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La música como una herramienta terapéutica 
en medicina
Music as a therapeutic tool in medicine
Marcelo Miranda C.1, Sergio Hazard O.2 y Pablo Miranda V.3
Music is a powerful stimulus to our brain and not only an excellent source of enjoyment, learning 
or relaxing. During the last 20 years there is new considerable evidence of the extensive neural 
circuits involved in music processing and the morphologic, neurochemical and electrophysiological 
changes that music can induce. Our population is aging and there will be an increase in the 
prevalence for neurodegenerative conditions like dementias that still have no cure. There is 
consequently an urgent need to develop treatments and activities that may alleviate the symptoms 
of dementia. Accumulating evidence shows that persons with dementia enjoy music, and their 
ability to respond to music is potentially preserved even in the late or severe stages of dementia 
when verbal communication may have ceased. Even though the diverse studies reporting benefits 
of music therapy in conditions such as Dementia, Parkinson, Epilepsy, Cancer, etc. have important 
methodologic flaws, Music can have a role as a therapeutic tool in these conditions. Herein, we 
analyze the current evidence that may support the use of Music in different conditions in Medicine.
Key words: Music, music therapy, neurorehabilitation, brain.
Rev Chil Neuro-Psiquiat 2017; 55 (4): 266-277
artículo de reVISIón
Recibido: 20/07/2017
Aceptado: 10/10/2017
Articulo sin financiamiento. Sin conflictos de interés en presente trabajo.
1 Departamento Neurología, Clínica Las Condes.
2 Tecnólogo en Sonido y Musicoterapeuta, Universidad de Chile.
3 Ingeniero en Sonido, Magíster en Sonido y Vibraciones.
REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2017; 55 (4): 266-277
“La Música... me ha ayudado a volverme hacia mi 
mismo para descubrir nuevas cosas, el tipo de cosas 
que he buscado en vano en la vida, por ejemplo en 
viajes; ese deseo se renueva en mí constantemente al 
escuchar música”.
Marcel Proust
Introducción
La música es una importante fuente de entrete-nimiento, aprendizaje y bienestar en nuestras 
vidas, así como un estímulo poderoso para nuestro 
cerebro1. Con el advenimiento de nuevas técnicas 
de neuroimágenes como la Resonancia Magnética 
funcional por ejemplo (RNM funcional), se está 
empezando a entender qué sucede en un cerebro 
normal cuando escuchamos, interpretamos, pen-
samos y sentimos la música, y cómo puede mo-
dificarse la estructura y función del cerebro con el 
entrenamiento musical y la experiencia. 
 En un cerebro normal existe una amplia red 
de zonas involucradas con la percepción auditiva, 
procesamiento del lenguaje, atención y memoria 
de trabajo, memoria episódica y semántica, fun-
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ción motora, emociones y circuitos de recompensa 
asociadas con el procesamiento de la música que 
oímos2. Esta amplia red incluye áreas en forma bi-
lateral como regiones temporal, frontal, parietal, ce-
rebelo, límbicas y paralímbicas respectivamente3-7. 
A través del tiempo y la historia, tanto la medi-
cina como la música han contribuido al desarrollo 
del ser humano. Ambas influyen en el organismo, 
en las emociones y la conducta, y son, por lo tanto 
susceptibles de ser utilizadas con fines de mejora-
miento de la condición humana y su unión origina 
una disciplina profesional que se ha denominado 
musicoterapia, es decir, terapia a través de la mú-
sica.
Para el musicoterapeuta norteamericano 
Kenneth Bruscia, “musicoterapia es un proceso 
constructivo en el cual el terapeuta ayuda al pa-
ciente a mejorar, mantener o restaurar un estado 
de bienestar, utilizando como fuerza dinámica de 
cambio experiencias musicales y las relaciones que 
se desarrollan a través de ellas”47.
Durante la última década ha surgido gran in-
terés en utilizar la música como herramienta tera-
péutica en la rehabilitación neurológica, y se han 
desarrollado nuevos métodos basados en música 
para mejorar déficits tanto motores, cognitivos, de 
lenguaje, emocional y social en personas afectadas 
por diversas condiciones, en distintas etapas de la 
vida. Así por ejemplo se ha usado musicoterapia 
en niños y adolescentes que padecen de autismo 
y dislexia8,9, en tanto en adultos y adultos mayo-
res afectados de accidente vascular encefálico3,10, 
enfermedad de Parkinson11,12, demencias13,14 y 
epilepsias15. 
