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Facultad de Nutrición
Nutrición Clínica y Dietoterapia III
Obesidad Infantil
Profesor: Lic. Antonio Fernández Ureña
Estudiantes: 
Campos González Juliana
Pantoja Esna Mariana 
Rojas Rodríguez Ervin 
Rosales Quirós Diana
 Fecha de entrega: 09 de Junio 
II Cuatrimestre, 2014.
Introducción
Obesidad infantil
La obesidad se define como la acumulación anormal o excesiva de grasa que puede perjudicar la salud. En los lactantes y los niños que están creciendo la obesidad se mide según los "patrones de crecimiento infantil" de la OMS (talla/estatura para la edad, peso para la edad, peso para la talla, peso para la estatura e índice de masa corporal para la edad). (OMS, 2014)
Cada aspecto del entorno en que los niños se conciben, nacen y crecen puede agravar sus riesgos de padecer sobrepeso u obesidad. Durante el embarazo, la diabetes gestacional (una forma de diabetes que se presenta en el embarazo) puede dar lugar a un mayor peso al nacer y aumentar el riesgo de obesidad en el futuro. (OMS, 2014)
Uno de los factores que pueden agravar la situación es la elección de alimentos saludables para los lactantes y los niños pequeños es crucial por cuanto las preferencias de alimentación se establecen tempranamente en la vida. La alimentación del lactante con alimentos hipercalóricos con altos contenidos de grasa, azúcar y sal es uno de los principales factores que propician la obesidad infantil. (OMS, 2014)
La falta de información acerca de enfoques sólidos respecto de la nutrición, así como la limitada disponibilidad y asequibilidad de los alimentos sanos contribuyen a agravar el problema. La promoción intensiva de alimentos y bebidas hipercalóricos para los niños y las familias lo exacerban más aún. En algunas sociedades, ciertas pautas culturales muy arraigadas (tales como la creencia generalizada de que un bebé gordo es un bebé sano), pueden alentar a la familias a sobrealimentar a sus niños. (OMS, 2014)
Se dice que el mundo, cada vez está más urbanizado y digitalizado, y ofrece menos posibilidades para la actividad física a través de juegos saludables. Además, el sobrepeso o la obesidad reducen las oportunidades de los niños para participar en actividades físicas grupales. Consiguientemente, se vuelven menos activos físicamente, lo que los predispone a tener cada vez más sobrepeso. (OMS, 2014)
Algunas de las consecuencias sanitarias de la obesidad infantil que podemos encontrar es que los lactantes y niños obesos probablemente seguirán siendo obesos en la edad adulta y, por lo tanto, tendrán más probabilidades de desarrollar diversos problemas de salud en la edad adulta. Entre ellos: cardiopatías; resistencia a la insulina (con frecuencia es una señal temprana de diabetes inminente); trastornos osteomusculares (especialmente artrosis, una enfermedad degenerativa muy discapacitante que afecta las articulaciones); algunos tipos de cáncer (endometrio, mama y colon); discapacidad.
Como un tipo de prevención se recomienda la lactancia materna sea exclusiva durante los primeros seis meses de vida. Y una vez incorporados los alimentos sólidos, se dice que las familias pueden tomar recomendaciones que ayuden a disminuir la incidencia de niños obesos en el país, se recomienda:
· limitar la ingesta calórica total de grasas y azúcares;
· incrementar el consumo de frutas, vegetales, legumbres y cereales integrales;
· asegurar que los lactantes y niños pequeños tengan oportunidades de moverse sin límites y que los niños mayores de cinco años realicen actividad física periódica (60 minutos al día). 
Además, las industrias alimentarias pueden desempeñar una función importante para reducir la obesidad infantil, y a tal fin procurará:
· reducir el contenido de grasa, azúcar y sal en los alimentos procesados para lactantes y niños pequeños;
· asegurar la disponibilidad de opciones saludables y nutritivas que sean asequibles para todos los consumidores;
· realizar una promoción responsable dirigida a los padres de los lactantes y los niños.
La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad infantiles es el desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto calórico. El aumento mundial del sobrepeso y la obesidad infantiles es atribuible a varios factores, tales como: 
· El cambio dietético mundial hacia un aumento de la ingesta de alimentos hipercalóricos con abundantes grasas y azúcares, pero con escasas vitaminas, minerales y otros micronutrientes saludables.
· La tendencia a la disminución de la actividad física debido al aumento de la naturaleza sedentaria de muchas actividades recreativas, el cambio de los modos de transporte y la creciente urbanización. 
