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CAPÍTULO 1.CAPÍTULO 1.CAPÍTULO 1.CAPÍTULO 1. UNA INTRODUCCIÓN AL UNA INTRODUCCIÓN AL UNA INTRODUCCIÓN AL UNA INTRODUCCIÓN AL APRENDIZAJE COLABORATIVO.APRENDIZAJE COLABORATIVO.APRENDIZAJE COLABORATIVO.APRENDIZAJE COLABORATIVO. Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 2 CAPÍTULO 1. UNA INTRODUCCIÓN AL APRENDIZAJE COLABOR ATIVO. 1. ¿POR QUÉ HABLAR AHORA DE APRENDIZAJE COLABORATIV O? 2. ANTECEDENTES DEL TEMA OBJETO DE ESTUDIO. 2.1. Antecedentes psicológicos. 2.2. Antecedentes pedagógicos. 3. QUÉ SE ENTIENDE POR COLABORAR EN EDUCACIÓN. 3.1. Qué es un grupo. 3.2. Diferencias entre trabajo en grupo y colaborativo. 4. BIBLIOGRAFÍA. Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 3 CAPÍTULO 1. UNA INTRODUCCIÓN AL APRENDIZAJE COLABORATIVO. 1. ¿POR QUÉ HABLAR AHORA DE APRENDIZAJE COLABORATIV O? Dentro del ámbito de estudio que nos situamos, la pedagogía, hay una atractiva definición con la que nos gustaría empezar este trabajo: “La pedagogía es el arte de mediatizar con tacto las posibles influencias del mundo de manera que el niño se vea constantemente animado a asumir una mayor responsabilidad de su aprendizaje y desarrollo personal. Enseñar es influir la influencia.” (Van Manen, 1998, p. 93) Por lo tanto si atendemos a una necesidad de mejora de comportamientos colectivos, no constituye ninguna novedad hablar desde la pedagogía y la psicología social del trabajo en grupo. De hecho, “Ya en el siglo XVIII, en escuelas religiosas de elite, se propugnaba la función de la tutoría de un compañero sobre otro, como un eslabón intermedio y de gran ayuda para los procesos de instrucción del alumnado, y de delegación de la responsabilidad y de la disciplina”. (Mir, 1998, p. 5) Desde la Ley Moyano, el sistema educativo español ha sido un sistema selectivo, donde los profesores se han formado primero como alumnos y luego como profesionales (Rué, 1998) Sin embargo con la puesta en marcha de la LOGSE el planteamiento parece que ha cambiado. La LOGSE nos dice que "El derecho a la educación es un derecho de carácter social", en este sentido fomenta una metodología activa y la participación de todos los miembros de la comunidad educativa, a la vez que defiende la necesidad de educar para trabajar individualmente y en equipo (LOGSE, 1990). Siguiendo a Solé (1996) esta reforma educativa considera que el trabajo en grupo es algo que se debe potenciar y utilizar educativamente, y por ello le otorga un papel importante con dos funciones, como fin en sí mismo y como medio para trabajar otros contenidos. Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 4 Además como se desprende en los objetivos generales de las etapas de Educación Primaria y Secundaria, hay dos capacidades fundamentales que deben de haberse desarrollado en el alumno al terminar su escolarización como son la autonomía personal y la capacidad de trabajo en equipo, por ello la educación escolar no puede limitarse al fomento de las capacidades intelectuales de su alumnado, sino que debe atender también a su función socializadora y a la necesidad de establecer relaciones constructivas entre todos los sujetos. Desde la puesta en marcha de la ley antes citada, la LOGSE, se entiende que una sociedad de servicios y de información como la nuestra, conlleva la necesidad de introducir, como elemento importante en el desarrollo del currículum escolar, habilidades cooperativas y de socialización en el aprendizaje (Rué, 1998). En nuestra opinión, es un tema que resurge con las nuevas leyes educativas, la Ley Orgánica de Calidad de la Educación, actualmente aprobada en el estado español, donde se refleja la necesidad de trabajar en grupo para potenciar los valores democráticos de la educación y de la sociedad. La creciente complejidad del acceso y delimitación de los contenidos del aprendizaje, en parte por el propio progreso del conocimiento y en parte por la complejidad también creciente de la estructura y la composición social, hace que los procesos de apropiación, de construcción del conocimiento (aprender a aprender) sean considerados mucho más importantes en sí mismos. Además con la llegada de las nuevas tecnologías y la necesidad de difundir la información, se requiere una educación basada en un nuevo tipo de competencias. El aprendizaje humano no se debe limitar sólo a transmitir información, para que sea eficaz debe crearse una situación con sentido para el alumno, donde éste incorpore activamente esta información ampliando así su conocimiento. La complejidad de la información que recibimos requiere en muchos casos una predisposición hacia el trabajo en equipo, ya que, de forma individual, parece difícil abarcar todas las facetas de un tema de estudio. Muchos de los problemas, necesitan para su resolución de un esfuerzo de colaboración. No olvidemos en este punto que en el informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI (Delors, 1996, pp.95-109) aparece Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 5 reflejado que la educación se tiene que estructurar en torno a cuatro aprendizajes fundamentales o pilares de conocimiento: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Como vemos, entre ellos surge de nuevo el tema de la participación y cooperación con los sujetos que nos rodean en todas las actividades humanas, cuando se nos dice que hay que aprender a vivir juntos o con los demás y tender hacia objetivos comunes. En este nuevo contexto, surge el trabajo cooperativo, que para Rué (1998, p.44) “en tanto que modalidad de aprendizaje, es una herramienta o un instrumento de trabajo” . Y que además, no sólo se debe medir teniendo en cuenta el producto de tipo académico, sino que, también, persigue una mejora de las propias relaciones sociales, un desarrollo de recursos sociales y vínculos entre los miembros del grupo (Serrano y Calvo, 1994; Castelló, 1998; Rué, 1998; Huertas y Montero, 2001; entre otros). Por eso uno de estos autores nos dice: “Esta nueva realidad desarrolla una nueva dimensión en el sistema educativo en términos históricos; una dimensión que se ha denominado comprensiva, en el sentido de que abarca la escolaridad de todos los jóvenes en edad escolar y sus necesidades formativas comunes, mediante un currículum unificado” (Rué, 1998, p. 24). Nuestra sociedad, cada vez con un mayor grado de democratización, se ha traducido en una atención educativa más cuantitativa y cualitativa, siendo ahora cuando la igualdad de derechos va a entrar en conflicto con una actuación que se orientaba desde la igualdad de oportunidades. Como bien dice Rué (1998, p. 25) el principio de igualdad democrática nos hace reconocer que las oportunidades de partida de las personas son diferentes, por lo que se pide a esta orientación que atienda a la diversidad de los grupos sociales y que exija, a su vez, el reconocimiento de valores, normas, intereses y saberes que antes no eran visibles para la escuela. “De aquí la necesidad de lograr que valores como el respeto a los demás, el compartir, la relativización de los propios puntos de vista ante criterios asumidos democráticamente por el grupo, el sentido de equitatividad, etc., se conviertan en factores integrantes del propio proceso educativo. Es esta nueva dimensión, que entre nosotros emerge con fuerza en los últimos años, la que nos conduce finalmente a ocuparnos de la necesidad de reflexionar sobre la cooperación en los procesos de aprendizaje escolares.” (ídem) Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 6 En síntesis, podríamos decir que la fundamentación psicopedagógica delas reformas educativas llevadas a cabo en España entiende el trabajo en grupo de alumnos como una de las modalidades de interacción educativa que se encuentran en el núcleo de los procesos de enseñanza y aprendizaje, dando explicación al hecho de que el progreso personal sea inseparable del progreso y la relación interpersonal. Respetando ciertos condicionantes, el trabajo en grupo hace posible la construcción de un conjunto de aprendizajes que van más allá del ámbito estrictamente intelectual y que se refieren a la persona como un todo. Sobre todo, pensamos que el trabajo en grupo y las actitudes de colaboración son una variable básica en la etapa de Secundaria, pero que debería tener sus comienzos en las primeras etapas escolares (Lobato, 1998: Johnson, Johnson y Johnson Holubec, 1999). En otras palabras: “La escuela debe llegar a ser ocasión para el desarrollo del pensamiento crítico, la experiencia de grupo, la definición de la propia identidad, la reflexión y experimentación de valores como la democracia, la participación, la solidaridad, etc.” (Lobato, 1998, p. 11). Además según este autor la colaboración favorece en los alumnos la actitud activa, el tratamiento de la diversidad o la democracia, entre otras cosas. Hablamos por tanto de una interpretación extensa de la colaboración, puesto que de acuerdo con Mir (1998, p. 6) “[...], estamos abogando por una consideración de la cooperación como una necesidad de las personas y de los pueblos; entendemos la educación en términos universales y, por tanto, de cooperación internacional. Los vínculos humanos no pueden, a estas alturas de globalización de las relaciones mundiales, eludir al “otro”, esté donde esté; por el contrario, deben fomentar la colaboración en pie de igualdad y procurar la investigación y los intercambios pedagógicos a nivel internacional.” El aula ha cambiado su noción dejando de ser un lugar situado en un espacio presencial fijo, limitado por cuatro paredes, pasando a ser cualquier ámbito donde se establezca una relación educativa entre alumno y profesor. De hecho surgen nuevos conceptos sobre el aula en las distintas líneas de trabajo (Rué, 1998, pp. 26-27): • Las aulas son contextos que permiten la elaboración individual de una cultura propia en el seno del grupo y no sólo la reproducción de la cultura dominante. Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 7 • Es un contexto relevante para la elaboración de las concepciones y prácticas de enseñanza y aprendizaje de sus integrantes, a partir de las tareas realizadas, las experiencias y las interacciones vividas. • En tanto que contexto interactivo, las clases generan múltiples situaciones de comunicación donde se usan tanto el lenguaje oral y escrito como los diversos códigos de relación interpersonal. • Es un espacio significativo para que el individuo se conciencie como ser social y para que aprenda las relaciones de poder (entre adulto y alumnos o entre iguales) • Todas las personas que participan en los espacios educativos son agentes activos en la construcción de normas, en la reelaboración de las normas sociales, de los valores y en la construcción de reglas de relación social. • En estos contextos interiorizan conceptos fundamentales para la organización del aprendizaje: el valor de uso del tiempo y su organización, el uso de los espacios o las nociones de lo que se entiende por trabajo o trabajar, de lo que es enseñar y de lo que significa aprender. • En las aulas se dan situaciones que generan conductas de carácter afectivo y de naturaleza psicodinámica, los cuales van a desempeñar un papel de primer orden en la interiorización de los aprendizajes. • Los efectos de naturaleza social y afectiva generados en el grupo son muy importantes para los individuos, porque inciden en su propia autoestima y porque potencian o mitigan el impacto de una determinada acción educativa o institucional sobre el individuo. • En tanto que espacio social, el aula a partir de las situaciones vividas, da al individuo la oportunidad para que reelabore imágenes más o menos positivas sobre sí mismo y para la reinterpretación del ser social de cada uno de sus componentes. Como consecuencia de las aportaciones de las diversas líneas de investigación en el aula, el autor concluye que poseen “un enorme potencial transformador en la medida en que los docentes son considerados agentes con una importante autonomía Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 8 profesional, en vez de ser considerados simples agentes transmisores o reproductores de mensajes o posiciones preestablecidas. Igual que el contexto educativo que ellos crean y regulan, las clases y los propios centros, son espacios extraordinariamente relevantes para el desarrollo de las experiencias de socialización en el aprendizaje de los alumnos.” (Rué, 1998, pp. 27-28) En relación con todo esto, Ovejero (1990) nos dice que el aprendizaje cooperativo está siendo potenciado en los últimos años como alternativa a una enseñanza en crisis que olvidaba tradicionalmente las dimensiones psicosociológicas del aula. Y por su parte, Mir (1998) considera que es saludable que la escuela esté constantemente en crisis, porque “ello asegura una dinámica permanente de cambio, tanto en sus planteamientos profesionales como en la consideración de la validez de los conocimientos y valores que transmite.” (p. 5) La razón de ser del aprendizaje cooperativo en grupos pequeños se encuentra en una serie de logros constatados en la práctica del mismo en una intervención educativa como los siguientes (Lobato, 1998, p. 28): • permite promover centros educativos eficaces que contribuyen al desarrollo escolar, personal y social de los alumnos. • permite aprovechar la diversidad existente en el aula y promover relaciones multiculturales positivas. • maximiza la igualdad de posibilidades en educación. En este sentido Escudero (1995) habla de que “[...] el sistema escolar, en tanto que subsistema social formalmente encargado de educar a los alumnos y alumnas, no puede ser ajeno a las contribuciones y posibilidades, retos y desafíos que hoy plantean los nuevos medios y modos de tratar y operar con la información. Es preciso por tanto, fundamentar y desarrollar un determinado modo de relación entre las nuevas tecnologías y la Educación, que bien podríamos calificar de integrador y, por tanto, como no aditivo” (p. 399). Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 9 Así, la sociedad actual cambia el centro de su atención preocupándose según el Libro Blanco sobre la educación y la formación de la Comisión Europea para que la educación y la formación sean más que nunca “los principales vectores de identificación, pertenencia y promoción social” (Comisión Europea, 1995, p. 16). Y por ello, siguiendo el primer informe del Foro de la Sociedad de la Información (FSI, 1996): “La sociedad de la información debe convertirse en la ‘sociedad del aprendizaje permanente’, lo que significa que las fuentes de educación y la formación deben extenderse fuera de las instituciones educativas tradicionales hacia el hogar, la comunidad, las empresas y las colectividades sociales. Las profesiones de la enseñanza necesitan ayuda para adaptarse a la nueva situación y aprovechar plenamente estas nuevas posibilidades”. (p.7) Ambos ámbitos, el trabajo colaborativo y la utilización de las nuevas tecnologías han sido tratados en el Informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2002), cuando han intentado evaluar los conocimientos y aptitudes para la vida de los jóvenes de quince años que viven en los países que firman dicha organización, denominado Informe PISA 2000 al recoger su acrónimo inglés (Programmefor International Student Assessment). Los ámbitos antes citados, no se constituyeron como parte del estudio realizado, aunque sí han sido evaluados por muchos de los países que participaban en PISA para complementar el estudio que se estaba realizando (aproximadamente 20), lamentablemente entre estos países no estaba España por lo que los datos tenemos que interpretarlos en un contexto diferente a la investigación que aquí realizamos, sin embargo consideramos que es importante aportar aquí algunos de los resultados obtenidos en dicho informe. Respecto al primer punto, el informe refleja que cada vez más las personas en la vida adulta tienen que trabajar en equipo y por lo tanto su aprendizaje va a depender de otros, aunque se les suele educar dentro de la educación formal de un modo competitivo. Los estudiantes de Dinamarca, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Portugal obtienen la mejor puntuación en el aprendizaje cooperativo, mientras que Corea destacaba por una puntuación marcadamente negativa. PISA no concluye que el aprendizaje cooperativo sea superior al competitivo o viceversa, aunque para ellos ambas estrategias pueden emplearse de manera complementaria para fomentar un mejor desempeño. Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 10 En cuanto a la utilización de los ordenadores como herramienta de aprendizaje, el informe reconoce que: “Los estudiantes con poca o ninguna exposición a las computadoras y las tecnologías de la información podrían enfrentar dificultades para hacer una transición suave hacia el mercado de trabajo moderno” (p.124). Así se intentó conocer la familiaridad con los ordenadores entre los jóvenes de 15 años en tres aspectos: el interés por las computadoras, la autoevaluación de las actitudes de los estudiantes y la capacidad de trabajar con computadoras así como el uso y la experiencia al respecto. Como datos se obtuvieron que el promedio entre los participantes era de un 65 por ciento de los estudiantes que afirmaban utilizar ordenadores porque estaban muy interesados en hacerlo, no bajando en ningún país del 50 por ciento, y en un 60 por ciento consideraban que era muy importante trabajar con ordenadores. Los países donde había un mayor nivel de interés eran Alemania, Estados Unidos, Luxemburgo y México, y donde menos interés se tenía Dinamarca y Nueva Zelanda. En cuanto al género el informe dice que “En la mayoría de los países, los varones muestran un mayor interés por las computadoras que las mujeres, pero Estados Unidos es la excepción, tanto mujeres como hombres muestran un interés igual de considerable por las computadoras”. (p.126) Por otra parte el promedio de los estudiantes que afirman sentirse cómodos o muy cómodos al usar una computadora para escribir un trabajo es de un 69 por ciento y de un 55 por ciento para realizar una evaluación en un ordenador. Otro de los datos que nos gustaría resaltar de dicho informe es que entre los países de la OCDE, el promedio de estudiantes que emplea casi a diario, o por lo menos algunas veces por semana, un ordenador en el hogar era el 60 por ciento, mientras que en la escuela el porcentaje es mucho más bajo aproximadamente un 36 por ciento. De hecho, el empleo más frecuente de Internet se lleva a cabo en Canadá y Suecia, donde casi a diario el 46 y 48 por ciento de los estudiantes, respectivamente, emplean una computadora para acceder a Internet, un promedio del 42 por ciento emplea los ordenadores para comunicarse electrónicamente y alrededor del 30 por ciento la emplean para aprender el material escolar. Debido a estos datos en dicho informe se reconoce que a pesar del gradual avance de los ordenadores a la enseñanza los resultados obtenidos sugieren que “las Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 11 computadoras son ya una herramienta que capta el interés de los jóvenes de 15 años y que muchos