En esta revisión analizamos la información 
actual sobre el uso de la música como terapia 
complementaria, posibles mecanismos de acción y 
el espectro de algunas condiciones médicas en que 
puede tener una aplicación favorable. 
Aspectos históricos
La palabra música proviene del griego y signifi-
ca “Arte de las Musas”.
Ya desde tiempos remotos existe información 
de cómo la música puede modificar la conducta 
humana. Si revisamos la leyenda de Orfeo y Eurí-
dice por ejemplo, vemos que Orfeo, personaje de la 
mitología griega, hijo de Apolo y de la musa Calío-
pe, hereda de ellos el don de la música y la poesía. 
Cuando tocaba su lira, los hombres impresionados 
con su música se reunían para oírlo y pacificar su 
alma. De esa manera enamoró a la bella Eurídice 
y logró dormir al terrible Cerbero, cuando bajó al 
inframundo a intentar resucitarla.
Felipe V de Borbón (1683-1746), llamado el 
Animoso, rey de España desde el 15 de noviembre 
de 1700 hasta su muerte, primer monarca de la 
dinastía Borbón (su reinado de 45 años y 21 días es 
el más dilatado de la monarquía hispánica), sufría 
de severas depresiones. Para intentar curarlo, la 
esposa del rey contrata a Farinelli, sobrenombre 
por el que era conocido Carlo Broschi (1705-1782), 
cantante castrato italiano, uno de los más famosos 
del siglo XVIII, Farinelli le cantó al Rey durante 
semanas y logró mejorarlo de su severa depresión.
Johan Sebastián Bach compuso las bellísimas 
Variaciones Goldberg en 1741 por encargo (en 
1741) del clavecinista Johann Gottlieb Goldberg, 
para que el noble (de quien estaba a servicio), 
Herman Karl von Keyserlingk, conciliara el sueño 
y con resultados positivos.
Oliver Sacks (Figura 1), destacado neurólogo y 
escritor recientemente fallecido, ha sido uno de los 
MARCELO MIRANdA C. et al.
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Figura 1. Oliver Sacks (1933-2015). Neurólogo y escritor 
quien dio un gran impulso al uso de la musicoterapia. 
http://es.wikipedia.org/wiki/1683
http://es.wikipedia.org/wiki/1746
http://es.wikipedia.org/wiki/Espa%C3%B1a
http://es.wikipedia.org/wiki/15_de_noviembre
http://es.wikipedia.org/wiki/1700
http://es.wikipedia.org/wiki/Dinast%C3%ADa_Borb%C3%B3n
http://es.wikipedia.org/wiki/1705
http://es.wikipedia.org/wiki/1782
http://es.wikipedia.org/wiki/Cantante
http://es.wikipedia.org/wiki/Castrato
http://es.wikipedia.org/wiki/Italia
http://es.wikipedia.org/wiki/Siglo_XVIII
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grandes impulsores de la aplicación de la música 
en condiciones neurológicas como Parkinson y 
demencias, impulsando la creación de unidades de 
musicoterapia en hospitales en Estados Unidos16. 
Sacks describió en su libro “Despertares” cómo pa-
cientes parkinsonianos post-encefalíticos expuestos 
a música, lograron tener capacidad de movimiento 
impensable por su daño de base16.
En Chile, de acuerdo a lo señalado por la et-
nomusicóloga y antropóloga María Ester Greber, 
“Las diversas actividades desarrolladas en nuestro 
país que podrían incluirse en un contexto de te-
rapia y música surgen y evolucionan entre 1952 
y 1977”48.
Fue M. E. Greber quien en 1977 organizó el 
Primer Seminario Chileno de Musicoterapia, al 
amparo de la Facultad de Artes de la Universi-
dad de Chile y con el patrocinio de la Escuela de 
Graduados de la Facultad de Medicina Norte. En 
esa oportunidad se contó con la presencia del Dr. 
Rolando Benenzon, uno de los pioneros de la mu-
sicoterapia en América Latina.
En dicho seminario, además de las charlas ofre-
cidas por Benenzon, se desarrolló un seminario 
bibliográfico y un simposium de trabajos chilenos 
que através de mesas de trabajo abordaron la rela-
ción y aporte de la musicoterapia en el quehacer de 
diversas disciplinas como kinesiterapia, fonoaudio-
logía, fisiología, terapia ocupacional, psiquiatría, 
entre otras.
