Logo Studenta

08 Una_primera_aproximacion_al_Caribe_insular

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

º 
1 
 
 
CUADERNOS DE 
TRABAJO DEL 
OBSERVATORIO DE 
POLÍTICA INTERNACIONAL 
Una primera aproximación al Caribe insular 
Diciembre de 2014 
ISSN 2451-683X 
º 
2 
 
º 
3 
 
Autoridades del Honorable Senado de la Nación Argentina 
 
 
� Lic. Amado BOUDOU – PRESIDENTE DEL SENADO 
� Sr. Gerardo ZAMORA – PRESIDENTE PROVISIONAL 
� Dr. Juan Carlos MARINO – VICEPRESIDENTE 
� Dn. Roberto BASUALDO – VICEPRESIDENTE PRIMERO 
� Dr. Luis JUEZ – VICEPRESIDENTE SEGUNDO 
� Dn. Juan H. ZABALETA – SECRETARIO ADMINISTRATIVO 
� Dr. Juan H. ESTRADA – SECRETARIO PARLAMENTARIO 
� Dn. Mario D. DANIELE – PROSECRETARIO ADMINISTRATIVO 
� Dn. Luis BORSANI – PROSECRETARIO PARLAMENTARIO 
� Dn. Raúl Oscar SÁNCHEZ– PROSECRETARIO COORDINACIÓN OPERATIVA 
� Lic. Sabino VACA NARVAJA – DIRECTOR GENERAL DE RELACIONES INTERNACIONALES 
 
º 
4 
 
Observatorio de Política Internacional 
Desde la Dirección General de Relaciones Internacionales del Honorable Senado de la 
Nación se creó en junio de 2013 el Observatorio de Política Internacional, como un espacio de 
estudio y análisis de las relaciones internacionales. De esta manera se busca que los trabajos 
realizados sirvan como insumo para las Senadoras y Senadores de la Nación en su labor 
legislativa, para analizar la política internacional y para desempeñarse en el marco de la 
diplomacia parlamentaria. 
Sus objetivos son: 
- Realizar un seguimiento y análisis de los países en los organismos internacionales, 
particularmente los organismos parlamentarios. 
- Desarrollar análisis sobre temas estructurales de la política internacional y su canalización 
legislativa. 
- Relevar las vinculaciones de la política internacional con la agenda de política nacional, las 
relaciones bilaterales y multilaterales. 
- Diagnosticar el desarrollo de las actividades parlamentarias en el marco de las organizaciones 
internacionales. 
 
Editor general 
Sabino Vaca Narvaja 
 
Coordinador: 
Brieger Pedro 
 
Investigadores: 
Casal Guillermo 
Cueto Gonzalo 
De Vedia y Mitre Martín 
González Magnasco Malena 
Hayden Santiago 
Incarnato Florencia 
Leyes Evangelina 
Romero Carlos 
Sanguinetti Diego 
Tierno de la Rosa Juan Pablo 
Ves Losada Alfredo 
 
 
 
 
Contacto: 
Honorable Senado de la Nación Argentina 
Dirección General de Relaciones Internacionales 
Dirección: Av. Entre Ríos 140 3º H - CABA 
Tel: (011) 2822-5471 
Email: dgri@senado.gov.ar 
 
ISSN 2451-683X 
º 
5 
 
Índice 
 
1. Introducción .............................................................................................................................. 6 
2. Historia y política del Caribe...................................................................................................... 7 
2.A. Abolición de la esclavitud ................................................................................................. 9 
2.B. Procesos independentistas ............................................................................................... 9 
3. La economía de las islas del Caribe ......................................................................................... 10 
4. Formas de gobierno ................................................................................................................ 11 
5. Reparaciones ........................................................................................................................... 12 
6. Instituciones y bloques regionales .......................................................................................... 17 
7. Medios e integración ............................................................................................................... 27 
7.1. Breve historia .................................................................................................................. 27 
7.2. Integración y colonialismo .............................................................................................. 28 
7.3. Del caricom a la CELAC .................................................................................................... 29 
8. Conclusiones ............................................................................................................................ 30 
ANEXO I: Ficha de países ............................................................................................................ 32 
ANEXO II: Antillas: breve historia de las islas .......................................................................... 5863 
º 
6 
 
Una primera aproximación al Caribe insular 
 
 
 
1. INTRODUCCIÓN 
 
La región del Caribe oculta una 
paradoja para la Argentina. A pesar de su 
cercanía geográfica y de un pasado 
histórico común, la distancia política y 
simbólica que primó hace del Caribe una 
zona poco familiar para nuestro país. La 
decisión geopolítica en los últimos años de 
abrir embajadas en distintos países de 
aquella región, invita a replantear esa 
distancia y comenzar a comprender los 
pilares fundamentales que habilitarían la 
construcción de puentes de unión entre el 
Caribe y la Argentina. En esta línea, la 
presencia de embajadas en Jamaica 
(abierta en 1965 con concurrencia en 
Antigua y Barbuda1, Bahamas, Dominica y 
San Cristóbal y Nieves), República 
Dominicana, Trinidad y Tobago (con sede 
en Puerto España, cuyo año de apertura 
fue 1964, para luego ser cerrada en 1990 y 
re abierta en 1996, y con concurrencia en 
Granada y San Vicente y las Granadinas), 
Guyana y Haití, implica una toma de 
posición respecto al Caribe como región. La 
reapertura de la embajada en Barbados en 
2013 (inaugurada en 1987 y 
posteriormente cerrada en 1990), y el 
establecimiento en Santa Lucía de otra en 
enero del mismo año no hace más que 
reforzar esta estrategia regional. 
Este acercamiento a su vez se vio 
concretado en diversas declaraciones y 
medidas de apoyo hacia nuestro país por 
parte de la región caribeña y los países que 
la componen. Tal fue el caso del apoyo del 
Caribe a la causa de Malvinas en la ONU o 
la decisión de Antigua y Barbuda, Cuba, 
 
1
 Los nombres de las islas utilizados en este 
informe corresponden a los empleados por la 
ONU en sus comunicados oficiales en español. 
Dominica y San Vicente y Granadinas de 
sumarse al resto de los países de América 
Latina a impedir el amarre en sus puertos 
de buques que porten la bandera colonial 
de las Islas Malvinas. A nivel de la 
diplomacia parlamentaria Aruba, Cuba, 
Curaçao, República Dominicana y Sint 
Maarten firmaron en el Parlamento 
Latinoamericano las declaraciones 
relacionadas al conflicto por la soberanía 
de las islas de 2001, 2002, 2005, 2007, 
2009, 2012 y 2013. En la misma línea, pero 
relacionado con la disputa que nuestro país 
lleva en la actualidad con los fondos buitre, 
la mayoría de los países del Caribe han 
votado a favor de la Argentina en la ONU, la 
OEA y el Parlatino (en al año 2012 este 
organismo emitió una declaración a favor 
de Argentina en el contexto de los 
acontecimientos que involucraron a la 
Fragata Libertad). 
Sin embargo, en la relación de la 
región en general con Argentina, como 
consecuencia del estrecho vínculo que aún 
opera entre el Reino Unido y el Caribe, 
existen tensiones. En enero de 2012, todos 
los miembros de la Comunidad del Caribe 
(Caricom por sus siglas en inglés) dieron su 
beneplácito a una declaración de apoyo a 
la autodeterminación de los Kelpers2. 
Ahondar en el conocimiento de las 
particularidades propias de la región, en 
consecuencia, resulta fundamental para 
generar lazos de acercamiento. 
Si la independencia de la mayoría 
de los países de América del Sur fue 
conseguida durante el siglo XVIII, en la 
región caribeña, en cambio, la soberanía 
 
2
 Caricom. Comunidad del Caribe y Mercado Común 
[en línea]. [consulta: 3 de julio de 2015]. Disponible 
en: 
<http://www.caricom.org/jsp/pressreleases/press_releases_2012/pres14_12.jsp> 
º 
7 
 
política se caracteriza por ser relativamente 
nueva y novedosa en un gran número de 
países. En otras palabras, aquel destino de 
colonia que Europa configuró para nuestra 
región constituye incluso hoy una realidad 
para algunos de los territorios que forman 
parte del Caribe. Esta condición política 
pareciera empezar a mutar con la aparición 
de algunos gobiernos que pretenden dejar 
de lado los vestigios y dispositivos 
coloniales que redundan en dependencia 
económica y política. El acercamiento de 
algunos países a la Celac o Unasur, las 
expresiones y decisiones políticas 
fuertemente enmarcadas en la idea de la 
adquisición de un mayor margen de 
independencia –como los objetivos 
promovidos por Petrocaribe–, hacen aun 
más necesario el estudio de la región a fin 
de echar luz sobre las cuestiones generales 
que resultan profundamente desconocidos. 
Haití y Caricom esconden otra 
cuestión paradojal que ilustra las 
contradicciones propias de la región en sí 
misma. El primero, por ser el pionero en la 
conquista de la independencia de toda 
América y por su actualidad signada por la 
situación de crisis política y por lo tanto 
económica y social del país. El segundo de 
ellos, porque a pesar de ser el segundo 
bloque regional de mayor antigüedad, sólo 
detrás de la Unión Europea, resulta un 
organismo con un cierto grado de 
desconocimiento en Argentina y de escaso 
peso relativo en el contexto general 
internacional. 
Siguiendo el camino que la región 
latinoamericana ha adoptado, con matices, 
en los últimos 10 años, es necesaria una 
primera aproximación al Caribe que 
permita visualizar los temas de interés que 
pueden ser el puntapié inicial para tejer 
vínculos aún más fuertes con dicha región. 
La siguiente investigación se caracterizará, 
por consiguiente, por su corte netamente 
exploratorio y descriptivo, en donde ciertas 
cuestiones, tales como las guaridas fiscales3 
que operan en el Caribe, no serán 
relevados en profundidad. Por último, es 
necesario indicar el recorte geográfico que 
se tomó en cuenta a la hora de realizar el 
mencionado trabajo. Debido a que el 
Caribe continental resulta mayormente 
conocido, el análisis del Caribe insular 
permitirá acercar una zona que pareciera 
ser indiferente, en teoría, a la cotidianidad 
de nuestra región, pero que en la práctica 
posee un gran atractivo en relación a la 
integración, para la Argentina en particular, 
y la región suramericana en general. 
 
