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Dialnet-LaFiebreElMecanismoReguladorPorExcelencia-7096572

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La fiebre, el tnecanistno 
regulador -por excelencia 
Xavier Uriarte (Médico Naturista) 
FEVER, A REGULATIVE MECHANISM. URIARTE X 
Keywords: Fever, Fever therapy, Fasting. 
English Abstract: Fever is one of the most frequent and characteristic body defense mechanisms. Many erroneous thoughts about 
jever have led to an u ndesirable medica! interventionism, that in many cases are only suppressing this phenomenon, inherent to lije. 
Fever can be oj Injectious, Necrotic, Inmunologic, Metabolic, Endocrina!, Iatrogenic, Neoplasic, Adaptative or Hematic origin, · being 
in the majority of cases a simply thermorregulative mechanism. Fever the�apy is also a good treatment for many illnesses. 
INTRODUCCIÓN 
La fiebre, o elevación de la tempera­
tura corporal, es uno de los fenómenos 
más característicos de defensa orgánica y 
una manifestación de las reacciones de 
combustión en el organismo. La presen­
cia de fiebre en los seres vivos es por tanto 
una realidad frecuente que generalmente 
constituye un motivo de alarma. 
Los conceptos erróneos acerca del 
proceso febril conducen a actitudes des­
mesuradas y a intervenciones por parte 
de los profesionales de la salud que no 
hacen más que ocultar un fenómeno 
intrínseco a la vida misma. 
El calor animal, que es resultado del' 
proceso de nutrición, se mantiene en el 
ser humano entre 36,4° y 37,2°C en 
mucosa bucal o axilar y en 38°C en mucosa 
rectal. Sufre modificaciones en virtud de 
factores muy diversos: durante el ciclo 
circadiano la temperatura corporal es 
máxima entre las 18:00 y las 20:00 horas y 
mínima a las 04:00 horas; los ciclos 
ultradianos de la ovulación y del embara­
zo también modifican la temperatura, así 
como las condiciones ambientales de 
temperatura y humedad, la actividad 
muscular, la ingesta de alimentos, y la 
activación de mecanismos de adaptación 
o estrés. 
ASPECTOS HISTÓRICOS 
La palabra calentura -sinónimo de 
fiebre, pirexia o estado febril- sirve para 
designar un tipo de sintomatología cuyo 
estudio es muy importante, puesto que 
según Sydenham casi la totalidad de la 
humanidad sufre en algún momento de 
26 Natura Medicatrix. Verano 1992 (nº 30) 
su existencia un proceso febril. Fiebre 
(febris) deriva según unos del verbo lati­
no jerueoJervere, hervir, y según otros de 
febnto,februare, purgar, depurar, purifi­
car (1) . 
Desde hace miles de años se ha con­
siderado que la fiebre ejercía sobre el 
organismo unos efectos beneficiosos. Para 
Hipócrates (430-377 a .J .C.) la fiebre per­
mitía vencer ciertas enfermedades. Esta 
creencia estaba fundamentada principal­
mente en la teoría según la cual el cuerpo 
humano poseía cuatro humores: la san­
gre, la linfa, la bilis amarilla y la bilis 
negra. La enfermedad aparecía cuando 
uno de estos humores se producía en 
cantidad excesiva. Para defenderse, el 
organismo elevaría la temperatura 
ínterna, lo que provocaría una cocción 
del humor y su evacuación ulterior por 
los diferentes emunotorios de la econo­
mía. 
El concepto de fiebre como mecanis­
mo de defensa persistió durante toda la 
Edad Media e incluso hasta mucho más 
tarde. Probablemente muy influido por 
las ideas de Hipócrates, el médico inglés 
Thomas Sydenham pensaba que la fiebre 
era el motor de la naturaleza que servía 
para combatir al enemigo. La relación 
entre la fiebre y la enfermedad no empe­
zó a ser vislumbrada hasta finales del 
siglo XIX, cuando Liebermeister, médico 
alemán, dedujo que la fiebre no era debi­
da a una incapacidad del organismo en­
fermo para manterner la temperatura in­
terna a un nivel constante próximo a los 
37° C, sino todo lo contrario: Durante un 
estado febril la temperatura corporal se­
guía estando controlada, aunque a un 
nivel superior al normal. Era el propio 
organismo el que imponía el incremento 
de la temperatura y la mantenía elevada. 
Liebermeister llegó a esta conclusión al 
comprobar que la temperatura del enfer­
mo con fiebre volvía frecuentemente al 
mismo nivel tanto si se le colocaba en un 
baño de agua fría como si se le colocaba 
en uno de agua caliente. Para este médico 
la fiebre era generalmente beneficiosa, 
pero podía conve1tirse en peligrosa si 
llegaba a ser muy elevada o se prolonga­
ba durante.muho tiempo. No obstante, la 
aparición de los fármacos antipiréticos a 
finales del siglo XIX condujo a numerosos 
médicos y al sistema sanitario en general 
a considerar la fiebre en otros términos. 
Conocer la calentura es más fácil que 
definirla . Los antiguos la definieron en 
función de su esencia, de sus efectos y de 
sus síntomas. Por su esencia, los solidistas 
dijeron que dependía de una afección del 
corazón, de las arterias, de los nervios, de 
los vasos capilares y hasta del organismo 
en masa; los humoristas la atribuyeron a 
la efervescencia o a diversas alteraciones 
de la sangre, de la bilis, etc. Ya dijo 
Hipócrates que la calentura, por sus efec­
tos era un medio de que se vale la natu­
raleza para rechazar el principio morbífico; 
Sydenham y Stoll, afirmaron que la fiebre 
es un instrumento del que la naturaleza se 
sirve para separar lo puro de lo impuro; 
una reacción de la vida que intenta re­
chazar la mue1te. Por sus síntomas, Galeno 
dijo que era un· calor preternatural del 
cuerpo . P ara Boerhaave erauna 
preternatural velocidad del pulso; otros 
autores dijeron que era una enfermedad 
con frío, calor, sed, debilidad, pulso 
acelerado, etc. 
