Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
35 Las relaciones entre ciencia y sociedad: hacia una sociología histórica del conocimiento científico J. RubénBlanco Introducción U a teorizaciónde las relacionesentre cienciay sociedadhasufridodiversos avataresa lo largo de su historia.El intentode separartajantementeestosámbitosha sido, sin duda,un dementodecisivoen la cons- titución de la perspectivaactual sobresus rela- ciones.No obstante,hoy se hacenecesariorevi- sar estadistinción paracomprenderla situación presentedesusvínculos. Estearticulo se proponeinvestigarla natura- leza de las relacionesentre ciencia y sociedad desarrolladaen los trabajos realizadosdentro del ProgramaFuerteen la Sociologíadel Cono- cimiento [PF] (Bloor, 1976), cuya repercusión en el campode la sociologíadel conocimiento ha sido muyconsiderable.Sin embargo,es me- nos conocidosu proyectode investigar, descri- bir y explicar la ciencia,como un fenómenoso- cial más, teniendo en cuenta su dimensión socio-histórica.Esteartículoversa,en suma,so- brelahistoriografíadelProgramaFuerte. CienciaySociedad:Una perspectivasocio-históricadel procesodeseparaciónentre cienciay sociedad H asta finales del siglo xix la separa-ciónentrecienciay sociedadno era tan evidentecomo en la actualidad. Al contrario,existíaentreambasesferasunaco- municacióny apoyomutuo que hacíadifícil es- tablecerunademarcacióntan acentuadacomola existentehoy en día. Los interesespúblicos in- fluían poderosamentesobrela direccióndel tra- bajocientíficoy la definicióndelo quese consi- derabacomoconocimientocientífico¼ La situacióncambió de forma sustancialdu- ranteel siglo pasado.Progresivamente,la comu- nidad científica erigió fronteras más precisas, elevandoel grado de compromisoprofesional hastaexcluir a los amateurs.El campoquedóasí dividido entreespecialistas(la ciencia)y legos (la sociedad).SteveShapinseñalaque «estedistan- ciamiento y disciplina del público fueron las Ji Rubén Blanco. Sociólogoe investigadordel Plan Nacional. Política ySocial, 14/15(1993-1994),Madrid (pp.35-45) condicionesnecesariaspara la producción de conocimientopropiamentecientífico. En cam- bio, allí dondela cienciasiguió influida sustan- cialmentepor interesespúblicos,el conocimien- to objetivo y fiable se vio comprometido» (1990:991).La separaciónradical de ambases- feras ha llevado aparejadaunaestrictacodifica- ción de losrolesparacadaunadeellas.El rol de la sociedadse ha reducidoa recibirpasivamente los juicios científicos y a suministrarel apoyo necesarioa lasactividadesqueloscientíficosde- finen como esencialespara el progreso de la cienciay, porende,de lasociedad. Este hecho,aúnvigente en gran medida,re- presentauna inversiónde las relacionesde po- der anterioresentrecienciay sociedad.Sehapa- sado de un control de la ciencia por partedel público y de las institucionessocialesa unasi- tuación en la que la comunidadcientífica con- trola suspropiosprocedimientos,estipulala na- turalezade sus relacionescon la sociedade, incluso, extiendesu influencia al escenariode los asuntospúblicos más generales(influencia de los expertos). La noción de competenciaintelectual(Shapin, 1990) vertebra las relaciones históricas entre cienciay sociedad.En elcursode suprofesiona- lización, la prácticade la cienciallega aexigir la adquisicióny desarrollode complejashabilida- desy destrezasintelectuales.Esta competencia tienecomoprincipal ámbitode relevancia,no la sociedadengeneral,sino el conjuntodeproble- mas técnicosdefinidospor la propiacomunidad científica. La configuración e institucionaliza- ción de esacompetenciaes unfenómenohistóri- co surgidode la propiaculturacientíficay ha te- nido una evolución desigual en las diversas 2 parcelasdel conocimientocientífico Dentro del procesohistóricode demarcación del conocimientocientífico no puedeobviarse, sin embargo,el influyentepapelde las creencias del público acercadel mundo naturalsobreel desarrollo del conocimientocientífico y de la cienciacomo institución.De estemodo lagéne- sis y el desarrollode las creenciassocialessobre la naturalezaengeneraly sobreel conocimiento científico enparticular,se conviertenen proble- ma y tema de investigaciónsocio-histórica.La preguntaclave en este casoes: ¿Porqué la co- munidadcientífica separóla cienciadel sentido común y las competenciasordinarias de los miembrosde lasociedad—en especial,dadoque en los inicios de la prácticacientíficaexistíaun flujo de comunicaciónentrela experienciaordi- naria y la experienciaespecializadade la naturale- za—? Un hechoclave en lahistoria de las relaciones ciencia/sociedades que durantela revolución científicadel siglo xvii la corrientecientíficado- minante, la representadapor la Royal Society y lideradapor RobertBoyle, propugnabael carác- terpúblico de la ciencia.En concreto,insistíaen la necesidadde la presenciadel público en la prácticacientífica;en su forma másextrema,sus defensoresidentificabanla ausenciadel público con la no-cientificidaddel experimentoen cues- tión. Aquellas experienciasque propugnaban unaciertaprivacidado esoterismoeranrechaza- dasy etiquetadascomo modernosdogmatismos. El trasfondode estaspolémicasera un debate sobrela aprehensiónde la naturaleza,biena tra- vésde la propiaexperiencia(o evidenciade los sentidos),bien a través de procedimientosno- experimentalesquedictabany conveníanen có- mo debía ser la naturaleza(Shapin, 1988a, 1988b;Shapiny Schaffer,1985). Ahorabien,Sbapin(1990)adviertequeelpú- blico presenteen esassesionesera cuidadosa- menteseleccionadoe instruido.No se puedede- cir queestaforma de prácticacientíficaestuviese abiertaa todoslos miembrosde la sociedad~. Así pues, la popularidadde esta nueva ciencia debe tratarse con precaución y teniendoen cuentaquedesdefinalesdel siglo xvíí, la vía ex- perimentalcoexistióconun programamatemáti- co revitalizadoy muyactivo. La irrupción del naturalismo cientifico a me- diadosdel siglo xix establecepor fin los limites socialesy culturalesmodernosentreciencia y sociedad.El naturalismo,caracterizadopor su rechazode los elementosque habíanvinculado la culturacientíficacon laculturasocialmásam- plia, el sentidocomúndel público, rompió con la concepciónde una naturalezahumanizaday la reemplazópor unaconcepcióndefinitivamen- tenaturalizadadelos hombresy de susexperien- cias. Si en el Renacimiento,la idea de que el hombreerala medidade todaslas cosaseraun punto de paso obligado para la ciencia