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ACTO DE REPARACION AL INMACULADO CORAZON DE MARIA

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ACTO DE REPARACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA 
 
¿CÓMO PRACTICAR LA DEVOCIÓN? 
Los actos de piedad cada primer sábado de mes son: 
1. Confesarse (de preferencia ese mismo día o unos 
días antes), 
2. Comulgar, 
3. Rezar el Rosario completo y hacerle compañía a 
María al menos 15 minutos, meditando los misterios del 
Rosario. (la tercera parte del Rosario -5 misterios) 
¿QUÉ OBTIENE QUIEN PRACTIQUE ESTA DEVOCIÓN? 
La Virgen María promete a su hijo “asistirle en la hora de 
su muerte con las gracias necesarias para que pueda 
salvarse”, es decir, tener la posibilidad de no morir en 
pecado mortal. Esta devoción no es un “pase gratuito” 
para librarse del infierno a los que mueran sin 
arrepentirse. 
¿POR QUÉ EN SÁBADO? 
Santo Tomás de Aquino decía que el sábado siguiente al 
Viernes Santo, la única que permaneció firme en su fe fue 
María, y por eso la Iglesia, para honrarla, le dedica ese día. 
¿POR QUÉ CINCO SÁBADOS? 
Jesús se le apareció a sor Lucía en la noche del 29 al 30 de 
mayo de 1930 y le explicó que “hay cinco tipos de ofensas 
y blasfemias pronunciadas contra el Inmaculado Corazón 
de María”; 
1 - Blasfemias contra su Inmaculada Concepción. 
2 - Contra su virginidad, 
3 - Contra su Maternidad Divina, rehusando al mismo 
tiempo recibirla como Madre de los hombres. 
4 - Contra los que procuran públicamente infundir en los 
corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y 
hasta el odio hacia la Madre Inmaculada. 
5 - Contra los que la ultrajan directamente en sus 
sagradas imágenes 
OFRECIMIENTO, JACULATORIAS Y 
ORACIONES 
Para fomentar más la devoción al 
Inmaculado Corazón de María, se agrega 
este piadoso Ejercicio, muy propio para los 
Primeros Sábados de mes, enriquecido con 
indulgencia plenaria. 
OFRECIMIENTO 
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo; yo os 
adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo 
Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de vuestro Santísimo 
Hijo, presente en todos los sagrarios del mundo, en 
reparación de los ultrajes con que Él mismo es ofendido, 
y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón, y por 
la intervención del inmaculado corazón de María, te pido 
la conversión de los pecadores. Y TU oh Inmaculado 
Corazón de María, acepta este tributo de amor y 
veneración que te ofrecemos, con la intención de 
consolarte y de reparar las blasfemias e ingratitudes con 
que te hieren los malvados. A este fin, acepta la tercera 
parte del Rosario, tan recomendado por TI misma, y que 
voy a rezar devotamente con la meditación de sus 
misterios, para que me asistas, según tu promesa en la 
hora de mi muerte, con las gracias necesarias para mi 
salvación. Amén. 
JACULATORIAS CON INDULGENCIAS 
Dulce Corazón de María, sed mi salvación. 
300 días de indulgencia cada vez; plenaria al mes, Pío IX, 1852. 
María, esperanza nuestra, ten piedad de nosotros. 
300 días de indulgencia, San Pío X, 1906 
Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, ruega por 
nosotros. 
300 días de indulgencia, San Pío X, 1905. 
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía. 
100 días de indulgencia cada vez, Pío VII, 1807 
ORACIONES CON INDULGENCIAS 
María, madre de gracia 
