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6 REVISTA CL!NICA ESPA!VOLA 
15 abril QYTセ@
VIII. TRATAMIENTO 
La terapéutica de esta afección no tiene dificulta-
des (cuando no se trata de la forma arregeneratoria) 
y suele curar casi siempre, lo mismo con, que sin 
tratamiento. Los métodos terapéuticos utilizados 
han sido sobre todo la hemoterapia por las diversas 
vías de adminisración, recomendándose sobre todo 
las transfusiones intravenosas (en el seno, corriente-
mente), según la técnica habitual, y en cantidad no 
inferior a 1 o c. c. por kilogramo de peso (FOOTE). 
siendo preferibles repetidas pequeñas transfusiones 
que no grandes, aisladas. al objeto de una rápida 
ョッイュ。ャゥセ。」ゥ￳ョ@ del estado hemático. Pero que no son 
necesarias se desprende de las muchas observaciones 
en que los niños curaron, sin su empleo (aproxima-
damente en 1/ 4 parte de todos los casos publicados). 
incluso en casos con menos de un millón de hema-
tíes/c. c., lo que pone de relieve lo bueno del pro-
nóstico en las formas con regeneración. En casos 
aislados se ha empleado ferroterapia. extractos hepá-
ticos por vía paraentérica , y en uno de MAYMAN 
combinado con icterus grauis, solamente vitamina K . 
curando también. En cambio, en los casos de forma 
arregeneratoria el pronóstico es mucho peor; pero 
no sabemos si transfusiones repetidas y precoces po-
drán conservar la vida de estos niños (como sucede 
en algún caso de Hydrops ya salvado así), pues en 
los casos que nos son conocidos se hizo el descu 
brimiento hacia el final de la primera y comienzo de 
la segunda semana de la vida y los niños fallecie -
ron sin tratamiento de • transfusiones, poco tiempo 
después del diagnóstico. P or consiguiente, no se in -
sistirá demasiado nunca en la conveniencia de prac-
ticar exploraciones hematológicas en t odo caso de 
recién nacido con aspecto anémico y si fuera una 
form a arregeneratoria, practicar transfusiones intra-
venosas イ・ 、オ 」ゥ、。セ N@ diariamente (a razón de ro- 1 5 c. c. 
de sangre por kilogramo de peso, o sea, 30-50 c. c.) : 
en casos de duda sobre el carácter de la forma clínica 
se practicará la transfusión por si lo fuera y se in -
tentará aclarar el diagnóstico con ayuda de la pun-
Cion de medula ósea. 
A este respecto hemos de indicar que en vista de 
la patogenia d e_ la enfermedad, puede resultar mur 
peligroso practicar a estos niños transfusiones de 
sangre de la セ。_イ・L@ que conteniendo aglutininas anti-
Rh puede ongmar graves accidentes al niño, acele-
rando su muerte en lugar de ayudarle. Para evitarlo 
aconsejan. BURNHAM y ENGLEWOOD, proceder a h 
prueba d1recta de las sangres, según L EVINE. l [Zセ@
mezcla de ⦅ィ・ュ。エ■・セ@ del donante y el suero del recep-
tor セ@ deJa a 3 7 durante med ia hora, lue¡z:o セセ@
」・セエョヲセァ。 L@ leyendo según LANDSTEINER. Se deter-
mmara_ el ?rupo R}1 del niño y del donante, siendo. 
de <;'rdmano, prectso un Rh negativo. D e no ーッ、 セᆳ
reahzarse con estas precauciones, resulta ー イ ・ヲ・イ ゥ「ゥ セ@
reemplazar la transfusión de sangre por la de plas-
ma. 
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EPIDEMIOLOGlA Y PROFILAXIS DF LA 
FIEBRE AMARil LA 
G. PIFDROI.A GIJ 
(Del In llluto dr lligu·nr M litar) 
El motivo que nos lleva a detallar el estado actual 
de los factores epidemiológicos de la fiebre am ari lla 
Y su posible profilaxis es la actual contienda guerrera 
que_ puede ponerlos en actualidad, pues no podem os 
olvtdar la posibilidad biológica de invasión de nues-
tro Protectorado, Canarias, Baleares y en general 
la cuenca del Mediterráneo, que se hallan potencial-
mente en condiciones de permitir un brote epidémi-
」セ[N@ y _aunque en general el clima y las condiciones 
htgtentcas del Continente eu ropeo no son favorables 
a la extensión de la enfermedad, nuestra situación 
ァセ_ァイ£ヲゥ」。@ y los hechos que enumeramos a con tinua-
Clon deben de situarnos en vigilancia cuidad osa y 
constante. 
?1 transporte de personal de zonas endemiadas 
。ヲイ セ 」。 ョ 。ウ@ a zonas sanas, la llegada al Continente 
afncano de tropas americanas. de las cua les algunas 
proceden o procederán de zonas endemiadas las fre-
cuen tísimas comunicaciones ゥョエ ・イ」ッ ョ エゥ ョ ・ ョエ 。ャセウ@ aéreas 
que en pocas horas pueden traer enfermos en incuba-
ción o m osquitos infectados por partir precisamente 
de . focos endémicos, según se advierte en el mapa 
セ、jオョエッL@ Y, la gran difusió n del Aedes en nuestras 
1slas, poses10nes y Península, son los hechos que nos 
conducen a poner al día los conocimientos de esta 
plaga, que en nuestras campañas en América fué 
enfermedad obsesionante, para todo el que embarca-
ba con 。アセ・ャ@ rumbo, para nuestros médicos que lu-
chaban a セ Q ・ァ。ウ@ contra ella, para el mando que perdía 
gran cantidad de efectivos y para la nación, que veía 
perder muchos de sus mejores hombres. 
En el adjun to esquem a, además de la distribución 
geográfica 、セ@ la fiebre am arill a y d el aedes, señalamos 
a trazo cont muo y aviones diminutos las principales 
TOMO IX 
NÚMBRO 1 
FIEBRE AMARILLA 7 
rutas de comunicación aérea actuales entre los Con-
tinentes africano y americano. 
La que partiendo de Nueva York pasa por las 
Bermudas, Azores, Marruecos francés o la que más 
al sur, partiendo del Brasil (Natal o Pernambuco) 
llega a Dakar o a las islas de Cabo Verde. 
Dichas rutas, no sólo tienen una actualidad gue-
rrera, sino que con el final de ella su desarrollo será 
extraordinario. Como son las citadas, las meteoroló-
gicamente útiles todo el año en contraste con la na-
vegación aérea por el Atlántico norte, en la q•Je dicta 
y manda la meteorología y aunque es más fácil de 
América a Europa (6o días aprovechables al año de 
Nueva York a París que al contrario en que sólo son 
diez días) la península Ibérica ha de ser encrucijada 
de dichas rutas y trampolín de Europa sobre el 
Océano y dos continentes; por tanto, en ella no se 
podrán olvidar tomar las medidas oportunas para 
evitar la aparición de focos epidémicos. 
HISTORIA.- La enfermedad existía en la zona 
geográfica que la produce, antes que el inmortal 
genovés descubriera para España el Nuevo Mundo, 
aunque la tradición indígena no hablaba de ella, pro-
bablementeporque no presentaba el aspecto epi-
démico de gravedad y frecuencia que hizo su 2pari-
ción cuando se sumaron la aglomeración de europeos 
que eran elementos nuevos con virginidad de raza 
y las expediciones a muy diversos lugares que los 
hábitos de conquista y sed de tesoros llevaron cons-
tantemente a las playas americanas. (Todo lo cual 
lo explicamos por la desaparición de la inmunidad 
de foco y por la influencia de la agregación y el dis-
persa!.) 
En el año I 492, cuando Cristóbal Colón arribó 
por segunda vez al t erritorio americano, no encontró 
en Santa Isabel a los 3 8 hombres que dejó a su 
partida para Europa, atribuyendo aquella desola-
ción al carácter belicoso de los indígenas; no tardó 
en adivinar la causa cuando fueron sus hombres 
castigados por una peste que hizo perecer a muchos. 
En 1504 sucumbieron más de mil ・ウー。￱ッャ・セ@ en 
Santo Domingo, a donde llegara Ovando con una 
expedición y Las Casas halló muertos en Puerto Ri-
co a casi todos sus compañeros después de una corta 
ausencia que había hecho. 
Al médico portugués JUAN FERREYRA DAS ROS!\ 
se debe la primera descripción magistral de la en fer-
medad, estudiada en Pernambuco y que llamó Fie-
bre Amarilla. 
Si al principio aparecía con predilección en las 
costas, ya al final del siglo XVII invade la tierra fir-
me, se recrudece en las Antillas, siendo presas suyas 
Filadelfia, La Carolina y Nueva York. 
