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Composición corporal en nutrición deportiva
Chapter · January 2010
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Francis Holway
Club Atlético River Plate, Buenos Aires, Argentina
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Composición corporal 
en nutrición deportiva
Francis Holway
Capítulo 8
195
Introducción
Un aspecto importante del trabajo en nutrición deportiva es 
el de la modifi cación del peso y la composición corporal. 
Muchos atletas necesitan minimizar la grasa corporal y el 
peso para mejorar aspectos biomecánicos o puntuación en 
deportes con valoración estética, mientras que otros necesi-
tan aumentar el peso y la masa muscular para mejorar el 
rendimiento. En las actividades en las que se requiere un 
traslado del peso corporal en sentido horizontal (pedestris-
mo) o vertical (saltos), la lucha contra la fuerza de gravedad 
es de suma importancia y de allí la necesidad de minimizar 
el peso (fi g. 8-1 y 8-2). Cuando el objetivo es el lanzamiento 
de un implemento desde un espacio reducido, el peso cor-
poral y la masa muscular elevados sirven para mejorar el 
rendimiento. Más aún, existen situaciones en las que un at-
leta puede mejorar su rendimiento al aumentar la grasa cor-
poral, como en algunas pruebas de vela, en las cuales el 
peso corporal funciona como contrapeso de la fuerza del 
viento sobre la vela; si el atleta ya maximizó su capacidad 
para incrementar el músculo y aún le falta peso, un aumen-
to de grasa lo puede benefi ciar.
En las fi guras 8-1 y 8-2 puede observarse una variabili-
dad de 74 kg en el peso corporal de atletas, desde 56 kg en 
fondistas de 10 000 m hasta 130 kg en lanzadores de bala. 
Al margen de la carga genética de estos atletas, puede ser 
muy importante el trabajo del nutriólogo deportivo en cuan-
to a la modifi cación del peso y la composición corporal. 
Infortunadamente, es muy difícil acceder a datos de 
composición corporal de atletas de élite, pero a modo de 
ejemplo se muestra la composición corporal de algunos at-
Objetivos:
Al fi nalizar el capítulo el alumno será capaz de:
• Poder calcular los indicadores de las masas magra y mus-
cular.
• Comprender la diferencia entre masa adiposa y grasa 
corporal.
• Tener conocimientos sobre el efecto de la estructura ósea 
sobre la composición corporal.
Palabras claves. Composición corporal; fraccionamiento 
anatómico; deporte; validación; estructura ósea; puntua-
ción Z; índices antropométricos.
• Comprender la importancia del uso de la composición 
corporal en los deportes.
• Ser capaz de realizar un proceso de medición, clasifi car 
con una referencia y tomar decisiones.
• Tener conocimientos teóricos sobre las dos principales 
líneas de análisis de composición corporal: bicomparti-
mental químico y fraccionamiento anatómico.
• Comprender las diferencias entre los plicómetros y saber 
cuándo usar cada uno.
• Poseer conocimientos sobre lo que constituye la validez 
de los métodos de composición corporal.
90
80
70
60
50
40
30
Pe
so
 c
or
po
ra
l (
kg
)
Evento
100 m
n = 7
200 m
n = 8
400 m
n = 7
800 m
n = 7
1 500 m
n = 11
5 000 m
n = 14
10 000 m
n = 33
77
79
74
70
65
57 56
Figura 8-1. Peso corporal (mediana, las barras de error son 2 
errores estándar) de fi nalistas masculinos en competencia de 
pista (pedestrismo) en Pekín 2008. Se observa con claridad 
que a medida que aumenta la distancia de la prueba es venta-
joso disminuir el peso corporal.
08_Peniche.indd 19508_Peniche.indd 195 21/12/10 16:18:3621/12/10 16:18:36
196 Principios básicos de nutrición en el deporte
letas valorados con parámetros antropométricos en los Jue-
gos Olímpicos de Montreal 1976 (Carter, 1982). Al compa-
rar a fondistas, saltadores y lanzadores, se reconoce cierta 
variación en la grasa corporal, aunque la principal diferen-
cia aparece en la masa muscular, desde 29.5 ± 2.9 kg en los 
fondistas hasta 66.7 ± 2.8 kg en los lanzadores. Los atletas 
de salto de altura, con 40.3 ± 4.2 kg, se ubican entre estos 
dos valores extremos. Véanse las fi guras 8-3 y 8-4.
En consecuencia, en relación con esta gran variabilidad 
en la masa muscular de los atletas, comparada con la relati-
vamente estrecha variabilidad de la masa adiposa (o grasa), 
la valoración de la masa muscular es tal vez mucho más útil 
que la de la grasa corporal para el trabajo de nutrición de-
portiva (Spenst, Martin, et al., 1993).
Importancia de la estructura ósea 
en la composición corporal
Otro factor que debe considerarse en este contexto es el de 
la estructura ósea de los atletas. El tamaño del diámetro de 
los huesos, en especial los del tronco como el biacromial 
(hombros) y el bicrestal (caderas), afecta en gran medida al 
peso (Henneberg y Ulijaszek, 2010). Los diámetros apendi-
culares como el humeral (codo) y femoral (rodilla) también 
pueden usarse como indicadores de la estructura ósea. En la 
fi gura 8-5 se observan las diferencias del diámetro bicrestal 
de caderas entre fondistas, saltadores y lanzadores; estos úl-
timos tienen unos 5 cm más, lo cual les permite un peso 
corporal mucho mayor. Es difícil ganar peso, en especial el 
muscular, cuando el sujeto no posee un diámetro grande, 
cualquiera que sea la estatura. La fi gura 8-6 ilustra, en 302 
atletas masculinos de la Olimpiada de Montreal 1976, que la 
correlación entre diámetro bicrestal y peso es de 0.790 (p = 
0.0001), superior al 0.757 (p <0.001) de correlación entre 
peso y estatura. Esto signifi ca que el diámetro bicrestal re-
presenta 62.4% (R2) del peso en estos atletas, mientras que 
la estatura 57.3%. Por consiguiente, suele observarse que 
P
es
o 
co
rp
or
al
 (
kg
)
Ba
la
n 
= 1
1 Di
sc
o
n 
= 1
2
M
ar
til
lo
n 
= 1
2
Ja
ba
lin
a
n 
= 1
2 Sa
lto
lon
git
ud
n 
= 1
0 S
alt
o
alt
ur
a
n 
= 1
2 Sa
lto
tri
ple
n 
= 1
2
150
130
110
90
70
50
30
Evento
Sa
lto
pé
rti
ga
n 
= 1
1
130
121
114
95
74
81 78 79
Figura 8-2. Peso corporal (mediana, barras de error son 2 
errores estándar) de fi nalistas masculinos en competencias 
de campo (lanzamientos y saltos) en Pekín 2008. Obsérvense 
lasclaras diferencias entre lanzadores y saltadores, debido a 
la necesidad de los segundos de luchar contra la fuerza de 
gravedad del propio peso corporal. Dentro de los lanzamien-
tos, la jabalina requiere mayor recorrido para su lanzamiento, 
alrededor de 20 m, y por ende el peso de estos lanzadores es 
menor.
Lanz bala
Salto largo
Fondo 3,6
4,8
11,4
0,0 2,0 6,0 8,0 10,0 12,0 14,0 16,04,0
Grasa corporal (kg)
Figura 8-3. Grasa corporal (kg) en atletas masculinos valo-
rados en Montreal 1976. Las barras son media ± 1 desviación 
estándar. La grasa corporal se determinó con la ecuación de 
Yuhasz.
Lanz bala
Salto largo
Fondo 29,5
40,3
66,7
0,0 10,0 30,0 40,0 50,0 60,0 70,0 80,020,0
Masa muscular (kg)
Figura 8-4. Masa muscular (kg) en atletas masculinos valo-
rados en Montreal 1976. Las barras son media ± 1 desviación 
estándar. La masa muscular se determinó con la ecuación de 
Kerr.
Lanz balaSalto largoFondo
36
34
32
30
28
26
24
22
20
D
iá
m
et
ro
 b
ic
re
st
al
 (
cm
)
27,5
26,4
32,9
Figura 8-5. Diferencias de diámetro bicrestal en tres grupos de 
atletas de Montreal 1976 (media ± 1 desviación estándar). Este 
diámetro infl uye de manera notoria sobre el peso corporal. 
08_Peniche.indd 19608_Peniche.indd 196 21/12/10 16:18:3721/12/10 16:18:37
Capítulo 4 Proteínas 197
aquellos atletas que necesitan pesos corporales bajos tienen 
caderas estrechas, y viceversa. El peso corporal es una enti-
dad tridimensional compuesta por altura, ancho y largo, 
por lo que la simplifi cación de las relaciones peso-talla, 
como el índice de masa corporal (IMC), se presta a errores 
ya que no considera las otras dos dimensiones del peso cor-
poral (Ross, Crawford, et al., 1988). Sin embargo, en el tra-
bajo individual con atletas no está de más sumar informa-
ción sobre los diámetros al calcular el peso ideal, y hacer 
salvedades en individuos con diámetros que se alejen de la 
norma de referencia.
Uso de referencias para la clasifi cación
En la norma de referencia es de suma importancia una serie 
de datos para el diagnóstico del estado de la composición 
corporal de los deportistas. El punto de partida es una 
muestra representativa del grupo humano con el cual traba-
ja el autor, por ejemplo la muestra Argoref en Argentina 
(Holway, 2005). Esta muestra se integra con 87 hombres y 
90 mujeres de 20 a 30 años en buen estado de salud, que no 
son deportistas de élite, de la región metropolitana de la 
ciudad de Buenos Aires (véanse los Anexos). Estos sujetos 
realizan actividad física entre dos y seis veces por semana. 
Se han obtenido muestras similares en la región metropoli-
tana de Santiago de Chile y Guadalajara, México (véanse los 
Anexos). En ambos casos, los promedios antropométricos 
fueron muy similares a los de Argoref, para sorpresa de 
quienes podían aducir diferencias étnicas. Desde luego, 
ciertas regiones del mundo tienen características diferentes, 
pero disponer de datos antropométricos de una muestra re-
presentativa local es un buen punto de partida para trabajar 
sobre la capacidad de análisis. Cualquier persona que reali-
ce actividad física (sin ser un deportista de élite) como fi t-
ness y acude a consulta puede clasifi carse con ayuda de estos 
datos de referencia. El procedimiento es relativamente sim-
ple: consiste en ubicar al sujeto en el percentil correspon-
diente de la tabla Argoref luego de medirlo. Si el individuo 
se encuentra entre los percentiles 15 y 85, se lo clasifi ca 
como “dentro de la norma o promedio” o “normal”. Fuera 
de estos límites, el paciente se encuentra más allá de 70% de 
esta muestra poblacional normal, y la característica antro-
pométrica en cuestión se clasifi ca como “baja” o “elevada” si 
se ubica por debajo o encima de estos percentiles (véanse los 
Anexos) (Frisancho, 1990). Se presupone para esta clasifi ca-
ción que el sujeto tiene una estatura cercana al promedio de 
Argoref, esto es, 160 cm si es mujer o 174 cm si es varón. 
