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ACTO DE REPARACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA ¿CÓMO PRACTICAR LA DEVOCIÓN? Los actos de piedad cada primer sábado de mes son: 1. Confesarse (de preferencia ese mismo día o unos días antes), 2. Comulgar, 3. Rezar el Rosario completo y hacerle compañía a María al menos 15 minutos, meditando los misterios del Rosario. (la tercera parte del Rosario -5 misterios) ¿QUÉ OBTIENE QUIEN PRACTIQUE ESTA DEVOCIÓN? La Virgen María promete a su hijo “asistirle en la hora de su muerte con las gracias necesarias para que pueda salvarse”, es decir, tener la posibilidad de no morir en pecado mortal. Esta devoción no es un “pase gratuito” para librarse del infierno a los que mueran sin arrepentirse. ¿POR QUÉ EN SÁBADO? Santo Tomás de Aquino decía que el sábado siguiente al Viernes Santo, la única que permaneció firme en su fe fue María, y por eso la Iglesia, para honrarla, le dedica ese día. ¿POR QUÉ CINCO SÁBADOS? Jesús se le apareció a sor Lucía en la noche del 29 al 30 de mayo de 1930 y le explicó que “hay cinco tipos de ofensas y blasfemias pronunciadas contra el Inmaculado Corazón de María”; 1 - Blasfemias contra su Inmaculada Concepción. 2 - Contra su virginidad, 3 - Contra su Maternidad Divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres. 4 - Contra los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada. 5 - Contra los que la ultrajan directamente en sus sagradas imágenes OFRECIMIENTO, JACULATORIAS Y ORACIONES Para fomentar más la devoción al Inmaculado Corazón de María, se agrega este piadoso Ejercicio, muy propio para los Primeros Sábados de mes, enriquecido con indulgencia plenaria. OFRECIMIENTO Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo; yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de vuestro Santísimo Hijo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con que Él mismo es ofendido, y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón, y por la intervención del inmaculado corazón de María, te pido la conversión de los pecadores. Y TU oh Inmaculado Corazón de María, acepta este tributo de amor y veneración que te ofrecemos, con la intención de consolarte y de reparar las blasfemias e ingratitudes con que te hieren los malvados. A este fin, acepta la tercera parte del Rosario, tan recomendado por TI misma, y que voy a rezar devotamente con la meditación de sus misterios, para que me asistas, según tu promesa en la hora de mi muerte, con las gracias necesarias para mi salvación. Amén. JACULATORIAS CON INDULGENCIAS Dulce Corazón de María, sed mi salvación. 300 días de indulgencia cada vez; plenaria al mes, Pío IX, 1852. María, esperanza nuestra, ten piedad de nosotros. 300 días de indulgencia, San Pío X, 1906 Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, ruega por nosotros. 300 días de indulgencia, San Pío X, 1905. Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía. 100 días de indulgencia cada vez, Pío VII, 1807 ORACIONES CON INDULGENCIAS María, madre de gracia María, madre de gracia, madre de misericordia, defiéndenos del enemigo y acógenos en la hora de la muerte. Indulgencia parcial Acuérdate, o piadosísima Virgen María Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido desamparado por ti. Yo, pecador, animado con esta confianza, acudo a ti, oh Madre, Virgen de las vírgenes; a ti vengo, ante ti me presento gimiendo. No desprecies, Madre del Verbo, mis súplicas, antes bien inclina a ellas tus oídos y dígnate atenderlas favorablemente. Amén. Indulgencia parcial El ángel del Señor (Ángelus) y Reina del cielo a) En el tiempo ordinario V. El ángel del Señor anunció a María. R. Y concibió del Espíritu Santo. (Dios te salve, María). V. He aquí la esclava del Señor. R. Hágase en mí según tu palabra. (Dios te salve, María). V. Y el Verbo se hizo carne. R. Y habitó entre nosotros (Dios te salve, María). V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo. Oremos: Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. (Misal Romano: Domingo IV de Adviento, oración colecta). b) En el tiempo pascual Reina del cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya, ha resucitado, según su palabra, aleluya. Ruega al Señor por nosotros, aleluya. V. Goza y alégrate, Virgen María. Aleluya. R. Porque resucitó verdaderamente el Señor. Aleluya. (cf. Liturgia délas Horas. Tiempo pascual. Completas). Oremos: Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. (Misal Romano: Común de santa María Virgen, tiempo pascual, oración colecta). Se concede Indulgencia parcial al al fiel cristiano que rece piadosamente las preces anteriores, de acuerdo con el tiempo litúrgico que corresponda. Según una laudable costumbre, estas preces se acostumbran a rezar al amanecer, al mediodía y al atardecer. Santa María, socorre a los desgraciados Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los apocados, consuela a los afligidos, ruega por el pueblo, preocúpate por el clero, intercede por las mujeres; que experimenten tu ayuda cuantos te recuerdan con piedad. Indulgencia parcial Magnificat Proclama mi alma la grandeza del Señor. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador. Porque ha mirado La humillación de su sierva. Porque ha mirado Mi pequeñez. Las generaciones me felicitarán. Porque el poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos, y enaltece a los humildes. A los hambrientos, los colma de bienes, y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo Acordándose de su misericordia Como lo había prometido a nuestros padres En favor de Abraham y su descendencia, por siempre. Indulgencia parcial Y no hay que olvidar que los fieles, al ganar indulgencias, contribuyen a su manera a presentar ante Cristo una Iglesia sin mancha ni arruga, sino santa e inmaculada,45 unida admirablemente a Cristo con el vínculo sobrenatural de la caridad. En efecto, gracias a las indulgencias, los miembros de la Iglesia purgante se incorporan antes a la Iglesia celestial, y así, por medio de las indulgencias, el reino de Cristo se instaura con mayor intensidad y prontitud, «hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud» http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/pt/gha.htm#o http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/pt/gha.htm#o http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/pt/gha.htm#o http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/pt/gha.htm#o http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/pt/gha.htm#o MEDITACIÓN MISTERIOS GOZOSOS 1.- La anunciación a la Virgen María «El Ángel le respondió y dijo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por eso el santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios. Y he aquí que tu parienta Isabel, en su vejez también ha concebido un hijo, y está en su sexto mes la que era llamada estéril; porque no hay nada imposible para Dios”. Entonces María dijo: “He aquí la esclava del Señor: Séame hecho según tu palabra”521. Yel ángel la dejó.» Lucas 1, 35-38 Notas de Mons. Juan Straubinger: La respuesta de María manifiesta, más aún que su incomparable humildad y obediencia, la grandeza de su fe que la hace entregarse enteramente a la acción divina, sin pretender penetrar el misterio ni las consecuencias que para Ella pudiera tener. Meditación: El sí de María fue un sí confiado, un sí de abandono sin límites desde el momento en que entrevió los designios amorosos de Dios. Fue un sí de docilidad total; como la arcilla en manos del alfarero. Vamos a pedir a Nuestra Madre la gracia de decirle sí al Señor en cada momento. 2.- La visita de la Virgen María a su prima Santa Isabel «Y sucedió cuando Isabel oyó el saludo de María, que el niño dio saltos en su seno e Isabel quedó llena del Espíritu Santo. Y exclamó en alta voz y dijo: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu seno! ¿Y de dónde me viene, que la madre de mi Señor venga a mí? Pues, desde el mismo instante en que tu saludo sonó en mis oídos, el hijo saltó de gozo en mi seno.». Lucas 1, 41-44 Meditación: La humildad lo llena todo en este misterio. Es la Madre de Dios la que no se desdeña de venir a visitar a su prima, ni espera que ella la visite y la agasaje primero. Aunque tenga que hacer un viaje molesto para eso. Y la visita para servirle, para ayudarle, para participar en su alegría. Es una prueba de que con la humildad florece siempre en el alma la caridad. 