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INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas, asistimos a unincremento paulatino de nuevas for-mas de racismo y xenofobia en toda
Europa. A pesar de que el racismo continúa
siendo tratado como un fenómeno ajeno a las
sociedades desarrolladas y democráticas,
cada día podemos encontrar más indicios de
que el incremento actual de la presencia de
inmigrantes en nuestro país parece fomentar
el surgimiento de opiniones y actitudes con-
trarias a la inmigración, un fenómeno que
también se repite en muchos países europeos.
En efecto, recientes investigaciones, centra-
das en el estudio de las actitudes de los
españoles hacia la inmigración, ponen de
manifiesto que la percepción del fenómeno de
la población española ha cambiado sustan-
cialmente entre las últimas décadas (Cea
D�Ancona, 2004, 2007; Igartua et al., 2005;
Valles, Cea e Izquierdo, 1999). 
Los medios de comunicación han desem-
peñado un papel fundamental en el cambio de
las actitudes de los españoles hacia la inmi-
gración. Indudablemente, no podemos acha-
car a la acción informativa de los medios de
comunicación toda la responsabilidad en
relación a este fenómeno. Sin embargo, ocu-
pan una posición estratégica de gran relevan-
cia a la hora de transmitir los discursos de las
élites sociales (van Dijk, 1993). Asimismo,
debemos tener en cuenta que son la principal
fuente de conocimiento �sobre inmigración�
de la mayoría de los autóctonos. De hecho,
son numerosos los estudios en nuestro país
que afirman la importancia de los medios de
comunicación como (re)productores de actitu-
des contrarias a la inmigración mediante una
representación estereotípica del fenómeno
(Bañón, 1996, 2000; Casero, 2006; Cea D�An-
cona, 2004, 2007; Checa y Escobar, 1996;
Granados, 1998, 2001; Igartúa y Muñiz,
2004; Igartua, Muñiz y Cheng, 2005; Lorite,
2004; Rodrigo Alsina, 1999; Santamaría,
2002; Valles, Cea e Izquierdo, 1999; van Dijk,
1991, 1997, 2003). Investigaciones que vie-
nen a corroborar la existencia de un discurso
mediático centrado en resaltar la cara más
negativa y/o problemática del fenómeno
migratorio actual, sobre todo en los medios
escritos y en los informativos de televisión.
El propósito de este artículo no será otro
que el de explicar, �desde una perspectiva
microsociológica�, el proceso de construcción
social de la inmigración como problema a par-
61REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
La representación mediática de la
inmigración. Entre el encuadre
y el estigma
JAVIER ÁLVAREZ GÁLVEZ*
* Universidad Complutense de Madrid.
tir de la representación mediática de dicho
fenómeno. Para llevar a cabo este objetivo,
dedicaremos un primer apartado a la noción
de encuadre noticioso (newsworthy frame)1,
que nos servirá para comprender el modo en
el que los medios enmarcan la información.
Un segundo apartado, dedicado a la noción de
estigma que nos permitirá explicar las posi-
bles consecuencias de una representación
negativa del fenómeno. Y, finalmente, se lle-
vará la teoría a la práctica mediante la inclu-
sión de datos �de entrevistas en profundidad
y grupos de discusión2� procedentes del pro-
yecto MEXEES (Cea D�Ancona, Mª. A.,
Valles, M. y Álvarez, J., 2006-2008)3, así
como referencias al contexto noticioso del
momento, que permitirán al lector realizar
una valoración sobre el papel de los medios en
relación al fenómeno migratorio actual. 
1. QUÉ ENTENDEMOS POR ENCUADRE
NOTICIOSO
La comprensión de la realidad implica un
proceso de construcción, tipificación y catego-
rización social de las experiencias externas.
Efectivamente, comprendemos y organiza-
mos nuestro mundo mediante el continuo
empleo de «marcos de referencia primarios»
(primary frameworks) que nos permiten defi-
nir las distintas situaciones sociales (Goff-
man, 1974)4. Se podría decir que el marco de
referencia es el material, creado socialmente,
a partir del cual conferimos sentido a nuestro
mundo5. Un «esquema interpretativo» que
permite a los individuos «situar, percibir,
identificar y etiquetar un número aparente-
mente infinito de sucesos concretos definidos
en sus términos» (1974: 23).
En este sentido, los «marcos de referencia
primarios» constituyen un elemento funda-
mental en la cultura de los individuos, ya que
de estos, considerados en su conjunto, emerge
la comprensión grupal. Es decir, son los mar-
cos de referencia de un grupo los que estable-
cen su sistema de creencias específico, su cos-
mología. De ahí que, por lo general, los indivi-
duos muestren una considerable resistencia
a cambiar sus marcos de referencia6. Hacen
que la realidad social resulte comprensible,
pero, al mismo tiempo, es gobernada por
ellos. Justamente, la propia definición del
marco de referencia primario genera un con-
junto de expectativas de cara a las distintas
posibilidades de acción dentro de éste. Así, a
través de estos, la sociedad define el esquema
ESTUDIOS
62 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
1 En nuestro caso, a pesar de que el concepto de
marco pueda ser más o menos correcto que el concepto
de encuadre, en el transcurso de las siguientes páginas
haremos, generalmente, referencia a éste último, ya que
resulta más ilustrativo a la hora de hacer referencia a la
labor de los medios de comunicación. Asimismo, en la
argumentación desarrollaremos el concepto de encua-
dre noticioso como un tipo específico de esquema inter-
pretativo.
2 De un total de 104 entrevistas cualitativas corres-
pondientes al modelo biográfico-narrativo y semiestruc-
turadas, se manejaron un total de 83, las cuales fueron
realizadas tanto a población autóctona (45 entrevistas)
como inmigrante (38 entrevistas), entre noviembre de
2006 y febrero de 2007. Los grupos de discusión que se
analizaron fueron nueve: a) seis grupos de autóctonos;
b) tres de inmigrantes. Dichos grupos fueron realizados
entre marzo de 2006 y julio de 2007.
3 CEA D�ANCONA, M.ª A., VALLES, M. y ÁLVAREZ, J.
(2006-2008) La medición de la xenofobia en la España de
comienzos del siglo XXI: nuevos indicadores y diseños de
encuesta para las políticas de integración de los inmi-
grantes. I+D MEC (ref. SEJ2005-00568). Evidentemen-
te, para este trabajo concreto sólo se extraerá la infor-
mación concerniente a nuestro objeto de estudio, ya
que los materiales empleados corresponden a una
investigación de mayor amplitud.
4 Se habla de marco de referencia primario en cuan-
to que dicho marco «no depende de, �ni remite a� nin-
guna otra interpretación anterior u «original»» (1974:
23).
5 Aquí me refiero a la percepción subjetiva del mun-
do del propio individuo, a la realidad intersubjetiva del
individuo, no ya al mundo en un sentido total.
6 Como señala GOFFMAN: «Un acontecimiento que
aparentemente no puede ser manejado dentro de una
cosmología general produce un alboroto público o, al
menos, un murmullo» (1974: 31).
interpretativo que hace posible la compren-
sión del curso de la acción social, a la vez que
establece un sistema de control social a partir
de dicho esquema. 
Los medios de comunicación, considerados
como una forma específica de conocimiento de
la realidad, asumen un punto de vista concre-
to a la hora de transmitir la información, esto
es, al igual que los actores sociales en cual-
quier tipo de interacción cotidiana, adoptan
un determinado enfoque o encuadre. Del mis-
mo modo que los individuos elaboran sus
marcos de referencia en sus experiencias con-
juntas en la vida cotidiana, los medios de
comunicación ofrecen su propia visión encua-
drada de la realidad. De hecho, es de esta
misma idea de marco de referencia de Goff-
man (1974) de donde parte el presente con-
cepto de encuadre noticioso7 (concretamente
referido al encuadre de los medios informati-
vos). Autores como Tankard, Hendrickson,
Silberman, Bliss, and Ghanem (1991: 3; Cita-
do en McCombs, 2004) definen el encuadre
noticioso como: «la idea organizativa central
del contenido de las noticias, que proporciona
un contexto y presenta el asunto a través del
uso de la selección, énfasis, exclusión y elabo-
ración». Para explicar esta definición Tan-kard (2001) recurre a la metáfora de la pic-
ture frame, así, compara el encuadre noticio-
so con el marco de una fotografía o una pintu-
ra, por medio del cual centramos la atención
en un objeto aislándolo de su entorno, de
modo que seleccionamos una imagen, enfati-
zamos ciertos aspectos excluyendo los que no
nos interesan y elaborando por medio de la
composición de elementos representados.
Partiendo de este ejemplo debemos tener en
cuenta que el encuadre de una noticia puede
ser tanto textual como visual (artículos de
prensa, teleinformativos, etc.).