A principios del siglo XVIII aparece con gran mor-
talidad en el Senegal, lo que se atribuye a la impor-
tación de negros al Continente americano (que siguió 
a poco de su descubrimiento) con la vuelta de algu-
nos enfermos al africano, hecho histórico de impor-
tancia epidemiológica trascendental. 
Por entonces hizo su aparición en España, pues 
en I 730, la Escuadra española surta en aguas de 
Cádiz fué contagiada por un buque americano; el 
brote, limitado primero a la tripulación, se comuni-
có bien pronto a la ciudad. 
Por segunda vez apareció en Málaga, en I 7 4 Ir 
epidemia descrita en libros por FRANCISCO REXA-
NO, FRANCISCO REYES y DIEGO LÓPEZ DE HARO. 
カオャァ。イゥコ£ョ、ッセ@ el nombre de vómito negro, ya usa-
do en la epidemia de Cádiz; la importación fué 
debida al desembarco de mercancías y pasajeros ex-
tranjeros de un buque procedente de América y causó 
más de diez mil defunciones. 
Después, dentro de la endemia de las costas de 
Levante y Sur, los brotes epidémicos fueron tan 
frecuentes que desde 1 7 2 9 a I 8 73 hubo en Europa 
treinta y cinco, algunos muy extensos, como el del 
año 1 8 2 I , que se extendió por Cádiz, Málaga, Bar-
celona, Palma de Mallorca y Marsella. 
Luego, en la última mitad del siglo XIX bajaron 
mucho las invasiones europeas por el rigor con que 
se trataban las procedencias sospechosas. 
Los brotes más cercanos en este siglo fueron los 
del Senegal, sobre todo en Dakar y sus contornos, 
que en I 926-27 causó gran mortandad, y entre sus 
víctimas dos médicos coloniales de gran mérito, 
STOKES. fallecido en Lagos (Nigeria) y RENÉ Gur-
LLET, en Thies. 
VIRUS PRODUCTOR. - Fué evidenciada su exis-
tencia por la Comisión americana cuando demostró 
que el filtrado de la sangre de enfermos producía la 
enfermedad por su inoculación, y sobre todo por 
dos hechos importantísimos que han servido para 
perfeccionar los conocimientos acerca de ella. 
Tales son el hecho descubierto por la Misión que 
trabajó bajo los auspicios de la Fundación Rockefe-
ller, formada por STOKES, BAUER y HUDSON, que 
en Nigeria inocularon con sangre de un enfermo 
a monos M acacus rhesus y M acacus sinicus; a los 
tres o cuatro días de la inyección subcutánea apare-
cía un aumento de la temperatura de 1,5 grados, 
hiperemia conjuntiva!, ictericia, dificultad de movi-
mientos, síntomas que duran 36 a 48 horas, sobre-
viniendo entonces una crisis hasta temperatura sub-
normal, que da paso al colapso, falleciendo el mono 
a los cinco o seis días de la inoculación. El hígado 
de este mono es tan infeccioso que basta para hacer 
enfermar a otro o,oooo2 gramos; guardado en la 
nevera permanece virulento una o dos semanas, y si 
se deseca y se guarda en la nevera, hasta tres meses. 
El otro hecho fué el descubrimiento por THEILER 
de la transmisibilidad del virus del mono al ratón 
por inyección intracerebral, en el que produce una 
encefalitis mortal y prueba de que es por dicho 
virus, es su neutralización por suero de hombre cu-
rado y que a su vez produce en el macaco la enfer-
medad. 
El cuadro del ratón es el que sigue: a los cinco 
o seis días aparece la piel arrugada, inactividad, fo-
tofobia, paresia de extremidades posteriores, contrac-
ciones tónicas y clónicas en todo el cuerpo y, final-
mente, muerte a los seis o nueve días. 
Por pase de un ratón a otro puede durar indefi-
nidamente la infección ; pero el virus pierde su vis-
cerotropismo y con él el poder patógeno para el 
hombre y los monos, convirtiéndose en un virus 
fijo con marcado neurotropismo y conservando sus 
caracteres antigénicos. 
El virus de la fiebre amarilla atraviesa las bujías 
'8 REVISTA CL!NICA ESPASrOLA 
16 abril 1943 
F y B de Chamberland, el filtro E K de Seitz. 
la V (muy permeable de 8 a 10 m.icras) y N (de 
permeabilidad ョッセュ。ャZ@ de 5 a 7 .mtcras) . pero no 
la W (poco permeable: 3 a 4 m1cras) ; FINLAY Y 
BROOM, usando membranas de gradocol ィセセ@ ッセ ウ ・イ ᆳ
vado que tiene un diámetro de 1? a 28, n:1 1m1cras. 
Lleva consigo una carga negat1va proxtma a la 
neutralidad y la localización exacta de su punto 
isoeléctrico es en pH 7· 
Frágil, muere en 5 minutos a 50° y en 48 horas 
a 22° se conserva bien a baja temperatura y en 
estadd seco, persistiendo I so días en congelación 
y al vacío. 
LLOYD, THEILER y RICCI lo cul t ivan in uitro e!l 
el tejido embrionario del ratón , p ero セョ@ estas 」 セZ ュ、エᆳ
ciones pierde gradualmente su capac1dad de mfec-
ción para el mono. . 
Propiedad suya es también el que la sangre VI-
rulenta y todavía m ejor por el pase po r cerebro de 
ratones blancos, adquiere el p oder de penetrar a tra-
vés de la piel por ligeras escarificaciones cutáneas. 
.como las del simple afeitado o po r las mucosas 
:indomnes del hombre o del mono. 
Existe dicho virus en el m osquito desde el p ri-
mer día, pues si se disgrega y se inyecta se consigue 
la infección, pero tiene la particularidad de que el 
filtrado de dicha disgregación no produce la tnfec-
ción ni aun pasando por los fi:tros más permeables, 
lo que indica que en el mosquito el vi rus adopta 
una forma diferente y más vo luminosa que en la 
sangre humana. C om o la infección por la picadu ra 
se hace a partir de los doce días, h ay que suponer 
que sufre una evolución y emigración dentro del 
mosquito y como la capacidad infecciosa de éste 
dura varios meses hay que deducir que se aloja en 
el cuerpo toda la vida de él. 
Se han aislado tres razas de virus: una en el occi-
dente africano, que se llama A sidi, otra en el Se-
negal y otra en el Brasil, pero son virus idénticos, 
tanto los africanos entre sí como el americano, se-
gún ha demostrado ARAGAO con las pruebas de in-
munidad cruzada. 
Mencionaremos como recuerdo a los gérmenes que 
se imputaron como productores de la enfermedad en 
tiempos anteriores: el bacilo Sanarelli, que es una 
sa lmonela de acompañamiento y la leptospira de 
Noguchi, que no se encuentra en los casos africanos, 
ni en los monos infectados experimentalmente y que 
coincide enteramente con las leptospira causante de 
la enfermedad de Weil. 
Existe estrecho parentesco entre los virus de la 
fiebre amarilla y del dengue, siendo para algunos 
idénticos (CLELAND y BRADLEY). En efecto, sumo-
do de transmisión, mosquito transmisor, existencia 
en la sangre 」ゥセ」オャ。ョエ・L@ son iguales. CAZANOVE in-
siste en la constancia de ーイ・セョエ。イウ・@ los casos de 
dengue an tes de las epidemias de fiebre amari lla, y 
por ello la p resencia de dengue debe de considerarse 
como de peligro inminente para tomar las medidas 
oportunas. 
. En España, en Levante y Andalucía, hay inva-
SIOnes frecuentes de dengue a veces intensas. BURTON 
CLELANDdice que el dengue sería una forma de 
fiebre amarilla nostras atenuada y 。、。ーセ。、。N@
Respecto a la constitución íntima del virus ama-
ríllico, citaremos las afirmacio nes de FINDLAY y 
CLARKE de que el que se encuen t ra en la natura-
l "" 、セウ。イイッャャ。@ en el A edes y se aísla del enfermo, eza ,,... · · · d 
es el "pantropo", o sea , un comp.eJO tntegra o por 
dos t ipos de eleme?,tos: uno neurotropo, que se ob-
tiene por inoculac10n en cerebro de セ ッ ョッ L@ y ,<;>tro 
viscerotrop o. que se ッ「エゥ ・ セ ・@ por cult1vo en teJidos 
m esenquimatosos del _con eJO y del . :no no, los que se 
encontrarían en la m1sma proporcton. 
