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Biocombustibles ALMACENAMIENTO DE CO2 Arroyabe Daniel, Gomez Alejandro, Rodas Allison, Viana Esteban 2 de Septiembre 2015 Resumen: La CAC entraña el uso de tecnología, primero, para recoger y concentrar el CO2 producido en las fuentes industriales y relacionadas con la energía, transportarlo a un lugar de almacenamiento apropiado y, entonces, almacenarlo aislándolo de la atmósfera durante un largo período de tiempo. Este documento se centra en los métodos de almacenamiento de CO2 (subterráneo y en océanos), también las aplicaciones que tiene todo este CO2 acumulado para la creación de productos y/o aplicaciones. INTRODUCCIÓN: La captación y almacenamiento de dióxido de carbono en el subsuelo es quizás una de las soluciones a corto plazo más prometedoras en lo que respecta a la estabilización y reducción de la concentración de dióxido de carbono atmosférico. Aunque potencialmente costosa, la tecnología hoy está disponible y ha sido ampliamente utilizada en la industria del petróleo y del gas. Esta técnica podría aplicarse para aquellas emisiones que provengan de grandes centrales eléctricas o plantas industriales [1] [2]. La captura y almacenamiento de CO2 (CAC) podría limitar las emisiones atmosféricas de carbono derivadas de las actividades humanas. Esta técnica consiste en capturar el CO2 producido en las centrales eléctricas o plantas industriales, y luego almacenarlo por un largo periodo de tiempo, ya sea en formaciones geológicas del subsuelo, en océanos o en otros materiales. No debe confundirse con el secuestro de carbono, que consiste en eliminar el carbono presente en la atmósfera mediante procesos naturales como el crecimiento de bosques. El proceso consiste en 3 etapas principales [2]: La primera es capturar el CO2 en su fuente, separándolo de los otros gases que se generan en los procesos industriales. Una vez capturado se procede a la segunda etapa que es el transporte, el CO2 capturado se transporta a un lugar de almacenamiento apropiado (normalmente de forma comprimida). La última etapa es el almacenamiento del CO2, se almacena fuera de la atmósfera durante un largo periodo de tiempo, por ejemplo, en formaciones geológicas subterráneas, en los oceános o dentro de ciertos compuestos minerales. Hoy en día se cuenta con la tecnología para separar y almacenar CO2. La separación y compresión del CO2 proveniente de las corrientes de emisión siguen siendo la parte más costosa del proceso y pueden tener lugar antes o después de la combustión [1]. Para que sea viable el proceso, se tienen en cuenta estos factores: talla, fija o móvil, su proximidad con potenciales lugares de almacenamiento y el grado de concentración. El CO2 podría capturarse de fuentes de emisión fijas de gran envergadura, como las centrales eléctricas o las plantas industriales. Las instalaciones de transformación de biomasa a gran escala, por ejemplo bio-etanol, también podrían adecuarse a la captura [2]. Actualmente, el proceso más utilizado se basa en la absorción química para captar el CO2 del gas de chimenea mediante el empleo de solvente de monoetanolamina (MEA). Se logra producir con este método un gas concentrado que es 99% CO2. Se trata de un proceso de costo elevado, por lo que se Biocombustibles están investigando otros métodos para separar el CO2 del solvente, incluyendo el empleo de membranas microporosas [1]. Una vez capturado el CO2, se necesita transportarlo una vez separado. Se utilizan gasoductos de alta presión, ya que las experiencias realizadas en las pasadas décadas han demostrado la escasez de accidentes y de riesgos asociados con gasoductos convenientemente diseñados. Aunque le CO2 también puede transportarse como líquido, en barcos camiones o vagones cisternas a través de tanques aislaos a baja temperatura y a una presión mucho más baja que en los gaseoductos [2]. Con todo el CO2 que se almacena, se busca reutilizarlo o transformarlo en productos inertes o comerciales capaces de retener este gas de efecto invernadero de forma estable y duradera. Para ello se expone el proceso de carbonatación mineral y otros usos industriales que se le puede dar al CO2 para dicho propósito. Es necesario tener en cuenta los insumos energéticos requeridos que implican los procesos de transformación y reutilización, al igual que las consecuencias ambientales producidas y los costos, de manera tal que sea justificable respecto a la reducción de emisiones. ALMACENAMIENTO Las formaciones geológicas aptas para