En esta misma línea, Entman (1993: 52)
argumenta que «encuadrar es seleccionar
algunos aspectos de la realidad percibida y
hacerlos más destacados en el texto comunica-
tivo, de tal manera que consigan promover
una definición del problema particular, una
interpretación causal, una evaluación moral
y/o una recomendación de tratamiento para
el asunto descrito». Es decir, el encuadre de la
realidad que realizan los medios de comuni-
cación actuaría aislando cierto material y
centrando la atención sobre el objeto que se
pretende representar, acentuando algunos de
sus rasgos a la vez que se excluyen o eliminan
otros8. En investigaciones más recientes,
Igartua et al. (2004) asumen que las noticias
son una representación de la realidad conce-
bida por el mismo periodista. Para estos auto-
res el concepto de encuadre hará referencia al
«ángulo, enfoque, perspectiva o tratamiento
de una información que se manifiesta en la
elección, énfasis o importancia atribuida a los
diferentes elementos». En este sentido, es
importante tener en cuenta la figura del
periodista como productor de conocimiento9,
incluso, más específicamente, como produc-
tor de «esquemas interpretativos» que nos
permitirán interpretar la realidad en función
de los elementos representados �o, mejor
dicho, encuadrados� en el marco. De ahí que
debamos resaltar la importancia de los
medios de comunicación dentro del proceso de
permanente construcción de la realidad
(Luhmann, 2000). Y, específicamente, en
nuestro caso, en la construcción de la imagen
del fenómeno migratorio actual
En efecto, en el caso de la inmigración
(como, por supuesto, en muchos otros temas),
los medios se sitúan en un lugar privilegiado
a la hora de definir el encuadre �el marco de
JAVIER ÁLVAREZ GÁLVEZ
63REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
7 Un concepto fundamental en la teoría del Framing
y, su predecesora, la teoría de la Agenda Setting.
8 ROBERT ENTMAN ya señalaba, en «Framing: Toward a
clarification of a fractured paradigm» (Journal of Com-
munication, vol. 43, nº 3, 1993, 51-58), que el proceso
de encuadrar conlleva la selección de «algunos aspectos
de la realidad percibida, haciéndolos más sobresalientes
en el texto comunicativo», aspectos que pueden venir
constituidos por ciertas palabras clave o imágenes.
9 Para más información ver RODRIGO ALSINA, MIQUEL
(2005) La construcción de la noticia. Barcelona. Paidós.
referencia� a partir del cual los inmigrantes
serán socialmente evaluados. Asimismo,
debemos pensar que gran parte de los conoci-
mientos sobre la inmigración que tienen los
españoles proviene de los medios de comuni-
cación, ya que aunque actualmente se tiene
una imagen más real debido a la mayor pre-
sencia y proximidad de los inmigrantes, en
ausencia de relaciones cercanas, el encuadre
de los medios sigue predominando. Si no,
¿cómo sería posible que personas autóctonas
que nunca han tenido ni contacto ni relación
con las distintas tipologías de inmigrantes
residentes en España puedan tener unas mis-
mas ideas sobre cada una de estas? Induda-
blemente, aunque los medios de comunica-
ción no sean deliberadamente los creadores
de la imagen del Otro, puesto que: primero,
dicha imagen ya se encuentra implícita en el
discurso de dominación histórico en el que
somos socializados10; y, segundo, de nuestra
experiencia directa con el Otro en el contexto.
Podemos pensar que en ausencia de un con-
tacto real y continuado con el Otro, será la
imagen ofrecida por los medios la que confi-
gure �hasta cierto punto� nuestro marco de
referencia. Lo que claramente representa un
problema si tenemos en cuenta la gran reduc-
ción de la realidad que se lleva a cabo al
encuadrar una minúscula porción de la mis-
ma. De hecho, el proceso de pasar la amplia
diversidad de la realidad por el minúsculo fil-
tro de los medios es lo que conduce, de un
modo inevitable, a la pérdida de informa-
ción11. Una pérdida de información sobre los
Otros, que a veces acaba generando una
representación distorsionada �cuando no fal-
seada� de la realidad de estos y, en último
término, prejuicios y estereotipos estructu-
rantes y persistentes en el tiempo (Santa-
maría, 2002). Un asunto, este último, que nos
conduce a la noción de estigma, la cual será
desarrollada en el siguiente apartado. 
2. QUÉ ENTENDEMOS POR ESTIGMA
El concepto estigma tiene sus raíces en la
Antigua Grecia. Éste era un término emplea-
do para referirse a signos corporales (marcas
o tatuajes) que evidenciaban la naturaleza
negativa del estatus moral del individuo que
habían cometido algún crimen o delito. En la
actualidad, podemos encontrar otras defini-
ciones de estigma: desdoro, afrenta, mala
fama; huella impresa sobrenaturalmente en
el cuerpo de algunos santos extáticos, como
símbolo de la participación de sus almas en la
Pasión de Cristo; marca impuesta con hierro
candente, bien como pena infamante, bien
como signo de esclavitud (Real Academia
Española, 2005). 
Dicho concepto sería introducido en la
sociología por Goffman (1963), quien defi-
niría el estigma como un atributo profunda-
mente desacreditador que lleva a su portador
a convertirse en una persona fuera de los
cauces de la normalidad social, a la vez que se
definen los límites del marco de referencia de
los normales. Este autor identificaría tres
tipos de estigmas. En primer lugar, estigmas
físicos (deficiencias sensoriales y deformida-
des del cuerpo). En segundo, los defectos de
carácter del individuo (perturbaciones men-
tales, adicción a drogas, alcoholismo, desem-
pleo, estancias en la cárcel, etc.). Y, finalmen-
te, estigmas tribales de la raza, la nación y la
religión. Estos se refieren a la evaluación
negativa de la persona por la pertenencia o
asociación a un grupo determinado12. El
estigma, como una diferencia indeseable,
conduce a que los individuos normales �aque-
llos que no se apartan de las expectativas
ESTUDIOS
64 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
10 Para más información ver SAID, EDWARD Orientalis-
mo, Madrid, Ediciones Libertarias, 1990.
11 De hecho, antes de juzgar la labor de los profe-
sionales del periodismo, resulta conveniente reflexionar
sobre las dificultades de dicho oficio y, por supuesto, las
limitaciones propias del sistema productivo de conoci-
miento en el que está inserto (RODRIGO, 2005). 
12 Evidentemente, es en este grupo donde se
incluiría a los inmigrantes como grupo estigmatizado.
Más adelante desarrollaremos esta cuestión.
particulares� consideren a la persona estig-
matizada como no totalmente humana y, en
función de esa creencia, practicarán distintos
tipos de discriminación. Así, es el propio
estigma el que legitima la exclusión de la per-
sona «marcada». Del mismo modo que un
«símbolo de prestigio» social puede situarnos
en una posición ventajosa frente a los demás,
los «símbolos de estigma» sitúan a su porta-
dor en una posición de desventaja frente a los
individuos normales. Por consiguiente, el
estigma constituye un factor de discrimina-
ción social que excluye el acceso a la «socie-
dad normal».
Indudablemente, en la actualidad, la
noción de estigma planteada por Goffman ha
sido superada. En efecto, en las últimas déca-
das los límites conceptuales que definían el
estigma han sido ampliamente sobrepasados,
tanto en cantidad como en complejidad, a
causa del creciente número de trabajos dedi-
cados al estudio de este fenómeno (no ya sólo
dentro de las ciencias sociales, también en las
ciencias de la salud). Algo que,en cierto
modo, en lugar de establecer una definición
clara, ha aumentado la imprecisión del con-
cepto y, por lo tanto, las críticas sobre la valía
científica del mismo. Entre algunas de las crí-
ticas más frecuentes, podemos oír hablar del
excesivo énfasis en las características indivi-
duales o, por ejemplo, del hecho de que el
estigma actúe como concepto «paraguas»
para etiquetar cualquier tipo de discrimina-
ción13. En este sentido, a pesar del elevado
número de investigaciones y el amplio con-
junto de datos descriptivos sobre el tema, no
podemos encontrar, hoy por hoy, una defini-
ción que englobe y sistematice toda la diversi-
dad de fenómenos que son clasificados bajo la
denominación de estigma. Por consiguiente,
pecando de cierto pragmatismo, no vamos a
dar pié al debate actual sobre la precisión
conceptual y/o los niveles de aplicabilidad del
concepto. Así, tomaremos la definición «clási-
ca» de Goffman dada su claridad terminológi-
ca y su utilidad operativa de cara a la com-
prensión de fenómenos de exclusión social
(procesos de etiquetado, reproducción de
estereotipos, perdida de estatus, etc.).
