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ISSN 2172-7635ETNICEX 7. 2015
Resumen
El ser humano, a lo largo de los años, ha utilizado diversos métodos y recursos para
poder expresarse de forma escrita. Realizar inscripciones en el medio que le rodea ha sido
una práctica natural observada desde hace millones de años. Independientemente de cuál
sea el soporte y la técnica empleada, el principal objetivo del hombre es la comunicación:
la expresión de un pensamiento o de un sentimiento hacia el grupo social. El graffiti se en-
marca en esta línea. Se trata de un registro cultural de información que, sin embargo, tiende
a ser tachado y perseguido por el orden social establecido. Desde la explosión del graffiti
Hip Hop de 1970, en Estados Unidos, se ha configurado una subcultura con una serie de
objetivos, un gran número de limitaciones y un único protagonista: el escritor de graffiti.
Por tanto, si hablamos de graffiti, no estamos haciendo referencia a la simple inscripción
de un nombre por diferentes parajes del espacio urbano, sino de un nombre que se instala
como arte inminente en el no lugar.
Abstract 
The human being, over the years, have used various methods and resources to express
themselves in writing. Make entries in the surrounding environment has been a natural
practice observed for millions of years. Whatever the support and the technique used, the
main aim of man is communication: expression of a thought or a feeling for the social
group. The graffiti is part of this line. It is a cultural record of information, however, tends
to be branded and persecuted by the established social order. Since the explosion of graffiti
Hip Hop 1970, in the United States, it has set up a subculture with a set of objectives, a
number of limitations and only protagonist: the graffiti writer. Therefore, if we talk about
graffiti, we are not referring to the simple registration of a name different places in the
urban space, but a name that is installed as imminent art in the nowhere.
Palabras clave
Graffiti. Escritor. Arte Urbano. Clandestinidad. Inminencia.
Keywords
Graffiti. Writer. Street Art. Clandestine. Imminence.
El arte inminente en el no lugar: 
aportes para el estudio del fenómeno graffiti
The upcoming art in the nowhere: 
contributions to the study of the phenomenon graffiti
Laura Vadillo Hurtado
Universidad de Extremadura (España)
lvadilloh@gmail.com
Claudia Möller Recondo
Universidad de Extremadura (España)
cmoller@unex.es
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Introducción
Durante el curso académico 2014-2015, dentro del Máster de Antropología Social de
la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Extremadura (Cáceres-Es-
paña), se llevó a cabo una investigación desde una perspectiva antropológica, centrada en
el estudio del graffiti. Dicha investigación, abordada desde diferentes planteamientos teóri-
cos y acompañada con un intenso trabajo de campo, se materializó en un Trabajo Fin de
Máster que fue presentado ante un tribunal compuesto por doctores ampliamente formados
y reconocidos de la Universidad de Extremadura, entre ellos: el doctor Javier Marcos Arévalo
y el doctor Juan Antonio Rubio – Ardanaz. Obtuvo la máxima calificación. 
Para entrar en materia precisemos que resulta complejo comprender el fenómeno graf-
fiti intentando pasar por alto su carácter ilícito. El vandalismo y el arte parecen fusionarse
en esta forma de expresión y comunicación humana conformando dos caras de la misma
moneda. Mientras algunos lo visualizan como un método nefasto de vandalismo que daña
los bienes muebles del entramado urbano, otros lo conciben como una verdadera forma
de representación artística. Así, creemos que a la hora de abordar un estudio sobre el graffiti,
ambos aspectos deben ser considerados con la misma importancia y profundidad, con el
objetivo de conocer realmente la esencia y el significado del movimiento graffitero. 
