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La_circulacion_del_conocimiento_y_las_re

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Revista del Departamento de Historia y Geografía
Vol. 13 Nº 27
Julio-Diciembre de 2009
Bogotá D.C. Colombia 
ISSN 0122-5197
Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de Ciencias Sociales
Departamento de Historia y Geografía
Rector
Joaquín Sánchez García S.J.
Vicerrector Académico
Vicente Durán Casas S.J.
Vicerrector Administrativo
Roberto E. Montoya Villa
Vicerrector del Medio Universitario
Antonio José Sarmiento Nova, S.J.
Decana Académica
Consuelo Uribe Mallarino
Decano del Medio Universitario
Luis Alfonso Castellanos Ramírez, S.J.
Director del Departamento de Historia y Geografía
Director de la Revista
Óscar Saldarriaga Vélez
Editor
Óscar Saldarriaga Vélez, Ph.D.
Editores Invitados
Stefan Pohl-Valero, Ph.D.
Matiana González Silva, Ph.D.
Consejo de Redacción
Óscar Guarín, M.A.
Abel López, M.A.
Álvaro Augusto Oviedo Hernández, Ph.D.
Amada Carolina Pérez, M.A.
Stefan Pohl-Valero, Ph.D.
Coordinador Editorial
Saúl Mauricio Rodríguez Hernández
27
Número monográfico
La circulación del conocimiento y las redes del poder: en la 
búsqueda de nuevas perspectivas historiográficas sobre la ciencia 
COMITÉ EDITORIAL
Alejandro Álvarez Gallego, Ph.D. 
Universidad Pedagógica Nacional (UPN) 
Bogotá, Colombia
Diana Bonnett Vélez , Ph.D.
Universidad de los Andes
Bogotá, Colombia
Jorge Cañizares Esguerra, Ph.D.
University of Texas 
Austin, Estados Unidos
Marta Herrera Ángel, Ph.D.
 Universidad de los Andes 
Bogotá, Colombia
Francisco Alberto Ortega Martínez, Ph.D.
Universidad Nacional de Colombia
 Bogotá, Colombia
Álvaro Augusto Oviedo Hernández, Ph.D.
Pontificia Universidad Javeriana 
Bogotá, Colombia
Guillermo Sosa Abella, Ph.D. 
Instituto Colombiano de 
Antropología e Historia (ICANH)
Bogotá, Colombia
COMITÉ CIENTÍFICO
Charles Bergquist, Ph.D. 
Universidad de Washington,
Estados Unidos
Herbert Braun, Ph.D.
Universidad de Virginia, 
Estados Unidos
Peter Burke, Ph.D.
Universidad de Cambridge,
Gran Bretaña
Guillermo Bustos , Ph.D.
Universidad Andina Simón Bolívar, 
Ecuador
Zamira Díaz López 
Universidad del Cauca,
Popayán, Colombia
Thomas Fischer, Ph.D.
Katholische Universität 
Eichstätt-Ingolstadt,
Eichstätt, Alemania
Miguel Ángel Gómez Mendoza 
Universidad Tecnológica, 
Pereira, Colombia
Michael LaRosa, Ph.D. 
Rhodes College, 
Estados Unidos
Manuel Lucena Giraldo, Ph.D.
Consejo Superior de Investigaciones 
Científicas (CSIC), 
Madrid, España
Gabriela Ossenbach Sauter, Ph.D.
Universidad Nacional de Educación 
a Distancia (UNED), 
Madrid, España
Héctor Publio Pérez Ángel 
Colegio Braulio González, 
Yopal, Colombia
Pablo Rodríguez Jiménez, Ph.D.
Universidad Nacional de Colombia, 
Bogotá, Colombia
Óscar Torres López 
Universidad Libre,
Barranquilla, Colombia
ÁRBITROS
Jon Arrizabalaga Valbuena, Ph.D.
Consejo Superior de Investigaciones 
Científicas (CSIC);
Álvaro Girón Sierra, Ph.D.
Consejo Superior de Investigaciones 
Científicas (CSIC);
Max Sebastian Hering Torres, Ph.D.
Universidad Nacional de Colombia;
Germán Mejía Pavony, Ph.D.
Pontifica Universidad Javeriana; 
Annette Mülberger Rogele, Ph.D.
Universidad Autónoma de Barcelona;
Agustí Nieto Galan, Ph.D.
Universidad Autónoma de Barcelona;
José Pardo Tomás, Ph.D.
Consejo Superior de Investigaciones 
Científicas (CSIC);
Stefan Pohl-Valero, Ph.D.
Pontificia Universidad Javeriana;
Olga Restrepo Forero, Ph.D.
Universidad Nacional de Colombia;
Las traducciones y correcciones de 
los resúmenes de este número 
estuvieron a cargo de 
Stefan Pohl-Valero,
 Matiana González Silva,
Álvaro Dias y 
Maarten Goosens 
Memoria y Sociedad está indexada 
en los siguientes índices, 
directorios y bases de datos: 
ANPUH/RS (Associação Nacional de 
História - Núcleo do Rio 
Grande do Sul)
HA (Historical Abstracts) 
AHL (Americal: History and life) 
LATINDEX (Sistema Regional de 
Información en Línea
 para Revistas Científicas de 
América Latina, el Caribe, España y 
Portugal –UNAM– México) 
OEI (Índices de revistas de la 
Organización de Estados 
Iberoamericanos)
PUBLINDEX (Índice de 
Publicaciones Seriadas Científicas 
y Tecnológicas Colombianas de 
Colciencias. Actualmente está en 
la categoría C).
Red ALyC, (Red de revista 
Científicas de América Latina, el 
Caribe, España y Portugal).
Fotogramas extraídos de la película 
"Ao Redor do Brasil. Aspectos do Interior 
e das Fronteiras do Brasil", dirigida 
por Thomaz Reis. 1932. 81 min. B/N
Editorial 
Pontificia Universidad Javeriana 
Coordinación de publicaciones 
periódicas: María Alejandra Tejada 
Gómez
Auxliliar de edición
Matilde Salazar Ospina
Corrección de estilo: 
Juan David González Betancur
Diseño y Diagramación:
Emilio E. Simmonds 
Imagen portada:
Óscar Guarín
Cra. 5a. Nº 39-00. Edificio 
Manuel Briceño S.J. tercer piso 
Tel: (57-1) 320 8320 Ext. 5885 – 5892 
Fax: (57-1) 338 4554
Correo electrónico: 
memoria.sociedad@javeriana.edu.co
Página Web:
www.javeriana.edu.co/Facultades/
C_Sociales/memoria/inicio/inicio.htm
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Reseñas
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Contenido
Presentación
La circulación del conocimiento y las redes 
del poder: en la búsqueda de nuevas 
perspectivas historiográficas sobre la ciencia
Matiana González Silva
Stefan Pohl-Valero
Experiencia y empirismo en el siglo XVI: reportes 
y cosas del Nuevo Mundo
Antonio Barrera Osorio
Cosmografía y astrología en Manila: una red
intelectual en el mundo colonial ibérico
Ana Cecilia Ávalos Flores 
¿Qué hay en un nombre? La Academia Colombiana 
de Historia y el estudio de los objetos arqueológicos
Héctor García Botero
Psicoanálisis y habitus nacional: un enfoque
comparativo de la recepción del psicoanálisis 
en Argentina y Brasil (1910-1950)
Mariano Ben Plotkin
Consanguinidad, sífilis, herencia y matrimonio: el lento 
advenimiento de la intervención médica 
en las leyes mexicanas del matrimonio
Fabricio González Soriano y Carlos López Beltrán
Recorriendo el cuerpo y el territorio nacional: instrumentos, 
medidas y política a fines del siglo XIX en México
Laura Cházaro García
La comunicación de la termodinámica. Física, cultura 
y poder en la España de la segunda mitad del siglo XIX
Stefan Pohl-Valero
Comunicar y comparar: la historia de la ciencia ante 
el localismo, la fragmentación y la hegemonía cultural
Néstor Herran y Josep Simon
Kertzer, David. Amalias’ Tale. A Poor Peasant, an Ambitious Attorney, 
and Fight for Justice. New York: Houghton Mifflin Company, 2008
Abel López
Quevedo, Emilio, et al. Historia de la Medicina en Colombia. Tomo I. 
Prácticas Médicas en Conflicto (1492 - 1782). Bogotá: Grupo Editorial 
Norma, 2007
Marietta Mejía de Mesa
Noticias y novedades bibliográficas
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Book reviews
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Content
Presentation
Matiana González Silva
Stefan Pohl-Valero
Experience and Empiricism in the 16th Century: 
Reports and Things of the New World
Antonio Barrera Osorio
Cosmography and Astrology in Manila: an Intellectual
Network in the Iberian Colonial World
Ana Cecilia Ávalos Flores 
What's in a name? The Colombian Academy of History 
and the Study of Archaeological Artifacts
Héctor García Botero
Psychoanalysis and National Habitus: a Comparative 
Approach to the Reception of Psychoanalysis 
in Argentina and Brazil (1910-1950)
Mariano Ben Plotkin
Consanguinity, Syphilis, Inheritance and Marriage: 
the Slow Emergence of Medical Intervention in 
Mexican Marriage Laws
Fabricio González Soriano y Carlos López Beltrán
Traveling through the Body and the National Territory: Tools,
Measures and Politics in the Late 19th Century in Mexico
Laura Cházaro García
The Communication of Thermodynamics. Physics, Culture and
Power in Spain in the Second Half of the 19th Century
Stefan Pohl-Valero
Communicating and Comparing: the Role of History of 
Science to Localism, Fragmentation and Cultural Hegemony
Néstor Herran y Josep Simon
Kertzer, David. Amalias’ Tale.A Poor Peasant, an Ambitious Attorney, 
and Fight for Justice. New York: Houghton Mifflin Company, 2008
Abel López
Quevedo, Emilio, et al. Historia de la Medicina en Colombia. Tomo I. 
