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TEORÍA Y PRAXIS DE LA BIOGRAFÍA: 
GREGORIO MARAÑÓN 
 
 
M.ª Teresa del Olmo Ibáñez 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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UNIVERSIDAD DE ALICANTE 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
TEORÍA Y PRAXIS DE LA BIOGRAFÍA: GREGORIO MARAÑÓN
 I
Tesis de doctorado Dirigida por 
de Mª Teresa del Olmo Ibáñez el Dr. Pedro Aullón de Haro 
2013 
3 
 
INDICE 
INTRODUCCIÓN 
INTRODUCCIÓN AL OBJETO Y AL MÉTODO …………………………………………………. 7 
PRIMERA PARTE 
i. LA BIOGRAFÍA DENTRO DEL SISTEMA GENERAL DE GÉNEROS ………………………… 15 
El sistema general de géneros ………………………………………………………….. 16 
El Ensayo, la Biografía y los géneros ensayísticos …………………………………….. 18 
Autobiografía y biografía ………………………………………………………………. 24 
ii. EL PERSONAJE COMO FUNDAMENTO DE LA BIOGRAFÍA …………….…………………. 31 
iii. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA BIOGRAFÍA COMO GÉNERO HASTA SU ESTADO MODERNO 
DESARROLLADOY PARADIGMÁTICO. EXAMEN DE LA BIBLIOGRAFÍA CRÍTICA Y 
DOCTRINAL 
1) Origen y evolución del género ……………………………………………………. 67 
a) Origen ………………………………………………………………………… 69 
b) Evolución …………………………………………………………………….. 77 
2) Examen de la bibliografía crítica y teórica desde sus primeras manifestaciones 
hasta el presente………………............................................................................... 111 
a) Examen de antecedentes y estudios biográficos …………………………….. 111 
b) El pensamiento clásico contemporáneo de contenido teórico y doctrinal: 
Wilhem Dilthey y Eugenio d’Ors …………………………………………… 137 
iv CARACTERIZACIÓN GENÉRICA DE LA BIOGRAFÍA ……………………………………. 157 
v PROPUESTAS TAXONÓMICAS ………………………………………………………….. 195 
1) UNA PROPUESTA DE LA CRÍTICA CONTEMPORÁNEA …………………………….. 195 
2) PANORAMA GENERAL DE LAS DIFERENTES PROPUESTAS TAXONÓMICAS 
O DE DEFINICIONES TIPOLÓGICAS POR PARTE DE DIVERSOS AUTORES …………. 197 
A. Los antecedentes fundamentales en sentido clásico 
Tipología de las biografías griega, latina y medieval ………………….. 197 
a. Plutarco. La Biografía política ……………………………….. 198 
b. La Biografía literaria ………………………………………….. 202 
 Diógenes Laercio: Vidas de los filósofos ilustres ………….. 202 
 La biografía literaria en Roma: Varrón, Nepote 
y Suetonio ………………………………………………….. 204 
 Suetonio y las líneas jeronimiana y eusebiana …………….. 207 
c. La Biografía bizantina ………………………………………… 211 
4 
 
d. Los Viris Illustribus de la época visigótica en España. 
San Jerónimo, San Ildefonso de Toledo ………………………. 218 
e. La biografía patrística fundada en Eusebio y 
San Jerónimo ………………………………………………….. 221 
f. La hagiografía: ………………………………………………… 224 
§ La hagiografía bizantina ……………………………………. 225 
§§ La biografía otoniana ………………………………………. 230 
§§§ La hagiografía en el siglo XII: Pedro de Blois …………… 231 
g. La biografía carolingia y la biografía humanística ……….... 232 
B Tipología de la biografía moderna ………………………………… 236 
a. “El relato de vida como ontogénesis”: 
la permanencia del modelo de la Bildung …………………….. 236 
b. Una propuesta según el criterio de relación 
entre biografía y sujeto ……………………………………….. 241 
c. Dos criterios de la crítica reciente ……………………………. 244 
d. Las taxonomías según criterios de procedimiento 
en la primera mitad del siglo XX …………………………….. 246 
e. La Biografía psicoanalítica o Biografía profunda ……………. 247 
f. Jaspers: La Biografía de la grandeza ………………………….. 263 
g. Las aproximaciones desde la sociología ……………………… 266 
h. La biografía de pueblos o naciones. 
La Biblia como biografía del pueblo judío ……………………. 286 
i. La biografía de ciudades ……………………………………… 294 
j. La falsa biografía ……………………………………………… 304 
k. La biobibliografía ……………………………………………... 305 
3) "El método biográfico" de Sainte-Beuve y otros componentes 
metodológicos o metodologizables ……………………………………………...... 307 
4) La biografía didáctica: Las biografías, las vidas ejemplares 
y las hagiografías como modelos de conducta y moral …………………………….. 312 
5) La biografía y las vidas ejemplares como instrumento pedagógico ………………... 318 
6) La función biográfica: las relaciones entre Biografía, 
Historiografía y Educación …………………………………………………………. 325 
SEGUNDA PARTE 
FUNDAMENTOS DEL GÉNERO BIOGRÁFICO EN EL SIGLO XX……………………………………….. 345 
ANÁLISIS COMPARATISTA DE LA PRODUCCIÓN DE AUTORES CLAVE DE LA ÉPOCA 
DE GREGORIO MARAÑÓN 
AUTORES EXTRANJEROS 
A) Maurois: La intuición y el historicismo ……………………………………………… 351 
B) Lewis Mumford: La empatía con el pensamiento del personaje …………………….. 370 
C) Emil Ludwig: La biografía como historia del corazón humano ……………………... 376 
D) Stefan Zweig: La intuición a partir de un detalle ……………………………………. 392 
5 
 
AUTORES ESPAÑOLES 
A) Eugenio D´Ors: La Biografía filosófica ……………………………………………… 413 
B) Gómez de la Serna: La Biografía integral o artística ………..……………………….. 466 
TERCERA PARTE 
LA PRODUCCIÓN BIOGRÁFICA DE GREGORIO MARAÑÓN 
1. INTRODUCCIÓN CRÍTICO-BIOGRÁFICA ………………………………………………… 541 
2. ESTUDIO GENERAL DE LA OBRA ENSAYÍSTICA Y LOCALIZACIÓN 
DE SUS APORTACIONES A LA TEORÍA DEL GÉNERO ………………………………...… 561 
2.1 Estudio general de sus ensayos …………………………………………………. 565 
2.2 La obra de Marañón según la crítica coetánea 
de la segunda mitad del siglo XX………………………………………………... 569 
2.3 Aportación poetológica de Marañón …………………………………………….. 587 
2.4 La teoría poética de Marañón sobre la Biografía ...……………………………… 603 
2.4.1 Localización de su aportación, en sentido amplio, 
de teoría poética al género biográfico ……………………………………. 606 
2.4.2 Contenidos poetológicos sobre el géneroen sus biografías …………….. 622 
2.5 Determinación de la doctrina biográfica implícita en las obras …………………. 641 
La teoría marañoniana y la biografía …………………………………………… 641 
Teoría del personaje ……………………………………………………….. 641 
La teoría del personaje en la biografía de un pueblo 
o una nación como entidad ………………………………….…………….. 646 
Caracterización genérica de la biografía. Concepto de biografía ……………… 648 
La Presencia del autor ……………………………………………………... 652 
La función del biógrafo ……………………………………………………. 652 
El procedimiento biográfico ……………………………………………….. 653 
3. LAS OBRAS BIOGRÁFICAS MARAÑONIANAS EN RELACIÓN CON 
LAS DE OTROS AUTORES CONTEMPORÁNEOS ………………………………………….. 657 
4. DETERMINACIÓN DE LOS RASGOS DEFINITORIOS DE LA APORTACIÓN 
MARAÑONIANA A LA CREACIÓN DE UN NUEVO SUBGÉNERO BIOGRÁFICO ……………. 829 
a. Determinación de los rasgos de identidad ……………………………………….. 832 
b. Examen de la síntesis y variantes ejecutados en la presentación 
del personaje por medio de las perspectivas histórica y psicológica, 
más un innovador elemento psicosomático ……………………………………… 844 
CONCLUSIONES …………………………………………………………………………… 851 
ANEXOS …………………………………………………………………………………….. 903 
El personaje de la biografía ……………………………………………………………….. 905 
Propuesta taxonómica del género biográfico ……………………………………………... 907 
6 
 
Clasificación empírica de las biografías de Gregorio Marañón 
según criterio de extensión ………………………………………………………………..909 
Clasificación temática de las biografías de Gregorio Marañón 
según el personaje ………………………………………………………………………… 917 
BIBLIOGRAFÍA 
 