Incidencia y Prevalencia
Aumento del sobrepeso y la obesidad infantiles
La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. El problema es mundial y está afectando progresivamente a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el medio urbano. La prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante. Se calcula que en 2010 hubo 42 millones de niños con sobrepeso en todo el mundo, de los que cerca de 35 millones viven en países en desarrollo. (OMS, 2014)
Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas son en gran medida prevenibles. (OMS, 2014)
En todo el mundo, el número de lactantes y niños pequeños (de 0 a 5 años) que padecen sobrepeso u obesidad aumentó de 31 millones en 1990 a 44 millones en 2012. Sólo en la Región de África de la OMS, el número de niños con sobrepeso u obesidad aumentó de 4 a 10 millones en el mismo período. (OMS, 2014)
En los países en desarrollo con economías emergentes (clasificados por el Banco Mundial como países de ingresos bajos y medianos) la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil entre los niños en edad preescolar supera el 30%. (OMS, 2014)
Si se mantienen las tendencias actuales, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70 millones para 2025. Sin intervención, los lactantes y los niños pequeños obesos se mantendrán obesos durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta. (OMS, 2014)
La obesidad infantil está asociada a una amplia gama de complicaciones de salud graves y a un creciente riesgo de contraer enfermedades prematuramente, entre ellas, diabetes y cardiopatías. La lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta los seis meses de edad es un medio importante para ayudar a impedir que los lactantes se vuelvan obesos. (OMS, 2014)
Grafico #1
En este gráfico se representa el estado nutricional de niños menores de 5 años de edad según los indicadores de peso para edad, peso para talla y talla para edad. Y como podemos observar en los tres indicadores prevalece más el niño con un estado nutricional normal.
Grafico #2
En este grafico se observa que según el índice de masa corporal en niños de 5 a 12 años, un total de 71.3% mujeres y 73.5% hombres se encuentran en estado normal seguido por los niños con sobrepeso y obesidad que representa un21.5% en mujeres y un 21.3% en hombres.
Grafico #3
En este grafico se representa la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños de 5 a 12 años de edad según el índice de masa corporal en el nivel nacional, y se puede observar que desde el 96 al 2009 ha incrementado notoriamente la población de niños con sobrepeso y obesidad.
Grafico #4
En este grafico se observa que según el índice de masa corporal en niños de 13 a 19 años, un total de 73.6% mujeres y 79.1% hombres se encuentran en estado normal seguido por los niños con sobrepeso y obesidad que representa un 23.9% en mujeres y un 17.4% en hombres.
Grafico #5
En este grafico se muestra la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños de 5 a 12 años de edad, y se observa que desde el 92 al 2009 ha incrementado notoriamente la población de personas con sobrepeso y obesidad.Incidencia de Pacientes egresados 
Con diagnóstico Obesidad, según año y sexo
Hospital Nacional de Niños “Dr. Carlos Sáenz Herrera”
Centro de Ciencias Médicas de la C.C.S.S.
2003-2013
	Año
	Total 
	Sexo
	
	
	Masculino
	Femenino
	Total
	753
	404
	349
	2003
	70
	38
	32
	2004
	63
	37
	26
	2005
	76
	38
	38
	2006
	75
	41
	34
	2007
	67
	40
	27
	2008
	65
	37
	28
	2009
	65
	35
	30
	2010
	36
	16
	20
	2011
	72
	37
	35
	2012
	72
	36
	36
	2013
	92
	49
	43
 Fuente: Dpto. Registros y Estadísticas de Salud.
Incidencia Pacientes egresados 
Con diagnóstico Obesidad, según año y grupos de edad
Hospital Nacional de Niños “Dr. Carlos Sáenz Herrera”
Centro de Ciencias Médicas de la C.C.S.S.
2003-2013
	Año
	Total 
	Grupos de Edad
	
	
	de o a 4
	de 5 a 9
	de 10 a 14
	 de 15 y más
	Total
	753
	253
	240
	249
	11
	2003
	70
	34
	18
	17
	1
	2004
	63
	28
	18
	17
	0
	2005
	76
	18
	28
	27
	3
	2006
	75
	22
	24
	27
	2
	2007
	67
	22
	21
	24
	0
	2008
	65
	26
	16
	20
	3
	2009
	65
	19
	22
	23
	1
	2010
	36
	11
	14
	11
	0
	2011
	72
	28
	19
	25
	0
	2012
	72
	23
	23
	26
	0
	2013
	92
	22
	37
	32
	1
 Fuente: Dpto. Registros y Estadísticas de Salud.
Incidencia Pacientes egresados 
Con diagnóstico Obesidad, según año y procedencia
Hospital Nacional de Niños “Dr. Carlos Sáenz Herrera”
Centro de Ciencias Médicas de la C.C.S.S.
