Logo Studenta

Ser agresivo ser negativo

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 9 
 
 MODIFICACIÓN DE CONDUCTAS AGRESIVAS FUNCIONALMENTE 
DIFERENTES ENTRE CONTEXTOS A TRAVÉS DE UNA INTERVENCIÓN 
CONDUCTUAL 
 
 
 
 
 
 
PAOLA ANDREA RUBIO CHAVEZ 
Bajo la dirección y coautoría de 
AMANDA M. MUÑOZ-MARTINEZ. Esp., MSc. 
 
 
 
 
 
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA 
ESPECIALIZACIÓN EN PSICOLOGÍA CLÍNICA COMPORTAMENTAL-
COGNOSCITIVA. EXTENSIÓN IBAGUE. 
FACULTAD DE PSICOLOGIA 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
10 
 
Tabla de contenido 
Justificación 
Revisión de literatura 
Factores predisponentes 
Factores de adquisición 
Factores de mantenimiento 
Intervención 
Programa de refuerzo diferencial de otras conductas. 
Programa de Instrucciones. 
14 
18 
22 
25 
26 
28 
30 
32 
 
Pregunta de investigación 
Objetivos 
Objetivo general 
Objetivo específico 
35 
35 
35 
36 
Método 
Participante 
Instrumentos 
Procedimiento 
37 
37 
39 
41 
Resultados 45 
Discusión 48 
Referencias 56 
 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
11 
 
Lista de figuras 
Figura 1. Línea de base e intervención en el contexto escolar y familiar. 
 
46 
 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
12 
 
Lista de anexos 
Anexo A 
Registro diario antecedente-conducta-consecuente 
 
 
Anexo B 
Registro de Frecuencia 
 
Anexo C 
Formulación de caso 
 
 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
13 
 
MODIFICACIÓN DE CONDUCTAS AGRESIVAS FUNCIONALMENTE 
DIFERENTES ENTRE CONTEXTOS A TRAVÉS DE UNA INTERVENCIÓN 
CONDUCTUAL 
 
 Resumen 
El presente estudio tuvo como objetivo determinar la eficacia de 
un programa de instrucciones y refuerzo diferencial de otras 
conductas sobre el comportamiento agresivo con funciones dife-
rentes entre contextos de un menor de 11 años Se utilizó un 
diseño de línea base múltiple entre contextos. Los resultados 
mostraron una disminución progresiva del repertorio proble-
mático tanto en el contexto escolar como en el familiar tras la 
implementación del programa de intervención. También 
permitieron ver la importancia de establecer la función de la 
conducta con el fin de incrementar la eficacia de las 
intervenciones. Algunas limitaciones de la investigación se 
relacionan con el bajo control sobre variables extra terapéuticas 
que pudieron intervenir en los resultados. 
Palabras claves: Instrucciones, refuerzo diferencial de otras 
conductas, conducta agresiva, análisis funcional. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
14 
 
 
 
 
 
Justificación 
En Colombia, la información relacionada con la ejecución de actos violentos es 
abundante, de forma tal que se ha observado un incremento importante de ellos en los 
últimos años, llegando a convertirse en unas de las principales causas de muerte, siendo un 
fenómeno de interés para las diferentes instancias sociales (Franco,2003; Juárez, Dueñas & 
Méndez, 2005). Se ha encontrado que las conductas agresivas no sólo han ido 
incrementando en los adultos, sino también en niños (Smeekens, Riksen- Walraven & Van 
Bakel, 2007) oscilando entre el 30% y el 50% de todos los problemas clínicos que se 
refieren en consulta en esta población (Kazdin, 1996). Debido a ello muchos investigadores 
han centrado su interés en estudiar la problemática, para prevenir problemas más complejos 
en etapas posteriores del desarrollo. 
Al respecto, Guerrero (2003) señala que los niños agresores tienen mayores 
probabilidades de presentar otros problemas de comportamiento, sumado a un pobre 
desempeño académico, deserción escolar, consumo temprano y excesivo de sustancias 
psicoactivantes, violencia doméstica, delincuencia y criminalidad adulta. Esto se relaciona 
con lo expuesto por otros investigadores que han concluido que el mantenimiento de la 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
15 
 
conducta agresiva durante la infancia temprana aumenta la probabilidad de presentar 
desordenes de conducta en la infancia media o adolescencia (Miller & Olson, 2000). 
Lo anterior muestra cómo el comportamiento agresivo puede incrementar en su 
frecuencia, magnitud e intensidad, así como en las consecuencias negativas para la persona 
y su contexto social. De esta manera, con el paso del tiempo la agresividad puede escalar 
hacia conductas delictivas y antisociales en las etapas posteriores de la vida. Debido a ello 
ha incrementado la necesidad de identificar y describir los factores asociados con ese 
comportamiento en las etapas del desarrollo que comprenden la infancia y la adolescencia. 
Es importante señalar que la psicología ha intentado abordar este fenómeno haciendo 
uso de sus aproximaciones teóricas para intentar explicarlo. Desde el análisis de la conducta 
se ha propuesto que no sólo es posible explicar el comportamiento a través de la 
comprensión de las relaciones de contigüidad entre las respuestas y el contexto, sino 
también que es importante establecer las relaciones funcionales entre estas variables en 
términos de contingencias (Hayes, 1995). Desde esta perspectiva, el estudio del 
comportamiento agresivo implica no sólo establecer la frecuencia, intensidad, duración y 
magnitud de una respuesta sino también la forma en que éste se relaciona con las variables 
contextuales que dan cuenta de él y que han sido establecidas durante la historia de 
aprendizaje de las personas, actualizándose en el presente a partir de la relación de las 
variables y el mantenimiento de las consecuencias en el contexto. Por lo que no es la 
contigüidad sino la relación funcional lo que determina el comportamiento y sus 
características. (Heward & Orlansky, 1992). 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
16 
 
Por lo tanto, la identificación de las variables de las cuales la conducta es función , es 
de gran relevancia para comprender como el lenguaje se puede presentar como mediador en 
las contingencias de reforzamiento, ya que el establecimiento de reglas permite el 
mantenimiento o no de respuestas agresivas en niños y adolescentes (Castañeda, 1997). En 
cuanto al papel que juega la regulación verbal en el mantenimiento de la conducta, Malott 
(1984) describe que las dificultades en el cumplimiento de las reglas están relacionadas con 
la competencia y las condiciones aversivas que denota el incumplimiento de las reglas y 
las sanciones impuestas por los administradores de las contingencias como lo pueden ser 
los padres, profesores y hasta sus mismos compañeros de clase, señalando que la regla es 
un estímulo verbal que, a través de la historia de aprendizaje de los individuos, permite el 
mantenimiento de este tipo de las conductas. 
Es importante mencionar que en los últimos años dentro del análisis del 
comportamiento se han desarrollado estudios en los que se ha hecho un énfasis importante 
en la función del lenguaje como un aspecto que ha de tenerse en cuenta para entender la 
forma en que se adquieren y mantienen los repertorios conductuales (Castañeda, 1997; 
Zarcone, Iwata, Vollmer, Jagtiani, Smith & Mazaleski, 1993). A nivel disciplinar, por tanto, 
es relevante llevar a cabo intervenciones que permitan ver como estrategias con base en el 
lenguaje pueden facilitar el cambio conductual, sobre todo en población infantil donde la 
mayoría de investigaciones se han desarrollado con base en estrategiasde corte cognitivo–
conductual, con las cuales se ha hecho un énfasis importante en la modificación de la 
topografía de la conducta (Vera, Valenzuela, Abarca & Ramo, 2005; Vollmer, Iwata, 
Zarcone & Mazaleski, 1993). 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
17 
 
Por esta razón, la importancia de la presente investigación se relaciona con la 
posibilidad de mostrar como conductas topográficamente similares pueden ser 
funcionalmente diferentes y así mostrar la relevancia de este tipo de aproximación en 
contraposición a las intervenciones protocolizadas, que se dirigen al cambio de la 
topografía de los comportamientos problemáticos, pero no a la función de estos. 
A nivel disciplinar, la presente investigación permite mostrar la utilidad de un 
programa de instrucciones con el fin de observar la forma en que se puede modificar las 
conductas agresivas a través de la regulación verbal del comportamiento. La investigación 
relacionada en los últimos años en este tema ha incrementado de manera importante, sin 
embargo, el número de estudios en el contexto aplicado es poco, ya que la mayoría se han 
realizado en investigación básica, por lo que es importante hacer más investigaciones en el 
tema (Barnet, Barnes, Cullinan, Leader & Smeet, 2004; Kaufman, Baron, & Kopp, 1996; 
Lippman, & Meyer, 1967). 
 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
18 
 
 
 
 
 