Pensar que hacer graffiti consiste en escribir una frase en una pared de la ciudad me-
diante la utilización de un aerosol, nos alejará considerablemente del verdadero significado
del fenómeno. El graffiti, vinculado al movimiento Hip Hop, surgió en Estados Unidos, en
Filadelfia, durante los últimos años de la década de los sesenta y llegó a España de la mano
de la música rap y de bailes enmarcados dentro de un estilo denominado break dance. La
televisión, la radio y el correo eran los principales medios de difusión de las actividades
vinculadas al fenómeno en aquel momento. El rap, el break dance y el graffiti eran enmar-
cados en un mismo pack, pareciendo entonces, que no podía existir una sola tendencia de
forma independiente. El joven rebelde neoyorkino que transitaba las vías de tren rellenando
con su nombre las fachadas de los vehículos, era entonces el prototipo de graffitero conocido
por todos. Madrid y Barcelona se constituían en aquellos años como los principales puntos
de desarrollo del movimiento dentro de España. Extremadura también recibió esta nueva
oleada cultural con gran expectación, principalmente, por parte de colectivos de jóvenes y
adolescentes, quienes serían los principales motores del fenómeno. Al respecto, García Can-
clini opina en su obra La sociedad sin relato: Antropología y estética de la inminencia que:
“Los jóvenes habitan mundos plurales, usan en sus prácticas creativas fuentes heterogéneas
que pueden parecer contradictorias para quienes tienen más edad y adhieren a relatos unifi-
cados” (2010:191). 
Hay estudios que asocian los orígenes del graffiti con algunas de las primeras mani-
festaciones pictóricas y escriturarias, como el caso de las localizadas en las cuevas de Al-
tamira, en Cantabria, España, o las cuevas de Lascaux, en Francia. También han sido
denominadas con esta terminología inscripciones encontradas en las antiguas Roma y Gre-
cia, así como pintadas reivindicativas realizadas durante la II Guerra Mundial bajo el régi-
men dictatorial alemán. Lo cierto es, que aunque resulta importante considerar el valor de
estas manifestaciones y su posible vinculación con el fenómeno, desde nuestro estudio, no
serán consideradas como resultado del mismo, pues no podrían enmarcarse dentro del con-
cepto de graffiti que nos ha mostrado el propio trabajo de campo llevado a cabo durante
varios meses. No obstante, todas estas creaciones serán consideradas la antesala que precede
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a la explosión del graffiti Hip Hop, momento clave que dará al graffiti un verdadero sentido
y significado. 
Contexto espacio-temporal y social de este estudio y Metodología
La ciudad de Mérida, dentro de la provincia de Badajoz (Extremadura, España) fue el
territorio seleccionado para el estudio antropológico llevado a cabo. La capital de la Comu-
nidad Autónoma de Extremadura, se constituyó entre las décadas de 1980 y 1990 como
un importante foco de desarrollo del movimiento graffitero dentro del país. Durante estos
años, la ciudad emeritense fue escenario de la realización de piezas de una calidad similar
a las que se estaban produciendo entonces en las ciudades de Madrid y Barcelona. Badajoz
y Cáceres, contaron pues con un dinamismo pronunciado en lo que al movimiento se re-
fiere. Concretamente en Badajoz, comenzó a desarrollarse más activamente el movimiento
de baile llamado break dance. Nombres de escritores emeritenses como: “GOLD”, “KSR”,
“CRACKT” o “LAST” comenzaban a ser conocidos por los seguidores del movimiento en
toda la comunidad extremeña y en gran parte de la geografía española, al punto que la in-
fluencia de estos principales centros de acción llegaba hasta los pueblos y áreas cercanas. 
Por tanto, la unidad de observación del estudio se centró en los escritores de graffiti
que habían desarrollado su actividad o gran parte de la misma a lo largo de los años y en
la ciudad de Mérida. 
Los muros de la ciudad constituyen los principales soportes de escritura, pero no los
únicos: telas, paneles metálicos o maderas, entre otros, forman parte de las estructuras uti-
lizadas por el escritor de graffiti. Generalmente,el graffiti siempre es realizado en el medio:
en el entorno urbano o rural. Escribió Marc Augé, en su obra Los no lugares: “el dispositivo
espacial es a la vez lo que expresa la identidad del grupo (los orígenes del grupo son a menudo
diversos, pero es la identidad del lugar la que lo funda, lo reúne y lo une) y es lo que el grupo
debe defender contra las amenazas externas e internas para que el lenguaje de la identidad con-
serve su sentido” (1992:51). 
