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““EEll CCoonnsseejjoo ddee AAddmmiinniissttrraacciióónn eenn llaa ppeeqquueeññaa eemmpprreessaa”” Introducción En este trabajo, se examina la potencial contribución del Consejo de Administración a la creación de valor, para el caso de la pequeña empresa. Inicialmente, se señala que todas las corporaciones tienen obligaciones por el impacto de sus acciones en la sociedad. El gobierno corporativo contribuye a estructurar esas responsabilidades. La auto-regulación es importante. A continuación, se indica que en general el buen funcionamiento del Consejo de Administración tiene el potencial de favorecer el gobierno corporativo y el desempeño, así como agregar valor en la firma. Seguidamente, se especifica que para el caso de la pequeña empresa, las dos funciones primordiales del Consejo de Administración son ejercer control y brindar servicio. Proporcionar consejo es quizá el aporte más relevante. Finalmente, se observa que el tema del gobierno corporativo no está aún instalado en la conducción de la pequeña empresa por desconocimiento de su potencial y por concepciones sesgadas, por parte de la gerencia. En vista de ello, se propone trabajar la toma de conciencia del equipo de gestión para que incorpore el sistema de gobierno corporativo, con un espíritu de responsabilidad social. 1. ¿Qué responsabilidad tiene una corporación? Una corporación es un mecanismo artificial que permite que varias partes contribuyan con capital, experiencia y trabajo, para lograr el beneficio de todos ellos (Monks & Minow, 2004, p. 9). Desde una perspectiva organizacional, la sociedad moderna se caracteriza por encargar a las instituciones las tareas de importancia (Drucker, 1986, p. 3). Las instituciones [1] existen por el bien de la sociedad, influyen en la dirección del cambio económico, contribuyen al orden y reducen la incertidumbre (North, 1991, p. 97). Ninguna institución puede funcionar al margen de la sociedad y las corporaciones no deben ser la excepción (Drucker, 1986, p. 34). La tarea primordial de una corporación es el desempeño económico pero, sin perder de vista que su existencia se justifica por su utilidad en la sociedad [2] y no por ser sólo eficiente en los negocios (Drucker, 1986 p. 33). Una empresa no se explica en términos de ganancia, ésta no es la racionalidad subyacente sino sólo un índice de desempeño, es apenas una prueba de validez. De todos modos, una corporación tiene que lograr rentabilidad económica para poder contribuir al bienestar de la sociedad (Drucker, 1986, p. 47). Alipio Nahui Ortiz 1 En relación a la contribución social hay que distinguir entre misión y propósito [3]. La misión que declara una corporación se construye a partir de las necesidades del cliente mientras que el propósito responde a móviles de satisfacción de sus miembros. La meta corporativa debe ser crear valor a largo plazo (Monks & Minow, 2004, p. 23) pero, en ausencia de principios éticos y visión corporativa no se logrará, porque la conducta de los individuos responde a fines que con frecuencia no sintonizan con el buen desempeño duradero y con el mejor interés de la colectividad. La figura de la corporación se hizo atractiva y adquirió importancia, hasta convertirse en esencial, gracias a sus rasgos de responsabilidad limitada, libre transferencia de intereses de inversionistas, personalidad jurídica con poderes, perpetuidad (Monks & Minow, 2004). Una corporación existe y es recompensada por su contribución económica a la sociedad (De Kluyver, 2009, p. 34). La medida de su desempeño es la creación de valor a largo plazo (Monks & Minow, 2004, p. 60). Las corporaciones toman decisiones que impactan en nuestro modo de vida. Sus acciones deben estar imbuidas de principios éticos para evitar que sean arbitrarias, intuitivas, instrumentales (Gilli, 2011, p. 61). Frente a los problemas actuales, la sociedad plantea nuevas responsabilidades a la corporación. Una nueva legitimidad de la empresa surgirá del modo como las atienda. Como prácticamente toda decisión tiene algún contenido ético (Freeman et al, 2010, p. 6), la corporación debe asumir la responsabilidad de la cuestión moral (Monks & Minow, 2004) y no sólo actuar