Revisión Teórica 
La niñez es una etapa del desarrollo de gran importancia en las personas, pues durante 
ella se establecen en buena medida las funciones específicas de determinados repertorios 
conductuales. Durante esta época pueden existir dificultades representativas en la 
interacción social, por ejemplo, comportamientos agresivos, de aislamiento, dificultades en 
el seguimiento de normas, insultos, entre otros, que pueden observarse en diferentes 
contextos: familiar, escolar y social, provocando así un deterioro significativo en su ajuste a 
ellas (Castañeda, 1997). 
Es importante señalar que los problemas de comportamiento agresivo, han sido 
ampliamente estudiados por los diferentes investigadores en psicología, definiéndolos como 
cualquier acto, intencional o no, que ocasiona daño físico y que en ocasiones se presentan 
con el fin de controlar algunos eventos del contexto. Aunque algunas formas de conducta 
pueden ser no físicas como: insultos, amenaza de infringir daño a otros o si mismo, en 
general su característica principal es la de herir física o psicológicamente a alguien (Costa 
& Morales, 1998; Fajardo & Hernández, 2008; Juárez, 2003; Samper, Tur & Cortes, 2008; 
Valentín, Cruz & Cadalso, 2002). 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
19 
 
En relación con la presentación de estos comportamientos, los estudios han 
evidenciado que entre los problemas más frecuentes en la infancia se encuentran los 
relacionados con la conducta agresiva, observándose recientemente un aumento importante 
en la prevalencia y severidad de los crímenes juveniles (Díaz, Peña, Suarez & Cruz, 2004). 
Es por ello que el interés por este campo de estudio ha sido permanente buscando 
determinar los factores relacionados que regulan su aparición y mantenimiento (Ayala, 
Pedroza, Morales, Chaparro & Barragán, 2002; Costa & Morales, 1998; Varela, Sabucedo 
& Arce, 1990). 
 En el estudio de Poveda, Fernández, Sánchez & Beltrán (2007) se encontró que la 
agresividad, exhibida tanto por niños como por adolescentes, se relacionaba con 
características personales y ambientales. También se ha observado que los contextos en los 
que se presenta con mayor frecuencia este tipo de conductas son el familiar y el escolar, 
facilitando la aparición y mantenimiento del comportamiento violento, esto puede deberse a 
que son ellos en los que interactúa con mayor frecuencia el niño. (Fajardo y Hernández, 
2008). 
En relación con las topografías de conducta, los estudios muestran que en el ambiente 
familiar los jóvenes tienden a desobedecer las órdenes dadas por los mayores, presentar 
dificultades en el seguimiento de las reglas, empujar a otros o hacer burlas a los hermanos, 
gritar a los padres y hacer pataleta cuando desean algo, considerando esto como formas de 
conducta agresiva (Pelegrín & Garcés, 2008). Mientras que en el contexto escolar las 
conductas que se presentan con mayor frecuencia son: pegar, dar patadas, atemorizar, 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
20 
 
insultar o hacer burlas de sus compañeros o profesores (Hernández, Gómez, Martín & 
González, 2008). 
Sin embargo, los estudios han mostrado que la descripción de las morfologías de 
conducta no son suficientes para entender el comportamiento en su complejidad, por lo que 
es necesario llevar a cabo el análisis funcional de los comportamientos objetos de interés, 
con el fin de identificar las características generales del comportamiento y establecer los 
elementos que realmente se encuentran implicados en la adquisición y mantenimiento del 
mismo y de esta manera poder incrementar, la probabilidad de obtener éxito en las 
intervenciones (Northup, Wacker, Sasso, Steege, Cigrand, Cook & Derrad,1991) 
Al respecto, es importante diferenciar entre conductas inadaptadas y problemática. De 
acuerdo con Reep & Horner (2000) los problemas de comportamientos no son 
maladaptados, aun cuando en las últimas décadas la mayoría de los trabajos publicados en 
el campo de la modificación de conducta hayan afirmado esto, pues en un sentido estricto 
una conducta mal adaptada no proporciona ninguna ventaja al individuo que la realiza, pero 
en la mayoría de estos problemas, sobre todo en aquellos de agresión y autolesión, las 
personas reciben beneficios observables por la emisión de dichos comportamientos, en 
diferentes situaciones, como la atención de otros o la disminución del malestar, 
permitiendo que éstas se mantengan. Por lo que en las evaluaciones el foco de interés 
habría de ser la identificación de la función de las conductas, en tanto ésta permitiría 
conocer las regularidades de los repertorios y no determinar sí el comportamiento es bueno 
o malo, desligándose de una visión patológica del comportamiento problema (Ribes, Díaz-
Gonzáles, Rodríguez & Landa, 1990). 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
21 
 
Desde una postura clásica del análisis del comportamiento, el establecimiento de una 
conducta como agresiva depende de las características situacionales en las que se encuentra 
implicada la persona (Castañeda, 1997; Fajardo y Hernández, 2008; Juárez, 2003). Sin 
embargo, otros estudios han mostrado que variables tales como las consecuencias, las 
normas sociales, y otros factores de tipo disposicional se encuentran implicadas en el 
desarrollo de los comportamientos, por lo que es necesario llevar a cabo un análisis más 
detallado que permita ver la forma en que covarían (Mattaini, Twyman, Chin & Lee, 1996). 
Al respecto, Smith, Iwata, Vollmer & Zorce (1993) afirman que la investigación 
conductual entiende a la agresividad como un comportamiento que se encuentra en función 
de las consecuencias que se obtienen por llevarlo a cabo, las cuales a su vez refuerzan su 
emisión, permitiendo en situaciones futuras su presentación. De igual manera, se ha 
encontrado que para entender los comportamientos agresivos es fundamental realizar un 
análisis funcional de estos, donde se identifiquen las variables históricas implicadas en su 
adquisición y aquellas que pueden estar manteniéndolos, dependiendo del contexto donde 
se emita dicha conducta. 
Este tipo de análisis ha permitidoevaluar con mayor claridad los problemas de 
comportamiento en los niños que presentan autismo, ya que en estas problemáticas se 
puede presentar diferentes tipos de comportamientos agresivos que pueden ser 
topográficamente tanto similares como diferentes (golpear a otros, autolesiones , llorar, 
hacer pataleta, entre otros) y que tras llevar a cabo un análisis funcional se encuentra una 
misma función, esto permite tener un conocimiento claro de la problemática que se va a 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
22 
 
intervenir en estos casos y así establecer un programa de intervención que muestre mejores 
resultados (Didden, 2007). 
En relación con lo anterior, Lourdes & Duran (2000) argumentan que el análisis 
funcional en los problemas de comportamiento permite estructurar programas analíticos, 
cuyo objetivo fundamental es identificar y definir tales problemas de manera funcional; 
partiendo del supuesto que ninguna conducta es problemática en sí misma, sino que existen 
algunos comportamientos que son valorados como problemáticos por las personas del 
grupo de referencia en relación con sus prácticas valorativas (Ribes, Díaz-Gonzáles, 
Rodríguez & Landa, 1990). Debido a ello, es importante conocer la función de los 
comportamientos emitidos por la persona a través de una evaluación que muestra la forma 
en que éstas covarían. 
Así pues, para evaluar la conducta agresiva es fundamental no sólo observar e 
identificar la topografía del comportamiento, sino también su función, pues a través de esto 
es posible identificar los elementos q controlan la conducta y así establecer intervenciones 
cuyos objetivos estén dirigidos a estos, incrementando la probabilidad de éxito terapéutico. 
(Lourdes, et al., 2000; Muñoz-Martínez & Novoa-Gómez, 2010; Northup, Wacker, Sasso, 
Steege, Cigrand, Cook & Derrad, 1999; Pelias, Morren, Tesch & Axelrod, 1999; Smith et 
al., 1993; Wollmer et al., 1993). 
Factores de predisposición 
 Los estudios han mostrado que los niños que han crecido en un contexto 
caracterizado por estilos parentales restrictivos, en donde las normas son contradictorias y 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
23 
 
en el que no se promueven conductas pro-sociales, tienden a realizar con mayor frecuencia 
comportamientos agresivos (Costa & Morales, 1998, Mahecha & Martínez, 2005). 
Esto se relaciona con lo encontrado por Hernández & Fajardo, (2008) con respecto al 
uso de la disciplina. Estos autores señalan que aquellas personas cuyos padres hacían uso 
de castigos físicos o cuyas instrucciones eran contradictorias, tenían una mayor 
probabilidad de emplear la agresividad como una forma para relacionarse con otros. Este 
tipo de relación se ha visto en estilos parentales autoritarios, permisivos, y en los que no 
hay implicación por parte de los cuidadores (Berk, 2001), los cuales son caracterizados por 
rechazo, frialdad, indiferencia, uso de una disciplina inconsistente y la falta de refuerzo de 
las conductas pro-sociales, lo cual facilita el desarrollo de problemas de conducta (Costa y 
Morales, 1998; Hernández & Fajardo, 2008; Hernández, Gómez, Martín & González, 
2008;). 
Algunos autores también han mostrado que la ausencia de habilidades para educar al 
niño, constituye un factor de riesgo asociado significativamente con el comportamiento 
agresivo. En particular, las instrucciones inespecíficas y los padres que ejercen un estilo de 
disciplina coactivo, caracterizado por amenazas, críticas y castigos, que se presentan de 
forma impredecible suelen predecir confiablemente el comportamiento agresivo de los 
niños (Ayala et al., 2002, Varela et., al., 1990). 
En esta misma línea, se encuentra el estudio de Díaz, Vega & Cantoran (2008), donde 
mostraron que dependiendo de las características de cada tipo de familia, esta puede ser un 
eje fundamental para la aparición de comportamientos agresivos en los jóvenes, sobre todo 
en aquellas familias, donde la interacción entre padres e hijos, usualmente está relacionada 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
24 
 