ASPECTOS FILOGENÉTICOS 
Hoy sabemos que no sólo los mamífe­
ros regulan la temperatura corporal; tam­
bién lo hacen otros grupos de vertebrados. 
Las aves, animales endotermos como los 
mamíferos, no se distinguen de estos en 
cuanto a la regulación de la temperatura 
corporal, puesto que pueden generar ca­
lor interno. En un ambiente frío utilizan 
los mismos procesos para calentarse: au­
·mento del metabolismo, de la actividad 
muscular, etc. 
Los otros grandes grupos de 
vertebrados, los reptiles, anfibios y peces, 
llegan a mantener una temperatura inter­
na casi estable. Se distinguen de los ante­
riores grupos en que son ectotermos, es 
decir, dependen de fuentes de calor ex­
ternas para incrementar su temperatura, 
porque estos animales no producen calor 
interno. Cuando la temperatura exterior 
desciende se desplazan hacia un 
microclima más caliente y a la inversa. 
Hasta hace poco se creía que única­
mente los mamíferos generaban fiebre 
como respuesta a una infección. Pero 
actualmente se sabe que también las aves, 
reptiles, anfibios y petes, incluso algunos 
invertebrados como las langostas y los 
escorpiones son capaces de producir el 
fenómeno de la fiebre (2). Tenemos el 
ejemplo de la iguana. VAUGHN et col. 
( 1974) demostraron que la iguana esco­
gía un ambiente más caluroso después de 
haber sido infectada por bacterias. En 
otro experimento (KLUGER) se coloca­
ron iguanas del desierto en un recinto 
artificial cuyas condiciones ambientales 
eran parecidas a las del desierto. La tem­
peratura en el recinto se mantenía a l 2°C 
durante la noche y a 30°C durante el día. 
Al mismo tiempo, se aumentaba la tem­
peratura en determinados puntos me­
diante focos. Los focos estaban encendi­
dos a lo largo del día. Bajo los focos la 
temperatura era de 50°C. De esta manera, 
la temperatura ambiente diurna estaba 
comprendida entre 30°C y 50°C, según la 
zona del recinto. Mientras los animales se 
mantenían sanos se desplazaban por el 
recinto a fin de mantener su temperatura 
corporal entre 38°C y 39°C. Pero la 
inoculación de un agente patógeno pro­
vocaba el desplazamiento de los anima­
les hacia regiones más calientes, permi­
tiéndoles así aumentar su temperatura 
corporal hasta 40° ó 42° C. En otra fase del 
mismo experimento las iguanas infecta­
das con bacterias Gram-negativas fueron 
separadas en dos grupos; uno se colocó 
en un ambiente a 38°C, y el otro a 40-
420C. La tasa de supervivencia fue mayor 
en este último. 
ETIOPATOGENIA 
Aunque existe un gran número de 
factores que pueden originar fiebre, casi 
siempre puede identificarse la causades­
pués de realizar un estudio en profundi­
dad de la persona. 
Se han establecido hasta 10 grupos 
etiológicos distintos de factores que origi­
nan fiebre: 
I. Infeccioso 
• Bacterias. 
• Virus. 
• Rickettsias. 
• Parásitos. 
II. Necrosis Tisular 
• Accidentes vasculares (infartos, he­
morragias, hematomas). 
• Traumatismos mecánicos. 
• Procesos inflamatorios locales. 
Cualquier inflamación, por muy loca­
lizada y puntual que sea, puede poner 
en marcha los mec anismos 
termorreguladores dependientes del 
hipotálamo. 
III. Inmunológico 
• Patología del tejido conectivo (alte­
raciones del colágeno, la reticulina, la 
elastina, tejido intersticial cartílago ar­
ticular y membrana sinovial (3). 
IV. Metabólico 
• Patología de la membrana basal 
(hipei·proteinemia, hipercoleste­
rolemia, hipe1triglicerinemia, hiper­
uricemia (4). 
• Deshidratación, dietas hipercon­
centradas. Exceso de cloruro de sodio 
y de azúcar (5). 
V. Endocrino 
• Transtornos de la hipófisis. 
• Transtornos del tiroides. Intoxi­
cación por yodo. 
• Extirpación del tiroides. 
• Hiperfunción de las suprarrenales. 
• Disfuncionalidad ovárica. 
· 
VI. Neoplásico 
• Cáncer gástrico, cáncer hepático, 
cáncer renal. 
• Cáncer suprarrenal, cáncer óseo. 
Linfomas. 
• Cáncer de páncreas. 
VII. Yatrogénico-
. Farmacológico 
• Sulfamidas. Cefalosporinas. Tetra­
ciclinas. Rifampicina. Isoniacida. 
Eritromicina. Etambutol. Meticilina. 
PAS. Nitrofurantoina. Metimazol. 
• Antjhistam.ínicos. Antiinflamatorios. 
Analgésicos. A.A.S. Indometacina. Es-
treptocinasa. Alopurinol. Cimetidina 
• Hipotensores (hidralacina, alfa-me­
tildopa y otros) . 
• Antidepresivos. Sedantes. Neurolép­
ticos. Antiepilépticos . Psicoana­
lépticos. Anfetaminas. Carbamaze­
pina. Difenilhidantoína. Meprobama­
t o . H aloperi.d o l . Amitrip til ina . , 
I .M.A.O. (6). 