TRANSMISIBILIDAD. - A p esar de su gran im-
portancia epidemiológica, duran te m ucho tieml.'o no 
se supo su modo de エイ。ョ ウ ュゥ ウ ゥ ￳ セ N@ siendo el pnmero 
que reconoció al insecto t ransm1sor el cubano C AR-
LOS FINLAY, que env iado p or el g ッ 「ゥ セ イョ ッ@ esp a ñol, 
en representación de C uba y, P u.e· to R1co a la cセ _ ᆳ
ferencia Internacional de W ashm gton , en la ses10n 
del 18 de febrero de 188 1. 」クー オ セッ@ p ú blicam ente su 
criter io, que resum ió d icien do que pa ra q ue se pro-
p agara se req uerían tres condiciones: 1 .' E x istencia 
de un enfermo en cuyos capilares las lancet as del 
m osquito se impregnaran de ー。セエ■」オ ャ 。ウ@ v irul en tas . 
2.' Prol o ngación de la v ida del m osqu ito en t re la 
p icadura del en fe rmo y el sano. y 3.' Que sea un 
sujeto ap to al que después p ique el m osquito. 
En 1 8q 8 ley<) an te la A c.1dcm ia de Cie ncias M é-
d icas de L a H abana un trabJJO sob re los m osquitos 
t ransm isores de la fiebre am.1r il 1J y n:t lud ismo. del 
que copia m os: " . y para librar a Cuba de las dos 
plagas, h ay que decla rar guerra sin t·cgua y h.1cer 
lo posible pa ra que los enfermos no puedan m o tivar 
que se con taminen los m osq ui•os". 
La dar ividencia de FINLA Y fué tan completa, que 
cuando la Comisión que enviaron los Estados Uni-
dos, constituída por el comandante médico W AL-
TER REED (que la pres idía), de excelente prepara-
ción científica, el bacteriólogo cubano formado en 
Europa, LAZEAR, el también médico militar norte-
americano CARROLL, capaz de los ュ。ケッ セ ・ウ@ sacrificios 
y del cubano ARfSTIDES AGRAMONTE, que como ha-
bía pasado la enfermedad estuvo encargado de las 
autopsias, después de buscar sin resultado el germen 
productor en frotis y cultivos de heces, vómitos. 
sangre y órganos de dieciocho casos, de los que 
murieron cuatro, 'fueron a visitarlo y les repitió su 
convicción de que la causa era un mosquito, y hasta 
les dió unos huevecillos negros de fo -ma de cigarros 
diminutos, diciéndoles: "Son los huevecillos del 
criminal." Estos huevos dieron, con los cuidados 
necesarios , larvas primero, luego ninfas y al final 
mosquitos preciosos, con manchas plateadas en el 
dorso en forma de lira. 
Sobre esta base y las de que las enfermeras que 
asistían en los hospitales no enfermaban (al revés 
de la peste y el cólera), que los casos sa!taban de 
una casa a la de enfrente sin que las familias se 
hubiesen visto (lo que indicaba que iría por el aire 
el contagio). que como había observado CARTER. 
cuando en una casa caía un solo enfermo ya no 
ocurrían hasta las dos semanas nuevos casos (luego 
se desarrollaría el germen en ese tiempo en el insec-
to). pensó REED que había que dem ostrarse experi-
ュ・ョセ。ャュ・ョエ・@ dejándose picar por mosqui·os que lo 
hubieran hecho a enfermos y para dar ejnmp1o tenía 
que wr precisamente en los miembros de la Comisión. 
TOMO IX 
NÚMEitO 1 
FIEBRE AMARILLA 9 
El primer caso de fiebre amarilla experimental fué 
CARROl L, que se hizo picar por un mosquito que 
antes lo había hecho a cuatro enfermos, dos de ellos 
gravísimos: estuvo a la muerte, pero sanó. 
No sucedió así a LAZEAR, que alimentando a 
mosquitos en enfermos, uno descarriado le picó en 
d dorso de la mano, muriendo a los doce días de esta 
picadura, siendo así la primera víctima experimental. 
Y poco después, utilizando a los hombres como 
cavias, quedaba con pruebas clarísimas, evidenciando 
el modo de transmisión; tales fueron las enfermeda-
des adquiridas voluntariamente por soldados norte-
americanos y emigrantes españoles. la no infección 
del doctor COOKE y 
dos soldados que . en 
barraca ad hoc se acos-
taron varios días en 
las sábanas y mantas 
ensuciadas por vómi-
tos y deyecciones y 
hasta con pijamas que 
vistieron hasta morir 
los enfermos, la in-
fección segura en ba-
rracas limpias y des-
infectadas si se intro-
ducían mosquitos que 
hubieran picado a en-
fermos, la inyección 
de sangre infectante a 
120 
tar un enfermo fuera de la zona endemiada o epi-
démica, pero no hay seguridad al visitar dichas 
zonas se contacte con enfermos o no. 
El difusor de unas naciones a otras y de unos 
continentes a otros fué el comercio marítimo, oues 
en los buques antiguos había en las calas aguas estan-
cadas (las larvas pueden vivir en agua salada hasta 
en concentración del 2 por I oo) y muchos rinco-
nes húmedos, obscuros y calientes donde el Aedes 
puede conservarse bien y hasta procrear. El virus 
venía alojado en uno de sus reservorios, hombres 
o mosquitos o en ambos al mismo tiempo, y si la 
arribada del buque tenía lugar en época propicia, el 
60 80 100 120 1.\0 160 180 
personas sanas por vía セセ イMMMセ MMセセaMMMセMMMKMMMKMMMTMMMMセMMKM MM TM MM セMMMKMMセセセMMセ@
subcutánea, que era 
seguida de enferme-
dad y, por último, la 
inyección de filt rado 
de san gre de enfermos 
por bujías de porcela-
120 
na muy fina a tres , 
10(1 80 60 40 
personas de las cuales dos contrajeron la enfermedad. 
La mejor demostr?ción práctica del papel del mos-
quito la hizo el médico militar ョッイエ・。ュ・イゥ」Zセョッ@
WILLIAM CRAWFORD GORGAS, que haciendo gue-
rra sin cuartel a los mosquitos consiguió que a los 
noventa días de iniciada la campaña no quedase un 
solo caso en La Habana, siendo éstas las p:imeras 
armas del que más tarde dirigió la gigantesca em-
presa sanitaria que permitió la apertura del canal 
de P:>namá. 
Todo e>to par ere suficiente para admitir el papel 
del mosquito, pero a pesar de ello fueron muchos los 
escépticos, pudiéndose recordar la anécdota de una 
reunión de médicos en que se exponían las reservas 
de los asistentes. pero que al caer la tapa de gasa de 
un bocal que contenía mosquitos les faltó tiempo 
para salir precipitadamente, tirando sillas y hasta 
la puerta de tela metálica. 
Todo quedó definitivamente resuelto cuando con-
firmaron aquellos trabajos la Comisión francesa en-
viada por el J nstituto Pasteur al Brasil , que consi-
guió la transmisión experimental con el Aedes sobre 
monos que enfermaron en el so por I oo de los ca-
sos, y los ゥョカ・ウエゥーZ。、ッイ・セ@ del Insti•uto Norteameri-
cano de la Fiebre Am?rilla, PARKER, BEYER, FRAN-
CIS, POTHIER y ROSENAU. 
Así se explicó que no hay ningún peligro en visi-
20 o 20 
& 1"oco4 ,.,t/,:,.,,cos prin,iltvtu. 
e Foco6 epui;micos'r•ns1Jor¡os 
• Toe os ッ」ャオッOセQ@
.,. E LLウャセョ。。@ d# Ald'J 
40 60 80 UO 120 140 1&0 180 
desarrollo de la epidemia se ーイ・セョエ。「。N@ Así se ex-
plicaba la preferencia de la epidemia por los puertos, 
marchando de éstos hacia el interior porque hom-
bres y mosquitos viajaban por tierra difuminándose 
a medida que se adentraban, esparciéndose por los 
llanos sin escalar altos niveles. 
Pero si antes la fiebre amarilla seguía al hombre 
paso a paso, por lo que se decía que "marchaba 
con zapatos", hoy con las aeronaves sufre el vértigo 
de la velocidad, pues tanto el reservona humano co-
mo el animal pueden ser transportados a gran velo-
cidad y distancia por las aeronaves modernas, y lo 
que perdió de valor la vía marítima lo ha adquirido 
la aérea. 
Esta importancia se hace pa•ente observando en 
el mapa adjunto la vía más inferior que pone en 
relación dos zonas peligrosas. 