con competencia (Gilli, 2011, p. 61). Las empresas, en especial las grandes, parecen disponer de las mismas cualidades que los estados nacionales, incluyendo una alarmante capacidad para aislar a sus miembros de las consecuencias morales de sus acciones (Monks & Minow 2004:7). Dada la complejidad de la estructura de una corporación, ni el gobierno ni el mercado logran tener la capacidad de exigirle que actúe según los intereses de la sociedad. (Monks & Minow 2004). El cambio tiene que venir desde adentro, lo cual es posible porque la corporación es un sistema adaptable. Más allá de las normas, hay que apuntar a la auto-regulación porque el Estado llega tarde [4]. De lo expresado, podemos señalar que la presencia de una corporación se justifica a través de su contribución a la sociedad. Además del desempeño económico le compete una responsabilidad social pero, como los intentos externos no ofrecen toda la solución, resulta esencial trabajar desde adentro. En esa línea ubicamos a la perspectiva del gobierno corporativo, como un puente entre las corporaciones y la sociedad, la cual abordamos a continuación. 2. ¿En qué contribuye el gobierno corporativo? No hay peo siste a de go ie o o po ativo ue la ause ia de él (R. Giroux) En toda corporación se produce un conjunto de relaciones contractuales con actores internos y externos (Rezaee, 2007, p. 8) [5]. La perspectiva del gobierno corporativo Alipio Nahui Ortiz 2 se interesa por la influencia de estas interacciones en el desempeño de la firma (Monks & Minow, 2004). En el sistema de gobierno, el balance de poder y el control son importantes pero, la esencia es lograr procesos eficaces de toma de decisiones (Pound, 1995, p. 90). Se busca que las respuestas a las preguntas correctas reflejen lo que es mejor para crear valor a largo plazo (Monks & Minow, 2004 p. 2). La noción básica de gobierno corporativo alude a la responsabilidad. Pero, a inicios del milenio, escándalos financieros en los Estados Unidos (De Kluyver, 2009, p. 24) pusieron en duda esta percepción ante la inoperancia de los sistemas de control, creando un nuevo interés por el papel del gobierno corporativo (Monks & Minow, 2004, p. 1), el cual se ha ido difundiendo a otras regiones. Desde una perspectiva institucional, el gobierno corporativo es un conjunto de mecanismos que opera según un cierto objetivo (Naciri, 2008, p. 2). La aproximación a la función de gobierno resulta influenciada por la escuela de pensamiento. Para la anglosajona, se orienta por el mercado, busca maximizar la riqueza de los accionistas - modelo shareholder, de la propiedad o del interés de los accionistas. La corporación actúa con gran autonomía [6]. Para la europea, se orienta por su papel social, trata de combinar los intereses de otros grupos además de los accionistas - modelo stakeholder, de la responsabilidad social o del interés público (De Kluyver, 2009, p. 16). La corporación debe comportarse de modo de tener en cuenta a la comunidad [7]. En otras regiones, la orientación oscila entre estas dos escuelas (Naciri, 2008, De Kluyver, 2009). Ambos modelos reciben críticas. El impacto de la escuela anglo-sajona se limita a la supervisión (Naciri, 2008, p. 15) en cambio, desde la escuela europea se puede invocar con más fuerza el vínculo entre corporación y sociedad (De Kluyver, 2009, p. 9) [8]. El modelo shareholders tiende a resultados de corto plazo. El valor de las acciones no refleja el verdadero valor de largo plazo de la corporación. Por su parte, el modelo stakeholders es difícil de implementar. Es problemático el balance de los intereses de diversos grupos, aún enforma temporal (De Kluyver, 2009, p. 42). ¿Se podrá integrar las fortalezas de los dos enfoques? Hacia la conciliación de perspectivas Es posible acercar las posturas de la doctrina de maximizar riqueza y del postulado de los grupos de interés si se consideran versiones “ampliadas” de ambas (Jensen 2001. p. 16). El punto de partida es que la consigna de maximizar valor no alcanza [9]. Las personas necesitan contextualizar su significado para que sirva de guía. Deben ser motivados por una visión corporativa que provoque la pasión por la búsqueda de valor, en forma continua (De Kluyver, 2009, p. 