y las otras formasde cultura, el triunfo de Darwin y del naturalismocienttflco desmantelótotalmente la relación tradicional entreciencia y discurso público a favor de la emergentey poderosaco- munidadcientífica. A partir de estemomento,quiénes un cientí- fico competentey quiénno, quiénpertenecea la comunidadcientífica,cuál es elorigen de lacon- fianza, la legitimidad y la autoridadconferidaa la ciencia institucionalizada,cómo se define el conocimiento científico, cómo se evalúa éste, etc. son temas que los científicos establecenal margende la sociedad.De otro lado,estemono- polio de la competenciacognitivapor partede los científicosgeneraen la sociedaden general expectativassobreel desarrolloy la consecución de logros sociales,económicos,políticos,etc. gra- cías al avancecientífico ‘~. En este proceso,el Estadoseconvierteen el defensorlegítimo dela sociedady dc sus interesesfrenteal importante papelque va adquiriendola ciencia.Porúltimo, en el siglo xx, y especialmentedespuésde la Se- gunda Guerra Mundial, el apoyo estatal a la cienciaha ido en constanteaumento(sobretodo en las áreasrelacionadasdirectao indirectamen- te con interesesmilitares).La percepciónquela sociedadtiene de la naturalezade la investiga- ción científica,de suautonomíay de susvalores en las últimasdécadasha venidoconformadaen granmedidapor Ja utijidad técnica,económica, cognitivay moralquecomportael hechode que la naturalezasea representadapor especialistas sancionadossocialmenteparaestatarea(Shapin, 1990). LaHistoriografía del ProgramaFuerte L a visión tradicional de la cienciapre-suponeel carácterautónomo(no so- cial) del conocimiento científico (Mulkay, 1979). Este enfoquehistoriográfico tradicionalde la cienciadescansaen un modelo de iluminación, esto es, asume que el conoci- mientocientífico lo producenindividuosinmer- sos en subculturasesotéricasmediante la con- templacióny la manipulacióndesinteresadasde la naturalezay la posteriorevaluaciónracional de sus descubrimientos.Si bien la producciónde conocimiento(el contexto de descubrimiento) puederecibir ocasionalmenteinfluenciasexter- nas —lo que explica el papelde la creatividado de lasuerteen esteámbito— el contextodejusti- ficación,dondesejuzgaelconocimientocientífi- co, se mantienerigurosamenteseparadodeotros contextos.De estaforma, unavezqueel conoci- miento científico ha sido etiquetadocomo tal, puedetrasvasarseal contextosocial y cultural más amplio dondesu verdadoperacomo razón suficientepara ser aceptadocomo descripción únicay válidade la realidad.Sólo entonces,una vez admitida la definición científicade cómoes la naturaleza,puedeéstaserextrapoladay utili- zadaen otros contextossocialesy paraotros fi- nes,ajenosa labúsquedadelaverdadpropiadel contexto antecedentede produccióny evalua- ción delconocimientocientífico. Frentea esteplanteamiento,la sociologíahis- tórica del conocimientocientífico propugnala conexióndel núcleo cognitivode la cienciacon elementosque anteriormentequedabanexclui- dos del sanctasanctórumtécnico/esotérico. Estoselementospuedenser descritoscomo so- dales, políticos, culturales, ideológicos,econó- micos,etc. y puedenafectara todoslos aspectos de laculturacientífica,desdelos modelose imá- genesgenerales,pasandopor las estructurasteó- rico-abstractasy afirmacionesdefacto, hastalas representacionesiconográficasy la mismaestruc- turaciónde laspercepciones. La concepciónclásica de la historia de la ciencia rechaza analizar estos elementospor considerarlosespurioso irrelevantesy asociasu estudio con unahistoria externalistacuyo único objeto seríala explicaciónad hocdel error en la ciencia.De este modo,se postulaun programa de investigación interesadoprincipalmenteen celebrarel conocimientocientíficoy defenderlo de cualquiercontaminación,influencia,etc.;pro- yecto quese identifica con una historia intelec- tualista o iluminista de las ideascientíficas.En cambio,Shapin(1980) planteael estudionatu- ralistade la cienciacomo una empresacultural situadahistóricamentey desplegadapor grupos socialesquesirvena un abanicodeinteresesque no se puedenespecificarsin una investigación empíricaprevia. Una sociologíahistórica quevaya másallá de unahistoria intelectualistanecesita,paracomen- zar, unaaproximaciónantropológicaa la cultura científica. Abordar la cultura científica, como cualquierotra culturadiferente, exigeno contem- piaría como un sistemaformal de conceptosy enunciadosni interpretarlacomo un conjunto abstractodeideasy conceptos.Muy al contrario, todaculturaverbal—tambiénel lenguajecientífi- co— debeestudiarsesiempretal como se mani- fiestaensu contextode uso. La comprensiónde unacultura sólo puederealizarsesiguiendosu desarrollo,observandocómoseempleay cómo cambiasu significadoconformecambiasu uso. En el casodela culturacientífica,el estudiodel significado de sus conceptosy prácticasdebe teneren cuentalos contextosy factorescontin- gentesen y conlos cualesse desenvuelvey de- sarrolla.Como señalaRudwick,«la cienciaque hacenlos individuoso los grupossocialespuede estudiarsede la misma forma que cualquiera otra de sus actividades,como expresionesde una posición cultural particular. Desde esta perspectiva,ya no sorprendeencontrarelemen- tosexistenciales,conceptosintelectualesy habi- lidadestécnicasexternasa lo queahoradefini- mos como ciencia o la transferenciaentre distintasdisciplinas científicas.De estaforma, podemosobservarla construcciónde las nue- vas ideas científicas como el resultadode em- plear todos aquellos recursos culturales que estabandisponiblesen cadasituaciónsocio-his- tóricaespecífica»,(1975:18). La aproximaciónal fenómenocientífico des- de unasociologíahistórica del conocimientocien- ¿¡fico constituye,además,un intento de afirmar laviabilidad de unasociologíadel conocimiento científico, negadapor diversos filósofos de la ciencia,entreellos Larry Laudan(1977).Shapin resumeel argumentofilosófico tradicional de la siguienteforma: «si las representacionescientífi- casestuvieransimplementedeterminadaspor la naturalezade la realidad,entoncesno se podría ofrecerningúnestudiosociológicodela produc- ción y de la evaluacióndel conocimientocientí- fico. A lo sumo,se podríaquizá intentarcom- prender porqué ciertas característicasde la realidadse investigaronen diferentesperíodos históricosyen distintosmarcossociales,perono se podríadecirnadade interéssociológicosobre elconocimientoresultante»(1982:160). Esterealismopositivistaingenuose