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AMOR
PLATÓNICO
“Homenaje al Plato”
Amor Platónico
“Homenaje al Plato”
por:
Iñaki Sánchez
Gerardo Cambronero
José Luis Puerto
Antonio Pedraza Calderero
Miguel Pérez Villamizar
Ricardo Díaz Manzano
Fotografías: Iñaki Sánchez
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INTRODUCCIÓN
AÑO 2011-. Pasa la vida con el quebranto necesario y la risa debida… la sira es
lo que queda; sin lugar a dudas en todos los bolsillos hay un sitio para cobijarla; en los
nuestros es inquiera, se hace barro, cerámica cono árbol en primavera brotando con gene-
rosidad, como un deber impuesto por el tiempo en su pasar.
Siempre al aire, el sol, el agua, como un fruto generoso que nada exige sino una
mirada inocente, para seguir siendo.
Este año 2011 dedicamos un homenaje a la pieza más antigua de la humanidad:
“El Plato”, nació como sostén y avance del vivir de nuestros ancestros, fue compañero del
fuego, crearon el arte de cocinar, ¡que pasó al buen vivir!, aprovechando el entorno, degus-
tando todo lo que la naturaleza ofrece.
¿Cómo mirar un plato y no enamorarse? 
No para poseerlo sino para contemplar una y otra vez su suave curvatura, si es-
pacio finito pero inmenso… sonde albergar todos los esfuerzos cotidianos.
Así es el plato: río, mar, luna, sol. Por eso enamorándolos de ti platónicamente,
soñándote, (¡lo sabemos!) en nuestras manos imperfecto, pero muy bello para los ojos del
alma donde adivino tantas huellas, que me han y nos han hecho.
Hoy día del año 2011, alfareros de Salamanca te homenajeamos platónicamente,
tu bien lo sabes , fuiste, eres, serás nuestra pasión; fuego de nuestro espíritu, luz de nuestro
porvenir, así hoy te elevamos desde la siempre próspera tierra a todos los corazones que
como el nuestro te sienten hermano platónico plato amado.
ARBASAL. Agosto 2011
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Agradecimientos.
Gerardo, Iñaki, Manolo, Shin, Isabel, Copisa, Manuel y ARBASAL queremos agradecer
especialmente a los niños de 5ºC y 5ºB del C.E.I.P. “Pablo Picasso” de Carbajosa de la Sagrada
su participación en esta actividad. Igualmente agradecemos al director del colegio y al Ayto. de
Carbajosa las facilidades prestadas para llevarla a cabo. Finalmente agradecemos su asistencia
a todos los niños, padres y madres, profesores del centro y asociación ASPACE, y a todas las
demás personas que con su presencia nos arroparon.
Nuestro agradecimiento… 
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Cosmos y ofrenda: el plato
JOSÉ LUIS PUERTO
El plato es cosmos y ofrenda, es fuego y es agua. Es, antes que otra cosa, obra humana
conseguida y, por ello, obra duradera, pese a su carácter tan frágil.
Naturaleza, proceso de elaboración, cultura
Su naturaleza exige y requiere la extracción y tratamiento de la tierra, del barro; las
manos del alfarero que, en el torno, le dan forma; y esas mismas manos, u otras muy cercanas,
que lo vidrian y decoran.
Requiere del agua, del horno y del fuego, pero antes del aire y del sol, para secar su
materia, aún húmeda y recién torneada, antes de entrar en la cerrada cúpula, para ser configurado
por las brasas y llamas.
Porque, en definitiva, el plato es un hecho de cultura; cultura material, pues requiere de
la materia y ocupa lugar y espacio, al tiempo que necesita de unas tecnologías (el torno y el
horno, además de diversos utensilios); pero, al tiempo, cultura inmaterial y psíquica, ya que es el
producto –con sus formas, líneas, decoraciones...- de una configuración dilatada y transmitida a
lo largo de los siglos de unas manos a otras, de unos alfareros a otros, de unas a otras culturas.
No hay civilización, no hay cultura, que desconozca la alfarería, la cerámica, en un mo-
mento u otro de su historia. No hay, en definitiva, civilización, cultura, que desconozca el plato.
Diríamos que este objeto alfarero y cerámico tan hermoso, tan decorativo y, al tiempo, tan prác-
tico, es el emblema mismo de la alfarería y de la cerámica.