Dejando de lado esta discusión, la idea
fundamental que deberíamos mantener acer-
ca de la naturaleza del estigma se podría
resumir en las siguientes premisas: a) el
estigma es una marca o señal negativa que es
atribuida a individuos; b) una marca que
implica un juicio o evaluación negativa; c) la
estigmatización tiene consecuencias negati-
vas para el estigmatizado; d) consecuencias
negativas que son legitimadas por un sistema
de creencias compartidas acerca de los atri-
butos (virtualmente atribuidos) de la persona
estigmatizada14. 
Como se puede apreciar, a la hora de tra-
tar la representación mediática de la inmi-
gración y su reflejo en la opinión pública, el
concepto estigma resulta sumamente escla-
recedor debido a que la noción de estigma se
encuentra íntimamente ligada a la de visibi-
lidad �o, más correctamente, perceptibili-
dad� de la persona marcada: el inmigrante.
Esto es, el hecho de hablar de inmigración y,
específicamente, de la imagen de la inmigra-
ción representada en los medios de comunica-
ción, implica hacer referencia a la visibilidad
del inmigrante. Claro está que, de la misma
manera que no todas las tipologías de inmi-
grantes son igualmente visibles, tampoco
todas son estigmatizadas del mismo modo, ya
que no todas son o están marcadas por igual.
De hecho, como veremos a continuación, cada
JAVIER ÁLVAREZ GÁLVEZ
65REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
13 Para más información véase: LINK, BRUCE y PHE-
LAN, Jo (2001): Conceptualizing stigma, Annual Review
of Sociology, Vol.27, pp.363-385. 
14 A este respecto es necesario hacer referencia a la
distinción que hace Goffman entre identidad social real
de la persona e identidad social virtual. Se habla de vir-
tual en cuanto que ésta identidad es �«una imputación
hecha con una mirada retrospectiva en potencia» (1963:
12). Es decir, es virtual porque sólo representa nuestra
propia caracterización del estigmatizado, pero no la
identidad social real de éste. 
inmigrante en función de sus características
(físicas, sociales, culturales�) podrá presen-
tar distintos tipos de estigmas. Ahora bien,
antes de entrar más a fondo en este asunto
debemos plantearnos las siguientes cuestio-
nes de fondo: ¿hasta qué punto podemos afir-
mar que la imagen de la inmigración repre-
sentada en los medios de comunicación estig-
matiza la imagen social del inmigrante? Y, si
realmente, los medios estigmatizan la ima-
gen del inmigrante, ¿Cómo se vuelve posible
este proceso de estigmatización, esto es, cuá-
les son los mecanismos que lo posibilitan?
¿Cuáles son las consecuencias de este proceso
de estigmatización de los inmigrantes? 
Encontraremos las respuestas a estas pre-
guntas en el próximo apartado, donde emplea-
remos datos reales de la fase cualitativa del
proyecto MEXEES, así como noticias que nos
servirán para contextualizar el discurso de
los informantes. Datos que nos ayudarán a
comprender lo dicho hasta el momento.
3. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Y LA ESTIGMATIZACIÓN
DE LA IMAGEN DEL INMIGRANTE
Comparando los resultados del análisis del
material cualitativo de entrevistas y grupos
de discusión y las noticias previas a la reali-
zación del trabajo de campo, se pudieron rea-
lizar las siguientes observaciones acerca del
tratamiento informativo que los medios de
comunicación confieren al fenómeno de la
inmigración:
1) El encuadre noticioso de la inmigración
hace más visible a las tipologías de inmigran-
tes más mediáticas, es decir, aquellas que
encajaban mejor en el estereotipo de inmi-
grante.
2) El encuadre noticioso de la inmigración
estigmatiza la imagen pública del inmigran-
te, mediante la composición de un retrato
negativo y/o problemático (pobreza, paro,
delincuencia�). Un retrato que por lo gene-
ral tiende a remarcar las diferencias entre
inmigrantes y autóctonos.
3) La relación entre la imagen estigmati-
zada de la inmigración y el «nuevo» racismo,
que tiende a poner el énfasis en las otras dife-
rencias no raciales como, por ejemplo: cultu-
rales o de clase (bajo nivel educativo, baja cla-
se social, posición económica, etc.). 
A continuación, desarrollaremos cada una
de estas observaciones haciendo referencia a
datos concretos que nos ayudarán a compren-
der el problema que estamos tratando de ana-
lizar.
3.1. Del encuadre noticioso a la
identificabilidad del inmigrante
Comenzando por las noticias que mar-
carían gran parte de nuestro trabajo de cam-
po cualitativo en el proyecto MEXEES, podía-
mos apreciar como gran parte del contenido
noticioso hacía referencia a la denominada
«psicosis de la invasión» (Valles, Cea e
Izquierdo, 1999). En efecto, los datos resul-
tantes de entrevistas y grupos de discusión se
vieron afectados por el discurso mediático de
los meses previos. La continua llegada de
pateras procedentes de Mauritania y Senegal
a las costas españolas del año 2006, así como
el posterior acrecentamiento de dicho flujo a
finales de verano, marcarían los encuadres
noticiosos del momento. Las referencias al
«control de fronteras e inmigrantes irregula-
res», la «llegada masiva de pateras» (sobre
todo a las costas de Las Canarias) y «las repa-
triaciones de indocumentados» fueron los
temas que en gran medida fijarían la agenda
política del momento y, por tanto, la de los
medios de comunicación. Un hecho que, como
decimos, tuvo su reflejo en los discursos de las
entrevistas y los grupos de discusión de nues-
tra investigación15. Concretamente, las
ESTUDIOS
66 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
15 Como indicaban los datos del barómetro periódi-
co de opinión del Centro de Investigaciones Sociológi-
entrevistas �realizadas entre noviembre
2006 y febrero de 2007� estuvieron fuerte-
mente marcadas por este tipo de encuadre.
Algo que se podía apreciar en los titulares:
«Las últimas avalanchas de inmigrantes a
Canarias desbordan los centros de acogida»
(ABC, 4 de septiembre de 2006); «En 12 días,
2.200 �sin papeles� enviados a la Península y
1.300 repatriados a su país» (El Mundo, 24 de
septiembre de 2006); «29 expertos de siete paí-
ses europeos ayudan a identificar a 19.000
inmigrantes en Canarias» (El País, 18 de
diciembre de 2006); etc. Por supuesto, este
tipo de discurso también tendría eco en los
grupos de discusión realizados en los meses
posteriores. 
Ahora bien, concibiendo el encuadre noti-
cioso como una tipología específica de marco
fabricado que representa la realidad, podría-
mos descomponer los distintos elementos que
lo componen. Así, por ejemplo, tomando el
modelo de representación dramatúrgica de
Goffman (1959), podríamos analizar superfi-
cialmente los distintos elementos que encua-
dran la conocida escena de la «entrada de
irregulares». En efecto, este tipo de encua-
dres presentan los siguientes elementos:
a) La definición de la situación: La
existencia de una idea acerca de la organiza-
ción de los acontecimientos, un tema o argu-
mento. Por ejemplo,a modo de tema, la entra-
da de inmigrantes indocumentados en pate-
ra.
b) El escenario: El contexto donde se
desarrolla la acción de los acontecimientos.
Lugares geográficos como: Senegal, Maurita-
nia, Marruecos, las Islas Canarias, el Estre-
cho de Gibraltar� Espacios físicos: playas,
centros de acogida�
c) Los actores: Los cuales desempeñarán
los distintos papeles (posibles) dentro del
marco de la escena. Inmigrantes (de diferente
origen geográfico) y autóctonos (políticos,
fuerzas de seguridad del Estado, Cruz Roja,
Salvamento Marítimo�).
d) La representación: La acción propia-
mente dicha, mediante la cual se desarrolla el
argumento. Acontecimientos concretos: la lle-
gada de una patera a la costa de Almería, la
repatriación de senegaleses�
Por supuesto, podemos seguir profundi-
zando en cada uno de los elementos del
encuadre. Por ejemplo, continuando con este
tipo de encuadres de la inmigración, si nos
aproximamos a la definición de los actores
que participan en la acción podemos observar
algunas diferencias muy representativas
entre nuestra imagen autorepresentada y la
de los Otros, como ya se había podido apreciar
a través de otros estudios (van Dijk, 1993).
Así, mientras que el Otro es definido como la
víctima (�sin papeles�, �ilegal�, �indocumenta-
da�, �irregular�, �subsahariana�, �magrebí�,
�pobre�, �detenida�, �herida�, �muerta�), Noso-
tros nos autodefinimos como los salvadores
(�los rescatamos�, �los acogemos�, �somos los
solidarios�, �ayudamos al desarrollo�, �ofrece-
mos ayuda sanitaria a los heridos�, �los ali-
mentamos�, etc.). Una definición de los acto-
res que se hallaba implícita en las entrevistas
y los grupos de discusión, a través de una
visión dramática de la situación16. Entre
algunas de las citas que hacían referencia a
JAVIER ÁLVAREZ GÁLVEZ
67REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
cas (CIS) en el barómetro de septiembre de 2006 (estu-
dio 2954), el 59,2% de los encuestados señaló la inmi-
gración como el principal problema del Estado. Un
hecho que se hallaba claramente relacionado con la
campaña mediática relativa a la llegada de cayucos a las
costas canarias de finales de verano.
