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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/326333636 The case of Tambogrande Chapter · July 2008 CITATIONS 0 READS 892 1 author: Maritza Paredes Pontifical Catholic University of Peru 68 PUBLICATIONS 742 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Maritza Paredes on 13 July 2018. 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Con la nueva estructura de incentivos económicos y tecnologías,3 aunque aún concentrada en las zonas altoandinas, la minería llegó a los valles agrícolas donde nunca antes operó: este es el caso de Tambogrande. La reducción de la demanda de mano de obra local no calificada en la V.El caso de Tambogrande MARITZA PAREDES1 1. Maritza Paredes es estudiante de doctorado de la Universidad de Oxford. El estudio de caso se inició cuando la autora se desempeñaba como oficial de incidencia en la Oficina Regional de OXFAM América en América del Sur (2004-2005). 2. Hasta bien entrado el siglo XX, la minería mantuvo su importancia para las economías regionales serranas en donde operaba demandando insumos para la producción, bienes de consumo para los campamentos y fuerza laboral local (prin- cipalmente proveniente de las comunidades campesinas). Esta relación sólo se rompió con la llegada del capital norteamericano y la creación de la Cerro de Pasco Copper Corporation, formándose por primera vez un mercado de trabajo asalariado, al que muchos miembros varones de las comunidades de la sierra central acudieron (Contreras 1988). 3. El acelerado crecimiento de la minería se debe a los cambios tecnológicos en la industria. Ellos han permitido explotar minerales que se encuentran difusos, que abarcan grandes extensiones de territorio y que tienen una concentración rela- tivamente baja. Estas tecnologías son: lixiviación, cianuro en el oro y ácido sulfúrico en el cobre. MARITZA PAREDES276 nueva organización industrial minera ha debilitado significativamen- te el más directo vínculo productivo que esta mantenía con las comu- nidades de su entorno.4 Así, operando en un nuevo contexto geográfico y social, y más importante aún, sin capacidad de absorber la oferta la- boral de la comunidad, y en ocasiones, compitiendo con otras alternati- vas económicas como la agricultura, la minería no es por lo general una actividad bienvenida por las comunidades en el Perú. Tambogrande es sin duda un caso muy ilustrativo del tipo de con- flicto asociado a las industrias extractivas que se extiende en el Perú, y en otras partes del mundo. Conflictos como este, si bien las diferencias en dimensiones y características locales son amplias, son reportados por la prensa en países tan diversos como Guatemala, Chile, Indone- sia o Papua Nueva Guinea. En un ambiente de creciente globaliza- ción de los capitales, y de crecientes precios de los minerales, este tipo de conflictos se repetirán y probablemente intensificarán, si no se remedian la progresiva pérdida de confianza entre los actores invo- lucrados, la polarización de las posiciones, y las salidas políticas de cor- to plazo que no enfrentan los temas de fondo. Este estudio de caso analiza la evolución de la acción colectiva y oposición que los pobladores de Tambogrande (Piura, costa norte del Perú) emprendieron en contra del proyecto, organizados en el Frente de Defensa de Tambogrande (FDTG). Entre 1999 y 2003, se desarrolló un intenso conflicto entre los pobladores y la Manhattan Minerals Corporation (MMC), una empresa canadiense que proponía una inver- sión de US$ 180 millones para extraer aproximadamente 42 millones de toneladas de mineral, principalmente oro, ubicadas en el corazón de la zona urbana del distrito.5 El principal argumento presentado por el FDTG a lo largo de la protesta fue que la minería ponía en riesgo las actividades agrícolas de la localidad, de las cuales dependía la mayor parte de los pobladores del distrito. Luego de tres años de una fuerte campaña de oposición, en el año 2003 el Estado decidió resolver el contrato de opción firmado con MMC, 4. El empleo total en minería sólo ha crecido en el Perú en 12% durante toda la década del noventa, mientras que la producción de casi todos los metales creció en más de 50% (Glave y Kuramoto 2000). 5. El denuncio de Tambogrande (TG1) contiene 853 mil onzas de oro y 10.26 millones de onzas de plata recuperables de la capa de óxidos y 339 mil toneladas de zinc y 715.8 mil toneladas de cobre de la zona de sulfuros. Según estas cantidades Tambogrande es un proyecto mediano: proyectos grandes como los de Yanacocha o Pierina tienen entre cuatro y diez millones de onzas de oro recuperables y en el caso del cobre, Antamina posee siete millones de toneladas de contenido fino recuperable de cobre y dos millones de toneladas de zinc. V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 277 señalando que la empresa no cumplía con las garantías financieras. La impresión generalizada en la opinión pública, sin embargo, ha sido que fue la presión social impuesta por los pobladores, sus organizaciones y sus aliados la que motivó el retroceso del Estado. La decisión final fue ampliamente celebrada en Tambogrande y en los círculos de organi- zaciones aliadas al FDTG, aunque los agricultores todavía manifiestan temores por otras concesiones que existen en el distrito.6 Por otro lado, la medida fue duramente criticada por representantes de la industria y otros gremios empresariales, mientras que el Estado no ha vuelto a referirse abiertamente al caso. Sin duda, el nivel de acción colectiva que alcanzaron los pobladores de Tambogrande durante estos años suscita varias preguntas desde una perspectiva de ciencia política, enparticular, porque son pocas las comunidades que emprendiendo campañas del mismo tipo han alcanzado el mismo nivel de coherencia organizativa y efectividad en sus objetivos de incidencia pública. Este breve estudio de caso intenta reflexionar y discutir estos elementos relacionados a la acción colectiva de los pobladores, el desarrollo de sus capacidades y repertorios de movilización durante 1999 y el 2003. Las preguntas que nos planteamos son: ¿qué factores fueron importantes en la generación del conflicto?, ¿por qué Tambogrande fue un caso exitoso de acción colectiva y organización comunal?, ¿cuál fue el rol de las organizaciones aliadas y particularmente el de OXFAM? Finalmen- te, ¿cómo Tambogrande ha influido en la dinámica de los conflictos entre las comunidades y la minería en el país? Como el estudio de caso se centra en la experiencia de organización de la comunidad, las entrevistas se realizaron principalmente a los po- bladores del distrito de Tambogrande, líderes del frente de defensa y representantes de las ONG aliadas. Estas se realizaron entre enero y junio del 2005. Se le hizo también una entrevista a un asesor de la em- presa Manhattan Minerals Corp. Las entrevistas están identificadas con números en el texto y se encuentran listadas en el anexo al final del documento. Adicionalmente se ha hecho una revisión del material secundario existente, entre ellos, publicaciones, actas y estudios. El es- tudio de caso está organizado en cinco partes; primero, los antecedentes del proyecto minero; segundo, el surgimiento del conflicto y los factores relevantes; tercero, los agentes de la acción colectiva; cuarto, el desarrollo de nuevos repertorios de movilización; y quinto, las conclusiones. 6. En el 2004, en la lista de prospectos del Minem aparecían tres concesiones en vigencia: (1) El Papayo, otorgada a Manhattan Sechura Cía. Minera S. A. y CEDIMIN Sac; (2) Las Lomas, otorgada a Cía. Minera Urumalqui S. A.; y (3) Tambogrande, otorgada a Manhattan Sechura Cía. Minera S. A. MARITZA PAREDES278 1. ANTECEDENTES A diferencia de las comunidades andinas en las que la minería his- tóricamente ha venido operando, la comunidad de Tambogrande no es extremadamente pobre ni geográficamente aislada. Se encuentra ubica- da en la costa norte del Perú, a dos horas de la ciudad de Piura y a 45 minutos del puerto de Paita. Cuenta con transporte público permanen- te y una carretera en relativo buen estado de mantenimiento. La mayoría de los pobladores son colonos que migraron al valle de San Lorenzo (VSL), uno de los valles peruanos con mayor acceso a riego regulado para gran parte de su superficie.7 Asimismo, la mayoría de los pre- dios se encuentran formalizados con promedios de extensión de más de 5.5 hectáreas, cuando el promedio en la costa es de 3.7 hectáreas (III CENAGRO 1994). Los agricultores del VSL producen principalmente limón, mango y arroz: 40% del limón y 38% del mango del país, y el 66% y 58% de la región de Piura a finales de los años noventa. Las asociaciones de agricultores más exitosas exportaron por el puerto de Paita un promedio de 21 toneladas de mango anuales en los últimos cinco años de la pasada década.8 Sin embargo, como la gran mayoría de los valles de la costa en el Perú, Tambogrande no es una sociedad homogénea. El 30% de una po- blación aproximada de 63 mil habitantes vive en condiciones de extrema pobreza, y un porcentaje más alto cuenta con escaso e inadecuado acce- so a agua potable, luz y saneamiento.9 La mayor parte de los pobres 7. Tambogrande se encuentra en una zona desértica. Hace cincuenta años, la mayor parte de lo que ahora es el VSL era principalmente terreno eriazo y bosque seco. En 1948, con financiamiento público, se inició un proyecto de irrigación en la zona que desvió el agua del río Quiroz hacia el río Chipillco en Tambogrande y con fi- nanciamiento del Banco Mundial, USAID y el Estado peruano se construyó el reservorio de San Lorenzo y sus canales de distribución. El costo fue de US$ 45 millones y abasteció de agua a más de veinte mil hectáreas ubicadas entre el río Chipillco y Tambogrande y 31 mil hectáreas del Bajo Piura. El proyecto de irrigación fue acompañado por un proceso de colonización de las tierras llevado a cabo por el Estado con financiamiento nuevamente del Banco Mundial, USAID y el Banco de Fomento Agropecuario del Perú. Hacia mediados de los años sesenta, aproxima- damente 1,300 lotes de entre seis y ocho hectáreas habían sido vendidos a colonos que venían de fuera, “yanaconas” de la zona expropiada, agricultores vecinos y ex propietarios o ex arrendatarios de la zona expropiada (Aste 2001). 