Desde entonces se han realizado eventos, cursos 
experienciales y teóricos que han puesto en eviden-
cia el creciente interés de profesionales y graduados 
en música, educación y ciencias de la salud por 
una especialización sistemática y una formación 
continua en esta área.
Desde la Universidad, la formación profesional 
del musicoterapeuta se inicia en 1999 gracias al 
esfuerzo de tres mujeres visionarias: Mimí Ma-
rinovic, Valeska Sigren y Susan Bauer quienes, 
gracias al impulso y apoyo del entonces decano de 
la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, Sr. 
Luis Merino, crearon el Curso de Especialización 
de postítulo en Musicoterapia, que ya lleva 17 años 
impartiéndose en la Escuela de Postgrado de esta 
casa de estudios.
La orientación inicial de este programa, sentido 
que se mantiene hasta el día de hoy, es reconsiderar 
la importancia del arte en el crecimiento personal, 
en la transformación del dolor como experiencia 
de aprendizaje y en la libertad de cambio, y aplicar-
la como herramienta beneficiosa para el bienestar 
humano.
En noviembre de 2005, se funda la Asociación 
Chilena de Musicoterapia, ACHIM, recogiendo 
el anhelo de docentes y alumnos egresados del 
postítulo en Musicoterapia. Con el transcurrir del 
tiempo se han ido incorporando nuevos profesio-
nales y a la fecha, dicha asociación cuenta con más 
40 socios activos.
ACHIM junto con el ya mencionado postítulo, 
constituyen una instancia pública de representa-
ción de la musicoterapia en Chile.
Efecto en epilepsias
Es un hecho conocido que la música puede 
inducir un tipo particular de crisis epilépticas 
(epilepsia musicogénica), originadas en el lóbulo 
temporal1, pero menos conocido es el efecto con-
trario. Desde 1993 en adelante diversos autores 
como Rauscher, Hughes, Li y los autores de esta 
revisión han descrito cambios positivos inducidos 
por la música de Mozart en aminorar las descar-
gas epilépticas en pacientes con epilepsias graves 
como el síndrome de Lennox-Gastaut y status no 
convulsivo17-20. El mecanismo de acción no está 
aclarado, pero se postula una mejor sincronización 
de la actividad eléctrica cerebral. Esto sucede en 
especial con la música de Mozart, pero también 
está descrito en menor manera con obras de Bach, 
Beethoven y Haydn18. 
Para autores como Thaut y Sarkamo, no es un 
tipo específico de música que puede llevar a estos 
cambios favorables sino la música en sí misma2,3,21. 
En nuestra experiencia, la reducción de actividad 
epiléptica pudo objetivarse incluso estando el 
paciente en coma en un estado epiléptico no con-
vulsivo refractario (Figura 2), lo que sugiere que la 
música actúa no necesariamente a través del nivel 
de alerta o emociones sino también influenciando 
directamente la corteza cerebral. 
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Efecto en accidente vascular encefálico
En la rehabilitación del ictus, se ha usado músi-
ca como parte de la rehabilitación y de la terapia de 
lenguaje, para lograr recuperar la función motora 
y el lenguaje respectivamente22,23. 
La experiencia más importante en accidente 
vascular, es la de Sarkamo y cols3, quienen comuni-
caron una serie de pacientes con accidente vascular 
reciente expuestos ya sea a música, audiobooks, o 
rehabilitacion corriente, por 2 meses, y demos-
traron mejorías cognitivas y funcionales incluso 
6 meses posteriores al término de la intervención.
La terapia de entonación que se mencionará 
más adelante puede ayudar en la recuperación de 
afasias no fluentes23.
Efectos en funciones cognitivas y 
en demencia
Existe evidencia en estudios en sujetos sanos, 
que escuchar música que les sea agradable, puede 
mejorar transitoriamente el desempeño en pruebas 
de habilidades temporo-espaciales24, de atención25, 
fluencia verbal26 y creatividad25.
Estudios controlados randomizados en pacien-
Figura 2. Registro electroencefalográfi-
co en un paciente en coma posterior a 
TEC grave en un estado epiléptico no 
convulsivo refractario: A) se aprecia 
importante actividad epiléptica bila-
teral; B) se aprecia la reducción de la 
actividad anormal al utilizar música a 
través de audífonos al paciente incons-
ciente; el retiro de la música provocó 
inicialmente la reaparición del registro 
anormal en A. El paciente inició una 
recuperación con el uso diario de la 
música.