44). La creación del valor en forma colectiva, amplia la noción de maximizar riqueza. En el largo plazo, no se podrá maximizar el valor de mercado de una corporación sin tener en cuenta a grupos relevantes (Jensen, 2001, p. 16). Pero, en su búsqueda, la creación de valor si es el criterio para dirimir entre intereses de grupos, en la presunción que beneficia a la sociedad en el largo plazo (De Kluyver, 2009. p. 44). Alipio Nahui Ortiz 3 Por otro lado, la inclusión de otros grupos está en la base de la noción de stakeholders que propone actuar según los intereses de todos los grupos vinculados a una firma. La ausencia de un único objetivo provoca que la aplicación sea problemática (Jensen, 2001, p.9). Para superar la falta de especificidad, se amplia la teoría de stakeholders incorporando la definición que la función objetivo es maximizar el valor total de mercado de la firma en el largo plazo [10]. La creación de valor constituye el criterio para evaluar equilibrios temporales y decidir con mayor independencia de intereses personales (De Kluyver, 2009, p.45). De este intento de convergencia surge que es beneficioso actuar en el mejor interés de la empresa a largo plazo. Pero ¿cómo podemos saber si las decisiones de hoy son buenas para un futuro que no se conoce? (Monks y Minow, 2004, p.23). No se puede brindar garantías acerca de la eficacia de un gobierno corporativo porque en un sistema complejo no es tarea sencilla adjudicar causalidad. De todos modos, las buenas prácticas parecen influir en la creación de valor y en la mejora de la estructura, los resultados y la continuidad de la firma (Van den Heuvel et al, 2006, p. 467). Se puede apuntar a la eficacia mediante el compromiso de agregar valor a largo plazo, actuando según principios éticos en el mejor interés de la firma (Rezaee, 2007, p. 21). No hay unanimidad acerca de lo que constituye un buen gobierno corporativo, éste es un tema de debate. Sin embargo, asistimos a un proceso de convergencia en cuanto a que el sistema y las prácticas de gobierno son importantes para estructurar la responsabilidad corporativa – de la gerencia hacia el consejo de administración y del consejo hacia los grupos de interés (Monks & Minow, 2004, p. 537). En esa línea, se puede señalar que la contribución del gobierno corporativo es brindar un mecanismo para trabajar la responsabilidad de la empresa, lo que seguramente es bien recibido por la sociedad. En el contexto del gobierno, el consejo de administración ha recibido especial atención por lo que seguidamente nos enfocamos en él. 3. ¿Qué aporta el Consejo de Administración? El Co sejo de Ad i ist a ió go ie a, o ad i ist a (C. De Kluyver) En la estructura de gobierno, el Consejo de Administración (board) es un mecanismo capaz de favorecer el gobierno corporativo y el desempeño de la firma (Neville, 2011, p. 528, Naciri, 2008, p. 12, Van den Heuvel et al, 2006, p. 467). El C.A. es el vínculo entre quienes aportan capital (propietarios) y quienes crean valor (gerentes) [11]. Su función primordial es gobernar a la corporación (Lorsch, 1995, p. 112), de modo de agregar valor para generar ventaja competitiva (De Kluyver, 2009, p. 56). Su orientación alude a lo estratégico y a la supervisión. La connotación de estrategia incluye el seguimiento de la estrategia global, participar en la planificación de largo plazo, fomentar la toma eficaz de decisiones, asumir en tiempos de crisis (Salmon, 1992, p. 68, De Kluyver, 2009, p. 52, Pound 1995, p. 93, Conger et al, 1998, p. 139). En la planificación, el C.A. puede indicar los aspectos a Alipio Nahui Ortiz 4 brindar atención y será un socio estratégico para la gerencia (Salmon, 1992, p. 74). El involucramiento de los directores es esencial, ayudando a que se tomen las mejores decisiones. Los miembros deben ser competentes en el sector para ser socios eficaces en las decisiones (Pozen, 2010, p. 7) [12]. Los aspectos de supervisión refieren al control de la implementación, evaluar competencias, recompensar el desempeño, asegurar el funcionamiento de los sistemas de control, controlar el cumplimiento de disposiciones y estándares (Lorsch, 1995, p. 112, Conger et al, 1998, p. 139). El control no es una mera acción de revisar