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Mecánica Cuántica Relacional Carlo Rovelli1 1Departamento de Física y Astronomía, Universidad de Pittsburgh, Pittsburgh, Pa 15260, EE. UU. (1 de febrero de 2008) Sugiero que el malestar común de tomar la mecánica cuántica como una descripción fundamental de la naturaleza (el problema de la medición) podría derivar del uso de una noción incorrecta, como el malestar con las transformaciones de Lorentz antes de Einstein derivó de la noción de tiempo independiente del observador. Sugiero que esta noción incorrecta que genera el malestar con la mecánica cuántica es la noción de estado de un sistema independiente del observador, o valores de cantidades físicas independientes del observador. Reformulo el problema de la interpretación de la mecánica cuántica como el problema de derivar el formalismo a partir de un conjunto de postulados físicos simples. Considero una reformulación de la mecánica cuántica en términos de teoría de la información. Se supone que todos los sistemas son equivalentes, no hay distinción entre observadores y observadores y la teoría describe solo la información que los sistemas tienen entre sí; sin embargo, la teoría es completa. I. UNA REFORMULACIÓN DEL PROBLEMA DE LA INTERPRETACIÓN DE LA MECÁNICA CUÁNTICA En este artículo, analizo una visión novedosa de la mecánica cuántica. Este punto de vista no es antagóni- co a los actuales, como las historias consistentes de Co- penhague [Heisenberg 1927, Bohr 1935] [Griffiths 1984, Griffiths 1996, Omnes 1988, Gell-Mann y Hartle 1990], muchos mundos [Everett 1957, Wheeler 1957, DeWitt 1970], evento cuántico [Huges 1989], muchas mentes [Al- bert y Lower 1988, 1989, Lockwood 1986, Donald 1990] o interpretaciones modales [Shimony 1969, van Fraassen 1991, Fleming 1992], sino que combina y complementa aspectos de ellos. Este artículo se basa en una crítica de una noción que generalmente se asume acríticamente. Como tal, guarda un vago parecido con la discusión de Einstein sobre la relatividad especial, que se basa en la crítica de la noción de simultaneidad absoluta. La no- ción rechazada aquí es la noción de estado absoluto o independiente del observador de un sistema; de mane- ra equivalente, la noción de valores de cantidades físicas independientes del observador. La tesis del presente tra- bajo es que al abandonar tal noción (a favor de la noción más débil de estado –y valores de cantidades físicas– re- lativas a algo), la mecánica cuántica tiene mucho más sentido. Esta conclusión se deriva de la observación de que la evidencia experimental en la base de la mecánica cuántica nos obliga a aceptar que distintos observadores dan diferentes descripciones de los mismos eventos. A partir de esto, argumentaré que la noción de estado in- dependiente del observador de un sistema es inadecuada para describir el mundo físico más allá del límite ~ → 0, de la misma manera en que la noción de tiempo inde- pendiente del observador es inadecuada para describir el estado físico. mundo más allá del límite c → ∞. Luego considero la posibilidad de reemplazar la noción de es- tado absoluto por una noción que se refiera a la relación entre sistemas físicos. La motivación del presente trabajo es la observación común de que a pesar del lapso de 70 años desde el descu- brimiento de la mecánica cuántica, y a pesar de la varie- dad de enfoques desarrollados con el objetivo de aclarar su contenido y mejorar la formulación original, la mecá- nica cuántica aún mantiene un notable nivel de oscuri- dad. Incluso es acusado de ser irrazonable e inaceptable, incluso inconsistente, por físicos de clase mundial (por ejemplo [Newman 1993]). Mi punto de vista al respec- to es que la mecánica cuántica sintetiza la mayor parte de lo que hemos aprendido hasta ahora sobre el mundo físico: la cuestión no es, por tanto, reemplazarlo o arre- glarlo, sino comprender qué precisamente dice sobre el mundo; o, de manera equivalente: lo que precisamente hemos aprendido de la microfísica experimental. Es difícil superar la sensación de malestar que trans- mite la mecánica cuántica. El aspecto preocupante de la teoría asume diferentes caras dentro de diferentes in- terpretaciones, y una descripción completa del problema solo puede basarse en un estudio de las soluciones pro- puestas. Aquí, no intento tal encuesta; para una revisión clásica ver [d’Espagnat 1971], una revisión más moderna está en los primeros capítulos de [Albert 1992], o, en for- ma compacta, ver [Butterfield 1995]. El malestar se ex- presa, por ejemplo, en las objeciones que los partidarios de cada interpretación plantean contra otras interpreta- ciones. Algunas de estas objeciones son quizás ingenuas o mal planteadas, pero el hecho de que hasta ahora nin- guna interpretación haya logrado convencer a la mayoría de los físicos, indica, creo, que el problema de la interpre- tación de la mecánica cuántica no se ha desenmarañado completamente. todavía. Este malestar, y la variedad de interpretaciones de la mecánica cuántica que ha genera- do, a veces se denota como el problema de la medición. En este artículo, abordo este problema y considero una salida. El artículo se basa en dos ideas: Que el malestar puede derivar del uso de un con- cepto inapropiado para describir el mundo físico a nivel cuántico. Argumentaré que este concepto es el concepto de estado de un sistema independiente 2 del observador o, de manera equivalente, el concep- to de valores de cantidades físicas independientes del observador. Que la mecánica cuántica dejará de parecer des- concertante sólo cuando seamos capaces de derivar el formalismo de la teoría a partir de un conjunto de afirmaciones físicas simples (postulados, princi- pios) sobre el mundo. Por lo tanto, no deberíamos intentar añadir una interpretación razonable al for- malismo de la mecánica cuántica, sino más bien de- rivar el formalismo de un conjunto de postulados motivados experimentalmente. Las razones para explorar tal estrategia están iluminadas por un precedente histórico obvio: la relatividad especial. Utilizaré esta analogía con fines explicativos, a pesar de los límites evidentes del símil. La relatividad especial es una teoría física bien enten- dida, apropiadamente acreditada en el célebre artículo de 1905 de Einstein. El contenido formal de la relatividad especial, sin embargo, está codificado en las transforma- ciones de Lorentz, escritas por Lorentz, no por Einstein, y antes de 1905. Entonces, ¿cuál fue la contribución de Einstein? Fue para comprender el significado físico de las transformaciones de Lorentz. (Y más, pero esto es lo que interesa aquí). Podríamos decir –ciertamente de manera provocativa– que la contribución de Einstein a la relati- vidad especial ha sido la interpretación de la teoría, no su formalismo: el formalismo ya existía. Las transformaciones de Lorentz se discutieron a prin- cipios de siglo y se debatió su interpretación. A pesar del hecho reconocido de que representan una extensión del grupo galileano compatible con la teoría de Max- well, la transformación de Lorentz fue percibida como “irrazonable” e “inaceptable como una simetría espacio- temporal fundamental”, incluso “inconsistente”, antes de 1905; palabras que recuerdan hoy en día comentarios so- bre la mecánica cuántica. La interpretación física pro- puesta por el propio Lorentz (y defendida por Lorentz mucho después de 1905) fue una contracción física de los cuerpos en movimiento, provocada por una interac- ción electromagnética compleja y desconocida entre los átomos de los cuerpos y el éter. Fue una interpretación bastante poco atractiva, notablemente similar a ciertas interpretaciones del colapso de la función de onda que se investigan actualmente. El artículo de 1905 de Einstein aclaró repentinamente el asunto al señalar la razón de la inquietud de tomar las transformaciones de Lorentz “en serio”: el uso implícito de un concepto (tiempo in- dependiente del observador) inapropiado para describir la realidad cuando las velocidades son altas. De mane- ra equivalente: una suposiciónprofunda común sobre la realidad (la simultaneidad es independiente del obser- vador) que es físicamente insostenible. El malestar con las transformaciones de Lorentz derivó de un esquema conceptual en el que se asumía una noción incorrecta de –simultaneidad absoluta–, lo que arrojaba todo tipo de consecuencias paradójicas. Una vez que se eliminó esta noción, la interpretación física de las transformaciones de Lorentz quedó clara, y la relatividad especial ahora se considera bastante poco controvertida. Aquí considero la hipótesis de que todas las situaciones “paradójicas” asociadas con la mecánica cuántica –como el famoso y desafortunado gato Schrödinger medio muer- to [Schrödinger 1935]– pueden derivar de alguna noción análoga incorrecta que usamos al pensar mecánica cuán- tica. (No en usando la mecánica cuántica, ya que parece que hemos aprendido a usarla de una manera notable- mente eficaz). El objetivo de este artículo es buscar esta noción incorrecta, con la esperanza de que, al exponer- la claramente al público desprecio, podríamos liberarnos del malestar actual con nuestra mejor teoría actual del movimiento y comprender plenamente lo que afirma la teoría sobre el mundo. Además, Einstein fue tan persuasivo con su interpre- tación de las ecuaciones de Lorentz porque no les agregó una interpretación: más bien, las re-derivó, partiendo de dos postulados con contenido físico escueto –equivalencia de observadores inerciales y universalidad de la velocidad de la luz– tomada como hechos de la experiencia. Fue es- ta re-derivación la que desentrañó el contenido físico de las transformaciones de Lorentz y les proporcionó una interpretación convincente. Me gustaría sugerir aquí que para aclarar el significado físico de la mecánica cuán- tica, se debe buscar un resultado similar: encontrar un pequeño número de enunciados simples sobre la natura- leza –que quizás puedan parecer contradictorios, como los dos postulados de la relatividad