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Controla la ansiedad y aprende a vivir sin presiones (2)

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2022
CONTROLA LA ANSIEDAD Y APRENDE A VIVIR SIN PRESIONES
El comienzo de una historia
Índice
Índice	2
Prólogo	5
Conceptos básicos de la ansiedad	7
¿Qué es la ansiedad?	7
¿Cuáles son las causas de la ansiedad?	8
La información es poder	9
¿Cómo descubrí que sufría de ansiedad?	11
Preocupación extrema	11
Sentimientos agitados	12
Intranquilidad	12
Fatiga	13
Falta de concentración	13
Irritabilidad	14
Tensión Muscular	14
Trastornos del sueño	15
Ataques de pánico	15
Evitar situaciones sociales	16
Temores irracionales	17
Trastornos de la ansiedad: Aprende a identificarlas	18
Trastorno de ansiedad generalizada	19
Trastorno de pánico	19
Fobia específica	20
Agorafobia	20
Mutismo selectivo	21
Trastorno de ansiedad social o fobia social	22
Trastorno de ansiedad por separación	22
Trastorno Obsesivo Compulsivo	23
Trastorno de Estrés Postraumático	23
¿Es lo mismo ansiedad y depresión?	24
Modo de interpretación	25
Miedo o tristeza	26
Cuadro clínico	26
Futuro o presente	27
Cambios de ánimo	27
Capacidad de disfrutar	28
Factores psicológicos o externos	28
Estándares de perfección	29
La felicidad es un momento no un camino	31
Seguridad	33
Ten estándares realistas	33
Alcanza tus sueños colocándote pequeños objetivos.	34
Enfócate en terminar lo que empiezas	34
Recuerda que no puedes controlarlo todo	34
No olvides que los errores te ayudarán a crecer	35
No te autocritiques, lucha con tus inseguridades	35
No te compares con los demás.	35
Recuerda nadie es perfecto	36
El perfeccionismo no siempre es malo	36
La Ansiedad y Las Redes sociales	37
¿De qué manera las redes sociales afectan a la salud mental?	38
Los efectos negativos de las Redes sociales: Ansiedad y depresión	39
¿Qué nos ocurre a nivel emocional cuando nos conectamos de forma incontrolada a las redes sociales?	39
¿Cómo saber cuál es nuestro grado de dependencia de las redes sociales?	40
¿Es posible usar las redes sociales de forma sana?	41
Pandemia y Redes Sociales	41
Formas de Evitar que el uso de redes sociales te lleve a sufrir ansiedad	42
Un mes sin redes sociales	43
Vive un dia a la vez	44
La incertidumbre	45
La inseguridad	46
El miedo	46
Principios para aprender a vivir un día a la vez	47
No te preocupes tanto, ocúpate	47
Disfruta cada momento con tus seres queridos	48
Acepta	48
El "hubiera" no existe, vive el hoy	49
No procrastines	49
Exprésate siempre, no te guardes nada	49
Todos cometemos errores. Aprende a pedir perdón y perdonar	50
Siempre podrás elegir	50
Que tu mente no te controle, controlala tú	51
Primero sientes luego piensas	53
Técnicas de control mental: ¿Cómo controlar los pensamientos?	54
Se consciente	54
Nómbralo	54
Racionaliza el miedo	55
Borrar y reemplazar	55
Practica el agradecimiento	55
Meditación y mindfulness	56
Elige el esfuerzo	56
Reprogramación mental	56
Reprogramación mental	56
¿Cómo saber qué programas nos sirven y cuáles no?	57
Emociones	57
Hábitos	58
Hipnosis	58
3. La técnica de la repolarización	59
¿Cómo gestiono mis emociones en momentos de alta intensidad?	60
Busca ayuda de un profesional	62
Presencial es mejor	62
Que te genere confianza	63
Que tenga experiencia en el tema	64
Que pueda recetar medicamentos en el caso de que sea necesario	65
Tipos de terapia que realiza	65
Busca referencias	65
Técnicas que puedes usar para combatir la ansiedad	67
Meditación de atención plena	69
¿Qué es la Meditación Guiada?	69
Beneficios de la Meditación Guiada para la ansiedad	70
Te mantiene enfocado en el presente	70
Respirarás mejor	70
Dormirás mejor	71
Alejarás de tu mente pensamientos que te provocan ansiedad y estrés	72
Ejercicio Físico	73
Beneficios del ejercicio para combatir la ansiedad	73
Prólogo
Mi vida era como cualquier otra, trabajar, estudiar, salir con amigos, todo parecía normal. Sin embargo, los desafíos y cambios de la vida vinieron a derrumbar todo lo que creía estar bien cimentado.
De pronto, nada parecía ser suficiente, y me ví envuelta en un bucle sin fin de miedos y pensamientos negativos que invadían mi mente sin darme tregua alguna. Al principio creí que era normal, debido a todos los cambios que estaba viviendo. La empresa dónde trabajaba estaba atravesando problemas económicos graves, así que pese a los esfuerzos de mis jefes, me despidieron.
Quise creer que todo eso no me afectaba más allá de lo normal, decía tener confianza en mí misma, era una mujer muy preparada, además de que decía ser una mujer de fe. Así que seguí mi vida, pero una pandemia que cambió el mundo por completo, vino a revolverlo todo.
Con todo el mundo detenido y en pánico por esta amenaza a nuestra vida, todo se detuvo, tenía ahorros, pero sabía que eso no sería suficiente, así que comencé a buscar trabajo por internet, pero no era fácil, soy Ingeniero, y no logré encontrar trabajo. Todo se complicaba, y poco a poco empecé a experimentar síntomas que creía eran normales o que sólo se trataba de algo momentáneo, uno de los que más me afectaba era el no poder dormir.
Podía pasar noches enteras sin dormir, por lo tanto, al otro día, más allá del cansancio físico, mi humor y reacciones demostraban que no estaba bien. En ese momento, empecé a cuestionarme muchas cosas. Una de las primeras cosas que me cuestioné, era quién era en realidad, ya que, al no tener trabajo y no poder conseguir uno, no sabía qué más hacer o en que era buena.
Los pensamientos negativos me inundaban día y noche, y no era sólo con respecto a lo que pasaría si no conseguía trabajo, si no a las altas probabilidades que tenía de enfermarme y eventualmente morirme, o por lo que pudiera pasarle a algún familiar.
Empecé a aislarme, ya no quería hablar con nadie, no establecía comunicación, ni siquiera con familiares o amigos cercanos. Pasé de no poder dormir, a levantarme de golpe con crisis en los que sentía que no podía respirar y que el corazón me latía muy rápido. Miles de cosas pasaron por mi mente, mi vida se había convertido en un infierno, pero no sabía cómo salir. 
Realmente no sabía qué me pasaba, hasta que empecé a escuchar sobre la ansiedad y logré identificar algunos de los síntomas que yo misma vivía, fue un momento revelador que, aunque me costó mucho admitir, literalmente salvó mi vida.
Desde hacía muchos años, había escuchado de la ansiedad, pero siempre la había considerado un trastorno para personas de mente débil. Sí ya sé lo que piensas, sólo estaba juzgando a los demás y es que debo ser sincera, jamás pensé que me tocaría a mi vivirla.
Además, tenía muchos prejuicios y confusiones en mi mente, respecto al tema, era demasiada la desinformación y eso ocasionó que pasara por alto algunos de los síntomas que tenía.
Con este libro, lo que quiero es informar acerca de esta enfermedad, no desde un punto de vista de un especialista sino desde la experiencia. Actualmente, la ansiedad es tomada como una enfermedad de moda. Y aunque, definitivamente no se trata de eso, si es verdad que existen ciertos elementos con los que convivimos en este tiempo que pueden causar trastornos de ansiedad.
Entonces, no me queda más que invitarlos a seguir leyendo mi historia, y espero que les sea de utilidad a aquellos que atraviesan esta enfermedad que, aunque puede ser muy silenciosa, las consecuencias pueden ser fatales. Quiero que leas con la mente abierta y siempre recordando que somos seres independientes, distintos y especiales desde nuestra propia esencia, así que deja de vivir con presiones o prejuicios que sólo te llevarán a un lugar oscuro y lleno de inseguridades. Entonces, comencemos.
Conceptos básicos de la ansiedad
Lo primero que quiero dejar claro, es que no soy una experta en el tema de la ansiedad, sólo que las circunstancias de la vida me han llevado a conocer muy de cerca de lo que se trata esta enfermedad. 
Mi nombre es Valentina, y mi vida era normal, es más podrías decir que hasta rutinaria. Mi familia es como cualquier otra, mis padres siguen juntos, en un matrimonio estable, soy la mayor de tres hermanas, crecimos juntas y desarrollamos una muy bonita unidad. Con mis hermanas siempre he mantenido una muy buenacomunicación, y aunque actualmente, no vivimos juntas, siempre hablamos.
Mi infancia fue muy normal, con sus altos y bajos, pero siempre acompañada de mi familia. Desde los 16 años, decidí irme a estudiar fuera de la ciudad dónde vivía, y aunque el proceso de adaptación fue complicado al principio, después todo funcionó muy bien.
Cuando me gradué de la Universidad, me costó mucho conseguir trabajo, mi país estaba pasando por una fuerte recesión económica, y el trabajo no sobraba, pero luego de casi un año y medio después de graduarme conseguí un muy buen trabajo.
Allí duré aproximadamente 3 años, fue una muy buena experiencia, pero ya en mi último año en la empresa, la situación económica de la misma fue en declive, y luego llegó la pandemia, lo cuál aceleró todo, y sin darme cuenta, en uno de los momentos más difíciles en cuanto salud y economía, me quedé sin trabajo.
No voy a decir que desde ese momento comenzó mi ansiedad, porque hoy al saber todo lo que sé acerca de esta enfermedad, me doy cuenta que tuve algunos episodios característicos, en distintos momentos de mi vida, pero que todo se descontroló durante la pandemia.
