nefastas huellas en la ciudad. A las requisas de bienes, las contribucio-
nes de dinero, los saqueos y la constante presencia de franceses durante seis
años, se sumó el tránsito de tropas y guerrillas que protagonizaron diferen-
tes enfrentamientos y escaramuzas. Todo ello llevó a un empobrecimiento
de la localidad y sus habitantes que tardarían mucho tiempo en recuperarse.
Por otro lado es interesante observar que, en medio de un generaliza-
do ambiente antifrancés, surgieron en la ciudad algunas sensibilidades
afrancesadas y elementos liberales que protagonizarán la vida política cal-
ceatense en los siguientes años.
Palabras clave: Santo Domingo de la Calzada. Guerra de la Indepen-
dencia. Franceses. José I. Napoleón. Guerrilla.
Taking into account the geographical position of Santo Domingo de la
Calzada and its political and religious implications, the War of
Independence left important and disastrous marks in the city. Requisition,
taxes, sacking and the constant French presence during six years comes on
top of the transit of troops as well as confrontations and disputes that gave
rise to different guerrillas. This situation resulted in an impoverishment of
population and citizens, which took long time to be recovered.
On the other hand, it is worth by noting some frenchified sensibilities
and liberal elements which, in a general anti-French atmosphere, played
an important role in the policy of the city during the following years.
Keywords: Santo Domingo de la Calzada. War of Independence. French.
Napoleon I. Guerrilla.
63
* Investigador Agregado del Instituto de Estudios Riojanos.
Berceo 157 63-117 Logroño 2009
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS
INTRODUCCIÓN
El desarrollo y las consecuencias de la Guerra de la Independencia en
la ciudad calceatense no han despertado hasta ahora demasiado interés en-
tre los historiadores, a pesar de ser un acontecimiento fundamental en la
historia local. La contienda repercutió de forma clara en el desarrollo pos-
terior de la ciudad, aunque fueron quizás los cambios políticos que se ge-
neraron en España a consecuencia de aquella, los cuales derivarían poco
a poco hacia el liberalismo, los que marcaron especialmente el decurso de
la historia calceatense.
Algunos trabajos de carácter divulgativo han abordado de manera pun-
tual determinados aspectos de la guerra en la ciudad. También ha habido
acercamientos al tema dentro del contexto biográfico de San Jerónimo Her-
mosilla, nacido en la ciudad en 1800 y cuya infancia discurrió durante los
años estudiados1. Tanto unos como otros aportan datos de gran interés si
bien, al no ser esa su intención, no se adentran en el estudio general de la
situación de la ciudad dentro del contexto político, social y bélico regional
y nacional.
Este breve trabajo pretende ofrecer un análisis global del conflicto en
la ciudad, abriendo un camino a necesarias investigaciones posteriores que
amplíen el tema y procurando una primera conexión de los acontecimien-
tos con el ámbito nacional, pero sobre todo con el regional riojano-burga-
lés en el que se desarrollaron.
Para el presente trabajo, y en cuanto a las fuentes documentales, se ha
acudido principalmente a los dos archivos históricos de la ciudad, el del
ayuntamiento y el del cabildo catedralicio. Del primero han sido las actas
municipales la fuente básica, del segundo, además de las actas capitulares,
se han consultado los libros de defunciones y los diversos legajos. Final-
mente otra de las fuentes fundamentales han sido los protocolos calcea-
tenses conservados en el Archivo Histórico Provincial de Logroño2.
* * *
Santo Domingo de la Calzada no fue escenario de importantes enfren-
tamientos ni de sucesos de relevancia nacional durante la guerra con el
francés, gran parte del período fue una localidad más de la retaguardia. Sin
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1. CALVO ESPIGA, Arturo. “Santo Domingo de la Calzada, 1808”, Programa oficial
de fiestas del Santo, 1974, s.p. DÍEZ MORRÁS, F. Javier. “La diócesis, el cabildo calcea-
tense y la Guerra de la Independencia”, Programa oficial de fiestas de Gracias y Her-
mosilla, Santo Domingo de la Calzada, 2000, s.p. SÁINZ RIPA, Pelayo. Jerónimo
Hermosilla. Misionero y mártir riojano, Logroño, 1988.
2. He de agradecer enormemente la disponibilidad y colaboración de Marián Mar-
tínez de Toda Vallejo de Gonzalo Ruiz Pascual y de Micaela Pérez, archiveros respon-
sables de los tres archivos consultados.
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LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
embargo, debido a su importancia política y administrativa como capital
del Corregimiento de Rioja3, y religiosa por ser co-sede del Obispado de
Calahorra y La Calzada, así como por su estratégica situación geográfica a
caballo entre Castilla y el Ebro, la ciudad vio muy condicionada y alterada
su cotidianeidad en el transcurso de la contienda. Sin duda se puede ha-
blar de que la guerra produjo una verdadera cesura en su historia, pues a
partir de ella y de sus consecuencias políticas, la ciudad perderá de forma
paulatina la preeminencia política que hasta el momento había mantenido.
Las fuentes y testimonios nos hablan de un tránsito y asentamiento
constante de tropas francesas y españolas en la ciudad desde 1807 y has-
ta mediados de 1813, y de sus perniciosas consecuencias, así como de la
existencia de episodios menores pero de gran interés para el estudio y co-
nocimiento más detallado de la guerra en la región, y en general en los
ámbitos locales. Santo Domingo de la Calzada se encontraba en el entor-
no de los corredores por los que entraron y se distribuyeron buena parte
de las tropas francesas a partir de 1807 y durante 1808. Por un lado discu-
rría el camino que, comenzando en Irún, pasaba por Vitoria, por la cerca-
na localidad de Miranda de Ebro, por el paso de Pancorbo, la Bureba y
Burgos, y se dirigía hacia Madrid. Por otro, desde Miranda de Ebro y a lo
largo de la línea del Ebro, transitaron y se asentaron tras la derrota de Bai-
lén las tropas francesas que intervinieron en noviembre de 1808 en las ba-
tallas de Tudela y Gamonal, o en los dos sitios de Zaragoza. Por otro lado
en 1810 Napoleón señalaría el Ebro como frontera sur de sus territorios
franceses. Todo ello afectó directamente a la ciudad. Finalmente la sierra
de la Demanda, tanto riojana como burgalesa, fue escenario de la actividad
y refugio de guerrillas o de la propia Junta de Burgos. En concreto en es-
tas tierras altorriojanas tuvieron lugar diversas escaramuzas de Ignacio
Alonso “El Cuevillas”, y de las tropas guerrilleras del navarro Francisco Es-
poz y Mina, con enfrentamientos relevantes con los franceses como el que
provocó el conocido como “Desastre de Belorado”, de noviembre de 1810,
cuyas negativas consecuencias para los españoles apresados se desenca-
denaron en la ciudad calceatense.
1. 1807-1808: LA ENTRADA DE LOS FRANCESES EN ESPAÑA, EL
LEVANTAMIENTO DE LA NACIÓN Y LA LLEGADA DE LAS
TROPAS A LA CIUDAD
En virtud del Tratado de Fontainebleau de 27 de octubre de 1807, las tro-
pas francesas entraban en territorio español con el fin de invadir Portugal.
Sin embargo pasaban los meses y aquellas seguían en España en lo que ya
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3. Durante este período se denominó también y de forma habitual a este territo-
rio como Partido de Santo Domingo de la Calzada. También encontramos menciones
a la Merindad de Rioja, terminología muy asentada en esta zona pero de origen jurí-
dico medieval.
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se apreciaba como un verdadero asentamiento. En el ayuntamiento calcea-
tense de 21 de marzo de 1808 se leía una Real orden de 16 de marzo, un día
antes del motín de Aranjuez, por la cual el rey Carlos IV todavía pretendía
tranquilizar a sus súbditosante la inquietud que llevaba provocando el trán-
sito durante meses de las tropas francesas, entonces denominadas como
“aliadas”; un tránsito que se estaba prolongando más de lo primeramente
previsto y que repercutía directamente en la población y su economía. Aten-
diendo a lo ordenado por dicha Real orden, el corregidor de la ciudad pro-
cedió a su publicación en todo el partido calceatense para conocimiento
público y con el fin de dar un falso respiro a la ciudadanía4.
No había empezado la contienda y la presencia de tropas francesas en
la ciudad y su corregimiento era a comienzos de 1808 un hecho palpable.
La población lo percibiría con cierta desconfianza. A finales de diciembre de
1807 se había establecido un acantonamiento francés en Haro, villa muy pró-
xima al importante punto de Miranda de Ebro y perteneciente al Corregi-
miento de Rioja5. Días después, el 1 de enero de 1808, un capitán francés del
Tercer Regimiento Suizo se acercaba desde Vitoria a Santo Domingo de la
Calzada, Nájera y Logroño para ver las posibilidades de alojamiento de la ca-
ballería francesa6. El regimiento calceatense, en las personas del marqués del
Puerto y Felipe de Balmaseda, se trasladaría esos días a Haro para intentar
que fuesen las menos posibles7. Las tropas francesas se establecieron final-
mente en la ciudad, primero en casas y después en el convento de San Fran-
cisco, donde se colocaron a principios de febrero seiscientas camas para
enfermos, convirtiéndose así en hospital. Se tuvieron que ir a buscar a Pan-
corbo doscientas cincuenta, además de las cuatrocientas ochenta que ante-
riormente se habían enviado. También se pidieron a Ezcaray y Ojacastro
sesenta y veinte camas respectivamente. La población aportó doscientas sá-
banas y cien mantas. En general la ciudad se volcó en un principio en el aco-
pio de víveres y madera para la tropa francesa. El colaboracionismo sería una
de las constantes de la población calceatense8. Por ejemplo el importante co-
merciante Miguel de Mateo suministraría la paja, la cebada y el trigo. Con es-
te alojamiento de tropas daba comienzo la presencia francesa en la ciudad.
Pocas semanas después, el 11 de abril, se leía en la sesión correspon-
diente del regimiento calceatense otra Real orden remitida al corregimien-
to en la que se informaba que Carlos IV había abdicado el día 19 de marzo
en su hijo Fernando VII9. La ciudad ya tenía conocimiento de ello, pues el
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4. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 21 de marzo.