A)
B)
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tes con demencia, han mostrado que el empleo 
de terapia musical o ejercicios basados en música, 
mejora en forma global la cognición y fluencia 
verbal27,28. Sin embargo, muchos de estos ensayos 
adolecen de problemas metodológicos y según la 
última revisión sistemática disponible (año 2011), 
no es posible concluir con certeza un beneficio13. Si 
bien la calidad de estudios más recientes ha mejo-
rado y se han observado beneficios en el control de 
la agitación, ánimo, ansiedad y función cognitiva 
global14,29. Se sigue haciendo énfasis en la necesidad 
de mejores estudios y en un enfoque individual no 
grupal considerando las preferencias musicales del 
paciente. En uno de los mejores estudios recientes, 
Sarkamo y cols29 compararon en 89 pacientes con 
demencia leve, el cuidado estándar a cantar o a 
sesiones de escuchar música (semanalmente por 
10 semanas en su propio hogar con cuidadores). 
Los autores encontraron que la función cognitiva 
se mantenía o mejoraba en ambos grupos en que se 
usó música, además de una mejoría en calidad de 
vida. Una evaluación inmediata postintervención, 
mostró que las sesiones con música mejoraban la 
cognición en forma global (medida con Test Mini-
mental), la atención y funciones ejecutivas medida 
con una batería de función del lóbulo frontal29. Los 
pacientes que recibieron música se mostraron más 
orientados aún en un seguimiento a los 6 meses.
Los pacientes con demencia degenerativa tipo 
frontotemporal tienden a tener más dificultades en 
asociar emociones a la música que los con Alzhei-
mer así que el tipo etiológico de demencia también 
puede determinar la respuesta terapéutica14.
Se considera a la memoria musical ser inde-
pendiente de otros sistemas de memoria. De esto 
da cuenta la observación de que en la enfermedad 
de Alzheimer, más que en otros tipos de demencia, 
los pacientes conservan memoria musical. Sacks ha 
hecho notar que aún pacientes muy demenciados, 
pueden activarse al escuchar su música preferida1,16. 
Se ha asumido que ésto se debe a que las áreas de 
la memoria musical se afectan poco o sólo muy 
tardíamente en el proceso neurodegenerativo. En 
el año 2015, Jacobsen y cols.30 estudiaron 32 sujetos 
normales con RNM funcional expuestos a música 
desconocida, recién conocida y largo tiempo co-
nocida y confirmaron que las áreas que codifican 
la memoria musical ya conocida son el cíngulo 
anterior caudal y el área motora presuplementaria 
y mostraron también que estas áreas son las menos 
afectadas en el proceso patológico del Alzheimer. 
Efectos en dolor y ansiedad en 
enfermedades somáticas y cáncer
La música tiene un efecto bien documentado 
en aliviar ansiedad, depresión y el dolor en enfer-
medades somáticas31-33. Las respuestas que gatilla 
la música en estructuras que dan input dopami-
nérgico como el área tegmental ventral y el núcleo 
acumbens (parte del sistema límbico), como vere-
mos más adelante, sugieren que la música reduce 
el dolor al aliviar la ansiedad y distraer la atención 
de estímulos aversivos, ayudando a sobrellevar así 
el estrés emocional1,3.
El efecto en cáncer es promisorio: una revisión 
Cochrane que evaluó parámetros psicológicos y fí-
sicos en personas con cáncer, sugiere que la música 
puede tener efectos positivos en la ansiedad,ánimo, 
dolor y calidad de vida en pacientes afectados de 
cáncer34. Además, concluye que la música puede te-
ner un buen efecto en moderar la frecuencia cardía-
ca, respiratoria y la presión arterial. La mayoría de 
ensayos tuvieron, sin embargo, un alto sesgo, por lo 
que los resultados deben interpretarse con cautela. 
Efectos en enfermedad de Parkinson
Uno de los síntomas motores que no respon-
den a la terapia farmacológica ni quirúrgica en la 
enfermedad de Parkinson (EP), es el trastorno de 
la marcha, en especial congelamiento (“freezing 
de la marcha”). Dispositivos como el uso de un 
metrónomo que marca ritmos, puede ayudar a 
compensar este refractario síntoma. Recientemente 
se ha descrito que practicar bailes como el tango, 
ayuda a sobrellevar esta manifestación12. 