Ahora bien, no sé si sabes, pero una cosa es tener episodios de ansiedad, que padecer la enfermedad. Y es que la mayoría de nosotros, hemos sentido ansiedad en algún momento de la vida, haciendo cosas rutinarias como realizar un exámen, al tomar una decisión importante, entre otros.
La cuestión está en que las personas que sufren de un trastorno de ansiedad suelen tener estos sentimientos por mucho más tiempo y a una intensidad mucho mayor, hasta tal punto que su día a día se verá muy afectado.
¿Qué es la ansiedad?
Para empezar definamos lo que es ansiedad. Según la OMS, la ansiedad es una emoción que es totalmente natural y que está compuesta de una serie de reacciones como respuesta ante una amenaza que se considera negativa o dudosa.
Según estadísticas actuales, los trastornos de ansiedad son una de las enfermedades mentales más comunes que existen y afectan a más de 270 millones de habitantes del mundo. 
Los estudios que han hecho frente a este trastorno, han llegado a la conclusión que la ansiedad es una forma que tiene el ser humano para autodefenderse cuando ocurren eventos o situaciones inesperadas, que alteran el equilibrio personal, o que hacen que la persona se sienta amenazada. 
Sin embargo, aunque la ansiedad es una respuesta normal en el individuo, puede ser considerada en el área de la salud como un trastorno cuando desequilibra al ser humano de tal forma que es imposible poder controlarlo.
¿Cuáles son las causas de la ansiedad?
Lamentablemente, yo no conocía nada de esto y jamás pensé que me tocaría vivirlo a mi, Gracias a todas las situaciones difíciles que atravesaba en el momento y mis problemas laborales, económicos, la ansiedad empezó a apoderarse de mi. Pero yo aun no la había detectado.
Y es que jamás pensé que mis problemas pudieran ser la causa de un trastorno de ansiedad. Es por eso que, quiero aclararte algo. La ansiedad es un trastorno que se manifiesta en cada individuo de forma distinta y desde luego, las causas que la detonan varían mucho. A continuación te dejo algunas de las causas más comunes de ansiedad, y luego te explicó qué causó la mía:
· Tendencia a reaccionar exageradamente a situaciones difíciles.
· Exposición a situaciones que te parezcan incómodas o que sean violentas.
· Tener el hábito de preocuparse exageradamente por cosas que no están bajo tu control..
· Anticiparse a los acontecimientos y a los posibles resultados de una situación futura.
· Sufrir de enfermedades tales como diabetes, enfermedades cardiacas, hipertiroidismo, síndrome de intestino irritable, trastornos respiratorios como el asma, cáncer, entre otras, que pueden causar desequilibrios químicos en tu cuerpo.
· Abuso de sustancias perjudiciales para tu salud, tales como las drogas, el alcohol y cigarrillos.
· Tomar medicamentos para controlar alguna enfermedad.
· Sufrir de acumulación de estrés constantemente.
· Tener problemas económicos, laborales, familiares o sociales.
· Experimentar el rechazo social por alguna condición física especial.
· Factores hereditarios.
· Padecer algún tipo de trastorno mental.
Las causas que detonan la ansiedad en todas las personas no son las mismas, todo dependerá de cada individuo. En mi caso particular creo que se trató de una mezcla entre estrés, los problemas económicos, laborales y sociales que experimentaba, eso sin contar que tengo una ligera inclinación a mantener el control de las cosas, por lo tanto suelo tratar de predecir los posibles resultados de una situación específica y preocuparme exageradamente por las cosas. 
Cuando empecé a atravesar por estos difíciles momentos, no tenía familiares cerca, mantenía una muy buena comunicación con mis padres y hermanas, pero no había nadie cerca de mi que se diera cuenta del estado en el que estaba.
Empecé a buscar empleo, pero todo parecía estar en contra, y como dije al principio era Ingeniera, y nunca había escuchado de personas que trabajan a distancia o haciendo work from Home en esa área. 
Intenté mantenerme positiva al principio, y traté de mantener mi mente ocupada, organizando mi agenda e investigando acerca de las opciones que tenía, pero nada parecía funcionar. Las cosas empezaron a ponerse más difíciles, no sólo era mi tema laboral o económico, era también una pandemia que era cada vez más terrorífica y que no sabíamos cómo combatir.
Empezaron a pasar los meses y seguía sin encontrar trabajo y desde luego mi economía iba cada vez peor. Mi familia sabía de mi situación económica y laboral, pero siempre traté de tranquilizarlos diciéndoles que tenía ahorros y que seguro pronto encontraría algo, pero eso nunca sucedió. Llegó un momento en que tuve que recurrir a pedir ayuda a mi familia y eso generó en mí un sentimiento de fracaso que nunca había sentido.
Y los pondré en contexto para que me entiendan. Desde que tengo uso de razón, mis padres se esforzaron mucho para darme a mí y mis hermanas todo cuanto necesitábamos, nunca nos faltó nada. Sin embargo, como muchas familias, vivíamos al día, y habíamos pasado por muchas rachas en dónde la economía no era muy buena. Estos problemas económicos se intensificaron mucho durante mis últimos años de universidad. Por esa razón, cuando estaba a punto de graduarme, uno de mis principales metas era conseguir un buen trabajo para poder mantenerme sola e incluso poder ayudar a mi familia.
Durante los años en que conseguí mi primer empleo formal como Ingeniero, logré cumplir esa meta, pude ayudar a mis padres y podía mantenerme sola, tenía esa independencia que tanto había soñado y que tanto había luchado por alcanzar. 
Por todo esto, al verme otra vez dependiendo de la ayuda de mis padres, aun sabiendo que ellos también enfrentaban una situación difícil me hacía sentir muy mal y esa sensación de fracaso empezó a colarse en mi cerebro a tal punto que todo se fue en picada.
La información es poder
Ahora bien, todo esto que te he comentado lo hago con la intención de que si crees que estás sufriendo un trastorno de ansiedad, primero que nada te informes, para que puedas buscar ayuda en las personas correctas ya con una información clara.
Actualmente la ansiedad puede llegar a ser considerada por muchos, psicólogos incluso, como una enfermedad de moda o como una enfermedad que no existe, y te explico por qué. La ansiedad cómo definimos al principio es una condición normal en el ser humano, sobre todo en momentos en los que se siente en peligro y debe buscar la forma de sobrevivir, es decir, es como una medida de autodefensa. Por eso, muchos expertos en psicología aún no consideran que la ansiedad sea específicamente un trastorno.
Yo fui víctima de uno de esos supuestos “expertos”. Mucho después de que los síntomas de la ansiedad aparecieron, empecé a buscar en internet información de lo que podría estarme pasando, sabía que algo no estaba bien, sólo que no sabía cómo salir de ese estado. 
Es por eso que, en medio de mi búsqueda, evidentementetodo por internet, debido a la pandemia, terminé llegando a la cuenta en redes sociales de un “psicólogo” que, para ese entonces, realizaba en vivos muy seguido acerca de temas referentes a la depresión, ansiedad y ataques de pánico.
Empecé escuchando algunos en vivos, hasta que un día tocó el tema específico de la ansiedad, y en su charla explicaba que la ansiedad realmente no existía, que sólo se trataba de una respuesta normal del cuerpo, pero que una vez el cuerpo dejara de sentirse en peligro o estresado, se podía controlar. Sus palabras llamaron mi atención, ya que debido a mi investigación, descubrí, que no es lo mismo un episodio de ansiedad, que era lo que él describía, a vivir en un estado de ansiedad constante. 
Su explicación no me convenció mucho, ya que contradecía todo lo que había averiguado. Por eso, decidí buscar otra opinión, dónde me topé con otro especialista que corroboraba todo lo que había investigado.
Los conocimientos que me había preocupado por obtener del tema, literalmente me salvaron la vida, si hubiera simplemente dejado pasar mi problema y tratarlo como un simple episodio momentáneo de ansiedad, no sé qué hubiera sido de mi.
Ahora bien, hubo reacciones y señales que me hicieron entender qué, efectivamente lo que yo tenía se trataba de un trastorno de ansiedad. Por eso, es importante y necesario que aprendas a identificar esas señales que te dirán si sufres de ansiedad o no, por eso en el próximo capítulo te hablaré mejor del tema.
¿Cómo descubrí que sufría de ansiedad?
Una de las cosas más importantes y difíciles de lograr, cuando uno padece algún tipo de enfermedad mental o incluso adicción es ser capaz de identificar los síntomas y reconocer que de verdad existe un problema.
Normalmente, las personas que sufren de ansiedad no son conscientes de que, lo que al principio era un mecanismo del cuerpo para defenderse, se está saliendo de control y se transformó en algo que está afectando negativamente todos los aspectos de la vida.
En mi caso particular, como vivía sola, no tenía ningún familiar o persona cercana que me conociera realmente y se diera cuenta de mi situación. Esto sólo hizo que todo se agravara, ya que viví muchos meses sobrellevando estos síntomas sin ser capaz de identificarlos para buscar la solución.
Sinceramente, me sentía en un bucle infinito, en el que aun cuando a veces notaba que lo que me sucedía no podía ser normal, el miedo y la desinformación me obligaban a hacerme la vista gorda de lo que sucedía.
Sé lo difícil que puede ser aceptar que se sufre de esta condición, algunos piensan que sufrir de ansiedad es sólo tener episodios de descontrol y nada más, pero la realidad es que la ansiedad es una enfermedad que puede incluso llegar a ser muy silenciosa. 
Por eso, a continuación quiero contarte de las señales que me indicaron que sufría de ansiedad, para que si tienes la duda de si tú también la sufres, puedas tomar acción y no dejar que esta enfermedad avance más. Cada segundo cuenta.
1. Preocupación extrema
Éste es una de las señales más comunes que pueden alertar de que se sufre de ansiedad. Es normal que nos preocupemos por las cosas, pero ya cuando la preocupación te domina y es desproporcionada, es evidencia de que existe un trastorno de ansiedad.
Cuando la preocupación es extrema, cuando se trata de eventos normales y cotidianos, hay que prestar atención. Ahora bien, no es fácil diferenciar cuando es preocupación por ansiedad o una preocupación normal. Por eso te quiero poner un ejemplo.
