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6 REVISTA CL!NICA ESPA!VOLA 15 abril QYTセ@ VIII. TRATAMIENTO La terapéutica de esta afección no tiene dificulta- des (cuando no se trata de la forma arregeneratoria) y suele curar casi siempre, lo mismo con, que sin tratamiento. Los métodos terapéuticos utilizados han sido sobre todo la hemoterapia por las diversas vías de adminisración, recomendándose sobre todo las transfusiones intravenosas (en el seno, corriente- mente), según la técnica habitual, y en cantidad no inferior a 1 o c. c. por kilogramo de peso (FOOTE). siendo preferibles repetidas pequeñas transfusiones que no grandes, aisladas. al objeto de una rápida ョッイュ。ャゥセ。」ゥョ@ del estado hemático. Pero que no son necesarias se desprende de las muchas observaciones en que los niños curaron, sin su empleo (aproxima- damente en 1/ 4 parte de todos los casos publicados). incluso en casos con menos de un millón de hema- tíes/c. c., lo que pone de relieve lo bueno del pro- nóstico en las formas con regeneración. En casos aislados se ha empleado ferroterapia. extractos hepá- ticos por vía paraentérica , y en uno de MAYMAN combinado con icterus grauis, solamente vitamina K . curando también. En cambio, en los casos de forma arregeneratoria el pronóstico es mucho peor; pero no sabemos si transfusiones repetidas y precoces po- drán conservar la vida de estos niños (como sucede en algún caso de Hydrops ya salvado así), pues en los casos que nos son conocidos se hizo el descu brimiento hacia el final de la primera y comienzo de la segunda semana de la vida y los niños fallecie - ron sin tratamiento de • transfusiones, poco tiempo después del diagnóstico. P or consiguiente, no se in - sistirá demasiado nunca en la conveniencia de prac- ticar exploraciones hematológicas en t odo caso de recién nacido con aspecto anémico y si fuera una form a arregeneratoria, practicar transfusiones intra- venosas イ・ 、オ 」ゥ、。セ N@ diariamente (a razón de ro- 1 5 c. c. de sangre por kilogramo de peso, o sea, 30-50 c. c.) : en casos de duda sobre el carácter de la forma clínica se practicará la transfusión por si lo fuera y se in - tentará aclarar el diagnóstico con ayuda de la pun- Cion de medula ósea. A este respecto hemos de indicar que en vista de la patogenia d e_ la enfermedad, puede resultar mur peligroso practicar a estos niños transfusiones de sangre de la セ。_イ・L@ que conteniendo aglutininas anti- Rh puede ongmar graves accidentes al niño, acele- rando su muerte en lugar de ayudarle. Para evitarlo aconsejan. BURNHAM y ENGLEWOOD, proceder a h prueba d1recta de las sangres, según L EVINE. l [Zセ@ mezcla de ⦅ィ・ュ。エ■・セ@ del donante y el suero del recep- tor セ@ deJa a 3 7 durante med ia hora, lue¡z:o セセ@ 」・セエョヲセァ。 L@ leyendo según LANDSTEINER. Se deter- mmara_ el ?rupo R}1 del niño y del donante, siendo. de <;'rdmano, prectso un Rh negativo. D e no ーッ、 セᆳ reahzarse con estas precauciones, resulta ー イ ・ヲ・イ ゥ「ゥ セ@ reemplazar la transfusión de sangre por la de plas- ma. BIBLIOGRAFíA FINKI'JLSTEIN.- Derl. Klin. Wschr 48 . L!CUTENSTF:IN. - Arch Pediatr .j3 7 1.829, Q Y セQL@ Cit. por Abt. ECKUN.- Mntschr f. K' d h··.lk • 41, 1926, c1t. por Abt. D?NALLY.- Amer. ·J. ·Dis 1 ." cセゥャセセ@ ·2/5· 425, 1919. SüSSTRUNK. - z. Kinderheilk as'' 68'7 369, 1924. •• o • 1924. SANFORD.- Amer. J. Dis. Childr., 30, 19, 1925. ABT.- Amer. J . Dis. Childr., 43, 337, 1932. LBHNDORFF.- Erg. lnn. Méd., 52, 611, 1937. HOTZ.- Schw. Med. Wschr., 11. 1.047, 1934. PASACI!OFF 11 WI!.SON.- Amer. J. Dis. Childr., 42, 111, 1931. 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PIFDROI.A GIJ (Del In llluto dr lligu·nr M litar) El motivo que nos lleva a detallar el estado actual de los factores epidemiológicos de la fiebre am ari lla Y su posible profilaxis es la actual contienda guerrera que_ puede ponerlos en actualidad, pues no podem os olvtdar la posibilidad biológica de invasión de nues- tro Protectorado, Canarias, Baleares y en general la cuenca del Mediterráneo, que se hallan potencial- mente en condiciones de permitir un brote epidémi- 」セ[N@ y _aunque en general el clima y las condiciones htgtentcas del Continente eu ropeo no son favorables a la extensión de la enfermedad, nuestra situación ァセ_ァイ£ヲゥ」。@ y los hechos que enumeramos a con tinua- Clon deben de situarnos en vigilancia cuidad osa y constante. ?1 transporte de personal de zonas endemiadas 。ヲイ セ 」。 ョ 。ウ@ a zonas sanas, la llegada al Continente afncano de tropas americanas. de las cua les algunas proceden o procederán de zonas endemiadas las fre- cuen tísimas comunicaciones ゥョエ ・イ」ッ ョ エゥ ョ ・ ョエ 。ャセウ@ aéreas que en pocas horas pueden traer enfermos en incuba- ción o m osquitos infectados por partir precisamente de . focos endémicos, según se advierte en el mapa セ、jオョエッL@ Y, la gran difusió n del Aedes en nuestras 1slas, poses10nes y Península, son los hechos que nos conducen a poner al día los conocimientos de esta plaga, que en nuestras campañas en América fué enfermedad obsesionante, para todo el que embarca- ba con 。アセ・ャ@ rumbo, para nuestros médicos que lu- chaban a セ Q ・ァ。ウ@ contra ella, para el mando que perdía gran cantidad de efectivos y para la nación, que veía perder muchos de sus mejores hombres. En el adjun to esquem a, además de la distribución geográfica 、セ@ la fiebre am arill a y d el aedes, señalamos a trazo cont muo y aviones diminutos las principales TOMO IX NÚMBRO 1 FIEBRE AMARILLA 7 rutas de comunicación aérea actuales entre los Con- tinentes africano y americano. La que partiendo de Nueva York pasa por las Bermudas, Azores, Marruecos francés o la que más al sur, partiendo del Brasil (Natal o Pernambuco) llega a Dakar o a las islas de Cabo Verde. Dichas rutas, no sólo tienen una actualidad gue- rrera, sino que con el final de ella su desarrollo será extraordinario. Como son las citadas, las meteoroló- gicamente útiles todo el año en contraste con la na- vegación aérea por el Atlántico norte, en la q•Je dicta y manda la meteorología y aunque es más fácil de América a Europa (6o días aprovechables al año de Nueva York a París que al contrario en que sólo son diez días) la península Ibérica ha de ser encrucijada de dichas rutas y trampolín de Europa sobre el Océano y dos continentes; por tanto, en ella no se podrán olvidar tomar las medidas oportunas para evitar la aparición de focos epidémicos. HISTORIA.- La enfermedad existía en la zona geográfica que la produce, antes que el inmortal genovés descubriera para España el Nuevo Mundo, aunque la tradición indígena no hablaba de ella, pro- bablementeporque no presentaba el aspecto epi- démico de gravedad y frecuencia que hizo su 2pari- ción cuando se sumaron la aglomeración de europeos que eran elementos nuevos con virginidad de raza y las expediciones a muy diversos lugares que los hábitos de conquista y sed de tesoros llevaron cons- tantemente a las playas americanas. (Todo lo cual lo explicamos por la desaparición de la inmunidad de foco y por la influencia de la agregación y el dis- persa!.) En el año I 492, cuando Cristóbal Colón arribó por segunda vez al t erritorio americano, no encontró en Santa Isabel a los 3 8 hombres que dejó a su partida para Europa, atribuyendo aquella desola- ción al carácter belicoso de los indígenas; no tardó en adivinar la causa cuando fueron sus hombres castigados por una peste que hizo perecer a muchos. En 1504 sucumbieron más de mil ・ウー。