directamente con las normas, reglas, acuerdos y valores sociales determinando la forma en 
que los hijos se deben comportar con otras personas en las diversas situaciones. 
Sumado a lo anterior, se ha encontrado que las prácticas valorativas, entendidas como 
las acuerdos convencionales de un grupo social determinado, en relación con el “deber ser” 
de los miembros de la comunidad, pueden facilitar el desarrollo de diferentes tipos de 
comportamiento (Rodríguez & Díaz-González, 1999). En un estudio de caso sobre 
violencia familiar llevado a cabo por Landa (1998), se identificaron las prácticas 
valorativas relacionadas con la presentación de conductas agresivas por parte del padre, 
encontrándose que dentro de sus contextos se manifestaban explicita e implícitamente 
prácticas que señalaban el uso de comportamientos agresivos como una forma adecuada de 
ejercer la disciplina, facilitando su presentación y mantenimiento en el tiempo. No obstante, 
las investigaciones en el tema y en la conceptualización teórica, son pocas. 
Así mismo, Mehecha & Martínez (2005) encontraron que las carencias y excesos 
que los padres presentan en las habilidades para el manejo de una disciplina, el seguimiento 
de sus hijos y la supervisión de sus actividades, el uso adecuado de reforzamiento, el 
empleo eficaz de técnicas de solución de problemas y el manejo adecuado de las emociones 
negativas como la ira, pueden ser un factor de vulnerabilidad para la presentación de 
comportamientos agresivos en los jóvenes. 
Por otro lado, se ha encontrado que algunas características del contexto escolar 
pueden ser un factores de vulnerabilidad para el desarrollo de comportamientos agresivos, 
pues algunos estudios muestran cómo la interacción en un ambiente escolar masificado, en 
el que proliferan modelos agresivos y presión de grupo, genera oportunidades para la 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
25 
 
presentación de comportamientos violentos o de ser víctima de ellos. Existen jóvenes que 
cometen actos violentos y arriesgados en grupo que no hacen de forma particular (Costa et 
al., 1998). Por el contrario, un ambiente escolar personalizado junto con las experiencias 
educativas de éxito y la existencia de amigos reducen la vulnerabilidad para el desarrollo de 
comportamientos agresivos (Castañeda, 1997). 
Factores de adquisición 
Respecto a la adquisición de conductas agresivas, las investigaciones han mostrado 
que los niños aprenden en gran medida a utilizar comportamientos agresivos cuando los 
padres tienden a ejercer una disciplina severa e incongruente, por lo que en muchas 
ocasiones los padres proporcionan consecuencias positivas ante el comportamiento 
agresivo, de tal forma que incrementa la probabilidad que este se vuelva a presentar, 
llevando así a que consoliden estos repertorios conductuales(Velásquez, Pedrosa, Morales, 
Chaparro & Barragán, 2002). 
Así mismo, Costa & Morales (1998) mostraron en su estudio que las familias en que 
los padres señalaban que sus hijos deberían ser fuertes, inhibir sus expresiones 
emocionales, ser , competitivos, controladores y además los felicitaban y le daban 
instrucciones para utilizar comportamientos agresivos como una forma de interacción con 
otros, permitieron el desarrollo de estos repertorios conductuales. Sin embargo, aunque las 
instrucciones dadas por los padres en la mayoría de ocasiones hacen referencia a un 
contexto y situación específica, es probable que dada su funcionalidad sean derivados a 
otros contextos, facilitando que el ajusteen otras aéreas del niño se vea comprometidas 
(Fajardo & Hernández,, 2008; Costa & Morales, 1998; Chaux, 2003). 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
26 
 
Factores de mantenimiento 
Por mucho tiempo la investigación en psicología se dirigieron a la protocolización de 
las intervenciones para establecer modelos estándar que facilitaran el trabajo 
psicoterapéutico. Sin embargo, desde hace algunos años se ha reevaluado este tipo de 
trabajo, sobre todo desde la perspectiva del análisis del comportamiento, pues los supuestos 
teóricos y los resultados derivados de la investigación básica muestran que a pesar que los 
problemas sean topográficamente iguales, se pueden mantener por diferentes tipos de 
contingencia, por lo que su función puede ser diferente en los contextos donde se presentan 
dichos comportamientos (Northup, Wacker, Sasso, Steege, Cigrand, Cook, & Deraad., 
1991). 
Como se mencionó previamente se ha evidenciado que los problemas de 
comportamiento se mantienen por las condiciones medioambientales con las que se 
relacionan, siendo a su vez influenciados por el establecimiento de relaciones entre 
antecedentes, conducta y consecuencias que en el análisis del comportamiento se han 
denominado contingencias, las cuales permiten predecir el comportamiento (Woods, 
Kanter, Landes, Adock, 2007). 
De acuerdo con lo anterior, para entender la forma en que se mantienen los 
comportamientos agresivos es importante ver cómo se dan los diferentes procesos de 
reforzamiento, pues como muestran Pelias, Morren, Tesch, & Axelrod (1991) en un estudio 
llevado a cabo con niños y adolescentes con el fin de establecer la forma en que se 
mantenían los comportamientos agresivos, encontraron que estos comportamientos podían 
mantenerse tanto por procedimientos de refuerzo positivo como negativo o incluso de 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
27 
 
ambos; pero esto dependía de las variables de contexto implicadas en la situación estudiada, 
pues mientras alguno de los participantes respondían a la atención por parte de las personas 
de su contexto familiar o escolar otros lo hacían para disminuir o escapar de situaciones 
incomodas (Wollmer, et al., 1993; Northup, Wacker, Sasso, Steege, Cigrand, Cook, & 
Deraad., 1991). 
Otros estudios han mostrado que existen diferencias en la función de la agresión, pues 
en algunos casos el niño puede agredir a otros con el fin de eliminar una situación de 
malestar (refuerzo negativo), pero en otras lo hace para conseguir el reconocimiento social 
de sus padres, compañeros o profesores (refuerzo positivo), incrementando así la 
probabilidad de emitir este comportamiento en un futuro aunque no sea con la misma 
finalidad, evidenciándose que el mantenimiento de la conducta agresiva está relacionada 
con diferentes tipos de contingencias. Esto muestra la importancia de asumir una visión 
idiográfica que permita identificar las variables medio ambientales relacionadas con la 
adquisición y mantenimiento de la conducta que se presenten de manera recurrente 
obteniendo las mismas consecuencias (Bachmeyer, Piazza, Fredrick, Reed, Rivas, & 
Kadey, 2009, Northup, Wacker, Sasso, Steege, Cigrand, Cook, & Deraad., 1991 & 
Vollmer, et., al, 1993). 
Algunas investigaciones han encontrado que los niños que emiten frecuentemente 
conductas agresivas son mejor valorados socialmente que los niños que suelen recibir las 
agresiones, por lo que la agresión puede tener un papel central en la interacción con los 
otros permitiéndole acceder al reconocimiento en su contexto escolar o familiar (Beltrán, 
Sánchez Burón & Fernández. 2002; Olweus, 1998; Otero-López, 2001). 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
28 
 
Al respecto, cabe mencionar que la evidencia empírica, ha mostrado que el 
comportamiento agresivo en niños y adolescentes puede mantenerse también al escapar de 
situaciones aversivas, obtener atención y también al conseguir elementos tangibles que son 
apetitivos. Sin embargo, es relevante aclarar que pueden existir otros elementos que 
determinen la función de la conducta, por esta razón es relevante realizar el análisis 
funcional del repertorio, previo a establecer los ejes de intervención (Reep et al., 2000). 
Así pues, otras variables como el tipo de persona que se encarga de suministrar las 
contingencias resultan cruciales para entender la función de la conducta, como lo mostraron 
Costa & Morales (1998) en su estudio donde evidenciaron que los padres por encima de 
otras personas jugaban un papel central en el reforzamiento de los comportamientos 
agresivos, debido a que podían incrementar la probabilidad de ocurrencia de estos 
comportamiento de manera inadvertida al prestarles atención, cediendo ante ellos o con 
otros modos de proveer resultados apetitivos para el niño. De esa forma los padres 
terminaban estableciendo una escalada de confrontaciones cada vez más intensas que 
finalizaban, en ocasiones, con el éxito de controlar las conductas aversivas o negativas del 
hijo, pero en otras oportunidades cedían ante la intensidad de las demandas, constituyendo 
programas de refuerzo intermitente, lo que explica que con el paso del tiempo estos fueran 
más intensos, duraderos, frecuentes y más difícil de modificar. 
Intervención 
Las intervenciones desde una perspectiva analítico funcional parten del supuesto que 
no existe ninguna técnica específica para los problemas de las personas, sino que cada 
procedimiento de intervención se establece tras el análisis de las variables que pueden estar 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
29 
 