especial hacer– con un contenido físico claro, del cual se podría derivar el formalismo de la mecánica cuántica. En otras palabras, tengo una sugerencia metodológica para el problema de la interpretación de la mecánica cuántica: encontrar el conjunto de hechos físicos a partir de los cuales se puede derivar el formalismo de la mecánica cuántica. Que yo sepa, tal derivación aún no se ha logrado. En este artícu- lo, no logro tal resultado de manera satisfactoria, pero discuto un posible esquema de reconstrucción. Por tanto, el programa esbozado debe hacer para el formalismo de la mecánica cuántica lo que hizo Einstein para las transformaciones de Lorentz: i. Encontrar un conjunto de afirmaciones simples sobre el mundo, con un significado físico claro, que sabemos que son experi- mentalmente verdaderas (postulados); ii. Analice estos postulados y demuestre que de su conjunción se sigue que ciertos supuestos comunes sobre el mundo son inco- rrectos; iii. Derive el formalismo completo de la mecáni- ca cuántica a partir de estos postulados. Espero que si este programa pudiera completarse, finalmente comen- zaríamos a estar de acuerdo en que hemos entendido la mecánica cuántica. En la sección 2, analizo el proceso de medición des- crito por dos observadores distintos. Este análisis con- duce a la idea principal: la dependencia del observador del estado y las cantidades físicas, y a reconocer algunos conceptos clave en términos de los cuales, me gustaría sugerir, la descripción mecánica cuántica de la realidad 3 “tiene sentido”. Entre ellos destaca el concepto de infor- mación [Shannon 1949, Wheeler 1988, 1989, 1992]. En la sección 3, cambio de un modo inductivo a uno (muy le- vemente) deductivo, y presento un conjunto de nociones y un conjunto de enunciados físicos simples, a partir de los cuales se puede reconstruir el formalismo de la me- cánica cuántica. Denomino estas afirmaciones como pos- tulados, a riesgo de malentendidos: no pretendo ningún rigor matemático o filosófico, ni completitud –se hacen suposiciones complementarias a lo largo del camino. No me interesa aquí una formalización del tema, sino solo una mejor comprensión de su física. Las ideas y técnicas para la reconstrucción se toman prestadas de la investi- gación de la lógica cuántica, pero las motivaciones y el espíritu son diferentes. Finalmente, en la sección 4, ana- lizo la imagen del mundo físico que ha surgido e intento una evaluación. En particular, comparo el enfoque que he desarrollado con algunas interpretaciones actualmen- te populares de la mecánica cuántica y sostengo que las diferencias entre ellas desaparecen si se tienen en cuenta los resultados presentados aquí. Para evitar que el lector canalice sus pensamientos en la dirección equivocada, permítanme adelantarme algu- nos comentarios terminológicos. Al usar la palabra “ob- servador” no hago ninguna referencia a un sistema cons- ciente, animado o informático, o de cualquier otra ma- nera especial. Utilizo la palabra “observador” en el sen- tido en que se usa convencionalmente en la relatividad galileana cuando decimos que un objeto tiene una velo- cidad “con respecto a cierto observador”. El observador puede ser cualquier objeto físico que tenga un estado de movimiento definido. Por ejemplo, digo que mi mano se mueve a una velocidad v con respecto a la lámpara de mi mesa. La velocidad es una noción relacional (tanto en galilea como en física relativista especial) y, por lo tanto, siempre (explícita o implícitamente) se refiere a algo; Es tradicional denotar este algo como el observador, pero es importante en la siguiente discusión tener en cuenta que el observador puede ser una lámpara de mesa. Además, uso la teoría de la información en su significado de teoría de la información (Shannon): la información es una me- dida del número de estados en los que un sistema puede estar –o en los que pueden estar varios sistemas cuyos estados están físicamente restringidos (correlacionados). Por lo tanto, un bolígrafo en mi mesa tiene información porque apunta en esta o aquella dirección. No necesita- mos un ser humano, un gato o una computadora para hacer uso de esta noción de información. II. LA MECÁNICA CUÁNTICA ES UNA TEORÍA SOBRE LA INFORMACIÓN En esta sección, se presenta un análisis preliminar del proceso de medición y se introducen las ideas principales. A lo largo de esta sección, se asume la mecánica cuántica estándar y la interpretación estándar –con lo que quiero decir, por ejemplo: formalismo e interpretación en [Dirac 1930] o [Mesías 1958]–. A. El Problema de la Tercera Persona Considere un observador O (Observador) que realiza una medición en un sistema S (Sistema). Por el momen- to, podemos pensar en O como un aparato de medición macroscópico clásico, que incluye o no a un ser humano. Suponga que la cantidad que se mide, digamos q, toma dos valores, 1 y 2; y deje que los estados del sistema S se describan mediante vectores (rayos) en un espacio de Hilbert bidimensional (complejo) HS . Sean los dos eige- nestados del operador correspondientes a la medida de q |1〉 y |2〉. Como es bien sabido: si S está en un esta- do genérico normalizado |ψ〉 = α|1〉 + β|2〉, donde α y β son números complejos y |α|2 + |β|2 = 1, entonces O puede medir cualquiera de los dos valores 1 y 2 – con las respectivas probabilidades |α|2 y |β|2. Suponga que en una medición específica dada el re- sultado de la medición es 1. A partir de ahora, nos con- centraremos en describir este experimento específico, que denotamos como E . El sistema S se ve afectado por la medición y, en un momento t = t2 después de la medi- ción, el estado del sistema es |1〉. En la secuencia física de eventos E , los estados del sistema en t1 y t2 son por lo tanto t1 −→ t2 α|1〉+ β|2〉 −→ |1〉 (1) Consideremos ahora esta misma secuencia de eventos E , como la describe un segundo observador, al que nos referimos como P . Me referiré a O como “él” y a P co- mo “ella”. P describe el sistema de interacción formado por S y O. Nuevamente, suponga que P usa la mecá- nica cuántica convencional.Además, suponga que P no realiza ninguna medición en el sistema S −O durante el intervalo t1 − t2, pero que conoce los estados iniciales de S y O, por lo tanto, puede dar una descripción mecánico cuántico del conjunto de eventos E . Describe el sistema S mediante el espacio de Hilbert HS considerado anterior- mente, y O mediante un espacio de Hilbert HO. Luego, el sistema S−O se describe mediante el producto tenso- rial HSO = HS ⊗HO. Como se ha vuelto convencional, denotemos el vector en HO que describe el estado del ob- servador O en t = t1 (antes de la medición) como |init〉. El proceso físico durante el cual O mide la cantidad q del sistema S implica una interacción física entre O y S. En el proceso de esta interacción, cambia el estado de O. Si el estado inicial de S es |1〉 (resp |2〉) (y el es- tado inicial de O es |init〉), entonces |init〉 evoluciona a un estado que denotamos como |O1〉 (resp |O2〉). Piense en |O1〉 (resp |O2〉) como un estado en el que “la posi- ción de la mano de un aparato de medición apunta hacia la marca ’1’ (resp ’2’)”. No es difícil construir modelos hamiltonianos que produzcan evoluciones de este tipo, y que puedan tomarse como modelos para las interacciones 4 físicas que producen una medida. Consideremos el caso real del experimento E , en el que el estado inicial de S es |ψ〉 = α|1〉+ β|2〉. El estado completo inicial del sistema S−O es entonces |ψ〉⊗|init〉 = (α|1〉+β|2〉)⊗|init〉. Co- mo es bien sabido, la linealidad de la mecánica cuántica implica t1 −→ t2 (α|1〉+ β|2〉)⊗ |init〉 −→ α|1〉 ⊗ |O1〉+ β|2〉 ⊗ |O2〉 (2) Por lo tanto, en t = t2 el sistema S − O está en el es- tado (α|1〉 ⊗ |O1〉+ β|2〉 ⊗ |O2〉). Ésta es la descripción convencional de una medición como proceso físico [von Neumann 1932]. He descrito un proceso físico real E que tiene lugar en un laboratorio real. La mecánica cuántica estándar re- quiere que distingamos el sistema del observador, pero nos permite la libertad de trazar la línea que distingue a los dos. En el análisis anterior, esta libertad se ha apro- vechado para describir la misma secuencia de eventos físicos en términos de dos descripciones diferentes. En la primera descripción, ecuación (1), la línea que distingue al sistema del observador se establece entre S y O. En el segundo, la ecuación (2), entre S − O y P . Recuerde que asumimos que P no está realizando una medición en el sistema S −O ; no hay interacción física entre S −O y P durante el intervalo t1 − t2. P puede realizar medi- ciones en un momento posterior t3: si mide el valor de q en S y la posición de la mano en O, descubre que los dos están de acuerdo, porque la primera medición colap- sa el estado en uno de los dos factores de (2), dejando la segunda medición completamente determinada como el valor consistente. Así, tenemos dos descripciones de la secuencia física de eventos E : La descripción (1) dada por el observador O y la descripción (2) dada por el obser- vador P . Estas son dos descripciones correctas distintas de la misma secuencia de eventos E . En el momento t2, en la descripción O, el sistema S está en el estado |1〉 y la cantidad q tiene el valor 1. Según la descripción de P , S no está en el estado |1〉 y la mano del aparato de medición no indica 1. Por tanto, llego a la observación en la que se basa el resto del artículo. Observación principal: En la mecánica cuántica, diferentes observadores pueden dar diferentes explicaciones de la misma secuen- cia de eventos. Para una conclusión muy similar, véanse [Zurek 1982] y [Kochen 1979]. En el resto del trabajo, exploro las consecuencias de tener plenamente en cuenta esta ob- servación. Dado que esta observación es crucial, ahora me detengo para discutir y refutar varias objeciones a la observación principal. El lector que encuentre plausible la observación anterior puede saltarse esta lista bastante larga de objeciones y saltar a la sección II.C. B. Objeciones a la Observación Principal Objeción 1. Si la cuenta (1) o la cuenta (2) son