ッャ・セ@ en Santo Domingo, a donde llegara Ovando con una expedición y Las Casas halló muertos en Puerto Ri- co a casi todos sus compañeros después de una corta ausencia que había hecho. Al médico portugués JUAN FERREYRA DAS ROS!\ se debe la primera descripción magistral de la en fer- medad, estudiada en Pernambuco y que llamó Fie- bre Amarilla. Si al principio aparecía con predilección en las costas, ya al final del siglo XVII invade la tierra fir- me, se recrudece en las Antillas, siendo presas suyas Filadelfia, La Carolina y Nueva York. A principios del siglo XVIII aparece con gran mor- talidad en el Senegal, lo que se atribuye a la impor- tación de negros al Continente americano (que siguió a poco de su descubrimiento) con la vuelta de algu- nos enfermos al africano, hecho histórico de impor- tancia epidemiológica trascendental. Por entonces hizo su aparición en España, pues en I 730, la Escuadra española surta en aguas de Cádiz fué contagiada por un buque americano; el brote, limitado primero a la tripulación, se comuni- có bien pronto a la ciudad. Por segunda vez apareció en Málaga, en I 7 4 Ir epidemia descrita en libros por FRANCISCO REXA- NO, FRANCISCO REYES y DIEGO LÓPEZ DE HARO. カオャァ。イゥコ£ョ、ッセ@ el nombre de vómito negro, ya usa- do en la epidemia de Cádiz; la importación fué debida al desembarco de mercancías y pasajeros ex- tranjeros de un buque procedente de América y causó más de diez mil defunciones. Después, dentro de la endemia de las costas de Levante y Sur, los brotes epidémicos fueron tan frecuentes que desde 1 7 2 9 a I 8 73 hubo en Europa treinta y cinco, algunos muy extensos, como el del año 1 8 2 I , que se extendió por Cádiz, Málaga, Bar- celona, Palma de Mallorca y Marsella. Luego, en la última mitad del siglo XIX bajaron mucho las invasiones europeas por el rigor con que se trataban las procedencias sospechosas. Los brotes más cercanos en este siglo fueron los del Senegal, sobre todo en Dakar y sus contornos, que en I 926-27 causó gran mortandad, y entre sus víctimas dos médicos coloniales de gran mérito, STOKES. fallecido en Lagos (Nigeria) y RENÉ Gur- LLET, en Thies. VIRUS PRODUCTOR. - Fué evidenciada su exis- tencia por la Comisión americana cuando demostró que el filtrado de la sangre de enfermos producía la enfermedad por su inoculación, y sobre todo por dos hechos importantísimos que han servido para perfeccionar los conocimientos acerca de ella. Tales son el hecho descubierto por la Misión que trabajó bajo los auspicios de la Fundación Rockefe- ller, formada por STOKES, BAUER y HUDSON, que en Nigeria inocularon con sangre de un enfermo a monos M acacus rhesus y M acacus sinicus; a los tres o cuatro días de la inyección subcutánea apare- cía un aumento de la temperatura de 1,5 grados, hiperemia conjuntiva!, ictericia, dificultad de movi- mientos, síntomas que duran 36 a 48 horas, sobre- viniendo entonces una crisis hasta temperatura sub- normal, que da paso al colapso, falleciendo el mono a los cinco o seis días de la inoculación. El hígado de este mono es tan infeccioso que basta para hacer enfermar a otro o,oooo2 gramos; guardado en la nevera permanece virulento una o dos semanas, y si se deseca y se guarda en la nevera, hasta tres meses. El otro hecho fué el descubrimiento por THEILER de la transmisibilidad del virus del mono al ratón por inyección intracerebral, en el que produce una encefalitis mortal y prueba de que es por dicho virus, es su neutralización por suero de hombre cu- rado y que a su vez produce en el macaco la enfer- medad. El cuadro del ratón es el que sigue: a los cinco o seis días aparece la piel arrugada, inactividad, fo- tofobia, paresia de extremidades posteriores, contrac- ciones tónicas y clónicas en todo el cuerpo y, final- mente, muerte a los seis o nueve días. Por pase de un ratón a otro puede durar indefi- nidamente la infección ; pero el virus pierde su vis- cerotropismo y con él el poder patógeno para el hombre y los monos, convirtiéndose en un virus fijo con marcado neurotropismo y conservando sus caracteres antigénicos. El virus de la fiebre amarilla atraviesa las bujías '8 REVISTA CL!NICA ESPASrOLA 16 abril 1943 F y B de Chamberland, el filtro E K de Seitz. la V (muy permeable de 8 a 10 m.icras) y N (de permeabilidad ョッセュ。ャZ@ de 5 a 7 .mtcras) . pero no la W (poco permeable: 3 a 4 m1cras) ; FINLAY Y BROOM, usando membranas de gradocol ィセセ@ ッセ ウ ・イ ᆳ vado que tiene un diámetro de 1? a 28, n:1 1m1cras. Lleva consigo una carga negat1va proxtma a la neutralidad y la localización exacta de su punto isoeléctrico es en pH 7· Frágil, muere en 5 minutos a 50° y en 48 horas a 22° se conserva bien a baja temperatura y en estadd seco, persistiendo I so días en congelación y al vacío. LLOYD, THEILER y RICCI lo cul t ivan in uitro e!l el tejido embrionario del ratón , p ero セョ@ estas 」 セZ ュ、エᆳ ciones pierde gradualmente su capac1dad de mfec- ción para el mono. . Propiedad suya es también el que la sangre VI- rulenta y todavía m ejor por el pase po r cerebro de ratones blancos, adquiere el p oder de penetrar a tra- vés de la piel por ligeras escarificaciones cutáneas. .como las del simple afeitado o po r las mucosas :indomnes del hombre o del mono. Existe dicho virus en el m osquito desde el p ri- mer día, pues si se disgrega y se inyecta se consigue la infección, pero tiene la particularidad de que el filtrado de dicha disgregación no produce la tnfec- ción ni aun pasando por los fi:tros más permeables, lo que indica que en el mosquito el vi rus adopta una forma diferente y más vo luminosa que en la sangre humana. C om o la infección por la picadu ra se hace a partir de los doce días, h ay que suponer que sufre una evolución y emigración dentro del mosquito y como la capacidad infecciosa de éste dura varios meses hay que deducir que se aloja en el cuerpo toda la vida de él. Se han aislado tres razas de virus: una en el occi- dente africano, que se llama A sidi, otra en el Se- negal y otra en el Brasil, pero son virus idénticos, tanto los africanos entre sí como el americano, se- gún ha demostrado ARAGAO con las pruebas de in- munidad cruzada. Mencionaremos como recuerdo a los gérmenes que se imputaron como productores de la enfermedad en tiempos anteriores: el bacilo Sanarelli, que es una sa lmonela de acompañamiento y la leptospira de Noguchi, que no se encuentra en los casos africanos, ni en los monos infectados experimentalmente y que coincide enteramente con las leptospira causante de la enfermedad de Weil. Existe estrecho parentesco entre los virus de la fiebre amarilla y del dengue, siendo para algunos idénticos (CLELAND y BRADLEY). En efecto, sumo- do de transmisión, mosquito transmisor, existencia en la sangre 」ゥセ」オャ。ョエ・L@ son iguales. CAZANOVE in- siste en la constancia de ーイ・セョエ。イウ・@ los casos de dengue an tes de las epidemias de fiebre amari lla, y por ello la p resencia de dengue debe de considerarse como de peligro inminente para tomar las medidas oportunas. . En España, en Levante y Andalucía, hay inva- SIOnes frecuentes de dengue a veces intensas. BURTON CLELANDdice que el dengue sería una forma de fiebre amarilla nostras atenuada y 。、。ーセ。、。N@ Respecto a la constitución íntima del virus ama- ríllico, citaremos las afirmacio nes de FINDLAY y CLARKE de que el que se encuen t ra en la natura- l "" 、セウ。イイッャャ。