influyendo en dicho comportamiento, para lograr programas de intervención pertinentes y 
sistemáticos, que permita estructurar situaciones que promuevan nuevas formas de 
interacción en circunstancias contingenciales previstas (Lourdes et al., 2000). 
Por lo tanto, para los analistas funcionales del comportamiento, una intervención 
plausible no consiste exclusivamente en eliminar la topografía de la conducta problema, 
sino que la intervención debe ser entendida como un medio alternativo para cambiar la 
funcionalidad de la problemática. Las intervenciones dirigidas a las variables que 
mantienen los comportamientos conducen, inevitablemente a estrategias que se centran en 
sustituir la conducta problema por otra conducta nueva y que permita el ajuste del individuo 
para que pueda conseguir sus objetivos (Reep et al., 2000). 
En este sentido, algunos estudios han evidenciado que tras la intervención en 
problemáticas de comportamiento, caracterizas por conductas agresivas, después de un 
corto tiempo tienden a reaparecer con facilidad. Lo anterior puede explicarse dado a que la 
mayoría de protocolos de intervención, dirigen su atención a la modificación de la 
topografía del comportamiento, dejando de lado función, facilitando que la problemática 
vuelva a presentarse, aunque sea con formas de conducta diferentes (Bachmeyer et al., 
2009, Smith et al., 1993, Pelias et al., 1999, Nortuhp et al., 1991). 
De acuerdo con lo expuesto, la selección e implementación de las estrategias para la 
intervención de este caso en particular, se dirigieron a las modificación de la función de las 
conductas problemáticas más que en su topografía, con el fin de incrementar la 
probabilidad de éxito terapéutico no sólo a corto plazo sino que se mantuviese estable 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
30 
 
durante un período extenso posterior a la intervención (Zarcone et al., 1993, Wollmer et al., 
1993, Pace et al.,1993). 
Por lo anterior, se utilizaron estrategias con el fin de modificar los elementos de los 
cuales la conducta era función (obtener atención en su contexto familiar y escapar de la 
situaciones molestas en su contexto escolar). Para ello, se dieron instrucciones al 
consultante en relación con su conducta en el contexto escolar, dado las caractiristicas del 
colegio, por lo que la modificación de la propia conducta para cambiar el tipo de 
consecuencias, suministradas por el contexto era más factible. Por otra parte se llevo a cabo 
un Refuerzo Diferencial de Otras conductas dentro del contexto familiar debido a que la 
madre se encontraba dispuesta hacer cambios a nivel contextual, particularmente en su 
forma de interacción. 
Programa de refuerzo diferencial de otras conductas (RDO). Los programas de 
refuerzo son las técnicas más utilizadas para disminuir comportamientos problemáticos en 
los niños, sin embargo, el RDO resulta un procedimiento efectivo para la reducción de una 
gran variedad de conductas tales como las auto-lesivas, agresivas, entre otras, enseñando al 
consultante una forma más apropiado para obtener consecuencias gratificantes a través del 
entrenamiento de los padres en la forma en que se han de administrar estos ante la emisión 
de una conducta alternativa a la problemática durante un periodo o intervalo de tiempo, 
buscando establecer en el repertorio conductual de la persona un nuevo comportamiento 
(Iwata, et al., 1993). 
Por lo tanto, el procedimiento de refuerzo diferencial es un enfoque positivo para la 
reducción de conductas, puesto que presenta dos ventajas fundamentales en comparación 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
31 
 
con otras estrategias de cambio conductual. La primera de ellas se relaciona con que este 
procedimiento se dirige al cambio en la función de la conducta y no solo a su topografía; la 
segunda hace referencia al interés de remplazar las conductas problemáticas por otras que 
ayuden al consultante ajustarse al contexto, dependiendo de las características de este. 
En este sentido, el valor terapéutico de esta estrategia como alternativa de cambio 
recae en que cuando la persona emita el comportamiento problemático, disminuya la 
posibilidad de obtener consecuencias gratificantes, cambiando de esta forma la 
funcionalidad que tiene dicho comportamiento ante las diversas situaciones. Por lo tanto, el 
RDO permite intervenir directamente en las variables que podrían estar manteniendo los 
comportamientos problemáticos, puesto que al disminuir la probabilidad de obtener 
consecuencias gratificantes al emitirlos, es más factible establecer nuevas contingencias. 
Así pues, el RDO propone que para poder lograr entender la conducta y su función, es 
necesario no sólo analizar su topografía, sino también las variables que están interviniendo 
en su mantenimiento (Iwata et al., 1993). 
Respecto a la propuesta terapéutica de RDO, se caracteriza por hacer modificaciones 
en el ambiente para lograr cambios en el comportamiento de una persona, planteando que el 
establecimiento de las nuevas contingencias debe estar mediado por la intervención de un 
adulto en el programa, el cual refuerza la emisión de comportamientos alternativos al 
problemático en el intervalo de tiempo establecido, por lo que es fundamental realizar un 
entrenamiento a la persona que va a llevar a cabo el programa de intervención utilizando 
estrategias como el modelamiento o ensayo conductual (Goetz, Holmberg & Leblanc, 
1995). En este sentido, cabe señalar que la tecnología de este programa no propone 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
32 
 
estrategias alternativas a las utilizadas en la intervención conductual tradicional, sin 
embargo, existen diferencias importantes con otras posturas en relación con la intervención, 
pues busca señalar de manera explícita las variables que intervinieron en la adquisición y 
mantenimiento de la problemática. 
Programa de instrucciones. Según Hayes (1995) el comportamiento verbal de los 
humanos es un tipo de comportamiento relacional en el que los individuos al hablar o al 
escuchar están enmarcando relacionalmente las expresiones verbales y las aplican a 
diferentes tipos de situación. En principio en función de las propiedades formales de las 
cosas y luego en función de propiedades definidas dentro del contexto socio-verbal. 
Al respecto, al hablar de comportamiento verbal, es fundamental tener en cuenta las 
reglas y las instrucciones que podrían estar ejerciendo un control en la ejecución de un 
comportamiento, entendiéndose estas reglas e instrucciones como aquellas verbalizaciones 
que describen contingencias que enfrentará un individuo ante diferentes situaciones. Sin 
embargo, diversos autores argumentan que existe una diferencia entre estas dos, que se 
evidencia en el momento en que se realiza la descripción y la función que tiene la emisión 
verbal en la adquisición y mantenimiento de una conducta, lo que permite entender con 
mayor claridad los comportamientos de una persona. (Ortiz, Pacheco, Bañuelos & Jáuregui, 
2007; Ortiz, Gonzáles, Rosas & Alcaraz, 2006). En este sentido, las instrucciones se 
pueden entender como aquellas descripciones que se realizan antes de estar en contacto con 
las contingencias, logrando establecer el número de conductas emitidas y facilitando el 
ajuste de las personas a las situaciones que se le presenten (Martínez, Ortiz & Gonzáles, 
2007). 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
33 
 
Estas descripciones con función instruccional pueden provocar diversos efectos sobre 
la ejecución de una conducta dependiendo del establecimiento y mantenimiento del control 
instruccional, de las contingencias de reforzamiento actuales, que pueden tener efectos 
diferenciales dependiendo de la historia particular, y de las contingencias en el análisis de 
la conducta de seguir instrucciones. De igual manera se ha encontrado que la función 
instruccional puede ejercer un mayor control en la emisión de los comportamientos, 
debilitando de esta forma el control que ejercen las consecuencias, evidenciándose que a 
pesar de que las contingencias de dichas instrucciones pueden ser contradictorias a los 
esperado por las personas, la instrucción sigue ejerciendo un mayor control en la emisión 
de los comportamientos (Ortiz et al., 2006). 
De acuerdo con lo dicho anteriormente, diferentes autores han encontrado que las 
instrucciones pueden llegar a delimitar y determinar la emisión de un comportamiento, 
logrando que el número de veces que se presenta dicha conducta se vea afectada por la 
presentación de diferentes instrucciones que se le han dado a las personas, es decir, la 
conducta verbal puede influir en el establecimiento y mantenimiento del control de un 
comportamiento problemático o no en cada persona, como variable fundamental para tener 
mayor conocimiento de la problemática, obteniendo con ello la posibilidad del cambio 
adecuado del comportamiento (Martínez, Ortiz & González, 2007; Ortiz et al., 2007). 
Así pues, el programa de instrucciones propone que la persona entre en contacto 
directo con las contingencias siguiendo las instrucciones específicas de la nueva forma de 
comportamiento que se va a emitir sin la necesidad de que un adulto u otras personas se 
encarguen de suministrar las consecuencias por cumplir la instrucción, es decir, este tipo de 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
34 
 