documentos. Como consecuencia del seguimiento, se genera la capacidad de actuar con prevención - aprobando direcciones estratégicas, no sólo proyectos individuales y, con oportunidad - interviniendo en períodos difíciles (Salmon, 1992, p. 68, De Kluyver, 2009, p. 52, Lorsch, 1995, p. 109). El Consejo de Administración realiza una función estratégica de supervisión en el mejor interés de la corporación. Pero, interesa además saber que implica un buen funcionamiento o que constituye un C.A. eficaz. ¿Qué implica un C.A. eficaz? El Co sejo de Ad i ist a ió es como los bomberos: no se necesitan a diario pero, cuando son requeridos tienen que actuar con eficacia (J. Conger, D. Finegold, E. Lawler) El buen funcionamiento del C.A. redunda positivamente en el gobierno, el desempeño y la continuidad de la firma, agregándole valor (Conger et al, 1998, p. 138, Van den Heuvel et al, 2006, p. 467, De Kluyver, 2009, p. 56, Bammens et al, 2011, p. 134). Sin embargo, para apuntar a la eficacia se requieren algunas condiciones de base en el C.A. como: i) compromiso – involucramiento, motivación, dedicación; ii) competencia – conocimiento, experiencia, diversidad; comunicación – información, principios; iii) autonomía – autoridad, independencia (Lorsch, 1995, p. 109, Conger et al, 1998, p. 140, De Kluyver, 2009, p. 159). Existen efectos sinérgicos entre estos requerimientos como vemos a continuación. La participación de los miembros del C.A. está asociada a la dedicación y al uso de sus conocimientos (Pozen, 2010, p. 7). De otro lado, estas capacidades les permiten desempeñar sus funciones de servicio con eficacia. Directores comprometidos son de ayuda especialmente en situaciones de incertidumbre (Huse, 1998, citado en Gabrielsson & Winlund, 2000, p. 315). Los directores necesitan entender la firma y su industria, manejar perspectivas amplias y poder contextualizarlas (Demb & Neubauer, 1992, citado en Gabrielsson & Winlund, 2000, p. 315). Sin conocimiento específico no pueden cuestionar a la gerencia. En la pequeña empresa, el conocimiento general de los directores es de especial valor cuando los gerentes son emprendedores con poca experiencia en gestión (Forbes & Milliken, 1999, citado en Gabrielsson & Winlund, 2000, p. 316) [13]. Para cumplir con sus responsabilidades, el C.A. necesita ser independiente, emitir juicio libre de autointerés. Para ello, necesita amplia información de la firma de varias Alipio Nahui Ortiz 5 fuentes, no puede depender sólo del gerente por información actual. A su vez, esto le permite apoyar a la gerencia con consejo (Demb & Neubauer, 1992, citado en Gabrielsson & Winlund, 2000, p. 317). La consideración de estos requerimientos contribuirá a que el C.A. realice un trabajo eficaz. Pero, hay una línea fina a cuidar, especialmente en la pequeña empresa. Hay que cuidar que el C.A. no empiece a administrarla. La gerencia administra, el C.A. aprueba (Lorsch, 1995, p. 114). El deber del C.A. es supervisar (De Kluyver,2009, p. 159), la responsabilidad de la gerencia es operar la empresa. Se han realizado diversos estudios orientados a encontrar el C.A. “eficaz” (Van den Heuvel et al, 2006, p. 467, Machold et al, 2011, p. 368, Neville, 2011). Se ha analizado el efecto de la composición del C.A. en el desempeño de la firma pero, los resultados han sido ambiguos y con escasos hallazgos significativos (Huse, 2000, p. 272). Buscando relacionar la estructura con los resultados no se ha prestado atención a otros aspectos. Sin embargo, el estilo de trabajo y los atributos de calidad pueden tener mayor impacto hacia una eficaz participación (Pugliese & Zhang, 2007, p. 401). ¿Existe tal C.A. eficaz? Cada empresa tiene sus particularidades por lo que no se puede ofrecer una respuesta concluyente. La especificación del modelo de C.A. eficaz sigue siendo un tema abierto. Sin embargo, si se puede señalar que un C.A. que funciona bien tiende a realizar sus tareas con eficacia (Forbes & Milliken, 1999, citado en Gabrielsson & Winlund, 2000, p. 314). Esta observación es aplicable a todo tamaño de organización, incluyendo la pequeña empresa. La pequeña empresa puede tener menos recursos para investigación, preparación de su capital humano y asesoría pero, al mismo tiempo disponer de una estructura menos jerarquizada y mayor dinamismo. Por la importancia que tiene como motor de crecimiento de la economía, seguidamente revisamos que papel puede cumplir el C.A. en este tipo de organización. 