8. Estadísticas del Ministerio de Agricultura (2001). 9. Según el último censo agropecuario de 1994, los 63,184 habitantes se encuentran distribuidos en 115 centros poblados. Treinta seis por ciento de los pobladores viven en la zona urbana y 64% en la zona rural, y según el mapa de pobreza del 2001 elaborado por el MINEM, aproximadamente el 80% de la población no cuenta con adecuados sistemas de agua potable, luz y saneamiento. V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 279 extremos viven en la margen izquierda del río Piura, en el área de bosque seco, y están organizados en tres comunidades campesinas: Apóstol Juan Bautista de Locuto; José Ignacio Távara Pasapera; y Señor de los Milagros de Cruz de Cana. Estos pobladores carecen de terrenos productivos y articulaciones al mercado agrícola, su acceso al agua es muy restringido y requieren hacer largas colas por las mañanas para recibirla del camión cisterna. La fuente más importante de los ingresos de estos pobladores son los jornales del VSL y la intensiva extracción de recursos del bosque seco: crianza de ganado caprino y extensiva ex- tracción del algarrobo para leña.10 Asimismo, en contraste con otras comunidades andinas mineras, Tambogrande tiene un peso electoral relativamente importante en la provincia de Piura, con una población electoral de 36 mil votantes, aproximadamente 20% de la población electoral de la provincia, la cual es la capital del departamento. Cuenta con una municipalidad distrital y varias organizaciones sociales a las cuales la mayor parte de la población del distrito parece encontrarse articulada.11 Entre estas organizaciones destacan la Junta Administrativa de Regantes del Valle de San Lorenzo, la Asociación de Colonos, la Asociación de Agricultores de Mango y Limón, las tres comunidades campesinas de la margen izquierda, además de otras organizaciones de la zona urbana y asociaciones políticas. A raíz de la presencia del proyecto minero se conformó el FDTG que coor- dinó a todas estas organizaciones. La existencia de importantes reservas minerales en Tambogran- de es conocida desde el gobierno militar del general Morales Bermúdez, a finales de la década de 1970, cuando el Bureau de Recherches Géo- logiques et Minières (BRGM) reportó que había reservas minerales en el distrito. Descubiertos estos yacimientos y preparadas las bases legales para la exploración de la zona, se suscribe en octubre de 1979 un acuerdo de exploración y explotación de Tambogrande entre la Dirección Gene- ral de Minería y la empresa francesa BRGM.12 La resistencia y temores de la población de Tambogrande respecto al desarrollo de la mina se 10. A pesar de los intentos de las ONG y las Naciones Unidas por promover un aprovechamiento sostenible del bosque, las actividades de las comunidades siguen siendo una amenaza seria para el frágil ecosistema de este bosque. En esta zona se encuentra el proyecto Manejo Integral y Sustentable del Bosque Seco de Callejones – Tambogrande y Rinconada, Nomala Chulucanas – Piura, financiado con un pequeña donación del GER (PER/02/06). 11. Según el censo agropecuario de 1994, el 52% de los agricultores estaba articulado a algún tipo de organización de base. 12. Decreto supremo 019-78-EM/DGM, decreto ley 22672. MARITZA PAREDES280 expresaron ya desde esa época. Alvarado (2005) hace un recuento de cómo la población organizó paros y movilizaciones, primero durante elgobierno de Acción Popular y después durante el gobierno del APRA, paralizando las operaciones.13 Durante el régimen de Alberto Fujimori, bajo un nuevo contexto económico nacional, de acelerada promoción de inversiones extranje- ras y mineras, el yacimiento polimetálico de Tambogrande entró en el régimen de concesiones mineras desde 1992. En 1999, el Estado otorgó la concesión de los yacimientos de Tambogrande a Manhattan Minerals Corporation, una compañía canadiense joven y pequeña.14 La primera concesión otorgada fue la de Lancones y Papayo en 1998; y luego entre 1998 y comienzos de 1999 el gobierno autoriza el plan de privatización del proyecto minero Tambogrande (TG1), aprobando un contrato de opción entre la Empresa Minera del Perú (Minero Perú) y la compañía canadiense, que sustituye formalmente a la empresa francesa BRGM. Según el contrato de opción, Manhattan tenía un plazo de tres años para explorar las concesiones del proyecto minero que proponía abarcar 88,800 hectáreas: 45.4% del área total de concesiones mineras del de- partamento de Piura, que alcanzan las 195,520 hectáreas según el ca- tastro. Al finalizar las exploraciones, MMC debía elaborar un estudio de factibilidad, definir un esquema de financiamiento y constituir la Empresa Minera Tambogrande (EMTG) con un 75% de capital propio y 25% de la empresa estatal Minero Perú.15 La empresa propuso un 13. En el gobierno de Alan García las discusiones respecto a la explotación minera de Tambogrande fueron retomadas por el Congreso y se generó una nueva oposición liderada por algunos diputados de Piura, el alcalde de Tambogrande y el frente de defensa conformado en ese entonces. Durante los años noventa, los estudios de factibilidad y prospecciones se realizaron en un ambiente de opiniones divididas de parte de la población y del gobierno; paros y acciones cívicas acompañaron las discusiones. Finalmente, en mayo de 1990, al finalizar el gobierno de García, el Congreso aprueba la ley 25284 que dispone la transferencia al gobierno de la re- gión Grau de los derechos especiales del Estado en el yacimiento polimetálico Tambogrande, y posteriormente, el 22 de noviembre de 1990, declara de necesidad nacional el ejercicio de toda actividad minera en el derecho especial del Estado denominado Tambogrande (Alvarado 2005). 14. Manhattan Minerals Corporation (MMC) tiene su oficina central en Vancouver y es calificada por los analistas de la industria como una compañía “junior”. Hasta el final del conflicto, MMC sólo había operado una mina desde su creación en 1990. Esta mina, situada en México, fue vendida en el 2001. MMC está listada abiertamen- te en la bolsa de valores y sus principales accionistas son fondos canadienses y norteamericanos, incluyendo TD Asset Management, State Street Global Advisors y AGF Management (Bloomberg, 12 de mayo del 2002). 15. El contrato señala que las condiciones mínimas requeridas son operar con una capacidad de tratamiento de diez mil toneladas métricas por día y con activos de al V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 281 proyecto de explotación de minerales mediante excavaciones a tajo abierto, el hoyo tendría por lo menos 250 metros de profundidad, abarcaría 23.5 hectáreas y estaría localizado donde actualmente se encuentra el pueblo. Para ello, el proyecto suponía la reubicación de ocho mil habitantes, de una población total de entre catorce mil a 16 mil habitantes (equivalente a 1,600 hogares).16 2. LOS FACTORES DESENCADENANTES DEL CONFLICTO Una lectura errónea del terreno social MMC empezó sus exploraciones en la margen izquierda del río Piura, donde se encuentran las comunidades campesinas del distrito, y donde los pobladores sufren de mayores necesidades. Según el asesor de la empresa entrevistado (E1), la idea de iniciar el proyecto en esta zona —donde ellos evaluaban había menos resistencia al proyecto—, le brindaba a MMC la oportunidad de demostrar que podía contribuir con el desarrollo socioeconómico de la comunidad. Si la etapa de exploración en esta zona lograba desarrollarse sin conflicto social, la exploración en el cerco urbano podía ser viable. La empresa firmó un convenio de tres años con la comunidad Apóstol Juan Bautista de Locuto (AJBL)17 para realizar actividades de exploración, en el cual la compañía se compro- metía a definir con mayor precisión el apoyo y los beneficios que se brindaría a la comunidad, sus responsabilidades con los daños y per- juicios provenientes de las actividades de exploración, y el estableci- miento de un concejo de coordinación comunal con representantes de la empresa y de la comunidad (E2). La vinculación entre las comunidades de la margen izquierda y los agricultores del VSL es muy estrecha, y de interdependencia laboral. Los pobladores de la margen izquierda trabajan en el valle, forman menos US$ 100 millones. MMC será la que administre y opere la empresa en caso de asumir la opción pagando una regalía al Estado Peruano. 16. Según la información proporcionada por MMC, la explotación se realizaría en dos etapas. La primera etapa incluiría los primeros tres años y medio en los cuales se obtendría oro y plata de una capa de 8.9 millones de toneladas de óxidos a través de lixiviación con cianuro y de un horno de refinación. La segunda etapa inclui- ría ocho años y medio en los cuales se produciría concentrados de cobre y zinc mediante el procesamiento de 61.3 millones de toneladas de sulfuros por flotación convencional. 