co- rrectas depende del tipo de sistema que sea O. Hay sis- temas que inducen el colapso de la función de onda. Por ejemplo, si O es macroscópico (1) es correcto, si O es microscópico (2) es correcto. La derivación de (2) no se basa en ninguna suposi- ción de los sistemas, sino solo en los conceptos básicos de la mecánica cuántica (linealidad). Por lo tanto, un sistema O particular que produce (1) en lugar de (2) a través de la evolución de Schrödinger debe comportarse de una manera que contradiga el formalismo de la mecá- nica cuántica tal como la conocemos. Esto implica que O no se puede describir como un sistema cuántico genuino. Es decir, que hay sistemas especiales que no obedecen a la mecánica cuántica convencional, pero que son intrínse- camente clásicos en el sentido de que producen el colapso de las funciones de onda –o la actualización de los valores de las cantidades. Esta idea subyace en una variedad de intentos antiguos y recientes de desentrañar el rompeca- bezas cuántico. Los sistemas especiales son, por ejemplo, la gravedad [Penrose 1989], las mentes [Albert y Loewer 1988] o los sistemas macroscópicos [Bohr 1949]. Si acep- tamos esta idea, tenemos que separar la realidad en dos tipos de sistemas: los sistemas de mecánica cuántica por un lado y los sistemas especiales por el otro. Bohr de- clara explícitamente que debemos renunciar a dar una descripción cuántica del mundo clásico [Bohr 1949]. Es- to se repite en textos como [Landau y Lifschit 1977]. Wigner lleva este punto de vista a las consecuencias ex- tremas y distingue los sistemas materiales (observados) de la conciencia (observador) [Wigner 1961]. Aquí, por el contrario, deseo asumir Hipótesis 1: Todos los sistemas son equi- valentes: nada distingue a priori los sistemas macroscópicos de los sistemas cuánticos. Si el observador O puede dar una descripción cuántica del sistema S, entonces también es legítimo que un observador P dé una des- cripción cuántica del sistema formado por el observador O. Por supuesto, no tengo pruebas de la hipótesis 1, solo argumentos de plausibilidad. Sospecho de los intentos de introducir una nueva física especial no cuántica y aún no entendida, con el fin de aliviar la extrañeza de la mecá- nica cuántica: me parecen mucho al intento de Lorentz de postular una interacción misteriosa que Lorentz con- trae físicamente. cuerpos “de verdad” –algo que ahora vemos estaba muy fuera de lugar, a la luz de la claridad de Einstein. Prácticamente todas esas vistas modifican las predicciones de la mecánica cuántica, a pesar de las declaraciones de lo contrario: si en t2, el estado es co- mo en (1), entonces P nunca puede detectar términos de interferencia entre las dos ramas en (2), contrariamen- te a las predicciones de la teoría cuántica. Es probable 5 que estas discrepancias sean mínimas, como lo demues- tra el hermoso descubrimiento del mecanismo físico de la decoherencia [Zurek 1981, Joos y Zeh 1985], que “salva los fenómenos”. Sin embargo, son diferentes de cero y, por lo tanto, observables (más sobre esto más adelante). Me inclino a confiar en que un experimento sofisticado capaz de detectar esas diminutas discrepancias reivin- dicará completamente la mecánica cuántica contra las distorsiones debidas a la clasicidad intrínseca postulada de sistemas específicos. En cualquier caso, la cuestión es decidible experimentalmente; y veremos. En segundo lugar, no me gusta la idea de que la actual teoría del movimiento, que ha tenido un éxito excesivo, sólo pueda entenderse en términos de sus fallas aún por detectar. Finalmente, creo que es razonable seguir comprometido, hasta la refutación convincente, con la regla de que to- dos los sistemas físicos son equivalentes con respecto a la mecánica: esta regla ha demostrado ser tan exitosa, que no la descartaría en la medida en que haya otra forma. fuera. Objeción 2. Lo que indica la discusión es que el estado cuántico es diferente en las dos explicaciones, pero el estado cuántico es una construcción mental ficticia no física; el contenido físico de la teoríaviene dado por los resultados de las mediciones. De hecho, se puede considerar que los resultados de las mediciones son el contenido físico de la teoría y el esta- do cuántico es una construcción teórica secundaria. Esta es la forma en que leo [Heisenberg 1927] y [van Fraassen 1991]. Según este punto de vista, cualquier cosa entre dos resultados de medición es como la trayectoria “inexisten- te” del electrón, para usar la vívida expresión de Heisen- berg, de la que no hay nada que decir. Simpatizo mucho con esta opinión, que desempeña un papel importante en la sección III. Esta opinión, sin embargo, no elude la observación principal por la siguiente razón. La cuenta (2) indica que no hay nada que decir sobre el valor de la cantidad q de S en el momento t2: para P , en t = t2 la cantidad q no tiene un valor determinado. Por otro lado, para O, en t = t2, q tiene el valor 1. De donde se sigue de nuevo la observación principal. Objeción 3. Como antes (solo los resultados de las me- diciones son físicos), pero la verdad es que P tiene razón y O está mal. Esto es indefendible. Dado que todos los experimentos físicos que conocemos pueden verse como instancias de la medición S − O, esto implicaría que todavía no se ha obtenido un solo resultado de la medición. Si es así, ¿cómo podríamos haber aprendido la teoría cuántica? Objeción 4. Como antes (sólo los resultados de las me- diciones son físicos), pero la verdad del asunto es que O está bien y P está mal. Si P está equivocado, la mecánica cuántica no se puede aplicar al sistema S −O (porque su relato es una imple- mentación sencilla de la mecánica cuántica de un libro de texto). Por tanto, esta objeción predice discrepancias, hasta ahora nunca observadas, con las predicciones de la mecánica cuántica, que incluyen efectos de interferencia observables entre los dos términos de (2). Objeción 5. Como antes, pero bajo el supuesto de que O es macroscópico. Entonces, los términos de interfe- rencia se vuelven extremadamente pequeños debido a los efectos de decoherencia. Si son lo suficientemente peque- ños, no se pueden observar y, por lo tanto, q = 1 se con- vierte en una propiedad absoluta de S, lo cual es cierto y está absolutamente determinado, aunque P lo desco- noce, quien podría medirlo en cualquier momento y no vería efectos de interferencia.. Estrictamente hablando, esto es incorrecto, porque la decoherencia depende de qué observación hará P . Por lo tanto, la propiedad q = 1 de S se convertiría en una propiedad absoluta en el momento t2, o no, según las propiedades posteriores de S que considere el observa- dor P . Esta es la razón por la cual la idea de explotar la decoherencia física para la interpretación básica del problema de la mecánica cuántica ha evolucionado hacia interpretaciones de historias consistentes, donde las pro- babilidades se asignan (consistentemente) a historias, y no a resultados únicos de mediciones dentro de una his- toria. (Ver, sin embargo, la discusión sobre el eslogan sin historias en [Butterfield 1995]). Objeción 6. No hay colapso. La descripción (1) no es correcta, porque “la función de onda nunca colapsa real- mente”. La cuenta (2) es la correcta. No hay valores asig- nados a las propiedades clásicas del sistema; solo hay estados cuánticos. Si es así, el observador P tampoco puede medir el valor de la propiedad q, ya que (por supuesto) no hay valores asignados a las propiedades clásicas, sino solo estados cuánticos; por lo tanto, la cantidad q nunca tiene valor. Pero describimos el mundo en términos de las “propie- dades” que tienen los sistemas y los valores asumidos por varias cantidades, no en términos de estados en el espacio de Hilbert. En una descripción del mundo pu- ramente en términos de estados cuánticos, los sistemas nunca tienen propiedades definidas y no veo cómo hacer coincidir tal descripción con ninguna observación. Para una elaboración detallada de este punto, que con dema- siada frecuencia se descuida, pero creo que es muy fuerte, véase [Albert 1992]. Objeción 7. No hay colapso. La descripción (1) no es correcta, porque “la función de onda nunca colapsa real- mente”. La cuenta (2) es la correcta. Los valores asig- nados a las propiedades clásicas son diferentes de una rama a otra. Esta es una forma de la visión de Everett [Everett 1957], que implica la idea de que cuando medimos el es- pín del electrón estando arriba, el espín del electrón esta también y simultáneamente hacia abajo “en alguna otra rama” –o “mundo”, de ahí la denominación de muchos mundos de este punto de vista. La propiedad del elec- trón de tener un giro no es absolutamente cierta, solo es 6 verdadera en relación con “esta” rama. Tenemos un nuevo “parámetro” para expresar la contingencia: “qué rama” es una nueva “dimensión” de indexicalidad, además de los familiares “qué momento” y “qué lugar”. Por tanto, el es- tado de cosas del ejemplo es que, en t2, q tiene valor 1 en una rama y tiene valor 2 en la otra; las dos ramas están teóricamente descritas por los dos términos en (2). Esta es una idea fascinante que se ha implementado reciente- mente en una variedad de encarnaciones diversas. Tra- dicionalmente, la idea se ha discutido en el contexto de una noción de aparato, es decir, un conjunto distinguido de subsistemas del universo, y una cantidad distinguida de dicho aparato –la base preferida. Este (conjunto de) aparatos preferidos y una base preferida son necesarios para definir la ramificación y, por lo tanto, para tener asignación de valores [Butterfield 1995]; la vista se ha ramificado recientemente en las muchas interpretaciones de la mente, donde los subsistemas distinguidos están re- lacionados con varios aspectos del cerebro humano. (Ver [Butterfield 1995] para una discusión reciente). Estas ver- siones de la idea de Everett violan la hipótesis 1 y, por lo tanto, no me preocupan. Alternativamente, existen ver- siones de la idea de Everett que rechazan la especifica- ción del aparato preferido y