Un tema que me preocupa mucho, es el tema de las fugas de gas. Por ser ingeniera, conozco bien las consecuencias de lo que podría ocurrir si existe una fuga de gas que no sea detectada. Esa preocupación es normal y está bien tomar precauciones revisando constantemente las tuberías, la cocina, la calefacción o el calentador. Sin embargo, si esa preocupación me lleva al nivel de que al salir, estar en casa viendo TV o descansando, siempre tengo la duda o preocupación de dejar alguna llave de gas abierta al punto de generarme estrés constante o llevándome a imaginarme eventos desastrosos es signo de que algo no está bien.
Cómo puedes ver, esto es algo cotidiano, encender una estufa, usar el calentador, pero vivir siempre con la preocupación de que algo malo pase respecto a eso, no es normal. Y mucho menos cuando esto puede afectar tu vida diaria.
En mi caso particular, además puedo sumar una preocupación que todos teníamos, el virus. Ahora bien, el miedo de infectarme o que alguna persona cercana a mí se infectara era algo que me sobrepasaba constantemente. Muchas veces, dejé de salir de casa a realizar cosas realmente necesarias, por ese miedo o cuando me animaba a salir por la necesidad, lo hacía bajo un estrés constante que muchas veces causaba que me costara respirar o que el corazón me latiera fuertemente. 
Por otra parte, el sólo pensar que mi familia se contagiara y algo pudiera ocurrir era una preocupación que me duró varios meses, impidiendome incluso muchas veces poder dormir, o concentrarme en hacer otras actividades.
2. Sentimientos agitados
Cuando estamos en peligro, es normal sentirnos agitados y ansiosos, normalmente, el pulso se nos acelera, las manos nos sudan o empiezan a temblarnos y en ocasiones incluso la boca se nos puede secar. Todo esto son signos de que consideramos que estamos frente a un peligro o situación estresante.
Cuando estas señales aparecen, en momentos en los que no estás en peligro o existe algún tipo de amenaza es un signo de que algo no está bien, y puede llegar a ser bastante difícil de sobrellevar, ya que puede dejarte agotado o con secuelas peores.
En situaciones de peligro, estas señales suceden porque el cuerpo se prepara para huir, correr o pelear. El cuerpo hace todo un esfuerzo, la sangre que, normalmente debería estar en el sistema digestivo, se desvía a los músculos, los ritmos cardíacos aumentan y los sentidos están alertas.
Evidentemente, esto no es sostenible en el tiempo, el cuerpo no puede vivir en estado de amenaza siempre. Por eso, es importante que esas preocupaciones extremas las puedas controlar, porque la amenaza vivirá por largo tiempo en tu cabeza, generando constantemente episodios en los que el cuerpo reaccionará a posibles amenazas.
Como ya te conté pasé por esto, en muchas ocasiones, tanto dentro de la casa como fuera de ella, era horrible, no podía controlar nada y el miedo que me invadía y la sensación de que algo malo me sucedería me dejaba exhausta. Cada vez que me sucedía, era más difícil de controlar y poder calmarme.
Las primeras veces que me sucedió, llegué a creer que me daría un infarto o de que estaba teniendo síntomas propios del mismo virus, o de alguna enfermedad cardíaca. Poco a poco empecé a notar que no se trataba de nada de eso y que todo podría detonarse cuando llegaban a mi ciertos pensamientos.
3. Intranquilidad
Es cierto que este síntoma de ansiedad, es más común y evidente en niños o adolescentes, de hecho muchas veces, por este síntoma muchos niños son diagnosticados como hiperactivos, pero es muy probable que si sufres de ansiedad lo experimentes en ciertas ocasiones. Yo lo viví.
La intranquilidad por ansiedad, es una sensación en la que constantemente te sientes nervioso. Y aunque ciertamente, no todas las personas que sufren ansiedad viven episodios de intranquilidad sin lugar a dudas es una señal de alerta. De hecho la intranquilidad se ha convertido en un síntoma claro de ansiedad.
Como ya mencione yo lo viví, muchas veces no podía explicar la intranquilidad que sentía de la nada o sin ninguna razón aparente. Esa intranquilidad me llevó a no poder dormir y no poder concentrarme en cosas que eran importantes para mí, por ejemplo buscar trabajo o hacer algún curso.
Eso sí, es importante dejar algo claro, no siempre que tengas intranquilidad significa que sufres de ansiedad. Para que la intranquilidad sea un síntoma de ansiedad, debe ser un sentimiento constante durante al menos 6 meses.
4. Fatiga
Fatigarse fácil y continuamente puede ser un síntoma potencialde ansiedad generalizada. Normalmente está señal toma por sorpresa a algunos.
Para mí fue sorpresivo, de hecho llegué a confundir la fatiga con cansancio normal o con alguna enfermedad. Lo peor de todo era cuando la fatiga se mezclaba con episodios fuertes de ataques de ansiedad o de pánico que me daban en cualquier momento y lugar sin importar lo que estuviera haciendo.
Todavía recuerdo la primera vez que sentí un ataque de ansiedad, tuve que salir para comprar algunos alimentos y de camino a casa sentí que algo malo me pasaba, no podía respirar y no podía hablar, cómo pude me senté en la acera y traté de respirar, nada parecía funcionar realmente creía que estaba muriendo, en ese momento lo único que me calmó fue tomar un poco de agua y despejar la mente. La fatiga y el cansancio que sentí después me hizo quedarme unos minutos en el lugar en el que estaba sin poder levantarme para regresar a casa.
Aunque la fatiga puede llegar a considerarse un síntoma de la ansiedad también hay que tomar en cuenta qué no siempre tener fatiga significa sufrir de ansiedad. La fatiga también es considerada como síntomas de otras afecciones como la depresión, el insomnio o problemas hormonales.
De hecho, en algunas oportunidades la fatiga aparece a causa de una preocupación extrema o de enfrentarnos a hechos estresantes o muy emocionantes.
5. Falta de concentración
Como ya sabemos la ansiedad tiene mucho que ver con nuestra mente. Incluso todo empieza con miedos extremos qué nos llevan a tener pensamientos irracionales qué pueden volverse constantes. Por eso es que no está mal afirmar qué la ansiedad provoca falta de concentración en quién la padece.
Durante el tiempo en que apareció mi ansiedad yo estaba sin trabajo me habían despedido justo antes de la pandemia y la realidad es que no sabía muy bien qué hacer. Hice muchos planes, traté de hacer muchos cursos diplomados, pero realmente muy poco fueron los que pude terminar y en los que logré alcanzar la meta fue con mucho esfuerzo porque mi mente parecía estar en otro lugar y distraerse con cualquier cosa.
Era algo muy frustrante porque realmente no sabía que me pasaba. Lo peor de todo es que está falta de concentración fue avanzando con el pasar del tiempo y de ser solo en momentos en los que tenía que estudiar se volvieron muy comunes en actividades diarias cómo cocinar, bañarme o cepillarme los dientes.
Muchas veces no lograba recordar sí me había cepillado o no en las mañanas porque lo hacía sin estar plenamente consciente de lo que estaba haciendo. En otras oportunidades no recordaba si le había echado sal o no a la comida. Sé que parecen cosas sin importancia pero cuando te pasan constantemente empiezas a notar que algo no está bien.
Cuándo esto me empezó a pasar empecé a investigar las posibles razones y fue cuando por primera vez apareció la palabra ansiedad como una posible realidad. 
En mi búsqueda por respuestas descubrí que según algunos estudios la ansiedad puede llegar a interrumpir la memoria funcional la cuál es la memoria responsable de retener información a corto plazo. Y desde luego esto afecta el desempeño de las personas que las padecen.
Igual que en el caso de la fatiga, la falta de concentración por sí sola no es síntoma de ansiedad ya que puede darse cómo síntoma de otras afecciones.
6. Irritabilidad
En algunos casos las personas que sufren de ansiedad también pueden experimentar irritabilidad. Esto es respaldado por un estudio en el que se encontró qué más del 90% de las personas con ansiedad han presentado episodios de irritabilidad excesiva.
Este estudio también arrojó qué la mayoría de las personas con ansiedad que sufren de irritabilidad son los jóvenes adultos y adultos contemporáneos.
Durante el periodo más difícil de mi ansiedad estuve sola, por lo tanto es un poco difícil para mí identificar irritabilidad ya que muchas veces la confundía con fatiga o intranquilidad. Pero para las personas que viven con sus familiares, son ellos quienes te pueden ayudar a detectar si de un tiempo para acá estás más irritable y constantemente con mal humor. 
7. Tensión Muscular
Aunque parezca un poco raro muchas veces la tensión muscular es un síntoma de ansiedad. Y es que sin lugar a dudas tener constantemente pensamientos ansiosos y de peligro generan en nosotros una tensión que se evidencia en nuestro cuerpo. En algunos casos la tensión muscular que se experimenta puede llegar aumentar la sensación de ansiedad.
Esto se comprobó a través de un estudio en el que se aplicaron técnicas de relajación muscular qué sirvieron para reducir la preocupación en personas que sufrían de trastornos de ansiedad. Incluso se llegó a determinar que la relajación muscular es tan efectiva como una terapia cognitiva.
En mi caso, padecí de este síntoma. Nunca he sido una mujer con dolores musculares o en las articulaciones. Sin embargo, durante el tiempo en qué la ansiedad estuvo más fuerte empecé a experimentar fuertes dolores musculares sobre todo en la espalda. Estar expuesta a esa tensión muscular se convirtió en un círculo vicioso, ya que, esa tensión incrementaba mi ansiedad y la ansiedad incrementada mis dolores musculares.
8. Trastornos del sueño 
Sí bien es cierto que mis hábitos de sueño no eran muy buenos antes de padecer de ansiedad la realidad es que apenas colocaba la cabeza en la almohada podía conciliar el sueño tranquilamente. Desde hacía un tiempo no sabía lo que era dormir 6 u 8 horas qué es lo que recomiendan.