Prácticas Médicas en Conflicto (1492 - 1782). Bogotá: Grupo Editorial 
Norma, 2007
Marietta Mejía de Mesa
News and New Books
Circulation of Knowledge of power:
In the Search of New Historiographical
erspectives on ScienceP
and Networks 
7
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101
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143
Resenhas
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167
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Sumário
Apresentação
A circulação do conhecimento e as redes
do poder: na busca de novas perspectivas 
historiográficas sobre a ciência
Matiana González Silva
Stefan Pohl-Valero
Experiência e empirismo no século XVI: relatórios 
e coisas do Novo Mundo
Antonio Barrera Osorio
Cosmografia e astrologia em Manila: uma rede 
intelectual no mundo colonial ibérico
Ana Cecilia Ávalos Flores 
O que há em um nome? A Academia Colombiana 
de História e o estudo dos objetos arqueológicos
Héctor García Botero
Psicanálise e habitus nacional: um enfoque 
comparativo da recepção da psicanalise na 
Argentina e Brasil (1910-1950)
Mariano Ben Plotkin
Consanguinidade, sífilis, herança e casamento: a lenta 
aparição da intervenção médica nas leis mexicanas 
do casamento
Fabricio González Soriano y Carlos López Beltrán
Percorrendo o corpo e o território nacional: instrumentos, 
medidas e política no final do século XIX no México
Laura Cházaro García
A comunicação da termodinâmica. Física, cultura 
e poder na Espanha da segunda metade do século XIX
Stefan Pohl-Valero
Comunicar e comparar: a história da ciência diante 
do localismo, a fragmentação e a hegemonia cultural
Néstor Herran y Josep Simon
Kertzer, David. Amalias’ Tale. A Poor Peasant, an Ambitious Attorney, 
and Fight for Justice. New York: Houghton Mifflin Company, 2008
Abel López
Quevedo, Emilio, et al. Historia de la Medicina en Colombia. Tomo I. 
Prácticas Médicas en Conflicto (1492 - 1782). Bogotá: Grupo Editorial 
Norma, 2007
Marietta Mejía de Mesa
Notícias e Novos Livros
La circulación del conocimiento y las redes del poder / Matiana González Silva / Stefan Pohl-Valero/ 7
Como cualquier otro sistema sociocultural, la cien-
cia no puede considerarse un ente aislado de los 
contextos en los que se produce, se recrea y se 
utiliza. No obstante, su historia ha permanecido 
tradicionalmente aislada de las visiones más 
integradoras sobre el pasado de las sociedades. 
Sea por el nacimiento mismo de la historia de la 
ciencia como disciplina, cultivada originalmente 
por los propios científicos interesados en 
construir sus mitos de origen, o por la pretendida 
singularidad de su objeto de estudio, actualmente, 
los historiadores de la ciencia tienen sus propias 
publicaciones, muchas veces departamentos 
universitarios específicos y hasta trayectorias 
académicas peculiares. Pero ello no significa que 
la ciencia no sea un componente fundamental 
de estructuras más amplias, ni que su influencia 
más allá de sus “fronteras” no resulte mucho más 
relevante de lo que, en muchos casos, podría 
deducirse a partir de la lectura de un tratado de 
historia “general”.
Presentar en espacios más amplios una especialidad 
que por lo general arma toldo aparte, está en 
el origen de la idea de organizar el presente 
dossier sobre historia de la ciencia para Memoria 
y Sociedad, precisamente una revista de historia 
general. Pero este no ha sido, ni de lejos, el único 
motivo. El monográfico intenta reflejar el gran 
dinamismo que está viviendo la historia de la 
ciencia en Colombia y América Latina en la ac-
 tualidad, así como las perspectivas que esta 
disciplina puede aportar para delinear nuevas 
vías de investigación que integren la ciencia 
como objeto de análisis en el ámbito general 
de las ciencias sociales y las humanidades, en 
beneficio de todos los involucrados.
El dossier tiene, pues, dos objetivos. Por un lado, 
hacer aportes significativos en el campo de la 
historia de la ciencia mismo, con un conjunto 
de trabajos centrados en América Latina y en el 
campo de influencia de la Corona española, que 
ofrecen novedades empíricas e historiográficas y 
contribuyen al entendimiento tanto de los casos 
específicos que presentan como a la dinámica 
general del decurso histórico de la ciencia. Por el 
otro lado, la idea ha sido ofrecer aproximaciones 
que permiten cruzar fronteras disciplinares y 
que buscan un diálogo más efectivo con otros 
historiadores y científicos sociales.
Por las características propias de su objeto de 
estudio, la tensión entre localidad y universalidad 
es un elemento clave en la historia de la ciencia. 
Lo es porque el conocimiento científico, para 
ser considerado como tal, aspira a ser válido 
en cualquier sitio e independientemente de 
cualquier circunstancia. Pero, al mismo tiempo, 
necesariamente es creado —y recreado— en 
lugares concretos. En cada uno de estos espa-
cios, los actores que dedican su tiempo a hacer 
ciencia están inmersos en tradiciones propias y 
rodeados de un entramado político, ideológico 
e intelectual en el que las teorías y las prácticas 
científicas sufren múltiples transformaciones. 
Esto configura diferentes colectivos que se 
relacionan e interactúan con teorías, prácticas, 
instrumentos y tradiciones. Entender las redes 
sociales subyacentes a la empresa científica 
resulta imprescindible, precisamente, para con-
formar una imagen completa de una actividad 
cuyo poder político deriva en buena parte de su 
pretensión de universalidad y objetividad.
Dentro de la historiografía de la ciencia reciente, 
uno de los aspectos más relevantes ha sido el reco-
 nocimiento de que la ciencia moderna es un 
elemento fundamental en la configuración de 
nuestras sociedades, mediante la articulación 
de discursos y prácticas relacionados no sólo 
con el conocimiento de la naturaleza sino 
La circulación del conocimiento y las redes del poder: en la búsqueda 
de nuevas perspectivas historiográficas sobre la ciencia
Presentación
8 / Vol. 13 / Nº 27 / julio - diciembre de 2009 
también con otros espacios de la vida social y 
política de una sociedad. Esta modificación de 
perspectiva ha permitido desplazar la mirada 
desde las grandes figuras y disciplinas científicas 
con mayúscula, para centrarse en fenómenos 
más complejos que incluyen, por ejemplo, las 
dimensiones política e ideológica de la ciencia 
o las diferentes interpretaciones que pueden 
hacerse de una misma teoría. Al mismo tiempo, 
se ha cuestionado la idea misma de que la ciencia 
moderna es un conocimiento universalmente 
válido que se difunde apaciblemente por todas 
las latitudes para un mejor entendimiento de los 
fenómenos naturales.
La tensión entre el carácter local y universal de la 
ciencia, por su parte, ha traído como consecuencia 
el situar los procesos comunicativos en el centro 
mismo del ojo del historiador, al entender que 
el conocimiento está en constante circulación 
entre diferentes lugares y actores diversos, 
que se lo apropian de manera distinta y que se 
retroalimentan mutuamente. Pensar y rastrear 
la ciencia desde la perspectiva de su circulación, 
entendida como un proceso que abarca tanto 
la comunicación como la apropiación, permite 
no sólo superar el viejo modelo de difusión y 
recepción pasiva de la ciencia, sino replantear 
conceptos historiográficos tradicionales, plante-
ar nuevas preguntas y entrever otros procesos 
mediante los cuales se ha forjado la ciencia 
moderna. Al mismo tiempo, abre las puertas 
para abordar el quehacer científico como una 
serie de prácticas situadas localmente, pero, a la 
vez, inmersas en sistemas mucho más amplios 
y observar cómo en cada espacio estas prácticas 
 han operado como una fuente de representacio-
nes y discursos sobre la verdad.
Este número monográfico está compuesto por 
estudios de caso que tienen en común el centrarse, 
precisamente, en la conformación de diferentes 
redes de conocimiento, así como en la manera en 
que la cienciase transforma y se construye en la 
medida en que circula entre diferentes espacios, 
ya sean geográficos, sociales o disciplinares y, de 
forma más general, entre el orden natural y el 
orden social.
Contra lo que pudiera parecer en un primer 
momento, no se trata de un dossier definido por
 el carácter “periférico” de los espacios en donde
 se sitúan sus estudios de caso, si bien Brasil, 
Colombia, Filipinas, España, México y Argen-
tina, generalmente han sido considerados como 
tales. No hemos querido oponer la periferia 
al centro y decir que, mientras en un espacio 
sucedía una cosa, en otro sucedía otra. Lo que 
hemos querido es que cada caso muestre un 
elemento importante en la conformación de la 
ciencia como empresa local con pretensiones 
universales. En este diálogo entre lo global y lo 
local creemos que radica el mayor aporte de los
 estudios que presentamos, abonando a la com-
prensión de uno de los grandes problemas para 
los historiadores de la ciencia: la manera como 
circula un conocimiento que, siendo producido 
en un lugar concreto, aspira a universalizarse y a 
ser aceptado como verdadero en cualquier lugar 
geográfico e institucional.
A pesar de que la periferia no ha sido la categoría 
rectora de estos estudios, es cierto también que 
concebir la ciencia como una serie de prácticas 
locales que, sin embargo, están inmersas en un 
sistema global, resulta especialmente relevante 
para aquellos lugares desprovistos de las que 
tradicionalmente se consideran las grandes fi-
guras de la historia de la ciencia moderna —léase 
Galileo, Newton o Darwin—, pero en donde no
 por ello la práctica científica ha tenido menor
 importancia ni elementos que les son estricta-
mente propios.
Así pues, los artículos aportan elementos para 
comprender mejor la naturaleza de la ciencia en 
diferentes espacios y períodos de tiempo y sacan 
a la luz su papel central en la configuración de los 
Estados modernos. La actividad científica se nos 
presenta, entonces, como elemento constitutivo 
en la definición de las identidades nacionales, 
los significados del progreso o la civilización, las 
relaciones de poder y los marcos conceptuales 
para entender y abordar la realidad social, entre 
otros aspectos relevantes.
Como ya apuntamos antes, los artículos enfatizan los 
procesos comunicativos del quehacer científico y 
la circulación del conocimiento entre diferentes 
lugares. El artículo de Antonio Barrera, que da 
inicio al dossier, deja claro, por ejemplo, cómo el 
envío a España de informes sobre la naturaleza 
La circulación del conocimiento y las redes del poder / Matiana González Silva / Stefan Pohl-Valero/ 9
del Nuevo Mundo en el siglo xvi, respondiendo 
tanto a los intereses comerciales de individuos 
concretos como a los de la Corona española en 
plena etapa de expansión imperial, sentaron las 
bases para el empirismo generalmente asociado 
con la Revolución Científica que, según la 
narración canónica, tuvo lugar en Inglaterra un 
siglo más tarde. El artículo cuestiona la noción 
misma de esta revolución y destaca el papel 
fundamental del encuentro de España con el 
Nuevo Mundo para el surgimiento tanto de una
 nueva epistemología empírica como de los espa-
cios institucionales que cobijaron estas novedosas 
prácticas basadas en la observación, tales como la 
Casa de Contratación de Sevilla.