la base preferida, y en las que la ramificación en sí está indexada por un sistema elegido arbitrariamente que desempeña el papel de apa- rato y una base elegida arbitrariamente. Que yo sepa, las únicas versiones elaboradas de este punto de vista que evita las dificultades mencionadas en la objeción 5 han evolucionado hacia los formalismos de historias que se consideran a continuación. Objeción 8. Lo que es absoluto e independiente del ob- servador es la probabilidad de una secuencia A1, ...An de adscripciones de propiedad (de manera que los términos de interferencia mencionados anteriormente son extre- madamente pequeños - decoherencia); esta probabilidad es independiente de la existencia de cualquier observa- dor que mida estas propiedades. Ciertamente esto es correcto. De hecho, esta observa- ción está en la raíz de las interpretaciones de las histo- rias consistentes (CH) de la mecánica cuántica [Griffiths 1984, 1996, Omnes 1988, Gell-Mann y Hartle 1990]. Sin embargo, a mi entender, CH confirma la observación an- terior de que diferentes observadores dan diferentes re- latos de la misma secuencia de eventos, por la siguiente razón. La belleza de las interpretaciones de las histo- rias es el hecho de que la probabilidad de una secuencia de eventos en una familia consistente de secuencias no depende del observador, precisamente como no depende de la mecánica clásica. Uno puede contentarse con este poderoso resultado de la teoría y detenerse aquí. Sin em- bargo, las probabilidades dependen de la elección de la familia consistente de historias, que se elige (para evitar malentendidos: si se puede asignar o no una probabi- lidad a un suceso físico depende de la familia elegida). Uno (¿quién?) Toma una decisión al elegir una familia de historias alternativas en términos de las cuales elige describir el sistema. Griffiths ha introducido la vívida expresión “marco” para indicar una familia consistente de historias [Griffiths 1996]. Existen casos divertidos en los que un marco es: “¿El valor de la cantidad física Q es iguala 1 en el momento t, o no?”; y un segundo mar- co es “¿Es el valor de la cantidad física Q igual a 2 en el momento t, o no?”, y en cada marco la respuesta es sí con probabilidad 1! [Kent 1995, Kent y Dowker 1995, Griffiths 1996.] Por lo tanto, la descripción de lo que su- cedió en el momento t, que podemos dar sobre la base de un conjunto fijo de datos, es: En t, Q era igual a 1, si preguntamos si Q era 1 o no. O: en t, Q era igual a 2, si preguntamos si Q era 2 o no. No hay ninguna con- tradicción aquí (en términos de Copenhague, las mismas matemáticas indicarían que el resultado depende de qué aparato esté presente), pero es difícil negar que una gran mayoría de físicos todavía quiere entender más sobre es- ta extrañeza de la mecánica cuántica. En la visión de Copenhague, la elección que corresponde a la elección entre marcos está determinada por qué aparato clásico está presente. Es decir, el marco está determinado por la interacción del sistema cuántico con un objeto clási- co. En CH, se afirma que la atribución de propiedad no necesita una interacción clásica; el precio a pagar es que las predicciones (probabilísticas), en lugar de estar de- terminadas de forma única, dependen del marco. En el ejemplo de la sección anterior, los observadores O y P pueden elegir dos marcos distintos, y las dos descripcio- nes correspondientes son válidas: cada una en su propio marco. Sin embargo, el observador O no tiene la opción de usar el marco que usa el observador P , porque ha “visto” q = 1. Después de haber visto que q = 1, O ya no tiene opción de permitir un marco en el que q no es 1. El hecho de que q = 1 se haya convertido en uno de sus datos; y los datos determinan qué marcos son coherentes. Por lo tanto, los dos observadores O y P tienen diferentes conjuntos de marcos a su disposición para describir los mismos eventos, porque tienen datos diferentes (para el mismo conjunto de eventos). El marco en el que (2) tiene sentido está disponible para P , pero no para O, porque O tiene datos que incluyen ese hecho de que Q = 1 en t2. Lo que son datos para O no son datos para P , quien considera el sistema S − O completo: P todavía puede elegir un marco que no incluye el valor 1 de q en t2. Una vez que se especifican los datos, todas las predicciones están bien definidas en CH, pero la caracterización de lo que puede contar como datos y, por lo tanto, qué marcos están disponibles, es diferente para los dos observado- res del ejemplo anterior. Una vez más, tenemos que dos observadores diferentes dan descripciones diferentes del mismo conjunto de eventos: lo que son datos para O es solo una posible elección de marco para P . Volveré sobre este delicado punto en la última sección. En conclusión, me parece que cualquiera que sea el punto de vista de la teoría cuántica (consistente con la hipótesis 1) que uno tenga, la observación principal es ineludible. Por tanto, puedo pasar al punto principal de este trabajo. 7 C. Discusión Principal Si diferentes observadores dan diferentes explicaciones de la misma secuencia de eventos, entonces cada des- cripción de la mecánica cuántica debe entenderse como relativa a un observador particular. Por lo tanto, una descripción mecánica cuántica de un determinado siste- ma (estado y / o valores de cantidades físicas) no puede tomarse como una descripción “absoluta” (independien- te del observador) de la realidad, sino más bien como una formalización o codificación de las propiedades de la realidad. un sistema relativo a un observador dado. Por tanto, la mecánica cuántica puede verse como una teo- ría sobre los estados de los sistemas y los valores de las cantidades físicas en relación con otros sistemas. Una descripción cuántica del estado de un sistema S existe solo si algún sistema O (considerado como un ob- servador) está realmente “describiendo” So, más precisa- mente, ha interactuado con S. El estado cuántico de un sistema es siempre un estado de ese sistema con respecto a otro determinado sistema. Más precisamente: cuando decimos que una cantidad física toma el valor v, siem- pre debemos (explícita o implícitamente) calificar esta declaración como: la cantidad física toma el valor v con respecto al observador fulano. Así, en el ejemplo consi- derado en la sección 2.1, q tiene el valor 1 con respecto a O, pero no con respecto a P . Por lo tanto, sugiero que en la mecánica cuántica tanto el “estado” como el “valor de una variable” –o el “resul- tado de una medición–” son nociones relacionales en el mismo sentido en el que la velocidad es relacional en la mecánica clásica. Decimos que el objeto S tiene veloci- dad v que significa con respecto a un objeto de referencia O. De manera similar, sostengo que “el sistema está en tal estado cuántico” o “q = 1” siempre deben entenderse “con respecto a la referencia O”. En mecánica cuántica, “todos” físicos las variables son relacionales, al igual que la velocidad. Si la mecánica cuántica describe solo información re- lativa, se podría considerar la posibilidad de que exista una teoría subyacente más profunda que describa lo que sucede “en la realidad”. Ésta es la tesis de la incomple- titud de la mecánica cuántica (sugerida por primera vez en [¡Nacido en 1926]!). Ejemplos de teorías subyacentes hipotéticas son las teorías de variables ocultas [Bohm 1951, Belifante 1973]. Alternativamente, los sistemas de “producción de colapso de función de onda” pueden ser “especiales” debido a alguna física aún no entendida, que se vuelve relevante debido al gran número de grados de libertad [Ghirardi Rimini y Weber 1986, Bell 1987], com- plejidad [Hughes 1989], gravedad cuántica [Penrose 1989] u otros. Como es bien sabido, no hay indicios sobre bases fí- sicas de que la mecánica cuántica sea incompleta. De hecho, la práctica de la mecánica cuántica apoya la opi- nión de que la mecánica cuántica representa lo mejor que podemos decir sobre el mundo en el estado actual de experimentación, y sugiere que la estructura del mun- do captada por la mecánica cuántica es más profunda y no menos superficial. que el esquema de descripción del mundo de la mecánica clásica. Por otro lado, se podrían considerar las motivaciones sobre bases metafísicas, en apoyo del carácter incompleto de la mecánica cuántica. Se podría argumentar: “Dado que la realidad tiene que ser real y universal, y la misma para todos, entonces una teoría en la que la descripción de la realidad depende del observador es ciertamente una teoría incompleta”. Si tal teoría fuera completa, nuestro concepto de realidad se vería alterado. Pero la forma en que reformulé el problema de la inter- pretación de la mecánica cuántica en la sección I. debería hacernos sospechar y prestar atención precisamente a es- te tipo de argumentos, creo. De hecho, lo que estamos buscando es precisamente alguna “suposición general in- correcta” que sospechamos tener, y que podría estar en el origen del malestar con la mecánica cuántica. Por lo tan- to, descarto la tesis de la incompletitud de la mecánica cuántica y asumo Hipótesis 2 (Completitud): La mecánica cuántica proporciona un esquema completo y autoconsistente de descripción del mundo físico, apropiado para nuestro nivel actual de observaciones experimentales. La conjunción de esta hipótesis 2 con la observación prin- cipal de la sección II.A y la discusión anterior conduce a la siguiente idea: La mecánica cuántica es una teoría sobre la descripción física de sistemas físicos en rela- ción con otros sistemas, y esta es una des- cripción completa del mundo. La tesis de este artículo es que esta conclusión no es con- tradictoria. Si esta conclusión es válida, entonces se ha descubierto la noción incorrecta en la fuente de nues- tro malestar con la teoría cuántica: es la noción de des- cripción del estado del mundo verdadera, universal e in- dependiente del observador. Si la noción de descripción del mundo independiente del observador no es física, una descripción completa del mundo se agota por la informa- ción relevante que los sistemas tienenentre sí. Es decir, no hay un estado absoluto del sistema, ni propiedades absolutas que el sistema tenga en un momento determi- nado. La física es completamente relacional, no solo en lo que respecta a las nociones de reposo y movimiento, sino con respecto a todas las cantidades físicas. Los relatos (1) y (2) de la secuencia de eventos E son correctos, incluso si son distintos: cada vez que hablamos de un estado o propiedad de un sistema, tenemos que referir estas no- ciones a una observación o referencia específica. sistema. Por tanto, propongo la idea de que la mecánica cuántica indica que la noción de una descripción universal del es- tado del mundo, compartida por todos los observadores, 8 es un concepto físicamente insostenible, en un terreno experimental. 