Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Cuando tomamos contacto con una obra, sentimos cómo a través de ella, poco a poco, cobra vida la personalidad de quien la creó. A través y detrás del contenido en sí surgen uno y otro rasgo del espíritu y carácter de su autor hasta configurarse en una imagen. Heinrich Racker, 1956, p. 246. 2 Heinrich Racker (1910-1961) Matías Luzuriaga (Coordinador), Juan Buccheri, Carolina Czerniecki de Lázaro, Paula Galak, Hernán Hasperué, Vivian Secco.1 Racker por Racker2 Nací el 3 de julio de 1910 en Neu-Sandez, Polonia y soy ciudadano austríaco. Fui a la escuela primaria y secundaria en Sperlgasse, Viena. En 1929 me matriculé en psicología y musicología en la Universidad de Viena. A partir de ese momento, tuve que ocuparme yo mismo por mi sustento. Aprobé el examen estatal (NT: es un examen que acredita para ser empleado del estado, que conlleva a muchos beneficios) de música y conseguí un puesto como profesor de piano en 1930 y en 1931 también aprobé los exámenes estatales de historia de la música, psicología y pedagogía en el conservatorio de la asociación para el cultivo de la música popular (NT: conservatorio de trabajadores). Para perfeccionar mi educación musical, que le debía a mis alumnos, asistí a la clase magistral en la Academia de Música durante 3 años, dirigida por el Hofrat (NT: Consejero de palacio, título honorífico antiguo en Austria) Franz Schmidt. A partir de la primavera de 1933 pude retomar nuevamente con más intensidad mis estudios universitarios. Hice mi disertación con el Prof. H. Swoboda sobre "El problema de la periodicidad psíquica" y pasé el rigorosum psicológico con el Prof. H. Swoboda y el Prof. K. Bühler en julio de 1935 con distinción. Mi interés por el psicoanálisis se remonta a mis días de escuela secundaria, cuando leí por primera vez las "Conferencias". Como resultado, luego estudié: "Psicopatología de la vida cotidiana", "Interpretación de los sueños", "Más allá del principio del placer", "¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?", el "Malestar en la cultura", la "Nueva conferencias de introducción al psicoanálisis" y algunos escritos menores, así como varias obras de amigos y alumnos de Freud. Los motivos de mi solicitud son: "El amor a la ciencia de la vida psíquica"; el esfuerzo por obtener conocimientos sobre la vida mental a través de la formación psicoanalítica, que sólo son posibles de esta manera, y, como analista, sobre la base del conocimiento adquirido, tener la posibilidad interior y exterior de seguir investigando; la propensión a ayudar y sanar en aquellas áreas que me generen interés y aptitud percibida o real; finalmente, el deseo de crear la mayor unión posible entre la actividad profesional y la inclinación (NT: pasión). Con sincero agradecimiento por todo su arduo trabajo. 1 matiasluzuriaga@gmail.com, juanbuccheri@hotmail.com, caroclazaro@gmail.com, galakpaula@gmail.com, hernanhasp@gmail.com, vivian.secco@gmail.com 2 Carta de Racker al claustro docente de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, para solicitar el ingreso al Instituto. 3 Dr. Heinrich Racker Viena, 14 de junio de 1936 (Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1936) Primeros años en Europa Sus padres, Naphtali Meyer Racker y Ella Spiegel, tuvieron tres hijos, una niña llamada Miriam en 1908, Heinrich en 1910, y luego de tres años nacería el último de los hijos, Efraim. Debido al inicio de la Primera Guerra Mundial, en 1914, la familia se vio obligada a emigrar a Viena. Allí lograron instalarse y tener un buen pasar, aunque al principio no fue nada fácil, ya que tuvieron que enfrentarse a una cultura fuertemente imperialista y antisemita. Su padre era un hombre muy culto, que combinaba rasgos de una figura de gran autoridad, con tolerancia y afecto. Se dedicaba al comercio y además dirigía un prestigioso diario sionista. Esto le permitió a la familia Racker, con el tiempo, lograr una buena posición y que sus tres hijos pudieran estudiar en el Gymnasium sin dificultades y terminar sus estudios universitarios, a pesar incluso de las dificultades económicas resultantes de la crisis de 1928, que deterioraron sensiblemente la economía de la familia. Desde su pubertad, manifestó un gran interés y capacidades para la música, así como el estudio de filosofía, teatro, literatura y psicoanálisis; y también se dedicó intensamente al deporte, siendo el fútbol su gran pasión en este campo. Según Cesio, En la escuela secundaria estaba entre los alumnos más destacados. Simultáneamente cultivó su formación musical, organizó una orquesta y la condujo. Durante estos años había realizado grandes progresos en la interpretación del piano y había sido admitido en la clase de Franz Schultz para maestros. (Cesio, 1985, p. 110) En 1929, Heinrich comenzó sus estudios con Oskar Adler, quien fue su gran maestro en esa época de su vida. Con él estudió profundamente filosofía, astrología y las obras de Freud. Aunque ya desde su adolescencia, durante la escuela secundaria, había leído todas las obras de Freud publicadas hasta el momento. Otra persona muy importante para él fue su hermano Efraim, con quien compartía la vocación por la medicina y el psicoanálisis, además de una gran pasión por el arte. Efraim tenía mayor interés por la pintura, mientras que Heinrich tenía especiales dones musicales, tanto era así, que con solo diecinueve años llegó a ser profesor del Konservatorium, un destacado logro para su temprana edad, y en tan prestigiosa institución. Es la música la que tiempo más tarde le permitirá costear sus primeros años en nuestro país, y la actividad que lo acompañó hasta sus últimos días, junto al psicoanálisis. Los tres hermanos se encontraban en la Universidad cuando su padre enfermó. Miriam estudiaba filosofía y ambos hermanos intentaban cumplir el sueño de graduarse en la facultad de medicina; pero el deseo de Heinrich se vería prontamente 4 frustrado por las nuevas circunstancias. El deterioro de la salud de su padre lo obligó a tener que ocuparse de muchas tareas del negocio familiar para intentar sostener las finanzas francamente afectadas por esta situación. En relación a esto, Cesio (1985) refiere que la posición económica del padre se