2003-2013
	Año
	Total 
	Procedencia
	
	
	San José
	Alajuela
	Cartago
	Heredia
	Guanacaste
	Puntarenas
	Limón
	Desconocido
	Total
	753
	455
	64
	58
	66
	34
	33
	38
	5
	2003
	70
	46
	4
	4
	8
	1
	4
	3
	0
	2004
	63
	38
	5
	4
	4
	4
	3
	3
	2
	2005
	76
	46
	7
	6
	7
	2
	2
	6
	0
	2006
	75
	41
	7
	5
	10
	5
	4
	2
	1
	2007
	67
	37
	7
	5
	7
	3
	3
	5
	0
	2008
	65
	37
	7
	5
	5
	4
	3
	4
	0
	2009
	65
	41
	4
	4
	6
	1
	3
	5
	1
	2010
	36
	23
	4
	3
	4
	1
	1
	0
	0
	2011
	72
	47
	5
	6
	7
	2
	3
	2
	0
	2012
	72
	52
	4
	6
	2
	2
	4
	2
	0
	2013
	92
	47
	10
	10
	6
	9
	3
	6
	1
 Fuente: Dpto. Registros y Estadísticas de Salud.
Tasas de Mortalidad y Morbilidad
Según la (OMS, 2014) La obesidad infantil se asocia a una mayor probabilidad de muerte y discapacidad prematuras en la edad adulta. Los niños con sobrepeso u obesos tienen mayores probabilidades de seguir siendo obesos en la edad adulta y de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares.
Los datos de 2005 muestran las consecuencias a largo plazo de un estilo de vida no saludable. Cada año mueren a consecuencia del sobrepeso y la obesidad por lo menos 2,6 millones de personas.
Muchos países de bajos y medianos ingresos se enfrentan en la actualidad a una "doble carga" de morbilidad: siguen debatiéndose con el problema de las enfermedades infecciosas y la subnutrición, y al mismo tiempo están sufriendo un rápido aumento de los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles como la obesidad y el sobrepeso, especialmente en el medio urbano. No es raro que en un mismo país, comunidad u hogar coexistan lado a lado la subnutrición y la obesidad. Esta doble carga es causada por una nutrición inadecuada durante el periodo prenatal, la lactancia y la infancia, seguida de una exposición a alimentos ricos en grasas y calorías y pobres en micronutrientes, así como de una falta de actividad física a medida que el niño va creciendo. (OMS, 2014)
Etiología
La obesidad es un trastorno multifactorial en cuya etiopatogenia están implicados factores genéticos, metabólicos, psicosociales y ambientales, la rapidez con que se está produciendo el incremento de su prevalencia parece estar más bien en relación con factores ambientales. (Barslund, 2007)
Es así que para desarrollar la obesidad es necesario el efecto combinado de la predisposición genética a este trastorno y la exposición a condiciones ambientales adversas. (Barslund, 2007)
Los factores genéticos rigen la capacidad o facilidad de acumular energía en forma de grasa tisular y menor facilidad para liberarla en forma de calor, lo que se denomina como elevada eficiencia energética del obeso. Se produce porque a largo plazo el gasto energético que presenta el individuo es inferior que la energía que ingiere, es decir existe un balance energético positivo. (Barslund, 2007)
La influencia genética se va a asociar a condiciones externas como los hábitos dietéticos y estilos de vida sedentarios, relacionado esto con la disponibilidad de alimentos, la estructura sociológica y cultural que intervienen en el mecanismo de regulación del gasto y almacenamiento de la energía que es lo que define la estructura física. (Barslund, 2007)
Clásicamente está establecido que si ambos padres son obesos el riesgo para la descendencia será de 69 a 80 %; cuando solo uno es obeso será 41 a 50 % y si ninguno de los 2 es obeso el riesgo para la descendencia será solo del 9 %. La inactividad física permite que los niños dediquen mucho tiempo a la televisión, a los juegos de video y se alejen de la práctica de deportes, las caminatas y los juegos al aire libre, esto condiciona la ganancia excesiva de peso. Varios investigadores señalan la existencia de otros factores ambientales predisponentes a la obesidad como el destete temprano del lactante, insuficiente uso de la lactancia materna, la aglactación precoz antes del tercer mes de vida, el consumo de más de un litro de leche en el día. También se mencionan la formación de malos hábitos en la alimentación como la ausencia de desayuno, ingestión de grandes cantidades de alimentos en las últimas horas del día, comer muy rápido, ingestión de alimentos con exceso de grasa o azúcares simples. (Barslund, 2007)
Diagnóstico y Tratamiento medico
1. Valoración clínica
· Historia clínica: 
Es importante recoger datos en el momento de inicio del proceso, como fármacos que utiliza la persona en el momento del proceso, antecedentes patológicos familiares
Entre los antecedentes personales se hará hincapié en: otros síntomas o signos asociados, enfermedad crónica. (Gallego, González, & Perez, 2012)
Se pueden utilizar diferentes cuestionarios. Entre ellos se encuentran: el registro de 24 horas o de los últimos 3 días así como la frecuencia en la ingesta semanal de un determinado grupo de alimentos, insistiendo en dulce, repostería y fritos. (Gallego, González, & Perez, 2012)
· Hábitos dietéticos/Actividad física:
Se debe interrogar sobre el patrón de comidas, donde se realizan, con quien, los probables desequilibrios de la dieta, si hay ingestas compulsivas.