Posibles mecanismos de acción 
Sólo en los últimos años se están dilucidando 
los mecanismos neurales que dan cuenta del efecto 
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beneficioso de la música en la cognición. La ma-
yoría de estudios previos han atribuido este efecto 
a un efecto positivo en el ánimo o un aumento 
en el estado de alerta o de atención, ya que dada 
la gran variedad de beneficios reportados parece 
un mecanismo plausible. La música tendría un 
efecto más bien general y no específico en mejorar 
aspectos cognitivos lo que está de acuerdo con la 
“hipótesis del alerta y ánimo” de Thompson24. 
Este autor postula que todo estímulo placentero, 
como la música, que induzca un ánimo positivo y 
aumente la alerta puede mejorar el desempeño de 
tareas cognitivas.
Estudios recientes en animales y de neuroimá-
genes funcionales en humanos han permitido tener 
más información sobre los mecanismos neurales 
involucrados en estos efectos. Escuchar música 
placentera activa una red compleja interconectada 
de regiones tanto corticales como subcorticales, 
que incluyen el estriado ventral, núcleo acumbens 
(NAc), amígdala, ínsula, hipocampo, hipotálamo, 
área tegmental ventral (ATV), cíngulo anterior, 
corteza órbito-frontal y prefrontal ventral me-
dial35-37. La ATV produce dopamina y tiene cone-
xiones directas a estructuras como locus ceruleus 
(LC), amígdala, hipocampo, cíngulo anterior y 
corteza prefrontal3. Las respuestas de ATV y NAc 
se relacionan a la supresión de estímulos aversivos 
y al dolor37, lo que da cuenta del efecto beneficioso 
de la música en el manejo del estrés, mientras LC 
y el hipotálamo regulan la alerta. En conjunto, el 
sistema dopaminérgico es crucial en la regulación 
del alerta, emociones, recompensa, motivación, 
memoria, atención y funciones ejecutivas38.
En estudios en animales, escuchar música lleva 
a mayor producción de dopamina en el cerebro39,40. 
Este aumento de dopamina directamente potencia 
en sujetos sanos la alerta, mejora velocidad de pro-
cesamiento de información, atención, memoria41 
y también el funcionamiento cognitivo global en 
pacientes con falla cognitiva3.
Estudios en modelos animales de accidente 
vascular isquémico, en que se les ha expuesto a 
un ambiente rico en música, han mostrado que la 
música induce variados cambios estructurales en 
el cerebro lesionado llevando a un menor volumen 
de tejido dañado, mayor arborización dendrítica, 
mayor producción de factor neurotróficos con 
mayor neurogénesis y aumento de la circulación 
cerebral42,43. Es destacable que la exposición a la 
música aumenta la plasticidad cerebral potencian-
do la neurogénesis en el hipocampo44, modifica la 
expresión de receptores para glutamato en corteza 
auditiva y en el cíngulo anterior3, aumentando 
especialmente los niveles de factores neurotróficos 
derivados del cerebro (BDNF) en el hipocampo45 
y en hipotálamo46. Se piensa que los cambios en la 
transmisión glutamatérgica en el área periférica al 
infarto y el aumento de BDNF3, son mecanismos 
muy importantes que contribuyen a la recupera-
ción de un accidente vascular encefálico. 
La terapia de entonación musical (TEM) descri-
ta hace 40 años como tratamiento de la afasia no 
fluente, está basada en la observación clínica de que 
los sujetos con este severo tipo de afasia pueden a 
menudo cantar frases que no pueden por otro lado 
hablar. La TEM aprovecha esta capacidad usando 
palabras o frases cantadas en 2 tonos para exagerar 
la prosodia natural del lenguaje. Esta terapia puede 
lograr beneficios en pacientes con severa afasia23: 
se han descrito cambios morfológicos en el fascí-
culo arcuato del hemisferio no dañado que es una 
estructura que conecta las áreas de Broca y Wer-
nicke que median la expresión y comprensión del 
lenguaje respectivamente. Empleando Resonancia 
Magnética se objetivó un aumento de volumen 
del fascículo arcuato, luego de la terapia lo que da 
cuenta in vivo de los cambios morfológicos indu-
cidos por la música.