Cuando su estatura difi ere mucho respecto de la norma, por 
ejemplo por más de 5 cm, se debe hacer un ajuste por talla, 
de la siguiente manera: 
Variable × 
talla Argoref promedio 
talla del sujeto)
Por ejemplo, ¿cuál sería la clasifi cación del perímetro de 
cintura de una deportista recreacional de 152.4 cm de estatura y 
68.3 cm de cintura mínima?
Datos necesarios: estatura Argoref femenina promedio: 
161.1 cm
Ajuste por talla: 68.3 × 
161.1 
152.4
 = 72.2 cm
Si esta deportista midiera la estatura Argoref de 161.1 
cm, y conservara su proporción, su cintura sería de 72.2 
cm. Ahora es posible contrastar esta cintura ajustada en la 
tabla Argoref para mujeres y se observará que se encuentra 
entre los percentiles 50 y 75, lo que signifi ca que se halla 
dentro del promedio. 
Tal forma de realizar ajustes se conoce como sistema de 
similitud geométrico (Ross y Wilson, 1974), y presupone que 
los seres humanos, proporcionalmente parecidos pero de 
diferentes tamaños, conservan dimensiones geométricas 
(Nevill, Bate, et al., 2005); esto no es del todo cierto, ya que 
los sujetos muy altos son, en proporción, más longilíneos y 
lo opuesto ocurre con los muy bajos. En consecuencia, es de 
esperar que en los individuos muy altos o bajos este sistema 
de similitud proporcione resultados menos confi ables en 
comparación con el ajuste por talla sugerido. 
Otro procedimiento para clasifi car a las personas es el 
de la puntuación Z (Frisancho, 1990). El procedimiento ma-
temático es el siguiente:
Puntuación-Z
variable
 = (valor del sujeto – 
promedio
de la referencia
desviación estándar
de la referencia
En el ejemplo anterior la puntuación Z del perímetro de 
cintura es:
Puntuación Z = 
(72.2 – 69.6)
6.5
 = 0.40
P
es
o 
co
rp
or
al
 (
kg
)
160
140
120
100
80
40
20
0
20 25 30 35 40
Diámetro bicrestal (cm)
60
r = 0 790 (p < 0 001) n = 302
Figura 8-6. Correlación entre diámetro bicrestal y peso cor-
poral en 302 atletas masculinos valorados en Montreal 1976. 
Este diámetro, descriptivo de la anchura de las personas, infl u-
ye sobre el peso corporal tanto o más que la estatura (r = 0.757, 
p <0.001), y es importante tenerlo en cuenta al comprender el 
peso de las personas.
08_Peniche.indd 19708_Peniche.indd 197 21/12/10 16:18:3721/12/10 16:18:37
198 Principios básicos de nutrición en el deporte
El valor de la puntuación Z, en este caso 0.40, puede 
traducirse en un valor percentil que es más fácil de interpre-
tar mediante un simple procedimiento en planillas de cál-
culo de Excel con la función DISTR.NORM.ESTAND(z). En 
una celda contigua a la que tiene el valor de la puntuación Z 
se ingresa la función =DISTR.NORM.ESTAND (aquí se co-
loca la referencia de la celda del Z, por ejemplo A1), y con la 
tecla Enter el programa calcula el percentil correspondiente 
en formato decimal, en este caso 0.655, que puede conver-
tirse a porcentaje si se selecciona dicha celda y luego se pre-
siona el ícono de porcentaje de la barra de herramientas: 
66%. Esto signifi ca que una puntuación Z de 0.40 es lo mis-
mo que un percentil 66%. En la fi gura 8-7 se observa la 
correspondencia entre puntuación Z y percentiles:
Se han descrito dos métodos para clasifi car a sujetos 
con base en sus medidas antropométricas mediante pará-
metros percentilares y con la puntuación Z (y ulterior con-
versión a percentil). El uso de la puntuación Z es el más 
empleado en nutrición deportiva, debido a que las bases de 
datos de referencia de deportistas de élite (las denominadas 
tablas prototípicas) suelen tener un reducido número de suje-
tos, insufi ciente para crear tablas con canales percentilares. 
Esto es más bien lógico, ya que al tratarse de élites no pue-
den ser representativas, a menos que pertenezcan a depor-
tes muy populares como el futbol. Lo ideal es que cada nu-
triólogo tenga a su alcance las tablas de referencia necesarias 
para su trabajo, por ejemplo una de gente normal, estratifi -
cada por grupos etarios, y luego otras prototípicas de juga-
doresde futbol (Rienzi, Drust, et al., 2000), triatletas (Lan-
ders, Blanksby, et al., 2000), nadadores (Carter y Ackland, 
1994), remeros (Kerr, Ross, et al., 2007), jugadores de rugby 
(Holway y Garavaglia, 2009) o las de los deportistas con 
quienes se trabaja. Esto supone acceder a datos de medicio-
nes sobre atletas de élite, lo cual no siempre es fácil, pero 
puede lograrse si se trabaja en equipo con colegas y se faci-
lita el acceso a los datos mediante publicaciones. Para ello es 
imprescindible que todas las mediciones se realicen con un 
protocolo estandarizado, de tal modo que las comparacio-
nes sean confi ables. Por ejemplo, la Sociedad Internacional 
para el Avance en Cineantropometría (ISAK por sus siglas 
en inglés) tiene como lineamiento la estandarización de los 
métodos de medición antropométrica para facilitar el men-
cionado objetivo (www.isakonline.com). La adopción del 
sistema métrico también fue una medida exitosa para redu-
cir la confusión y facilitar el trabajo de los profesionales.
Métodos de composición corporal 
sugeridos para el nutriólogo deportivo
La gran mayoría de nutriólogos/nutricionistas trabaja en si-
tuaciones diferentes a las de un laboratorio científi co. El tra-
bajo de campo o consultorio somete a estos profesionales a 
seleccionar herramientas de trabajo que se adapten a sus 
circunstancias, como costos, espacio físico y capacidad de 
traslado. Esto signifi ca que si la mejor herramienta para me-
dir la composición corporal es la resonancia magnética nu-
clear (RMN) (Lee, Janssen, et al., 2004), con un costo de 
equipamiento de decenas de miles de dólares y un peso y 
tamaño que imposibilitan su fácil traslado, por buena que 
sea no es ni práctica ni accesible para los profesionales de 
nutrición deportiva. En este sentido, es evidente que la an-
tropometría provee la técnica y herramientas más adecua-
das para las necesidades de los nutriólogos. Desde luego que 
toda ventaja tiene su contrapartida y, en el caso de la antro-
pometría, se sacrifi ca precisión y exactitud (en comparación 
con técnicas de diagnóstico de imágenes como la RMN; fi g. 
8-8) por accesibilidad en el costo y capacidad de traslado. El 
problema de la pérdida de precisión y exactitud se puede 
compensar con una estricta adherencia a un protocolo de 
técnica de medición, asegurada por una instrucción y prác-
tica adecuadas, el cálculo del error técnico de medición (Uli-
jaszek y Kerr, 1999) y la buena calibración de los instru-
mentos de medición.
Tras establecer que la antropometría es la herramienta 
2,3%
-4
ARGOREF
Puntuación- Z
-3 -2 -1 0 1 2 3 4
15,9% 84,1% 97,7%
Figura 8-7. Curva de distribución normal de Argoref con pun-
tos de corte con base en puntuación Z y sus correspondientes 
percentiles.
Figura 8-8. Diagnóstico por imágenes de muslos con resonan-
cia magnética nuclear (RMN).
08_Peniche.indd 19808_Peniche.indd 198 21/12/10 16:18:3721/12/10 16:18:37
Capítulo 4 Proteínas 199
adecuada para usar en nutrición deportiva, es necesario en-
tender un poco más su uso. La antropometría no es sólo una 
medición de peso (en términos técnicos, masa corporal) y la 
estatura (también conocida como talla), sino que también 
abarca cuatro aspectos generales, que proporcionan indicios 
del estado de los tejidos:
1. Pliegues: indicador de la grasa corporal subcutánea.
2. Perímetros: indicador de la masa muscular y grasa ab-
dominal.
3. Diámetros: indicador de la estructura ósea.
4. Longitudes: indicador de la estructura ósea.
Basta medir estas variables para recoger mucha infor-
mación. Por ejemplo, un atleta con cada uno de sus plie-
gues por debajo de 10 mm es bastante magro; si su períme-
tro de brazo tenso en fl exión es mayor de 40 cm, tiene una 
gran masa muscular en sus brazos; si su diámetro de cade-
ras (bicrestal o biiliocrestal) es inferior a 26 cm, posee ca-
deras muy estrechas; y si la longitud de su brazo superior 
(acromial-radial) es superior a 34 cm, posee un brazo muy 
largo. Desde luego, esto supone una familiarización con los 
datos de las variables importantes, pero esto se logra con la 
práctica cotidiana. Por ejemplo, en el futbol profesional 
suele valorarse la “suma de seis pliegues” (Σ6pl) en milíme-
tros (tríceps + subescapular + supraespinal + abdominal + 
muslo anterior + pantorrilla medial; fi g. 8-9), e incluso los 
jugadores se familiarizan rápidamente con el hecho de que 
si tienen menos de 50 mm son muy magros y con poca 
grasa, pero un fi sicoculturista o maratonista deben tener 
40 mm o menos en este indicador antropométrico en el 
periodo competitivo, y un sujeto joven normal tiene casi 
siempre cerca de 65 mm (varones) y 91 mm (mujeres). Este 
indicador es muy rápido y útil para determinar la grasa cor-
poral subcutánea y lo popularizó Carter como el nombre 
Olympic six, luego de medir a cientos de atletas en los Jue-
gos Olímpicos de México 1968 y Montreal 1976. La Σ6pl 
incluye pliegues de casi todas las partes del cuerpo (miem-
bros superior e inferior y tronco) y “diluye” los errores ge-
nerados por algún “pliegue rebelde”. El pliegue rebelde es 
aquel que sigue muy elevado a pesar de que los otros cinco 
están muy bajos, lo cual se observa a menudo en los plie-
gues abdominal y muslo anterior, según sean la genética y 
género del individuo. Por ejemplo, un atleta tiene cinco 
pliegues por debajo de 10 mm y el abdominal de 22 mm. 
