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-1- 
 
 
 LA HISTORIA DEL UNIVERSO 
 
 
 
 VERSION ACTUALIZADA 
 
 2010 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Juan Ángel Torti 
 
 
 
 
 
 
 AUTORIZADA SU REPRODUCCIÓN 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 Este pequeño libro explica la Historia del Universo de manera simple y fácil de 
entender. 
 Fue preparado tomando en cuenta las más recientes informaciones aparecidas en 
libros y revistas científicas europeas de astronomía. 
 Su autor, un periodista chileno residente en París, ha querido resumir en forma clara 
un tema que cada día cobra más importancia en el mundo. 
 Su lectura nos ayudará a conocer mejor cuál es el lugar que le corresponde a nuestra 
Tierra en el cosmos y a tratar de responder a preguntas tan trascendentales como ¿de 
dónde venimos y hacia dónde vamos? 
 La Historia del Universo es nuestra propia historia. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 A mi Padre, que desde pequeño 
 me enseñó a observar el cielo de Valparaíso. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 “La Historia del Universo”, el título podrá parecer presuntuoso, sobre todo cuando se 
trata de hacer un resumen de 13.700 millones de años, desde la explosión inicial que dio 
origen a nuestro Universo, conocida como el Big Bang. 
 Trataremos de que no sea así. Mi intención es simplemente ofrecer al lector una 
narración, lo más clara y sencilla posible, de un tema trascendental que nos incumbe a 
todos. 
 El siglo veintiuno, el nuestro, es un siglo científico. Eso significa que es nuestro 
deber, como “ciudadanos” del Planeta Tierra, empezar a cambiar de mentalidad, ampliar 
nuestros conocimientos y ponernos a reflexionar sobre cosas tan importantes como 
querer saber qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. 
 Los hombres de ciencia, y en especial los astrónomos, nos han abierto desde hace ya 
bastante tiempo el camino para que vayamos conociendo el origen de nuestro Universo, 
de nuestra Galaxia, de nuestro Sistema Solar y de nuestra Tierra. 
 Ahora que el hombre se prepara para salir de su cuna natal a conquistar Marte y 
después otros Sistemas Solares de nuestra Galaxia, no debemos quedarnos atrás 
sumidos en viejas creencias o dejándonos dominar por el materialismo de la vida actual. 
 Démonos un tiempo para reflexionar y descubrir que somos parte integral de un 
Universo en constante expansión y que es inherente al ser humano querer saber cuál fue 
su pasado y cuál será su futuro. 
 Muy a menudo el científico, sumergido en un mundo de cifras, ecuaciones, cálculos y 
observaciones, se olvida de que al ciudadano común le es difícil comprender su lenguaje 
y, mucho menos, comprar los costosos libros editados en Europa y Estados Unidos, en 
los cuales, además, las explicaciones que se ofrecen son la mayoría de las veces 
complejas y difíciles de entender. 
 Este resumen, que escribo en mi casa en París, rodeado de esos textos y revistas 
científicas, que acá son fáciles de adquirir, va dedicado a esas personas comunes y 
corrientes que desean participar en los cambios trascendentales de mentalidad y 
conocimientos que en un futuro muy cercano se impondrán en nuestra sociedad . 
 