AGENTE INTERMEDIARIO DIFUSOR. - Para la fie-
bre amarilla urbana y rural es principalmente el 
Aedes eqqpti (fig. 2) (Sin. A. aイァ・ョエ・オ セ N@ Culex Ele-
gans, Stegomia Fasciata), que es un mosquito edí-
neo peridoméstico y cosmopoli•a, que se halla enlos amplísimos espacios 」ッューセ・ョ、ゥ、ッウ@ entre los pa-
ralelos 42° de latitud N. y S., pero que no se 
encuentra uniformemente repartido, sino distribuído 
en lugares diseminados, cuyo enlace y extensión se 
10 REVISTA CLIN/CA ESPA'FJOLA 
15 abril 1943 
modifica por sus relaciones con la especie ィオュ。セ。L@
por el comercio y comunicaciones y por las modifi-
caciones del ambiente doméstico. 
Cuando ad ulto, es de 3 a 5 milímetros de largo, 
de color obscuro casi negro, con manchas y anillos 
negros, sobre todo el cuerpo: se posa con el cuerpo 
1 
\ 
' ' 
' ' 
Fig. 2. - AMes f."gypti, hembra 
' 
paralelo al plano de susten tación, sostenido sobre 
cuatro de sus patas y dejando en alto y oscilante el 
par posterior. Su cefalotórax tiene dos cuerdas ama-
rillo mate en el centro y una curva plateada a cada 
Fig. 3. - Caracteres 、ゥ ヲセ イ ・ョ」ゥ。 ャ・ ウ@ de los huevos y larvas de 
mosquitos. 
A, ィオ ・カッセケ@ larva de Anoplteles; B , huevo y larva de Ai'des; C. huevo 
Y larva de C11/ex. 
lado, dando セQN@ セウー・」エッ@ de una lira de dos cuerdas 
con !a base dmgtda hacia la cabeza; en el abdomen 
las :meas blancas rodean a los segmentos negros que 
1
f セセュ。ョ@ Y en las patas Y apéndices forman ani-
os 。セ」ッウ@ y negr?s alternados (este aspecto explica 
por que en la lndta le llaman "mosquito tigre") . 
las alas no están manchadas. · 
Tanto la cabeza como el abdomen tienen escamas 
anchas, planas e imbricadas que las cubren, dándole 
un aspecto raro característico. 
La larva se mantiene como la del Culex oblicua-
mente a la superficie del agua, pero a diferencia de 
éste tiene la cabeza tan gruesa como el tórax y el 
sifón es corto, olivar y de un quinto de longitud de 
la del abdomen. 
El huevo es puesto aisladamente, de forma oval y 
flota en el agua por una porción de célu las rellenas de 
aire que tapizan su superficie. (Fig. 3.) 
El ciclo completo de ge neración exige de dos se-
manas a un mes: pero en él influye no sólo la tempe 
ratura atmosférica, sino el alimento de que pueden 
disponer, como se ha comprobado en la cría del 
Aedes en los laboratorios; ROUBANFL y GRENIER 
han visto que para el desarrollo de su ciclo ュセクZ・ウゥエ。@
una cierta cantidad de vitamina B. aunque sea la 
pequeña <antidad que contiene la harina de trigo : 
pero que el ciclo del huevo a tnsecto adulto es rapt · 
dísimo si se añade al medio ambiente ciertos amino-
ácidos contenidos en la harina de SOJa. 
El proceder usual de cría en el laboratorio es pro 
porcionarle una temperatura de 26 a 30°, humedad 
necesaria y se pone para que beban agua con miel 
y una rata o ratón blanco vivos para que pue(!Jn 
tomar sangre. 
Como para madurar sus huevos necesitan prJC· 
ticar las hembras la hematofagia, pueden pi.::ar al 
hombre tres o cuatro días antes de la puesta de loe; 
huevos y entonces pican indistintamente de día o dc 
noche: pero después de la puesta sólo pican de noche : 
de ahí que las picaduras en d dta no transmttan l. 
enfermedad, pues son por mosquitos demasiado jó-
venes y los parásitos que p ueden transportar no 
están maduros y no son in fectantes. 
Como es peridoméstico coloca sus huevos en b 
vecindad de lugares habitados, en colecciones de agua 
a veces insignificantes y muy sucias e ゥョカ ・イッウ■ ュゥ ャ・セN@
como en pecíolos de flores, hojas en embudo, huecos 
de la corteza de los árboles, latas de conservas vacías, 
cascos de botellas, huecos de los cascos del caballo en 
el barro, cisternas y depósitos de agua, pozos, etcé-
エセセ。N@ Estos huevos son muy resistentes a la deseca-
cton y a _l as bajas temperaturas (5 a r 2°), hecho 
de gran mterés epidemiológico, pues si bien son 
raros los mosquitos adultos que invern an , estos hue-
vos permanecen latentes h asta los meses calurosos del 
año siguiente. 
, Ello se ha comprobado en los labo ratorios guar-
dandolos de un año para o tro, y ROUKHADZÉ lo 
vto en el A. Albopictus observando que la fase de 
huevo, en las charcas pequeñas de las rocas y oque-
dades de árboles, los pilones de agua de bebida y 
ャセ ウ@ tanques de hierro galvanizado, es la que atra-
vtesa la época fría: no existe la herencia a través 
del huevo. 
En su biología son interesantes el que no suele 
recorrer. distancias mayores de 5o a ro o m etros, el 
que セ。ウエ@ no vuela por encima de 3 o o metros, lo que 
exphca que cuando en Río J aneiro era endémica la 
enf: rmedad los extranjeros podían estar de día sin 
セャエァイッ@ Y por la noche se iban a Petrópolis, ciudad 
sttuada a 4 5 kilómetros de la capital y a 8oo metros 
de altura. 
Contrastando con el pequeño radio de su vuelo. 
TOMO IX 
NÚMEnO 1 FIEBRE AMARILLA 11 
es, como dice GILES, "un buen viajero", pues se 
acomoda muy bien al transporte en barcos, trenes 
o aeronaves. 
Para hacerse infectante tiene que picar al enfermo 
en los tres primeros días del período febril, luego 
han de pasar unos doce días, que es el período ex-
trínseco de incubación, aunque depende de la tem-
peratura ambiente, reduciéndose a pocos días, sí es 
de 3 7° y alargándose a 3 o sí es de 1 8°. 
Los que pican a un enfermo no siempre se vuel-
ven ínfectantes, explicándose esto porque en la ino-
culación experimental sólo se consigue infección se-
gura con o, 1 c. c. a 0,2 c. c. de sangre humana 
inoculada a persona no inmunizada, mientras que 
el mosquito sólo puede tomar o,o 1 c. c. Pero, por 
otra parte, un mosquito infectado puede vivir de 
tres a cinco meses y ocasionar muchas víctimas, 
cuya vida resulta! más corta que la del insecto vector. 
Todos estos datos se refieren al Aedes egyptus; 
pero lo mismo puede decirse de las otras especies; así, 
por ejemplo, en el Afríca son también vectores el 
A. univittalus , el A. scuttel!aris, el A. argenta pun-
ctata y el A. taeniorhynchus africanus. 
En España abundan extraordir.ariamen te en los 
litorales de la Península los Aedes, sobre todo los me-
ses de septiembre y octubre, habiendo estudiado su 
existencia y frecuencia, ARIAS EsCOBET. PITTALU-
GA, SADI DE BUEN, GIL COLLADO y CÁMARA. De 
sus trabajos resulta que se encuentran el A. egypti, 
el A. cittatus, el A. canariensis, etc., repartidos por 
las provincias de Alicante, Málaga, Cádiz, Huelva, 
Granada, Córdoba, Badajoz, Cáceres, Madrid, To-
ledo, Ciudad Real, Segovia (La Granja) , Salamanca 
y muy profusamente en las islas Canarias y Balea-
res, así como en las costas del Marruecos español, 
donde nosotros hemos comprobado su existencia en 
los valles de los rÍOS Lau y Tiguisas (Gomara-
Xauen). 
Recordemos también que en el año 1889 señala-
ron su presencia en Gibraltar los médicos mayores 
BIRT y YOMBER. y que abundan en Argelia, Túnez, 
Tríooli (*) y en pッイエオセ。ャN@
El papel del Aedes que no es egypti es indudable, 
y citaremos que, por ejemplo, en 1929. PHILIP hizo 
unos experimentos con el uittatus, en los que trans-
mitió experimentalmente la enfermedad por pica-
dura directa y por inyección de triturado de mos-
quito. 