16 Una visión dramática de la situación de los inmi-
grantes y que resaltaba más en las mujeres que en los
hombres. Estos últimos a la hora de hacer referencia a
este tipo de encuadres de la inmigración se centraban
más en la situación de descontrol y en los errores guber-
namentales. En cierto, modo se podría decir que las
mujeres se mostraban más sentimentales frente a la
racionalidad masculina, lo que podría tener relación con
el hecho de que ellas se sintieran más empatía con las
inmigrantes madres que hacían el viaje con el menor a
cuestas. En efecto, solían ser las mujeres las que más
referencia hacían a este tema. 
las condiciones de llegada de los inmigrantes
podemos resaltar las siguientes respuestas:
«se juegan la vida� lo tienen que pasar muy
mal en su país para hacer esas locuras»
(mujer de 18 a 29 años, clase media-baja);
«Me da mucha pena, porque se deben sentir
engañados» (mujer de 45 a 64, clase media-
media); «pienso en la dificultad y en la deses-
peración que tiene que tener la gente para
arriesgarse» (mujer de más de 65, clase
media-alta); «tienen que tener una vida abso-
lutamente nefasta y horrible para jugársela
para venir» (mujer de 30 a 45 años, clase
media-media); etc.
En cierto modo, lo que nos interesa en este
punto de nuestra argumentación no es el gra-
do de concordancia del encuadre de la inmi-
gración con la «verdadera realidad» de la
inmigración, sino el modo de definir los dis-
tintos elementos del encuadre que serán los
que luego permitan a los autóctonos explicar
la realidad del inmigrante. Es decir, el modo
en el que la representación de la inmigración
es construida por los medios de comunica-
ción. Una representación que además de ofre-
cer un marco de conocimiento respecto al
objeto representado también tendrá efectos
estructurantes. Así, como señala Santa-
maría, las representaciones son «una deter-
minada forma de concebir la realidad, en su
sentido cognoscitivo pero también constituti-
vo y estructurador. Las representaciones for-
man parte de las relaciones sociales, son pro-
ducto y generadoras de ellas» (2002: 11). De
ahí que el encuadre mediático de la inmigra-
ción desempeñe un papel fundamental a la
hora de definir al Otro. 
Obviamente debemos tener en cuenta que
buena parte de la representación que tene-
mos del Otro proviene de la experiencia direc-
ta. Sin embargo, no todo lo que sabemos o
conocemos de la inmigración procede de esta
experiencia. En efecto, nuestra imagen de la
inmigración concuerda en gran medida con la
representación del inmigrante que reprodu-
cen los medios de comunicación: la imagen
del inmigrante visible17. Es decir, por lo gene-
ral el encuadre (textual o visual) de la inmi-
gración que presentan los medios de comuni-
cación suele descubrir aquellos rasgos que
permiten identificar al inmigrante como tal.
En el caso de las imágenes podemos apreciar
que siempre suele haber alguna característi-
ca �generalmente fenotípica o de carácter
étnico� que hace visible al inmigrante (rasgos
faciales, color de la piel, vestimenta, etc.).
Así, lo habitual en los medios es sacar al
inmigrante que cualquier persona identifi-
caría a primera vista como tal, lo que nos per-
mite identificar la noticia al instante.
Además, resulta más mediático hacer refe-
rencia a los pocos que llegan arriesgando su
vida que a los miles que vienen volando (con
comida incluida) en clase turista. Por supues-
to, debemos tener en cuenta que, en el caso de
un encuadre textual, carente de imagen, lo
habitual es hacer referencia a algún elemen-
to que nos sitúe dentro del marco (por ejem-
plo, reseñando el origen geográfico18). En
definitiva, elementos de carácter simbólico
que los medios emplean para etiquetar la
ESTUDIOS
68 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
17 Con el término inmigrante visible nos referimos a
aquellos inmigrantes a los que, por sus rasgos fenotípicos,
les resulta imposible pasar desapercibidos. Pensemos,
por ejemplo, el caso de los inmigrantes asiáticos,
magrebíes, negro-africanos, etc. Es decir, inmigrantes
que son perceptibles a primera vista por sus característi-
cas. Debe quedar claro que el concepto visibilidad pue-
de llevar a confusiones relacionadas con nuestro sentido
de la vista. En este sentido, debemos tener en cuenta que
el término visibilidad se refiere más correctamente a la
noción de «identificabilidad», a ser identificable, ya sea a
través de cualquiera de nuestros sentidos. Por supuesto,
todo inmigrante será potencialmente identificable como
tal, aunque no sea visible por sus rasgos físicos.
18 En efecto, en estudios sobre el framing se ha podi-
do apreciar cómo el origen geográfico del inmigrante se
vuelve una variable fundamental a la hora de caracteri-
zar y, por consiguiente, definir la condición del inmi-
grante. Para más información ver: IGARTUA, J. J., OTERO, J.
A., MUÑIZ, C., CHENG, L. y GÓMEZ, J. (2007) Efectos cog-
nitivos y afectivos de los encuadres noticiosos de la inmi-
gración. En J. J. IGARTUA y C. MUÑIZ (eds.), Medios de
comunicación, Inmigración y Sociedad (pp. 197-232).
Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca.
acción del Otro dentro de los límites del mar-
co y, por lo general, de un modo inconsciente
(aunque existan ocasiones en las que poda-
mos pensar lo contrario).
Para entender este argumento es mejor
recurrir a la propia visión de los inmigrantes
acerca de cómo, los autóctonos, los represen-
tamos en los medios de comunicación. En este
caso, tomaremos un fragmento de un grupo
de discusión realizado con inmigrantes de
clase baja en el que un inmigrante de origen
senegalés (dirigiéndose a una participante
dominicana) reflexiona sobre la imagen
mediática de la inmigración representada en
los medios de comunicación19:
HS�Cuando tú ves en la tele África� ¿qué es lo
que ves de África tú?, ¿qué ves?, a ver, dime la
verdad. El hambre, la guerra,«la gente enfer-
mo», el sida. Pero si sólo ves eso� Nunca te has
fijado en lo bueno que tiene África� ¿no? (�)
sólo en cómo viene la gente� en cayucos. Sólo
ves la guerra, el hambre, nada más.
MD�Pues ahora te están metiendo documentales
de...
HS�Nada, no sé� siempre La 2� también, las
mujeres, para ayudar a la gente pobre, y nunca,
nunca nos han enseñado en Santo Domingo, los
ricos cómo viven, los edificios con «gente rico»,
cómo� lo que han creado, nada, sólo lo que es
malo te enseña la gente aquí. Esto es lo que está
en la cabeza de los españoles. Te miran así, te
miran gente de hambre, gente pobre, gente...
GD7. Inmigrantes de posición
media-baja. 03/05/07.
Incluso haciendo referencia a la imagen
del documental �supuestamente, más positi-
va y real del fenómeno� se percibe una visión
sesgada. En efecto, aunque los documentales
�a diferencia de los informativos� no suelen
mostrar lo más negativo de la inmigración,
tampoco suelen mostrar algo positivo de los
inmigrantes. Tal vez, como mínimo, nuestra
cara más positiva: la labor humanitaria en
los países en vías de desarrollo, nuestra soli-
daridad, la labor educativa, etc. Algo que,
aunque no es negativo, sigue representando
una visión parcial del fenómeno de la inmi-
gración, nuestra propia visión.
Evidentemente, que los medios de comuni-
cación le pongan cara o color a la inmigración
no es en sí mismo el problema, sino que, éste
deviene de la creación de una asociación
entre dichos rasgos fenotípicos y un encuadre
de carácter negativo o problemático. En efec-
to, este fenómeno se produce todos los días
cuando vemos imágenes sobre la inmigración
(con independencia del tipo de formato infor-
mativo y del medio20). Es decir, generalmen-
te, podemos ver imágenes en las que los inmi-
grantes se encuentran asociados con acciones
ilegales: cruzando la frontera, robando en
casas, traficando con drogas, en asuntos de
prostitución, temas de violencia callejera,
violencia de género, etc. (encuadres bastante
más negativos que el de «la patera» al que
hemos hecho referencia). Un fenómeno que a
la larga acaba construyendo un arquetipo fal-
seado de los distintos tipos de inmigrantes.