Se recogerán las horas de ejercicio diario o semanal. (Gallego, González, & Perez, 2012)
· Entorno familiar y social:
Muy importante para conocer el condicionamiento psicológico y apoyo familiar. Además de las costumbres y hábitos de los padres.
· Evaluación antropométrica 
Desde el punto de vista antropométrico deben valorarse: peso, talla, relación peso/talla, talla/edad, peso/edad, pliegues cutáneos, medición de perímetro circunferencia de cintura y cadera, sexo y desarrollo puberal y todo conjuntamente referenciado con graficas adecuadas. A partir de estos datos, se pueden aplicar los índices que definen el grado de obesidad. (Gallego, González, & Perez, 2012)
2. Pruebas complementarias
En el caso de sobrepeso y obesidad leve y, una vez comprobado que el patrón de crecimiento es el adecuado, tan solo será necesario realizar una bioquímica general, estudio lipídico, sedimentos y densidad urinaria, estudio de series hemáticas y una edad ósea. Esto permite diferenciar a groso modo entre las obesidades exógenas y endógenas. (Gallego, González, & Perez, 2012)
Cuando la obesidad es severa o ante la sospecha de una posible alteración endocrinológica, sobre todo durante la adolescencia, a las valoraciones anteriores habrá que añadir: 
· Ecografía abdominal: para la valoración de hígado y vías biliares.
· Prueba de sobrecarga oral de glucosa
· TSH y T4 
· Cortisol libre urinario
Tratamiento Nutricional
En el caso de que el origen de la obesidad seauna patología orgánica es evidente que será necesario un tratamiento etiológico. Si la obesidad es de causa nutricional, el enfoque terapéutico tendrá como objetivo la pérdida de peso y su mantenimiento a lo largo del tiempo.
Se trata de un tratamiento multidisciplinar que incluye: medidas preventivas en familias de riesgo, modificaciones dietéticas, aspectos conductuales, apoyo psicológico y/o utilización de fármacos y cirugía. (Gallego, González, & Perez, 2012)
1. Prevención de la obesidad en familias de riesgo
· Durante el periodo de lactante se procurara: promover la lactancia materna, retrasar la introducción de la alimentación complementaria y educar a las madres en no añadir azúcar al chupón.
· En niños preescolares se tendrá como objetivo adquirir unos bueno hábitos alimentarios y seguir un horario regular en la comida familiar. 
· Se evitara la ingesta de comidas y premiar al niño con comida. 
· Se aconsejara el agua como bebida, en lugar de bebidas gaseosas y refrescos. 
· Promocionar el ejercicio físico regular y restringir el tiempo de ver televisión.
· En escolares y adolescentes, además de lo anterior, puede ser preciso aumentar el consumo de legumbres, frutas, vegetales y cereales de grano entero. Se deben limitar las denominadas comidas rápidas, por su alto contenido de grasa saturas. (Gallego, González, & Perez, 2012)
1. Medidas nutricionales
Según (Gallego, González, & Perez, 2012) En los casos de sobrepeso y obesidad leve, el objetivo no es tanto la pérdida de peso como su estabilización. Se dice que no tiene que ser tan necesarias grandes restricciones calóricas, aunque si se debe reorganizar el patrón de alimentación cuando se encuentre en desequilibrio.
En la obesidad severa, una restricción calórica moderada no parece comportar ningún riesgo para el crecimiento siempre que la pérdida de peso sea lenta. 