5. SOBRÓN ELGUEA, Mª Carmen. Logroño en la Guerra de la Independencia. Ins-
tituto de Estudios Riojanos, Logroño, 1987, pág. 45.
6. Idem, pág. 46.
7. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 4 de enero.
8. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 1 de febrero.
9. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 11 de abril.
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LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
cabildo había decidido el 3 de abril celebrar un “te deum” de acción de
gracias ante la exaltación del nuevo rey10. Como se ha dicho, el 17 de mar-
zo se había producido el motín de Aranjuez contra Godoy. En esos días de
abril el nuevo rey Fernando VII se dirigía hacia el norte español para en-
trevistarse con Napoleón. El 12 de abril estaba en Burgos, el 14 en Vitoria
y el 20 entraba finalmente en Francia. El día 30 llegaban Carlos IV y la rei-
na María Luisa, recibidos con todos los honores por Napoleón en Bayona.
Fernando VII, tras no pocos problemas, renunciaría a principios de mayo
a la corona a favor de su padre bajo la amenaza de Napoleón, que pre-
viamente había obtenido el compromiso de Carlos IV de entregarle el tro-
no español. Todo sonaba a componenda y servilismo real. La dinastía
Borbón abandonaba la corona y al país de forma vil. Sin embargo un ol-
vidadizo pueblo español recibiría a ese mismo rey depuesto y huido como
“El deseado” seis años después.
El 2 de mayo madrileño es muestra fiel de la desconfianza del pueblo
español hacia Napoleón, la cual se venía cultivando desde hacía meses.
Desde la salida de Carlos IV el 25 de abril, la villa y corte se mostraba aún
más inquieta. La oposición del pueblo a la salida del infante Francisco pro-
vocó los graves disturbios y el levantamiento de la población que desen-
cadenó la guerra.
Tal y como se ha visto, cuando se conocieron los disturbios de Ma-
drid, la población calceatense ya hacía tiempo que sufría los efectos del
asentamiento y tránsito de las tropas francesas. Los agricultores de la ciu-
dad llevaban desde finales de 1807 haciendo transportes de equipajes
franceses entre la ciudad y las localidades de Miranda de Ebro y Pancor-
bo, y soportando además el coste del alojamiento de las tropas de Na-
poleón en la ciudad, pues no se les había abonado sino pequeñas
cantidades por el propio regimiento11. No será hasta agosto de 1808 cuan-
do el regimiento, ante la difícil situación, tome la decisión de exigir a to-
da la población “sin distinción de clases ni personas” una contribución
para sufragar los gastos de esos continuos transportes. Se pagaría a cada
carretero 20 reales por día12.
1.1. Repercusiones del 2 de mayo en La Calzada: La creación de la
Junta General de Clases
Al igual que en buena parte de las localidades más importantes de Es-
paña y del entorno geográfico, ante la nueva situación provocada por el le-
vantamiento popular de Madrid, y el peligro a que se extendiesen los
disturbios que ya se habían producido en varias ciudades, el 5 de junio a las
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10. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildo extraordinario de 3 de abril de 1808.
11. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 16 de mayo.
12. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 6 de agosto.
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dos de la tarde se constituía en el ayuntamiento una Junta13. Desde el Con-
sejo de Castilla se había dado orden de mantener la paz pública14. Pérez Gar-
zón ha destacado lo insólito del nacimiento de estas juntas por todo el país,
siendo una verdadera manifestación de la soberanía popular y del poder pa-
ralelo que pronto surgió en contraposición al francés. A principios de junio
se habían constituido numerosas juntas, muchas de ellas de carácter revolu-
cionario, por las ciudades más importantes del país que en muchos casos su-
plieron el vacío de poder15. Se puede afirmar que en Santo Domingo de la
Calzada no hubo ningún ímpetu reivindicatorio o revolucionario, ni se pro-
dujeron disturbios como respuesta al levantamiento madrileño y a la llegada
de tropas, sin embargo una de las ciudades cercanas que sí se levantó con-
tra el francés fue Logroño, que lo hizo el 30 de mayo16. Quizás la presencia
y cercanía de grandes contingentes de tropas francesas provocó en la ciudad
calceatense, al igual que ocurrió en el País Vasco y Cataluña, un mayor co-
medimiento y prudencia de las autoridades locales17.
En casi todas las ciudades donde se crearon, como no podía ser de otra
manera, estas juntas estuvieron formadas por miembros de la jerarquía y
aristocracia tradicional, por eclesiásticos, por militares, por la burguesía
emergente y por algunos agricultores y comerciantes. Así se puede obser-
var también en la ciudad calceatense, donde su propia denominación, Jun-
ta General de Clases, alude a los diferentes grupos sociales, o clases,
existentes18. Es de sumo interés un primer y somero análisis de alguno de
los nombres de tal junta que, por diferentes circunstancias, adoptarán un
protagonismo especial meses después, y hasta posiciones políticas antagó-
nicas. En ella vemos por ejemplo al canónigo Bonifacio Tosantos, futuro
miembro de las Cortes de Cádiz en representación de la provincia de Bur-
gos en 1813-1814; al que será presidente de la revolucionaria Junta de Bur-
gos y también canónigo de la catedral, Eusebio Pérez Fajardo; a dos de los
alcaldes liberales durante el Trienio liberal de 1820-1823, el afrancesado e
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13. Quedándonos en La Rioja, hay queseñalar que el 4 de junio se constituyó una
junta en Calahorra. SÁNCHEZ DIANA, José María. “La Diócesis de Calahorra y La Cal-
zada durante la Guerra de la Independencia”, Berceo, 62 y 63 (1962), pág, 25. CAÑAS
DÍEZ, Sergio. “Entre la espada y la pared: La Guerra de Independencia en Calahorra
(1808-1814), Kalakorikos, 13 (2008), pág. 15.
14. Cuenca Toribio calificará al conjunto de manifestaciones populares del mo-
mento como la primera movilización político-social a gran escala de la historia espa-
ñola. CUENCA TORIBIO, José Manuel. La Guerra de la Independencia: Un conflicto
decisivo (1808-1814), Encuentro, Madrid, 2006, pág. 31.
15. PÉREZ GARZÓN, Juan Sisinio. Las Cortes de Cádiz, Síntesis, Madrid, 2007, pág.
100 y ss.
16. SOBRÓN ELGUEA. Op. cit., pág. 69 y ss.
17. CUENCA TORIBIO. Op. cit., pág. 32.
18. FRASER, Ronald. La maldita guerra de España, Crítica, Madrid, 2009, pág. 191
y ss.
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LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
intendente josefino de Palencia, Miguel Antonio de Tejada, y Canuto Primo
de Olave; o a comerciantes e industriales como Vicente Garrido, Miguel de
Mateo –primer alcalde constitucional en 1813–, y su primo y cuñado José
Joaquín Pérez Íñigo, estos dos últimos dueños de la Real Fábrica de telas.
La Junta General calceatense estuvo integrada por los siguientes cua-
renta y tres miembros: El corregidor José Pérez de Rozas, los canónigos y
prebendados de la catedral Bonifacio Tosantos, Eusebio Pérez Fajardo, Il-
defonso de Ceballos y Martín Fernández de Miñano19; los curas párrocos
Bernabé Antonio Garrido y Venancio Ruiz de Gopegui; fray Antonio Llo-
rente y fray Hilario Bustamante, franciscanos del convento de la ciudad; el
conde de Hervías; Manuel Baltasar Martínez de Pisón, marqués de Ciri-
ñuela; Alfonso Salazar, el fabricante de telas Vicente Garrido; José Joaquín
de Aguirre, Administrador de las cuentas reales; Cesáreo de Alemán y Ca-
nuto Primo de Olave, regidores; el escribano Luis Vallejo, Pedro José de
Ochotorena y Alejandro Manso, los tres regidores añales; Ramón de Alday,
Manuel Bernardino de Mendi y Pantaleón Marín, diputados del común; Eu-
sebio Montejo, procurador síndico; Antonio Uríszar de Aldaca, anterior co-
rregidor de la ciudad; Ángel Martínez de Pisón, Domingo Manso de Zúñiga;
el regidor y Señor de Herramélluri Miguel Antonio de Tejada y Otálora; el
abogado y comerciante Miguel de Mateo, el también abogado José de Bal-
maseda, el dueño de la Real Fábrica de telas José Joaquín Pérez Iñigo, el
comerciante Pedro Pascasio de Ceballos, Mateo Ibáñez, León de Negue-
ruela, Julián de Bartolomé, Alejandro Calvo, Francisco Sáenz de Cosca, Jo-
sé García Benito, Manuel Zuazo, Tomás Martínez, Ramón Azofra, Ramón
Unzueta y José Gómez, algunos de ellos artesanos y agricultores; y final-
mente Manuel Baltasar del Valle, escribano. El peso eclesiástico en la jun-
ta era claro, ocupando el 19% de los miembros. Estaba en consonancia con
la presencia de importantes instituciones como el cabildo catedralicio y el
convento de San Francisco. Aún así en otros lugares su representatividad
se llegaría a acercar al 25%20.
Los anteriores eran sin duda las personas más influyentes y representa-
tivas de la ciudad, ya por sus cargos, ya por su importante patrimonio. En
definitiva, estaban los que tenían que estar. Según se menciona en el acta
de la junta inicial, el motivo de su creación no era otro que “tratar del me-
dio de mantener el sosiego y tranquilidad pública, evitando por los modos de
la persuasión y dulzura cualquiera causa en sus principios que se oponga a
estas ideas recomendadas tan repetidas veces por nuestro gobierno…”. Sin
embargo pronto se verá que, además de ese, el fin de la junta será recabar,
negociar y gestionar las disposiciones y recaudaciones dinerarias para satis-
facer las distintas demandas, sobre todo de la administración josefina.
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20. FRASER. Op. cit. Pág. 194.