4. Papel del C.A. en la pequeña empresa Las pe so as so ue as pe o, cuando se las o t ola so ejo es (J.D. Perón) En la pequeña empresa y quizá por su estructura menos compleja, el Consejo de Administración puede desempeñar un papel más significativo que en la gran corporación. La asimetría de información entre propietarios-gerentes y grupos de interés puede ser grande. El C.A. tiene el potencial de aportar disciplina a la conducción - promover procesos de planificación formal que generen conciencia en los dueños-gerentes sobre la responsabilidad por la gestión de su negocio (Johanisson & Huse, 2000, p.354, Jain, 1980, p. 162). La teoría de la agencia predomina como enfoque para explicar el papel del C.A. en la gran corporación. Se concentra en la supervisión, actúa como vigilante para alinear los objetivos de propietarios y gerentes (Neville, 2011, p. 527). El entorno se caracteriza por la separación de la propiedad y el control, los conflictos de interés, la Alipio Nahui Ortiz 6 desconfianza, las asimetrías de información. Los dueños seleccionan a los miembros del C.A. para controlar a la gerencia (Johannisson & Huse, 2000, p. 356). Pero, en la pequeña empresa la estructura de propiedad es diferente, los negocios familiares y los dueños-gerentes son figuras comunes. Estas particularidades influyen en la orientación del C.A. (Neville, 2011, p. 527). El enfoque del control resulta limitado para ponderar otras funciones. La tarea del C.A. se debe abordar incorporando otras perspectivas como la de los recursos (Bammens et al, 2011, p. 139). La teoría de recursos considera la función de proveedor de servicios (Neville, 2011, p. 528). Desde un enfoque multi-teórico, el C.A. de la pequeña empresa puede cumplir dos funciones primordiales: ejercicio del control y provisión de servicio (Bammens et al, 2011, p. 135, Forbes & Milliken, 1999, citado en Gabrielsson, 2000, p. 314). Como instrumento de control, es un supervisor externo de la gerencia y ejerce ese poder en nombre de algún agente externo influyente. En su papel de servicio, brinda una gama de consejos a la gerencia para lograr prestigio, conseguir vínculos, captar agentes externos y obtener recursos (Mintzberg, 1992, p. 109). Alguna evidencia empírica muestra que organizaciones de mediano porte que pueden utilizar los servicios de sus C.A. obtienen mejores resultados que aquellas que no lo hacen (Pfeffer, 1973, p. 362). Asimismo, hay alguna evidencia sobre la percepción de la función de servicio. Para gerentes-propietarios de pequeñas y medianas empresas de Dinamarca, la función más importante del C.A. es decidir sobre la estrategia global (Neville, 2011, p. 532). La función de control ha sido tratada extensamente en investigaciones por lo que aquí nos interesamos por revisar el papel de aconsejar del C.A. La función de aconsejar El Co sejo de Ad i ist a ió es un recurso subutilizado en la pequeña empresa (M. Neville) En la pequeña empresa, el enfoque en el recurso de capital humano del C.A. resulta más relevante. La tarea más sustantiva de los miembros es utilizar sus conocimientos, destrezas y poder para aconsejar a la gerencia (Neville, 2011, p. 528). Esto se debe a que la propiedad y el control van más de la mano, se reducen los problemas de la agencia y la necesidad de actuar como órgano de vigilancia (Neville, 2011, p. 529). En este cuadro, el C.A. puede cumplir muy bien la función de aconsejar a la gerencia (Minztberg, 1992, p. 101). Los miembros del C.A. pueden proporcionar experiencia complementaria a la gerencia a través de sus capacidades profesionales. El conocimiento empresarial general de los miembros del C.A. - basado en formación universitaria y experiencia laboral externa - complementa a los de la gerencia (Bammens et al, 2011, p. 140). Expertos externos reclutados como miembros pueden compensar limitaciones gerenciales, ayudando a evaluar el desempeño de la firma (Jain, 1980, p. 169). En ocasiones, la gerencia no está predispuesta a tratar ciertas decisiones