1 Por lo tanto, la hipótesis en la que baso este artículo es que las explicaciones (1) y (2) son completamente co- rrectas. Se refieren a diferentes observadores. Propongo reinterpretar cada afirmación contingente sobre la na- turaleza (“el electrón ha girado”, “el átomo está en un estado tan excitado”, el “resorte está comprimido”, “la silla está aquí y no allí”) como expresiones elípticas pa- ra afirmaciones relacionales (“el electrón ha girado con respecto al aparato de Stern Gerlac”... “la silla está aquí y no allí con respecto a mis ojos”, etcétera). Una teoría física general es una teoría sobre el estado que tienen los sistemas físicos, en relación entre sí. Exploro y elaboro esta posibilidad en este artículo. D. Relación Entre Descripciones La multiplicación de puntos de vista inducida por la noción relacional de estado y valores de cantidades físi- cas consideradas anteriormente plantea el problema de la relación entre descripciones distintas de los mismos eventos. ¿Cuál es la relación entre el valor de una va- riable q en relación con un observador Oy el valor de la misma variable en relación con un observador diferente? Este problema es sutil. Considere el ejemplo de la sección II.A. Esperamos alguna relación entre la descripción del mundo ilustrada en (1) y en (2). En primer lugar, uno puede preguntarse cuál es la re- lación “real”, “absoluta” entre la descripción del mundo relativa a O y la relativa a P . Esta es una cuestión deba- tida en el contexto de las interpretaciones de la mecánica cuántica en perspectiva. Creo que la pregunta está mal planteada. El estado absoluto de cosas del mundo es una noción sin sentido; preguntar por la relación absoluta en- tre dos descripciones es, precisamente, preguntar por un estado de cosas tan absoluto del mundo. Por lo tanto, no tiene sentido la relación “absoluta” entre las opiniones de diferentes observadores. En particular, no hay forma de deducir la vista de uno de la vista del otro. ¿Significa esto que no existe relación alguna entre las opiniones de diferentes observadores? Ciertamente no; significa que la relación en sí debe entenderse de forma cuántica en lugar de clásica. Es decir, la cuestión de la relación entre puntos de vista debe abordarse desde el punto de vista de uno de los dos observadores (o de un tercero). En otras palabras, podemos investigar la vista 1 Contrarrestar objeciones basadas en el instinto por sí solo, quizás valga la pena recordar la gran resistencia que encontró la idea de nociones plenamente relacionales de “reposo” y “movimiento” al comienzo de la revolución científica. Creo que la mecánica cuán- tica (y la relatividad general) bien podrían estar en el curso de desencadenar una revisión –aún no desarrollada– de las visiones del mundo de tan gran alcance como la del siglo XVII (sobre esto, ver [Rovelli 1995]). del mundo de O, como lo ve P . Aún en otras palabras: el hecho de que una cierta cantidad q tenga un valor con respecto a O es un hecho físico; como un hecho físico, si es cierto, o no es cierto, debe entenderse como relativo a un observador, digamos P . Por lo tanto, la relación entre las vistas de Oy P tampoco es absoluta, pero se puede describir en el marco de, digamos, la vista de P . Hay una razón física importante detrás de este hecho: es posible comparar diferentes puntos de vista, pero el proceso de comparación es siempre una interacción fí- sica, y todas las interacciones físicas son de naturaleza mecánica cuántica. Creo que este simple hecho se olvida en la mayoría de las discusiones sobre mecánica cuántica, lo que produce graves errores conceptuales. Suponga que una cantidad física q tiene valor con respecto a usted, así como a mí. ¿Podemos comparar estos valores? Sí pode- mos, comunicándonos entre nosotros. Pero la comunica- ción es una interacción física y, por lo tanto, es mecánica cuántica. En particular, es intrínsecamente probabilísti- co. Por lo tanto, puede preguntar sobre el valor de q con respecto a mí, pero esto también es (en principio) una medida cuántica. A continuación, se deben distinguir dos preguntas di- ferentes: (i) ¿ P “sabe” que S “sabe” el valor de q? (ii) ¿ P sabe cuál es el valor de q en relación con O? (Sé que usted sabe el monto de su salario, pero no sé qué sabe acerca del monto de su salario). (i) ¿Puede P “saber” que O ha realizado una medición en S en el momento t2? La respuesta es sí. P tiene una cuenta completa de los eventos E . La descripción (2) ex- presa el hecho de que O ha medido S. La observación clave es que en el estado en t2 en (2), las variables q (con eigenestados |1〉 y |2〉) y la variable de puntero (con ei- genestados |O1〉 y |O2〉) están correlacionadas. A partir de este hecho, P comprende que la variable de punte- ro en O tiene información sobre q. De hecho, el estado de S − O es la superposición cuántica de dos estados: en el primero, (|1〉 ⊗ |O1〉), S está en el estado |1〉 y la mano del observador está correctamente en el ’1’. Mar- cos. En el segundo, (|2〉⊗ |O2〉), S está en el estado |2〉 y la mano del observador está, correctamente nuevamente, en la marca 2. En ambos casos, la mano de O está en la marca que representa correctamente el estado del siste- ma. Más formalmente, hay un operador M en el espacio de Hilbert del sistema S−O cuya interpretación física es ¿El puntero está correlacionado correctamente con q? Si P mide M , entonces el resultado de esta medida sería sí con certeza, cuando el estado del sistema S−O es como en (2). El operador M viene dado por M (|1〉 ⊗ |O1〉) = |1〉 ⊗ |O1〉 M (|1〉 ⊗ |O2〉) = 0 M (|2〉 ⊗ |O2〉) = |2〉 ⊗ |O2〉 M (|2〉 ⊗ |O1〉) = 0 (3) donde el eigenvalor 1 significa “sí, la mano de O indica el estado correcto de S” y el eigenvalor 0 significa “no, 9 la mano de O no indica el estado correcto de S”. En el momento t2, el sistema S − O está en un eigenestado de M con eigenvalor 1; por lo tanto, P puede predecir con certeza que O “conoce” el valor de q. Por lo tanto, es significativo decir que, de acuerdo con la descripción de P de los eventos E , O “conoce” la cantidad q de S, o que él “ha medido” la cantidad q de S, y la variable de puntero incorpora la información. Un comentario al margen es importante. En general, el estado del sistema S − O no será un eigenvalor de M . En particular, la interacción física entre S y O que establece la correlación llevará tiempo. Por lo tanto, la correlación entre la variable q de S y la variable de pun- tero de O se establecerá gradualmente. ¿Significa esto que, en las vistas P , la medición se realiza “gradualmen- te”, es decir, que, según P , q tendrá valor con respecto a O solo parcialmente? Esta es una pregunta muy debati- da: “A la mitad de la medición, ¿se está realizando una medición?”. Al darnos cuenta de que el conocimiento de P sobre O también es mecánico cuántico, encontramos –creo– la solución del acertijo: si el estado del sistema S−O no es un eigenestado de M , luego, siguiendo la re- gla estándar de la mecánica cuántica, esto significa que cualquier intento eventual de P para verificar si se ha realizado una medición tendrá un resultado “sí” o “no” con una cierta probabilidad respectiva. En otras pala- bras: no hay media medida; ¡Existe la mitad de probabi- lidad de que se haya realizado la medición!Nunca vemos superposiciones cuánticas de valores físicos, solo vemos valores físicos, pero podemos predecir cuál vamos a ver solo probabilísticamente. De manera similar, solo puedo decir probabilísticamente si una cantidad física ha co- brado valor para usted o no; ¡pero no debería decir que usted “ve a medias” una cantidad física! Así, al represen- tar el hecho de que (para P ) “la variable puntero de O tiene información sobre la variable q en S” mediante el operador M resuelve el conocido y formidable problema de definir el “momento preciso” en el que se realiza la medición, o la “cantidad de correlación” precisa necesa- ria para que se establezca una medición –ver por ejemplo [Bacciagaluppi y Hemmo 1995]. Estas preguntas no son preguntas clásicas, sino preguntas de mecánica cuántica, porque si O ha medido S no es una propiedad absoluta del estado S −O, sino una propiedad cuántica del siste- ma cuántico S − O, que puede ser investigado por P , y cuyas respuestas sí / no, en general, se determinan solo probabilísticamente. En otras palabras: una correlación imperfecta no implica que no se haya realizado ninguna medición, sino solo una probabilidad menor de 1 de que la medición se haya completado. Una segunda observación a este respecto es que, debi- do al conocido teorema de descomposición bi-ortogonal, siempre hay variables correlacionadas en cualquier siste- ma acoplado (en un estado puro). Por lo tanto, siempre hay “algún” operador M para el que el sistema S −O es un autoestado. Se ha dado mucho énfasis a este hecho en la literatura. No creo que este hecho sea muy relevante. Imagine que tenemos una partícula cuántica en una ca- ja, con una probabilidad finita de hacer un túnel fuera de ella (digamos que esto modela una desintegración nu- clear). En algún momento inicial describimos el estado con una función de onda concentrada en el cuadro. En algún momento posterior, un contador Geiger detecta la partícula fuera de la caja, y describimos