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LA FARMACOPEA Y EL MÉDICO: EMPLEO DE 
CATÁRTICOS* 
Por el Dr. OSCAR W. BETHEA 
Profesor de Clinica Uédica, Facultad de Medicina de la Universidad 
Tulane de Luisiana, Nueva Orleans 
Al repasar la historia de la medicina, observamos que durante un 
largo período reinó en pro de la depleción un entusiasmo que se nos hace 
difícil comprender hoy día. Comprendían los medios utilizados con 
dicho fin la sangría por la flebotomía, escarificación y ventosas, san- 
guijuelas, emesis, diaforesis, diuresis, y catarsis, todos ellos empleados 
con lo que hoy día se nos antoja “alegre y descuidado abandono.” 
La tendencia actual es a limitar el empleo de dichas medidas a los casos 
que presentan indicaciones bien definidas, y nuestro concepto de éstas 
se vuelve cada vez más rígido. De las precitadas medidas, la catarsis 
más o menos indiscreta es la última que haya sido limitada de veras. 
En un reciente estudio de dos de los principales hospitales de Nueva 
Orleans, el autor observó1 que, de todos los enfermos recibidos en los 
servicios de medicina, aproximadamente 33% recibían una dosis masiva 
de algún catártico dentro de las primeras 24 horas, y 11% en las segundas 
24 horas. A pesar de esto, ya vemos ciertos signos de una tendencia a 
recetar menos catárticos.2 
La persistente inclinación de parte del público al empleo de purgantes 
es en parte fruto del influjo del anuncio comercial, y la explotación en 
este sentido constituye un desdoro para la civilización moderna, pues 
apenas considera para nada el bienestar de la humanidad doliente. 
Antes de determinarnos a administrar un catártico activo a un en- 
fermo, debemos sin duda considerar cuidadosamente indicaciones y 
contraindicaciones, y cuando recordamos el posible valor limitado del 
vaciamiento del contenido normal del intestino, y sus probables des- 
ventajas, tales como deshidratación, extenuación, molestia, pérdida de 
nutrición, trastorno del sueño, y hasta pósible peligro, debemos por lo 
menos tomar en cuenta todos los datos disponibles. Algunas de las 
posibles desventajas aparecen reflejadas en las recientes estadísticas3 del 
Hospital de Caridad de Nueva Orleans acerca de la apendicitis aguda, 
pues demuestran que, de los enfermos que no recibieron purgantes antes 
de la operación, murió uno de cada 96; de los que tomaron un purgante 
* Jour. Am. Med. Asan., obre, 17.1936. p. 1298. 
1 Bethes, 0. W.: “The Useand Abweof Purgatives.” Int. Med. Dig., mm. 1934, p. 238. 
1 Gathercoal. W. N.: “The Presoription Ingredient Sumey.” Asociación Farmscéutiea Americana. 
1933. 
3 Maes, Urban: Comunioaci6n personal al autor. 
709 
710 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [AglXh 
antes, uno de cada ll, y de los que habfan sido victimas de purgantes 
repetidos, uno de cada cuatro. 
Los catárticos han sido divididos en varios grupos, tales como laxantes, 
hidragogos, y drásticos, pero una de las clasificaciones más convenientes 
para fines de estudio es la siguiente:4 
(1) Drogas, tales como el petrolato liquido, que ~610 actdan mecánicamente 
por razõn de su volumen o consistencia. 
(2) Drogas, tales como el agar, que actúan por su absorción y retención de agua, 
impidiendo por lo general que sea absorbida ésta en el intestino. 
(3) CatArticos salinos, tales como el sulfato de magnesio, que actúan en parte 
por impedir la absorción de agua, y en parte por su acción directa sobre la pared 
del intestino. 
(4) Drogas, tales como la cáscara sagrada, que contienen algún grupo de la 
quinona, actuando principalmente sobre el colon. 
(5) Drogas, tales como el podoao, que contienen un cuerpo resinoso que 
desintegrándose lentamente, pone en libertad un principio irritante. 
(6) Drogas, tales como el aceite de ricino (de castor), que contienen grasas 
insaturadas. 
(7) Drogas inorghicas, tales como el mercurio y el azufre. 
Dividiré estos agentes en dos grupos generales, basandome en su 
aplicación terapéutica: 
(1) Los empleados para un estado agudo; es decir, para atender a la 
necesidad momentánea del enfermo. 