Los sistemas y fórmulas que utilizan sólo uno o dos plie-
gues (“reduccionismo antropométrico”) pueden generar un 
gran error de interpretación si de forma incidental uno de 
estos pliegues es el “rebelde”. Es importante y lamentable 
resaltar que varios países utilizan diferentes sumas de plie-
gues; por ejemplo, Canadá ha usado la suma de cinco, Aus-
tralia la suma de siete (Σ6pl + bíceps) y otros autores utili-
zan la suma de ocho pliegues (triatlón [Landers, Blanksby, 
et al., 2000], remo [Kerr, Ross, et al., 2007]). En cada situa-
ción, el practicante debe familiarizarse con los datos para 
entenderlos y, cuando se emplean los datos de una referen-
cia de élite señalada como “suma de ocho pliegues” convie-
ne realizar el mismo protocolo y suma de ocho en los atle-
tas para poder compararlos. Por ello es importante, antes 
de efectuar las cuantifi caciones, consultar bibliografía y re-
ferencias y conocer el método de obtención. Por ejemplo, es 
lamentable el caso de algunos clínicos que valoran a 54 at-
letas con medidas que no se corresponden con las publica-
ciones sobre atletas de élite y, en consecuencia, pese a todo 
el trabajo, no es posible utilizar de manera adecuada los 
datos ni compararlos con los de élite. Siempre que sea posi-
ble hay que estudiar el área de estudio antes de realizar el 
trabajo. 
Si bien la Σ6pl es un indicador útil y rápido, no deter-
mina la cantidad de kilogramos de grasa (en realidad, tejido 
adiposo) que debe modifi car el atleta (fi g. 8-10). Y en nutri-
ción se trabaja en tres dimensiones, con la conversión entre 
energía (kcal) y cantidad de tejido adiposo (kg). Para dismi-
nuir un kilogramo se debe planifi car un défi cit de casi 7 000 
kcal acumulativas en el curso de dos semanas. Este requeri-
miento lleva al próximo paso, que es la conversión de medi-
das antropométricas en composición corporal, un tema al-
gunas veces confl ictivo y controversial. 
Figura 8-9. Sitios de medición para la suma de seis pliegues 
(mm). (Cortesía de Rosscraft.)
Percentiles
5% 15% 25% 50% 75% 85% 95%
61,9 69,5 76,4 91,5 112,4 121,6 145,2
33,6 47,1 52,6 65,6 84,2 94,3 115,9
Atletas
Figura 8-10. Valores de suma de seis pliegues (mm) de refe-
rencia para ambos sexos y sector donde se suelen ubicar los 
atletas. 
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200 Principios básicos de nutrición en el deporte
Ecuaciones de composición corporal
El gran problema de la composición corporal es que no existe un 
método directo para medirla, y para hacerlo sería necesariodiseccionar in vivo al atleta. En consecuencia, los métodos 
son indirectos, esto es, se mide algo que calcula lo que hay, 
con cierto grado de error porque el método no es directo. 
Este grado de error varía según sea el método utilizado para 
cuantifi car esta composición corporal. Por ejemplo, algunos 
métodos indirectos son el pesaje hidrostático (bajo el agua) 
(fi g. 8-11), la medición de potasio corporal total, la absorcio-
metría dual por rayos X (DEXA) y la RMN. Existen más, 
pero escapan al objetivo de este capítulo. 
Estos métodos indirectos determinan, por ejemplo, la 
cantidad de grasa corporal con el uso de diferentes técnicas 
para el cálculo. No obstante, suelen ser instrumentos muy 
costosos y, en consecuencia, se requieren herramientas más 
económicas, como un calibre para medir pliegues (también 
conocido como plicómetro). En el caso de los pliegues subcu-
táneos con este calibre, ¿cómo puede determinarse cuánta 
grasa hay? Es necesario realizar un estudio en el que se mida 
a un grupo de unos 50 sujetos con ambas técnicas, por 
ejemplo con pesaje hidrostático (que mide la densidad corpo-
ral y a partir de ello calcula el porcentaje graso) y a continua-
ción los pliegues; luego debe usarse algún programa estadís-
tico que genere una ecuación de regresión para precisar esta 
densidad corporal a partir de los pliegues. Parece complica-
do, pero en realidad es muy simple; basta tener un tanque 
de agua, una báscula colgante, un calibre para pliegues, 
unos cuantos individuos y un programa de estadística 
(Jackson y Pollock, 2004). Tan simple es que existen más de 
150 ecuaciones para calcular la composición corporal con 
esta técnica. Véase el cuadro 8-1.
El problema con las ecuaciones de regresión radica en 
que los resultados que arrojan son siempre específi cos de la 
muestra de sujetos utilizados para generarla. Por ejemplo, si 
se mide a atletas de fondo, como los maratonistas, para ge-
nerar una ecuación, ésta solo sirve para calcular el porcen-
taje graso en personas similares (fi g. 8-12). Lo mismo ocu-
rre si la muestra se integró con mujeres posmenopáusicas 
con sobrepeso: los resultados de esta ecuación sobreestiman 
la grasa corporal en mujeres jóvenes atletas. 
La ecuación de Durnin y Womersley de 1974, por ejem-
plo, utilizó una muestra de sujetos en Escocia que incluía 
desde atletas magros hasta obesos. El objetivo era generar 
una ecuación “general” en vez de “específi ca” para un grupo 
humano. El resultado es que esta ecuación tiende a sobrees-
Figura 8-11. Pesaje hidrostático de un atleta de judo en el tan-
que de la Universidad Estatal San José, en San José, California.
 Cuadro 8-1. Ejemplo de ecuaciones masculinas y sus 
especifi caciones
Autores Durnin y Womersley (1974)
Muestra General (n = 209)
País Escocia
Calibre Harpenden
Conversión Siri
Variables
Pliegue del tríceps, bíceps, 
subescapular, cresta iliaca
Autores Katch y McArdle (1973)
Muestra Estudiantes educación física (n = 53)
País Estados Unidos
Calibre Lange
Conversión Brozek (1963)
Variables
Pliegue del tríceps, subescapular, 
abdominal
Autores Withers et al., 1987a
Muestra Atletas de élite
País Australia
Calibre Harpenden
Conversión Siri (1961)
Variables
Pliegue del tríceps, subescapular, 
bíceps, supraespinal, abdominal, muslo 
anterior
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Capítulo 4 Proteínas 201
timar la grasa en sujetos magros y a subestimarla en los obe-
sos. En resumen, con este abordaje metodológico para de-
terminar la composición corporal, cada grupo humano 
necesitaría una fórmula diferente, y existen miles de grupos 
humanos; además, hay que considerar sus escalas y puntos 
de corte de referencia en relación con los parámetros “bajo”, 
“normal” y “elevado” para cada ecuación: una tarea monu-
mental y casi imposible de lograr. Un grave problema existe 
cuando se publican datos de composición corporal de de-
portistas, y no se detalla con cuál de las ecuaciones se calcu-
ló la grasa corporal.
Diferencias entre plicómetros
Además de lo anterior, existen diferencias notorias entre los 
calibres para medir pliegues (fi g. 8-13). Por ejemplo, el cali-
bre Lange, muy difundido en Estados Unidos, mide de for-
ma muy distinta que el Harpenden, utilizado en el resto del 
mundo. El Holtain, sugerido por la Organización Mundial 
de la Salud y utilizado en los proyectos NHANES de Estados 
Unidos (Kuczmarski y National Center for Health Statistics 
(U.S.), Division of Health Examination Statistics, 1996), y 
muy empleado en Europa, mide de modo similar al calibre 
de Harpenden. La mayoría de los calibres plásticos (que 
cuestan 10% de los “metálicos”), como el Slim Guide y sus 
congéneres, cuantifi ca de manera parecida a los calibres de 
Harpenden, Holtain y Cescorf Científi co de Brasil. ¿En qué 
se diferencia el calibre de Lange de los otros? El Lange 
“aprieta menos” y ejerce menos presión, de tal forma que 
sobreestima el valor de los pliegues (Schmidt y Carter, 
1990). Las puntas móviles y de área de contacto reducida 
son de escasa ayuda. En pliegues bajos, como los de la gente 
muy magra, todos los calibres miden de forma similar, pero 
conforme el pliegue se incrementa, la diferencia del Lange 
con el resto se acentúa. Si una ecuación, por ejemplo la de 
Jackson y Pollock de 1978 (Jackson y Pollock, 1978), se de-
sarrolla con un instrumento de Lange, debe utilizarse este 
mismo calibre para tener datos confi ables, lo cual también 
es extensivo a las ecuaciones diseñadas con el calibre de 
Harpenden. No deja de ser lamentable que al diseñar el dis-
positivo Lange en 1962 no se respetaran las directivas para 
la construcción de calibres establecidas por Edwards y cole-
gas en 1955 (Edwards, Hammond, et al., 1955), luego de 
estudiar las características ideales de presión (10 gm/cm2), 
área de superfi cie de contacto (90 mm2), distancia pivot-ra-
mas de contacto (15.6 cm) y posicionamiento de los resortes 
a un ángulo para compensar la Ley de Hooke (que establece 
que los resortes incrementan su tensión al estirarse; para que 
la tensión sea igual durante la abertura de las ramas del cali-
Yuhasz M. S. (1974)
Withers y Cols (1987a)
Wilmore & Behnke (1969)
Thorland & Cols (1984)
Sloan (1967)
Katch & McArdle (1973)
Forsith & Sinning (1973)
Dumin & Womersley 
(1974)
0,0 5,0 10,0 15,0 20,0 25,0
10,52
13,92
17,79
15,14
10,67
15,05
19,14
19,21
% graso
Figura 8-12. Resultados del porcentaje graso provenientes de 
diferentes ecuaciones, con los datos de un mismo sujeto
Figura 8-13. Diferentes plicómetros y sus características. Los bloques de goma-espuma de diferentes espesores (30, 50, 70 y 90 
mm) pueden actuar como simuladores de los pliegues humanos estandarizados en la comparación de los plicómetros.
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202 Principios básicos de nutrición en el deporte
bre, los resortes se colocan en un ángulo, no en paralelo, a 
las ramas). Esta confusión es similar o peor a la que se sus-
cita cuando algunos no aceptan normativas como el sistema 
internacional métrico: todo se complica. 
¿Se pueden utilizar plicómetros plásticos? Por supuesto: 
no es necesario pagar cinco a diez veces más por uno “me-
tálico”, a pesar de que el metal luce mejor que el plástico. La 
gran diferencia entre estos dos tipos de plicómetros es el 
elevado costo del reloj indicador que incluyen los “metáli-
cos”: este reloj permite una resolución de lectura de hasta 
una décima de milímetro. El problema reside en que el error 
técnico y biológico que ocurre al medir pliegues es muy su-
perior a este nivel de resolución, y no tiene sentido medir 
pliegues a un nivel de resolución tan inferior al error. De 
manera análoga, es como si las carreteras indicaran las dis-
tancias entre una ciudad y otra en centímetros: distancia 
entre Guadalajara y Ciudad de México, 134 426 cm. Si bien 
el dato puede ser exacto, no se requiere tal grado de resolu-
ción. En elcaso de los plicómetros, pagar diez veces más 
para una resolución similar no tiene sentido.