de ellos se encuentran cómodos al emplearlas para propósitos cotidianos” (p. 128) Volviendo al tema que nos ocupa, hay que tener claro que no hablamos de lo mismo cuando consideramos el trabajo colaborativo en espacios presenciales que cuando lo hacemos en situaciones no presenciales. Se nos crean nuevos problemas y nuevas ventajas que hay que solucionar para poder llevar a cabo la actividad propuesta. Este es, uno de los puntos, que vamos a tratar de estudiar a lo largo de este trabajo. Por otra parte, antes de continuar, nos gustaría al menos reseñar algunos de los mitos o creencias erróneas que existen sobre el aprendizaje cooperativo o colaborativo, y que debemos desterrar si queremos trabajar de este modo. Así, siguiendo a Johnson y Johnson (1975, pp. 54-56) podemos hablar de diferentes mitos al trabajar con estructuras cooperativas: • Cuando se utiliza la cooperación, todos los estudiantes deben trabajar juntos, prohibiendo al estudiante que desee trabajar para él mismo que lo haga. • La cooperación entre estudiantes esclavizará a aquel más dotado, y favorecerá al menos dotado. • Se tiende a castigar a los estudiantes que no contribuyen al trabajo del grupo o que, de una cierta manera, reducen el funcionamiento del grupo. • Muchos estudiantes se aprovechan del trabajo que realizan los demás, mientras que ellos no hacen ningún trabajo y no aprenden nada. • Estructurar de un modo cooperativo las metas de aprendizaje da lugar a que los estudiantes sólo realicen las cosas en que son buenos y nunca aquellas habilidades y conocimientos que son difíciles para ellos. • Si los estudiantes trabajan juntos de un modo cooperativo se pierde la voluntad y sus identidades personales porque el grupo les forzará a conformarse con sus estándares. En esta misma línea Ovejero (1990, pp. 162 y ss.) argumenta sobre mitos como: Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 12 - Se considera que las escuelas deberían subrayar la competición, puesto que estamos en un mundo competitivo, pero sin embargo la mayoría de las actividades humanas son actividades cooperativas puesto que ante todo vivimos en un mundo interdependiente. - Se piensa que en los grupos heterogéneos de aprendizaje cooperativo, los estudiantes adelantados salen perdiendo. Pero hay algunas investigaciones que demuestran que en el rendimiento de estos estudiantes los beneficios son claros, y además también aprenden habilidades colaborativas y de amistad. Por otra parte, estamos convencidos de que en muchas ocasiones se aprende más enseñando que aprendiendo. - No todos los estudiantes tienen que trabajar lo mismo y alcanzar el mismo nivel de rendimiento en un grupo de aprendizaje cooperativo. Por eso, cualquier estudiante, tenga el nivel de rendimiento escolar que tenga, se beneficia del aprendizaje cooperativo aunque no por las mismas razones ni en la misma forma. Por ejemplo: no tienen porqué desempeñar todos las mismas tareas y se pueden integrar a sujetos con necesidades educativas especiales al encargarles tareas que puedan desempeñar dentro del grupo. - No es bueno dar una única puntuación grupal a todos los miembros del grupo, puesto que esto puede desmotivar a los estudiantes. Es preferible que estas recompensas se combinen con recompensas individuales. - El aprendizaje cooperativo es simple. Nada más lejos de la realidad, todo aprendizaje colaborativo o cooperativo implica mucho trabajo antes de poder llevarlo a cabo. “El aprendizaje cooperativo ayuda a incrementar la calidad de vida dentro del aula, el rendimiento de los alumnos y su habilidad de pensamiento crítico, así como su bienestar y su éxito a largo plazo. Pero no es fácil implementarlo”(Ovejero, 1990, p.164). Por todo esto estamos de acuerdo con García Merino y Puig Gordi (1997), entre otros autores, cuando califican el trabajo cooperativo como “un proceso lentoy complejo”. (p. 62) Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 13 2. ANTECEDENTES DEL TEMA OBJETO DE ESTUDIO. A lo largo de este apartado vamos a realizar un pequeño recorrido por las aportaciones que diferentes autores han hecho sobre los antecedentes de las ideas pedagógicas subyacentes en el aprendizaje cooperativo. Fundamentalmente atendemos a las influencias que desde el campo de la Pedagogía han llegado a este tema de estudio, sin olvidarnos de una breve visión de los procesos psicológicos subyacentes a este aprendizaje que ha vuelto a resurgir con fuerza en el ámbito educativo, sobre todo con las nuevas leyes educativas, donde se refleja la necesidad de trabajar en grupo para potenciar los valores democráticos de la educación y de la sociedad. Hay autores que sitúan los antecedentes del aprendizaje cooperativo en épocas muy alejadas de las nuestras. Johnson, Johnson y Smith (1991) creen que la idea del aprendizaje cooperativo es vieja argumentándose ya por parte de Quintiliano al principio del siglo primero cuando defendía los beneficios que se obtenían cuando unos estudiantes enseñaban a otros, idea que también defendía Comenius en el siglo XVII, o que Dewey promovió como parte de su proyecto o método de instrucción. Escribano González (1995) refleja que, siguiendo a Brown y Atkins se puede considerar como antecedentes a Sócrates y Platón; así como que Gadamer o Jaspers señalan sin embargo Confucio, Buda, Sócrates y Jesús, como aquellos que establecieron las condiciones del verdadero diálogo y la auténtica enseñanza que emana de los encuentros humanos (p. 95). En cualquier caso la autora considera que la enseñanza en pequeños grupos, tal y como hoy la conocemos, no surge hasta el siglo XIX. Nosotros a lo largo de este trabajo nos quedaremos más cerca de nuestros días para analizar las aportaciones que han hecho diferentes autores al desarrollo del aprendizaje cooperativo. En palabras de Rué (1998, p. 44) el término aprendizaje cooperativo comienza a aparecer en la literatura científica en los años 1972 y 1973, dando lugar a partir de entonces a muchos trabajos. Es de hecho en estos años 70 cuando surge el interés por los métodos cooperativos como una innovadora opción frente a las metodologías y aulas Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 14 tradicionales, comenzando según Sharan (1990, pp. 284-284) a suscitar el interés entre los educadores e investigadores, tanto del ámbito de la educación como de la psicología social, al ser un método que podía ayudar a mejorar los logros académicos, pero también el desarrollo del pensamiento y las relaciones interpersonales entre los alumnos. Por lo que se entendía en algunos casos como el método que podía ser el modo de resolver algunos de los problemas que existían en las escuelas tradicionales, hecho que se repite en muchos casos con los nuevos avances educativos. Es también en estos años cuando se desarrolla uno de los métodos de aprendizaje cooperativo más conocidos, el denominado “learning together” (aprender juntos), creado por dos de los investigadores que más impulso dieron a este método, los estadounidenses Johnson y Johnson, a quienes citaremos en multitud de ocasiones a lo largo de este trabajo. (Johnson y Johnson, 1989; Johnson y Johnson, 1990; Johnson y Johnson, 1997; Jonhson, Jonhson y Holubec, 1999; etc.) También coinciden Serrano y Calvo (1994) en la misma fecha, puesto que consideran que aunque los trabajos sobre la dicotomía cooperación/competición han sido desde los comienzos de nuestro siglo de interés para la psicología social, el aprendizaje cooperativo como tal explosiona en el último cuarto del siglo XX y se está convirtiendo en una de las líneas básicas de la interdisciplinar investigación psico-socio- pedagógica. En la misma línea Lobato (1998) indican que en la actualidad está muy difundido el uso del aprendizaje cooperativo en países como EEUU, Canadá, Israel o los Países Escandinavos. Joyce, Calhoun y Hopkins (1997) nos hablan de que esta idea aparece ya en tiempo de los griegos, en los escritos de Platón y Aristóteles, pero también en San Agustín, Tomas Moro, Comenius o John Locke. En un trabajo posterior, Joyce, Weil y Calhoun (2002), nos dicen que la idea de cooperar para aprender el contenido académico y a la vez preparar a los sujetos para convertirse en ciudadanos con una vida social satisfactoria, se puede encontrar en los escritos de Aristóteles, Platón y Marco Aurelio; en educadores como Tomás de Aquino o John Amos Comenius; y posteriormente con el surgimiento de los estados democráticos modernos en Jean- Jacques Rousseau, en Francia, John Locke, en Inglaterra, o Thomas Jefferson y Benjamin Franklin en Norteamérica. Siendo su concepto enunciado por John Dewey en Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 15 la primera mitad del siglo XX. Por otra parte, muchos estudiosos del tema coinciden en dividir dichos antecedentes del aprendizaje cooperativo atendiendo a dos influencias claras: aquellos procedentes de la Psicología, debido a la importancia que se le da a la interacción social, y aquellos que proceden de la Pedagogía, por lo que vamos a desarrollar una breve visión de cada uno de estos antecedentes. 