(2) Los empleados por perfodos más prolongados (como en el es- 
treñimiento o edema crónicos). 
No consideraré aquf las medidas dedicadas a vaciar el tubo alimenticio, 
tales como enemas y supositorios. 
Al seleccionar un purgante para la necesidad inmediata del enfermo, 
conviene escoger uno que produzca el resultado deseado con el minimum 
de molestia o peligro, y también de efectos subsidiarios inconvenientes 
(tales como una catarsis prolongada). También debe ser una substancia 
que pueda tomarse cómodamente, y retenerse con seguridad. Las e 
drogas de este grupo figuran tan a menudo en el botiquín de la familia, 
que apenas es necesario escribir una prescripción para ellas, pero en la 
mayor parte de los casos también conviene investigar la historia del 
enfermo en cuanto a este punto, pues una droga que puede ser muy 
agradable para una persona, quizás le resulte a otra sumamente repug- 
nante. Además, cierta dosis puede ser adecuada para un sujeto, y 
no para otro. En otras palabras, cuando se trata de catarsis cada 
enfermo tiene su propia ley. 
El Sulfato de Magnesio, F.E.U., es probablemente el purgante más 
empleado. De acción eficaz y ocasionando rara vez malestar, muestra 
pocos efectos subsidiarios inconvenientes, y su principal desventaja 
4 Solis-Cohen, Solomon, y Githem, T. S.: “Pharmrtcotherapeutics, Materin, Medica, Drug Action,” 
Nueva York, D. Applcton & Co., 1928. 
19381 CAThRTICOS 711 
consiste en el sabor desagradable, lo cual puede eliminarse en gran parte 
disolviendo la sal en algún jugo de fruta sabroso. Su modo de obrar 
es característicamente el de los salinos. A mí rara vez me resulta 
necesario administrar más de 15 gm en una toma, y jamás he podido 
comprender por qué la dosis habitual en las salas de muchos estable- 
cimientos es de 30 a 45 gm. 
La Solución de Citrato de Magnesio, F.E.U., solución carbonatada 
aromatica, es a menudo recomendada por los médicos. Rara vez se 
ordena con receta, por ser tan conocida de todos. Mucho más costosa 
por dosis que la mayor parte de los otros purgantes, esto probablemente 
ha militado contra su empleo general. Para muchos también resulta 
sumamente nauseabunda, y bastantes veces provoca una catarsis 
violenta y continua. 
La Magma de Magnesia, F.E.U., llamada corrientemente leche de 
magnesia, resulta agradable para la mayor parte de las personas, y en 
particular fácil de administrar a la mayoría de 10s niños. Su alcalinidad 
la convierte en conveniente, en particular en casos de hiperacidez, pues 
neutraliza el ácido clorhídrico del estómago, sin poner en libertad 
bióxido de carbono. Puede administrarse pura o despues de agitada 
en agua fría. Su empleo continuo puede provocar malestar en la región 
rectal, caracterizado en particular por una sensación ardiente. 
Los polvos de Seidlitz, F.E.U., también llamados polvos efervescentes 
compuestos, representan uno de los laxantes suaves más agradables 
disponibles, pues a la mayor parte de la gente no les repugna el sabor, y 
cuando se agregan al agua para administrarlos, forman una bebida 
carbonatada efervescente y alcalina que rara vez provoca náuseas, y 
suele dar resultado satisfactorio. 
Los fosfatos sódicos comprenden varias preparaciones, todas ellas 
poco costosas y bastante satisfactorias. 
El Fosfato de Sodio, F.E.U., no es recetado a menudo en esta forma, 
pero es extensamente utilizado en algunos de los remedios patentados, 
que suelen ser soluciones concentradas preparadas por la adición de 
ácido cítrico. El Fosfato de Sodio Efervescente (F.E.U.), es un polvo 
granular que agregado al agua, forma una bebida carbonada bastante 
placentera. Se expide en frascos de 60 a 120 gm, y es empleado en 
particular como laxante matutino en el estreñimiento crónico. 
El Bifosfato de Sodio, F.E.U., llamado frecuentemente fosfato ácido 
de sodio, es un excelente laxante utilizado a menudo para acidificar la 
orina, pero para este fin su utilidad se halla algo limitada por su virtud 
laxante. 
ElOxido de Magnesio, F.E.U., es rara vez empleado como purgante, 
pero se emplea extensamente para neutralizar la acidez gástrica, en 
cuyo caso hay que tomar en cuenta su propiedad laxante. 