1. Bibliografía general de Marañón …………………………………………………….. 923 
Las Biografías ………………………………………………………………………... 923 
 
2. Bibliografía general citada …………………………………………………………… 926 
 
 
 7 
INTRODUCCIÓN 
INTRODUCCIÓN AL OBJETO Y AL MÉTODO 
En apariencia, el género biográfico no presenta fuerte ambigüedad, al punto de ser 
definido como aquel que relata la vida de un personaje. Sin embargo, una observación 
detallada hace patente la dificultad que su delimitación entraña, pues los posibles criterios 
analíticos se multiplican tanto como diversos puedan ser los aspectos a que pueden 
aplicarse. 
Los inicios del género biográfico se entremezclan con los de la historiografía y, 
desprovistos de verdadera tradición teórica. El intento de determinar su origen siempre ha 
resultado en una reflexión comparatista entre los primeros historiadores y aquellos 
autores a los que originariamentese atribuye la condición de biógrafos, ya desde la 
Antigüedad. Sin embargo, la investigación, según se podrá comprobar en lo que sigue, 
pondrá de manifiesto rasgos individuales los cuales permiten identificar diferencias, y 
esto a veces, todo sea dicho, sobre nombres que también figuran en la nómina de 
precedentes constructivos de la historiografía o en particular de la historia de la literatura. 
La biografía, ya en principio, presenta por tanto un espacio de intersección con el campo 
historiográfico, coincidiendo en torno a cronologías, anales, documentos oficiales, etc., es 
decir materiales cuya finalidad originaria era recopilatoria y conservadora de la memoria 
histórica y oficial de los pueblos o las ciudades. 
La naturaleza del discurso biográfico excede, al menos en un importante sentido, al 
de la historia y oscila ampliamente, en sus extremos, entre obras de rígido carácter 
histórico y otras de mayor libertad documental e interpretativa, o aquellas que relatan 
hechos de forma novelada. Evidentemente existen biografías de propósito científico, así a 
veces las destinadas con rigor a la interpretación psicológica o sociológica de una 
trayectoria vital; al igual que también abundan aquellas otras de régimen propiamente 
artístico, llegando a concebir al personaje como pretexto sobre el que elaborar su 
recreación poética; o las formas mixtas o bien aquéllas de fuerte imaginación o las que se 
sirven de la presuposición como procedimiento hermenéutico a fin de acceder al sentido 
esencial del biografiado. Veremos que se llega a tratar con metodología biográfica a 
sujetos no humanos, como en la historia de los pueblos (en la Biblia y su identificación 
con la nación judía), o de ciudades (cuyo origen es posible localizar en las crónicas 
locales, las colecciones de monumentos o relaciones costumbristas); y que existen 
‘biografías de naciones’, elaboradas ya desde la actividad de la anticuaria griega. Aún 
8 
 
alcanzan los límites del género hasta la creación de falsas biografías. Por tanto, cabe 
asumir anticipadamente la versatilidad de la Biografía, género que puede aparecerse como 
ciencia, historia, poesía e incluso estricta o dominantemente artístico. 
Nuestra investigación ha diferenciado entre objetivos generales y particulares. 
Como generales, en primer lugar se fija la posición de la Biografía en la categoría de los 
géneros ensayísticos y, en ésta, dentro de los memorialísticos, observando el equilibrio 
entre los dos opuestos del binomio clásico de discurso poético frente a discurso 
historiográfico. En segundo término, el propósito es determinar con todas sus 
consecuencias la Biografía en tanto que género, prestando atención tanto a su origen 
como a su evolución y hasta alcanzar su estadio moderno desarrollado y paradigmático. A 
este fin, se hará examen de la bibliografía crítica, la cual es monográficamente escasa, 
bastante dispersa y no de gran relevancia, a diferencia de lo que acontece con otros 
géneros, contiguos o no. Especialmente, será sometida a estudio, por una parte, la 
producción de la escuela psicoanalítica, desde los primeros discípulos de Freud, y, por 
otra, la bibliografía de carácter propiamente teórico y doctrinal, es decir que incluye lo 
poetológico. El examen tradicional de la Biografía permitirá una aproximación al 
personaje biografiado, así como una taxonomía de base histórica del género. Todo esto 
define por principio ciertas y evidentes orientaciones metodológicas. 
Naturalmente, el análisis más extenso y específico será el que se realice sobre la 
obra ensayística de Gregorio Marañón, esto es especialmente sobre el conjunto de sus 
biografías. Se trata de reconstruir su Poética, es decir su teoría explícita, e identificar 
asimismo su doctrina implícita a través del estudio comparado de su obra biográfica y sus 
escritos ensayísticos. Se efectuará, además, una descripción del subgénero por él ideado, 
la cual comprenderá la determinación de los rasgos de identidad del mismo y un examen 
de la síntesis y variantes en lo que se refiere a la presentación de sus personajes. Ello 
mediante conjugación de las perspectivas histórica y psicológica, a las cuales se añade el 
elemento psicosomático. Esta innovación es la que dota de fuerte singularidad a las 
aportaciones de Marañón al estado general del género. 
El núcleo fundamental de nuestra investigación se inicia con la localización de la 
Biografía en un Sistema General de Géneros, se desenvuelve mediante el tratamiento 
histórico del personaje, los orígenes y evolución del propio género (tan radicalmente 
necesitado de reconstrucción), alcanza una propuesta taxonómica de la tipología 
 9 
biográfica y, en último término, concluye con cuatro epígrafes dedicados a aspectos 
fundamentales relativos a la Biografía. 
Como se podrá comprobar, el trayecto que describe nuestra investigación atañe a la 
cuestión de flexibilidad y versatilidad del género, así como a una gama de aspectos 
científicos, filosóficos, sociológicos o literarios. La evolución del género de la biografía 
hasta el siglo XX es un ejemplo más de la mutabilidad de los subgéneros ensayísticos y la 
hibridación que se opera dentro del marco de un Sistema General de los Géneros 
literarios, en correspondencia a fin de cuentas con las profundas transformaciones 
sociales, artísticas y del pensamiento de la época. 
Conviene aclarar que la progresión del personaje, la identidad del sujeto, sus pautas 
relacionales y las consecuencias de todo ello en la transformación del género biográfico 
son estudiadas en la primera parte de esta investigación hasta el siglo XXI. Se tienen en 
cuenta las primeras reflexiones (concretamente sociológicas y centradas en los espacios 
virtuales) que los abordan en su derivación actual; si bien con la cautela debida en razón 
de la proximidad temporal que impide todavía una evaluación objetiva del alcance de sus 
consecuencias. En virtud de las modificaciones producidas por las nuevas tecnologías y la 
posibilidad de acceso del individuo a los medios de comunicación como plataforma de 
proyección social, se ha considerado pertinente la inclusión de esas últimas 
manifestaciones biográficas a fin de completar el estado de la cuestión hasta fecha de hoy. 
No obstante, sólo son tomadas en cuenta en la primera parte del trabajo, mientras que la 
segunda y la tercera partes se limitan al siglo XX puesto que los autores objeto de este 
estudio elaboran su obra en el arco cronológico que cumple a mediados de esa centuria. 
La metodología de nuestra investigación será, naturalmente y en general, la propia 
de la ciencia literaria, es decir, la correspondiente tanto al estudio teórico, es decir 
poetológico y doctrinal, como al análisis crítico de las obras y los instrumentos auxiliares 
correspondientes. 
La hipótesis consiste en el interrogante acerca de la posible definición, 
argumentación teórica y taxonomía del género de la biografía sobre la base, como no 
podía ser de otro modo, de la consideración de sus orígenes y las formaciones genéricas 
atingentes hasta alcanzar su constitución paradigmática contemporánea en sus posibles 
variedades, tomando como gran ejemplo la obra de Gregorio Marañón. 
Por lo demás, es de advertir que se adopta en buena medida un procedimiento 
circular y progresivo, combinando el estudio de los materiales, tanto históricos como 
10 
 
críticos, con el examen de las obras de Marañón y los demás autores tomados por objeto. 
En la primera parte se intenta la determinación de la teoría general del género, para lo 
cual definimos un criterio teórico global, de fundamentación histórica y enmarcado en el 
discurso ensayístico; el análisis y la determinación de las variantes o subgéneros de la 
biografía a partir de las obras consideradas antecedentes o ejemplos referenciales; y el 
estudio de la función biográfica, en cuanto a las relaciones entre Biografía, Historiografíay Educación; con la correspondiente propuesta de una taxonomía del género. Además se 
tendrá en cuenta una valoración doble de la Biografía y las vidas ejemplares como 
instrumento historiográfico y de conocimiento, por un lado, y como recurso pedagógico, 
por otro. 
La segunda parte se aplica a la determinación de las importantes variantes 
extranjeras (Maurois, Mumford, Lewis y Zweig) y españolas (Eugenio d’Ors y Ramón 
Gómez de la Serna), las de mayor relevancia durante el siglo XX, como muestra de la 
renovación que sufre el género en ese periodo; pero también para determinar los pivotes 
con los que Marañón comparte época y espacio creativo. 
La tercera parte está dedicada a la obra marañoniana, desde el estudio general de 
sus ensayos y establecimiento de su aportación, en sentido amplio, como dijimos, de 
teoría poética del género, análisis de sus biografías y comparación de éstas con las de 
otros autores contemporáneos. Ello con el propósito de definir su paradigma biográfico. 
Finalmente, en las conclusiones, por una parte, se intentará elaborar una síntesis de 
las ideas y los problemas así como un estado de la cuestión, y una definición del género; 
además de una comparación de las conclusiones sometidas a balance. Por otro lado, se 
intenta la formulación de una teoría constructiva, descrita en un esquema representativo 
de la estructura del género biográfico y capaz de reflejar los caracteres y la retórica de la 
Biografía, así como sumarizar las categorías del género. Finalmente, se pretende 
establecer esquemáticamente el paradigma biográfico de Marañón y sus rasgos. 
Los grandes asuntos que surgen en el entorno de la Biografía son su posible 
adscripción a diversas disciplinas epistemológicas, la complejidad del ser humano en sus 
infinitas aristas; la cuestión del tratamiento del yo, comparadamente contemplado en la 
Biografía y en la Autobiografía, así como la narrativización de la historia de vida; y la 
funcionalidad del género biográfico como cohesionador de grupos sociales o transmisor 
de la memoria histórica. Pero también en tanto que instrumento de introspección para el 
autor o el lector, al igual que la Autobiografía lo es, además, para el propio sujeto. Son 
ineludibles los problemas relativos a la subjetividad y el elemento ficcional, 
 11 
especialmente el ‘acuerdo de ficcionalidad’ para la Autobiografía por el reconocimiento 
de un yo histórico que es diferente del yo autobiografiado. Esta consideración procede 
tanto de la explotación sociológica del relato autobiográfico como del análisis crítico 
literario. De la misma forma, el elemento ficcional aparece en algunos subgéneros 
biográficos, mientras que el componente subjetivo es constante tanto en los de mayor 
pretensión científica como en los de concepción artística. 
Nuestra investigación no presenta señaladamente grandes dificultades 
bibliográficas. El inconveniente básico, que precisamente da especial sentido a nuestro 
trabajo, es la ausencia de teoría de la Biografía, ausencia de teoría poética. La dificultad 
en términos textuales y bibliográficos ha consistido en la selección de obras de entre la 
extensa tradición dos veces milenaria. 
Por otra parte, el criterio bibliográfico, paradójicamente y en favor de la precisión 
definitoria del campo de estudio, ha resultado un tanto restringido. La biografía atañe a la 
vida humana, lo cual implica o presupondría una bibliografía ingente. Piénsese en lo que 
podría suponer el efectuar la expansión bibliográfica dentro de nuestra investigación en lo 
que se refiere, por ejemplo, a campos como el de la antropología general y filosófica. 
 