Sin embargo, cuando la ansiedad empezó a aparecer y a tomar control de mi vida yo tenía mucho tiempo libre. Estábamos en plena pandemia, no podía salir a trabajar y ni siquiera podía trabajar desde casa porque estaba desempleada. Se pudiera decir qué era mi momento para recuperar todas esas horas de sueño perdidas. Pero lo que pasó fue justo lo contrario. Podía llegar a pasar horas en vela sin poder conciliar el sueño o simplemente pasar noches completas en vigilia sin poder entender porque si muchas veces me sentía cansada no podía encontrar la paz que necesitaba para descansar.
Al principio cómo no estaba haciendo nada pensaba que no me afectaba mucho. Pero al pasar de los días la situación se volvió desesperante, incluso pensé en recurrir a tomar medicamentos que me ayudarán a dormir. En el momento no fue necesario, logré sobrellevar la situación aplicando técnicas naturales y resignándome a la idea de que dormir más de 6 horas no era para mí.
Cuando empecé a investigar acerca de la ansiedad encontré la respuesta que tanto estaba buscando. Descubrí que los trastornos del sueño están estrechamente relacionados con los trastornos de ansiedad.
Todo empezó a tener sentido, despertarme en medio de la noche y no poder conciliar el sueño son los problemas más comunes. Entonces, aunque el insomnio y la ansiedad están estrechamente relacionados, no está claro si la falta de sueño contribuye a la ansiedad, la ansiedad contribuye al insomnio o ambos. Esto es lo que dicen los investigadores, pero personalmente considero qué el insomnio alimenta la ansiedad y la ansiedad alimenta el insomnio. Y es increíble cómo a partir de que empecé a tratar mi ansiedad al mismo tiempo mejoró mi insomnio desapareciendo casi por completo.
9. Ataques de pánico
Aunque no todas las personas que sufren de ansiedad tienen ataques de pánico, normalmente las personas que sufren de ataques de pánico tienen ansiedad. Se cree que la mayoría de las personas en algún momento de su vida experimentan un ataque de pánico y que no necesariamente sufren de ansiedad.
Como ya te comenté antes, en los momentos más duros de mi ansiedad llegué a experimentar ataques de pánico qué no sabían que era ataques de pánico. Lo cual volvió la situación mucho más difícil, ya que no solamente eran los pensamientos negativos respecto a todas las cosas que sucedían en mi vida sino que además se sumaba el miedo de que estuviera padeciendo de alguna enfermedad. 
Entonces, los ataques de pánico crean una fuerte y abrumadora sensación de miedo que puede ser debilitante. Este miedo intenso suele ir acompañadode síntomas físicos como taquicardia, sudoración, temblores, dificultad para respirar, opresión en el pecho, náuseas y miedo a la muerte o a la pérdida del control.
10. Evitar situaciones sociales
Por la situación mundial que estábamos viviendo, en dónde estábamos confinados, no era muy propensa a tener que enfrentarme a salidas o encuentros sociales.
Sin embargo, lo que sí noté es que las pocas veces que salía para poder abastecer mi despensa con algunos productos básicos, llegaba a sentirme muy nerviosa. Pero eso es algo que hoy puedo detectar, en ese momento pensé que todo se debía al hecho de que a causa del miedo a contagiarme vivía siempre nerviosa al salir y tener contacto con otras personas.
Investigando más del tema encontré que las personas que sufren de ansiedad pueden mostrar algunos síntomas relacionados con lo social entre ellos están:
· Sentirse nervioso o temeroso de las próximas situaciones sociales.
· Preocupación de que otros te juzguen o te pongan a prueba.
· Miedo de sentirte avergonzado o humillado frente a los demás.
Muchas personas con ansiedad evitan eventos sociales como una forma de mantener a raya estos miedos.
Las personas con ansiedad y que les afectan la exposición constante a eventos sociales, pueden parecer muy tímidas y extrovertidas cuando están en un grupo o cuando conocen gente nueva. Aunque por fuera no parecen estar sufriendo, por dentro sienten un miedo y una ansiedad intensos.
Esta actitud aislada a veces puede hacer que las personas con ansiedad parezcan algo hostiles y antipáticos. 
11. Temores irracionales
En este caso existen dos tipos de personas: las que desarrollan algún tipo de fobia a causa de la ansiedad o las que sufren de ansiedad a causa de padecer de algunas fobias.
Y es que el miedo excesivo a ciertas cosas, como las arañas, los espacios cerrados o las alturas, puede ser un signo de agorafobia, por ejemplo.
Una fobia es una ansiedad intensa o miedo a un objeto o situación en particular. Este sentimiento es lo suficientemente fuerte como para interferir con su capacidad de funcionar normalmente.
Algunas fobias comunes incluyen:
· Miedo a ciertos animales o insectos. 
· Miedo al entorno natural.
· Miedo a los eventos naturales como huracanes o inundaciones.
· Miedo a la sangre, inyecciones, agujas o heridas.
· Miedo a aviones o ascensores.
Desde mi experiencia una de las fobias más grandes que he tenido se desarrolló a raíz de la ansiedad. Desde muy joven decidí mudarme a otra ciudad para poder comenzar mis estudios universitarios. Esa situación hizo que en muchas ocasiones tuviera que tomar un avión para poder llegar desde mi ciudad natal hasta la ciudad donde estudiaba y viceversa. Muchas veces viajé sola otras acompañada pero siempre tranquila y sin miedos.
Luego de la ansiedad todas las cosas cambiaron. Ahora cada vez que se que debo tomar un vuelo, estar dentro de un avión y sobre todo en los momentos antes del viaje me siento muy muy nerviosa y experimento episodios de miedo, llegando incluso en alguna ocasión a tener un ataque de pánico. 
Actualmente he logrado controlar esa situación y aunque si bien es cierto que no puedo mentirte y decirte que ya puedo montarme en un avión 100% tranquila, ya puedo al menos montarme en uno y estar tranquila dentro del avión. Otro miedo irracional que tuve, sobre todo al inicio de este proceso fue el miedo irracional a contagiarme del virus, es un miedo que muchos desarrollamos en la pandemia, y que aun muchos tenemos. Este miedo es muy fuerte, llega a ser obsesivo compulsivo, y aunque esta bien cuidarse no podemos dejarlo avanzar hasta este extremo, porque eso nos aleja de la sociedad. En mi caso, este miedo me impedía muchas veces dormir o concentrarme en otras cosas, de hecho, me atrevería a decir que es el que solía detonarme episodios de ansiedad importantes.
Entonces cómo puedes ver estos son solo algunos de los síntomas más comunes de las personas que sufren de ansiedad. Sin embargo existen algunos problemas o síntomas que puedes experimentar, por ejemplo:
· Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.
· Aceleración de repente del corazón.
· Respiración acelerada (hiperventilación)
· Sudoración.
· Debilidad o cansancio constante.
· Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual.
· Tener problemas para conciliar el sueño.
· Padecer problemas gastrointestinales.
· Tener dificultades para controlar las preocupaciones.
· Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad.
Trastornos de la ansiedad: Aprende a identificarlas
Algo que quizás no sabías, y que tampoco sabía yo, es que la ansiedad tiene distintos trastornos. Cada persona que sufre de ansiedad, puede desarrollar síntomas que sirven para identificar el o los trastornos de ansiedad que padece cada persona.
No soy una experta en el tema pero me di a la tarea de investigar un poco. Además debo confesar qué en medio de mi búsqueda por sentirme mejor, asistí a un grupo de apoyo con personas que sufrían distintos tipos de trastornos de ansiedad. A continuación te muestro una lista de trastornos de ansiedad y algunas experiencias de compañeros que asistieron a esta sesión grupal.
1. Trastorno de ansiedad generalizada
El trastorno de ansiedad generalizada es el tipo de trastorno de ansiedad más crónico que existe, y que implica una preocupación excesiva y persistente debido a ciertas situaciones de la vida y a eventos y cosas en general. Normalmente, este es el trastorno de ansiedad más común y las personas que lo padecen no siempre pueden identificar la causa específica de su ansiedad.
Particularmente en mi caso logré descubrir con investigación y con ayuda de un especialista que este es el tipo de ansiedad que padezco, al principio fue muy difícil poder hallar lo que desencadena va mi ansiedad pero si me daba cuenta que normalmente vivía algún tipo de episodio cuando tenía algún tipo de preocupación, y eso sucedía cuando empezaba a fluir pensamientos muy negativos y que yo misma alimentaba.
Es por eso que para las personas que sufren de este tipo de ansiedad se trabaja sobre todo con terapias cognitivas y meditación, las cuales le ayudarán a aprender a controlar y transformar esos pensamientos negativos que desencadenan la ansiedad.
2. Trastorno de pánico 
Los ataques severos o repentinos de terror y miedo son una de las características principales del trastorno de pánico. La mayoría de las veces, estos ataques pueden causar temblores, confusión, mareos, náuseas, taquicardia y dificultad para respirar. Suelen aparecer de forma repentina y empeoran en poco tiempo, llegando a su máximo luego de 10 minutos. Aunque, en algunos casos los ataques de pánico pueden llegar a durar horas.
Normalmente, el trastorno de pánico suele ocurrir luego de vivir experiencias aterradoras o estresantes durante largos períodos de tiempo, pero también suelen aparecer de pronto y sin ningún desencadenante aparente. Cuando una persona desconoce que sufre de ansiedad, suele pasar que al experimentar un ataque de pánico puede llegar a creer que se trata de alguna enfermedad mortal.
Aunque actualmente este tipo de trastorno de la ansiedad lo tengo bastante controlado, fue uno de los síntomas más difíciles de sobrellevar cuando la ansiedad empezó a tomar el control de mi vida. Podría llegar a sufrir entre 2 y 3 ataques de ansiedad por semana muchas veces debido a situaciones difíciles como la muerte de algún conocido, pero otras veces aparecía de la nada cuando caminaba al supermercado a hacer algunas compras. 