@ en el A edes y se aísla del enfermo, eza ,,... · · · d es el "pantropo", o sea , un comp.eJO tntegra o por dos t ipos de eleme?,tos: uno neurotropo, que se ob- tiene por inoculac10n en cerebro de セ ッ ョッ L@ y ,<;>tro viscerotrop o. que se ッ「エゥ ・ セ ・@ por cult1vo en teJidos m esenquimatosos del _con eJO y del . :no no, los que se encontrarían en la m1sma proporcton. TRANSMISIBILIDAD. - A p esar de su gran im- portancia epidemiológica, duran te m ucho tieml.'o no se supo su modo de エイ。ョ ウ ュゥ ウ ゥ セ N@ siendo el pnmero que reconoció al insecto t ransm1sor el cubano C AR- LOS FINLAY, que env iado p or el g ッ 「ゥ セ イョ ッ@ esp a ñol, en representación de C uba y, P u.e· to R1co a la cセ _ ᆳ ferencia Internacional de W ashm gton , en la ses10n del 18 de febrero de 188 1. 」クー オ セッ@ p ú blicam ente su criter io, que resum ió d icien do que pa ra q ue se pro- p agara se req uerían tres condiciones: 1 .' E x istencia de un enfermo en cuyos capilares las lancet as del m osquito se impregnaran de ー。セエ■」オ ャ 。ウ@ v irul en tas . 2.' Prol o ngación de la v ida del m osqu ito en t re la p icadura del en fe rmo y el sano. y 3.' Que sea un sujeto ap to al que después p ique el m osquito. En 1 8q 8 ley<) an te la A c.1dcm ia de Cie ncias M é- d icas de L a H abana un trabJJO sob re los m osquitos t ransm isores de la fiebre am.1r il 1J y n:t lud ismo. del que copia m os: " . y para librar a Cuba de las dos plagas, h ay que decla rar guerra sin t·cgua y h.1cer lo posible pa ra que los enfermos no puedan m o tivar que se con taminen los m osq ui•os". La dar ividencia de FINLA Y fué tan completa, que cuando la Comisión que enviaron los Estados Uni- dos, constituída por el comandante médico W AL- TER REED (que la pres idía), de excelente prepara- ción científica, el bacteriólogo cubano formado en Europa, LAZEAR, el también médico militar norte- americano CARROLL, capaz de los ュ。ケッ セ ・ウ@ sacrificios y del cubano ARfSTIDES AGRAMONTE, que como ha- bía pasado la enfermedad estuvo encargado de las autopsias, después de buscar sin resultado el germen productor en frotis y cultivos de heces, vómitos. sangre y órganos de dieciocho casos, de los que murieron cuatro, 'fueron a visitarlo y les repitió su convicción de que la causa era un mosquito, y hasta les dió unos huevecillos negros de fo -ma de cigarros diminutos, diciéndoles: "Son los huevecillos del criminal." Estos huevos dieron, con los cuidados necesarios , larvas primero, luego ninfas y al final mosquitos preciosos, con manchas plateadas en el dorso en forma de lira. Sobre esta base y las de que las enfermeras que asistían en los hospitales no enfermaban (al revés de la peste y el cólera), que los casos sa!taban de una casa a la de enfrente sin que las familias se hubiesen visto (lo que indicaba que iría por el aire el contagio). que como había observado CARTER. cuando en una casa caía un solo enfermo ya no ocurrían hasta las dos semanas nuevos casos (luego se desarrollaría el germen en ese tiempo en el insec- to). pensó REED que había que dem ostrarse experi- ュ・ョセ。ャュ・ョエ・@ dejándose picar por mosqui·os que lo hubieran hecho a enfermos y para dar ejnmp1o tenía que wr precisamente en los miembros de la Comisión. TOMO IX NÚMEitO 1 FIEBRE AMARILLA 9 El primer caso de fiebre amarilla experimental fué CARROl L, que se hizo picar por un mosquito que antes lo había hecho a cuatro enfermos, dos de ellos gravísimos: estuvo a la muerte, pero sanó. No sucedió así a LAZEAR, que alimentando a mosquitos en enfermos, uno descarriado le picó en d dorso de la mano, muriendo a los doce días de esta picadura, siendo así la primera víctima experimental. Y poco después, utilizando a los hombres como cavias, quedaba con pruebas clarísimas, evidenciando el modo de transmisión; tales fueron las enfermeda- des adquiridas voluntariamente por soldados norte- americanos y emigrantes españoles. la no infección del doctor COOKE y dos soldados que . en barraca ad hoc se acos- taron varios días en las sábanas y mantas ensuciadas por vómi- tos y deyecciones y hasta con pijamas que vistieron hasta morir los enfermos, la in- fección segura en ba- rracas limpias y des- infectadas si se intro- ducían mosquitos que hubieran picado a en- fermos, la inyección de sangre infectante a 120 tar un enfermo fuera de la zona endemiada o epi- démica, pero no hay seguridad al visitar dichas zonas se contacte con enfermos o no. El difusor de unas naciones a otras y de unos continentes a otros fué el comercio marítimo, oues en los buques antiguos había en las calas aguas estan- cadas (las larvas pueden vivir en agua salada hasta en concentración del 2 por I oo) y muchos rinco- nes húmedos, obscuros y calientes donde el Aedes puede conservarse bien y hasta procrear. El virus venía alojado en uno de sus reservorios, hombres o mosquitos o en ambos al mismo tiempo, y si la arribada del buque tenía lugar en época propicia, el 60 80 100 120 1.\0 160 180 personas sanas por vía セセ イMMMセ MMセセaMMMセMMMKMMMKMMMTMMMMセMMKM MM TM MM セMMMKMMセセセMMセ@ subcutánea, que era seguida de enferme- dad y, por último, la inyección de filt rado de san gre de enfermos por bujías de porcela- 120 na muy fina a tres , 10(1 80 60 40 personas de las cuales dos contrajeron la enfermedad. La mejor demostr?ción práctica del papel del mos- quito la hizo el médico militar ョッイエ・。ュ・イゥ」Zセョッ@ WILLIAM CRAWFORD GORGAS, que haciendo gue- rra sin cuartel a los mosquitos consiguió que a los noventa días de iniciada la campaña no quedase un solo caso en La Habana, siendo éstas las p:imeras armas del que más tarde dirigió la gigantesca em- presa sanitaria que permitió la apertura del canal de P:>namá. Todo e>to par ere suficiente para admitir el papel del mosquito, pero a pesar de ello fueron muchos los escépticos, pudiéndose recordar la anécdota de una reunión de médicos en que se exponían las reservas de los asistentes. pero que al caer la tapa de gasa de un bocal que contenía mosquitos les faltó tiempo para salir precipitadamente, tirando sillas y hasta la puerta de tela metálica. Todo quedó definitivamente resuelto cuando con- firmaron aquellos trabajos la Comisión francesa en- viada por el J nstituto Pasteur al Brasil , que consi- guió la transmisión experimental con el Aedes sobre monos que enfermaron en el so por I oo de los ca- sos, y los ゥョカ・ウエゥーZ。、ッイ・セ@ del Insti•uto Norteameri- cano de la Fiebre Am?rilla, PARKER, BEYER, FRAN- CIS, POTHIER y ROSENAU. Así se explicó que no hay ningún peligro en visi- 20 o 20 & 1"oco4 ,.,t/,:,.,,cos prin,iltvtu. e Foco6 epui;micos'r•ns1Jor¡os • Toe os ッ」ャオッOセQ@ .,. E LLウャセョ。。@ d# Ald'J 40 60 80 UO 120 140 1&0 180 desarrollo de la epidemia se ーイ・セョエ。「。N@ Así se ex- plicaba la preferencia de la epidemia por los puertos, marchando de éstos hacia el interior porque hom- bres y mosquitos viajaban por tierra difuminándose a medida que se adentraban, esparciéndose por los llanos sin escalar altos niveles. Pero si antes la fiebre amarilla seguía al hombre paso a paso, por lo que se decía que "marchaba con zapatos", hoy con las aeronaves sufre el vértigo de la velocidad, pues tanto el reservona humano co- mo el animal pueden ser transportados a gran velo- cidad y distancia por las aeronaves modernas, y lo que perdió de valor la vía marítima lo ha adquirido la aérea. Esta importancia se hace pa•ente observando en el mapa adjunto la vía más inferior que pone en relación dos zonas peligrosas. AGENTE INTERMEDIARIO DIFUSOR. - Para la fie- bre amarilla urbana y rural es principalmente el Aedes eqqpti (fig. 2) (Sin. A. aイァ・ョエ・オ セ N@ Culex Ele- gans, Stegomia Fasciata), que es un mosquito edí- neo peridoméstico y cosmopoli•a, que se halla enlos amplísimos espacios 」ッューセ・ョ、ゥ、ッウ@ entre los pa- ralelos 42° de latitud N. y S., pero que no se encuentra uniformemente repartido, sino distribuído en lugares diseminados, cuyo enlace y extensión se 10 REVISTA CLIN/CA ESPA'FJOLA 15 abril 1943 modifica por sus relaciones con la especie ィオュ。