 
2. HISTORIA Y POLÍTICA DEL CARIBE 
 
Se entiende que el concepto Caribe 
incluye no sólo las islas, sino también parte 
del litoral suramericano, desde Colombia 
hasta las Guyanas y las costas de América 
Central. Sin embargo en muchos textos se 
lo conoce con el término español Antillas. 
Derivado de este concepto, el "mar de las 
Antillas" fue un nombre común para 
denominar al mar Caribe en varios idiomas 
europeos e incluso a la hora de diferenciar 
las colonias. Por esa razón es que se habla 
de Antillas españolas, Antillas francesas, 
Antillas inglesas, Antillas holandesas y 
Antillas danesas. Es por ello que sólo nos 
referimos a la historia de las islas y no de 
los países continentales que también 
forman el Caribe. 
De todas maneras, su historia no 
comienza con la llegada de Colón. Estas 
 
3
 La Argentina logró que en el documento final 
de la cumbre G-20 correspondiente al año 
2013, el término paraíso fiscal fuera 
reemplazado por “guarida fiscal”. Telam: A 
pedido de Argentina, el documento final de se 
pronunciará sobre las "guaridas fiscales". 
Consulta 3 de julio de 2015. 
<http://www.telam.com.ar/notas/201309/314
37-la-presidenta-confirmo-que-el-documento-
final-se-pronunciara-sobre-las-guaridas-
fiscales-la-deuda-y-el-trabajo.html>. 
º 
8 
 
regiones ya se encontraban habitadas por 
poblaciones como los taínos, quienes se 
dedicaban a la pesca y agricultura, además 
de ser buenos navegantes. En cuanto al 
Caribe continental hay que destacar a los 
Mayas de la zona de América Central que 
dominaron la región hasta el siglo XV. 
No es hasta finales del siglo XV que 
comenzó la conquista de estos territorios 
por parte de varios imperios europeos. El 
Reino de España, Portugal, Gran Bretaña, 
Holanda, Francia y Dinamarca se 
disputaron las islas caribeñas para 
incorporarlas como sus colonias y 
convertirlas en importantes puntos de 
abastecimiento para los barcos que 
viajaban hacia las metrópolis y para los que 
comerciaban esclavos provenientes de 
África. 
Durante el periodo comprendido 
entre 1492 y el siglo XVII, el Caribe en 
general, y particularmente las islas de la 
India Occidental –como también se 
conocían a las Antillas españolas–, se 
convirtieron en un gran proveedor de 
alimentos para las zonas más urbanizadas 
de las colonias españolas en el “nuevo 
mundo”4. 
En este contexto, el 
desenvolvimiento histórico del Caribe se 
vinculó a un modo de vida señorial, basado 
en el trabajo de la tierra y la explotación 
indígena. Así, el colonialismo europeo 
introdujo un sistema de explotación de la 
tierra a través de las plantaciones. Ciudades 
como Portobelo, en la actual Panamá, se 
convirtieron en verdaderos centros 
neurálgicos del comercio. El nivel de 
actividad económica desarrollada en la 
zona atraía no sólo a otras potencias sino 
también al saqueo por medio de la 
piratería. Por esta razón es que a partir de 
 
4
 Es importante resaltar que gran parte de la 
historia del Caribe fue escrita por europeos y 
no por los propios pobladores locales, por lo 
tanto se hace presente un determinado sesgo 
en la investigación. 
esta época muchas de las ciudades 
comienzan a fortalecerse, un fenómeno 
que se repite en casi todas las islas. 
El siglo XVII trajo nuevos 
conquistadores de Holanda, Gran Bretaña y 
Francia. Estas coronas enviaron marinos a 
la conquista de territorios, los que 
asaltaron y exitosamente tomaron 
posesión de varias islas. De esta manera 
muchas veces el dominio de las islas se 
pasaba de imperio a imperio producto de 
guerras o tratados. También se dividían sin 
ningún criterio cultural-histórico y se 
cambiaban de nombre, en función del 
nuevo poder dominante sobre ellas. 
Un claro ejemplo es la isla de 
Dominica, nombrada así por los españoles, 
que fue rebautizada como Roseau cuando 
los franceses lograron ocuparla. 
Posteriormente, Francia cedió sus derechos 
sobre ella al Reino Unido, y actualmente 
tiene su nombre original. Algo similar 
ocurrió con Granada, donde se fundó la 
colonia en Saint George's en 1650 que 
quedó bajo dominio francés. Pero en 1762 
la isla pasó a estar bajo los dominios de 
la corona británica hasta un ataque francés, 
ocurrido en 1779, y la reconquistó 
definitivamente en 1783. Por otro lado, 
Monserrat fue ocupada por Francia 
durante un breve periodo para luego ser 
devuelta a Gran Bretaña por el Tratado de 
Versalles. El caso más llamativo es el de las 
Islas Vírgenes, que fueron vendidas en 
1916 por su posición estratégica a los 
Estados Unidos, mientas que la Isla del 
Agua corrió la misma suerte en 1944. 
El aniquilamiento de la población 
nativa y las necesidades de las nuevas 
explotaciones agrícolas trajeron consigo la 
necesidad de traer población esclava de 
África. Así es como los nativos pasaron a 
ser minoría en las islas5. La cantidad de 
 
5
 Esta conquista y colonización no implicó 
prosperidad alguna para los pueblos 
originarios, sino más bien todo lo contrario. La 
población de las islas se encontraba 
º 
9 
 
población indígena de las islas del Caribe es 
de difícil cálculo, pero hay investigaciones 
que la estiman en aproximadamente ocho 
millones6. 
Durante el siglo XIX, la región se 
encontró atravesada por dos fenómenos 
muy importantes: el proceso 
independentista y la abolición de la 
esclavitud. En este período,se podría decir 
que la región vivió una transición del 
proceso feudal, dado por las plantaciones y 
las relaciones de producción, a un proceso 
de libertades civiles pero de colonialismo y 
dependencia económica. 
 
2.A. ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD 
 
Durante 1817,1835 y 1845 
Inglaterra firma varios tratados con España 
para prohibir el tráfico de esclavos, pero el 
tráfico clandestino de esclavos continuaría 
prácticamente hasta 1886 y 1888, año en 
que fue abolida la esclavitud en Cuba y en 
Brasil, respectivamente7. 
Esta situación fue el inicio de una 
serie de problemas para los gobiernos 
locales de la colonia y sobre todo para los 
terratenientes. 
Inglaterra y Holanda abolieron la 
esclavitud entre 1834 y 1838, sin embargo 
 
conformada en su gran mayoría por esclavos, 
los expatriados por delitos comunes, los 
primeros conquistadores y una proporción de 
piratas. En todos los casos, el número de 
esclavos y trabajadores libres superaban en 
amplio margen a las elites dominantes, por lo 
que todas las revueltas o intentos de 
sublevación terminaban con grandes matanzas. 
6
 Bethell, Lislie. Historia de América Latina. 
Editorial Crítica. Barcelona. 1990. 
7
 La abolición de la esclavitud no se tradujo en 
mejores condiciones de vida para los esclavos. 
Bajo el esquema político y social anterior, los 
propietarios poseían cierto interés en conservar 
vivos y saludables a sus esclavos, pero cuando 
se volvieron labradores asalariados, tal 
atractivo se desvaneció. 
se trató de garantizar la lealtad de los 
emancipados. Los franceses debieron 
implementar la abolición de la esclavitud 
por reconocimiento legal, aunque su 
aplicación en territorios coloniales no fue 
inmediata. 
La abolición en el caso español 
estuvo atravesada por luchas que tuvieron 
lugar en distintos períodos y, en 
comparación con los otros reinados 
europeos, de forma posterior. 
Como ejemplo de la disparidad de 
tiempo podemos citar a Montserrat y 
Jamaica, donde la esclavitud fue 
oficialmente abolida en 1834 –en la isla de 
Jamaica se contaba con una población de 
esclavos casi 20 veces mayor a la europea, 
siendo una de las islas con mayor cantidad 
de esclavos–. En su antípoda las Islas 
Vírgenes, abolieron la esclavitud en 1848. 
 
2.B. PROCESOS INDEPENDENTISTAS 
 
La lucha de las potencias europeas 
por la conquista de esta región duró varios 
siglos, y las naciones del Caribe alcanzaron 
la independencia tardíamente si se lo 
compara con otros países de América. 
El caso de Haití es clave en la región 
porque es el primero en independizarse de 
todos los territorios coloniales en América. 
Impulsado por las ideas revolucionarias 
francesas de libertad, igualdad y 
fraternidad, el proceso independentista 
haitiano se convirtió rápidamente en 1791 
en una guerra civil y una guerra imperial al 
mismo tiempo. Por un lado, estaban los 
sectores blancos apoyados por Inglaterra, 
por otro los mulatos aliados a los franceses 
y, finalmente, los negros esclavos apoyados 
por los españoles apostados en el lado este 
de la isla. Tras la abolición de la esclavitud 
por parte del ejército francés, los mulatos y 
los esclavos se aliaron con Francia logrando 
que Inglaterra abandone la isla y que 
España se replegara. Haití quedó bajo el 
mando de un esclavo negro emancipado, 
Toussaint Louverture, quien en 1801 
º 
10 
 
invadió la parte española de la isla y la 
unificó bajo su dominio. Sin embargo, 
Napoleón envió casi 60 mil hombres en 
alianza con los españoles para derrocar a 
Toussaint, objetivo que logró conseguir. La 
intención era reimplantar el sistema 
colonial, pero tras la muerte de la mayor 
parte del ejército por fiebre amarilla, el 
otrora esclavo Jean-Jacques Dessalines 
quedó al mando de Haití, quien declaró la 
independencia en 1804. 
Otros ejemplos de lucha por la 
independencia que pasaron por varias 
etapas fue el de la República Dominicana, 
que se independizó inicialmente para más 
tarde volver a ser dominada por España, y 
finalmente lograr independencia definitiva 
en 1865. 
Los procesos independentistas 
caribeños no finalizaron en el siglo XIX, sino 
todo lo contrario. Existen islas que 
alcanzaron su independencia de mediados 
de siglo XX en adelante. Los ejemplos más 
llamativos de independencia tardía fueron 
Anguila, que alcanzó la completa 
independencia el 19 de 
septiembre de 1983, y también el caso de 
San Vicente, que alcanzó la condición de 
Estado asociado el 27 de octubre de 1969 y 
en 1979 adquirió su independencia. 
Una vez alcanzada la 
independencia formal durante el periodo 
comprendido entre 1885 y 1929, las islas 
sufrieron la colonización o dominio 
económico. Con el predominio político y 
económico del capital británico, muchas 
islas quedaron reducidas a simples 
proveedores de materia prima para la 
corona inglesa. A partir de 1900, Estados 
Unidos comienza a intervenir 
económicamente en la región. 
La historia del Caribe insular post 
1492 es la historia de las pujas imperiales 
hasta la actualidad, con la región 
convertida en un tablero de intereses 
foráneos que determinaron en parte los 
destinos de las islas, a través de la 
implantación de miles de esclavos negros 
africanos, de la dominación política y 
finalmente de la inserción de las islas en la 
economía global como meros enclaves 
productores de materias primas. Esta 
historia provocó que en la actualidad 
existan en la región distintos regímenes 
políticos como distintos tipos de Estados 
(como autónomos, asociados, regiones de 
ultramar, entre otros). 
 