con los Alipio Nahui Ortiz 7 subordinados, se siente sola al momento de tomarlas y necesita consejo. Allí es muy importante percibir que tiene la posibilidad de sondear la opinión del C.A. De esta breve revisión, podemos expresar que en el caso de la pequeña empresa además del papel de control, la función de servicio es especialmente relevante para contribuir al buen desempeño. El Consejo de Administración y el sistema de Gobierno Corporativo no serán toda la solución pero, el hecho de no tenerlas es una concesión muy grande para la pequeña empresa por su condición de riesgo. Comentarios Si el buen funcionamiento del Consejo de Administración puede potencialmente contribuir a crear valor en la firma, ¿por qué los gerentes-dueños de muchas pequeñas empresas deciden no tenerlo? Hay información empírica que señala que ellos no logran percibir para que sería bueno, piensan que sus firmas son muy pequeñas y, que reduciría su independencia y su control sobre el negocio (Neville, 2011, p. 536). El limitado conocimiento del concepto de gobierno que exhiben los equipos de gestión de la pequeña empresa es un factor que atenta contra su mejor desempeño (Van Gils, 2005, p. 587). En nuestra región, hace menos de una década, en dos programas de cooperación destinados a mejorar el desempeño de la pequeña empresa, el tema del gobierno no aparecía en el diseño del fortalecimiento del capital humano [14]. Si bien no se puede presentar una relación de causalidad concluyente entre buen gobierno, consejo de administración eficaz y mejores resultados de la firma, si se puede señalar que la existencia del consejo de administración se percibe como un mecanismo que contribuye a fortalecer el buen gobierno y se asocia con una visión estratégica de crecimiento de la firma (Neville, 2011, p. 535). Tal percepción, en lo que respecta a la firma, le facilita ganar en credibilidad y disponer de más opciones de financiamiento para mejorar su desempeño y, en cuanto a la sociedad, le permite recibir una señal de reconocimiento de la responsabilidad que compete a las instituciones. La crisis del 2008 en los Estados Unidos ha vuelto a recordar que es fácil presentar la letra de “buen gobierno corporativo” sin alcanzar realmente su espíritu (Monks & Minow, 2004). La recurrencia muestra que hay un problema de naturalezahumana que no se resuelve sólo con otras reformas del sistema de control y nuevos estándares. Por ello, hay que trabajar desde adentro: generar conciencia y preparar a los integrantes para que incorporen el gobierno corporativo, en un marco de responsabilidad social. El sistema de la pequeña empresa no es ni estático, ni estándar. Sus relaciones con los grupos de interés varían por la actividad sectorial, el ciclo de vida, la localización, entre otros. Estos factores deberían ser incorporados en un posterior análisis de las implicancias del sistema de gobierno corporativo en la creación de valor en la firma. AAlliippiioo NNaahhuuii OOrrttiizz Alipio Nahui Ortiz 8 Notas [1] Las instituciones, en su accionar, estructuran las relaciones en la economía y la sociedad a través de condicionantes informales - hábitos, tradiciones, códigos de conducta - y restricciones formales - constitución, leyes, derechos de propiedad (North, 1991, p. 97). A los aspectos informales hay que brindarles la importancia debida. [2] La idea que un individuo se conduce racionalmente por maximizar la utilidad en el corto plazo es responsable de la aparente contradicción entre rentabilidad económica y contribución social (Drucker, 1986, p. 47). Desde la responsabilidad social de la empresa y con una visión mas allá del corto plazo, una corporación no concierne con sólo obtener ganancias sino que debe fomentar fines que beneficien a la sociedad (en “The Social Responsibility of Business is to Increase its Profits”, Friedman, 1970), lo cual justificará su utilidad en el largo plazo. [3] La misión considera el punto de vista del cliente, el mecanismo estratégico de valor y los alcances del negocio (Meléndez, 2011). El propósito se basa en motivaciones de: i) satisfacción humana (realización, seguridad, competitividad) – de modo que el valor colectivo sea mayor que las partes, ii) creación de estructuras