 
 J.A.T. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 Antes de la creación del Universo, hace unos 13.700 millones de años, no había nada. 
No había energía, no había materia, no había tiempo ni espacio. Para los creyentes sólo 
había Dios. Para los no creyentes no había nada. 
 Hace unos 13.700 millones de años, surgió una bolita minúscula, mucho más pequeña 
que un átomo, formada por energía. Para los creyentes, fue Dios quien la hizo aparecer, 
para los no creyentes, no se sabe cómo surgió o a lo mejor existía desde siempre. 
 Esa bolita, extremadamente condensada, contenía el Universo entero, tal como lo 
conocemos actualmente. 
 Hace 13.700 millones de años, esa bolita estalló. Para los creyentes, Dios la hizo 
estallar con la intención de crear nuestro Universo. Para los no creyentes, estalló sola, 
de manera casual. 
 La explosión, que conocemos con el nombre de Big Bang o Gran Explosión Inicial, 
desató una temperatura altísima, y desde ese mismo instante el Universo se fue 
extendiendo, creando al mismo tiempo el espacio y el tiempo. 
 Al expandirse, su temperatura empezó a descender y en ese magma primitivo 
surgieron las primeras partículas elementales de materia que lo poblaron. 
 Durante sus primeros instantes, el Universo era una especie de “sopa” de plasma, muy 
densa y muy caliente, compuesta de cuarks y anticuarks que se inhibían entre sí, 
quedando un excedente de cuarks. 
 Éstos, que son las partículas más pequeñas en que se divide la materia, se combinaron 
para terminar creando átomos de hidrógeno y helio; los dos elementos principales que 
componen el Universo. 
 En astrofísica energía y materia son la misma cosa y se puede decir que materia es 
energía “condensada”. 
 Un minuto después del Big Bang, la temperatura descendió a diez mil millones de 
grados y el Universo siguió enfriándose y expandiéndose. 
 Posteriormente, el Universo se “estabilizó” y quedó compuesto por aproximadamente 
dos tercios de hidrógeno y un tercio de helio. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 Unos 380.000 años después del Big Bang, y al seguir bajando la temperatura y seguir 
produciéndose cambios en su estructura, los fotones, que son las partículas que 
transportan la energía en forma de luz, se liberaron y salieron disparados en todas 
direcciones. 
 El Universo, que hasta entonces era opaco, se tornó luminoso. 
 Unos doscientos millones de años después del Big Bang, al continuar descendiendo la 
temperatura (actualmente es de un promedio de 270 grados Celsius y seguirá bajando 
hasta llegar al Cero absoluto), en esa “sopa” cósmica empezaron a aparecer “grumos” 
por la fuerza de gravedad, que hace que las partículas más grandes atraigan a las más 
pequeñas. 
 Esos “grumos” terminarán siendo las Estrellas, que se reunirán en galaxias, y éstas en 
Cúmulos y Supercúmulos de Galaxias. 
 Las primeras Estrellas (ya formadas) surgieron unos 500 millones de años después del 
Big Bang. 
 Unos 500 millones de años después, el Universo toma el aspecto que conocemos. 
 Los rayos de luz que se dispararon y que desde su aparición están viajando a la mayor 
velocidad existente en el Universo (300.000 kilómetros por segundo), forman lo que 
llamamos la “radiación fósil del Universo”. 
 Esos haces de luz nos permiten VER a través de los telescopios toda la historia del 
Universo, desde que se tornó luminoso hasta ahora. 
 Y mientras más lejos apuntamos un telescopio, más atrás retrocedemos en el tiempo. 
 Todo lo que vemos es gracias a la luz. Si enfocamos una Estrella que está a mil años-
luz de nosotros, la luz habrá demorado mil años en traer su imagen hastanuestros ojos. 
O sea que la estamos viendo tal como era hace mil años. El Sol está a ocho minutos-luz 
y sus rayos se demoran ocho minutos en llegarnos. Neptuno, el planeta más alejado, está 
a cuatro horas y media-luz. Distancia y tiempo corresponden a una misma medida. 
 La velocidad de la luz es tal, que en un segundo puede dar ocho veces la vuelta a la 
Tierra, atravesar nuestro Sistema Solar en (promedio) doce horas, y toda nuestra 
Galaxia en unos cien mil años. 
 Año-luz es la distancia que recorre la luz en un año (doce meses). Esa medida 
equivale a 9.460.730.472.580.800 kilómetros. Para evitar calcular en esas cifras, se 