deterioró rápidamente y a los cincuenta años se sentía un hombre enfermo y fracasado. Y agrega que: Llama la atención el hecho de que el padre enfermó a una edad semejante a la que tenía Heinrich cuando fue atacado por el cáncer, y más notable aún es que por ese entonces, erróneamente, le habían diagnosticado al padre un cáncer. (Cesio, 1985, p. 110) Debido a esto, Racker resignó su ilusión de ser médico y se inclinó por una carrera dentro de las humanidades, que le demandara menos tiempo y le permitiese cumplir con ambas obligaciones (reemplazar a su padre en el trabajo y estudiar una carrera), y se graduó de doctor en musicología y filosofía en la Universidad de Viena en 1935. Su hermano Efraim, gracias a los esfuerzos de Heinrich, logró finalizar sus estudios como médico y llegó a ser un prestigioso investigador años más tarde. Su acercamiento a la formación psicoanalítica A diferencia de lo que afirma Etchegoyen (Doria Medina Eguía, 2001), no hay registros de que Racker haya sido admitido como candidato en el Instituto de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, aunque sí parece haber comenzado un análisis terapéutico gratuito, no didáctico, con Hans Lampl (y no con Jeanne Lampl-de Groot, como aparece erróneamente en algunas fuentes), que podría entenderse como el inicio de una etapa previa a la formación, y que bien hubiera continuado sin inconvenientes de no haber ocurrido el Anschluss (unión de Austria con Alemania impuesta por Hitler en 1938). Compartimos aquí las traducciones de las actas labradas en ese momento, que se conservan en el Archivo del Museo Freud en Londres3: Reunión del claustro docente del día 19 deSeptiembre de 1935 Inicio: a las 22:30 hs. Presidente: Anna Freud Secretario: E. Bibring Presentes: Federn, Hitschmann, Aichhorn, Hartmann, Bäume. Al Dr. Racker, quien solicitó la admisión al instituto de enseñanza y un análisis gratuito, se le recomienda primero completar un análisis terapéutico. Se le aconseja considerar ponerse en contacto con el Dr. Sterba a tal fin. (Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1935) 3 Recibidas el 10/5/2022, y traducidas del alemán por Christine Kruse. 5 Reunión de Comisión Directiva del 15 de junio de 1936 Presentes: Anna Freud, E. Bibring, Paul Federn. El Dr. Heinrich Racker, quien actualmente se ha presentado al instituto de enseñanza con el propósito de solicitar su admisión, ha solicitado recientemente la asignación de un análisis de entrenamiento. El punto 2 del acta de la reunión del claustro docente del 19 de septiembre de 1935 dice: “Dr. H. Racker, quien solicitó la admisión al instituto de enseñanza y un análisis gratuito, se le recomienda primero completar un análisis terapéutico. Se le aconseja considerar ponerse en contacto con el Dr. Sterba a tal fin”. Independientemente de esto, el Dr. Bibring contactó al Dr. Lampl, quien ha accedido a hacerse cargo del análisis del Dr. Por lo tanto, la decisión es que el Dr. Racker realice (apruebe) su análisis terapéutico con el Dr. Lampl. (Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1936) Reunión del claustro docente del 24 de junio de 1936 Presidenta: Anna Freud Secretario: E. Bibring Presentes: G. Bibring, Federn, Hartmann, Hitschmann, Hoffer, Isakower, Kris, Lampl, Walder. El Dr. en Filosofía Racker ha solicitado admisión recientemente. Actualmente fue referido al análisis terapéutico. En la discusión, Kris pregunta sobre la postura general con respecto a la admisión de legos. La Asociación Psicoanalítica no debe ser un refugio; los legos sólo son aceptados por capacidades especiales. Anna Freud pregunta si se debe asignar un análisis terapéutico en el caso de Racker, Federn piensa que deberían ocuparse de estos casos para poder formarse un juicio después. Por ello, recomienda derivar a análisis terapéutico. Bibring piensa que eso sería demasiado antieconómico y sugiere que primero deberían ocuparse de los verdaderamente adecuados y sólo luego, si existe una posibilidad adicional, de los casos dudosos. Anna Freud sugiere que los casos dudosos no se envíen inicialmente a análisis terapéutico, sino al seminario freudiano de la Asociación de Psicología Médica para un examen no vinculante de su capacidad. Decisión: En el caso R., proceder de esa manera. (Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1936) Reunión del claustro docente del 7 de octubre de 1936 Inicio de la sesión: 8 de la noche Presidente: Anna Freud Secretario: E. Bibring Presentes: Federn, Hitschmann, R. Sterba, E. Kris, Jeanne Lampl, Jenny Walder, Robert Walder, Isakower, Grete Bibring, Hartmann, Bornstein, Hans Lampl. Impedidos por enfermedad: Aichhorn, Brunswick, Hoffer. Tutorías: Dr. Racker por el Dr. Hans Lampl. (Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1936) 6 Reunión del claustro docente del 4 de noviembre de 1936 Presidente: Anna Freud Secretario: E. Bibring Presentes: R. Sterba, H. Lampl, Jeanne Lampl, H. Hartmann, G. Bibring, J. Bäume, C. Isakower, W. Hoffer, Federn. Dispensados: Hitschmann, Aichhorn, Brunswick, Bornstein. H. Lampl informa sobre Racker: Después de tres semanas de análisis de prueba, la impresión es que se trata de una persona decente, no particularmente talentosa, cuyos trastornos requerirían un análisis prolongado. Tiene intereses intelectuales algo fuera de lo común, astrología, misticismo, etc. Dado que no cumple con las condiciones para legos no es admitido al análisis de formación. (Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1936) Como dejan ver las actas, hasta el año 1936 Racker no había sido admitido en Viena para un análisis de formación. Llama la atención que, a pesar de su temprana y sólida formación, fuese rechazado por el comité evaluador. Aunque no debemos olvidar que había en esa época mucho recelo en aceptar legos (no médicos) para la formación psicoanalítica, teniendo en cuenta además que en esos tiempos la cantidad de analistas didactas era todavía muy reducida. Acerca de esto, Cesio (1985) nos recuerda que una parte importante de las mencionadas dificultades para que los analistas no médicos pudieran ejercer el psicoanálisis en Viena, se debía a que recientemente había tenido lugar el juicio a Reik, por lo que Freud había publicado, a modo de defensa, El