3.- El nacimiento de Jesús «Ahora bien, mientras estaban allí, llegó para ella el tiempo de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la hostería.» Lucas 2, 6-7 Notas de Mons. Juan Straubinger: El nacimiento se hizo en forma milagrosa, pues María pudo atender personalmente al Niño adorable, para el cual “no hubo lugar en la hostería”. ¿No es ésta una figura del mundo y de cada corazón, donde los otros “huéspedes” no dejan lugar para Él?. Primogénito es un término de la Ley mosaica. Así se llamaba al, primero, aunque fuese hijo único. Meditación: La Natividad es el misterio de Dios que se acerca a nosotros y es normal y es necesario que brote de nuestros labios la alabanza de la gloria de Dios. Nos lo han enseñado los ángeles, pues ¿por qué no tener en nuestros corazones esos sentimientos de júbilo, de gozo, porque se ha acercado Dios a nosotros, porque tenemos ya nuestra salvación? 4.- La presentación del Niño Jesús en el templo «Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén a fin de presentarlo al Señor, según está escrito en la Ley de Moisés: “Todo varón primer nacido será llamado santo para el Señor”, y a fin de dar en sacrificio, según lo dicho en la Ley del Señor, “un par de tórtolas o dos pichones”. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo era sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Ungido del Señor. Y, movido por el Espíritu, vino al templo; y cuando los padres llevaron al niño Jesús para cumplir con él las prescripciones acostumbradas en la Ley, él lo tomó en sus brazos, y alabó a Dios y dijo: “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, según tu palabra. » (Lc. 2, 22-29) Notas de Mons. Juan Straubinger: La Virgen purísima no tenía que “purificarse”: sin embargo, se sometió, como Jesucristo, a la ley judía que prescribía la purificación de la madre en el plazo de 40 días. La ofrenda es la de los pobres. La oración de Simeón es el “Nunc dimittis”, que se reza en el Oficio de Completas. Meditación: Toda nuestra vida interior tiene que ser una presentación y una purificación; pero renovadas muchas veces para hacerlas cada día más verdaderas e intensas. El término será el día de nuestra muerte. En ese día, obtenida nuestra purificación completa, nos presentaremos para siempre en el templo santo de la gloria. 5.- Jesús perdido y hallado en el templo «Y, al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos e interrogándolos; y todos los que lo oían, estaban estupefactos de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo (sus padres) quedaron admirados y le dijo su madre: “Hijo, ¿por qué has hecho así con nosotros? Tu padre y yo, te estábamos buscando con angustia”. Les respondió: “¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que conviene que Yo esté en lo de mi Padre?». Lucas 2, 46-49 Notas de Mons. Juan Straubinger La voluntad del Padre es todo para Jesús. ¿Como podría oponerse a ella el amor de la familia? Meditación: El corazón de María está dolorido; ella busca a su hijo sin encontrarle. Su hijo ha sido siempre bueno, siempre junto a ella; y su dolor se va haciendo cada vez mayor, se va haciendo ansia en su corazón y al final llega el momento en que termina, porque se encuentra con su hijo. Pidamos a Ntra. Señora, nos conceda la gracia de tener un corazón que viva del ansia ardiente de Dios. Las citas aquí contenidas, son Traducción y notas de la Santa Biblia Mons. Juan Straubinger. Enlace. Las Meditaciones aquí contenidas son del P. José Antonio de Aldama S.J. recitadas por las Esclavas del santísimo sacramento. Enlace. https://ia800305.us.archive.org/25/items/SagradaBibliaStraubinger07/Sagrada%20Biblia%20Straubinger%2007.pdf http://www.esclavasdelsantisimo.org/wp-content/uploads/Los-misterios.pdf MEDITACIÓN MISTERIOS DOLOROSOS 1.