13 
PRIMERA PARTE 
 15 
i LA BIOGRAFÍA DENTRO DEL SISTEMA GENERAL DE GÉNEROS 
Uno de los objetivos generales de la investigación que se presenta es situar la biografía 
dentro del sistema general de géneros literarios y tal es el contenido de este primer 
capítulo. Teniendo como extremos las dos categorías principales de artísticos, por un 
lado, y de científicos, por otro
1
, su lugar natural corresponde a los ensayísticos; y, dentro 
de éstos, a los memorialísticos, es decir la serie que incluye la Utopía, el Proyecto, la 
Autobiografía, el Diario o las Confesiones y la propia Biografía
2
. 
Las posibilidades que a este respecto ofrece la propuesta de un sistema general de 
géneros es evidente a fin de avanzar constructivamente hacia un propósito como el que 
aquí nos planteamos, por lo demás relativo a series genéricas hasta el presente 
desprovistas de trazado teórico tanto general como de fundamentación crítica 
individualizada
3
. Esto también requiere un cierto respaldo histórico del cual nos 
serviremos
4
, así como de un trabajo especial y general acerca del personaje
5
 y un estudio 
que en realidad puede ofrecer una notable aproximación taxonómica para el estudio del 
género de la biografía
6
. 
La primera gran división genérica es a este propósito la oposición aristotélica de los 
polos extremos del discurso poético frente al discurso historiográfico
7
, punto de inicio 
con el que asociar las aportaciones de autores posteriores; y de otra parte, finalmente, la 
dicotomía hegeliana a partir de la cual, según la actualización interpretativa a que la 
somete Aullón de Haro, cabe determinar la posición intermedia de los géneros 
ensayísticos. 
 
 
 
1
 Para esto y lo que continúa sigo desde un principio los estudios de P. Aullón de Haro. Véanse de éste en 
primer lugar,“Las categorizaciones estético-literarias de dimensión género / sistema de géneros y géneros 
breves / géneros extensos”, Analecta Malacitana, XXVII, 1, 2004, págs. 7-30; y Teoría del ensayo como 
categoría polémica y programática en el marco de un sistema general de géneros, Madrid, Verbum, 1992, 
pp. 115-131. 
2
 P. Aullón de Haro y M. R. Martí Marco, “Friedrich Schiller y la biografía”, en Cuadernos dieciochistas, 
Vol. 6, 2005, Salamanca, Universidad, p. 254. 
3
 P. Aullón de Haro, Teoría del ensayo como categoría…… 
4
 P. Aullón de Haro, Los géneros didácticos y ensayísticos en el siglo XVIII, XIX, y XX; Madrid, 
Taurus, 1987. 
5
 P. Aullón de Haro, Teoría general del personaje, Madrid. Asociación Española de Eslavistas, 2001. 
6
 P. Aullón de Haro y M. R. Martí Marco, “Friedrich Schiller y la biografía”,…, pp. 251-277. 
7
 Aristóteles/Horacio, Artes Poéticas, ed. de Anibal González Pérez, Madrid, Taurus, 1987. 
16 
 
EL SISTEMA GENERAL DE GÉNEROS 
Según el mencionado crítico
8
, en el estadio más general, las diferenciaciones dentro del 
Sistema general de géneros, por “distinción y clasificación” fundamentadas en la 
“predominancia” y “el parentesco”, deben establecerse según morfología y temática, 
teniendo en cuenta que, en una concepción moderna ‘no clasicistamente estabilizada’, 
puede o no darse coincidencia en los resultados de la aplicación de dichos criterios 
taxonómicos. Además, esas pautas habrán de aplicarse “sobre un objeto históricamente 
formado o en formación acerca del cual existe una conciencia cultural de producción y 
recepción, y hasta probablemente de diversas consideraciones explícitas o incluso extensa 
producción de estudios críticos”. 
Por tanto, se trata de una fenomenología cuyas condiciones morfológicas deben 
contemplar también la evolución artística, social, psicológica, etc. Siendo el progreso de 
lo general a lo particular, más que una mera ‘categorización general’, se debería tener en 
cuenta, desde un punto de vista funcional, dos ejes principales de coordenadas evolutivas, 
por un lado, e hibridadoras, por el otro, ya que los géneros no son aislables de su 
transformación en el tiempo, ni de su exposición a las variaciones lingüísticas y 
culturales. Esta concepción permite un acceso crítico lingüístico, psicoanalítico, 
sociológico y cultural, y debe ser considerada sincrónica y diacrónicamente y en términos 
paradigmáticos y dialécticos. Estoes de importancia fundamental, sobre todo en el 
estadio de la modernidad en el que la hibridación se efectúa entre los propios géneros. Y 
tiene como consecuencia que “la acción se simplifica hasta concretarse en la mera 
necesidad de realizar “una verdadera catalogación de géneros”. 
Hay que entender los géneros como entidades reconocibles y definibles temática y 
formalmente, así como constitutivas de principios de evolución y estructuración. Un 
Sistema global de Géneros debe ser una categorización organizada, de carácter histórico, 
pero actualizada y convencionalmente establecida según sus rasgos internos, formales y 
temáticos; que englobe todas las subclases posibles y las transformaciones resultantes de 
las macroestructuras comunicativas en las que se producen; y que se trate de un sistema 
holístico en el que las relaciones recíprocas y transaccionales incluyan el conjunto de 
textos que corresponda en cada una. Además, es obligada una designación terminológica, 
 
8
 Puesto que en lo que continúa tengo en cuenta los estudios citados de Aullón de Haro, omito nueva 
referencia pormenorizada de los mismos. 
 17 
puesto que ella materializa la especificación de las diferentes subcategorías y establece 
los grados de individualización genérica. 
Sentadas las premisas anteriores, denomina globalmente a los constituyentes del 
sistema de géneros “productos textuales altamente elaborados”. Por tales entiende “…el 
conjunto de textos sujeto a prescripciones de secundarización, bien ideológico-conceptual 
o bien artístico-verbal por encima de las realizaciones de discurso de la lengua de uso 
estándar”, y señala la amplísima variedad de textos que esa consideración abarca. 
Para una categorización genérica, parte de la dicotomía hegeliana entre ‘prosaicos’ 
y ‘poéticos’. Y para la actualización del concepto, incorpora un elemento intermedio entre 
los dos opuestos hegelianos, de forma que renombra los géneros prosaicos como 
‘científicos’ y los poéticos como ‘artísticos’ o ‘artístico-literarios’, y convierte en triple la 
segmentación anterior al incluir entre ellos dos la nueva serie de ‘géneros ensayísticos’. 
La identidad discursiva de cada uno de ellos evidencia el tipo de textos en los que se 
desarrolla: Los “<<géneros científicos>> se identifican en cuanto técnico-formales y de 
escasa relevancia propiamente lingüística”, “los <<géneros ensayísticos>> como 
ideológico-literarios,” y “los <<géneros artístico-literarios>> más puramente estéticos”. 
Nuevamente recurre a una tripartición para establecer las subcategorías de los 
géneros ensayísticos, aprovechando para su polarización las anteriores categorías 
principales. Sitúa el punto medio de esta organización trimembre el Ensayo como 
categoría genérica asimiladora, a su vez, de múltiples variedades; y en los dos extremos 
aquellos de ‘aproximación científica’, por un lado, frente a los de ‘aproximación 
artística’. Los textos de ‘aproximación científica’ constituyen los que requieren 
‘especificación temática’, por no encontrarse predeterminados en este aspecto, pero están 
dotados de “valor empírico”: el Discurso, el Artículo, el Informe, el Estudio, el Panfleto, 
el Libelo, el Manifiesto, el Opúsculo y el Folleto. Por su parte, los de ‘aproximación 
artística’ sí que aparecen temáticamente caracterizados: la Confesión, las Memorias, el 
Diario, la Biografía, los Caracteres, la Autobiografía, el Libro de viajes y la Utopía. 
Considera separadamente la Historiografía, que fluctúa entre ambos tipos según la 
subjetividad de cada autor. Y, por último, señala que los géneros de ‘aproximación 
artística’ se acercan o alejan del Ensayo “al margen de los procedimientos hibridadores de 
superposición e incrustación, y las dimensiones adquiridas por éstos, en la medida en que 
describen, o no, estructuras ficcionales artísticamente convencionalizables, o simplemente 
estructuras de procedimiento análogo al ficcional”. 
18 
 
Dejando a un lado los textos científicos “por evidente inadecuación a la lengua 
natural, resta pues un sistema de géneros, que no es sino la literatura en su conjunto” cuya 
composición se reduce ahora a los géneros artísticos que comprenden la “tríada 
tradicional”, y a los géneros “ensayísticos o ideológico-literarios”. 
EL ENSAYO, LA BIOGRAFÍA Y LOS GÉNEROS ENSAYÍSTICOS 
Continúa Aullón de Haro describiendo la transformación Ensayo desde su origen
9
 hasta 
su estado actual, resultado del proceso de hibridación intrínseco a la modernidad
10
. 
Evoluciona a la par que las corrientes anticlasicistas, tanto de la literatura como del 
propio pensamiento prerromántico, desde el empirismo inglés y la ilustración alemana del 
siglo XVIII, hasta terminar el proceso de su convencionalización en la Segunda Guerra 
Mundial. A partir de ese momento hasta la actualidad, destaca como ‘últimas 
proyecciones del gran Idealismo’ el Existencialismo y la Fenomenología, después de las 
cuales es posible reconocer una división en dos vertientes: por un lado, “las tecnociencias 
(Trías, 1991) y, en general, las corrientes neopositivistas”; y, por otro, la representada por 
un carácter “artístico y literario, por un decadentismo, mejor neo-decadentismo, 
conglomerante y débilmente restaurador que puede ser adscrito a las recategorizaciones 
de neo-realismo, neo-modernismo, neo-vanguardia u otros marbetes asimilables, en los 
cuales es susceptible de ser integrada la generalidad de los productos actuales”
11
. No 
reconoce ningún aporte innovador en la época actual y determina el fin de la Modernidad, 
precisamente, en el de la Vanguardia histórica, cronológicamente coincidente con el de la 
Guerra Mundial. 
En la exposición de su objetivo incluye una definición implícita del Ensayo: 
…plantear la virtualidad del género Ensayo, es decir del libre discurso reflexivo, en 
cuanto espacio natural y más adecuado tanto para replegarse a la necesaria conjetura 
especulativa e interpretativa como para proceder decisoriamente para efectuar las posibles 
maniobras conducentes a las ideaciones del nuevo pensamiento. […] el libre discurso 
reflexivo constituye el instrumento incorruptible y diversificable del que la cultura 
 