inventó la Unidad Astronómica (U.A.), que corresponde a la distancia que existe entre 
la Tierra y el Sol. Una U.A. son 149,6 millones de kilómetros. 
 Otra unidad de medida astronómica, el Parsec, equivale a 3,26 años-luz. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 Para tratar de comprender las inmensas distancias que existen en el Universo, 
pensemos primero en las doce horas que demora la luz en atravesar nuestro Sistema 
Solar; luego pasemos mentalmente al doble (un día-luz); después a una semana-luz; a 
un mes-luz; a un año-luz, etc. ¡Son distancias gigantescas! 
 Contrariamente a los historiadores, que deben contentarse con imaginar cómo era la 
antigua Atenas o la antigua Roma, los astrónomos pueden VER con sus telescopios toda 
la historia del Universo. 
 La Galaxia más alejada observada hasta ahora es la bautizada A1689-ZDI. Nació hace 
unos 12,6 mil millones de años. Es por lo tanto la más joven observada. 
 También han podido ser fotografiadas por telescopios de satélites que orbitan 
alrededor de la Tierra regiones muy alejadas del cosmos, donde se ven “gérmenes” de 
Galaxias que empiezan a formar las primeras estructuras del Universo (satélites WMAP 
en el 2002 y SPITZEN en el 2006). 
 Por ahora sólo conocemos aproximadamente un cinco por ciento del Universo 
(observado desde la Tierra y desde los satélites), pero los astrónomos deducen que el 
resto debe ser muy parecido. 
 Como el Universo se sigue expandiendo, su límite visible se nos ensancha 
aproximadamente un año-luz anualmente, lo que nos permite ver cada vez más objetos 
celestes más alejados. Los que vemos por ahora están contenidos en una “esfera” celeste 
de unos quince mil millones de años-luz de diámetro. 
 Todos los elementos químicos que conocemos en la Tierra se encuentran en todas las 
regiones del Universo, pero dosificados de manera distinta. 
 Lo mismo sucede con las principales leyes de la física, que no cambian ni en el 
espacio ni con el tiempo. 
 El Universo, que es finito, se expande de manera concertada y armónica. 
 Todo lo que existe en su interior se mueve de forma ordenada. Como si existiera una 
“intención” y nada sucediera por azar. 
 Las Galaxias, las Estrellas, los Planetas, giran siguiendo leyes físicas precisas, lo que 
a menudo permite a los científicos predecir fenómenos cósmicos con exactitud. 
 El Universo no tiene centro. Para tenerlo tendría que estar estático, pero está 
constantemente en movimiento, cambiando y expandiéndose. 
 El Universo está jerarquizado en Estrellas, Cúmulos de Estrellas, Galaxias, Cúmulos 
de Galaxias y Supercúmulos de Galaxias. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 Se calcula que existen más de cien mil millones de Galaxias y que en su interior el 
promedio de Estrellas (solitarias o con Planetas a su alrededor) es también de unos cien 
mil millones. Hasta ahora, cerca de un millón de Galaxias han podido ser 
“cartografiadas” por los astrónomos. 
 Hay Galaxias pequeñas, medianas y gigantes. Su coherencia interna está asegurada 
por la fuerza de gravedad. 
 Las Galaxias están divididas en tres tipos: espirales (con brazos curvos), elípticas (que 
no tienen brazos) e irregulares (sin forma definida). Casi dos tercios de las Galaxias son 
de tipo espiral. 
 La nuestra, la Vía Láctea, es espiral, de tamaño mediano, con la forma de un disco 
plano y delgado. 
 Nuestro Sistema Solar, ubicado casi en el borde de uno de sus brazos, se encuentra a 
unos 33.000 años-luz del centro galáctico. Se demora unos doscientos millones de años 
en dar la vuelta a la Galaxia. 
 Se calcula que la Vía Láctea se formó hace unos trece mil millones de años y que 
posee unos doscientos mil millones de Estrellas. 
 Las distancias en el interior de las Galaxias son inmensas. Si quisiéramos llegar a la 
Estrella A-Centauro, que se encuentra a 4,3 años-luz de nosotros, nos demoraríamos 
actualmente unos ochenta millones de años. 
 Pero los científicos están logrando aumentar cada vez más la velocidad de las sondas 
espaciales y perfeccionando los motores que las impulsan. 
 “New Horizons”, lanzada a comienzos de 2006, viaja actualmente hacia Plutón a 
75.000 kilómetros por hora (menos de 21 kms. por segundo), en una misión que durará 
hasta mediados de 2015. 
 “Dawn” (igualmente inhabitada), lanzada en septiembre de 2007, lo hace a 125.500 