El Carbonato de Magnesio, F.E.U., no es a menudo recetado en esta 
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forma, y recuerdo que en mi juventud los cuadrados del mismo consti- 
tuían un artículo doméstico muy común, utilizándolo como polvo 
facial las señoras, y como empasma los niños, mientras que se arrancaban 
pequeños trocillos del cuadrado para la acidez gástrica, y otros mayores 
cuando se deseaba obtener efecto laxante. Un elemento de tanta 
utilidad apenas merecía haber cafdo en el abandono. 
El Aceite de Ricino (de castor) F.E.U., probablemente viene después 
del sulfato de magnesio en la preferencia del público, por lo menos si se 
considera por volumen. El viejo aceite crudo que recordamos de nuestra 
infancia, poseía a menudo olor desagradable y siempre sabor repugnante, 
pero el producto tan refinado que puede obtenerse hoy día es inodoro, y 
casi insípido. El principal inconveniente que entraña su empleo es la 
inhibición psíquica que nos viene desde la infancia. Al recordar las 
limitaciones del sentido del gusto, nos damos cuenta de que la mayor 
parte del sabor desagradable de esta droga, contra la cual se ha rebelado 
la infancia a través de las generaciones, procede realmente del olfato, 
y no dejaba de tener su mérito la antigua costumbre de comprimirse 
la nariz al tomarlo. Se han propuesto muchos medios para convertir 
el aceite de ricino en menos desagradable. Las llamadas preparaciones 
insípidas que se elaboran edulcorando el aceite con sacarina y aromati- 
zandolo con alguna esencia, son a veces peores que el aceite mismo, 
hasta crudo, y éste puede administrarse en jugo de limón o de piña, 
“ginger ale,” o en otras formas distintas. Algunos lo prefieren caliente. 
Una de las maneras mas placenteras de administrar aceite de ricino, y 
en particular eficaz cuando existen indigestión o náuseas debido a 
cualquier causa, consiste en colocar la dosis en un vaso, agregar 4 CC 
de paregórico (Tintura de Opio Alcanforada F.E.U.), agitarlo enérgica- 
mente con una cuchara, y dejar que el enfermo se lo tome de un trago. 
Ese proceder fracciona el aceite en glóbulos, cada uno de los cuales va 
rodeado de una capa de paregórico. Si se vomita la primera dosis, 
repítase en el acto, pues la segunda toma se retendrá casi siempre. El 
aceite de ricino posee la propiedad de purgar, y luego de mermar la 
actividad intestinal. De cuando en cuando algunos médicos declaran 
que es tóxico. “Puede administrarse en cantidades grandes, sin producir 
síntoma alguno, aparte de su acción laxante.“5 Como se absorbe prin- 
cipalmente en el intestino delgado, su acción sobre el colon es indirecta. 
El Calomel (Cloruro Mercurioso Mitigado, F.E.U.) fu6 una vez el 
“magnum donum Dei” de la profesión médica, constituyendo el principio 
y a veces el fin de la mayor parte de los esfuerzos terapéuticos. Hoy 
día va pasando rápidamente al olvido, y cabe decir lo mismo en gran 
parte de la Masa de Mercurio, F.E.U., y del Mercurio con Creta, F.E.U., 
aunque éstos son todavfa bastante empleados en el tratamient,o de la 
sífilis infantil. 
b Gunn, J. A.: “A Te&Book of Pharmaoology and Thwapeutics (Cushny),” Filadelfia, Lea & 
Febigw, 1934. 
19381 CATbRTICOB- 713 
La Fenolftaleína, F.E.U., goza de favor creciente en la profesión, 
hasta como ingrediente para las recetas. Forma parte constante de 
muchos remedios patentados. Carece en gran parte de acción tóxica, 
y aunque produce a veces erupciones cutáneas, representa un laxante 
fidedigno y bastante inocuo, y siendo además fácil de administrar hasta 
a los niños, tiene su lugar bien establecido en la terapéutica. 
Naturalmente, muchos de los agentes que consideraremos en la 
próxima sección dedicada a los de empleo continuo, pueden adminis- 
trarse con fines temporales si se utilizan a dosis suficiente. 
El empleo de catárticos está a menudo indicado por períodos prolonga- 
dos, pero en particular en el tratamiento del estreñimiento crónico, hay 
que recordar el valor de la alimentación apropiada, de una ingestión 
suficiente de agua, del ejercicio, y del establecimiento del hábito de la 
eliminación intestinal mediante el esfuerzo perseverante. Bastedo ha 
observado donosamente que “el recetar purgantes denota a menudo 
pereza de parte del médico.” 