- La oración de Jesús en el huerto «Y se alejó de ellos a distancia como de un tiro de piedra, y, habiéndose arrodillado, oró así: “Padre, si quieres, aparta de Mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Y se le apareció del cielo un ángel y lo confortaba. Y entrando en agonía, oraba sin cesar. Y su sudor fue como gotas de sangre, que caían sobre la tierra. Cuando se levantó de la oración, fue a sus discípulos, y los halló durmiendo, a causa de la tristeza. Y les dijo: “¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para que no entréis en tentación”..» Lucas 22, 41-46 Notas de Mons. Juan Straubinger: Fue, como dice San Bernardo, un llanto de lágrimas y sangre, que brotaba no solamente de los ojos, sino también de todo el cuerpo del Redentor. Nótese que el dato del sudor de sangre y del ángel es propio de Lucas. Proviene tal vez de una revelación especial hecha a S. Pablo. Meditación: La gran lección que nos enseña Jesús en este misterio, es que en el momento del sufrimiento cualquiera que sea, no hay más que una reacción espiritual: desahogar nuestro corazón, nuestro dolor ante el Padre Celestial; desahogar poniendo ante Él y haciendo esfuerzos porque prevalezca su Voluntad. 2.- La flagelación del señor « Entonces, pues, Pilato tomó a Jesús y lo hizo azotar.». Juan 19, 1 Notas de Mons. Juan Straubinger: Cruel inconsecuencia. Sabiendo y proclamando que Jesús es libre de culpa, lo somete sin embargo, por librarlo de la muerte, a un nuevo y atroz tormento que no había pedido la Sinagoga... ¡y luego lo condena! Meditación: Pilato manda azotar a Jesús. Manda azotar a Jesús sabiendo que es inocente y diciendo que es inocente. Jesús queda en manos de sus verdugos. Le quitan sus vestidos y empiezan a descargar sobre Él atrozmente. Todo el mundo le deja y no hay nadie que intervenga. No intervienen tampoco los ángeles y no interviene el Padre Celestial ¡Cuántas veces en los momentos de nuestro sufrimiento nos parece injusto que no haya nadie que tenga una buena palabra! Pero eso es lo que se hizo con Jesús ¿Vamos a pedir nosotros justicia, cuando vemos a Jesús tan injustamente azotado por nuestro amor? 3.- La coronación de espinas «Luego los soldados trenzaron una corona de espinas,que le pusieron sobre la cabeza, y lo vistieron con un manto de púrpura. Y acercándose a Él, decían: “¡Salve, rey de los judíos!” y le daban bofetadas.» Juan 19, 2-3 Meditación: Esos mismos verdugos de Jesús, ya sin que nadie se lo mande, ahora en su imaginación, para reírse un poco de Jesús, de su Reino, le echan un manto de púrpura sobre los hombros, le ponen una caña en las manos como cetro y le clavan una corona de espinas sobre las sienes. Es el Rey de burlas. Jesús ofrece todo lo que está sufriendo para cumplir la voluntad de su Padre. También se lo ofrece por nosotros; por nuestros pensamientos de orgullo...nuestra soberbia...nuestra vanidad...nuestras pasiones...Si un día vamos a tener gracia de Dios para resistir nuestras tentaciones, es la gracia que nos está mereciendo aquí a costa suya. 4.- Jesús con la cruz acuestas « Pero ellos se pusieron a gritar: “¡Muera! ¡Muera! ¡Crucifícalo!” Pilato les dijo: “¿A vuestro rey he de crucificar?” Respondieron los sumos sacerdotes: “¡Nosotros no tenemos otro rey que el César!” Entonces se lo entregó para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús; y Él, llevándose su cruz, salió para el lugar llamado “El cráneo”, en hebreo Gólgotha » (Juan 19, 15-17) Notas de Mons. Juan Straubinger: Es impresionante ver, a través de la historia de Israel, que este rechazo de Cristo Rey parecía ya como anunciado por las palabras de Dios a Samuel en 1 Sam. 8, 7, cuando el pueblo pidió un soberano como el de los gentiles. El Cráneo: eso quiere decir el Calvario: lugar de la calavera. Según la leyenda judía, es el lugar donde fue enterrado Adán. Estaba fuera de la ciudad; sólo más tarde el sitio fue incorporado a la circunvalación. Hoy forma parte de la Iglesia del Santo Sepulcro. Meditación: Vamos a acompañar a Jesús por todas las calles por donde va enseñando al mundo hasta dónde ha llegado su Amor. Vamos a acompañarle, mirando todavía más que a las cuerdas que aprietan sus miembros y los hacen sangrar, a las otras estrechísimas del Amor. Y que nos dé vergüenza buscar una libertad mayor; que nos sonroje el quejarnos de nuestra sujeción a la Ley de Dios y a las observancias religiosas. 