セ。L@ por el comercio y comunicaciones y por las modifi- caciones del ambiente doméstico. Cuando ad ulto, es de 3 a 5 milímetros de largo, de color obscuro casi negro, con manchas y anillos negros, sobre todo el cuerpo: se posa con el cuerpo 1 \ ' ' ' ' Fig. 2. - AMes f."gypti, hembra ' paralelo al plano de susten tación, sostenido sobre cuatro de sus patas y dejando en alto y oscilante el par posterior. Su cefalotórax tiene dos cuerdas ama- rillo mate en el centro y una curva plateada a cada Fig. 3. - Caracteres 、ゥ ヲセ イ ・ョ」ゥ。 ャ・ ウ@ de los huevos y larvas de mosquitos. A, ィオ ・カッセケ@ larva de Anoplteles; B , huevo y larva de Ai'des; C. huevo Y larva de C11/ex. lado, dando セQN@ セウー・」エッ@ de una lira de dos cuerdas con !a base dmgtda hacia la cabeza; en el abdomen las :meas blancas rodean a los segmentos negros que 1 f セセュ。ョ@ Y en las patas Y apéndices forman ani- os 。セ」ッウ@ y negr?s alternados (este aspecto explica por que en la lndta le llaman "mosquito tigre") . las alas no están manchadas. · Tanto la cabeza como el abdomen tienen escamas anchas, planas e imbricadas que las cubren, dándole un aspecto raro característico. La larva se mantiene como la del Culex oblicua- mente a la superficie del agua, pero a diferencia de éste tiene la cabeza tan gruesa como el tórax y el sifón es corto, olivar y de un quinto de longitud de la del abdomen. El huevo es puesto aisladamente, de forma oval y flota en el agua por una porción de célu las rellenas de aire que tapizan su superficie. (Fig. 3.) El ciclo completo de ge neración exige de dos se- manas a un mes: pero en él influye no sólo la tempe ratura atmosférica, sino el alimento de que pueden disponer, como se ha comprobado en la cría del Aedes en los laboratorios; ROUBANFL y GRENIER han visto que para el desarrollo de su ciclo ュセクZ・ウゥエ。@ una cierta cantidad de vitamina B. aunque sea la pequeña <antidad que contiene la harina de trigo : pero que el ciclo del huevo a tnsecto adulto es rapt · dísimo si se añade al medio ambiente ciertos amino- ácidos contenidos en la harina de SOJa. El proceder usual de cría en el laboratorio es pro porcionarle una temperatura de 26 a 30°, humedad necesaria y se pone para que beban agua con miel y una rata o ratón blanco vivos para que pue(!Jn tomar sangre. Como para madurar sus huevos necesitan prJC· ticar las hembras la hematofagia, pueden pi.::ar al hombre tres o cuatro días antes de la puesta de loe; huevos y entonces pican indistintamente de día o dc noche: pero después de la puesta sólo pican de noche : de ahí que las picaduras en d dta no transmttan l. enfermedad, pues son por mosquitos demasiado jó- venes y los parásitos que p ueden transportar no están maduros y no son in fectantes. Como es peridoméstico coloca sus huevos en b vecindad de lugares habitados, en colecciones de agua a veces insignificantes y muy sucias e ゥョカ ・イッウ■ ュゥ ャ・セN@ como en pecíolos de flores, hojas en embudo, huecos de la corteza de los árboles, latas de conservas vacías, cascos de botellas, huecos de los cascos del caballo en el barro, cisternas y depósitos de agua, pozos, etcé- エセセ。N@ Estos huevos son muy resistentes a la deseca- cton y a _l as bajas temperaturas (5 a r 2°), hecho de gran mterés epidemiológico, pues si bien son raros los mosquitos adultos que invern an , estos hue- vos permanecen latentes h asta los meses calurosos del año siguiente. , Ello se ha comprobado en los labo ratorios guar- dandolos de un año para o tro, y ROUKHADZÉ lo vto en el A. Albopictus observando que la fase de huevo, en las charcas pequeñas de las rocas y oque- dades de árboles, los pilones de agua de bebida y ャセ ウ@ tanques de hierro galvanizado, es la que atra- vtesa la época fría: no existe la herencia a través del huevo. En su biología son interesantes el que no suele recorrer. distancias mayores de 5o a ro o m etros, el que セ。ウエ@ no vuela por encima de 3 o o metros, lo que exphca que cuando en Río J aneiro era endémica la enf: rmedad los extranjeros podían estar de día sin セャエァイッ@ Y por la noche se iban a Petrópolis, ciudad sttuada a 4 5 kilómetros de la capital y a 8oo metros de altura. Contrastando con el pequeño radio de su vuelo. TOMO IX NÚMEnO 1 FIEBRE AMARILLA 11 es, como dice GILES, "un buen viajero", pues se acomoda muy bien al transporte en barcos, trenes o aeronaves. Para hacerse infectante tiene que picar al enfermo en los tres primeros días del período febril, luego han de pasar unos doce días, que es el período ex- trínseco de incubación, aunque depende de la tem- peratura ambiente, reduciéndose a pocos días, sí es de 3 7° y alargándose a 3 o sí es de 1 8°. Los que pican a un enfermo no siempre se vuel- ven ínfectantes, explicándose esto porque en la ino- culación experimental sólo se consigue infección se- gura con o, 1 c. c. a 0,2 c. c. de sangre humana inoculada a persona no inmunizada, mientras que el mosquito sólo puede tomar o,o 1 c. c. Pero, por otra parte, un mosquito infectado puede vivir de tres a cinco meses y ocasionar muchas víctimas, cuya vida resulta! más corta que la del insecto vector. Todos estos datos se refieren al Aedes egyptus; pero lo mismo puede decirse de las otras especies; así, por ejemplo, en el Afríca son también vectores el A. univittalus , el A. scuttel!aris, el A. argenta pun- ctata y el A. taeniorhynchus africanus. En España abundan extraordir.ariamen te en los litorales de la Península los Aedes, sobre todo los me- ses de septiembre y octubre, habiendo estudiado su existencia y frecuencia, ARIAS EsCOBET. PITTALU- GA, SADI DE BUEN, GIL COLLADO y CÁMARA. De sus trabajos resulta que se encuentran el A. egypti, el A. cittatus, el A. canariensis, etc., repartidos por las provincias de Alicante, Málaga, Cádiz, Huelva, Granada, Córdoba, Badajoz, Cáceres, Madrid, To- ledo, Ciudad Real, Segovia (La Granja) , Salamanca y muy profusamente en las islas Canarias y Balea- res, así como en las costas del Marruecos español, donde nosotros hemos comprobado su existencia en los valles de los rÍOS Lau y Tiguisas (Gomara- Xauen). Recordemos también que en el año 1889 señala- ron su presencia en Gibraltar los médicos mayores BIRT y YOMBER. y que abundan en Argelia, Túnez, Tríooli (*) y en pッイエオセ。