kilómetros por hora (casi 63 kms. por segundo, lo que es poco si consideramos que la 
velocidad de la luz es de 300.000 kilómetros por segundo). 
 Lo extraordinario de esta sonda espacial es que está dotada de tres motores solares que 
no emplean prácticamente ningún carburante terrestre. Sólo lleva un pequeño depósito 
de gas xenón. 
 Fue enviada hacia el Cinturón de Asteroides para estudiar de cerca al Nanoplaneta 
Ceres (de 960 kilómetros de diámetro) y al Asteroide Vesta (520 kilómetros de 
diámetro), y para tratar de comprender mejor la formación de nuestro Sistema Solar. 
 Siguiendo con las Galaxias, en el 2003 se detectó una Galaxia “enana” (la más 
cercana a la nuestra) que fue bautizada del Gran Can. 
 La Vía Láctea se la está “tragando” lentamente. Pero las distancias entre las Estrellas 
y Planetas son tan grandes, y por lo tanto hay tan pocas posibilidades de alguna colisión 
con la Tierra, que si estuviéramos vivos en mil millones de años más (que es lo que se 
va a demorar esa Galaxia en unirse a la nuestra), no nos daríamos ni cuenta de lo 
ocurrido. 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 Otra Galaxia, Andrómeda, la más cercana de las Galaxias espirales (está a poco más 
de dos millones de años-luz de nosotros), se nos está acercando a 140 kms por segundo 
y se unirá a la Vía Láctea en unos veinte mil millones de años más, formando una 
super-Galaxia con un super-Agujero negro en su centro. 
 Los astrofísicos ya le tienen un nombre. La han bautizado (en inglés) convirtiendo las 
primeras letras de ambas en Milkomeda. 
 Es probable que los humanos que existan en ese momento ni siquiera se den cuanta de 
la unión de ambas Galaxias, ya que las distancias existentes entre las Estrellas (y entre 
sus Planetas) son tan enormes, que no todas colisionarán entre sí. 
 Nuestra Galaxia forma parte de un pequeño Cúmulo local compuesto por una veintena 
de Galaxias, que a la vez forma parte de un Supercúmulo llamado de la Virgen, que 
agrupa a varios miles de Galaxias. 
 Las Galaxias sólo representan alrededor de un cinco por ciento del Universo que 
hemos podido observar hasta ahora. Entre ellas encontramos a veces vacíos (donde no 
hay absolutamente nada) que tienen hasta cien millones de años-luz de amplitud. 
 Dentro de las Galaxias todo está en movimiento y todo gira en torno a un centro 
galáctico, donde se concentra el mayor número de Estrellas. 
 En el interior de las Galaxias encontramos Nebulosas (inmensas nubes de gas y polvo 
estelar donde nacen las Estrellas); Estrellas (de muy diversos tipos); Planetas (divididos 
en rocosos, como nuestra Tierra, y gaseosos-gigantes); satélites de Planetas (como la 
Luna); Nanoplanetas (como Plutón); Cometas; Asteroides (que pasan a llamarse 
Meteoritos cuando caen en la Tierra), y Agujeros Negros. 
 Nuestro Sol y los cuerpos celestesque componen el Sistema Solar, nacieron hace unos 
cinco mil millones de años, cuando en una parte de una Nebulosa una inmensa cantidad 
de gas y polvo se comprimió y fusionó espontáneamente por efecto de la gravedad, 
expulsando gran cantidad de materia a su alrededor. 
 Esa materia formó un gigantesco disco plano que empezó a girar en torno a la proto- 
Estrella recién formada. Los millares de fragmentos del disco empezaron a chocar entre 
sí, hasta unirse y con el tiempo formar los ocho Planetas del Sistema Solar. 
 Los cuatro más pequeños (Mercurio, Venus, Tierra y Marte, contados desde la 
Estrella), quedaron cerca de su “zona caliente”, y los otros cuatro, los gaseosos-gigantes 
(Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) se alejaron de ella convertidos en inmensas bolas 
de gas. 
 O sea que todos los Planetas están hechos del mismo material que el Sol. 
 Nuestra Estrella tomó el aspecto que le conocemos hace unos cuatro mil seiscientos 
millones de años y se encuentra en la mitad de su vida. Es tan grande, que representa el 
99,97 por ciento de la masa total de nuestro Sistema Solar. 
 Si tomáramos un pomelo y le acercáramos un alfiler, el tamaño del Sol correspondería 
más o menos al pomelo y la cabeza del alfiler al de la Tierra. Y si más lejos 
colocáramos una pelota de ping-pong, su tamaño correspondería al de Júpiter, el Planeta 
gigante-gaseoso más grande del Sistema Solar. 
 