Así, el acontecimiento de carácter eventual
acaba por convertirse en una trama discursi-
va cotidiana que tiene un claro resultado: la
asociación de la imagen del inmigrante visi-
ble con otras imágenes de carácter negativo a
través de la (re)producción persistente de
encuadres que tienden a retratar la cara más
problemática de la inmigración. 
En definitiva, el encuadre noticioso, enten-
dido como marco de referencia, permite esta-
blecer los distintos elementos de la escena
que posteriormente marcarán la interacción
de los actores (autóctonos-inmigrantes). Por
supuesto, esto tampoco quiere decir que
tomemos los encuadres noticiosos �y, concre-
JAVIER ÁLVAREZ GÁLVEZ
69REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
19 El grupo estaría formado por: dos hombres (un
senegalés y un marroquí) y cinco mujeres (una domini-
cana, una ecuatoriana, una colombiana y dos marro-
quíes).
20 Aunque también debamos tener en cuenta que la
ideología política del medio influye en el modo en el que
la inmigración es representada.
tamente, los referidos a la inmigración� como
una realidad irrefutable, sólo que, en ciertas
ocasiones, con pocas posibilidades para con-
trastar la información mediática y en ausen-
cia de contacto directo (de primera mano) con
el objeto representado �en este caso, el inmi-
grante�, tomaremos la información que ten-
gamos disponible (la del encuadre noticio-
so)21. 
3.2. El retrato mediático
de la inmigración
y la construcción del estigma
En cierto sentido, podríamos afirmar que
el encuadre de la inmigración visible en los
medios de comunicación simplemente repre-
senta una forma específica de categorización
de la identidad social de dichos inmigrantes.
Como señala Goffman: 
«La sociedad establece los medios para categori-
zar a las personas y el complemento de atributos
que se perciben como corrientes y naturales en
los miembros de cada una de esas categorías. El
medio social establece las categorías de perso-
nas que en él se pueden encontrar. [�] Por con-
siguiente, es probable que al encontrarnos fren-
te a un extraño las primeras apariencias nos
permitan prever en qué categoría se halla y cuá-
les son sus atributos, es decir, su identidad
social». (1963: 12).
De esta manera, del mismo modo que las
personas definimos las situaciones y catego-
rizamos a otras personas en la vida cotidiana,
los medios de comunicación también colabo-
ran en el proceso de definición y etiquetado.
De hecho, los medios de comunicación de
masas podrían ser considerados como exten-
siones de las propias facultades sensoriales
del individuo (McLuhan, 1964). Así, los
medios, como organizaciones sociales, tienen
una clara funcionalidad social. Siguiendo a
D�Adamo, García Beaudoux y Freidenberg
(2000), podríamos señalar seis funciones
básicas de los medios de comunicación que
serían las que siguen a continuación: a) ofre-
cer información; b) correlación, cuyo objetivo
es explicar, interpretar y comentar el signifi-
cado de los acontecimientos; c) ofrecer diver-
sión y entretenimiento; d) persuadir, como un
modo de generar tendencias en la opinión
pública; e) servir al sector económico a través
de la función publicitaria y; f) transmisión de
cultura (socialización), aunque no constituya,
en principio, un objetivo deliberado de los
medios. En este sentido, los medios no sólo
ofrecen información, sino que son capaces de
explicar las causas y las consecuencias de los
acontecimientos, interpretar los hechos, esta-
blecer significados, persuadir acerca de los
posibles cauces de acción social y, probable-
mente, lo más importante, transmitir cultura
y socializar. Por consiguiente, a pesar de que
en ciertas ocasiones se exagere la capacidad
de los medios a la hora de generar o manipu-
lar la opinión pública, no podemos negar la
preeminencia de los mismos a la hora de defi-
nir los acontecimientos y, por lo tanto, catego-
rizar a las personas dentro de un contexto
determinado.
Asimismo, en el caso del tratamiento infor-
mativo de la inmigración, el encuadre llevado
a cabo por los medios de comunicación de
nuestras sociedades establece un proceso
continuo de categorización y etiquetado de la
imagen del inmigrante que, como venimos
diciendo, generalmente recae, sobre los inmi-
grantes más visibles. Inmigrantes que aca-
ban siendo estigmatizados a consecuencia de
ser persistentemente representados dentro
de encuadres de carácter negativo. En este
caso, hacemos referencia a la noción de estig-
ma en cuanto que refleja a la perfección la
ESTUDIOS
70 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
21 En este caso, siguiendo la teoría de la espiral del
silencio de Noelle Neuman (1995), partimos de que
cuanto más aislado y acrítico se encuentre el público
ante los medios; cuanto menores sean las posibilidades
de elección de canales informativos; cuanto mayor sea
la concordancia de la información entre los distintos
medios, mayores serán los efectos que los medios cau-
sarán en las audiencias. Ya que las personas tratarán de
no desentonar con el clima de opinión generado por los
medios.
marca identificativa (visible) y desacredita-
dora que establecen los medios de comunica-
ción sobre el colectivo inmigrante en general
y sobre los inmigrantes visibles en particular.
Aunque, como ya hemos subrayado, la defini-
ción de la inmigración como problema no es
exclusiva de los medios de comunicación, sino
más bien de las élites sociales de nuestra
sociedad (a saber: políticos, académicos, líde-
res de opinión�), la imagen mediática juega
un papel fundamental en todo el proceso de
generación de opinión pública. De hecho, si
tenemos acceso a las definiciones del fenóme-
no que realizan las élites sociales es gracias a
los medios de comunicación22. 
Ahora bien, haciendo referencia a la repre-
sentación de la inmigración que hacen los
medios, debemos tener en cuenta que en el
proceso de estigmatizacióndel inmigrante
visible, no es sólo su condición racial la que se
vuelve estigma, sino que en su identidad
social confluyen y, por tanto, se sobreponen
varios tipos de estigmas. En este caso, al
estigma tribal de raza se suman otras carac-
terísticas desacreditadoras dentro del marco
de nuestra sociedad como, por ejemplo: el
desempleo, la pobreza, el bajo nivel educativo,
etc. (estigmas asociados al carácter o la
voluntad del individuo). Un conjunto de
características que componen el encuadre de
la inmigración que realizan los media (y, dia-
riamente, a través de los medios informati-
vos). De aquí también podemos deducir la
estrecha proximidad entre las actitudes
racistas y clasistas de los nativos hacia la
inmigración. En efecto, son actitudes que
apuntan en la misma dirección puesto que, en
el fondo, se dirigen hacia una misma imagen
compuesta por distintos tipos de estigmas. 
En efecto, tomando como referencia los
datos cualitativos de entrevistas y grupos de
discusión realizados en el marco del proyecto
MEXEES, se podía apreciar que cuando pre-
guntábamos a los entrevistados con qué aso-
ciaban la inmigración, la mayoría de los
informantes hacían referencia a situaciones
de carácter problemático o negativo. Concre-
tamente, lo más habitual era que la inmigra-
ción fuera asociada con la pobreza. Por lo
general, sólo indirectamente se asociaba
inmigración y delincuencia (robos, drogas,
mafias, prostitución, etc.), y cuando se reali-
zaba dicha asociación era atribuida en terce-
ra persona, como una asociación existente en
la calle pero que pocos querían atribuirse de
un modo personal (en primera persona). Aun-
que, en cierto modo, se podrían haber espera-
do asociaciones más negativas, la asociación
de inmigración y pobreza, decía mucho del
tipo de encuadre del fenómeno representado
en los medios de comunicación en los medios
los meses previos a la realización del trabajo
de campo (en gran medida vinculada a la
«imagen de la patera»)23. Además, se podía
apreciar una perfecta relación entre las noti-
cias de impacto observadas en los medios y
las asociaciones cognitivas de los entrevista-
dos en torno al tema de la inmigración. Si las
noticias de impacto mencionadas hacían refe-
rencia a la llegada en pateras de los inmi-
grantes la consecuencia lógica era la asocia-
ción de dicha imagen con la de pobreza, ya
JAVIER ÁLVAREZ GÁLVEZ
71REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
22 Asimismo, podemos encontrar declaraciones de
científicos, como las del afamado genetista James Wat-
son al hacer referencia a las diferencias raciales: «Todas
nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de
que su inteligencia es la misma que la nuestra, mientras
todas las pruebas muestran que no es realmente así» (The
Sunday Times, 14 de octubre de 2007). O declaraciones
de líderes políticos, como las de Mariano Rajoy el pasa-
do mes de septiembre, en las que afirmaba sobre la
inmigración: «Ya empezamos a ver algunas cosas que no
son buenas en algunas ciudades de España. Hay 180.000
extranjeros cobrando seguro de desempleo, y ya volve-
mos a tiempos pasados: ya hay 20.000 andaluces que
han pedido trabajo en la vendimia francesa» (El País, 15
de septiembre de 2008). 
