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ORACIONES DIA

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PARA INICIAR CADA DÍA
OFRECIMIENTO 
DE LAS ACCIONES DEL DÍA
«Oh amabilísimo Jesús, mi Salvador, me ofrezco y consagro para siempre a Vos, y por Vos, a vuestro Padre Eterno, entera y absolutamente. Os ofrezco mi cuerpo con todas sus partes, mi alma con todas sus potencias, mi espíritu, mi corazón, mi vida, todos mis pensamientos, palabras y acciones, todas mis respiraciones, todos los latidos de mi corazón y de mis venas, todas mis miradas, todo el uso de mis sentidos interiores y exteriores, y en fin todo cuanto soy y puedo, deseando consagrar a vuestra santa gloria todas estas cosas, y que sean otros tantos actos de alabanza, de adoración y de amor hacia Vuestra Divina Majestad».
«Acepto desde ahora por amor a Vos, oh Jesús, todos los disgustos, contrariedades y aflicciones de cuerpo o de espíritu, que me sobrevengan en el día de hoy y en todos los días de mi vida, ofreciéndome a Vos para sufrir, por vuestra gloria y contento, cuanto os dignéis enviarme. Y protesto asimismo que renuncio desde este momento a todas las sugestiones del espíritu maligno, y que condeno y detesto todos los movimientos de orgullo, de amor propio, y de todas mis pasiones y malas inclinaciones».
¡Divino Corazón de Jesús! Os ofrezco por medio del Corazón Inmaculado de María Santísima, todas las oraciones, obras y sufrimientos de este día, para reparar las ofensas que se os hacen y por todas las intenciones que Vos tenéis al inmolaros en la Sagrada Eucaristía.
Os ofrezco en especial (indicar la intención particular para el día). Una posible: Por la conversión, santificación y salvación de los sacerdotes. 
ORACIÓN DE ABANDONO
Padre mío: me abandono a Ti. Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que Tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en Tus manos. Te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo, y porque para mí amarte es darme, entregarme en Tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tu eres mi Padre. Amen. 
ORACIÓN DE LA SANGRE DE CRISTO
Señor Jesús, en tu Nombre, y con el poder de tu Sangre Preciosa sellamos toda persona, hechos o acontecimientos a través de los cuales el enemigo nos quiera hacer daño.
Con el poder de la Sangre de Jesús, sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos del infierno y en el mundo en el cual nos moveremos hoy. Con el poder de la Sangre de Jesús, rompemos toda interferencia y acción del maligno. Te pedimos, Jesús, que envíes a nuestros hogares y lugares de trabajo a la Santísima Virgen acompañada de San Miguel, San Gabriel, San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles. 
Con el poder de la Sangre de Jesús, sellamos nuestra casa, todos los que la habitan, las personas que el Señor enviara a ella, así como los alimentos y los bienes que El generosamente nos envía para nuestro sustento.
Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos tierra, puertas, ventanas, objetos, aparatos electrónicos y electrodomésticos, paredes y pisos, el aire que respiramos y en Fe colocamos un círculo de su Sangre alrededor de toda nuestra casa y de nuestra familia.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos los lugares en donde vamos a estar este día, y las personas, con quienes vamos a tratar. Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestro trabajo material y espiritual, los negocios de toda nuestra familia y los vehículos, las carreteras, los aires, las vías y cualquier medio de transporte que habremos de utilizar. Con tu Sangre Preciosa sellamos los actos, las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra Patria a fin de que tu paz y tu Corazón al fin reinen en ella.
 Te agradecemos, Señor, por tu Sangre y por tu Vida, ya que gracias a Ellas hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo. Amén.
Abandonémonos en la VOLUNTAD DE DIOS:
Dios mío, a Vos se eleva mi espíritu desde que la luz del día comienza a alumbrar mis ojos. ¡Oh mi amado Jesús! Yo os doy mi corazón; quiero ser enteramente vuestro. 
Desde el amanecer me ocuparé en la consideración de vuestras bondades.
Poned en mi boca palabras de alabanza, para que emplee este santo día en cantar la grandeza de vuestra gloria.
¡Oh Luz verdadera!, enseñadme a detestar las obras de las tinieblas; cubridme con las armas de la Luz, para que durante el día camine por la senda de la virtud. ¡Ojalá que todos mis caminos se dirijan a la observancia de vuestros mandamientos! 
Mientras que con mi vestido cubro mi cuerpo, adornad, Señor, mi alma con el vestido de la inocencia, de la misericordia, de la paciencia, de la modestia, de la caridad y de todas las demás virtudes. 
Dios y Señor mío, en quien creo y espero, a quien adoro y amo con todo mi corazón: os doy gracias por haberme creado, redimido, hecho cristiano, conservado en esta noche y haberme permitido llegar al principio de este día. Así sea.

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