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Enseñanza de las Ciencias de la Tierra AEPECT 23.2- 2015 La GeoLoGía es notIcIa Enseñanza de las Ciencias de la Tierra AEPECT 28.3- 2020 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2020 (28.3) – 349 ¿Que procesos han originado el enjambre sísmico de enero-febrero de 2021 en la Vega de Granada? El permafrost y su relevancia medioambiental Publicación del primer mapa mundial de zonas proclives a subsidencia ligada a la extracción de aguas subterráneas Jerónimo López-Martínez p. (350) Rosa María Mateos, Roberto Tomás y Grupo internacional de expertos en subsidencia de la UNESCO p. (358) Jesús Galindo-Zaldívar, Asier Madarieta--Txurruka, Lourdes González-Castillo, José Antonio Peláez, Antonio J. Gil y Jesús Henares p. (354) 350 – Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2020 (28.2) Cada vez con más frecuencia los medios de comunicación comentan catástrofes relacionadas con la fu- sión del permafrost. Recientemente los informativos han transmitido la noticia, acompañada de especta- culares imágenes, sobre el vertido de 20.000 toneladas de diésel en un río, ocurrido en Norilks en el Ártico ruso. También han comentado un deslizamiento del terreno acompa- ñado de las viviendas situadas sobre él en la costa noruega. Sucesos como estos, con eviden- tes consecuencias medioambienta- les y económicas, vienen a unirse a otros muchos motivos que eviden- cian la necesidad de prestarle aten- ción al permafrost y a su evolución, en particular ante la realidad del calentamiento de los últimos años y las perspectivas de incremento que señalan todos los modelos climáticos para el presente siglo. La presencia de permafrost y su degradación tiene consecuencias locales, como las que acompañaron a las noticias mencionadas y a otros casos que comentaremos. Desde luego que no son pequeñas las con- secuencias en los lugares donde se dejan sentir los efectos de la fusión del permafrost. Sin embargo, son de una magnitud e importancia aun mayor los efectos que la degradación del permafrost tiene para el clima global, debido a la contribución al ca- lentamiento que supone la liberación de gases de efecto invernadero. Definición, características y presencia de permafrost El permafrost se define como el terreno que permanece helado du- rante al menos dos años consecuti- vos. En muchos lugares, incluidas nuestras montañas con altitud sufi- ciente, hay periodos del año en los que el suelo o la roca se mantienen por debajo de cero grados centígra- dos, pero no se trata de permafrost. Para poder denominarlo así, debería permanecer en ese estado durante al menos dos años consecutivos, es de- cir incluido en verano, lo cual requie- re unas condiciones climáticas que solo se dan en zonas suficientemente frías de nuestro planeta. En las regiones donde se dan condiciones adecuadas, el terreno helado abarca la roca, el suelo, el hielo y la materia orgánica en pro- fundidades que van desde menos de un metro a más de 1500 metros. En las zonas con permafrost, es habitual que la parte superior del terreno he- lado se descongele temporalmente durante parte del verano, mientras que por debajo el subsuelo perma- nece helado. Esa parte que se des- congela y rehiela estacionalmente, denominada la capa activa, tiene un espesor variable según sea el clima de la región. Su grosor puede variar desde pocos centímetros a más de un metro en diferentes latitudes, al- titudes y orientaciones del terreno (Fig. 1). El permafrost se denomina con- tinuo cuando afecta al subsuelo del 90 al 100% del terreno, discontinuo cuando es entre el 50 y el 90% y es- porádico cuando el subsuelo helado supone del 0 al 50% del territorio (Fig. 1). Hay permafrost en altas monta- ñas de diversas latitudes y en me- setas elevadas, como el Tibet, pero donde su presencia es más generali- zada es en las regiones polares. Hay permafrost en la Antártida, pero la escasez allí de áreas libres de hielo (menos del 0,2% del territorio) hace que el permafrost esté en buena parte debajo de aquellos glaciares en los que el terreno permanece he- lado. Es en las regiones del Ártico donde la presencia de permafrost tiene mayor importancia y efectos más relevantes. Estudios recientes ponen de manifiesto que existe permafrost en aproximadamente el 22% de los territorios expuestos del hemisferio Norte, lo cual supone unos 21 millo- nes de kilómetros cuadrados de su- perficie (Obu et al., 2019; Fig. 2). Además, existe permafrost en amplias zonas de las plataformas continentales del Ártico, es decir bajo las aguas marinas que recubren las zonas de pendiente y profundidad moderada situadas más allá de las lí- neas de costa. Esto es debido a que esas zonas, que en la actualidad son submarinas, estuvieron expuestas a las frías temperaturas del aire du- rante el último periodo glaciar, cuyo máximo ocurrió hace unos 20.000 años cuando el nivel del mar estuvo unos 120 metros más bajo que en la actualidad. ISSN (edición impresa): 1132-9157 - (edición electrónica): 2385-3484 – Pags. 350-353 El permafrost y su relevancia medioambiental Jerónimo López-martínez Departamento de Geología y Geoquímica, Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Madrid. 