Ahora bien, a este grupo de apoyo al que asistí estaban aproximadamente 12 personas qué sufrimos de ansiedad. De todos, 8 personas habíamos experimentado algún tipo de trastorno del pánico en algún momento. Entre ellos había una chica llamada Sara cuyo testimonio me llamó la atención, ya que ella contaba qué constantemente vivía episodios muy fuertes de pánico. Su ataque no se parecía mucho a los que yo había experimentado ella de hecho contaba qué en sus ataques sus manos y pies empezabana torcerse sin ella poder controlarlo, como si realmente estuviera sufriendo de algún tipo de accidente cardiovascular o parálisis. Debido a la gravedad de sus síntomas, su tratamiento de la combinado, debía tomar medicamentos y realizar terapia.
3. Fobia específica
Las fobias consisten en tener miedos irracionales y en querer evitar una cosa o situación en particular. A diferencia de otros trastornos de ansiedad está relacionada con una causa específica. De hecho, las personas que sufren de fobias, entienden que se trata de miedos irracionales pero, aun así se les hace imposible poder controlar los sentimientos de ansiedad que lo envuelven. Mayormente, los desencadenantes de las fobias pueden ser situaciones, animales u objetos.
Algunos de los síntomas más comunes cuando se sufre de alguna fobia son:
· Pensamientos distorsionados y desproporcionados ante ciertos estímulos o situaciones.
· Sudoración excesiva.
· Respiración agitada, llegando incluso a hiperventilar.
· Aceleración de los latidos del corazón o taquicardia..
· Temblores incontrolables y náuseas.
Con respecto a este tipo de textos en el grupo yo conocí a un chico llamado Miguel. Él a raíz de la ansiedad había desarrollado una fuerte fobia a las ratas y ratones, tanto así que en una oportunidad había visto en la calle este tipo de roedores y casi fue atropellado por un carro debido a su reacción desproporcionada. 
4. Agorafobia
Este trastorno consiste en el miedo y el acto de evitar lugares, eventos o situaciones de los cuales sea difícil escapar o desde los cuales sea difícil pedir ayuda en el caso de que estés atrapado. A menudo, este trastorno se confunde con la fotofobia o el miedo a realizar actividades al aire libre. Las personas con agorafobia pueden llegar a dejar de salir de casa, usar ascensores o el transporte público.
Normalmente, el tratamiento para esta condición suele ser bastante retador, ya que implica tener que enfrentar los miedos. El tratamiento recomendable para estas situaciones son la psicoterapia y medicación.
Los síntomas típicos de la agorafobia tienen que ver con el miedo a:
· Salir de casa 
· Multitudes 
· Espacios cerrados, como cines, ascensores o espacios reducidos.
· Espacios abiertos, como estacionamientos o parques.
· Usar el transporte público, como autobuses, aviones o trenes.
Es muy normal que este tipo de trastorno de ansiedad se presente combinado con el trastorno de pánico.
Yo antes de la ansiedad no sufría de ningún tipo de fobia. Sin embargo, a raíz de la ansiedad descubrí que tenía un miedo irracional a subirme a un avión. En el pasado debido a que estudiaba lejos de mi ciudad natal para mí era muy normal tomar aviones o autobuses como medio de transporte para ir y venir de distintas ciudades.
Sin embargo luego de la pandemia cuando todo se empezó a restablecer y tuve la oportunidad de montarme nuevamente en un avión empecé a tener una serie de reacciones que me tuvieron algo desconcertada.
En primer lugar, horas antes de siquiera llegar al aeropuerto empecé a sentirme muy muy ansiosa. Traté de combatirlo haciendo algunos ejercicios de respiración y tratando de mantener mi mente ocupada, algo que en el momento pareció.
Al llegar al aeropuerto todo cambió. La solo idea de saber que en unos minutos tendría que tomar un vuelo en avión me empezó a descontrolar. Empecé a sentir como mi corazón se aceleró increíblemente, a sudar excesivamente y un síntoma muy particular que me sucede es que empecé a toser y a tener muchas náuseas.
Como ya me habían diagnosticado ansiedad sabía qué se trataba de un episodio de pánico, es por eso que luego de tomar algo de agua, hacer algunas respiraciones y meditar por algunos minutos logré calmarnos y pude tomar el vuelo. Este episodio se ha repetido algunas veces, lo comenté con mi psicólogo y él me dio algunas técnicas para poder sobrellevarlo, sin embargo quedó claro que sufro de agorafobia. 
Además de los síntomas que padecía antes de montarme en el vuelo mi psicólogo se encargó de hacerme una evaluación para determinar si se trataba de alguna fobia a las alturas y fobia a volar. Pero todo eso quedó descartado.
Además de mí, otra chica llamada Susana, confesó en la sesión grupal que desde hacía ya un tiempo sentía una fuerte fobia a subirse en un autobús. Comentó que al principio comenzó con síntomas muy leves, cómo que se le acelera el corazón cada vez que se subía o sudaba mucho. Sin embargo poco a poco fue aumentando hasta el punto de que cada vez que solo pensaba en subirse a un autobús podría llegar a sufrir un ataque de pánico.
5. Mutismo selectivo
Este tipo de trastorno de ansiedad, es muy común sobre todo en los niños. Consiste básicamente en el miedo de hablar con ciertas personas o en lugares específicos. Algunos expertos consideran que puede tratarse de una forma extrema de fobia social.
En este caso, la imposibilidad de hablar del niño no se da por razones físicas sino más bien mentales. Y aunque para muchos especialistas, aún no existe una razón específica, se ha determinado que es un comportamiento común en niños ansiosos e inhibidos.
En el grupo de apoyo al que asistía, conocí a Carmen una mujer de aproximadamente 35 años que casi no participaba. Se limitaba solo a escuchar el testimonio de todos los demás. Sin embargo un día intervino. Para mi sorpresa y la de todos ese día descubrimos que ella no sufría ningún tipo de trastorno de ansiedad, sino que estaba allí por su hijo Tom. Carmen contó qué Tom siempre fue un niño normal, se comportaba cómo niños de su edad, pero cuando entró al kínder todo empezó a cambiar. Sus maestras siempre le comentaban a Carmen de que el niño casi no hablaba en clases y que muchas veces se ponía algo ansioso. 
Al principio creyeron qué se trataba de un proceso de adaptación, pero al ver qué no mejoraba remitieron a Tom con un especialista. Carmen confesó que al principio creyó que su hijo sufría algún tipo de autismo, pero el psicólogo determinó qué se trataba de mutismo selectivo por ansiedad.
Hoy en día, Tom sigue luchando con la ansiedad pero con ayuda de su mamá y su psicólogo ha logrado avanzar, hoy en su escuela ha logrado comunicarse y poco a poco su mutismo ha disminuido, incluso yo me he vuelto cercana a él y nos hemos comunicado sin problemas.
6. Trastorno de ansiedad social o fobia social
Este trastorno de la ansiedad suele tratarse sobre todo al miedo a la percepción negativa de las personas o a sufrir algún tipo de vergüenza pública. Victor un chico que conocí en mi grupo, nos contó su experiencia. Él le tenía pavor a exponer en su clase, sudaba mucho y tartamudeaba, esta situación le generó muchos problemas, ya que, además, sus compañeros de clase se burlaban de él, lo que incrementó mucho su ansiedad, a tal punto que dejó sus estudios universitarios, y apenas ahora los está retomando.
El trastorno de ansiedad social incluye una variedad de emociones, como el miedo escénico, la cercanía, la ansiedad por la humillación y el rechazo. Las personas que padecen de este tipo de ansiedad suelen evitar eventos públicos y hasta el contacto con otras personas llegando incluso a encerrarse de tal forma, que deciden salir muy poco de casa.
Otro caso que conocí fue el de Dana, una chica que se sentía muy insegura de su cuerpo y por eso buscaba taparlo cada vez que salía. Incluso nos contó que su novio decidió terminar con ella, porque por su mismo problema de ansiedad social casi no quería salir con él a fiestas, al cine, centro comerciales, entre otros. 
7. Trastorno de ansiedad por separación
Muchas personas que sufren de ansiedad pueden llegar a sufrir mucho en momentos en los que ocurre algún tipo de separación con una persona. Esto normalmente se debe a que esa persona le ofrece una sensación de seguridad y protección.
En algunos casos esta ansiedad por separación es tan fuerte que la persona puede llegar a experimentar síntomas muy parecidos al trastorno por pánico.
Con respecto a esto, en mi grupo de ayuda está un chico llamado Manuel, él empezó a asistir a este grupo de ayuda luego de que le detectaron laansiedad la cual nació a raíz de la separación que tuvo Manuel con su novia. 
Manuel nos contó que es un proceso bastante duro para él, ya que fue una relación bastante larga, de aproximadamente 6 años. El miraba a su novia como una figura qué le proporcionaba seguridad y tranquilidad, y solo pensaba en lo hermosa, sexy y perfecta que era, los hijos que tendrían, su futuro juntos, el auto que tendrían y cómo sería su casa; todo esto se desplomó cuando terminaron sobre todo porque su ex novia construyó todo eso pero con su nueva pareja, ocasionándole a Manuel esta ansiedad y además una depresión que él mismo califica como desesperante y frustrante. 
Hace poco hablé con Manuel y hoy esta feliz de haber logrado superar esa situación y aunque fue una etapa de su vida en la que aprendió mucho, también sufrió mucho y no quiere experimentar el mismo dolor. Por eso, se prepara para en un futuro lograr establecer una relación más sana con una nueva pareja.
8. Trastorno Obsesivo Compulsivo
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), es un tipo de trastorno de ansiedad que se caracteriza por enfocarse en ciertas cosas como un mecanismo para calmar los miedos pero eso trae la consecuencia de desarrollar una obsesión. La mayoría de las veces los trastornos obsesivos compulsivos se dan sobre todo por personas que se obsesionan con la limpieza o el orden. Por ejemplo pueden llegar a lavarse las manos constantemente o a tener la necesidad de colocar algunos objetos en una posición específica.
