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Cultura política y análisis de la cultura política colombiana.
Ana Karina Hernández Monterrosa
Universidad de Córdoba
Constitución Política
G2
Andrés García
2022
La cultura política, desde un concepto más general, es el comportamiento de los ciudadanos respecto a los temas de índole política. Se tiene en cuenta la participación en política y el interés del ciudadano hacia lo que procederá en ese ámbito. 
Hay varios factores que nos ayudan a clasificar la cultura política en un territorio, pero los más destacables son el factor sociocultural y la interacción de los actores políticos con el pueblo. Por poner un ejemplo, la cultura política de un lugar de recursos escasos —donde la información puede ser tergiversada fácilmente o donde hay mayor susceptibilidad hacia los “trueques” o compra y venta de votos—, es muy diferente a la cultura de un lugar donde la información y los recursos están bastante cercanos a la comunidad. Con esto no digo que no haya excepciones de personas que aún teniendo la información ahí, deciden contribuir a la corrupción y que alguien que no tiene la información tan al alcance, sea critico y no se deje intimidar por el poder que tenga cierto partido en su territorio.
Con todo, la cultura política tiene un papel importante para el funcionamiento de la democracia debido a la relación entre la cultura y del desarrollo del poder político que se basa en las observaciones que se realizan a las élites políticas, sus valores y comportamientos, como también observa las conductas de la sociedad civil.
Situándonos en Colombia, se considera que la cultura política del ciudadano promedio es vacía, desinteresada, floja y se caracteriza por una cierta apatía a lo relacionado con política. Se le atribuye el termino de “cultura súbdito” por la desconexión latente que hay entre los ciudadanos y el Estado, los primeros adoptan una actitud pasiva cuando se trata de toma de decisiones, no se les ve motivados a participar activamente, son muy propensos a la abstención electoral y al clientelismo.
Hasta ahora tenemos que; los ciudadanos les dan el poder a las instituciones publicas de decidir por ellos de forma no literal, se dejan comprar o intimidar y así prevalece la ideología supresora que no hemos podido derrocar aún en la actualidad. Aquí entramos más a fondo en la abstención electoral y el clientelismo.
Para empezar, la abstención electoral es cuando el ciudadano voluntariamente decide no ejercer su derecho al voto y es una opinión que se pierde sea para bien o para mal. En Colombia, es muy común esta practica y cada vez se nota más la brecha entre el censo electoral y el número total de votos, ejemplo.
Entonces estadísticamente se tiene que más de la mitad de los colombianos habilitados para votar se abstienen de hacerlo en las elecciones presidenciales y analizando los datos de las encuestas de Cultura Política en Colombia realizadas por el DANE, se evidencia como más del 30% de los colombianos no se interesan por la política debido a la corrupción, falta de representación por parte de los partidos, no creen en la política ni en ningún movimiento de esa índole o simplemente no les interesa, teniendo este ultimo un porcentaje promedio de 35%.
Aparte de la abstención del voto, existe otro comportamiento en la cultura política colombiana que es el clientelismo. Se tiene que es una relación de intercambio entre políticos y ciudadanos, donde el político le ofrece favores materiales al votante para que lo apoye, esta definición cobija al clientelismo de necesidades y al clientelismo de compraventa. 
En el clientelismo de necesidades, el político realiza obras comunitarias como arreglo de vías, acueductos, centros recreativos o empleos a cambio de una cantidad de votos y se establece una relación a largo termino con el personaje o partido político. El clientelismo de compraventa es cuando el político compra el voto con dinero y no se establece una relación más allá del vinculo mercantil; este dinero con el que se compran los votos suele derivar del narcotráfico, empresarios y contratistas pudientes.
Aún así también hay otros dos tipos de clientelismo en los que no necesariamente se trata un bien material, estos son el clientelismo cultural y el patronal. El clientelismo cultural es más cuestión de sentido de pertenencia pues, aunque el político no ofrezca un bien material, sabe que tiene los votos en ese lugar y en el patronal se refiere a cuando los patrones presionan a sus empleados a votar por cierto movimiento político.
En resumen, la cultura política colombiana está llena de vacíos, carece de bases, abunda el desinterés y hay un evidente poco amor a la patria. 
Bibliografía.
Almond, G., y Verba, S. (1992): «La cultura política». En: G. Almond, R. Dahl, A. Downs, M. Duverger, D. Easton, M. L. Seymour, S. Verba, y A. Batlle (Ed.): Diez textos básicos de Ciencia Política. Barcelona, España: Ariel. p. 272.
De León, A. (2011): Penumbras y demonios en la política colombiana. Un análisis sobre clientelismo. Bogotá: Desde abajo.
Pamplona, M. J. y Piedrahita, P. (2020): Radiografía política de Colombia. Fundación Konrad Adenauer y CAEP. Disponible en: https://www.kas.de/documents/287914/0/ LIBRO+Radiograf%C3%ADa+Pol%C3%ADtica+We_opt.pdf/904b3b9a-9034-fc74-d27a-aa6914503ab7?t=1603897633612
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Restrepo, N. y Berrío, C. (2019): «El clientelismo en Antioquia: Sus redes clientelares y patronazgo feudal» En L. González: Clientelismo, patronazgo y corrupción en Colombia y México. Universidad del Norte. pp. 105-122.

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