María, madre de gracia, 
madre de misericordia, 
defiéndenos del enemigo 
y acógenos en la hora de la muerte. 
Indulgencia parcial 
Acuérdate, o piadosísima Virgen María 
Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha 
oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu 
protección e implorado tu socorro haya sido 
desamparado por ti. Yo, pecador, animado con esta 
confianza, acudo a ti, oh Madre, Virgen de las vírgenes; a 
ti vengo, ante ti me presento gimiendo. No desprecies, 
Madre del Verbo, mis súplicas, antes bien inclina a ellas 
tus oídos y dígnate atenderlas favorablemente. Amén. 
Indulgencia parcial 
El ángel del Señor (Ángelus) y Reina del cielo 
a) En el tiempo ordinario 
V. El ángel del Señor anunció a María. 
R. Y concibió del Espíritu Santo. (Dios te salve, María). 
V. He aquí la esclava del Señor. 
R. Hágase en mí según tu palabra. (Dios te salve, María). 
V. Y el Verbo se hizo carne. 
R. Y habitó entre nosotros (Dios te salve, María). 
V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios. 
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de 
Jesucristo. 
Oremos: Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, 
por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación 
de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la 
gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
Amén. 
(Misal Romano: Domingo IV de Adviento, oración colecta). 
b) En el tiempo pascual 
Reina del cielo, alégrate, aleluya, 
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya, 
ha resucitado, según su palabra, aleluya. 
Ruega al Señor por nosotros, aleluya. 
V. Goza y alégrate, Virgen María. Aleluya. 
R. Porque resucitó verdaderamente el Señor. Aleluya. 
(cf. Liturgia délas Horas. Tiempo pascual. Completas). 
Oremos: Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, 
nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, 
concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen 
María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por Jesucristo 
nuestro Señor. Amén. 
(Misal Romano: Común de santa María Virgen, tiempo pascual, oración 
colecta). 
Se concede Indulgencia parcial al al fiel cristiano que rece 
piadosamente las preces anteriores, de acuerdo con el 
tiempo litúrgico que corresponda. 
Según una laudable costumbre, estas preces se acostumbran a rezar al 
amanecer, al mediodía y al atardecer. 
Santa María, socorre a los desgraciados 
Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los 
apocados, consuela a los afligidos, ruega por el pueblo, 
preocúpate por el clero, intercede por las mujeres; que 
experimenten tu ayuda cuantos te recuerdan con piedad. 
Indulgencia parcial 
Magnificat 
Proclama mi alma la grandeza del Señor. Se alegra mi 
espíritu en Dios mi salvador. Porque ha mirado La 
humillación de su sierva. Porque ha mirado Mi pequeñez. 
Las generaciones me felicitarán. Porque el poderoso ha 
hecho obras grandes por mí. Su nombre santo y su 
misericordia llega a sus fieles de generación en 
generación. El hace proezas con su brazo, dispersa a los 
soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos, 
y enaltece a los humildes. A los hambrientos, los colma de 
bienes, y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su 
siervo Acordándose de su misericordia Como lo había 
prometido a nuestros padres En favor de Abraham y su 
descendencia, por siempre. 
Indulgencia parcial 
 