5.- La crucifixión y muerte de nuestro señor «Conducían también a otros dos malhechores con Él para ser suspendidos. Cuando hubieron llegado al lugar llamado del Cráneo, allí crucificaron a Él, y a los malhechores, uno a su derecha, y el otro a su izquierda. Y Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Entretanto, hacían porciones de sus ropas y echaron suertes. Y el pueblo estaba en pie mirándolo, mas los magistrados lo zaherían, diciendo: “A otros salvó; que se salve a sí mismo, si es el Cristo de Dios, el predilecto”. También se burlaron de Él los soldados, acercándose, ofreciéndole vinagre y diciendo: “Si Tú eres el rey de los judíos, sálvate a Ti mismo”. Había, empero, una inscripción sobre Él, en caracteres griegos, romanos y hebreos: “El rey de los judíos es Éste”. Uno de los malhechores suspendidos, blasfemaba de Él, diciendo: “¿No eres acaso Tú el Cristo? Sálvate a Ti mismo, y a nosotros”. Contestando el otro lo reprendía y decía: “¿Ni aun temes tú a Dios, estando en pleno suplicio? Y nosotros, con justicia; porque recibimos lo merecido por lo que hemos hecho; pero Éste no hizo nada malo”. Y dijo: “Jesús, acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino”. Le respondió: “En verdad, te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Era ya alrededor de la hora sexta, cuando una tiniebla se hizo sobre toda la tierra hasta la hora nona, eclipsándose el sol; y el velo del templo se rasgó por el medio. Y Jesús clamó con gran voz: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu”. Y, dicho esto, expiró. El centurión, al ver lo ocurrido, dio gloria a Dios, diciendo: “¡Verdaderamente, este hombre era un justo!” Y todas las turbas reunidas para este espectáculo, habiendo contemplado las cosas que pasaban, se volvían golpeándose los pechos. Mas todos sus conocidos estaban a lo lejos –y también las mujeres que lo habían seguido desde Galilea– mirando estas cosas. » Lucas 23, 32-49 Notas de Mons. Juan Straubinger Milagro de la gracia, que aprovecha este “obrero de la última hora” pasando directamente de la cruz al Paraíso. Lo que valoriza inmensamente la fe del buen ladrón es que su confesión se produce en el momento en que Jesús aparece vencido y deshonrado. A esto observa Fillion: “El buen ladrón creía en la inmortalidad del alma y en la resurrección, y reconocía a Jesús como el Mesías-Rey. Por eso le pedía encarecidamente un lugar en su Reino”. Y añade: “El Paraíso representa aquí la parte de la morada de los muertos (los limbos) donde habitaban las almas de los elegidos, antes de la Ascensión de Jesucristo”. El Salmo 30, de donde Jesús toma estas palabras “Padre, en tus manos entrego mi espíritu”, resulta así la oración ideal para estar preparado a bien morir. Si la conversión del ladrón es el primer fruto de la muerte de Jesús, la del centurión romano es el segundo; judío aquél, gentil éste. Meditación: La cruz es el trono del Amor, porque es el trono de nuestro Señor, Rey Divino, clavado y muerte en ella. No miremos a la cruz desnuda, que puede ser que nos cause miedo. Miremos a Cristo crucificado y nos sentiremos atraídos hacia Él. Así, a los pies de la cruz oiremos el lenguaje verdadero del Amor ¿Quién dudará de la verdad de ese Amor? ¿Quién no repetirá: ¿Señor a dónde iremos, si no vamos a Ti? Porque desde la cruz nos atrae cada día y cada hora el Señor. Las citas aquí contenidas, son Traducción y notas de la Santa Biblia Mons. Juan Straubinger. Enlace. Las Meditaciones aquí contenidas son del P. José Antonio de Aldama S.J. recitadas por las Esclavas del santísimo sacramento. Enlace. https://ia800305.us.archive.org/25/items/SagradaBibliaStraubinger07/Sagrada%20Biblia%20Straubinger%2007.pdf http://www.esclavasdelsantisimo.org/wp-content/uploads/Los-misterios.pdf MEDITACIÓN MISTERIOS GLORIOSOS 1.