entrenamiento permite que haya un cambio en la propia conducta del consultante dentro del 
contexto terapéutico, que facilite el contacto con otro tipo de consecuenciasen su contexto 
natural, sin que necesariamente haya que manipular directamente los factores contextuales 
de ese medio. Pues dado que desde el análisis conductual, la conducta es la interacción 
entre el organismo y su ambiente y modificar cualquiera de estos dos elementos, genera un 
cambio en el otro (Ribes & López, 1985). 
En este sentido, la función de las instrucciones permite reducir el número de 
contactos con las contingencias que se presentan al emitir comportamientos problemáticos, 
llevando a las personas a enfrentarse de manera efectiva con contingencias novedosas que 
pueden permitir el establecimiento de comportamientos alternativos a estos, es decir, el 
cambio del comportamiento parece estar relacionado con los cambios contingenciales que 
enfrentan las personas cuando siguen las instrucciones (Ortiz et al., 2006). Al respecto 
Martínez, Ortiz & González (2007) señalan que las instrucciones que van acompañadas de 
consecuencias inmediatas son altamente efectivas para ejercer control inmediato de la 
conducta, mientras que las que tienen consecuencias demoradas no favorecen mejores 
ejecuciones en el comportamiento. 
De esta forma, el estudio llevado a cabo por Ortiz, González, Rosas & Alcaraz (2006) 
muestra cómo a través del control instruccional es posible modificar el comportamiento de 
otros ejerciendo retroalimentación continua o demorada y mostrando una mayor eficacia 
que la retroalimentación sola. No obstante, a pesar de las bases teóricas que subyacen a esta 
estrategia y de las aparentes ventajas de este tipo de intervención, los estudios clínicos en 
los que se hace uso de ella son limitados. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
35 
 
 
 
 
 
Pregunta de investigación 
¿Cuál es el efecto de un programa en instrucciones y del refuerzo diferencial de otras 
conductas sobre los comportamientos agresivos con funciones diferentes entre contextos de 
un niño de 11 años? 
Objetivos 
General 
Determinar la eficacia del programa en instrucciones y refuerzo diferencial de otras 
conductas sobre los comportamientos agresivos con funciones diferentes entre contextos de 
un niño de 11 años. 
Específicos 
Establecer si el seguimiento de instrucciones permite disminuir comportamientos 
agresivos en el contexto escolar. 
Comparar comportamiento presentados en el contexto familiar después de la 
intervención de programa de refuerzo diferencial de otras conductas. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
36 
 
Establecer sí la intervención en la función en un contexto produce cambios en un 
contexto diferente en el que el comportamiento cumple otra función. 
 
 
 
 
 
 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
37 
 
Método 
Participante 
JS es un pre-adolescente de 11 años de edad, estrato socioeconómico medio bajo, 
quién actualmente vive con su madre y hermana mayor de 15 años, su padre convivió con 
ellos hasta hace un año y medio y por razones laborales se trasladó a otra ciudad. Su mamá 
actualmente es niñera, su hermana se encuentra estudiando en décimo grado de 
bachillerato, su padre es mecánico de diesel y el consultante se encuentra cursando sexto de 
bachillerato en una escuela pública en la ciudad de Ibagué. 
Al llegar a consulta la madre del menor reporta que JS “es muy rebelde, es muy 
hiperactivo, es grosero e indisciplinado, además le tiene celos a los niños que cuido” y 
según el menor refiere que el motivo de ir al psicólogo es porque “a veces soy grosero con 
mi mamá y le pego a mis compañeros pero porque ellos me molestan”. Al respecto dijo que 
si nadie lo molestara y le hiciera cosas que a él no le gustan como: Mover su puesto con el 
pie, mandarlo hacer cosas que no quiere, meterse con su familia y decirle alguna grosería, 
él no tendría porque pegarles o insultarlos, por lo que culpabiliza a los demás por su 
comportamiento agresivo, además refiere que cuando es grosero con su madre presenta 
sentimientos de culpabilidad a pesar de que la causante de su comportamiento sea ella. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
38 
 
Respecto a la interacción con sus compañeros de clase, profesora y familiares JS 
señalo que tenía una relación cercana con sus compañeros de futbol ya que estos no lo 
molestan tanto como sus compañeros de clase, teniendo en cuenta que al utilizar el 
comportamiento agresivo con ellos logra que lo dejen de molestar, contrario a lo que 
sucede en su casa donde JS dice que al emitir dichos comportamientos su madre le presta 
mayor atención, refiriendo que la relación con ella es muy buena a pesar de las peleas 
constantes, contrario a lo que sucede con su hermana puesto que la relación se ha 
deteriorado. Con respecto a sus profesores JS reporta que no tiene una relación cercana 
con los profesores de su escuela. 
Variables 
Dependientes. En este estudio se tuvieron en cuenta dos variables dependientes: 
1. Conductas de escape caracterizadas por dar puños, patadas, empujar o alzar la voz, en 
los momentos en los que compañeros de clase o amigos lo molestan. 
2. Conductas agresivas en su contexto familiar caracterizadas por puños, patadas, empujar 
o alzar la voz, con el fin de conseguir la atención de su madre y hermana. 
Independiente. Con el fin de modificar el comportamiento problemático y dada la 
diferencia de estos en su función entre contextos, se utilizaron dos intervenciones para 
cambiar la conducta de forma independiente. 
 En el contexto escolar se introdujo como variable independiente un programa de 
instrucciones, en el que el terapeuta daba información sobre formas alternativas de 
conductas, que podía emitir el consultante en este medio, con el fin de eliminar las 
situaciones molestas, retroalimentando en cada sesión la ejecución del comportamiento. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
39 
 
En el contexto familiar la variable independiente fue el reforzamiento diferencial de otras 
conductas, el cual implicó omitir el refuerzo de las conductas problemáticas en determinado 
periodo que fue incrementado progresivamente (se comenzó con un tiempo de 15 minutos y 
se finalizó con 60 minutos). Durante este intervalo, la madre debía retroalimentar de forma 
positiva la emisión de conductas alternativas como hacer solicitudes con un volumen de 
voz moderado, seguir instrucciones y retirarse de las situaciones molestas 
Instrumentos 
Para realizar la evaluación de la problemática establecida en el motivo de consulta y 
los comportamientos del consultante se utilizaron los siguientes instrumentos: entrevista 
semi-estructurada, registros antecedente-conducta-consecuente y registros de frecuencia, 
los cuales sirvieron para medir la unidad de medida. 
La estrategia de entrevista semiestructurada se utilizó durante toda la fase de 
evaluación, resaltando que los objetivos de esta eran: identificar el estado actual del 
problemática, su desarrollo y factores de vulnerabilidad, así como conocer las variables del 
contexto que mantenían los comportamientos problemáticos del consultante en particular. 
Por otra parte, se utilizó el registro antecedente-conducta-consecuente (Anexo A) que 
tenía como objetivo conocer en que situaciones el menor presentaba comportamientos 
agresivos tanto en el contexto escolar como en el familiar. Este registro está dividido en 5 
casillas que tiene un orden secuencial, en donde la primera fue diseñada para registrar la 
situación que le generaba el malestar, la segunda la conducta que había llevado a cabo ante 
dicha situación, la tercera en donde anotaba larespuesta emocional que presentaba, la 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
40 
 
cuarta los pensamientos que habían surgido y la quinta las consecuencias que se habían 
obtenido, teniendo en cuenta que las últimas cuatro casillas se diligenciaban a partir de la 
situación que le generaba malestar. 
Este registro se utilizó tanto el fase de evaluación como en la de intervención, éste fue 
llevado a cabo por el consultante, lo que permitió conocer en la fase de evaluación la 
topografía y funcionalidad del comportamiento agresivo en el consultante en el contexto 
escolar como en el familiar y además se utilizó en la intervención como herramienta para 
observar los cambios presentados. 
De igual forma, se utilizó un registro de frecuencia (Anexo B), el cual fue 
diligenciado por la madre y directora de curso del consultante durante las tres últimas 
semanas de la fase de evaluación, esté tenía como objetivo conocer el número de veces que 
el consultante presentaban el comportamiento agresivo en el contexto escolar y familiar. El 
registro se dividió en dos columnas, en donde la primera estaba dividida por los 
comportamientos agresivos que presentaba el menor, los cuales eran: pegar puños, dar 
patadas, empujar e insultar y la segunda columna se registraba el número de veces que se 
presentaban dichos comportamientos. Este instrumento se utilizó en las tres últimas 
semanas de la fase de evaluación, lo que permitió ver la estabilidad de la conducta y 
durante la intervención, permitiendo observar los cambios presentados en el 
comportamiento al introducir los tratamientos. 
 