VIII. Termorregulador 
• Aumento de la producción de calor 
por: 
Hipertemia maligna. 
Efecto de la anestesia generalizada. 
Incremento excesivo de la temperatu­
ra exterior. 
Presencia de un feocromocitoma. 
Tirotoxicosis. 
Status epiléptico. 
Ejercicio incontrolado (7). 
• Disminución de la pérdida de calor 
por: 
Insolación. 
Ciertos fármacos, como la atropina. 
Vendajes oclusivos. Ropajes excesivo. 
Distonía vegetativa. 
Ictiosis. Ciertas enfermedades de la.piel 
que afecten a las glándulas sudoríparas. 
Deshidratación . . 
Proximidad a una fuente de emisión de 
calor. 
IX Adaptativo 
• Existen indicios de que el síndrome 
general de adaptación, en la fase de 
agotamiento, va acompañado de signos 
febriles de difícil lectura pronóstica (8). 
X Hemático 
• Ciertas hemólisis. Leucosis. Mieloma. 
• Alteraciones del sistema mieloproli­
ferativo. 
PARALELISMOS 
FISIOLÓGICOS ENTRE 
FIEBRE, AYUNO Y 
CAQUEXIA 
No se conoce todavía con total exacti-
• tud y de un modo completo el mecanismo 
de producción de la fiebre, si bien muchos 
de los pasos intermedios están perfecta­
mente descritos en la literatura médica. 
Actualmente se sabe que las noxas 
producen una mayor afluencia de 
leucocitos al torrente circulatorio. En el 
transcurso de este proceso los neutrófilos, 
linfocitos y monocitos liberan una proteí­
na de bajo peso molecular que se conoce 
con el nombre de Pirógeno Endógeno 
(P.E.) . La activación de leucocit9s produc­
tores de P.E. requiere la síntesis tanto de 
RNA mensajero como de proteína. El P .E . 
Natura Medicatrix. Verano 1992 (nQ 30) 27 
( 
es transportado por la sangre hasta el 
encéfalo donde actúa a nivel del área 
preóptica del hipotálamo anterior, acti­
vando los centros termorreguladores 
hipotalámicos a través de la producción 
de ciertos mediadores, como algunos 
derivados del ácido araquidónico, 
prostaglandinas, monoaminas (serotonina 
y noradrenalina), iones Ca++ y Na+, AMPc. 
Rosendorff ha propuesto un interesante 
modelo de la patogenia de la fiebre: 
Cuando el P.E. circula por el hipotálamo 
induce la producción de un metabolito 
del ácido araquidónico; esta sustancia 
incrementa la síntesis de noradrenalina, 
la cual aumenta a su vez la producción de 
AMPc (9). 
También se sabe que el desencadena­
miento de la fiebre no depende necesa­
riamente de las PG. La explicación más 
creíble para este hecho sería que existen 
dos tipos de mecanismos de producción 
de la fiebre; uno dependería de las PG 
(como en los casos de necrosis tisular) 
mientras que el otro sería independiente 
de las PG. 
Una vez estimulado el hipotálamo 
anterior se ponen en marcha las numero­
sas reacciones conducentes a elevar la 
temperatura y a reducir la pérdida de 
calor con la finalidad de activar el sistema 
inmunitario para desactivar la noxa y de 
promover fenómenos complejos en el 
metabolismo, reacciones que tienen lu­
gar a través del eje neuroendocrino (10). 
Reacciones en el sistema 
inmunitario 
• Promoción de los mecanismos de 
defensa. Parecen ser hechos demostra­
dos que durante la fiebre se produce una 
activación fagocítica de los neutrófilos 
periféricos y una potenciación inmunita;·ia 
de los anticuerpos y del interferón con 
estimulación específica de su acción 
antibacteriana y antiviral. 
Reacciones metábolicas 
• Incremento de/ metabolismo basal. 
La fiebre eleva el metabolismo basal un 
13o/o por cada grado centígrado por enci­
ma de 36,5 - 37. 
• Incremento del consumo de lípidos 
y proteínas. Durante el período febril el 
organismo consume una mayor cantidad 
de ácidos grasos y proteínas para proveer 
la energía extra que requiere en esos 
momentos debido a la limitada ingesta y 
al catabolismo energético. La movilización 
de las proteínas aumenta especialmente 
en el tejido muscular, lo que produce un 
balance negativo del nitrógeno y una 
mayor excreción de creatinina. 
• Intolerancia a los hidratos de car-
28 Natura Medicatrix. Verano 1992 (nQ 30) 
bono. Durante el período inicial existe un 
incremento en el nivel de glucemia y una 
glucosuria, observándose un aumento de 
la secreción ele insulina y glucagón. Le 
sigue un segundo estadio de depleción o 
hipoglucemia. 
• Intensificación de los fenómenos de 
oxidorreducción del catabolismo. Para 
que ello sea posible el organismo necesi­
ta tener una buena reserva energética. 
• Modificación del metabolismo del 
agua, de los minerales y de las vitaminas. 
Durante el proceso febril se obsetva una 
reducción de los niveles ele hierro y cinc 
y un aumento del cobre sérico. Las reser­
vas de vitaminas E, B y C disminuyen 
progresivamente a lo largo del proceso. A 
causa del aumento de secreción de 
aldosterona se origina una considerable 
retención ele agua en los primeros mo­
mentos, para incrementarse después la 
diuresis. 
• Alteración de las fu nciones 
secretorias de los órganos digestivos. 
Durante la evolución del procesGJ están 
disminuidas las secreciones gástricas e 
intestinales. La pérdida del apetito es fre­
cuente. 