Y no hay que olvidar que los fieles, al ganar 
indulgencias, contribuyen a su manera a presentar 
ante Cristo una Iglesia sin mancha ni arruga, sino santa 
e inmaculada,45 unida admirablemente a Cristo con el 
vínculo sobrenatural de la caridad. En efecto, gracias a 
las indulgencias, los miembros de la Iglesia purgante se 
incorporan antes a la Iglesia celestial, y así, por medio 
de las indulgencias, el reino de Cristo se instaura con 
mayor intensidad y prontitud, «hasta que lleguemos 
todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo 
de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en 
su plenitud» 
 
 
http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/pt/gha.htm#o
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MEDITACIÓN MISTERIOS GOZOSOS 
1.- La anunciación a la Virgen María 
 
«El Ángel le respondió y dijo: “El Espíritu Santo vendrá 
sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por eso el santo 
Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios. Y he aquí que tu 
parienta Isabel, en su vejez también ha concebido un hijo, 
y está en su sexto mes la que era llamada estéril; porque 
no hay nada imposible para Dios”. Entonces María dijo: 
“He aquí la esclava del Señor: Séame hecho según tu 
palabra”521. Yel ángel la dejó.» Lucas 1, 35-38 
Notas de Mons. Juan Straubinger: La respuesta de María 
manifiesta, más aún que su incomparable humildad y 
obediencia, la grandeza de su fe que la hace entregarse 
enteramente a la acción divina, sin pretender penetrar el 
misterio ni las consecuencias que para Ella pudiera tener. 
Meditación: El sí de María fue un sí confiado, un sí de 
abandono sin límites desde el momento en que entrevió 
los designios amorosos de Dios. Fue un sí de docilidad 
total; como la arcilla en manos del alfarero. Vamos a pedir 
a Nuestra Madre la gracia de decirle sí al Señor en cada 
momento. 
2.- La visita de la Virgen María a su prima Santa Isabel 
«Y sucedió cuando Isabel oyó el saludo de María, que el 
niño dio saltos en su seno e Isabel quedó llena del Espíritu 
Santo. Y exclamó en alta voz y dijo: “¡Bendita tú entre las 
mujeres, y bendito el fruto de tu seno! ¿Y de dónde me 
viene, que la madre de mi Señor venga a mí? Pues, desde 
el mismo instante en que tu saludo sonó en mis oídos, el 
hijo saltó de gozo en mi seno.». Lucas 1, 41-44 
Meditación: La humildad lo llena todo en este misterio. 
Es la Madre de Dios la que no se desdeña de venir a visitar 
a su prima, ni espera que ella la visite y la agasaje primero. 
Aunque tenga que hacer un viaje molesto para eso. Y la 
visita para servirle, para ayudarle, para participar en su 
alegría. Es una prueba de que con la humildad florece 
siempre en el alma la caridad. 
 
3.- El nacimiento de Jesús 
«Ahora bien, mientras estaban allí, llegó para ella el 
tiempo de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo 
primogénito; y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un 
pesebre, porque no había lugar para ellos en la hostería.» 
Lucas 2, 6-7 
 
Notas de Mons. Juan Straubinger: El nacimiento se hizo 
en forma milagrosa, pues María pudo atender 
personalmente al Niño adorable, para el cual “no hubo 
lugar en la hostería”. ¿No es ésta una figura del mundo y 
de cada corazón, donde los otros “huéspedes” no dejan 
lugar para Él?. Primogénito es un término de la Ley 
mosaica. Así se llamaba al, primero, aunque fuese hijo 
único. 
Meditación: La Natividad es el misterio de Dios que se 
acerca a nosotros y es normal y es necesario que brote de 
nuestros labios la alabanza de la gloria de Dios. Nos lo han 
enseñado los ángeles, pues ¿por qué no tener en nuestros 
corazones esos sentimientos de júbilo, de gozo, porque se 
ha acercado Dios a nosotros, porque tenemos ya nuestra 
salvación? 
4.- La presentación del Niño Jesús en el templo
 
«Y cuando se cumplieron los días de la purificación de 
ellos, según la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén a fin 
de presentarlo al Señor, según está escrito en la Ley de 
Moisés: “Todo varón primer nacido será llamado santo 
para el Señor”, y a fin de dar en sacrificio, según lo dicho 
en la Ley del Señor, “un par de tórtolas o dos pichones”. 
Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado 
Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba la 
consolación de Israel, y el Espíritu Santo era sobre él. Y le 
había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la 
muerte antes de haber visto al Ungido del Señor. Y, 
movido por el Espíritu, vino al templo; y cuando los 
padres llevaron al niño Jesús para cumplir con él las 
prescripciones acostumbradas en la Ley, él lo tomó en sus 
brazos, y alabó a Dios y dijo: “Ahora, Señor, despides a tu 
siervo en paz, según tu palabra. » (Lc. 2, 22-29) 
Notas de Mons. Juan Straubinger: La Virgen purísima no 
tenía que “purificarse”: sin embargo, se sometió, como 
Jesucristo, a la ley judía que prescribía la purificación de 
la madre en el plazo de 40 días. La ofrenda es la de los 
pobres. La oración de Simeón es el “Nunc dimittis”, que 
se reza en el Oficio de Completas. 
 