 
3. LA ECONOMÍA DE LAS ISLAS DEL CARIBE 
 
Las economías de los países y otros 
territorios caribeños son poco 
desarrolladas y de pequeña escala. A partir 
de la poca cantidad de habitantes de cada 
país, los mercados internos son pequeños 
y, por consiguiente, débiles promotores de 
las economías. Los establecimientos 
productivos volcados a la economía interna 
son pequeños, sin economías de escala y, 
por lo tanto, poco competitivos. 
La actividad económica histórica de 
las islas del Caribe es la agricultura y, 
continuando con su estructura económica 
tradicional, el azúcar es el principal cultivo 
de la región. Sin embargo, a nivel mundial 
el Caribe ya no representa, en cuanto a 
producción y exportación, una cuota 
importante del mercado. De todas maneras 
es un producto importante a la hora de 
generar divisas por exportación. 
La mayoría de las islas del Caribe 
son netamente importadoras de energía 
(en forma de hidrocarburos), haciéndolas 
sumamente vulnerables en especial cuando 
los precios del petróleo y gas son elevados. 
Sin embargo, en el caso de Trinidad y 
Tobago, por su gran cantidad de recursos y 
su pequeño consumo interno, es un 
importante productor y exportador de 
petróleo y gas natural, captando 
inversiones extranjeras y exportando casi el 
100% de su producción. 
A nivel general, las islas del Caribe 
son exportadoras de materias primas 
provenientes de la agricultura (azúcar, café, 
º 
11 
 
plátanos, otros frutos tropicales y pescados 
de mar) y netamente importadores de 
bienes manufacturados y energía. Sus 
flujos de exportación están orientados 
principalmente a EE. UU. y a sus ex 
metrópolis como el Reino Unido y Francia. 
Por otro lado, sus importaciones provienen 
de diversos países, en particular Estados 
Unidos. 
Uno de los principales sectores 
económicos de las islas del Caribe es el 
turismo siendo una de las actividades 
económicas que más empleo genera, 
incluyendo la construcción de complejos 
turísticos. Los gobiernos promueven el 
turismo de la mano de grandes inversores 
extranjeros que se dedican a la 
construcción de infraestructura hotelera. 
Así, el sector capta grandes cantidades de 
inversiones extranjeras, principalmente de 
países desarrollados. Al mismo tiempo, 
como el turismo en la región apunta al 
visitante extrarregional, se convierte en un 
importante generador de divisas.Por otro 
lado, al ser un sector con una estrecha 
vinculación tanto a las inversiones como al 
consumo externo, dificultades económicas 
en los países inversores y/o emisores de 
turismo puede afectar fuertemente las 
economías del Caribe 
El sector financiero también es 
importante para algunas islas. Bahamas, 
Islas Vírgenes, Islas Caimán, entre otras, se 
han convertido en importantes guaridas 
fiscales y centros de transferencias 
millonarias de todo el mundo. El resguardo 
de la información de quienes radican 
empresas y abren cuentas bancarias es uno 
de sus principales activos. Las islas del 
Caribe promueven sus regulaciones 
financieras para atraer flujos de dinero de 
todo tipo de negocios alrededor del 
mundo. 
Las economías de las islas 
caribeñas son pequeñas y con una gran 
vinculación del exterior, tanto a nivel de 
productos de consumo, como de 
inversiones para desarrollos turísticos, 
financieros o en hidrocarburos. Al mismo 
tiempo, su inserción en la economía 
mundial en el siglo XXI las posiciona a nivel 
general como pequeños proveedores de 
materias primas agrícolas y, en algunos 
casos, como importantes guaridas fiscales. 
 
 
4. FORMAS DE GOBIERNO 
 
Con el propósito de ilustrar los 
tipos de gobierno predominante y sus 
respectivos sistemas, debemos reflejar en 
primera instancia la distinción de las islas 
del Caribe en cinco grandes grupos8: 
1. Países independientes: 
Cuba, Dominica, Haití, República 
Dominicana, Trinidad y Tobago, 
Antigua y Barbuda, Bahamas, 
Barbados, Granada, Jamaica, San 
Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San 
Vicente y las Granadinas. 
 
2. Islas dependientes del 
Reino de los Países Bajos. A su vez 
se dividen en 
a. “Países”9: Aruba, 
Curaçao y Sint Maarten. 
b. Municipios especiales: 
Bonaire, Saba y San Eustaquio. 
 
2. Islas dependientes 
del Reino Unido (Territorios 
Británicos de Ultramar): Anguila, 
Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, 
Islas Vírgenes británicas y 
Montserrat10. 
 
3. Islas dependientes del 
Gobierno francés: Guadalupe, 
 
8
 Para más información sobre las islas y países 
detallados en este apartado ver Anexo 1. 
9
 El entrecomillado se debe a que son “países” 
en tanto territorios autónomos, pero no 
reconocidos por Naciones Unidas. 
10
 También se encuadra en este subgrupo a las 
Islas Malvinas. 
º 
12 
 
Martinica, San Bartolomé y Saint 
Martin. 
 
4. Islas dependientes del 
Gobierno de Estados Unidos de 
América: Islas Vírgenes americanas 
y Puerto Rico. 
 
Con respecto a los países 
independientes reconocidos por Naciones 
Unidas, podemos decir que si bien 
corresponden al mismo conjunto, sus 
formas de gobierno son diferentes. Cuba y 
República Dominicana tienen una forma de 
gobierno presidencialista, Haití cuenta con 
un semipresidencialismo, y Dominica y 
Trinidad y Tobago son parlamentarios. 
El grupo de países que 
pertenecieron al Commonwealth (Antigua y 
Barbuda, Bahamas, Barbados, Granada, 
Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa 
Lucía, San Vicente y las Granadinas) se 
caracteriza por reconocer a la reina 
Elizabeth II como su monarca, la mayoría 
de las islas cuenta con un primer ministro y 
un parlamento elegido por voto popular. 
En cuanto a las islas dependientes 
del Reino de los Países Bajos, si bien 
dependen de un sistema monárquico, 
poseen sus propias leyes, su Constitución y 
un gobernador que representa al Príncipe 
Guillermo que es elegido por el voto 
popular. Tanto Aruba como Curaçao 
cuentan con un parlamento elegido por el 
pueblo. 
Particularmente, el caso de Sint 
Maarten posee estas mismas 
características, pero compartidas 
territorialmente con Saint Martin, desde su 
división en 2010 donde se constituyó 
también la única frontera entre el Reino de 
los Países Bajos y Francia. 
En Aruba, Curaçao y Sint Maarten 
tanto la Defensa como las Relaciones 
Exteriores quedan exclusivamente bajo la 
competencia del Reino de los Países Bajos. 
Cabe aclarar que ninguno de los tres países 
posee al Euro como moneda corriente. 
Luego de la disolución en el año 
2010 de las Antillas Neerlandesas, se 
incorporan tres Municipios Especiales 
dependientes del Reino de los países Bajos 
en el Caribe. En el caso de San Eustaquio su 
sistema de gobierno está integrado por un 
Consejo de la Isla y un Consejo Ejecutivo, 
presidido por un Gobernador. 
Para el caso de las islas 
dependientes del Reino Unido debe 
destacarse que no las administran 
directamente, sino que tienen su propio 
gobierno que las administra, y el Reino 
Unido se encarga de su protección, de las 
relaciones exteriores y asuntos de 
negocios. Tampoco cuentan con 
representación en el Parlamento Británico. 
En el caso de las islas dependientes 
del gobierno francés, ninguna cuenta con 
representación ante la Asamblea Francesa 
o en el Senado, excepto Guadalupe que 
cuenta con representación en ambas 
instituciones. 
Estados Unidos cuenta también con 
territorios no autónomos en el Caribe, las 
cuales son administradas por un 
gobernador, una Asamblea Legislativa y 
cuentan también con un delegado en la 
Cámara de Representantes de Estados 
Unidos. Las decisiones tomadas por el 
Poder Judicial, en el caso de las Islas 
Vírgenes, pueden ser revisadas por el 
Tribunal Supremo de Estados Unidos. 
 
 
5. REPARACIONES 
 
El rasgo principal del Caribe, como 
región, fue la colonización por parte de 
diversas potencias europeas. Su actualidad, 
al igual que la de otras regiones, se 
encuentra estrechamente vinculada con la 
manera en la cual se introdujo a la división 
internacional de trabajo. Como sostuvo 
Hilary Beckles, secretario general de 
Caricom durante su discurso en la Cámara 
de los Comunes británica, “estos últimos 50 
años han estado limpiando el desastre 
º 
1
3 
 
 
Fuente: elaboración propia 
º 
14 
 
dejado por el legado colonial de Gran 
 Bretaña”11. 
En los últimos años, Caricom ha 
puesto en agenda el debate sobre las 
consecuencias que el colonialismo ha 
traído al Caribe. Ya sea a través de 
discursos en la Asamblea General de las 
Naciones Unidas, o mediante la concreción 
de otro tipo de medidas, se ha comenzado 
a instalar este tema como uno de los más 
destacados en tanto región. 
Las coincidencias históricas que 
unieron a nuestro país y al Caribe, sumado 
a nuestra demanda a Gran Bretaña por la 
soberanía por las Islas Malvinas, hace que 
el planteo caribeño se erija como un tema 
de gran importancia para nuestro país y 
para la región en su totalidad. Conocer el 
desarrollo de esta estrategia tiene la 
potencialidad de fortalecer las relaciones 
entre ambas regiones, las cuales poseen 
grandes puntos de encuentro. La 
contratación del estudio de abogados 
británico “Leigh Day”, el cual defendió y 
consiguió una sentencia a favor de un 
grupo de ciudadanos keniatas, quienes 
exigían que Gran Bretaña se hiciera cargo 
monetariamente de su accionar colonial, 
marca, desde lo simbólico y lo político, la 
fortaleza de la propuesta. El primer 
ministro de San Vicente y las Granadinas, 
Ralph Gonsalves, es uno de sus principales 
impulsores, y le ha dado una gran 
relevancia política al tema en su pasado rol 
de presidente pro témpore de Caricom. 
Bajo su óptica, no se trata de un mero 
antojo, sino por el contrario que el bloque 
regional se encuentra ante la posibilidad de 
establecer un andamiaje político que 
funcionará como dispositivo de 
independencia y soberanía política. Visión, 
por otra parte, compartida por el cúmulo 
 