Los objetivos a conseguir son dos: reducción del peso dentro del 20% para el peso ideal y evitar la pérdida de masa magra. Se debe tener un aporte adecuado en vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales. (Gallego, González, & Perez, 2012)
Recomendaciones Nutricionales 
	Nutrientes
	Recomendado
	Carbohidratos
	55-60 % (pan, galletas, arroz, leguminosas)
	Grasas
	25-30 % (frutos secos, leche, aceites, huevos, mantequillas)
	Proteínas
	15 % (quesos, pescado, leche, carne)
	Vitaminas
	Frutas, verduras, ensaladas
Fuente: (Cabrinety, 2012)
Distribución de los nutrientes
	Edad < 7 años
	CHON 15%
	Lípidos 30%
	CHO 55%
	Edad < 7 años inicio de pubertad
	CHON 20%
	Lípidos 30%
	CHO 50%
	Pubertad y adolescencia
	CHON 20%
	Lípidos 30%
	CHO 50%
Fuente: (Cabrinety, 2012)
Reparto de la ingesta (porcentajes sobre el total de calorías)
	Tiempo de Comida
	Porcentaje
	Desayuno
	15%
	Media mañana
	15%
	Almuerzo
	30%
	Merienda
	15%
	Cena
	25%
Fuente: (Cabrinety, 2012)
1. Modificación de la conducta
Consiste en aconsejar a la familia del paciente obeso que adopte el mayor número de medidas posibles para modificar los hábitos dietéticos del niño. (Gallego, González, & Perez, 2012)
1. Ejercicio físico
La pauta de pequeñas dosis de ejercicio físico a lo largo del día (entre 20 y 30 minutos) parece contribuir a la pérdida de peso, tanto disminuyendo la masa grasa como aumentando la masa magra. Y moderar actividades sedentarias y aumentar la actividad física cotidiana. (Gallego, González, & Perez, 2012)
Perspectiva de la Ciencia
ASPE INVESTIGACIÓN Breve
La obesidad infantil
08 2005
Por: Jennifer Bishop, Rebecca Middendorf, Tori Babin, Wilma Tilson
El sobrepeso y la obesidad en los niños son problemas importantes de salud pública en los Estados Unidos. El número de adolescentes con sobrepeso se ha triplicado desde 1980 y la prevalencia entre los niños más jóvenes se ha duplicado. Según la encuesta NHANES 1999-2002, 16 por ciento de los niños de 6 a 19 años tienen sobrepeso (ver Figura 1).  No sólo las tasas de sobrepeso aumentó, pero los niños más pesados en una reciente encuesta NHANES fueron marcadamente superiores a las que en las encuestas anteriores.
	Figura 1. La prevalencia de sobrepeso entre los niños y adolescentes de entre 6 a 19 años
	
	NOTA: Se excluyen las mujeres embarazadas que comienzan con 1971-1974. El estado de embarazo no está disponible para 1963-1965 y 1966-1970. Los datos correspondientes a 1963-1965 son para niños de 6-11 años de edad; datos para 1966-1970 son los adolescentes de 12-17 años de edad, no 12 a 19 años.
FUENTE: CDC / NCHS, NHES y NHANES.
La obesidad afecta de manera desproporcionada a las minorías entre la población joven.NHANES encontró que los afroamericanos y mexicanos de los adolescentes estadounidenses edades 12-19 eran más propensos a tener sobrepeso, en un 21 por ciento y 23 por ciento respectivamente, que los adolescentes blancos no hispanos (14 por ciento).  En los niños de 6-11 años de edad, 22 por ciento de los niños mexicano-americanos tenían sobrepeso, mientras que el 20 por ciento de los niños afroamericanos y el 14 por ciento de los niños blancos no hispanos tenían sobrepeso.  Además de los niños y adolescentes con sobrepeso en el período 1999-2002, un 15 por ciento eran en riesgo de tener sobrepeso. En una encuesta nacional de niños indios americanos 5-18 años de edad, 39 por ciento se encuentra para tener sobrepeso o en riesgo de sobrepeso.  
El sobrepeso en la infancia y en la adolescencia aumenta el riesgo de desarrollar colesterol alto, la hipertensión, las enfermedades respiratorias, problemas ortopédicos, la depresión y la diabetes tipo 2 en su juventud. Una de las enfermedades de especial preocupación es la diabetes tipo 2, que está relacionado con el sobrepeso y la obesidad y se ha incrementado dramáticamente en los niños y adolescentes, en particular en Indio Americano tipo, las poblaciones de americanos e hispanos / latinos africanos.  Los costos hospitalarios asociados a solas con la obesidad infantil se estimaron en $ 127 millones durante 1997 a 1999 (en 2001 dólares constantes), hasta de US $ 35 millones durante 1979 a 1981.  
En cuanto a las consecuencias a largo plazo, los adolescentes con sobrepeso tienen un 70 por ciento de convertirse en adultos con sobrepeso u obesidad, lo que aumenta a 80 por ciento si uno o ambos progenitores tienen sobrepeso o son obesos.  La obesidad en la edad adulta aumenta el riesgo de diabetes, alta la presión arterial, el colesterol alto, asma, artritis y un estado de salud general deficiente.  En 2000, el costo total de la obesidad para niños y adultos en los Estados Unidos se estimó en 117 mil millones dólares ($ 61 mil millones en costos médicos directos) . 
La comprensión de las causas de la obesidad infantil puede proporcionar la oportunidad de enfocar los recursos, las intervenciones y la investigación en direcciones que serían más beneficiosos para tratar el problema. El resto de este documento se ofrece un panorama general de la investigación existente sobre las causas de la obesidad infantil, y una discusión sobre las limitaciones de datos.