• Fomento del funcionamiento de 
ciertos emunotorios. La eliminación se 
produce mayoritariamente por los pul­
mones, la piel y por la vía gastrointestinal 
en los primeros estadios del proceso (11) . 
Otras reacciones 
concomitantes a la fiebre 
• Modificaciones cardiovasculares. 
Durante el proceso febril se observa una 
vasoconstricción, un incremento de la 
tensión arterial y un aumento del gasto 
cardíaco. También aumentan la frecuen­
cia cardíaca y el volumen/minuto. 
• Alteraciones de la actividad cere­
bral. Durante \Ol primer estadio del proce­
so febril se produce una serie ele cambios 
en la actividad neuronal que comporta un 
enlentecimiento en la transmisión ele la 
información en el sistema reticular ascen­
dente, con tendencia a la hipersomnia. Al 
mismo tiempo se activa la transmisión ele 
la información en ciertas áreas del cere­
bro, con afluencia libre ele ideas. 
• jl;Jodificaciones neuroendocrinas 
periféricas. Son frecuentes los cambios 
en la regulación de la T3-T4 y de las 
hormonas suprarrenales. Se obs-erva un 
incremento significativo ele las hormonas 
tiroideas, glucocorticoicle, mineral o 
corticoide y esteroide. Comoresultado de 
todo ello se produce una activación del 
cartílago de crecimiento en la metáfisis ele 
los huesos largos que origina un 
estiramiento en longitud si la edad del 
individuo está comprendida dentro del 
período biológico del desarrollo. Estos 
brotes de crecimiento se obsetvan con 
frecuencia en los períodos de convale­
cencia y de recuperación (12) . 
Observando con atención puede 
comprobarse que algunos de estos cam­
bios no sólo son cuantitativos sino tam­
bién cualitativos. Por ejemplo puede darse 
el caso de un niño que además de haber 
crecido en longitud haya hecho una 
transformación caracterial. 
Fiebre, ayuno y caquexia 
Indagando en la fisiología de la nutri­
ción he encontrado dos procesos que 
presentan ciertos parecidos con el 
metabolismo de la fiebre. Me estoy refi­
riendo al ayuno prolongado y a la caquexia 
-neoplásica e infecciosa-. 
En el caso del ayuno prolongado se 
observa que la supresión total de la 
ingestión de alimentos durante varias se­
manas origina determinadas modifica­
ciones en el organismo (13): 
• Incremento del consumo de lípidos, 
proteínas e hidratos de carbono. Regula­
ción de la glucemia al 4.º día en casos de 
hiperglucemia; descenso de las cifras de 
ácido úrico durante las primeras dos se­
manas y de creatinina durante la 2.ª y 3 .ª 
semanas. 
• Pérdida de peso de 392,2 g/día 
como media. La mayor pérdida de peso 
se produce durante la 1 .ª semana. Duran­
te las semanas 2.ª y 3 ª se estabiliza la 
pérdida en 223'3 g/día de media, para 
aumentar nuevamente en 402'5 g/ día de 
media en la 4 -ª semana. 
• Aceleración del recambio proteico 
total del organismo y predominio del 
catabolismo sobre el anabolismo. 
• Regulación de las cifras tensionales 
sistólica y diastólica (14) . 
• Descenso d e l a transferrina. 
• Aceleración de la actividad del siste­
ma neuroendocrino con hiperfunciones 
glandulares. 
En la caquexia infecciosa no 
neoplásica las modificaciones obsetva­
clas son muy similares a las que se produ­
cen durante el ayuno prolongado. 
En la caquexia neoplásica también 
se halla alterado el metabolismo, tal como 
se describe a continuación ( 1 5) : 
• Incremento del catabolismo, que 
predomina sobre el anabolismo. El nivel 
ele recambio proteínico es todavía supe­
rior al deJ. estaclo de ayuno. 
• Aceleración ele la neoglucogénesis 
y de los procesos de oxidación, con au­
mento ele las cifras de glucemia. 
• Mayor movilización ele los ácidos 
grasos y de los mecanismos ele oxidación. 
Durante el proceso que tiene lugar en 
el ayuno existe una convergencia 
metabólica tan sorprendente con los me­
canismos de la fiebre que hace pensar 
que el ayuno es un arma terapéutica de 
gran utilidad. 
En cambio, en la caquexia neoplásica, 
aunque las alteraciones metabólicas son 
parecidas a las de la fiebre, la finalidad de 
tales alteraciones es diferente. Se diría 
que los cambios fisiológicos de la nutri­
ción en la caquexia neoplásica son la 
respuesta al fracaso de los mecanismos 
de regulación y de utilización normal de 
las fuentes energéticas. 
LOS PERIODOS 
EVOLUTIVOS DEL 
PROCESO FEBRIL 
La manifestación sindrómica del pro­
ceso febril sigue una serie de periodos en 
un orden establecido, siendo siete sus 
estadios evolutivos (16): 
• Primer estadio: Oportunidad. 
Difiere de la mera disposición a la calen­
tura en tanto que supone su inicio. Cuan­
to más aguda es la enfermedad má.s corto 
será este primer periodo. Una pronta y 
acertada actuación que estimule una re­
acción de las fuerzas vitales puede ani­
quilar la causa y hacer desaparecer la 
fiebre y los pródromos si los hubiere. 
• Segundo estadio: Invasión. Se 
caracteriza por que la persona entra en un 
estado de laxitud y de frío, acampanado 
de sequedad y palidez de la piel. El frío 
que experimenta el paciente no pasa al 
principio de una ligera horripilación; 
posteriormente se transforma en hormi­
gueo y acaba en estremecimiento general 
con intervalos de escalofríos. La duración 
de este segundo periodo rara vez pasa de 
un día. 