 
 
 
 
 
 
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 Nuestra Tierra tuvo la suerte de quedar en lo que se llama la “zona habitable” de un 
Sistema Solar, o sea, en una órbita que no está ni muy cerca ni muy lejos de su Estrella. 
Eso permite la existencia de agua líquida, elemento indispensable para la aparición y 
desarrollo de la vida. 
 Las Estrellas son esferas gaseosas cuyo principal componente es el hidrógeno. Son los 
cuerpos celestes que más irradian energía y calor en el Universo. 
 Cuando una Estrella agota su carburante atómico, deja de producir energía y, según su 
tamaño, pasa a convertirse en una Estrella Gigante-Roja (por su tamaño y color) y si es 
más masiva estalla en Supernova. 
 Nuestro Sol, que es una Estrella mediana, en unos 1.600 millones de años más 
empezará su declive al consumir su hidrógeno. Mucho después, su corazón se contraerá 
brutalmente, provocando en reacción la hinchazón de su superficie, que quedará 
convertida en una inmensa bola de helio en combustión que terminará absorbiendo los 
tres Planetas más cercanos (Mercurio, Venus y Tierra) y arrojando lejos de sus órbitas a 
los otros. El Sol pasará a convertirse entonces en una Estrella Gigante-Roja. 
 Después, al agotar completamente su carburante atómico, se contraerá en sí misma y 
su corazón se transformará en una Estrella Enana-Blanca, de poca luminosidad y de un 
diámetro parecido al de la Tierra. Agonizará durante miles de millones de años hasta 
extinguirse. La Estrella Enana-Blanca quedará rodeada de una inmensa Nebulosa, en 
cuyo interior se podrán engendrar nuevas Estrellas. 
 Una Estrella, cuando su masa es ocho o más veces mayor que la del Sol, quema su 
hidrógeno más rápidamente y estalla. Ese gigantesco estallido se llama Supernova. 
 Con el tiempo esa Supernova termina desintegrándose y convirtiéndose en una 
Nebulosa. 
 En algunos casos, los residuos de la Supernova se unen nuevamente y se concentran 
de manera tan densa que terminan formando un nuevo objeto celeste denominado Pulsar 
o Estrella de Neutrones. Esos son los astros más alejados de nosotros y los más 
brillantes que conocemos. 
 Cuando una Estrella muy masiva estalla en Supernova, también puede terminar 
convertida en un Agujero Negro. Esos son los cuerpos celestes más misteriosos del 
Universo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 Volviendo a los Planetas, en agosto del 2006 la Unión Astronómica Internacional 
(UAI) decidió retirar la categoría de Planeta a Plutón, el que pasó a denominarse 
Nanoplaneta (o Planeta enano). 
 También definió lo que es un Nanoplaneta y un Planeta. 
 Básicamente, Nanoplaneta es un cuerpo celeste demasiado liviano como para poder 
"limpiar" su órbita de los Asteroides que giran alrededor suyo, mientras que Planeta es 
un cuerpo más masivo que pudo "absorber" esos Asteroides gracias a su fuerza de 
gravedad. 
 La UAI también decidió que en nuestro Sistema Solar sólo existen (por ahora) cinco 
Nanoplanetas (Humea; Makemake, que lleva el nombre del dios pascuense de la 
creación; Eris; Ceres y Plutón). 
 Todos los demás objetos celestes (excepto los Cometas y los Satélites de Planetas 
(hasta ahora se conocen más de 160), son Asteroides. 
 Hay una “lista de espera” de una docena de Asteroides orbitando alrededor del Sol 
que en el futuro podrían ascender a la categoría de Nanoplanetas. Los principales son 
Sedna, Orcus, Quaor, Varuna, Ixion, Vesta, Pallas e Jygiera. 
 Respecto a nuestro satélite natural, la Luna, ésta se habría formado por la colisión 
entre la Tierra y otro Planeta (desintegrado) del tamaño de Marte. 
 Nuestro Sistema Solar tiene dos Cinturones de Asteroides que son como dos 
gigantescas autopistas donde están orbitando alrededor del Sol millares de cuerpos 
rocosos de todos tamaños. 
 El principal de ellos, situado entre Marte y Júpiter, es llamado Cinturón de Asteroides. 
El otro, bautizado Cinturón de Kuiper, está más allá de la órbita de Neptuno y de esos 
cuerpos congelados surgen los Cometas que atraviesan nuestro Sistema Solar. 
 Los astrónomos han descubierto que en el primer Cinturón existen unos 700.000 
Asteroides de un diámetro mínimo de un kilómetro. 
 Ese tamaño es suficiente como para destruir nuestra civilización en caso de que uno 
de ellos se desprendiera del Cinturón y se desviara hacia la Tierra. 
 Los peligros de colisión no son inminentes, pero el Asteroide bautizado Apofis, de 
unos 270 metros (de punta a punta puesto que es alargado), que pasará muy cerca de la 
Tierra el 13 de abril de 2036, podría destruir una ciudad del tamaño de Londres. Otro, el 
1950-DA, de alrededor de un kilómetro de diámetro, podría alcanzar nuestro Planeta el 
16 de marzo de 2880. 
 La comunidad científica ya trabaja en estos momentos en busca de una solución. Por 
ahora se proponen tres tipos de acción: provocar una explosión nuclear cercana al 
Asteroide para desviarlo; enviar una sonda espacial con una ventosa que lo empuje y 
saque de su trayectoria, o realizar un impacto nuclear directo contra él. 
 También los científicos se inquietan por los miles de objetos inservibles que han 
quedado orbitando alrededor de la Tierra, producto en su mayoría de los más de 6.000 
satélites lanzados hasta ahora. 
 Se trata de satélites que ya no funcionan (China hizo estallar uno en miles de pedazos 
con un cohete), restos de satélites y de sondas y otros tipos de “basura espacial” que 
pueden poner en peligro a las naves, satélites y sondas espaciales. 
 
 
 
 
 