 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
41 
 
Procedimiento 
Se utilizó un diseño de caso único de línea base múltiple entre contextos, en el que 
una sola conducta del individuo es el objetivo de intervención en uno o más escenarios. En 
el caso particular de este estudio la conducta agresiva entendida como dar puños, patadas, 
empujar e insultar a las personas con las que interactúa fue la conducta a intervenir tanto en 
el contexto escolar como en el familiar. 
El proceso de evaluación se llevó a cabo durante nueve sesiones, en donde se obtuvo 
la información necesaria para realizar la formulación clínica del caso (Anexo C). Esta fase 
se inició con la entrevista a la madre para conocer el motivo de consulta, historia del 
problema y las soluciones intentadas en el pasado para la problemática. Posteriormente, se 
realizó la entrevista con el menor donde se obtuvo información acerca de la estructura 
familiar, las normas y reglas puestas en casa, los comportamientos problemáticos, los 
contextos donde se presentaban y las consecuencias obtenidas. Luego se les enseño a la 
madre y a los profesores la forma correcta de diligenciar los registros. Por lo tanto, la línea 
base se llevó a cabo durante las tres últimas semanas de la evaluación por medio de los 
datos recogidos en los registros antecedente-conducta-consecuencias y el registro de 
frecuencia. 
 Cuando se obtuvo estabilidad en la línea de base, se retroalimentó el proceso de 
evaluación al consultante y la madre antes de dar inicio al programa de intervención en el 
contexto escolar. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
42 
 
La intervención se llevó a cabo primero en el contexto escolar. Inicialmente se realizó 
un juego para determinar la habilidad del consultante para seguir instrucciones. Durante las 
siguientes cinco semanas, se implementó en el contexto escolar el programa de 
instrucciones con el fin de moldear la conducta y lograr cambios, utilizando estrategias 
como ensayos conductuales, moldeamiento y tareas fuera de consulta, que consistían en 
llevar a cabo las instrucciones dadas en consulta. Mientras el programa se llevaba a cabo en 
la escuela no se introdujo ninguna variable de tratamiento en el contexto familiar hasta que 
no disminuyó la frecuencia en la escuela. 
La primera estrategia utilizada en el programa de instrucciones fue el moldeamiento 
que se realizó para establecer la habilidad del consultante en el seguimiento de 
instrucciones, en este se llevaron a cabos dos juegos con el consultante. El primero donde 
se utilizaron dos juegos con el consultantes, de los cuales, el primero consistió en una 
carrera de observación, donde se adecuó el consultorio para realizar la intervención de 
manera apropiada, pidiéndole que buscara las figuras y cumpliera con la instrucción 
simples que había en cada una ellas, reforzándolo cada vez que la emitía y señalándole que 
si realizaba de manera adecuada todas las instrucciones podría salir temprano de consulta. 
El segundo juego utilizado consistió en armar un rompecabezas con el fin de 
mostrarle que su comportamiento influía en lo que las demás personas hacían, de tal forma 
que si seguía las instrucciones podría recibir ayuda para termina de armarlo y así observar 
su capacidad de seguir instrucciones; en esta sesión se presentó el espacio para realizar un 
juego de roles, en el cual antes de llevarlo a cabo se dieron instrucciones que debería 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
43 
 
cumplir, con el propósito de evaluar el seguimiento de instrucciones que el menor 
presentaba hasta el momento. 
 Luego de estas dos sesiones, se procedió a realizar el ensayo conductual, con el fin 
del que el menor realizara las instrucciones que se habían moldeado. Para esto, el contexto 
de consulta nuevamente fue adecuado, simulando un salón de clase, en el cual el 
consultante debería llevar a cabo las instrucciones dadas en sesiones anteriores. Sin 
embargo, para estas sesiones no se reforzaba por cada paso de instrucción sino que al 
finalizar la sesión se elogiaba verbalmente al menor por llevarlas a cabo. Finalizando las 
sesiones se le preguntaba al menor como se había sentido llevando a cabo dichas 
instrucciones y que diferencias notaba cuando utilizaba comportamientos agresivos. 
Durante las sesiones de ensayo conductual se le dejaban tareas al menor para el contexto 
escolar que consistían en llevar a cabo las instrucciones como decirle a la profesora que le 
molestaba lo que estaban haciendo sus compañeros, decirle al docentes que lo cambie de 
puesto cuando lo estén molestando, entre otras, manejadas en el consultorio a la escuela y 
para conocer si estas se presentaban, las profesoras del colegio mandaban un registro de 
frecuencia de los comportamientos agresivos del menor. 
Luego de observarse cambios estables en el contexto escolar se introdujo el programa 
de refuerzo diferencial de otras conductas para disminuir comportamientos agresivos y 
fomentar conductas funcionales en el contexto familiar. Este se llevó a cabo en seis 
sesiones, pues fue necesario entrenar a la madre, haciendo uso del juego de roles y 
modelamiento, para que suministrara de forma adecuada las consecuencias tanto aversivas 
como apetitivas para modificar la conducta del consultante. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
44 
 
Tras el entrenamiento de la madre se implemento el programa de refuerzo diferencial 
de otras conductas. En el la madre debía entregar consecuencias apetitivas al hijo cuando 
no se presenta la conducta agresiva tras llamarle la atención o mandarlo hacer tareas de 
colegio o casa, explicándole que este procedimiento empezaría primero con 15 minuto, 
luego pasaría a 30, 45 y una hora, explicándole que se le daría una retroalimentación 
positivas tras inibhir las conductas agresivas y en lugar de ellas, realizar peticiones con un 
tono de voz adecuado, retirasede las situaciones que le molestaban y seguir las 
instrucciones. 
En las siguientes dos sesiones siguientes se realizó un ensayo conductual con la 
madre y el consultante, de tal forma que la madre logro diferencias en que situaciones 
debería reforzar a su hijo y cuales conductas deberían ser ignoradas. Durante esta sesión se 
observaron dificultades por parte de la madre para atender comportamientos alternativos a 
la agresión, por lo que se decidió realizar otro ensayo conductual. Sin embargo, el 
entrenamiento no se pudo llevar a cabo de forma completa por cuestiones económicas en la 
familia del consultante. 
 
 
 
 
 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
45 
 
 
 
 
Resultados 
A través de la fase de evaluación se identificó que las conductas agresivas 
presentaban la misma topografía tanto en el contexto escolar como en el familiar. Sin 
embargo, no tenían la misma función, ya que en el primer contexto se mantenía por 
refuerzo negativo al escapar de situaciones aversivas, pues cuando emitía conductas 
agresivas como dar puños, patadas, empujar o subir el volumen de la voz conseguía que las 
personas en su contexto escolar dejarán de molestarlo (empujar su silla, regañarlo, etc). 
Mientras que en el segundo contexto, se mantenía por refuerzo positivo, pues de manera 
frecuente obtenía atención o lo que le solicitaba a su familia al empujarlos o al subir el 
volumen de la voz (Anexo C). 
Los datos en la línea de base (A) en el contexto escolar mostraron una tendencia 
estable donde la frecuencia osciló entre 25 y 30. Se puede observar que tras comenzar la 
intervención con instrucciones (B) en este contexto se presentaron cambios en la emisión 
de dichas conductas, de tal manera que la frecuencia disminuyó a 20 durante la primera 
semana de esta fase. En la segunda semana se observó una disminución en la emisión de 
comportamientos agresivos con una frecuencia de 14 y las siguientes dos semanas la 
frecuencia osciló entre 10 y 12. Cabe señalar que durante una semana no se llevó a cabo el 
tratamiento en el contexto escolar, pues en ella el consultante estuvo en vacaciones de 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
46 
 
semana santa y aunque en la semana siguiente se observó un incremento en la frecuencia. 
Esto no tuvo un mayor impacto, dado que en semanas posteriores el comportamiento volvió 
a disminuir. 
 
Figura 1. Línea de base e intervención en el contexto escolar y familiar. 
 
Es importante señalar que tras el período de vacaciones se implementó el programa 
de refuerzo diferencial de otras conductas (C) en el contexto familiar y a pesar que se siguió 
realizando el registro de las conductas en el contexto escolar, el programa de instrucciones 
fue suspendido. Es posible ver que aún cuando en ese período la intervención no iba 
Fr
e
cu
e
n
ci
a 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
47 
 
dirigida a la modificación de su interacción con compañeros y profesores, la intervención 
en casa parece haber influido en la conducta en ese contexto pues la frecuencia disminuyó a 
7 manteniéndose así en las siguientes semanas. 
Respecto al contexto familiar los resultados muestran que durante la línea base la 
conducta fue estable, aunque con una tendencia descendente, especialmente a partir de la 
cuarta semana, donde ésta disminuyó con menos consistencia en comparación con el 
contexto escolar, pero es posible ver ciertas diferencias con la línea de base y entre 
intervenciones. Así pues, durante la sexta semana, cuando se llevaba a cabo la intervención 
en el contexto escolar, la emisión de las conductas en casa decremento su frecuencia 
pasando de 23 a 12, cambio que se dio con mayor intensidad durante la semana 8 y 9 
donde alcanzó una frecuencia de 12. 
Una vez se implementó el programa de refuerzo diferencial de otras conductas se 
observó que en la primera semana se mantuvo estable la frecuencia, con puntuaciones 
similares a la semana previa en la que aún no se había hecho la introducción del programa. 
No obstante, la frecuencia del comportamiento disminuyó posteriormente de forma 
particular tras la realización de los ensayos conductuales en los que se entrenó a la madre 
en la madera adecuada para entregar los estímulos apetitivos, observando que la emisión de 
dichos comportamientos se mantuvo estable durante las 3 semanas siguientes, presentando 
una frecuencia de 8. Sin embargo, durante la semana 14 hubo un aumento en la realización 
puesto que la frecuencia aumento a 10, para lo cual se utilizó el modelamiento y juego de 
roles de la forma en la que debía llevarse a cabo el RDO tanto con el consultante como con 
la madre, esto disminuyó la frecuencia de la semana siguiente que fue de 5. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
48 
 