Meditación: Toda nuestra vida interior tiene que ser una 
presentación y una purificación; pero renovadas muchas 
veces para hacerlas cada día más verdaderas e intensas. 
El término será el día de nuestra muerte. En ese día, 
obtenida nuestra purificación completa, nos 
presentaremos para siempre en el templo santo de la 
gloria. 
5.- Jesús perdido y hallado en el templo 
 
«Y, al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, 
sentado en medio de los doctores, escuchándolos e 
interrogándolos; y todos los que lo oían, estaban 
estupefactos de su inteligencia y de sus respuestas. Al 
verlo (sus padres) quedaron admirados y le dijo su madre: 
“Hijo, ¿por qué has hecho así con nosotros? Tu padre y 
yo, te estábamos buscando con angustia”. Les respondió: 
“¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que conviene 
que Yo esté en lo de mi Padre?». Lucas 2, 46-49 
Notas de Mons. Juan Straubinger La voluntad del Padre 
es todo para Jesús. ¿Como podría oponerse a ella el amor 
de la familia? 
Meditación: El corazón de María está dolorido; ella busca 
a su hijo sin encontrarle. Su hijo ha sido siempre bueno, 
siempre junto a ella; y su dolor se va haciendo cada vez 
mayor, se va haciendo ansia en su corazón y al final llega 
el momento en que termina, porque se encuentra con su 
hijo. Pidamos a Ntra. Señora, nos conceda la gracia de 
tener un corazón que viva del ansia ardiente de Dios. 
Las citas aquí contenidas, son Traducción y notas de la 
Santa Biblia Mons. Juan Straubinger. Enlace. 
Las Meditaciones aquí contenidas son del P. José 
Antonio de Aldama S.J. recitadas por las Esclavas del 
santísimo sacramento. Enlace. 
 
 
https://ia800305.us.archive.org/25/items/SagradaBibliaStraubinger07/Sagrada%20Biblia%20Straubinger%2007.pdf
http://www.esclavasdelsantisimo.org/wp-content/uploads/Los-misterios.pdf
MEDITACIÓN MISTERIOS DOLOROSOS 
1.- La oración de Jesús en el huerto 
 
«Y se alejó de ellos a distancia como de un tiro de piedra, 
y, habiéndose arrodillado, oró así: “Padre, si quieres, 
aparta de Mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino 
la tuya”. Y se le apareció del cielo un ángel y lo confortaba. 
Y entrando en agonía, oraba sin cesar. Y su sudor fue 
como gotas de sangre, que caían sobre la tierra. Cuando 
se levantó de la oración, fue a sus discípulos, y los halló 
durmiendo, a causa de la tristeza. Y les dijo: “¿Por qué 
dormís? Levantaos y orad, para que no entréis en 
tentación”..» Lucas 22, 41-46 
Notas de Mons. Juan Straubinger: Fue, como dice San 
Bernardo, un llanto de lágrimas y sangre, que brotaba no 
solamente de los ojos, sino también de todo el cuerpo del 
Redentor. Nótese que el dato del sudor de sangre y del 
ángel es propio de Lucas. Proviene tal vez de una 
revelación especial hecha a S. Pablo. 
Meditación: La gran lección que nos enseña Jesús en este 
misterio, es que en el momento del sufrimiento 
cualquiera que sea, no hay más que una reacción 
espiritual: desahogar nuestro corazón, nuestro dolor ante 
el Padre Celestial; desahogar poniendo ante Él y haciendo 
esfuerzos porque prevalezca su Voluntad. 
2.- La flagelación del señor 
 
« Entonces, pues, Pilato tomó a Jesús y lo hizo azotar.». 
Juan 19, 1 
Notas de Mons. Juan Straubinger: Cruel inconsecuencia. 
Sabiendo y proclamando que Jesús es libre de culpa, lo 
somete sin embargo, por librarlo de la muerte, a un nuevo 
y atroz tormento que no había pedido la Sinagoga... ¡y 
luego lo condena! 
Meditación: Pilato manda azotar a Jesús. Manda azotar a 
Jesús sabiendo que es inocente y diciendo que es 
inocente. Jesús queda en manos de sus verdugos. Le 
quitan sus vestidos y empiezan a descargar sobre Él 
atrozmente. Todo el mundo le deja y no hay nadie que 
intervenga. No intervienen tampoco los ángeles y no 
interviene el Padre Celestial ¡Cuántas veces en los 
momentos de nuestro sufrimiento nos parece injusto que 
no haya nadie que tenga una buena palabra! Pero eso es 
lo que se hizo con Jesús ¿Vamos a pedir nosotros justicia, 
cuando vemos a Jesús tan injustamente azotado por 
nuestro amor? 
3.- La coronación de espinas 
«Luego los soldados trenzaron una corona de espinas,que le pusieron sobre la cabeza, y lo vistieron con un 
manto de púrpura. Y acercándose a Él, decían: “¡Salve, rey 
de los judíos!” y le daban bofetadas.» Juan 19, 2-3 
 