Las famosas firmas, también llamadas tags, se reparten por todo tipo de paredes, a ex-
cepción generalmente de los lugares patrimoniales y de interés turístico, que tienden a ser
respetados por los verdaderos escritores de graffiti, algo opuesto a lo que ocurre con la pin-
tada vandálica. Algo similar, aunque en menor número que las firmas, ocurre con la real-
ización de potas y platas, de las que se hablará más adelante. Las piezas de mayor
elaboración, con un estilo definido, generalmente tienden a ocupar espacios alejados del
núcleo central urbano, situándose en lugares abandonados o poco transitados. Entre los
espacios que aglutinan un mayor número de graffitis dentro de la ciudad emeritense
podemos señalar: los muros del recinto ferial, instalaciones de antiguas industrias aban-
donadas, zonas cercanas a las vías de tren o muros de residenciales en los que las obras
han sido abandonadas por efectos de la crisis que atraviesa el país. 
A partir de la investigación llevada a cabo, asignamos una denominación a estos espa-
cios transitados y modificados por el escritor de graffiti, el área donde recae su acción,
atribuyéndoles la denominación de no lugares. Marc Augé, creador de este concepto, lo de-
fine de la siguiente forma: “Los no lugares son tanto las instalaciones necesarias para la cir-
culación acelerada de personas y bienes (vías rápidas, empalmes de rutas, aeropuertos) como
los medios de transporte mismos o los grandes centros comerciales, o también los campos
de tránsito prolongado donde se estacionan los refugiados del planeta” (1992:41). 
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Resulta habitual encontrar un gran número de pintadas vandálicas en el entramado
urbano, principalmente en las barriadas en las que reside población de clase económica
media-baja y baja. En la pintada vandálica no se identifica la búsqueda de estilo y el prin-
cipal objetivo que se pretende a través de ella es transmitir un mensaje. Este mensaje puede
ser de carácter reivindicativo, religioso, escatológico o político, entre otros. El problema
surge cuando dicha pintada es conceptualizada bajo el término graffiti, cayendo en un con-
siderable error terminológico. Ante un graffiti podemos identificar la búsqueda clara de es-
tilo. Además, a través del mismo, no se pretende transmitir un mensaje de forma explícita. 
Ahora bien, en toda investigación de carácter antropológico resulta esencial la presen-
cia de un riguroso trabajo de campo. Los estudios de otros profesionales sobre la temática
pueden ayudarnos ampliamente, pero no conseguiremos una información tan completa y
veraz como la que podemos obtener trabajando cara a cara con los protagonistas del fenó-
meno estudiado. En esta ardua tarea, la observación constituirá un elemento esencial para
obtener información. Durante la investigación, la utilización de redes sociales, como es el
caso de las plataformas de Facebook y Whatssap, como medios de comunicación y
búsqueda de sujetos, fue crucial a la hora de establecer contactos y concretar citas cara a
cara con los usuarios. En las mismas, se llevaron a cabo numerosas entrevistas en profundi-
dad, en las que se hizo uso de guiones de preguntas previamente diseñados. La información
recogida en dichas entrevistas dio lugar a una de las partes más atractivas de la investigación:
la elaboración de historias de vida. Para la realización de las mismas se hizo uso del método
prosopográfico o biografía modal en la línea de Pierre Bordieu, a través del cual se extraen
datos generales acerca de los individuos con los que se trabaja, con el objetivo de ir incidi-
endo poco a poco en datos más particulares y concretos, para finalmente volver a generalizar
con toda la información conseguida. 
Durante la realización de las entrevistas, fue esencial la utilización de un diario de
campo, donde iban siendo anotados in situ datos importantes de la investigación, y de una
grabadora de voz a través de la cual se dejaba constancia del trabajo realizado. 
El arte desconocido que transgrede la norma
Son muchos los que hacen uso de la palabra graffiti pero pocos los que consiguen re-
alizar una adecuada conceptualización acerca del fenómeno. Uno de los apuntes más im-
portantes que nos mostró el trabajo de campo llevado a cabo, es que existen tantas
definiciones acerca de qué es el graffiti como creadores del mismo. No obstante, esto no
debe suponer caer en la equivocación de denominar como graffiti a aquello que no lo es.
Cada escritor tendrá su propia definición, su propia visión del movimiento, su propia forma
de intentar transmitir al medio, e incluso no todos defienden que exista una clasificación
delimitada de qué es graffiti o qué tipologías existen. Al margen de la subjetividad que
supone lo expuesto, existen una serie de demarcaciones que diferenciarán claramente al
graffiti de otras modalidades. 