ャN@ El papel del Aedes que no es egypti es indudable, y citaremos que, por ejemplo, en 1929. PHILIP hizo unos experimentos con el uittatus, en los que trans- mitió experimentalmente la enfermedad por pica- dura directa y por inyección de triturado de mos- quito. No existen Aedes en Galicía, cosa sabida hace muchos años, pues hay una disposición de la Inspec- ción de Sanidad , de fecha 4 de mayo de 191 5, que establece que los barcos cuyo régimen sanitario requiera lazareto, serán despedidos por los directores de las estaciones sanitarias al puerto de San Simeón, de Vigo. Este puerto no tuvo nunca más que los casos llegados en incubación o aparecidos a bordo, contrastando con el puerto de Mahón, donde en 1821 y 1876 hubo epidemias aterradoras. Respecto a la fiebre selvática, los mosquitos sal- vajes transmisores son el Aedes escapularis, el A. flu - uialis y en menor proporción, el A. Lutencephalus, el A. apicoannulatus y el A. eretmopodites chriso- gaster. (*) Hasta unos so Km. de profundidad de la costa. RESERVORIOS. - Para las formas urbana y ru- ral es el hombre enfermo con cuadro más o menos atenuado, pues en los países donde es endémica apa- rece predominan temen te en la infancia en formas benignas y que confiere inmunidad persistente. La domesticidad y abundancia del mosquito aseguran la persistencia y transmisión del virus por tácita convivencia, sin manifestaciones aparatosas,entre los indígenas, mosquitos y virus amaríllico. Precisamene por ser un virus hematícola sólo se encuentra en la sangre en los tres primeros días de fiebre, desapareciendo después; no ·pasa nunca a se- creciones o excreciones (vómitos, orina, heces, espu- tos , etc.), y en el cadáver las vísceras están despro- vistas de virulencia, lo que explica la ausencia de contagio en autopsias que se hacen después de aque- llos días y la no peligrosidad del contacto de los enfermos ni de las ropas. En la fiebre selvática el reservaría seguro es el mono y probables otros animales salvajes. PROCEDERES EMPLEADOS PARA PRECISAR LOS LÍMITES DE SU DIFUSIÓN. - Permiten conocer su presencia en regiones consideradas como indemnes, y son: 1.0 Servicio de víscerotomía en fallecidos; 2. 0 Test de protección en sanos o sospechosos, y 3.0 Otros de menos valor. Viscerotomía.- Como muchas veces no se pue- de precisar el diagnóstico clínico, especialmente en los sitios de poblaciones muy diseminadas, donde no hay médicos, se acude a obtener un trocito de hígado de toda persona que fallece en una demarcación sos- pechosa por un proceso febril de menos de diez días de duración y se practica un examen anatomopatoló- gico en busca de la lesión característica de la fiebre amarilla, que es la necrosis hialina de Councilman ; se aprecia muy bien previo corte por congelación y tinción con hematoxilína-eosina, viéndose en lugar de los cordones de células voluminosas. cúbicas o po- liédricas de protoplasma granuloso y de núcleo gran- de, redondo y pobre en cromatina, unos globos muy retraídos de talla reducida y contorno redondeado. citoplasma homogéneo y acidófilo y, lo que es más importante, no se ve estructura nuclear, desaparece la cromatina y se desvanece el núcleo. Es, pues, una ne- crosis de coagulación masiva con cromatolisis nuclear. La técnica puede practicarla cualquiera y evita la autopsia; se utiliza un punzón hueco de sección rec- tangular con el que se atraviesa la piel estando ce- rrado, se abre a continuación, se le hace penetrar un poco más, se cierra y se retira, quedando en su interior un pedazo rectangular de hígado, que se coloca seguidamente en un frasco con líquido fijador y que después de rotularlo con los datos precisos se envía al laboratorio central. "Test" de protección.- Se realizan a partir de sangre de los individuos que nunca han salido de la zona en estudio. Propuestos por SA WYER y L LOYD consisten en extraer por punción venosa 1 o c. c. de sangre a uno o más grupos de 25 personas, que serán: niños menores de diez años y adultos de distintas edades. La sangre se deja coagular, se tras- pasa a ampollas de vidrio neutro que se cierran a la lámpara y se envían a los laboratorios conservadas a baja temperatura. 12 REVISTA CLINICA ESPAROLA 15 abril 1943 Ya en el laboratorio se colocan 3 c. c. de cada suero a estudiar en un tubo de ensayo Y al lado se ponen otros dos tubos que sirven de control Y que contienen uno, ウオ・セッ@ de persona inmune, Y o!ro, suero de una persona no infectada; a cada t_ubo se añade 1,5 c. c. de emulsión de cerebro de raton que contenga virus fijo al 20 por 1 o o. Para. cada. suero se emplean seis ratones 「ャセ_」ッウL@ Yセ・@ rectben. エセケ・」ᆳ cíón intracerebral de soluClon estenl de alm.tdon al 2 por 1 oo para localizar allí el virus y ッエイセ@ mtrape- ritoneal de o. 6 c. c. de la mezcla suero-vtrus .. Los que mueren en c!nco セ@ seis días se constdera que lo han sido por el vtrus, ウエ・セーイ・@ アオセ@ los _contro- les respondan de una manera sattsfactona; s,t sobre- viven, se considera que el suero empleado エ・ョエセ@ poder protector y sí cuatro o más mueren se constdera el suero inactivo. Otros procederes. -Son el estudio diario de los enfermos febriles con anotación de pulso y tempe- ratura e investigación de albúmina en la orina, pues ésta aparece p:ecozmente (a menudo en el pn- mer día) y luego aumenta セ£ーゥ、。ュ・ョエセL@ o exponer jaulas con 2nimales rrcepttbles en dtchas zonas, haciendo autopsia de los que mue:en o enfern;an y test de protección en los que no hayan sufndo alteración. También puede inocularse .a un animal receptivo con emulsiones de m osquitos capturados en las casas de las zonas sospechosas. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA: FORMAS Y DATOS EPIDEMIOLÓGICOS. -Es enfermedad propia de la zona tropical, encontrándose la zona endémica com- prendida entre las líneas ísote:mas que m arcan una temperatura media anual de 25°; epidemias graves se pueden desarrollar en las zonas comprendidas entre las isotermas de 25 y 15°. Por fuera de la isoterma de 15° no puede desarrollarse epidemia, pues no existen los mosquitos inoculadores ni la エ・ュー・イ。エオ セ。@ es suficiente para el desarrollo del virus en su interior. Como España y sus archipiélagos, así como la zo- na del Protectorado se hallan entre los 1 5 y 2 5° co- rresponden a las posibles zonas endémicas, mientras que nuestras posesiones del Golfo de Guinea están situadas en zona que puede ser endémica. La cuna primi•iva de la fiebre amarilla fué el seno mejicano y las Antillas, 、・ セ 、・@ donde se extendía a los Estados Unidos por el norte y al Brasil y hasta Buenos a■セ・ウ@ y Montevideo al sur. Por el oeste se extendía a la América central y a través del canal de Panamá a las cos•as del Pacífico, llegando por el norte al Golfo de California y por el sur a Gua- yaquil. El o•ro foco endémico es la costa occidental de Africa. de"de el Golfo de Guinea hasta el Cabo Ver- de y en el_ hinterland de la Nígeria y el Senegal. En el ano 1937 hubo en el Brasil x8o casos con x.6s defunciones, 29 en Colombia, con 25 defun- ctones y 3 '3 en Perú, con 1 3 defunciones. En el Afríca, en el mismo año. hubo en la occí- den_tal france_sa, セ@ casos y 4 defunciones y en la ッ」」Q、・ョセ。ャ⦅@ bntamca, 8o casos con 51 defunciones. En e. ano I 940 los casos más numerosos han sidv los del Estado del Espíritu Santo, en Brasil, con 1 12 muertos y 18 que curaron, y en el Sudán anglo- egipcio. con 75 muertes y 733 casos. . Las medidas tomadas en las zonas endemtadas permitieron limitar tanto su número que se creyó que iba a desaparecer la enfermedad, セイ・ケ・ョ、ッ@ en un final próximo. Pero hubo que camb1ar de modo de pensar al observar: I-0 La imposibi lidad de acabar con la enfermedad en el Brasil, a pesar de la cam- paña intensa, y es que dejó de ser ーイゥカ。エセカセ@ de ciudades para alcanza; . セi、・。ウL@ mesetas: p lantCles y montañas. 2.0 Reapancton en Colomb1a, en 1 9-:!Q, sin que hubiera pruebas de su イ・ゥュj_ッイエ。 」 ゥᅮ Q セMN@ '3- 0 La aparición en algunas partes del Brasil . Y_ _Bo. tvta d?n- de no había Aedes. y 4-0 La apanoon de eptde- mias en tropas de Bolivia que se 」 ョ」 ッ ョエイZセ「。ョ@ en zonas apartadas de todo centro de población (que era donde se creía radicaban los mosquitos en- fermos). Todo ello motivó un más perfec<o estudio de :a epidemiología y de !a enfermedad. sobre todo por los procederes citados para pr>·cisar la difu-;ión de la misma , que 、・ウ」オ「イゥ セイッョ@ mucr•es dcscono.ida-; y ca- sos de inmunidad adquirida en コッョNZセウ@ o grupos de pob!ación llamadas "zon:!