17. La comunidad AJBL cuenta con un área de 13,054 hectáreas, con personería jurídi- ca, con siete centros poblados y una población estimada de 10,500 habitantes. MARITZA PAREDES282 parte de las organizaciones del distrito y comparten las mismas instituciones sociales y culturales. En ese contexto, el convenio fue visto por agricultores del VSL y pobladores de la margen izquierda como una decisión unilateral de la empresa, con la intensión escondida de dividir a la comunidad. Los líderes del FDTG que entrevistamos manifestaron que, en su opinión, la empresa aprovechaba la necesidad de los po- bladores de AJBL para iniciar sus actividades evitando una negociación institucional con el conjunto de la comunidad a través de sus organi- zaciones representativas (E3, E4). Después de seis meses de haber explotado el conflicto, la comuni- dad AJBL decide en asamblea general revocar a la directiva comunal y nombrar un consejo transitorio comunal, y envía una comunicación a MMC señalando que revocaban el convenio porque este no había sido aprobado en la asamblea general de comuneros, como señala sus es- tatutos, sino en una reunión de algunos directivos y delegados, pero sobre todo, porque el convenio estaba generando conflictos al interior de su comunidad. MMC intenta desconocer a la nueva junta directiva al comienzo, pero al final reconoce la revocación del contrato.18 La lectura de MMC sobre los pobladores de la comunidad de AJBL probó estar equivocada y los resultados fueron completamente opuestos a los objetivos. Una lectura acertada probablemente hubiese considerado que no era una idea muy prometedora mantener una “relación especial” con un sector de la localidad, e ignorar las relaciones productivas, socia- les y políticas de este grupo con otros sectores; menos buena idea parece haber sido creer que para los pobladores de AJBL satisfacer las ne- cesidades inmediatas sería a la larga más importante que el mantener buenas relaciones con las comunidades vecinas. El conflicto empieza a hacerse más notorio cuando la empresa, si- guiendo el cronograma del contrato, comienza las actividades de ex- ploración en el cerco urbano a mediados del año 1999. MMC estableció una oficina de información en el cerco urbano con la finalidad de realizar campañas de información a través de boletines y afiches que explicaban los beneficios que la minería podía traer a la comunidad, y las facilida- des que la empresa ofrecería a la población para adecuarse al proyecto, particularmente la reubicación de viviendas. Desde la perspectiva de los líderes de la comunidad, lainformación venía sólo del lado de la empresa, que sólo brindaba información sobre los beneficios de los pro- yectos pero no hablaba de los posibles peligros y riesgos. Según uno de 18. Correspondencia entre AJBl y MMC: 25 de septiembre del 2000; 2 de octubre del 2000; 11 de octubre del 2000; 31 de enero 2001; 2 de febrero del 2001; 6 de febrero del 2001; 8 de febrero del 2001; y 13 de febrero del 2001. V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 283 los líderes entrevistados, la información no parecía ser imparcial: “Todo era siempre positivo”, “[…] nos subestimaban, porque todo pro- yecto minero tiene sus impactos ambientales, especialmente cuando va a convivir con una zona agrícola como la nuestra” (E5). Lo que preocu- pó a los agricultores desde el principio del proyecto era la ausencia de la información sobre medidas de mitigación o vigilancia, y más bien, se eludía hablar sobre los posibles impactos ambientales del proyec- to; “[…] eso nos tenía muy nerviosos porque nosotros vivimos acá encima de los minerales” (E5). Los folletos que el frente de defensa guarda documentan este problema. Esta ausencia de información con- fiable fue un elemento esencial en la evolución del conflicto, en el que los agricultores no se sentían tratados con seriedad. En noviembre de 1999, como parte de su plan de apoyo comunitario, MMC convocó a un programa de empleo temporal en el centro urbano de Tambogrande, que incluía la limpieza de calles, arreglo de veredas y canaletas, etc. El objetivo era establecer relaciones positivas con la comunidad, nos afirma el asesor de MMC, antes de empezar el trabajo de exploración (E1). Sin embargo, el hecho de que la empresa ofreció jornales muy por encima del jornal de mercado en el VSL puso a la em- presa en competencia directa con los agricultores de ese valle, provocando rápidamente la reacción de ese grupo: “Esos jornales eran mentirosos, no eran sostenibles porque cuando la empresa lograra su permiso para explotar acabaría con el programa, y cuando la minería se acabe tam- bién se irán esos jornales, y se habrá liquidado a la agricultura que es la que nos da trabajo” (E5). El elemento catalizador del conflicto ocurrió el 22 de noviembre de 1999, cuando MMC empezó la exploración en la zona urbana de Tambo- grande con una autorización de la municipalidad distrital, pero sin el apoyo de la población. Algunos eventos de esos días sirvieron para ca- nalizar emociones de frustración y desesperación que se reflejaron en hechos de violencia del 22 de noviembre. Los líderes del FDTG nos se- ñalan que el día 19, el alcalde del distrito, Alfredo Rengifo Navarrete, convocó a una reunión en el teatro municipal a la que asistieron repre- sentantes de las diferentes organizaciones del distrito y pobladores. En presencia de representantes de MMC, el alcalde hizo un balance de cómo iba el proyecto minero e informó que, al haberse culminado la primera etapa de exploración en la margen izquierda, se iba a empezar las actividades de exploración en la zona urbana. Los líderes del Frente afirman que los representantes de las organizaciones expresaron públicamente sus preocupaciones por la iniciación de estas activida- des, y señalaron que exigían mayor información y diálogo antes de ini- ciar las operaciones de exploración. Tanto la municipalidad como los MARITZA PAREDES284 representantes de MMC aceptaron conversar y ofrecer más información. Sin embargo, ni el alcalde, ni los representantes de la empresa infor- maron que el 18 de noviembre (un día antes de la asamblea) el alcalde ya había firmado la resolución municipal que autorizaba el inicio de los estudios de exploración. Cuando el 22 de noviembre, MMC entra con sus maquinarias, los pobladores y sus representantes se sintieron traicionados y engañados: “No respetaron los acuerdos tomados el día 19” (E6). A este problema, se sumó la sorpresa y temor de la población. A pesar que la industria señala que los taladros y maquinaria de ex- ploración causan un mínimo de impacto ambiental, las dimensiones, el operativo y el ruido que causa el desplazamiento de la maquinaria causaron una gran conmoción entre los pobladores (E7). Ese mismo día, algunos pobladores exaltados atacaron la maquinaria y los equipos de la empresa dejando una secuela de más de treinta juicios abiertos por la empresa.19 TESTIMONIO 1: sobre el 22 de noviembre Mi amiga Lola me cuenta que ha llegado una máquina de mineros al cerro Santa Cruz. Yo me sorprendí, nosotros no teníamos nada de conocimiento, no sabíamos que iban a venir mineros. Nos fuimos al Cerro Santa Cruz, allá encontramos pues gente vestida de amarillo con llonque, con cascos y había unos extranjeros, mineros, un ingeniero Rojas que estaba en moto. Le preguntamos, ¿por qué están estas maquinas?, ¿por qué al pueblo no le dan a conocer? Nos respondió […] el alcalde nos ha dado la autorización. Todos allí exigimos que nos den ese documento. Un ingeniero me lo entregó. Entonces fuimos a hablar con el alcalde, pero tenía seguridad en la puerta y no nos de- jaban ingresar. Ya se habían reunido todos los asentamientos humanos en la plaza, era una cosa que verdaderamente impactaba. Yo les digo a mis compañeros, ¿qué es esto?, y allí no más hubo un enfrentamiento que no sé ni cómo sucedió. Cuando me di cuenta, ya estaba en medio de toditas piedras, palos que tiraban. Entonces he corrido con dos compañeras más. Les digo vámonos, aquí nosotros no podemos hacer nada […]. Los ingenieros se habían aprovechado de la humildad de tanta gente y le habían pagado cincuenta soles a mujeres, hombres, jóvenes, niños, niñas; les habían mandado a poner esos cascos para que salgan a defender y resguarden su maquinaria […]. Más tarde, en mi casa escuchamos ruidos como de cohetes, balas, entonces pasaron 19. Algunos pobladores se dirigen además al campamento, dañan los equipos y materiales de la empresa y dejan seriamente heridos a dos policías. Se quemaron algunas camionetas y se malograron brocas, entre otros actos. V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 285 unas motos y la camioneta de la policía todita rota, entonces yo le pregunto a uno, ¿Muchachos, qué es lo que esta pasando? Ahí arriba hay una diablura, me dijeron, han quemado esto y que han quemado un carro, del campamento, se han llevado el material. ¡Uy! Dios mío todo esto ha sucedido. Yo les decía a mis amigas que podíamos orga- nizarnos en otras formas, pero no así, pues, con la violencia. ¿Pero quién entendía al pueblo? Nadie lo entendía. Al ver eso nosotros, te- níamos que correr también, ¿no? (E7). Instituciones de regulación inadecuadas y débiles Hasta el estallido de este conflicto, ningún funcionario del gobierno había visitado la comunidad para explicar el proyecto minero y la pre- sencia de la compañía MMC La principal característica del marco insti- tucional en el Perú es que el Estado, en este caso el Ministerio de Energía y Minas (MINEM), delega el trabajo de las relaciones comunitarias completamente a la empresa. El único vínculo formal entre el Estado y el proceso de preparación de la mina —que involucra tanto a la empresa como a las comunidades— es el estudio de impacto ambiental. El estudio de impacto ambiental (EIA) es la pieza central de la regulación ambiental.20 Los EIA son llevados a cabo por firmas consultoras contratadas por las empresas mineras, y la aprobación de este estudio por el MINEM es la condición para iniciar una operación de extracción. En la práctica, las compañías tienen considerable flexibilidad en rela- ción con la profundidad y cuidado del estudio, y los problemas