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Significativa es la primera decisión que se tomó, hacer rogativa y rosa-
rio en la catedral21. En segundo lugar se acordó crear una junta menor, a
modo de junta directiva, que sería la que a la postre continuaría con las
reuniones. Estaba compuesta por el corregidor, el regidor Canuto Primo de
Olave, el procurador síndico, el canónigo Eusebio Pérez Fajardo, el fran-
ciscano fray Hilario de Bustamante, el cura párroco, el marqués del Puer-
to, Vicente Garrido, Miguel de Mateo, el abogado José de Balmaseda, José
Joaquín Pérez Iñigo, el labrador León de Negueruela y el artesano José
García Benito. Dicha junta local se reuniría los martes y domingos de ca-
da semana para tratar los asuntos. A ella podría acudir cualquiera de los
miembros de la Junta General tal y como así fue22.
El regimiento tomó también la decisión de crear unas rondas nocturnas
de vigilancia por la ciudad para evitar altercados, de la que también forma-
ron parte dos canónigos, los cuales serían dispensados de tal servicio por el
Intendente de Burgos en abril de 1809 a solicitud del propio cabildo23.
1.2. Primeros efectos de la llegada francesa a la ciudad
Un día antes de aquella convocatoria de la Junta General calceatense,
el 4 de junio de 1808, Napoleón publicaba el nombramiento de su herma-
no mayor José como rey de España. El 8 de julio juraría la nueva constitu-
ción, el Estatuto de Bayona. El 15 de junio Napoleón había pretendido
reunir en Bayona a 150 notables pertenecientes al clero, a la aristocracia y
al pueblo llano, en un guiño a las instituciones del Antiguo Régimen. Sólo
consiguió que llegasen 65. Al final, en la sesión de 8 de julio estuvieron 91.
En modo alguno representaban al país, pero llevaron a cabo el verdadero
interés del emperador francés, aprobar el Estatuto de Bayona. Entre ellos
se encontraba el afrancesado canónigo de la catedral de Calahorra Juan An-
tonio Llorente, que había defendido años antes y en varias ocasiones dife-
rentes causas en Madrid a favor de los intereses del cabildo calceatense, o
el arzobispo de Burgos. Pronto irían llegando al corregimiento los nuevos
nombramientos realizados por José I. El 20 de junio se daba cuenta en el
ayuntamiento de la Real orden de 10 de junio por la que nombraba al ma-
riscal Joaquín Murat, duque de Berg, Lugarteniente general.
La progresiva y cada vez mayor presencia de tropas francesas en el
norte español y en la línea del Ebro, influiría pronto y de manera clara en
la ciudad. El 27 de junio el general francés Jean Antoine Verdier, a las ór-
denes del mariscal Bessières, notificaba a la ciudad la necesidad de que,
para el 1 de julio, se enviase a Tudela un convoy con sesenta bueyes, se-
senta carneros, cien fanegas de trigo, diez de cebada y veinte cántaras de
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21. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildo extraordinario de 6 de junio de 1808.
22. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 5 de junio.
23. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildos de 23 y 27 de julio de 1808 y 29 de abril
de 1809.
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LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
vino que la ciudad pagaría una vez estuviesen en ella. Las actas no lo men-
cionan, pero su destino no era otro que abastecer por la retaguardia a las
tropas francesas que el 15 de junio habían iniciado el primer sitio de Za-
ragoza, en el que el propio general tomaría parte a partir del 25 del mis-
mo mes24. Como la ciudad calceatense no tenía dinero para pagar, se
acordó citar a una reunión el día 27 de junio a las cuatro de la tarde al ca-
bildo25, regidores y vecinos que pudiesen contribuir económicamente26. Así,
se reunía la arriba mencionada junta delegada de la Junta General, forma-
da en este caso por el corregidor José Pérez de Rozas, el marqués de Ciri-
ñuela, el regidor Canuto Primo de Olave, el canónigo Bonifacio Tosantos,
el prebendado Martín Fernández de Miñano, Manuel Marín, Luis Vallejo,
Manuel Martínez de Pisón, Juan Eusebio Mateo, JoaquínPérez Iñigo, José
de Balmaseda, Eusebio Montejo, Pedro José de Ochotorena, Miguel de Ma-
teo, Pedro Pascasio de Ceballos, Ramón de Alday, Leodegario Pérez, Mar-
celino Laprada, Ángel Vinuesa, Antonio Sáenz del Prado, Rafael Fernández
de la Lastra y Alejandro Manso. El corregidor aportó 1.000 reales, el mar-
qués de Ciriñuela, 6.000; el cabildo catedralicio, 6.000; Canuto Primo de
Olave, 800; Eusebio Montejo, 50 fanegas de trigo; Miguel Antonio de Teja-
da, 50 fanegas de trigo; Miguel de Mateo, 1.500 reales; Ramón de Alday,
1.000; Pedro de Ceballos, 500; Leodegario Pérez, 200; Marcelino Laprada,
50; Rafael Fernández de la Lastra, 5 fanegas de cebada; Ángel Vinuesa, 300
reales; Antonio Sáenz del Prado, 100; Francisco Mateo Montes, 500 reales
y 5 fanegas de cebada; José Joaquín Pérez Iñigo, 1.000 reales; Juan Euse-
bio Mateo, 1.000 y José de Balmaseda, 1.500. En total 21.450 reales de ve-
llón. Faltaban entre 15.000 y 20.000 reales, por lo que el comerciante
Miguel de Mateo ofreció anticipar el pago.
La ciudad cumplió con la petición del general, siendo muestra del in-
teresado colaboracionismo que ya dijimos se mostró desde un principio
con el francés. En esa misma junta se aprobaba que el corregidor debía in-
formar personalmente al general Verdier del buen trato que se había dado
en la ciudad a las tropas francesas, la tranquilidad que había reinado a pe-
sar de las circunstancias, y que aún no se habían cobrado gran parte de las
indemnizaciones por los transportes. El corregidor daba noticia días des-
pués de la entrevista mantenida con el general. Teniendo presente la cola-
boración calceatense y el buen trato ofrecido a las tropas francesas por la
ciudad y pueblos del corregimiento, el general se comprometía a ponerlo
en conocimiento del rey José I “para que lo tuviere presente”27.
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24. El famoso primer sitio de Zaragoza se levantó el 14 de agosto motivado por
la derrota francesa en Bailén, siendo uno de los hitos más explotados por la historio-
grafía española más tradicional.
25. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildo extraordinario de 27 de junio de 1808.
26. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 27 de junio.
27. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 4 de julio.
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Las solicitudes de abastecimiento de las tropas francesas, especialmen-
te las de los puestos de Miranda de Ebro y Pancorbo, serán constantes des-
de los mismos inicios de la ocupación. Fue la Junta General creada la que
se encargaría durante toda la contienda de los asuntos correspondientes al
abastecimiento de las tropas y a la recaudación de fondos necesarios, y no
así el propio ayuntamiento. Como se ha visto, en la Junta se encontraba re-
presentado, además de los propios miembros del regimiento con el corre-
gidor a la cabeza, el amplio abanico social de la ciudad, y en concreto las
economías más pudientes, tales eran por ejemplo el cabildo catedralicio y
varios comerciantes e industriales que no eran miembros del regimiento.
Su patrimonio e influencia era vital para poder cumplir con los requeri-
mientos de los franceses, por lo que la capacidad de decisión en ese im-
portante tema se delegó de forma tácita por parte del regimiento en dicha
Junta. En agosto por ejemplo vuelve a llegar una nueva petición, esta vez
desde Briviesca, para que se enviasen 30 raciones de pan, 60 de carne 200
de vino. El ayuntamiento comenzaba a tener serios problemas, pues nece-
sitaba dinero para pagar muchos de los múltiples gastos ocasionados con
anterioridad, por lo que se les informaba de que no era posible el envío.
A su vez se acordó informar al rey de los gastos que se habían abonado
para el suministro y para mantener la seguridad de los pueblos del parti-
do. Así, era la mencionada Junta General la que vería la posibilidad de con-
seguir un empréstito de 24.000 o 30.000 reales para afrontar los diferentes
pagos. Serían finalmente el comerciante e industrial Miguel de Mateo con
12.000 reales, el Santo Hospital con 4.000, la Casa de Misericordia con
4.000 y el cabildo catedralicio con otros 4.000, los que aportaron inicial-
mente el dinero necesario28. Tal era la necesidad de disponer de bienes,
que a principios de septiembre el regimiento procedía a la tasación de to-
do el ganado de la ciudad29.
El 12 de septiembre se volvía a reunir la Junta y se acordaba que “en
atención a las actuales circunstancias en que se halla la ciudad por los ex-
cesivos pedidos que se le hacen de todas partes”, se entrevistase el corregi-
dor Pérez de Rozas con el mariscal Ney o el general Dessolles, acantonados
en Haro. Por otro lado se aprobaba una tazmía a los labradores del ocho
por ciento del grano.
Se hacen constar también entonces dos interesantes avisos provenien-
tes del comandante francés acantonado en la ciudad. Ambos dan idea de
una situación inicial de convivencia más o menos pacífica y de un cierto
respeto francés por las instituciones políticas de la ciudad, pero también se
aprecia una latente tensión. Sus palabras son sin embargo muestra clara del
interés del comandante Deucharge por controlar totalmente la situación. El
mando francés señalaba que “sus habitantes verán respetadas sus personas
y propiedades siempre que guarden la mejor armonía con los soldados
72
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28. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesiones de 21 y 22 de agosto.
29. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 9 de septiembre.
Berceo
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
franceses, y que cualquiera que tenga una queja de algún soldado acuda
a darla a su comandante para que le castigue como corresponde, así como
lo hará el soldado cuando la tenga del paisano para que se le castigue por
el señor corregidor, deponiendo el infundado temor de que vienen a por los
jóvenes pues de ninguna manera se verificará esto siempre que observen
una buena conducta”. El segundo aviso se refería a que todos los vecinos
debían entregar sus armas en el ayuntamiento30. El edificio consistorial se-
rá el lugar donde se instalen las oficinas francesas durante toda su presen-
cia en la ciudad, lo que provocó que en muchas ocasiones las reuniones
del regimiento se celebrasen en el contiguo edificio o sea la casa del co-
rregimiento y cárcel real.