23 En los meses previos a la realización del trabajo de
campo de las entrevistas en profundidad, se produjo el
fenómeno de «crisis de las Canarias» de principios de
septiembre del 2006 por la llegada masiva de pateras,
un fenómeno que condicionó en gran medida la res-
puesta de los informantes. 
fuera directamente o indirectamente me-
diante conceptos relacionados (paro, hambre,
necesidad, supervivencia, desesperación�).
En este contexto, resultaba evidente que la
mayor parte del discurso de los informantes
se hallara impregnado del discurso mediático
y, en este caso concreto, del «encuadre de las
pateras». A continuación ofrecemos un testi-
monio concreto de una mujer de 56 años
(catalana de procedencia y profesora de pri-
maria), que haciendo referencia a las últimas
noticias que le habían impactado, mostraba
una imagen claramente estereotípica sobre la
situación del inmigrante en el país de origen: 
P. ¿qué noticias sobre extranjeros e inmigrantes
te ha causado más impacto? 
R. De impacto, impacto negativo, la cantidad de
negros que llegan a Canarias todos los días (�)
Ellos tienen un espíritu de sacrificio muy grande
porque en su país están acostumbrados a dormir
incluso sin techo, normalmente en África no tie-
nen tanta necesidad de trabajar como tenemos
en Europa� ¿Por qué? Porque el producto de la
tierra les da para sobrevivir, no tienen eco-
nomía, es decir, no tienen un céntimo, un centa-
vo, nada. Pero ¿qué tienen? Tienen pescado en
los ríos y en el mar, tienen buenas bananas, bue-
nas piñas, buenos productos de la tierra que sólo
tienen que alargar el brazo para tenerlo, para
comer, para sobrevivir tienen siempre.
Mujer de 56 años, de clase media. 24/10/06. 
Por supuesto, a pesar de la imagen ilusoria
e idílica de la situación del inmigrante que
esboza esta entrevistada, también podíamos
encontrar otro tipo de asociaciones mucho
más negativas que hacían referencia a la
delincuencia (al surgimiento de mafias, los
robos de bandas de Europa del Este, la vio-
lencia de las bandas latinas�) o al empeora-
miento de las condiciones de los autóctonos
(precarización del trabajo, aumento del
paro�), así como también asociaciones posi-
tivas (enriquecimiento cultural, beneficios
económicos para la economía española�) que
igualmente mostraban la existencia de un
discurso a favor de la inmigración. Sin
embargo, existía una diferencia respecto
ambas tipologías discursivas. Mientras que
los que emitían discursos positivos o a favor
de la inmigración solían hacerlo en términos
temáticos generales y más abstractos (el mul-
ticulturalismo o la interculturalidad, la
pobreza del tercer mundo, beneficios econó-
micos para el país, etc.), cuando aparecía el
discurso negativo y más reacio se hacía una
referencia específica a tipos de inmigrantes
específicos vinculados a sucesos concretos de
carácter negativo (problemas con bandas lati-
nas en el barrio, el asalto a un chalet de ban-
das del Este, etc.). Generalmente, aquellos
tipos de inmigrantes que por su continua
representación mediática en encuadres nega-
tivos resultaban más visibles a los autócto-
nos. 
Como decimos, aunque por lo general no
solía haber referencias explícitas que indi-
carán una imagen negativa de la inmigra-
ción, los comentarios traslucían un trasfondo
claramente problemático y, como hemos
comentado, relacionado muy de cerca con el
contexto mediático de la «psicosis de la inva-
sión». Así, hacer referencia a la inmigración
era sacar a colación el tema de la pobreza: la
falta de recursos económicos y educativos, el
subdesarrollo, las dificultades para acceder
al empleo, la necesidad de supervivencia y,
sólo en el peor de los casos, la delincuencia.
Debido al encuadre de las pateras, no solía
haber una referencia directa a la delincuen-
cia, pero sí indirecta: 
H�(�) Creo que estos inmigrantes deberían lle-
gar con un visado de trabajo como en otros paí-
ses ¿no? No se puede permitir lo que estamos
viendo� no se puede permitir lo que estamos
viendo en nuestras calles, una serie de inmi-
grantes vagabundeando para ver si encuentran
un trabajo que no muy a largo plazo puede
desembocar en una forma de vida delictiva. No
quiero decir con esto que los inmigrantes sean
delincuentes. Pero evidentemente, si no tienen
nada que perder y necesitan algo que llevarse a
la boca� pues no van a dudar en robar en un
supermercado por ejemplo. Entonces el proble-
ma es que como son inmigrantes y son ilegales no
ESTUDIOS
72 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
se les puede hacer nada, no hay ningún tipo de
persecución policial. Es una especie de limbo en
el que la gente se pasea...
Hombre de 48 años, clase media, 13/11/06
Evidentemente, esta no era la tónica domi-
nante del discurso de nuestros entrevistados.
Tuvieran una u otra posición social, nos en-
contrábamoscon un discurso más impregna-
do por sentimientos de tolerancia y solidari-
dad para con los inmigrantes que de rechazo
o exclusión. Sin embargo, era normal escu-
char razonamientos similares al del párrafo
anterior, que vinculaban de forma lógica los
conceptos de inmigración y delincuencia. Una
tipología argumentativa que parecía apuntar
a la existencia de una categoría fundamental
de orden cognoscitivo que esbozaba la imagen
estigmatizada del inmigrante presente en la
opinión pública, y que emergía generalmente
de un modo más sutil (sobre todo en las clases
altas24) que en el presente caso. El esquema
lógico-argumental en torno a la imagen men-
tal del inmigrante que proyectaba el autor de
este párrafo se podría descomponer analítica-
mente en las siguientes dimensiones:
JAVIER ÁLVAREZ GÁLVEZ
73REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
Es decir, cada casillero de la tabla comple-
ta un peldaño en el desarrollo discursivo de la
imagen mental del inmigrante, así, cada uno
de los escalones sería consecuencia lógica del
anterior (según el relato del entrevistado): 1)
el no tener documentos; 2) dificultaría el
encontrar trabajo; 3) lo que llevaría a la
pobreza; 4) por consiguiente, a la necesidad
(hambre); 5) y a la supervivencia como res-
puesta vital; 6) lo que desembocaría en una
«forma de vida delictiva»; 7) que, en último
término, representaría un problema para
Nosotros. De este modo, aunque este tipo de
discurso negativo representaba la excepción
y no la regla, dicha excepción nos estaba des-
cribiendo de forma manifiesta algunas de las
dimensiones latentes en el conjunto discursi-
vo y que, a menudo, se encontraban enmasca-
radas en un discurso políticamente correcto.
Así, aunque raramente se hacían referencias
al estigma de raza (al color de la piel) del
inmigrante, podíamos localizar en el discurso
muchas otras dimensiones conceptuales que
completaban la imagen representada en los
24 Mientras que los informantes de posición más baja
solían mostrar discursos más abiertos (o mejor dicho,
menos elaborados) a la hora de expresar una opinión
negativa hacia la llegada de inmigrantes, los de posicio-
nes más alta mostraban un discurso más moderado.
medios de comunicación (ilegalidad, pobreza,
hambre, paro, necesidad, etc.). De esta mane-
ra, los inmigrantes más visibles en los medios
�ya fuera por sus rasgos fenotípicos y/o por su
menor posición social� seguían siendo defini-
dos por los autóctonos como los actores reales
o potenciales del problema de la inmigración.
Esto es, para los autóctonos los inmigrantes
eran aquellas personas que los medios
definían como tales25. 
En este sentido, los medios de comunica-
ción mediante una persistente labor de
encuadre del inmigrante de la clase más baja,
contribuyen a (re)producir de la estigmatiza-
ción de éste. Por un lado, los medios, utilizan
la visibilidad del inmigrante como una forma
específica de informar sobre el fenómeno de
la inmigración. Pero, por otro lado, acrecien-
tan la visibilidad de dicha imagen en socie-
dad mediante la continua repetición de carac-
terísticas desacreditadoras que son asociadas
a la condición del inmigrante. En definitiva,
aquellas características que componen el
estigma como un conjunto de rasgos deni-
grantes rechazados desde la normalidad
social. 
Efectivamente, en el discurso de las entre-
vistas y los grupos, podíamos apreciar que los
inmigrantes que más se ajustaban a la ima-
gen de la inmigración representada en los
medios eran los que encontraban más proble-
mas de integración. De hecho, eran los que
encajaban en el estereotipo: rasgos étnicos,
clase baja, etc. Al contrario, eran los inmi-
grantes de las clases más altas los que se
sentían más integrados al entorno de los nati-
vos26. Además, incluso aunque estos exhibie-
ran rasgos étnicos visibles su condición de
clase les permitía escapar al estereotipo
mediático a pesar de exhibir su etnicidad.