 
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 Un tornillo orbitando en sentido contrario y que impacte a una nave espacial equivale 
a haberle disparado con un cañón. 
 Mucho más lejos de Plutón, existe una especie de inmensa esfera formada por miles 
de millones de Asteroides, llamada Nube de Oort (descubierta en 1950) y que encierra 
todo el Sistema solar, formando como una frontera. 
 En su interior giran cuerpos congelados de todos los tamaños y se cree que desde allí 
surgen los Cometas que atraviesan nuestro Sistema Solar. 
 Hay Asteroides que son atraídos por la fuerza de gravedad de nuestro Planeta y 
penetran en la noche en su atmósfera desintegrándose como Estrellas Fugaces. Se 
calcula que anualmente caen en su superficie unas quince mil toneladas de polvo y 
trozos de esos objetos. 
 En el Universo hay dos tipos de materia: la Ordinaria (visible, que representa un 0,4% 
de la masa del Universo) y la Negra (invisible, que representa un 26,6%). El resto, el 
73%, corresponde a la energía oscura, de origen desconocido). 
 No debemos confundir masa con peso.Masa es la cantidad de materia que contiene un 
cuerpo u objeto. El mejor ejemplo para visualizar esa diferencia es recordar que cuando 
el primer hombre pisó la Luna, su masa no cambió, pero sí su peso (por la fuerza de 
gravedad de ese astro, que es más pequeño que la Tierra). 
 La existencia de la materia Negra se detectó en 1933 cuando se analizaba la masa de 
una Galaxia. 
 En agosto de 2006, el telescopio espacial Chandra logró captar, por primera vez, una 
"imagen" de la materia Negra durante la colisión de dos Cúmulos de Galaxias situados a 
más de tres mil millones de años-luz de nosotros. 
 La energía Oscura fue descubierta en 1998. Se trata de una fuerza “repulsiva” que 
está separando rápidamente a las Galaxias entre sí. O sea que el Universo, en vez de ir 
desacelerando su expansión con el tiempo, la va acelerando. 
 Mientras más lejos están las Galaxias, más rápido se van separando. Algunas se están 
alejando a mil kilómetros por segundo y las que se encuentran dos veces más lejos, a 
dos mil kilómetros por segundo. 
 Si viviéramos en varios miles de millones de años más, veríamos el cielo muy oscuro 
porque el resplandor luminoso que arrojan las Galaxias se habría alejado muchísimo de 
nosotros. 
 Este fenómeno nos obliga a inventar telescopios cada vez más potentes, ya que 
mientras más lejos vemos, más débil es la luz que nos llega. 
 Se estima que la fuerza “repulsiva” de la energía Oscura, que a nivel galáctico actúa al 
revés de la fuerza de gravedad (que debiera mantener a las Galaxias relativamente 
unidas entre sí), empezó a actuar hace unos seis a siete mil millones de años. 
 La búsqueda del origen de la energía Oscura es el mayor desafío que enfrentan 
actualmente los astrónomos. 
 Las Galaxias también tienen en su interior millones de Agujeros Negros, de diversos 
tamaños, pero todas tienen uno mayor en su centro. 
 
 
 
 
 
 
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 Un Agujero Negro se forma cuando una Estrella Supergigante estalla y su corazón se 
contrae comprimiendo su masa de manera tan densa que termina haciendo un agujero en 
el espacio. 
 Su fuerza de atracción es tan grande, que ni siguiera su propia luz puede escapar de su 
campo gravitacional. Es por eso que no podemos ver un Agujero Negro, sino sólo 
detectarlo por las perturbaciones que provoca alrededor suyo. 
 Un Agujero Negro “traga” todo lo que pasa cerca suyo, Estrellas, Planetas, etc. 
 Los Agujeros Negros han sido catalogados en “mini”, “medianos” y "supergrandes”. 
 El que tenemos en el centro de nuestra Galaxia es unas tres millones de veces más 
grande que el Sol. Pero en el centro de otras Galaxias los hay de hasta tres mil veces ese 
tamaño. 
 Cuando dos Galaxias con sus respectivos Agujeros Negros centrales entran en 
colisión, éstos terminan fundiéndose en uno “supergrande”. 
 Los Agujeros Negros son los objetos celestes más misteriosos y también los más 
difíciles de estudiar por ser invisibles a nuestra vista. 
 Volviendo a nuestra Vía Láctea, se calcula que ésta podría tener de un veinte a un 
cincuenta por ciento de Estrellas con un Sistema Solar parecido al de nosotros. 
 En 1995 se descubrió el primer Planeta fuera de nuestro Sistema Solar. Desde ese año 
y hasta comienzos de 2010, se han encontrado más de trescientos. Se les llama 
Exoplanetas. 
 La mayoría son Gaseosos-gigantes orbitando alrededor de sus respectivas Estrellas. 
Sólo una decena de Exoplanetas rocosos han sido detectados hasta el momento. 
 En abril de 2007, en el Observatorio Astronómico de La Silla, en el norte de Chile, se 
descubrió un Exoplaneta rocoso que gira alrededor de una Estrella bautizada Gliese-
581. 
 Da una vuelta en torno a ella en casi dos semanas, su temperatura promedio es 
parecida a la de la Tierra y su tamaño es dos veces y medio el de nuestro Planeta. 
 Se encuentra a 20,5 años-luz de nosotros y fue bautizado Gliese 581-C. 
 Tiene dos “compañeros”: Gliese 581-B (un Gaseoso-gigante del tamaño de Neptuno) 
y Gliese 581-D, unas ocho veces más masivo que la Tierra y que está un poco más 
alejado de su Estrella. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 - 14 - 
 