2.1. Antecedentes psicológicos. Desde el campo de la psicología destacan como antecedentes del aprendizaje cooperativo las aportaciones realizadas desde tres grandes escuelas: Piaget y la escuela de Ginebra, Vygotsky y la escuela soviética, y la psicosociología de G. H. Mead y la tradición norteamericana, autores muy estudiados en la literatura educativa (Ovejero, 1990; Rué 1998; Serrano y González-Herrero, 1996) Puesto que todas ellas comparten una visión constructivista y social del aprendizaje al considerar el contexto social como elemento básico para el desarrollo cognitivo y la construcción del conocimiento. Según Serrano y González-Herrero (1996, p. 19), las teorías de Piaget y de Vygotsky son complementarias respecto al fenómeno cooperativo, así mientras que el modelo piagetiano explica el papel jugado por la mayor parte de los factores implicados en la cooperación pero no de todos, la teoría de Vygotsky complementa los aspectos que Piaget deja insuficientemente regulados. Es concretamente en la teoría de Vygotsky donde surge el concepto de colaboración. En la teoría de Piaget se da un paralelismo entre las estructuras subyacentes a las acciones individuales y las interacciones sociales. Defiende que el aprendizaje cooperativo requiere de la confrontación de puntos de vista moderadamente divergentes, que se traducen en un “conflicto sociocognitivo”. Este conflicto es causa y motor del progreso intelectual y su eficacia en relación con el desarrollo cognitivo se justifica puesto que permite tomar conciencia de la existencia de respuestas diferentes a la propia, que otra persona proporcione indicaciones que puedan ser pertinentes para la elaboración de un nuevo instrumento cognitivo, así como aumentar la probabilidad de Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 16 ser activo cognitivamente. Según Crook (1998), los niños están aprendiendo constantemente, por lo que la obra de Piaget “constituía una descripción del desarrollo cognitivo que hacía hincapié en la capacidad de descubrimiento espontáneo, no tutelado, del niño” (p.165). Por otra parte numerosos estudios sobre la teoría del desarrollo cognitivo de Piaget, al igual que la teoría del desarrollo moral de Kohlberg, nos indican que las experiencias cooperativas promueven un razonamiento de alto nivel (Johnson y Johnson, 1990, 25). Para Vygotsky el aprendizaje tiene básicamente un carácter social, puesto que se desarrolla en el proceso de interaccióncon otras personas. Interacción social que, gracias al proceso de interiorización que implica, es el origen y el motor del aprendizaje y del desarrollo intelectual. Existe por tanto, para la psicología soviética, una dependencia directa del desarrollo cognitivo con respecto a las condiciones sociales de producción y las relaciones sociales que las caracterizan, aunque no se pueda concluir que las mejoras observadas se deban únicamente a la presencia o ausencia de la interacción social, pues no hay datos que lo confirmen. Asimismo la tradición norteamericana del interaccionismo simbólico con Mead a la cabeza, considera que la interacción social es fundamental para la construcción del propio yo. Por ello el individuo se experimenta a sí mismo como tal, no directamente, sino sólo indirectamente desde los puntos de vista particulares de los otros miembros individuales del mismo grupo social, o desde el punto de vista generalizado del grupo social en cuanto un todo, al cual pertenece. El tipo de entorno en que se configuren las relaciones entre iguales (familia, escuela, o grupo de iguales) es independiente de la naturaleza de dichas relaciones, puesto que se establece entre sujetos con destrezas y habilidades similares caracterizadas por la reciprocidad y la cooperación (Serrano y González-Herrero, 1996, p. 33) Por esto estamos de acuerdo con Martí (1996) cuando indica la importancia de estudiar lo que nos aportan los estudios psicológicos sobre las diferentes dinámicas que se pueden manifestar en una situación de interacción entre iguales para tener criterios a Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 17 la hora de sacar el mayor partido posible de las situaciones grupales de aprendizaje. Son formas de interacción que incluyen no sólo procesos cognitivos sino también procesos sociales y afectivos, no siendo necesariamente excluyentes, es decir, pueden aparecer en una misma situación de trabajo en grupo. Así distingue las siguientes formas de interacción entre iguales: 1 Tomar al otro como referencia.- Los alumnos, además de observar e imitar a los adultas, pueden aprender de sus compañeros mediante imitación que siempre supone una reelaboración y exige un verdadero trabajo cognitivo. Así puede imitar de sus compañeros acciones y procedimientos para resolver las tareas, pero también actitudes, formas de abordar el problema o hasta emociones. El hecho de que sea de un igual y no un adulto puede favorecer la simetría de roles y evita el carácter impositivo de muchos de los modelos adultos. 2 Enfrentar diferentes puntos de vista.- En un grupo existen diferentes puntos de vista y por eso puede aparecer un conflicto cognitivo al trabajar, cuya resolución tenga un valor positivo para el aprendizaje. Recordando considerar, antes de que aparezca una tensión entre dos posturas, que hace falta que se formulen, expliciten y comuniquen. Así, el conflicto puede ser provechoso, siempre y cuando, haya una voluntad para encontrar una solución teniendo en cuenta las aportaciones de los demás. 3 Distribución de roles.- Una forma posible de organización del trabajo en grupo es la que consiste en repartirse la carga cognitiva y afectiva necesaria para resolver una tarea que requiere esfuerzo, de modo que los alumnos cuando interactúan para resolver una tarea adoptan roles determinados. Facilitándose “procesos de toma de conciencia y autorregulación, aspectos esenciales en cualquier tipo de aprendizaje” (p. 57) 4 Compartir para avanzar.- El trabajo en grupo adopta una organización basada en la mutualidad y en el esfuerzo conjunto para llegar a una solución compartida. Los alumnos establecen una serie de lazos interrelacionados que conducen a una verdadera construcción conjunta: exploran, proponen, rectifican, integran lo que dice el compañero, regulan sus actuaciones, argumentan sus propuestas para que el otro las entienda, etc., todo ello con el objetivo de alcanzar una meta común. La interacción se basa más bien en procesos en los que los alumnos se regulan Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 18 mutuamente y comparten progresivamente significados. A partir de los años 70 se llevan a cabo numerosas investigaciones que demuestran el intrínseco valor educativo de la relación alumno/alumno (Serrano y Calvo, 1994, pp.10-11): - Trabajos relacionados con los procesos de socialización y la propia adquisición de competencias sociales, demuestran la importancia crucial que presentan las relaciones entre iguales para la elaboración de determinadas pautas de comportamiento (comunicativo, agresivo, defensivo, cooperativo, etc.) que serán esenciales para etapas posteriores de su vida y para el aprendizaje de las habilidades y conductas propias de ambientes determinados. Por lo que podemos concluir que la interacción constructiva con el grupo de iguales favorece e incrementa las habilidades sociales de los alumnos y posibilita el control de los impulsos agresivos. - Otros estudios parecen confirmar que está muy vinculada con la interacción entre iguales la relativización del punto de vista propio, ya que posibilita la autonomía en los juicios moral y cognitivo, elemento esencial en el desarrollo cognitivo y social que se relaciona con aquellas capacidades que permiten la presentación y la transmisión de la información, la cooperación y la solución constructiva de los conflictos. - También parece claramente probado que la interacción entre iguales tiene una influencia decisiva, tanto sobre el incremento de las aspiraciones de los estudiantes, como sobre la mejora de su rendimiento. Pero, como dicen estos autores, no basta con dejar que los alumnos interactúen para obtener unos efectos favorecedores sobre el aprendizaje, el desarrollo y/o la socialización, es necesario un importante grado de sistematización. Para Schuck (1985, en Serrano y Calvo, 1994) la investigación sobre las relaciones interpersonales en educación tiene su origen en dos líneas históricas de pensamiento (p.11): 1 Los trabajos de John Dewey, para quien el ser humano debía experimentar de Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 19 manera directa, y desde la escuela, el proceso esencial implicado en la democracia: la cooperación. 2 Las aportaciones desde la psicología social realizadas por Kurt Lewin con su teoría de la motivación. Los procesos psicológicos que se desarrollan en la dinámica interna del grupo son según Martí (1996, pp. 54 y ss.): Modelos de observación Distinción, oposición y confrontación de puntos de vista; juegos de argumentaciones y reconsideración del propio punto de vista; resolución de conflictos sociocognitivos y divergencias Distribución de roles: reparto de cargas cognitivas y afectivas, reparto de responsabilidades y esfuerzo compartido Interacciones basadas en procesos en los cuales se comparten significados, se crean lazos comunicativos en un ajuste progresivo de actuaciones Procesos conjuntos de toma de decisión y elaboración de posibles soluciones a problemas Slavin (1992, p. 155), completa lo que él denomina un modelo teórico simple del rendimiento de los efectos de los estímulos cooperativos y las estructuras de tarea, que representa de la forma que aparece en la figura 1, basado en tres grandes pilares la difusión de la responsabilidad, el soporte de los miembros del grupo en el rendimiento y la ayuda de los miembros del grupo en las tareas grupales. Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 20 Por otra parte, en el mismo trabajo Slavin (1992, p.166) representa esquemáticamente qué es lo que ocurre en el desarrollo de una tarea de tipo colaborativo (ver figura 2). Así, tomando como puntos de partidala cohesión entre los miembros del grupo, los aspectos motivacionales en estrecha relación con las metas y los aspectos de tipo organizativo, tiene lugar un proceso de carácter práctico durante el cual tienen lugar el modelado y la elaboración cognitiva; todo ello conduce finalmente al aumento y mejora de los aprendizajes. Cohesividad grupal (cohesión social) Responsabilidad de los alumnos (organización del aula) Metas grupales (motivación) Modelado entre iguales (desarrollo) Elaboración cognitiva Práctica Aumentar el aprendizaje Figura 2. Qué ocurre en el desarrollo de una tarea de tipo colaborativo (Slavin, 1992, p. 166) Incrementa el rendimiento individual + Incrementa la motivación en el rendimiento de las tareas grupales + Difusión de la Responsabilidad Soporte de los miembros del grupo en el rendimiento Ayuda de los miembros del grupo en las tareas grupales. Estructura de los estímulos cooperativos. Estructura de las tareas cooperativas. + - ? Figura 1. Modelo teórico simple del rendimiento de los estímulos cooperativos y las estructuras de tarea (Slavin, 1992, p. 155) Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 21 2.2. Antecedentes pedagógicos. Los antecedentes pedagógicos del aprendizaje cooperativo son casi siempre los más olvidados. Diferentes autores han tratado este tema, veamos algunos de sus aportaciones. Gento Palacios (en Sánchez Cerezo, 1983, p. 324), considera que entre los sistemas basados en la cooperación cabe citar a R. Cousinet, C. Freinet, Makarenco y diferentes representantes de la Escuela Nueva como Reddie y Milani. Ovejero (1990, p. 57) es más explícito a la hora de recalcar antecedentes del aprendizaje cooperativo en pedagogos como Rousseau, Ferrer, Cousinet, Neill, Freinet y Makarenco, puesto que aunque no hacen aprendizaje cooperativo en sentido estricto, están radicalmente opuestos a la competición como técnica escolar para motivar al alumno, por considerarla perjudicial para la formación psicológica, social y moral del alumno. Por otra parte se pueden considerar antecedentes históricos de prácticas educativas, las aportaciones de Ovide Décroly, Roger Cousinet, Célestin Freinet e, incluso, Paulo Freire, porque siguiendo a Rué (1998) todos estos autores sostienen una convicción común: “Para que se pueda desarrollar un proceso educativo de carácter positivo en las personas, es necesario que éstas puedan activar y conducir situaciones comunicativas entre iguales”(p. 19). Así, enfatizaban la necesidad de favorecer la interacción interpersonal y el trabajo en grupo, como estrategia central en la promoción del aprendizaje de los alumnos y el potencial en sí mismo de la agrupación de los alumnos en las clases. Por ello opina que tanto en la dimensión de las relaciones sociales como en la del aprendizaje, aquellas aportaciones históricas dieron más valor educativo a la interacción social en el seno de la clase, lo que tiene importantes consecuencias prácticas con relación al ejercicio de la docencia. No olvidemos tampoco a los teóricos de la educación ya señalados por Joyce, Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 22 Calhoun y Hopkins (1997) y Joyce, Weil y Calhoun (2002) entre los que destacaban Comenius, Locke, Rousseau y Dewey. Figura 3. Antecedentes pedagógicos Gento Palacios (1983) Cousinet, Freinet, Reddie, Milani y Makarenco Ovejero (1990) Rousseau, Ferrer, Cousinet, Neill, Freinet y Makarenco Rué (1998) Décroly, Cousinet, Freinet y Freire. Joyce, Calhoun y Hopkins (1997) y Joyce, Weil y Calhoun (2002) Comenius, Locke, Rousseau y Dewey. Pero además creemos que en la Historia de la educación hay otros representantes que deberían compartir el "honor", si así se puede denominar, de haber puesto su piedra como antecedente del trabajo cooperativo. Y asumiendo el riesgo de poder olvidarme de algunos otros pensadores y grandes teóricos de la educación, creo que tenemos que considerar a Wyneken, con su "Comunidad escolar libre de Wickersdorf", a caballo entre la "Escuela Nueva Alemana" y la "Escuela Libertaria". Y por otra, siguiendo este mismo tipo de argumentación, se pueden considerar también antecedentes del trabajo cooperativo a autores como Carl R. Rogers, con su teoría de la "no-directividad"; a Lewin, creador de la Dinámica de Grupos. En este sentido, consideramos que los antecedentes del aprendizaje y del trabajo cooperativo se basan en las teorías y prácticas de los autores que resumimos en la figura 4. Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 23 En uno de nuestros anteriores trabajos hemos desarrollado ya las aportaciones de cada uno de estos autores por lo que aquí nos vamos a ceñir solamente a indicar las de los dos únicos autores en los que coinciden como antecedentes pedagógicos los autores estudiados: Roger Cousinet y Célestin Freinet. Veamos algo de la influencia que cada una de sus teorías tienen en el aprendizaje colaborativo. Roger Cousinet promueve el trabajo en equipos al afirmar que en el grupo hay más espontaneidad y circulación de ideas y se exige más responsabilidad (Gento Palacios, 1983) Según Ovejero (1990), el "método de trabajo libre por grupos" de Cousinet constituye un claro antecedente del aprendizaje cooperativo. Es más en su libro “La vida social de los niños”, estudia sobre todo la vida social en el interior de la escuela, llegando a la conclusión de que a partir de cierta edad aparece la necesidad de socialización como una de las necesidades esenciales de los niños, por lo que no se debe impedir su satisfacción, hecho que constituye uno de los principales fundamentos de sus métodos pedagógicos. Incluso llega a afirmar, coincidiendo así con los principios del aprendizaje cooperativo, que el grupo es formativo del individuo no sólo desde el punto de vista social sino también desde el punto de vista intelectual. Figura 4. Antecedentes del trabajo colaborativo. ROUSSEAU COUSINET DEWEY REPRESENTANTES DE LA ESCUELA NUEVA: REDDIE DECROLY MILANI MAKARENCO NEILL WYNEKEN LEWIN ROGERS REPRESENTANTES DE LA ESCUELA MODERNA: FERRER I GUARDIA FREINET FREIRE COMENIUS LOCKE Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 24 Cousinet situaba el trabajo en grupo en un primer plano de su planteamiento didáctico, constituyéndose los grupos con una media de seis sujetos (mejor menos que más), pero sobre todo destaca el papel del maestro que marca las pautas de este trabajo, así según este autor el maestro (Rué, 1991, pp. 42-43): 1 Informa a los alumnos que están autorizados a trabajar en grupo en lugar de hacerlo individualmente. 2 Sin intervenir ni en la formación ni en la evolución de los grupos, el maestro invita a los niños a que escojan el tipo de trabajo a realizar de entre los que le presenta. Remarcando la libertad para escoger y de llegar a conclusiones en su trabajo. 3 El único cuaderno reglamentario es el del grupo. 4 El trabajo de creación es libre, si bien en algunos casos el maestro intervendrá cuando se le requiera. El maestro da las pautas de trabajo, el método a seguir, los recursos para hacerlo, la duración del mismo, la forma de clasificar el material, de elaborarlo, etc. Para Ferrández y Sarramona (1984) Cousinet aporta las primeras ideas sobre el trabajo en equipo que, posteriormente, Freinet ampliaría. Así, Cousinet nos dice que en educación debe desaparecer la competencia egoísta y ser reemplazada por la cooperación que enseña al niño a poner su individualidad al servicio de la sociedad (ídem, p. 170). Junto a su creador Ferrer i Guardia, Celestin Freinet es uno de los representantes que sobresalen en la EscuelaModerna. Concretamente la carta de la Escuela Moderna adoptada por unanimidad en el Congreso de Pau de 1968 y reproducida por Piaton (1975, pp.187-190), basada en la pedagogía de Freinet, refleja: “Intentamos desarrollar nuestro esfuerzo a escala internacional sobre el principio de equipos cooperativos de trabajo” (p.190) Freinet creo un movimiento o Pedagogía Freinet cuya característica principal es la cooperación entre maestros, entre alumnos y de ambas partes entre sí. Pero no en el sentido en que entendemos el aprendizaje cooperativo, más bien consistía en un trabajo en grupo completado y enriquecido con un trabajo personal, que comparte con el aprendizaje cooperativo ciertas similitudes como: reducción al mínimo de clases Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 25 magistrales, cada alumno tiene una responsabilidad en la tarea de clase, los conflictos son mediatizados por el grupo y solucionados en común. Se trata más bien de una cooperación maestro-alumno y no de una cooperación alumno-alumno como podemos ver en la definición de los principios de este movimiento realizada en una reunión en Valencia en 1969 de este movimiento (MCEP, 1979, en Ovejero, 1990, p.65): que el maestro trabajara cooperativamente con otros compañeros que la clase estuviera abierta a los demás del grupo tener organizada la correspondencia publicación cooperativa del trabajo y de la relación entre el maestro y los alumnos organización cooperativa del trabajo y de la relación entre el maestro y los alumnos autenticidad en el espíritu del maestro. Para Ovejero (1990), en su teoría confluyen los tres elementos centrales y característicos de las diversas corrientes pedagógicas que han revolucionado el mundo de la educación en lo que va de siglo (p.64): La valoración del niño no como ente abstracto que debe acoplarse forzosamente a un plan y a unos métodos previamente concebidos, sino como un sujeto único al que la pedagogía tiene obligación de ayudar en su proceso de formación. La necesidad de crear unas técnicas adecuadas en este sentido, teniendo en cuenta que la educación, lejos de constituir un proceso en el que se desarrollan únicamente ciertas cualidades, apuntan hacia la misma totalización que es la vida. La superación del intelectualismo de la vieja escuela en pos de una valoración del juego-trabajo, como punto de referencia ineludible de la actividad transformadora y humanizadora por excelencia, esto es, el trabajo propiamente dicho. Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 26 Freinet bebió de las aportaciones de Rousseau, Cousinet, Profit (creador de “la cooperación en la escuela”), Decroly, Rogers y Lewin, reformulando muchas de las aportaciones que estos autores realizaron. Así siguiendo a Piaton (1975): - Freinet critica la denominación de “método Cousinet” para calificar el trabajo libre de Cousinet, al considerar que es atribuir a un momento concreto de la investigación pedagógica cualidades de permanencia. Aunque no desaconseja su empleo, antes bien, propone experimentarlo como educadores para sacar el máximo provecho de una pedagogía esencialmente práctica y cooperativa. - Subraya que no es suficiente con situar a los alumnos juntos, en equipos libres de trabajo, para que su trabajo sea fecundo. Según su opinión es contradictorio por una parte que si dejas a los alumnos en libertad reaccionarán con gritos y juergas, aunque si los distribuyes en equipos organizados con un responsable que se encargue de ellos, lo conviertes en una jerarquía excesiva, opuesta a una educación democrática, que inhibe las individualidades. - Además, no le niega al “trabajo no-directivo” de Rogers sus virtudes potenciales aunque sugiere comenzar únicamente por medio de la cooperación del trabajo. Opina que se pueden sustituir las prácticas pedagógicas del directivismo autoritario por una pedagogía que, aunque no es por completo no directiva es cooperativa. 3. QUÉ SE ENTIENDE POR COLABORAR EN EDUCACIÓN. Antes de adentrarnos en la complejidad del trabajo colaborativo queremos aclarar tras la consulta de algunos diccionarios qué se entiende con los conceptos de colaborar y cooperar. Ambos conceptos dan lugar a dos terminologías, calificadas diferentes para algunos autores e iguales para otros, en cuanto al trabajo y al aprendizaje. El Diccionario de Pedagogía de Foulquié (1976, p. 97), define cooperar como Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 27 “trabajar con otros en una obra común”, siendo sinónimos de cooperar “colaborar, contribuir y coadyuvar”. En el Diccionario de las Ciencias de la Educación (Sánchez Cerezo, 1983, p. 324), no aparecen definidos los términos cooperar ni colaborar, aunque a lo largo de sus páginas Gento Palacios define la cooperación como: “Ayuda que se presta para la ejecución de una acción determinada” o en otra acepción más relacionada con el tema que nos ocupa como: “Actividad coordinada de dos o más personas que persiguen un objetivo común”. Con ayuda del Diccionario de la Real Academia Española (1992) podemos decir que cooperar se define como “obrar conjuntamente con otro u otros para un mismo fin”(p. 398). Mientras que colaborar es definido como “contribuir, ayudar con otros al logro de algún fin” (p. 355). Como podemos observar, según los diccionarios consultados, ambos conceptos tienen una acepción muy semejante. Sin embargo, hay autores como Crook (1998) que diferencia entre aprendizaje cooperativo y aprendizaje colaborativo. En este sentido nos dice: “La línea divisoria entre el aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo es muy fina, pero una característica de la tradición ‘colaborativa’ es su mayor interés por los procesos cognitivos, frente a los relativos a la motivación. Al menos, Slavin (1987) establece la distinción en estos términos, diciendo que, con frecuencia, ambas tradiciones de investigación se enfrentan, aunque, en realidad, son complementarias. Los estudios sobre el aprendizaje cooperativo contribuyen a definir una estructura de motivación y de organización para un programa global de trabajo en grupo, mientras los estudios sobre el aprendizaje colaborativo se centran en las ventajas cognitivas derivadas de los intercambios más íntimos que tienen lugar al trabajar juntos” (p. 168) Relacionando según este autor ambas líneas con el trabajo con ordenadores podemos decir que con la estrategia de la tradición del aprendizaje colaborativo de Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 28 orientación cognitiva, el trabajo con ordenadores tiene un carácter intenso y concentrado, por lo que hay que examinar fundamentalmente las interacciones de los alumnos, en relación con los aspectos de la tarea; pero también que con la estrategia del aprendizaje cooperativo, se puede estudiar el problema de motivación que existe al utilizar los ordenadores. Siguiendo la misma línea se sitúan autores como Panitz (1996) o Wiersema (2000). Panitz (1996) confiesa haber estado buscando durante mucho tiempo la diferencia entre ambos conceptos, aprendizaje colaborativo y cooperativo, y defiende que la colaboración es una filosofía interactiva, un estilo de vida personal, mientras que la cooperación es una estructura de interacción diseñada para facilitar la realización de un producto final o de una meta. Por lo tanto el aprendizaje colaborativo es una filosofía personal y el aprendizaje cooperativo es una técnica de clase. Wiersema (2000) nos dice que el aprendizaje colaborativo es una filosofía de enseñanza donde se trabaja juntos, se construye juntos, se aprende juntos, se cambia juntos y se mejora juntos. Mientras que el aprendizaje cooperativo esuna serie de técnicas para finalizar una cierta tarea en grupo, el aprendizaje colaborativo es para él “todo”, es más que la cooperación, se refiere al propio proceso de enseñanza donde los estudiantes enseñan a otros estudiantes o al profesor y el profesor enseña a los estudiantes, es hoy la filosofía más apropiada para la globalización del mundo. Otro autor que diferencia entre aprendizaje guiado, cooperativo y colaborativo es McCarthey y McMahon (1992), como veremos a la hora de analizar los grupos de iguales que ellos proponen. Sintetizando su idea podríamos decir que consideran la colaboración como algo superior a la cooperación, es decir, el nivel de uniformidad e interdependencia entre los participantes y del desarrollo de la tarea es mayor. Además en su opinión, mientras que en la cooperación se suelen realizar diferentes contribuciones a una misma tarea, en la colaboración la tarea se hace conjuntamente. En resumen, aunque en un trabajo anterior nosotros nos situamos entre el grupo de autores que consideran similares los conceptos de aprendizaje colaborativo y aprendizaje cooperativo, aunque no iguales, defendiendo la utilización indistinta de uno u otro término (Alfageme, 2002). Preferimos el término colaborativo a pesar de ser el menos usado por los autores que han trabajado sobre este tema, porque creemos que Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 29 matiza mejor lo que en esta experiencia pretendemos, puesto que, de acuerdo con la sutil diferenciación realizada por Crook (1998), en nuestro trabajo nos interesa más la orientación cognitiva y la interacción de los alumnos que trabajan colaborativamente, ya que “el aprender es algo que los alumnos hacen, y no algo que se les hace a ellos” (Johnson, Johnson y Holubec, 1999, p. 14) Además de que consideramos que la colaboración engloba a la cooperación, pero no al contrario, de acuerdo con los ya citados McCarthey y McMahon (1992), Panitz (1996) o Wiersema (2000). En esta misma línea adoptada por nosotros se sitúan Leigh Smith y MacGregor (1992), quienes utilizan a lo largo de su trabajo indistintamente los términos cooperación y colaboración, y definen el aprendizaje colaborativo como un término "paraguas" que engloba una variedad de acercamientos educativas que implican el esfuerzo intelectual común de los estudiantes o de profesores y estudiantes juntos (p. 10). De este modo en la mayoría de las situaciones de aprendizaje colaborativo los estudiantes trabajan en grupos de dos o más sujetos tratando de buscar conjuntamente el aprendizaje, las soluciones, los significados o la creación de un producto. Por ello, tras un mayor estudio y considerando todos los motivos expresados con anterioridad, en nuestra opinión para una mejor diferenciación de ambos conceptos se deberían utilizar: el adjetivo colaborativo cuando hablemos de enseñanza o de aprendizaje, mientras que se tendría que usar el término cooperativo cuando se haga referencia a expresiones más puntuales como situación cooperativa, trabajo cooperativo, etc. Esto no quita para que, a lo largo de este trabajo, respetemos en las diferentes citas utilizadas los términos que los diferentes autores estudiados consideraban para definir los distintos conceptos. Veamos a continuación de una forma cronológica que han entendido por cooperación en educación algunos autores. Entre las diversas formas de entender y conceptualizar dicho aprendizaje Owens (1989, pp. 938-939) considera que la cooperación es un método de enseñanza que fomenta la interacción entre estudiantes, y llega a proponer tres referencias principales del término: • cooperación como estructura, donde se refiere a una estructura del objetivo global Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 30 establecida para el aprendizaje. Así, existiría una estructura cooperativa del objetivo cuando todos los miembros del grupo perciben que pueden alcanzar su objetivo si y sólo si los