Validez de los métodos y suposiciones 
de constancia biológica
En cuanto a la composición corporal, se ha utilizado la an-
tropometría como método doblemente indirecto, ya que a 
partir de los pliegues se calcula la grasa corporal que a su 
vez se determina con un método indirecto, como el pesaje 
hidrostático (Martin, Ross, et al., 1985). Lo que se presupo-
ne ad hoc es que el método indirecto, como el pesaje hidros-
tático (que es el método más difundido entre los indirectos), 
se ha validado y establece de modo correcto la grasa corporal 
en las personas. Validez se refi ere a cuán cerca de la verdad 
mide un aparato y se realizan estudios de validación para pre-
cisar cuánto error tiene el método y si este error es aceptable 
o no. Por ejemplo, un error de 2% sería aceptable en térmi-
nos biológicos, pero un error de 20% no. ¿Cómo se validan 
los métodos en composición corporal? Con disección en ca-
dáveres humanos. Se miden varios cadáveres con ambas 
técnicas y luego se establece si el cálculo del método nuevo 
es similar a la cantidad medida en el cadáver tras su disec-
ción. Ahora bien, en el caso del pesaje hidrostático ¡no se 
hicieron estudios de validación, sólo se generaron suposi-
ciones acerca de densidades de tejidos, lo que no estaba mal 
como punto de partida en 1940 (Behnke, 1951), pero en el 
año 2010 ya es tiempo de llevar a cabo estos estudios de 
validación. Éste es un trabajo muy desagradable y legalmen-
te difícil (medir y diseccionar cadáveres) y difícilmente se 
hará. El propio Albert Behnke, inventor del método del pe-
saje hidrostático, en una conferencia del tema en el decenio 
de 1960 dijo: “…tenemos todas las fórmulas, ¿dónde está la 
evidencia?”. Lo que sí se realizó entre 1945 y 1968 fue un 
análisis de composición química parcial en ocho cadáveres 
(Clarys, Provyn, et al., 2005), pero que no constituyen un 
estudio de validación.
En cuanto a los supuestos que se utilizaron para el pe-
saje hidrostático, la idea de fondo era creativa: puesto que la 
grasa (lípidos) es menos densa que el agua y la masa libre de 
grasa (MLG) es más densa, el grado de fl otabilidad en agua 
depende de cuánta grasa haya en el cuerpo. Las personas 
muy densas tienen poca grasa y viceversa. En consecuencia, 
lo que debe hacerse es cuantifi car la densidad del cuerpo y 
luego calcular el porcentaje graso (porcentaje de tejido adi-
poso). Como la densidad es masa (peso) dividido por volumen, 
y el peso se mide en una simple balanza, es necesario a con-
tinuación medir el volumen del cuerpo. Esto se puede hacer 
de dos maneras: se sumerge el cuerpo bajo el agua y se mide 
el volumen de agua desplazado, o tan sólo se calcula la dife-
rencia de lo que una persona pesa “en tierra” y “bajo agua” 
(fi g. 8-14). Este segundo método, que Arquímedes descu-
brió hace más de dos milenios, propone que la diferencia de 
peso es igual a la cantidad de agua desplazada, ya que 1 kg 
de agua ocupa un litro de volumen del mismo líquido. Lógi-
camente, luego se resta al volumen medido la cantidad de 
aire residual en pulmones (medido con espirometría) e in-
testinos (se presupone una cantidad fi ja de 100 ml; ¡curio-
Figura 8-14. Esquema conceptual del pesaje hidrostático. 
(Cortesía de Rosscraft).
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Capítulo 4 Proteínas 203
samente, algunos estudios señalan que si se ingieren ali-
mentos que generan mucho gas intestinal, la densidad 
corporal disminuye!). 
Este método relativamente simple, que utiliza las leyes 
físicas de Arquímedes, permite calcular con una gran preci-
sión la densidad corporal en kg/L (o g/ml). En los últimos 10 
años, la empresa Bod Pod de California ha desarrollado y 
puesto en el mercado (con mucho éxito) un aparato que cal-
cula el volumen corporal con otro método llamado pletismo-
grafía (Dempster y Aitkens, 1995), que propone la utiliza-
ción de las leyes de gases de Boyle para calcular el volumen 
de aire desplazado por el sujeto en una cámara hermética-
mente sellada (las leyes de Boyle establecen relaciones entre 
presión, temperatura y volumen para los gases, y el pletis-
mógrafo mide, mediante sensores, la diferencia de presión 
que ocurre entre los dos cámaras cuando una de ellas está 
vacía y luego con un sujeto adentro). Este pletismógrafo 
cuesta alrededor de 50 000 dólares estadounidenses, es 
grande y pesado, e incluye una balanza para pesar y una 
computadora para procesar los datos y convertir la densidad 
en porcentaje graso. 
La ventaja de la máquina de pletismografía radica en 
que no es necesario mojarse bajo el agua, aunque ambos 
métodos, tanto el pesaje hidrostático como la pletismogra-
fía, son excelentes métodos para calcular la densidad corpo-
ral. Sin embargo, es difícil planifi car la dieta para un atleta 
si la información disponible señala una densidad de 1.062 
kg/L o g/cm3. Lo que se necesita es convertir la densidad en 
porcentaje graso, lo cual suele realizarse con la ecuación de 
Siri (1956) o Brozek (Brozek, Grande, et al., 1963).
Siri: % graso = [(4.95/densidad corporal) – 4.50] × 100
Brozek: % graso = [(4.570/densidad corporal) – 4.142] × 100
Ambas ecuaciones se basan en los siguientes princi-
pios: 
Peso • corporal = grasa corporal + masa libre de grasa 
(MLG)
Densidad • corporal = densidad de la grasa + densidad de 
la masa libre de grasa
Entonces se obtiene la ecuación mostrada en la fi gura 
8-15.
Grasa • es la incógnita
Peso • es el peso corporal de la “persona en tierra”
Densidad corporal • es la densidad de la persona medida 
con el método
Densidad de la grasa, densidad de la MLG y MLG • son tres 
incógnitas
El problema con esta ecuación para convertir densidad 
corporal en porcentaje graso es que hay cuatro incógnitas 
(incluida la variable que se desea calcular, grasa corporal), y 
sólo dos conocidos (peso y densidad), por lo que no se pue-
de resolver de forma algebraica (Clarys, Martin, et al., 1987), 
a menos que se fi jen como constantes (una constante es un 
aspecto inmodifi cable e igual en todas las ocasiones) tres de 
las cuatro incógnitas, en cuyo es posible resolver la ecua-
ción. Para ello se fi ja como constante biológica lo siguiente:
1. Densidad de la grasa en 0.900 g/cm3 para todos los seres 
humanos.
2. Densidad de la MLG en 1.100 g/cm3 para todos los seres 
humanos. 
3. La MLG (proporciones y densidades) son iguales para 
todos los seres humanos.
Esto signifi ca que lo único que debe cambiar entre los 
sujetos con este abordaje es la grasa corporal y que la MLG 
debe ser igual en todos, pero obviamente esto no es así. El 
primer supuesto no es equivocado: por lo general la grasa 
corporal suele tener una densidad de 0.900 g/cm3; el princi-
pal problema es que la MLG varía en sumo grado entre las 
personas y afecta de modo considerable la densidad corpo-
ral y, por ende, el cálculo de grasa corporal. En 1980 se 
realizaron estudios en 25 cadáveres (Clarys, Martin, et al., 
1984) con el objetivo de analizar la composición corporal y 
los supuestos del modelo hidrostático (también conocido 
como de “dos componentes” porque calcula grasa y masa 
libre de grasa). En estos 25 cadáveres, la variación de la 
masa libre de tejido adiposo fue la siguiente:
Piel: 6.1 – 11.4% (5.3%) •
Músculo: • 42.9 – 52.4% (17.5%)
Esqueleto: • 16.3 – 25.7% (9.4%)
Residual: • 16.3 – 24.6% (8.3%) 
A su vez, en el mismo estudio, la densidad de la masa 
magra de los cadáveres tuvo una desviación estándar de 
0.02 g/ml, lo que supone una variabilidad de ± 8.0% al con-
vertir este valor en grasa corporal con la ecuación de Siri. 
Por consiguiente, de este estudio publicado en 1984 se inva-
lidó el método hidrostático de dos componentes, ya que los su-
puestos de constancia biológica no son tales y, por el contrario, 
tienen demasiada variación como para que el método ad-
= +
Masa corporal
Densidad c
Lo que puedo medir
Lo que quiero
averiguarMasa grasa Masa magra
Densidad grasa Densidad
m. magra
Desconocidos
Figura 8-15. Problemática de la resolución algebraica para 
convertir densidad corporal en porcentaje graso con base en 
tres constantes biológicas.
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204 Principios básicos de nutrición en el deporte
quiera sufi ciente robustez para hacerlo viable. Como suele 
suceder, quienes se benefi ciaban, en términos académicos y 
económicos, del método de dos componentes eligieron ig-
norar los resultados de este Estudio de cadáveres de Bruselas y 
seguir con sus ecuaciones para convertir la densidad corpo-
ral en porcentaje de tejido adiposo. Algunas veces han pro-
pinado críticas al estudio como las siguientes: “el estudio no 
es válido porque se llevó a cabo en ancianos belgas de 55 a 
94 años, una muestra poco representativa”. En realidad, si 
hubieran conseguido una muestra cadavérica con mayor di-
versidad étnica y etaria, la variación de la MLG habría sido 
mucho mayor. Además, por lo menos realizaron un estudio 
en cadáveres, a diferencia de los demás. 
En resumen, el gran problema del modelo del pesaje 
hidrostático o de dos componentes no radica en la forma de 
calcular o medir la densidad corporal (en realidad, tanto el 
pesaje hidrostático como la pletismografía cuantifi can la densi-
dad corporal con gran exactitud); el problema es el abordaje 
para convertir esa densidad corporal en porcentaje graso, ya 
que la suposición de MLG igual en todos no es válida. Un 
curioso suceso ocurrió cuando investigadores de universi-
dades comenzaron a realizar el pesaje hidrostático en sus 
equipos de futbol americano, y algunos atletas (en especial 
aquéllos muy magros de grupo étnico afroamericano) obtu-
vieron porcentajes de grasa negativos (Behnke, 1963; Michael 
y Katch, 1968; Pollock, Gettman, et al., 1977; Adams, 
Mottola, et al., 1982) porque la densidad de sus esqueletos 
era superior a la norma. En consecuencia, algunos investi-
gadores (Heyward y Stolarczyk, 1996) propusieron modifi -
car los valores estandarizados de densidad para la MLG se-
gún la etnia del sujeto, por ejemplo elevarla de 1.100 a 1.106 
g/cm3 para afroamericanos, o disminuirla a 1.099 g/cm3 
para americanos nativos. También se modifi caron levemen-
te las ecuaciones de Siri, lo que evitó de esta manera que se 
generaran porcentajes de grasa negativos en las mediciones. 