 Gliese 581-C, que orbita a diez millones de kilómetros de su Estrella –llamada Enana 
Roja por su color y baja temperatura (es cien veces menos luminosa que el Sol)-, se 
encuentra en la “zona habitable” de su Sistema. Eso significa que podría contener agua 
líquida y alguna forma de vida. 
 También se han detectado Estrellas “binarias”, que son dos Soles girando juntos. 
 Algo que ha sorprendido a los astrónomos es encontrar Planetas Gaseosos-gigantes 
orbitando muy cerca de su Estrella, cuando debieran estar alejados de ella. Al parecer, 
se trata de Exoplanetas que están siendo atraídos por ella, la que terminará por 
“devorarlos”. 
 Hemos visto que las distancias entre los Planetas son inmensas. 
 El viaje a Marte (cerca del 2040) demorará unos seis meses de ida y unos seis de 
vuelta. 
 Los astronautas deberán permanecer en el “Planeta rojo” alrededor de un año, 
esperando que la órbita marciana esté lo más cerca de la terrestre (a cincuenta y cinco 
millones de kilómetros) para volver. La nave espacial deberá proveer oxígeno y 
alimentos para todo ese periodo. 
 Las inmensas distancias nos hacen pensar que durante mucho tiempo estaremos solos 
en nuestro rincón de la Vía Láctea. Eso no nos impide tratar de contactarnos con 
posibles civilizaciones lejanas, algunas de las cuales, a lo mejor, están tratando de hacer 
lo mismo. 
 En 1974, fue enviada desde el mayor radiotelescopio del mundo, en Arecibo (Puerto 
Rico), una señal radial inteligente de cuatro y medio minutos de duración hacia un 
conglomerado de más de trescientas mil Estrellas, con la esperanza de que sea captada 
en algún Exoplaneta de alguna de ellas. 
 La señal demorará veinticuatro mil años en llegar a destino. Si es captada y contestada, 
demorará otros veinticuatro mil años en llegar a la Tierra. 
 El ser humano no puede viajar a la velocidad de la luz (por razones físicas complejas), 
pero sí podrá hacerlo algún día a “casi” esa velocidad. 
 Como es inherente al hombre cimentar el camino de las próximas generaciones, 
debemos ir preparándonos para abandonar, poco a poco, nuestro Planeta. 
 En un futuro lejano, pero que cada vez irá pareciendo menos lejano a esas futuras 
generaciones, en nuestro Planeta –debido a problemas derivados sobre todo de la 
sobrepoblación- habrán desaparecido ríos y lagos, y los océanos habrán bajado 
sensiblemente su nivel. La superficie del globo se habrá convertido en un inmenso 
desierto. 
 Los primeros pasos para salir de nuestra cuna natal ya se han dado. 
 El retorno a la Luna en los próximos diez años (ya se están construyendo laboratorios 
inflables para poder trabajar sin escafandras) servirá para ganar experiencia para el viaje 
habitado a Marte. 
 Según algunos científicos, antes de 500 años el hombre habrá logrado cambiar la 
inhóspita atmósfera marciana, dejándola apta para vivir. 
 Se prevé la instalación en órbita alrededor del polo norte marciano, durante decenios, 
de "satélites-espejos", que aprovechando el calor del Sol derretirían el abundante hielo 
que allí existe. 
 
 
 
 
- 15 – 
 
 Una vez dado ese primer paso, se arrojarían semillas, de las que surgirían bosques y 
praderas, creado un "efecto invernadero" que retendría la atmósfera. 
 Luego, se llevarían parejas de animales y, finalmente, parejas de jóvenes con 
mentalidad científica, que seguirían reproduciendo la raza humana. Desde allí, mucho 
más tarde, se viajaría a Exoplanetas de otros Sistemas Solares. 
 Esas predicciones, que parecen tema de ciencia-ficción, empiezan a ser analizadas 
seriamente en publicaciones científicas europeas. 
 Es probable, entonces, que la humanidad termine visitando toda (o casi toda) la 
Galaxia Milkomeda. 
 Lo que sí no podremos hacer, será viajara otras Galaxias, porque cuando hayamos 
desarrollado nuestra tecnología éstas ya estarán muy alejadas de nosotros. 
 Según un reciente estudio realizado por dos equipos de astrofísicos norteamericanos, y 
suponiendo que la raza humana sobreviviera hasta fechas muy lejanas, la concepción 
actual de la cosmología (basada en la teoría del Big Bang) cambiaría totalmente. 
 La culpa la tendría la misteriosa "energía Oscura", que está alejando cada vez más 
rápido entre sí a las Galaxias. 
 En unos cien mil millones de años más, la fuerza repulsiva de esa energía habrá 
alejado tanto a las demás Galaxias, que éstas ya serán totalmente inobservables y 
luego… indetectables. 
 A medida que pase el tiempo, y cuando ya no quede absolutamente ninguna 
posibilidad de poder probar la existencia de otras Galaxias, nuestro Universo quedará 
reducido solo a nuestra Milkomeda. 
 Deberemos, entonces, buscar otras teorías para explicar la historia del Universo y de 
la Humanidad. 
 Hemos visto que los seres humanos somos “polvo de Estrellas”. Los átomos de calcio 
de nuestros huesos, los de hierro de nuestros glóbulos rojos, se formaron hace miles de 
millones de años en la Nebulosa donde nació nuestro Sol. 
 Si analizáramos la estructura molecular de un ser humano de 70 kilos de peso, 
veríamos que ésta está compuesta de 45,5 kilos de oxígeno, 12,6 kilos de carbono, 2,1 
kilos de nitrógeno, un kilo de calcio, 700 gramos de fósforo, 214 de potasio, 175 de 
azufre, 100 de sodio, etc. etc., hasta llegar a 70 kilos. 
 Como dentro del Universo nada desaparece, sino que todo se transforma, cuando la 
Tierra quede “tragada” por el Sol, todo lo que había en ella (desde el comienzo de los 
tiempos) volverá a convertirse en polvo estelar, que alimentará una Nebulosa, en cuyo 
seno se volverán a formar nuevas Estrellas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
- 16 – 
 