surgen, eventualmente, cuando los proyectos intentan realizarse en ecosiste- mas frágiles que requieren un trabajo de ingeniería más detallado por parte de las compañías. Este último punto fue decisivamente un ele- mento de exacerbación del conflicto cuando la empresa presentó el estu- dio de línea de base en julio del 2000, elaborado por la consultora privada Klonhn Cripper S. A. El FDTG y la mesa técnica señalaron que el estudio ofrecía información muy incompleta, poco específica a lasituación geo- gráfica particular de Tambogrande. La lectura de los dirigentes del FDTG era que la empresa seguía manteniendo que la minería moderna no era contaminante y que podía convivir sin riesgos con la agricultura, pero no les informaban, 20. Según el decreto supremo 016-93-EM, el EIA debe “[…] evaluar y describir los aspectos físico-naturales, biológicos, socioeconómicos y culturales del área de influencia del proyecto, con el propósito de […] anticipar los efectos y consecuencias de llevar a cabo el proyecto, indicando las medidas de prevención y control para obtener un desarrollo armónico entre las operaciones de la industria minera y el medio ambiente”. MARITZA PAREDES286 […] cómo iba a ser con el Fenómeno del Niño […], con los vientos más fuertes que tenemos acá. Nos hablaban de una cancha de relave de seiscientas hectáreas, más grande que el reservorio de San Lorenzo, una inmensa masa de agua contaminada, y aquí que tenemos una eva- poración pues de 36 a 38 grados, ¿cómo van a hacer con las lluvias ácidas pues? ¿Qué va ser de nuestros mangos, nuestros algarrobos? Todo se iba a morir, el agua se va a contaminar. Nada de eso nos respondían (E5). Aproximadamente después de un año, en agosto del 2001, el doctor Robert Moran, un hidrólogo especialista en impacto ambiental mine- ro, hizo un estudio de los potenciales impactos del proyecto Tambo- grande sobre la base del estudio de línea de base y confirmó las dudas del FDTG: que la información recabada en el estudio era insuficiente y que las afirmaciones de los representantes de MMC respecto a que no existirían impactos ambientales y que el proyecto podía convivir con la agricultora no podían ser sustentadas con la evidencia que hasta el momento la empresa había presentado. La empresa MMC inmedia- tamente respondió señalando que el estudio de Klohn Crippen de mayo del 2001, sobre el cual se había basado el estudio Moran, era un “informe preliminar” y una primera aproximación al tema de los impactos am- bientales del proyecto minero Tambogrande. El Ministerio de Energía Minas manifestó estar de acuerdo con las limitaciones del estudio de línea de base y demandó se hiciera con la mayor rapidez el estudio de impacto ambiental para tener una información completa del proyecto. Evidentemente, el vacío de información sobre los impactos am- bientales que existía a casi tres años de iniciadas las exploraciones sólo reforzaba la desconfianza de la población y su oposición al proyecto. Hasta este momento, la empresa y el gobierno habían afirmado fir- memente que no habría impactos ambientales para la agricultura, pero no habían podido proveer la información que respaldara estas afir- maciones y que atendiera las preocupaciones específicas de los po- bladores; en particular, los impactos de El Niño cuando aumentan las lluvias y son muy altas las probabilidades de accidentes, la variabilidad en la disponibilidad de agua en una zona originalmente desértica, los efectos negativos de los fuertes vientos característicos de la zona, el riesgo de lluvias ácidas por las elevadas temperaturas y la protección del frágil bosque seco. Más importante aún, el estudio de línea de base no había incor- porado la participación de la población, cuando ya hace más de un año la empresa tenía presencia oficial en el distrito. El tema de la parti- cipación ciudadana en la elaboración de los EIA se encontraba casi totalmente fuera de la ley cuando se inició el conflicto en Tambogrande, V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 287 y no sería sino hasta el 30 de diciembre de 1999 que se aprobó el primer reglamento de participación ciudadana en el procedimiento de apro- bación de los EIA. Este reglamento no contempló ningún mecanismo de consulta y participación de los pobladores en la discusión de los resultados del EIA, y sólo se incluyeron las audiencias públicas en la reglamentación de participación ciudadana en el año 2002,21 como re- sultado de la movilización de Tambogrande. Estas audiencias, sin embargo, fueron concebidas principalmente como informativas.22 Finalmente, el EIA fue presentado el 9 de diciembre del 2002 en Lima y Piura al INRENA, la DGAA y la Dirección Regional de Energía y Minas de Piura. El EIA señalaba que el costo de capital del proyecto sería de US$ 405 millones con una inversión prevista de US$ 180 mi- llones, que incluía el costo de reubicación de las viviendas, programas de desarrollo comunitario, el movimiento de tierras para la desviación del río, la construcción de un depósito de relaves, y la construcción de las instalaciones requeridas para el procesamiento del oro y la plata. La inversión adicional se realizaría para la ampliación de la mina cuando se iniciase la explotación de cobre y zinc. Según el modelo financiero de Manhattan que presenta en el EIA, la mina generaría durante los 17 años de vida del proyecto unos US$ 229 millones para el Estado (US$ 13 millones anuales).23 El EIA fue devuelto a la empresa MMC por- que fue entregado en inglés y el INRENA había comunicado que la infor- mación presentada por MMC era incompleta. La última versión del EIA fue entregada el 23 de abril del 2003, tres años después de iniciadas las exploraciones. A esta versión final del EIA, el INRENA hace públicas 191 observaciones, desempeñando un papel muy importante en esta oportunidad.24 21. Resolución ministerial 596-2002 EM/DM. 22. Las audiencias públicas fueron establecidas como parte del procedimiento para la aprobación del EIA. Consistían en asambleas públicas para explicar y discutir los resultados del EIA. La audiencia pública debía ser anunciada en un periódico nacional (El Peruano) y en la radio. EL MINEM determina el tipo de diálogo o consulta que los proponentes de un proyecto deben tener con los individuos afectados, las repre- sentantes de las comunidades, las organizaciones sociales y otros stakeholders sobre los temas relevantes, incluidos los potenciales impactos y conflictos. La ley 27746 señala que las audiencias públicas son obligatorias sólo para los EIA de tipo detallado. Entonces, no todos los proyectos con impactos sociales y ambientales significativos requieren cumplir con este procedimiento. 23. De los cuales vía el sistema de distribución del canon, los pobladores de Tambogrande recibirían US$ 10,170 (equivalente a US$ 598 anuales). Otros US$ 40,680 serían entregados por este sistema a la municipalidad y al gobierno regional de Piura. 24. En el complejo conjunto de reglas ambientales que gobiernan las actividades de la minería, la legislación establece otros reguladores adicionales al MINEM. Estas MARITZA PAREDES288 Adicionalmente, en mayo del 2003 se publica el documento “EIA de Tambogrande: ¿estudios técnicos o publicidad?”, una revisión de Moran al EIA de Manhattan donde se concluye que el estudio es in- completo e inadecuado para medir los impactos que provocaría la actividad minera en la zona. Una opinión adicional apoyando la mala calidad del EIA fue entregada por el Centro de Investigación de Geografía Aplicada de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CIGA/PUCP) a mediados de noviembre del mismo año. Aunque el MINEM no desaprobó el proyecto por la falta de calidad del EIA sino por razones financieras, las dudas sobre la capacidad de la empresa de controlar efectivamente los impactos del proyecto sobre la comunidad y sus actividades agrícolas eran cada vez mayores. Hubo tres gobiernos nacionales durante 1999 y 2003. El conflicto de Tambogrande comenzó con el gobierno de Fujimori, pasó por el gobierno de transición de Paniagua, y tuvo su desenlace final con el de Toledo. Sólo la administración del último se interesó en establecer un proceso de diálogo.25 Sin embargo, este no tuvo éxito porque la población ya había perdido la confianza en la autoridad ambiental del Estado. El Estado, hasta entonces, había estado ausente y las veces que estuvo presente fue ante el estallido de episodios de violencia, en donde la agencias son el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), el Consejo Nacional del Medio Ambiente(CONAM) y la Dirección General de Salud (DIGESA). Finalmente, INRENA es la agencia del Ministerio de Agricultura a cargo de la pro- moción racional y conservación de los recursos naturales renovables. De acuerdo al decreto supremo 057-97-PCM, los EIA y PAMA de actividades económicas que con- templen la modificación de recursos renovables, como el agua, la tierra, flora o fauna, requieren de la “opinión técnica” del INRENA previo a la aprobación de la autoridad sectorial competente. Un mes después de la aprobación de esa regula- ción, el decreto supremo 061-97-PCM señaló que si después de veinte días de recibido el EIA o PAMA por el INRENA, este no provee la opinión técnica, se entenderá que no existen observaciones (decreto supremo 008-2005, art. 12). 