Las causas de la obesidad infantil son multifactoriales. El sobrepeso en niños y adolescentes es causado generalmente por la falta de actividad física, malos hábitos alimenticios que resultan de la ingesta de un exceso de energía, o una combinación de los dos. La genética y los factores sociales - el estatus socio-económico, raza / etnia, los medios de comunicación y comercialización, y el ambiente físico - también influyen en el consumo de energía y los gastos. La mayoría de los factores de sobrepeso y obesidad no funcionan de manera aislada y exclusivamente dirigido un factor no va a tener un impacto significativo en el problema cada vez mayor.
Hasta la fecha, la investigación no ha sido capaz de aislar los efectos de un solo factor, debido a la colinealidad de las variables, así como las limitaciones de la investigación.  Las causas específicas para el aumento de la prevalencia de la obesidad infantil no son claras y establecer la causalidad es difícil, ya que la investigación longitudinal en esta área eslimitada. Dicha investigación debe emplear tiempos de estudio largos de discernir si hay una interacción de factores que conducen a un aumento en la prevalencia o la prevención de la obesidad durante la niñez y la adolescencia. El subregistro ingesta total de alimentos, información errónea de lo que se come, y la presentación de informes sobre la actividad física son los posibles sesgos probables que pueden afectar los resultados de los estudios en esta área. 
Nutrición y Hábitos Alimenticios
Es difícil correlacionar las opciones de nutrición y obesidad infantil mediante la investigación observacional. Sin embargo, los datos sobre las tendencias sugieren algunos cambios en los patrones de consumo y alimentarios que pueden ser correlacionados con aumentos en la obesidad. En general, los niños y adolescentes están comiendo más alimentos fuera de casa, beber más bebidas endulzadas con azúcar, y comiendo con más frecuencia. La conveniencia se ha convertido en uno de los principales criterios para la elección de alimentos de América hoy en día, lo que lleva a más y más gente a consumir "lejos de casa" servicio rápido o comidas en restaurantes o para comprar, de bajo costo, comidas rápidamente accesibles listos para comer para preparar en el hogar. La composición nutricional de la dieta de los niños, así como el número de calorías que se consumen son de interés para determinar el efecto del consumo de alimentos en la obesidad infantil.
A continuación se presentan las tendencias notables extraídas de los estudios que utilizaron Consumo Nacional de Alimentos encuesta del USDA y de la Encuesta Continua de la ingesta de alimentos por los individuos. Estos estudios demuestran los cambios en los patrones de alimentación entre los jóvenes estadounidenses que ilustran la complejidad que existe en relación a la ingesta de alimentos el aumento de la prevalencia de la obesidad.  
· Los niños son cada vez más de sus alimentos fuera de casa. La ingesta de energía a partir de fuentes de alimentos de distancia del hogar aumentó de 20 a 32 por ciento 1977-1978 a 1994-1996.  
· La ingesta de energía total diaria no aumentó significativamente para niños de 6-11, pero sí aumentó para niñas y niños (edades de 12 a 19 años) por 113 adolescentes y 243 kilocalorías, respectivamente.
· La ingesta total de energía diaria que los niños derivados de alto contenido energético (alta en calorías aperitivos) aumentaron en aproximadamente 121 kilocalorías, entre 1977 y 1996.  
· Ha habido una disminución en el consumo de desayuno - especialmente para los hijos de las madres trabajadoras.
· Tamaño de las porciones se incrementó entre 1977 y 1996. El tamaño promedio de las porciones aumentaron para snacks salados de 1,0 oz a 1,6 oz y de bebidas no alcohólicas del 12,2 oz a 19,9 oz
	Figura 2: Proporción de porciones de vegetales, 1999-2000
	Figura 3: Proporción de grano Porciones, 1999-2000
	
	
	Nota: Los niños de 2-19 años.
Fuente: Health and Nutrition Examination Survey, NCHS, CDC Nacional.
	Nota: Los niños de 2-19 años.
Fuente: Health and Nutrition Examination Survey, NCHS, CDC Nacional.
Otros estudios indican que los niños no están comiendo las porciones recomendadas de alimentos que aparecen en la pirámide de alimentos del USDA, y que no ha habido cambios significativos en los tipos de bebidas que los niños están consumiendo:
· Sólo el 21 por ciento de los jóvenes comen la cantidad recomendada de cinco o más porciones de frutas y verduras cada día.  Como se muestra en la figura 2, casi la mitad de todas las porciones de vegetales se fríen las patatas.
· Porcentaje de energía total de la grasa en realidad se redujo entre 1965 y 1996 para los niños del 39 al 32 por ciento de grasa total, y del 15 al 12 por ciento de grasa saturada.  