la partícu- la como una posición de eigenestado en la posición del contador Geiger. Durante el tiempo intermedio, pode- mos describir el estado de la partícula dando la forma de onda de su onda de Schrödinger ψ(x) cuando sale de la caja. Ahora, en principio, sabemos que hay un operador A en el espacio de Hilbert de la partícula tal que ψ(x) es un autoestado de A. Por lo tanto, sabemos que “al- guna” cantidad se define de manera única en cualquier momento. Pero, ¿cuál es el interés de tal observación? Muy poco, diría yo. A corresponderá a una cantidad to- talmente poco interesante y prácticamente no medible. De manera similar, dado un estado arbitrario del sistema acoplado S−O, siempre habrá una base en cada uno de los dos espacios de Hilbert que da la descomposición bi- ortogonal y, por lo tanto, que define un M para el cual el sistema acoplado es un eigenstate. Pero esto tiene una significación práctica o teórica nula. Solo nos interesan ciertos operadores autoadjuntos, que representan obser- vables que sabemos medir; por esta misma razón, sólo nos interesan las correlaciones entre determinadas canti- dades: las que sabemos medir. La segunda pregunta que puede formular P es: (ii.) ¿Cuál es el resultado de la medición realizada por O? Es importante no confundir la declaración “P sabe que O conoce el valor de q” con la declaración “P sabe qué O sabe sobre q”. En general, el observador P no sabe “cuál es el valor del observable q que O ha medido” (a menos que α o β en (2) desaparezcan). Un observador con su- ficiente información inicial puede predecir qué variable ha medido el otro observador, pero no el resultado de la medición. Sin embargo, la comunicación de los resulta- dos de las mediciones es posible (¡y bastante común!). P puede medir el resultado de la medición realizada por O. De hecho, puede medir si O está en |O1〉o en |O2〉. Observe que se debe cumplir una condición de cohe- rencia, que es la siguiente: si P sabe que O ha medido q, entonces mide qy luego mide lo que O ha obtenido al medir q (es decir, mide la variable de puntero), entonces la coherencia requiere que los resultados obtenidos por P en la variable q y en la variable de puntero estén corre- lacionados. ¡De hecho ellos son! como fue observado por primera vez por von Neumann, y como se desprende de (2). Por tanto, existe un requisito de coherencia satisfe- cho en la noción de descripción relativa discutida. Esto se puede expresar en términos del lenguaje mecánico cuán- tico estándar: desde el punto de vista de la descripción P : El hecho de que la variable de puntero en O tenga información sobre S (ha medido q) se expresa por la existencia de una correlación entre la variable q de S y la variable de pun- 10 tero de O. La existencia de esta correlación es una propiedad medible del estado S −O. E. Información Es hora de introducir el concepto principal en términos del cual propongo interpretar la mecánica cuántica: la información. ¿Cuál es la naturaleza precisa de la relación entre la variable q y el sistema O expresada en la declaración “q = 1 relativa a O”? ¿Tiene esta relación un significado físico comprensible? ¿Podemos analizarlo en términos fí- sicos? La respuesta ha surgido en la subsección anterior. Permítanme recapitular la idea principal: la declaración q tiene un valor relativo a O se refiere al estado contin- gente del sistema S − O. Pero el estado contingente del sistema S −O no tiene un significado independiente del observador. Solo podemos hacer declaraciones sobre el estado del sistema S − O siempre que las interpretemos como relativas a un tercer sistema físico P . Por lo tan- to, debería ser posible comprender cuál es el significado físico de “q tiene un valor relativo a O” al considerar la descripción que P da (o podría dar) del sistema S − O. Esta descripción no se hace en términos de física clási- ca, sino en términos de mecánica cuántica; es el que se detalla anteriormente. El resultado es que “q tiene valor con respecto a S significa que existe una correlación en- tre la variable q y la variable de puntero en O, es decir, que P puede predecir que las mediciones posteriores ha- rá en q y en la variable de puntero producirá resultados correlacionados. La correlación es “información” en el sentido de la teo- ría de la información [Shannon 1949]. Si el estado del sistema S − O está en un eigenestado de M con eigen- valor 1, entonces las cuatro configuraciones posibles que pueden tomar la variable q y la variable de puntero se reducen a dos. Por lo tanto (por definición) la variable de puntero tiene información sobre q. Permítanme entonces dar un paso léxico. A partir de ahora expresaré el hecho de que q tiene un cierto valor con respecto a O diciendo: O tiene la “información” que q = 1. La noción de información que empleo aquí no debe confundirse con otras nociones de información utilizadas en otros contextos. Utilizo aquí una noción de informa- ción que no requiere distinción entre observadores huma- nos y no humanos, sistemas que entienden el significado o no, sistemas muy complicados o simples, etc. Como es bien sabido, el problema de definir tal noción fue resuel- to brillantemente por Shannon: en el sentido técnico de la teoría de la información, la cantidad de información es el número de elementos de un conjunto de alternativas de entre las cuales se elige una configuración.. La infor- mación expresa el hecho de que un sistema se encuentra en una determinada configuración, que se correlaciona con la configuración de otro sistema (fuente de infor- mación). La relación entre esta noción de información y nociones de información más elaboradas viene dada por el hecho de que la información teórico-informativa es una condición mínima para nociones más elaboradas. En una teoría física es suficiente tratar con esta noción básica de información teórica de información. Esto es muy débil; no requiere que consideremos el almacenamiento de in- formación, la termodinámica, los sistemas complejos, el significado ni nada por el estilo. En particular: (i.) La informaciónse puede perder dinámicamente (el estado correlacionado puede dejar de estar correlacionado); (ii.) no distinguimos entre la correlación obtenida a propósi- to y la correlación accidental; Lo más importante: (iii.) Cualquier sistema físico puede contener información so- bre otro sistema físico. Por ejemplo, si tenemos dos par- tículas de espín 1/2 que tienen el mismo valor de espín en la misma dirección, decimos que una tiene información sobre la otra. Por lo tanto, el sistema de observadores en este artículo es cualquier sistema físico posible (con más de un estado). Si hay alguna esperanza de compren- der cómo un sistema puede comportarse como observa- dor sin renunciar al postulado de que todos los sistemas son equivalentes, entonces el mismo tipo de procesos –se “colapsa”– que ocurre entre un electrón y una máquina CERN., también puede ocurrir entre un electrón y otro electrón. Los observadores no son “sistemas físicamente especiales” en ningún sentido. John Wheeler [Wheeler 1988, 1989, 1992] ha defendido la relevancia de la teoría de la información para comprender la física cuántica. Por lo tanto, la naturaleza física de la relación entre S y O expresada en el hecho de que q tiene un valor relativo a O se captura por el hecho de que O tiene información (en el sentido de la teoría de la información ) sobre q. Por “q tiene un valor relativo a O”, queremos decir “relativo a P , existe una cierta correlación en los estados S y O ”, o, de manera equivalente, ‘ ‘O tiene información sobre q”. Note que esto es, en cierto sentido, solo una respues- ta parcial a la pregunta formulada al principio de esta sección. Primero, es una respuesta de mecánica cuántica, porque la información de P sobre el sistema S−O es pro- babilística. En segundo lugar, es una respuesta que solo cambia el problema en un paso, porque la información que posee O se explica en términos de la información que posee P . Por tanto, la noción de información que utilizo tiene una doble valencia. Por un lado, quiero de- bilitar todas las declaraciones físicas que hacemos: no “el giro está arriba”, sino “tenemos información de que el giro está arriba” –lo que deja abierta la posibilidad al hecho que alguien más tiene información diferente. Así, información indica la atribución habitual de valores a cantidades que fundamenta la física, pero enfatiza su as- pecto relacional. Por otro lado, esta adscripción puede describirse dentro de la propia teoría, como información teórica de la información, es decir, correlación. Pero tal descripción, a su vez, es mecánica cuántica y depende del observador, porque no existe una descripción universal del estado de cosas del mundo independiente del obser- vador. Por último, existe una distinción clave irreducible 11 entre el conocimiento de Pde que O tiene información sobre q y el conocimiento de Ode q. La física es la teoría de la información relativa que los sistemas tienen entre sí. Esta información agota todo lo que podemos decir sobre el mundo. En este punto, se han formulado las principales ideas y conceptos. En la siguiente sección, considero cierto nú- mero de postulados expresados en términos de estos con- ceptos y derivaré la mecánica cuántica de estos postula- dos. III. SOBRE LA RECONSTRUCCIÓN DE LA MECÁNICA CUÁNTICA A. Conceptos Básicos La física se ocupa de las relaciones entre sistemas fí- sicos. En particular, se ocupa de la descripción que dan los sistemas físicos de otros sistemas físicos. Siguiendo la hipótesis 1, rechazo cualquier distinción fundamental como: sistema / observador, sistema cuántico / clásico, sistema físico / conciencia. Suponga que el mundo puede descomponerse (posiblemente de diversas formas) en una colección de sistemas, cada uno de los cuales puede con- siderarse equivalentemente como un sistema de observa- ción o como un sistema observado. Un sistema (sistema de observación) puede tener información sobre otro siste- ma (sistema observado). La información se intercambia a