 También en numerosas publicaciones científicas están empezando a aparecer teorías 
sobre cómo podría terminar el Universo. 
 Las dos principales son las del "Big freeze" (Gran congelamiento), que señala que 
debido a la expansión provocada por la energía Oscura, materia y energía terminarían 
diluyéndose en el cosmos, luego de que las Estrellas se fueran apagando una por una. 
 Los Agujeros Negros terminarían “devorándose” entre sí porque ya no tendrían más 
"alimento" que ingerir y finalizarían evaporándose en partículas. 
 La otra, la del "Big rip" (Gran rasgadura), señala que al aumentar la densidad de la 
energía Oscura, tanto Galaxias, Estrellas e igualmente todos los átomos, quedarían 
dislocados, quedando el Universo cada vez más vacío. 
 Pero para que esto suceda falta mucho aún. Si tomáramos una regla de un metro (mil 
milímetros), nuestra situación actual, 13.700 millones de años después del Big Bang, 
correspondería a los primeros milímetros de esa regla. 
 Los desafíos de la ciencia son inmensos pero también están llenos de fantásticas 
esperanzas. 
 Ya hemos encontrado un Exoplaneta “primo” de la Tierra. Ahora falta encontrar un 
“hermano” nuestro. 
 Más adelante vendrá el contacto con otras civilizaciones que pueden estar más o 
menos avanzadas que la nuestra. Para tratar de acercarnos a ellas, deberemos solucionar 
los enormes problemas físicos y sicológicos relacionados con los viajes a esas 
distancias. 
 La ciencia avanza a pasos gigantes, y en los próximos años los nuevos telescopios 
instalados en tierra o en satélites serán tan poderosos, que ya nos prometen el 
descubrimiento de miles de Exoplanetas. 
 Ello servirá para comprender mejor el origen de nuestro Sistema Solar y tratar de dar 
respuesta a preguntas trascendentales como de dónde venimos, hacia dónde vamos y 
cuál es nuestro sitio en el Universo. 
 Es hora, entonces, de empezar a mirar el cielo con otros ojos y a pensar que allí se 
juega el futuro de nuestros hijos. 
 
 J.A.T. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
- 17 – 
 
 FUENTES CONSULTADAS 
 
 Libros 
 
- Le destin de l’Univers, de Trinh Xuan Thuan 
 (Editoral Gallimard) 
 
- La Plus belle histoire du monde, de Hubert Reeves 
 y Dominique Simonnet (Editorial Seuil) 
 
- Le Bing Bang, de Heather Couper y Nigel Henbest 
(Editorial Dorling Kindersley) 
 
 - Du Big Bang a la vie, de Serges Media (Editorial 
 Dami Editori) 
 
 - Grands Horizons, de Martin Redfern (Editorial 
 Nathan) 
 
 - Supernovas, de Mario Hamuy y José Maza Sancho 
 (Editorial Universidad de Chile) 
 
- L´Univers, de Claude Naudin y Marie-Lise Cuq 
(Editorial Larousse) 
 
- Cosmos, de Sylvia Arditi y Marc Lachiexe-Rey 
(Editorial Marval-Vilo) 
 
- Bang, de Brian May, Patrick Moore y Chris 
Lintott (Editorial Flammarion) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
- 18 - 
 
 Revistas 
 
 
- Science et Vie 
- Ciel et espace 
- Science magazine 
- Pour la science 
- Sciences et avenir 
- Decouvertes Larousse-Gallimard 
 - Espace magazine

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