Pero el mayor y más grave problema con el que por el momento se
iba encontrando la ciudad seguía siendo el económico, concretamente la
gran cantidad de demandas de bienes y abastecimientos de tropas que con-
tinuaban llegando de todas partes. La Junta volvió a comisionar el día 16
al corregidor y a Manuel Martínez de Pisón, marqués del Puerto, para que
fuesen a Miranda o Vitoria, donde se encontraba el rey José I, para solu-
cionar el asunto, pues no podían seguir atendiendo todas las solicitudes
que recibían. Reclamaban a la autoridad francesa una cantidad y un solo
lugar de entrega de víveres31.
En Junta de 20 de septiembre se informaba de que Cabarrús había li-
brado 30.000 reales para los gastos de la ciudad, cosa que se agradecía, pe-
ro por otro lado, aún pendiente la entrevista anterior, llegaba una
notificación de Domingo Blanco de Salcedo, entonces subdelegado gene-
ral de Bureba y Rioja y posteriormente intendente de Burgos, que indica-
ba que había que hacer una nueva remesa extraordinaria de víveres, lo que
causó un nuevo malestar. Se pasó de nuevo a Miranda y Vitoria para tratar
otra vez el asunto de los suministros de la ciudad32.
Por otro lado el ambiente de inseguridad era cada vez más palpable
pues, como se verá seguidamente, el paso de importantes contingentes
franceses era constante por todo el entorno. A finales de septiembre se
acordó nombrar una o dos personas en cada barrio o calle para que con-
trolasen el tránsito de las caballerías locales, las cuales no podían salir ex-
tramuros sin la oportuna autorización de esas personas “para que en caso
de venir algún piquete con la precipitación que acostumbran, se sepa el si-
tio donde se hallan para irlos a llamar”. Tambiénse pedían refuerzos pa-
ra el juzgado33.
73
Berceo
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30. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 12 de septiembre.
31. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesiones de 14 y 16 de septiembre.
32. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 20 de septiembre.
33. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 30 de septiembre.
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS
En octubre, tras sucesivas peticiones, llegaban fondos reales, por lo
que el ayuntamiento aprobaba el abono de sus jornales a los “vagageros”
que hacían los transportes para la tropa francesa34.
1.3. El rey José I Bonaparte en tierras riojanas
Procedente de Bayona y con intención de entrar por primera vez en
Madrid, el 14 de julio José I pernoctaba en la cercana villa de Miranda de
Ebro, donde fue agasajado por el corregidor y representantes de pueblos
cercanos35. Seis días después, el 20 de julio, el nuevo rey era recibido fría-
mente en Madrid e iniciaba uno de los reinados más amargos y complica-
dos de la historia de España, pues apenas había entrado en la villa y corte
tendría que salir de ella ante la llegada de la noticia de la derrota francesa
en Bailén del día 19.
El 1 de agosto el rey sale de Madrid. El día 9 está en Burgos y el 17 de
agosto instalará su Cuartel General en Miranda de Ebro con el fin de afian-
zar la línea del Ebro36. Todo el Ebro se militarizará con tropas francesas afec-
tando de forma especial a las tierras riojanas y al partido calceatense37.
Fernández Pardo relata de forma detallada el periplo de José I por tierras rio-
janas acompañado de Juan Antonio Llorente, ya estrecho colaborador suyo
que en ese momento era Consejero de Estado38. El viaje fue tortuoso por al-
gunas escaramuzas que se sucedieron y otros desmanes cometidos por los
franceses. El día 28 de agosto el rey pasaba las Conchas de Haro, y al día si-
guiente se encontraban ya en Logroño. El 31 de agosto José I estaba en Ca-
lahorra, de donde había huido el desafecto obispo Aguiriano el día 139. El 1
de septiembre partía de nuevo para Logroño, donde permanecería hasta el
día siguiente. El día 3 estaba de vuelta en Haro, donde se celebró un con-
sejo de ministros con el fin de tratar el aseguramiento del territorio. Pocos
días después el rey instalaba su Cuartel General en Vitoria, donde recibirá el
5 de noviembre a su hermano Napoleón, procedente de Francia.
Como han señalado algunos historiadores, de las tierras riojanas José I
se llevó, aparte de las anteriores escaramuzas y encuentros, el apodo más fa-
moso y despectivo que haya podido tener un monarca español, el de “Pepe
botella”. Injusto fue dicho mote puesto al abstemio rey, el cual fue propicia-
74
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34. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 10 de octubre.
35. MORENO ALONSO, Manuel. José Bonaparte. Un rey republicano en el trono
de España. La esfera de los libros, Madrid, 2008, pág. 280.
36. Idem, pág. 298.
37. SOBRÓN ELGUEA. Op. cit., pág. 79 y ss.
38. FERNÁNDEZ PARDO, Francisco. Juan Antonio Llorente, español “maldito”. San
Sebastián, 2001, págs. 479 y ss.
39. SÁINZ RIPA, Eliseo. Sedes episcopales de La Rioja. Siglos XVIII-XIX, Tomo IV,
pág. 252.
Berceo
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
do por la apropiación de una buena cantidad de vino por parte de las tro-
pas francesas, a las cuales les habían robado previamente sus existencias vi-
nícolas40. A partir de entonces coplas y coplillas se cebarían con el francés,
extendiéndose rápidamente por todo el país para regocijo del pueblo.
1.4. Noviembre de 1808: Las batallas de Gamonal y Tudela
Durante el primer año de ocupación francesa fue el norte español, y
concretamente un amplio territorio que podríamos delimitar entre las tie-
rras de Burgos-Miranda de Ebro y Zaragoza, pasando por Álava, La Rioja,
Navarra y Soria, o sea el Ebro medio en sus dos márgenes, una de las zo-
nas con mayor intensidad bélica y presencia de tropas españolas y france-
sas. En ese importante espacio geográfico fuertemente militarizado, se
encontraba la ciudad calceatense, que se convirtió en lugar de paso de las
tropas implicadas en dos de las batallas más importantes de los inicios de
la guerra, la de Gamonal, en las afueras de Burgos, y sobre todo la de Tu-
dela, en Navarra.
Una de las consecuencias de la derrota en Bailén del 19 de julio fue la
llegada de Napoleón y su “Grande Armeé” a España decidido a terminar
con el ejército español. La ciudad calceatense, que desde hacía meses lle-
vaba sufriendo la presencia militar y las numerosas peticiones de remesas
de víveres para las tropas, vio incrementada aún más si cabía su penosa si-
tuación con la entrada del Emperador y su ejército. Así, a principios de no-
viembre llegaban al ayuntamiento tres oficios de los días 4, 5 y 6 firmados
respectivamente por el comisario del ejército francés en Miranda de Ebro,
por el alcalde de Haro y por Domingo Blanco de Salcedo, subdelegado ge-
neral de Bureba y Rioja, pidiendo sin dilación que el partido contribuyese
con una buena cantidad de víveres, entre los que se encontraban nada me-
nos que 100 bueyes. Este último además señalaba que, si no se hacía lo or-
denado, se tomarían las medidas oportunas, que podemos entender no
eran muy conciliadoras. Ante tal situación el regimiento acordó enviar al
regidor Miguel Antonio de Tejada y Otálora a entrevistarse en Haro con
Blanco de Salcedo, y si fuese el caso ir hasta Vitoria para hablar con Ca-
barrús y explicar la situación de la ciudad y su partido, y lo mucho que
hasta ahora había suministrado a la tropa41. A esto había que sumar los
constantes viajes de carros trayendo y llevando equipaje de la tropa.
Como seguidamente se verá, durante el mes de noviembre fue continuo
el tránsito de tropas francesas por la ciudad motivado por las señaladas bata-
llas. Los trabajadores del juzgado reclamaban un aumento de su sueldo por los
variados trabajos que tenían que desempeñar motivados por dicho tránsito42.
75
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40. SOBRÓN ELGUEA. Op. cit., pág. 131.
41. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 7 de noviembre.
42. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1808, sesión de 22 de noviembre.
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS
La batalla de Gamonal
Debemos ver la batalla de Gamonal del 10 de noviembre de 1808 co-
mo un episodio más del proyecto napoleónico de dejar expedito su trán-
sito hacia Madrid. La ciudad de Santo Domingo de la Calzada vio una serie
de movimientos con el fin de asegurar aquel fin. A principios de noviem-
bre una división al mando del mariscal Ney, acantonada en la importante
plaza de Logroño y que controlaba la zona riojalteña, se dirigía a Burgos
pasando por estas tierras43.
En la batalla Gamonal sería derrotado el denominado ejército de Ex-
tremadura comandado por un inexperto conde de Belveder. Al día si-
guiente y en un ambiente triunfante, llegaba Napoleón a Burgos. Una de
las decisiones que se tomaron entonces afectaba a la ciudad calceatense.
Fue el nombramiento del afrancesado Domingo Blanco de Salcedo, enton-
ces subdelegado general de Bureba y Rioja con sede en Miranda de Ebro,
como nuevo intendente de la provincia burgalesa en la cual estaba inclui-
da la ciudad y su partido. Permanecería en su cargo cuatro años, hasta sep-
tiembre de 1812, momento en el que sería sustituido por Ramón Ortega44.
La batalla de Tudela
Gracias al fundamental trabajo de Calama Rosellón sobre la batalla de
Tudela del 23 de noviembre de 1808, conocemos con detalle no sólo có-
mo se materializó una de las más importantes intervenciones bélicas del
inicio de la Guerra de la Independencia, sino la importancia estratégica de
la ciudad calceatense y su amplio corregimiento o partido en este concre-
to enfrentamiento45.
La batalla, que bien pudo haberse desencadenado en otras importantes
localidades del Ebro como Logroño o Calahorra, ha de estudiarse dentro del
contexto de ocupación del entorno geográfico de dicho río desde meses an-
tes, al ser lugar estratégico por su proximidada los corredores de salida ha-
cia Francia por Pamplona y especialmente por Miranda de Ebro-Vitoria.