9
 P. Aullón de Haro, “El ensayo, género humanístico moderno…”, Ob. cit., T II, , p. 308: 
“Naturalmente, y ya quedó dicho, es posible rastrear aspectos del Ensayo desde los orígenes de la 
cultura occidental, desde Gorgias y Platón, desde la mayor proximidad cronológica, y además 
denominativa, de Montaigne y Bacon. Alfonso Reyes observó con perspicacia esa relación presocrática 
y, a su vez, especificó el género epidíctico de entre el esquema aristotélico de los géneros retóricos 
(judicial, deliberativo y la derivación del epidíctico) como antecedente del Ensayo.” 
10
 Ibid., p. 309: “El Ensayo puede señalarse en tanto que género ‘impuro’ y no marcado, o como el más 
puro género impuro.” 
11
 P. Aullón de Haro, Teoría del ensayo como…, p. 21. 
 19 
inagotablemente dispone, el instrumento originario de la convergencia del saber y el idear 
con la multiplicidad genérica mediante la hibridación fluctuante y permanente
12 
Establece una primera aproximación al procedimiento y las transformaciones de los 
géneros ensayísticos que estarían definidos por la amplitud de realizaciones 
experimentales que transgreden e hibridan los originados en el mismo neorromanticismo 
y tienen como resultado la subjetivización desde el punto de vista artístico y filosófico13. 
Para completar los antecedentes a la especificación del Ensayo, inicia su análisis 
determinando los límites de los ‘lenguajes ensayísticos’ en el punto en el que dejan de 
serlo al convertirse en lenguaje formal, en una artificialidad o predominio de la 
terminología que deja de ser natural al ser humano14. 
Para caracterizar el discurso de este género
15
, compara los rasgos de losotros tipos 
e identifica los que el Ensayo presenta de cada uno de ellos
16
. Interesa esta comprobación 
para aplicarla también a los géneros ensayísticos y, en su momento, específicamente a la 
Biografía. Descarta las características del discurso narrativo, así como del dramático o 
dialogístico. Aunque el Ensayo puede aparecer inserto en este último y el desarrollo de 
una cierta función dialéctica reconocible en él permitiría una aproximación también al 
dramático. Con el discurso descriptivo se da la coincidencia del carácter imperfectivo y 
de tiempo presente; pero no puede establecerse más posicionamiento que uno 
‘equidistante’ a la descripción científica y a la artística. Por presentar razonamiento 
explícito, admite coincidencias con el discurso argumentativo, pero no en cuanto a los 
 
12
 Ibidem 
13
 Ibid., p. 22. 
14
 Ibid., p. 23. 
15
 Ibid., pp. 127 y ss. 
16
 También en P. Aullón de Haro, “El ensayo, género humanístico moderno…”·, pp. 305-307: 
“Como no podía ser de otro modo, la dispositio retórica y la teoría que alberga de las modalidades del 
discurso no ofrece una clase de discurso susceptible de ser conducida al género del Ensayo. Narración, 
descripción y argumentación no pueden identificar, a no ser parcialísimamente, la forma del discurso del 
ensayo. Ni realidad o acción perfectiva y conclusa de la narración y sus consiguientes habilitaciones 
verbales, ni acción imperfectiva e inacabada de la descripción y asimismo sus consiguientes 
habilitaciones verbales del presente y la continuidad, y, por último, ni argumentación declarativa, 
confirmativa o refutativa fundada aristotélicamente en la prueba y la lógica del entimema son 
modalidades del discurso del ensayo. En lo que sigue expondré cómo por dicha razón la cuestión ha de 
ser centrada, según es evidente, en la discriminación, definición y categorización del tipo de discurso 
que produce el género del ensayo y distintivamente lo configura y articula dando lugar a esa realización 
diversa de las correspondientes a la tradición antigua y clasicista. Y añadiré por lo demás que, desde 
luego, no se habrán de confundir discurso y género […] 
El Ensayo representa, pues, el modo más característico de la reflexión moderna. Concebido como 
libre discurso reflexivo, se diría que el Ensayo establece el instrumento de la convergencia del saber y el 
idear con la multiplicidad genérica mediante hibridación fluctuante y permanente. Naturalizado y 
privilegiado por la cultura de la modernidad, el Ensayo es centro de un espacio que abarca el conjunto 
de la gama de textos prosísticos destinados a resolver las necesidades de expresión y comunicación del 
pensamiento en términos no exclusiva o eminentemente artísticos ni científicos.” 
20 
 
procedimientos lógicos de la argumentatio, “a la sistemática del entimema, del silogismo 
de los métodos demostrativos o de prueba”
17
. La conclusión es que tanto el discurso del 
ensayo como el propio género precisan una definición. Descubre la necesidad del 
‘discurso reflexivo’, resultado de una hibridación de los restantes, que proporcionaría al 
sujeto ensayista una múltiple vía de acceso al mundo. Este discurso reflexivo se desarrolla 
mediante la ‘libre operación reflexiva’ del juicio crítico, de la sensación y la impresión, 
pero también de la opinión y del juicio lógico. 
El libre discurso reflexivo del Ensayo es […] el discurso sintético de la pluralidad, 
de la pluralidad discursiva unificada por la consideración crítica de la libre singularidad 
del sujeto. Se trata del proyecto de un difícil equilibrio a mantener sobre la oscilación, 
simplificada o complejificada, entre la autorreferencialidad del yo artístico y la 
referencialidad del objeto teorético desde la conciencia del sujeto. 
[…] El personalismo y la experiencialidad […] reconocidos en el Ensayo tienen su 
principal reflejo tanto en la libertad organizativa del discurso reflexivo y su disposición 
textual como en la libertad temática. […] el Ensayo, que es género literario, posee la 
libertad de tratar de todo aquello susceptible de ser objeto de la Literatura. […] el Ensayo 
puede tratar acerca de todo, basta con que cualquier cosa acceda a la circunstancia de ser 
focalizada durante la confrontación del sujeto ensayista con el mundo.
18
 
Y enlaza esto con dos de los rasgos definitorios del género Ensayo y de los restantes 
géneros ensayísticos: la tematización de sus subgéneros y la hibridación, tanto en 
términos de poetización como en los de ‘intensificación teorética’, también constituyen 
elementos diferenciadores que, a su vez, los dotan de identidad. Así, según su 
clasificación, aquellos textos de mayor aproximación científica requieren una 
especificación temática; mientras que los de mayor aproximación artística se hallan 
caracterizados y presentan una cierta ‘intensificación poética’ o ‘teorética’ que da lugar a 
‘modelizaciones extremas’ en uno u otro sentido según los subgéneros. 
Una vez descritos los géneros ensayísticos, estudia su caracterización en España en 
los tres últimos siglos. Estos estudios mantienen un objetivo común puesto están 
concebidos con el mismo planteamiento de contenidos, método y seguimiento 
cronológico del ensayo, que permita contrastar la evolución del género, sus líneas, las 
relaciones o rupturas entre ellas, las innovaciones y su situación actual. 
En primer lugar, es preciso comprender el significado del setecientos en sí mismo y 
con respecto a etapas anteriores y a la Modernidad. Con el siglo XVIII, después de haber 
 
17
 P. Aullón de Haro, Teoría del ensayo…, p. 128. 
18
 Ibid., pp. 130 y 131. 
 21 
intentado su recuperación en los inicios, se cierra el clasicismo y ello permite la transición 
al pensamiento moderno. Por el carácter pragmático y la intención pedagógica del 
momento, así como por las materias tratadas, parece más adecuado hablar de ‘géneros 
didácticos y ensayísticos’. Como línea evolutiva del Sistema de Géneros, la poesía y la 
novela quedan relegadas frente a los géneros de prosa crítica y didáctica. Éstos permiten 
la exposición de contenidos en un entorno de crisis generalizada que culmina a finales de 
siglo con el establecimiento definitivo del término ‘Ensayo’ en la obra de Montaigne
19
 y 
Bacon. 
Al establecer entonces las bases del lenguaje de la crítica moderna, se estipulan las 
de las variedades de los géneros didácticos y ensayísticos. Con ello, se moderniza el 
discurso ideológico, se reorganiza la prosa no artística y desaparecen la escolástica, la 
exegética y la lengua latina en las obras de pensamiento científico, filosófico y religioso. 
Aparece el interés por la claridad y la precisión; un predominio de la didáctica, la crítica 
satírica y el utilitarismo; la actualización de la historiografía, la filosofía y la ciencia, con 
la consiguiente agilización léxica y fraseológica; la asunción de los lenguajes 
divulgativos, periodísticos, políticos y pedagógicos; la regulación normativa a partir de 
1713 por la Academia y el Diccionario de Autoridades; y la influencia de la preceptiva 
neoclásica en los géneros artísticos fundamentalmente. Todos estos factores contribuyen a 
la formación del Ensayo y del resto de las prosas ensayísticas, críticas y didácticas 
modernas. Los textos costumbristas, las utopías, el proyectismo o los libros de viajes, las 
autobiografías, la recuperación del diario y la epístola, el informe, la memoria y el 
discurso, la sátira, el artículo periodístico de reflexión o divulgación seria o el de simple 
información directa tienen todos su parte de influencia en la conformación del Ensayo. 
Además, la traslación que se produce del didactismo a la prosa novelística concluirá en el 
Romanticismo con una aproximación de los discursos de ficción e ideológico, que se 
traducirá en un acercamiento entre prosa y poesía. 
A partirde entonces, “los géneros ensayísticos decimonónicos y contemporáneos 
son perfectamente articulables, sobre todo, con las anteriores series dieciochescas de la 
 