Véase el cuadro 8-2.
Si bien esto mejoró el problema, no lo solucionó, como 
es obvio, ya que la principal diferencia entre los seres huma-
nos y los atletas es, justamente, la variabilidad en la masa 
magra o libre de grasa. ¿Qué ecuación sería necesaria para 
Tiger Woods cuyo padre es afroamericano y madre asiática? 
También es evidente que un africano de Kenia tiene una 
masa magra diferente respecto de la de un africano de Nige-
ria, así como los asiáticos de Medio Oriente, Pacífi co Sur y 
Península Coreana. 
En suma, el método de dos componentes (averiguación 
de la densidad corporal y su posterior conversión a porcen-
taje graso) tiene la grave limitación de que necesita que la 
masa magra (MLG) de las personas sea muy similar entre 
ellos; por su parte, si se utilizan pliegues, se suma el error de 
la especifi cidad de la muestra debido a las características de 
las ecuaciones de regresión. El método se basa en averiguar 
primero la densidad corporal y convertirla luego a porcen-
taje graso con una ecuación como la de Siri. Si se utilizan 
pliegues, se calcula la densidad corporal con una ecuación 
de regresión primero y después se ingresa este valor a la 
ecuación de Siri, lo que agrega un poco más de error. Pero 
en realidad se puede determinar la densidad corporal me-
diante una máquina de pletismografía de 50 000 dólares, o 
un calibre de pliegues de 40 dólares. Ambos métodos hacen 
posible calcular la densidad corporal con mayor o menor 
error y luego, en ambos casos, cualquiera que sea el monto 
gastado en calcular la densidad corporal, debe usarse la 
ecuación de Siri o una similar. Esta conversión de densidad 
en porcentaje graso puede realizarse con lápiz y papel en 60 
segundos, o bien puede usarse la computadora incluida en 
la compra de una máquina pletismográfi ca o un tanque para 
pesaje hidrostático (5 000 dólares). 
Por consiguiente, si este método de dos componentes 
tiene tantas complicaciones debido a las suposiciones de 
constancia biológica para que la matemática funcione o cal-
cule la grasa corporal, ¿por qué es el método más utilizado 
 Cuadro 8-2. Ajustes étnicos para calcular el porcentaje de grasa a partir de la densidad corporal 
Población Edad Sexo Masa magra g/cm3 Ecuación % graso
Afroamericanos 19-45 masc 1 106 (4.86/Dc)-4.39
24-79 fem 1 106 (4.86/Dc)-4.39
Nativos americanos 18-62 masc 1 099 (4.97/Dc)-4.52
18-60 fem 1 108 (4.76/Dc)-4.28
Asiáticos 18-48 masc 1 099 (4.97/Dc)-4.52
18-48 fem 1 111 (4.76/Dc)-4.28
Caucásicos 18-59 masc 1 100 (4.95/Dc)-4.50
18-59 fem 1 109 (4.96/Dc)-4.51
Hispanoamericanos masc Nd Nd
20-40 fem 1 105 (4.87/Dc)-4.41
Modifi cado a partir de Heyward y Stolarczyc, 2004. 
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Capítulo 4 Proteínas 205
en el mundo?, ¿por qué grandes corporaciones y universida-
des tan renombradas gastan fortunas en instrumentos para 
determinar la densidad corporal? Es difícil hallar una res-
puesta satisfactoria. Sólo debe señalarse que calcular la gra-
sa corporal con algunos pliegues es una manera rápida de 
proceder y, si los autores tienen cierto nombre en trabajos 
científi cos y libros universitarios, el método se disemina con 
facilidad. En fecha próxima el autor presentará otra alterna-
tiva mucho más útil y valida, el modelo de fraccionamiento 
anatómico en cinco componentes (Ross y Kerr, 1993). Para usar 
el modelo de fraccionamiento se tienen que medir más va-
riables antropométricas, unas 22, incluidos no sólo plie-
gues, sino también diámetros, perímetros y talla sedente. 
Medir más variables lleva más tiempo, requiere más entre-
namiento en mediciones, más equipamiento y programas 
específi cos de computación, además de bases de datos de 
referencia con el mismo modelo. Todo esto complica más el 
trabajo, pero el resultado bien puede valer la pena. En au-
sencia de tiempo y herramientas, deben bastar peso y esta-
tura, mejor aún si es posible medir unos pliegues y períme-
tros. Cada uno se adapta a la capacidad operativa 
particular. 
Sin embargo, antes de revisar los modelos de fracciona-
miento anatómico hay que analizar los valores de deportis-
tas con el método de dos componentes. 
Cálculo de la masa magra (masa 
libre de grasa) con el método de dos 
componentes
La MLG incluye todo aquello que no sea grasa (lípidos) del 
organismo, como proteínas, agua y minerales. Varios inves-
tigadores en los decenios de 1960 y 1970, preocupados por-
que la MLG no incluye la grasa esencial (aquella que rodea a 
los órganos, sistema nervioso, médula ósea), prefi rieron 
adoptar el término masa magra. Ésta es la MLG + grasa esen-
cial. El problema es que no se realizaron estudios para esta-
blecer qué proporción representaba esta grasa esencial; tan 
sólo se presupuso que era de 3% en varones y 12% en mujeres 
(Wilmore, 1983), aunque no por ello se hicieron correccio-
nes matemáticas en las ecuaciones. El resultado fue una 
confusión con la terminología y que en muchos trabajos y 
libros se usaran de modo indistinto. En apariencia, según 
este postulado, ningún varón adulto podía tener menos de 
3% y ninguna mujer menos de 12% de grasa corporal. Se 
considerarían como los mínimos. Como se ha observado ya, 
el porcentaje graso calculado depende en gran medida de la 
densidad y a su vez ésta de la densidad de la MLG de las 
personas, por lo que en ocasiones se encuentran valores in-
feriores a estos mínimos. 
La masa magra (MLG, o masa corporal activa [MCA] 
como se la conoce en Cuba) se calcula por defecto: 100 - % 
graso. Por ejemplo, un sujeto con 14% de grasatiene (100 
– 14) 86% de masa magra. Si este individuo pesa 80 kg, su 
masa magra expresada en kilogramos es de 80 x 0.86 = 68.8 
kg. De un modo similar, la cantidad en kilogramos de grasa 
corporal se calcula al multiplicar el peso corporal por el 
porcentaje graso: 80 x 0.14 = 11.2 kg. 
La gran investigadora de atletas femeninas y salud 
menstrual Anne Loucks (Katch y McArdle, 1973; Loucks, 
2004) usa la masa magra de atletas mujeres para generar 
puntos de corte para la prescripción de energía (kcals). Por 
ejemplo, esta investigadora aduce que un umbral inferior de 
energía para deportistas es de 30 kcal/kg MM/día para con-
servar la salud menstrual. En las atletas con 40 kg de masa 
magra, esto supone un límite inferior de 30 x 40 = 1 200 
kcal. Esto no es lo adecuado, tan sólo el mínimo compatible 
con la salud. Como cifra adecuada, ella recomienda 45 kcal/
kg MM/día, esto es, 45 x 40 = 1 800 kcal para estas atletas. 
En otro estudio encontró que las atletas amenorreicas con-
sumían por lo general 16 kcal/kg MM/día. Es importante 
 Cuadro 8-3. Valores del porcentaje graso obtenidos con la ecuación de Yuhasz 
Edad (años) Peso (kg) Talla (cm) Σ 6 pl. (mm) % graso
Deporte n M DE M DE M DE M DE M DE
Velocidad 11 22.5 3.0 66.4 5.3 175.1 5.6 33.5 4.4 6.1 0.5
400 m 4 25.5 2.5 73.4 4.6 178.4 5.4 33.9 11.6 6.1 1.2
Medio fondo 10 24.2 3.7 61.5 5.9 175.5 5.8 30.6 4.0 5.8 0.4
Salto alto 3 24.0 3.1 75.1 4.0 183.8 3.4 40.3 3.0 6.8 0.3
Salto largo 5 23.4 3.4 75.5 6.7 177.7 5.8 35.7 4.7 6.3 0.5
Bala 2 26.9 0.7 120.6 0.2 195.6 3.8 65.8 16.6 9.5 1.7
Jabalina 3 24.6 5.8 96.1 3.9 191.1 4.4 55.0 10.9 8.4 1.1
Decatlón 2 21.3 4.6 83.5 2.0 182.9 1.7 39.3 3.7 6.7 0.4
Total 40 23.8 3.4 73.4 15.3 179.1 7.7 37.1 10.9 6.5 1.1
M, media; DE, desviación estándar.
Tomado de Carter, 1982.
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206 Principios básicos de nutrición en el deporte
recalcar que para este cálculo es necesario usar ecuaciones 
para composición corporal diseñadas para atletas, como las 
de Withers et al. (1987) o Yuhasz (1974), y no una general 
como la de Durnin y Womersley (Durnin y Womersley, 
1974), que sobreestima la grasa corporal (y por defecto sub-
estima la masa magra) en atletas. Véase el cuadro 8-3.
Cálculo del peso ideal con el modelo 
bicompartimental
Una manera simple de calcular el peso ideal y la cantidad de 
peso a modifi car en un deportista consiste en presuponer 
que la masa magra no se modifi ca en este proceso, lo cual 
sería una situación ideal. 
Por ejemplo, si un jugador de futbol de 78.0 kg y 16% 
de tejido adiposo (ecuación de Yuhasz) desea perder 11% de 
este último (dato del porcentaje graso ideal obtenido de ta-
blas de referencia de élite de ese deporte), ¿cuál sería su nue-
vo peso y cuánto debe bajar?