11
 Caricom. Comunidad del Caribe y Mercado 
Común. [en línea]. [consulta: 3 de julio de 
2015]. Disponible en: 
<http://www.caricom.org/jsp/pressreleases/pr
ess_releases_2014/pres188_14.jsp> 
de países, funcionarios y actores políticos y 
sociales involucrados en este causa. En el 
discurso ya citado, Hillary Beckles, quien 
además está a cargo de la Comisión de 
Caricom especializada en llevar adelante las 
demandas (CaricomReparations 
Comission), afirmó que “el gobierno de 
Caricom, como el gobierno de Gran 
Bretaña, representa a naciones que son 
independientes e iguales (…) Barcos 
británicos de esclavos trajeron 5,5 millones 
de africanos esclavizados a sus colonias 
caribeñas por 180 años. Cuando la 
esclavitud fue abolida en 1893, sólo 
quedaban 800 mil. Es decir, una tasa de 
retención/supervivencia del 15%. Jamaica 
recibió 1,5 millones de africanos. Sólo 300 
mil quedaron para la emancipación (20%). 
Barbados recibió 600 mil africanos. Sólo 83 
mil estaban para la emancipación (14%). El 
régimen de esclavitud fue hecho por 
políticas y actitudes que eran claramente 
genocidas. (…) La esclavitud terminó en 
1838, sólo para ser reemplazada por un 
siglo de apartheid racial, incluyendo a 
denigración de asiáticos. El genocidio 
indígena, la esclavitud africana y su 
genocidio, y el contrato de esclavitud de los 
asiáticos, eran tres actos de una sola jugada 
–un único proceso por el cual el Estado 
británico extrajo forzosamente la riqueza 
del Caribe que resulta en su persistente y 
endémica pobreza (…)”12. La 
caracterización del coloniaje como 
genocidio es otra de las apuestas políticas 
más concisas para llevar adelante este 
reclamo. 
Precisamente, la riqueza de este 
trabajo reside en la posibilidad de echar luz 
a las coincidencias entre nuestro país y la 
región en general y aquello que sucede en 
el Caribe. El antecedente de esta iniciativa, 
 
12
 T&T News. CARICOM Reparations 
Presentation to UK House of Commons. 
Consulta 3 de julio de 2015. 
<http://www.trinidadandtobagonews.com/blo
g/?p=8337>. 
º 
15 
 
de acuerdo a Gonsalves, fue la encabezada 
en los primeros años de la década del 2000, 
por el presidente de Haití, Jean Bertrand 
Aristide, quien propuso la discusión sobre 
los efectos del coloniaje en la isla y la 
necesidad de su consecuente reparación. A 
tono con su paradójica historia, la cual 
incluye la derrota de tropas napoleónicas 
en su suelo, constituir la primera 
independencia de las Américas, y su 
presente de permanente reconstrucción 
marcado por el terremoto sufrido en 2010, 
Haití promovió en los albores del siglo XXl 
la disputa contra Francia en relación a su 
accionar en los siglos pasados en territorio 
haitiano. El por entonces presidente 
Aristide, solicitó que el país europeo se 
hiciera cargo y pagara lo que él denominó 
una restitución, equivalente a lo que su 
país debió pagarle a Francia cuando ganó 
su independencia. París se negó a aceptar 
el reclamo que luego, tras el golpe de 
Estado de febrero de 2004 que derrocó a 
Aristide e impuso a Latortue como nuevo 
presidente de Haití, fue dado de baja por el 
país demandante. 
En 2014, por impulso de los países 
del Caribe, se decidió construir un 
monumento cuyo objetivo será el 
recordatorio permanente a las víctimas de 
esclavitud. Al mismo tiempo, varios han 
sido los jefes de Estado que han 
pronunciado discursos en diversos ámbitos 
multilaterales, instalando paulatinamente 
en la agenda internacional el reclamo por 
las reparaciones por esclavitud. Vale aclarar 
el peso específico de los países europeos 
denunciados: Francia, España, Noruega, 
Suecia, Portugal, Dinamarca, Países Bajos y 
Reino Unido, para comprender lo 
emblemático y complejo, al mismo tiempo, 
de esta proposición. 
El núcleo central de esta demanda 
supone una implicación directa entre el 
pasado, el presente y el futuro. Si el pasado 
colonial, representa un obstáculo al 
desarrollo actual en esta región, la 
posibilidad de cambio y desenvolvimiento 
de las capacidades productivas y humanas 
de esta región, a futuro, depende, en parte 
del cómo se desenvolverá esta disputa. 
El actual presidente de Caricom y 
primer ministro de Antigua y Barbuda, 
Gaston Browne, manifestó su intención de 
dinamizar y otorgarle una mayor visibilidad 
a este movimiento reparatorio. Tal es así 
que en la segunda Conferencia sobre 
Reparaciones por Esclavitud, desarrollada 
en su país en octubre último, sostuvo la 
necesidad de negociar con las potencias 
europeas, y que en caso de que esto no 
prosperara, el siguiente paso será el de la 
acción judicial. La concreción de una 
Comisión de Caricom encargada de este 
tópico implica la institucionalización de 
este reclamo a nivel regional. No se trata 
de, como se ha mencionado en el caso 
haitiano, un país aislado dirimiendo su 
futuro contra parte de Europa, sino más 
bien el Caribe, como tal y como región, 
exigiendo políticamente la enmienda de 
una injusticia histórica. En consecuencia, en 
marzo último, la Comisión de Reparaciones 
de Caricom (CRC) presentó un plan de diez 
puntos –Caricom Reparations Justice 
Program (CRJP)– que desde lo simbólico, 
político y económico pretende reparar. Si 
bien existen puntos tales como el pedido 
de una disculpa pública por parte de 
Europa hacia el Caribe, otros puntos tienen 
una potencialidad reparatoria que no debe 
pasar desapercibida. 
En orden de aparición, el primero 
de ellos implica la ya citada disculpa formal 
por parte de los países involucrados en la 
esclavitud caribeña. A su vez, la 
repatriación de aquellos que desean volver 
a África debe ser garantizada, poniendo a 
disposición las leyes y medidas 
diplomáticas necesarias para que esto se 
cumpla. La reparación del genocidio 
perpetrado contra los pueblos originarios 
del Caribe, los cuales según el CRJP, para 
los años 1700 eran cerca de 3.000.000 de 
habitantes y para los 2000 alrededor de 
30.000, forma parte de los diez puntos 
º 
16 
 
propuestos. Aquí el documento introduce 
la idea de “rehabilitación” de estas 
comunidades, al ser las más perjudicadas y 
marginadas y reclama un programa de 
desarrollo que los tenga como objetivo. La 
constitución, por parte de los países 
europeos demandados, de instituciones 
culturales que hagan alusión a los Crímenes 
de Lesa Humanidad que perpetraron en el 
Caribe es otro de los elementos entendidos 
como fundamentales. 
De acuerdo con este plan de 
reparaciones, los habitantes del Caribe no 
cuentan con la posibilidad de que su 
historia colonial de esclavitud sea contada 
de forma científica y por lo tanto, Europa 
debería hacerse cargo de financiar este 
entramado científico-institucional. En torno 
a la salubridad, el plan menciona la 
necesidad de combatir los problemas de 
salud que, en la actualidad, poseen los 
caribeños descendientes de africanos. La 
diabetes e hipertensión son dos de las 
enfermedades que más afectan la región, y 
son entendidas como consecuencia directa 
del accionar esclavista. La solución 
financiera de este dilema excede a la 
capacidad propia de la región para 
enfrentarse con el mismo, por ello, las 
antaño potencias de Europa esclavistas 
deben proveer los recursos financieros y 
materiales en ciencia, y tecnología para 
terminar con esta crisis de salud. Por otro 
lado, el accionar esclavista se refleja aún 
hoy en los altos porcentajes de 
analfabetismo del Caribe, en donde para la 
década de 1960, cuando los Estados Nación 
caribeños empezaron a emerger, cerca del 
70% de la población negra era analfabeta. 
Por ello, la tarea alfabetizadora de los 
gobiernos de la región debe ser dinamizada 
y acompañado por Europa. Los puntos 7 y 8 
están estrechamente vinculados, debido a 
que ambos expresan como esencial lo 
relacionado a la constitución de la 
identidad africana en el Caribe. Así, la 
construcción de mecanismos que permitan 
conocer las raíces africanas, para de esa 
manera contribuir a la edificación de una 
identidad propia, es considerada clave para 
superar la fragmentación y contribuir a la 
cimentación de la región como región en sí 
misma. 
Los últimos dos puntos son, quizás, 
los más contundentes del CRJP, debido a su 
contenido político y económico. El primero 
de ellos revela el pasado que compartieron 
América del Sur y el Caribe, al destacar la 
impronta propia del esclavismo europeo en 
toda la región. La frase “Ni siquieralos 
clavos deben ser hechos en las colonias”, 
ilumina las características productivas de 
las colonias en siglos pasados. Dicho en 
otras palabras, la extracción masiva de 
materias primas, para que sean las 
potencias europeas las productoras de los 
bienes, y el rol meramente pasivo de las 
colonias como simples compradores de 
estas manufacturas, es la causa 
fundamental del atraso productivo, 
económico y social del Caribe. Como ya se 
ha mencionado, el pasado esclavista del 
Caribe se descubre en su presente. La 
transferencia de tecnología y conocimiento 
para superar el letargo económico y como 
herramienta de desarrollo de las industrias 
del Caribe es uno de los puntos más fuertes 
de este plan. En la misma línea, el punto 10 
trae a colación las deudas contraídas por 
los países caribeños. Denunciando una vez 
más las implicancias del colonialismo para 
los gobiernos caribeños y sus habitantes en 
la actualidad, los servicios de deuda que 
arrastran los Estados son consignados 
como corolario del sistema esclavizador 
europeo. La ayuda financiera para lidiar con 
esta realidad, sumada a la posibilidad de 
cancelar parte de estas deudas, son 
propuestas aquí. El argumento principal en 
este sentido centra su atención en el 
necesario endeudamiento que los Estados 
fueron obligados a realizar para paliar las 
consecuencias que el coloniaje tuvo en la 
vida cotidiana de estos países. De esta 
manera, la deuda es esencialmente 
producto directo de la actividad colonial y 
º 
17 
 