 
 
 
 
Discusión 
Los problemas de comportamiento en población infantil son uno de los motivos de 
consulta más frecuentes en la actualidad, en especial las relacionadas con conductas 
agresivas (Castañeda, 1997, Franco, 2003; Juárez, Dueñas & Méndez, 2005). En este caso 
en particular se identificaron los comportamientos problemáticos de un niño de 11 años que 
se presentaban en diferentes contextos y que eran mantenidos por diferentes tipos de 
contingencias. Debido a ello se decidió intervenir en las variables que los mantenían más 
que en su topografía mediante técnicas conductuales específicas derivadas del análisis 
funcional. Por lo tanto, se opto por llevar a cabo un programa de instrucciones en el 
contexto escolar y de refuerzo diferencial de otras conductas (RDO) en el contexto familiar 
sobre los comportamientos agresivos. 
Los resultados mostraron que tanto el programa de instrucciones como el RDO 
generaron cambios en la emisión de los comportamientos agresivos, por lo que se puede 
decir que estos fueron eficaces. Estos hallazgos proporcionan evidencia directa de la 
importancia de establecer tratamientos a partir del análisis funcional teniendo en cuenta las 
particulares de los casos (Lourdes et al., 2000), pues este análisis permitió ver no sólo la 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
49 
 
importancia de intervenir sobre la atención que le proporcionaba la familia, sino también 
modificar el comportamiento de escape dirigido a eliminar su implicación en situaciones 
molestas. De esta forma fue posible conocer con mayor claridad la problemática y 
estructurar un programa de intervención adecuada para sus características particulares. Esto 
se relaciona con lo mencionado por Lourdes et al. (2000), Northup et., al (1999), Pelias & 
et al. (1999), Smith et al. (1993), Wollmer et al. (1993) quienes refieren que el análisis 
funcional resulta útil en la práctica diaria de los psicólogos conductuales para establecer de 
manera clara los elementos que se deben intervenir para lograr cambios que se mantengan 
en el tiempo. 
Sin embargo, es importante señalar que tras la evaluación se planteó una hipótesis 
que sostenía que la conducta dependía de factores ambientales diferentes a pesar de tener 
una topografía similar, después de implementar el programa de instrucciones en el contexto 
escolar se generaron cambios notables en la frecuencia del comportamiento en el familiar, 
observándose alteraciones en el comportamiento de manera indiferenciada. Así pues, las 
instrucciones permitieron la disminución progresiva de la conducta problema tanto el 
contexto escolar como en el familiar, sin ser este su objetivo principal, evidenciándose que 
esta intervención producía cambios en un contexto diferenteal que inicialmente iba 
dirigida. Esto puede deberse a que las contingencias obtenidas por llevar a cabo dichas 
instrucciones funcionaban de forma similar a las obtenidas por la conducta agresiva, lo que 
pudo facilitar la generalización del comportamiento, permitiendo que se diera un cambio en 
ambos contextos (Pace, Iwata, Cowdery, Andree, & MCintyre 1993). 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
50 
 
Esto también puede explicarse en relación con los cambios que generan las 
instrucciones en la propia conducta de la persona que emite el comportamiento 
problemático. De tal manera, que el entrar en contacto con consecuencias apetitivas, tras la 
implementación de una nueva forma de conducta, le permitió al consultante desplegar el 
comportamiento entrenado en diferentes escenario, sin necesidad de llevar a cabo 
instrucciones directas para cada uno de ellos o hacer una modificación sobre los elementos 
de los diferentes contextos. Esto muestra la importancia que tiene la conducta verbal en la 
ejecución y control de los comportamientos que las personas llevan a cabo (Ribes, Díaz-
González, Rodríguez & Landa, 1990). 
Lo anterior muestra la ventaja de realizar intervenciones dirigidas a la modificación 
de la propia conducta para generar cambios en aquellos contextos en los que se dan 
interacciones difíciles de cambiar entre los diferentes miembros de estos, como sucedía en 
el colegio del consultante, en el cual se observaba que tanto alumnos y docentes hablaban 
con un volumen de voz alto, además se criticaban y utilizaban palabras devaluativas entre 
sí, por lo que el uso de instrucciones directas sobre el consultante, facilito el cambio , pues 
no fue necesario llevar a cabo de manera obligatoria la intervención en el contexto 
específico en los que ocurría el problema para obtener cambios, sino que a través del 
entrenamiento en la consulta es posible que se den cambios generalizables a otras 
instancias. 
Esto resulta contradictorio con lo encontrado en diversas investigaciones con 
población infantil, en las que refieren que el intervenir sólo con los niños no es suficiente 
para generar cambios en el comportamiento, sobre todo en aquellos que tienen conductas 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
51 
 
agresivas (Fajardo et., al, 2008) y en los que también afirman que la forma más eficaz de 
obtener cambios en los niños es a través del tratamiento proporcionado sólo a los padres, 
aunque algunos señalan que el hecho de involucrar en el tratamiento a los niños y a sus 
padres los hace más eficaces (Kazdin, 1996). 
Con respecto a los cambios de la conducta en el contexto escolar, se observó que el 
comportamiento tuvo una disminución notable en comparación con la línea base, pero no se 
logro extinguir. Esto pudo deberse a que éste es un medio en el que la conducta agresiva 
hace parte de las interacciones entre los diferentes personas, lo que posiblemente impide la 
eliminación total del repertorio (Cabezas, 2007). Al respecto autores como Castañeda 
(1997) y Costa et al. (1998) han encontrado que interactuar en un ambiente escolar 
masificado y en el que se presentan modelos agresivos y presión de grupo genera 
oportunidades para el desarrollo y mantenimiento de comportamientos agresivos. 
En cuanto a la aplicación del programa de refuerzo diferencial de otras conductas, en 
el contexto familiar, se evidenció que tuvo un efecto notable en la problemática, pues 
disminuyó ante su implementación. Este resultado es consistente con las investigaciones 
realizadas por autores como Vollmer et al. (1993) en las que muestran cómo el RDO es 
efectivo para disminuir el comportamiento agresivo de niños y adolescentes, siendo así una 
de las técnicas conductuales más utilizadas y con mejores resultado, pues no sólo promueve 
el cambio en la topografía del comportamiento, sino también en su función y además 
implica la consolidación de repertorios alternativos para la consecución de los estímulos 
apetitivos. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
52 
 
En cuanto a los resultados observados en el contexto familiar, es posible que no se 
haya extinguido el comportamiento agresivo, debido a que la madre fue poco consistente en 
la administración de consecuencias de refuerzo para los comportamientos alternativos a la 
agresividad de su hijo, lo que posiblemente permitió que dicho comportamiento se 
mantuviera en algunas de las circunstancias problemáticas. Lo anterior coincide con lo 
planteado por Vollmer et al. (1993) quienes refieren que el RDO puede tener una 
desventaja importante y es la dificultad en su administración por periodos extensos, debido 
a que requiere de un seguimiento constante del comportamiento que se quiere implementar 
y por lo tanto el programa puede no funcionar como se espera. 
De igual manera, estos autores señalan la importancia de entrenar a los padres a 
identificar los comportamientos alternativos a la conducta problema, logrando implementar 
de forma exitosa el RDO. Por lo tanto, una de las limitaciones que se dieron en la 
investigación fue el poco tiempo de entrenamiento con la madre para la observación de las 
conductas diferentes a la agresión de su hijo, teniendo en cuenta que durante la 
implementación de la intervención, la madre no identificaba adecuadamente los 
comportamientos pro-sociales del niño, lo pudo haber llevado a que no se extinguiera el 
comportamiento agresivo del niño. 
Por otra parte, la elección de estrategias de intervención como el juego de roles, el 
modelamiento, el ensayo conductual y tareas durante los dos programas de intervención, 
permitieron que tanto el consultante como su madre tuvieran evidencia de los 
comportamientos problemáticos que estaban llevando a cabo y las variables que estaban 
mediando en la emisión de estos, permitiendo no sólo un cambio en la topografía de la 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
53 
 