El procedimiento es el siguiente:
1. Calcular los kilogramos de grasa y masa magra actua-
les:
• kg de grasa: 78.0 kg × 0.16 = 12.5 kg (nota: 0.16 = 
16%)
• kg de masa magra: 78.0 − 12.5 = 65.5 kg
2. Calcular el porcentaje de masa magra con el porcentaje 
graso deseado:
100% • − 11% = 89% (nota: 89% = 0.89)
3. Calcular el nuevo peso con 11% graso manteniendo los 
65.5 kg de masa magra:
Peso • ideal (kg) = 
MM actuales
% MM ideal
Peso • ideal (kg) = 65.5/0.89 = 73.6 kg 
4. Calcular los kg de grasa a bajar:
Kg • a bajar = peso actual − peso ideal
Kg • a bajar = 78.0 − 73.6 = 4.4 kg 
5. Determinar el tiempo aproximado para lograrlo con dé-
fi cit energético moderado (-500 kcal/día):
Tasa • de descenso normal: 500 g por semana
4.4 kg
0.5
 • = 9 sem
La masa magra (MM, MLG o MCA) es un indicador del 
estado de reservas proteicas y, desde luego, varía según sea 
la estatura del atleta; no es lo mismo 40 kg de masa magra 
en una atleta de velocidad de 1.7 m de estatura en compara-
ción con una persona de 1.5 m. Se suelen efectuar dos pro-
cedimientos para normalizarla a la estatura: el primero con-
siste tan sólo en hacer una suerte de índice de masa magra 
(IMM, conocido en inglés como lean mass index [Han, Kim, 
et al., 2010]), al dividir la masa magra por la estatura (en 
metros) elevada al cuadrado: en el ejemplo de las dos atletas 
de velocidad, la misma masa magra tiene diferentes valores 
de IMM debido a las diferentes estaturas:
IMM (kg/m2) = 
MM (kg)
talla (m)2
Atleta 1: IMM (kg/m2) = 
MM (kg)
talla (m)2
= 40/(1.7)2 = 13.8 kg/m2
Atleta 2: IMM (kg/m2) = 
MM (kg)
talla (m)2
= 40/(1.5)2 = 17.8 kg/m2
Otro abordaje interesante de la masa magra ajustado 
por talla es el del índice de sustancia activa, más conocido 
como índice AKS (por sus siglas en alemán) (Rodriguez, 
1989). Diseñado al principio en Alemania Oriental en 1972 
por Tittel y Wütscherk, y muy utilizado en Cuba, el AKS 
(cuadro 8-4) se calcula de la siguiente manera: 
Índice AKS (g/cm3) = 
[masa corporal activa (g) × 100]
estatura (cm)3
.
Se debe considerar que la MCA es igual a la MM y se 
expresa en gramos, no en kilogramos, para lo cual se multi-
plica tan sólo por mil. La estatura, a su vez, debe convertirse 
primero en centímetros, tras multiplicar los metros por cien. 
También es muy importante comentar que la composición 
corporal se calcula con las siguientes ecuaciones: 
Varones: Parízková y Buzková (Parízková y Buzková, 
1971): 
%G = 2.745 + 0.008 × (pTRI) + 0.002 × (pSE) + 
0.637 × (pSIA) + 0.809 × (pBI)
Mujeres: Durnin y Ramahan (Durnin y Rahaman, 
1967): 
D = 1.1581 − 0.0720 × log × (pTRI + pSE + pBI + pSIM)
%G = [(4.95/D) − 4.50] × 100
donde:
%G = porcentaje de grasa corporal total
pTRI = pliegue del tríceps (mm)
pSE = pliegue subescapular (mm)
pBI = pliegue del bíceps (mm)
pSIA = pliegue suprailiaco anterior (mm) (nota: similar al 
supraespinal actual)
pSIM = pliegue suprailiaco medial (mm) (nota: similar al 
de la cresta iliaca actual)
D = densidad corporal (g/cm3)
Los rangos de valores de AKS para atletas son los si-
guientes:
Varones: 1.01 hasta 1.55 g/cm3.
Mujeres: 0.93 hasta 1.24 g/cm3.
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Capítulo 4 Proteínas 207
Es interesante señalar que en Cuba se han desarrollado 
valores de referencia para sus atletas para cada periodo del año, y 
la variación en grasa corporal puede ser del orden de 4%, de 
acuerdo con el periodo de competencia. Esto es importante 
porque si se le exige a un atleta llegar a su porcentaje graso 
óptimo de la fase competitiva nueve meses antes de su com-
petencia, es posible alterar su proceso de preparación. En 
consecuencia, es vital tener valores de composición corporal de 
referencia no sólo para los atletas de élite, sino para cada época 
del año que coincida con los macrociclos de preparación física. 
Esto indica también que es muy difícil, física y psicológica-
mente, mantener un mínimo de grasa corporal todo el año y 
que es normal tener ciclos anuales. Lo mismo ocurre con 
pacientes preocupados por la estética corporal; no conviene 
obsesionarse con valores mínimos para todo el año: es muy 
saludable aumentar un poco la grasa corporal en ciertas épo-
cas del año. A la vez, al reiterar que la variación anual puede 
ser hasta de 4%, no se sugieren mayores cambios que sí pue-
den ser perjudiciales para la salud. 
Bioimpedancia eléctrica
los aparatos de bioimpedancia eléctrica (BIA) han ganado 
gran aceptación y cuestan entre 50 y 5 000 dólares, según 
sea su grado de complejidad. Por lo general, los de “monofre-
cuencia” son mucho más económicos que los de “multifre-
cuencia”. Una revisión sobre este tema rebasa los objetivos de 
este capítulo, pero pueden consultarse varias muy exhausti-
vas (NIH Consensus, 1996; Kyle, Bosaeus, et al., 2004). 
La ventaja de la BIA radica en que puede medir rápido, 
con muy poco trabajo, puede tener un costo bajo y es fácil 
de transportar. No obstante, también tiene alguna desventa-
ja. Con la BIA sólo se obtienen datos de masa magra y grasa, 
en comparación con las 40 variables cuantifi cadas con la 
antropometría. Sin embargo, el principal problemade la 
BIA es que la técnica para calcular el agua corporal total y 
por ende la masa magra (y, por defecto, la fracción de grasa) 
es muy errática, por lo que estos aparatos se los utiliza al 
fi nal para estimar el porcentaje graso, no para medir la com-
posición corporal. Una prueba muy sencilla ilustra lo ante-
rior: se calcula un porcentaje graso con datos reales con este 
aparato y luego se repite el procedimiento con otros datos. 
El aparato de BIA solicita ciertos datos al programa que con-
tiene, como sexo, edad, nivel de actividad física, peso (a me-
nos que sea una balanza) y estatura. La variable que agrega 
el aparato es la impedancia al fl ujo de una corriente eléctrica 
débil a través del cuerpo (lo que se mide en realidad). Si se 
repite el procedimiento con otros datos, como 10 años me-
nos, 5 kg menos, 5 cm de estatura más, ¡e incluso otro sexo!, 
el resultado de la máquina de BIA arroja un valor diferente 
al anterior. Esto signifi ca que el aparato determina cuál es el 
porcentaje graso si se tuvieran edad, sexo, nivel de actividad 
física, peso y talla particulares, y no a partir de la resistencia 
o impedancia a través del cuerpo. El programa contiene una 
ecuación de regresión múltiple que calcula, pero en realidad 
el aparato de BIA no mide, o lo que mide infl uye en una 
sexta parte el resultado fi nal. La consecuencia es que si un 
paciente gana masa muscular pero no grasa entre controles, 
el peso adicional se computa como un aumento de grasa 
también. En otro estudio, la investigadora Rodríguez-Bies 
cuantifi có la pérdida de peso y los cambios de agua corporal 
con un aparato de BIA de multifrecuencia, en un grupo de 
remeros de élite en España (Rodríguez-Bies, et al., 2009). A 
pesar de que todos los remeros habían perdido en promedio 
1.7 kg de peso corporal por la deshidratación de una sesión 
de entrenamiento en el calor del río Guadalquivir de Sevilla 
y sin beber nada, el aparato de multifrecuencia estimó in-
cluso incrementos de agua corporal en algunos atletas. 
En resumen, la idea original era buena (correlación en-
tre agua corporal y resistencia al paso de una corriente eléc-
trica), pero representaba un gran margen de error, razón por 
la cual debió apuntalarse el resultado con “ayuda” de otras 
cinco variables para una ecuación de regresión múltiple, 
con la consecuencia de que se trata de un programa de esti-
mación a partir de datos introducidos, y no una máquina 
para medir la composición corporal. Es deseable que en el 
futuro cercano este tipo de tecnología mejore y pueda medir 
en verdad la composición corporal.
Utilización del modelo 
de fraccionamiento anatómico 
en cinco componentes (fa5c)
Como se ha observado a partir del ejemplo cubano del con-
trol biológico del deportista, se puede trabajar muy bien 
con el modelo de dos componentes de composición corpo-
 Cuadro 8-4. Datos del porcentaje graso e índice AKS 
(sustancia activa) de deportistas cubanos por periodo 
competitivo 
% graso PFG PFE PC
Fondo y ½ fondo 8.5% 7.5% 6.5%
Vel., salto largo, triple 11.0% 9.0% 8.0%
Salto alto 11.0% 9.0% 8.0%
Lanzamientos 21.0% 18.0% 16.0%
Jabalina 13.0% 11.0% 10.0%
AKS PFG PFE PC
Fondo y ½ fondo 1.08 1.10 1.10
Vel., salto largo, triple 1.14 1.16 1.16
Salto alto 1.10 1.11 1.12
Lanzamientos 1.40 1.43 1.43
Jabalina 1.30 1.33 1.33
PFG, preparación física general; PFE, preparación física especial; PC, pe-
riodo competitivo. 
Datos cortesía de Rodríguez, 1989.
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208 Principios básicos de nutrición en el deporte
ral, y es relativamente simple, usa pocos pliegues, peso y 
estatura, e ingresa estos valores en diferentes fórmulas. En 
todo caso, existen otros modelos de composición corporal, 
como el ya mencionado FA5C (Ross y Kerr, 1993). Este mo-
delo, que hoy día tiene más de 20 años (se puede obtener el 
programa, AntropogimS2, para su utilización gratuita en 
www.nutrideporte.com.ar), tiene un marcado interés y se 
utiliza cada vez más, como lo demuestran los nuevos estu-
dios publicados sobre atletas; Cuba en particular ha adop-
tado este método (Carvajal, et al., 2008) y siempre fue bas-
tante popular en la parte insular de América del Sur. El 
FA5C es un mejoramiento del anterior método de fraccio-
namiento de cuatro componentes de Drinkwater y Ross 
(1980), luego de la información actualizada que proveyó el 
estudio de cadáveres de Bruselas. En realidad, el FA5C es el 
único método antropométrico en el cual la validación se realizó 
con cadáveres (13 mujeres y 12 hombres) (Ross y Kerr, 
1993). El FA5C fracciona el cuerpo en cinco tejidos anató-
micamente defi nidos: masa de la piel, masa adiposa, masa 
muscular, masa residual (vísceras y órganos) y masa esque-
lética.