Meditación: Esos mismos verdugos de Jesús, ya sin que 
nadie se lo mande, ahora en su imaginación, para reírse 
un poco de Jesús, de su Reino, le echan un manto de 
púrpura sobre los hombros, le ponen una caña en las 
manos como cetro y le clavan una corona de espinas 
sobre las sienes. Es el Rey de burlas. Jesús ofrece todo lo 
que está sufriendo para cumplir la voluntad de su Padre. 
También se lo ofrece por nosotros; por nuestros 
pensamientos de orgullo...nuestra soberbia...nuestra 
vanidad...nuestras pasiones...Si un día vamos a tener 
gracia de Dios para resistir nuestras tentaciones, es la 
gracia que nos está mereciendo aquí a costa suya. 
4.- Jesús con la cruz acuestas 
 
« Pero ellos se pusieron a gritar: “¡Muera! ¡Muera! 
¡Crucifícalo!” Pilato les dijo: “¿A vuestro rey he de 
crucificar?” Respondieron los sumos sacerdotes: 
“¡Nosotros no tenemos otro rey que el César!” Entonces 
se lo entregó para que fuese crucificado. Tomaron, pues, 
a Jesús; y Él, llevándose su cruz, salió para el lugar llamado 
“El cráneo”, en hebreo Gólgotha » (Juan 19, 15-17) 
Notas de Mons. Juan Straubinger: Es impresionante ver, 
a través de la historia de Israel, que este rechazo de Cristo 
Rey parecía ya como anunciado por las palabras de Dios a 
Samuel en 1 Sam. 8, 7, cuando el pueblo pidió un 
soberano como el de los gentiles. El Cráneo: eso quiere 
decir el Calvario: lugar de la calavera. Según la leyenda 
judía, es el lugar donde fue enterrado Adán. Estaba fuera 
de la ciudad; sólo más tarde el sitio fue incorporado a la 
circunvalación. Hoy forma parte de la Iglesia del Santo 
Sepulcro. 
Meditación: Vamos a acompañar a Jesús por todas las 
calles por donde va enseñando al mundo hasta dónde ha 
llegado su Amor. Vamos a acompañarle, mirando todavía 
más que a las cuerdas que aprietan sus miembros y los 
hacen sangrar, a las otras estrechísimas del Amor. Y que 
nos dé vergüenza buscar una libertad mayor; que nos 
sonroje el quejarnos de nuestra sujeción a la Ley de Dios 
y a las observancias religiosas. 
5.- La crucifixión y muerte de nuestro señor 
 