Algunos de los síntomas que desarrollan las personas que sufren de TOC son:
· Acaparamiento o almacenamiento excesivo de artículos o productos como alimentos o de higiene.
· Hacer rituales o tener una rutina específica para hacer ciertas cosas. Por ejemplo, tener que limpiar el cuarto para poder dormir todos los días.
· Enfocarse en buscar información acerca de un tema específico.
Al grupo de apoyo también asistía una chica llamada Renata, qué al igual que yo había desarrollado ansiedad durante la pandemia. En su caso lamentablemente, ella había perdido un familiar por contagio con el virus. Eso detonó en ella algunos conflictos, y empezó a presentar síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo. El cuidado personal que todos debíamos implementar durante esta emergencia ella lo convirtió en una obsesión. Se la pasaba limpiando todas las superficies que encontraba y empezó a ser imposible para ella montarse en vehículo o estar en lugares qué ella misma no pudiera limpiar. De hecho Renata nos comentaba qué para ella el solo hecho de estar allí sentada era un verdadero reto.
9. Trastorno de Estrés Postraumático
El trastorno de estrés postraumático, suele desarrollarse o aparecer después de un evento traumático como un accidente, una violación, robo, intimidación o un desastre natural. La vida de las personas pueden llegar a verse realmente afectadas debido a los pensamientos y recuerdos aterradores del evento traumático, llegando incluso a interferir con su rutina diaria. Es muy común qué quiénes padecen este tipo de trastorno tengan pesadillas, flashbacks, inercia emocional, depresión y sentimientos de ira.
Además este tipo de trastorno puede venir acompañado de otros síntomas como insomnio, falta de atención y fobia social.
Marcos hacía aproximadamente 2 años había sufrido un aparatoso accidente automovilístico junto a su hermano Fabián. Desde entonces Marcos estaba sufriendo de ansiedad debido al estrés postraumático. Comentaba que lo más difícil de la situación era que no podía tener una vida normal porque siempre por cualquier detalle tendía a revivir el accidente, eso sin mencionar que ya no se podía subir a un auto tranquilamente.
La mayoría de estos trastornos de ansiedad, tienen en común dos características principales: el miedo y la ansiedad. Otros síntomas nos ayudan a distinguir un tipo de ansiedad de otro.
No es de extrañar que muchas personas que sufren de ansiedad al ser sometidas a pruebas, el diagnóstico indica que puede estar sufriendo de hasta dos o tres tipos de trastorno de ansiedad. 
Ahora bien no son las características anatómicas del paciente lo que pueden ayudar a determinar el tipo de ansiedad que tiene sino es más bien conocer la raíz o la naturaleza del problema. 
En mi caso particular, a pesar de que el diagnóstico que hizo mi doctor es que sufro de trastorno de ansiedad generalizada, sin embargo, he experimentado síntomas de otros tipos de trastornos. Incluso trastornos que no son necesariamente relacionados con la ansiedad sino con otro tipo de enfermedades como por ejemplo la depresión o el insomnio.
Diferenciar ansiedad y depresión no es fácil y en muchos casos, incluso algunos especialistas suelen confundir un diagnóstico de ansiedad con uno de depresión. Varios chicos del grupo de apoyo pasaron por estos inconvenientes.
Yo debo confesar que cuando empecé a darme cuenta que algo no estaba bien con mi salud mental lo primero que se vino a mi mente era de que sufría depresión y no ansiedad. Y es que el sentimiento que más predominaba durante ese tiempo en mí era el de tristeza y desgano, emociones que solía relacionar sobre todo con la depresión. Sin embargo después de mucho investigar y con ayuda de mi especialista pudimos determinar que sufría de ansiedad y no de depresión.
Esta situación me hizo pensar que esta confusión es muy común, así que, decidí dedicar un capítulo entero de este libro en dejar claro cuáles son las diferencias entre los trastornos de ansiedad y la depresión. No es sencillo de explicar por qué algunos síntomas de la ansiedad y de la depresión se superponen un ejemplo claro de ello es un estado de ánimo deprimido, problemas para concentrarnos, insomnio, fatiga entre otros.
¿Es lo mismo ansiedad y depresión?
Estadísticamente, los problemas de salud mental representan el 8 % del total de pérdida de años de calidad de vida. Por otra parte, en países con economías desarrolladas el 12% de las enfermedades que existen son de tipo neuropsiquiátrico. Ahora bien, según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2020 la depresión se convirtió en la tercera causa de morbilidad, solo detrás de las enfermedades cardiovasculares y los accidentes de tráfico. Los países de América Latina con una mayor tasa de suicido por ansiedad y depresión son: Uruguay, Cuba, El Salvador, Nicaragua, Bolivia y Chile. Estos datos son alarmantes y nos demuestran cuánto ha crecido el número de personas en la población que sufren de ansiedad y depresión.
Sin embargo, la depresión no es la única enfermedad neuropsiquiátrica que puede llegar afectar a la población actual. Cada vez más se escuchan casos de personas que sufren de algún tipo de ansiedad, insomnio, entre otras.
Una particularidad que tienen este tipo de enfermedades es que muchas de ellas comparten síntomas similares qué pueden llegar a confundir al momento de establecer un diagnóstico. 
Yo particularmente pasé por eso, una vez sospeché que sufría de alguna enfermedad mental empecé a investigar sobre el tema y según lo que había encontrado lo más probable era que estuviera padeciendo de algún tipo de depresión. Hasta ese momento yo creía que la depresión y la ansiedad eran básicamente lo mismo. Sin embargo pronto descubriría que no es así. Había buscado todos los síntomas propios de la depresión y muchos de ellos coincidían con lo que sentía. Un día en medio de mi investigación me topé con la realidad, a pesar de que la depresión y la ansiedad son enfermedades con síntomas muy similares son dos cosas distintas qué deben ser tratadas de forma distintas. 
A partir de ese momento todo mi enfoque cambió y entendí que lo que me estaba afectando era la ansiedad y no la depresión. Sin embargo, no fue hasta que fui con un especialista que se confirmó este diagnóstico.
Entonces, diferenciar ansiedad y depresión no siempre resulta sencillo por la similitud de algunos de sus síntomas, de sus causas o incluso sus detonantes. Además tanto la depresión como la ansiedad son patologías que responden a formas de adaptarse a unentorno específico solo que se hace de manera distintas.
A través de este capítulo lo que quiero es que puedas aprender a reconocer las diferencias entre un padecimiento y otro, eso te puede dar mayor claridad y te ayudará a encontrar el mejor camino para poder controlar el trastorno de ansiedad o depresión que tengas. Las principales diferencias son:
 Modo de interpretación
Hay un dicho que dice que todo depende del cristal con que se mire. Y ese dicho le va muy bien a esto que quiero explicarte acerca de la ansiedad y la depresión.
La ansiedad y la depresión son formas de reaccionar ante ciertos eventos externos o internos. Si esa situación que vives, tu cuerpo la interpreta como una amenaza, lo primero que saldrá a la luz es tu sistema de alerta, lo que significa básicamente qué aparecerá la ansiedad. Sí por el contrario interpretas esta situación como una pérdida lo más seguro es que sea tu sistema de conservación lo que se active, lo cual acabará en una depresión.
Para hablarte de mi experiencia respecto a este tema debo reconocer que a pesar de que viví muchas situaciones en las que me sentía perdida y muy triste, el sentimiento que siempre predominó fue una sensación de peligro por haber perdido todo lo que me hacía sentir segura. Ya no tenía trabajo, no tenía mucho dinero y mi salud se veía amenazada. 
 Miedo o tristeza
Está diferencia tiene mucho que ver con lo que te comentaba anteriormente, aunque en muchas ocasiones sentí tristeza normalmente lo que más predominaba en mí era esa sensación de miedo e inseguridad.
Generalmente la ansiedad es una emoción que aparece cuando nos sentimos amenazados o en peligro. Por su parte la depresión es un sentimiento en el que predomina la sensación de tristeza.
Entonces si tienes dudas sobre si padeces ansiedad o depresión, es necesario que evalúes cuál es el sentimiento o emoción que más predomina en tu vida sí es la tristeza o el miedo. Eso sí recuerda que esto es solo una forma de detectar tempranamente la enfermedad neuropsiquiátrica que padeces y poder tomar cartas en el asunto pero la única persona que puede hacer un diagnóstico definitivo es un psicólogo clínico o un psiquiatra.
Cuadro clínico
Sí bien es cierto que la ansiedad se puede evidenciar de forma distinta en cada individuo la realidad es que una forma común de manifestarse es a través de desajustes cognitivos y psicofisiológicos.
Alguno de los síntomas más frecuentes de la ansiedad son:
· Dolor abdominal.
· Diarrea o necesidad frecuente de orinar.
· Mareos.
· Dolores de cabeza constantes.
· Tensión muscular.
· Respiración agitada e hiperventilación
· Taquicardia.
· Irritabilidad.
· Sudoración excesiva.
· Fatiga.
· Insomnio.
 Ahora bien, en el caso de la depresión los sentimientos que abundan son los de culpa y los de baja autoestima. Los síntomas más comunes son: 
· Cambios drásticos en el apetito.
· Cansancio extremo.
· Falta de concentración. 
· Padecimiento de trastornos del sueño. 
Cuándo recurras a un especialista es necesario que tengas claro cuáles son los síntomas que padeces, eso permitirá que sea muy sencillo poder determinar exactamente si sufres de depresión o de ansiedad. Entonces sí ahora mismo sospechas de que tienes alguna de las dos condiciones te recomiendo que hagas una lista con todos los síntomas que experimentas para que cuando visites al especialista no omitas nada.
Futuro o presente
Para explicarte mejor este punto quiero colocarte un ejemplo, el miedo a no poder conseguir trabajo en un futuro o a no poder alcanzar esa meta qué tanto deseas si se vuelve algo incontrolable puede llegar a terminar convirtiéndose en ansiedad.
Por el contrario si sientes algún tipo de tristeza por alguna situación difícil de tu pasado qué no puedes controlar es algo que puede transformarse en una depresión.