el almacenamiento de CO2 son las reservas agotadas de gas y de petróleo, los acuíferos salinos profundos y los lechos de carbón inexplotables. Los lugares de almacenamiento deben estar generalmente localizados a profundidades iguales o superiores a los 800 m, donde la presión predominante mantiene el CO2 en un estado tanto líquido como supercrítico. Almacenamiento en tierra: El CO2 inyectado en los poros de la formación almacén migrará a través de la roca, empujando y expulsando el fluido original contenido en los mismos. Para que el CO2 pueda desplazarlo debe ser inyectado a una presión mayor de la existente en la formación [9]. La inyección de CO2 es una técnica aplicada en la producción de petróleo: Desde la década de los 70 se aplica dicha tecnología (CO2-EOR) para mejorar la recuperación de petróleo (denominada tercera fase de producción). La técnica se aplica con éxito en campos de producción de EEUU, Canadá, y Oriente (Turquía, entre otros). Las principales formaciones geológicas consideradas [9]: Yacimientos/reservas de hidrocarburos: petróleo o gas natural: Puede ser bombeada a los depósitos para llenar los espacios vacíos dejados por la extracción de hidrocarburos. La geología de estos embalses es conocida y tienen almacenes de petróleo y gas durante mucho tiempo haciéndolos buenos sitios para el almacenamiento de CO2. Capas de carbón no explotables: Puede ser almacenado en las costuras de carbón profundas, donde se acumulará en los poros de la superficie del carbón y en las fracturas. Esto tiene la ventaja adicional de forzar el metano de los yacimientos de carbón que puede ser usado como combustible. Proyectos de almacenamiento en tierra: Situado en Holanda, el gas natural extraído en el campo contiene una concentración de CO2 elevada (13%). Con el fin de cumplir con las especificaciones de transporte por tubería del Gas Natural, es necesario que el gas extraído sufra un proceso de acondicionamiento. El CO2 capturado es reinyectado de nuevo sobre la misma reserva de gas natural (Rotliegende Sandstone, a 3800 m de profundidad). La capacidad de inyección asciende a 200 kt CO2/año, aunque en la fase final se espera alcanzar las 310-475 kt CO2/año. El proyecto se encuentra financiado por el Gobierno de Holanda, dentro del proyecto CRUST, cuyo objetivo fue realizar un inventario de posibles almacenamientos de CO2 en el país, considerando y estudiando aspectos legales, medioambientales y posibles usos del CO2. Ventajas almacenamiento en tierra: El almacenamiento en formaciones geológicas es la opción de almacenamiento de Biocombustibles CO2 menos costosa y más aceptable desde el punto de vista medioambiental. El coste de almacenamiento en las formaciones salinas y en las reservas agotadas de gas y petróleo suelen oscilar entre los 0.5-8 dólares por tonelada de CO2 inyectada, con un coste adicional de control de entre los 0.1 y los 0.3 dólares por tonelada de CO2 inyectada. Los costes de almacenamiento más económicos se darán en aquellas reservas que estén dotadas de una gran permeabilidad, que se sitúen en tierra firme, a poca profundidad, y/o en aquellos lugares donde existan pozos e infraestructuras procedentes de la industria del gas y del petróleo que puedan ser reutilizadas. El almacenamiento geológico de CO2 podría incluso generar beneficios, por ejemplo mediante la recuperación asistida de petróleo o de gas, donde se utiliza la inyección de CO2 bajo tierra para desplazar y recuperar el combustible Desventajas almacenamiento en tierra: Riesgos para poblaciones locales, ecosistemas y aguas subterráneas en el caso de un escape súbito y rápido de CO2. Podría ser necesario el control de los lugares de almacenamiento durante periodos de tiempo muy largos, y se espera un desarrollo de nuevos métodos a medida que mejore la tecnología. También se requiere un marco legal a largo plazo, al extenderse el tiempo de almacenamiento a muchas generaciones. Almacenamiento en océanos: Cuando se realiza el almacenamiento en el océano implica la fertilización con hierro de sus suelos. Uno de los métodos propuestos, disuelve el CO2 en agua de mar y luego inyecta la mezcla en el océano, a profundidades que oscilan entre 1500 y 3000m. Otro método coloca directamente CO2 líquido en las profundidades de los océanos, explotando el contraste de densidad entre el CO2 líquido y el agua salada. El CO2 posee una temperatura crítica baja de 31°C una presión crítica moderada de 73.8 bares. En líneas generales, esto significa que se requieren profundidades de