análisis profano (1926b)4. Y plantea que este fue otro importante motivo para que Racker tomara la decisión de inscribirse en la carrera de medicina, además de la oportunidad que esto implicaba para concretar su anhelado proyecto. Por otro lado, Etchegoyen (Doria Medina Eguía, 2001) sostiene que Racker había empezado a cursar seminarios en Viena antes de tener que escapar de Europa, e incluso menciona que estaba analizando a un paciente en esa época, habiendo así empezado con su práctica clínica. Dado que Etchegoyen había tenido un vínculo muy cercano con Racker (supervisó con él durante su formación), resulta lícito considerarlo como una fuente directa y confiable, y que haya escuchado de primera mano los relatos de Racker sobre esa época de su vida, a pesar de que no hayan quedado documentados, o que la documentación que pudiera haber habido al respecto se haya perdido entre los escombros de esos tiempos en Europa. En 1937, entonces, intentó retomar el sueño que había dejado interrumpido y entró a la carrera de Medicina. Etchegoyen refiere que, a pesar de la tristeza que le habría provocado la muerte de su padre ese mismo año, “debe haber sido un momento de gran felicidad personal, porque cumplía el sueño de estudiar medicina y su carrera psicoanalítica marchaba sin inconvenientes” (Doria Medina Eguía, 2001, p. 187). En 1938, la unión de Austria con la Alemania nazi interrumpió su anhelado proyecto. Al igual que muchos judíos debió abandonar Austria para salvar su vida, huyó a 4 Traducido por Etcheverry (Ed. Amorrortu) como ¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos con un juez imparcial. 7 Dinamarca, luego a Uruguay y llegó a Argentina con veintinueve años en 1939. Su hermano Efraim logró escapar hacia los Estados Unidos luego de graduarse como médico, y allí se desarrolló como investigador. La madre de Racker huyó de Viena para instalarse junto a su hijo mayor en Estados Unidos, mientras que Miriam, su hermana, quien había estudiado filosofía en Viena, siguió los ideales sionistas del padre y se exilió en Israel. Unos años más tarde, su madre partiría hacia Israel para reunirse con su hija, donde ambas vivieron el resto de sus vidas. Teniendo en cuenta que Heinrich era muy apegado a su madre, y que tenía además un gran afecto y admiración por su hermano menor, el separarse de ellos debió haber sido para él una pérdida inconmensurable. Llegado a Buenos Aires, tuvo que adaptarse al idioma mientras se las rebuscaba para subsistir. Esto último, y no tanto lo primero, parece haberlo conseguido con bastante rapidez, ayudado por el círculo de gente con quienes se puso en contacto, un grupo de judíos vieneses de clase media alta, con grandes intereses intelectuales y musicales. Empezó a trabajar dando clases de piano, y luego empezó a tocar el piano en fiestas y reuniones sociales. Así es que decidió retomar su formación psicoanalítica y solicitó su ingreso a la APA. Sabemos que se analizó con Ángel Garma, y que este análisis duró un año durante 1940. No se sabe a ciencia cierta el motivo que llevó a su interrupción, y algunas hipótesis apuntan a que no podía pagar los honorarios de Garma. Aunque Etchegoyen (2001) afirma que Garma le cobraba unos honorarios simbólicos, teniendo en cuenta generosamente la difícil situación en la que se encontraba. Lo que se sabe es que en 1942 iniciósu análisis didáctico con Marie Langer, otra exiliada europea, y en 1943 empezó a cursar seminarios, dando inicio a su formación. Mientras se encontraba transitando su formación como candidato, y durante unas vacaciones en Uruguay, conoció a Geneviève (Noune) Tronquoy, con quien se casó pocos meses después, en abril de 1944, y tuvieron dos hijos. Ella también fue psicoanalista y llegó a didacta en 1963. Luego de quedar viuda de Racker, se casó con otro destacado psicoanalista, Emilio Rodrigué. Y murió, prematuramente, a los 46 años. Racker cursó seminarios desde 1943 a 1946 en el Instituto de Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Su primer trabajo psicoanalítico publicado fue Sobre los celos de Otelo, que apareció en la Revista de Psicoanálisis de 1945. Se trata de un estudio sobre los celos patológicos donde demuestra, además, su interés por explicar psicoanalíticamente el arte y la cultura. En este año nace también su primer hijo, Daniel. En 1946 se publica su libro Grandes maestros para la juventud, destinado a que los estudiantes principiantes de música puedan acceder a conocer e interpretar obras de los grandes compositores. Hasta el momento, la manera de acceder a partituras de compositores clásicos, era comprándolas en uno o dos lugares especializados de Buenos Aires, que compraban los derechos de impresión y publicación a las editoriales europeas, o directamente importándolas. Era habitualmente muy costoso y poco accesible para músicos principiantes. Algo similar ocurrió con el actual Centro de Investigación y Orientación Enrique Racker de la Asociación Psicoanalítica Argentina, que tiene como objetivos la extensión y la práctica del psicoanálisis donde las consultas, tratamientos, supervisiones psicoanalíticas y actividades están al alcance de la comunidad, con honorarios 8 institucionales. El Centro Racker lleva su nombre en honor a Heinrich, quien ideó el proyecto original. En 1947, con treinta y siete años, fue aceptado como miembro adherente de la APA, con la aprobación de su trabajo Sobre un caso de impotencia, asma y conducta masoquística, publicado en la Revista de Psicoanálisis de 1948. Ese mismo año, en septiembre de 1947, se leyó en APA La neurosis de contratransferencia, que fue publicado en 1952 en la Revista de Psicoanálisis bajo el título Observaciones sobre la contratransferencia como instrumento técnico. Comunicación Preliminar. Este trabajo representa un hito en la historia del psicoanálisis, es un planteo teórico superador al propuesto originalmente por Freud, quien había planteado, en Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica, a la contratransferencia solamente como un obstáculo para el análisis, que el analista debía reconocer y dominar (1910c). Mientras que, para Racker, se trata además de un enorme recurso técnico que nos ayuda a comprender mejor a los pacientes. Cuando Racker