Simbolismos del plato
Su forma circular prefigura, simbólicamente, el cosmos, lo redondo, lo conseguido, la
bóveda celeste, lo cerrado y lo pleno. Lo redondo –que tal es la forma del plato- nos lleva a lo en-
simismado, a lo recogido en sí mismo, a lo que ya no necesita nada, tan perfecta es su forma.
De ahí, el simbolismo de perfección y de armonía que, al tiempo, su contemplación nos trans-
mite.
El francés Gaston Bachelard, en su libro La poética del espacio, reflexiona sobre las
significaciones de lo redondo y, entre otras cosas, afirma: "las imágenes de la redonde absoluta
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nos ayudan a recogernos sobre nosotros mismos, a darnos a nosotros mismos una primera cons-
titución, a afirmar nuestro ser íntimamente, por dentro. Porque vivida desde dentro, sin exteriori-
dad, la existencia sólo puede ser redonda." Tales palabras vienen muy bien a cuento a la hora de
atribuirle al plato y a su redondez significaciones simbólicas.
Lo redondo nos llama, en definitiva, a una cierta idea de permanencia, es imagen de
concentración, de unidad, de plenitud. También nos lleva, en el caso del plato, a otros sentidos,
como son, por ejemplo, lo de la esencialidad, los de la eliminación de todo lo anecdótico.
Si recurrimos a otro teórico de la simbología, como es Juan-Eduardo Cirlot, éste nos dirá que el
círculo o disco –y aquí, el plato- es emblema solar, tiene correspondencia con el número diez
(retorno a la unidad, tras la multiplicidad), por lo que simboliza el cielo y la perfección, a la vez
que la eternidad, e incluso la totalidad.
Contemplación y ofrenda
Y, también, cuando vemos el plato sobre la
mesa, ya sea vacío o ya lleno de frutos y de viandas, es
un hermoso emblema de la ofrenda.
Porque el plato es recipiente para dar y ofrecer,
a los dioses, a los otros. Es recipiente para compartir.
¿Habéis visto una imagen más hermosa que la de un pan,
una hogaza, sobre un plato, en la quietud circular de un
plato? Naturaleza muerta sobre la tabla, sobre el ara o
altar, pues toda mesa es prefiguración de un altar; y todo
altar, emblema de ofrecimiento. Porque una de las imáge-
nes más conseguidas del hombre, del ser humano, es la
imagen que nos lo muestra como dador.
También, desde muy niño, el plato me llega a tra-
vés de otra imagen. Veo alineados los platos en las baldas
o estantes de un mueble empotrado en la pared de la sala,
o elaborado de tablas y arrimado a un muro de la cocina
–en ambos casos, reciben el nombre de plateros (muebles
para contener los platos); los veo alineados –digo- en el
platero, y configurando –a través de sus colores, formas
y decoraciones- un cosmos de belleza, de los más her-
mosos que ha sido capaz de crear el ser humano.
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Y esa contemplación, desde muy niño, me ha sido muy beneficiosa, pues ha configurado
mi alma y mi sensibilidad, al tiempo que –pues no hay belleza sin dignidad- ha fortalecido mi ac-
titud, mi temple moral a la hora de estar en la sociedad y en el mundo.
Cultura peninsular del plato
No podemos trazar en estas líneas una arqueología del plato. Habríamos de disponer
de un espacio más dilatado. Pero sí hemos de indicar –porque es así- la variedad, riqueza y be-
lleza de sus manifestaciones en la Península Ibérica.
Ya sea elaborado en los alfares más humildes, con sobriedad esencial, sin apenas de-
coración, o con muy escasas líneas e incisiones, o ya creado en talleres cerámicos de prestigio,
con decoraciones complejas y vidriados, el plato cuenta desde antiguo en nuestro territorio pe-
ninsular, con manifestaciones y ejemplares soberbios, dignos de figurar –como, de hecho, lo
hacen- en algunos de los mejores museos del mundo, dentro del apartado que en ellos se dedica
a las artes decorativas.
Los antiguos talleres cerámicos andaluces (Triana, Granada),aragoneses (Teruel, Vi-
llafeliche, Muel), levantinos (Manises, Alcora), castellanos (Talavera y Puente del Arzobispo) o
catalanes (Manresa, Barcelona, Reus...) han producidos platos que, en el caso hipotético de que
pudieran unirse ejemplares de todas sus épocas y series constituirían un maravilloso museo,
pues configuran un imaginario icónico de una gran belleza.
