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SERGIO CALETTI Sobre globalidades, democracia y autoritarismos (2000) La gran contradicción de la globalización es que se plantea como un proceso de mayor justicia internacional y mayor desarrollo en materia de derechos humanos, cuando en realidad está ofreciendo mayores niveles de autoritarismo y de inequidad económico-social acompañada de una aparente liberalización del comercio, un aparente mercado global que no es tal. La globalización no puede ser entendida sin entender cuáles fueron los cambios que la permitieron: la derrota a escala planetaria de luchas y movimientos populares, la caída del bloque soviético, y una nueva etapa de concentración económico-militar nacida después de la crisis del petróleo de 1973. Se trata de una combinación de liberalismo y autoritarismo: por un lado se garantizan algunos derechos y por otro se restringen los espacios de participación democrática; en los cuales los medios de comunicación ocupan un lugar central. Las principales políticas que se tomaron con relación a ellos en las últimas décadas significaron la flexibilización de los regímenes de propiedad (cada vez se permite más que una misma persona o grupo empresarial ostente más control sobre el conjunto de los medios) Los medios ocupan una posición muy importante en estas expresiones, en detrimento de formas más tradicionales de participación ciudadana. El Estado se ha transformado. El Estado (en la primera mitad del siglo XX) articulaba, o al menos lo intentaba, la contradicción inherente al capitalismo, la del capital y el trabajo. Aquello que históricamente se llamó democracia, hoy es materia de discusión: En el concepto de democracia medianamente clásico, la competencia de las elites por el voto de los ciudadanos (Schumpeter), hoy predomina claramente la oferta y no la demanda. Dentro de esto se producen procesos de corrupción y clientelismo. El vaciamiento de los contenidos políticos se produce a costa de procesos de marketing: de la búsqueda de identidades que se expresan más allá de las ideas políticas. Y aquí nuevamente los medios de comunicación tienen un lugar central en la posibilidad de generar eso; se constituyen en unas de las vías de circulación más importantes de esos procesos de espectacularización de la política. Por ello es necesario democratizar los medios de comunicación para poder generar instancias de democracia política y económica. Caletti señala que de alguna manera lo que se ha perdido es la idea de utopía, la idea de que la intervención ciudadana pueda cambiar algo.