presenta sus ideas sobre este concepto, no existían hasta el momento antecedentes de un enfoque similar, más allá de lo que Freud había planteado por última vez, recién treinta y ocho años antes, y mucho menos se proyectaba su valor técnico. De hecho, luego de presentar sus ideas sobre el tema frente a una audiencia reducida en APA, las ideas de Racker fueron sumamente resistidas por varios colegas (Borensztein et. al., 2021). Cesio (1985), en un artículo biográfico sobre Racker, destaca la importancia de que este aporte haya visto la luz un año antes de la publicación de El odio en la contratransferencia, de Winnicott (1949), y dos años antes de la publicación de Paula Heimann titulado Sobre la contratransferencia (1950). Dejando en claro que Racker fue el primero en retomar el tema desde el planteo original de Freud, o incluso, el iniciador de las revisiones que fueron surgiendo luego. Indudablemente, el desarrollo de su concepto de contratransferencia es uno de los aportes más significativos, tanto por la controversia que generó en su entorno al momento de plantearlo, como por la magnitud de la innovación que presentó al respecto. La propuesta de Racker, es que la contratransferencia se constituye en un elemento indispensable en la comunicación consciente e inconsciente entre analista y paciente. Reconociéndolo como obstáculo y transformándolo en instrumento, sin por ello perder de vista su carácter resistencial original. A tal punto, que Racker ubica como contrapartida de la neurosis de transferencia del paciente la neurosis de contratransferencia del analista, presentando así otro concepto original. Toma como punto de partida el principio básico del psicoanálisis, que es hacer consciente lo inconsciente, que se deduce de la regla fundamental que propone para el analizado la asociación libre, con su contrapartida, la atención flotante del analista. Y que, según Freud “cada psicoanalista sólo llega hasta donde se lo permiten sus propios complejos y resistencias” ([1910c] 1995, p. 136), señalando la importancia del análisis del analista. Por lo tanto, Racker enfatiza que, en la medida en que fue comprendida y asimilada la transferencia y el papel central del análisis de la misma, va cobrando importancia el estudio de la contratransferencia tanto en su aspecto subjetivo como objetivo. Para ello, pone de relieve otro aspecto de importancia en la construcción del concepto de contratransferencia que es el de la posición psicológica del analista, y su actividad o pasividad frente al material. Actividad o pasividad vinculada a funciones básicas del analista. 9 En su propuesta, Racker destaca que ser un espejo no implica “dejar de ser de carne y hueso para convertirse en vidrio cubierto de nitrato de plata” (Racker, 1977), sino que la transferencia positiva y la contratransferencia positiva, con su pleno despliegue a través de una intensa labor del analista, puesta al servicio de comprender y de interpretar se sostiene en un amor particular: La relación del analista con el analizado es una relación libidinal y una constante vivencia afectiva, los deseos, frustraciones y las angustias, por leves que sean, son reales; la contratransferencia oscila, en una parte, constantemente con las oscilaciones de la transferencia y el destino del tratamiento depende en buen grado de la capacidad del analista de mantener por encima de los destinos de su neurosis de contratransferencia su contratransferencia positiva, o bien de hacerla nacer de nuevo de todo daño que haya sufrido, como el pájaro mítico Fénix que resurge siempre de sus propias cenizas. (p. 53) Esta relación libidinal y la constante vivencia afectiva entre analista y analizado, incluye los aspectos funcionales de la transferencia y de la contratransferencia, y de esta manera es que el proceso analítico de transformación depende en buen grado de la cantidad y calidad de Eros que el analista puede movilizar por su analizado. Eros, por supuesto, entendido en una forma específica: como comprensión de lo rechazado, temido, odiado, de lo que cubre la verdad. Racker consideró a la contratransferencia como un instrumento de gran valor en la labor analítica. Dos años después, Paula Heimann, en 1950, sostiene la idea que la contratransferencia era consecuencia de un deseo inconsciente del paciente de comunicarle al analista afectos no reconocibles, y que tampoco podía verbalizar. Eran inducidos al analista, y éste comenzaba a preguntarse por sus propias reacciones. Así las cosas, Racker por su lado, Winnicott por el suyo, y Heimann por su parte, comienzan a escribir y teorizar sobre la contratransferencia, diferenciando distintas funciones de la misma entre las que destaca la contratransferencia en el intervenir o en el interferir en el proceso de análisis. Para Racker (1977), transferencia y contratransferencia representan dos componentes de una unidad, dándose vida mutuamente y creando la relación interpersonal de la situación analítica. Según él, En cuanto aceptamos que la relación del analizadocon el analista es, desde el punto de vista técnico, lo esencial, tenemos que adjudicar significado central también a la contratransferencia, por varios motivos, pero ante todo porque es a través de ella que sentimos y podemos comprender lo que el analizado siente y hace en relación con el analista y lo que siente y hace frente a sus instintos y sentimientos hacia el analista. (p. 96) De aquí qué la interpretación principal, la interpretación transferencial, está íntimamente conectada con la contratransferencia. Otros aspectos que destaca de la contratransferencia son, la contratransferencia como producto de la identificación del analista con el yo y el ello del analizado (identificación concordante), y la contratransferencia como producto de la identificación del analista con objetos internos del analizado (identificación complementaria), particularmente peligrosa porque el analista puede caer en círculos 10 viciosos, mientras que el impacto de la transferencia amenaza encerrarlo y provocar una contratransferencia negativa. Para evitar el riesgo de caer en contratransferencia negativa es necesario que el analista sea capaz de mantener una distancia que le permita, sobre todo, comprender el proceso