< sJ!,ncios.1s". oue no se sabía que hubiesen sido nunca infect)dO'i rn grupos de poblaciones más jóvenes qt'e lo., ú!t;1:10s datos exi tentcs en o•ndemias y epidemias. De esta manera se hicieron 、ゥ。ァョ セ エゥ」ッウ@ イ」エイッ」[セNZᆳ tivos epidemiológicos y con su auxilio se ha n0dido reconstruir gran parte de la his•ori.'l epidcmio!( ,gi.:a local , concluyéndose セZョ@ qu1. 1 I n América los focos de endemia son poco numerosos y circunscritos en las formas urbana y rural , pareciendo ュオ」ィ。 セ@ ve- ces que desaparece la enfermedad . pero en realidad. continúa silenciosamente en la población n ativa por tiempo indefinido y con pocas defunciones (qu e se atribuyen a g ripe, paludismo, tifoidea, etc.), con casos imposibles de reconocer bien. 2.0 En que, co- mo dire RICARDO JORGE, si bien hay una sola ana- tomía patológica, un solo virus y una sola inmuni- dad, hay una trilogía de formas epidemiológicas queson la urbana, la rural y la selvática. 3. o Que en la selvática los sitios que han sufrido epidemias de cor- ta duración están abundante y ampliamente exten- didos. 4- 0 Que GUITERAS, en Cuba, y BARROSO, en el Brasil, observaron que desaparecían la forma ur- bana, pero que aparecían focos diseminados en el campo (era la fiebre rural) , y que posteriormente de estos focos volvía a la capital, y 5.0 Que en M éjico el último caso de la fiebre amarilla clásica fué en enero de 1 9 2 3, pero la prueba de la protección del ratón señaló la persistencia del virus en una de las zonas de endemia hasta 1925 , ッ「セZ・イカ。ョ、ッ@ BusTA- MANTE que la inmunidad radicaba en pobladores de la zona boscosa del sureste, por existir virus de la sel- va, que produce infecciones no reconocidas. He aquí la importancia grande de la fiebre selvá- tica extendida por el Brasil, Bo!ivia y Colombia oriental: como se propaga en aufencia del mosquito. el virus debe conservarse en huéspedes h asta ahora desconocidos, siendo digno de ョッエセイ@ que en los bos- ques donde セ・@ presenta la enfermedad se han visto monos muertos y que en los vivos que se capturaron se comprobó en su suero el poder protector. Los hombres que se internan en los bosques son TOMO IX NóM&RO 1 FIEBRE AMARILLA 13 los que únicamente caen enfermos, como se observó bien en Annápolis, donde en r 93 5, los que tala- ban los árboles caían enfermos, quedando indemnes las mujeres y los niños que vivían fuera aun a pe- queña distancia. Esta fiebre presenta gran difusión y acelerada propagación, que no es por carreteras o caminos, sino a través de los bosques, saltando de montaña en montaña y huyendo de pueb:os y lu- gares habitados. El ciclo anual y estacional es como la urbana, presentando en febrero y abril la casi totalidad de los casos; se contagia sólo de día y su gravedad es menor, por lo que JORGE habla de "ino- cencia epidémica". Las diferentes formas pueden ser convertidas unas en otras, y así el Aedes egyptis puede infectarse por un enfermo de fiebre selvá!ica, que después de varios pases en el hombre se transforma en urbana. Estas nociones modifican la epidemiología por completo, pues la cadena simplista de dos eslabones, hombre y mosquito, que con suprimir uno de los dos se yugula la propagación, no es cierta, pues hay ani- males salvajes sobre los que no se puede actuar. En Africa estos estudios han demostrado que los indígenas no están saturados de fiebre amarilla como ocurre con el paludismo, sino que hay sitios donde jamás se ha dado la enfermedad, otros donde hace diez o más años no existe y que aun en las zonas donde es endémica o con intermitencias epidémicas no ataca ni con mucho a todos los habitantes. La mortalidad media de la fiebre amarilla es de 27,7 por roo, aunque en algunas epidemias ha as- cendido al 50 y hasta al 8o oor roo de los ataca- dos; en los distritos endémicos es de 7 a ro por ro o, es decir, mucho menos. La influencia de las razas se ha aclarado, pues sí bien antes se observaron formas graves en los blan- cos y 92 dijo que los negros eran más resistente3 porque no serían atacados y si lo eran aparecían con formas benignas, no es debido al color de la piel, sino por oportunidad racial, como se demuestra en que un negro de un punto no endémico, por ejem- plo, de Barbadas, es tan propenso como un europeo si visita una zona endémica o epidémica. Es también cierto que los que viven en zona endémica, [ea de la raza que sea, tienen aquella resistencia y ello explica que estas formas larvadas de los indígenas con tipos abortados y ligeros sean los conservadores del virus y causa de la presentación brusca de las epidemias. La influencia de la edad es como sigue: la enfer- medad es menos grave en los niños y en las mujeres, pues en aquéllos suele aparecer como afecciones fe- briles o con síntomas nerviosos de tipo convulsivo en los cuales nos hemos de fijar en tiempos de epi- demias. Respecto a la preualercia estacional es como en el paludismo más frecuente y peligrosa en verano y otoño y por ello los brotes epidémicos son de enero a julio (estación húmeda y caliente en la América central), y los casos esporádicos de julio a diciem- bre; son factores para los brotes epidémicos la abun- dancia de mosquitos y el pernoctar al aire libre. Cuando en una epidemia enferman gravemente las primeras personas infectadas es posible ahogar el mal, siendo peor cuando se infectan en primer lugar individuos más o menos inmunes o cuando por ser virus débil se difunde de un modo imperceptible al principio y no se comprueba hasta más tarde la epi- demia después de haberse constituído varias fuentes de infección. La enfermedad adopta carácter endémico cuando el núme10 de inmigrantes, de recién nacidos y de mosqui·os permite al virus cambiar continuamente de huésped. Es un hecho muy curioso el que la fiebre amarilla no ha aparecido nunca en Asia ni en Australia, a pe- sar d.? la existencia en ciertas zonas de esos conti- nentes que señalamos en nuestro esquema, del mos- quito transmisor. SINTOMATOLOGÍA Y DIAGNÓSTICO. - A los tres a cinco días y como máximo seis de la picadura, el individuo cuando está trabajando o de noche sufre un escalofrío violento, raquialgia en región lumbar (dolor en golpe de barra), estado nauseoso, que ter- mina con vómito alimenticio y cabeza cargada y dolorida; la fiebre sube hasta 40° y si se examina la orina aparece ya albuminuria. Al día siguiente pre- senta inyección conjuntiva!, fotofobia, cara vultuo- sa, que continúan en el tercer día, en el que apcuece un tinte que varía del anaranjado al caoba por prin- cipio de ictericia. En este mismo día se inicia una mejoría o tregua eufórica (período de calma) , con descenso brusco de temperatura. Esta etapa es de seis a veinticuatro ho- ras y deja paso al período de lesiones orgánicas, en Prnepcia 17el ^Gャイオセ@ 1'17 lasflngre TQセ@ TPセ@ SY セ@ Fig. 4.- Curva febril de fiebre amarilla terminada por curación el que vuelve a subir la fiebre bruscamente a 40, 41°, セ、・」ャ。イ。