19
 P. Aullón de Haro, “El ensayo, género humanístico moderno,…”, p. 300. Sobre el origen del ensayo en 
relación con las necesidades expresivas del ser humano: “El género del Ensayo nace, en resumidas cuentas, 
como expresión de la individualidad reflexiva que con genio vislumbró, sobre todo, Montaigne frente a 
formas envaradas y rígidas cuya estratificación retórica era preciso relegar por cuanto carecían de 
posibilidad ante el nuevo horizonte del sentir y el pensar. Se trata, pues, de un nuevo ejercicio de la libertad 
de pensamiento y por tanto de la autonomía moral de la persona, libertad necesariamente solidaria y 
promotora, a la vez que al amparo, del establecimiento de la entidad de una ciudadanía jurídica y 
sociocultural.” 
22 
 
prosa didáctica o ensayística, o sencillamente, tanto de pensamiento como de 
configuración erudita”
20
. El ensayo es siempre resultado de la actividad crítica de sectores 
intelectuales, que no se ciñen al cientifismo, sino que actúan por una necesidad expresiva 
del pensamiento, al margen de la intencionalidad artística. Además, deriva en una 
diversidad de géneros prosísticos, aunque algunos aparecen versificados, que se mueven 
hacia una finalidad concreta que no corresponde ni al uso estándar, ni al artístico, ni al 
filosófico, ni al científico. Para concluir este periodo evolutivo del siglo XIX, hay que 
recordar que esos textos pueden presentar elementos metodológicos en su construcción, 
aunque de manera explícita o implícita. Lo que los dota de virtualidad como géneros 
modernos es la desaparición de la intención pedagógica que se apreciaba en la concepción 
clasicista del setecientos. 
El recuento y catalogación de los textos de esta etapa en España, evidencian que la 
filosofía y la reflexión de carácter científico se encuentran dispersos en variedades de 
muy diversa índole dentro del género ensayístico. La clasificación que elabora el autor de 
esas manifestaciones decimonónicas agrupa materias y autores en los siguientes 
epígrafes: “La crítica literaria de pervivencia neoclásica”, “En torno al liberalismo y la 
Historiografía”, “Larra y la construcción del artículo moderno”, “Los grandes críticos 
modernos”, “El pensamiento conservador”, “Socialismo utópico, psicología, materialismo 
y empirismo”, “Los poetas románticos como críticos”, “Los hegelianos”, “El Krausismo”, 
“Positivismo, evolucionismo y neokantismo”, “La crítica literaria de la época realista. Los 
novelistas como críticos”, “La polémica sobre la ciencia española”, “El 
Regeneracionismo”, “La moderna escuela filológica” y “Socialismo y anarquismo”
21
. 
A partir de la especificación de los textos de Montaigne y Bacon como ensayos, se 
aplica el término, inicialmente en Inglaterra, a obras de amplia variedad. Queda así 
habilitado para designar múltiples aproximaciones a diferentes cuestiones o materias, sin 
un objetivo de exhaustividad, pero sí con una intención reflexiva. Estos rasgos aparecen 
en la tradición literaria española, de la cual hace una revisión en la que interesa destacar 
la referencia a Gómez de Baquero
22
 y a su idea de la supremacía de un género literario en 
cada época histórica o cultural. Así, al Siglo de Oro correspondería el predominio del 
teatro, al siglo XIX la novela y el siglo XX sería la centuria del ensayo. Andrenio remonta 
la tradición ensayística española hasta Séneca, pasa por Antonio de Guevara, Juan de 
 
20
 P. Aullón de Haro, Los géneros ensayísticos en el siglo XIX, p. 11. 
21
 Ibid., pp. 15-91 y ss. 
22
 E. Gómez de Baquero, (Andrenio), El renacimiento de la novela española en el siglo XIX, Madrid, 
Mundo Latino, 1924, pp. 7-116. 
 23 
Valdés, Quevedo, Gracián, Fray Luis, el P. Feijoo y el P. Isla, y llega hasta Valera y 
Clarín. De todos ellos, son los autores del XVIII, Feijoo, Cadalso, Jovellanos, quienes 
muestran más coincidencias con el concepto del ensayo español moderno, una vez 
eliminado el didactismo enciclopédico.
 
 La continuidad de esa vertiente se extiende hasta 
el siglo XX con la Generación del 98, Eugenio d’Ors y, sobre todo, con Ortega y 
Gasset
23
. 
En el estudio del ensayo en el siglo XX
24
, indica que la comparación de éste con los 
dos anteriores pretende concluir en la identificación de las líneas de pervivencia, su 
evolución o desaparición y en las innovaciones producidas en esta última etapa. A 
grandes rasgos, destaca la aportación de los autores del 98 a la configuración definitiva 
del ensayo moderno, proceso que culmina con la producción de Ortega y Gasset. Los 
méritos de los autores del 98 se resumen en la constitución de una prosa desprovista de 
retórica, usos, sintaxis y tono del siglo XIX que dispuso el lenguaje para que satisficiera 
la expresión del hombre contemporáneo. 
En cuanto a la caracterización del ensayo en el siglo XX, reitera que son materiales 
en prosa no artística y expresión ideológica imprescindible para el conocimiento de la 
realidad literaria y el entorno en que se desarrolla. Realiza su tipificación mediante la 
delimitación de los extremos del lenguaje artístico, de un lado, y los del científico, de 
 
23
 P. Aullón de Haro, “El ensayo, género humanístico moderno,…”, pp. 310 y 311: 
“En la cultura española, como es sabido, las pautas que inmediatamente anteceden a la 
constitución del Ensayo son básicamente localizables en el Teatro Crítico Universal y en las Cartas 
Eruditas y Curiosas de Feijoo, en las Cartas Marruecas de Cadalso, en las publicaciones periódicas 
dieciochistas como el Diario de los Literatos y El Censor. En Europa, de la manera más estable, 
Shaftesbury, Addison y en general los empiristas ingleses. Corresponde a Larra el honor de 
consumar El género del Ensayo breve a la manera de artículo acorde con las necesidades de la 
España decimonónica. Eduardo Gómez de Baquero, Andrenio, sostiene que la literatura española 
ofrece una larga tradición de ensayistas perfectamente explicable en virtud de la tendencia tanto 
moralista como discursiva que en ella es perceptible desde sus orígenes y que vino a llenar de 
moralidades y de reflexiones incluso las novelas d El género picaresco. Esta tendencia española 
prefigura en su vertiente didáctica perfiles de cierto sesgo ensayístico involucrados en diversos 
géneros artísticos, quizá muy específicamente en la poesía didascálica, pero es cierto que de manera 
fundamental en la novela. Andrenio, siguiendo a Bacon, reconoce en las Epístolas de Séneca la obra 
de un ensayista, y prosigue explanándose sobre un amplio y acertado elenco de autores españoles: 
desde Guevara y Fray Luis a Feijoo y el Padre Isla, y ya en tiempos modernos, Larra, Juan Valera, 
Clarín y por supuesto extensamente los del Noventayocho. Por otra parte, escritos novelescos de 
Eugenio d’Ors como La bien plantada y La escenografía del tedio pueden ser considerados como 
ensayos novelados. Y en dirección inversa se ha podido hablar de filosofía narrativa. Sea como 
fuere, habría que asignar a Ortega no sólo la cualidad reconocida de ensayista español por 
antonomasia, sino también la de uno de los más destacados modelizadores del ensayismo filosófico 
europeo de su tiempo. Precisamente, dentro de la cultura europea en general cabría destacar la 
encumbradísima tradición del pensamiento alemán declaradamente asistemático, desde Lessing a 
Schiller, tradición ésta que culmina en ciertas obras de Schopenhauer, en Nietzsche y, por supuesto, 
Kierkegaard.” 
24
 Ob. cit. 
24 
 
otro; además de los factores de extensión, estructura interna, disposición, etc. Insiste en la 
descripción en tiempo presente, opuesta a la fabulación de la prosa novelística y ala 
organización sistemática del texto científico; y añade el rasgo de indeterminación debida 
a su situación en el punto equidistante a la autorreferencialidad del texto artístico y a la 
extrema referencialidad denotativa del científico. El criterio de extensión resulta difícil de 
aplicar en un género cuyas cotas sitúa entre la inferior a la de un tratado y la superior a 
unas cuantas páginas. La categorización de los subgéneros incluidos en los ensayísticos, 
aun partiendo de su manifiesta indeterminabilidad, es posible establecerla como lindante 
por un lado con la lengua estándar y el panfleto y en el extremo superior con el estudio de 
carácter científico y el tratado. Como propuesta taxonómica de los subgéneros 
ensayísticos para este siglo, plantea la inclusión de una serie de tipos: panfleto, 
manifiesto, discurso, opúsculo/folleto, artículo, estudio y tratado, junto a los que hay que 
situar el Ensayo y considerar en todos ellos que “El personalismo o la abierta relación 
objetividad/subjetividad que suele caracterizar la actitud del ensayista funciona en sentido 
inverso a las pretensiones objetivistas y despersonalizadas del discurso científico…”.
25
 