bidireccional transferencia-contratransferencia, entre la neurosis de transferencia y la neurosis de contratransferencia (Racker, 1977). Para ello, es imprescindible la doble vida del analista, que implica una disociación sana de su yo: en uno vivencial irracional, y otro sano y observador (Racker, 1977). Siguiendo a Racker (1977), vemos cómo esta doble vida se expresa en la contratransferencia y la contrarresistencia del analista, y cobra su lugar en el tratamiento: El papel básico que desempeña la transferencia positiva en el proceso psicoanalítico consiste en que suministra la energía necesaria para la colaboración del analizado, es decir la energía para ver el inconsciente, superando las resistencias. Análogamente, la contratransferencia positiva desempeña un papel básico, suministrando la energía necesaria para ver el inconsciente del analizado (= inconsciente del analista), superando el analista sus contrarresistencias. (p. 100) Diríamos entonces, que la transferencia sería el motor y la contratransferencia la energía. Por último, destaca Racker un punto específico: la angustia en la contratransferencia, que desempeña un papel preponderante tanto en la transferencia como en las neurosis en general; y ubica a la angustia en la contratransferencia como una señal de peligro que se constituye a su vez en guía para el analista. Podemos sintetizar la aportación científica de Heinrich Racker sobre los usos y significados de la contratransferencia en tres aspectos principales: 1- como perturbación de la función del analista. 2- como un instrumento técnico. 3- como factor que influye en la conducta del analista, es decir del objeto transferencial del analizado. Otro concepto original acuñado por Racker, unos años más tarde, es el de estratificación psicopatológica. Su propuesta es que las defensas determinan la estratificación psicopatológica dado que ciertas situaciones son rechazadas y cubiertas por otras (Racker, 1957). Y, en otro lado, agrega que Así como en la neurosis en general, también en la neurosis de transferencia existe una estratificación vivencial profunda, un cierto orden de estratos de impulsos, angustia y defensa que (aunque con variaciones) se encuentra en forma análoga en todos los casos. (1961, p. 210). Por lo que la situación patológica, en los distintos niveles evolutivos, toma forma principalmente por el vínculo libidinoso con un objeto frustrador. Racker establece una relación entre este concepto y lo que Melanie Klein y sus colaboradores ubican en los estados depresivos paranoides y maníacos, dando lugar 11 a situaciones depresivas y paranoides secundarias, pero con una diferencia de enfoque. Mientras que las investigaciones de Klein están dirigidas a las posiciones, las de Racker ponen la atención en “una determinada sucesión, conexión y estratificación de una serie de situaciones que aparecen dentro de cada una de las fases evolutivas de la libido” (1957, p. 287), por lo que la estratificación sería una disposición libidinal defensiva. Otros conceptos originales de Racker fueron los de masoquismo inconsciente del analista, la manía inconsciente del analista, y el de contrarresistencia, cuyos desarrollos se encuentran a lo largo de su vasta producción teórica. En 1950 pasó a ser miembro titular de la APA, y en el mismo año nació Diego, su segundo hijo, quién se convertiría en compositor y guitarrista. Un año después fue aceptado como analista didacta. Entre 1951 y 1957 hay un período en el que publica alternadamente trabajos sobre el tema de la contratransferencia, y otros acerca de la relación que él plantea entre la música y el psicoanálisis. Estos fueron los dos grandes temas que marcaron sus inquietudes intelectuales, y sus producciones teóricas, durante la mayor parte de su vida. Luego de algunos trabajos sobre temáticas culturales, que incluyen el cine y la literatura desde una perspectiva psicoanalítica, publica el mencionado trabajo titulado Contribución al problema de la estratificación psicopatológica (1957), otro concepto original y de gran interés científico que, debido a las repercusiones de sus planteos sobre la contratransferencia, no tuvo la misma visibilidad o difusión en los ámbitos psicoanalíticos. Desde este momento en adelante, sus escritos estuvieron dedicados ya totalmente al tema de la transferencia y la contratransferencia, y la técnica psicoanalítica en relación a ellos. El año 1960 encontró a un Racker con un pensamiento psicoanalítico propio, sólido y maduro, cuyas ideas ya habían tenido gran difusión y formaban parte de las nuevas conceptualizaciones teóricas, tanto en analistas experimentados como en aquellos que comenzaban su formación. Además, había sido elegido como director del Instituto de Psicoanálisis, desde donde proyectó la creación de una clínica psicoanalítica para difundir y acercar el psicoanálisis a la sociedad. A principios de ese año, abrió un seminario para el estudio cronológico de la obra de Freud, además del que ya venía dando sobre Antropología Psicoanalítica, con un programa de tres años dirigido a los recién iniciados. Desde su cargo, se dedicó a promover espacios de intercambio entre colegas que fueron dando forma a la Escuela Argentina de Psicoanálisis (Cesio, 1985). Al poco tiempo, tuvo dos invitaciones muy importantes, que dieron cuenta del reconocimiento internacional a su trayectoria y a la trascendencia de sus aportes teóricos. Lo convocaron para ser Sloan Visiting Professor en la Menninger School of Psychiatry, en Topeka y, por otro lado, al Congreso Internacional de Psicoanálisis en Edimburgo de 1961, en reemplazo nada menos que de Hanna Segal, quien pasaba a ocupar el cargo de relatora (por el fallecimiento de Melanie Klein). En enero había sufrido una cirugía de vesícula biliar, a la que no dio gran importancia y que no detuvo su producción y su trabajo. En el mes de mayo se publica Estudios sobre técnica psicoanalítica, que fue la culminación de sus elaboraciones sobre el tema de la contratransferencia y sus concepciones teóricas sobre técnica. Estaba en la cumbre de su carrera profesional, había formado una familia y era un importante miembro de la institución donde se formó en la profesión que tanto había 12 anhelado. En noviembre, aún