@ la ictericia franca, hay disociación de pu:so y temperatura (signo de Faget), aparecen hemorra- gias fáciles, petequias, epistaxis, melena y hemate- mesis en borra de café (vómito negro) , etc. La cli- guria se acentúa, el paciente, antes agitado, se vuelve somnoliento y al sexto o séptimo día muere por síncope o por uremia o comienza una crisis de con- valecencia muy latga (figs. 4 y 5). En la aparición de las hemorragias tiene papel primordial la lesión hepática que o•igina una pro- trombinopenia al no poder utilizar la vitamina K 14 REVISTA CL!NICA ESPAfJOLA 15 abril llt4s que mantiene su セゥカ・ャ⦅@ セョ@ la sangr_e r una fibrinoge- nopenia por dismmuoon del Lヲゥセョョッァ・セッZ@ . Como vemos, su cuadro tlptco es faol de dtag- nosticar (enfermos en barcos o aviones ーイッ」・、・セエ・ウ@ de regiones sospechosas), pero no hay que olvtdar que a veces se manifiesta solamente por 、\[^ャッイセウ@ dor- solumbares cefalea y un poco de albummuna (ca- ' racterística) . El diagnóstico diferencial ィセケ@ 9ue ィセ」・イセセ@ con la espiroquetosis icterohemorrágtca (mvesttgaoon del t'ig. 5. - Curva febril de fiebre amarilla mortal espiroqueto en sangre, orina, inoculación a cavia) , paludismo (investigación del plasmodium), hepati- tis tóxicas o infecciosas que se acompañan de icteri- cia (antecedentes), dengue (sin albuminuria, leuco- penia persistente, con rash inicial) . El diagnóstico de laboratorio puede hacerse en la fase septicémica, o sea en los tres primeros días de fiebre por inyección de 2 a 5 c. c. de sangre al macacus en el que produce la muerte y lesiones típi- cas en las células del parénquima hepático o por in- yección intracerebral al ratón, utilizando animales protegidos y sin proteger. En la convalecencia son de valor las pruebas de protección con el suero del enfermo problema y con virus de laboratorio. PROFILAXIS. - Se basará en que la incubación no eSt superior a seis días, en que la transmisiónsólo es por picadura del mosquito en los tres primeros días de enfermedad, en que el vector es un insecto peridoméstico que queda en la vecindad de la casa, tardando doce días en poder transmitir la enferme- dad y en la vacunación en las regiones con fiebre amarilla selvática. Distinguiremos medidas generales a tomar y me- didas especiales. Las medidas especiales a realizar donde es endémi- ca o epidémica, son: 1.0 Actuación sobre el enfermo y sus contactos. 2.• Lucha contra el insecto vector. 3. 0 Protección de individuos sanos. Sobre el enfermo actuaremos por: a) Aislamiento en hospital para protegerlo de picaduras. b) Medi- das a tomar con los locales en que ha estado el en- fermo. Se hará una evacuación inmediata de todos los ocupantes, que se pondrán en ⦅ッ「ウ・イカ。」ゥセ@ du- rante seis días y si el enferm? se セオ「エ・イ。⦅@ contammado en lugar distinto a su restdenCla habllual, pueden contarse ocho a diez días desde el comienzo de la enfermedad. Para destruir los insectos de aquellos locales se acudirá al ácido cianhídrico o al anhídrido sulfuroso. e) Se hará la ficha epidemiológ ica con toda meticulosidad. Sobre los Aedes se lucha de un modo análogo que en las campañas antipalúdicas y puesto que la captura y destrucción de larvas y adultos es idéntica a aquélla y la detallamos en セエイッ@ trabajo, no セョウゥウエゥイ」ョZッウ@ Lュ£セ@ Para medir la eficacta de la lucha extsten vanos tndt ces y citaremos aquel que resulta de 、ゥカゥ、セイ@ el número de criaderos de larvas encon trados multtpltcado por cien, por el número de casas visitadas. La protección de los individuos sanos se realiza por medios mecánicos (mosquiteros, tela metálica, etcétera), como en el paludismo o más eficazmente por la vacunación. Las medidas generales de pro!ilax1s son. 1. ' El control de los casos existentes; para ello son de gran valor la viscerotomía, los tests de protecctón en gru- pos de sanos y por la busca minuciosa de enfermos feb riles <:On albuminuria. 2-0 Medidas que se rdie· ren a imped ir la importación a zonas ゥョ、セュョ・ウ@ don- de haya Aedes. Estas medidas son por la vía maríti- ma sencillas, pues se limitarán a tener los barcos de procedencia sucia a un mínimo de dosCientos mettos de tierra, destruyendo los mosquitos en ellos exis- tentes, aislando a los enfermos que se desembarquen , sometiendo a vigilancia durante seis días a los pa- sajeros desembarcados; la construcción de acero, la disposición de compartimentos-estancos, el achique continuo de fondos por bombas eléctricas o de vapor, la iluminación eléctrica en todos los rincones, las aguadas fáciles y repetidas, han hecho desaparecer las ocasiones para el desarrollo y estancia de insectos. Para las procedencias de vía aérea se exige que los aeródromos que reciben aeronaves de regiones con fiebre amarilla estén acondicionados como aeródro- mos antiamaríllicos, y si esto no fuera posible, por lo menos la destrucción de los mosquitos a la llegada y a la salida. Así, en la última sesión de la Oficina Internacional de Higiene Pública se adoptaron los siguientes acuerdos: Cierre de las ventanas de la ca- bina de mando en cuanto se aterriza, cierre de las puertas del aeroplano en cuanto termina la carga y descarga, desinsectación con la siguiente fórmula: Extracto concentrado de pelitre = 1 parte. Parafina blanca = 1 6 partes. Tetraclo ruro de carbono= 68 partes. Se utilizan 20 c. c. de la mezcla por cada soo c. c. de capacidad. Si se trata de paradas en aeródromos peligrosos se recomienda una ventilación forzada con la hél ice que contribuya a formar una barrera infranqueable para los mosquitos. Si la enfermedad apareciera en una ciudad peque- ña en la que no fuera endémica la fiebre amarilla. se puede acudir de un modo radical a transportar toda la población durante trece días a un campo d.! cuarentena (recordemos que los casos se dan en ve- TOMO IX. N(numo 1 FIEBRE AMARILLA 15 rano); mientras, se aísla la zona infectada y se matan los mosquitos. Si aparecen en una gran ciudad hay que repetir lo que hizo el general GORGAS cuando convirtió la línea del canal de Panamá en lugar tan salubre co- mo Nueva York, lo que requiere tres cosas: autori- dad, recursos pecuniarios y un cuerpo sanitario efi- caz e initruído. Las medidas generales de vigilancia están reseña- das en nuestro reglamento de Sanidad Exterior de 7 de septiembre de 1934 y en el Convenio Sanitario Internacional de Navegación Aérea, firmado en La Haya en I 9 de diciembre de 1 9 3 3 y ratificado por la ley de 2 de junio de 1936. Dicho convenio tiene cuatro secciones: r! Dispo- siciones generales. 2.' Disposiciones en las regiones en que la fiebre amarilla está comprobada o existe en estado endémico. 3·" ídem en territorios en que no hay, pero podría encontrar, condiciones que permitan su desarrollo. 4." Regiones cuyas condi- ciones no permiten que la fiebre amarilla se im- plante. Entre las disposiciones de la segunda sección el artículo 3 8 se refiere a las condiciones que debe reunir el aeródromo antiamaríllico: a) Estar a dis- tancia del centro habitado más próximo. b) Es- tar provisto de un sistema de aprovisionamiento de aguas protegido contra mosquitos y estar libre de albergues de mosquitos. e) Estar provisto de aloja- mientos para la tripulación de aeronaves y personal del aeródromo, protegidos contra mosquitos. d) Po- seer habitaciones donde los pasajeros puedan alojarse u hospitalizarse, también protegidas contra mos- quitos. La creación del aeródromo antiamaríllico deberá notificarse por la alta parte contratante a las otras altas partes y a la Oficina Internacional de Higiene Pública o a la Comisión Internacional de Navega- ción Aérea . Modelo de la aplicación de estas instrucciones es la Argentina, que incorporó al Reglamento Sanitario Marítimo y Fluvial una serie de disposiciones, entre las que figuran la existencia de un libro llamado "Historia Sanitaria de la Aeronave" que el capitán de la misma presentará a su llegada al médico de Sa- nidad que efectúa la visita sanitaria