No existen Aedes en Galicía, cosa sabida hace 
muchos años, pues hay una disposición de la Inspec-
ción de Sanidad , de fecha 4 de mayo de 191 5, 
que establece que los barcos cuyo régimen sanitario 
requiera lazareto, serán despedidos por los directores 
de las estaciones sanitarias al puerto de San Simeón, 
de Vigo. Este puerto no tuvo nunca más que los 
casos llegados en incubación o aparecidos a bordo, 
contrastando con el puerto de Mahón, donde en 
1821 y 1876 hubo epidemias aterradoras. 
Respecto a la fiebre selvática, los mosquitos sal-
vajes transmisores son el Aedes escapularis, el A. flu -
uialis y en menor proporción, el A. Lutencephalus, 
el A. apicoannulatus y el A. eretmopodites chriso-
gaster. 
(*) Hasta unos so Km. de profundidad de la costa. 
RESERVORIOS. - Para las formas urbana y ru-
ral es el hombre enfermo con cuadro más o menos 
atenuado, pues en los países donde es endémica apa-
rece predominan temen te en la infancia en formas 
benignas y que confiere inmunidad persistente. La 
domesticidad y abundancia del mosquito aseguran 
la persistencia y transmisión del virus por tácita 
convivencia, sin manifestaciones aparatosas,entre los 
indígenas, mosquitos y virus amaríllico. 
Precisamene por ser un virus hematícola sólo se 
encuentra en la sangre en los tres primeros días de 
fiebre, desapareciendo después; no ·pasa nunca a se-
creciones o excreciones (vómitos, orina, heces, espu-
tos , etc.), y en el cadáver las vísceras están despro-
vistas de virulencia, lo que explica la ausencia de 
contagio en autopsias que se hacen después de aque-
llos días y la no peligrosidad del contacto de los 
enfermos ni de las ropas. 
En la fiebre selvática el reservaría seguro es el 
mono y probables otros animales salvajes. 
PROCEDERES EMPLEADOS PARA PRECISAR LOS 
LÍMITES DE SU DIFUSIÓN. - Permiten conocer su 
presencia en regiones consideradas como indemnes, 
y son: 1.0 Servicio de víscerotomía en fallecidos; 
2. 0 Test de protección en sanos o sospechosos, y 
3.0 Otros de menos valor. 
Viscerotomía.- Como muchas veces no se pue-
de precisar el diagnóstico clínico, especialmente en 
los sitios de poblaciones muy diseminadas, donde no 
hay médicos, se acude a obtener un trocito de hígado 
de toda persona que fallece en una demarcación sos-
pechosa por un proceso febril de menos de diez días 
de duración y se practica un examen anatomopatoló-
gico en busca de la lesión característica de la fiebre 
amarilla, que es la necrosis hialina de Councilman ; 
se aprecia muy bien previo corte por congelación y 
tinción con hematoxilína-eosina, viéndose en lugar 
de los cordones de células voluminosas. cúbicas o po-
liédricas de protoplasma granuloso y de núcleo gran-
de, redondo y pobre en cromatina, unos globos muy 
retraídos de talla reducida y contorno redondeado. 
citoplasma homogéneo y acidófilo y, lo que es más 
importante, no se ve estructura nuclear, desaparece la 
cromatina y se desvanece el núcleo. Es, pues, una ne-
crosis de coagulación masiva con cromatolisis nuclear. 
La técnica puede practicarla cualquiera y evita la 
autopsia; se utiliza un punzón hueco de sección rec-
tangular con el que se atraviesa la piel estando ce-
rrado, se abre a continuación, se le hace penetrar 
un poco más, se cierra y se retira, quedando en su 
interior un pedazo rectangular de hígado, que se 
coloca seguidamente en un frasco con líquido fijador 
y que después de rotularlo con los datos precisos se 
envía al laboratorio central. 
"Test" de protección.- Se realizan a partir de 
sangre de los individuos que nunca han salido de la 
zona en estudio. Propuestos por SA WYER y L LOYD 
consisten en extraer por punción venosa 1 o c. c. de 
sangre a uno o más grupos de 25 personas, que 
serán: niños menores de diez años y adultos de 
distintas edades. La sangre se deja coagular, se tras-
pasa a ampollas de vidrio neutro que se cierran a la 
lámpara y se envían a los laboratorios conservadas 
a baja temperatura. 
12 REVISTA CLINICA ESPAROLA 
15 abril 1943 
Ya en el laboratorio se colocan 3 c. c. de cada 
suero a estudiar en un tubo de ensayo Y al lado se 
ponen otros dos tubos que sirven de control Y que 
contienen uno, ウオ・セッ@ de persona inmune, Y o!ro, 
suero de una persona no infectada; a cada t_ubo se 
añade 1,5 c. c. de emulsión de cerebro de raton que 
contenga virus fijo al 20 por 1 o o. Para. cada. suero 
se emplean seis ratones 「ャセ_」ッウL@ Yセ・@ rectben. エセケ・」ᆳ
cíón intracerebral de soluClon estenl de alm.tdon al 
2 por 1 oo para localizar allí el virus y ッエイセ@ mtrape-
ritoneal de o. 6 c. c. de la mezcla suero-vtrus .. 
Los que mueren en c!nco セ@ seis días se constdera 
que lo han sido por el vtrus, ウエ・セーイ・@ アオセ@ los _contro-
les respondan de una manera sattsfactona; s,t sobre-
viven, se considera que el suero empleado エ・ョエセ@ poder 
protector y sí cuatro o más mueren se constdera el 
suero inactivo. 
Otros procederes. -Son el estudio diario de los 
enfermos febriles con anotación de pulso y tempe-
ratura e investigación de albúmina en la orina, 
pues ésta aparece p:ecozmente (a menudo en el pn-
mer día) y luego aumenta セ£ーゥ、。ュ・ョエセL@ o exponer 
jaulas con 2nimales rrcepttbles en dtchas zonas, 
haciendo autopsia de los que mue:en o enfern;an 
y test de protección en los que no hayan sufndo 
alteración. 
También puede inocularse .a un animal receptivo 
con emulsiones de m osquitos capturados en las casas 
de las zonas sospechosas. 
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA: FORMAS Y DATOS 
EPIDEMIOLÓGICOS. -Es enfermedad propia de la 
zona tropical, encontrándose la zona endémica com-
prendida entre las líneas ísote:mas que m arcan una 
temperatura media anual de 25°; epidemias graves 
se pueden desarrollar en las zonas comprendidas 
entre las isotermas de 25 y 15°. Por fuera de la 
isoterma de 15° no puede desarrollarse epidemia, 
pues no existen los mosquitos inoculadores ni la 
エ・ュー・イ。エオ セ。@ es suficiente para el desarrollo del virus 
en su interior. 
Como España y sus archipiélagos, así como la zo-
na del Protectorado se hallan entre los 1 5 y 2 5° co-
rresponden a las posibles zonas endémicas, mientras 
que nuestras posesiones del Golfo de Guinea están 
situadas en zona que puede ser endémica. 
La cuna primi•iva de la fiebre amarilla fué el seno 
mejicano y las Antillas, 、・ セ 、・@ donde se extendía a 
los Estados Unidos por el norte y al Brasil y hasta 
Buenos a■セ・ウ@ y Montevideo al sur. Por el oeste se 
extendía a la América central y a través del canal 
de Panamá a las cos•as del Pacífico, llegando por el 
norte al Golfo de California y por el sur a Gua-
yaquil. 
El o•ro foco endémico es la costa occidental de 
Africa. de"de el Golfo de Guinea hasta el Cabo Ver-
de y en el_ hinterland de la Nígeria y el Senegal. 
En el ano 1937 hubo en el Brasil x8o casos con 
x.6s defunciones, 29 en Colombia, con 25 defun-
ctones y 3 '3 en Perú, con 1 3 defunciones. 
En el Afríca, en el mismo año. hubo en la occí-
den_tal france_sa, セ@ casos y 4 defunciones y en la 
ッ」」Q、・ョセ。ャ⦅@ bntamca, 8o casos con 51 defunciones. 
En e. ano I 940 los casos más numerosos han sidv 
los del Estado del Espíritu Santo, en Brasil, con 
1 12 muertos y 18 que curaron, y en el Sudán anglo-
egipcio. con 75 muertes y 733 casos. . 
Las medidas tomadas en las zonas endemtadas 
permitieron limitar tanto su número que se creyó 
que iba a desaparecer la enfermedad, セイ・ケ・ョ、ッ@ en un 
final próximo. Pero hubo que camb1ar de modo de 
pensar al observar: I-0 La imposibi lidad de acabar 
con la enfermedad en el Brasil, a pesar de la cam-
paña intensa, y es que dejó de ser ーイゥカ。エセカセ@ de 
ciudades para alcanza; . セi、・。ウL@ mesetas: p lantCles y 
montañas. 2.0 Reapancton en Colomb1a, en 1 9-:!Q, 
sin que hubiera pruebas de su イ・ゥュj_ッイエ。 」 ゥᅮ Q セMN@ '3-
0 La 
aparición en algunas partes del Brasil . Y_ _Bo. tvta d?n-
de no había Aedes. y 4-0 La apanoon de eptde-
mias en tropas de Bolivia que se 」 ョ」 ッ ョエイZセ「。ョ@ en 
zonas apartadas de todo centro de población (que 
era donde se creía radicaban los mosquitos en-
fermos). 