En tal corpus de platos, es llamativa ya, por ejemplo, la variedad de sus coloraciones:
las diversas tonalidades de azules (ese “mítico” azul cobalto, y otros, no menos hermosos), los
dorados, los verdes y morados oscuros, los naranjas y manganesos, las policromías..., en fin,
toda una lujuria cromática para los ojos y para el ánimo.
Pero, si recurrimos a los motivos decorativos, aquí ya nos perdemos. Tendríamos que
recurrir a una enumeración sin fin, que, sin embargo, es preciso acometer, para percibir la ampli-
tud de las iconografías de los platos peninsulares (no podemos –y hemos de advertirlo ya- abordar
aquí la extraordinaria y valiosa cerámica portuguesa).
Así, en líneas generales, dentro de las decoraciones de nuestros platos, nos encontra-
mos, a grandes rasgos, las de tipo geométrico, vegetal o fitomorfo y, en tercer término, animal y
humano.
Sin embargo, hemos de realizar, a modo de pequeño muestrario, una enumeración de
algunos de los motivos decorativos de los platos peninsulares. Y hemos de comenzar por los que
aparecen en sus ruedos, fondos o centros. Y, así, por ejemplo, nos encontramos con:
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Sardana; cabezas humana y figura o figuras humanas; figura humana con peces; mano de Fá-
tima; escenas de diversos tipos (marinas: embarcación, con el mar y peces; caballerescas: San
Jorge a caballo, introduciendo la lanza en la boca del dragón; de caza: toro acosado por un perro,
caballero con un arco en pos de un animal; etc.); hombre y mujer ante el árbol de la vida; arqui-
tecturas (torre de castillo y otras muchas); animales: pájaros o aves, peces, ciervos, el ciervo y
el bosque, conejos y liebres, pez con rama saliendo de la boca, jabalíes...; animales fantásticos,
esto es, bestiarios: dragones alados y otros varios; motivos vegetales; figuras geométricas (gran
variedad); geometrías y escudos; figuras heráldicas; águila heráldica; ángeles (de diversos tipos;
por ejemplo y, entre otros, el ángel portaestandarte), motivos religiosos; caligrafías e inscripciones
(IHS, letras, que ocupan todo el ruedo, a veces coronadas...); decoraciones heráldicas o figura-
das: bustos de guerreros, a lo romano, género italiano que también se tomó por modelo en Tala-
vera y Sevilla; figuras de cuerpo entero: soldados, mujeres; bustos de ángel; animales (perros,
liebres, conejos); escudos con emblemas y cimeras; etc.; a veces, piezas fechadas; piezas con
leyenda... y tantas tipologías difíciles de incluir en una enumeración como la que acabamos de
realizar.
También aparecen en determinados platos elementos cosmológicos como el sol o la
luna, posiblemente influidos por los repertorios de grabados populares, que aparecen, por ejemplo
en las auques o aleluyas catalanas llamadas del sol y de la luna.
Esto en cuanto a los ruedos, centros o fondos de los platos. Pero no habríamos de olvidar tam-
poco los bordes, aleros o cenefas de los platos, marcados también con diversos motivos deco-
rativos, de los que vamos a citar algunos cuantos.
Así, nos encontramos, dependiendo de la localización geográfica de las lozas, con ce-
nefas de eses, hojas-alas, palmas, o rayas y puntos, en Teruel; en la también aragonesa localidad
de Muel, con cenefas geométricas; con otras de enrejado, en Villafeliche. En Cataluña, con orlas
como las de la mazorca, de flores (margaritas, sobre todo), de ondas, vegetales en grupos sepa-
rados, de la butifarra... En Talavera y Puente del Arzobispo, con mariposas junto a motivos vege-
tales intercalados (en la popular serie de las mariposas); con cenefas constituidas por un rombo
cuadriculado y un elemento caligráfico en forma de ese (en la famosa serie tricolor); con orlas de
hojas de palmas (en la serie chinesca o de la golondrina); con hojas de helechos; con guirnaldas
y pabellones, por una parte, y la “puntilla Berain” (ambas con influencia de Alcora). O ya, si pa-
samos a Triana, en sus populares lebrillos decimonónicos, con retícula o red de rombos de línea
zigzagueante.