havistoso- cavado en los últimos añosdesdedentro de la propia filosofía de la ciencia por las tesis de la carga teórica de la observacióny de la sub-deter- minación de las teoríaspor la evidenciafactual empírica (véanse,entre otros, los trabajosde Mary Hesse,1970ay 1970b)>t Así pues,el estu- dio socialde la cienciaparececonstruirsemejor desdeunaapreciaciónde las circunstanciascon- tingentesqueconstituyenla produccióny eva- luacióndel conocimientocientífico. Es desdeesta posición que se manifiestala necesidadde llevar a cabo estudioshistóricos sobrela observacióny construcciónde los hechos científicosparamaterializarla pretensióninicial de una sociología histórica del conocimiento científico. Los componentesy líneasde investi- gación fundamentalesde estasociologíaserían tres.En primerlugar, la cuestiónde los intereses socialesenla ciencia;segundo,el usosocialde la naturaleza(esto es, del conocimientocientífico) y tercero,el análisisdelas cosmologíasnaturales y su relacióncon las estrategiassociales(como nexodeuniónentreantropologíay sociologíaen su aproximaciónal estudiode la cultura cientí- fica). Interesesy explicaciónsocio-histórica: Dentro de cualquier comunidad científica existeunadistribuciónde las diferenteshabilida- des y competenciastécnicasy cognitivas.Estas habilidadesy competencias,por lo general, se adquierena travésde los procesosde socializa- ción dentro de un procesode inversiónespecial por partede susposeedores.Estostiendena uti- lizarlas parademostrarsucapacidaden el traba- jo y paraextenderprogresivamenteelámbitode su aplicación.Taleshabilidadesy competencias técnico-cognitivaspuedenrepresentary respon- der a un conjuntoparticularde interesessociales dentrode la comunidadcientífica.Barry Barnes y SteveShapin (1979) los denominanintereses creadosprofesionales. En la prácticacientíficacotidianapuedensur- gir conflictossobrela aplicaciónde estosintere- ses.Shapin(1982)planteaquelos interesescrea- dosprofesionalespuedenexplicarel surgimiento de controversiascientíficas,la disponibilidadde recursospor partede diversaslíneas de investi- gacióno elgradode credibilidadquese concede al trabajode los científicosen diversoscampos. Ahora bien, dado que el uso de la coerciónes infrecuenteen ciencia,los científicosencuentran pocosobstáculospara cambiar sus posiciones bien adquiriendonuevascompetencias,bience- rrandola controversiasi percibenla posibilidad de compartirdeterminadosintereses.En último extremo, los científicos producen estrategias para defendery/o promover interesesbasadas en complejoscálculos sobrela convenienciade tomardiferentescursosde accióndurantela in- vestigación.Esta variedaden la actuaciónde la comunidadcientíficahaceobligadauna aproxi- mación naturalistaen el análisisde los intereses, LasrelacionesentreCienciay Sociedad:Haciaunasociologíahistórica... 39 de los usosde las representacionescientíficasy de los factorescontextualesque afectanal cam- bio científico. El planteamientode unateoría de los intere- ses como explicación sociológica del cambio científico arrancade los trabajosde Barry Bar- nes(1974, 1977). Las creenciastienenfuncio- nessocialesy parecenestarrelacionadasen mu- chos casos con los intereses y posiciones socialesde losgruposquelasproponen.Asimis- mo, el conocimientocrecebajo el impulso de dosgrandesclasesdeintereses:un interésexplí- cito en la predicción,manipulacióny control de la realidady un interés implícito o encubiertoen la racionalizacióndel discursoy en lapersuasión del público.En la práctica,ladistinciónde estos dostipos deintereseses puramenteanalítica.No obstante,la justificaciónnaturalistaparamante- nerloscomo elementosexplicativos es que los actorescreenen esadistinción, basansu con- ductaen ellay la considerancrucialparavalidar queestajustificaciónno se percibacomounale- gitimaciónaposteriori.Es decir, tratanestosdos grandes interesesasimétricamente:consideran legítimo el interésnatural-instrumentale ilegíti- mo el social-instrumental(Barnes,1977). La institucionalizaciónde la cienciaes un pro- ceso paralelo al desarrolloy enraizamientode interesespropios en el seno de la comunidad científica.Históricamente,lacomunidadcientífi- ca ha perseguidoel reconocimientosocial de su autoridadacercade y sobrela naturalezaatra- vés dela consecucióny gestióndeposicionesde expertezy de credibilidad,controlandosus pro- pios recursos,estoes, administrandoel conoci- mientocientífico.Esteprocesoha conllevadola profesionalizaciónde la cienciatal comola cono- cemosen la actualidad.Asimismo, la profesio- nalización de la ciencia ha cambiadoradical- mente la forma en que los intereses de la comunidadcientífica se relacionanconlos inte- resesdela sociedadmásamplia. Las distintas corrienteshistoriográficasestu- dian de manerasdiversasel procesode profe- sionalizaciónde la ciencia y la relaciónde esta nueva ciencia con la sociedad.La principal di- ferenciaentre estashistoriografíasresideen el distintopesoexplicativoqueconfierena los fac- toressociales.Parala visión tradicional,la conse- cucton de plena autonomíadel conocimiento científico moderno respectodel ámbito social significa el fin del papel explicativo de dichos factoressociales.Parala historiografíanaturalis- ta, las creenciasy las prácticascientíficasestán siempremediadaspor los interesessocialesy políticosexistentesen lasociedad. El programahistoriográficoque proponeel PFse identificapor completoconlaúltima posi- clon: «la historia de la ciencia es una disciplina en granparteempíricay con ciertos problemas que seajustana lasorientacionesempiristas.Los estudios empíricosque relacionanfactoresso- cialesmásampliosconel conocimientocientífi- copuedenaportarimportantescontribucionesal desarrollode la sociologíadel conocimientoen general.Si sonvistoscolectivamente,quelo son raravez, muestransimilitudes interesantesy va- liosas en sus orientacionessociológicasimplíci- tas» (Shapin,1982:177).Esteprogramaplantea, por una parte,el desarrollode unametodología empírica de estudiosde caso históricos como elementode aproximaciónal fenómenocientífi- co (y a surelacióncon otrasformasdecultura en períodoshistóricosconcretos). Los estudiosde caso históricosson el medio de superaciónde la yanadicotomíaexistenteen la historiografíaclásicadela cienciaentrehisto- riografía racionale historiografíasocialde lacien- cia. De otraparte,un planteamientomultifuncio- nal en el empleo del recursoexplicativo