Tras la victoria española de Bailén y el consiguiente levantamiento del
sitio de Zaragoza el 13 de agosto, las tropas francesas de Verdier que aco-
saron durante semanas a la ciudad aragonesa, tuvieron que replegarse ha-
cia Tudela. Las operaciones se controlaban desde Miranda de Ebro, donde
ya se ha dicho llegaba José I el día 17 de agosto procedente de Madrid, e
instalaba su cuartel. A lo largo del mes de agosto se establecieron el ma-
riscal Bessières entre Burgos y Briviesca, el mariscal Ney en Logroño-Nal-
76
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43. SOBRÓN ELGUEA. Op. cit., pág. 92.
44. SALVÁ, Anselmo. Burgos en la Guerra de la Independencia, Instituto Munici-
pal de Cultura y Turismo, Burgos, 2008, pág. 87 y 161.
45. CALAMA ROSELLÓN, Argimiro. La Guerra de la Independencia en Soria, La
Rioja, Navarra. La batalla de Tudela: 23-XI-1808, Ministerio de Defensa, 1996.
Berceo
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
da-Nájera y el mariscal Moncey en la margen izquierda del Ebro, especial-
mente en la zona de Lodosa y Andosilla. Las tropas francesas ocupaban por
tanto en septiembre toda la zona del Ebro medio sin especial problema.
Según Sobrón, sobre el Ebro había cerca de 65.000 hombres46. Los espa-
ñoles sin embargo tampoco se mantenían a la espera; al mando de Juan
Pignatelli, y aprovechando un movimiento de Ney hacia Bilbao y otro de
Moncey hacia Estella-Sangüesa, entraron en Logroño en septiembre. Se-
manas después, el 24 de octubre, llegaba a Logroño el triunfante general
Francisco Javier Castaños, héroe de Bailén. Sin embargo el 27 volvía a en-
trar Ney tras una mala operación de Pignatelli47.
Las cosas iban a cambiar de forma radical con la llegada de Napoleón
al territorio español. El 3 de noviembre estaba ya en Bayona y se hacía car-
go de las tropas en España. En medio mes derrotaría al ejército del centro
en Gamonal (10 de noviembre), al del ala izquierda en Espinosa de los
Monteros (10-11 de noviembre), y al del ala derecha en Tudela (23 de no-
viembre).
Hemos de recordar que Napoleón llegaba a Burgos el día siguiente a
la batalla de Gamonal, el 11 de noviembre, y en esa ciudad permanecería
hasta el 22 del mismo mes48. Desde allí se ocupó escrupulosamente de los
movimientos que llevaron a la batalla tudelana. El intenso tránsito de ór-
denes, avanzadillas y tropas entre la ciudad castellana y la zona riojano-na-
varro-aragonesa, donde se fraguaba desde hacía meses la confrontación,
pasaba irremediablemente por La Calzada y su entorno.
Desde Burgos Napoleón ejerció un control absoluto de los movimien-
tos. Existía cierto miedo por parte de los franceses a que los españoles lle-
gasen de nuevo a Logroño, donde se habían acercado los días 12 y 13 de
ese mes de noviembre. Por orden de Napoleón el mariscal Ney se había
trasladado a Burgos por La Calzada llegando a la ciudad castellana el día 11.
Su intención era dirigirse hacia Soria para coger la retaguardia española del
Ebro. Pero existía cierta inquietud por el desconocimiento de los movi-
mientos del general Castaños, del que no se sabía si se encontraba en la zo-
na o en Madrid49. Así, Napoleón inicia una serie de movimientos para
recabar exhaustiva información. Ejemplo de ello es la orden dada de 16 de
noviembre a su ayudante el general Durosnel en la que le indicaba que, con
150 caballos, se instalase en Belorado para controlar la zona calceatense. Le
señala lo siguiente: “enteraros qué se dice de nuevo en La Calzada”. Prose-
guía diciendo que “si no veis inconveniente enviad partidas hasta La Cal-
zada pero sin comprometer las tropas que os confío”. Durosnel debía
77
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46. SOBRÓN ELGUEA. Op. cit., pág. 77 y ss.
47. Idem, pág. 85-90.
48. BORREGUERO BELTRÁN, Cristina. Burgos en la guerra de la Independencia.
Enclave estratégico y ciudad expoliada, Caja Círculo, Burgos, 2007, pág. 102.
49. CALAMA ROSELLÓN. Op. cit., pág. 36.
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS
mantener contactos con el general Lagrange, al mando ahora de las tropas
de Logroño tras la salida de Ney, e informar detalladamente al Emperador50.
Las noticias transmitidas a Napoleón sobre la situación del entorno
eran constantes porque así las demandaba. El día 17 el general Lacoste le
enviaba un informe muy detallado sobre la situación de la Rioja Alta y Lo-
groño. En concreto sobre la zona calceatense señalaba:
“Haro: a tres leguas y media de Miranda. Puesto muy importante al que el
enemigo puede llegar fácilmente por (Santo Domingo de la) Calzada y alcan-
zar Miranda. No he encontrado a nadie. He instalado al general Lagrange, se-
gún las intenciones de V.M. …”51.
Lagrange informaba con inquietud desde Logroño, pues había obser-
vado movimientos de los españoles y al parecer Castaños estaba en Cala-
horra. Para asegurar la fundamental comunicación con Miranda de Ebro
había enviado caballería hasta Haro pero indicaba que “sería necesario al
menos una centena de hombres para vigilar este punto esencial, donde el
enemigo puede llegar a través de una carretera buena, la de (Santo Do-
mingo de) La Calzada…”52.
Inmediatamente el general Durosnel, desde Belorado, informaba el día
17 de que de madrugada había enviado un destacamento de 25 caballos a
Santo Domingo de la Calzada para cubrir la zona hasta Logroño53. Las tro-
pas francesas seguían inquietas por no tener noticias del general Castaños.
Durosnel continuaba con sus funciones de información sobre los movi-
mientos de la zona. Al día siguiente volvía a enviar a Burgos desde Belo-
rado una nueva información señalando:
“Pregunto sin cesar a los habitantes; he tomado informes en (Santo Do-
mingo de) La Calzada y dos leguas más allá nadie sabe decir dónde se en-
cuentra Castaños con su ejército ni lo que pasa del lado de Logroño, donde
tenemos 6.000 o 7.000 franceses… En (Santo Domingo de) La Calzada hay 10
infantes enfermos desde hace 8 días del cuerpo del mariscal Moncey, los eva-
cúo sobre Miranda”54.
Como se puede observar la ciudad calceatense era punto estratégico en
la conexión del Cuartel General de Burgos con Logroño y el Ebro medio, y
también con Miranda de Ebro, uno de los acantonamientos fundamentales
para los franceses durante toda la guerra por su situación en el camino ha-
cia Francia. El tránsito de unidades de vigilancia o de tropas destinadas al
enfrentamiento con el ejército español, fue entonces una constante. Por
78
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50. Idem, pág. 37-40.
51. Idem, pág. 42.
52. Idem, pág. 43.
53. Idem, pág. 44.
54. Idem, pág. 45.
Berceo
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
ejemplo el día 19 discurría hacia Logroño por la ciudad con toda su fuerza
bélica el mariscal Lannes55. Los días 20 y 21 pasarán también diferentes co-
rreos de Burgos para informar a Lannes, ya en Logroño, sobre la situación
de Ney en Soria. Durosnel se situaba como enlace, el cual seguirá teniendo
controlada la ciudad calceatense desde Belorado. En el entorno existían
además pequeños grupos armados que fomentaban la inestabilidad56.
En resumen, los movimientos finales de las tropas francesas anterio-
res a la batalla fueron los siguientes. El día 18 Napoleón había dado or-
den a Lannes de dirigirse desde Burgos a Logroño. A ésta ciudad llegaría
Lannes el 19 de noviembre para unirse al general Lagrange allí acanto-
nado. Lannes proseguiría el 20 hasta Lodosa, dónde se encontraba Mon-
cey, y juntos pasaron el 21 a la margen derecha. Por el sur vía Soria
llegaba Ney como refuerzo por la retaguardia. Los españoles se replega-
ban hacia Tudela donde el 23 sufrirían la derrota57.
2. 1809-1812: LA CIUDAD BAJO EL CONTROL FRANCÉS
La victoria de Tudela abrió de nuevo a los franceses el Ebro y la estra-
tégica ciudad de Zaragoza. Al mando del mariscal Lannes dio comienzo el
21 de diciembre el segundo sitio a la ciudad, que caía el 20 de febrero de
1809. En el frente norte, y en concreto en esta zonariojano-burgalesa, se
aminoró la intensidad bélica que hasta el momento había existido, pues la
ofensiva se desplazaría hacia el centro y sur peninsular, iniciándose la épo-
ca más gloriosa del breve reinado de José I. Su punto álgido sería la en-
trada del rey en Sevilla el 1 de febrero de 1810. En febrero de 1810 sería
anexionada a la Francia napoleónica la zona entre los Pirineos y el Ebro.
Durante estos años que matizaremos seguidamente, la ciudad manten-
drá diversos destacamentos franceses al mando de un comandante. En el
verano de 1810 estaba instalado por ejemplo un batallón especializado, el
Primer Batallón del Segundo Regimiento de Granaderos de la Guardia Im-
perial de Napoleón58.
2.1. Primeros meses de 1809: Continúan los abastecimientos y
alojamientos. Primeras bajas
La presencia de las tropas francesas hacía meses que estaba consolida-
da, pero además se empezaba a percibir en la ciudad que la intervención
napoleónica en España iba a ir copando los más diversos ámbitos de la po-
lítica local y de la sociedad. En escasos meses se procederá por ejemplo a
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Berceo
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55. Idem, pág. 65.
56. Idem, pág. 50-56.
57. SOBRÓN ELGUEA. Op. cit., pág. 92-93.
58. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesión de 19 de agosto.
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS
la elección de un corregidor afrancesado para la ciudad y de un nuevo
ayuntamiento de acuerdo con las nuevas normas aprobadas por José I.