25. Cuando estalla el conflicto a fines de noviembre de 1999, la reacción del Estado fue inculpar directamente a las organizaciones de los pobladores y a sus líderes por las acciones de violencia. Manuel Román, líder del FDTB, nos contó que cuando los disturbios sucedieron en Tambogrande, él y otros dirigentes estaban en Lima en un taller donde por primera vez se les informaba sobre “la minería a nivel internacio- nal”. Estuvieron allí con directivos de otras empresas y el evento se desarrolló en el salón de actos del Colegio de Abogados de Lima. Sin embargo, cuando regresaron de Lima, él y otros dirigentes ya tenían orden de captura, acusados de haber llevado a la manifestación latas de gasolina, fósforos y otros instrumentos. Román nos señala que fue a dar su declaración seguro de su inocencia y solicitando testigos y pruebas: “[…] yo le voy a presentar pruebas, le dije, señor, le voy a traer mis pasajes, le voy a traer el recibo del hotel donde me he quedado. Facilísimo las autoridades nos acusan, lo amenazan a uno, para tenerlo acosado a uno” (E5). V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 289 población lo veía como defensor de la empresa minera y no de los po- bladores. Después, los pobladores se enteraron que el gobierno había realizado otras medidas para facilitar la inversión en el proyecto de Tambogrande sin informarles, lo cual sólo ayudó a incrementar la per- cepción de que el Estado no garantizaba una autoridad imparcial en el conflicto.26 La aprobación del EIA por el MINEM, la autoridad ambiental com- petente, es la principal condición para iniciar cualquier proyecto de extracción de minerales.27 La responsabilidad de otorgar licencias de exploración y extracción de minerales en el Perú se encuentra en el MINEM, por lo tanto, este ministerio enfrenta la responsabilidad de, por un lado, promover la industria minera y, por otro, hacerse cargo de la regulación ambiental. Bajo este diseño es claro que no existen los incentivos adecuados para que las autoridades ambientales ejerzan su rol regulador. Por otro lado, este arreglo institucional genera eviden- temente razones potenciales para el conflicto, toda vez que los actores pueden tener mayores dudas sobre la independencia y transparencia del proceso. Este elemento estuvo presente en todo el proceso del conflicto de Tambogrande y a nuestro juicio hizo imposible la construc- ción de lazos de confianza entre los pobladores y el Estado. La creación de una agencia independiente de medio ambiente, co- mo ocurre en países como Chile y Colombia, estuvo contemplada en el Código de Medio Ambiente y Recursos Naturales aprobado en sep- tiembre de 1990; sin embargo, el Código fue eliminado un año después y las leyes que se promulgaron en su lugar fueron la Ley de Promoción de las Inversiones de la Minería (DL 708, pasada en junio de 1991), y la Ley Marco del Crecimiento de la Inversión Privada (DL 757, pasada 26. El gobierno decretó, con la aprobación del ejercito, el decreto supremo 014-99-EM que declara de necesidad pública la actividad minera en Tambogrande para resolver el impedimento constitucional que tienen los extranjeros, dentro de cincuenta kilómetros de las fronteras, de adquirir, poseer, por titulo alguno, minas, tierras, bosques, aguas, combustibles, fuentes de energía, directa o indirectamente, indi- vidualmente o en sociedad, bajo pena de perder, en beneficio del Estado, el derecho así adquirido. Se exceptúa el caso de necesidad pública expresamente declarada por decreto supremo aprobado por el Consejo de Ministros conforme a ley. 27. Desde comienzos de los años noventa, el Perú ha desarrollado una vasta pero bastante desorganizada legislación ambiental. Mucha de esta legislación fue elaborada con la ayuda de consultores que fueron contratados gracias al apoyo financiero del Banco Mundial, y dadas las características del régimen en esos años, la legislación fue aprobada sin mayor debate público. Una nueva Ley General del Medio Ambiente fue aprobada en el 2006 con un mayor debate público, aunque este estuvo fundamentalmente restringido al Congreso y los medios escritos de Lima. MARITZA PAREDES290 en noviembre de 1991). Uno de los objetivos importantes de estas le- yes era convertir al MINEM en la autoridad competente en la regula- ción de las actividades mineras, haciendo claro su mandato sobre el otorgamiento de los permisos y el establecimiento de los estándares ambientales.28 Más allá de los problema de incentivos, existe un también un pro- blema de recursos. El reporte interno realizado por el Banco Mundial a solicitud del MINEM mostró la existencia de sólo seis técnicos ambien- tales de planta en la Dirección General de Asuntos Ambientales (DGAA) del MINEM: un hidrólogo, un ingeniero ambiental, un geólogo, un meteo- rólogo, un sociólogo y el director general. Este equipo recibe el apoyo de un pequeño grupo de asistentes jóvenes e internos. La falta de recursos humanos es consistente con la relativa baja importancia de la DGAA en el presupuesto del sector. La actividad de “Promoción, normatividad y fiscalización ambiental minera” recibe menos de 1% del total del presupuesto total del sector de Energía y Minas, entre US$ 300 mil y US$ 500 mil anuales en los últimos tres años fiscales, todo por supuesto administrado en Lima.29 En conclusión, consideramos que los factores fundamentales en el desencadenamiento del conflicto fueron, en primer lugar, una lectura equivocada de la empresa sobre la realidad social de Tambogrande y su objeción de entablar una negociación directa con las organizaciones sociales de la comunidad. En segundo lugar, un manejo informativo que exaltaba los aspectos positivos del proyecto y negaba la existencia de posibles impactos ambientales, sin ofrecer adecuada información de respaldo, lo que generó profundas dudas en los pobladores sobre la capacidad de la empresa para operar en una zona de alta fragilidad ecológica como Tambogrande. Finalmente, la ausencia del Estado y la poca claridad de sus funciones e intereses generaron una absoluta des- confianza sobre su rol, particularmente el del MINEM como autoridad ambiental. 28. Otros resultados adicionales de las modificaciones legislativas fueron relajar el concepto de protección ambiental “no-importa-el-costo” y, por lo tanto, introducir criterios de “costo-beneficio” como principios guía; suprimir el concepto de crimen ambiental, las penalidades judiciales y responsabilidades administrativas; y elimi- nar el principio de que las actividades económicas pueden suspenderse en el caso de riesgos ambientales graves. 29. Portal de Transparencia: www.mef.gob.pe. Un gasto extraordinario fue ejecutado en el periodo para crear la oficina de relaciones comunitarias con el fin de procesar los crecientes conflictos entre las empresas mineras y las comunidades locales. V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 291 TESTIMONIO 2: ¿Qué es mitigar? Si me sacan la vista, ¿me ponen una de vidrio? El gobierno nunca dio la cara por nosotros, nos dejó abandonados y nunca quiso dar la cara. El gobierno sólo saca la cara, se pone un poco, siendo parte del problema, cuando las papas queman, y cuando veían que el enfrentamiento de la población con la empresa era emi- nente. Allí aparece el ministro de minería con nuestro bendito defensor del pueblo,que dice que trajeron la agenda de cómo podían ellos convencernos para que se instale la minería en Tambogrande […]. Ellos no sabían nada, no había EIA y trataban de decirnos que no iba haber ningún daño, ningún problema que solamente se mitigarían todos los daños, que se iban a mitigar. Y nosotros le dijimos ¿mitigar? ¿Qué quiere decir mitigar? Si me sacan la vista, ¿me ponen una de vidrio? Si me cortan la pierna, ¿me ponen una de palo? Pero no pueden decirnos qué daño no va a haber. Vinieron cuatro o cinco veces, y al fi- nal se convencieron que no era posible meterle en la cabeza de la pobla- ción sus ideas (E6). 3. LOS AGENTES DE LA ACCIÓN COLECTIVA El Frente de Defensa de Tambogrande El FDTG se formó en una asamblea de representantes de diversas organizaciones sociales del distrito, incluidas la junta de usuarios de agua, las comunidades campesinas de la margen izquierda, las asociaciones de agricultores y otras. Primero, se nombró una comisión para analizar lo que estaba sucediendo con el proyecto minero; al cabo de pocos meses, sin embargo, la comisión evaluó que el proyecto minero avanzaba muy rápidamente con una campaña intensiva de promoción con afiches y boletines y que se requería un esfuerzo organizacional más fuerte (E3). Así, el 30 de agosto de 1999 se formó el FDTG con el apoyo de la mayor parte de organizaciones del distrito. La principal demanda era que no había existido de parte del Estado ni de la empresa un real proceso de consulta e información y, sin embargo, la empresa ya anunciaba la posición de las pozas de lixiviación, las canchas de relave, las zonas de tránsito de los volquetes, entre otros aspectos del proyecto, frases técnicas que los pobladores nunca habían escuchado antes y que les causaban temor por sus efectos en los cultivos (E4). La presencia de un liderazgo positivo y la legitimidad de la organización comunal han sido unas características fundamentales de la fortaleza organizativa de Tambogrande durante los años de conflicto. MARITZA PAREDES292 Por un lado, no se trataba de una comunidad sin experiencia de or- ganización. La dinámica productiva del VSL ha producido una dinámica organizativa relativamente importante en el distrito. Según el censo agropecuario de 1994, de los 5,981 agricultores del valle, el 52% se encontraban agrupados en algún tipo de organización agrícola siendo las más importantes los comités de productores, las asociaciones de agricultores y las juntas de agua. La dinámica organizativa ayudó a que rápidamente se constituyera un frente de defensa y a que hubiese un liderazgo con suficiente experiencia de representación. La encuesta que CEDIR-CIPCA realizó en el año 2000 a solicitud de la empresa expresa este apoyo. Los resultados de la encuesta sugieren que el 40% de la población del distrito pensaba que el frente de defensa era el que venía desempeñando el mejor papel en representar a la población frente a MMC, seguido por la