y en la que van consignados los aeropuertos de partida, de escala, de aterrizaje forzoso, el nombre de los tripulantes con reseña de los que poseen certificado de vacunación. el origen de la carga y correspondencia, sí alguno de los pasajeros interrumpió su viaje por enferme- dad, haciendo constar ésta si la supiera o sus sínto- mas principales, etc. VACUNACIÓN. - FINLAY, en 1884, intentó ino- culaciones benignas que preservarían de la enferme- dad, es decir, él previó la posibilidad de vacunar. Cuando HUDSON. BAUER y STOKES vieron que el macacus era sensible y que su hígado congelado era depósito de virus, éste pudo llevarse a todos los laboratorios del mundo y en Londres, HINDLE pre- servó al mono utilizando una vacuna fenicada y otra formolada con emulsión de hígado y bazo virulen - tos, que inmunizaba durante seis meses. Cuando McTHEILER. buscando animal menos costoso que el macacus descubrió que la rata blanca por vía cerebral podía ser fácilmente infectada cqn una gota de sangre o de emulsión de cerebro de macacus que le producía encefalitis mortal, se orien- taron mejor los procederes de vacunación. SAWYER, LLOYD y KITCHEN inyectaron simul- táneamente cerebro de ratones infectados y suero hu- mano de convalecientes, y las tentativas se basaron desde entonces en la utilización del virus amaríllico vivo modificado por pases sucesivos en cerebro de rata blanca. LAIGRET y SELLARDS emplean un virus pasado 134 veces por el cerebro de rata blanca, donde pier- de su virulencia para el hombre y el mono; pero no su propiedad inmunizante: como algunas veces pro- vocaba accesos febriles, atenuaron el virus por ex- posición a la temperatura ordinaria o por desecación al vacío en presencia de fosfato sódico anhidro: te- nía el gran inconveniente de que los vacunados pue- den infectar accidentalmente a los Aedes, que a su vez sirven de intermediarios, por lo que sólo se podía usar en regiones dondeno hubiera Aedes o colocando a los vacunados al abrigo de picaduras eventuales. Con el objeto de no transformar a los vacunados en portadores de fiebre amarilla. MA THIS, director del Instituto Pasteur en Dakar, desde 1 9 3 5 preparó su vacuna sirviéndose de un virus que pasa 1 55 veces por la rata blanca y 1 o pases intracerebrales por cavia; este virus, que ha perdido su virulencia para el macacus, le confiere a partir del sexto día una in- munidad tan extraordinaria que dicho animal tolera la inoculación de virus activos capaces de matar a ma- cacos testigos en menos de seis días. Los Aedes que tomaron sangre de esos monos vacunados son inca- paces de transmitir la enfermedad. La vacuna que se emplea en América (en el Brasil en r 93 8 pasó de un millón el número de vacuna- dos) es la del Instituto Rockefeller, con virus vi- vo(*) ·modificado por numerosos pases en un culti- vo de tejido embrionario de pollo desprovisto de sistema nervioso central para disminuir su grado de neurotropismo; su virulencia es muy atenuada. es estable y no se transmite experimentalmente por los mosquitos. Cada lote de vacuna es comprobado para determinar su vitalidad y grado de virulencia y en cuanto es posible se recoge el suero de los va- cunados un mes antes o más para investigar si ha adquirido la inmunidad. El individuo se encuentra protegido a la semana de haberse vacunado, aun cuando en el laboratorio no se encuentran anticuerpos hasta la tercera semana. La vacuna viene desecada en ampollas cerradas a la lámpara y cada una tiene cinco dosis; ha de conser- varse y remitirse refrigerada, o sea embalada en nieve carbónica. Para proceder a la vacunación se abren dos ampo- llas, ·se añaden 2,3 c. c. de agua destilada estéril a cada una, mezclando el contenido de las dos aun- que sólo se practique una vacunación; así se evit:l vacunar con material que haya perdido actividad. El contenido tarda 5 minutos en disolverse y se in- yecta a dosis de 0,5 c. c. subcutáneo en el brazo: hay que cuidar del virus o introducir en antisépticos (*) Es la cepa llamada 1 7 D .. que deriva de la Asibi 16 REVISTA CL!NICA ESPA!VOLA 15 abril u41 las ampollas vacías, agujas y セ・Lイゥョァ。ウ@ .para destruir el material virulento. La reawon es ligera, (cefal;a. malestar, laxitud, dolores lumbares), tard1a y solo se presenta en el ro por ro o de los vac_unados. Su valor protector dura por lo menos un ano. En el Senegal francés, P EL TIER y ARQUIÉ 、・ュッセ@ traron que el virus neurotropo pasado por el ence- falo de ratones blancos toma la propiedad de poder penetrar a favor de ャゥ セ・イ。ウ@ ・ウ」。イセNヲゥ」セ」Aッョ・ウ@ cutáneas en los animales recept1vos, ュオャエQーィ」。ョ、ッ セ・@ y. pro- vocando la formación de anticuerpos en las m1smas condiciones que inoculado por vía .subcutánea. Y. basándose en esto se propus1eron vacunar al mismo tiempo contra la viruela y la .fiebre amarilla: obteniéndose así una inmunización simultánea, y セセ@ una existía ya, la otra se desarrolla aisladamente. En r 93 8 hicieron sus ensayos en varios centenares de negros (marineros, estudiantes) pertenecientes a la colectividad de Dakar. obteniendo seroprotección pa- ra la .fiebre amarilla en el 90 por 1 o o de los casos y pústulas de vacuna en el 8 I por I o o: la reacción general fué escasa. El ministro de Colonias aprobó el proyecto ae vacunación en masa, y en el Senegal francés vacu- naron a 1 oo.ooo inc!ígenas ; la campaña se hizo operando en dos zonas, la del río Sencgal (San Luis) y otra en el sur. Se utilizó una suspensión mixta de antivariólica de ternera al abrigo del calor y de b luz y de antiamaríllica conservada en hielo, que se hacían en el momento de utilizarla; se vacunó fuer:1 de la estación calurosa y colocando a los individuos diez m in u tos después de la escarificación fuer:1 e! e los rayos solares. No hubo un solo caso de fiebre amarilla en los vacunados. BIBLIOGRAFíA 1 AFRIDI, M. K.- J. Malar. lnst. of India, 2, 105, 1939. 2 ACRAMONTE.- J ou•n. Trop. M.ed. and Hig .. 28, 285, 1924. 8 ARIAS EsCOBET. -Bol. lnst. Alfonso XIII, 1913. 4 B II'LP.T. J . - Bull. off. In ter. H ig. Publ. 81, 1.053, 1939. 6 BBAUREPAIRE-ARAOAO.- Mosquito e virus d a febre amarela, 84, 4, 54i, 1939. 6 Boletfn de la Oficina Panamericana Sanitaria, mayo 1941. 7 Boletín San 'tario del Departamento Nacional de hゥセイゥ・ョ ・@ de la República Argentina, enero, febrero y marzo de 1941. 8 BUSTU.IANTB-- Rev. del lnstl. de Salubrid. Y En!. 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JIM'éNEZ DfAZ) Para juzgar en la clínica de la función gonadal tenemos que apoyarnos en alteraciones morfológicas locales o generales o en trastornos de la actividad sexual, síntomas que para ser expresivos tienen que ser ya acusados. Sería de desear que para el estudio clínico de la función de estas glándulas contár2mos como tenemos en otras, con medios más sensibles y más objetivos; éstos no podrían basa·se sino en el conocimiento de alguna repercusión bioquímica de la disfunción que fu era clara y directamente e<ti- mable, o de la determinación dí rec•a de las hormo- llas en los líquidos orgán icos. Ésta es, en general. la orí · n•ación de la moderna endoc-ínología, que tiende así a una estimación cuantitativa de las fun- ciones, como, v. gr., hacemos en la exploración del riñón, y a dar una base objetiva de las induc· Scan04052_b Scan04053 Scan04054 Scan04055 Scan04056 Scan04057 Scan04058 Scan04059 Scan04060 Scan04061 Scan04062 Scan04063 Scan04064 Scan04065 Scan04066 Scan04067
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