“En la mayoría de los enfermos, el estreñimiento se debe a factores 
funcionales más bien que mecánicos, los cuales afectan principalmente 
el intestino grueso.“7 “Ochenta y cinco por ciento del estreñimiento 
es funcional, y casi todos esos casos proceden de hábitos defectuosos.“* 
Cuando existe edema, el empleo de purgantes hidragogos se gobierna 
absolutamente por las necesidades manifiestas del enfermo dado. En 
el estreñimiento crónico el objeto debe ser proporcionar catárticos 
únicamente hasta poder corregir el estado y establecer un hábito 
apropiado. De todos modos, selecciónese una preparación que sea 
agradable si es posible, que interrumpa lo menos posible la digestión, 
que no produzca molestia, que no acreciente el habituamiento a los 
purgantes, y que carezca de otros efectos subsidiarios contraproducentes, 
tales como tendencia a provocar hemorroides. 
El Aceite de Oliva F.E.U. es agradable para muchos, y no encuentra 
mayor reparo de la mayoría de la gente. Es nutritivo, tiende a mermar 
la acidez gástrica, fomenta el vaciamiento de la vesícula biliar, y directa 
0 indirectamente excita la excreción pancreatica. Como laxante lo 
mejor suele ser tomarlo en una dosis a la hora de acostarse, aunque a 
algunos les es más satisfactorio tomarlo en dosis fraccionadas dos o 
tres veces durante el día. De cuando en cuando provoca malestar 
abdominal, aunque esto es excepcional. Mucho como lamento que 
esta declaración tenga que emanar del Sur, no puede suplantarlo satis- 
factoriamente el Aceite de Algodón, F.E.U., pues la refinación elimina 
6 Bastedo, W. A.: “Materia Medica, Pharmacology, Therapeutics snd Prescription Writing,” Fila- 
delfia, W. B. Smnders Company, 1932. 
7 Friedenweld, Julios, y Morrison. Samuel: “Comtipation, Cyclopedia of Medicine,” Tomo IV, 
Filadelfia, F. A. Davis Company, 1935. 
* Morgan, W. G.: “Constipation,” en “Practice of Medicine” (Tice), Hagemtown, Md., W. F. Prior 
714 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA tAgosto 
de Este ciertos ácidos grasos, de los cuales deriva parte de su efecto el 
aceite de oliva. Hace poco tuve ocasión de visitar una sala en que 
había 18 enfermos de tuberculosis pulmonar, en los cuales el aceite de 
oliva había sido el único laxante empleado durante muchos meses. 
El Petrolato Líquido, F.E.U., ha continuado manteniendo puesto 
sobresaliente en el tratamiento del estreñimiento crónico y de algunos 
trastornos semejantes. No se absorbe, de modo que pasa inalterado por 
el intestino. “La acción que ejerce es de lubricante mécanico”s y 
aunque manifiesta alguna tendencia a acrecentar el volumen del con- 
tenido intestinal, no acentúa mayor cosa el peristaltismo, pero sí realza 
un peristaltismo ya iniciado. Resulta en particular valioso en estados 
tales como hemorroides, grietas anales, y cuando hay disminución 
de la luz de alguna parte del intestino. 
La Emulsión de Petrolato Líquido, F.E.U., ha sido objeto de mucho 
anuncio por parte de las varias casas farmacéuticas, y hay de venta 
muchos productos patentados, algunos de los cuales pretenden poseer 
mayor valor por estar la emulsión preparada de agar. Esto es erróneo, 
pues la cantidad de agar presente es insuficiente para que ejerza efecto 
terapéutico, y la emulsión contiene suficiente agua para anular todo 
posible beneficio derivado del agar. En realidad, parece probable que 
todas las preparaciones de petrolato líquido interrumpan hasta cierto 
punto la digestión y la asimilación. 
La Cáscara Sagrada, F.E.U., tal como se halla a la venta hoy día, 
resulta no sólo eficaz, sino casiexenta de efectos molestos. Aunque se 
emplea a veces el extracto (F.E.U.), la droga es recetada principalmente 
en forma de extracto flúido (F.E.U.), o de extracto Mido aromático 
(F.E.U.), ya solos o con leche de magnesia, según se mencionó antes, o 
agregitndole pequeñas cantidades de varias fórmulas para que ejerzan 
efecto laxante. Recuérdese que el extracto flúido aromático es el 
único miscible con soluciones acuosas. Al ordenar pfldoras o com- 
primidos, o indicar a los enfermos que las compren y empleen, los 
médicos deben tener cuidado de evitar las varias combinaciones farma- 
céuticas que contienen catárticos drásticos. 