El artículo de Ana Ávalos, que aborda las prácticas 
astrológicas entre un grupo de cosmógrafos 
afincados en Filipinas, trata también, sobre los 
intercambios de saberes en territorios conquis-
tados para España y sobre los intereses de la 
Corona conseguidos a través de la ciencia. El 
artículo analiza la coexistencia de la astrología 
 y otros campos del conocimiento, lo que, a su vez, 
arroja luz sobre el carácter histórico y dinámico 
 de las fronteras disciplinares. A partir de la recons-
 trucción de una microhistoria basada princi-
palmente en fuentes inquisitoriales, el texto de 
Ávalos rastrea los caminos del conocimiento y 
la formación de redes entre actores concretos 
que compartían determinadas circunstancias no 
sólo profesionales y de formación, sino también 
vitales, a lo largo del siglo xvii.
Dado que otro elemento rector de este número 
monográfico es el papel de la ciencia en el 
establecimiento de redes de poder, no es casual 
que el mayor peso lo tengan el siglo xix y 
las primeras décadas del xx, por cuanto de 
definitorio tuvo este período en el desarrollo 
de las nacientes naciones latinoamericanas. No 
es exagerado afirmar que, durante el siglo xix, 
la ciencia —y los científicos— jugaron un papel 
fundamental en la definición de conceptos 
como raza, nación, progreso o productividad, 
que, a su vez, permearon de manera profunda el 
pensamiento social y político de la época. Esto 
nos lleva a señalar otro aspecto fundamental que 
sale a la luz con los estudios de caso presentados 
en este monográfico, a saber, la interacción entre el 
conocimiento científico y los proyectos de nación 
de diferentes grupos sociales —particularmente 
las élites— en cada uno de los países estudiados.
La construcción nacional a través de la relación de 
los nuevos países independientes con su pasado
 indígena y las poblaciones autóctonas aparece así 
como coordenada en los artículos de Mariano
 Plotkin y Héctor García, que, además, tienen 
en común estudiar dos campos de la ciencia 
tradicionalmente poco abordados por los histo-
riadores: el psicoanálisis y la antropología, res-
pectivamente. García analiza cómo los objetos 
producidos por las comunidades prehispánicas 
fueron materia de análisis experto en Colombia 
mucho antes de la institucionalización de la an-
 tropología, y que fueron abordados con una 
mirada determinada por criterios estéticos y
 una axiología propios de la época. La confor-
mación de saberes relacionados con los objetos 
prehispánicos y, en general, con la cultura mate-
 rial indígena, se nos presenta en este artículo 
como un conocimiento fundamental para la 
construcción del Estado-nación, resaltando la ne-
 cesidad de historiar nociones como “objetos 
arqueológicos”, que muchas veces se abordan 
como “esencias” ahistóricas. El artículo refleja, 
también, la relación entre la reconstrucción de
 un pasado prehispánico a través del análisis de las 
“antigüedades” y el ejercicio del poder, al generar 
una relación asimétrica y jerarquizada entre 
quienes producen conocimiento y quienes son 
objeto de ese mismo conocimiento.
Plotkin, por su parte, ofrece un ejemplo muy claro de 
los diferentes factores que determinaron las enor-
 mes diferencias en la apropiación de las teorías 
psicoanalíticas en Brasil y Argentina por parte de 
grupos tan variados como los médicos, los círculos 
artísticos de vanguardia o los científicos sociales. 
Plotkin destaca en su artículo la importancia de 
tener en cuenta las preocupaciones y tradiciones
 existentes en un determinado contexto a la hora 
de analizar los procesos de transnacionalización de 
las teorías científicas, apuntando a la idea de que
 ciertos sistemas conceptuales logran apropiar-
se e incorporarse ampliamente en determinadas 
sociedades, en la medida que son compatibles 
con el habitus nacional y social correspondientes. 
Al mismo tiempo, el autor mira a través del 
10 / Vol. 13 / Nº 27 / julio - diciembre de 2009 
psicoanálisis las complejas relaciones de ambos 
países con los inmigrantes, por un lado, y las po-
blaciones autóctonas, por el otro.
La compleja interacción entre raza, cultura y nación 
 que se entrevé en los artículos de Plotkin y 
 García, está en la base misma del texto de
 Fabricio González Soriano y Carlos López
 Beltrán, que aportan un interesante ejemplo
 de la reelaboración de las teorías científicas sobre 
la herencia de acuerdo a los valores y tradiciones 
de los grupos sociales dominantes en México. 
Mediante un detallado análisis de las regulaciones 
médicas sobre el matrimonio y la evaluación de 
los matrimonios consanguíneos, los autores se 
adentranen temas más amplios, como el papel —y 
la definición—de blancos, indígenas y mestizos 
para la construcción del México moderno; el 
temor por parte de las élites a la degeneración 
de la raza y el papel del Estado en todo ello. El 
artículo saca a la luz la reconceptualización local 
de las teorías sobre la herencia —un concepto 
más amplio que el evolucionismo darwiniano— 
de acuerdo a una situación que exigía a las élites 
conservar, al mismo tiempo, el estatus derivado 
del color de la piel y adaptarse a las teorías 
científicas consideradas de vanguardia.
Junto con los geógrafos y astrónomos, los médicos 
mexicanos son también protagonistas del artículo 
de Laura Cházaro, pero lo son en función de los 
instrumentos que utilizaban, que constituyen 
el verdadero objeto de atención de la autora. 
Cházaro estudia las prácticas de medición por 
parte de médicos e ingenieros a finales del siglo 
xix y su papel en el establecimiento tanto de lo 
normal y lo patológico, en el caso de los cuerpos, 
como de las fronteras y el territorio soberano del 
país. Este artículo tiene profundas implicaciones 
epistemológicas al aportar ejemplos muy claros 
sobre la relación entre los sujetos que miden y 
la pretendida objetividad de sus mediciones, al
 tiempo que incorpora a los instrumentos de me-
dición como actores clave en las pretensiones de 
universalidad y en la configuración del cono-
cimiento científico. Desde su perspectiva, el acto 
de medir, ya fueran cuerpos o territorios, suponía 
un ejercicio situado y de poder que le otorgaba los 
calificativos de científicos y objetivos a prácticas 
de construcción de subjetividades; en otras pala-
 bras, una normalización cargada de valores mora-
les y políticos de los ciudadanos y el espacio geo-
gráfico mexicanos.
El uso social de la ciencia relaciona los dos estudios 
anteriores con el artículo de Stefan Pohl-Valero, 
situado, sin embargo, del otro lado del Atlántico, 
en la España decimonónica en pleno proceso de 
restauración borbónica. Pohl rastrea la circulación 
de las recientemente formuladas leyes de la ter-
modinámica en la esfera pública española de 
la época y muestra cómo, a un nivel local, esta 
ciencia se construyó en respuesta a una variedad 
de objetivos de diferentes grupos sociales: desde 
elaborar una teoría física moderna que, al mismo 
tiempo, evitara el materialismo censurado por
 los círculos más conservadores, hasta legitimar los
 esfuerzos secularizadores, institucionalizar la 
física teórica o validar discursos sobre cómo 
debería funcionar la sociedad. Adicionalmente, 
el artículo apunta a la idea de que tras un proceso 
de reelaboración cultural, la termodinámica 
articuló una matriz interpretativa para abordar 
los problemas económicos y sociales propios de 
la sociedad industrializada española de finales 
del siglo xix.
Este número termina con una reflexión histo-
riográfica de Néstor Herran y Josep Simon que, 
creemos, contribuirá a que los lectores se formen 
una opinión más informada sobre el conjunto 
de los artículos. El texto aborda algunos de los 
puntos más debatidos entre los historiado-res 
de la ciencia en este momento, incluida la idea 
misma de concebir la práctica científica como un 
proceso de comunicación, la problematización 
de los Estados-nación como unidades de análisis 
histórico, el internacionalismo o la excesiva 
especialización de los productos académicos de la 
disciplina. Aunque esta reflexión historiográfica 
está centrada en las así llamadas “periferias 
científicas” europeas, cuanto ahí se dice constituye 
un detonante para la reflexión en historiadores 
de otras latitudes. En sus conclusiones, Herran y 
Simon apuestan por promover los estudios com-
parados y prestar más atención a los procesos 
La circulación del conocimiento y las redes del poder / Matiana González Silva / Stefan Pohl-Valero/ 11
de circulación de la ciencia para así configurar 
espacios de análisis histórico que comprendan 
desde lo local hasta lo transnacional.
En nuestra opinión, los artículos que integran este 
dossier son ya, en buena medida, ejemplos que 
apuntan hacia estas direcciones. El artículo de 
Mariano Plotkin, sin ir más lejos, ofrece una 
detallada comparación entre la recepción y 
apropiación del psicoanálisis en dos países dife-
 rentes. También Laura Cházaro incursiona en 
el ejercicio comparativo, al poner en contacto 
disciplinas aparentemente tan lejanas como la 
geografía y la medicina a través de la importan-
cia que en ambas tuvieron las prácticas de medi-
 ción, mientras que Stefan Pohl lee las diferentes 
apropiaciones de las mismas leyes de la termo-
dinámica en grupos sociales radicalmente dife-
rentes y con intereses a veces contrapuestos. 
A su vez, Héctor García explora las relaciones 
entre valores estéticos e interpretaciones arqueo-
lógicas. Una lectura conjunta de estos artículos 
permite vislumbrar un concepto más amplio 
del análisis comparado, definido ya no sólo en 
términos geográficos, sino de espacios sociales y 
prácticas análogas. La dimensión comunicativa 
de la ciencia, por su parte, se ve reflejada en los 
artículos de Antonio Barrera y Ana Ávalos, que 
analizan la manera en que diferentes actores e ins-
 tituciones se insertaron en las amplísimas redes 
que se constituyeron en los siglos xvi y xvii 
entre el Nuevo Mundo y España. López Beltrán 
y González Soriano, por su parte, destacan 
la transformación de un sistema médico y 
legal al viajar desde Francia hasta México.
En esta breve presentación del monográfico, 
hemos intentado resaltar cómo cada uno de los
 artículos que lo componen se relaciona con el 
interés inicial de ejemplificar la tensión que surge
 entre el carácter situado del quehacer científico 
y el estatuto de saber universal y neutral que 
se otorga a la ciencia, así como el papel que en 
este proceso juegan los procesos comunicativos. 
Los científicos se nos muestran aquí como 
autoridad para establecer fronteras, autorizar 
matrimonios, determinar qué cuerpo es normal y 
cuál patológico, justificar políticas encaminadas 
a incrementar la productividad y mantener el
 control social o establecer el papel de los grupos
 indígenas –presentes o pasados– en la confor-
mación de una nación.