Desde el inicio del estudio, se parte de la consideración del fenómeno como una ex-
presión artística. Ello nos conduce a la clara distinción que se ha explicado anteriormente
entre un graffiti y una pintada vandálica. Cierto es, que aunque el fenómeno estudiado
se aleja considerablemente de un fuerte vandalismo, el mismo conlleva en su propia esen-
cia la transgresión de la norma. El graffiti se enmarca dentro del Arte Urbano. Éste se con-
figura como un tipo de arte que es realizado en la calle para el disfrute de todo ciudadano
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que la transita. No sólo el graffiti da vida a este tipo de arte, también existen: los murales,
las pegatinas, las plantillas, los muñecos y los carteles. En ocasiones coexisten en armonía
varias modalidades, como ocurre en el caso del mural. Éste último es un tipo de repre-
sentación que incluye muñecos, graffiti, es decir, letras, y un fondo que une todos los el-
ementos. El muñeco es la creación de un personaje, que puede llevarse a cabo mediante
la realización de personas, animales u objetos caracterizados por elementos del Hip Hop,
o siguiendo la tendencia realista. Las plantillas, también denominadas bajo el término es-
téncil, son conocidas a nivel internacional, en cierta medida, por el trabajo que llevan a
cabo artistas urbanos como Banksy o Shepard Fairey. Se trata de una técnica en la cual se
emplea una plantilla sobre la que ha sido previamente recortada una figura. Posterior-
mente, el artista urbano coloca la plantilla en un soporte que selecciona previamente y
aplica pintura de aerosol, quedando plasmada en dicho soporte la figura. Las pegatinas
son etiquetas adhesivas en las que se imprimen textos e imágenes que son colocadas por
diferentes soportes del entramado urbano. Los carteles, generalmente, de mayor tamaño
que las pegatinas, son murales impresos sobre papel y otros materiales que también son
colocados por muros de la ciudad. 
Como ha sido expuesto, no es nada complejo encontrar textos en los que las pintadas
vandálicas son designadas con el término graffiti. También ocurre con los murales, los
muñecos e incluso con las plantillas: todos son erróneamente catalogados bajo la denomi-
nación graffitera. Pero debemos señalar que, sencillamente hablamos de graffiti cuando se
produce la inscripción del nombre mediante el empleo de un estilo propio y diferenciado
del resto. Si lo que se lleva a cabo es la plasmación de la firma de forma sencilla y rápida
estaríamos hablando de graffiti y por consiguiente, de la tipología denominada tag. Si esta
firma tiende a adquirir una mayor complejidad, llegando a rellenarse de color y a adquirir
volumen, hablaremos de potas o platas. Todas ellasno dejan de ser inscripciones sencillas
que el escritor de graffiti crea en sus inicios y a través de las que únicamente plasma su
nombre, su firma. La experiencia le hará ir perfeccionando su técnica hasta llegar a producir
grandes piezas en las que se configurarán determinados estilos. 
De forma algo más amplia, definimos el graffiti como una creación pictórica, formada
por letras plasmadas en diferentes soportes, principalmente en muros, y generalmente, en
el espacio urbano, aunque eso no implica no encontrar graffitis plasmados en pueblos y
poblaciones de menor tamaño, no siempre considerados entornos urbanos sino más bien
rurales. En dicha creación sobresale la utilización de técnicas manuales, entre las que prima
la utilización del aerosol, y tras las que subyacen diversas intenciones comunicativas del
individuo como miembro de la sociedad. Dentro del movimiento resulta fundamental la
búsqueda de caligrafías y estilos propios que diferencien a un escritor entre los demás. Por
lo tanto, la idea de crear un estilo propio, aparece como un lema esencial del movimiento
asociado a los términos identidad y competitividad. 