Concluye, a partir de la descripción de Andrenio, que la formalización histórica del 
Ensayo se constituye de manera irregular pero manteniene la interacción entre el ensayo y 
otros géneros básicos, en la línea general de ruptura superadora del sistema clásico a 
partir del Romanticismo. 
AUTOBIOGRAFÍA Y BIOGRAFÍA 
Estos dos géneros presentan muchos elementos de coincidencia y en el desarrollo que 
sigue se verá que es muy difícil separarlos. Contrariamente a la escasez de estudios sobre 
la Biografía, la Autobiografía sí que ha recibido amplia atención por parte de la crítica del 
siglo XX
26
. Pero, en esto coincide con la Biografía, se trata de enfoques desde diferentes 
disciplinas. Entre los análisis teórico literarios destacan dos obras de José Mª Pozuelo 
Yvancos: Poética de la ficción (1993) y De la autobiografía
27
. 
En el siglo XX los géneros memorialísticos (Diario, Memorias, Libro de viajes) 
ocupan un lugar de importancia creciente. A la Modernidad le interesa el yo, en sus 
manifestaciones sociales y en la definición de su estatuto, como no lo había hecho nunca 
antes de los Essais de Montaigne (1580). Exceptuando las Confesiones de San Agustín o 
 
25
 Ibid., p. 104 
26
 S. Wahnón Bensusan, “De la autobiografía. Teoría y estilos”, Revista Signa 17 (2008), UNED., págs. 
357-361. 
27
 J. Mª Pozuelo Yvancos, De la autobiografía, Barcelona, Crítica, 2006. 
 25 
las de Rousseau y el libro de Su vida de Santa Teresa, el sujeto no se permite, hasta ese 
momento, eliminar las fronteras definidas entre lo público, lo privado y lo íntimo. La 
conformación de la Autobiografía como género se desarrolló en paralelo a la teoría crítica 
correspondiente, en especial, la contemporánea. 
Pozuelo la define como un género fronterizo, de estatuto complejo. No puede 
considerarse ficcional porque responde a una función comunicativa social y pragmática, 
pero el yo autor es diferente del yo real y del yo de la narración. Es un yo que opera por 
un acto de memoria y que obtiene su identidad al pasar a la narración. 
Probado que el elemento del público es determinante en la formación y evolución 
de los géneros
28
, diversos autores atribuyen a la fractura del hombre moderno el éxito de 
la Autobiografía como restitutiva de su unidad. No obstante, Pozuelo matiza que muchas 
de estas obras tienen como objetivo la deconstrucción genérica y del estatuto de su 
personaje. La condición de ‘fronterizo’ le viene de su intencionalidad, desde las primeras 
confesiones, de creación de una identidad relacionada con unos hechos presentados como 
reales. Como género participa de muchos de los rasgos de la ficción, pero el autor no 
considera “que la autobiografía sea pragmáticamente, y en su modo de ser acto 
performativo y social, un género ficcional, incluso cuando pueda plantearse el carácter 
complejo de su constitución semántica y sintáctica, y pueda admitirse por tanto que es un 
género que traspasa muchas veces la frontera de la ficción para instalarse en ese otro 
territorio.”
29
 
Como ocurre también con la Biografía, el género con el que principalmente se 
compara y relaciona la Autobiografía es la Novela, en este caso autobiográfica, o con la 
de formación o autoformación
30
. E, igualmente, la bibliografía que se ocupa de su estudio 
no es solo de Teoría literaria, Historia o Teoría de la historia, sino que abunda la 
filosófica (y, como se verá, también la psicológica y la sociológica). Los asuntos de 
discusión teórica son las oposiciones entre verdad y ficción; las cuestiones de la 
referencialidad, del sujeto, de la narratividad como constitución del mundo… Y este 
múltiple perspectivismo confirma el carácter fronterizo de la Autobiografía. 
 
28
 R. Senabre, Literatura y público, Paraninfo, Madrid, 1986. 
29
 J. Mª Pozuelo Yvancos, De la autobiografía…, p. 17. 
30
 M. Á. Rodríguez Fontela, La novela de formación. Una aproximación teórica e histórica al 
<<Bildungsroman>> desde la narrativa española, Universidad de Oviedo y Kassel, Edition 
Reichenberger, 1996. Para esta autora, la autobiografía se encuentra en el origen de la Novela de 
autoformación. 
26 
 
Presenta estilos muy diferentes que le confieren “un estatuto genérico, que es 
multiforme, convencional e históricamente movedizo.”
31
 Además, tiene vínculos directos 
con el encomio y la confesión o la epístola, que fue el único medio de expresión del 
individuo durante mucho tiempo. Al relegarse la práctica epistolar, quedó un espacio para 
la intimidad y espontaneidad autobiográficas. Para definir la Autobiografía es preciso 
esclarecer a qué tipo se hace referencia y a qué época pertenece, y tener en cuenta las 
interinfluencias que ejercen unos géneros sobre otros a lo largo de la historia. Para 
Pozuelo, todos estos preliminares representan el estado del debate sobre la Autobiografía 
en la actualidad y los límites que presenta con la ficción. 
El punto de partida es su carácter mixto en el que un yo se presenta como historia 
en el acto mismo de la construcción del texto. Es un discurso que es más que discurso 
porque hay un sujeto de la enunciación que es al mismo tiempo enunciado. Esto no 
plantea problema, pero sí el que ese yo narre su vida como verdad de ‘el que fue’ en el 
pasado. El discurso autobiográfico pretende ser autentificador para que se lea como la 
imagen verdadera de sí mismo que testimonia el propio sujeto. Esta es la situación de la 
que parten las dos posturas críticas principales en la actualidad. Por un lado, los autores 
que consideran que cualquier narrativización del yo implica ficcionalidad por las mismas 
condiciones retóricas de la identidad y por ser una interpretación del sujeto como parte 
del discurso. Para Nietzsche, Derrida, Paul de Man, R. Barthes y la crítica deconstructiva 
el género autobiográfico contiene un carácter intrínseco de ficción. Se adhieren a una 
línea tradicional defendida por Goethe, Proust o Valéry que afirma que toda literatura es 
autobiográfica; y tienen que ver con la inversión deconstructiva de que toda autobiografía 
es una literaturización. La segunda postura corresponde a Lejeune o E. Bruss, quienes 
admiten que algunas novelas utilizan recursos autobiográficos, pero niegan que siempre 
haya ficción en la autobiografía. Lo que se plantean es cómo encontrar la especificidad 
discursiva para este género, sea pragmática, histórica o dentro el Sistema de los géneros, 
puesto que no se trata de novelas y muchas de ellas no se consideran siquiera obras 
literarias. Señala Pozuelo que, precisamente, es la imposibilidad de definición formal de 
la Autobiografía la que permite aunar estas dos posiciones irreconciliables: lasnovelas 
autobiográficas y las autobiografías sin intencionalidad ficcional comparten los mismos 
elementos formales. 
 
31
 J. Mª Pozuelo Yvancos, De la autobiografía…, p. 21. 
 27 
Pozuelo recoge de diferentes autores los rasgos de la Autobiografía. Señala como 
incontestable la idea de Lejeune de que en la práctica social hay un identidad entre el 
nombre y el autor, el narrador y el personaje de la narración, que deja de ser narración 
para ser autobiografía. Esa identidad es posible por el ‘pacto o contrato de lectura’, que se 
firma mediante la constancia del nombre propio y es parte de un contexto pragmático de 
referencialidad, es decir, pertenece a la categoría de textos que son susceptibles de ser 
verificados. No se trata de que los hechos relatados sean verosímiles, sino que el pacto de 
lectura implica que son narrados y testificados por un sujeto que declara haberlos vivido 
realmente. Cosa distinta es que lo sean de verdad, pero sí que deben ser presentados como 
verificables. Este pacto constituye el elemento diferenciador de la Autobiografía con 
respecto a la ficción autobiográfica. Ésta presenta los mismos rasgos formales, pero no el 
contrato de lectura, mientras que aquélla nunca es leída como ficción. 
El segundo rasgo alude a la construcción del yo autobiográfico. Este yo no existe 
sino por la elaboración del texto. De esta manera, la autobiografía pierde su consideración 
de documento verificable y se entiende como proceso de búsqueda de identidad. A partir 
del siglo XVIII adquiere incluso una capacidad salvífica para el sujeto, frente a los demás, 
pero también frente a sí mismo, y pasa a ser instrumento de construcción de la identidad. 
Así es considerada por lingüistas, como Benveniste; filósofos del lenguaje, como 
Cassirer; y psicoanalistas como Lacan, que observan la relación entre lenguaje e 
identidad, la narración como falseamiento, la autodefinición, etc. 
La Autobiografía implica la “sustitución de lo vivido por la analogía narrativa que 
crea la memoria, con su falsa coherencia y <<necesidad>> causal de los hechos, pero que 
unas veces tal sustitución será una impostura y otras veces no, dependerá en ese caso de 
su funcionamiento pragmático.”
32
 Paralelamente a la discusión teórica, los autores de 
autobiografías contemporáneas, tienen en cuenta esta relación entre yo y texto pero para 
realizar la deconstrucción del primero, como Roland Barthes que establece un ‘anti-pacto’ 
autobiográfico y pretende un juego de deconstrucción del yo como personaje. Ha sido la 
insistencia de los estudios teóricos sobre la crisis de identidad moderna, la que ha 
propiciado que se recuperara el sentido especular de la literatura. 
En tercer lugar establece que la Autobiografía tiene una doble funcionalidad, ya 
aludida antes: por un lado es un acto de conciencia por el que el yo construye su 
identidad; y, por otro, es acto comunicativo puesto que supone una justificación ante los 
 