Evidentemente, tenían un mayor conoci-
miento de la cultura del país receptor (domi-
nio de la lengua nativa, conocimiento de las
costumbres...). Un fenómeno que ya se ha evi-
denciado en otras investigaciones (Portes and
Bach, 1985; citado en Portes and Rumbaut,
2006). 
En definitiva, aunque los medios de comu-
nicación no suelen definir �de un modo mani-
fiesto� la inmigración como un colectivo
estigmatizado socialmente, encontramos que
existe una permanente vinculación de la
inmigración con encuadres (o marcos de refe-
rencia) que exhiben características social-
mente desacreditadas o potencialmente desa-
creditadoras. Asimismo, aunque a nivel
mediático el inmigrante no sea estigmatizado
por su condición racial, se encuentra retrata-
do en una posición desacreditada en cuanto
que es una persona portadora de característi-
cas no deseadas en el marco de nuestra cultu-
ra. Por lo general, el inmigrante representa-
do: procede de un país subdesarrollado a
nivel económico y político (regímenes dictato-
riales), se encuentra en una situación irregu-
ESTUDIOS
74 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
25 Era sumamente representativo el hecho de que
los autóctonos hablaran de inmigrantes para referirse a la
inmigración problemática relatada en los medios y de
extranjeros para hacer referencia a aquellas personas
que venían de fuera, pero que no eran definidos como
inmigrantes. Así, por ejemplo, mientras que un subsaha-
riano era automáticamente categorizado como inmi-
grante, un norteamericano no encajaba dentro de dicha
categoría (en todo caso en la de extranjero). 
26 En efecto, se podría decir que el GD9 (inmigran-
tes de posición media-alta) resultó uno de los grupos
más atípicos por el hecho de que los informantes no
cuadraban con la representación mediática de la reali-
dad inmigratoria de nuestro país, al contrario que el
GD7 (inmigrantes visibles de clase baja). Los informantes
del GD9 no llegaban a experimentar experiencias de
rechazo, por lo que tampoco tenían la misma percep-
ción del fenómeno que el GD8 (inmigrantes de clase
baja y poco visibles), y mucho menos la del GD7 (que se
autopercibía como el grupo peor tratado, tanto a nivel
mediático como en la vida cotidiana). En efecto, los par-
ticipantes del GD9 ni habían llegado en pateras, ni des-
nutridos, ni arriesgando sus vidas y tampoco exhibían
rasgos étnicos. Algunos estaban aquí porque el país les
había gustado, otros porque era el país de sus respecti-
vas parejas. Tenían estudios superiores y trabajos que
muchos españoles podrían envidiar. Nada más lejos de
la realidad presentada en los medios de comunicación.
lar, está desempleado o en situación de pobre-
za, tiene un bajo nivel formativo, posee otra
cultura, etc. En este sentido, incluso suponien-
do que el inmigrante no sea directamente
rechazado por su estigma racial, puede serlo
indirectamente por cualquier otro aspecto que
complemente el conjunto de atributos desacre-
ditadores que lo definen fuera de los cauces de
la normalidad imperante. De ahí la gran difi-
cultad de los inmigrantes más visibles para
escapar del encuadre negativo y/o problemáti-
co desde el que son definidos y evaluados.
3.3. El estigma de la inmigración como
símbolo de exclusión social y su
relación con el «nuevo» racismo
El estigma, como símbolo desacreditador y
fuente de discriminación social, trae a cola-
ción el tema del racismo o, más correctamen-
te, del «nuevo» racismo. En efecto, en nues-
tros días, el «racismo a la vieja usanza» basa-
do en diferencias biológicas, ha dado paso a lo
que se ha venido a denominar nuevo racismo.
Así, resulta más frecuente oír hablar de:
«racismo simbólico» (Sears y Kinder, 1971);
«racismo moderno» (McConahay, 1976);
«racismo diferencialista» (Taguieff, 1978,
1982); «prejuicio sutil» (Meertens y Petti-
grew, 1993); «racismo latente» (Pérez, 1993);
«racismo aversivo» (Dovidio y Gaertner,
1986); «discriminación Inversa» (Dutton,
1976); «racismo regresivo» (Rogers y Prenti-
ce-Dunn, 1981); «racismo institucional» (Pet-
tigrew, 1986); «etnicismo» (Essed, 1991);
«meta-racismo» (Wilson, 1996); etc. Unaamalgama conceptual que confirma la exis-
tencia de un cambio en la forma clásica de
entender el racismo. Como afirman Solomos
y Back, «hay una gran evidencia de que los
discursos raciales están usando cada vez más
un lenguaje social y cultural para justificar
sus argumentos, pero la búsqueda de una
definición uniforme para el nuevo racismo ha
resultado imposible, y de nuevo ha enfatizado
la naturaleza resbaladiza del racismo con-
temporáneo» (1996: 213). 
El racismo clásico que tomaba la diferen-
cia racial como argumento sobre el que
cimentar el rechazo hacia los Otros, aunque
continúa existiendo en nuestros días, ha deja-
do paso a un «nuevo» racismo que sitúa su
énfasis en las diferencias étnicas y cultura-
les27. Además se caracteriza por la negación
sistemática del problema (�no es un problema
de racismo, sino de delincuencia�28) y por su
naturaleza contradictoria («no soy racista,
pero si me cruzo con un árabe me entra una
sensación de que no estoy del todo a salvo»,
entrevista a mujer de 50 años, 16 de noviem-
bre de 2006). De ahí que sea un racismo
mucho más difícil de definir, puesto que va
más allá de la discriminación abierta.
En efecto, en el contexto democrático actual
de los países occidentales resulta insostenible
hablar públicamente de diferencias raciales a
nivel biológico. El racismo manifiesto es san-
cionado como práctica social. De ahí que, por lo
general, a la hora de hacer referencia a la
inmigración, se procure hablar en términos
«políticamente correctos» (aunque no siempre
se consiga). Lo que tampoco quiere decir que el
racismo no exista o haya desaparecido de
nuestras sociedades sólo que, frente al discur-
so racista más clásico y manifiesto, en la
actualidad asistimos al surgimiento de nuevas
formas de racismo las cuales se hallan carac-
terizadas por un discurso más elaborado �en
cuanto que pierde su carácter primario, su
espontaneidad�. Por supuesto, las actitudes
de rechazo y discriminación hacia la inmigra-
ción siguen existiendo, sólo que han adoptado
un carácter más simbólico y sutil (lo que nos
dificulta la percepción de las mismas y, por
tanto, su medición). 
JAVIER ÁLVAREZ GÁLVEZ
75REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
27 Un fenómeno que como indica CACHÓN (2005:
237), «no es tan nuevo como pudiera parecer», ya que
anteriormente ya se habían dado formas de discrimina-
ción basadas en diferencias culturales, como en el caso
del antisemitismo.
28 El 22 de enero de 2007 el diario El País presentaba
este titular referido a las reyertas de Alcorcón del fin de
semana previo. El titular hacía referencia a las proclamas
de grupos de jóvenes para hacer referencia al problema
de las bandas latinas en Alcorcón.
Como señalaba una informante de origen
colombiano en uno de los grupos de discusión
(GD7): 
MC�(�) muchas veces para una persona hacer-
te daño no tiene que dar un puñetazo, es por la
manera como te miran o que tú te acercas y se
quitan. Se echan para otro sitio� todas esas
cosas te hacen daño y eso se ve en muchos sitios,
en muchos sitios... te miran... 
Mujer de 47 años, nacionalidad colombiana,
empleada de la limpieza (03/05/07).
Un trato indirectamente discriminatorio
que, en ocasiones, era admitido por los pro-
pios autóctonos. En este caso, referido a
comentarios despectivos que se perciben en el
entorno más cotidiano: 
M�Hombre, pues, en el día a día, lo oyes, (�), no
hace falta que alguien le dé una paliza a otro,
que no hace falta que te enteres de que un nazi ha
pegado a un negro, si no que los comentarios�
yo creo que la gente lo dice todo, que les dan
muchas ayudas, que nos quitan el trabajo, o�
�¡qué bien viven éstos!�.
Mujer de 26 años, educadora social (14/11/06).