Es decir de forma simple, la ansiedad tiene que ver con los temores a las situaciones o consecuencias que podemos llegar a vivir en el futuro, y la depresión tiene que ver con una profunda tristeza en el tiempo presente.
Para mí los temores que tenía con respecto a mi futuro y las posibles situaciones difíciles que pudiera enfrentar fue uno de los detonantes para que se desarrollará ansiedad en mi vida.
Cambios de ánimo 
Normalmente el estado de ánimo de una persona que sufre de ansiedad no varía a lo largo de un mismo día ni según la estación del año en el que esté, a menos de que se trate de casos bastante crónicos en que los pacientes se sienten peor durante las primeras horas del día.
Sin embargo este tipo de alteraciones son muy comunes en las personas que padecen de depresión.
Algo muy común que sucede en los países con largos inviernos, es que las personas son más propensas a deprimirse, incluso llegando a suicidarse. Lo mejor, es que primero se busque ayuda con un profesional para que determine si se trata de depresión por invierno o por alguna otra situación específica que estés viviendo.
Capacidad de disfrutar
En las personas que sufren algún tipo de trastorno de ansiedad no es común qué sufran de una pérdida en su capacidad de disfrutar alguna situación o actividad, a menos de que se trate de una persona que sufra de algún tipo de fobia. Por el contrario, en las personas que sufren de depresión es muy común que experimenten está pérdida en la capacidad de sentir placer ante ciertas cosas. 
Está diferencia entre la depresión y la ansiedad me hizo darme cuenta que definitivamente yo padecía de ansiedad y no depresión, ya que en los momentos en los que me sentía más abrumada lo que me ayudaba a calmarme era salir de casa a un lugar tranquilo cómo el jardín o las áreas verdes del edificio donde vivía a simplemente caminar y escuchar música. Está técnica me ayudaba a relajarme bastante y a disipar algunos síntomas de la ansiedad.
Factores psicológicos o externos
Tanto la ansiedad como la depresión tienen un origen psicológico. Sin embargo muchos trastornos de ansiedad aparecen como consecuencia de otros factores como:
· El abuso de alcohol.
· El uso de broncodilatadores.
· Consumo de drogas como cocaína o marihuana.
· Una mala alimentación en dónde se experimenten bajo niveles de vitamina B12.
· Tumores ubicados en la glándula suprarrenal
Pues bien estas son las diferencias que existen entre la depresión y la ansiedad lo cual corrobora que no se trata de padecimientos iguales. Sin embargo la organización mundial de la salud incluye dentro de su lista de enfermedades el trastorno mixto ansioso- depresivo el cual se trata de una enfermedad en la que sus síntomas son una combinación de la ansiedad y la depresión.
Esto responde una de las dudas que tuve en mi proceso de búsqueda acerca de información de estas dos enfermedades ¿es posible que la depresión y la ansiedad se presenten al mismo tiempo? La respuesta definitivamente es sí.
A pesar de que la depresión y la ansiedad son padecimientos distintos, con frecuencia pueden llegar a manifestarse juntas incluso algunos tratamientos pueden servir para tratar ambas condiciones. El cual normalmente consiste en asesoramiento y acompañamiento psicológico combinado en muchas ocasiones con el uso de tratamientos farmacológicos.
En muchas ocasiones la ansiedad puede llegar a presentarse como un síntoma de depresión y en otras ocasiones la depresión puede llegar a desencadenarse debido a problemas de ansiedad.
Entonces es necesario que entiendas algo sentirte desanimado o triste de vez en cuando es totalmente normal. Sentirte ansioso por algún examen importante en la universidad es una respuesta normal del cuerpo. Sin embargo lo que no es normal es que estos sentimientos sean constantes y prolongados en el tiempo, porque si esto sucede lo más probable es que estés padeciendo de algún tipo de trastorno de salud mental y lo más prudente es que recurras con un especialista lo antes posible.
Si sufres de algunas de estas afecciones además de todas las medidas que te recomendé arriba es importante que realices un cambio en tu estilo de vida qué pueden ayudarte a sobrellevar esta situación, por ejemplo mejorar los hábitos de sueño, teneruna dieta saludable y realizar algún tipo de actividad física.
Más adelante, te mostrare algunos hábitos que puedes cambiar para que controles tu ansiedad y ella no te controle a ti.
Estándares de perfección
Luego de esas reuniones de grupos donde conocí a cada chico, me volví muy cercana con Renata una de las chicas que asistía. Ella empezó a contar acerca de experiencias propias y de cómo su deseo de ser perfecta había jugado un poco en su contra. Ella no tenía ningún tipo de inseguridades como yo. Sin embargo la presión social y las redes sociales habían hecho que ella cada vez quisiera ser más perfecta. Tener la casa perfecta, la familia perfecta, el esposo perfecto, el trabajo perfecto. Me dijo que esa necesidad de ser perfecta había contribuido mucho a su ansiedad. Cuando ella me preguntó si yo también había experimentado o sufrido debido a los estándares de perfección de hoy en día mi respuesta inmediata fue no.
Mi camino a casa empecé a pensar en sus palabras y me di cuenta que sí había permitido que esos estándares de perfección afectará mi vida. Siempre había sido muy insegura con respecto a mi físico y me había resignado a saber que jamás sería tan bonita cómo la sociedad decía que tenía que ser. Y la realidad es que no me esforzaba tampoco por serlo, así que creía qué esa presión por ser perfecta me afectaba. Pero me di cuenta que eso sucedía sólo en el ámbito de la belleza, otras áreas de mi vida claro que se habían afectado.
Empezando porque había en mí la necesidad de ser la hija perfecta. Por eso, trataba de hacer las cosas podían gustarle a mi mamá y que se sintiera orgullosa de mi. Y así transcurrió mi vida, cuándo por fin fui independiente, había trabajado incansablemente para cumplir con lo que consideraba que era ser la hija perfecta y también empecé a compararme con los demás para tratar de alcanzar lo que la sociedad decía que era ideal y bueno. Entonces empecé a trabajar y esforzarme más que por amor a lo que hacía, por ser lo más perfecta posible. Hoy entiendo qué asi como este muchos hábitos mas fueron alimentando mi ansiedad.
Y es que, no es un secreto que al día de hoy los trastornos de ansiedad se han escuchado mucho más de lo que se escuchaban antes. Muchas personas que sufren de ansiedad han salido a la luz pública y han contado su historia. Toda esta revolución entorno a la ansiedad ha traído muchas dudas, pero sobre todo ha generado que todos nos hagamos una pregunta en particular ¿Por que hoy en día hay tantas personas que sufren de ansiedad o de algún tipo de enfermedad mental?
De hecho, algunos autores aseguran que la ansiedad se ha convertido en una epidemia del siglo XXI. Muchos expertos coinciden en una cosa, la ansiedad que hoy vivimos no es más que un producto de la hiper exigencia de los tiempos actuales. Cuando escuché esta afirmación empecé a prestar atención a muchas cosas a mi alrededor para determinar sí eso es verdad o no. Y la realidad me impactó.
Hoy en día con todo el auge de las redes sociales en donde todo el mundo muestra su mejor versión nos ha obligado a esforzarnos mucho más allá de nuestros límites para lograr esa perfección no solo qué me satisfaga a mí como persona sino también a los demás. Y la realidad es que es una tarea titánica y además imposible.
No existe forma de complacer a todos es normal qué a algunos les agrades y a otros no. Tú versión de perfección no tienen que ser la misma que la de tu vecino y es allí donde todo radica.
En la sociedad en la que vivimos hoy es casi una obligación ser y mostrarnos felices, tener una vida perfecta en la que todos nuestros sueños y metas se cumplen, en la que nuestras relaciones familiares sean maravillosas y a dónde ande más nos veamos radiantes.
Si nos fijamos en cada una de las cosas que mencioné anteriormente por sí solas no suenan para nada mal, de hecho no está mal trabajar para poder alcanzarlas. El problema es que cuando algunas de estas cosas no se cumplen es cuando viene la sensación de frustración, preocupación y miedo.
No está mal querer mejorar nuestras relaciones familiares, y es bueno que trabajemos para alcanzar ese ideal, pero la realidad es que es algo que no depende solo de ti. Además es algo que puede tomar tiempo. Muchos pasan por esa situación y no está mal, pero es necesario que aceptes que esa es tu realidad y está bien. El problema está en qué cuando miramos y nos comparamos con otros que vemos en redes sociales y sentimos que su vida si es perfecta, empezamos a creer que algo estamos haciendo mal y nos culpamos, pero piensa que en las redes sociales la gente muestra su mejor cara, no van a mostrar los momentos tristes o todo el sacrificio que tuvieron que hacer para llegar hasta donde están. 
La felicidad es un momento no un camino
Esto explica por qué la mayoría de nosotros lo que más anhelamos es la felicidad que el mundo nos vende. Y es allí cuando empezamos a modificar nuestros sueños y metas en base a lo que en ese momento la sociedad considere correcto y exitoso cómo tener la familia perfecta, la casa perfecta, los niños perfectos, la mejor profesión, el mejor trabajo y una buena cantidad de dinero en el banco. Creemos que, consiguiendo cada una de esas metas alcanzaremos la verdadera felicidad. 
Pero la cruda verdad es que ese término felices para siempre solo se cumple en la literatura infantil, en la vida real siempre estaremos rodeados de problemas y situaciones que debemos resolver. Además, piensa que cada problema o situación en tu vida te ha llevado a ser la persona que eres actualmente. Los problemas nos sacan de la zona de confort y nos hacen crecer.
En medio de mí conversación con Renata también tocamos este tema, la tan ansiada felicidad. Como te comenté durante el tiempo que duró la reunión yo más que hablar me dediqué a escucharla, era evidente que en ese momento no estaba en mi mejor momento y no me sentía para nada feliz pero yo realmente consideraba qué antes de la ansiedad trabajaba para por fin ser feliz, anhelaba poder curarme de la ansiedad y por fin poder serlo para siempre. Pero, recapitulando un poco mi vida me di cuenta de que varias cosas que hice a lo largo de mi vida me llevaron a una situación en la que creí que ser perfecta y feliz era la única opción.