Musicoterapia
La musicoterapia como especialidad surge a 
mediados del siglo XX, en países como Inglaterra 
y Estados Unidos. En el VIII Congreso Mundial 
realizado en Hamburgo, Alemania, en 1996, la 
Federación Mundial de Musicoterapia la definió 
así: “Musicoterapia es la utilización de la música 
y/o de sus elementos (sonido, ritmo, melodía y 
armonía) por un musicoterapeuta calificado con 
un paciente o grupo, en un proceso creado para 
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facilitar y promover comunicación, aprendizaje, 
movimiento, expresión, organización y otros obje-
tivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las 
necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales 
y cognitivas. La musicoterapia tiene como fin de-
sarrollar potenciales y/o restaurar las funciones del 
individuo de manera tal que éste pueda lograr una 
mejor integración intra y/o interpersonal y, con-
secuentemente, una mejor calidad de vida a través 
de la prevención, rehabilitación y tratamiento”16.
En términos generales, cinco son las orientacio-
nes prevalentes en el campo de la musicoterapia. 
Aunque existen diferencias entre estos enfoques, 
es importante destacar que todos ellos se basan en 
premisas racionales donde es posible hallar el ori-
gen de algunas hipótesis que sustentan los concep-
tos de terapia, enfermedad y música, su afinidad 
a determinadas tradiciones dentro de la filosofía 
de la ciencia y la hipótesis fundamental acerca del 
concepto de ser humano.
En primer lugar, está la musicoterapia basada 
en el modelo biomédico, donde el ser humano es 
considerado como un organismo (biología), la mú-
sica se convierte en un fenómeno acústico (física) y 
su influencia se transforma en un asunto de cómo 
la frecuencia y amplitud (música) afectan nuestras 
reacciones autónomas (emociones). Desde este 
punto de vista, los efectos de la música se intentan 
explicar señalando las modificaciones corporales 
o fisiológicas que ocurren simultáneamente con la 
experiencia musical o aplicando la teoría neuro-
psicológica sobre música y hemisferios cerebrales 
para demostrar que la música, al utilizar otras vías 
neuronales de comunicación, puede acceder a zo-
nas del cerebro que aún estén funcionando.
Luego está la musicoterapia analítica, aquí 
subyace el concepto freudiano de la música como 
un lenguaje emocional capaz de esquivar el Yo y 
remover asociaciones y conflictos inconcientes. 
Desde este enfoque, la música es considerada como 
un lenguaje no-verbal y el ser humano es frecuen-
temente tratado como una unidad aislada donde la 
música podría servir al objetivo de activar y canali-
zar impulsos e instintos (sublimación).
La musicoterapia basada en la teoría del apren-
dizaje emplea la música como elemento reforzador 
y se ocupa de su función como variable indepen-
diente que actúa sobre variables dependientes, en 
pos de objetivos de aprendizaje y modificación 
comportamental. Su concepción de ser humano 
armoniza con el ideal positivista de la ciencia y 
también lo define como un organismo.
También la musicoterapia basada en la psico-logía humanista-existencial, la que pone el énfasis 
en el carácter lingüístico o comunicacional de la 
música, en su cualidad viva e improvisada, supone 
que la música contiene o representa emociones 
que son comunicadas o transmitidas al oyente. 
Dentro de esta orientación, se da mayor impor-
tancia a la música como símbolo y a la creación 
de un mensaje polisémico a través de ella. El ser 
humano es considerado como un sujeto actuante 
con las mismas posibilidades que el terapeuta de 
influenciar los procesos musicales; se acentúan 
aspectos como su lenguaje y pensamiento, su 
capacidad de opción y responsabilidad, su creati-
vidad y autoconfianza; así como su habilidad para 
comunicarse a través de símbolos, de autoorgani-
zación, de experimentar vivencias máximas y de 
autorealización y la musicoterapia en relación a 
la teoría de la comunicación, la que argumenta y 
apoya el valor de la improvisación musical antes 
de que sea traducida a cualquier otro postulado 
terapéutico. Utiliza los conceptos básicos de la 
teoría de la comunicación, tales como código, re-
dundancia, puntuación, contexto y representación 
para ayudar al musicoterapeuta a establecer una 
visión más clara y detallada de su trabajo. Desde 
esta orientación, la improvisación musical se in-
terpreta como una forma de proto-comunicación 
que sienta las bases para la comunicación e interac-
ción en general; en el contexto musicoterapéutico, 
implica el aprendizaje de un código musical, una 
forma de ejercitar el “ver desde la perspectiva del 
otro” y una posibilidad de moverse entre diferentes 
niveles de experiencia. Para esta teoría, la música es 
tratada como una forma de interacción social que 
precede a la modalidad verbal de comunicación y 
el ser humano es definido como un ente social, que 
vivencia, improvisa y actúa49.
