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La Alquimia

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La Alquimia
La alquimia es una antigua disciplina filosófica y forma de pensamiento especulativo, de tipo protocientífico. Fue practicada desde la Antigüedad hasta el siglo XVIII, cuando fue desplazada por el surgimiento de la química.
Su práctica fue común en territorios tan diversos como las antiguas Mesopotamia, Egipto, Persia, India, China, Grecia y Roma, pero sobre todo en el Imperio Islámico (632-750 d. C.) y en la Europa medieval. Abarcaba una vasta y compleja red de escuelas y vertientes a lo largo de casi 4000 años de historia.
La alquimia se encontraba íntimamente vinculada con la astrología, ya que el hombre antiguo buscaba una correlación entre los asuntos de la tierra y los del cielo, y aspiraba a aprender a manipularlos para su propio beneficio.
La alquimia tuvo mala fama durante gran parte de su historia. En algunos lugares solía ser arte de engañadores y charlatanes, y en la Europa cristiana medieval era considerada fuente de saberes ocultos, brujería y cabalismo.
Historia de la Alquimia
La historia de la alquimia es larga y abarca tres continentes distintos: África, Asia y Europa. Se trata de una historia compleja y de muchos puntos de intersección e influencia, pero nada fácil de trazar, ya que los practicantes de estos saberes eran devotos del lenguaje críptico y simbólico, haciendo particularmente herméticos sus textos.
A grandes rasgos, pueden identificarse dos grandes tradiciones alquímicas: la oriental y la occidental.
La alquimia oriental tuvo su origen en China e India. La primera estaba estrechamente vinculada con el taoísmo, y posee en el cuerpo de textos de esta antigua religión su mayor conjunto bibliográfico. Tiene importantes coincidencias con la medicina tradicional china, la astrología china y el Feng Shui.
Su objetivo era obtener el moksa: la perfección, liberación o inmortalidad. Por ello, se emparenta frecuentemente con la medicina ayurvédica y otras tradiciones metafísicas.
Por otra parte, la alquimia occidental nació en Egipto, a inicios del período helénico (c. 300 a. C.), en la ciudad griega de Alejandría, donde luego surgió la célebre biblioteca. Fue fruto de la herencia hermética egipcia (cuya figura central fue el Hermes Trimegisto, fusión del Thot egipcio y el Hermes griego).
La tradición hermética fue reinterpretada a la luz de las visiones griegas pitagórica, jonista y gnóstica, que proponían respectivamente la explicación del universo a partir de los números, la concentración de los fenómenos naturales y la adoración de un cosmos imperfecto.
De hecho, en el Imperio Islámico fue donde realmente floreció la alquimia medieval, durante el oscurantismo. Sin embargo, tras la caída del Imperio Romano, fue el mundo islámico en donde florecieron estas artes, libres de la persecución religiosa cristiana.
De hecho, en el Imperio Islámico fue donde realmente floreció la alquimia medieval, añadiendo grandes aportes a la tradición que se sostenía en los textos traducidos del griego de Platón y Aristóteles: un contraste importante con occidente, donde muchos textos alquímicos se perdieron para siempre.
Posteriormente, la alquimia islámica fue la encargada de reintroducir sus saberes a Occidente, en donde sentó las bases para el posterior nacimiento de la química.
La piedra filosofal
Uno de los lugares comunes más célebres de la tradición alquímica es el de la Piedra filosofal. Se trataba de una sustancia legendaria cuyas propiedades únicas permitían transmutar los metales, esto es, convertir el plomo en oro o en plata.
Según otras tradiciones, también conducía a la inmortalidad o al elixir del rejuvenecimiento. Fue el tesoro más ambicionado de los alquimistas durante siglos, y a los intentos por dar con ella se les conocía como Opus magnum (“Grandes obras”).
En el lenguaje místico y hermético de la alquimia, en el que abundan símbolos, la piedra filosofal ocupa un lugar central como emblema de la perfección, la iluminación y la felicidad celestial. Según esta tradición, la piedra fue entregada por Dios al mismísimo Adán, y fue responsable de la longevidad de los patriarcas bíblicos

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