de los interesesen elcambiocientíficocontribuyeadi- luir los perjuiciosde un demarcacionismoexce- sivamenterígido al mostrarcómoen el desarro- lío científicose ponenen prácticatantorecursos técnicospredictivosy de control comorecursos ideológicoslegitimadores.En suma,la ciencia, como todasubculturasocial, está afectadapor los mismoselementosquecualquierotrasubcul- tura social esotérica o especializada.Como apuntaBarnes,«con estaconcepcióninstrumen- tal del conocimiento,uno no tiene porquémo- lestarse,ni preocupara los historiadoresde la ciencia,ni a muchosepistemólogos,porel hecho de que la ideologíade ayer frecuentementese transformaimperceptiblementeen la ciencia de hoy»(1977:40-41). El usosocialdelanaturalezaenlasociedad Con frecuenciase habladel despliegueen las cienciasnaturalesde modelos, teoríasy actitu- desdel pensamientosocial y político como me- táforasque danforma adeterminadoselementos del conocimientocientífico. Dentrodel PF tam- biénse abordael desplieguedc las concepciones de la naturalezaen la sociedado, másconcreta- mente,lo queelPF conceptúacomolos usosso- cialesde la naturalezay, por ende,de la ciencia. Los grupos socialesconcretosempleanlas re- presentacioneso visionesde la naturalezacomo herramientasparaarticulary promoversusinte- reses específicos (Sbapin, 1975, 1979a y 1979b).De estemodo,el trabajosocio-histórico del PF ponede manifiestodos cuestionesim- portantes: 1. La explicaciónde las actividadescientífi- cas más técnicaso esotéricaspuedenecesitarla referenciaa interesessocialesmásamplios que losestrictamentetécnicoso profesionales. 2. El hechode acudira los interesessocia- les comoherramientaexplicativano suponeha- blar de ellos como lo externoal conocimiento científico (tal comose consideraen lasperspec- tivas analíticasqueconsideranel núcleoesotéri- code la cienciacomolo generadodesinteresada- mente). Este tipo de modelos explicativos de doble nivel en la sociologíadel conocimiento son espurios. Los cuerpos de conocimiento científico puedensustentarseen unaampliava- riedadde interesessociales,rompiendoasí con las categoríasconvencionalesinternoy/o exter- no de los tradicionaleshistoriadoresde la cien- cia (Medina, 1983). Con la conexiónentrelos interesesexistentes en la sociedadde la que participanlos científi- cos y los juicios de estossobrela adecuacióny validez de las formulacionescientíficas esotéricas se cierra el círculo metodológicodel PF para constituir unasociología histórica del conocI- miento científico. El PF empezó alentandoy produciendoestudioshistóricosquemostraban la contingenciade losjuicios científicosparalle- garfinalmentealpunto enel quese puedeperci- bir que talesjuicios puedenestarestructurados por interesessocialesmás amplios.Desdeesta perspectiva,Shapin(1982)rechazadostipos de modelos interpretativosdentro de la sociología del conocimiento:el modelocoercitivoy el mode- lo instrumentaL El modelocoercitivose caracterizapor mante- ner que la explicación sociológica consisteen pretensionesdel tipo, «todos (o muchos)indivi- duosen unasituaciónsocial específicacreerán en unaposiciónintelectualconcreta».Estaexpli- cación planteaunaconexión deterministaentre la situaciónsocialy la creencia.Por otra parte, iguala lo socialcon lo irracional, identifica la ex- plicaciónsociológicaconla innovacióndefacto- res macrosociológicosexternos y conforma la explicaciónsociológicadel conocimientocientí- fico en contradel hechode que éste se funda- mentaempíricamenteenel input sensitivo de la realidadnatural.Estemodelocoercitivo,en reali- dad un modelode explicación sociologistade la ciencia, es el que filósofos e historiadorestradi- cíonales de la ciencia malinterpretancomo la unica posibilidad de hacersociologíahistórica delaciencia. Shapinrechazaesteplanteamientopor varias razones.En primer lugar, si éstefueseel modelo de explicaciónsociológicaimperante,seríafun- damentalmenteprosopográfico:buscadacorre- lacionesestadísticasentrelas circunstanciasso- ciales de los gruposy sus creenciascientíficas. En segundolugar, se preocuparíapor las excep- cíones y por el nivel de significaciónde dichas correlacionesy losindividuosserianobservados generalmentecomo molestos,pues,por lo gene- ral no se adaptaríana las pretendidasconexio- nes causales.La conexión entre lo social y lo cognitivo se plantearíaexclusivamentea través del empleode orientacionesindividualistaspor medio de la categoríade motivaciónLo racio- nal, en consecuencia,sedaexcluidodel ámbito social y tratado como auto-explicativaDe este modo, los factores internos de la comunidad científica serian tratadoscomo no-sociales.En suma,estemodeloconducea a-simetríasexplica- tivas y metodológicasentrelasociologíay la his- toria de la ciencia,algo radicalmenteopuestoa un principio central del ProgramaFuerte, el principio de simetría:planteael compromisode basarla prácticaexplicativa socio-históricadel conocimientocientífico en los mismos tipos de explicaciónparatodoslos tipos de explicaciónsancionadascomocientíficas(Bloor, 1976). De otra parte,el modelo instrumentaltratala generación y la evaluación del conocimiento comoaccionesdirigidas-a-fines.El conocimiento científicono se percibecomosi fueraelproduc- to de la contemplacióndeindividuosaislados,si- no quese estudiacomoproducidoy juzgadocon respectoa fines posterioresparticularesapoya- dos colectivamente.Desdeesta perspectiva,el conocimiento científico se elabora para hacer cosas.En ese procesode creación (de hacer cosas)es dondetoma su significadoel conoci- miento científico (por este motivo, las nociones de uso y de significadose encuentranentrelaza- das).En estemodelo, el rol de lo socialpre-es- tructurala eleccióndelas metasy, portanto,del conocimientocientíficoproducido. Shapinrechazael modeloinstrumentalbasán- doseen que no existe un apoyo empírico a la perspectivade queel conocimientocientífico se generaprimero en un contextoa-social,de pura contemplacióny despuésadquiereunos deter- mtnadosusossociales,prácticosy técnicos.Para el PF, los usos (incluyendo los sociales) de la cultura científica adquierensu significadoen el propio contextode generación,evaluacióny va- lidación del conocimientocientífico. El análisis de los usossocialesde lacienciay de los contex- tos dondese realiza intenta rompercon la de- marcaciónestrechade contextos(científico ver- sussocial) 6 Cosmologíasnaturalesy estrategiassociales Cualquiersistemaorganizadode