Conviene aclarar un punto muy importante y poco 
comprendido de los estudios y ecuaciones de composición 
corporal: el nivel de análisis. Wang et al. (Wang, Pierson, et 
al., 1992) aportaron una excelente defi nición, reproducida 
en la fi gura 8-16 con algunas modifi caciones. 
La fi gura modifi cada de Wang muestra que este mode-
lo de composición corporal se halla en el cuarto eslabón, el 
que divide al cuerpo a nivel hístico, mientras que el ante-
rior descripto modelo de dos componentes se encuentra en 
el segundo eslabón, que divide el cuerpo a nivel de molé-
culas químicas (por eso se conoce también como el “méto-
do químico”). Con este aspecto aclarado, es preciso pre-
guntar: ¿qué nivel es de mayor interés para la práctica 
profesional? La respuesta es fácil: el deporte es movimiento 
y éste lo generan los músculos, que mueven palancas (hue-
sos) y deben acarrear también tejido adiposo y residual. Si 
un método o modelo permiten cuantifi car estos tejidos que 
se modifi can con nutrición y ejercicio (músculo y tejido 
adiposo), debe usarse. El modelo químico de dos compo-
nentes no cuantifi ca la masa adiposa, sino la grasa (lípidos, 
defi nición química) corporal. Desde luego, estos lípidos se 
encuentran en su mayor parte en el tejido adiposo, pero 
también en el esqueleto en la médula ósea, los órganos 
como el cerebro y la masa muscular como lípidos intra-
musculares e intermusculares. Este hecho genera la confu-
sión ya mencionada sobre cuál era el mínimo de grasa cor-
poral posible. 
Adiposidad y grasa corporal
Si se observan los valores de porcentaje de adiposidad de 
atletas valorados con el FA5C, se advierte que son casi 10% 
superiores a los valores de porcentaje graso respecto del mé-
todo de dos componentes. Esto genera confusión, y nadie 
quiere tener más grasa, pero la diferencia radica en que mi-
den entidades diferentes: adiposidad anatómicamente y 
grasa químicamente defi nidas. La masa adiposa se compone 
con lípidos (grasa), agua, electrólitos y algo de proteínas. 
Véase la fi gura 8-17.
La proporción de la burbuja de lípidos dentro del adi-
pocito varía según sea el grado de obesidad de la persona. 
Por ejemplo, un atleta magro tiene adipocitos muy pequeños 
en los que 50% corresponde a lípidos y el resto sobre todo a 
agua, mientras que este porcentaje asciende a 90% en el 
adipocito hipertrofi ado de una persona obesa. En realidad, 
Otro
OtroSólidos
extracelulares
Otros
Hidrógeno
Carbono
Oxígeno
Nivel 1
(atómico)
Proteínas
Lípidos
Agua
Nivel II
(molecular)
líquidos
extracelulares
Masa
celular
Nivel III
(celular)
Sangre
Hueso
Tejido
adiposo
Músculo
estriado
Nivel IV
(tejidos y sistemas)
Nivel V
Cuerpo completo
Química Anatómica
Figura 8-16. Los cinco niveles de análisis de composición corporal (según Wang et al., 1992).
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Capítulo 4 Proteínas 209
uno de los autores del estudio de cadáveres de Bruselas, el 
británico Alan Martin, estudió la relación entre grasa y adi-
posidad (Martin, Daniel, et al., 1994) y generó la siguiente 
ecuación:
Fracción lipídica (%) = 0.327 + 0.0124 × adiposidad (%)
Tal vez no se encuentre útil esta ecuación, pero el obje-
tivoes tomar conciencia de la diferencia entre grasa y adipo-
sidad para entender mejor por qué el FA5C genera cifras 
“más elevadas” de adiposidad. Por ejemplo, con el FA5C un 
atleta masculino con poca adiposidad puede tener 20% de 
masa adiposa, mientras que otro atleta excedido en gordura 
puede tener 35%. Si se introducen estos valores en la ecua-
ción de Martin et al. se obtienen los resultados observados 
en el cuadro 8-5.
Lo que este cuadro muestra es la concordancia que 
puede existir entre el método químico de dos componentes 
y el anatómico de cinco componentes. En la fi gura 8-18 se 
describe lo que sucede con los valores de pliegues de atletas 
calculados con ambos métodos en el caso de 37 jugadores 
de futbol profesional.
Se advierte que en este de grupo de atletas con valores 
de pliegues muy homogéneos, la correlación entre ambos 
métodos es muy elevada (r = 0.91; p <0.001), y para trabajar 
con el método FA5C debe tenerse presente que usan escalas 
diferentes de valoración de la gordura, algo similar a utilizar 
grados Celsius y Fahrenheit para medir la temperatura: la 
temperatura es la misma, lo que cambia es la escala de medi-
ción. De nueva cuenta, el FA5C genera valores superiores 
porque mide la masa adiposa anatómicamente defi nida, con 
sus adipocitos con lípidos, agua, electrólitos y proteínas, 
mientras que el método de dos componentes sólo mide la 
parte lipídica químicamente defi nida. 
Tridimensionalidad de las masas
Otro aspecto interesante del FA5C es que el cálculo de las 
masas de los tejidos incluye no sólo la variable antropomé-
trica pertinente (p. ej., pliegues para calcular masa adiposa 
o diámetros óseos para calcular masa esquelética), sino tam-
bién incorpora la estatura en la ecuación. Las masas corporales 
tienen tres dimensiones, ya que son volúmenes. La masa 
adiposa de un brazo, por ejemplo, es como un cilindro hue-
co que cubre los músculos y el hueso y se ubica por debajo 
de la piel. Si se concibe la masa adiposa del cuerpo como 
una serie de cilindros huecos que cubren los miembros in-
feriores y superiores y el tronco, es posible entender que los 
pliegues representan sólo una dimensión de esos cilindros y 
que su altura es de suma importancia para determinar el 
volumen y masa totales (Linda Blade, 1995). En el caso del 
ejemplo del cilindro hueco de grasa en el brazo, su masa 
adiposa no es igual con un pliegue de 12.0 mm y una longi-
tud de 24.0 cm que con el mismo pliegue pero 34.0 cm de 
longitud. Véase la fi gura 8-19.
Lo mismo ocurre en el cuerpo humano: si dos indivi-
duos tienen la misma suma de seis pliegues, por ejemplo 
70.0 mm, y el mismo peso corporal, por ejemplo 75.0 kg, 
pero un individuo mide 170.0 cm y el otro 180.0 cm, el 
método de dos componentes calcula la grasa corporal como 
Figura 8-17. Esquema de la fracción lipídica (grasa) dentro de 
un adipocito.
 Cuadro 8-5. Fracción lipídica del tejido adiposo y relación entre métodos de composición corporal de cinco y dos 
componentes 
Peso corp. Adiposidad
Masa adiposa 
(peso x adip
Fracción lipídica 
de la adiposidad
Masa lipídica de la adiposidad 
(m. adip x fracc. lip)
% lípido del peso (masa 
lipídica del peso)
82 kg 20% 16.4 kg 57.5% 9.4 kg 11.5%
97 kg 35% 34.0 kg 76.1% 25.8 kg 26.6%
35,0%
30,0%
25,0%
20,0%
15,0%
10,0%
5,0%
0,0%
%
 A
 K
er
r 
5 
co
m
po
ne
nt
es
0,0 5,0 10,0 15,0 20,0
% Kerr = 0 0147* (% G Yuhasz) + 0 0928
n = 37; r = 0,91; p < 0 001 
% G Yuhasz 2 componentes
Figura 8-18. Relación entre porcentaje graso (método de dos 
componentes, ecuación de Yuhasz [1974]) y de adiposidad (mé-
todo de cinco componentes de Kerr [1988]) en 37 jugadores de 
futbol profesional. La ecuación de regresión permite estimar 
la interconversión de valores entre los dos métodos para este 
tipo de deportistas. 
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210 Principios básicos de nutrición en el deporte
igual en ambos individuos, mientras que el FA5C calcula 
que el individuo más alto tiene más adiposidad. Esta es una 
gran ventaja del método anatómico de composición corporal: 
considerar la estatura en el cálculo de las masas de los tejidos, 
que cobra especial importancia cuando se trabaja con niños y 
adolescentes o atletas con grandes diferencias de estatura. Véase 
el cuadro 8-6.
Masa muscular
Tal vez una de las principales ventajas del método o modelo 
FA5C es que permite el cálculo del tejido más importante en 
nutrición deportiva: la masa muscular. Las principales dife-
rencias y variabilidad en composición corporal en deportis-
tas de élite se suele encontrar no en la grasa o masa adiposa, 
sino en la masa muscular. Por ejemplo, al analizar datos de 
los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 (en los que se realizó 
un estudio antropométrico masivo en más de 400 atletas de 
diferentes disciplinas; cuadro 8-7), se identifi có que la va-
riabilidad es cuatro veces mayor para masa muscular que 
para los otros tejidos, incluida la masa adiposa. La variabili-
dad se puede constatar con la desviación estándar que, en 
varones, es de 8.0 kg para masa y sólo 3.7 kg para masa 
adiposa. Si bien otra medida de variabilidad es el coefi ciente 
de variación (desviación estándar entre promedio, expresa-
da en porcentaje), en este caso de 23.3% para masa adiposa 
y 20.6% para masa muscular, en términos reales aplicados a 
la práctica de nutrición deportiva, la variabilidad en kilo-
gramos absolutos entre atletas es mayor para la masa mus-
cular que para la adiposa.
Si se trabaja con atletas juveniles, la cuantifi cación de la 
composición corporal es, desde luego, de suma importancia 
así como determinar el estado de crecimiento y desarrollo. 
Durante la fase de la adolescencia ocurre la velocidad máxi-
ma de crecimiento, que no se observa a la misma edad en 
todos los adolescentes (Malina, 2009). Como las categorías 
competitivas infantiles y juveniles suelen establecerse de 
acuerdo con la edad cronológica, es común que a los 12 a 14 
años en varones y 10 a 12 años en mujeres el crecimiento de 
estatura y tejidos sea muy dispar, lo que crea grandes dife-
rencias de rendimiento e introduce la probabilidad de lesio-
nes (fi g. 8-20). En esta época, la cuantifi cación de la compo-
sición corporal ayuda en la interpretación de los fenómenos 
biológicos que tienen lugar y es importante vigilar su evolu-
ción. El modelo FA5C es, según el conocimiento actual del 
autor, el único modelo de composición corporal que toma 
en consideración para el cálculo de sus masas los diferentes 
ritmos de crecimiento de segmentos corporales, como la ca-
beza, el ancho de hombros y caderas, y la relación entre 
longitud de piernas y tronco.