Dependiendo de las formas que adquieren las letras, la existencia de volumen, la
creación de sombras, la definición del trazo y la utilización del resto de elementos que in-
tegran la pieza se dará lugar a piezas de diversos estilos, entre ellos, los más destacados son:
estilo pompa o bubble, estilo bloque o simple, estilo salvaje o wild style, estilo realista, estilo
3D o model pastel y estilo basura. Cada escritor se decantará por aquel que más se ajuste
con sus gustos y con su manejo de las técnicas e introducirá en su obra elementos person-
ales que harán su obra única y diferente a la de otros escritores. No debemos olvidar que
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una de las metas de todo graffitero es ser identificado y reconocido por los otros, y además,
intentar llevar su nombre a lo más alto. 
Han sido elaboradas determinadas clasificaciones entre las que se incluyen los graffitis
religiosos, escatológicos, amorosos, infantiles o políticos, entre otros. Comprobar la existencia
de dichas clasificaciones nos aporta datos del vacío de información existente en torno al
fenómeno. Como bien se ha señalado, el graffiti, comprendido como la inscripción del
nombre no puede ser catalogado bajo una denominación de carácter religioso o político.
Estos errores conceptuales se derivan, en la mayoría de los casos, por la inexistencia de un
trabajo de campo. 
El actor del movimiento: el escritor de graffiti
El protagonista del movimiento que nos ocupa siempre ha estado asociado con la mar-
ginalidad, idea que el trabajo de campo aleja por completo de la realidad. El joven sin es-
tudios, rebelde, perteneciente a un pequeño grupo social de iguales, que se movía por la
ciudad llevando a cabo actuaciones vandálicas consistentes en pintar paredes con aerosol
parecía definir al graffitero en sus inicios. Pero el escritor de graffiti se encuentra totalmente
alejado de ese estereotipo. 
Un alto número de escritores con los que se ha trabajado a lo largo de la investigación
cuenta con una amplia formación, incluyendo estudios universitarios. Se trata de personas
totalmente alejadas del perfil en el que se encuadraría a un sujeto en riesgo o estado de ex-
clusión social. La gran mayoría de ellos disponen de un empleo, se mueven entre una am-
plia red de relaciones sociales y se muestran como personas agradables, dinámicas, educadas,
competentes y comprometidas.
El escritor de graffiti, nombre que recibe de manera formal, dejando a un lado el tér-
mino graffitero, utiliza su creación como forma de expresión. Se trata de un modo de
mostrar al mundo lo que el sujeto sabe y es capaz de producir -sus habilidades- incluyendo
en su obra de forma intrínseca: sentimientos, pensamientos y emociones. Rasgos de su per-
sonalidad son inmortalizados en la pieza, pues sus gustos, preferencias, aprendizajes y téc-
nicas son aplicados en la misma. De esta forma, el escritor estaría modificando el paisaje
que le envuelve. Walter Di Santo expone en su artículo Paisajes culturales: “El Paisaje Cul-
tural suma a la definición tradicional de paisaje al hombre, que no es solo el que lo ve
sino también el que lo interviene o lo crea, le genera un carácter, lo habita” (2014: 1).
Avisa de su presencia a todo ciudadano que visualiza la creación y lleva su nombre
al mayor número de sitios posibles. Una vez que su firma comienza a ser vista y, por con-
siguiente, transmitida de boca en boca, tanto dentro como fuera del grupo de escritores, el
ego del protagonista comienza a aumentar. 
El sujeto adopta otro nombre, distinto al propio de pila, para conseguir ser reconocido
en la sociedad en la que se encuentra inmerso. Buscará un nombre llamativo y corto. Re-
sulta especialmente curioso, pues podríamos decir que el escritor deja de ser quien es con
la finalidad de llegar a ser alguien dentro del entramado social. 
Algunos estudios han llegado a hablar del graffiti cómo válvula de escape de tensiones y
problemas que el propio sujeto puede experimentar: crea para aumentar su bienestar y reducir
su ansiedad ante problemáticas sociales o personales. Figueroa Saavedra, autor que ha trabajado
ampliamente sobre la temática abordada, añade en su obra El graffiti universitario: “(…) el graffiti
constituye el más directo, fresco y espontáneo medio de expresión del que puede disponer el
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estudiante. Le sirve como mecanismo de integración y de válvula de escape frente a sus frus-
traciones y como manifestación de su desencanto, su impotencia, su rabia, sus deseos o aspira-
ciones, etcétera” (2004:12). A la par, una vez que se identifica con una firma y nombre
específico, se crea en el individuo un sentido de pertenencia al grupo de iguales. 