Todo ello motivó un más perfec<o estudio de :a 
epidemiología y de !a enfermedad. sobre todo por 
los procederes citados para pr>·cisar la difu-;ión de la 
misma , que 、・ウ」オ「イゥ セイッョ@ mucr•es dcscono.ida-; y ca-
sos de inmunidad adquirida en コッョNZセウ@ o grupos de 
pob!ación llamadas "zon:!< sJ!,ncios.1s". oue no se 
sabía que hubiesen sido nunca infect)dO'i rn grupos 
de poblaciones más jóvenes qt'e lo., ú!t;1:10s datos 
exi tentcs en o•ndemias y epidemias. 
De esta manera se hicieron 、ゥ。ァョ￳ セ エゥ」ッウ@ イ」エイッ」[セNZᆳ
tivos epidemiológicos y con su auxilio se ha n0dido 
reconstruir gran parte de la his•ori.'l epidcmio!( ,gi.:a 
local , concluyéndose セZョ@ qu1. 1 I n América los 
focos de endemia son poco numerosos y circunscritos 
en las formas urbana y rural , pareciendo ュオ」ィ。 セ@ ve-
ces que desaparece la enfermedad . pero en realidad. 
continúa silenciosamente en la población n ativa por 
tiempo indefinido y con pocas defunciones (qu e se 
atribuyen a g ripe, paludismo, tifoidea, etc.), con 
casos imposibles de reconocer bien. 2.0 En que, co-
mo dire RICARDO JORGE, si bien hay una sola ana-
tomía patológica, un solo virus y una sola inmuni-
dad, hay una trilogía de formas epidemiológicas queson la urbana, la rural y la selvática. 3. o Que en la 
selvática los sitios que han sufrido epidemias de cor-
ta duración están abundante y ampliamente exten-
didos. 4-
0 
Que GUITERAS, en Cuba, y BARROSO, en 
el Brasil, observaron que desaparecían la forma ur-
bana, pero que aparecían focos diseminados en el 
campo (era la fiebre rural) , y que posteriormente de 
estos focos volvía a la capital, y 5.0 Que en M éjico 
el último caso de la fiebre amarilla clásica fué en 
enero de 1 9 2 3, pero la prueba de la protección del 
ratón señaló la persistencia del virus en una de las 
zonas de endemia hasta 1925 , ッ「セZ・イカ。ョ、ッ@ BusTA-
MANTE que la inmunidad radicaba en pobladores de 
la zona boscosa del sureste, por existir virus de la sel-
va, que produce infecciones no reconocidas. 
He aquí la importancia grande de la fiebre selvá-
tica extendida por el Brasil, Bo!ivia y Colombia 
oriental: como se propaga en aufencia del mosquito. 
el virus debe conservarse en huéspedes h asta ahora 
desconocidos, siendo digno de ョッエセイ@ que en los bos-
ques donde セ・@ presenta la enfermedad se han visto 
monos muertos y que en los vivos que se capturaron 
se comprobó en su suero el poder protector. 
Los hombres que se internan en los bosques son 
TOMO IX 
NóM&RO 1 FIEBRE AMARILLA 13 
los que únicamente caen enfermos, como se observó 
bien en Annápolis, donde en r 93 5, los que tala-
ban los árboles caían enfermos, quedando indemnes 
las mujeres y los niños que vivían fuera aun a pe-
queña distancia. Esta fiebre presenta gran difusión 
y acelerada propagación, que no es por carreteras 
o caminos, sino a través de los bosques, saltando de 
montaña en montaña y huyendo de pueb:os y lu-
gares habitados. El ciclo anual y estacional es como 
la urbana, presentando en febrero y abril la casi 
totalidad de los casos; se contagia sólo de día y su 
gravedad es menor, por lo que JORGE habla de "ino-
cencia epidémica". 
Las diferentes formas pueden ser convertidas unas 
en otras, y así el Aedes egyptis puede infectarse por 
un enfermo de fiebre selvá!ica, que después de varios 
pases en el hombre se transforma en urbana. Estas 
nociones modifican la epidemiología por completo, 
pues la cadena simplista de dos eslabones, hombre 
y mosquito, que con suprimir uno de los dos se 
yugula la propagación, no es cierta, pues hay ani-
males salvajes sobre los que no se puede actuar. 
En Africa estos estudios han demostrado que los 
indígenas no están saturados de fiebre amarilla como 
ocurre con el paludismo, sino que hay sitios donde 
jamás se ha dado la enfermedad, otros donde hace 
diez o más años no existe y que aun en las zonas 
donde es endémica o con intermitencias epidémicas 
no ataca ni con mucho a todos los habitantes. 
La mortalidad media de la fiebre amarilla es de 
27,7 por roo, aunque en algunas epidemias ha as-
cendido al 50 y hasta al 8o oor roo de los ataca-
dos; en los distritos endémicos es de 7 a ro por ro o, 
es decir, mucho menos. 
La influencia de las razas se ha aclarado, pues sí 
bien antes se observaron formas graves en los blan-
cos y 92 dijo que los negros eran más resistente3 
porque no serían atacados y si lo eran aparecían con 
formas benignas, no es debido al color de la piel, 
sino por oportunidad racial, como se demuestra en 
que un negro de un punto no endémico, por ejem-
plo, de Barbadas, es tan propenso como un europeo 
si visita una zona endémica o epidémica. Es también 
cierto que los que viven en zona endémica, [ea de la 
raza que sea, tienen aquella resistencia y ello explica 
que estas formas larvadas de los indígenas con tipos 
abortados y ligeros sean los conservadores del virus 
y causa de la presentación brusca de las epidemias. 
La influencia de la edad es como sigue: la enfer-
medad es menos grave en los niños y en las mujeres, 
pues en aquéllos suele aparecer como afecciones fe-
briles o con síntomas nerviosos de tipo convulsivo 
en los cuales nos hemos de fijar en tiempos de epi-
demias. 
Respecto a la preualercia estacional es como en el 
paludismo más frecuente y peligrosa en verano y 
otoño y por ello los brotes epidémicos son de enero 
a julio (estación húmeda y caliente en la América 
central), y los casos esporádicos de julio a diciem-
bre; son factores para los brotes epidémicos la abun-
dancia de mosquitos y el pernoctar al aire libre. 
Cuando en una epidemia enferman gravemente las 
primeras personas infectadas es posible ahogar el 
mal, siendo peor cuando se infectan en primer lugar 
individuos más o menos inmunes o cuando por ser 
virus débil se difunde de un modo imperceptible al 
principio y no se comprueba hasta más tarde la epi-
demia después de haberse constituído varias fuentes 
de infección. 
La enfermedad adopta carácter endémico cuando 
el núme10 de inmigrantes, de recién nacidos y de 
mosqui·os permite al virus cambiar continuamente 
de huésped. 
Es un hecho muy curioso el que la fiebre amarilla 
no ha aparecido nunca en Asia ni en Australia, a pe-
sar d.? la existencia en ciertas zonas de esos conti-
nentes que señalamos en nuestro esquema, del mos-
quito transmisor. 
SINTOMATOLOGÍA Y DIAGNÓSTICO. - A los tres 
a cinco días y como máximo seis de la picadura, el 
individuo cuando está trabajando o de noche sufre 
un escalofrío violento, raquialgia en región lumbar 
(dolor en golpe de barra), estado nauseoso, que ter-
mina con vómito alimenticio y cabeza cargada y 
dolorida; la fiebre sube hasta 40° y si se examina la 
orina aparece ya albuminuria. Al día siguiente pre-
senta inyección conjuntiva!, fotofobia, cara vultuo-
sa, que continúan en el tercer día, en el que apcuece 
un tinte que varía del anaranjado al caoba por prin-
cipio de ictericia. 