sin saber sobre su enfermedad, presenta en APA un trabajo sobre ética en psicoanálisis, en el que desplegó la profundidad de sus ideas y su optimismo por la naturaleza humana, que fue publicado póstumamente en 1966 en el International Journal of Psycho-Analysis. A fines de ese mes recibió el diagnóstico de un cáncer hepático fulminante que lo obligó a deponer las mencionadas invitaciones. En particular, el no poder asistir a laclínica Menninger fue realmente doloroso para él ya que, como comenta Ferschtut, quien fuera su alumno y amigo, aquella invitación fue una de las cosas más lindas que le habían llegado en la vida (Doria Medina Eguía, 2001). Luego de conocer su diagnóstico se comunicó con sus pacientes para informarles que por su enfermedad no podía continuar atendiéndolos y decidió no recibir visitas, con algunas excepciones como fueron Marie Langer, Santiago Chouhy Aguirre y su esposa Jeanine Herrmann, y Cesio. También lo acompañaron hasta sus últimos días su esposa e hijos. Su hermano Efraim viajó desde Nueva York para despedirse. Relata Etchegoyen (Doria Medina Eguía, 2001) que le pidió a Santiago, su amigo y médico, que no lo hiciera sufrir, porque temía más al dolor que a la muerte. Como consecuencia de la hepatomegalia y las dificultades en el retorno venoso, Santiago lo vendaba en los miembros inferiores para mejorar los edemas. Si bien su cuadro clínico empeoró y Heinrich estaba muy triste, conservó su humor y su lucidez hasta el final. En los últimos días escuchaba música y conversaba con los que lo acompañaban. Le recomendó a Cesio que junto a Grimberg y Liberman se ocuparan de organizar la Clínica según el modelo de la London Clinic of Psycho-Analysis. Se instaló el coma hepático y murió en Buenos Aires el 28 de enero de 1961 a los 50 años (Doria Medina Eguía, 2001). Ocultismo, música y contratransferencia Fidias Cesio dice que tardíamente tomó contacto con los intereses y conocimientos de Racker sobre astrología y ocultismo, y que luego de leer el prólogo de Heinrich al libro de su viejo maestro Adler, es que tomó consciencia de la influencia que estos intereses y conocimientos tuvieron en el desarrollo de sus ideas sobre la contratransferencia. Cabe destacar que dicho prólogo es una lectura psicoanalítica de la astrología que no tiene desperdicio. Pero lo que Cesio no menciona, es la influencia que la música parece haber tenido también en los desarrollos teóricos de Racker. Basta con seguir la cronología de su obra para ver que, durante los años en que publicó sus trabajos sobre contratransferencia, alternadamente publicaba sus artículos acerca de la relación entre el psicoanálisis y la música. Así es que ambos temas ocuparon, en proporciones similares, su mente y su trabajo a lo largo de esos años. En dichos trabajos aborda el tema desde diferentes ángulos, siempre basándose en los escritos más actuales de su época, tomando aportes de la antropología, de la biología, la medicina, así como de otros psicoanalistas. Lo más interesante, al menos en relación al tema de la contratransferencia, son sus ideas en torno a la música en términos de una vivencia en que los límites de la individualidad se diluyen, y la discriminación entre yo y no yo se desvanece momentáneamente, para dar lugar a un sentimiento oceánico, como el que Freud describiera en El malestar en la cultura (Racker, 1952). 13 Teniendo en cuenta que la primera profesión de Racker fue la de músico, y ya vimos la magnitud de sus tempranos logros en Viena, y su actividad laboral como músico durante sus primeros tiempos en Argentina, no es forzoso imaginar la influencia que pudo haber tenido esta actividad en sus desarrollos sobre la contratransferencia. Invariablemente, mientras el músico interpreta una obra frente a un público, percibe de la audiencia lo que ésta experimenta a partir de lo que el músico interpreta, y no es posible ubicar puntos precisos de causa y de efecto. Se trata de una vivencia compartida, y creada, por ambas partes en ese espacio y en ese tiempo, a un mismo tiempo. Y, se sabe, no hay una función igual a otra, ni dos interpretaciones exactas de una misma obra, porque ante audiencias distintas es diferente lo que ocurre. Encontramos que, en sus elaboraciones sobre la contratransferencia, Racker convoca estas ideas en la forma de una comunicación entre paciente y analista, en una suerte de vivencia compartida. De esta manera, podemos pensar que en Racker se combinaron las influencias de sus estudios sobre ocultismo y de su vida como músico, dando lugar a la germinación de sus desarrollos psicoanalíticos, y especialmente los referidos a la contratransferencia. Ampliando para siempre el horizonte y la profundidad de su comprensión para todos los psicoanalistas que le siguieron. Sobre los celos de Racker En el homenaje que tuvo lugar en APA luego de la muerte de Racker, del que participaron varios analistas destacados de ese momento, Marie Langer comienza diciendo Ya se ha hablado del hombre de ciencia, del maestro y del compañero. Yo hablaré del que fué mi analizado y también del amigo que me diera y enseñara mucho. Intentaré, además, aclarar en algo el por qué de su fin tan prematuro. (1961, p. 295) Toma los trabajos de Freud sobre el chiste ([1900a] 1901) para hacer un paralelismo entre la vida de Racker y el personaje que menciona Freud del judío pobre que quiere viajar a la ciudad de Karlsbad, sin dinero ni pasaje, que se sube de polizón al tren y cada tanto lo descubren, lo golpean y lo bajan, pero él insiste y vuelve a subir al tren, avanzando de a poco, entre palizas y estaciones. Cuando, en una estación, se encuentra con un conocido que le pregunta a dónde va, y él responde “Si mi constitución lo permite, a Karlsbad” (p. 209). De esta manera es como Langer describe la vida de Racker, entre los golpes del nazismo que obligó a su familia a desplazarse, los golpes de la sociedad vienesa antisemita, los golpes de la crisis del 28 que llevaron a su padre a la ruina, el golpe de la muerte del padre, sumándole además el golpe de tener que dejar la carrera de medicina para ocuparse del negocio familiar. El golpe del Anschluss que lo obligó a huir de Viena y atomizó a la familia. El golpe de llegar a Buenos Aires sin dinero y sin 14 