•Tercer estadio: Incremento. Su­
pone el acrecentamiento de la enferme­
dad y la aparición de la calentura propia­
mente dicha. Cesan algunos síntomas del 
anterior periodo, aumentan otros y ade­
más aparecen síntomas nuevos: El frío es 
sustituido por un calor general; la circula­
ción se aviva; cesan los espasmos y con­
tracciones -en particular los cutáneos­
La orina es caliente y coloreada, aumenta 
la sed y disminuye el apetito. Este periodo 
suele ser un poco largo, según sea la 
naturaleza de las calenturas, no sobrepa­
sando por lo general una semana de du­
ración. 
• Cuarto estadio: Estado. Es el acmé 
de los griegos. La calentura entra en una 
fase como estacionaria, aunque la sensa­
ción ele calor es más pujante. Comienzan 
a renacer los deseos e instintos. Debido a 
que en este periodo las materias 
excretadas son más blandas, se le ha lla­
mado estadio de maduración o pepas­
mas de Hipócrates . Su duración no exce­
de generalmente de 14 días. 
Durante los estadios tercéro y cuarto 
-Incremento y Estado- la fiebre sigue 
un ritmo cíclico, distinto para cada enfer­
medad (17). Veamos las siguientes grá­
ficas: 
39' 
38' 
3r 
39' 
38' 
37' 
M 
1...-
T M T M T M T M T M T 
¡-- � ¡...... ¡..... ¡....... 17 ........ � ¡-..... 
F�ebre contimta. Propio de wolquierprocesojehril lece 
Afecciones 1rspimtorias 
M T M T M T M T M T M T 
11'.. J 1\ lA V\ � I/ fl V ./ V \ 
Fiebre remitente o séptica. Propia de la jleb!f Tifoides. Tbc y sepsis 
39' 
38' 
37' 
39' 
38' 
37' 
M T M T M T M T M T M T M T M T 
,.. 
- 1 lA 1 l 1 1 1\ l7r\ 1 1 
¡...... ..... r-v � 1 � �� 
Fiebre intennitente. Propia de la jlebre palúdica. de las 
infeccio/1es de las cías urinarias y biliares 
Fiebre recwrellte. Propw de la leptospirosis 
M T M T M T M T M T M T M T M T 
1 V� 1¡\ 1 Y\ 1 \1/1 1 ' 17 1" !/l 1 '\1' 
Fiebre ondulante. Propia de las Fíeb1rs de .llalla 
• Quinto estadio: Resolución. En 
este periodo se resuelven las calenturas. 
Después de efectuada la ,cocción, de las 
substancias morbosas en los anteriores 
periodos se produce su absorción en los 
distintos tejidos para ser eliminadas del 
cuerpo, por medio ele una o más evacua­
ciones críticas -por eso a este quinto 
periodo se le denomina también periodo 
ele evacuación o periodo de crisis-. La 
evacuación va precedida ele cierta 
exarcebación denominada perturbación 
crítica, cuya manifestación converge más 
fácilmente hacia la cavidad que goza de 
mayor vida, por cuya razón tal perturba­
ción crítica afecta a los niiios en la cabeza 
principalmente, a los jóvenes en el pecho 
y a los ancianos en el abdomen. 
• Sexto estadio: Declinación. 
Aparece una disminución progresiva de 
los síntomas si bien pueden interponerse 
todavía ligeras exarcebaciones. Los sínto­
mas más comunes son ele tipo nervioso. 
Esta etapa es normalmente breve. 
• Séptimo y último estadio: Con­
valecencia. Este periodo es el de la res­
tauración progresiva de la normalidad de 
todas las funciones fisiológicas. Esa res­
tauración conlleva a menudo pequeiias 
disfunciones o trastornos tales como irri­
tabilidad, caída del cabello, descamación 
de la epidermis, cierta pérdida de fuerza 
muscular. La duración de la Convalecencia 
está supeditada a la edad del sujeto, a su 
estado antes de enfermar, a la naturaleza 
de la enfermedad recién superada y a las 
circunstancias en las que se desarrolló. 
Ocurre a veces que el proceso febril 
no sigue la secuencia ele periodos tal 
como se ha descrito porque pueden darse . 
determinados factores que alteren su cur­
so normal, factores como una mala dispo­
sición del mal, una complicación inespe­
rada con otras enfermedades, causas 
morbosas accidentales, la insuficiente re­
solución de la crisis o una incorrecta 
pautación o cuidado de la Vis Natura 
Medicatrix. Estos factores pueden causar 
la alteración del curso normal del ciclo 
febril . 
lA CRISIS COMO RECURSO 
AUTOCURATIVO 
Las enfermedades terminan siempre 
de una eleestas maneras: restablecimien­
to ele la salud y desaparición de los sínto­
mas; desaparición de los síntomas i�icia­
les pero aparición ele síntomas crónicos 
(secuelas); transformación de una enfer­
medad en otra; muerte . 
El restablecimiento de la salud de­
pende de factores diversos; unos son in­
trínsecos al enfermo, como la buena o 
mala predisposición del organismo a 
combatir la enfermedad o el estado y la 
constitución orgánica del propio enfer­
mo. Otros factores son extrínsecos a él, 
como el grado ele intensidad de la causa 
mórbica o una oportuna actuación sanita­
ria. Incluso hay un tercer tipo de factores 
que podría considerarse mitad intrínse­
cos, mitad extrínsecos tales como la au­
sencia o presencia ele complicaciones o el 
que se den o no las condiciones necesa­
rias para una correcta desintoxicación. 