Figura 8-19. Esquema conceptual del volumen de masa adipo-
sa en un miembro a medida que un niño crece. Ambos miem-
bros tienen valores iguales de pliegues, representados por los 
círculos huecos, pero el cilindro de la derecha, al tener mayor 
longitud, tendrá un volumen mayor. Si se calcula sólo la grasa 
o adiposidad corporal a partir de los pliegues, se pasa por alto 
la infl uencia de la longitud de los miembros y su importante 
aporte al volumen total del tejido.
 Cuadro 8-6. Diferencias en la masa adiposa calculadas por el modelo de fraccionamiento anatómico no reconocidas por el 
modelo químico de dos componentes. El modelo de Kerr considera la estatura en el cálculo de las masas de los tejidos 
Caso Peso kg Estatura cm Σ 6 pl. mm %G Yuhasz Kg grasa Yuhasz Kg adiposa Kerr
1 75.0 170.0 70.0 9.94 7.5 17.8
2 75.0 180.0 70.0 9.94 7.5 20.3
 Cuadro 8-7. Variabilidad de los tejidos de composición 
corporal en atletas de los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 
Masa
Masculino n = 302 
(media ± DE)
Femenino n = 136 
(media ± DE)
Adiposa 15.9 ± 3.7 kg 17.3 ± 3.7 kg
Muscular 38.9 ± 8.0 kg 26.4 ± 4.0 kg
Residual 9.4 ± 2.0 kg 6.1 ± 1.0 kg
Esquelética 8.8 ± 1.4 kg 7.0 ± 0.9 kg
Piel 4.1 ± 0.5 kg 3.5 ± 0.3 kg
Datos tomados de Carter, 1982, procesados con el fraccionamiento de cin-
co componentes deKerr y Ross.
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Capítulo 4 Proteínas 211
Otras maneras de expresar la masa muscular son los 
perímetros corregidos por pliegues y las áreas transversales 
como el área muscular del brazo. La ventaja de estas estra-
tegias es que permiten localizar el desarrollo muscular de 
acuerdo con el segmento corporal, cuando esto es necesario. 
Muy utilizada en crecimiento y desarrollo (Frisancho, 1990), 
el ATV se calcula con geometría euclidiana de la siguiente 
manera:
AMB (cm2) = 
[perímetro (cm) – (pliegue (cm) x π)]2 
4 x π
donde:
AMB = área muscular del miembro 
π = 3.1416
Hay que señalar que el pliegue que se mide en mm debe 
pasarse a cm ÷ 10, antes de ingresar el valor en esta ecua-
ción; además, en adultos mayores de 18 años, Frisancho su-
giere restar 10 cm2 y 6.5 cm2 al AMB de varones y mujeres, 
respectivamente, que equivaldrían al área de hueso en el 
segmento.
Los puntos de corte para el área muscular del brazo en 
adultos se pueden consultar en el cuadro 8-8 (Frisancho, 
1990).
Existen algunas ecuaciones para determinar la masa 
muscular; entre ellas, tal vez una de las más conocidas es la 
de Alan Martin et al. (Martin, Spenst, et al., 1990), en la cual 
mediante datos de seis cadáveres masculinos del famoso es-
tudio de Bruselas se generó una ecuación de regresión múl-
tiple a partir de tres perímetros, dos pliegues y la estatura. 
Si bien esta ecuación está validada en cadáveres, dado que 
es de regresión, es específi ca de la muestra, pero esta mues-
tra era de cadáveres de ancianos con mucho menos masa 
muscular que un atleta joven, por lo que tiende a sobreesti-
mar la masa muscular. En el año 2000, Lee et al. (Lee, Wang, 
et al., 2000) publican otra ecuación para masa muscular, 
también de regresión múltiple, pero en vez de cadáveres re-
currieron a datos de RMN en sujetos en Estados Unidos. 
Puesto que es de regresión y uno de los criterios de inclu-
sión en este estudio es no ser deportista ni realizar actividad 
física regular, no suele ser la ecuación ideal para calcular la 
masa muscular en deportistas. En la fi gura 8-21 pueden ob-
servarse las diferencias entre la masa muscular de estas dos 
ecuaciones comparadas con las del FA5C. 
Masa residual
Las masas adiposa y muscular son las más importantes 
para el trabajo en nutrición deportiva, ya que se modifi -
can a corto y mediano plazos con intervenciones nutricias 
y de actividad físicas. Por el contrario, las demás masas, 
residual (órganos y vísceras), esquelética y piel, no se mo-
40
35
30
25
20
15
10
5
0
M
as
a 
m
us
cu
la
r 
(k
g)
13,3 12,2
9
14,2 13,0
10
16,0 14,9
12 13
18,3 17,4
22,8 20,8
27,7
22,5
31,2
25,4
32,7
26,0
34,0
28,8
14 15 16 1711
SOCCER PAYERS (n = 597) REF NORM (n = 384)
Edad (años)
Figura 8-20. Diferencias en masa muscular entre jugadores de 
futbol y una muestra de referencia (ref norm) de la misma 
edad y estrato social. Hasta los 13 años los valores son simila-
res entre ambos grupos, pero a partir de los 14 años los juga-
dores de futbol tienen, en promedio, cerca de 5 kg más de masa 
muscular, tal vez porque los maduradores tempranos se selec-
cionan de manera preferente.
 Cuadro 8-8. Referencias de área muscular del brazo para adultos (Frisancho, 1990) 
Grupo edad Hombres n Media DE Mujeres n Media DE
18.0–24.9 1 752 50.5 11.6 2 588 29.8 8.4
25.0–29.9 1 250 54.1 11.9 1 921 31.1 9.1
30.0–34.9 940 55.6 12.1 1 619 32.8 10.4
35.0–39.9 832 56.5 12.4 1 453 34.2 11.5
Se puede realizar el mismo tipo de análisis para diferentes segmentos corporales y obtener un análisis regionalizado de la masa muscular.
58
53
48
43
38
33
28
M
as
a 
m
us
cu
la
r 
(k
g)
KERR MARTIN LEE
Sobre-estima
músculo en 
deportistas
Valor fuera de
rango; arquero 
con mucha
masa muscular
Sub-estima
músculo en
deportistas
Figura 8-21. Diferencias en masa muscular calculadas con dis-
tintas ecuaciones (Kerr y Ross 1988, Martin, et al., 1990; Lee, 
et al., 2000) en un mismo grupo de 45 jugadores de futbol pro-
fesional.
08_Peniche.indd 21108_Peniche.indd 211 21/12/10 16:18:3921/12/10 16:18:39
212 Principios básicos de nutrición en el deporte
difi can mayormente en el corto y mediano plazos (en 
adultos) debido a las intervenciones nutricias. En el FA5C, 
la masa residual incluye también a la masa adiposa visce-
ral profunda, aquélla dañina para la salud (cuando existe 
en exceso), y suele modifi carse mediante intervenciones 
nutricias o de actividad física. Datos del estudio de cadá-
veres de Bruselas (Martin, et al., 2003) demuestran una 
correlación elevada entre las masas adiposas subcutáneas 
y viscerales (r = 0.83 en varones; r = 0.96 en mujeres; p 
<0.0001 en ambos casos), lo cual permitiría, en teoría, 
determinar la masa visceral adiposa a partir de la adiposa 
total cuantifi cada a partir de pliegues y estatura. Por cada 
kilogramo de incremento de la masa adiposa total, la masa 
adiposa visceral se incrementa 200 g en varones y 180 g 
en mujeres. 
Varones: masa adiposa visceral = 0.203 × masa adipo-
sa total - 0.475 
 (p = 0.000; r = 0.831, EEE = 0.88 kg)
Mujeres: masa adiposa visceral = 0.177 × masa adipo-
sa total − 0.924 
 (p = 0.000; r = 0.959, EEE = 0.49 kg)
donde: p = probabilidad; r = coefi ciente de correlación 
de Pearson; EEE = error estándar de estimación. 
En términos metabólicos, la masa residual es la más 
activa y genera el mayor gasto de metabolismo en reposo 
relativo al peso. La implicación de la elevada tasa metabólica 
de la masa residual es que el metabolismo basal relativo al 
peso corporal en atletas más pequeños es mayor que en los 
más grandes. Un fondista de 56 kg, con poca masa esquelé-
tica, muscular y adiposa, tiene una mayor fracción de masa 
residual (16%) proporcional a su peso total, a diferencia de 
un lanzador de 112 kg, en quien la masa residual (10%) es-
tará “diluida” entre mayores cantidades de masa muscular, 
esquelética y adiposa. Los cálculos se observan en el cuadro 
8-9.
Masa de la piel
La masa de la piel, que suele ser de 3 y 5 kg (Clarys, Martin, 
et al., 1984), no reviste gran importancia en nutrición de-
portiva ni tampoco es útil incluirla como parte de otros teji-
dos. Sí puede resultar interesante el cálculo de la relación entre 
área superfi cial de piel y la masa corporal que cubre, donde se 
ha encontrado evidencia de que la capacidad para perder 
calor (muy importante en maratones en climas cálidos y hú-
medos) posee ventajas en quienes tienen una relación eleva-
da entre área superfi cial y peso corporal. El área superfi cial 
corporal (ASC) de la piel se puede calcular con las ecuacio-
nes de Du Bois y Du Bois (Martin, Drinkwater, et al., 1984) 
que se validaron con los estudios de planimetría de piel del 
estudio de cadáveres de Bruselas. 
Área superfi cial corporal (cm2) = 0.007184 x peso 
(kg)0.425 x talla (cm)0.725 
Para calcular este índice de capacidad de pérdida de 
calor, ASC/PC, basta dividir el ASC por el peso corporal 
(Marino, Mbambo, et al., 2000). En el cuadro 8-10 se obser-
va que el caso 1, con valores típicos de un maratonista, tiene 
300 cm2 que cubren cada kilogramo de su masa corporal, 
mientras que el caso 2, un individuo normal, tiene 264 cm2 
que cubren cada uno de sus kilogramos de peso corporal, 
por lo que el maratonista tiene mayor área para disipar el 
calor corporal que produce su cuerpo, y esta mayor capaci-
dad de enfriamiento es muy importante en pruebas durade-
ras en el calor.
La masa esquelética
En una muestra normal, el esqueleto de las personas adul-
tas suele variar de forma aproximada, en términos de Ar-
goref, de 7.0 a 12.0 kg en varones y 5.0 a 9.0 kg en muje-
res. Esto signifi ca que alguien con un “esqueleto pesado” 
puede tener 1.0 a 2.0 kg más de peso óseo, lo cual no ex-
 Cuadro 8-9. Tasa metabólica de tejidos y órganos, sus pesos aproximados y porcentaje del total para dos atletas de diferente 
tamaño. Obsérvese la mayor tasa de metabolismo relativo al peso del

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