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Escritura y Pensamiento AÑO VII, No 15, 2004, PP. 121 - 124 MARINA ARRATE PINTURA DE OJOS 1 Toma el pincel entre el índice y el pulgar de su mano derecha. En el espejo la mujer estira su ojo izquierdo con la misma mano izquierda. Ladeado el rostro hacia el oriente, ojo con ojo se miran con profundidad. 2 Se desliza el pincel preciso sobre las pestañas del párpado superior. Desde el lagrimal gentil hasta el vértice una línea oscura se extiende aún más allá. 3 Bien. Se desprenden las manos del rostro, los ojos parpadean, se evalúa con milimétrica precisión el desliz. El primer efecto se deja sentir, un manto se esparce inquieto de sombra. 122 MARINA ARRATE ' ~ 4 urrl Se acerca el rostro al espejo. S()'l AJI La misma mano estira el mismo ojo, se1 pero ahora enfatiza el párpado inferior. alt~l La mano derecha hace correr la negra tinta y~ buscando un delta hipnótico que pe desde el lagrimal bajo las pestañas d¡ hasta el vórtice llega en un viejo ritual. L~ 1 Ulll 5 d'~ Bien. Ambas manos desprenden el ojo. 7 Ambos ojos reposan y Bt desde otra mira magnética Lr calculan el oculto resultado. L,r Dos ojos distintos, l' 1]~ el derecho sin pintar, ~11 el izquierdo retocado. ],¡¡ Las pestañas pestañean, l'll] los párpados parpadean, ]~ la boca ahora se moja IU' y se paladea el placer. IU'i] El ojo negro penetra desde el 1'1 Espejo el gusto de mirarse. ~~~¡ .,.r 6 1 d 1 La mano estira el pincel. a 1 i La mano izquierda cruza el rostro, estira el párpado derecho. Con su pincel impregnado la pintora audaz y más confiada tiñe '1 ]ti ahora horizontal progresiva apegada a la piel ¡,, ~1 1 1 ~al. ¡~t ala piel PINTURA DE OJOS una línea perfilada sobre las pestañas del párpado superior. Al igual que con el izquierdo se desliza algunos milímetros más alargando la comisura exterior del ojo y simulando una extraña oblicuidad penetra en el espejo el símil soñado de una idea figurada. La boca emite guturales sonidos placenteros, una boca mojada y untuosa desde ese ojo y medio semeja. 7 Bien, última parte. La mano pintora vuelve a entintar el pincel. La mano izquierda aún retiene el ojo estirando el párpado inferior izquierdo. Se alza el rostro. La mano derecha triunfante emprende el postrer deslizamiento. Bajo las pestañas, restalla alegre la negra tinta rematando al fin el borde elíptico del ojo. Ahora, en la comisura, sólo un ligero alargamiento de la línea en el enlace y ya está. 8 Se despeja el rostro de las manos. Dos ojos en el espejo hechizados se contemplan. 123 124 MARINA ARRATE Detrás de ese antifaz de serpiente empalizada dos ojos absortos embebidos de asombro palidecen.
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