Lejos del aislamiento que generalmente se les atri-
buye, los científicos resultan, así, seres inmersos 
en contextos bien determinados, y aquellos que 
están lejos de los “centros” de producción cientí-
fica dejan de parecernos meros receptores de los 
descubrimientos que a la postre se convertirían 
en la ciencia oficial. La apropiación mediada se 
hace patente en los ejemplos sobre la adapta-
ción de las nuevas teorías por parte de diferentes 
 grupos y según su cultura y su contexto. Por otro 
lado, se muestra, también, cómo los científicos y 
sus prácticas se establecieron muchas veces como 
“expertos de Estado”, ayudando a configurar el 
pensamiento social y el pasado nacional y defi-
niendo políticas concretas de intervención sobre 
los individuos y las poblaciones.
Agradecemos muy efusivamente a los autores, que 
con sus valiosos artículos le dieron forma a este 
dossier y consiguieron resaltar en cada uno de 
sus trabajos los elementos que dan coherencia 
a esta mirada colectiva sobre aspectos muy 
específicos del pasado científico relacionados con 
la circulación del conocimiento y las redes del 
poder.
Antes de terminar, no queremos dejar de mencio-
nar que el “fermento intelectual” que permitió 
pensar este monográfico se desprende, en gran 
parte, de la intención del grupo de investigación 
internacional, Science and Technology in the 
European Periphery (STEP), al cual pertenecemos 
desde hace varios años, de establecer puentes 
intelectuales con otros continentes. Las discu-
siones en el seno del Centro de Historia de la
 Ciencia de la Universidad Autónoma de Barce-
lona y la Institució Milà i Fontanals-CSIC de 
la misma ciudad, donde ambos nos formamos, 
así como del grupo Saberes, poderes y culturas en 
Colombia, donde uno de nosotros–Stefan– ha 
participado desde el año 2008, han resultado 
también cruciales.
Matiana González Silva
Stefan Pohl-Valero
Barcelona y Bogotá, octubre de 2009.
Resumen
En este artículo se discute la aparición de 
prácticas empíricas durante el siglo xvi en 
el contexto del imperio hispanoamericano. 
La tesis es simple: la expansión comercial 
e imperial de España en América (al igual 
que la de otros reinos europeos más tarde) 
impulsó la creación e institucionalización 
de prácticas empíricas para el estudio de la 
naturaleza americana. Este fue un evento 
significativo en el desarrollo de la ciencia 
moderna que no ha recibido la atención 
adecuada de los historiadores de la ciencia. 
La historiografía tradicional ha discutido 
los mecanismos sociales que ayudaron a 
establecer prácticas empíricas como parte 
de la ciencia moderna, pero no considera la 
experiencia de América como un elemento 
central en el desarrollo de esas prácticas 
durante el siglo xvi. Existe una correlación 
clara pero todavía no estudiada entre 
el proceso de conquista y colonización 
de América y el desarrollo de prácticas 
empíricas en los siglos xvi y xvii. Este 
artículo estudia el proceso de creación de 
cuestionarios y expediciones para entender el 
mundo americano como parte no sólo de la 
formación del Estado moderno sino también 
como parte del desarrollo de la ciencia 
moderna.
Abstract
his article discusses the emergence of 
empirical practices in the context of the 
sixteenth-century Spanish American empire. 
My thesis is simple: the commercial and 
imperial expansion of Spain in America (as 
well as the expansion of other European 
kingdoms afterwards) fostered the creation 
and institutionalization of empirical practices 
for the study of the natural world. his was 
a significant event that has not yet been 
well understood in history of science. In the 
traditional historiography of the history of 
science the emphasis has been placed on the 
European social mechanisms that helped 
to establish empirical practices. It does not 
consider the American experience central 
in the understanding of the emergence and 
institutionalization of those practices; I argue 
that the American experience was central 
in the development of modern science. his 
article studies the creation of questionnaires 
and expeditions not only as part of state 
formation but also as part of the development 
of modern science.
Resumo
Neste artigo discute-se a aparição de práticas 
empíricas durante o século xvi no contexto 
do império hispano-americano. A tese é 
simples: a expansão comercial e imperial 
da Espanha na América (da mesma forma 
que outros reinos Europeus mais tarde) 
impulsionou a criação e institucionalização de 
práticas empíricas para o estudo da natureza 
americana. Este foi um evento significativo no 
desenvolvimento da ciência moderna que não 
recebeu a atenção adequada dos historiadores 
da ciência. A historiografia tradicional 
tem discutido os mecanismos sociais que 
ajudaram a estabelecer práticas empíricas 
como parte da ciência moderna, mas não 
considera a experiência da América como 
um elemento central no desenvolvimento 
dessas práticas durante o século xvi Existe 
uma correlação clara, mas ainda não estudada 
entre o processo de conquista e colonização 
da América e desenvolvimento de práticas 
empíricas nos séculos xvi e xvii. Este artigo 
estuda o processo de criação de pesquisas e 
expedições para entender o mundo americano 
como parte não só da formação do Estado 
moderno senão também como parte do 
desenvolvimento da ciência moderna.
Antonio Barrera Osorio
Profesor asociado y director del programa 
de Africana and Latin American Studies, 
History Department, Colgate University. 
Doctor en Historia de la University of 
California, Davis, Estados Unidos.
Correo electrónico:
abarrera@colgate.edu 
Este artículo se desprende de la investigación 
hecha para el libro Experiencing Nature: 
he Spanish American Empire and the Early 
Scientific Revolution (University of Texas 
Press, 2006) y que fue financiada por Colgate 
University (Hamilton, N.Y.), John Carter 
Brown Library (Providence, R.I.) y the 
Huntington Library (San Marino, C.A.).
Experiencia y empirismo en el siglo XVI: reportes y cosas del Nuevo Mundo1 
 Experience and Empiricism in the 16th Century: Reports and Things of the New World 
 Experiência e empirismo no século XVI: relatórios e coisas do Novo Mundo
Palabras clave autor
Experiencia, nueva ciencia, expediciones, 
América siglo xvi, relaciones geográficas.
Palabras clave descriptor
América Latina, historia, Siglo xvi, ciencia y 
civilización, historiografía.
Key Words Author
Experience, New Science, Expeditions, 
America 16th century, Questionnaires.
Key Words Plus
Latin America, History, 16th Century, 
Science and Civilization, Historiography.
Palavras chave
Experiência, nova ciência, expedições, 
América século xvi, relações geográficas.
Palavras descriptivas
América Latina, história, século xvi, a ciência 
e civilização, historiografia.
Mem.soc / Bogotá (Colombia), 13 (27): 13-25 / julio-diciembre 2009 / 13
1 Este documento es una versión ampliada de una ponencia dada en el congreso de la History of Science Society en 2002. Se dan las gracias a Susan Dean-Smith, 
Daniela Bleichmar, Paula DeVos y al público por sus comentarios. Además, este trabajo es una versión un poco modificada de un artículo que fue publicado en 
inglés como Antonio Barrera, “Empire and Knowledge: Reporting from the New World”, Colonial Latin American Review 15 (2006): 39-54. Finalmente, se agra-
dece a Stefan Pohl por su invitación a publicar este artículo en Memoria y Sociedad. Gracias a él y a Matiana González por sus comentarios y ayuda editorial. 
También, a Pilar Mejía por traducir este documento y por sus preguntas.
14 / Vol. 13 / Nº 27 / julio - diciembre de 2009 
En 1518, Diego Velázquez obtuvo una licencia de 
los oficiales reales de La Española para enviar una 
flota a Cozumel y Yucatán, con el fin de “conocer 
sus secretos” y reportarlos a la Corona2. En ese 
año, Carlos I (r. 1516-1556), el recientemente 
coronado rey de España (1516) y próximo a ser 
elegido emperador del Sacro Imperio (1519), 
recibió una carta de Alonso de Zauzo (1466-
1527) sobre las mercancías disponibles en La 
Española. En su carta, Zauzo mencionaba, entre 
otras mercancías, la madera de Brasil (colorante), 
el guayacán (Guaiacum, un medicamento 
utilizado para tratar la sífilis) y resinas olorosas 
(similares al incienso)3. Así mismo, en 1520, la 
Corona ordenó al explorador Juan de Cárdenas 
que enviase un “boceto y dibujo” de Barbados, 
Trinidad e Isla Verde (al este de Venezuela)4.
Estas actividades de información, y otras similares, 
fueron uno de los resultados de la expansión 
comercial europea y del establecimiento de 
imperios de larga distancia durante los siglos xv 
y xvi5. Durante este último, en particular, no-
bles, médicos, comerciantes, funcionarios reales 
y artesanos comenzaron a recolectar artículos, 
materias primas, curiosidades e información, en 
un intento de acumular riqueza, prestigio social 
y un mejor entendimiento del mundo natural 
 en el Nuevo Mundo. Los gabinetes de curiosi-
dades y los museos son quizás las instituciones 
más conocidas de aquellas que surgieron de esta 
práctica de recolectar y coleccionar, pero el uso 
de los informes y los cuestionarios también se 
convirtió en una herramienta común entre los 
historiadores naturales, los funcionarios reales 
y los empresarios para recoger información 
del mundo natural. Este artículo analiza el 
surgimiento de informes, cuestionarios y expe-
diciones que recolectaron información empírica 
sobre el Nuevo Mundo durante el siglo xvi.
La emergencia e institucionalización de prácticas 
empíricas es uno de los aspectos fundamentales 
en el desarrollo de la ciencia moderna. En gene-
ral, la literatura historiográfica sobre este tema 
considera que esa institucionalización ocurrió en 
sitios como la Royal Society de Londres6.Este 
trabajo, en contraste, ubica la primera institu-
cionalización de esas prácticas en la Casa de la 
Contratación de Sevilla y argumenta que esa ins-
titucionalización fue el resultado de actividades 
comerciales e imperiales en América.
Coleccionando cosas de la naturaleza: de los 
informes privados a los decretos reales
Después de un primer período de exploración y 
colonización de las islas del Caribe, los espa-
ñoles comenzaron a explorar la tierra firme en 
la década de 1520. Con estas exploraciones, lle-
garon nuevos informes a España. Durante esta
 década, la Corona trató de establecer un meca-
nismo sistemático de recolección de informa-
ción empírica acerca de la naturaleza del Nuevo 
Mundo. Estos intentos coincidieron, en primer 
lugar, con el establecimiento formal del Consejo 
de Indias para la administración del Nuevo 
Mundo en 15247; en segundo lugar, con la 
publicación del Sumario de la historia natural de las 
Indias (1526), de Gonzalo Fernández de Oviedo 
(1478-1557), y, finalmente, con la inspección de 
la Casa de la Contratación por oficiales de la 
Corona para su reforma en 1526.