conducta problema, sino que posiblemente también generó un cambio en las variables que 
estaban manteniéndola. Esto permite afirmar que las estrategias que están dirigidas a 
ejercer cambios en varios de los elementos relacionados con el comportamiento problema y 
que se utilizan en los diferentes momentos terapéuticos, tienen mayor efectividad, debido a 
que van dirigidos a modificar las relaciones funcionales entre la conducta y sus 
consecuencias. Sin embargo, dados los objetivos de este estudio, no se investigó la forma 
en la que el entrenamiento previo en las estrategias de intervención puede influir en los 
cambios que producen éstas, por lo que se recomienda en futuras investigaciones establecer 
tales diferencias. 
Este tipo de intervenciones podrían generar un aporte importante para la psicología, 
pues se derivan de modelos explicativos que poseen una base teórica sólida y de 
investigaciones de corte experimental relacionadas con los elementos que le dan función al 
comportamiento, permitiendo disminuir la brecha generada en años anteriores entre la 
investigación práctica y la básica. 
Es importante señalar que aunque las estrategias utilizadas produjeron cambios en la 
conducta problemática, es posible que no se haya determinado el papel que tenían otras 
variables, por lo que se recomienda que en otros estudios durante el periodo de evaluación 
se utilicen otro tipo de medidas para tener información sobre otros aspectos que pudieron 
tener influencia en el mantenimiento del comportamientos problemático en ambos 
contentos, tanto en el familiar como en el escolar. 
Al respecto, una limitación que se presento en la investigación hace referencia al 
diligenciamientode los registros de medida de frecuencia, ya que algunas de las personas 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
54 
 
encargadas de estos no registraban con rigurosidad los comportamientos según las 
especificaciones planteadas, sino con lo que ellos valoraban como comportamientos 
agresivos, lo que dificultó conocer si el comportamiento se mantenía constante durante el 
tiempo. Al respecto, fue importante validar los registros realizados yendo al colegio para 
rectificar con los profesores los registros llevados a cabo. Es por ello que se recomienda 
dedicar mayor tiempo entrenamiento de los encargados en el diligenciamiento de los 
registros. 
Por lo tanto, sería importante definir con los implicados en el diligenciamiento de los 
registros lo que entienden y lo que no por comportamientos agresivos, teniendo en cuenta 
que el comportamiento problemático lo define el contexto social donde sse encuentran 
inmersas las personas, por lo que sería fundamental realizar los registros junto con los 
profesores o padres, identificándose el nivel y las condiciones que presenta el consultantes 
y su contexto, lo podría permitir conocer con mayor claridad la problemática y el efecto de 
la intervención realizada. 
Por otro lado, dadas las características del diseño no es posible conocer si los 
resultados observados estuvieron determinados de manera exclusiva por las estrategias 
utilizadas en la intervención, pues no se conocen los efectos de los factores extra 
terapéuticos. Debido a ello se recomienda que en otros estudios se haga uso de diseños que 
permitan un mayor control de las variables externas y así determinar de una manera más 
confiable los factores responsables del cambio. 
Para concluir es importante mencionar que esta investigación muestra la utilidad de 
derivar planes de intervención a partir del análisis funcional del comportamiento, 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
55 
 
diferenciando las de otras en las que se establecen tratamientos protocolizados, a partir de 
las topográficas. Sin embargo, los efectos de la estrategias enmarcadas dentro del análisis 
funcional del comportamiento en el cambio conductual aún tiene mucho camino por 
recorrer, pues la investigación al respecto aún no ha generado respuestas definitivas sobre 
el impacto que tienen en la diversidad del comportamiento humano. 
Debido a ello se hace necesario ampliar estudios que permitan establecer de manera 
valida el papel que pueden tener las instrucciones en el contexto clínico y así contribuir en 
la comprensión de esta estrategia de cambio. Por lo tanto, resulta fundamental hacer 
replicaciones del estudio y también llevar a cabo intervenciones con esta estrategia con 
población con diferentes problemáticas que hayan sido evaluadas teniendo en cuenta los 
principios del análisis funcional. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
56 
 
Referencias 
 
Ayala, H., Pedroza, F., Morales, S., Chaparro, A., & Barragán, N. (2002). Factores de 
riesgo, factores protectores y generalización del comportamiento agresivo en una 
muestra de niños en edad escolar. Salud mental. 25, 27-40. 
Barnet, D., Barnes, Y., Culliman, V., Leader, G., & Smeets, P (2004) Relational frame 
theory and stimulus equivalence: Conceptual and procedural issues. International 
journal of Psychology and Psychological therapy, 4, 181-214. 
Bachmeyer, M., Piazza, C., Fredrick, L., Reed, G., Rivas, K & Kadey, H (2009) Functional 
analysis and treatment of multiply controlled inapropiate mealtime behavior. Journal 
of applied behavior analysis, 3, 641-658. 
Beltrán, J., Sánchez, A., Burón, A. & Fernández, M. (2002). Análisis cualitativo sobre las 
características de las conductas agresivas entre estudiantes. EduPsykhé, 1, 27-41. 
Berk, L. (2001). Desarrollo del niño y el adolescente. Cuarta edición. España: Pentice Hall. 
Cabezas, H. (2007) Detección de conductas agresivas "bullyings" en escolares de sexto a 
octavo año, en una muestra costarricense. Revista Educación 31, 123-133. 
Castañeda, M. (1997). Establecimiento del seguimiento instruccional a nivel pre-escolar a 
través de un programa de contingencias. Universidad Veracruz, 8-82. 
Costa, M., & Morales, J. (1998). ¿Por qué hay niños que cuando jóvenes llegan a 
comportarse violentamente? claves para comprender el desarrollo de la violencia. 
Anuario de Psicología Jurídica, 163-179. 
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
57 
 
Chaux, E. (2003). Agresión reactiva, agresión instrumental y el ciclo de la violencia. 
Revista de estudios sociales, 15, 47-58. 
Díaz, J., Peña, F., Suarez, J. & Cruz, L (2004). Perspectiva actual de la violencia juvenil. 
Revisión de tema, 6, 115-124. 
Didden, R. (2007). Functional Analysis Methodology in developmental disabilities. En 
Peter Sturmey (Ed). Functional Analysis in Clinical Treatment. United States of 
America: Ptress. 
Fajardo, V. & Hernández, L (2008). Tratamiento cognitivo-conductual de la conducta 
agresiva infantil. Revista mexicana de Análisis de la Conducta, 2, 371-389.Hayes, S. 
(1995). Knowing Selves. The behaviour therapist, 18, 94-96. 
Franco, S., (2003). Momento y contexto de la violencia en Colombia. Revista Cubana 
Salud Publica, 29 (1), 18-36. 
Goetz, E., Holmberg, M. & Leblanc, J. (1995). Differential reinforcement of other 
behavior and noncontingent reinforcement as control procedures during the 
modification of a preschooler's compliance. Journal of applied behavior analysis, 8, 
77-82. 
Guerrero, Y., (2003). Informe mundial sobre la violencia y la salud. Organización 
Panamericana de la Salud, 2, 25-55. Tomado el 18 de Mayo de 2010, de: 
http://whqlibdoc.who.int/publications/2002/9275324220_spa.pdf. 
Hernández, M., Gómez, I., Martín, M, & Gonzáles, C. (2008). Prevención de la violencia 
infantil-juvenil: estilos educativos de las familias como factores de protección. 
International Journal of Psychology and Psychological Therapy. 8, 73-84. 
http://whqlibdoc.who.int/publications/2002/9275324220_spa.pdf
Modificación de conductas agresivas Funcionalmente diferentes entre contextos a través de una intervención conductual 
58 
 
Heward, W. & Orlansky, M. (1992). Programas de Educación Especial, 2. Barcelona: 
Ceac. (ed. orig. inglesa, 1987). 
Juárez, F. (2003). Características de la agresión y la violencia: implicaciones para la 
prevención. Acta Colombiana de Psicología, 9, 71- 81. 
Juárez, F., Dueñas, A., & Méndez, Y., (2005). Patrones de comportamiento violento en la 
policía nacional de Colombia. International Journal of Clinical an Health 
Psychology, 6, 127-143. 
Kaufman, A., Baron, A., & Kopp, R. (1996). Some effects of instructions on human 
operant behavior. Psychonomic monograh supplements, 1, 243-250. 
Kazdin, A. (1996). Problem solving and parent management in treating aggressive and anti-
social behavior. En E.D Hibbs & R.S. Jense (Eds.). Psychosocial treatments for child 
and adolescent disorders: Empirically based strategies for clinical practice, 377-407. 
Landa, P. (1998). Evaluación interconductual de un caso de violencia familiar. Revista 
electrónica de psicología Iztacala. 1. Tomado el 28 de enero de 2010, de: 
http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/principal.html. Lippman, L. 
& Meyer, M. (1967). Fixel-interval performance as related to instructions and to 
subjects verbalizations of the contingency. Psychonomic science, 8, 135-136. 
Lourdes, M., & Duran, P. (2000). El papel funcional de algunas técnicas de cambio 
conductual. Enseñanza e investigación en psicología. Tomado el 18 de Mayo de 
2010, de: http://www.accessmylibrary.com/article-1G1-115973180/el-papel-

Continuar navegando