- La resurrección del hijo de Dios «Pero el primer día de la semana, muy de mañana, volvieron al sepulcro, llevando los aromas que habían preparado. Hallaron la piedra desarrimada del sepulcro. Habiendo entrado, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras ellas estaban perplejas por esto, he ahí que dos varones de vestidura resplandeciente se les presentaron. Como ellas estuviesen poseídas de miedo e inclinasen los rostros hacia el suelo, ellos les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí; ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo, estando aún en Galilea: que era necesario que el Hijo del hombre fuese entregado en manos de hombres pecadores, que fuese crucificado y resucitara el tercer día”.» Lucas 24, 1-7 Notas de Mons. Juan Straubinger: Jesús estuvo en el sepulcro desde la noche del viernes hasta la madrugada del domingo. Meditación: Jesús resucitó, subió al Cielo. No estamos solos, porque estamos injertados en Él; pero nosotros estamos en la tierra y la esperanza de nuestro corazón es Cristo que por su resurrección nos eleva al Cielo, así tenemos que buscar los bienes del Cielo, no los de la tierra. Mientras tanto en esta peregrinación terrena, dejándonos levantar cada día y cada hora, vamos caminando, vamos volando hacia Él, para vivir cada día más ocultos en vida, en la vida que Él vive oculta en Dios.. 2.- La ascensión del señor a los cielos «Y los sacó fuera hasta frente a Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue elevado hacia el cielo.». Lucas 24, 51-52 Meditación: Esta bendición de despedida de Jesús no es sino un “hasta luego”, porque Él mismo dijo que iba a prepararnos un lugar en la casa de su Padre, y volvería a tomarnos para estar siempre juntos. San Lucas continúa esterelato de la Ascensión en los Hechos de los Apóstoles, para decirnos que, según anunciaron entonces los ángeles, Jesús volverá de la misma manera que se fue, esto es, en las nubes. Entonces terminarán de cumplirse todos esos anuncios de que había hablado Jesús, para cuyo entendimiento hemos de pedirle que nos abra la inteligencia como hizo aquí con los apóstoles. 3.- La venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles «Al cumplirse el día de Pentecostés, se hallaban todos juntos en el mismo lugar, cuando de repente sobrevino del cielo un ruido como de viento que soplaba con ímpetu, y llenó toda la casa donde estaban sentados. Y se les aparecieron lenguas divididas, como de fuego, posándose sobre cada uno de ellos. Todos fueron entonces llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, tal como el Espíritu les daba que hablasen» Hechos de los Apóstoles 2, 1-4 Notas de Mons. Juan Straubinger: La fiesta de Pentecostés se celebraba 50 días después de la Pascua, en memoria de la entrega hecha por Dios a Moisés, en el monte Sinaí, de las tablas de la Ley, así como en acción de gracias por la cosecha. La venida del Espíritu Santo en ese día produjo una cosecha espiritual de tres mil hombres. Todos juntos: no solamente los apóstoles, sino también todos los discípulos y fieles. Viento es sinónimo de espíritu, es decir, algo que sopla desde afuera y es capaz de animar lo inanimado. Como el viento levanta y anima a una hoja seca e inerte, así el divino Espíritu vivifica a nuestras almas, de suyo incapaces de la virtud. Llenó toda la casa: El espíritu es difusivo. Por eso se dice que el cristiano es cristífero: doquiera va, lleva consigo a Cristo y lo difunde. También Jesús dice que la luz ha de ponerse sobre el candelero para que alumbre toda la casa. Por el fuego del Espíritu Santo se consuma la iluminación y ese renacimiento espiritual que Jesús había anunciado a Nicodemo, por lo cual S. Crisóstomo llama al Espíritu Santo reparador de nuestra imagen. Las lenguas simbolizan el don