En este mismo día se inicia una mejoría o tregua 
eufórica (período de calma) , con descenso brusco de 
temperatura. Esta etapa es de seis a veinticuatro ho-
ras y deja paso al período de lesiones orgánicas, en 
Prnepcia 17el ^Gャイオセ@
1'17 lasflngre 
TQセ@
TPセ@
SY セ@
Fig. 4.- Curva febril de fiebre amarilla terminada por curación 
el que vuelve a subir la fiebre bruscamente a 40, 41°, 
セ、・」ャ。イ。@ la ictericia franca, hay disociación de pu:so 
y temperatura (signo de Faget), aparecen hemorra-
gias fáciles, petequias, epistaxis, melena y hemate-
mesis en borra de café (vómito negro) , etc. La cli-
guria se acentúa, el paciente, antes agitado, se vuelve 
somnoliento y al sexto o séptimo día muere por 
síncope o por uremia o comienza una crisis de con-
valecencia muy latga (figs. 4 y 5). 
En la aparición de las hemorragias tiene papel 
primordial la lesión hepática que o•igina una pro-
trombinopenia al no poder utilizar la vitamina K 
14 
REVISTA CL!NICA ESPAfJOLA 
15 abril llt4s 
que mantiene su セゥカ・ャ⦅@ セョ@ la sangr_e r una fibrinoge-
nopenia por dismmuoon del Lヲゥセョョッァ・セッZ@ . 
Como vemos, su cuadro tlptco es faol de dtag-
nosticar (enfermos en barcos o aviones ーイッ」・、・セエ・ウ@
de regiones sospechosas), pero no hay que olvtdar 
que a veces se manifiesta solamente por 、\[^ャッイセウ@ dor-
solumbares cefalea y un poco de albummuna (ca-
' 
racterística) . 
El diagnóstico diferencial ィセケ@ 9ue ィセ」・イセセ@ con 
la espiroquetosis icterohemorrágtca (mvesttgaoon del 
t'ig. 5. - Curva febril de fiebre amarilla mortal 
espiroqueto en sangre, orina, inoculación a cavia) , 
paludismo (investigación del plasmodium), hepati-
tis tóxicas o infecciosas que se acompañan de icteri-
cia (antecedentes), dengue (sin albuminuria, leuco-
penia persistente, con rash inicial) . 
El diagnóstico de laboratorio puede hacerse en 
la fase septicémica, o sea en los tres primeros días 
de fiebre por inyección de 2 a 5 c. c. de sangre al 
macacus en el que produce la muerte y lesiones típi-
cas en las células del parénquima hepático o por in-
yección intracerebral al ratón, utilizando animales 
protegidos y sin proteger. 
En la convalecencia son de valor las pruebas de 
protección con el suero del enfermo problema y con 
virus de laboratorio. 
PROFILAXIS. - Se basará en que la incubación 
no eSt superior a seis días, en que la transmisiónsólo 
es por picadura del mosquito en los tres primeros 
días de enfermedad, en que el vector es un insecto 
peridoméstico que queda en la vecindad de la casa, 
tardando doce días en poder transmitir la enferme-
dad y en la vacunación en las regiones con fiebre 
amarilla selvática. 
Distinguiremos medidas generales a tomar y me-
didas especiales. 
Las medidas especiales a realizar donde es endémi-
ca o epidémica, son: 1.0 Actuación sobre el enfermo 
y sus contactos. 2.• Lucha contra el insecto vector. 
3.
0 
Protección de individuos sanos. 
Sobre el enfermo actuaremos por: a) Aislamiento 
en hospital para protegerlo de picaduras. b) Medi-
das a tomar con los locales en que ha estado el en-
fermo. Se hará una evacuación inmediata de todos 
los ocupantes, que se pondrán en ⦅ッ「ウ・イカ。」ゥ￳セ@ du-
rante seis días y si el enferm? se セオ「エ・イ。⦅@ contammado 
en lugar distinto a su restdenCla habllual, pueden 
contarse ocho a diez días desde el comienzo de la 
enfermedad. Para destruir los insectos de aquellos 
locales se acudirá al ácido cianhídrico o al anhídrido 
sulfuroso. e) Se hará la ficha epidemiológ ica con 
toda meticulosidad. 
Sobre los Aedes se lucha de un modo análogo que 
en las campañas antipalúdicas y puesto que la captura 
y destrucción de larvas y adultos es idéntica a aquélla 
y la detallamos en セエイッ@ trabajo, no セョウゥウエゥイ」ョZッウ@ Lュ£セ@
Para medir la eficacta de la lucha extsten vanos tndt 
ces y citaremos aquel que resulta de 、ゥカゥ、セイ@ el número 
de criaderos de larvas encon trados multtpltcado por 
cien, por el número de casas visitadas. 
La protección de los individuos sanos se realiza 
por medios mecánicos (mosquiteros, tela metálica, 
etcétera), como en el paludismo o más eficazmente 
por la vacunación. 
Las medidas generales de pro!ilax1s son. 1. ' El 
control de los casos existentes; para ello son de gran 
valor la viscerotomía, los tests de protecctón en gru-
pos de sanos y por la busca minuciosa de enfermos 
feb riles <:On albuminuria. 2-0 Medidas que se rdie· 
ren a imped ir la importación a zonas ゥョ、セュョ・ウ@ don-
de haya Aedes. Estas medidas son por la vía maríti-
ma sencillas, pues se limitarán a tener los barcos de 
procedencia sucia a un mínimo de dosCientos mettos 
de tierra, destruyendo los mosquitos en ellos exis-
tentes, aislando a los enfermos que se desembarquen , 
sometiendo a vigilancia durante seis días a los pa-
sajeros desembarcados; la construcción de acero, la 
disposición de compartimentos-estancos, el achique 
continuo de fondos por bombas eléctricas o de vapor, 
la iluminación eléctrica en todos los rincones, las 
aguadas fáciles y repetidas, han hecho desaparecer 
las ocasiones para el desarrollo y estancia de insectos. 
Para las procedencias de vía aérea se exige que 
los aeródromos que reciben aeronaves de regiones con 
fiebre amarilla estén acondicionados como aeródro-
mos antiamaríllicos, y si esto no fuera posible, por 
lo menos la destrucción de los mosquitos a la llegada 
y a la salida. Así, en la última sesión de la Oficina 
Internacional de Higiene Pública se adoptaron los 
siguientes acuerdos: Cierre de las ventanas de la ca-
bina de mando en cuanto se aterriza, cierre de las 
puertas del aeroplano en cuanto termina la carga 
y descarga, desinsectación con la siguiente fórmula: 
Extracto concentrado de pelitre = 1 parte. Parafina 
blanca = 1 6 partes. Tetraclo ruro de carbono= 68 
partes. Se utilizan 20 c. c. de la mezcla por cada 
soo c. c. de capacidad. 
Si se trata de paradas en aeródromos peligrosos se 
recomienda una ventilación forzada con la hél ice 
que contribuya a formar una barrera infranqueable 
para los mosquitos. 
Si la enfermedad apareciera en una ciudad peque-
ña en la que no fuera endémica la fiebre amarilla. 
se puede acudir de un modo radical a transportar 
toda la población durante trece días a un campo d.! 
cuarentena (recordemos que los casos se dan en ve-
TOMO IX. 
N(numo 1 
FIEBRE AMARILLA 15 
rano); mientras, se aísla la zona infectada y se 
matan los mosquitos. 
Si aparecen en una gran ciudad hay que repetir 
lo que hizo el general GORGAS cuando convirtió la 
línea del canal de Panamá en lugar tan salubre co-
mo Nueva York, lo que requiere tres cosas: autori-
dad, recursos pecuniarios y un cuerpo sanitario efi-
caz e initruído. 
Las medidas generales de vigilancia están reseña-
das en nuestro reglamento de Sanidad Exterior de 
7 de septiembre de 1934 y en el Convenio Sanitario 
Internacional de Navegación Aérea, firmado en La 
Haya en I 9 de diciembre de 1 9 3 3 y ratificado por la 
ley de 2 de junio de 1936. 
Dicho convenio tiene cuatro secciones: r! Dispo-
siciones generales. 2.' Disposiciones en las regiones 
en que la fiebre amarilla está comprobada o existe 
en estado endémico. 3·" ídem en territorios en que 
no hay, pero podría encontrar, condiciones que 
permitan su desarrollo. 4." Regiones cuyas condi-
ciones no permiten que la fiebre amarilla se im-
plante. 
Entre las disposiciones de la segunda sección el 
artículo 3 8 se refiere a las condiciones que debe 
reunir el aeródromo antiamaríllico: a) Estar a dis-
tancia del centro habitado más próximo. b) Es-
tar provisto de un sistema de aprovisionamiento de 
aguas protegido contra mosquitos y estar libre de 
albergues de mosquitos. e) Estar provisto de aloja-
mientos para la tripulación de aeronaves y personal 
del aeródromo, protegidos contra mosquitos. d) Po-
seer habitaciones donde los pasajeros puedan alojarse 
u hospitalizarse, también protegidas contra mos-
quitos. 
