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Patrimonio nacional

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Patrimonio nacional
Se entiende por patrimonio nacional al conjunto de bienes, derechos, cargas y obligaciones que le pertenecen a un Estado soberano y que le son propios por su historia, su emplazamiento geográfico o las tradiciones de su pueblo. Del mismo modo en que una persona (natural o jurídica) administra su patrimonio personal, el Estado tiene la plena potestad y propiedad sobre su patrimonio nacional.
En sus distintas acepciones, el término patrimonio proviene del derecho romano, y se usaba para nombrar la propiedad familiar heredable de los ciudadanos patricios (o sea, los nobles), transmitida de generación en generación. El término se componía de las voces latinas pater (“padre”) y monium (“recibido”), o sea, “lo recibido del padre”.
Pero en el caso del patrimonio nacional, se trata de lo heredado de las generaciones previas y que pertenece a la totalidad de los ciudadanos, es decir, de patrimonio público.
Características del patrimonio nacional
El patrimonio nacional se caracteriza por lo siguiente:
•	Tiene su origen en la historia, la geografía o la cultura del país, y por lo tanto no posee un dueño establecido, sino que es propiedad pública e inalienable, administrada por el Estado.
•	Se compone de los paisajes, restos arqueológicos, maravillas naturales, recursos geológicos, obras arquitectónicas y prácticas culturales que son propias de una nación y de un pueblo.
•	Posee una relevancia histórica, estética, científica y/o económica tal, que no puede tasarse o evaluarse fácilmente, por lo que a menudo se considera invaluable.
Puede clasificarse, como cualquier otro tipo de patrimonio, en:
•	Bienes tangibles, que se pueden tocar.
•	Bienes intangibles, que se experimentan a través de otros sentidos.
Tipos de patrimonio nacional
El patrimonio nacional abarca diferentes tipos de patrimonio, como son:
•	El patrimonio natural, que abarca los paisajes, las maravillas naturales y los recursos hídricos que son propios de la geografía y topografía del territorio nacional. Algunos ejemplos de ello son: el Gran Cañón de los Estados Unidos, el Salto Ángel de Venezuela, las islas Galápagos de Ecuador o el mar Muerto de Israel.
•	El patrimonio cultural, que incluye las lenguas, tradiciones, artesanías, decoraciones, bailes, cantos y prácticas religiosas de un país, así como los elementos materiales e inmateriales que ello implica. Algunos ejemplos de ello son: la celebración del Día de Muertos de México, las numerosas lenguas originarias de Bolivia, las ferias de los Sanfermines en España o la tradición del canto del Fado en Portugal.
•	El patrimonio histórico y arqueológico, que se refiere a las huellas del pasado nacional, ya sea que estén expuestas a la luz del día o guardadas en yacimientos arqueológicos. Se puede tratar de elementos materiales que recomponen la historia nacional (o incluso prehistórica) o de elementos inmateriales que la enuncian, como los relatos orales. Algunos ejemplos de ello son: las estatuas de cabezas en la isla de Pascua, las pinturas rupestres en las cuevas de Altamira en España, o los campos de concentración edificados por la Alemania nazi en Polonia.
•	El patrimonio arquitectónico, que alude a las edificaciones, ruinas y grandes monumentos nacionales edificados por la población de un país, ya sea en tiempos ancestrales o modernos. Algunos ejemplos de ello son: la torre Eiffel en Francia, las pirámides de Tikal en las selvas de Guatemala, las esfinges y pirámides de Egipto, o la Gran Muralla China.
•	El patrimonio artístico, que abarca las expresiones artísticas propias de una nación, en sus muy distintos géneros posibles, desde aquellos consagrados con las Bellas Artes, hasta aquellos de procedencia popular. Algunos ejemplos de ello son: la Gioconda de Leonardo DaVinci en Italia, los cantores y copleros populares del norte de Argentina, los murales del mexicano Diego de Rivera o los poemas de los románticos ingleses del siglo XIX.

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