«Conducían también a otros dos malhechores con Él para 
ser suspendidos. Cuando hubieron llegado al lugar 
llamado del Cráneo, allí crucificaron a Él, y a los 
malhechores, uno a su derecha, y el otro a su izquierda. Y 
Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que 
hacen”. Entretanto, hacían porciones de sus ropas y 
echaron suertes. Y el pueblo estaba en pie mirándolo, 
mas los magistrados lo zaherían, diciendo: “A otros salvó; 
que se salve a sí mismo, si es el Cristo de Dios, el 
predilecto”. También se burlaron de Él los soldados, 
acercándose, ofreciéndole vinagre y diciendo: “Si Tú eres 
el rey de los judíos, sálvate a Ti mismo”. Había, empero, 
una inscripción sobre Él, en caracteres griegos, romanos 
y hebreos: “El rey de los judíos es Éste”. Uno de los 
malhechores suspendidos, blasfemaba de Él, diciendo: 
“¿No eres acaso Tú el Cristo? Sálvate a Ti mismo, y a 
nosotros”. Contestando el otro lo reprendía y decía: “¿Ni 
aun temes tú a Dios, estando en pleno suplicio? Y 
nosotros, con justicia; porque recibimos lo merecido por 
lo que hemos hecho; pero Éste no hizo nada malo”. Y dijo: 
“Jesús, acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino”. Le 
respondió: “En verdad, te digo, hoy estarás conmigo en el 
Paraíso”. Era ya alrededor de la hora sexta, cuando una 
tiniebla se hizo sobre toda la tierra hasta la hora nona, 
eclipsándose el sol; y el velo del templo se rasgó por el 
medio. Y Jesús clamó con gran voz: “Padre, en tus manos 
entrego mi espíritu”. Y, dicho esto, expiró. El centurión, 
al ver lo ocurrido, dio gloria a Dios, diciendo: 
“¡Verdaderamente, este hombre era un justo!” Y todas 
las turbas reunidas para este espectáculo, habiendo 
contemplado las cosas que pasaban, se volvían 
golpeándose los pechos. Mas todos sus conocidos 
estaban a lo lejos –y también las mujeres que lo habían 
seguido desde Galilea– mirando estas cosas. » 
Lucas 23, 32-49 
Notas de Mons. Juan Straubinger Milagro de la gracia, 
que aprovecha este “obrero de la última hora” pasando 
directamente de la cruz al Paraíso. Lo que valoriza 
inmensamente la fe del buen ladrón es que su confesión 
se produce en el momento en que Jesús aparece vencido 
y deshonrado. A esto observa Fillion: “El buen ladrón creía 
en la inmortalidad del alma y en la resurrección, y 
reconocía a Jesús como el Mesías-Rey. Por eso le pedía 
encarecidamente un lugar en su Reino”. Y añade: “El 
Paraíso representa aquí la parte de la morada de los 
muertos (los limbos) donde habitaban las almas de los 
elegidos, antes de la Ascensión de Jesucristo”. El Salmo 
30, de donde Jesús toma estas palabras “Padre, en tus 
manos entrego mi espíritu”, resulta así la oración ideal 
para estar preparado a bien morir. Si la conversión del 
ladrón es el primer fruto de la muerte de Jesús, la del 
centurión romano es el segundo; judío aquél, gentil éste. 
Meditación: La cruz es el trono del Amor, porque es el 
trono de nuestro Señor, Rey Divino, clavado y muerte en 
ella. No miremos a la cruz desnuda, que puede ser que 
nos cause miedo. Miremos a Cristo crucificado y nos 
sentiremos atraídos hacia Él. Así, a los pies de la cruz 
oiremos el lenguaje verdadero del Amor ¿Quién dudará 
de la verdad de ese Amor? ¿Quién no repetirá: ¿Señor a 
dónde iremos, si no vamos a Ti? Porque desde la cruz nos 
atrae cada día y cada hora el Señor. 
 
 
Las citas aquí contenidas, son Traducción y notas de la 
Santa Biblia Mons. Juan Straubinger. Enlace. 
Las Meditaciones aquí contenidas son del P. José 
Antonio de Aldama S.J. recitadas por las Esclavas del 
santísimo sacramento. Enlace. 
 
 
 
 
 
https://ia800305.us.archive.org/25/items/SagradaBibliaStraubinger07/Sagrada%20Biblia%20Straubinger%2007.pdf
http://www.esclavasdelsantisimo.org/wp-content/uploads/Los-misterios.pdf
MEDITACIÓN MISTERIOS GLORIOSOS 
1.- La resurrección del hijo de Dios 
 