A partir de las enumeraciones de elementos decorativos, podemos percibir la variedad
y riqueza de los platos antiguos españoles, que, en muchos casos, aparte de un valor de uso, lo
han tenido, también y desde hace tiempo, de tipo decorativo.
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Platos salmantinos
¿Y los platos salmantinos? ¿Qué podemos decir sobre ellos? Si podemos establecer
la distinción entre alfarería (para aludir a las creaciones a partir del barro más “rústicas”) y ce-
rámica (cuando tales creaciones son ya más “elaboradas”), tendríamos que decir que la pro-
ducción artesanal (palabra que no nos gusta; preferimos la denominación de arte popular)
salmantina a partir del barro pertenece más bien al ámbito de la alfarería.
Y, en esta producción, ¿hay muchos platos?, ¿predominan los platos? Por lo que
hemos visto y conocemos desde que éramos niños, estaríamos tentados a decir que las piezas
más abundantes son los pucheros y las cazuelas, así como las cántaras y barriles o botijos.
Si consideramos la cazuela como un plato hondo, entonces sí que tendríamos que
decir que hay platos. Recordamos, en particular, la belleza de las cazuelas de Alba de Tormes,
con sus decorados geométricos y vegetales (esas hermosas hojas de Alba, en ocasiones de
helecho) en los bordes, y un antropónimo femenino en el centro: “María”, “Dolores”, “Julia”... Y,
en cuanto a iconografía decorativa de nuestras alfarerías, también son muy hermosos y signi-
ficativos los temas decorativos de los barros de Cespedosa de Tormes, con ramas, pájaras, o
iniciales de nombres.
Luis Cortés, en su ya mítica obra sobre La alfarería popular salmantina (1953, el año
de nuestro nacimiento) habla de cinco tamaños de platos en las alfarerías de nuestra provincia.
En la parte iconográfica del libro, apenas aparecen platos, pues lo que producían predominan-
temente nuestros alfares tradicionales salmantinos eran cazuelas, que tenían, sin duda, más
demanda. Recordamos cómo, de niños, las comidas familiares en la Sierra de Francia se hacían
en una honda cazuela, puesta en el centro de la mesa, a la que acudían los comensales con
sus respectivas cucharas. Y aquel entrar y salir de los brazos y las manos, con las cucharas
empuñadas, suponía, al tiempo e imperceptiblemente, un rito de vinculación familiar, ¡y de su-
pervivencia campesina! Así, la perspectiva de las cazuelas como humildes y franciscanos platos
populares es muy vibrante y atractiva para nosotros.
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El plato como jardín
Todo lo dicho hasta el momento son sólo sugestiones en torno a la figura del plato, em-
blema –para nosotros- de lo que son la cerámica y la alfarería.
Cuando, de muy niños, dormíamos en La Alberca con Pablo, nuestro abuelo materno,
en una alcoba de la sala, tras rezar las oraciones y antes de que nos apagaran la bombilla accio-
nando la pera, contemplábamos fascinados –pues las cortinas estaban corridas- el platero de la
sala con sus golondrinas, sus palmas, sus helechos, sus adormideras, sus pinos, sus castillos y
edificaciones, sus animales fabulosos enmarcados por un delgado círculo, sus anagramas reli-
giosos, y todo nos llamaba la atención: las figuras y colores, las composiciones y los trazos, en
definitiva, la vida recreada que latía en aquellos platos.
Y nos parecía estar contemplando todo un microcosmos, todo un jardín, a nuestra dis-
posición en cadaanochecer. E igual que el círculo remite, en el fondo, al tiempo cíclico, aquella
contemplación tenía para nosotros un ritmo cíclico también, pues sucedía noche tras noche. Y
educaba nuestra sensibilidad. Y, desde la pobreza, nos regalaba un cosmos de cultura y de be-
lleza, que venía de muy antiguo, y que se nos ofrecía y se nos daba, pidiendo tan sólo nuestra
atención y nuestro asombro.
Ahora lo entiendo, después de tantos años. Aquellos platos eran para mí, noche a noche,
cosmos y ofrenda.
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Un Plato, Todo Un Señor.