por ello debe ser reparada. 
En conclusión, las reparaciones por 
esclavitud poseen una potencialidad sin 
precedentes para la región del Caribe en un 
doble sentido. En principio, su concreción 
permitiría al Caribe hacerse de invaluables 
recursos materiales y simbólicos que le 
permitirían empezar a dejar de lado su 
antecedente –no muy lejos en el tiempo– 
colonial. A su vez, fortalece las capacidades 
de institucionalizar aun más al Caribe como 
región autónoma, independiente de otras 
regiones y potencias. Se debe destacar que 
Caricom es el segundo bloque regional más 
longevo. Por otro lado, los puntos 9 y 10 
del CRJP poseen elementos que pueden 
posibilitar el estrechamiento de intereses 
con la región de América del Sur en 
general. No deben pasarse por alto los 
destinatarios de la demanda judicial que 
lleva adelante Caricom, por un lado, pero 
tampoco debe desestimarse el marco 
regional general en el que se lleva a cabo 
esta iniciativa. La resolución adoptada por 
Caricom en torno a esta disputa coincide 
en líneas generales con las definiciones 
políticas abrazadas por la región 
latinoamericana en los últimos 10 años. 
Conocer y comprender los motivos y 
razones del pedido de justicia reparatorio 
que llevan adelante los países miembro de 
Caricom, proporciona elementos que 
pueden contribuir al fortalecimiento de 
una integración regional aún más amplia 
que la actual. 
 
 
6. INSTITUCIONES Y BLOQUES REGIONALES 
 
6.1. ASOCIACIÓN DE ESTADOS DEL CARIBE 
 
i) Origen y composición 
La Asociación de Estados del Caribe 
(AEC) apoya su actividad y composición 
sobre una categoría de cuño propio: el 
Gran Caribe, “un concepto político creado 
por esta Asamblea para sentar las bases 
para la unidad entre los países miembros”. 
Para el organismo “con este concepto, el 
más incluyente de los que definen la zona 
que bordea el Mar Caribe, se hace hincapié 
en las características comunes históricas, 
sociales y culturales de sus miembros”. Esto 
permite que entre los 25 Estados que 
conforman el bloque no sólo estén 
presentes las islas que se agrupan en OECO 
y Caricom: “Geográficamente, vincula a las 
Antillas y numerosos países cuyos 
territorios no son del todo del Caribe, pero 
que comparten con otras zonas como 
América Central, América del Norte, países 
andinos y otras áreas de América del Sur”. 
Por caso, son parte de AEC México, 
Colombia, Honduras y Venezuela. 
La Asociación firmó su acta de 
creación el 24 de julio de 1994, en 
Cartagena de Indas, “con el propósito de 
promover la consulta, la cooperación y la 
acción concertada entre todos los países 
del Caribe”. En la actualidad, además sus 
miembros hay otros once países no 
independientes bajo la categoría de 
asociados. Integrantes plenos son Antigua y 
Barbuda, Barbados, Belice, Colombia, Costa 
Rica, Cuba, Dominica, El Salvador, Granada, 
Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, 
Jamaica, Las Bahamas, México, Nicaragua, 
Panamá, República Dominicana, San 
Cristóbal y Nieves, San Vicente y las 
Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad 
y Tobago y Venezuela. Como asociados 
figuran Aruba, Curazao, Bonaire, Saba, Sint 
Eustatius, Sint Maarten, Guadalupe, 
Martinica, Guinea Francesa y Saint 
Barthelemy. 
Por otra parte, la Asociación cuenta 
con 20 países observadores, entre ellos 
Argentina. 
 
ii) Misión y gobierno 
Según su Convenio Constitutivo, 
AEC guía su actividad en procura del 
“fortalecimiento de la cooperación regional 
y del proceso de integración, con el 
propósito de crear un espacio económico 
ampliado en la región; preservar la 
º 
1
8 
 
 
Fuente: elaboración propia 
º 
19 
 
integridad medioambiental del Mar Caribe, 
considerado como patrimonio común de 
los pueblos de la región; y promover el 
desarrollo sostenible del Gran Caribe”. En la 
actualidad, centra sus acciones en cuatro 
“áreas focales”: comercio, transporte, 
turismo sustentable y desastres naturales. 
En cuanto a su gobierno, los 
principales órganos de la Asociación son el 
Consejo de Ministros, al mando de la 
formulación de políticas, y la Secretaría 
General, que a mediados de 2014 
encabezaba el embajador Alfonso Múnera 
Cavadía. 
El Consejo lo componen los 
ministros y/o representantes de los Estados 
Miembro y es el principal órgano definidor 
de la política y dirección de AEC, que 
además supervisa el funcionamiento de la 
Secretaría. Cada año, durante las últimas 
dos semanas del enero, celebra su reunión 
ordinaria. La última fue la VI Cumbre de 
Jefes de Estado y/o Gobiernos, realizada a 
fines de abril de 2014en Mérida, México, 
coincidiendo con el vigésimo aniversario 
del organismo. 
El Consejo cuenta con una Mesa 
Directiva, cuyas autoridades –presidente, 
vicepresidente y relatoría– ejercen el cargo 
por un año. La Mesa se reúne dos veces al 
año y, a su vez, preside la reunión 
intersesional, de la que pueden participar 
todos los miembros del bloque. 
Para dotar de contenido a la labor 
de AEC, el Consejo creó seis Comités 
Especiales, sobre los ejes de Desarrollo del 
Comercio y las Relaciones Económicas 
Externas; Transporte; Turismo Sostenible; 
Reducción del Riesgo de Desastres; y 
Presupuesto y Administración. 
En el caso de la Secretaría –con 
sede en Puerto España, Trinidad y Tobago– 
su rol es asistir al Consejo y a los Comités 
Especiales “en el desarrollo e 
instrumentación de sus políticas y 
programas”. Con ese fin, entre otras tareas, 
se ocupa de “mantener relaciones políticas 
con los Miembros y mantener contacto con 
otras organizaciones subregionales, 
regionales e internacionales”; “acopiar 
fondos para los proyectos”; y prestar 
servicios en las reuniones del Consejo de 
Ministros y los Comités Especiales. 
 
iii) Diferencias con Caricom 
En su sitio web –www.acs-aec.org, 
disponible en español, francés e inglés, al 
igual que todos los documentos y las 
conferencias del bloque– AEC se ocupa de 
explicar sus diferencias con Caricom. En 
principio, señala que aquel “está integrado 
fundamentalmente por el Caribe 
anglófono” y que sus miembros suman una 
población consolidada de 13 millones de 
personas. En cambio, gracias al concepto 
del Gran Caribe, AEC integra una población 
de 237 millones de personas. También 
destaca que mientras “Caricom se enfoca 
hacia la integración, la AEC hacia la 
cooperación” y que así como el primero 
“trabaja en pos de un Mercado y Economía 
Únicos (CSME)”, la Asociación “es una Zona 
de Cooperación cuyo énfasis central en la 
actualidad está dirigidohacia el comercio, 
el transporte, el turismo sustentable y los 
desastres naturales”. 
 
6.2. COMUNIDAD DEL CARIBE Y MERCADO 
COMÚN 
 
i) Origen y miembros 
La Comunidad del Caribe y 
Mercado Común (Caricom) nació 
formalmente en 1973, resultado de 
experiencias previas de integración 
regional que comenzaron 15 años antes, 
con la creación en 1958 de la Federación de 
las Indias Occidentales Británicas. En rigor, 
Caricom surge del colapso de aquella 
entidad de fuerte designio británico y de 
lastre colonial, donde la cabeza era un 
primer ministro elegido por los miembros 
de la Cámara de Representantes de 
Londres y surgido de ese propio cuerpo. 
Esta y otras imposiciones llevaron a que en 
febrero de 1962 la Federación se 
º 
20 
 
desmembrara, luego de que Jamaica votara 
un referéndum para retirarse del bloque, 
hecho que derivaría en su declaración de 
independencia –en agosto de ese año–, 
camino que también tomaría Trinidad y 
Tobago. 
Con ese ciclo terminado, algunos 
dirigentes caribeños buscaron una nueva 
forma de encauzar la integración. Fue 
Trinidad y Tobago el que propuso creare 
una Comunidad que abroquelara no sólo a 
los 10 miembros de la antigua Federación, 
sino también a todas las islas del mar 
Caribe, hayan o no alcanzado su 
independencia. Con ese fin de celebró una 
primera Conferencia de Jefes de Gobierno, 
en julio de 1963. Ya por entonces, desde 
Barbados, Guyana Británica, Jamaica y 
Trinidad y Tobago se señaló la necesidad de 
establecer lazos de cooperación con 
Europa, África y América Latina. En 1965, 
las tratativas iniciadas por los ministros de 
Barbados, Guyana Británica y Antigua 
permitieron un acuerdo para establecer la 
Asociación de Libre Comercio del Caribe 
(Carifta), que entró en vigor el 1 de mayo 
de 1968, incluida Trinidad y Tobago. Ese 
mismo año se sumaron Dominica, Granada, 
San Cristóbal y Nieves; Anguila, Santa Lucía, 
San Vicente, Jamaica y Montserrat. En 
mayo de 1971 se incorporó Honduras 
Británica (hoy Belice). 
En 1972, durante la Séptima 
Reunión de Jefes de Estado, los miembros 
de Carifta decidieron transformar la 
asociación a un mercado común que, a su 
vez, se establecería dentro de una 
Comunidad del Caribe. La iniciativa se 
concretó al año próximo, en la octava 
cumbre de líderes en Georgetown, con el 
apoyo de los integrantes Carifta, a 
excepción de Antigua y Montserrat. El 4 de 
julio del ‘73 se concretó el Tratado 
Chaguaramas, que estableció la Comunidad 
del Caribe incluyendo el Mercado Común –
si bien cada institución tiene una entidad 
jurídica independiente–, con la firma de los 
entonces cuatro países independientes: 
Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y 
Tobago, y comenzó a regir el 1 de agosto. 
Los otros ocho territorios se convirtieron 
en miembros plenos de derecho el 1 de 
mayo 1974. Bahamas ingresó el 4 de julio 
de 1983 pero sólo a la Comunidad. En julio 
de 1995 fue la incorporación de Surinam y 
Haití lo hizo en 3 de julio de 2002, como 
primer Estado de habla francesa en entrar 
al bloque. En cuanto a los miembros en 
calidad de asociados, las Islas Vírgenes 
Británicas y las Islas Turcas y Caicos 
asumieron ese estatus en 1991; Anguila en 
1999, en 2002 fue el turno de las Islas 
Caimán y en 2003 llegó el de Bermudas. 
En 1989, el bloque optó por pasar 
de un mercado común a un mercado único, 
liberando la economía, para lo cual 
modificó el acuerdo original, del cual 
surgiría el Tratado Revisado de 
Chaguaramas, que establece la Comunidad 
del Caribe e incluye el Mercado y Economía 
única de Caricom. 
El bloque Común –cuya sede se 
encuentra en Georgetown– tiene 15 
miembros plenos: Antigua y Barbuda, 
Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, 
Granada, Guyana, Haití, Jamaica, 
Montserrat, Santa Lucía; San Cristóbal y 
Nieves; San Vicente y Granadinas, 
Suriname y Trinidad y Tobago. También 
cuenta con cinco Estados asociados: 
Anguila, Bermuda, Islas Vírgenes Británicas, 
Islas Caimán e Islas Turcas y Caicos. 
 