almacenamiento de 600m o mayores. La capacidad de almacenamiento geológico se estima en cientos a miles de gigatoneladas de carbono, equivalentes a cientos de años de almacenamiento al ritmo de emisión actual [1]. Proyectos de almacenamiento en océanos: Esta tecnología constituye el núcleo de proyectos tales como el FutureGen de EUA, un programa piloto, y el proyecto HyPOGEN europeo para la creación de una usina eléctrica alimentada a carbón con cero niveles de emisiones, que capte el CO2 y produzca H2 para las celdas de combustible [1]. El proyecto Sleipner es la base de hoy en día para la aplicación de este tipo de proyectos. En 1996 Statoil empleo por primera vez en el campo Sleipner del Mar del Norte al norte de Noruega. Al fin de abordar el tema del CO2 en forma eficaz, Statoil lo capta y lo Figura 1 – Un hito en el Campo Sleipner. Statoil separa el CO2 del gas producido desde la formación Heimdal Biocombustibles separa utilizando MEA y luego lo inyecta en la Formación Utsira utilizando un solo pozo de inyección de gran desviación. La operación Sleipner ha inyectado más de 7 millones de toneladas métricas de CO2 y está previsto operar hasta el 2020. Debido a su flotabilidad, el CO2 es forzado a migrar lateralmente a través de varios cientos de metros, por debajo de las capas de lutita (roca sedimentada). Por medio de varios estudios, se ha demostrado que a lo largo de extensos períodos, al enriquecerse la salmuera con CO2, la mezcla se vuelve más densa que el agua que se encuentra debajo, formando corrientes y mejorando la disolución [1]. (Ver imagen 1). Ventajas almacenamiento en océanos: Las posibilidades de almacenamiento de CO2 en las profundidades oceánicas para periodos de tiempo de centenares de años o más, incluyen la formación de hidratos sólidos de CO2 y/o de lagos de CO2 líquido en el fondo del mar, y la disolución de minerales alcalinos, como la piedra caliza, para neutralizar la acidez producida por el CO2 [2]. Desventajas almacenamiento en océanos: Al ser el CO2 soluble en agua, se producen intercambios naturales entre la atmósfera y la superficie de los océanos hasta que alcanzan un equilibrio. Si aumenta la concentración atmosférica de CO2, se prevé que los océanos tarden varios siglos en absorber el CO2 adicional hasta alcanzar un nuevo equilibrio [2]. A pesar de que el océano representa el potencial de almacenamiento total más grande, probablemente unos 40’000,000 millones de toneladas métricas de carbono se prevean y puedan ser causantes de un desequilibrio [1]. La inyección de unas cuantas gigatoneladas de CO2 y la mezcla con el agua podría provocar una emisión gradual de CO2 en la atmósfera; además, se ha demostrado que puede la inyección directa puede dañar a los organismos marinos que se sitúen cerca de los puntos de inyección en grandes áreas oceánicas [2]. Es poco probable que estos tipos de almacenamiento se conviertan en el modo preferido, dado que no se ha abordado adecuadamente el tema del impacto ambiental [1]. Esta opción es la más cara y menos aceptable desde el punto de vista medioambiental, los pocos estudios revelan que la sociedad ha expresado muchas más reservas respecto a este tipo de almacenamiento que con el almacenamiento geológico. La acidez del CO2 puede corroer los tubulares de fondo de pozo y degradar el cemento. Las altas concentraciones de CO2 que fugan por encima del nivel del terreno o en los acuíferos de agua dulce podrían causar daños. El cemento Pórtland es el material más utilizado en cementación de pozos. Cuando se disuelve en agua, aproximadamente un 1% de CO2 forma ácido carbónico disociado [HCO3-], que reacciona químicamente con los compuestos en la matiz del cemento Pórtland hidratado, tales como el gel hidratado de silicato de calcio (C-S-H) y el hidróxido de calcio [Ca(UH)2] [1]. FORMAS ALTERNATIVAS DE FIJACIÓN DE CO 2: FOTOSÍSTESIS Una forma alternativa de fijación de C02 nace de los procesos Figura 2 – Proceso de obtención de biocombustible a partir de algas [4]. Biocombustibles naturales. Por excelencia, la fotosíntesis es el proceso por el cual las plantas capturan el C02 atmosférico y lo utilizan para su crecimiento. Es decir, transforman el C02 para obtener azucares y otros compuestos requeridos para su desarrollo. Tanto los bosques como los océanos actúan como sumideros de carbono y controlan de forma natural la concentración y flujo de C02. Sin embargo, debido al mal uso del suelo, a la deforestación y a las escasas medidas de reforestación se altera el ciclo de