La primera intervención política francesa en la ciudad se produjo nada
más comenzar el año con la creación de una Guardia Nacional por órde-
nes de Napoleón de los días 15 y 16 de enero 1809. Por su parte la Junta
también adoptaba medidas de defensa y acordaba que se cerrasen las
puertas de la muralla cuando se estimare conveniente para la defensa de
la ciudad. Para conformar la Guardia napoleónica se necesitaba reclutar
veinte hombres, un capitán y un teniente que básicamente harían rondas
de vigilancia, pagándose seis, ocho y diez reales respectivamente. El esta-
blecimiento de esta Guardia respondía a las órdenes generales de fechas
15 y 29 de diciembre de 1808 dadas por Napoleón, por las cuales se crea-
ba un cuerpo de Guardias Nacionales. Éstas, cuyo fin era mantener el or-
den en las poblaciones más importantes del país, debían estar mandadas
por un capitán, bajo el cual habría un teniente, un subteniente, un sargen-
to primero, cuatro sargentos, un furriel, tres cabos, dos tambores y 101 vo-
luntarios. En la de Santo Domingo de la Calzada no se llegó a cubrir toda
la compañía prevista en la orden, sin duda por el tamaño de la ciudad. Ini-
cialmente estas guardias no se establecieron en todo el país. Observando
las ciudades en las que se crearon, se percibe que se trataba de importan-
tes y estratégicas plazas, sobre todo si tenemos en cuenta cómo se encon-
traba la confrontación bélica a finales del año 180859.
El ambiente bélico y sus consecuencias se plasmaba ya de forma ro-
tunda en la ciudad. Los días 21 y 24 se había “afusilado” en la ciudad a
cinco y quince soldados españoles respectivamente, posiblemente deteni-
dos en la región60.
Aparte de esta primera decisión francesa relacionada con el orden pú-
blico local y comarcal, si algo condiciona el análisis global de este perío-
do de presencia de tropas en la ciudad, es la persistente merma de los
fondos públicos y privados por la necesidad de realizar constantes abaste-
cimientos a las tropas. Esta circunstancia, sin duda alguna, es la causa prin-
cipal que llevó a la ciudad a la pérdida no sólo de liquidez en sus arcas,
sino de prácticamente todo su patrimonio inmueble, el cual tuvo que ser
vendido poco a poco para poder comprar bienes destinados a esos apro-
visionamientos. La consecuencia de ello sería una paralización de la ciu-
dad durante años.
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59. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesiones de 15 y 16 de enero. Las ciudades
donde se establecieron las Guardias Nacionales fueron Madrid, Aranjuez,, Ávila, Pa-
lencia, Castrojeriz, Reinosa, Santander, Aguilar de Campoo, Vitoria, Aranda, Burgos,
Bilbao, Logroño, Santo Domingo de la Calzada, Soria, Sigüenza, Calatayud, Almansa,
Orduña, Calahorra, Tudela, Ciudad Real, Manzanares, Ocaña, Olite, Tafalla, Estella y
Caparroso. BORREGUERO BELTRÁN, Cristina (Coord.). Burgos en el camino de la in-
vasión francesa, Caja Círculo, 2008, pág. 198.
60. A.C.S.D.C. Libro de difuntos IV.
Berceo
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
Sería excesivamente prolijo, y no es objeto de este estudio, detallar toda
la serie de pagos, entregas de dinero y exacciones e impuestos extraordina-
rios que tuvo que afrontar la ciudad, el cabildo catedralicio y la población.
Aún así los datos que se irán aportando son suficientemente significativos,
reflejando esa constante y los grandes esfuerzos que se tuvieron que hacer.
Así, el año 1809 comenzaba con nuevas exacciones de dinero y entre-
gas de camas a finales de enero61. Ante la imposibilidad de contar con fon-
dos, el 15 de febrero se aprobaba hipotecar los bienes de propios del
ayuntamiento62, y días después, el 24 de febrero, se volvía a reunir la Jun-
ta para aprobar el pago de la mitad de las pérdidas ocasionadas a los la-
bradores que hacían portes de víveres para los franceses63.
A los pagos destinados para la compra de bienes para los franceses, du-
rante este año comienzan a ser más numerosas las reclamaciones de dife-
rentes vecinos al ayuntamiento por los servicios, gastos o daños ocasionados
por la presencia de las tropas. A título de ejemplo se puede señalar que el
proveedor de carne Pedro Vellugera pedía que se le abonasen las carnes ya
suministradas a los franceses, y el cirujano Ángel de San Juan que se le re-
munerasen los servicios que hacía para la tropa francesa. María Cruz de Mon-
tes, viuda de José Antonio Pérez Íñigo, y dueña con su yerno Miguel de
Mateo de la Real Fábrica de telas, señalaba que, vistos los obsequios reali-
zados al comandante de La Rioja Deucharge por bien del pueblo pero para
incomodidad y detrimento de su casa, pedía que se le compensase econó-
micamente. El guardián de convento de San Francisco solicitaba por su par-
te que se remunerasen los gastos que habían hecho a favor de un oficial y
señores que se encontraban alojados en su convento64. Mientras, el propio
regimiento rendía con habitualidad cuentas ante el intendente de Burgos so-
bre las entregas de suministros a las tropas francesas65. El 25 de marzo se ha-
ce necesario comprar trigo valenciano para suministrar a los acantonados.
Tras un constante abastecimiento a las tropas francesas del batallón del
comandante Deucharge, establecido en la ciudad, el ayuntamiento se en-
contraba en marzo en una situación económica verdaderamente calamito-
sa, por lo que decide como último recurso ponerse en contacto con el
gobernador de Castilla la Vieja, el general Thiebault, haciéndole ver que la
ciudad se encontraba sin fondos y solicitando que los pueblos del partido
contribuyesen al mantenimiento de la tropa, en concreto con cebada, tri-
go, paja y leña. Se comisionó a Narciso Echaurren de Zúñiga para que se
trasladase a Burgos para entrevistarse con mencionado gobernador66.
81
Berceo
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61. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 31 de enero.
62. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 15 de febrero.
63. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 24 de febrero.
64. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 20 de marzo.
65. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 27 de marzo.
66. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 29 de marzo.
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS
El tránsito de las tropas francesas seguía siendo constante, no en vano
ya se ha visto que la ciudad tenía una posición estratégica en las comuni-
caciones entre la importante plaza de Burgos y el Ebro medio, y eso afec-
taba a la ciudadanía. En abril de 1809 se colocaron por la ciudad 4.000
cédulas para informar a la población de la obligatoriedadde alojar tropas.
También se mandó hacer un vecindario con descripción de cada casa con
el fin de poseer un censo destinado a utilizarlo con el mismo fin67.
2.2. Una decisión traumática y definitiva, la venta del patrimonio
de la ciudad
Devuelta cierta tranquilidad por el menor paso y asentamiento de tropas,
se planteaba de nuevo la necesidad de contar con fondos para pagar los gas-
tos que habían sido abonados por vecinos y diferentes instituciones. Ante
ello la ciudad tomará en agosto de 1809 una drástica medida que influirá so-
bremanera en el futuro de la ciudad, la venta de sus fincas. A partir de este
momento y hasta principios de 1810, el ayuntamiento ira deshaciéndose de
parte importante de su patrimonio inmueble, el cual le proporcionaba cuan-
tiosas rentas, para obtener liquidez. Así, las primeras fincas de las que se des-
prenderá serán mil fanegas de erial en los términos de Cantoblanco y
Valdehornos, siguiéndoles cinco o seis fanegas en Pradillo, y otras en Pisa-
loverde y Fuentusana. Se hicieron suertes en la Dehesa del Carrasquedo pa-
ra entregar en renta a los vecinos que lo deseasen por tres años, y se arrendó
la Dehesa Cerrada, que también sería un tiempo después vendida68.
Miguel de Mateo, ante el inicio de la venta de fincas del regimiento,
volvía a presentar un asunto que ya había planteado su suegro y tío José
Antonio Pérez Iñigo nueve años antes, la solicitud de una cesión de terre-
nos para la instalación de unas colonias de labradores, ofreciendo como
compensación la condonación de 6.000 reales que se le debían, así como
la entrega de otros 6.000. La viuda de Ceballos, interesada también en los
terrenos, se opuso de igual manera que en aquel año se había opuesto su
marido. El ayuntamiento, ante la necesidad de fondos, concedería a los dos
interesados terrenos; en el Roturo y Cantoblanco a Miguel de Mateo, y en
Vallejuelo y Valdehornos a la viuda de Ceballos. Además la viuda de Pérez
Íñigo y suegra de Miguel de Mateo compró 30 fanegas en Pradillo69. Tam-
bién se vendería tierra en Badillo70 y se hacen suertes en otros terrenos de
Valdehornos y Vallejuelo71. El 9 de noviembre se vuelve a ordenar que se
82
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67. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 24 de abril.
68. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 19 de agosto, 12 de septiembre
y 3 de octubre. A.H.P. Protocolos notariales de 1809.
69. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesiones de 2 y 11 de octubre.
70. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 14 de octubre.
71. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 27 de octubre.
Berceo
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
proceda a la venta de pastos públicos debido a que se hallan agotados los
propios y arbitrios de la ciudad72.
Ante los nuevos ingresos recaudados, el 22 de noviembre se acordaba
nombrar un contador, almacenista y mayordomo de propios para vigilar y
asegurar los caudales, granos y efectos municipales. Con tal fin se realiza-
ron tres reglamentos que detallaban escrupulosamente sus funciones y co-
metidos73.
El año 1810 comenzaba con la misma tónica, abastecimiento de víve-
res para las tropas y continuación de la venta de bienes de propios para
su pago. En enero se ordenaba que no faltase carne, vino y paja para sur-
tido de la tropa francesa74. Habiéndose agotado los propios de la ciudad,
se solicitaba al intendente permiso para la venta de más pastos públicos75.
El 17 de enero de 1810 se tomaba otra traumática decisión, la venta en
pública subasta de parte de la histórica Dehesa del Santo y del Charcal,
concretamente 18 fanegas y diez celemines, haciendo suertes de una o dos
fanegas76. Pero eso no era suficiente, el 25 de enero se vuelve a reunir la
Junta General ante la grave situación de las arcas municipales77.