otros estudiantes con los que están relacionados pueden alcanzar su objetivo. • cooperación como rasgo, donde se refiere a un rasgo de la personalidad del individuo que participa en el grupo, puesto que cada sujeto percibe de modo diferente el valor del procedimiento, según su disposición y motivación ante el aprendizaje cooperativo. • y cooperación como conducta, referida a la conducta observable del sujeto en la situación de aprendizaje en el aula Se realiza un trabajo cooperativo cuando los objetivos de los participantes se hallan vinculados de tal modo que uno sólo puede alcanzar sus objetivos si y sólo si los demás consiguen los suyos (Rué, 1989). Aunque el mismo autor en trabajos posteriores matiza lo dicho sobre este tema: “El término aprendizaje cooperativo es un término genérico usado para referirse a un grupo de procedimientos de enseñanza que parten de la organización de la clase en pequeños grupos mixtos y heterogéneos donde los alumnos y alumnos trabajan conjuntamente de forma cooperativa para resolver tareas académicas.” (Rué, 1998, p. 20) Argumentando a su vez que un trabajo realizado en cooperación es aquella: “producción en común en la cual cada componente ha desarrollado un rol específico, unas habilidades, ha seguido un proceso, a la vez diferenciado y complementario, y tan necesario como los del resto de componentes del pequeño grupo. La interpretación de una pieza musical por parte de un trío [...] es una buena imagen para ejemplificar un trabajo cooperativo.” (ídem, p. 21) Para Johnson, Johnson y Smith (1991, p. 3) la cooperación es trabajar juntos para lograr metas compartidas. A lo largo de sus trabajos entienden la cooperación como la situación social que produce más y mejores aprendizajes (Johnson y Johnson, 1989; 1997; Johnson Johnson y Smith, 1991; Johnson, Johnson y Holubec, 1999; etc.) Para estos psicólogos sociales estadounidenses, se establecen tres tipos de situaciones Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 31 sociales posibles en el aprendizaje: el trabajo realizado individualmente, la relación de competencia individual o social, y la relación de cooperación. Además analizaron los efectos que tenían aquellas situaciones de aprendizaje y llegaron a dos importantes constataciones: 1. Las situaciones que implicaban intercambios sociales, es decir, las competitivas y las de carácter cooperativo, eran superiores a las individuales. 2. Entre aquellas, las situaciones de carácter cooperativo eran causa de más y mejores aprendizajes. En este sentido Johnson, Johnson y Holubec (1999, p. 14) nos dicen que: “Mientras que el aprendizaje competitivo y el individualista presentan limitaciones respecto de cuándo y cómo emplearlos en la forma apropiada, el docente puede organizar cooperativamente cualquier tarea didáctica, de cualquier materia y dentro de cualquier programa de estudios”. Por eso definen el aprendizaje cooperativo como “el empleo didáctico de grupos reducidos en los que los alumnos trabajan juntos para maximizar su propio aprendizaje y el de los demás” (ídem) Ovejero (1990) compara este tipo de aprendizaje cooperativo con los otros dos tipos de aprendizaje considerados por diferentes autores el individualista y el competitivo. Así nos dice que: “[...] el aprendizaje cooperativo es significativamente superior tanto al individualista como al competitivo, y esta neta superioridad no atañe sólo a variables de socialización y de relaciones interpersonales, sino que alcanza también a variables cognitivas y de rendimiento académico. Sin embargo, no es la mera cantidad de interacción entre los alumnos lo que acarrea estos efectos positivos, sino su naturaleza.”(p. 58) En la misma línea se sitúan Serrano y González-Herrero (1996, p. 74) al pensar que en la cooperación los objetivosdefinidos y perfilados tienen que ser iguales que los que determinen en su desarrollo los restantes miembros del grupo. Estamos hablando en cualquier caso de situaciones cooperativas, es decir, aquellas en las que los objetivos de los participantes se hallan estrechamente vinculados, de tal manera que cada uno de ellos sólo puede alcanzar sus objetivos si y sólo si los demás consiguen alcanzar los suyos (Owens, 1989; Johnson y Johnson, 1997; Johnson, Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 32 Johnson y Smith, 1991; Serrano y Calvo, 1994; Rué, 1998; Johnson, Johnson y Holubec, 1999, etc.) Castelló (1998, p. 59), nos habla de las situaciones cooperativas como aquellas en las que “los recursos individuales se aúnan para conseguir objetivos comunes, a la vez que las presiones del grupo sobre sus componentes se orientan hacia la mejora de su rendimiento en beneficio del propio grupo”, en contraposición con las situaciones competitivas “en las que las presiones del grupo o las rivalidades entre subgrupos actúan como elemento motivador”. Este autor, siguiendo a Gage y Berliner (1988), nos habla de algunas características que se suelen producir en las situaciones cooperativas (pp. 59-60): • Puesto que el resultado del proceso no se atribuye a individuos concretos, sino al grupo, el éxito o el fracaso también se reparte entre los componentes, aumentando las oportunidades de éxito y dando opciones para corregir las respuestas menos acertadas de los sujetos. • Al aprovechar los recursos individuales, las aportaciones deben estar coordinadas, lo cual representa una dificultad adicional, pero cuando se afrontan tareas complejas, el trabajo en equipo aporta facilidades que son muy difíciles de encontrar de manera individual. • Por otra parte puesto que dentro de un grupo cooperativo se distribuyen las tareas a los alumnos, todos pueden aportar al grupo aquello que mejor hacen. Elementos básicos que deben darse en el seno de un grupo pequeño para que exista cooperación, o rasgos básicos de las situaciones cooperativas según Johnson y Johnson (1997, pp. 24-31) son: 1. Interdependencia positiva. Los alumnos, en el desarrollo de sus tareas de grupo, se perciben mutuamente como necesarios para resolverlas, lo que supone compartir recursos, objetivos comunes y roles específicos para cada uno. 2. Favorecimiento de la interdependencia cara a cara. Ayudarse, compartir esfuerzos, animarse, explicarse algo mutuamente, discutir, etc., serían ejemplos significativos Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 33 de ello. 3. Responsabilización individual. Cada componente del grupo debe responsabilizarse personalmente de su propio trabajo, de los resultados a los que llegue y, en consecuencia, de sus aportaciones al grupo. Habilidades de intercambio interpersonal y en pequeño grupo. Ningún grupo funciona satisfactoriamente si sus componentes no poseen y no desarrollan determinadas habilidades de relación social: de comunicación, de toma de decisiones, de resolución de conflictos, etc. Conciencia del propio funcionamiento como grupo. En lo que se ha realizado, lo que falta por hacer, lo que salió cómo se esperaba, en cómo nos relacionamos, etc. Figura 5. Rasgos básicos de las situaciones de cooperación (según Johnson y Johnson, 1997, pp. 24-31) Interdependencia positiva. Favorecimiento de la interdependencia cara a cara. Responsabilización individual. Habilidades de intercambio interpersonal y en pequeño grupo. Conciencia del propio funcionamiento como grupo. En un trabajo posterior, Johnson, Johnson y Holubec (1999, pp. 21-22), modifican mínimamente estas apreciaciones. Destacando como elementos esenciales para que la cooperación funcione bien: • La interdependencia positiva, como en el caso anterior. • La responsabilidad individual y grupal. No sólo un sujeto se debe responsabilizar de su tarea, también se debe asumir como grupo la responsabilidad de alcanzar sus objetivos. • La interacción estimuladora, preferentemente cara a cara. Los alumnos deben trabajar juntos y promover el éxito de los demás, compartir recursos y ayudarse en su empeño de aprender. Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 34 • La enseñanza a los alumnos de algunas prácticas o técnicas interpersonales y grupales imprescindibles. Se necesita conocer unas mínimas prácticas de trabajo en equipo necesarias para funcionar como parte de un grupo: ejercer la dirección, tomar decisiones, crear un clima de confianza, comunicarse y manejar los conflictos, y deben sentirse motivados para ello. • La evaluación grupal. Los miembros de un grupo deben analizar en qué medida están alcanzando sus metas y manteniendo relaciones de trabajo eficaces. Deben determinar sus acciones positivas y negativas y decidir cuáles son las conductas que deben conservar o modificar. Hertz-Lazarowitz (1992, pp. 84-85) distinguen seis tipos de comportamientos en el aula: dos no inteactivos, que tienen lugar cuando el alumno desarrolla alguna actividad en relación con un contenido formal o cuando realiza alguna actividad extracurricular; y cuatro interactivos, donde los alumnos se relacionan. Estos cuatro últimos son: • cooperación, cuando los alumnos a lo largo de un proceso de aprendizaje interactúan, • ayuda, cuando un alumno a petición de otro, le ayuda a resolver una tarea, • interacción o comunicación profesor/ alumno, relativa a una actividad o tarea de aprendizaje. • evento social o intercambio verbal que no guarda relación alguna con las tareas académicas. En este sentido diferencian dos grados: cooperación baja o simple, sólo hay cooperación en un momento puntual del desarrollo de la tarea, cooperan con un objetivo pero no a lo largo del proceso; y cooperación alta o compleja, los sujetos cooperan a lo largo de todo el proceso. Ralph