28049 Madrid. E-mail: jeronimo.lopez@uam.es Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2020 (28.2) – 351 Fig. 1. Perfil esquemático mostrando la capa activa y varios tipos de permafrost (según Brown, 1970). Fig. 2. Mapa de la temperatura media anual del terreno en el techo del permafrost en el hemisferio Norte (según Obu et al., 2019). MAGT= mean anual ground tempe- rature. 352 – Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2020 (28.2) Aunque parte del permafrost relativamente superficial ha podido formarse durante la segunda mitad del Holoceno, incluso en la Pequeña Edad del Hielo (entre los siglos XVI y XIX), la mayoría del permafrost existente en la actualidad, que como se ha mencionado llega a presentar enormes espesores en algunas zo- nas, se formó durante los periodos glaciares del Pleistoceno y el terre- no se ha mantenido congelado en las etapas interglaciares, tanto en el Holoceno como en etapas cálidas anteriores. Por lo tanto, existe per- mafrost muy antiguo, en ocasiones hasta con varios centenares de miles de años de antigüedad. Efectos geomorfológicos de la pre- sencia y cambios del permafrost La presencia de permafrost y los ciclos de hielo y deshielo en la capa activa tienen consecuencias geomor- fológicas. Por un lado se originan formas características, como los sue- los ordenados periglaciares, consis- tentes en polígonos, círculos, bandas de rocas y agrietamientos en la su- perficie del terreno, producto de la repetición de ciclos de hinchamien- tos y deshinchamientos en la capa activa (Fig. 3). El techo del permafrost constitu- ye una capa que, en caso de encon- trarse en laderas, puede favorecer el deslizamiento del material deshe- lado situado por encima. Esto origi- na gelifluxión y deslizamientos, con las consiguientes consecuencias geomorfológicas. En los últimos años, en los que las condiciones veraniegas están siendo considera- blemente más cálidas y largas en las regiones del Ártico, se han detecta- do aumentos del espesor de la capa activa y un incremento de fenóme- nos erosivos. El deshielo del terreno lo hace más erosionable. Esto afecta a la morfología de las laderas y es par- ticularmente notable en costas es- carpadas. Allí, la acción de las olas resulta más eficaz al actuar sobre es- carpes que la fusión del permafrost ha hecho más vulnerables (Fig. 4). La fusión del hielo del subsuelo puede provocar encharcamientos, subsidencia del terreno, colapsos debidos a procesos de criokarst y un Fig. 3. Suelos ordenados periglaciares en la Antártida (Foto J. López-Martínez). Fig. 4. Erosión costera en terrenos de Alaska que han sufrido descongelación del permafrost (imagen de USGS, Alaska Science Center). Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2020 (28.3) –353 aumento en la generación de taliks (zonas del subsuelo descongeladas en territorios con permafrost, que en ocasiones se dan bajo lagos pro- fundos y ríos). Cambios en el permafrost debido al calentamiento En las regiones con hielo se ven amplificados los efectos del calenta- miento. De hecho, ciertos sectores de las regiones polares se encuen- tran entre las zonas del mundo que más se han calentado en los últimos 60 años. La red global de estaciones que miden la temperatura del permafrost se vio reforzada durante la celebra- ción del Año Polar Internacional 2007-2008, tanto en el Ártico como en la Antártida (Vieira et al., 2010). Las mediciones mantenidas desde entonces han permitido apreciar que a lo largo de la década 2007-2016 el permafrost se ha calentado global- mente 0.29 ± 0,12 ºC (Biskaborn et al., 2019). El calentamiento atmosférico está siendo especialmente importante en el Ártico, lo cual tiene efectos nota- bles en la degradación del perma- frost. Se ha estimado que por cada grado centígrado de aumento que se produjese en la temperatura media global, podrían perderse del orden de cuatro millones de kilómetros cuadrados de superficie de terreno ocupado por permafrost (Chadburn, et al., 2017). Impacto en infraestructuras