Finalmente, es importante destacar la labor del 
Center for Biomedical Research in Music (CBRM) 
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at Colorado State University en los Estados Unidos, 
donde ha sido fundamental la contribución de sus 
directores Dr. Michael H. Thaut, PhD y Dr. Gerald 
C. McIntosh, MD y colaboradores.
Este Centro esta constituido por tres áreas: 
La Academia de formación en Musicoterapia 
Neurológica, los Laboratorios de Investigación 
en Neurociencia y las Clínicas de Musicoterapia 
Neurológica que consisten en grupos de terapeutas 
físicos y musicoterapeutas neurológicos enfocados 
en el servicio a la comunidad local portadora de 
algún déficit motor y/o de movilidad producto de 
un AVE u otra enfermedad neurológica como el 
Parkinson. 
Las investigaciones del CBRM han facilitado 
el desarrollo de la Musicoterapia Neurológica 
(MTN) como un nuevo sistema de tratamiento 
que se define como la aplicación terapéutica de 
la música en disfunciones cognitivas, sensoriales 
y motoras, debido a enfermedades neurológicas.
La MTN se basa en un modelo de neurociencia 
de la percepción y producción musical, y la in-
fluencia de la música en los cambios funcionales 
en el cerebro no-musical y en funciones del com-
portamiento.
Las técnicas de tratamiento están basadas en la 
evidencia de datos de investigaciones científicas y 
clínicas, y se dirigen a objetivos terapéuticos fun-
cionales no-musicales y están estandarizadas en 
su terminología y aplicación, y se emplean en la 
terapia como intervenciones musicales terapéuti-
cas (IMT), las que son adaptadas a las necesidades 
funcionales del paciente50.
Experiencia de musicoterapia en 
enfermedad de Parkinson 
A modo de ejemplo podríamos citar una 
experiencia de intervención musicoterapéutica 
realizada por Sergio Hazard, musicoterapeuta de 
la Universidad de Chile, durante el proceso de 
rehabilitación neurológica de un paciente (M) con 
enfermedad de Parkinson idiopática perteneciente 
al Servicio de Fisiatría del Instituto Nacional de 
Geriatría de la ciudad de Santiago.
Los objetivos planteados para la intervención 
fueron contribuir en la prevención, promoción 
y rehabilitación de la salud del paciente en los 
aspectos de: Funcionalidad, emocionalidad y 
sociabilización. Este proceso se llevó a cabo en 
dieciséis sesiones individuales (2 meses y 8 días) 
en el 2006.
La metodología musicoterapéutica utilizada fue 
la estimulación rítmica auditiva51, que ha demos-
trado tener efectos beneficiosos en los parámetros 
espacio temporales de la marcha (velocidad, caden-
cia, largo y ancho del paso) y métodos receptivos 
y activos de musicoterapia, audición de músicas 
significativas e improvisación musical, respectiva-
mente; que contribuyen a mejorar la funcionali-
dad, depresión, relaciones intra e interpersonales, 
integración y calidad de vida del paciente.
Al finalizar la experiencia de intervención con el 
paciente M, se observaron los siguientes resultados 
respecto a los objetivos planteados:
1. Objetivo relacionado con la 
funcionalidad
Se observó una clara mejoría en la funcionali-
dad de la marcha, sobre todo en aspectos como: 
velocidad, cadencia, largo y amplitud del paso, 
giros, cambios de dirección y transferencias de un 
punto a otro.
También, se percibió una mejora en el equili-
brio y disminución en el riesgo de caída. Testimo-
nio referido por el cuidador (esposa del paciente). 
De las 2 a 3 caídas por semana, se pasó a ninguna 
dentro de los 2 meses y 8 días que duró el proceso. 
Estos resultados fueron avalados por la apli-
cación de la Escala de Valoración de la Marcha y 
Equilibrio, Tinetti; test que fue tomado la penúl-
tima sesión en el gimnasio por el kinesiólogo del 
Servicio obteniéndose niveles dentro del rango 
de lo normal (26/28; punto de corte ≤ 20 sugiere 
riesgo de caída).
Este punto es relevante, ya que un objetivo 
principal en la rehabilitación geriátrica es mantener 
y/o mejorar la funcionalidad en el paciente. Ade-
más, la preservación de la marcha es un requisito 
muy importante para conservar la calidad de vida 
del adulto mayor.