32
 Ibid., p. 34. 
28 
 
otros, ante los lectores. Ambos constituyen, según Pozuelo, dos cronotopos inseparables 
que son los que originan el género. La crítica deconstruccionista habría considerado la 
Autobiografía como cronotopo interno, por la relación del sujeto, a través del texto, con 
su propia vida; mientras que la crítica pragmática se centra en el cronotopo externo de la 
publicación y lo escrito como medios de relación con los otros, como contrato de lectura. 
Toma de Batjin su descripción de las dos líneas autobiográficas a partir de las obras 
clásicas
33
. La primera sería la platónica de la Apología de Sócrates, que interpreta la vida 
como búsqueda del conocimiento verdadero y que habría inspirado la forma 
autobiográfica filosófica del Discurso del método de Descartes o de la autobiografía de 
Bacon. La segunda vertiente sería la autobiografía retórica, basada en el encomio, que 
pudo dictar el discurso en su propia defensa de Sócrates. Para Pozuelo el origen de la 
Autobiografía podría darse por la suma de estas dos concepciones: el relato de la vida 
como vía de conocimiento suele ir unido a una justificación, una apología implícita o 
encomio que el sujeto hace de sí mismo. 
Otro rasgo de la Autobiografía es la presencia del tú. Cita a G. Gusdorf
34
 que 
describe la importancia del cristianismo en la conformación del género. Las culturas 
primitivas y clásicas no admitían la individualidad ni la función especular para enfrentar 
la propia imagen. El cristianismo supone una nueva espiritualidad centrada en la persona 
e introduce la práctica de la confesión, con el consiguiente examen de conciencia ante 
Dios de manera sistemática y obligatoria. Las Confesiones agustinianas serían respuesta a 
ese mandato, pero con una gran carga retórica: apelación al otro para presentar la verdad 
contrapuesta a la imagen exterior del sujeto; un carácter reivindicativo de la verdad sobre 
uno mismo. En la Autobiografía hay un principio de autojustificación ante los demás que 
propicia un diálogo con un tú a fin de que se haga justicia. Lo mismo ocurre con 
Rousseau, que también somete su texto a la retórica de la veracidad y responde al 
principio de individuación que originó los Essais de Montaigne. Con la misma finalidad 
ejemplarizante operan las múltiples autobiografías de personajes burgueses sin relevancia 
de la época que encuentran su sentido en un pacto de sinceridad. 
Por esto, en la Autobiografía adquiere mucha importancia la figura del narratario 
puesto que es la que dota a la comunicación de su dimensión de pacto. Se trata de un 
pacto con el lector implícito, con un ‘tú intrahistórico’ y con un tú citado como receptor 
inmanente, que está en el texto codificado como receptor. El tú narratario tiene carácter 
 
33
 Ibid., p. 54. 
34
 Ibid., p. 60. 
 29 
textual pero sobrepasa la semántica del texto. Cuando ya está asentada la práctica de la 
exposición de la propia intimidad, no extraña; pero durante siglos había existido un pudor 
por la autoexhibición, que hacía preciso un tú concreto al que explicar el relato de una 
vida bajo la apariencia de la carta privada. Además, una característica de este narratario es 
la de pertenecer a un grado jerárquico superior. De esta forma, se aminora el carácter 
privado ya que se ‘eleva’ mediante el pacto retórico y se refuerza la veracidad de lo 
narrado por la respetabilidad del narratario. La presencia del tú en la Autobiografía 
constata el pacto de lectura y eso implica “una dimensión retórico-argumentativa, también 
apelativa.”
35
 Recoge que, para Kaplan, este esquema retórico de la Autobiografía está en 
su condición de acto persuasivo que comparte con el género epidíctico. 
También el olvido es parte de la Autobiografía. Más que por la censura freudiana, 
se justifica por una acción selectiva de la memoria
36
 que escoge las experiencias del 
pasado de acuerdo al sentido profundo que se le da a la vida, incluso modificando la 
interpretación que se les atribuyó en su momento. Pero el binomio memoria/olvido 
responde a otras relaciones cuando se sitúa ante un tercer elemento que es la escritura. 
Sigue el desarrollo de Derrida en su deconstrucción de los predicados fundamentales para 
el concepto clásico de ésta: “hace ver que la marca de lo escrito es una forma significante 
que no se constituye sino por su iterabilidad, por la posibilidad de ser repetida no solo en 
ausencia de su referente sino también […] de un significado determinado o de la 
intención de significación. La escritura es […] una marca de esas ausencias.”
37
 
Para Pozuelo, el objetivo es establecer una ‘teoría de la forma autobiográfica’ por la 
contraposición de la memoria autobiográfica frente a la forma del olvido que supone la 
escritura. La autobiografía será el remedio para atemperar ese olvido: 
El fundamentode la escritura autobiográfica es establecer la existencia, la presencia de 
una voz que sustentando su verdad, en forma de testimonio directo, quiere trascender la 
propia escritura. La lucha del narrador es por recuperar el espacio en el cual la escritura no se 
 
35
 Ibid., p. 64. 
36
 R. Senabre, Literatura y…, p. 47. Habla también de selección Ricardo Senabre al referirse a la 
autobiografía de Santa Teresa. Selección que no solo afecta a los hechos, sino también a los estados 
anímicos de la Santa, muchas veces de aparente irrelevancia. Y junto a este procedimiento la llamativa 
omisión, voluntaria y confesa, o imprecisión ocultadora, de muchos datos que parecen fundamentales a 
juicio del lector. Según el autor, su operar se adecúa a los destinatarios a quienes parece dirigir sus escritos, 
es decir, teólogos y eclesiásticos que pudieran actuar frente a posibles inquisidores. 
Se trataría de una selección y omisión con objetivo de ocultamiento que se confirmaría por el uso de 
un lenguaje vulgar, incluso en el uso de términos que sobradamente conocía. El origen hebreo de su familia 
y la frecuencia de las acusaciones ante la Inquisición por el simple hecho de desarrollar actividad intelectual 
a muchos conversos hicieron previsible la oposición a sus reformas. Por este motivo, Santa Teresa 
vulgarizó su estilo con un objetivo de ocultación. 
37
 J. Mª Pozuelo Yvancos, De la autobiografía…, p. 79. 
30 
 
ha liberado de la voz originaria, del hombre que la <<dejó escrita>> y cuya presencia en 
forma de testimonio está constantemente convocada. Aquí radica una de las razones de la 
dimensión fuertemente apelativa, conativa, de la escritura autobiográfica, que pretende 
recuperar el circuito primario, originariamente oral, de la comunicación, salvando de ese 
modo la grieta –y la abstracción que esa grieta impone- de la escritura como forma de olvido 
y de silencio.
38
 
Al lector actual la memoria autobiográfica le permite introducirse en la escritura de 
un autor que mantiene que su relato son experiencias reales de las que él mismo ha sido 
testigo. Por esto, las ‘sensaciones’ son tan evidentes en ella, porque materializan y 
presencializan la experiencia y al sujeto a través de su percepción por los sentidos, 
representados en multitud de detalles. 
Otra consecuencia derivada de la escritura, y que la autobiografía pretende 
combatir, es la ambigüedad de la abstracción. Esa ambigüedad da paso a la diversidad de 
interpretaciones. Sin embargo, la autobiografía busca precisamente un control de éstas, 
mediante la referencia a la veracidad, al testimonio del propio autor, y la imposición 
estilística de una nueva temporalidad. Pretende reinstaurar la inmediatez con la 
reproducción puntual de los sucesos y su estrecha ligazón al tiempo de la lectura. Aunque 
el relato se da en pasado, la escritura de la autobiografía se realiza en el presente: convoca 
en el presente la presencia del pasado, por ello no se recuerda como un todo, sino siempre 
como ‘puntos sucesivos en el pasado’. La temporalidad autobiográfica está siempre al 
servicio de la presencia: “…existe una interdependencia entre el hablar del yo 
retrospectivo que escribe una autobiografía en el presente y de los varios <<yoes>> 
acerca de los que el autobiógrafo escribe…”
39
 Lo ocurrido en el pasado contribuye al 
sentido de lo por venir y ambos se unen en una presencia en el presente. 
Por último, señala también Pozuelo una capacidad simbolizadora que trasciende la 
individualidad por la carga ejemplarizante que contiene. Lo interesante de la 
autobiografía es el drama que supone el encuentro del hombre consigo mismo y con su 
participación en el acontecer histórico. La constitución del sujeto como histórico, 
verdadero, es inherente al acto autobiográfico. 
 
 
 
38
 Ibid., p. 84. 
39
 Ibid., p. 87. 
 31 
ii EL PERSONAJE COMO FUNDAMENTO DE LA BIOGRAFÍA 
LOS CARACTERES. EL PERSONAJE EN EL ARTE Y EN LA LITERATURA 
Se inicia esta aproximación desde la idea de personaje según los principios aristotélicos. 
En su Poética, la principal división genérica entre Poesía e Historia contiene una 
conceptualización implícita: 
…el historiador y el poeta no difieren por decir las cosas en versos o no (pues sería 
posible poner las obras de Heródoto en verso y no sería menos una historia en verso que 
sin él), sino que difieren en que uno dice lo que ha ocurrido y el otro lo que podría ocurrir. 
Y por eso la poesía es más filosófica y noble que la historia, pues la poesía dice más bien 
las cosas generales y la historia las particulares
40
 
La construcción que se haga del personaje deberá adecuarse a las características del 
género para el que es concebido. Antes, en el capítulo II, refiriéndose a los caracteres de 
la tragedia y de la comedia, afirma que ésta consiste simplemente en la mímesis de “los 
que actúan, y éstos necesariamente son gente de mucha o poca valía.”41 En el capítulo IV, 
al explicar la fragmentación producida dentro de la Poesía, en lo que afecta a los 
personajes, indica que se efectúa según la forma “de ser de cada uno: “en efecto, unos 
más graves, mimetizaban acciones nobles y de gente noble; otros más vulgares, las 
acciones de gente ordinaria”
42
. Continúa describiendo los caracteres en la comedia, como 
mímesis de ‘hombres inferiores’, mientras que a la tragedia y la epopeya corresponde la 
imitación de la ‘gente noble’
43
. Esta concepción marca una línea que es asumida por toda 
la preceptiva clasicista hasta la Modernidad
44
. Se trata de un personaje funcional al 
servicio de la acción, puesto que el personaje de la fábula aristotélica está subordinado a 
ella y se define por sus actos. Además, está movido por la lógica, según relaciones de 
causa y efecto y debe ajustarse a la verosimilitud
45
. 
Si bien Aristóteles no dedica espacio en la Poética ni al género biográfico ni al 
personaje, sí que se ocupa de la naturaleza del ser humano en su Retórica
46
, cuya 
descripción de sus elementos constitutivos resulta en una psicagogía. Su objetivo es la 
explotación de los recursos oratorios con una finalidad persuasiva, siendo entre ellos el 
 