«Pero el primer día de la semana, muy de mañana, 
volvieron al sepulcro, llevando los aromas que habían 
preparado. Hallaron la piedra desarrimada del sepulcro. 
Habiendo entrado, no encontraron el cuerpo del Señor 
Jesús. Mientras ellas estaban perplejas por esto, he ahí 
que dos varones de vestidura resplandeciente se les 
presentaron. Como ellas estuviesen poseídas de miedo e 
inclinasen los rostros hacia el suelo, ellos les dijeron: “¿Por 
qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí; 
ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo, estando aún en 
Galilea: que era necesario que el Hijo del hombre fuese 
entregado en manos de hombres pecadores, que fuese 
crucificado y resucitara el tercer día”.» Lucas 24, 1-7 
Notas de Mons. Juan Straubinger: Jesús estuvo en el 
sepulcro desde la noche del viernes hasta la madrugada 
del domingo. 
Meditación: Jesús resucitó, subió al Cielo. No estamos 
solos, porque estamos injertados en Él; pero nosotros 
estamos en la tierra y la esperanza de nuestro corazón es 
Cristo que por su resurrección nos eleva al Cielo, así 
tenemos que buscar los bienes del Cielo, no los de la 
tierra. Mientras tanto en esta peregrinación terrena, 
dejándonos levantar cada día y cada hora, vamos 
caminando, vamos volando hacia Él, para vivir cada día 
más ocultos en vida, en la vida que Él vive oculta en Dios.. 
2.- La ascensión del señor a los cielos 
 
 «Y los sacó fuera hasta frente a Betania y, alzando sus 
manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de 
ellos y fue elevado hacia el cielo.». Lucas 24, 51-52 
Meditación: Esta bendición de despedida de Jesús no es 
sino un “hasta luego”, porque Él mismo dijo que iba a 
prepararnos un lugar en la casa de su Padre, y volvería a 
tomarnos para estar siempre juntos. San Lucas continúa 
esterelato de la Ascensión en los Hechos de los 
Apóstoles, para decirnos que, según anunciaron entonces 
los ángeles, Jesús volverá de la misma manera que se fue, 
esto es, en las nubes. Entonces terminarán de cumplirse 
todos esos anuncios de que había hablado Jesús, para 
cuyo entendimiento hemos de pedirle que nos abra la 
inteligencia como hizo aquí con los apóstoles. 
3.- La venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles 
«Al cumplirse el día de Pentecostés, se hallaban todos 
juntos en el mismo lugar, cuando de repente sobrevino 
del cielo un ruido como de viento que soplaba con 
ímpetu, y llenó toda la casa donde estaban sentados. Y se 
les aparecieron lenguas divididas, como de fuego, 
posándose sobre cada uno de ellos. Todos fueron 
entonces llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar 
en otras lenguas, tal como el Espíritu les daba que 
hablasen» Hechos de los Apóstoles 2, 1-4 
 
Notas de Mons. Juan Straubinger: La fiesta de 
Pentecostés se celebraba 50 días después de la Pascua, 
en memoria de la entrega hecha por Dios a Moisés, en el 
monte Sinaí, de las tablas de la Ley, así como en acción de 
gracias por la cosecha. La venida del Espíritu Santo en ese 
día produjo una cosecha espiritual de tres mil hombres. 
Todos juntos: no solamente los apóstoles, sino también 
todos los discípulos y fieles. Viento es sinónimo de 
espíritu, es decir, algo que sopla desde afuera y es capaz 
de animar lo inanimado. Como el viento levanta y anima 
a una hoja seca e inerte, así el divino Espíritu vivifica a 
nuestras almas, de suyo incapaces de la virtud. Llenó toda 
la casa: El espíritu es difusivo. Por eso se dice que el 
cristiano es cristífero: doquiera va, lleva consigo a Cristo y 
lo difunde. También Jesús dice que la luz ha de ponerse 
sobre el candelero para que alumbre toda la casa. Por el 
fuego del Espíritu Santo se consuma la iluminación y ese 
renacimiento espiritual que Jesús había anunciado a 
Nicodemo, por lo cual S. Crisóstomo llama al Espíritu 
Santo reparador de nuestra imagen. Las lenguas 
simbolizan el don de la palabra que los presentes 
recibieron inmediatamente, y su eficacia para predicar 
“las maravillas de Dios”. El Espíritu se comunicó en esta 
ocasión con un carácter de universalidad; por eso se 
considera a Pentecostés como el día natal de la Iglesia, y 
por eso ésta se llama católica, es decir, universal, abierta 
a todos los pueblos e individuos; si bien con una jerarquía 
instituida por el mismo Jesús con el cargo de difundir el 
conocimiento del evangelio (lo cual presupone la 
ignorancia de muchos) y con la advertencia de que 
muchos serán los llamados y pocos los escogidos, lo cual 
presupone la libertad que Dios respeta en cada uno para 
aceptar o rechazar el Mensaje de Cristo. 
 “¡Qué artista es el Espíritu Santo!, exclama S. Gregorio: 
instruye en un instante, y enseña todo lo que quiere. 
Desde que está en contacto con la inteligencia, ilumina; 
su solo contacto es la ciencia misma. Y desde que ilumina, 
cambia el corazón”. 
Meditación: Pentecostés no es una fecha que pasó 
históricamente; es una fecha que pasó, pero Pentecostés 
es algo que perdura todos los días en la Iglesia y en las 
almas. Pentecostés es el Espíritu Santo que habita en los 
corazones de los fieles, en nuestros corazones. El 
resultado es la purificación interior. 
4.- La asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma 
al cielo 
 