En este sentido, se podría decir que los
medios de comunicación (concretamente los
informativos), además de fomentar las acti-
tudes contrarias hacia la inmigración me-
diante una representación estereotípica del
fenómeno, contribuyen a mantener la correc-
ción política a la hora de hacer referencia a
dicho fenómeno. Ya que, en las sociedades
actuales, son estos los que �en cierto modo�
proyectan el estado de opinión, así como las
posibles opciones opináticas que pueda adop-
tar el público en un momento determinado
(Noelle-Neumann, 1995). Asimismo, pode-
mos esperar que sea el clima de opinión domi-
nante el que marque la tendencia a la hora de
expresar actitudes contrarias o favorables
hacia el fenómeno de la inmigración29. En
cierto modo, aunque tampoco podamos
hablar de la existencia de una relación mono-
causal en el proceso de recepción de informa-
ción, los medios de comunicación definen los
límites de qué se puede decir y/o hacer públi-
camente sin peligro a ser rechazado. De ahí
que podamos afirmar que los medios de
comunicación, como reproductores de la opi-
nión mayoritaria, contribuyen a la ocultación
del racismo hacia la inmigración tras una ter-
minología políticamente correcta que, gene-
ralmente, sigue denotando la existencia de
otros tipos de estigmas de «posición de clase»
(desempleo, pobreza, bajo nivel educativo...).
Como señala Goffman:
«Son bien conocidas las actitudes que nosotros,
los normales adoptamos hacia una persona que
posee un estigma, y las medidas que tomamos
respecto a ella, ya que son precisamente estas
respuestas las que la benevolente acción social
intenta suavizar y mejorar. Creemos, por defini-
ción, desde luego, que la persona que tiene un
estigma no es totalmente humana. Valiéndonos
de este supuesto practicamos diversos tipos de
discriminación, mediante el cual reducimos en
la práctica, aunque a menudo sin pensarlo, sus
posibilidades de vida. Construimos una teoría
del estigma, una ideología para explicar su infe-
rioridad y dar cuenta del peligro que representa
esa persona, racionalizando a veces una animo-
sidad que se basa en otras diferencias, como, por
ejemplo, la de la clase social». (1963: 15).
Así, como venimos diciendo, aunque �por
lo general� a la hora de hablar de inmigra-
ción el estigma racial no sea públicamente
evaluado, debido al propio miedo de los acto-
res sociales a ser sancionados, siempre
encontraremos algún tipo de elemento dentro
del encuadre mediático que nos permitirá
identificar al inmigrante (por ejemplo, su
identidad étnica u origen geográfico) y, por lo
ESTUDIOS
76 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
29 Un hecho que se puede apreciar en las fluctua-
ciones de las encuestas de opinión sobre actitudes hacia
la inmigración. Encuestas que siempre sufren los cam-
bios cualitativos y cuantitativos en las informaciones de
los distintos medios. De ahí que en los momentos en los
que la inmigración se vuelve el tema prioritario de la
agenda política y de los medios (como en el caso de la
�crisis de las Canarias) las actitudes contrarias hacia
dicho fenómeno experimenten notables repuntes en las
encuestas de opinión (para más información ver: CEA
D�ANCONA, 2007). 
tanto, definirlo al fuera de la normalidad
social dominante (habitualmente, haciendo
referencia a: su condición ilegal, a su falta de
recursos económicos o formativos, diferente
cultura o religión, a su vinculación con activi-
dades desviadas, etc.). De hecho, gran parte
de la información sobre inmigración transmi-
tida por los medios de comunicación hace
referencia a medidas de control y regulación
de la entrada de inmigrantes ilegales al país,
sobre la conflictividad o los problemas que
estos causan, la delincuencia y la marginali-
dad social. Una imagen de la inmigración
que, más que integrar, contribuye a la
(re)producción de sentimientos contrarios
que fomentan el rebrote de actitudes racistas
y xenófobas hacia dicho fenómeno. Como
muestran recientes investigaciones, un fenó-
meno que explica el hecho de que en los últi-
mos años hayamos asistido a un progresivo
aumento del rechazo hacia el inmigrante
(Cea D�Ancona, 2004).
En definitiva, aunque los medios de comu-
nicación españoles no emitan un discurso
abiertamente xenófobo, como ocurre en otros
países del contexto europeo30, sí que podemos
encontrar elementosde carácter simbólico o
latente que definen la imagen estigmatizada
del inmigrante y que, de un modo indirecto,
continúan fomentando las prácticas de exclu-
sión y discriminación hacia la inmigración.
4. CONCLUSIONES 
A lo largo de este breve análisis se ha pues-
to de manifiesto la reciente actualidad de las
ideas de Erving Goffman y la utilidad del las
mismas de cara a la comprensión del proceso
de construcción de la realidad llevado a cabo
por los medios de comunicación. Así, se ha
intentado exponer el modo en el que los
medios de representan la realidad de la inmi-
gración, así como el impacto negativo que
esta representación tiene en la práctica coti-
diana. En este sentido, el fin de estas páginas
era sólo ofrecer al lector algunas de las claves
que explican la persistencia del racismo y la
xenofobia en las sociedades actuales (y, en
concreto, en España). Indudablemente, debe-
mos tener en cuenta que es muy difícil �e
incluso arriesgado� llegar a la conclusión de
que los medios son racistas o xenófobos para
con la inmigración, ya que en nuestra socie-
dad «nadie» es racista ni xenófobo. En efecto,
como hemos podido apreciar la sutileza de las
formas de discriminación actuales van más
allá del rechazo abierto del pasado. 
Sin embargo, aunque no podamos tachar a
los medios de comunicación de responsables
del mantenimiento de las prácticas de exclu-
sión hacia los inmigrantes �ya que en el fon-
do sólo son los portadores del mensaje de las
élites sociales�, no podemos eludir la respon-
sabilidad de estos a la hora de definir negati-
va y/o problemáticamente el fenómeno inmi-
gratorio actual. Así, a pesar de transmitir un
discurso (de dominación histórica) que ya
está implantado en las raíces de nuestro ima-
ginario colectivo, debemos tener en cuenta
que los medios son, en gran medida, el eje
sobre el cual este discurso se articula en las
sociedades modernas. De ahí que debamos
admitir el importante papel que estos desem-
peñan a la hora de estigmatizar la inmigra-
ción como colectivo, sobre todo a la más visi-
ble. Una estigmatización del inmigrante que,
como hemos podido apreciar, se percibe en los
discursos más cotidianos de la calle y que se
encuentra íntimamente asociada a la imagen
mediática de la inmigración (en concreto, a la
imagen de los inmigrantes económicos). 
Ahora bien, partiendo de la propia capaci-
dad de los medios para construir la realidad,
conviene hacer referencia a las posibilidades
de estos de cara a la extinción del racismo y la
xenofobia de nuestras sociedades. Efectiva-
mente, del mismo modo que los medios de
comunicación tienen capacidad para acrecen-
JAVIER ÁLVAREZ GÁLVEZ
77REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
30 En otros países del contexto europeo sí que se han
encontrado evidencias más claras de rechazo hacia la
inmigración. Por ejemplo, en los tabloides del Reino
Unido (ver van Dijk, 2003).
tar los problemas, también pueden favorecer
la erradicación o minimización de estos. Asi-
mismo, al igual que pueden incrementar los
sentimientos de rechazo hacia los inmigran-
tes, también pueden fomentar los sentimien-
tos de tolerancia y aceptación mediante un
tratamiento positivo (Calvo Buezas, 1996). En
este sentido, se hace manifiesta la necesidad
de una ética mediática que permita y favorez-
ca un tratamiento más cuidadoso de la inmi-
gración como grupo en riesgo de exclusión. En
definitiva, una ética que sitúe su énfasis en la
objetividad e imparcialidad de las distintas
informaciones y que no asuma la noticia como
un mero producto de mercado que se puede
vender o comprar. Tal vez mucho pedir para
una sociedad en la que su sistema productivo
cuenta más que las mismas personas.
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JAVIER ÁLVAREZ GÁLVEZ
79REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
ESTUDIOS
80 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80
RESUMEN Este texto analiza la representación de la inmigración de los medios de comunicación es-
pañoles en relación al surgimiento de actitudes contrarias a la inmigración. Partiendo
desde una perspectiva constructivista, se examina el discurso de los medios de comunica-
ción y su influencia en los discursos cotidianos como factor explicativo de la persistencia
de la xenofobia y el racismo en sociedad. Tomando como referente teórico las conceptuali-
zaciones de marco (frame) y estigma de Erving Goffman �clásicas, pero de suma actuali-
dad�, trataremos de analizar el papel que juega el encuadre noticioso de los medios a la
hora de estigmatizar la realidad de la inmigración. Para llevar a cabo este objetivo se em-
plearán datos de diversas fuentes. Por un lado, emplearemos entrevistas en profundidad
y grupos de discusión pertenecientes al trabajo de cualitativo del proyecto MEXEES (Cea
D�Ancona, Mª A., Valles, M. y Álvarez, J., 2006-2008). Por otro, se incluirán algunas refe-
rencias a noticias aparecidas en los medios de comunicación que fijarían el contexto noti-
cioso del momento y acabarían marcando el discurso de los informantes hacia la inmigra-
ción.
Palabras clave: Inmigración; Medios de Comunicación; Encuadre noticioso; Estigma;
Racismo.
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