comunidad campesina (17%) y la Iglesia (11%). La legitimidad no fue fácil de mantener, pero el liderazgo ejerció un rol crucial en la unidad y credibilidad del FDTG. Como frecuen- temente ha sido el caso en el Perú,30 al inicio de su conformación, la gente no demostró mucho interés en el Frente; los dirigentes señalan que la población sospechaba de los fines políticos de la organización: “[que éramos] grupos de politiqueros”, “que seguramente algo que- ríamos”. Según Francisco Ojeda, dirigente del FDTG y alcalde del dis- trito al momento de la entrevista, el principal mecanismo para lograr convocar a la gente fue hacer participar a todas las organizaciones del distrito,31 tener las reuniones abiertas al público, mostrar integridad personal, consultar constantemente a las bases y respetar las decisio- nes de la asamblea: “Nunca se hizo un paro a la antojadiza. Cuando había la decisión de irse a una marcha, a un paro, nos sentábamos en la Plaza de Armas, convocábamos a la población, y desde ahí la población nos contestó y nos avalaba para seguir, pues cuando salía la marcha, todo el mundo salía” (E8). Según los líderes y otros miembros de la mesa téc-nica entrevistados, se fue sintiendo una mayor presencia de la población en las actividades, y una sincronización y respaldo a los 30. Ver Ismael Muñoz, Maritza Paredes y Rosemary Thorp, “Acción colectiva, violencia política y etnicidad en el Perú”. Serie de Ciencia Política. Documento de Trabajo n° 1, Lima, mayo del 2006. 31. También se convenció a los colonos, quienes durante los primeros años no participaron y mantenían una posición diferente a la del Frente. Cuando cambió la directiva de la organización de los colonos, el Frente hizo una campaña con éxito para que la Asociación de Colonos se integrase al Frente. Rápidamente pasó a liderar la estrategia. Se hizo un esfuerzo adicional por incorporar a las comunidades de la margen izquierda. V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 293 líderes, lo cual incrementaba el poder de movilización del Frente y su acción colectiva. El liderazgo también ejerció un rol importante en no dejar que personas “[…] con ideas muy radicales se infiltraran y crearan pro- blemas en la organización”. Francisco Ojeda dice: […] las ideas radicales llevaban a contradicciones internas que nos costaban horas de debate, hasta entender que no eran medidas radicales lo que iba a contribuir con su protesta […], había que meter en la cabeza de algunos que eran las formas pacificas, no violentas, las que iban a tener impacto; que no había necesidad de recurrir a métodos violentistas. Pero esa era una pelea de educación; había mucha gente [que] se desesperaba y creía en la violencia, que pensaba que la violencia era el mejor camino […], pero nosotros dijimos no. Como consecuencia de estos problemas decidieron hacer una marcha por la no violencia en las calles de Piura, expresando que Tambogrande era pacífico, democrático y participativo (E8). La formación de redes transcomunales Los dirigentes del FDTG buscaron apoyo en los actores locales de la Iglesia Católica, quienes tienen una red eclesial de organizaciones muy consolidada en el departamento de Piura. Acudieron al obispado y a la Oficina Pastoral Social de Piura (Diaconía para la Justicia y la Paz). Así, a fines de 1999, el arzobispado convoca a varias instituciones de Piura y Lima para discutir las posibilidades de brindar apoyo a los pobladores de Tambogrande. Las ONG convocadas, algunas de Piura y otras de Lima, decidieron participar. El 16 de abril del 2000, en asamblea pública en Tambogrande, el FDTG presenta a la Mesa Técni- ca de Tambogrande (MTT) conformada por Diaconía, Propuesta Regional, la Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS), CooperAcción, Asociación Civil Labor, ECO (ahora Andes) y la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA). Inmediatamente después se uniría tam- bién FEDEPAZ. Algunas de estas organizaciones tenían ya una experiencia de trabajo con comunidades impactadas por la minería en otras zonas del país: Labor con las comunidades de Ilo; CooperAcción con las co- munidades afectadas de la mina Tintaya en Espinar; y Andes con el caso de La Oroya. Estas tres ONG, además, habían colaborado con la conformación de la Coordinadora Nacional de Comunidades Afectadas por la Minería (CONACAMI), que oficialmente surge en octubre de 1999 MARITZA PAREDES294 durante el Primer Congreso Nacional de Comunidades Afectadas por la Minería, celebrado en Lima. La conformación de la MTT fortaleció significativamente al frente de defensa en tres aspectos: (1) acceso a más información; (2) capacidad profesional para interactuar con la empresa y el Estado, y para elaborar estrategias de incidencia pública; y (3) la creación de redes de comunicación regional, nacional e inter- nacional, incluyendo OXFAM América (Boston y Washington), Mineral Policy Center (hoy Earthworks, Washington), y The Environmental Mining Council of British Columbia (Vancouver). La mesa técnica fue la instancia que brindó y canalizó la asisten- cia legal, estratégica y de comunicaciones al FDTG. Eva Boyle, repre-sentante de Diaconía, señala que el objetivo claro de la MTT era el fortalecimiento institucional de los actores locales, la generación de co- nocimientos sobre la actividad minera en Tambogrande, el acompa- ñamiento en los procesos legales y sus impactos, y la difusión del caso para que saliese del ámbito local y recibiese el apoyo necesario de Lima y del ámbito internacional. Fue clave en este proceso el apoyo insti- tucional al FDTG para poder negociar en menores condiciones de asi- metría con la empresa MMC y el Estado. Fue en este contexto que OXFAM América apoyó el trabajo de FEDEPAZ, el cual permitió mayores espacios de diálogo y negociación. En particular, fue muy importante brindar al FDTG la capacidad de poder “interactuar legalmente” con el MINEM y la empresa. Para el fortalecimiento de los actores, el taller “Diagnóstico de Tambogrande y su historia” organizado por la MTT fue fundamental en la construcción y/o consolidación del discurso del Frente. En el taller se discutió qué representaba el VSL y la agricultura para sus poblado- res en términos sociales y económicos, la historia del VSL, cómo el VSL fue construido y con qué recursos, y qué actores existían. Los miem- bros del FDTG nos manifestaron que el entender su realidad y su his- toria les dio mucha confianza, les ayudó a contar con mayores ele- mentos para hacer su propio trabajo de sistematización y tener una mejor compresión de quiénes eran ellos para expresarse y sustentar sus posiciones. También se realizaron una serie de trabajos técnicos. En enero del 2001, se elaboró el informe “Consideraciones económicas y am- bietales para evaluar la sostenibilidad del proyecto minero Tambo- grande”, realizado por Juan Aste, miembro de la MTT y director de la ONG Andes, el cual detallaba las consideraciones económicas de la producción del VSL y los posibles impactos económicos de la mine- ría. En mayo del 2001, OXFAM América, el Mineral Policy Center y el Environmental Mining Council of British Columbia financiaron la visita V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 295 al área ya reseñada del hidrólogo Robert Moran. En particular, el infor- me afirmó que la convivencia en armonía de agricultura y minería dependía de las características de cada ecosistema, pero que MMC no había mostrado información suficiente para sustentar que Tambo- grande podría ser el caso.32 En conclusión, la MTT, con el apoyo de va- rias ONG internacionales, permitió por primera vez el acceso del FDTG y de la población de Tambogrande en general a información técnica e independiente sobre los impactos ambientales y sociales del proyecto. La producción de este tipo de información no está prevista en el marco institucional que regula la actividad minera del país; las ONG, en este caso, cumplen un rol muy importante en la generación de información alternativa y complementaria a la ofrecida por las empresas. Finalmente, fue gracias a esta red de alianzas regionales, nacio- nales e internacionales que el caso de Tambogrande llegó a la opinión pública nacional e internacional, volviéndose “visible” la protesta de los pobladores que hasta el momento no había pasado de ser un con- flicto local. En los últimos dos años de la campaña surgió el Colectivo Tambogrande con algunas de las organizaciones de la MTT y nuevos aliados en Lima. Este colectivo fue la base para diseñar e implementar la incidencia de comunicaciones en Lima y el extranjero y para dar al FDTG nuevos repertorios de protesta y acción colectivas. La MTT fue la primera experiencia en la que las ONG trabajaron juntas para apoyar a una comunidad en específico y ha sido proba- blemente la más exitosa en cuanto se refiere a construcción de alianzas y coaliciones. Según los representantes de las ONG entrevistados, este nivel de coordinación ha sido difícil de repetir. José de Echave, director de CooperAcción, asegura que el factor más importante que sostuvo la efectividad en la coordinación era el alto nivel de legitima- ción que tenía el FDTG, por lo cual la misión de la MTT era muy clara: brindar soporte al Frente, quien con el respaldo de sus pobladores tomaba las decisiones (E9). Ana Leyva, asesora legal de FEDEPAZ, señala que desde un principio las ONG de la MTT tenían claro que no se trataba de suplir el rol del FDTG, quien era la legítima organización represen- tativa de la población, sino de brindar los elementos necesarios para que el Frente pudiese cumplir de la mejor forma posible su rol de re- presentación: “[…] recopilábamos información, ayudábamos a cana- lizar ideas y propuestas hacia las autoridades en Lima, elaborábamos estrategias legales y difundíamos información