través de interacciones físicas. El proceso real a través del cual se recopila y quizás se almacena la información no es de particular interés aquí, pero puede describirse físicamente en cualquier caso específico. La información es una cantidad discreta: hay una can- tidad mínima de información intercambiable (un solo bit, o la información que distingue entre solo dos alternati- vas). Denotaré un proceso de adquisición de información (una medición) como una “pregunta” que un sistema (sis- tema de observación) pregunta a otro sistema (sistema observado). Dado que la información es discreta, cual- quier proceso de adquisición de información puede des- componerse en adquisiciones de bits elementales de infor- mación. Me refiero a una pregunta elemental que recopila un solo bit de información como una “pregunta sí / no”, y denoto estas preguntas como Q1, Q2, . . .. Cualquier sistema S, visto como un sistema observa- do, se caracteriza por la familia de preguntas de sí / no que se le pueden hacer. Estos corresponden a las varia- bles físicas de la mecánica clásica y a los observables de la mecánica cuántica convencional. Denoto el conjunto de estas preguntas como W (S) = {Qi, i ∈ I}, donde el índice i pertenece a un conjunto de índices I caracterís- tico de S. Las características cinemáticas generales de S se pueden representar como relaciones entre las pregun- tas Qi en W (S), es decir, estructuras sobre W (S). Por ejemplo, las preguntas significativas que se le pueden ha- cer a un electrón son si la partícula se encuentra en una determinada región del espacio, si su giro a lo largo de una determinada dirección es positivo, etc. El resultado de una secuencia de preguntas (Q1, Q2, Q3, . . .) a S, de un sistema de observado- res O, se puede representar mediante una cadena (e1, e2, e3, . . .) (4) donde cada ei es 0 o 1 (no o sí) y representa la respuesta del sistema a la pregunta Qi. Por lo tanto, la informa- ción que O tiene sobre S se puede representar como una cadena binaria. Es un hecho básico de la naturaleza que el conocimiento de una parte (e1, . . . , en) de esta cadena proporciona indicaciones sobre los resultados posteriores (en+1, en+2, . . .). Es en este sentido que una cadena (4) contiene la información que tiene O sobre S. Repetir trivialmente la misma pregunta (experimen- to) y obtener siempre el mismo resultado no aumenta la información sobre S. La información relevante (de ahora en adelante, simplemente información) que O tiene sobre S se define como el contenido no trivial de la cadena (po- tencialmente infinita) (4), que es la parte de (4) relevan- te para predecir respuestas futuras de posibles preguntas futuras. La información relevante es el subconjunto de la cadena (4), obtenida descartando los eique no afectan los resultados de futuras preguntas. La relación entre las nociones introducidas y las no- ciones tradicionales utilizadas en la mecánica cuántica es transparente: una pregunta es una versión de una me- dida. La idea de que las medidas cuánticas se pueden reducir a medidas de sí / no es antigua. Una medida de sí / no se representa mediante un operador de proyección en un subconjunto lineal del espacio de Hilbert, o por el subconjunto lineal del propio espacio de Hilbert. Aquí esta idea no se deriva del formalismo mecánico cuántico, sino que se justifica en términos teóricos de la informa- ción. Las nociones de sistema de observación y sistema observado reflejan las nociones tradicionales de observa- dor y sistema (pero cualquier sistema puede desempeñar ambos roles aquí). W (S) corresponde al conjunto de ob- servables. Recuerde que en los enfoques algebraicos un sistema se caracteriza por la estructura (algebraica) de la familia de sus observables. Aquí no aparece una noción: el estado del sistema. La ausencia de esta noción es la característica principal de la interpretación aquí considerada. En lugar de la no- ción de estado, que se refiere únicamente al sistema, se ha introducido la noción de información que un sistema tiene sobre otro sistema. Veo estanoción de manera muy concreta: una hoja de papel en la que están escritos los resultados de las mediciones, las manos de los aparatos de medición, la memoria de los científicos o una variable de dos valores que está arriba o abajo después de una interacción. Para simplificar, a continuación me centraré en sis- temas que en la mecánica cuántica convencional están descritos por un espacio de Hilbert de dimensión finita. Esta elección simplifica el tratamiento matemático de la 12 teoría, evitando el espectro continuo y otros problemas infinitarios. B. Los Dos Postulados Principales Postulado 1 (información limitada). Exis- te una cantidad máxima de información rele- vante que se puede extraer de un sistema. El significado físico del postulado 1 es que es posible agotar o dar una descripción completa del sistema. En otras palabras, cualquier predicción futura que se pueda inferir sobre el sistema a partir de una cadena infinita (4), también se puede inferir a partir de un subconjunto finito. s = [e1, . . . , eN ] (5) de (4), donde N es un número que caracteriza al sistema S. La cadena finita (5) representa el conocimiento máxi- mo que O tiene sobre S. 2 Se puede decir que cualquier sistema S tiene una máxima “capacidad de información” N , donde N , una cantidad de información, se expresa en bits. Esto significa que N bits de información agotan todo lo que podemos decir sobre S. Por tanto, cada siste- ma se caracteriza por un número N . En términos de las nociones tradicionales, podemos ver N como el número entero más pequeño tal que N ≥ log2 k, donde k es la dimensión del espacio de Hilbert del sistema S. Recuerde que los resultados de la medición de un conjunto comple- to de observables conmutados caracterizan el estado, y en un sistema descrito por un espacio de Hilbert dimen- sional k = 2N , tales mediciones distinguen un resultado de la alternativa 2N (el número de vectores de base orto- gonal ): esto significa que se obtiene información N en el sistema. El postulado 1 está confirmado por nuestra ex- periencia sobre el mundo (dentro del supuesto anterior, que restringimos a los sistemas espaciales de Hilbert de dimensión finita. La generalización a sistemas infinitos no debería ser difícil). Observe que el postulado 1 ya agrega la constante de Planck a la física clásica. Considere un sistema clásico descrito por una variable q que toma valores acotados pero continuos; por ejemplo, la posición de una partí- cula. Clásicamente, la cantidad de información que po- demos recopilar sobre él es infinita: podemos ubicar su estado en el espacio de fase del sistema con precisión arbitraria. Mecánicamente cuántico, esta localización in- finita es imposible debido al postulado 1. Por tanto, la 2 La cadena (5) es esencialmente el estado. La novedad aquí no es el hecho de que el estado se define como la respuesta del sistema a un conjunto de experimentos sí / no: esta es la lectura tradicional del estado como un procedimiento de preparación. La novedad es que esta noción de estado es relativa al observador que ha hecho las preguntas. máxima información disponible puede localizar el estado sólo dentro de una región finita del espacio de fase. Dado que las dimensiones del espacio de fase clásico de cual- quier sistema son (L2T−1M)n, debe haber una constante universal con dimensión L2T−1M , que determina la lo- calización mínima de los objetos en el espacio de fase. Esta constante es, por supuesto, la constante de Planck. Por tanto, podemos ver la constante de Planck como el coeficiente de transformación entre unidades físicas (po- sición × momento) y unidades teóricas de información (bits). ¿Qué sucede si, después de haber hecho las N pre- guntas de manera que se haya recopilado la información máxima sobre S, el sistema O hace una pregunta adicio- nal QN+1? Postulado 2 (información ilimitada). Siem- pre es posible adquirir nueva información so- bre un sistema. Si, después de haber recopilado la información máxima sobre S, el sistema O hace una pregunta adicional Q, al sistema observado S, existen dos posibilidades extre- mas: o la pregunta Q está completamente determinada por preguntas anteriores, o no. En el primer caso, no se obtiene nueva información. Sin embargo, el segundo postulado afirma que siempre hay una forma de adqui- rir nueva información. Este postulado implica, por tanto, que la secuencia de respuestas que obtenemos al observar un sistema no puede ser completamente determinista. La motivación del segundo postulado es completamen- te experimental. Sabemos que todos los sistemas cuánti- cos (y todos los sistemas son sistemas cuánticos) tienen la propiedad de que incluso si conocemos su estado cuán- tico |ψ〉 exactamente, todavía podemos “aprender” algo nuevo sobre ellos al realizar una medición de una can- tidad O de modo que |ψ〉 no sea un eigenestado de O. Este es un resultado experimental sobre el mundo, codi- ficado en mecánica cuántica. El postulado 2 expresa este resultado. Dado que la cantidad de información que O puede te- ner sobre S está limitada por el postulado 1, cuando se adquiere nueva información, parte de la información re- levante anterior se vuelve irrelevante. En particular, si se hace una nueva pregunta Q (no determinada por la información anterior recopilada), entonces O pierde (al menos) un bit de la información anterior. De modo que, después de hacer la pregunta Q, hay nueva información disponible, pero la cantidad total de información rele- vante sobre el sistema no excede los N bits. Sorprendentemente, esos dos postulados son (casi) su- ficientes para reconstruir el formalismo completo de la mecánica cuántica. Es decir, se puede afirmar que el con- tenido físico del formalismo general de la mecánica cuán- tica no es (casi) más que una secuencia de consecuencias de dos hechos físicos expresados en los postulados 1 y 2. Esto se ilustra en la siguiente sección. 