La fiebre puede considerarse como 
una medida terapéutica intrínseca del 
propio organismo para llevar a buen 
puerto la aventura que se inició en el 
momento de enfermar. Es uno de los 
Natura Medicatrix. Verano 1992 (nQ 30) 29 
recursos más utilizados por la Naturaleza 
(la Physis de los griegos) para restablecer 
las buenas condiciones que el organismo 
ha perdido al enfermar. Es un recurso 
natural, expresión del esfuerzo del orga­
nismo para combatir tanto las enfermeda­
des agudas como crónico-degenerativas. 
El organismo vivo recurre frecuente­
mente a crisis espontáneas encaminadas 
a eliminar ciertos desequilibrios en la 
homeostasis de la economía. La crisis 
puede ser: 
• Excretoria, cuando cursa con eva­
cuaciones críticas tales como las hemo­
rragias nasal o uterina, los flujos mucosos 
·bJenorrágicos, la salivación excesiva, la 
expectoración, los vómitos, la diarrea y 
ciertas características del sudor y de la 
orina. 
• Depositaria, llamada también cri­
sis metastásica, porque se produce el 
transporte y depósito en otro punto del 
organismo de la materia q�e debía haber 
sido excretada. Cuando el depósito se 
produce en órganos que no son esenciales 
para la vida el pronóstico es favorable; 
pero cuando tiene lugar en órganos esen­
ciales para la vida el pronóstico se vuelve 
incierto. La metástasis puede interesar 
determinadas estructuras neurológicas, 
como en el caso de ciertos procesos 
neurológicos degenerativos de tipo 
esclerótico (disfonías, ambliopías, sor­
deras, disestesias, parestesias, distimias, 
etc.) y estructuras funcionales endocri­
nas, dérmicas , cardiorrespiratorias , 
genitales y del aparato locomotor (dis­
funcionalidades hormonales, erupciones 
a lérgico-eccema tosas , disritmias 
vasculares, tumores genitales y casi todas 
las conectivopatías). 
PAUTAS TERAPÉUTICAS 
Después de haber descrito en los 
apartados anteriores la génesis y el curso 
de la fiebre llegamos al aspecto práctico 
del problema: las medidas terapéuticas. 
El ambiente que rodea a un enfermo 
febril, tanto en lo físico como en lo psico­
lógico, ha de ayudar a su curación; todo 
ha de ser terapéutico, todo lo que afecte 
al universo entero del paciente habría 
que considerarlo como botica. La difi­
cultad · está en encontrar la indicación 
adecuada a cada cosa. 
Para la curación del paciente hay que 
contar con la fuerza meclicatriz de su 
propio organismo, una fuerza qúe es au­
tónoma y que obra ele por sí. A la fuerza 
medicatriz se la puede distraer y frenar, o 
se la puede excitar, pero es ella la que a la 
postre determina la curación a pesar ele 
los obstáculos que se le ponen con fre­
cuencia ( 18). 
Toda actuación ante un proceso febril 
debe perseguir los siguientes objetivos: 
A) Favorecer los procesos 
fisiológicos de eliminación. 
Hay que favorecer que los metabolitos 
derivados del catabolismo sean expulsa­
dos al exterior mediante un drenaje esca­
lonado realizado por los diferentes 
emunotorios de la economía. Cada uno 
de los sistemas del organismo tiene sus 
órganos de drenaje. En el proceso febril 
los riñones y la piel adquieren frecuente­
mente una gran importancia como 
emunotorios primarios. En algunos casos 
ei colon comparte esta importancia. El 
aparato respiratorio y el hígado también 
incrementan su actividad de manera con­
siderable como emunotorios secundarios. 
Todos conocemos la relación estructural 
y funcional que existe entre el hígado y la 
glándula tiroides. 
Es muy significativo que en todos los 
casos la actividad de la parte alta del tubo 
digestivo sufra una disminución funcio­
nal importante, tanto a nivel de secreción 
exógena como de motiliclacl de la fibra 
lisa. 
Un factor de primer orden lo constitu­
ye la importante función de filtro o drena­
je interno que realiza la estructura 
conectiva a través de serosas pleurales, 
pericárcliacas y sinoviales. Las glándulas 
mamarias, salivares, gonádicas y otros 
órganos no suponen normalmente una 
ayuda en el drenaje durante los procesos 
febriles. 
B) Respetar la Ley de 
Hering 
Lo que significa que hay que promo­
ver en lo posible la aparición de la 
sintomatología y la activación de los dife­
rentes mecanismos de acuerdo con el 
orden que dicha Ley establece (19): 
• De dentro hacia fuera. Las deriva­
ciones y los drenajes se han de producir 
desde los órganos más vitales hacia los 
órganos menos vitales. 
• Desde arriba hacia abajo. En di­
rección ele la cabeza a los pies. 
• Desaparición de los síntomas en 
orden inverso al de su aparición. 
C) Procurar una correcta 
oxigenación de la sangre. 
Lo que se consigue mediante el enri­
quecimiento en oxígeno de la hemoglo­
bina circulante (gracias a una buena ven­
tilación de la estancia, a una buena pauta 
respiratoria del paciente, etc.). 
30 Natura Medicatrix. Verano 1992 (nQ 30) 
D) Procurar al organismo 
un ahorro energético 
extrínseco 
Mediante una relajación viscero-mus­
cular que posibilite las reacciones ener­
géticas intrínsecas. 
Primeros días: estadios I, II, 
IIIy IV. 
Una vez descritos los objetivos a con­
seguir, pasemos a concretar las medidas 
terapéuticas que hay que tomar según se 
va desarrollando el proceso febril. Van a 
resaltarse a continuación los aspectos de 
mayor interés en lugar de dar una des­
cripción detallada ele los diferentes re­
cursos terapéuticos. 