Sabemos que la virgen fue llevada al cielo en cuerpo y 
alma por la tradición de la Iglesia desde los principios del 
cristianismo. Las tradiciones de la Iglesia se verifican 
contra la Sagrada Escritura, y en este caso de la Asunción 
ya sabemos que es consecuencia necesaria de la Biblia. 
Que las tradiciones de la Iglesia deben atenderse, es un 
mandato bíblico: 
«Así pues, hermanos, estad firmes y guardad las 
enseñanzas que habéis recibido, ya de palabra, ya por 
carta nuestra», 2 Tes 2, 15. 
Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de 
noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus 
Deus. 
Meditación: El misterio de la Asunción es la corona de los 
privilegios insignes con que Dios ha enriquecido a Nuestra 
Señora. Levantemos nuestros corazones al Cielo donde 
está nuestra Madre, allí debe estar nuestro corazón ¿Por 
qué son tan rastreros y terrenos nuestros pensamientos 
y nuestros afectos, cuando desde el Cielo nos llama 
Nuestra Madre para elevarnos allí? Y al mirar al Cielo 
tiene que ensancharse nuestro pecho en la esperanza. 
5.- La coronación de la Santísima Virgen como Reina y 
madre de todo lo creado. 
 
«Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer 
revestida del sol y con la luna bajo sus pies y en su cabeza 
una corona de doce estrellas». Apocalipsis 12, 1. 
«La Santísima Virgen María, cumplido el curso de su vida 
terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, 
en donde ella participa ya en la gloria de la resurrección 
de su Hijo, anticipando la resurrección de todos los 
miembros de su Cuerpo» (CIC, 974). 
CIC = Catecismo de la iglesia católica. 
Meditación: María es Reina porque se lo debemos todo a 
Ella, porque su intercesión toca cada día nuestras 
necesidades todas, porque acudimos a Ella y nos oye 
siempre, porque, aunque no acudamos a Ella, Ella está 
siempre solícita por sus hijos. Le levantamos un altar a su 
grandeza soberana, pero estamos cobijados bajo sus 
manos como bajo las alas de quien nos protege en las 
necesidades de la vida. Reina excelente, Reina única en el 
Reino de Dios. 
 
Mensajes de Nuestra Señora de Fátima 
«Recen el Rosario todos los días, para alcanzar la paz 
para el mundo y el fin de la guerra» (13 de Mayo, 
1917). 
«Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y 
amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi 
Inmaculado Corazón. A quien le abrazare prometo la 
salvación y serán queridas sus almas por Dios como 
flores puestas por mí para adornar su Trono». 
 «Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu 
refugio y el camino que te conducirá a Dios» (13 de 
junio de 1917). 
«¡Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, 
y especialmente cuando hagáis un sacrificio: OH, Jesús, 
es por tu amor, por la conversión de los pecadores y 
en reparación de los pecados cometidos contra el 
Inmaculado Corazón de María!». 
«Cuando rezáis el Rosario, decid después de cada 
misterio: “Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del 
fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, 
especialmente a las más necesitadas» (13 de julio de 
1917)

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