sociales – para impulsar la cooperación y especialización, iii) eficiencia, presencia, flexibilidad, identidad (Monks & Minow, 2004, p. 16). [4] Meléndez (2011). Seminario: Gobierno de las Organizaciones. PUCA. [5] Existen vínculos con los directores, gerentes, empleados, accionistas, acreedores, proveedores, clientes, miembros de la comunidad y el gobierno. Cada una de estas relaciones, que a su vez tiene una gama de elementos, afecta la dirección y el enfoque de la corporación (Monks & Minow, 2004). [6] La firma es una institución del mercado de capitales y responde fundamentalmente a los accionistas (De Kluyver, 2009, p. 30). La supremacía de maximizar la riqueza de ellos se justifica porque asumen el riesgo y sin embargo, son los únicos sin protección. Pueden resultar perjudicados en la tarea de atender simultáneamente los objetivos de otros grupos de interés. Esta visión tiene su origen en la época en que los contratistas eran accionistas y también gerentes, por lo que eran naturalmente el grupo de interés principal (Naciri, 2008, p. 10). [7] El modelo stakeholders se orienta a la defensa de la comunidad (Meléndez, 2011). La corporación tiene obligaciones más amplias que balancean los intereses de los accionistas con otros grupos de interés. La creación de riqueza para los accionistas no dicta sus prioridades. Su misión se define por la consideración de empleados, proveedores, distribuidores, clientes, comunidad en general y por la de su existencia continuada (De Kluyver, 2009, p. 30). [8] La responsabilidad corporativa ante la sociedad es una obligación (Monks & Minow, 2004, p. 10). La teoría del interés público aborda los problemas de la creación de valor, ética del capitalismo, mentalidad gerencial, desde una visión de la sociedad más acorde con estos tiempos. Busca crear tanto valor como sea posible para los grupos de interés, sin recurrir a los equilibrios (Freeman et al, 2010, p. 5). [9] Si a los integrantes se les indica que el único fin es maximizar valor, no se logrará el máximo valor para la empresa, porque no es un propósito en sí sino apenas un índice de desempeño. Se debe proporcionar una estructura que permita entender que significa maximizar valor, de modo que las personas tengan la posibilidad real de lograrlo (De Kluyver, 2009, p. 44). [10] Los accionistas ya no son un grupo privilegiado pero, el valor de las acciones de largo plazo si es un determinante importante en el valor total de la firma en el largo plazo. Alipio Nahui Ortiz 9 [11] Meléndez (2011). Seminario: Gobierno de las Organizaciones. PUCA. [12] El C.A. tiene que ser proactivo y promover procesos formales y transparentes – fomentando debate, aportando nueva información, ofreciendo nuevas perspectivas. La agenda de reuniones se debe enfocar hacia nuevas estrategias y cambios de política y organizacionales, no sólo a revisar el desempeño pasado (Pound, 1995, p. 94). [13] Las guías de buenas prácticas enfatizan la importancia de la preparación antes de las reuniones. Para evitar una actitud pasiva, el clima de decisiones debe basarse en el entendimiento de hechos y opiniones y, no solo cifras (Huse, 1995, citado en Gabrielsson & Winlund, 2000, p. 316). [14] Proyecto CE-PNUD RLA/00/017 (2000-2004) - “Aplicación de la Sociedad de la Información a la PyME en América Latina”, con la participación de unas dos mil pequeñas empresas de quince países de América Latina; y Proyecto PNUD 41484 - RLA/04/002 (2005- 2009) - “Women into the New Network for Entrepreneurial Reinforcement Latin American Network”, donde intervinieron unas tres mil pequeñas empresas con importante presencia de mujeres empresarias. La capacitación estuvo orientada hacia el círculo virtuoso de gestión, incorporación de tecnología, comercialización y productividad. Bibliografía 1) Bammens, Y., Voordeckers, W. & Van Gils, A. (2011). Boards of Directors in Family Businesses: A Literature Review and Research Agenda. International Journal of Management Reviews, 13, 134-152. 2) Conger, J., Finegold, D. & Lawler, E. (1998). Appraising Boardroom Performance. Harvard Business Review. Jan-Feb, 136-148. 3) De Kluyver, C. (2009). A Primer on Corporate Governance. 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