representa- ción de la naturalezapuedeser empleadopara expiicar o interpretarci orden y la experiencia socíal; asimismo,puedetambiénser desarrolla- do y adaptadoa nuevasfuncionesen el marco de sociedadesdistintas.Uno de los logros de la antropologíasocial desarrolladapor la escuela durkheimianaha sido elucidarel carácterde la relaciónentreordensocialy ordennaturalenlas sociedadesprimitivas.En esta línea, la antropó- logaMary Douglaspersiguegeneralizarestehe- cho como recurso potencial para comprender nuestropropioordennaturaltal comose expone en la prácticacientífica. Douglas (1966, 1970, 1975) consideralas representacionescolectivas de la naturalezaencontradasen las sociedades tribales como instituciones inextricablemente unidasa losasuntossocialesde lascomunidades especializadasque las generany las sustentan. Estascreenciaspuedenserutilizadascomo re- cursos y estrategiaspara desalentarla desvia- ción, parajustificar los acuerdossocialesexis- tentes o deseados,para criticar los acuerdos actuales,paradescribirapropiadamentela reali- dad, etc. Poresto,se puedeplantearquelas re- presentacionesde la naturalezainstitucionaliza- das en nuestra cultura tienen también una importante función de legitimación, mantení- míento o crítica del orden social. El problema del orden social es un factor importante en la adopciónde estosplanteamientosantropológi- cosporelPF. Las característicasgenerales del discurso científico, los parámetrosde una cosmología científica y los mensajessocialesexpresadospor lamismaexistenciainstitucionaldela cienciason modosimportantesde control social.La expan- siónde la cienciaha producidoun sistemade co- munícacióny de propagacióneficaz parael dis- cursoy la interacciónsocial, ha creadocanalesa lo largo de los cualesse puedenarticularun nú- meroindefinido de intentosfuturos de negocia- cióny de intervenciónsocial.Además,haestable- cidoun marco de trabajodeacuerdocon el cual lacultura de unasociedadestabilizadae integra- dapuedeserreformadaencualquiermomento. Esteplanteamientoinduce la preguntade si los sistemasgeneralesde ideas,las visiones del mundoo las cosmologíaspueden,porsímismas, controlar efectivamentela conductade las au- diencias a las que se dirigen. Shapin y Barnes (1977) lo ponenen dudacomoresultadode su estudiosobrelos institutosmecánicosbritánicos del siglo xix: «las cosmologíasy cuerposde co- nocimientoque se plantearonen los institutos no fueron efectivosen el cumplimientode sus tareasencomendadas.Los Institutosfracasaron en crearunaaudienciaviable entrelos mecáni- cosy los artesanos,evidentemente,mostrándose mucho más atractivo para los grupospequeño burguesescuyaexistenciay conductano fue ob- servadacomo problemática.Fallaron en la mo- dificaciónde laconscienciadelas clasestrabaja- dorasen un gradosignificativo. Y su ciencia no llegó a seraceptadaentrelas clasesbajascomo interpretaciónobjetiva de la naturalezao ele- mentosneutralesparaeldiscursoy la comunica- clon» (1977:59-60).Lostrabajadoresno pudie- ron ser controladosa través de las ideas.Una ciertaformaciónbásicacientífico-profesionalles resultabadifícilmenteaceptablesi iba unidaa la redefiniciónde susinteresesde clasecomo alia- dos naturales de sus patronos.Su cooperación hubo de forzarsemediantela coerción,la mani- pulación de sus derechoso la generaciónde otros interesescomunespromovidospor un or- den social vigentemuy concreto(remuneración destatus,Imperio,etc.). ¿Cuándoy bajo quécondicionesy circunstan- cias losgrupossocialesrecurrenalas concepcio- nes de la naturalezacomoinstrumentosparain- tentar lograr un control social? Para Mary Douglas(1966),el hechode queel conocimien- to natural refleje un interésen el control social viene determinadopor la estructurasocial. En las sociedadessimples,debidoala falta de la di- ferenciacióninstitucionalquecaracterizaa las modernascomunidadesindustriales,el control social es particularmenteproblemático.En ta- les sociedadesfalta la interdependenciade las partesqueestablecenla estabilidady encapsu- lamientodel conflicto, tampocotieneninstitu- ciones especializadasdesarrolladas—fuerzas policiales, trabajadoressociales,jueces,fiche- ros y registrospúblicos— parapercibir y con- trolar la desviación.El mayor grado conse- cuentede preocupaciónpor el control social como problemaprácticoconducea la invoca- ción de la naturalezacomogarantedel orden moral. Los estudiosantropomórficosde la na- turalezac~stalizanen las institucionesy, por estemotivo,surgeunacosmologíamoralmente viva. Al contrario,en las sociedadesmodernas el conocimientomoraly el conocimientonatu- ral estáncompletamentediferenciado.Como consecuencia,las implicaciones cosmológicas del conocimientonaturalpuedenserimperso- nalesy no funcionarnecesariamenteen interés del orden social vigente o cualquierotro. La ciencia modernasería,pues,el conocimiento impersonalcaracterísticode unaestructuraso- cial diferenciada,un conocimientoque se ha desarrolladosin serconstreñidoporun interés enel ordeny en elcontrol social. En obrasposteriores,sin embargo,Douglas (1970, 1975)abandonaestastesis.En lugar de vincular el usomoral de la naturalezaa las so- ciedadessimplesy la existenciade cosmologías impersonalesa unasociedadmáscompleja,sc limita a avanzaruna hipótesis más modesta: dondelagentevalora el orden social existente y los controlessocialesfuertes,ello se reflejará en sus cosmologíasy sistemasde símbolos; dondeno lo bagan,no seráasí.En las socieda- desmodernas,el interésen el control social y el mantenimientodel orden existentees siem- preevidente,al menos,enciertos grupos.Dou- glasarguyeconsecuentementequenuncapode- mos asumir nuestro propio conocimiento natural sosteniéndoloindependientementede tal interés.Dehecho,sugierequeresultainima- ginable unasociedaden la cual las concepcio- nes de la naturalezanuncafueran invocadas parafines moraleso políticos.Douglasconclu- ye queel control sociales siempreproblemáti- co paralos gruposdirigentesen todaslas socie- dadesy el conocimientoestásiempresujeto a las influenciasde estegrupoparareflejar ladis- tribucióndel poder~. HaciaunaSociologíaHistóricadel ConocimientoCientífico P or último, quedala cuestiónreferen-alapuestaenprácticadela socio- logía histórica del conocimiento científicopropugnadapor elPF. Losestudiosde casoreunidosenlaobraNatural Order(Barnesy Shapin, 1979) son la fuente clásicaparacom- prendersu enfoque.La mayoríade sus artículos versansobrelas