ANTONIO PEDRAZA CALDERERO
Afanábase mi abuela en preparar por la mañana la migada que nos hacía a cada uno
para la cena. Mi abuela era amiga de buena lumbre y de cacharros de barro. Siempre llamaba
plato a todo cuenco de menor hondón y boca más amplia, aunque tuviera una altura considera-
ble.
Era todo un ritual. Sacaba un paño blanco como la nieve, cogía la hogaza apoyándola
sobre su pecho y con un cuchillo tropezón, cortaba y arrancaba trozos de pan hasta llenar el
paño. Repartía a envuelzas las migas entre los platos y los bañaba con aquella leche de entonces.
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A continuación los metía en la fresca despensa, ordenándolos en el basar.
A la hora de comer, generalmente plato único, volvía a usar otro de esos cuencos de
una respetable capacidad.
Yo mantuve siempre la duda razonable de si aquellos platos no tenían la categoría de
cazuela, pero, como era niño concedí a mi abuela el don de la sabiduría y lo acepté, aunque se
me antojaba que el hábil cacharrero debía de ser hombre de buen comer, porque aquellos platos
hacían una señora ración.
Reconozco también que en mis dudas pudo influir el hecho de ser un poco escogen-
cioso, comisque, inapetente, que diríamos ahora, por lo que aquello, hacíaseme demasiado para
mi pequeño estómago, de forma que en muchas ocasiones me obligó a correr hacia el portalón
que daba al corral, con dientes y labios apretados, para contener mi volcán interior.
He de contar que, como es normal, mi abuela también usaba cazuelas y pucheros de la misma
materia, y ambos tenían un poco más de empeño, otra clase: una mayor altura y algún distingo
en forma de original ornamento.
Los años han ido cambiando muchas cosas, entre ellas los platos y las formas de comer.
La experiencia acumulada me dice que aquel plato de barro, cercano a la cazuela, era todo un
señor plato, porque aceptaba de buen grado dos o tres cucharones o estrelladeras.
Sé también que no era de la finura y delicadeza del plato actual, en especial, del plato de postín,
del plato estrella, de algún que otro restaurante, y me refiero aquí al recipiente. Aquel humilde y
sincero plato no se daba ninguna importancia, tenía perfectamente asumido que debía quedar
en el anonimato, que estaba al servicio del contenido y hacerle los honores.
Hoy te ponen delante un plato y te quedas con la boca abierta y los ojos desorbitados. Empieza
un espectáculo digno de ver, tanto o más que de degustar. Ahí, ante ti, se presenta, con un diá-
metro colosal, imponente, como ruedo de plaza de toros, y en los terrenos apropiados, medidos,
estratégicos, cual toro y torero en magnífico volapié y en la misma proporción de medidas, la ex-
quisitez.
Tú, de nuevo dubitativo, miras, mides y sopesas si compensa arriesgarse a cruzar todo
ese desierto blanco hasta llegar a la minúscula degustación, pensando ya, cómo calmar a ciertas
papilas gustativas que, por mucho que se esfuercen, no llegarán a degustar nada, porque aquello
no da para todas, pero el plato, ¡vaya señor plato!.
¿Qué puedo decirte, amigo del plato y del barro? Soy un nostálgico. Sigo prefiriendo
aquel cuenco, de barro, de mi abuela, aunque todavía me quede la duda si era plato o cazuela.
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ANTONIO PEDRAZA CALDERERO
¿PLATO JONDO O PLATO LLANO?
- Mujer, pensaba preguntar el porqué
me pones en plato plano,
ese pote que parece un té
de pulcra tarde de piano.
Por preguntarte andaba yo, Paco,
si se podrá con el mismo pernicote,
preparar todo el año espeso pote,
por muy puro que fuese el marrano.
Tú, Petra, siempre tan perspicaz,
ya ves, prefiero el plato jondo,
es algo personal, propio, particular,
pago apuesta si no percibo el fondo.
¿Tú así? - Pillar quiero yo un pollo,
un pavo, una palometa u otro pescado,
una paga pa unas papas, sin tanto rollo,
u otro pernicote un poco menos usado.
Con cinco panes y dos peces
prodigio hizo el pobre pescador,
con este pernicote y muchas preces,
me estás pidiendo portento mayor.
Jondos me place presentar, y repletos,
que los platos planos son para postres,
pero sería pecado, parados tenerlos,
porque no podamos pasar del pote.