El Sulfato de Sodio, F.E.U., va cobrando de nuevo popularidad, y 
Faust lo prefiere a todos los demas purgantes para empleo cat&r&o 
despu& de un antihelmfntico. Una de las maneras más agradables de 
administrarlo para uso continuo, consiste en recet,arlo con una dosis 
igual de Bitartrato de Potasio, F.E.U., y hacer que el enfermo tome una 
o dos cucharaditas de esa mixtura con jugo de frutas al despertar por 
la mañana. 
El Agar, F.E.U., constituye rara vez un ingrediente de las prescrip- 
ciones, pero es utilizado a menudo para aumentar el volumen del 
contenido intestinal. 
Q Sollmann, Torald: “A Manual of Pharmacology,” Filadelfia, W. B. Saundem Compsny, 1932. 
19381 CATARTICOS 715 
El Sen, F.E.U., es un remedio casero popular. Se empIea a veces 
masticando las hojas, pero más frecuentemente preparando estas en té. 
La profesión médica pasa por alto en gran parte la excelencia de esta 
substancia. El Polvo de Sen Compuesto, F.E.U., es recetado a veces. 
El Ruibarbo y sus preparaciones (F.E.U.), y el azufre en sus varias 
formas (F.E.U.), son todavía empleados, aunque cada vez menos. 
Los “drásticos” de las generaciones pasadas han caído, y con razón, 
en gran parte en el abandono, pues no los necesita Ia medicina moderna, 
y su empleo entrañaba sin duda un elemento de peligro. Los menos 
inconvenientes de ellos, Aloma, F.E.U., y Podofilino, F.E.U., todavía 
se recetan para ciertas indicaciones bien definidas. 
Sumario.-No deben utilizarse catarticos sin indicaciones bien 
definidas. 
En la selección de un purgante, préstese la atención debida a las indi- 
caciones y contraindicaciones que presente el enfermo dado. 
La Farmacopea de los Estados Unidos XI contiene una variedad de 
catárticos debidamente normalizados, que cumplirán los requisitos 
terapéuticos en la mayor parte de los casos, si no en todos. 
PRESCRIPCIONES 
Las siguientes prescripciones sirven para ilustrar algunos métodos de 
prescribir algunos de los purgantes de la F.E.U. 
L-Al iniciar el tratamiento del estreiGniento m6nico 
l$ Fenolftaleína. _....,.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .,.. 2.5 gm 
Pma hacer veinte Cspsulas. 
Rbtulo: Una todas las noches hasta obtener alivio. 
(Nota: El médico puede recetar tamb%n tabletas de 0.13 gm de 
fenolftslefna.) 
L-Purgante hidragogo para el edema 
T$ Bitartrato do potasio.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 gm 
Sulfato de sodio . . . . . . . . . . . . , . 60 gm 
M. Rótulo: Unacucharaditacolmada, on jugodefrutns, aldespertarpor 
18 mafiana. 
S.-Purgante para deapubs de un antihelmSntico 
I$ Sulfato de sodio. . . _. . . _. . . . . . 60 gm 
Rótulo: Una cucharadda colmada, alas doa horas de haber tomado 
las cipsulas del sntihelmintico. 
4.-AZ iniciar el tratamiento del estreíiimiento crónico 
I+ Extracto de cáscara sagrada.. . .20 tabletas de 0.8 gm 
Rótulo: Una tableta todas las noches hasta obtener alivio. 
S.-Al initiar el h-atamiento del esEte+Limiento crónico 
l$ Extracto flúido aromático de cáscnra sagrada.. . . . . . . . . . 90 CC 
Rótulo: Comiéncese con uns cucharadita por la noche y por 1s 
maiiana, continuando segdn eza necesario. 
6.-Al iniciar el tra!amiento del estrefiimiento crdnico 
F+ Fosfato de sodio cfervescenk.. . . . . . . . . . . .120 gm 
(DispBnsese en el frasco original.) 
IMtuIo: Unn cucharadita colmada en agua, al despertar por la 
mafiana.

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