concepcionesdel orden natural. Estaspuedenser multifuncionales.Las influen- cias socialesdebendescribirsey sus consecuen- cias serdelimitadas.En ningúncasoestosfacto- res se presentancomo elementoscorruptoresdel conocimientocientífico. Las representacio- nesdel orden naturalno se construyenprimero medianteel exameny representaciónde la reali- dad paraser empleadasposteriormenteen un contexto social. Las representacionesno se construyenprimero, se evalúandespuésy, por último, se usan.Más bien, las representaciones se constituyeny reconstituyen,se evalúany se re-evalúancontinuamenteen el procesode apli- cación. Por este motivo, no puedenestudiarse pormétodosquelesasignencaracterísticasinde- pendienteso inherentes(de significado,implica- ción o verdad)antesdesuutilización. La metodologíahistoriográficaquecontienen estosestudiosmantieneencomúnlos siguientes pasos:se construyeel objeto de estudioidentifi- cando, en términos de los actores,un cambio cognitivo significativo, puesto que es en éste dondemejor se apreciala influenciade los fac- tores causales.Los cambiosson de dos tipos, aperturade una controversiaentredostradicio- nes(caso de la frenología,biometría-mendelis- mo, etc.) o apariciónde una nueva tradición (caso de la neurología,darwinismo, fisiología, etc.). El pasosiguienteidentifica los gruposso- ciales relacionadoscon la producción,difusión, enseñanzay crítica de esatradición así comosu público. Se registraacto seguidola pertenencia de los científicosa gruposformales,publicacio- nes, redesinformales,debatesenprensa,etc. En muchoscasosno se puedeestablecerun censo exhaustivoe inequívocode losmiembrosde una comunidadni construirla identidadde ésta.En estoscasosse recurrea individuos que ilustran comoarquetipossusaspectosrelevantes. En segundolugar, se restableceel vínculo en- tre conocimientoy contextosocial que desapa- recerácon la objetivacióndelprimero enel pro- cesode su justificaciónpública; los interesesde los actoresse identificana travésde sus declara- cionesyde suconducta.Los interesessepueden agruparencuatrocategorías:interesesesotéricos de prediccióny control,interesesprofesionales dejustificacióny racionalización,interesesideo- lógicos concretose intereseslegitimadoresde clase(Barnes,1977). La adscripciónde intere- sessueleestablecerseporla descripciónde laes- tructura social y de la posición que ocupanen ellalosactoressignificativos. En tercerlugar, se vinculan los interesesgru- palescon los rasgosde identidadde las tradicio- nesde investigacióna travésde paralelismoses- tructuraleso a travésde vínculos instrumentales entre conocimientoy posición ideológicay/o social.En cuarto lugar, hayquemostrarquelos vínculos no sólo existieron sino que fueron la respuestacausala la incertidumbrede la situa- clon, es decir, que fueron activamenteproduci- dosa partir delos recursoscognitivosexistentes parasatisfacerlos interesesde los actoresque los crearon.El quinto y último pasohacerefe- renciaalmecanismocausaleficientemediantela descripción de las conductas de los sujetos orientadas a utilizar los recursos disponibles parallevar acabolosinteresesimputados~. La conclusiónmetodológicaúltima es que «en la práctica,elestudiodecómolos interesestécni- co-instrumentales,por un lado, y los interesesde convenienciasocial, por otro, influyen sobreel crecimientocultural, simplementeno se puededi- vidir entreel estudiode la cienciay el estudiode los símboloso de la ideologíade forma aislada. Además,pasarporalto losinteresessocialeses re- presentarequivocadamentela historia dela cien- cia. Rastrearlos,afortunadao desafortunadamen- te, es acrecentarnuestrapropia auto-compren- sión»(Barnesy Shapin,1979:64-65). Conclusiones L a décadade los años setentasupuso un cambioen los estudiosde la cien- cia por cuanto el conocimientocien- tífico comenzóa considerarsecomo un aspecto másde nuestracultura. Como señalaronBarnes y Shapin,«existe hoy un interésreal en nuestro conocimientocomoun productode nuestrafor- ma de vivir, como algo que hemosconstruido, másquecomoalgo quenos ha sido, por decirlo dealgunamanera,revelado»(1979:9).Estenue- vo planteamientoha roto con los viejos supues- tosde la filosofíay de lahistoria tradicionalesde la ciencia(por ejemplo, la falsa dicotomíaentre losfactoresinternosy externosen elanálisisde la ciencia)y ha permitidoel avancede las ciencias socialesen el estudio de la ciencia,que «como unaforma típica de cultura,deberíasersensible a cualquiermétodoavanzadode lacomprensión de la cultura en general» (Barnes y Shapin, 1979:10). Dentrode estepanorama,el ProgramaFuerte aspiraa describiry explicarla constitucióny uso de los recursoscognitivosde que disponenlos sujetosinmersosen controversiascientíficas.El análisis de lagénesis,evaluacióny aceptacióno rechazode los productoscientíficosque realiza elPPconsideraexplícitamenteala cienciacomo un procesosocial. La meta última del PF eray sigue siendo proporcionaruna explicaciónso- ciológicadel cambio científico desdeuna pers- pectivahistórica,tratade demostrarquelas de- cisiones técnicasestánintrínsicamenterelacio- nadascon los rasgosdel entornogrupal,discipli- nar y másampliamentesocial dondese produ- cen. Ahora bien, el PF en ningún caso plpntea que la estructurasocial determineel contenido de la ciencia, sino que algunosrasgosde la es- tructura social influyen en la decisión de selec- cionar, transformary/o reinterpretarlos recur- sos que dan lugar al nuevo conocimiento científico. Tanto la caracterizaciónde los actorescomo la interpretabilidadde la situaciónson elemen- tosclavesparael PF.El PP concibeel significa- do como una realizaciónsocial, algoasícomola acciónquellevana cabolos actoresen el curso del quehacerde cosascon su cultura en circuns- tancias históricas concretas.El significado se disciernea travésdel contextode usodentro de los marcoshistóricosconcretosantesque a tra- vés de la simple exégesisde textos aisladoso a travésde la burdateorizaciónsobreel estadopsi- cológico del autor. En suma,no es posibleun único significado inherenteo lógicamentedado en los trabajoscientíficos. Los participantesen las controversiasdotancontinuamentede signi- ficado sus acciones,a la vez que generanel co- nocímiento,en interaccióncon el conocimiento previo, con las propuestascolectivasy/o con la información obtenidade su realidad natural. Existeunaconsideraciónespecialde las relacio- nesentrelos juicios y evaluacionescientíficasy