El escritor se adentra en el fenómeno, generalmente por influencia de alguna persona
de su entorno social. En un primer momento, aprenderá mediante la observación frente al
muro y escuchando las experiencias de sus compañeros. En los inicios llevará a cabo el
movimiento conocido como bombardeo o getting up. Dicha actividad consiste en plasmar
la propia firma por el mayor número de lugares posibles. El principal objetivo del graffitero
principiante será dejarse ver. Tras el bombardeo comenzará a crear sus primeras potas y
platas, para más tarde realizar piezas más complejas. 
El escritor de graffiti buscará los sitios más impresionantes para dejar la huella de su
actividad intentando no ser visto. Podríamos establecer un símil con las técnicas de mar-
keting que se emplean en los supermercados para aumentar las ventas de forma estratégica.
Los sitios más arriesgados conformarán el principal foco de creación, así como los más altos
y vistosos. En muchas ocasiones los puentes cercanos a las autovías y carreteras de alto trán-
sito se llenan de piezas inundadas de color que no dejan indiferentes a muchos de los que
las transitan. El escritor buscará estar presente sin estar físicamente en el lugar que ocupa
la pieza. En este sentido, se establece un juego entre la inminencia y la clandestinidad. En
esta línea, García Canclini añade: “(…) el arte es el lugar de la inminencia. (…) anuncia algo
que puede suceder, promete el sentido o lo modifica con insinuaciones. No compromete
fatalmente con hechos duros. Deja lo que dice en suspenso” (2010: 12).
La existencia de una nueva zona de muros en la cual crear, se transmite dentro del
grupo de boca en boca. Cuando un escritor es conocedor de la existencia de una buena
zona para pintar, acude hasta el lugar y marca su espacio. Para ello selecciona los metros
que considera necesitar y crea una pieza. En ese momento, el espacio ocupado pasa a ser
suyo por ley. Se trata de una de varias leyes no escritas que el grupo comparte y respeta. En
el momento en el que otro escritor llega y pinta encima de una pieza ya creada, comienza
una guerra entre escritores. Por lo general, todos ellos tienden a respetarse,aunque hay es-
critores que obtienen fama a través de acciones de este tipo, tachando la creación de otros. 
La ausencia de espacios reglados donde desarrollar la actuación graffitera refuerza la
búsqueda de lugares donde la creación no está permitida. Cierto es, que en la actualidad,
el Arte Urbano se está abriendo camino a pasos agigantados, por un lado, porque está
generando un alto índice de beneficios económicos, y por otra parte, porque no es una es-
fera indiferente al fenómeno de la moda. Cada vez son más los particulares que realizan en-
cargos para decorar las habitaciones de sus casas con algún mural, muñecos o algún graffiti
previamente encargado. Así mismo, muchas zonas urbanas están siendo decoradas con
piezas puesto que atraen la atención del espectador y embellecen el espacio. En la ciudad
de Cáceres, en los últimos años, se han llevado a cabo varias iniciativas, a partir de las que
se han decorado diversas zonas de la ciudad. En este sentido, el escritor realiza una creación,
pero matizaremos que no estaríamos hablando de un graffiti propiamente dicho, puesto
que, aunque el creador emplee una serie de técnicas y herramientas propias del fenómeno,
está respondiendo a un encargo legal y por tanto se perdería la espontaneidad, la libre ex-
presión y la clandestinidad que caracteriza al movimiento. De esta forma, simplemente se
estaría respondiendo a una petición previamente establecida.
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Un escritor de graffiti podrá adquirir prestigio y reconocimiento a través del número
de obras llevadas a cabo, la calidad de las mismas y la selección de los lugares de creación.
No causa el mismo impacto una pieza sencilla creada a pie de calle, que una gran pieza
creada en altura. En la actualidad, el escritor de graffiti comienza a abrirse hueco en las
galerías museísticas, aunque el proceso aún es lento. 