y actividades humanas En los territorios con permafrost del Ártico existen ciudades, vías de comunicación e instalaciones indus- triales, energéticas y mineras, así como oleoductos y gaseoductos. La degradación del permafrost produce problemas en cimentaciones de edi- ficios y otras infraestructuras (como muestra el ejemplo del menciona- do derrame ocurrido en Rusia), así como deformaciones en carreteras, ferrocarriles y tuberías. Los enchar- camientos debidos a la fusión del permafrost tienen efectos en activi- dades humanas, además de en los bosques y especies animales. Los incendios, como los que vienen ocu- rriendo en Alaska y Siberia, generan impactos con consecuencias para la población y los ecosistemas. La fusión del permafrost permite el descongelamiento de organismos que quedaron incluidos en el mismo y se reactiva la actividad microbiana en el suelo. Se ha detectado que esto ha provocado ya, en algún caso, la activación de cepas de virus y bac- terias que se habían mantenido con- geladas. Hace pocos años ocurrió lo mencionado con una cepa de ántrax que llegó a afectar a parte de la po- blación en Siberia y que pudo ser controlada debido a la existencia de vacunas. Se trata de procesos que pueden llegar a generar situaciones problemáticas en el futuro y a los que conviene estar atentos. Liberación de gases de efecto invernadero del permafrost La fusión del permafrost libera a la atmósfera enormes cantidades de gases de efecto invernadero que se encuentran atrapados mientras el terreno está helado. Se trata sobre todo de metano, más de 20 veces más activo que el dióxido de carbono para el calentamiento. Se estima que la cantidad de metano almacenada en el subsuelo del Ártico es mayor que la cantidad de carbono presente en las reservas de carbón del mun- do y varias veces más que lo emitido por los humanos desde la revolución industrial. Deben considerarse también las liberaciones, antes comentadas, de gases contenidos en el permafrost existente en el subsuelo marino. Estas emisiones se producen como metano disuelto y también como burbujas que llegan hasta la superfi- cie marina. En la liberación influye el calentamiento del agua, por llegada de corrientes más cálidas y por un mayor aporte de agua dulce a través de los ríos, que aumentan su caudal debido a la fusión del permafrost en tierra. El proceso que se genera con la liberación de gases de efecto inver- nadero al fundirse el permafrost, produce una peligrosa retroalimen- tación. Al calentarse la atmósfera debido a la liberación de gases se produce más fusión del permafrost, con lo cual se liberan aún más gases que potencian de nuevo el proceso. Consideraciones finales La fusión del hielo en el Ártico es vista por un lado como una opor- tunidad, debido a la apertura de nuevas rutas marítimas, el acceso a recursos y el uso del territorio en condiciones climáticas más benig- nas. Sin embargo, la degradación del permafrost supone una amenaza de enorme magnitud. Por ello, se deben aumentar las medidas de control en las infraestructuras establecidas so- bre permafrost que puedan generar daños pero, sobre todo, es necesario considerar las consecuencias en el calentamiento derivadas de la degra- dación del permafrost. Esto resalta la importancia de la reducción de las emisiones humanas que afectan al aumento de la temperatura y la ur- gencia de seguir el Acuerdo de Paris para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 ºC respecto a los valo- res preindustriales. BiBLiOGrAFíA Biskaborn, B.K., Smith, S.L., Noetzli, J. et al. (2019). Permafrost is warming at a global scale. Nature Communications, 10, 264. doi: 10.1038/s41467-018-08240-4 Brown, R.J.E. (1970). Permafrost in Canada: its influence on Northern Development. University of Toronto Press, Toronto, 234 p. Chadburn, S., Burke, E., Cox, P. et al. (2017). An observation-based constraint on permafrost loss as a function of global warming. Nature Climate Change, 7, 340–344. doi: 10.1038/nclimate3262 French, H.M. (2018). The Periglacial Environment. 4th edi- tion. 544 p. Wiley Blackwell. Obu, J., Westermann, S., Bartsch, A., Berdnikov, N. et al. (2019). Northern Hemisphere per- mafrost map based on TTOP mode- lling for 2000–2016 at 1 km2 scale. Earth-Science reviews, 193, 299-316. doi: 10.1016/j.earscirev.2019.04.023 Vieira, G., Bockheim, J., Guglielmin, M. et al. (2010). Thermal state of Antarctic perma- frost and active-layer dynamics: Advances during the International Polar Year 2007-2008. Permafrost and Periglacial Processes, 21, 182- 197. doi: 10.1002/ppp.685.
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