los marcoshistóricosenlos quese establecen.El punto más importantees considerarque la eva- luación nunca puedeser comprendidaen térmi- nos decontextosindependientesy, portanto,que comprenderlo que puede ser aceptadocomo evaluacionespropiamentecientíficas requiere un estudiohistóricoy sociológicodedichosmarcos. Todolo dichoquedaresumidoen la siguiente afirmación: «los juicios de los científicos son siempreeventoshistóricosque se producenen situacionesconcretasparticularesy quedeben ser hechasinteligibles exactamentede la misma forma quelo son otros eventos»(Barnes y Sha- pin, 1979:187).Por estemotivo, es necesariala referenciacontinuaa los episodioshistóricos(a travésde los estudiosde caso)parasituarel es- tudio de las controversiasy cambioscientíficos. Ahorabien, el PF afirma taxativamenteque hay quetenertambiénencuentalos inputssensitivos, pues los científicos realizansu trabajo con sus ojos abiertosal mundo,comoquieraque esaex- perienciaresulteconformada,interpretada,ela- boraday transmitidaconforme a los procedi- mientossocialesadmitidosdel grupo cognitivo al quepertenezcanlos científicos.Por estemoti- vo, tanto en la «literaturaempírica como en la sociología teóricadel conocimientono hay ra- zón paranegarel rol causalde la realidad no- verbalizadasobreel foco de las creenciascientí- ficasdadas»(Shapin,1982:205). En conclusión,estaforma de hacersociología histórica o historia sociológicadel conocimiento científico vienea demostrarla posibilidady viabi- lidad dealternativasala historiografíaclásicadela cienciay, lo quees másimportante,creaun inten- so y prolífico climade debatey de disputasprove- chosasparalabuenamarchadenuestradisciplina. NOTAS Hoy entenderíamos este fenómeno como una intromi- non de la sociedad en la cienciaEn la época, era la sociedad (cultivada) la que hacía la ciencia. Desde la invenciónde la imprenta hasta la consolidación del sistema académico mo- derno la «Filosofía Natural» fue una actividadde ocio respe- table de las ciases superiores europeas, de un modo similar al mecenazgo de las artes o al cultivo de las letras. 2 Como señalase Thomas 5. Kuhn (1987), el primer área científica en desarrollar este espacio de comprensibilidad y actividad diferenciada entre sus practicantes cualificados y el público más amplio fue el de las ciencias matemáticas (in- cluyendo la astronomía, óptica y física). Galileo y su famosa metáfora sobre el libro de la naturaleza y la escritura de éste en el lenguaje de las matemáticas constituyen el elemento inicial y paradigmático para comprender este hecho. A par- tir de este momento, la capacidad para hablar y leer la técni- ca y esotérica matemática (frente al lenguaje cotidiano) se convertirá en un discriminador efectivo para establecer el filtro entre quién es un científico y quién no lo es. Siglos después, la profesionalización de la ciencia moderna ha co- rroborado esta máxima a través del reconocimiento institu- cional del científico como experto en el conocimiento de los fenómenos físico-naturales. El nombre que se daba a los «testigos cualificados» que certificaban la corrección del resultado de un experimento era virtuos¿ Este término traduce literalmente al latín el tér- mino griego aristócrata: los poseedores de la areí4 virtud o nobleza. De hecho, estos vinuosi eran en su mayoría nobles aristócratas que ayudaban a financiar la Royal Society, sin ser ellos mismos científicos practicantes, a cambio de ser ilustrados» regularmente sobre sus logros y de su legitima- clon como sancionadores del conocimiento. De aquí, la existencia de determinadas formas de patro- nazgo y mecenazgo a lo largo de la historia como nexo de unión entre ciencia y sociedad, si bien progresivamente reemplazados por los procesos de profesionalización y de reconocimiento de los hombres de ciencia (en especial, a partir del siglo xviii) y por el establecimiento de relaciones formalizadas entre ambos ámbitos. A este respecto, es también interesante analizar las ne- gociaciones que se establecen alrededor de la clasificación correcta y de la interpretación adecuada de las evidencias observacionales y, por tanto, el establecimiento de la des- cripción adecuada de la naturaleza, En este sentido, son muy interesantes los trabajos de 8. M. CoUins (1985) sobre la replicacióny negociaciónen los experimentos científicos. Sin embargo, aquí no termina la tarea de la sociología del conocimiento científico. Para Shapin, «una sociología empí- rica del conocimiento tiene que hacer algo más que demos- trar la sub-determinación de los estudios y de los juicios científicos, tiene que continuar mostrando por qué se reali- zaron los estudios y las evaluaciones particulares. Y tiene que hacer esto para mostrar las conexiones históricas con- tingentes entre el conocimiento y los intereses de los distin- tos grupos sociales en sus entornos sociales e intelectuales concretos» (1982:207). 6 Al respecto, ya existe un corpus de estudios de caso que empiezan ha mostrar resultados interesantes sobre estas cues- tiones. Por ejemplo, Desmond, 1989; MacKenzie, 1981; Pic- kering, 1984; Pinch, 1986; Richards, 1988; Rudwick, i985. Esta última postura se ha consolidado en los Estudios Sociales de la Ciencia. No obstante, Shapin y Barnes se muestran inclinados a no reducir el interés por el control social a las éiites o grupos dotados de autoridad de una so- ciedad. En este sentido, Shapin y Barnes consideran como una cuestión crucial la operación de un interés en el control social sobre el conocimiento que promueve una mayor im- personalidad y objetividad de éste en muy diversos contez- tos y escalas del orden social. (Por ejemplo, prácticamente todo el mundo tiene un interés en que exista algún orden so- cial que permita cierta predecibilidad en las acciones de los agentes sociales.) Cf. iranzo, 1992. BIBLIOGRAFÍA BARNES, B. (1974): Scientific Knowledge and Sociological Theory,Londres, R.K.P. — (1977): fnterestsand theGrowth of Knowledge,Londres, R.K.P. BARNES, E. and SrtkPIN, 5. (eds.) (1979): NaturalOrdenLon- dres, SAGE. BLooR, 0. (1976): Knowledgeanó Social Imagety,Londres, R.K.P. (1991; Segunda Edición, Chicago, Chicago Uni- versity Press). COLLIN5, H. M. (1985): C’hangingOrdenReplicationandIn- ducrionin ScientificFractice, Londres, SAGE. COLUNS, H. M. and SHAPIN, 5. (1989): «Experiment, Science Teaching, and the New History and Sociology of Scien- ce’, in SHORTLANO, M. and WARWCK, A. (eds.): Teaching theHistoryofScience,Londres, Basil Blackwell. DESMOND, A. (1989): The Politics of Evolution:Morphology, Medicine,andReformin RadicalLondon,Chicago, Chica- go Univ. Press. DOUGLAS, M.