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GERADO CAMBRONERO
La luna cuando se llena, una vez cada mes, más o menos, es un plato luminoso, pur-
púreo, resplandeciente en la noche.
Los pájaros la sueñan pozo de agua fresca y cristalina; queso fresco los gatos; amiga
los perros, a la que ladran penas y alegrías; para los solitarios, un sueño, después de pasear
entre estrellas.
Los niños se sienten astronautas acariciando su cabellera para descubrir entre sus
manos perlas que sanarán al mundo de tristezas y obligaciones aburridas.
Los alfareros imitan una y otra vez su circular perfección, sus manos aman tanto su pla-
teado cuerpo, que invocan a los duendes del viento para saldar deudas con ella, dueña de la
noche, de mes en mes, más o menos, cuando es un plato encendido y luna amiga: forma del
amor, para que la vida no duela.
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GERADO CAMBRONERO.
Tu Luna yo Plato.
No es justo, lo siento, no es justo. Eres el paraíso de los sueños, Luna. Todos te llevamos
prendida a la solapa como a una primavera sin alergia; reinas en las sombras de la noche como
un sol en verano, pero no hieres; eres una caricia piadosa para los vencidos, siempre, tú, Luna
presente con la humildad del que conoce su destino.
Yo plato, redondo como tú, necesario más que tú; yo realidad; tú fantasía; hijo de tu
forma plena; sin embargo, olvidado en los rincones de casi todos. Me explico, soy usado para
servir y saciar con absoluta indiferencia. El tiempo me retira golpeado, envejecido; con suerte
contendré el agua de los tiestos, evitando males y molestias.
No es justo, Luna, pero no te envidio; te espero, como siempre, redonda, lúcida, bella.
Yo nací de un hombre que habitó en ti. Con tu luz coció mi forma, la hizo rodar entre los hombres,
que hasta mi llegada eran toscos, comían con los dedos; descubrieron el arte de cocinar. Fui su
aliado generoso…
El tiempo pasa; hoy sigo siendo útil, pero indiferente a los ojos; válido, es verdad, valgo
para lo esencial, ¿hay algo más esencial que comer? Sin embargo, mi forma, mi color, para casi
todos, es indiferente. ¡Hasta hay veces que me sustituyen por plástico! Yo, pura tierra, sufro; pero
no me quejo; quedan geranios agradecidos para usarme conteniendo su necesaria agua y hay
días en que hasta los gorriones se acercan y beben, y ya en el aire me cantan agradecidos.
Yo plato, Luna, agradecido, también espero la noche de la plenitud y miro tu belleza tan
cercana a mí. Te contengo en el espejo de mi agua, te acaricio y me siento tierra elevada, vestida
por el fuego como una estrella, para estar, como siempre, cerca de ti. ¡Qué vida! ¡Tú Luna, yo
plato!
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MANUEL
Y el niño juega y crea con el barro en el patio de la escuela. Construye su mundo y el
nuestro con la tierra y el agua, el aire fresco de la mañana y la caricia del sol. Y sus risas, sus
movimientos ysus gestos inundan de poesía su vida. Le falta la palabra que describa su satis-
facción, su creación. Nos prestan las palabras otros niños de ayer; nos prestan sus manos
otros niños de ayer. Hacemos nuestro ese préstamo con la intención de que siga corriendo de
niño en niño, de hombre en hombre, de tiempo en tiempo. El artesano, el escultor, el pintor y el
poeta perviven en la tierra, el agua, el aire, el fuego… y el tiempo. El niño construye obras efí-
meras que duermen eternamente en la memoria. Capta la poesía que existe en cada acto de
un hombre que pretende crear un mundo mejor con sus manos, su palabra o su corazón. Y
despierta, juega, crea, olvida… y recuerda. Las manos hablan y las palabras esculpen y mol-
dean sueños y realidades de ayer y de siempre.
Cada plato lleva un mensaje y la tierra nos cubre y nos recrea, mientras la luna ob-
serva y el niño juega.
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LUNA Y EL PLATO. DIÁLOGOS
JOSÉ HIERRO
Pandereta de siglos para dormir al hombre
preso en el corazón mudo del universo.
Media manzana de oro para que el niño coma
hasta sentirse eterno.
____________________
Duerme. Ya tienes en tus manos
el azul de la noche inmensa.
No hay más que sombras. Arriba, luna.