carbono. La captación de C02 por los ecosistemas vegetales terrestres constituye un componente importante en el balance global de Carbono. A escala mundial se considera que la biosfera terrestre fija cerca de 2.000.000 toneladas/año [3]. Por mucho que se pudiera aumentar la superficie de los bosques, tarde o temprano, el C02 fijado volverá en cuestión de años a la atmosfera de forma natural (dependiendo del periodo que durara el carbono secuestrado en la biomasa). Los sumideros de carbono son entonces una “alternativa temporal” mientras que se desarrollan otras soluciones tecnológicas de captura o reducción de C02. Otra solución al problema es la utilización de la biomasa para generar energías renovables y disminuir el consumo de combustibles fósiles, haciendo uso de tecnologías denominadas de tercera generación como es la obtención de biocombustibles a partir de micro algas. La gran ventaja del uso del uso de algas marinas es que naturalmente necesitan de energía solar y CO2 para su crecimiento. Además, su desarrollo es más acelerado que el de las plantas terrestres y no necesitan de condiciones ambientales exigentes. Dando como resultado una obtención mayor de biomasa comparada con los cultivos tradicionales (Ver Figura 2). Cultivo de algas para biocombustibles Existen tres métodos de cultivo de micro algas [4]. El primero consiste en un sistema o estanque abierto simulando las condiciones necesarias para el desarrollo de las algas. Es simple y económico de operar. El segundo método consiste en un estanque cerrado, cumple la misma misión que el primer método y tiene la ventaja de prevenir la contaminación proveniente del aire permitiendo un mayor control sobre el cultivo. El tercer método se refiere a unos fotobioreactores donde se cultivan las algas en laboratorios. De esta forma, el control sobre la temperatura y los diferentes parámetros químicos es muy eficaz. Unagran ventaja de cultivar las algas es su rapidez de crecimiento (10 días) pero de allí nace la desventaja primordial ya que el costo de cultivar este tipo de organismo es muy elevado y es lo que impide la evolución de este tipo de tecnologías en la industria. Al finalizar la cosecha de cualquiera de los métodos, se realiza una separación centrifuga para obtener biomasa húmeda. Luego, mediante procesos de secado, se transforma en biomasa seca y por último se hace la extracción de aceite ya sea de manera mecánica o por solventes químicos. La posterior refinación del aceite se lleva acabo para obtener el biocombustible. Existen diversos proyectos en desarrollo distribuidos en varias partes del mundo. Por ejemplo, “Algenol Biofuels” fundada el 2006 en Florida, es una compañía que comercializa biocombustibles creados a partir de micro algas. Tienen la capacidad de producir 8.000 galones de biocombustible líquido al año. En el norte de Chile, se creó una planta piloto denominada “algae fuels” ubicada en la central termoeléctrica de Mejillones. Utilizan el dióxido de carbono emitido por esta planta para cultivar las microalgas a gran escala. Se estudia la viabilidad técnica de esta nueva tecnología para hacerle frente al calentamiento global a partir de energías renovables sostenibles. REUTILIZACIÓN DEL CO2 Se puede considerar la transformación del CO2 en productos inertes o comerciales que sean capaces de retener al gas de forma estable y duradera. Ejemplos de ello podrían ser la formación de MgCO3. En la transformación del CO2 en compuestos inertes o comerciales se destacan la formación de carbonatos y Biocombustibles cloratos, compuestos estables e inertes que asegurarían el confinamiento del gas durante largos periodos de tiempo. El objetivo se convierte entonces en la búsqueda de nuevas rutas hacia la trasformación del CO2 en otros compuestos que sean capaces de alcanzar un reconocimiento en el mercado, paliando de esta forma el coste del proceso. Se puede intentar imitar a la naturaleza para obtener de forma masiva, un nuevo material EL CARBONO, disociando la molécula de CO2, que podría sustituir una parte de los materiales fabricados con un consumo de energía o procedentes de árboles que podrían seguir siendo sumideros naturales del CO2 producido en actividades más dispersas [5]. Carbonatación mineral y usos industriales La Carbonatación mineral es una forma de almacenamiento de dióxido de carbono, que consiste en la conversión de ese CO2 en carbonatos inorgánicos solidos mediante reacciones químicas, de esta manera el CO2 no es liberado a la atmosfera. El proceso se limitaría