(1966): Pan/yand Danger:AnAnalysisofCon- cepisofPollutionantí Taboo,Londres, R.K.P. — (1970): NaturalSymbols,Nueva York, Pantheon. — (1975): ImplicitMeanings,Londres, R.K.P. Hussr, M. (1970a): «Ls there an lndependent Observation Langungel>», in COLODNY (ed.): TIzeNatureantíFunclionof ScienuficTheories,Pittsburgh, Univ. of Pittsburgh Press. — (1 970b): Duhem, Quine and a New Empiricism», in Ro- yal Institute of Philosophy Lectures: Knowledgeand Ne- cessity,Londres, MacMillan. KUIIN, T. 5. (1987): La TensiónEsencial,México, FC]?. IRANZO, J. M. (1992): El Giro Sociológicoen la Teoría dela Ciencia.¿UnaRevoluciónen Marcha?,Tesis Doctoral, Ma- drid, UCM. LAKATO5, 1. (1971): «History of Science and its Rational Re- constructions, in BUcE and COHEN (eds.): BostonStudies iii tite PhilosophyofScience, 8, Dordrecht, Reidel. LAUDAN, L.(1977): Progress and lis Problems: Towards a TheotyofScientificGrowtit, Londres, R.K.P. MACEENZIE, D. (1981): Statisticsin Britain, 1865-193U Tite Social Construction of Scientific Knowledge,Edimburgo, Edinburgh Univ. Press. MEDINA, E. (1983): “La Polémica lnternalismo/Externalis- mo en la Historia y Sociología de la Ciencia», REIS, 23; 5 3-75. MULKAY, M. (1979): ScienceantíIhe SociologyofKnowledge, Londres, Alíen and Unwin. OLAZARAN, M. (1991): A Historical SociologyofNeural Neí- work Research,Ph. D. Dissertation, Universidad de Edim- burgo, Dept. of Sociology. PIcKERtNG, A. (1984): ConstrucíingQuarks:A Sociological History ofParticle Physics,Edimburgo, Edinburgh Univer- sity Press. PINcH, T. (1986): ConfrontingNature:The Sociologyof Solar- NeutrinoDetection,Dordrecht, Reidel. RIcHARDs, J. (1988): Maíhe,natical Visions: Tite Pursuit of Geometryin Victorian Englan4Londres, Academic Press. RtJDWICK, M.J. 5. (1975): Tite Hisíoryof Tite NaturalSejences as Cultural Hisíory, Amsterdam, Vrije Universiteit te Amsterdam. — (1985): Tite GreatDevonian Controversy:Tite Shapingof Scieníif«cKnowledgeAmongGenílemanlySpecialisís,Chi- cago, Chicago Univ. Press. SHAPIN, 5. (1974a): «Property, Patronage, and the Politics of science: The Funding of the Royal Society of Edinburgh, British Joarnalfor tite HisíoryofScience,7; 1-4 1. — (1974b): «The Audience for Science in Eighteenth Cen- tury Edinburgh», Hi.storyofScience, 12; 95-112. — (1975): «Phrenological Knowledge and the Social Struc- ture of Eariy XlXth Century Edinburgh», Annalsof Scien- ces, 32; 219-243. — (1979a). «Homo Phrenologicus: Anthropological Pers- pectives on a Historical Problem”, in BARNES and SHAPIN (eds.): Natural Order, Londres, SAGE. — (1979b): «The Politics of Observation: Cerebral Ana- tomy and Social Lnterests in the Edinburgh Phrenology Disputes», in W~LIs (ed.): On titeMargins ofScience,Kee- le, University of Keele Press. — (1980): «Social Uses of Science», in RoussRAu and POR- TER (eds.): Tite Fennentof Knowledge,Cambridge, Cam- bridge University Press. — (1982): «History of Science and its Sociological Recons- tructions, History ofScience,20; 157-211. — (1 988a): «The House of Experiment in Seventeenth-Cen- tury England», ISIS, 79; 373-404. — (1988b): «Robert Boyle and Mathematics: Reality, Re- presentation and Experimental Practice>, Sciencein Con- tal, 2; 23-58. — (1990): «Science and the Public.,,in Cornpanion to tite HistoryofModernScience,Londres, R.K.P. SEAPIN, 5. and BARNES, B. (1977): «Science, Nature and Con- trol: Interpreting Mechanics’ Institutes», SocialSíudiesof Science,7; 31-74. SHAPIN, 5. and SCHAFFER, 5. (1986): Leviatitan antí tite Mr Purnp:Hobbes,Boyleantítite ExperimentalLife,Princeton, Princeton University Press. EUROPA DEL ESTE, ¿TM~SICEN O CRISIS? Datos personales: Nombre: Dirección EUROPA DEL ESTE, ¿TRANSICION O CRISIS?coordinado por Fernando LUENGO Este nuevo informe, elaborado por el Observatorio Económico Permanente, analiza la situación actual de las economías de la región de Europa Central y Oriental. Tras una visión general, se examinan las condiciones específicas de cada uno de los países de la región y se plantean los grandes problemas existentes para transformar aquellas economías. Recorte y envíe su pedido a: Editorial Complutense Donoso Cortés, 65 28015 Madrid Teléfono: 394 63 72 - Fax 394 63 82 2.9%tas. Población C.P. Provincia Forma de Pago E Cheque E Giro Postal E Contra Reembolso ESTE NUMEROS PUBLICADOS 1. ¿Por qué se atascala Perestroika? 2. Polonia y Hungría: travesía incierta. 3. El bloque del Este se disuelve. 4. La Gran Alemania. 5. Yugoslavia rota. 6. cuba en la encrucijada. 7. La privatización en el Este. 8. De una crisis a otra. 9. El Este ante el Oeste. 10. Deterioro ecológico en el Este. 11. Naciones y Estados en el Este. 12. Penurias sociales en el Este. INDICE DEL Ni> 12 Penuriassocialesenel Este Bob DEACON: Los agentes de la política social global y la configuración de la política social posteomunista. Michel GASPARD: Panorama y perspectivas de la renta y niveles de renta en Europa Central y Oriental y las antiguas repúblicas soviéticas. José María ZUFIAUR: Los sindicatos en el Este. Alem DONTAINE: Los sindicatos polacos en la transicion. Fran~eis BAFOIL: Los sindicatos de Alemania del Este a prueba en la reunificación. Dominique REDOR: Empleo, paro y adaptación de la mano de obra en el transcurso de la mu- tación sistémica en Europa del Este. Alexe¡ KASHEPO Y: Desempleo y ocupación en Rusia. Evgueni GONTMAJER: La transformación del sistema de protección social en la reforma eco- nómica de Rusia. Evgueni SABUROV y Alexandr BOKOV: La reforma economica y los ingresos de la población en Rusia. Agnes KORONCZ y María ZAM: La pobreza en Hungría. Frances MILLARD: El sistema de atención sanitaria en la Polonia poscomunista. Nick MANNING: Vivienda, política de vivienda y movimientos de vivienda en Europa Central y Oriental. BOLETíN DE PEDIDO Población C.P. Provincia Forma de Pago E Cheque E Giro Postal E Contra Reembolso CUADERNOS DEL ESTE n2Datos personales: Nombre: Dirección suelto 1 .000 ptas. Datos personales: Nombre: Dirección Población C.P. Provincia Forma de Pago E Cheque LI Giro Postal E Contra Reembolso u u BOLETíN DE PEDIDO r .11 Enviar a: EDITORIAL COMPLUTENSE - TeIs. 39463 72/73/77 - Fax 3946382- Donoso Cortés, 85-28015 Madrid
Compartir