ii) Objetivos 
Para guiar su accionar, la 
Comunidad se fija 9 objetivos generales, 
con una fuerte impronta de tipo social. Las 
metas principales son “mejorar los niveles 
de vida y de trabajo”; lograr “el pleno 
empleo de la mano de obra y otros factores 
de producción”; “la aceleración, 
coordinada y sostenida, del desarrollo 
económico y la convergencia”; “la 
expansión del comercio y las relaciones 
económicas con terceros Estados”; y 
“mejorar los niveles de competitividad 
º 
21 
 
internacional”. Por otra parte, Caricom 
busca lograr “la organización para 
aumentar la producción y la 
productividad”; “un mayor grado de 
influencia económica y la eficacia de los 
Estados miembros para hacer frente a los 
terceros Estados, grupos de Estados y 
entidades de cualquier tipo”; y una “mayor 
coordinación de las políticas económicas 
extrajeras” con respecto al bloque. Por 
último, la Comunidad apunta a “una mayor 
cooperación funcional”, en lo que toca “al 
funcionamiento más eficiente de los 
servicios y actividades comunes para el 
beneficio de sus pueblos”; “la promoción 
acelerada de un mayor entendimiento 
entre sus pueblos y el avance de su 
desarrollo social, cultural y tecnológico”; y 
la intensificación de la actividad en áreas 
clave: salud, educación, transporte y 
telecomunicaciones. 
 
iii) Gobierno 
Hasta el momento, el bloque lleva 
realizadas 35 cumbres de mandatarios. La 
última de ellas fue en Antigua y Barbuda, 
donde asumió la presidencia pro tempore 
el primer ministro local, Gaston Browne, 
con Irwin LaRocque como secretario 
general. En cuanto a su gobierno, la 
Comunidad cuenta con dos organismos 
principales: la Conferencia de jefes de 
Estado y el Consejo de Ministros. La 
primera es el órgano que integran los jefes 
de Estado y de Gobierno de los países 
miembros, encargados de definir las 
políticas del organismo y firmar tratados 
con otros bloques u organismos. La 
Conferencia cuenta, a su vez, con un buró, 
compuesto por el presidente actual, su 
antecesor y su sucesor inmediato. En el 
caso del Consejo, lo componen los 
ministros de Relaciones Exteriores de cada 
país y tiene a su cargo trazar los planes 
estratégicos, coordinar la integración en 
distintas áreas y promover la cooperación 
interna. En un tercer lugar de jerarquía 
aparecen otras tres entidades: el Consejo 
de Relaciones Exteriores y Comunitarias 
(Cofcor); el Consejo para el Desarrollo 
Comercial y Económico (Coted); el Consejo 
de Finanzas y Planificación (Cofap); y el 
Consejo para el Desarrollo Humano y Social 
(Cohsod). 
En la actualidad, hay 27 
representantes plenipotenciarios de 
terceros Estados acreditados ante Caricom. 
En 2013, la Argentina designo por primera 
vez a un embajador: el diplomático Luis 
Alberto Martino. El sitio web institucional –
www.caricom.org, que está en idioma 
inglés si bien el español también es idioma 
oficial del bloque– incluye un apartado con 
los partidos de la oposición parlamentaria 
de los países miembro del bloque. 
Además, Caricom cuenta con un 
“cuasi-gabinete” de carteras regionales, 
donde cada miembro se encarga de 
“encabezar la acción en sectores críticos 
para la integración de la región y como una 
visión del desarrollo en el siglo XXI”. Por 
caso, a mediados de 2014, Servicios estaba 
en manos de Antigua y Barbuda, en tanto 
que Bahamas se encargaba de Turismo. En 
total, son 13 áreas estratégicas, que 
pueden ser reasignadas por pedidos de los 
Estados. 
 
iv) Instituciones 
A partir de su tratado constitutivo, 
Caricom cuenta con varias instituciones 
encargada de formular políticas y ejecutar 
actividades de integración, con un ministro 
del Gobierno por cada Estado. Las 
siguientes instituciones, muchas aún en 
estado de formación, integran del bloque: 
- Corte Caribeña de Justicia (CCJ) 
- Asamblea de Parlamentarios de la 
Comunidad del Caribe (ACCP) 
- Instituto de Investigación y 
Desarrollo Agrícola del Caribe (Cardi) 
- Centro caribeño para el Desarrollo 
Administrativo 
- Agencia Caribeña de Respuestaa 
Emergencias y Desastres (Cdera) 
- Agencia de Salud Pública del 
º 
2
2 
 
 
Fuente: elaboración propia 
º 
23 
 
Caribe (Carpha) 
- Instituto Meteorológico del Caribe 
(CMI) 
- Organización Meteorológica del 
Caribe (CMO) 
 
 
6.3. CORTE CARIBEÑA DE JUSTICIA 
 
i) Origen y funciones 
La Corte Caribeña de Justicia (CCJ) 
es la máxima instancia judicial de la región, 
resultado de un proceso que inició en 1970, 
cuando la delegación jamaiquina de la 
Sexta Conferencia de Jefes de Gobierno 
propuso dar forma a un Tribunal de 
Apelación del Caribe en sustitución del 
Comité Judicial del Consejo Privado (Privy 
Council), un órgano británico y con una 
institucionalidad de reminiscencias 
coloniales. La CCJ fue establecida el 14 de 
febrero de 2001, por acuerdo de los 
Estados miembro de Caricom, con 
jurisdicción internacional reconocida por 
otras organizaciones de derecho. El 
Convenio Constitutivo del tribunal entró en 
vigor el 23 de julio de 2003 y la CCJ fue 
inaugurada el 16 de abril de 2005 en 
Puerto España, Trinidad y Tobago. Pero la 
CCJ no es sólo el último peldaño judicial 
para los países de Caricom, sino que, a su 
vez, funge como tribunal de jurisdicción 
originaria, encargado de interpretar y 
aplicar el Tratado constitutivo de la 
Comunidad del Caribe. En cuanto a su 
jurisdicción de apelación, como mayor 
corte municipal de la región, la CCJ se 
aboca a considerar y decidir sobe 
apelaciones en materia civil y criminal ante 
los tribunales de derecho común en las 
jurisdicciones de los Estados miembro, 
pero sólo en aquellos que antes hayan 
aceptado el Convenio Constitutivo de la CCJ 
y abandonado el Consejo Privado británico. 
En lo referido a su jurisdicción original, la 
CCJ dispone la aplicación de normas de 
derecho internacional en relación con la 
interpretación y aplicación del Tratado. 
 
ii) Composición y competencia 
El cuerpo cuenta con seis 
miembros, incluido un presidente. Si bien 
Caricom firmó la constitución de la CCJ, no 
todos sus miembros remiten a esta corte: 
muchos siguen sin desvincularse del 
Consejo Privado de Londres como 
mecanismo de apelaciones. 
En julio de 2014, el presidente de 
Caricom, Gaston Browne, llamó a la plena 
incorporación de todos los países del 
bloque a la Corte. Hasta el momento solo 
tres países, Barbados, Belice y Guyana, 
asumen a la CCJ como tribunal de 
apelaciones. En enero de 2014, Dominica 
inició el procedimiento para desvincularse 
del Consejo. Se espera que Granada y 
Jamaica inicien un camino en ese sentido. 
En su intervención en la 35 cumbre anual 
de Caricom, Browne sostuvo que hasta que 
no se concrete la plena integración de 
todos los países en la CCJ no se logrará la 
"soberanía política definitiva" ni "el fin de 
cualquier vestigio de colonialismo". 
 
 
6.4. ORGANIZACIÓN DE ESTADOS DEL 
CARIBE ORIENTAL 
 
i) Origen y miembros 
Con el compromiso de siete países 
caribeños y la firma del Tratado de 
Basseterre, la Organización de Estados del 
Caribe Oriental (OECO) nació el 18 de junio 
1981, para “cooperar entre sí y promover la 
unidad y la solidaridad entre los 
miembros”. Fue otro efecto del colapso de 
la Federación de las Indias Occidentales y la 
sumatoria de independencias alcanzadas 
entre las antiguas colonias británicas. En su 
interior, OECO acoge a otros dos 
organismos preexistentes, sucesores de la 
Federación: el Consejo de Ministros de los 
Estados Asociados de las Indias 
Occidentales (WISA) y el Mercado Común 
del Caribe Oriental (CCME). WISA se 
constituyó en la secretaría central de OECO 
º 
24 
 
y el CCME, en su secretaría económica. 
OECO agrupa a nueve Estados. 
Miembros plenos son Antigua y Barbuda, 
Dominica, Granada, Montserrat, San 
Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San 
Vicente y las Granadinas, mientras que 
Anguila y las Islas Vírgenes Británicas son 
asociados. Estos dos últimos países, más 
Montserrat, son a su vez territorios del 
Reino Unido. 
En 2010, el Tratado de Basseterre 
fue revisado en la 51 Reunión de la 
Conferencia de Jefes de Gobierno del 
bloque. De allí surgió un acuerdo que 
“establece la Unión Económica de la OECO, 
haciendo posible la creación de un único 
espacio financiero y económico en el que 
los bienes, las personas y los capitales 
circulan libremente, las políticas 
monetarias y fiscales están armonizados y 
los países siguen adoptando un enfoque 
común para el comercio, la salud, la 
educación y la medio ambiente”. 
 