y Yang (1993, p. 300) entienden que: “[...] el intercambio y cooperación Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 35 social entre grupos de estudiantes para el propósito de facilitar la toma de decisiones y/o la solución de problemas. La colaboración entre aprendices les permite compartir hipótesis, enmendar sus pensamientos, y trabajar mediante sus discrepancias cognitivas.” (en Cabero y Márquez, 1997, p.14) Para Serrano y Calvo (1994) el término cooperación nos indica una “situación social en la que los objetivos de los individuos están tan estrechamente ligados que existe una correlación positiva con respecto a su consecución, de tal manera que un individuo puede alcanzar su objetivo si y sólo si los demás alcanzan los suyos (interdependencia positiva)” (pp. 11-12) Según estos autores en los métodos colaborativos “el trabajo no se orienta exclusivamente hacia el producto de tipo académico, sino que también persigue una mejora de las propias relaciones sociales”. En este caso pues se considera esencial analizar la interacción producida entre el profesor y el alumno, pero también la interacción alumno-alumno. Siguiendo este mismo discurso, Solé (1996) nos dice que: “El trabajo cooperativo constituye un medio idóneo para lograr la socialización de los alumnos, para ayudarles a tomar conciencia del punto de vista de los demás, para que aprendan a negociar y, si es necesario, a renunciar a sus propias posiciones, o a demorar la satisfacción de sus intereses personales en beneficio de un objetivo colectivo” (p.29) Según Martí y Solé (1996) el trabajo colaborativo ha de ser “una actividad gratificante que fomente el desarrollo cognitivo, la capacidad de aprendizaje autónomo y las relaciones constructivas con los otros” (p.64) Por lo que recomiendan reflexionar antes de la actividad propuesta y durante su desarrollo,sobre si las decisiones que tomamos para lograr nuestros propósitos son las más adecuadas. En definitiva, se trata de resolver conjuntamente una tarea en formas de interacción que incluye no sólo procesos cognitivos sino también procesos sociales y afectivos (Martí, 1996), en este sentido dice que: "El trabajo compartido es una forma de organización que tiene la ventaja de potenciar aspectos afectivos, actitudinales y motivacionales muy positivos para el aprendizaje" (p. 58) Para Cabero y Márquez (1997) hay que “asumir que es una estrategia de Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 36 enseñanza-aprendizaje de trabajo en pequeños grupos en oposición al trabajo individual y aislado de los estudiantes” (p.14). Así piensan que nos estamos centrando en un trabajo realizado por todos los sujetos que forman parte del equipo, para llegar a metas comunes que previamente se han establecido, en oposición al trabajo individual y competitivo entre los miembros de una clase o al trabajo que se basa en la mera suma de las partes que cada sujeto que compone el grupo va realizando de un modo aislado. Siguiendo a Mir (1998) “La cooperación puede ser entendida como un recurso metodológico de aprendizaje, pero es ella misma objeto y contenido de saberes” (p.179) En este sentido defiende un discurso sobre la cooperación entendida a partir del respeto al individuo, la libertad de pensamiento y la capacidad crítica, y considera que la cooperación debe facilitar en las personas (pp. 179-180): - El descentramiento de la propia subjetividad. - El aprendizaje de la reciprocidad y del intercambio. - El aprendizaje de la tolerancia. - El razonamiento por encima de la imposición. - La confianza en las múltiples posibilidades de comunicación. - La armonización de las emociones. - La no discriminación. Para Delacôte (1998): “El aprendizaje en cooperación es una fuente de motivación y representa un aumento de los recursos disponibles para alcanzar éxito. Es un elemento de sostén suplementario gracias a las diversas formas de saber distribuidas en el grupo; se trata pues de un sostén o apoyo.” (p. 149) La cooperación supone un “vaivén entre aprender y enseñar”(ídem), donde un alumno puede encontrar ayuda para superar las dificultades que encuentra, y a su vez, puede conocer qué dificultades encuentran los otros alumnos para así ayudarles a superarlas. El trabajo cooperativo, en tanto que modalidad de aprendizaje es una herramienta o un instrumento de trabajo cuyo uso dependerá de la respuesta que cada Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 37 profesor dé a la siguiente pregunta: “¿Qué quiero o qué puede trabajar el alumnado en situación de grupos pequeños en clase?” (Rué, 1998, p.44), y por lo tanto su potencialidad educativa estará en función de su grado de explotación y de las habilidades que los usuarios desarrollen, así este autor destaca como principios para desarrollar un trabajo cooperativo los que aparecen en la figura 6. Figura 6. Principios para desarrollar un trabajo cooperativo (Rué, 1998, p. 44) • Asignarle un uso funcional. • Familiarizarse con este recurso, progresivamente, a través de la práctica. • Desarrollar un volumen de tareas ajustado a las posibilidades de control y regulación reales de los profesores y alumnos implicados. • Ajustarse a las condiciones de los usuarios, alumnos y profesor. • Ajustarse a las condiciones materiales existentes. Para Crook (1998) el aprendizaje cooperativo “Se refiere a unas estrategias de dirección de tareas que, a menudo, suponen el trabajo conjunto de un grupo mayo o, incluso, de toda la clase. En esta línea de trabajo, es corriente dividir las tareas de manera que distintos miembros del grupo se responsabilicen de diferentes componentes de la tarea” (p.168) Según Castelló (1998, pp. 69-70) la cooperación “Es un potente recurso cuya efectividad dependerá de que se haya planificado correctamente y se supervise de forma sistemática.”, y utilizar adecuadamente los procesos de cooperación en el aula implica esencialmente tres aspectos: 1)“Planificación de los grupos equilibrando sus componentes. 2) Valoración del objetivo principal de la actividad de grupo (interacción social o aprendizajes formales) y de la pertinencia de la situación grupal. 3) Supervisión del proceso de interacción” Lobato (1998) define en términos genéricos el Aprendizaje Cooperativo como un movimiento basado en (p. 23): 1 Un conjunto de principios teóricos y una modalidad de organización de los grupos, según los cuales los estudiantes deben trabajar para conseguir resultados más significativos para todos. Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 38 2 Estudios e investigaciones experimentales que, confrontando los resultados obtenidos aplicando las tres modalidades didácticas (cooperativa, competitiva e individual). Se proponen lograr un aumento motivacional, un mejoramiento del clima del aula y un desarrollo de las habilidades sociales. Según este autor tenemos que entender el aprendizaje cooperativo como una forma de organizar el aula para que los alumnos aprendan. “El aprendizaje cooperativo en grupos pequeños es un enfoque interactivo de organización del trabajo en el aula según el cual los alumnos aprenden unos de otros así como de su profesor y del entorno.” (p. 23) Prendes (2000; 2003) considera que podemos sintetizar las características del trabajo colaborativo básicamente al decir que se trata de una situación social de interacción entre grupos no muy heterogéneos de sujetos; donde se persigue el logro de objetivos a través de la realización (individual y conjunta) de tareas; existe una interdependencia positiva entre los sujetos; y el trabajo colaborativo exige a los participantes: habilidades comunicativas; relaciones simétricas y recíprocas; y deseos de compartir la resolución de la tarea. En este sentido esta autora adaptó de Martínez (1998), en la siguiente figura, las características principales o más significativas del trabajo colaborativo: Figura 7. Características del Trabajo colaborativo, Prendes (2003, p. 105) Interdependencia entre todos los miembros del grupo Es necesaria una alta interacción entre alumnos Los alumnos desarrollan técnicas interpersonales y de trabajo grupal El profesor no es la fuente de información Según las metas, el alumno recibe un conjunto de materiales o una parte del conjunto. El profesor define los objetivos, la tarea, el proceso y la evaluación. Responsabilidad individual en el logro, todos han de contribuir al éxito de la actividad Tareas diseñadas para la colaboración y no para la competición (las más idóneas son tareas complejas y con necesidad de pensamiento divergente y creativo Capítulo 1. Una introducción al aprendizaje colaborativo. Mª. Begoña Alfageme González. 39 Si entre todas ellas hubiera que destacar las características fundamentales a la hora de obtener beneficios en una situación de trabajo colaborativo, creo que muchos coincidirían con nosotros en que son sin duda: la responsabilidad de cada uno de los sujetos que participan; la interacción e interdependencia entre quienes colaboran y el diseño de las tareas para la colaboración. 3.1. Qué es un grupo. Hemos hablado de la colaboración, pero también tenemos que hacerlo de qué se entiende por grupo en educación y qué significa trabajar en él, para así adentrarnos con más fundamento en el trabajo en grupos colaborativos. Entendemos por grupo de trabajo, según el Diccionario de la Real Academia Española (1992), el “conjunto o equipo que en una escuela organiza el profesor o constituyen los alumnos para realizar en común una tarea” (p. 749), siendo tarea según la misma fuente un“trabajo
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