Conclusiones
El vacío de información existente en torno al fenómeno, hace que aumente el menos-
precio por parte de la sociedad que gira sobre el mismo. Es complicado que el poder apoye
a una forma de expresión artística que no es comprendida como tal y que es confundida
de forma errónea con otras formas de expresión sustentadas en el vandalismo. Pero tal y
como lo hemos afirmado, no hay que confundir vandalismo con clandestinidad.
El graffiti es una expresión artística que quebranta determinadas normas legislativas,
apareciendo en lugares donde no debiera. Pero también es cierto, sin ánimos de protección,
que es el camino que el escritor escoge para tratar de ser escuchado. El escritor da pequeños
toques de atención a los órganos de poder y a la sociedad en general sin llevar a cabo actos
que dañen fuertemente a dichos destinatarios. El reducido número de lugares legalizados
para la realización de graffitis puede empujar al escritor a la realización de una obra de
carácter ilícito. 
La industria desempeña un rol estratégico dentro del mundo del graffiti. Una creación
puede ser ensalzada, reconocida y vendida por cantidades elevadas de dinero en función
del nombre del autor y de la expectación que la pieza cause. La elevación del nombre de
un autor se verá influenciada por la moda dominante del momento. La ilegalidad de la
obra puede llegar a ser tolerada en relación con los beneficios que la pieza genere. Por lo
tanto, una pieza puede ser considerada como un residuo en el momento en el que no se
traduzca como una mercancía productora de beneficios dentro de la sociedad capitalista
en la que vivimos. 
Una de las peculiaridades del fenómeno graffiti es que sus protagonistas no pretenden
encajar dentro del orden social y político establecido, puesto que se trata de un orden que
les deja fuera en todo momento y no respeta ni valora sus habilidades creativas. 
El graffiti se abre paso como una forma de cambio. Roger Behrens afirma, en una en-
trevista que ofreció a Jordi Maiso y que fue publicada en el artículo “¿Qué significa hoy
teoría crítica de la industria cultural?”, que: “Las masas tienen derecho al cambio; pero la
cultura sólo les ofrece una expresión de éste: el espectáculo de un cambio aparente”
(2011:306).
Si hablamos de graffiti, no estamos haciendo referencia a la simple inscripción de un
nombre por diferentes parajes del espacio urbano, sino de un nombre que se instala por
encima de los nombres del resto de ciudadanos, pues no cualquier persona camina por la
ciudad y encuentra su nombre en “quinientos” espacios diferentes. 
En la mayoría de los casos, el escritor de graffiti no obtiene beneficios económicos me-
diante la actividad graffitera, sin embargo, se mantiene activo en el movimiento porque lo
necesita para expresarse, se identifica mediante la actividad y le apasiona hacer algo que
pocos realizan y muchos condenan. 
Si este fenómeno comenzase a ser comprendido como aquello que verdaderamente es,
comenzaría a ser considerado, en muchos casos, como un embellecedor del paisaje en el
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que se inscribe. Hablaríamos de una forma de urbanismo participativo que podría contar
con diferentes lecturas. Una forma de participación mediante la cual no se pretende dañar
ni al espectador ni al mobiliario urbano, sino todo lo contrario, hacerle disfrutar con la
contemplación de una obra de arte. 
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Biografía de los autores
Laura Vadillo Hurtado es graduada en Educación Social por la Universidad de Extremadura (España).
Durante los cursos académicos 2014-2015obtuvo la titulación de Máster en Antropología Social por la
misma universidad. Actualmente se prepara para comenzar a realizar una futura tesis doctoral enmarcada
dentro de la perspectiva antropológica, en la cual continuará trabajando sobre el fenómeno graffiti. 
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Claudia Möller Recondo es licenciada y máster en Historia y doctora en Historia de la Educación por
la Universidad de Salamanca. Ha sido profesora en las Universidades de Mar del Plata (Argentina), Salamanca
(España), Cagliari (Italia), École des Hautes Études en Sciences Sociales (Francia) y actualmente es profesora
en la Universidad de Extremadura. Ha realizado numerosas publicaciones en relación con la Historia Cultural
y actualmente es la directora del Proyecto académico y del Comité Científico del Proyecto Europeo Itinerarios
Culturales Europeos las Rutas del emperador Carlos V. 
Recibido: Septiembre 2015
Aceptado: Octubre 2015

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