2 “Capitulación otorgada a Diego Velázquez para ir a descubrir y 
conquistar Yucatán y Cozumel. Noviembre 13, 1518. Zaragoza”, en 
Las capitulaciones de Indias en el siglo XVI, comp. Milagros Vas 
Mingo (Madrid: Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1986), 
169-172.
3 “Carta de Alonso de Zauzo al emperador Carlos V. Enero 22, 1518. 
La Española”, en Relaciones Geográficas de Indias: Perú, comp. 
Marcos Jiménez de la Espada (Madrid: Biblioteca de Autores 
Españoles, 1965), vol. I, 11ff.
4 AGI, Real cédula al Licenciado Juan de Cárdenas para rescatar 
en las Islas del Caribe. Agosto 27, 1520, Indiferente, 420, L. 8, fs. 
253v-255r.
5 Sobre esta idea, ver Steven J. Harris, “Long-distance corporations, 
big science, and the Geography of knowledge”, Configurations 6 
(1998): 269-304.
6 Sobre la Royal Society, ver M. Hunter, Establishing the New 
Science. The Experience of the Early Royal Society (Woodbridge: 
The Boydell Press, 1989); S. Shapin and S. Schaffer, Leviathan and 
the air-pump: Hobbes, Boyle, and the experimental life (Princeton: 
Princeton University Press, 1985); S. Shapin, “The House of 
Experiment in Seventeenth-Century England”, Isis 79 (1988): 
373-404. Las historias sobre la revolución científica enfatizan la 
importancia de la institucionalización de prácticas empíricas, pero 
no hacen referencias al caso español y americano. Ver S. Shapin, 
The Scientific Revolution (Chicago: The University of Chicago 
Press, 1996).
7 Sobre el Consejo de Indias, ver Ernst Schäfer, El Consejo Real y 
Supremo de las Indias (Sevilla: Imp. M. Carmona, 1935), vol. 1, 24-
55 y Ernst Schäfer, “El Origen del Consejo de Indias”, Investigación 
y Progreso VII (1933): 141-145
Experiencia y empirismo en el siglo xvi: reportes y cosas del Nuevo Mundo / Antonio Barrera Osorio / 15
La Casa de Contratación se había establecido en 
1503 para la administración y el desempeño de 
actividades comerciales relacionadas con el Nuevo 
Mundo. Unos años más tarde, en 1508, el rey 
Fernando ordenó el establecimiento de oficinas 
para regular la navegación al Nuevo Mundo, la 
elaboración de mapas y la formación de pilotos. 
Durante la inspección a la Casa en 1526, los 
inspectores encontraron que había demasia-
 dos y distintos mapas de rutas para la navegación 
a las Indias, en lugar del mapa maestro que ya 
había sido instituido originalmente en 1508 
y nuevamente en 1512. Después de la visita, el 
 rey ordenó a los mejores y más expertos pilotos que 
se reuniesen con el piloto mayor y estableciesen 
la carta real de navegación8.
Unos meses más tarde, el 6 de octubre de 1526, 
el rey Carlos I le asignó a Hernando Colón 
(1488-1539) la tarea de hacer una carta maestra 
de navegación, un mapamundi y un globo 
terráqueo, que debería incluir las nuevas tierras9. 
Colón y un equipo de expertos habían traba-
jado anteriormente en un proyecto real para la 
descripción de España. Para este proyecto, Colón 
y su equipo visitaron y recolectaron información 
de casi siete mil pueblos en España10. Para la 
elaboración de la carta maestra, el mapamundi 
y el globo, la Corona ordenó a Colón que 
trabajase con gente experta en la navegación. Los 
cosmógrafos Diego Ribeiro (m. 1533) y Alonso 
de Chaves (1523c.-1574) ayudaron a Colón en 
su trabajo. Durante este período, Diego Ribeiro 
hizo algunos mapas del Nuevo Mundo. Al año 
siguiente, en 1527, la Corona también ordenó 
a los pilotos y capitanes de barcos que enviasen 
un informe de sus viajes con indicaciones de las 
rutas, tierras e islas que se encontraran durante 
aquellos viajes, así como distancias, altura y 
descripciones de las costas. Este decreto real 
marcó el inicio del interés activo de la Corona 
por la recopilación de información proveniente 
de la experiencia personal de individuos acerca de
 la geografía del Nuevo Mundo y por el esta-
blecimiento sistemático de la cartografía de 
América11.
Contemporáneo a los intentos de la Casa de reunir 
información sobre el Nuevo Mundo y producir 
una carta maestra de navegación más precisa, 
Gonzalo Fernández de Oviedo escribió y publicó 
el primer libro sobre la historia natural de las 
Indias, que apareció en 1526. Oviedo publicó 
su Sumario de la natural historia de las Indias, a 
petición de Carlos V12. El libro fue el informe más 
extenso sobre la naturaleza del Nuevo Mundo 
escrito hasta ese momento. Este libro de historia 
natural se basó en la experiencia personal de su 
autor en el Nuevo Mundo. Tradicionalmente, los 
libros de historia natural eran comentarios sobre 
tradiciones clásicas conectadas con los libros de 
historia natural de Plinio, el Génesis y las obras 
de Aristóteles, entre otros.
Sin embargo, las actividades de la Casa, la elabo-
ración de mapas y el libro de Oviedo formaron 
parte de un contexto más amplio en el que 
estas actividades de recolección fueron impor-
tantes. Al mismo tiempo, y aún anterior a 
estas actividades iniciadas por la gente común 
(pilotos, navegantes, empresarios o historiadores 
naturales) y apropiadas por la Corona, empresarios 
8 AGI, Real cédula para hacer una carta de navegación nueva y 
verdadera. Junio 20, 1526. Granada, Indiferente, 421, L. 11, fs. 
21v-22v.
9 AGI, Real cédula a Hernando Colón para que termine la carta 
de navegación que se le ordeno en cédula real de octubre 6 de 
1526 (Granada). Mayo 5, 1535. Madrid, Indiferente, 1961, L. 3, fs. 
276r-276v.
10 Sobre este proyecto, ver G. Parker, “Maps and Ministers: The 
Spanish Habsburgs”, en Monarchs, Ministers, and Maps: The Emer-
gence of Cartography as a Tool of Government in Early Modern 
Europe, ed. David Buisseret (Chicago and London: The University 
of Chicago Press, 1992), 128. El proyecto se detuvo en 1523.
11 AGI, Real cédula a los maestres y pilotos para que escriban 
reportes sobre sus viajes. 16 de marzo 1527, Indiferente, 421, 
citado en Paulino Castañeda Delgado, Mariano Cuesta Domingo 
y Pilar Hernández Aparicio, “Estudio preliminar”, en Quatri 
Partitu Cosmografía en práctica, y por otro nombre Espejo de 
Navegantes, Alonso de Chaves (Madrid: Instituto de Historia 
y Cultura Naval, 1983), 20 y nota 24. Unos años más tarde, este 
proyecto de la cartografía del Nuevo Mundo incluiría el trabajo de 
los pueblos indígenas, ver Barbary E. Mundy. The Mapping of New 
Spain: Indigenous Cartography and the Maps of the Relaciones 
Geográficas (Chicago: The University of Chicago Press, 1996).
12 El libro fue publicado en Toledo en 1526 bajo el título de La 
hystoria natural de las Indias. Dentro del libro viene el título que 
utilizamos hoy en día: Sumario de la natural y general istoria de las 
Indias, que escrivio Gõçalo Fernádez de Ouiedo alias de Valdés 
natural de la Villa de Madrid, vezino y regidor de la cibdad d 'Santa 
María La Antigua del Darién: en tierra firme: Dando relacion a la S.C 
.C .M. del Emperador Don Carlos NuestroSeñor de algunas cosas 
que el dicho autor vido y ay en las Indias. Sobre estos títulos, 
ver Felipe Picatoste y Rodríguez, Apuntes para una biblioteca 
científica española del siglo XVI (Madrid: Imprenta y Fundación 
Manuel Tello, 1891), 98.
16 / Vol. 13 / Nº 27 / julio - diciembre de 2009 
particulares interesados en explotar la naturaleza 
americana habían y continuaban enviando 
informes a la Corona sobre, por ejemplo, plantas 
medicinales y tinturas13. En contraste con la tradi-
ción aristotélica, que considera la experiencia 
un paso en un proceso de deducción desde los 
principios universales, estos informes basados 
en la experiencia personal, eventos y cosas na-
turales se convirtieron en los fundamentos del 
conocimiento14. La Corona incorporó estrategias 
individuales empíricas de los pilotos, los historia-
dores naturales y los empresarios en la estructura 
del Estado imperial para la recolección de in-
formación. Estos informes constituyeron un mo-
delo en el cual la Corona finalmente basaría sus 
actividades de recolección empírica. El caso del 
bálsamo de Santo Domingo ilustra la relación 
entre los empresarios y los funcionarios reales 
y cómo de esta relación surgieron prácticas 
empíricas15.
En 1526, Antonio de Villasante, residente de Santo
 Domingo, afirmó haber encontrado un bálsa-
 mo en La Española. El bálsamo era un remedio 
antiguo muy admirado en la medicina clásica 
y, por supuesto, estaba mencionado en el Dios-
córides16. El bálsamo procedía de Egipto y era una
 medicina redentora capaz de curarlo todo: útil 
para los problemas de visión, antídoto para curar 
las heridas, capaz de provocar la orina, mitigar la 
fatiga o provocar la menstruación. Aunque en el 
siglo xvi ya existía un mercado para el bálsamo 
en Europa, sabemos poco acerca de Antonio 
de Villasante. El historiador Ernst Schäfer 
sostiene que Villasante ya era residente de Santo 
Domingo en 151417, donde recibió 35 personas 
indígenas tainos en encomienda18. Se casó con 
Catalina de Ayahibex, una cacica que se había 
convertido al cristianismo.
 Villasante llegó a ser amigo del gobernador 
Don Diego Colón y, más tarde, obtuvo una 
licencia suya para explotar el bálsamo y otros 
medicamentos en la isla. A mediados de la 
década de 1520, Villasante viajó a España para 
garantizar el monopolio en la explotación del 
bálsamo y otras drogas, obteniendo de la Corona 
el derecho a explotar el bálsamo con la condición 
de que presentase ante el Consejo de Indias “un 
largo y muy completo informe sobre el bálsamo”, 
requisito que Villasante cumplió cabalmente.