hablar castellano. Y, a un mismo tiempo, le atribuye a Racker la tozudez de aquel judío pobre, que sigue recibiendo los golpes mientras le den las fuerzas. Pero el golpe del que nadie habló, ni en ese homenaje ni en las biografías que le siguieron, fue tal vez uno de los más dolorosos que Racker haya sufrido. Se trata de la relación entre su esposa Noune y Emilio Rodrigué, colega de ambos y compañero de la APA. En su libro Mi prontuario (2011), Rodrigué hace referencia a aquel conflicto, dando una descripción de lo sucedido que, al menos a la luz de las consecuencias, parece reducida a un mero amor platónico. Según explica: “Yo, en mi amor cortés, no había ido más allá de acariciarle las manos a Noune y de pronto enfrentaba la ira de la Inquisición” (p. 41). El hecho es que, al enterarse, Racker se puso furioso y solicitó a las autoridades de la APA que Rodrigué fuera despedido de la institución, aunque no solicitó lo mismo para su esposa. Se realizó entonces una votación al respecto, cuyo resultado, con otro golpe, no lo favoreció. Heinrich siguió casado con Noune y, a los meses de esto, Rodrigué se fue con su esposa e hijos a vivir a los EEUU. Sobre esto, dijo que “Ese loco amor por Noune fue parcialmente responsable de mi ida a Stockbridge” (2011, p. 42). De donde vuelve recién después de la muerte de Racker, para dejar a su esposa y casarse con Noune. Este escándalo tuvo lugar alrededor de 1957 y, como psicoanalistas, no podemos dejar de pensar en una posible relación con el cáncer de hígado del que se enteró en 1960, justo en el momento de mayor reconocimiento profesional. Según Yasser, Cabría preguntarse si esta “bestia” ‒como llamó al cáncer hepático que se llevó su vida‒ no expresaría un aspecto negado de su ira impotente frente a sus dificultades, la persecución, el hecho de no haber podido alcanzar su deseado título de médico, sus privaciones y su lucha por dar validez y difusión a sus ideas. (2017, p. 179) Aunque no lo menciona, tal vez por decoro, tal vez por respeto, se nos hace ineludible incluir en esa lista de dificultadesa este triste acontecimiento de su vida personal. Luis Chiozza (2008), que supervisaba con Racker y conocía de cerca los hechos, en sus desarrollos sobre psicosomática vincula lo hepático con el mito de Prometeo, quien luego de robarle el fuego a Zeus es “encadenado a una montaña, en donde un águila que sobreviene cada día le devora el hígado, que vuelve a crecer continuamente” (P. 79). Y agrega que el hígado era considerado “el asiento de todas las pasiones y deseos” (p.82). Otro elemento importante de este ejemplo es que el fuego que Prometeo robó a los dioses para dárselo a los hombres simboliza, en la tragedia de Esquilo, a la razón, la herramienta que lo diferencia del resto de los animales y que lo libera de los instintos. Algo similar, simbólicamente y con algunas diferencias, a lo que Racker nos dio a los analistas con sus esclarecimientos acerca de la contratransferencia. Volviendo a los celos, Chiozza refiere que la etimología de celo “deriva del latín zelus, ardor, y del griego zeo, que significa yo hiervo” (p. 70). Algo interesante sobre el tema, es que el primer artículo de Racker fue Sobre los celos de Otelo en 1945, y en 1956 publicó Psicoanálisis de una obra teatral: “El estupendo 15 cornudo”. En lo académico o en lo personal, el tema de los celos ha sido recurrente en su vida. En la aguda reflexión que hace sobre el texto de Shakespeare, nos recuerda una frase de Otelo: “Preferiría ser sapo y vivir en la hediondez de un calabozo, que guardar para ajeno goce un rincón de aquello que amo.” (Acto III, esc.3., citado en Racker, 1945, p. 5). Y algo que encontramos en el texto original de Shakespeare inmediatamente antes de esa cita, que no está en el texto de Racker, dice “¡Oh maldición del casamiento: que podamos llamarnos dueños de estas delicadas criaturas y no de su apetito!” (Shakespeare, trad. en 1951, pp. 1496-1497). Lo primero que destaca de este párrafo es la diferencia de cosmologías acerca del matrimonio, entre la época y lugar en que transcurre Othelo (recordemos que el subtítulo es El moro de Venecia) y la nuestra, pero lo que resulta interesante en este caso es el final del párrafo, tal vez una percepción de Racker acerca del amor de Noune. Unos años más tarde, sobre El magnífico cornudo, Racker dijo que Si hemos compartido con intensidad los profundos sufrimientos de este hombre y de su mujer, si nos hemos angustiado con ellos y buscado con ellos una salida de su cerrado callejón psicológico, ha sido porque sus sufrimientos y sus angustias son también los nuestros, aunque, por suerte, no solemos ir tan lejos en nuestra autodestrucción. (1956, p. 77) Absteniéndonos de conjeturas acerca del determinismo psíquico, lo que resulta evidente es la similitud de estas preocupaciones con el conflicto que le produjo un innegable sufrimiento, en medio de lo que sus colegas y amigos describen como el mejor momento de su vida. En en el mencionado homenaje por su muerte, Ángel Garma dijo que Su terrible enfermedad, al igual que lo hacemos con la de Freud, como psicoanalistas tenemos que considerarla psicoanalíticamente y pen-sar con amplitud acerca de las características de alguna de sus imágenes internalizadas y de sus internalizaciones insidiosas e irreconciliables de circunstancias malas pretéritas y presentes. (1961, p. 282) Tal vez la alusión más directa al hecho mencionado, siendo el más reciente de sus circunstancias malas, aunque todavía velada, o respetuosa. Podemos comprender que la proximidad temporal, la rapidez de lo sucedido, más el decoro y el respeto por los implicados, y sobre todo por el amigo fallecido, hayan hecho que nadie mencionara más explícitamente aquel conflicto del que, hasta ahora, solo se hablaba en voz baja en los pasillos, en la intimidad de algún seminario, y en el café de la esquina. Consideramos justo mencionarlo, dada la distancia temporal, para dar continuidad o aportar algo de claridad a las palabras de Langer y Garma en aquel sentido homenaje. 