ii) Misión 
OECO busca contribuir “al 
desarrollo sostenible” de los integrantes 
del bloque, mediante “el apoyo a su 
inserción estratégica en la economía 
mundial y maximizando los beneficios 
derivados del espacio colectivo”. En 
concreto, el Tratado de Basseterre apunta a 
promover “la cooperación entre los Estados 
miembros y el nivel regional e 
internacional”; y “la unidad y la solidaridad 
entre los Estados miembros y defender su 
soberanía, integridad territorial e 
independencia”. Además, se propone 
“ayudar” a los países del Organismo “en la 
realización de sus obligaciones y 
responsabilidades para con la comunidad 
internacional; “tratar de alcanzar el nivel 
máximo posible de armonización de la 
política exterior entre los Estados 
miembros; adoptar posiciones comunes en 
cuestiones internacionales y establecer y 
mantener las disposiciones para 
representaciones conjuntas en el exterior 
y/o servicios comunes”. Otro objetivo es 
“promover la integración económica entre 
los Estados miembros” y lograr todos estos 
fines señalados “a través de sus respectivas 
instituciones, mediante la discusión de 
cuestiones de interés compartido, por 
acuerdo y acción común”. 
 
iii) Gobierno 
En cuanto a su gobierno, OECO 
cuenta con una multiplicidad de instancias. 
Tiene en su cima una Autoridad compuesta 
por los jefes de gobierno de los Estados 
miembro. Como órgano máximo, es 
responsable de la dirección general y el 
control del cumplimiento de las funciones 
de la Organización. La Autoridad tiene una 
presidencia rotativa de duración anual, 
siguiendo un orden alfabético, y mantiene 
dos reuniones cada 12 meses. 
El principal órgano administrativo 
es la Comisión de OECO, que comprende a 
la Secretaría Central –con sede en Castries, 
Santa Lucía– y al director General, 
responsable del manejo cotidiano del 
bloque. La Comisión hará recomendaciones 
a la Autoridad y el Consejo de Ministros en 
relación con la formación de leyes y 
reglamentos de la Organización. 
El Consejo de Ministros lo integran 
funcionaros que designa cada Estado y su 
función es tomar acciones a partir de las 
cuestiones planteadas por la Autoridad y, a 
su vez, hacerle recomendaciones. Por otra 
parte, el Consejo se encarga de examinar e 
informar sobre las recomendaciones de la 
Comisión. 
En cuanto a la Asamblea del 
Organismo, la componen representantes de 
los parlamentos y legislaturas de los 
miembros. Se encarga de considerar e 
informar a la Autoridad sobre cualquier 
propuesta de promulgar una ley y lo mismo 
hace con respecto al Consejo de Ministros 
sobre iniciativas de regulaciones remitidas 
al cuerpo legislativo. 
º 
25 
 
 
También existe un Consejo de 
Asuntos Económicos, compuesto por los 
ministros de esas carteras de cada Estado y 
guiado por el Protocolo de Unión 
Económica. 
 
iv) Moneda 
En uno de sus rasgos distintivos, las 
islas de OECO comparten una moneda 
única: el dólar del Caribe Oriental (ECD). 
Cada dólar americano vale 2,70 ECD. El 
Banco Central del Caribe Oriental (ECCB), 
como autoridad monetaria de los siete 
miembros plenos de OECO y de Anguila, 
supervisa el funcionamiento de la moneda. 
En el caso de las Islas Vírgenes Británicas, 
usan el dólar estadounidense. 
 
v) Justicia 
Los miembros de OECO comparten 
su propia Corte Suprema: el Tribunal 
Supremo del Caribe Oriental, que incluye al 
Tribunal Superior y al Tribunal de 
Apelación. En caso de apelaciones finales, 
la resolución queda en manos del Consejo 
Privado del Reino Unido. 
En enero de 2012, durantela 54 
Cumbre de la Autoridad de OECO, los 
líderes de los países miembros discutieron 
sobre la conveniencia de aceptar la 
jurisdicción de la Corte Caribeña de Justicia 
(CCJ), creada bajo la órbita de Caricom. 
Coincidieron en que, fruto de las diferentes 
normativas constitucionales en cada 
Estado, una adhesión simultánea al tribunal 
no era la mejor opción. Como resultado, se 
informó que “todos los países miembros de 
la OECO se han comprometido a adherirse 
a la jurisdicción de apelación de la CCJ en el 
menor tiempo posible y con este fin (…) se 
facilitará e intensificará la discusión 
pública”. 
 
 
6.5. PETROCARIBE 
 
i) Origen y composición 
Fruto de la iniciativa del presidente 
venezolano, Hugo Chávez, Petrocaribe, 
“Energía para la Unión”, nació con el 
objetivo de conformar un nuevo polo para 
el desarrollo petrolero, a partir del acuerdo 
entre el gobierno de Caracas y un grupo de 
países caribeños y de Centro América que 
obtienen el barril de crudo en condiciones 
de preferencia. El Acuerdo de Cooperación 
Energética Petrocaribe fue suscripto el 29 
de junio de 2004, durante el I Encuentro de 
Jefes de Estado y/o de Gobiernos del 
Caribe sobre Petrocaribe, celebrado en 
Puerto La Cruz. En esa oportunidad, el 
Acuerdo fue subscripto por 14 países: 
Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, 
Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, 
República Dominicana, San Cristóbal y 
Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las 
Granadinas, Surinam y Venezuela. Luego, 
con el ingreso de Honduras, Nicaragua, 
Guatemala y Haití, el organismo llegó a sus 
18 miembros actuales. La incorporación de 
El Salvador, si bien muy avanzada, hacia 
fines de 2014 aún no se había concretado 
en el parlamento de ese país. 
En su origen, bajo la impronta de 
Chávez, los Estados que constituyeron 
Petrocaribe se manifestaron “preocupados 
por las tendencias de la economía mundial 
y, particularmente, por las políticas y 
prácticas prevalecientes en los países 
industrializados que pueden conducir a una 
mayor marginación de los países del Tercer 
Mundo más pequeños y con economías 
más dependientes”. Una vez conformado, 
el bloque petrolero sentó sus bases en una 
serie de “principios políticos”: unión, 
solidaridad, cooperación, 
complementariedad, seguridad energética, 
desarrollo socioeconómico, empleo 
soberano de los recursos energéticos, 
visión conservacionista y mirada hacia el 
Sur. 
Como uno de los eslabones de la 
Alternativa Bolivariana para los Pueblos de 
Nuestra América (ALBA), el surgimiento de 
Petrocaribe supuso que Venezuela 
º 
26 
 
redefiniera su política energética, a través 
del fortalecimiento de la estatal PDVSA y la 
creación de la filial PDV Caribe SA. En el 
plano internacional, Petrocaribe sostiene 
una “visión solidaria, complementaria y 
unificadora, como mecanismo para liberar 
a los pueblos hermanos de las enormes 
dificultades de acceso a los recursos 
energéticos, que acentúan las 
desigualdades sociales y deterioran la 
calidad de vida”, con la mira puesta en 
“construir la soberanía y seguridad 
energética de los países miembros”. 
 
ii) Naturaleza jurídica y objetivos 
De acuerdo a los dos primeros 
artículos de su estatuto, Petrocaribe 
constituye “una organización 
intergubernamental de carácter 
permanente”, abocada a “coordinar las 
políticas públicas en materia de energía de 
los países miembros”, para así lograr 1) 
“minimizar el riesgo asociado con la 
seguridad de suministro de energía”; 2) 
“defender el derecho soberano de 
administrar la tasa de explotación de los 
recursos naturales no renovables y 
agotables”; 3) “minimizar los costos de 
transacciones de la energía” y 4) conseguir 
el “aprovechamiento de los recursos 
energéticos para solventar las asimetrías en 
el marco de integración regional”. Con ese 
objetivo, el organismo también se fija como 
meta 5) “crear mecanismos para asegurar 
que los ahorros derivados de la factura 
energética” conseguida por esta vía se 
empleen “para el desarrollo económico y 
social, el fomento de empleo, el 
incremento de actividades productivas y de 
servicios, de salud pública, de educación, 
de cultura, y de deporte”, para que “los 
beneficios derivados de Petrocaribe sean 
un aporte sustancial a la lucha contra la 
pobreza, el desempleo, el analfabetismo y 
la falta de asistencia médica”. 
 
iii) Gobierno 
A nivel interno, Petrocaribe tiene 
como órgano máximo un Consejo 
Ministerial, compuesto por los ministros de 
Energía de los países miembros. Se encarga 
de “delegar funciones y responsabilidades” 
entre las otras autoridades del bloque; 
“acordar y aprobar los tópicos de interés 
prioritario para la organización”; “ejercer la 
máxima instancia de rendición de cuentas” 
de la Secretaría Ejecutiva; y “acordar el 
ingreso de nuevos miembros”. El consejo 
debe celebrar cada año una reunión 
ordinaria –la VII y al momento última 
cumbre fue en mayo de 2013– y, de ser 
necesario, puede disponer encuentros 
extraordinarios –el II encentro de este tipo 
tuvo lugar en diciembre pasado–. En 
segundo orden de jerarquía aparece una 
Secretaría Ejecutiva, al mando del 
Ministerio de Energía y Petróleo de 
Venezuela y dedicado a “gerenciar y 
administrar directamente los asuntos de 
Petrocaribe”; “asegurar la ejecución y 
realizar el seguimiento de las decisiones 
adoptadas en el Consejo”; “establecer la 
prioridad de los estudios y proyectos 
definidos” por ese órgano y proponerle “la 
asignación de recursos para la conducción 
de los estudios que sean necesarios”. 
 
iv) Herramientas de Petrocaribe 
Para cumplir las metas de 
Petrocaribe, la estatal PDVSA creó PDV 
Caribe SA, su “filial de propósitos 
especiales”, encargada en esencia de 
“apoyar la planificación, organización y 
desarrollo conjunto de capacidades de 
transporte, recepción, almacenamiento, 
distribución y comercialización de 
hidrocarburos, a través de un suministro 
directo, seguro y confiable para los países 
caribeños y centroamericanos, con el fin de 
impulsar su desarrollo sustentable”. Entre 
otras tareas, también busca concretar la 
constitución de empresas mixtas y se ocupa 
de impulsar proyectos de infraestructura 
para el “manejo soberano de la energía en 
el Caribe y Centroamérica”, así como 
iniciativas sociales. Para esto, recurre al 
º 
27 
 
financiamiento de otra de las herramientas 
de Petrocaribe: el Fondo Alba Caribe, 
definido como “una de las puntas de lanza” 
de las acciones tendientes a “disminuir las 
grandes brechas de la exclusión, la 
inequidad y desigualdad social y económica 
de los pueblos, con esquemas de 
cooperación no tradicional que entiendan y 
aborden la pobreza como un fenómeno 
estructural y multidimensional”. El Fondo 
financia programas y proyectos sociales y 
de desarrollo económico mediante 
cooperativas y PyMEs. Petrocaribe informó 
que por esta vía ya lleva distribuidos U$S 
179 millones en 85 proyectos, en 11 países 
de la región; y otros U$S 29 millones de 
dólares en tres proyectos eléctricos. 
En cuanto a las mencionadas 
empresas mixtas que impulsa el bloque, 
desde el surgimiento de la iniciativa se 
constituyeron en nueve países miembros: 
Belice, Cuba, Dominica, Granada, Jamaica, 
Nicaragua, República Dominicana, San 
Cristóbal y Nieves, y San Vicente y las 
Granadinas. En cada caso, se conforman 
con acciones a manos de Venezuela y de 
los gobiernos locales. Petrocaribe asegura 
que esto facilitó que muchos Estados lleven 
adelante “proyectos de infraestructura 
energética que han consolidado 
paulatinamente el proceso de 
independencia energética regional”, sin 
perder el ya señalado enfoque social. 
 