En primer lugar, Villasante estableció cuál había 
sido la fuente de su información. Había conocido 
el bálsamo y otros medicamentos, dijo, a través 
de su esposa, cacica de los tainos, Catalina de 
Ayahibex y la familia de esta. Luego, Villasante 
explicó que sabía por experiencia que en La 
Española, cerca de Santo Domingo, había un 
árbol llamado bálsamo en español y boni, guacunax 
o canaguey en el idioma nativo, dependiendo de la 
provincia. A continuación, describió el árbol, su 
altura, grosor, color y forma de las hojas, el color 
y el olor de la corteza, el tipo de fruta y el hábitat. 
Después de la descripción del árbol, Villasante 
13 Este es un aspecto importante del argumento de este artículo: las 
prácticas empíricas que se discuten aquí aparecen, primero, entre 
la gente común (gente que no perteneció al orden de la nobleza) 
y, después, la Corona apropia esas actividades. Así, los reportes 
aparecen entre mercaderes y exploradores en primera instancia y, 
una vez entendida la utilidad de esos reportes, la Corona empieza 
a pedir a otros mercaderes, exploradores, navegantes y oficiales 
que envíen reportes.
14 P. Dear, Discipline & Experience: The Mathematical Way in the 
Scientific Revolution (Chicago: The University of Chicago Press, 
1995), 25.
15 Para obtener una versión completa del caso del bálsamo, ver A. 
Barrera, “Local Herbs, Global Medicines: Commerce, Knowledge, 
and Commodities in Spanish America”, en Merchants and Marvels: 
Commerce, Science, and Art in Early Modern Europe, ed. Pamela 
Smith y Paula Findlen (New York: Routledge, 2001).
16 Dioscorides, Pedacio Dioscorides Anazarbeo, acerca de la materia
 medicinal, y de los venenos mortiferos, Traduzido de la lengua
 Griega, en la vulgar Castellana, & illustrado con claras y subs-
tantiales annotationes, y con las figuras de innumeras plantas 
exquisitas y raras, por el Doctor Andres de Laguna, Medico de Julio 
III. Pont. Maxi. (Salamanca: Por Mathias Gast., 1563), 26.
17 Ernst Schäfer, “Antonio de Villasante, descubridor droguista en 
la Isla Española”, Investigación y Progreso IX, 1 (1935): 13-15, 
13. El nombre de Villasante aparece en un documento firmado en 
Santo Domingo en febrero de 1515. En este documento, Villasante 
fue propuesto como testigo (junto con otros residentes) para 
responder a preguntas sobre las actividades de Rodrigo de 
Albuquerque, en la isla en 1514. AGI, Justicia 1003, transcrita 
en Luis Arranz Márquez, Repartimiento y encomiendas en la Isla 
Española (El repartimiento de Alburquerque de 1514) (Madrid: 
Ediciones Fundación García Arévalo, 1991).
18 Arranz Márquez, Repartimiento, 560. Sobre los tainos, ver Irving 
Rouse, The Tainos: Rise and Decline of the People Who Greeted 
Columbus (New Haven: Yale University Press, 1992). Noble D. Cook 
sugiere que la población taina en 1492 podría haber sido de medio 
millón, en 1518-19 el número se había reducido a 18.000 y para 
1542 la población indígena ya era inferior a 2.000. La información 
de Villasante provenía, entonces, de un grupo que estaba de-
sapareciendo de la faz de la tierra. Ver Noble David Cook, Born 
to die: disease and New World conquest, 1492-1650 (Cambridge: 
Cambridge University Press, 1998), 23-24. 
Experiencia y empirismo en el siglo xvi: reportes y cosas del Nuevo Mundo / Antonio Barrera Osorio / 17
explicó el método que utilizó para la preparación 
de un licor de bálsamo19.
Villasante también afirmó haber realizado algunas 
pruebas con el bálsamo en el mismo Santo Do-
mingo, en Sevilla y en la corte. De acuerdo con 
sus “experiencias”, el bálsamo podía acelerar la 
cicatrización de las heridas. También era útil 
para la curación de todo tipo de raspaduras y para 
aliviar el dolor de estómago. El bálsamo también 
era terapéutico para el hígado y la vesícula biliar, 
para el tratamiento de la gota y, por último, para 
aliviar el dolor de muelas. Villasante, tal como 
lo expresaba en su informe, esperaba que los 
conocimientos acerca de su bálsamo aumentaran, 
progresaran y se perfeccionaran en la medida que 
se hiciesen más pruebas.
A finales de la década de 1520 y principios de la 
década de 1530, aparecieron en España informes 
sobre el bálsamo que se contradecían entre sí. 
Algunos de ellos habían sido escritos por médicos 
en España. Uno de estos reportes en particular, 
escrito por el médico Barreda, residente de la 
isla de Santo Domingo, desafiaba el informe de 
Villasante. A principios de la década de 1530, 
la Corona se quejó de que hubiese “algunos 
medicos y cirujanos y otras personas syn tener 
entera notiçia del balsamo que nuevamente se ha 
descubierto en la nuestra ysla española y aun sin 
aver hecho con ello esperiençia alguna […] han 
publicado y publican algunas ynpreseciones del 
dicho balsamo”20 en su contra. Aún más, la gente 
había decidido no comprar el nuevo bálsamo a 
causa de esta publicación, lo cual “daña la salud de 
los enfermos y heridos, y nuestro tesoro real”21.
La Corona trató de controlar a este grupo de mé-
dicos disidentes ordenando que “los medicos y 
cirujanos de qualesquier cibdades villas y luga-
res de los nuestros reynos y señorios que antes 
ny que digan ni publiquen ynpresicion del dicho 
balsamo tengan de ello cierta nocitia y quando 
por esperiençia o en otra manera alcançen ser da-
ñoso palas heridas y otra qualquier enfermendad 
lo digan y manyfiesten a me la justicia dellugar 
donde moraren”22. Con este decreto, la Corona 
estableció un protocolo para la articulación de la 
información empírica sobre el bálsamo de Santo 
Domingo, a saber, la experimentación con mues-
tras de bálsamo y el registro de los resultados. 
Además, ordenó a los socios de Villasante enviar 
muestras de bálsamo a los hospitales y médicos 
en Castilla para hacer pruebas y, a su vez, a los 
hospitales y médicos que enviaran informes de 
estos ensayos a los socios de Villasante.
Este modelo se asemeja al de la Casa de la Contra-
tación, donde cosmógrafos y pilotos designados 
por la Corona organizaban la información 
empírica sobre la navegación y la geografía 
proporcionada por los pilotos. Recuérdese la orden 
real, dada al piloto mayor en 1526, de reunirse 
con los pilotos más experimentados para trazar 
una carta maestra de navegación para la Casa; o 
la tarea de Colón de producir representaciones 
del Nuevo Mundo con la ayuda de expertos. La 
iniciativa de usar estas prácticas empíricas vino 
de la gente común con experiencia en el Nuevo 
Mundo, esto es, de mercaderes, artesanos y 
navegantes, por ejemplo. De la interacción entre 
los intereses de la Corona y el interés de los 
sujetos individuales, por ejemplo, para explotar 
recursos naturales en el Nuevo Mundo, surgió 
una práctica empírica basada en la experiencia 
personal (experiencias) y la articulación colectiva 
de la información resultante.
En la década de 1530, la Corona pasó a ejercer un 
papel más activo en la recopilación de infor-
mación sobre el Nuevo Mundo, nombrando a 
un funcionario que, como era de esperarse, fue 
Gonzalo Fernández de Oviedo, para recoger y 
organizar la información sobre la historia natural 
del Nuevo Mundo23. El 27 de mayo de 1532, el 
19 AGI, Informe de Villasante sobre el bálsamo, sf. , Indiferente, 
857. Este informe lo escribió Villasante probablemente en 1528. 
Sobre la fecha, ver Schäfer, “Antonio de Villasante, descubridor 
droguista”.
20 AGI, Real Cédula de la Reina a las justicias de Sus reinos. April 5, 
1530. Madrid, Indiferente, 422, L. 14, f. 67v.
21 AGI, Real Cédula de la Reina, f. 67v.
22 AGI, Real Cédula de la Reina, ff. 67v-68r.
23 Sobre Gonzalo Fernández de Oviedo, véase Antonello Gerbi, 
Nature in the New World (Pittsburgh: University of Pittsburgh 
Press, 1985); El número especial sobre Fernández de Oviedo que 
publicó la Revista de Indias 69-70 (1957); Raquel Álvarez Peláez, 
“La descripción de las aves en la obra del madrileño Gonzalo 
Fernández de Oviedo”, Asclepio 48 (1996): 7-25; Juan Pérez de 
Tudela, “Vida y escritos de Gonzalo Fernández de Oviedo”, en His-
 toria general y natural de las Indias (Madrid: Biblioteca de 
autores españoles, 1959); Louise Bénat Tachot, “Substances 
comestibles, gastronomie et rituels alimentaires indiènes dans la 
Historia general y natural de las Indias de Gonzalo Fernández de 
Oviedo”, en Nouveau Monde et Renouveau de L'Histoire Naturelle,
18 / Vol. 13 / Nº 27 / julio - diciembre de 2009 
Consejo de Indias había consultado al rey acerca 
de una propuesta de Fernández de Oviedo para 
escribir la historia natural de las Indias “ponien-
do particularmente las propiedades de cada tierra 
e ysla. y strañezas que en ella ha avido y oviere y
 las condiciones de los moradores y animales 
de ellas”. El Consejo explicó que Fernández de 
Oviedo había pedido un salario para visitar, con 
un ayudante, “aquellas tierras por donde no ha 
andado para ver lo que no tiene visto”. El Con-
sejo sugirió que se le concediera un salario a Fer-
nández de Oviedo por su “habilidad y speriencia” 
para que pudiese escribir su historia del Nuevo 
Mundo y así incluirla en la historia de Espa-
ña24. La expedición de Fernández de Oviedo al 
Nuevo Mundo nunca tuvo lugar. Sin embar-
 go, Carlos V le concedió a Fernández de Ovie-
do un salario para poder escribir su historia. En 
1532, se le asignó un sueldo anual de 30.000 ma-
ravedíes para escribir “las cosas de las Indias”25: 
un buen salario para un naturalista autodidacta.