de la palabra que los presentes recibieron inmediatamente, y su eficacia para predicar “las maravillas de Dios”. El Espíritu se comunicó en esta ocasión con un carácter de universalidad; por eso se considera a Pentecostés como el día natal de la Iglesia, y por eso ésta se llama católica, es decir, universal, abierta a todos los pueblos e individuos; si bien con una jerarquía instituida por el mismo Jesús con el cargo de difundir el conocimiento del evangelio (lo cual presupone la ignorancia de muchos) y con la advertencia de que muchos serán los llamados y pocos los escogidos, lo cual presupone la libertad que Dios respeta en cada uno para aceptar o rechazar el Mensaje de Cristo. “¡Qué artista es el Espíritu Santo!, exclama S. Gregorio: instruye en un instante, y enseña todo lo que quiere. Desde que está en contacto con la inteligencia, ilumina; su solo contacto es la ciencia misma. Y desde que ilumina, cambia el corazón”. Meditación: Pentecostés no es una fecha que pasó históricamente; es una fecha que pasó, pero Pentecostés es algo que perdura todos los días en la Iglesia y en las almas. Pentecostés es el Espíritu Santo que habita en los corazones de los fieles, en nuestros corazones. El resultado es la purificación interior. 4.- La asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma al cielo Sabemos que la virgen fue llevada al cielo en cuerpo y alma por la tradición de la Iglesia desde los principios del cristianismo. Las tradiciones de la Iglesia se verifican contra la Sagrada Escritura, y en este caso de la Asunción ya sabemos que es consecuencia necesaria de la Biblia. Que las tradiciones de la Iglesia deben atenderse, es un mandato bíblico: «Así pues, hermanos, estad firmes y guardad las enseñanzas que habéis recibido, ya de palabra, ya por carta nuestra», 2 Tes 2, 15. Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus. Meditación: El misterio de la Asunción es la corona de los privilegios insignes con que Dios ha enriquecido a Nuestra Señora. Levantemos nuestros corazones al Cielo donde está nuestra Madre, allí debe estar nuestro corazón ¿Por qué son tan rastreros y terrenos nuestros pensamientos y nuestros afectos, cuando desde el Cielo nos llama Nuestra Madre para elevarnos allí? Y al mirar al Cielo tiene que ensancharse nuestro pecho en la esperanza. 5.- La coronación de la Santísima Virgen como Reina y madre de todo lo creado. «Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del sol y con la luna bajo sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas». Apocalipsis 12, 1. «La Santísima Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, en donde ella participa ya en la gloria de la resurrección de su Hijo, anticipando la resurrección de todos los miembros de su Cuerpo» (CIC, 974). CIC = Catecismo de la iglesia católica. Meditación: María es Reina porque se lo debemos todo a Ella, porque su intercesión toca cada día nuestras necesidades todas, porque acudimos a Ella y nos oye siempre, porque, aunque no acudamos a Ella, Ella está siempre solícita por sus hijos. Le levantamos un altar a su grandeza soberana, pero estamos cobijados bajo sus manos como bajo las alas de quien nos protege en las necesidades de la vida. Reina excelente, Reina única en el Reino de Dios. Mensajes de Nuestra Señora de Fátima «Recen el Rosario todos los días, para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra» (13 de Mayo, 1917). «Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien le abrazare prometo la salvación y serán queridas sus almas por Dios como flores puestas por mí para adornar su Trono». «Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios» (13 de junio de 1917). «¡Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, y especialmente cuando hagáis un sacrificio: OH, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María!». «Cuando rezáis el Rosario, decid después de cada misterio: “Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas» (13 de julio de 1917)
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