· En 1994-1996, las niñas y los adolescentes sólo consumen 12 y 30 por ciento, respectivamente, de las recomendaciones de la porción de la Pirámide Guía Alimentaria para los productos lácteos; y 18 y 14 por ciento, respectivamente, de las recomendaciones que sirven para la fruta.  
· Consumo de Soda aumentó drásticamente a principios y mediados de la década de 1990.Treinta y dos por ciento de las adolescentes y el 52 por ciento de los varones adolescentes consumen tres o más porciones de ocho onzas de soda por día.  El consumo de refrescos para los adolescentes varones casi se ha triplicado, pasando de siete a 22 oz por día (1977-1978 y 1994). Niños de tan sólo siete meses están consumiendo refresco.  
· El consumo de leche ha disminuido durante el mismo periodo. En 1977-1978, los niños de 6-11 años bebió cuatro veces más leche que cualquier otra bebida. En 1994-1996 que se redujo a 1,5 veces la cantidad de la leche como bebidas azucaradas.  En 1977-1978, los adolescentes bebían 1.5 veces más leche que cualquier otra bebida, y en 1996 se consumieron dos veces más bebidas azucaradas que leche.  El consumo de leche disminuyó para niños y niñas de 37 y 30 por ciento de los adolescentes, respectivamente, entre 1965 y 1996.  
Los estudios sobre la dieta
Varios estudios han publicado que el intento de vincular las dietas de los niños con la aparición de la obesidad. Sin embargo, ninguno ha podido demostrar una relación causal entre la dieta y la obesidad.  Dos de estos estudios incluyen el Bogalusa Heart Study y un estudio del Servicio de Investigación Económica del USDA.
· El Bogalusa Heart Study analizó los patrones alimentarios de los niños de más de dos décadas (1973-1994) mediante una serie de siete estudios transversales dado a 1.584 niños de diez años. El estudio descubrió cambios en los patrones de alimentación de los niños durante este período de 20 años, incluyendo: aumento de la incidencia de los desayunos pérdidas, aumento del número de niños que comen comidas fuera del hogar, y el aumento de los refrigerios. No hay asociaciones causales se encontraron entre los cambios en los patrones de comida y el sobrepeso.  
· El estudio del Servicio de Investigación Económica del USDA sobre el consumo de frutas indicó que un mayor consumo de frutas está relacionada con un IMC menor en los adultos y los niños. Un gran cohorte de 3.064 niños entre las edades de 5 y 18 años fueron encuestados entre 1994 y 1996 utilizando la Encuesta Continua de la USDA de Ingesta de Alimentos por Individuos (CSFII). El estudio planteado la hipótesis de que las personas que incorporan nutrientes, los alimentos bajos en grasa en sus dietas, como las que se encuentran en frutas y verduras tienen un índice de masa corporal más saludable. Sin embargo, el estudio sólo encontró una débil correlación entre el peso corporal y el consumo de vegetales.  
	
Figura 4: La actividad física vigorosa para adolescentes según el grado escolar: 2.001
	
Figura 5. Actividad Física Vigorosa para adolescentes por sexo y raza / grupo étnico
	
	
	Nota: La actividad física vigorosa es la actividad que hizo a los estudiantes en los grados 9-12 sudar o respirar fuerte por más de 20 minutos minutos de 3 + de los últimos 7 días. I = intervalo de confianza del 95%.
Fuente: Sistema de Vigilancia de Comportamiento Juvenil de Riesgo, NCCDPHP, CDC.
	Nota: blanco y Negro excluyen a las personas de origen hispano. Hispanos pueden ser de cualquier raza. La actividad física vigorosa es la actividad que hizo a los estudiantes en los grados 9-12 sudar o respirar fuerte por más de 20 minutos minutos de 3 + de los últimos 7 días. I = intervalo de confianza del 95%.
Fuente: Sistema de Vigilancia de Comportamiento Juvenil de Riesgo, NCCDPHP, CDC.
La inactividad física y los hábitos sedentarios
Las investigaciones indican que una disminución en el gasto energético diario y sin una disminución concomitante en el consumo total de energía puede ser el factor subyacente para el aumento de la obesidad infantil. Datos sobre las tendencias de la actividad física para los niños son limitados, pero los datos de la sección transversal indica que un tercio de los adolescentes no están recibiendo los niveles de actividad física moderada o vigorosa recomendada, 10 porciento son completamente inactivos, y los niveles de actividad física caer en la adolescencia la edad (ver figuras 4 y 5 ).  Esta situación en realidad puede ser peor que estos datos describen. Actividad medidos por los monitores de actividad física tiende a ser significativamente inferior a lo que se informa en las encuestas.  