Para recopilar la información, la Corona envió de-
cretos reales a las Indias, solicitando información 
de los funcionarios reales sobre el mundo natu-
ral de esas tierras. En comparación con el decreto 
real de 1527 para la recopilación de información 
geográfica de los pilotos y capitanes de barcos, 
el decreto de 1532 amplió las actividades de 
recolección de información para cubrir la historia 
natural. El decreto real enviado al gobernador de 
la Isla Fernandina (Cuba) pedía que se enviara la 
información “sobre aquella tierra, sus moradores 
y condiciones” a Fernández de Oviedo26. El 
decreto explicaba que Fernández de Oviedo 
estaba escribiendo una historia general de las 
Indias, así como una historia natural de las tierras 
e islas, sobre sus animales y sus “extrañezas”. El 
decreto también mencionaba que Fernández de
 Oviedo tendría que presentar cada año una 
copia de sus propios escritos, que se añadiría a la 
historia de España. Por esta razón, el gobernador 
tendría que enviar, tan pronto como fuese 
posible, información sobre la isla cada vez que se 
le solicitara. En todos los casos, estos informes 
tendrían que ser firmados por las personas que 
los proporcionaran; un requisito importante, ya
 que ponía los testimonios individuales en el cir-
cuito de la producción del conocimiento27.
El nombramiento de Fernández de Oviedo sig-
nificó que por primera vez la Corona apoyaba 
oficialmente un proyecto sobre la historia natural, 
haciendo de esta una actividad institucionali-
zada. De 1532 en adelante, la Corona incluyó 
en sus decretos reales preguntas más específi-
cas en relación con los productos naturales del 
 Nuevo Mundo. Después de todo, mercancías 
del Nuevo Mundo, como el bálsamo, estaban 
ya llegando a los mercados del Viejo Mundo; 
el rey estaba recibiendo curiosidades tales como 
cajas de medicinas y chiles de Santo Domingo28 
y ya se habían publicado libros y reportes sobre 
el Nuevo Mundo en España, Italia y el Sacro 
Imperio Romano.
Curiosamente, la transformación ecológica del 
Nuevo Mundo, para hacerlo habitable para los 
europeos y para que fuese económicamente 
viable, ya estaba en marcha a principios de 
la década de 1530, lo que quiere decir que la 
Corona y los particulares estaban “descubriendo” 
una naturaleza del Nuevo Mundo que ya se 
había transformado29. Fue durante esa época, 
en 1532, que la Corona le encargó a Alonso de 
Santa Cruz (c. 1500-1572), el cosmógrafo real, 
la producción de nuevas cartas de navegación. 
Santa Cruz necesitaba información sobre la 
 ed. Marie-Cécile Bénassy et al. (Paris: Presses Sorbonne Nouvelle, 
1994); Enrique Otte, “Una carta inédita de Gonzalo Fernández de 
Oviedo”, Revista de Indias XVI (1956): 437-458; Enrique Otte, 
“Aspiraciones y actividades heterogéneas de Gonzalo Fernández 
de Oviedo, cronista”, Revista de Indias 71 (1958): 9-62; José Mu-
ñoz Pérez, “Los historiadores primitivos de Indias y el pensamiento 
geográfico”, en América y la España del Siglo XVI, ed. Francisco de 
Solano y Fermín del Pino (Madrid: CSIC, 1982).
24 AGI, Consulta del Consejo. Mayo 27, 1532. Medina del Campo, 
Indiferente, 737, N. 24.
25 Codoin II, 17, 288. Agosto 18, 1532. Este documento está perdido 
en AGI.
26 AGI, Real cédula al gobernador de la isla Fernandina. Octubre 15, 
1532. Segovia, Indiferente, 422, L. 15, ff. 189v-189r. Al final del 
decreto, dice que se envíe “una como esta a todas las tierras de 
Indias”. f. 189r. El decreto real lo llama “capitan P[edro] Fernández 
de Oviedo” pero se trata del mismo Gonzalo Fernández de Oviedo 
de la Consulta de mayo 27, 1532. (AGI, Medina del Campo) La 
redacción y las palabras de la Consulta y del decreto son iguales 
en ambos textos.
27 AGI, Real cédula al gobernador de la isla Fernandina, ff. 
189v-189r. 
28 AGI, Carta de los oficiales de la Casa de la Contratación. April 13, 
1532. Sevilla, Indiferente, 1092, N. 37.
29 Sobre este tema, ver A. Crosby, The Columbian Exchange: 
Biologicaland Cultural Consequences of 1492 (Westport, Conn.: 
Greenwood Press, 1972).
Experiencia y empirismo en el siglo xvi: reportes y cosas del Nuevo Mundo / Antonio Barrera Osorio / 19
latitud de las tierras e islas del Nuevo Mundo, 
por lo que la Corona le ayudó enviándoles a los 
 funcionarios de la Casa de la Contratación un de-
 creto según el cual todos los capitanes y pilotos 
debían entregar a Santa Cruz toda la informa-
ción que él necesitara sobre las tierras30.
Las prácticas de recolección de información y de 
producción de conocimiento relacionadas con 
el mundo natural de las Indias comenzaron una 
nueva era a principios de la década de 1530. La
 carta real de navegación de Santa Cruz, la histo-
 ria natural de Fernández de Oviedo y su nombra-
 miento al Consejo de Indias y los decretos reales 
solicitando información sobre la historia natural 
y sobre los recursos naturales aparecieron, todos, 
en esta década. El primer intento por hacer 
 mapas y por catalogar los recursos naturales de 
América vino de la gente en tierra o en altamar
 que vio la necesidad de este tipo de informa-
ción. Por ejemplo, la iniciativa de establecer 
una oficina cartográfica en la Casa de la Con-
tratación vino de los pilotos Juan Díaz de Solís, 
Vicente Yañez Pinzón y Americo Vespucio; la 
iniciativa de enseñar el uso de instrumentos y 
cartas de navegación comenzó con Alonso de 
Chaves y Fernando Colón31. La Corona siguió 
esos ejemplos e implementó programas de 
recopilación de información. En un principio, 
estos proyectos fueron usados para recopilar y 
difundir información autorizada sobre el mundo 
natural de las Indias.
Recopilación de la naturaleza: de los 
cuestionarios a las expediciones
El proceso de recopilación de información, junto 
con las invasiones y las exploraciones del Nue-
vo Mundo, se detuvo durante la década de 1540, 
mientras que la Corona escuchaba a Fray Bar-
tolomé de las Casas (1474-1566) y Juan Ginés 
de Sepúlveda (1490-1573) en el difícil tema de 
los amerindios32. En términos más generales, las 
tensiones religiosas aumentaban en Europa en 
ese momento: en la década de 1540, Calvino es-
taba de regreso en Ginebra, Pablo III reconoció 
la orden de la Compañía de Jesús y el clero en 
España comenzó el proceso de reforma33. En 
esta misma década, Carlos V tuvo que dedicarse 
a tratar de frenar el surgimiento del movimiento 
protestante en el Sacro Imperio Romano.
Entre 1550 y finales de la década de 1560, apareció 
una nueva fase en la institucionalización de las 
prácticas de recolección de información en el 
imperio español con la creación de cuestionarios. 
Esta fase comenzó con el Memorial de Alonso 
de Santa Cruz a mediados de la década de 1550 
y terminó a finales de la década de 1560 durante 
el mandato de Juan de Ovando como presidente 
del Consejo de Indias. El Memorial de Santa Cruz 
al rey, escrito alrededor de 1557, tal vez sólo un 
año después de la ascensión de Felipe II al trono 
español en 1556, contenía las preguntas que se le 
darían a los exploradores del Nuevo Mundo34. Los 
primeros cuestionarios eran, de alguna manera, 
ineficientes para la recopilación de información: 
eran muy largos (doscientas preguntas) y les fue 
dado a las personas que llegaban a la ciudad de 
Sevilla provenientes del Nuevo Mundo.
El cuestionario de Santa Cruz contenía preguntas 
acerca de la determinación geográfica de los 
lugares y puertos en función de su altitud y 
longitud; las descripciones de las tierras con sus 
características geográficas y de salubridad; la 
descripción de los ríos, montañas, lagos y fuentes; 
informes sobre las minas, los minerales, piedras 
y perlas; información sobre los animales y los 
monstruos; investigaciones sobre los árboles, 
frutas, especias, drogas y hierbas. También, había 
preguntas sobre los pueblos indígenas, sus reinos 
y provincias, fronteras, pueblos y ciudades, sus 
costumbres, ritos, tipos de conocimiento, libros, 
30 AGI, Real cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación. 
Noviembre 20, 1532. Valladolid, Indiferente, 1962, L. 5, f. 41v.
31 Sobre estos pilotos y la Casa de la Contratación, ver A. de Herrera, 
Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas i 
Tierra Firme del Mar Oceano. Escrita por Antonio de Herrera 
Coronista (sic) Major de Su Magestad de las Indias y su Coronisata 
de Castilla, 4 vols. (Madrid: Imprenta Real, 1601-1615), Dec. 1, libro 
7, f. 223-224. Sobre Chaves y Colón, ver AGI, Real Provisión del 
Consejo de Indias, Agosto 21, 1528. Madrid, Indiferente, 421, L. 
13, f. 295v.
32 Raquel Álvarez Peláez, La Conquista de la Naturaleza Americana 
(Madrid: CSIC, 1993), 171.
33 Sobre la reforma del clero español, ver S. T. Nalle, God in La 
Mancha (Baltimore, London: The John Hopkins University Press, 
1992), 95 y ss.
34 Se sigue aquí a Raquel Álvarez Peláez en su descripción del 
Memorial de Santa Cruz. Véase Álvarez, La Conquista de la 
Naturaleza, 176-177. 
20 / Vol. 13 / Nº 27 / julio - diciembre de 2009 
armas, comercio y productos comerciales. El 
cuestionario de Santa Cruz fue el primero que 
solicitaba sistemáticamente información sobre la 
geografía, historia natural y etnografía del Nuevo 
Mundo. Cien años más tarde, cuestionarios 
semejantes a este e instrucciones para el estudio 
de la naturaleza aparecerían en el contexto inglés 
durante el establecimiento de su imperio. General 
Heads for a Natural History of a Country, Great 
or Small (1665-6) de Robert Boyle (1627-1691) 
era un cuestionario similar a las instrucciones de 
Santa Cruz en tanto que pedía información sobre 
la altitud, longitud, características del aire, las 
aguas, la tierra y descripciones de los habitantes, 
plantas y minerales de América35. Lo que indica 
que las prácticas empíricas de la ciencia moderna 
no estaban conectadas con la cultura católica o 
protestante, sino con estructuras de larga distancia 
imperiales. Siguiendo este argumento, se puede 
decir que la llamada Revolución Científica 
comienza en el Imperio Español Americano.
Durante el reinado de Felipe II y en la estela del 
Memorial de Santa Cruz, apareció un renova-
do interés por la naturaleza del Nuevo Mundo. 