40
 Aristóteles, Ob. cit., cap. IX, pp. 75-77. 
41
 Ibid., p. 61 y 62. 
42
 Ibid., p. 65. 
43
 Ibid., caps. V y VI. 
44
 J. G. Maestro, “Arte barroco y personaje literario (The Merchant of Venice y El coloquio de los perros)”, 
Barroco, P. Aullón de Haro (ed.), Madrid, Verbum, 2004, pp. 521-566. 
45
 Ibid., p. 541. 
46
 Aristóteles, Retórica, Introd., trad. y notas de Quintín Racionero, Madrid, Gredos, 1994. 
32 
 
discurso epidíctico el que interesa a este trabajo como antecedente del género biográfico. 
Se dará cuenta de ello en el capítulo de caracterización de la Biografía, por su adecuación 
al personaje biográfico como psicología real y por las muchas coincidencias que presenta 
con las diversas disciplinas que explotan el género biográfico en sus desarrollos 
epistemológicos. 
El balance de Aullón de Haro sobre el tratamiento del personaje en la Poética de 
Aristóteles es como “materia literariamente ya incardinada […], que de inmediato recogió 
con otros propósitos Teofrasto mediante el concepto de caracteres que en la Retórica 
aristotélica y clasicista permaneció limitadamente como estudio de éstos y, por ello, a su 
vez, perteneciente a la psicagogía
.
”47 Y continúa describiendo su evolución para confirmar 
la inexistencia de una tradición teórica. Así, hasta el siglo XVII en el que “la cultura 
europea realumbró los caracteres como género literario, sobre todo a partir de la obra 
prestigiosa de La Bruyère”
48
; y el XVIII, al que reconoce ser “la época, primero, del 
sujeto idealista y del genio y, después, del arte realista y sus grandes representaciones de 
personaje”
49
, aunque la reflexión teórica sobreel tema no aparece hasta el siglo XIX. 
Maestro
50
 señala que desde la poética aristotélica pasa a la historia de la literatura 
un personaje sometido a la fábula según los dictados de la lógica, la causalidad y la 
verosimilitud. El fondo de esta concepción responde a una intencionalidad ética y 
moralizante que se transmite en todas las preceptivas clasicistas hasta el Romanticismo. 
Sin embargo, los personajes literarios más relevantes en todas las épocas no responden a 
esos planteamientos (Celestina, Melibea, Pármeno, Sancho Panza, los héroes de 
Numancia, Don Quijote, Pablos, el rey Lear, Shylock…), sino que suponen una 
transgresión que se extrema en el Barroco. Es decir, el decoro es condición preceptiva que 
desaparece en los personajes literarios ya desde la Edad Media, cuyos planteamientos 
narrativos, cómicos y polifónicos difieren de las normativas clásicas. 
Para este autor, el personaje barroco representa la tensión entre el personaje 
existencial, plural y libre de la Modernidad y el que se somete desde la Antigüedad a un 
sistema moral inmutable que lo trasciende y está cerrado a innovaciones. Antes del 
Romanticismo, el personaje era agente de acciones para vencerlas, crearlas o sucumbir 
ante ellas; las teorías idealistas introducen un nuevo sujeto en el que se busca aunar una 
inteligencia y voluntad que superen la fábula y demuestren su autoconciencia por la 
 
47
 P. Aullón de Haro, Teoría general del personaje…, p. 17. 
48
 Ibidem. 
49
 Ibid., pp. 17 y 18. 
50
 J. G. Maestro, Ob. cit., pp. 524-537. 
 33 
reflexión sobre sus propios actos. A partir de este momento el personaje deviene 
“ejercicio complejo, inacabable, caracterizado por la segmentación o discrecionalidad, la 
síntesis de sus elementos constitutivos. En este proceso histórico y evolutivo de 
interpretación, el personaje parece eludir toda formulación final definitiva, crece en 
calidad estética y complejidad antropomórfica”
51
 y asume en su significación sus 
pensamientos y sentimientos. El germen de la inversión categorial que eleva al sujeto por 
encima de las acciones está en el personaje barroco, que empieza a cuestionar 
racionalmente la moralidad y orden establecidos en el siglo XVII español desde una 
posición ‘psico-lógica’: “Se pasa, pues, de una moral objetiva, lógica, especulativa, 
pública, a una moral subjetiva, personal, psico-lógica, individual, por relación a la cual 
los actos del sujeto adquieren un sentido que no viene impuesto por la lógica inmanente 
de los acontecimientos.”
52
 Desde el final del siglo XVIII fábula y sujeto son 
reinterpretados y el personaje deja de ser agente de la acción para ser creador de sus 
significados. La síntesis del personaje moderno consiste en la discriminación entre Sujeto 
y Fábula, personaje y acción y sus elementos constitutivos: el personaje tiene que 
experimentar lo que está realizando en la acción. 
En Teoría general del personaje
53
, Aullón de Haro ofrece un panorama del 
tratamiento del mismo que abarca todas las artes. Aunque se tendrá en cuenta aquellas 
referencias a otras disciplinas que interesen por cuestiones atinentes a la biografía, nos 
centraremos en lo concerniente a la teoría y creación literarias. Puede extraerse del texto 
cinco rasgos que, aceptados como constitutivos de entidad, resultan en concepto de 
‘personaje’: “Por principio, pertenece a la esfera del sujeto humano”; además: “Un 
personaje consiste en un sujeto presentado en cuanto persona y que es tomado como 
objeto, en el plano que fuere, por algún o algunos sujetos”, “El personaje es persona, 
ficticia o real, puesta en cualesquiera circunstancias a consideración, separada, 
diferenciada para un receptor que en algún sentido la toma como objeto”, “Constituye, 
pues, el otorgamiento de un cierto tipo, cuando menos pragmático, de individualización” 
y: “Así, fenomenológicamente, un personaje es alguien que relevantemente aparece”
54
. 
Todavía completa la conceptualización con otros matices que incorporan a esta base los 
componentes sociales y psicológicos. Así, un poco más adelante, asume el planteamiento 
jungiano según el cual la individualidad de una persona implica el desempeño de “un 
 
51
 Ibid., p. 528. 
52
 Ibid., p. 535. 
53
 Ob. cit. 
54
 Ibid., p. 21 y 22. 
34 
 
papel social, profesional o tantos otros”; y subraya el elemento psicológico implícito en la 
etimología latina de la palabra ‘persona’ que “remite al concepto de <<máscara>> o 
incluso <<personaje teatral>>
55
. Asimismo insiste en estos factores al declarar la 
necesidad de una coherencia en su construcción y un emplazamiento temporal: “Los 
personajes […] tienen siempre una lógica, y un presente, un pasado […] y un futuro 
posible […]”
56
; e insiste en los elementos contextuales y psicológicos: “[…] posee, ante 
todo, un largo mundo cultural y un gran transmundo psíquico.”
57
 Por último, es 
fundamental resaltar un aspecto sin el cual quedaría incompleta su pluridimensionalidad, 
es decir, la trascendentalidad de todo sujeto: “El personaje, […] es un asunto de 
significación, de significación profunda. Tomado en su volumen superior de significado, 
el personaje no es un mero signo, ni un actante ni cosa parecida, sino un símbolo en su 
más pleno sentido y con toda su carga de ambigüedad”
58
. 
Cabe incardinar aquí la conclusión de Castilla del Pino en cuanto a la ipseidad, y 
hasta cierta inversión de papeles con respecto a su creador, que el personaje termina por 
desarrollar, consecuencia de su trayectoria evolutiva y conductual y del inevitable dictado 
por la receptividad del lector: 
Hay una lógica del personaje a la que se ha de someter el autor si quiere hacer su 
personaje, la situación, verosímiles, porque el personaje es una criatura con su destino, y 
la única diferencia con el de la criatura real es que hay alguien, el autor, que lo conoce de 
antemano. Pero ese destino va siendo más y más predictible gracias a la redundancia de la 
narración, esto es, a medida que se avanza en la lectura, de modo que, a partir de un 
punto, ni el autor puede inventarse otro destino cualitativamente distinto ni el lector lo 
toleraría desde todos los puntos de vista (moral, intelectualmente, pero sobre todo desde el 
punto de vista de la eficacia narrativa).
59
 
Procedente de la sociología, pero con posible aplicación a la biografía y que 
Maestro descubre en la literatura, es el elemento que Jean Louis Le Grand
60
 añade cuando 
plantea que la cuestión ética surge inmediatamente en los relatos de vida en cuanto que 
conciernen a la vida de personas que pueden verse beneficiadas en su reconstrucción, ser 
parte interesada de su creación, o simplemente rechazar el verse etiquetadas. Como 
consecuencia, dichas reservas éticas se van haciendo presentes de manera sistemática en 
 
55
 P. Aullón de Haro, Teoría general del personaje…, p. 22. 
56
 Ibid., p. 25 
57
 Ibidem. 
58
 Ibid., p. 41. 
59
 C. Castilla del Pino, Ob. cit., en P. Aullón de Haro (ed.), Teoría de la crítica literaria..., p. 343. 
60 
J.-L. Le Grand, “Rationalités scientifiques et récit biographique: deux logiques conflictuelles?” en 
Robin/Maumigny-Garban/Soëtard, Le récit biographique, Vol. I, París, L´Harmattan, 2004, p. 52.
 
 35 
todas las ciencias sociales y especialmente en aquellas que trabajan con historias 
personales. 
EL PERSONAJE SEGÚN EL CONCEPTO DE BILDUNG 
Por su asimilación en la concepción del sujeto en la cultura occidental y su influencia en 
el personaje biográfico, interesa aquí incluir la aportación que supone la idea alemana de 
Bildung. Asume ésta la herencia de las Confesiones agustinianas y del pietismo 
protestante, pero también es posible descubrirle antecedentes desde la Antigüedad y la 
crítica reconoce su prolongación hasta el establecimiento de la Novela

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