La creación del aeródromo antiamaríllico deberá 
notificarse por la alta parte contratante a las otras 
altas partes y a la Oficina Internacional de Higiene 
Pública o a la Comisión Internacional de Navega-
ción Aérea . 
Modelo de la aplicación de estas instrucciones es 
la Argentina, que incorporó al Reglamento Sanitario 
Marítimo y Fluvial una serie de disposiciones, entre 
las que figuran la existencia de un libro llamado 
"Historia Sanitaria de la Aeronave" que el capitán 
de la misma presentará a su llegada al médico de Sa-
nidad que efectúa la visita sanitaria y en la que van 
consignados los aeropuertos de partida, de escala, de 
aterrizaje forzoso, el nombre de los tripulantes con 
reseña de los que poseen certificado de vacunación. 
el origen de la carga y correspondencia, sí alguno 
de los pasajeros interrumpió su viaje por enferme-
dad, haciendo constar ésta si la supiera o sus sínto-
mas principales, etc. 
VACUNACIÓN. - FINLAY, en 1884, intentó ino-
culaciones benignas que preservarían de la enferme-
dad, es decir, él previó la posibilidad de vacunar. 
Cuando HUDSON. BAUER y STOKES vieron que 
el macacus era sensible y que su hígado congelado 
era depósito de virus, éste pudo llevarse a todos los 
laboratorios del mundo y en Londres, HINDLE pre-
servó al mono utilizando una vacuna fenicada y otra 
formolada con emulsión de hígado y bazo virulen -
tos, que inmunizaba durante seis meses. 
Cuando McTHEILER. buscando animal menos 
costoso que el macacus descubrió que la rata blanca 
por vía cerebral podía ser fácilmente infectada cqn 
una gota de sangre o de emulsión de cerebro de 
macacus que le producía encefalitis mortal, se orien-
taron mejor los procederes de vacunación. 
SAWYER, LLOYD y KITCHEN inyectaron simul-
táneamente cerebro de ratones infectados y suero hu-
mano de convalecientes, y las tentativas se basaron 
desde entonces en la utilización del virus amaríllico 
vivo modificado por pases sucesivos en cerebro de 
rata blanca. 
LAIGRET y SELLARDS emplean un virus pasado 
134 veces por el cerebro de rata blanca, donde pier-
de su virulencia para el hombre y el mono; pero no 
su propiedad inmunizante: como algunas veces pro-
vocaba accesos febriles, atenuaron el virus por ex-
posición a la temperatura ordinaria o por desecación 
al vacío en presencia de fosfato sódico anhidro: te-
nía el gran inconveniente de que los vacunados pue-
den infectar accidentalmente a los Aedes, que a su 
vez sirven de intermediarios, por lo que sólo se podía 
usar en regiones dondeno hubiera Aedes o colocando 
a los vacunados al abrigo de picaduras eventuales. 
Con el objeto de no transformar a los vacunados 
en portadores de fiebre amarilla. MA THIS, director 
del Instituto Pasteur en Dakar, desde 1 9 3 5 preparó 
su vacuna sirviéndose de un virus que pasa 1 55 veces 
por la rata blanca y 1 o pases intracerebrales por 
cavia; este virus, que ha perdido su virulencia para 
el macacus, le confiere a partir del sexto día una in-
munidad tan extraordinaria que dicho animal tolera 
la inoculación de virus activos capaces de matar a ma-
cacos testigos en menos de seis días. Los Aedes que 
tomaron sangre de esos monos vacunados son inca-
paces de transmitir la enfermedad. 
La vacuna que se emplea en América (en el Brasil 
en r 93 8 pasó de un millón el número de vacuna-
dos) es la del Instituto Rockefeller, con virus vi-
vo(*) ·modificado por numerosos pases en un culti-
vo de tejido embrionario de pollo desprovisto de 
sistema nervioso central para disminuir su grado de 
neurotropismo; su virulencia es muy atenuada. es 
estable y no se transmite experimentalmente por los 
mosquitos. Cada lote de vacuna es comprobado 
para determinar su vitalidad y grado de virulencia 
y en cuanto es posible se recoge el suero de los va-
cunados un mes antes o más para investigar si ha 
adquirido la inmunidad. 
El individuo se encuentra protegido a la semana 
de haberse vacunado, aun cuando en el laboratorio 
no se encuentran anticuerpos hasta la tercera semana. 
La vacuna viene desecada en ampollas cerradas a la 
lámpara y cada una tiene cinco dosis; ha de conser-
varse y remitirse refrigerada, o sea embalada en nieve 
carbónica. 
Para proceder a la vacunación se abren dos ampo-
llas, ·se añaden 2,3 c. c. de agua destilada estéril 
a cada una, mezclando el contenido de las dos aun-
que sólo se practique una vacunación; así se evit:l 
vacunar con material que haya perdido actividad. 
El contenido tarda 5 minutos en disolverse y se in-
yecta a dosis de 0,5 c. c. subcutáneo en el brazo: 
hay que cuidar del virus o introducir en antisépticos 
(*) Es la cepa llamada 1 7 D .. que deriva de la Asibi 
16 REVISTA CL!NICA ESPA!VOLA 15 abril u41 
las ampollas vacías, agujas y セ・Lイゥョァ。ウ@ .para destruir 
el material virulento. La reawon es ligera, (cefal;a. 
malestar, laxitud, dolores lumbares), tard1a y solo 
se presenta en el ro por ro o de los vac_unados. Su 
valor protector dura por lo menos un ano. 
En el Senegal francés, P EL TIER y ARQUIÉ 、・ュッセ@
traron que el virus neurotropo pasado por el ence-
falo de ratones blancos toma la propiedad de poder 
penetrar a favor de ャゥ セ・イ。ウ@ ・ウ」。イセNヲゥ」セ」Aッョ・ウ@ cutáneas 
en los animales recept1vos, ュオャエQーィ」。ョ、ッ セ・@ y. pro-
vocando la formación de anticuerpos en las m1smas 
condiciones que inoculado por vía .subcutánea. 
Y. basándose en esto se propus1eron vacunar al 
mismo tiempo contra la viruela y la .fiebre amarilla: 
obteniéndose así una inmunización simultánea, y セセ@
una existía ya, la otra se desarrolla aisladamente. 
En r 93 8 hicieron sus ensayos en varios centenares 
de negros (marineros, estudiantes) pertenecientes a la 
colectividad de Dakar. obteniendo seroprotección pa-
ra la .fiebre amarilla en el 90 por 1 o o de los casos 
y pústulas de vacuna en el 8 I por I o o: la reacción 
general fué escasa. 
El ministro de Colonias aprobó el proyecto ae 
vacunación en masa, y en el Senegal francés vacu-
naron a 1 oo.ooo inc!ígenas ; la campaña se hizo 
operando en dos zonas, la del río Sencgal (San Luis) 
y otra en el sur. Se utilizó una suspensión mixta de 
antivariólica de ternera al abrigo del calor y de b 
luz y de antiamaríllica conservada en hielo, que se 
hacían en el momento de utilizarla; se vacunó fuer:1 
de la estación calurosa y colocando a los individuos 
diez m in u tos después de la escarificación fuer:1 e! e 
los rayos solares. 
No hubo un solo caso de fiebre amarilla en los 
vacunados. 
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·o R 1 O 1 N A L E S 
LA DETERMINACióN QUíMICA DE LOS 
ANDRóGENOS Y ESTRóGENOS EN LA 
ORINA, EN ALGUNOS ESTADOS 
PATOLóGICOS 
J. SANCHEZ RODRÍGUEZ t, JIMÉNEZ DfAZ 
Y F. VIVANCO 
( Instituto de Investigaciones Médicas. Prof. C. JIM'éNEZ DfAZ) 
Para juzgar en la clínica de la función gonadal 
tenemos que apoyarnos en alteraciones morfológicas 
locales o generales o en trastornos de la actividad 
sexual, síntomas que para ser expresivos tienen que 
ser ya acusados. Sería de desear que para el estudio 
clínico de la función de estas glándulas contár2mos 
como tenemos en otras, con medios más sensibles 
y más objetivos; éstos no podrían basa·se sino en 
el conocimiento de alguna repercusión bioquímica 
de la disfunción que fu era clara y directamente e<ti-
mable, o de la determinación dí rec•a de las hormo-
llas en los líquidos orgán icos. Ésta es, en general. 
la orí · n•ación de la moderna endoc-ínología, que 
tiende así a una estimación cuantitativa de las fun-
ciones, como, v. gr., hacemos en la exploración 
del riñón, y a dar una base objetiva de las induc· 
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