 Este interés culminó en la institucionalización 
de instrumentos de recopilación de información 
en el Consejo de Indias entre 1571 y 157336. 
 La persona detrás de la institucionalización de la
 recopilación de información y producción de co-
 nocimiento en el Consejo de Indias fue Juan de 
Ovando (1515-1575), presidente del Consejo 
de Indias desde 1571 hasta 157537. Anterior-
mente, durante su inspección del Consejo, 
en 1569, reformó las actividades legislativas 
y administrativas del Consejo y estableció 
prácticas más sistemáticas para la recopilación de 
información. Ovando identificó dos problemas 
principales en el Consejo. Un problema era la 
falta de una estructura jurídica uniforme en los 
reinos americanos. El otro tenía que ver con 
la falta de información sistemática disponible 
sobre el Nuevo Mundo, un problema que los 
reinos europeos resolverían, en líneas generales, 
estableciendo métodos empíricos para recoger 
información sobre aquellas tierras. Así pues, 
no es de extrañar que la aparición de prácticas 
empíricas en Europa hubiese coincidido con la 
construcción de los imperios europeos de larga 
distancia, transatlánticos, durante los siglos xvi y 
xvii38. El informe de Ovando precipitó las Reales 
Ordenanzas del Consejo de Indias de 1571. El 
nombramiento de Juan López de Velasco (1530-
1598) como cosmógrafo-cronista en el Consejo 
de Indias, los cuestionarios para la recolección 
de información sobre el Nuevo Mundo y las 
primeras expediciones científicas de este período, 
es decir, la de Francisco Hernández (1571-1577) 
y la del cosmógrafo y matemático Jaime Juan 
(1583) fueron todos ellos resultado de aquellos 
estatutos de 1571.
Juan López de Velasco fue el primer jefe 
cosmógrafo-cronista del Consejo de Indias. Sus 
funciones consistían en escribir la historia de lasIndias, la censura de historias sobre las Indias y la 
recopilación de información geográfica y natural 
sobre el Nuevo Mundo para el gobierno de las 
Indias39. Las Ordenanzas de 1571 establecieron 
la recopilación constante y sistemática de in-
formación sobre el Nuevo Mundo. Del mismo 
modo, los estatutos de los nuevos descubrimientos 
y asentamientos de 1573 establecieron que los 
exploradores debían hacer informes diarios y 
descripciones de lo que veían, encontraban y lo 
que sucedía durante la exploración, todo lo cual 
debía ser escrito en un libro que se debía leer en 
35 Robert Boyle, “General Heads for a Natural History of a Country, 
Great or Small”, Philosophical Transactions 1 (1665-1666): 186-
189.
36 Las ordenanzas de 1571 fueron el producto de la visita de Juan de 
Ovando al Consejo en 1569. Las Reales Ordenanzas del Consejo 
 de Indias fueron promulgados el 24 de septiembre de 1571. El 
Pardo. Ver Schäfer, El Consejo Real, vol. I, pp. 130-135; David 
C. Goodman, Power and Penury: Government, Technology, and 
Science in Philip II's Spain (Cambridge: Cambridge University 
Press, 1988), 68 y ss.; Álvarez Peláez, La Conquista de la Naturaleza, 
131 y ss.; Jiménez de la Espada, Relaciones Geográficas, vol. 1, 
59. Para los estatutos de 1573, ver AGI, Ordenanzas para la 
formación del libro de las Descripciones de Indias. 3 de julio 1573, 
Indiferente 427, L. 29, ss. 5v-66v, también en Francisco de Solano, 
Cuestionarios para la formación de las Relaciones geográficas de 
Indias: siglos XVI-XIX (Madrid: CSIC, 1988), 16 y ss.
37 Antes de unirse al Consejo de Indias, Ovando había diseñado 
la reforma de la Universidad de Alcalá de Henares. Después de 
haber trabajado en el Consejo de Indias, y reformarlo, se trasladó 
al Consejo de Hacienda. Ver S. Poole, “Juan de Ovando's Reform 
of the University of Alcala de Henares, 1564-1566”, Sixteenth 
Century Journal 21 (1990): 575-606, 585-586; A. W. Lovett, “Juan 
de Ovando and the Council of Finance (1573-1575)”, The Historical 
Journal 15 (1972): 1-21, 5 y ss.
38 Schäfer, El Consejo Real, vol. I, 129ff. Ver, igualmente, Jiménez de 
la Espada, Relaciones Geográficas, vol. I, 59.
39 Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, 
conquista y colonización de las posesiones españolas en América 
y Oceanía, 42 vols. (Nendeln, Liechtenstein: Kraus Reprint, 1964-
1969), serie I, vol. 16, 457-459. Esta colección es conocida como 
Codoin.
Experiencia y empirismo en el siglo xvi: reportes y cosas del Nuevo Mundo / Antonio Barrera Osorio / 21
público para determinar mejor su exactitud40. En 
1573, la Corona también publicó los estatutos 
para la formación de un libro sobre la descripción 
de las Indias u Ordenanzas para la formación del 
libro de las Descripciones de Indias. Los libros de 
descripciones tenían un propósito similar a los 
libros de registro propuesto posteriormente por 
Robert Hooke en la década de 1660 para la 
escritura de historias naturales41.
Casi todos los funcionarios encargados de hacer las 
descripciones participaban directamente en la 
empresa americana bien sea como oficiales reales 
o como individuos particulares. Entre ellos, 
había miembros de alto rango de la sociedad, 
tales como funcionarios del Consejo de Indias, 
los funcionarios de la Casa, arzobispos, obispos, 
sacerdotes, virreyes, funcionarios de las audien-
cias, gobernadores, alcaldes, concejales, tanto 
españoles e indígenas, caciques, funcionarios del 
Tesoro, capitanes y almirantes de la flota, pilotos 
y capitanes de provincias. Incluso a la gente 
común se le ordenó escribir informes. Estos 
informes abarcaban todos los aspectos del Nuevo 
Mundo: la cosmografía (climas, longitudes, 
alturas, eclipses); geografía de las costas y ríos 
(longitud y latitud de los accidentes geográfi-
cos, las posiciones y las características de los ríos, 
los puertos, las condiciones climáticas durante 
todo el año); la historia natural de cada región 
(animales domésticos y salvajes, los usos de los 
animales, los métodos de caza, las prácticas de 
crianza, tipos de peces, peces útiles, los métodos 
de pesca, las aves silvestres y domésticas, los mé-
todos de caza de aves, aves útiles, métodos de cría, 
árboles, plantas, cultivos, bosques, frutas, hierbas 
silvestres y domésticas, hierbas útiles, metales, 
tipos de tierras); así como información sobre la 
historia moral, o sea la historia de los hechos hu-
manos en América42. Se enviaron decretos reales 
a la Nueva España, Nueva Galicia, La Española, 
Guatemala, Panamá, Quito, Nuevo Reino de 
Granada, Chile y Charcas, con el fin de llevar a 
cabo las Ordenanzas para la formación del libro de 
las descripciones de Indias43.
Como parte de este programa para reunir infor-
mación sobre el Nuevo Mundo, la Corona elaboró 
diferentes cuestionarios con preguntas especí-
ficas que culminaron en el cuestionario de 1577.
 Esto constituye otro intento sistemático, después 
de las Ordenanzas para la formación del libro 
de las Descripciones de Indias, para recopilar 
información sobre las colonias con respecto a 
los grupos humanos y el mundo natural. Este 
cuestionario constaba de cincuenta capítulos 
 y se envió a toda la América española en 1577 y
 nuevamente en 1584. El ritmo y la velocidad 
de las respuestas fue variado. Desde Venezuela, 
las respuestas llegaron entre 1578 y 1579; de la
 Nueva España, entre 1579 y 1581 y entre 1584 
y 1585; de Ecuador, en 1592; de Perú, en 1583 y, 
posteriormente, entre 1585 y 158644. Al conjunto 
de respuestas dadas al cuestionario de 1577 se le 
conoce como las Relaciones de Indias y constituye 
una fuente de información única sobre el mun-
do natural de las Indias, así como sobre sus 
habitantes. Paralelo al cuestionario de 1577, el 
cosmógrafo-cronista López de Velasco elaboró 
un conjunto de instrucciones para recoger infor-
mación sobre eclipses lunares y determinar, con 
la información recogida, alturas y longitudes
 de las ciudades y pueblos de América. Una vez 
más, sus instrucciones fueron el resultado de los 
estatutos de 1571.
Sin embargo, estos libros y los cuestionarios no fueron 
el único intento de recopilar información del 
Nuevo Mundo. La Corona también envió expe-
diciones al Nuevo Mundo. Estas expediciones 
reales fueron el resultado de iniciativas privadas 
como la propuesta por Fernández de Oviedo y la 
búsqueda de Villasante de productos medicina-
les en el Nuevo Mundo.
En 1570, Felipe II ordenó al Dr. Francisco 
Hernández (CI. 1515-1587), su médico de la 
40 Leyes de Indias, vol. 2, libro IV, tit. I, ley VII.
41 D. R. Oldroyd, “Some Writings of Rober Hooke on Procedures for 
the Prosecution of Scientific Inquiry, including His ‘Lectures of 
Things Requisite to a Ntral History”, Notes and Records of the 
Royal Society of London 41 (1987): 145-167, 146: Hooke “made 
known his views on the need to record all information carefully 
while observations were fresh in the mind, by using a special 
record book, with illustrative sketches where appropriate, and 
records of ‘working hypotheses’ that might occur to the mind of 
the investigator”.
42 José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, en que se 
tratan las cosas notables del cielo, y elementos, metales, plantas, 
y animales dellas, y los ritos, y ceremonias, leyes, y gouierno, y 
guerras de los Indios (Madrid: A. Martin, 1608), 7-9.
43 AGI, Real cédula. 1573/12/10. El pardo, Indiferente, 427, l. 29, f. 
95v-96r.
44 Howard F. Cline, “The Relaciones Geográficas of the Spanish 
Indies, 1577-1648”, en HandBook of Middle American Indians 
(Austin: University of Texas Press, 1972), 193 y ss.
22 / Vol. 13 / Nº 27 / julio - diciembre de 2009 
corte, ir a México, Perú y Filipinas para obtener 
información general acerca de las hierbas, árbo-
les y plantas medicinales45. En mayo de 1571, 
Hernández ya estaba en México recogiendo in-
formación y muestras de las plantas y hierbas 
medicinales mexicanas con la ayuda de un geó-
 grafo y pintores amerindios. Al final de su ex-
pedición,

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