sobre el caso a nivel 32. Para mayores detalles del informe ver Robert Moran (2001), “An Alternative Look at a Proposed Mine in Tambogrande, Peru”, en: http://www.earthworksaction.org/ pubs/TamboEnglish.PDF MARITZA PAREDES296 nacional e internacional para obtener apoyo” (E10). Doris Balbín, repre- sentante de Labor, resalta que la MTT trabajó con mucha confianza de estar entendiendo el mandato de la población, como lo mostraba las encuestas que la MTT realizó en la comunidad (E12). La división del trabajo funcionó muy bien en la MTT. Cada orga- nización mantuvo un espacio para aportar lo que mejor sabía hacer: Diaconía dio el soporte local y regional y los nexos con otras redes de organizaciones regionales a través de la Iglesia; la SPDA, primero, y FEDEPAZ, luego, se orientaron a la asesoría legal; Labor y Eco (ahora Andes) trabajaron en la recopilación y elaboración de información; CooperAcción y OXFAM América fueron un canal de vinculación con instituciones y profesionales internacionales; y CEAS coordinó la MTT. Además, se contó con el apoyo del Colectivo Tambogrande, quien lideró en la última etapa la estrategia de comunicaciones, ligando las redes sociales regionales y locales a redes en Lima. TESTIMONIO 3: Pancho Ojeda “Pancho Ojeda” salía en los titulares, así grandazos, y nos decían estafador de tierras, explotador de campesinos, ladrón de tanta cosa, mientras los campesinos, dice, les suda el espinazo. Así decía el término de los titulares del Correo [de Piura]. “Pancho Ojeda se pasea por Europa”, y yo no conocía Europa. Pero esas imágenes, esas calumnias, cuando uno tiene familia, tiene hijos, tiene dignidad, le duele. Le duele porque uno se siente impotente y frustrado de no tener los mismos medios para por otro periódico responderle y decir- le que es el periódico más mentiroso. Pero, sin embargo, se callaron con la victoria de la consulta, ahí sí hemos roto todos los insultos; y luego con mi elección como alcalde del distrito. Porque la población demostró que cada vez que ellos nos sacaban en un periódico así, a título personal, mis votos levantaban, ellos me hicieron más fuerte, honesto y transparente. La honestidad no es fácil, la honradez no es fácil, ganarla o mantenerla […] me ofrecieron remodelar toditito este colegio, pintar, llenarlo de computadoras […] me hicieron mil propuestas para que me vaya del Perú. No les dimos oídos (E8). 4. LA TRANSFORMACIÓN DE LOS REPERTORIOS DE MOVILIZACIÓN Los paros y la movilización conflictiva Las primeras actividades del FDTG para llamar la atención de las autoridades fueron la organización de paros y marchas de sacrificio. El V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 297 primer paro y marcha de sacrificio se realizó el 23 y 24 de mayo del 2000. Francisco Ojeda, líder del FDTG en ese entonces, nos señala que la principal demanda era por mayor información y encontrar algún mecanismo que tomara en cuenta de manera significativa lo que ellos pensaban acerca del proyecto. Los pobladores marcharon desde Tambogrande hasta la ciudad de Piura y el resultado positivo de esta protesta fue que la empresa reconociera al FDTG como un interlocutor legítimo de la población de Tambogrande. Esto ocurrió en junio del 2000, aproximadamente un año después de la creación del FDTG. Las reiteradas expresiones que dudaban de la legitimidad del FDTG habían sido también fuente de conflicto entre los pobladoresy la empresa. Sin embargo, entre junio del 2000 y febrero del 2001, las conver- saciones no prosperan y el conflicto se agudiza. Tres elementos empeo- ran esta situación. Primero, la frustración de las conversaciones con la empresa. Los pobladores y líderes del FDTG entrevistados nos señala- ron que los representantes de la empresa utilizaban las reuniones que tenían para expresar y promocionar los avances del proyecto en tele- visión y radio, y que ellos se sentían utilizados: “Cuando hemos tenido las reuniones con la empresa minera […], hablamos una cosa y ellos hacían otra, los acuerdos no se respetaban y veíamos que nos estaban tomando el pelo” (E3).33 Segundo, la presentación de la empresa del estudio de línea de base en julio del 2000. El FDTG y la mesa técnica, con la información independiente adquirida, señalaron que el estudio ofrecía información incompleta y que no había existido consulta a la población en su elaboración. Tercero, el resquebrajamiento definitivo de las relaciones entre MMC y los pobladores de la comunidad de SJAL de la margen izquierda, con quienes había firmado un convenio de apoyo mutuo. Todas estas razones y la ausencia de una respuesta del Estado llevaron al paro distrital convocado por el FDTG el 27 de febrero del 2001: se bloquean las carreteras y la población se moviliza por las calles de Tambogrande. En medio de la movilización, se producen enfrenta- mientos de algunos agricultores con la policía mediante un intercambio de piedras y gases lacrimógenos. Algunos pobladores ingresan al sec- tor de “casas modelo” (que ya venía construyendo la empresa para mos- 33. El asesor de la empresa señala que los problemas de esta etapa provienen también del FDTG, que existían líderes que ya tenían una decisión tomada desde el principio y que obstaculizaban cualquier tipo de acuerdo; por otro lado, señala también que el apretado cronograma del contrato que la empresa seguía era totalmente incompatible con los plazos requeridos para construir un diálogo verdadero con la población. MARITZA PAREDES298 trar la evacuación de la población de la zona) y destruyen muros, saquean e incendian las oficinas de MMC cerca de la plaza de armas. La policía se retira del campamento de MMC alegando agotamiento de material de defensa. Los pobladores ingresaron entonces a las instalaciones de la empresa, destruyendo equipos, maquinaria e infraestructura. Tam- bién se dirigieron al campamento de la concesionaria de MMC (Britton Hnos.) y quemaron algunas maquinarias de perforación. El retiro de la policía de la zona será entendido por los líderes del FDTG como una acción premeditada para dejar que los individuos más exaltados de la comunidad realizasen actos de destrucción y luego acusar al conjunto de la organización de impulsar la violencia, desprestigiándola y le- vantando cargos legales en contra de sus principales líderes. Los costos de estas acciones fueron grandes para el Frente. Surgen un conjunto de acusaciones en su contra que ponían en riesgo la legitimidad de su rol y de la protesta. Un ejemplo de estas acciones es la carta que MMC envía el 21 de junio del 2001 a Barbara Fiorito de OXFAM América donde expresa su preocupación acerca de las acciones de OXFAM: “[…] es preocupante el hecho de que OXFAM apoye al frente de defensa, sobre todo cuando ha estado involucrado en actos vandáli- cos contra las instalaciones de MMC […] esto no es consistente con los principios de esta organización, por tanto debe dejar de financiar a organizaciones cuyos miembros son acusados de perpetrar actos violentos”.34 Los resultados poco positivos de la movilización de febre- ro del 2001, y el análisis de los líderes del Frente de lo difícil que se convertía controlar y evitar estos actos de violencia durante las movi- lizaciones públicas, llevaron a pensar en la necesidad de un giro en la estrategia de la protesta y de crear nuevos repertorios de movilización: “[…] teníamos que pensar en salidas alternativas y complementarias a los paros y marchas, con los cuales habían logrado llamar la atención de las autoridades, pero que también habían incrementado el conflicto, en vez de proporcionar una solución; ya no se podía seguir en esta situación, la población de Tambogrande ya habíamos tomado una deci- sión y había que hacer escucharla” (E8). El paro de febrero del 2001 fue definitivamente el punto más álgido del conflicto. El obispado de Chulucanas, en un pronunciamiento pú- blico, solicita el retiro de Manhattan. El Ministerio de Energía de Minas del gobierno de transición responde en un pronunciamiento público precisando que la compañía es titular de los derechos mineros concedidos 34. OXFAM no apoya los actos de violencia. Cualquier acto ilegal o violento va en contra de su misión de luchar contra la pobreza y la injusticia social con un enfoque basado en los derechos. V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 299 por el Estado y tiene un convenio de opción con Minero Perú y, por lo tanto, le corresponde al Estado garantizar que todas las actividades se desarrollen en armonía, paz y tranquilidad públicas tanto en el distri- to como en el territorio nacional. El 30 de marzo del 2001, un individuo encapuchado asesinó al ingeniero Godofredo García Baca, presidente de la Asociación de Productores de Mangos y asesor del FDTG. El crimen aún no ha sido esclarecido. La consulta vecinal y los nuevos repertorios de movilización En este contexto conflictivo, las instituciones de la MTT, en coordinación con el FDTG y la municipalidad distrital, plantearon como mecanismo pacífico la realización de una consulta vecinal. Esta propuesta fue reco- gida luego por los religiosos, religiosas y el clero de la arquidiócesis de Piura y Tumbes haciéndola pública en un comunicado del 14 de julio del 2001. La propuesta fue presentada al MINEM. En carta conjunta, el ministro de Energía y Minas y el ministro de Agricultura respondieron al FDTG señalando que el gobierno quería iniciar un proceso de diálogo y que la Defensoría del Pueblo operaría como “[…] un canal amplio de diálogo para continuar intercambiando conceptos y opiniones sobre la problemática generada en Tambogrande, con el ánimo de llegar a con- sensos que representen una situación de bienestar para la región”, y que solicitaban que se espere cuatro meses a que el estudio de impacto ambiental se acabe para llevar adelante “la consulta popular” solicita- da por los representantes del FDTG. Así, la población contaría con los elementos de juicios técnicos necesarios para tener una opinión ade- cuadamente informada y se estaría actuando bajo la legislación vigente. El Ministerio de Energía y Minas garantizaba que el EIA sería evaluado de forma transparente y que para ello se contrataría un “[…] grupo de especialistas nacionales e internacionales o una consultora indepen- diente seleccionada por la sociedad civil”. La propuesta realizada por el MINEM fue recibida de manera diversa por la MTT y el FDTG. Las entrevistas realizadas a los miembros de las ONG de la mesa técnica señalan que a varias de ellos, incluidos OXFAM América y OXFAM Gran Bretaña, les parecía que la oferta del MINEM era adecuada y estaban dispuestos a colaborar. Sin embargo, los poblado- res y líderes del FGTG no recibieron la propuesta con el mismo entu- siasmo. Varias razones llevaron a que se la rechazara y se insistiera en el desarrollo de la consulta popular independientemente de la propuesta del gobierno. Los dirigentes del FDTG nos señalaron que ellos no confiaban en el Estado ni en el proceso de EIA, que la legislación del EIA estaba hecha a favor de la empresa y no de ellos, que las audiencias MARITZA PAREDES300 eran sólo informativas y que nada garantizaba que si la consulta se postergaba, el gobierno fuera a tomar en cuenta la opinión de los po- bladores. Este es un momento clave en el conflicto, porque la confian- za entre la población y el Estado, no sólo en las personas sino en la institucionalidad, había desaparecido del todo y en esas circunstancias no había espacio para el diálogo. Al interiorde la mesa técnica se discutió sobre la decisión del FDTG de sacar adelante la consulta vecinal antes de la publicación del EIA. Sin embargo, la decisión de los pobladores y del FDTG era firme y todas las organizaciones de la MTT y organizaciones aliadas decidieron apo- yarlos en la decisión que los pobladores tomaran. OXFAM Gran Bretaña publicó un pronunciamiento en el que señaló las razones por las que se apoyaba la consulta vecinal. La principal razón era que apoyaban el derecho de los pobladores a expresarse sobre el tipo de desarrollo que querían para su localidad. Asimismo, señalaba que las preocupaciones de la población sobre los mecanismos legales de evaluación del EIA eran justificadas: el proceso no ofrecía suficiente tiempo a la población para procesar la información de un EIA y analizar las consecuencias que implica un proyecto minero en su localidad, y no contemplaba ningún mecanismo que permitiese a los potenciales afectados decidir si la inversión propuesta era aceptable o no. Asimismo, el EIA era financiado y realizado por la misma empresa que pretendía llevar a cabo la ex- plotación minera, en vez de que el Estado garantizase un estudio in- dependiente. Finalmente, el juez del EIA era el mismo gobierno que conservaba para sí el 25% de las acciones del yacimiento, convirtiéndose en parte interesada en la decisión de otorgar la licencia de explotación.35 Hay que evaluar que la propuesta de diálogo de la nueva adminis- tración llegó dos años y medio después de haberse iniciado el conflicto, y que durante este tiempo los agricultores habían ido perdiendo la confianza que el Estado podía brindar. Podemos argumentar, entonces, que a menos que el Estado hubiese realizado con éxito algunos cambios dramáticos en las reglas de juego, el diálogo y un nuevo proceso de evaluación del proyecto por parte de los pobladores eran improbables. El 8 de enero del 2002, el FDTG suspende su participación en la comi- sión de diálogo promovida por la Defensoría del Pueblo y decide seguir adelante con la consulta vecinal. El FDTG logra el apoyo de la mu- nicipalidad, que en noviembre del 2001 solicita a la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) apoyo y participación en la realización de la consulta vecinal. Se establece la consulta vecinal como un meca- 35. Publicada el 2 de junio en el Correo de Piura. V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 301 nismo de participación ciudadana en el ámbito del distrito, y se aprue- ba la realización de esta consulta para que los pobladores expresen su opinión sobre el desarrollo de la actividad minera en áreas urbanas, agrícolas y de expansión del distrito. El domingo 2 de junio del 2002 se llevó a cabo la consulta en el dis- trito de Tambogrande. Según la información proporcionada por los dia- rios regionales y los veedores internacionales, el evento se realizó sin incidentes y con una masiva concurrencia de la población. La consulta costó alrededor de US$ 20 mil que fueron financiados por OXFAM Gran Bretaña. Un mayoritario 93.95% se manifestó a favor de la agricultura.36 La consulta marcó un hito para la minería en el Perú. Era el primer caso en que la población directamente involucrada había sido capaz de organizar un procedimiento para expresar su opinión e intereses, po- niendo en cuestión la legislación peruana respecto a los mecanismos de toma de decisión de los proyectos mineros. El impacto mediático de la consulta vecinal fue grande. Diversas instituciones nacionales y ex- tranjeras manifestaron su apoyo al pueblo de Tambogrande. El gobierno central desconoció la validez legal de la consulta y la ONPE decidió al final no apoyar la organización de la consulta popular en Tambogrande.37 Lo mismo sucede con la ONG Transparencia que decide no apoyar la consulta vecinal.38 La principal crítica del MINEM fue que la consulta iba a realizarse sin la información adecuada sobre los impactos, medidas de mitigación, compensaciones y beneficios. Afirmó que esa información se encontraría en el EIA, el cual debía ser evaluado por las autoridades competentes y otros sectores relacionados, así como por la ciudadanía, quienes podrían formular sus observaciones. El MINEM reiteraba su propuesta de apoyar una revisión independiente del EIA y de realizar diez talleres informativos de los resultados del EIA a cargo de una consultora independiente y tres audiencias públicas para que los ciudadanos presentasen sus observaciones.39 La posición de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) fue reiterar que la convivencia de la minería con la agricultura 36. El Comercio, La República y El Tiempo de Piura, 3 de junio del 2002, y carta de Droits et Democratie Rights & Democracy del 11 de julio al ministro de Energía y Minas. 37. Al comienzo, la ONPE ofreció brindar su asesoría electoral a la Municipalidad Distrital de Tambogrande; se retractó en mayo del 2002, dejando sin efecto su resolución anterior y negando la asesoría ofrecida. 38. Ordenanza municipal 012-2001-MDT-C; Acuerdo de concejo 020-2001-MDT-CM, R. J. N 027-052 (ONPE ), R. J. N 137-2002-J/ONPE. 39. Comunicado oficial del MINEM del 1 de junio del 2002, en El Comercio. MARITZA PAREDES302 era viable y que en el mundo moderno las actividades mineras y agríco- las coexisten armoniosamente. MMC había hecho estas afirmaciones en muchas ocasiones, pero no había sido capaz en tres años de ofrecer un sustento de que esto era posible en el caso específico de Tambogran- de. La consulta fue considerada por la SNMPE como un acto ilegal y emprendió una campaña contra OXFAM América —no obstante que OXFAM Gran Bretaña fue el afiliado que financió la consulta de Tam- bogrande—, ante la Presidencia del Consejo de Ministros, el Poder Judicial y el Congreso señalando que esta organización internacional “[…] no sólo ha reconocido ser quien financia este tipo de consultas vecinales sino que incluso se ufana de hacerlo [...] fomentando el desacato a las leyes que regulan las actividades productivas en el Perú, atentando con ello contra la Constitución y la normatividad vigente”.40 Sin embar- go, para otros actores de la sociedad, para monseñor Óscar Cantuarias, la consulta fue un resultado positivo de este conflicto: “[…] los pobla- dores de Tambogrande no se quedaron en la protesta o en actos que hubieran podido aumentar la violencia, sino que buscaron una forma pacífica de expresar su opinión, de señalar que su voz no está siendo escuchada ni considerada” (E12). Con la consulta vecinal, nuevos repertorios de acción colectiva tomaron mayor fuerza y dinamismo. En los meses siguientes se diseña una campaña de comunicaciones para dar a conocer la posición de los pobladores de Tambogrande y despertar solidaridad entre la opinión pública de Lima y el extranjero. El público objetivo de esta campaña fueron las autoridades del MINEM y las demás autoridades implicadas en la aprobación del proyecto. Rocío Ávila, representante de CEAS, argumenta que fue necesario vincular los intereses de la población de Lima con los de Tambogrande. La idea de posicionar al limón y vincularlo con Tambogrande salió del Colectivo Tambogrande, que contaba con el apoyo profesional de creativos publicitarios. Según Rocío Ávila, se esco- gió al limón como símbolo porque es muy conocido entre todos los peruanos y es sencillo relacionarlo con los tambograndinos “[…] por un lado, el VSL es uno de los principales productores nacionales de limón y por lo tanto la amenaza al valle era también la amenaza a un producto agrícola de mucha importancia para todos los peruanos, porque el limón forma parte de muchos platos de nuestro país; es la base del ceviche, el pisco sour y la limonada y entonces creaba rápidamente interés” (E11). La campaña fue exitosa, ganándose a partir del año 40. El Comercio, 1 de junio del 2002, comunicado pública de la SNMPE, y 8 de junio: “Se hartaron, mineros denuncian a ONG por manipulación”. V / EL CASO DE TAMBOGRANDE 303 2003 mucha presencia en la prensa de Piura y Lima, así como en algu- nos circuitos de la prensa internacional.
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