Es aconsejable el reposo físico, senso­
rial, psicológico y mental. La oxigenación 
del espacio-lecho del enfermo es una 
práctica útil. La temperatura templada de 
la bebida es muy útil para evitar posibles 
reacciones ele rebote (20). Favorecer la 
sudoracion, la expectoración, las erup­
ciones y la defecación, y también deter­
minadas manifestaciones psíquicas, como 
ciertas tendencias depresivas o maníacas. 
E}ercitamiento progres ivo en 
bipedestación y utilización del masaje 
corporal. Una serie de ejercicios de ex­
pansión de la cavidad torácica y de 
estimulación de la circulación vascular 
pueden completar los cuidados básicos 
del enfermo febril. 
La dieta en los cuatro primeros 
estadios 
Prescribir una dieta l íquida 
hipocalórica o acalórica, aproteica , 
alipídica, pero vitamínica y mineralizante. 
El ayuno es un arma terapéutica de pri­
mera magnitud, aunque puede permitir­
se la ingesta de celulosa. 
Progresivamente puede ir introdu­
ciéndose una dieta semilíquida, cruda, 
· hipoproteica, hipolipídica y vitamino­
mineralizante. 
Últimos días: estadios V, VI, 
VII. 
Estos periodos son clave, constituyen 
un momento muy delicado porque es 
entonces cu.ando mayor cantidad de en� 
fermedades secuelares aparecen; unas 
debido a que no se ha respetado la evolu­
<,:ión natural de cada estadio, otras porque 
el intenso esfuerzo energético del orga­
nismo ha agotado las reservas necesarias 
para el correcto metabolismo de las di­
ferentes-estructuras de la economía. En el · 
primer caso aparecen las hipersecrecio­
nes mucosas, la pérdida de fuerza mus­
cular o las algias óseo-articulares. En el 
segundo caso se originan pérdidas de 
agudeza visual, deficiencias auditivas, 
polineuritis, procesos neuromielopáticos 
y reumatismos poliarticulares. Por ello la 
iniciación al esfuerzo ha de ser progresivaen estos últimos períodos de la enferme­
dad. La exposición pautada al viento y al 
sol son elementos de gran ayuda. El baño 
vigorizante en contraste con la tempera­
· tura y la arcilla son elementos de gran 
utilidad. 
La dieta en los tres últimos 
estadios 
Prescribir una dieta sólida rica en vita­
minas hidrosolubles y liposolubles, en 
oligoelementos de la fibra nerviosa, de la 
hemoglobina, de la fibra muscular y del 
tejido glandular 
Desde hace algunos años se viene 
afirmando que durante el proceso febril 
hay que alimentar al enfermo intensa­
mente con alimentos ricos en proteína, 
incluso a los enfermos de fiebre tifoidea, 
porque se suponía que, de esta manera se 
acortaba la Convalecencia. Pero después 
de haberse estudiado la acción dinámica 
específica de los alimentos y haber obser­
vado el metabolismo de los principios 
inmediatos cae por su propio peso la 
exclusión de las proteínas, de las grasas y 
de ciertos hidratos de carbono en la ali­
mentación del enfermo febril. 
No es correcto el intento de acortar la 
convalecencia alimentando a los enfer­
mos durante el período febril con pro­
ductos muy nutritivos, porque se sabe 
que la Convalecencia es el resultado de 
haber cumplido o no la finalidad del pro­
ceso crítico metabólico. Después del pro­
ceso febril el e nfermo q u e d a , 
orgonómicamente hablando, mejor que 
antes por lo general, y su nutricióp es 
rápida durante la Convalecencia. Ahora 
bien, estas medidas generales han de ser 
particularizadas en cada enfermo. 
En enfermos con manifestaciones 
predominantes en el aparato respiratorio 
es conveniente evitar los alimentos ricos 
en fécula y los azúcares. En cambio 'están 
indicadas las fmtas ácidas, oleaginosas y ' 
astringentes, tanto completas como en 
zumo, y las hortalizas administradas en 
forma adecuada. 
En enfermos con manifestaciones · 
predominantes en la parte baja del apa­
rato digestivo se prescribirá dieta líquida: 
zuinos de fmtas dulces y ácidas, horcha­
tas de fmtas oleaginosas y cocimientos de 
cereales y hortalizas. 
En enfermos con manifestaciones 
predominantes de los sistemas vascular y 
renal el ayuno y los zumos de fmtas 
frescas mezclados con agua evitarán 
complicaciones mayores. 
En enfermos con manifestaciones 
predominantes en la piel -las fiebres 
emptivas en general--'- las fmtas más 
acuosas serán las preferidas. 
En enfermos con manifestaciones 
predominantes en el sistema nervioso las 
ensaladas cmdas y las fmtas oleaginosas 
serán las más indicadas. 
El hambre en enfermos febriles es un 
signo que hay que interpretar prudente­
mente. Cuando el hambre representa el 
aviso del organismo de una necesidad 
natural hay que dar que comer, y más en 
enfermos que están en edad de creci­
miento. Por el contrario en enfermos 
· inapetentes hay que suprimir el alimento 
sólido hasta que apetezca. 
A los enfermos que sientan sed no hay 
que regatearles el agua o el zumo de 
frutas. 
A los enfermos obesos debe hacérseles 
ayunar valientemente. Y en el caso de los 
flacos hay que alimentarlos -Cuando el 
cuadro del proceso febril lo permite­
con cocimientos de semillas de legumbres 
secas, cereales, frutas oleaginosas, miel, 
mantequilla y requesón. 
En el proceso febril es importante 
tener en cuenta la combinación correcta 
de los diferentes alimentos. Se aconseja la 
monodieta. 