Un respiro llega el 29 de marzo, cuando Miguel de Mateo notificaba al
ayuntamiento que el general gobernador de Castilla la Vieja había conce-
dido a la ciudad 300.000 reales para surtir a la tropa acantonada en la ciu-
dad y su partido78, que se repartirían el 6 de mayo. Sin embargo a la ciudad
le correspondía abonar 13.000 reales del millón cien mil que tenía que abo-
nar la provincia burgalesa79. La situación era insostenible, por lo que se de-
termina el embargo de granos de todas las casas de la ciudad, exceptuando
lo que fuese necesario para la manutención de cada familia80.
La presión francesa continuó a lo largo del año. Una orden mandaba
hacer en junio de 1810 un nuevo vecindario o padrón con número de ve-
cinos, sus mujeres e hijos, estado y ocupación, así como las ausencias y
por qué causa. Además por Real orden dada en Sevilla el 19 de abril se
pretendía establecer una Milicia cívica81. Por otro lado la convivencia entre
las gentes y la tropa era cada vez más complicada. El 19 de julio se reunía
83
Berceo
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72. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesión de 9 de noviembre.
73. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, in fine.
74. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesión de 2 de enero.
75. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesión de 8 de enero.
76. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesiones de 17 y 29 de enero. A.H.P. Pro-
tocolos notariales de 1810.
77. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesión de 25 de enero.
78. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesiones de 29 de marzo 9, 23 y 24 de mayo.
79. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesión de 7 de abril.
80. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesión de 29 de abril.
81. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesiones de 23 y 25 de junio.
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS
de nuevo la Junta por orden del coronel comandante de las tropas france-
sas acantonadas en la ciudad. El coronel expuso que tenía numerosas que-
jas de vecinos de la ciudad y partido de que había muchos robos de ropas
destinadas a la tropa que luego se vendían, cosa que se debía castigar82. La
inestabilidad provocaba que en julio se acordase colocar tres centinelas en
cada una de las puertas de la ciudad, las situadas en Barrioviejo, Calle Ma-
yor y la que sale al arrabal de la Puebla83.
El 24 de julio el intendente Blanco de Salcedo convocaba para una reu-
nión en Burgos el 1 de agosto, a uno de los miembros de una junta que
se debía crear en cada partido para tratar el asunto de la contribución que
se debía hacer. Se nombró a Francisco Rubio, de Cuzcurrita de Río Tirón,
para que fuese a la convocatoria84. En agosto se comisionaba a Miguel de
Mateo para que acudiese a la reunión que se iba a celebrar en Burgos el 1
de septiembre con presencia del General gobernador de Castilla la Vieja,
para tratar los medios para pagar los treinta y seis millones de reales im-
puestos a la provincia burgalesa con la debida proporción, defendiendo los
intereses de la ciudad85.
2.3. Las penurias de una ciudad en la retaguardia
En febrero de 1811 una representación de la ciudad cumplimentaba en
Burgos al mariscal Bessieres. El corregidor escribía al cabildo señalando
que “convenía” que algún representante capitular se sumase, nombrándo-
se para ello al canónigo Pedro Moreno86.
El año había comenzado con el nombramiento de un nuevo corregi-
dor, Genaro de Quevedo, por parte del afrancesado intendente de Burgos,
y con una curiosa medida. Desde la Intendencia se obligaba a todos los
hortelanos de la ciudad que sembrasen un celemín de patata por cada fa-
nega, o la superficie que correspondiese en proporción, bajo multa de seis
ducados, en virtud del beneficio que proporciona este producto87.
El regimiento calceatense aprobaba el 18 de marzo la venta de más
propiedades de la ciudad para afrontar los gastos de las tropas.
En mayo el ayuntamiento tiene que enviar 3.000 fanegas de trigo y
2.000 de cebada a Burgos, una cantidad de importancia. El cabildo catedral
aportaba 6.000 reales para la compra del cereal88.
84
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82. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesión de 19 de julio.
83. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesión de 27 de julio.
84. A.M.S.D.C. Libro deactas de 1810, sesión de 28 de julio.
85. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1810, sesión de 25 de agosto.
86. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildo ordinario de 15 de febrero de 1811.
87. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1811, sesión de 4 de marzo.
88. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildo extraordinario de 14 de mayo de 1811.
Berceo
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
Al parecer la Real fábrica de telas de José Antonio Pérez Íñigo, pro-
piedad de su viuda y de su yerno Miguel de Mateo, había tenido ataques
y saqueos. El intendente de la provincia remitía al ayuntamiento y al ca-
bildo una carta en la que se hacía responsable a toda la ciudad de los da-
ños que “por mano airada” se produjesen en ella89. Semanas después
Miguel de Mateo estaba en Burgos al parecer intentando que no se le car-
gase a la fábrica en exceso90.
La ciudad seguía colaborando y atendiendo a cualquier requerimiento del
comandante al mando de la tropa. Éste pedía por ejemplo que el día 15 de
agosto se celebrase una misa solemne en honor de Napoleón Bonaparte91.
El 31 de octubre se acuerda por el ayuntamiento trasladar el “archivo
de papeles de esta ciudad que se halla en las casas consistoriales” al Santo
Hospital y poner en lugar seguro a causa de que la tropa ocupaba desde
hacía tiempo las dependencias del ayuntamiento para guardar y defender
el almacenamiento de grano existente en la alhóndiga y por estar hacien-
do fortificaciones para esa protección92.
Ya en 1812 seguía el sangrado económico de la ciudad por la venta de
sus propiedades. Así, el 10 de enero se vendía por la ciudad a Manuel Zua-
zo nueve fanegas y media de la conocida como Dehesa Cerrada. El ayun-
tamiento de 20 de enero acuerda llevar a término lo acordado el 18 de
marzo de 1811, o sea, la venta de todas las tierras y propiedades de la ciu-
dad93. Se necesitaba dinero para el suministro de la tropa por lo que ade-
más de lo anterior se pedirá al cabildo catedralicio 5.000 reales a cuenta de
la Única Contribución. Además de esos abastecimientos, el cabildo seguía
atendiendo a los requerimientos de servicios religiosos de los franceses con
la celebración un “te deum” a finales de enero94. Unos días después pasa-
ban por la ciudad varios prisioneros con destino a Francia95.
Las ventas de bienes de propios continuaban. En abril se aprueba ven-
der tierra en la Carrasquilla96. A eso había que sumar las amenazas de po-
sibles intervenciones militares si no se hacía entrega de 4.000 fanegas de
trigo por parte del partido calceatense a la Intendencia de Burgos97.
85
Berceo
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89. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildo extraordinario de 3 de junio de 1811.
90. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildo extraordinario de 1 de julio de 1811.
91. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildo extraordinario de 14 de agosto de 1811.
92. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1811, sesión de 31 de octubre.
93. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1812, sesión de 20 de enero.
94. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildo extraordinario de 30 de enero de 1812.
95. A.C.S.D.C. Libro de actas, cabildo extraordinario de 21 de febrero de 1812.
96. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1812, sesión de 27 de abril.
97. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1812, sesión de 30 de abril.
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS
2.4. Otro gran problema, la llegada de la guerrilla y las tropas
patrióticas
Durante el período 1809-1812, a la continua presencia francesa en la
ciudad y su partido hubo que sumar varias intervenciones de la guerrilla,
la cual se mantuvo activa de forma más o menos constante en la zona rio-
jano-burgalesa con escaramuzas lanzadas contra la tropa francesa y sus
puestos. Estas incursiones supusieron una desestabilización aún mayor de
la ciudad, con graves consecuencias económicas y sociales. Como arriba
vimos, la ciudad fue testigo de varios ajusticiamientos de españoles y de
enterramientos de soldados franceses, especialmente en el primer trimestre
de 1809. En febrero y marzo se contabilizan en los libros de defunciones
de la catedral siete enterramientos de militares franceses98.
Por otro lado, aprovechando las salidas temporales y movimientos de
los franceses, las fuerzas patriotas revolucionarias intentaban reclutar en la
ciudad mozos para sus tropas. La ciudadanía no se mostró por lo general
demasiado entusiasta, posiblemente por el miedo a las represalias france-
sas, lo que llevó a la realización de serias amenazas ante la ausencia de co-
laboración.
Ignacio Alonso “El cuevillas”
Tras más de un año de presencia francesa, se sumaba a la inestable si-
tuación local la presencia de la guerrilla. En julio de 1809 se producía la
más importante intervención de los “brigantes” españoles en la ciudad, di-
rigida por el famoso guerrillero riojano Ignacio Alonso “El cuevillas”. En ju-
lio de 1809, el activo guerrillero riojabajeño y Juan López Campillo,
acababan con un destacamento de 112 franceses en los alrededores de San-
to Domingo de la Calzada99.
La emboscada propició un clima de gran inestabilidad que llevó a que
el corregidor afrancesado Julián de Salazar intentase la huída. Días después
de la escaramuza la situación seguía siendo preocupante. En el ayunta-
miento de 2 de agosto se pone de manifiesto la complicada situación pro-
piciada por la intervención de la guerrilla española. Se señalaba que
“Intentando el referido Sr. Corregidor ausentarse de la ciudad medroso de
los españoles delegando la jurisdicción en el regidor que corresponda, se
opuso a ello este ayuntamiento con prudentes reflexiones ofreciéndose todos
sus individuos a salir garantes de su vida defendiéndole en cuanto sea po-
sible hasta verter su sangre, con lo que dio palabra de mantenerse tran-
quilo”. Esa defensa del regimiento hacia su corregidor venía motivada por
86
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98. A.C.S.D.C. Libro de difuntos, IV.
99. ESDAILE, Charles. España contra Napoleón, Edhasa, 2006, págs. 67-68. RODRÍ-
GUEZ SOLÍS, E. Los guerrilleros de 1808. Historia popular de la Guerra de la Indepen-
dencia, Barcelona, 1895, pág. 569.