a la supervisión de los lugares de eliminación y al control de las reservas de silicatos desde los puntos de vista técnicos, ambientales, jurídicos y sociales (ver Figura 3). Entre varias de las reacciones para la fijación de CO2 se pueden considerar [6]: MgO+CO2MgCO3 (carbonato de magnesio), CaO+CO2CaCO3 (carbonato cálcico piedra caliza). En la corteza terrestre hay suficiente cantidad de óxidos metálicos para la fijación del CO2 producido por la combustión de las reservas de combustibles fósiles existentes. Los productos de la carbonatación mineral (silicatos y carbonatos) permanecen estables durante largos periodos de tiempo, por tanto se pueden eliminar en minas de silicato o reutilizarse con fines de construcción. Aún deben aclararse diversas cuestiones para poder facilitar cualquier estimación del potencial de almacenamiento de la carbonatación mineral. Tales cuestiones comprenden evaluaciones de la viabilidad técnica y las necesidades energéticas correspondientes a gran escala, pero también la fracción de reservas de silicato cuya explotación es técnica y económicamente posible para el almacenamiento de CO2. De igual manera el impacto ambiental de la explotación minera, la eliminación de desechos y el almacenamiento de productos también podrían limitar el potencial. La medida en que puede utilizarse la carbonatación mineral no puede determinarse en este momento, ya que depende de la cantidad desconocida de reservas de silicato que pueden ser técnicamente explotadas y de cuestiones ambientales. Un sistema de CAC con carbonatación mineral requeriría un insumo energético por kWh del 60 al 180 por ciento más que una central eléctrica de referencia sin captación ni carbonatación mineral. Estas necesidades energéticas hacen aumentar el costo por tonelada de CO2 evitado para el sistema general de forma significativa. El mejor caso que se ha estudiado hasta la fecha es el de Figura 3 – Flujo de materiales y fases el proceso relacionados con la carbonatación de las rocas de silicatos o los residuos industriales (ECN) [8] Biocombustibles la carbonatación húmeda de olivino de silicato natural. El costo estimado de este proceso varía entre 50 y 100 dólares de los EE.UU. por tonelada neta de CO2 mineralizado (además de los costos de captación y transporte de CO2, pero teniendo en cuenta las necesidades energéticas adicionales). El proceso de carbonatación mineral requeriría la explotación de entre 1,6 y 3,7 toneladas de silicatos por cada tonelada de CO2, y produciría de 2,6 a 4,7 toneladas de materiales desechables por cada tonelada de CO2 almacenado como carbonatos. Por tanto, se trataría de una operación de grandes dimensiones, con un impacto ambiental similar al de las actuales actividades de explotación minera a cielo abierto y a gran escala [7]. Usos industriales del CO2 almacenado Se puede emplear CO2 como materia prima para la producción de diversas sustancias químicas que contienen carbono para mantenerlo fuera de la atmosfera. Estos usos comprenden procesos químicos y biológicos en los que el CO2 actúa como reactivo para producir sustancias útiles a nivel industrial, tales como la urea y el metanol. La mayor parte de utilización de CO2 se emplea para producir urea empleada en la fabricación de fertilizantes y demás; otras plantas de producción de hidrogeno y amoniaco captan CO2 para el respectivo proceso de producción. En principio, los usos industriales del CO2 pueden contribuir a mantenerlo fuera de la atmósfera mediante su almacenamiento en el “depósito químico de carbono” (reservas de productos manufacturados carbonatados). Esta opción únicamente tiene valor si la cantidad y la duración del CO2 almacenado son significativas, y si se registra una reducción neta real de las emisiones de CO2. La duración típica de la mayor parte del CO2 utilizado actualmente para los procesos industriales corresponde a períodos de almacenamiento de tan sólo días a meses. Posteriormente, el carbono almacenado es degradado a CO2 para ser emitido de nuevo a la atmósfera. Esas escalas cronológicas tan breves no aportan una contribución válida a la mitigación del cambio climático. Los usos industriales pueden causar un incremento de las emisiones globales en lugar de una reducción neta. Dada la baja fracción de CO2 que es retenido, el escaso volumen utilizado y la posibilidad de que la sustitución pueda provocar el aumento de las emisiones de CO2, cabe concluir que es probable que la contribución de los usos industriales de CO2 captado a la mitigación