La cantidad de alimento en cada vez y 
la del número de veces son cuestiones de 
importancia. Conviene guiarse por la di­
gestión realizada. 
Naturalmente eJ paso del ayuno a la 
alimentación semisólida o sólida debe 
siempre hacerse gradualmente. Pasando 
del ayuno a la dieta líquida, semisólida y 
sólida en intervalos de 24 a 48 horas. 
En ciertos casos de enfermos con pre­
dominio histolítico conviene recurrir a 
alimentos nitl:ogenados. En algunos pa­
cientes que _presentan crisis agudas con­
viene administrar cuidadosamente cier­
tos excitantes, para evitar la aparición de 
síntomas de difícil control (cansancio ex­
cesivo, delirio furioso). 
En algunas ocasiones en las que se 
presenta una. reagudización del proceso 
febril hay que volver a la dieta líquida y al 
ayuno. 
APLICACIONES 
TERAPÉUTICAS DE lA 
FIEBRE 
Los efectos beneficiosos de la 
hipertermia provocada o espontánea en 
enfermos afectados de procesos infeccio­
sos, reumáticos o tumorales se conocen 
desde finales del siglo XIX. 
A la técnica terapéutica que utiliza la 
elevación de la temperatura corporal para 
desencadenar una respuesta específica e 
inespecífica del sistema inmunitario y la 
puesta en marcha de los diferentes 
emunotorios primarios y secundarios se 
le denomina P iretotera p i a o 
Hipertermoterapia. La elevación de la 
temperatura corporal se consigue me­
diante la inoculación de determinados 
gérmenes patógenos o exposición del 
organismo a una fuente CÍe calor controla­
da y regulada para tal fin. 
Ya en 1893 el cimjano W.B. Coley del 
Memorial Hospital de Nueva York obtu­
vo cierto éxito en el tratamiento de pa­
cientes cancerosos por medio de 
inoculaciones de bacterias vivas. Ello ani­
mó a Coley a desarrollar poqteriomente 
vacunas con bacterias muertas en lugar 
de vivas para aminorar los efectos infec­
ciosos que la inoculación producía. Pero 
la explicación científica de los resultados 
favorables de ese tipo de tratamiento no 
llegó hasta el año 1943, cuando se pudo 
identificar el componente activo de las 
bacterias Gram-negativas y comprobar 
que su endotoxina podía producir efec­
tos tanto beneficiosos como perjudiciales 
(21). 
Y por citar otro ejemplo del valor 
terapéutico inherente a ciertos procesos 
infecciosos -o a los mecanismos de res­
puesta que tales procesos ponen en mar­
chaC'J - ahí está el neuropsiquiatra J . 
Wagner]auregg, Premio Nobel en Medi­
cina y Fisiología de 1927 por sus trabajos 
en el campo de las enfermedades 
neurológ i c a s , q u i e n mediante 
inoculaciones de malaria terciana en en­
fermos con parálisis progresiva y de 
tuberculina en enfermos psicóticos con­
siguió detener el avance de los cuadros y 
en algunos casos mejorar el estado de los 
pacientes (22). 
Experimentos de laboratorio demos­
traron que la infección por el bacilo 
Calmette-Guerin limitaba el crecimiento 
tumoral en ratones (BENACERRAF B, 
1959). También se ha observado que 
ciertos tumores malignos acusan clara­
mente la influencia del calor (ISSELS R, 
1985). A partir de 42,5° C se produce la 
explosión de las células tumorales (23). 
C iertas enfermedades como la 
neurosífilis, la brucelosis crónica, la go­
nococia, la uveítis, la artritis reumatoide, 
las neumococias y las criptococias res­
ponden favorablemente a la hipertemia 
provocada que viene aplicándose como 
terapia desde hace tiempo (HARRISON, 
1973) (24). 
Natura Medicatrix. Verano 1992 (nQ 30) 31 
En la actualidad se ha abandonado 
casi del todo, sin saber porqué, este siste­
ma terapéutico cuya acción está fuerte­
mente basada en mecanismos fisiológi­
cos. 
Indicaciones, 
contraindicaciones y efectos 
secundarios 
Como toda técnica terapéutica, la 
Hipertermoterapia tiene sus indicaciones, 
contraindicaciones y efectos secundarios. 
La Piretoterapia está indicada en : 
• Ciertas displasias, metaplasias y 
neoplasias. 
• Inflamación de la mucosa respirato­
ria. 
• Inflamación de la mucosa de vías 
urinarias. 
• Inflamación ele la mucosa genital. 
• Inflamación ele las serosas, incluyen­
do la sinovial ¡¡rticular. 
• Inflamación ele la fibra nerviosa mie­
línica. 
• Insuficiencia endocrina. 
• Ciertas metabolopatías. 
En cambio la Piretoterapia está con­
traindicada en: 
• Estados de Insuficiencia de órganos 
principales. 
• Neoplasias en fase terminal. 
• Disritmias cardíacas. 
• Ciertas insuficiencias venosas. 
32 Natura Medicatrix. Verano 1992 (n9 30) 
• Estados ele baja energía orgonómica. 
• Estados ele desnutrición. 
• Algunos estados epilépticos. 
La Piretoterapia produce los siguien­
tes efectos secundarios: 
• Puede desencadenar clescom­
pensación en órganos principales. 
• Puede desencadenar estadoso sig­
nos delirantes. 
• Puede descargar los depósitos ele 
proteína almacenada. 
• Puede provocar la aparición del 
herpes labial. D 
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Hipertermoterapia desencadena una respuesta 
inmunitaria específica similar a la que 
desencadena la administración de vacunas. 
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