Berceo
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
una seria advertencia de Blanco de Salcedo, intendente provincial. Días an-
tes, el 29 de julio, éste había conminado al corregidor a que no abando-
nase la ciudad aunque volviese la tropa de insurgentes, y además hacía
responsable al pueblo de la vida y bienes del corregidor y de los demás
empleados del rey, así como de los caudales públicos. Con respecto a és-
tos, el ayuntamiento respondía al intendente que Francisco Amorós había
señalado que serían responsables de esos caudales los administradores de
la Real Hacienda, en el caso de que las “cuadrillas de malhechores” roba-
sen los fondos. Además se venía a señalar que la ciudad no podía cargar
con la responsabilidad de la vida y bienes del corregidor y empleados del
rey, pues “la fuerza de gente armada que anda por estas inmediaciones es
muy superior a cuantos esfuerzos pueda hacer esta dicha ciudad”100.
Ante los acontecimientos el corregidor se ausentará finalmente de la
ciudad, por lo que los ayuntamientos de los días 4 y 5 de agosto se cele-
brarían sin su presencia. En las actas se observa que volverá a presidir el
ayuntamiento en la sesión del día 19.
Alistamientos patriotas
La ciudad, además de las extremas penurias que pasaba por el alto cos-
te del abastecimiento de las tropas francesas, tenía también que soportar las
peticiones de mozos y dinero de las guerrillas y tropas españolas que mero-
deaban y actuaban por el partido. Ejemplo claro de ello es la petición cursa-
da el 20 de octubre de 1809 por Francisco Fernández de Castro, marqués de
Barriolucio, regidor perpetuo de Burgos y presidente de la Junta de Arma-
mento de Castilla la Vieja, en la que ordenaba que al día siguiente se pusie-
sen a su disposición en aquella ciudad los mozos alistados, aunque estuviesen
en partidas de guerrillas, bajo amenaza de arresto. La ciudad manifestó que
no se había procedido al alistamiento de mozos, pues pendía unaamenaza
del gobernador de Castilla la Vieja, el general Thiebault, de matar al padre del
mozo que se alistase en las partidas de guerrillas. Aún así el ayuntamiento
acordó ponerlo en conocimiento público por si alguien deseaba alistarse. Se
comisionó también a Miguel de Mateo, Pedro Ceballos, Narciso Echaurren y
Pablo Herrera, para que fuesen a las villas de Haro, Briones, Belorado y Ez-
caray, pertenecientes al partido calceatense, para informar de ello.
En diciembre el mismo marqués volvía a ponerse en contacto con la
ciudad para solicitar esta vez 26.550 reales para su tropa, y que de no abo-
narse mandaría a dicha tropa para su exacción directa, o sea por la fuerza.
La ciudad señalaba entonces que se hallaba en la mayor de las miserias,
pero aún así solicitó dinero a los vecinos prometiéndoles que sería reinte-
grado posteriormente en tierras101.
87
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100. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesiones de 2 y 4 de agosto.
101. A.M.S.D.C. Libro de actas de 1809, sesiones de 20 y 21 de octubre y 3 de di-
ciembre.
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS
El “Desastre de Belorado”
La actividad guerrillera en la ciudad y su entorno se vio incrementada
considerablemente en 1810, produciéndose varios enfrentamientos. Al ha-
berse convertido el convento de San Francisco en sede de los batallones
franceses y en hospital, se produjeron en él fallecimientos de soldados de
aquel país procedentes de los lugares cercanos. Así en enero de 1810 hay
seis bajas francesas, en febrero cinco, en marzo diez, en abril ocho, en ma-
yo tres y en julio dos102.
Las escaramuzas de guerrilleros volvían a hacerse presentes en la ciu-
dad el 18 de noviembre. El guerrillero palentino Bartolomé Amor Pisa,
nombrado por Porlier Comandante General y Presidente de la Junta Su-
prema de la Rioja y Álava, tomaba uno de los arrabales de la ciudad103.
Unos días después la ciudad volvía a contemplar las penosas conse-
cuencias de los cercanos enfrentamientos entre tropas francesas y la gue-
rrilla. El famoso guerrillero Espoz y Mina cuenta en sus Memorias el
episodio de Belorado de 22 de noviembre de 1810, en el que el general
francés Roquet venció a sus tropas comandadas por Lucas Górriz104. En
un avance hacia Navarra desde la Rioja, pretendió éste pasar el Ebro por
Logroño, sin embargo el general Roquet esperaba con, siempre según Es-
poz y Mina, tres mil quinientos infantes y seiscientos lanceros. Górriz se
atrincheró en Cuzcurrita de Río Tirón, pero ya tenía encima a los fran-
ceses. En Belorado no se pudo evitar el encuentro entre las dos fuerzas,
del que salió victorioso el francés en lo que se denominó por la tropa
española como el “Desastre de Belorado”. Causaron baja más de cuatro-
cientos hombres de Górriz. Roquet llevó a Santo Domingo de la Calza-
da, la cabeza del partido, a setenta prisioneros para que fuesen
fusilados105. No hemos encontrado a día de hoy ni documentación ni de-
masiados testimonios sobre este ajusticiamiento. A pesar de que, como
ya se ha visto, los libros de defunciones dan noticia de los distintos en-
terramientos de franceses en el cementerio capitular, no se informa de
un enterramiento masivo.
Tras los anteriores hechos podemos hablar de que en los meses si-
guientes hubo un ambiente de mayor tranquilidad en la ciudad y su par-
tido. Durante 1811 únicamente fueron enterrados en la ciudad cinco
franceses.
88
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102. A.C.S.D.C. Libro de difuntos, IV.
103. MUÑOZ MALDONADO, José. Historia política y militar de la guerra de la In-
dependencia de España contra Bonaparte desde 1808 a 1814, Tomo II, Imp. de José
Palacios, Madrid, 1833, pág. 426.
104. ESPOZ Y MINA, Francisco. Memorias del general D. Francisco Espoz y Mina
escritas por él mismo, Madrid, 1851, págs. 77-78.
105. ESDAILE. Op. cit., pág. 75.
Berceo
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
Los últimos meses de la presencia francesa en la ciudad y
la intervención de las tropas españolas
Sin embargo en 1812 se vuelve a producir un incremento de las con-
frontaciones. Hasta el verano el ejército francés tuvo nueve bajas en la zona.
En julio, concretamente el día 28, la Gaceta de la Regencia se hacía eco por
ejemplo de un parte del 19 de mayo anterior del capitán de Húsares de la
Rioja, Jacobo Álvarez, dirigido al coronel Francisco Longa, en el que infor-
maba de una escaramuza exitosa contra los franceses en la ciudad calcea-
tense. Al parecer el capitán se encontraba con 37 hombres reclutando mozos
en la ciudad aprovechando una ausencia de la tropa francesa, y avisado de
la llegada de los franceses por Nájera se enfrentó a una avanzadilla de ellos
matando a un oficial francés, sobrino del general Soult, y a otros siete hom-
bres, lo que provocó la retirada francesa. Según la crónica los españoles no
tuvieron que lamentar ninguna baja106. Los libros de defunciones de la cate-
dral sólo hablan de tres enterramientos franceses esos días de mayo107.
También hubo bajas españolas. En agosto se producía un enfrenta-
miento en Haro, siendo enterado en la ciudad el soldado Manuel Domín-
guez, de las Milicias provinciales de Logroño, y en la ermita de los Mártires,
situada a unos pocos kilómetros de la ciudad en dirección sur-este, apare-
cían cuatro cadáveres108.
En 1812 transitaría por estas tierras el propio Espoz y Mina en direc-
ción a Burgos desde Puente la Reina, esta vez con la finalidad de conocer
a Wellington109.
3. 1813-1814. LA SALIDA DE LAS TROPAS FRANCESAS DE LA CIUDAD
Y LA PROCLAMACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ
De las muchas consecuencias jurídico-institucionales que conllevó la
aprobación de la constitución de Cádiz de 19 de marzo de 1812, una de
las más importantes para la ciudad fue la transformación de los órganos
políticos y jurídicos. Ello trajo la desaparición del corregimiento y la crea-
ción de los juzgados de primera instancia y las alcaldías. Sin embargo no
era hasta el 23 de junio de 1813 cuando tomaba posesión Domingo de Sa-
linas, primer juez del partido o de primera instancia de la ciudad, por nom-
bramiento de la Regencia del Reino y tras la salida de los franceses de la
ciudad110. Se le tomaba juramento para “guardar y hacer guardar la cons-
89
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106. Gaceta de la Regencia de las Españas, 28 de julio de 1812.
107. A.C.S.D.C. Libro de difuntos, IV.
108. Idem.
109. ESPOZ Y MINA. Op. cit., pág. 313.
110. Es significativa la confusión institucional existente entonces debido a la crea-
ción de nuevas instituciones públicas nacidas de la constitución de 1812. Prueba del
desconocimiento que existía acerca de la nueva configuración del Estado es que, en
F. JAVIER DÍEZ MORRÁS
titución política de la monarquía sancionada por las Cortes generales y ex-
traordinarias de la nación, ser fiel al Rey, observar las leyes y administrar
imparcialmente la justicia”111. La fecha no es baladí, pues nos indica la fe-
cha aproximada en la que salieron las tropas francesas de Santo Domingo
de la Calzada.
La nueva constitución, en sus artículos 309 y siguientes, contemplará
un nuevo orden municipal. A la creación de los juzgados de primera ins-
tancia se añadirá la de los alcaldes como máxima autoridad política local;
con ello desaparecía una institución de gran raigambre española, el corre-
gidor, que hasta el momento aunaba ambas competencias112. Acudiendo a
las actas municipales vemos que el último ayuntamiento con corregidor fue
el 16 de mayo de 1813, si bien el corregidor titular Quevedo hacía meses
que no ocupaba su cargo. Como veremos más adelante, en el siguiente
ayuntamiento, el de 29 de junio, ya ocupaban los cargos municipales el pri-
mer alcalde constitucional calceatense, que fue el hacendado y propietario
de la Real fábrica de telas, Miguel de Mateo, y los nuevos regidores Canu-
to Primo de Olave, Manuel Martínez de Pisón, Isidro Zuazo, José Olazábal,
Julián Ortúzar y Nicolás Solar; como procurador síndico había sido elegido
el escribano Manuel Baltasar del Valle.
Se

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