16 Finale Los aportes de Heinrich Racker tienen un lugar entre los más importantes de la historia del psicoanálisis, en Argentina como en el resto del mundo, no tanto por la magnitud de su obra, pero indudablemente por la calidad, la originalidad y profundidad de sus ideas. Además, quienes fueron sus alumnos y supervisandos mencionan su gran capacidad docente como transmisor del psicoanálisis, destacando su constante compromiso y su generosidad. Para terminar, traemos lo que dijera su amiga Marie Langer en el mencionado homenaje que le rindió la APA luego de su muerte. Refiriéndose al momento en que conoció a Racker, dice: parecía, a pesar de sus 32 años, un adolescente apasionado. Uno que busca la verdad. Atormentado, honesto, inteligente, con profunda fe en el hombre. Y, junto con su seriedad apasionada, existía en él todo su sentido del humor, sus ganas de reír, su cariño por el chiste y, especialmente, por el chiste judío (Langer, 1961, p. 296). Su obra Sobre los celos de Otelo Autor: Racker, Enrique Fecha: 1945. RevAPA, Vol/Nro: 03/01 Pág: p. 1-18 Sobre un caso de impotencia, asma y conducta masoquística Autor: Racker, Enrique Fecha: 1948. RevAPA, Vol/Nro: 05/03 Pág: p. 578-627 Ensayo psicoanalítico sobre la personalidad y la obra dramática de Ricardo Wagner Autor: Racker, Enrique Fecha: 1948. RevAPA, Vol/Nro: 06/01 Pág: p. 32-81 Aportación al psicoanálisis de la música Autor: Racker, Enrique Fecha: 1952. RevAPA, Vol/Nro: 09/01 Pág: p. 3-29 Observaciones sobre la contratransferencia como instrumento técnico: Comunicación preliminar Autor: Racker, Enrique Fecha: 1952. RevAPA, Vol/Nro: 09/03 Pág: p. 342-354 17 Introducción a la antropología psicoanalítica Autor: Racker, Enrique Fecha: 1953, RevAPA, Vol/Nro: 10/02 Pág: p. 131-148 Las relaciones de la música con el inconsciente Autor: Racker, Enrique Fecha: 1954, RevAPA, Vol/Nro: 11/04 Pág: p. 423-44 Notas sobre la teoría de la transferencia Autor: Racker, Enrique Fecha: 1955, RevAPA, Vol/Nro: 12/03 Pág: p. 357-369 Aportación al problema de la contratransferencia Autor: Racker, Enrique Fecha: 1955. RevAPA, Vol/Nro: 12/04 Pág: p. 481-499 On Freud’s position towards religion Autor: Racker, Enrique Fecha: 1956. Rev: The American Imago. Vol/Nro: 13. Pag: 97-121. 'La ventana indiscreta': glosas psicoanalíticas sobre una película Autor: Racker, Enrique Fecha: 1956. RevAPA, Vol/Nro: 13/01 Pág: p. 58-65 Algunas consideraciones sobre la personalidad de Freud Autor: Racker, Enrique Fecha: 1956. RevAPA, Vol/Nro: 13/03 Pág: p. 246-253 Contribución al problema de la estratificación psicopatológica Autor: Racker, Enrique Fecha: 1957. RevAPA, Vol/Nro: 14/03 Pág: p. 276-291 Comunicaciones presentadas en el Simposio Anual 1956 sobre técnica psicoanalítica Autor: Racker, Enrique Fecha: 1957. RevAPA, Vol/Nro: 14/12 Pág: p. 001-005 Carácter y destino. Sobre las relaciones entre el conocer, el ser y el suceder Autor: Racker, Enrique Fecha: 1957. Rev: The American Imago Vol/Nro: 14 Pag: 89-110 Considérations psychanalytique sur Le cocu magnifique de F. Crommelynk (Consideraciones psicoanaliticas sobre El estupendo cornudo de F. Crommelynk) Autor: Racker, Enrique Fecha: 1957. Rev: Revue Française de Psychanalyse, Vol/Nro: Pag:839-855 Psicoanálisis del espíritu Autor: Racker, Enrique Fecha: 1957. Ed: Nova 18 Los significados de la contratransferencia Autor: Racker, Enrique Fecha: 1958. RevAPA, Vol/Nro: 15/03 Pág: p. 228-243 El papel de la contratransferencia en el proceso psicoanalítico de transformación interna Autor: Racker, Enrique Fecha: 1958. RevAPA, Vol/Nro: 15/04 Pág: p. 329-346 Correlaciones específicas entre transferencia y contratransferencia Autor: Racker, Enrique Fecha: 1959. RevAPA, Vol/Nro: 16/01 Pág: p. 1-14 Contrarresistencia e interpretación Autor: Racker,Enrique Fecha: 1959. RevAPA, Vol/Nro: 16/03 Pág: p. 205-212 Estudios sobre tecnica psicoanalitica Autor: Racker, Enrique Fecha: 1960. Ed: Paidos Aportación al psicoanálisis de la neurosis de transferencia Autor: Racker, Enrique Fecha: 1961. RevAPA, Vol/Nro: 18/3 Pag: 209-239 Ethics and psycho-analysis and the psycho-analysis of ethics Autor: Racker, Enrique Fecha: 1966. The International Journal of Psycho-Analysis. Vol/Nro: 47/1 Pag: 63-80 Referencias bibliográficas Borensztejn, C. L., Hinshelwood, R. D. & Stefana, A. (2021) Racker and Heimann on Countertransference: Similarities and Differences, The Psychoanalytic Quarterly, 90:1, 105-137 Cesio, F. (1985). La gesta psicoanalítica en América Latina. Ed. La Peste Chiozza, L. A. (2008). Psicoanálisis de los trastornos hepáticos: Acerca del psiquismo fetal y la relación entre idea y materia. El Zorzal. Etchegoyen, R. H. Heinrich Racker. En Doria Medina Eguía, R. (Comp.) Grandes psicoanalistas argentinos. (2001). Grupo ed. Lumen. 19 Freud, S. (1900a) 1995. La interpretación de los sueños. En J. L. Etcheverry (Trad.), Obras completas (Vol. 4, pp. 1-316). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu. Freud, S. (1910c) 1995. Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica. En J. L. Etcheverry (Trad.), Obras completas (Vol. 11, pp. 129-142). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu. Freud, S. (1926) 1995. ¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos con un juez imparcial. En J. L. Etcheverry (Trad.), Obras completas (Vol. 20, pp. 165-167). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu Heimann, P. (1950). On countertransference, International Journal of Psycho- Analysis, 31. Racker, E; Langer, M; Grinberg, L; Garma, A; Cesio, F; Liberman, D; Teper, E; Ferschtut, G; Granel, J; González, A; Langer, M; (1961). Síntesis de la aportación científica de Enrique Racker. Revista de Psicoanálisis. 18(03), pp. 240-276 Racker, E; (1956). Algunas consideraciones sobre la personalidad de Freud. Revista de Psicoanálisis. 13(03), pp. 246-253 Racker, E; (1952). Aportación al psicoanálisis de la música. Revista de Psicoanálisis. 09(01), pp. 3-29 Racker, H. (1977). Estudios sobre técnica psicoanalítica. Paidós. Racker, E; (1945). Sobre los celos de Otelo. Revista de Psicoanálisis. 03(01), pp. 1- 18 Shakespeare, W. (1951). Othelo, el moro de Venecia en Obras completas (pp. 1465- 1528). Aguilar Ediciones. (Obra original publicada en 1622). Yasser, L. R. (2017). Heinrich Racker: 60 años ¿es nada? Calibán, Vol.15, N°1, pp. 176-183 Winnicott, D. (1949) 1999. El odio en la contratransferencia. En Escritos de pediatría y psicoanálisis (pp. 263-275). Paidós.
Compartir