____________________
La noche es bella, está desnuda,
no tiene límites ni rejas.
No es verdad que tú hayas sufrido,
son cuentos tristes que te cuentan.
Tú eres un niño que está triste,
eres un niño que no sueña. 
____________________
El agua aquí, estancada.
Y yo al agua me asomo.
Me veo como siempre,
reflejado en el fondo.
Pero hay cosas que no mueren
y otras que nunca vivieron.
Y las hay que llenan todo
nuestro universo.
Y no es posible librarse
de su recuerdo.
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No era la música divina
de las esferas. Era otra
humana: de aire y agua y fuego.
____________________
La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar.
____________________
Imaginar, recordar…
Hay un momento que no es mío,
no sé si en el pasado, en el futuro,
si en lo imposible… Y lo acaricio, lo hago
presente, ardiente, con la poesía.
____________________
Quizá no fueron creaciones tuyas,
sueños de ti, barro en tus manos,
sino sombras errantes que pasaban
desvaneciéndose a su paso.
____________________
No dejó un hueco irremplazable
en el mundo. Quebró su muerte la perfección universal.
Muy pocos lo advirtieron. Recordarán algunos
de tarde en tarde, y sin dolor, que ya no existe.
Los menos que la lloran la olvidarán también.
____________________
Hablo con la humildad,
con la desilusión, la gratitud
de quien vivió de la limosna de la vida.
Con la tristeza de quien busca
una pobre verdad en que apoyarse y descansar.
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Despídete sombra…
MIGUEL PÉREZ VILLAMIZAR.
Un hombre barre la acera
Enciende el sol
Riega los geraneos,
Despídete sombra…
Otro hombre 
Abre su tienda,
El corazón se alimente
De tantas cosas…
Los ojos hablan tanto…
Mientras…
Surgen las palabras, 
Esa vieja creencia
(la realidad).
Degusto el barro
Amasando con agua y sueños.
Despídete sombra
Un pato me sirve
Mi nombre y mi nombre
Brindando su belleza
Como el amor 
Sin medida.
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CLAUDIO RODRÍGUEZ
Como si nunca hubiera sido mía
dad al aire mi voz y que en el aire
sea de todos y la sepan todos
igual que una mañana o una tarde.
____________________
¡Dejad de respirar y que os respire 
la tierra, que os incendie en sus pulmones
maravillosos!
____________________
Estos niños que cantan y levantan
la vida
en los corros del mundo
que no son muros sino puerta abierta
donde si una vez se entra verdaderamente
nunca se sale,
porque nunca se sale del milagro.
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Aquí no hay cerraduras,
ni clavazón, ni herrajes,
ni timbres, ni aún ni quicios,
sino inocencia, libertad, destino.
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Y para ver hay que elevar el cuerpo,
la vida entera entrando en la mirada
hacia esta luz, tan misteriosa y tan sencilla,
hacia esta palabra verdadera.
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LEÓN FELIPE
Me voy porque no hay caminos para mí en el suelo.
Salí del agua, he vivido en la sangre
y ahora me espera el Viento
para llevarme al sol…
Salí del mar… y acabaré en el fuego.
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SHIN MARUYAMA
Escribí Kanji:los que me gustaba.
心(corazón)、誠実(sinceridad)、信念(convicción)、行動(acción)、精進(asiduidad)、
忍耐(paciencia)、人間(ser humano)、革命(revolución)、社会(sociedad)、平和(paz)、
太陽(sol)
“DEPENDE DE MI”
Si cambia el corazón
cambia la acción.
Si cambia la acción,
cambia el medio ambiente.
Si cambia el medio ambiente,
cambia la personalidad.
Si cambia la personalidad,
cambia la vida cotidiana.
Si hay rectitud,
habrá belleza en el corazón.
Si hay belleza en el corazón,
habrá armonía en el hogar.
Si hay armonía en el hogar,
habrá orden en la nación.
Si hay orden en la nación,
habrá Paz en el mundo.
Daisaku Ikeda
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RICARDO DÍAZ MANZANO
El artesano alfarero pedaleaba su torno al tiempo que sus sensibles manos modelaban,
exquisitas, el amorfo barro; tornándose belleza y expresión.
Loa últimos rayos de son penetraban por la ventana, pasándose en la colección de platos que
descansaba en las repisas del taller.