Soy la mayor de 3 hermanas eso de por sí hizo qué los estándares de lo que es correcto y de lo lo que debe ser fuera mucho más alto para mí que para el resto de mis hermanas. Debido a todos mis problemas de inseguridad que venía arrastrando desde muy pequeña siempre me enfoque en complacer a mi mamá y a toda mi familia con mi rendimiento estudiantil. Sentía que eso era en lo único que podía ser buena y en la que podía sobresalir. No me consideraba muy bonita ni con muchas habilidades o talentos relacionados con las artes. Así que me enfocaba en lo que sabía qué podía hacer bien.
De esta forma fueron pasando los años y fue así cómo llegué a una muy buena universidad, como un excelente promedio y a estudiar una carrera bastante demandante. Realmente me costó graduarme no fue un camino fácil pero finalmente lo logré. Siempre había soñado con ser ingeniera y alcanzar cierto estatus económico.
Al graduarme la realidad fue otra me costó mucho conseguir trabajo y aunque finalmente conseguí uno muy bueno solo me duró unos pocos años antes de que quedara nuevamente desempleada. En ese momento sentí que me había fallado a mí, a mi mamá y a mi familia y que definitivamente no era buena en nada.
Algo que no ayudó, fue el hecho de que al mirar y compararme con otras personas cercanas a mí, me daba cuenta que ellos habían alcanzado esa perfección qué tanto había anhelado. Y es así, como a mis 30 años estaba desempleada sin un proyecto familiar y con muy poco o nada de dinero en el banco. Luego llegó la pandemia y fue cuando todo se desmoronó. Alcanzar ese concepto de felicidad que tanto había anhelado parecía más lejano que nunca. Cuándo estudiaba en el colegio sentía que sería feliz cuando entrar a una buena universidad, cuando entré en la universidad pensé que sería realmentefeliz cuando me graduara, una vez me gradué luego de mucho sufrir pensé qué sería feliz cuándo consiguieron buen trabajo, al tener un buen trabajo pensé que alcanzaría la verdadera felicidad cuándo encontrará esa pareja ideal. Y así poco a poco se me ha ido la vida esperando.
Hoy por fin entiendo que la felicidad es relativa cada persona la vive de forma distinta y no es un estado permanente en el tiempo sino más bien un momento. Si alguna vez llegaste a ver la famosa película de Will Smith llamada "El camino a la felicidad" seguro recuerdas que al final finalmente el protagonista logró alcanzar lo que tanto había anhelado un buen trabajo para mantener a su hijo. Sin embargo, estoy segura que si la película no hubiera concluido allí hubiéramos visto al protagonista pasar por muchas otras situaciones difíciles en las que la felicidad pareciera estar lejos. Es allí cuando te das cuenta qué la felicidad es todo un conjunto de momentos en distintas etapas de nuestra vida y que forman parte de nuestro transitar en esta tierra. 
Es por eso que me he hecho la promesa de aprender a disfrutar el hoy y las pequeñas cosas, cada logró que alcanzó sea grande o pequeño lo celebró y lo atesoro, experimento felicidad en esas pequeñas cosas y sigo trabajando para construir ese camino en el que la felicidad se vuelva una parte importante. Sin embargo también me permito experimentar decepción o tristeza cuándo pasó por situaciones difíciles, ya no me obligó a ser feliz o obsesionarme por alcanzarla.
Lo más importante es disfrutar cuando estés en una situación que te haga feliz, disfrutarla porque sabes que no durará para siempre; y cuando estés pasando por una situación triste que sientas que estás estancado y no puedes más, vívelo y aprende de la situación pero no te acostumbres a estar ahí porque esa situación también pasará y volverá a repetirse el ciclo.
Debo decir que luego de mi primera reunión con Renata nos volvimos a ver. Y ese día le conté todo lo que había logrado descubrir gracias a nuestra primera conversación, sus palabras me llenaron de mucho ánimo:
· Vale, para mí este momento es felicidad. Te has convertido en una buena amiga y saber qué mis palabras te han ayudado a mejorar y a descubrir lo que no estaba bien en tu vida, es emocionante. En mi búsqueda por ser perfecta me volví un poco egoísta y he tratado de cambiar. Saber que te he podido ayudar me llena de felicidad.
 Ese día fue muy emotivo, lloramos y compartimos muchas anécdotas de nuestra vida, pero sobre todo empezamos a forjar una muy linda amistad qué mantenemos hasta el día de hoy.
Seguridad
Otra de las cosas que siempre buscamos alcanzar es la seguridad, esa sensación tan maravillosa de saber que estamos haciendo las cosas bien. Nos sentimos seguros sí estamos sanos sí tenemos un buen trabajo y una buena cuenta en el banco. Creemos que allí están la seguridad. 
Sin embargo la realidad es otra realmente nunca podremos estar 100% seguros porque mientras estemos vivos siempre existirá algún peligro o algún riesgo. 
Sí para que me entiendas mejor te pongo mi propio ejemplo, y que descubrí con ayuda de Renata. Yo pensaba que había alcanzado esa seguridad que había anhelado mucho sobre todo en mis tiempos de estudio. Tenía un buen trabajo, ganaba muy buen dinero y tanto mi familia como yo éramos personas muy sanas. Sin embargo al llegar la pandemia algo que nunca había previsto experimente momentos en los que definitivamente no me sentía para nada segura. 
Había perdido mi trabajo y con ellos mis ingresos por lo tanto mi economía estaba muy mal, y con el tema del confinamiento no pareciera posible que mejorará al menos no en un futuro cercano. Por otra parte, la posibilidad de contagiarme y posteriormente morirme era algo qué me llenaba de mucha angustia sobre todo escuchando la noticia de lo qué sucedía en todo el mundo. En ese momento no lo entendía y por eso la ansiedad se apoderó de mí.
Hoy entendiendo está verdad me doy cuenta qué las preocupaciones siempre serán parte de nuestra vida y que a pesar de que ciertamente hay muchas cosas que puedo controlar y qué puedo mejorar hay muchas otras que no dependen de mí y debo aprender a vivir con ello.
Luego de todo lo que conversé con Renata, me di cuenta que el perfeccionismo y la ansiedad son dos cosas que siempre han estado muy relacionadas. Es por eso que quiero dejarte algunos consejos que Renata me dió y que personalmente me han funcionado para mantener el perfeccionismo y la ansiedad a raya.
1. Ten estándares realistas
Normalmente, cuando queremos demostrarle a los demás lo perfecto que somos, tendemos a colocarnos nosotros mismos estándares muy muy altos y no parar hasta poder alcanzarlos, lo cual evidentemente no siempre será posible. Y llegado ese momento sólo te quedará la frustración, un ingrediente nada favorable para la ansiedad. 
Mayormente, estos altos estándares tienen que ver más con el tiempo que con cualquier otra cosa. Por ejemplo, si tu meta es bajar de peso luego de tu embarazo, debes ser objetiva, no puedes creer que esos 10 kilos de más que tienes vas a poder bajarlos de forma natural y sana en sólo un mes. Pasaste 9 meses embarazada, a tu cuerpo tomará algo de tiempo volver a su estado inicial. Enfócate en la meta, haz los cambios que consideres necesarios, pero no te coloques metas o plazos imposibles de cumplir.
Cuando nos enfocamos en alcanzar o cumplir con estándares muy altos, estamos poniendo una gran carga sobre nuestros hombros, lo que se convertirá en estrés y ansiedad. Y esa ansiedad, a su vez te hará creer que no eres lo suficiente bueno para alcanzar eso que tanto quieres, y al final termines tomando la decisión de desistir.
2. Alcanza tus sueños colocándote pequeños objetivos.
Tus sueños y metas en la vida no las vas a poder alcanzar de un día para otro y mucho menos colocandote objetivos inalcanzables cada día. Es por eso que una forma de poder medir el avance que vas teniendo es enfocarte en cumplir pequeños objetivos que con constancia te ayudará a alcanzar esa meta qué tanto anhelas.
Por ejemplo si estás haciendo un plan de alimentación distinto para bajar de peso es bueno que cada día te fijes pequeños objetivos y qué célebres los avances que vayas teniendo. Entonces un día colócate como objetivo no consumir nada de refresco ese día. 
Es probable que este objetivo te parezca tonto o incluso muy pequeño, pero sí unes este pequeño esfuerzo con el resto seguramente te darás cuenta que por supuesto qué hará la diferencia.
Algo que he practicado y me ha funcionado es que todas las noches hagos listas en las notas de mi celular, esto me permite organizar el siguiente día y poder ver mi avance porque cada cosa que tache de la lista es un pequeño éxito y lo celebro como tal.
3. Enfócate en terminar lo que empiezas 
Una situación muy común que se repite en las personas que sufren de ansiedad es que por esa necesidad de hacer las cosas perfectas nunca llegan a concluir sus proyectos sino que abandonan antes de poder acabarlos.
En muchas ocasiones, incluso el miedo a no ser capaz de alcanzar la meta o el sueño planteado es una razón suficiente para los que padecen de ansiedad para declinar y no terminar lo que empezaron.
En mi caso me pasó qué en mi afán de mantenerme ocupada y de poder seguir preparándome, empecé a realizar muchos cursos de diferentes temas. El problema es que me atrevería a decir qué más del 50% de los cursos que empezaba no llegaba a terminarlos.
Y es que el miedo por no poder tener la capacidad de terminarlos era lo que incomprensiblemente me hacía querer desistir de continuar haciéndolos. Sé que puede creer que no tiene sentido lo que te digo pero créeme es una situación que se repite mucho en las personas que sufren de ansiedad.
4. Recuerda que no puedes controlarlo todo
Debo reconocer que desde siempre he sido una persona bastante controladora. El control me da seguridad. El problema es que mi necesidad de control no entiende qué inevitablemente hay cosas que puedo controlar y otras que definitivamente están fuera de mi alcance.
Entonces

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