13 C. Reconstrucción del Formalismo y Tercer Postulado En esta sección, discuto la posibilidad de derivar el formalismo de la mecánica cuántica a partir de las afir- maciones físicas contenidas en los postulados 1 y 2. Esta sección es técnica y el lector no interesado puede omitir- la y pasar a la sección III.D. La maquinaria técnica que empleo ha sido desarrollada (con diferentes motivacio- nes) en análisis de lógica cuántica. Véase, por ejemplo, [Beltrametti y Cassinelli 1981]. Como mencioné en la introducción, el intento de reconstrucción no es comple- tamente exitoso. Me veré obligado a introducir un ter- cer postulado (además de varios supuestos relativamente menores). Especularé sobre la posibilidad de darle a este postulado un sentido físico simple, pero no tengo nin- gún resultado claro. Esta dificultad refleja dificultades paralelas en los intentos de reconstrucción de la lógica cuántica. Permítanme comenzar analizando las consecuencias del primer postulado. La cantidad de preguntas en W (S) puede ser mucho mayor que N . Algunas de estas pre- guntas pueden no ser independientes. En particular, uno puede encontrar (experimentalmente) que pueden estar relacionados por implicación (Q1 ⇒ Q2), unión (Q3 = Q1∨Q2) e intersección (Q3 = Q1∧Q2). Se puede definir una pregunta (Q0) siempre falsa y una pregun- ta (Q∞)siempre verdadera, la negación de una pregunta (¬Q)y una noción de ortogonalidad de la siguiente ma- nera: si Q1 ⇒ ¬Q2, entonces Q1 y Q2 son ortogonales. (lo indicamos como Q1⊥Q2). Equipado con estas estruc- turas, y bajo la suposición adicional (no trivial) de que ∨ y ∧ se definen para cada par de preguntas, W (S) es una celosía ortomodular [Beltrametti y Cassinelli 1981, Huges 1989]. Si hay una cantidad máxima de información que se puede extraer del sistema, podemos suponer que se pue- de seleccionar en W (S) un conjunto de N preguntas Qi, que denotamos como c = {Qi, i = 1, N}, que son in- dependientes de mutuamente. No hay nada canónico en esta elección, por lo que puede haber muchas familias dis- tintas c, b, d, ... de N preguntas independientes en W (S). Si un sistema O hace las preguntasN de la familia c a un sistema S, las respuestas obtenidas se pueden repre- sentar como una cadena que denotamos como sc = [e1, ......, eN ]c (6) La cadena sc representa la información que O tiene so- bre S, como resultado de la interacción que le permi- tió hacer las preguntas en c. La cadena sc puede to- mar valores 2N = K ; Denotamos estos valores como s (1) c , s (2) c , ..., s (K) c . Así que eso s(1)c = [0, 0, . . . , 0]c s(2)c = [0, 0, . . . , 1]c . . . , s(K)c = [1, 1, . . . , 1]c (7) Dado que los 2N posibles resultados s(1)c , s (2) c , ..., s (K) c de las N preguntas sí / no son (por construcción) mutua- mente excluyentes, podemos definir 2N nuevas preguntas Q (1) c ...Q (K) c de modo que la respuesta afirmativa a Q (i) c corresponda a la cadena de respuestas s(i)c : Q(1)c = ¬Q1 ∧ ¬Q2 ∧ .... ∧ ¬QN Q(2)c = ¬Q1 ∧ ¬Q2 ∧ .... ∧QN ... Q(k)c = Q1 ∧Q2 ∧ .... ∧QN (8) Nos referimos a preguntas de este tipo como “preguntas completas”. Al tomar todas las uniones posibles de con- juntos de preguntas completas Q(i)c (de la misma familia c), construimos un álgebra booleana que tiene Q(i)c como átomos. Como alternativa, el observador O podría usar una fa- milia diferente de N preguntas independientes de sí o no para recopilar información sobre S. Denota un conjun- to alternativo como b. Entonces, seguirá teniendo una cantidad máxima de información relevante sobre S for- mada por una Ncadena de bits sb = [e1, ......, eN ]b. Por lo tanto, O puede proporcionar diferentes tipos de des- cripciones de S, haciendo diferentes preguntas. En conse- cuencia, denote como s(1)b ...s (K) b los valores 2 N que puede tomar sb y considere las preguntas completas correspon- dientes Q(1)b ...Q (K) b y el álgebra booleana que generan. Por tanto, del primer postulado se deduce que el con- junto de preguntas W (S) que se pueden formular a un sistema S tiene una estructura natural de una red orto- modular que contiene subconjuntos que forman álgebras booleanas. Esta es precisamente la estructura algebraica formada por la familia de los subconjuntos lineales de un espacio de Hilbert, que representan las medidas sí / no en la mecánica cuántica ordinaria. [Jauch 1968, Finkelstein 1969, Piron, 1972, Beltrametti y Cassinelli 1981.] La siguiente pregunta es hasta qué punto la informa- ción (6) sobre el conjunto de preguntas c determina el resultado de una pregunta adicional Q. Hay dos posi- bilidades extremas: que Q esté completamente determi- nado por (6), o que sea completamente independiente, es decir, que la probabilidad de obtener una respuesta afirmativa sea 1/2. Además, existe un rango de posibili- dades intermedias: el resultado de Q puede ser determi- nado probabilísticamente por sc. El segundo postulado establece explícitamente que hay cuestiones que no es- tán determinadas. Defina, en general, como p(Q,Q(i)c ) la probabilidad de que una respuesta afirmativa a Q siga a la cadena s(i)c . Dadas dos familias completas de infor- mación sc y sb, podemos considerar las probabilidades 3 pij = p(Q (i) b , Q (j) c ) (9) 3 No deseo entrar aquí en el debate sobre el significado de probabi- lidad en la mecánica cuántica. Creo que el cambio de perspectiva 14 Por la forma en que se define, la 2N × 2N matriz pij no puede ser completamente arbitraria. Primero, debemos tener 0 ≥ pij ≥ 1 (10) Entonces, si la información s(j)c , está disponible sobre el sistema, puede resultar uno y solo uno de los resultados s (i) b . Por lo tanto ∑ i pij = 1 (11) También asumimos que p(Q(i)b , Q (j) c ) = p(Q (j) c , Q (i) b ) (¡es- ta es una nueva suposición! Hay una relación con la inver- sión del tiempo, pero la dejo aquí como una suposición injustificada en esta etapa), de la cual debemos tener ∑ j pij = 1 (12) Las condiciones (10-11-12) son fuertes restricciones en la matriz pij . Están satisfechos si pij = |U ij |2 (13) donde U es una matriz unitaria, y pij siempre se pue- de escribir de esta forma para alguna matriz unitaria U (que, sin embargo, no está completamente determinada por pij). Considere una pregunta en el álgebra de Boole gene- rada por una familia sc, por ejemplo Q(jk)c = Q (j) c ∨Q (k) c (14) Para tener en cuenta esta pregunta, no podemos consi- derar probabilidades de la forma p(Q(i)b , Q (jk) c ), porque una respuesta afirmativa a Q(jk)c es menor que la can- tidad máxima de información relevante. Pero podemos considerar probabilidades de la forma, digamos, pi(jk)i = p(Q (i) b , Q (jk) c Q (i) b ) (15) definida como la probabilidad de que una respuesta afir- mativa a Q(i)b siga a una respuesta afirmativa a Q (i) b (N bits de información) y una respuesta sí posterior a Q(jk)c (N − 1 bits de información). Como es bien sabido, tene- mos (¡experimentalmente!) Que pi(jk)i 6= p(Q (i) b , Q (j) c ) p(Q (j) c , Q (i) b ) +p(Qb(i), Q (k) c ) p(Q (k) c , Q (i) b ) = (pij)2 + (pik)2 (16) que estoy sugiriendo es significativo en el marco de una defini- ción objetiva de probabilidad, ligada a la noción de mediciones repetidas, así como en el contexto de probabilidad subjetiva, o cualquier variante de esta, si no se tiene en cuenta. acepte las críticas de Jayne sobre el último. En consecuencia, podemos determinar las fases faltantes de U en (13) mediante la relación correcta, que es pi(jk)i = |U ijU ji + U ikUki|2 (17) Sería extremadamente interesante estudiar las restriccio- nes que implica la naturaleza probabilística de todas las cantidades p e investigar hasta qué punto la estructura de la mecánica cuántica puede derivarse por completo de estas restricciones. Se podría conjeturar que las ecua- ciones (13-17) podrían derivarse únicamente de las pro- piedades de las probabilidades condicionales –o encon- trar exactamente la formulación más débil del principio de superposición directamente en términos de probabili- dades: este sería un resultado fuerte. Alternativamente, sería aún más interesante investigar hasta qué punto la consistencia notada entre las descripciones de diferentes observadores, que creo que caracteriza tan maravillosa- mente a la mecánica cuántica, podría tomarse como la entrada que falta para reconstruir el formalismo comple- to. Tengo la sospecha de que esto podría funcionar, pero no tiene un resultado definitivo. Aquí, me contento con el paso más modesto de presentar un tercer postulado. Para intentos estrictamente relacionados de reconstruir el formalismo de la mecánica cuántica a partir de la es- tructura algebraica de los resultados de la medición, ver [Mackey 1963, Maczinski 1967, Finkelstein 1969, Jauch 1968, Piron 1972]. Postulado 3 (principio de superposición). Si c y b definen dos familias completas de pre- guntas, entonces la matriz unitaria Ucb en p(Q(i)c , Q (j) b ) = |U ij cb | 2 (18) se puede elegir de tal manera que para cada c, b y d, tenemos Ucd = UcbUbd y el efecto de las preguntas compuestas viene dado por la ecuación (17). De ello se deduce que podemos considerar cualquier pregunta como un vector en un espacio de Hilbert com- plejo, fijar una base |Q(i)c 〉 en este espacio y representar cualquier otra pregunta |Q(j)b 〉 como una combinación li- neal de estas: |Q (j) b 〉 = ∑ i U ji bc |Q (i) c 〉 (19) Las matrices U ijbc son entonces un cambio unitario de base de la base |Q(i)c 〉 a la |Q (j) b 〉. Recuerde ahora la regla de probabilidad de la mecánica cuántica convencional: si |v(i)〉 son un conjunto de vectores básicos y |w(j)〉 un segundo conjunto de vectores básicos relacionados con los primeros por |w(j)〉 = ∑ i U ji |v(i)〉 (20) 15 entonces la probabilidad de medir el estado |w(j)〉 si el sistema está en el estado |w(i)〉 es pij = |〈v(i)|w(j)〉|2 (21) (20) y (21) producen pij = |U ij |2, que es la ecuación (18). Por lo tanto, el formalismo convencional de la mecánica cuántica, así como las reglas de probabilidad estándar, se siguen completamente de los tres postulados. El conjunto W (S) tiene la estructura de un conjunto de subespacios lineales en el espacio de Hilbert. Para cualquier pregun- ta de sí o no Qi, sea
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