del cambio climático sea moderada [7]. FUTURO EN CAC Los sistemas de captura y almacenamiento de CO2 podrían implementarse a gran escala dentro de unas décadas. Una cuestión para ello, de importa especialmente crítica es la de los incentivos, como lo es el precio del carbón por unidad de gas de efecto invernadero emitido. Los sistemas de CAC sólo son susceptibles de ser adoptados a larga escala para la producción de electricidad cuando el precio de emisión por tonelada sobrepase los 25-30 dólares durante todo el tiempo de existencia del proyecto [2]. En ausencia demedidas para limitar las emisiones de CO2, las tecnologías de CAC sólo tendrán oportunidades de despliegue reducidas y específicas, y alcanzarán, como máximo, un potencial aproximativo de 360 Mt de CO2 por año [2]. En cuanto a las fugas a largo plazo desde los lugares de almacenamiento, deberá establecerse un tope para la cantidad de pérdidas que puedan permitirse. Si se consigue retener el CO2 en una fracción de 90-99% durante 100 años, o de 60-95% durante 500 años, estos almacenamientos temporales todavía podrían ser considerados como una opción válida para la mitigación del cambio climático [2]. CONCLUSIONES La técnica de la captura y almacenamiento de CO2 es tecnológicamente factible y podría tener un papel importante en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de este siglo. Aunque partes de esta tecnología ya son de eficacia probada, sería esencial ampliar la experiencia y el conocimiento, así como Biocombustibles reducir las incertidumbres acerca de ciertos aspectos de la CAC para permitir su despliegue a gran escala. También está la captación de CO2 mediante procesos naturales como la fotosíntesis. Esta es una forma alternativa de almacenamiento, sin embargo, no hay manera física de fijar todo el dióxido de carbono producido por la actividad humana en los bosques y vegetación terrestre. Los biocombustibles de tercera generación proponen sistemas más eficientes y útiles, por tanto reduciendo emisiones y con ello la capacidad de idear como almacenarlo, como las micro algas son un gran ejemplo de este tipo de biocombustibles, como se expuso ya. El problema de las micro algas es que los costos de producción y operación son muy elevados para implementarse de manera masiva. Por lo que se requieren estudios de viabilidad con plantas pilotos para determinar el tiempo requerido en alcanzar una estabilidad económica y ambiental. Por otro lado, las medidas de implementación del proceso de carbonatación mineral y usos industriales del CO2 cuyo fin es la no liberación de este gas a la atmósfera aún no se puede determinar debido a otros impactos ambientales y económicos, entre ellos el impacto de la explotación minera y los costos de los insumos energéticos requeridos en la aceleración de las reacciones. Todas esta medidas, no quitan el hecho de es de vital importancia conservar de manera adecuada los suelos y los bosques selváticos, también hacer uso de la reforestación y tratar de no quemar materia orgánica ya que liberan el C02 captado en su ciclo de vida. El mejoramiento de los ciclos, de las tecnologías son las que permiten que se haga realmente una huella en el cambio climático, tratar de “esconder” las emisiones que se producen, no soluciona el problema real. Todas estas metodologías y proyectos se deben evaluar muy bien, y verlos más como una medida de ayuda y no una solución permanente. REFERENCIAS: [1] Capacitación y almacenamiento de co2: una solución al alcance de la mano, [2] Resumen fiel del informe de la IPCC, realizado por GrennFacts. Consenso científico sobre la captura y almacenamiento de CO2. 2005. [3] M. Carvajal. Investigación sobre la absorción de CO2 por los cultivos representativos. UNESCO, 2005 [4] Oil of the future, Algae?, disponible en línea en: http://www2.hci.edu.sg/y11hci0149/website/algae.html [5] A. Valero, L.R. (s.f.). La Fundación Española del CO2. Una iniciativa para España. [6] Rodriguez, C. B. (2011). Estado del arte de las tecnologías de captura y almacenamiento de CO2 en la industria del cemento. [7] Bert Metz, O. D. (2005). La captación y el almacenamiento de dioxido de carbono. [8] Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, Resumen técnico. La captación y el almacenamiento de dióxido de carbono. 2005 [9] H. Morales, C. Torres. Tecnologías de captura y secuestro de CO2. Pontificia Universidad Católica de Chile. 2008. http://www2.hci.edu.sg/y11hci0149/website/algae.html
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