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2. Objetivo relacionado con la 
emocionalidad
Se distinguió una mejoría en el estado de 
ánimo general del paciente y un fortalecimiento 
de su autoestima. Al parecer el proceso musico-
terapéutico, le permitió satisfacer la necesidad de 
seguir integrado al mundo, de mantener su indivi-
dualidad y crear un puente de comunicación entre 
sí mismo y su entorno, traspasando las barreras 
impuestas por el carácter crónico y progresivo de 
la enfermedad.
3. Objetivo relacionado con la 
sociabilización
Se advirtió un aumento en la motivación y 
disposición hacia nuevas tareas y aprendizajes 
propuestos. Esta observación fue avalada por la fo-
noaudióloga y terapeuta ocupacional del Servicio.
Un logro importante, fue el fortalecimiento de 
la relación paciente-cuidador. La esposa se consti-
tuyó como un buen apoyo social.
¿Qué dijo el equipo terapéutico?
Con respecto a la interacción y conversaciones 
con el equipo terapéutico se pudo observar lo si-
guiente:
1. Tienen nociones básicas acerca de lo que es la 
musicoterapia y su utilidad en el área de la sa-
lud.
2. Buena disposición a incorporar la musicotera-
pia como parte del proceso de rehabilitación, 
en las etapas tempranas de la enfermedad (in-
tervención temprana).
3. Destacaron y percibieron un logro en la motiva-
ción del paciente y una buena disposición hacia 
la actividad.
4. Perciben una incidencia positiva de la musico-
terapia en la funcionalidad de la marcha.
5. Se percibe una necesidad de mayor información 
(estudios) y difusión acerca de la musicoterapia.
Finalmente, es importante mencionar y hacer 
la distinción que la música, como parte inherente 
de la ocupación humana, es utilizada como he-
rramienta y un recurso de salud en diversos con-
textos tanto comunitarios como de salud mental, 
geriátricos y terapéuticos, entre otros; su simple 
incorporación no implica necesariamente abordar-
la desde un encuadremusicoterapéutico, ya que la 
música en sí misma, favorece espacios armónicos 
de convivencia, contribuye al bienestar y relajación 
general, y es un poderoso medio social. Sin embar-
go, cuando la musicoterapia es incorporada como 
tal, la música es comprendida y utilizada desde la 
identificación de sus componentes como el sonido, 
ritmo, melodía, armonía e incluso el silencio, y se 
establece un encuadre musicoterapéutico que in-
volucra en su estructura base: la derivación (ética 
de competencia), evaluación, el establecimiento de 
objetivos o metas, el uso de métodos terapéuticos 
de acuerdo al contexto y un setting instrumen-
tal básico, generando instancias de compartir la 
experiencia, así como el establecer una relación 
musical y de vinculación individual o grupal, con 
límites terapéuticos bien claros y definidos. Todo 
lo anterior realizado por un profesional formado y 
calificado en la especialidad que sostiene y conduce 
el proceso musicoterapéutico.
Por lo tanto, al día de hoy aplicar música en la 
neurorrehabilitación de pacientes, aparece como 
un recurso económico, asequible, con evidencia 
científica que puede ser de ayuda en el manejo de 
diversas condiciones médicas para cuales aún existe 
bastante limitación de la terapéutica actual. Pensa-
mos que debería existir musicoterapia en Unidades 
de Rehabilitación en los servicios de salud públicos 
y privados del país, y fomentarse el desarrollo de 
esta especialidad. 
LA MúSICA COMO UNA HERRAMIENTA TERAPéUTICA EN MEdICINA
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Resumen
La música no es sólo una fuente de entretención y conocimiento, sino que puede convertirse en 
una herramienta terapéutica complementaria, ante una serie de condiciones médicas en las cuales 
hay claras limitaciones en la terapia actual. En las últimas dos décadas hay mayor conocimiento 
de las redes neurales involucradas en el procesamiento musical y de los cambios humorales, 
electrofisiológicos e incluso estructurales, que la música puede inducir en nuestro cerebro. Si 
bien aún existe poca evidencia sobre la eficacia de la música como terapia complementaria 
en trastornos como: Demencias, Parkinson, epilepsias, cáncer, entre otros, hay información 
promisoria que revisaremos en este artículo. Implementar Musicoterapia en la atención de 
Salud surge como una alternativa de bajo costo e inocua, que puede mejorar la calidad de vida 
de los pacientes. 
Palabras clave: Música, musicoterapia, neurorehabilitación, cognición, demencia.
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