 
7. MEDIOS E INTEGRACIÓN 
 
7.1. BREVE HISTORIA 
 
Los procesos políticos que vivió el 
Caribe encuentran su correlato en la 
historia de los medios de comunicación. De 
esta manera, es posible delimitar tres 
grandes momentos en la vida de esta 
subregión en que se generaron nuevos 
medios de comunicación: la primera etapa 
emancipatoria en el siglo XIX; una segunda, 
en la segunda mitaddel siglo XX; y la 
globalización digital de fines del siglo XX y 
principios del XXI. 
 El Jamaica Gleaner, de 
1834, editado en inglés, y el haitiano Le 
Nouvelliste, de 1898, en francés, son dos 
de los diarios más emblemáticos e 
históricos del Caribe, que sobrevivieron a 
todo tipo de catástrofes y aún son editados 
en papel. En el caso del periódico 
jamaiquino, debido a dos incendios en su 
planta de impresión, debió ser impreso 
temporalmente por el gobierno –incluso 
llegó a ser una empresa pública hasta que 
salió a cotizar en la bolsa–. Imprimió 
durante tres años el diario norteamericano 
The Miami Herald y hoy tiene ediciones de 
ultramar en Gran Bretaña, Canadá y 
Estados Unidos. En el caso del haitiano Le 
Nouvelliste, por el terremoto de 2010 
suspendió temporalmente su edición 
impresa y siguió saliendo en internet hasta 
que meses después logró volver a 
reeditarse. 
The Guardian, de Trinidad y 
Tobago; The Crusader, de Santa Lucía; The 
Vincentian, de San Vicente y las 
Granadinas; y The Chronicle, de Dominica, 
completan una larga lista de diarios y 
periódicos del Caribe, que marcan una 
tradición de la prensa de esta subregión, 
previa a la gran ola emancipatoria de 
mediados del siglo XX. 
Posterior a este proceso, quizá el 
medio más emblemático fue Caribbean 
News Agency (CANA), nacida en 1976 como 
una respuesta de los diarios y periódicos de 
habla inglesa de la subregión para dejar de 
depender económicamente e 
informativamente de la agencia británica 
Reuters. 
 Unos años antes en radio 
había nacido la Caribbean Broadcasting 
Union (que hoy tiene presencia en 18 
países). Y fue así que en 2000 estas dos 
entidades se fusionaron para formar la 
Caribbean Media Corporation, que desde 
Barbados presta servicios a los medios de 
comunicación de la subregión de habla 
º 
28 
 
inglesa. 
 
Pero si el camino que hicieron los 
medios de comunicación en los países de 
habla inglesa y francesa estuvo marcado 
por los procesos políticos nacionales y 
subregionales, la situación no fue distinta 
en los de habla hispana. Fue la Revolución 
Cubana la que le imprimió a los diarios una 
renovada importancia en la subregión, a 
partir de la creación de dos grandes 
medios: la agencia Prensa Latina (1959) y el 
periódico Granma (1965), destinados 
informar sobre las noticias de la región y a 
Cuba, respectivamente. 
Con una sección específica sobre 
Centroamérica y Caribe, Prensa Latina 
tiene desplegados corresponsales y por su 
caudal informativo se convirtió en un 
medio de referencia para las noticias 
regionales. 
La tercera gran ola de creación de 
nuevos medios de comunicación en el 
Caribe se produjo a partir de la 
globalización digital y la facilitación de las 
condiciones para tener portales online. De 
esta manera, se propagaron diarios que 
tienen escasas producción propia de 
contenidos, que se concentran en las 
noticias deportivas y el show business. 
 
7.2. INTEGRACIÓN Y COLONIALISMO 
 
Las relaciones internacionales de 
los países del Caribe aún están cruzadas 
por la historia colonial que muchos de ellos 
tuvieron y que algunos de ellos aún 
conservan. Los medios de comunicación no 
escapan a esa realidad y por eso del análisis 
del Documento de Trabajo “Integración y 
medios de comunicación” realizado por 
este Observatorio se desprende que 
bloques regionales como el Caricom ya 
están legitimados y ganan espacio en las 
noticias frente a las crónicas sobre Estados 
Unidos, Gran Bretaña y otros países 
Miembros de los Organismos Internacionales 
º 
29 
 
europeos, pero no así aún la Comunidad de 
Estados Latinoamericanos y Caribeños 
(Celac), Petrocaribe y Unasur. 
 Sin embargo, no es una 
realidad aplicable en forma pareja a todos 
los países de la región, sino más bien que lo 
que la caracteriza es la disparidad con que 
los medios de las diferentes naciones 
relatan o no con frecuencia lo que sucede 
en los bloques de integración regional. 
Mientras que a grandes rasgos los medios 
de Aruba, Puerto Rico, Barbados o Granada 
aún tienen una tendencia a mirar más 
hacia Estados Unidos y Europa, Cuba, Haití 
y Santa Lucía lo hacen más hacia 
Sudamérica. 
 De esta manera, es habitual 
que en el Barbados Today y Barbados 
Advocate salgan noticias sobre las 
predicciones económicas del FMI o los 
procesos políticos europeos y 
norteamericanos, o que en el Washington 
Post Granada –filial local de la cabecera de 
Estados Unidos– se reproduzcan íntegros 
editoriales escritos en Norteamérica. 
 En contraposición, por 
ejemplo, los medios relevados de Santa 
Lucía, reflejan un creciente acercamiento a 
los bloques de integración regional, frente 
a la habitual gravitación que tuvieron 
Estados Unidos e Inglaterra en esta isla de 
617 kilómetros cuadrados. En ese sentido, 
es interesante resaltar el reconocimiento 
de los medios al legado del ex presidente 
venezolano Hugo Chávez a partir de su 
fallecimiento, incluso por parte de aquellas 
líneas editoriales que no comulgan con el 
chavismo. 
Esa tensión entre las tradicionales 
relaciones internacionales de los países del 
Caribe y el espacio que se abre a partir de 
la consolidación de los bloques regionales 
se vio reflejada, por ejemplo, cuando St. 
Lucía News consignó que el Partido de los 
Trabajadores Unidos (UWP) pidió que el 
primer ministro, Kenny Anthony, diera 
precisiones sobre el acuerdo alcanzado con 
la Alianza Bolivariana porque, entre otras 
cosas “los miembros del ALBA han 
acordado apoyar a Argentina sobre las Islas 
Malvinas”. 
 
7.3. DEL CARICOM A LA CELAC 
 
Del citado Documento de Trabajo 
también se desprende que las menciones 
de los medios de comunicación respecto de 
los bloques de integración regional las 
encabezan Caricom y la siguen Petrocaribe, 
en particular por la participación 
económica que Venezuela le imprimió a 
este bloque en los diferentes países del 
Caribe. 
 La ideologización que 
algunos medios hacen de estas relaciones 
internacionales los lleva muchas veces a 
publicar los temas de Petrocaribe en la 
sección economía en forma positiva, 
mientras que en política se le hacen críticas 
a este tipo de integración. 
 En tanto, la realización de 
la Cumbre de la Celac en La Habana, Cuba, 
el 28 y 29 de enero de 2014, implicó que 
los medios de comunicación del Caribe le 
dedicaron un destacado espacio al bloque 
regional, en general con una visión de que 
se trata de una alianza estratégica para sus 
países. 
 En ese contexto, por 
ejemplo, el Jamaica Gleaner publicó13 un 
artículo del director del Consejo del Caribe, 
David Jessop, en el que afirmó: “A pesar de 
que la nueva agrupación ha sido defendida 
por los países latinoamericanos de 
izquierda, representa un deseo más amplio 
de establecer un marco político basado en 
las similitudes en el pensamiento entre los 
países miembros y el deseo de representar 
auténticamente los puntos de vista de los 
dos tercios meridionales del hemisferio a 
 
13
 Jamaica Gleaner. CELAC Offers New Strategic 
Possibilities. Consulta 3 de julio de 2015. 
<http://jamaica-
gleaner.com/gleaner/20140119/business/busin
ess84.html>. 
º 
30 
 
un mundo en el que la ubicación del poder 
ha cambiado significativamente en la 
última década”. 
 Además de aparecer en la 
página del Consejo del Caribe 
(www.caribbean-council.org), el artículo de 
David Jessop también fue publicado por 
otros medios de comunicación de la región, 
como Dominican Today, Barbados Advocate 
y Trinidad Tribune, entre otros. 
 Por su parte, el periódico 
haitiano Le Nouvelliste remarcó que los 33 
países miembro declararon la región como 
“zona de paz” en la que se renuncia al uso 
de la fuerza para resolver los diferendos 
limítrofes. No obstante, en Haití, la 
atención estuvo puesta en la controversia 
por el trato a los inmigrantes haitianos en 
República Dominicana, a partir de un fallo 
de la Corte Suprema de ese país. Fue 
entonces, que Le Nouvelliste destacó el 
apoyo

Continuar navegando

Materiales relacionados

111 pag.
El gran caribe completo 2

Vicente Riva Palacio

User badge image

Juan

21 pag.
ev 13537

Universidad Nacional Abierta Y A Distancia Unad

User badge image

Konny Pumarejo

292 pag.
conflicto_haiti

User badge image

Angel Ovalle