El pequeño Benjamín, a fuera, observando el cielo próximo al ocaso, entró y preguntó
al padre, ensimismado éste en su trabajo: “Papá, ¿tú crees en los extraterrestres?” “Claro que
sí, hijo, de hecho, tu abuelo tuvo contracto con uno de ellos; justo mientras trabajaba en su torno,
una tarde similar a ésta” le desconcertó el padre. “¿Te estás burlando de mí, papá?” inquirió Ben-
jamín, no tomándolo en serio. “¡No, hijo mío! Siéntate y te contaré” a lo cual el pequeño tomó un
austero asiento y se le acercó:
“Estaba mi padre trabajando con el torno en unos futuros platos preciosísimos (yo aún
no había nacido) que le había encargado una famosa fonda cuando, tras un seco estruendo lle-
gando de fuera de la casa, una cegadora luz habitó por doquier. Cuando hubo vuelto la visión de
cuanto había, salió mi padre del taller atónito, se encontró frente a un enorme aparato espacial
(cinco veces el tamaño de la vivienda) en forma de plato y con un ser semejado a los humanos.
¡Ya te puedes imaginar la impresión y hasta el trauma de tu abuelo ante tal acontecimiento! Des-
pués que mi padre hubo recobrado la compostura, estuvieron charlando durante horas (aquel
extraño ser dominaba todos los idiomas de nuestro planeta); pero, lo que más le impresionó a tu
abuelo, de todo lo que le contó es extraterrestre, fue lo relacionado con su profesión (mi profesión
y espero, la tuya). El anómalo ser le hacía saber que habían estado observando nuestra evolución
durante milenios. Todos nuestros avances, pero, lo que más le llamaba la atención era la profesión
de alfarero; con el trascurrir del tiempo no había sufrido prácticamente cambios. ¡Y lo más incre-
íble viene ahora, hijo mío! La mayoría de los avistamientos habla de aparatos en forma de platos
o platillos. Según el extraterrestre, éste el tributo que se honran en hacer en su planeta cuando
vienen a visitarnos; recordando el trabajo del alfarero cuando del simple barro crea, en este caso,
un hermoso y útil plato: sus naves en tal forma”.
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Pobreza extrema bajo el techo improvisado.
RICARDO DÍAZ MANZANO
Raciones divididas hasta el punto de desaparecer. Los niños han perdido las fuerzas
para llorar. El hambre agudiza al ingenio, pero a la madre no se le ocurre nada.
El padre aún cree en la magia.
Un austero armario en la casa de papel, atesora los platos de porcelana, platos cón-
cavos decorados en blanco y azul, hermosos en su totalidad… pero vacíos. Platos vados,
llanos, como el campo recién segado, vacíos.
El padre aún cree en la magia.
Ojos infantiles, iluminados, nadan en lágrimas de alegría.
Platos cóncavos decorados en blanco y azul, hermosos en su totalidad… pero llenos.
Platos vados, llanos, llenos del fruto de los ahora campos recién segados.
Un austero armario, en la casa del papel, custodia la magia, atesora los platos de porcelana. 
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GERARDO CAMBRONERO
Riela, la luna placida de agosto,
en un cielo perfumado y dulce;
como el sake del olvido.
Calmas el corazón
embravecido por tantas ausencias;
por no ser
o por ser solo en sueños.
Besarte tierra del mundo;
agradeciendo tu ser,
distante,
cercano
palpitante siempre.
¿para que el tiempo y la distancia?
tu palpitante, hablando siempre hablando;
con tu mineral silencio.
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PARTICIPAN EN LA ExPOSICIÓN:
REYES ASENSIO.
MANOLO CALVO RODERO.
JERÓNIMO CALVO RODERO.
GERARDO CAMBRONERO.
BERNARDO PéREz.
TOMAS PéREz.
IÑAKI SáNCHEz.
OSCAR DUEÑAS.
VICTOR DUEÑAS
IÑIGO DUEÑAS.
HERMANOS HERNANDEz.
POLL MONTERO
ISABEL ROBLEDO
DIEGO MUNUERA BASSOLS
JESúS
SHIN MARUYAMA
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ARBASAL 
(ARTESANOS DEL BARRO DE SALAMANCA)
CRISTO DE LOS MILAGROS 1 BAJO N
37001 SALAMANCA
TELF 923 267 854
www.ARBASAL.COM
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