Ver televisión, usar la computadora y jugando videojuegos ocupan un gran porcentaje del tiempo de ocio de los niños, influir en sus niveles de actividad física. Se estima que los niños en los Estados Unidos están gastando el 25 por ciento de sus horas de vigilia frente al televisor y estadísticamente, los niños que ven más horas de televisión tienen la mayor incidencia de la obesidad.  Esta tendencia es evidente no sólo porque poco se gasta energía mientras ve la televisión, sino también por el consumo simultáneo de bocadillos altos en calorías.
Un examen reciente del Departamento de Primera Infancia Encuesta Longitudinal de Educación (ECLS-K) encontró que un aumento de una hora de educación física por semana resultó en una caída de 0,31 puntos (aproximadamente 1,8%) en el índice de masa corporal entre el sobrepeso y en situación de riesgo niñas de primer grado. Hubo una disminución más pequeña para los niños. El estudio concluyó que la expansión de la educación física en el jardín de infantes a por lo menos cinco horas a la semana podría reducir el porcentaje de niñas clasificadas como con sobrepeso 9,8-5,6 por ciento. 
 
	Figura 6: Porcentaje de niños de 9-13 años que informaron de la participación en la actividad física en el tiempo libre organizado y durante los 7 días anteriores, según características seleccionadas
	
	Fuente: Campaña Juvenil de Medios Longitudinal Survey, EE.UU. 2002
Actualmente, las escuelas están reduciendo la cantidad de juego libre o la actividad física que los niños reciben durante el horario escolar. Sólo alrededor de un tercio de los niños de primaria tienen la educación física diaria, y menos de una quinta parte tienen los programas de actividad física extracurricular en sus escuelas. Inscripción diaria en las clases de educación física entre los estudiantes de secundaria disminuyó de 42 por ciento en 1991 a 25 por ciento en 1995, aumentando posteriormente ligeramente a 28 por ciento en 2003.  Fuera del horario escolar, sólo el 39 por ciento de los niños de 9-13 participar en forma organizada la actividad física, aunque el 77 por ciento se dedican a la actividad física en el tiempo libre (Figura 6).  
Medio Físico
Cada vez más expertos han mirado al entorno físico como conductor en el rápido aumento de la obesidad en los Estados Unidos.  En las zonas urbanas y suburbanas, el medio ambiente desarrollado puede crear obstáculos a la actividad física. En las zonas urbanas, el espacio para la recreación al aire libre puede ser escasos, lo que impide a los niños de tener un lugar protegido para jugar; crimen en el vecindario, los perros sin supervisión, o la falta de alumbrado público también pueden inhibir los niños sean capaces de caminar con seguridad al aire libre; y tráfico intenso puede impedir a viajeros de pie o en bicicleta al trabajo como medio de ejercicio diario. Aunque hay pocos estudios disponibles sobre los efectos directos del medio físico en la actividad física, hay signos del potencial de mejora, evidenciado en un 23 por ciento de aumento de Toronto, en uso de la bicicleta después de la adición de carriles bici, y el aumento de uso de la senda para peatones de Londres dentro del rango de 34 a 101 por ciento (dependiendo de la ubicación), como resultado de una mejor iluminación. Ha habido menos investigación sobre la relación entre el medio físico y la actividad física para los niños que para los adultos, sin embargo, los resultados para los niños parecen ser consistentes con los de la población adulta.  El porcentaje de visitas a la escuela que los niños caminaban disminuyó de 20 por ciento en 1977 a 12 por ciento en 2001. Dado que los niños pasan una cantidad considerable de tiempo de viaje hacia y desde escuela, esto puede ser un área en la que incorporar y aumentar la actividad física en los hábitos cotidianos de los niños.  Además, los ambientes en la escuela tienen un impacto en la salud infantil. En un estudio de los ambientes escolares disponibles, tales como tenis, campos y redes para la actividad física en las escuelas medias, las características medioambientales, incluyendo el tipo y el tamaño de la zona, las actividades de supervisión, la temperatura y organizados explicaron el 42 por ciento de la variación en la proporción de niñas que eran físicamente ciento activa y 59 de la varianza en los niños.  
En áreas suburbanas, la evolución de la 'expansión' puede evitar que los residentes caminar o andar en bicicleta y contribuye a la gran dependencia de la creciente utilización de vehículos.  Los residentes suburbanos con frecuencia carecen de los recursos adecuados para la recreación física o aceras.  En la primera nacional estudio para establecer una asociación directa entre la forma de la comunidad y la salud de las personas que viven allí, los analistas de Smart Growth America y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) encontró que "la expansión parece tener una relación directa con el IMC y obesidad "  En el estudio, 488 condados se les asignó un valor de "índice sprawl ', que varió de 63 para el condado más extenso a 352 para el condado menos extensa; los resultados mostraron que para una disminución de 50 puntos en el valor del índice de dispersión, el IMC promedio aumentó 0,17 puntos.  Los resultados también indican que en los extremos, los residentes de las zonas en expansión más altas son probablemente está pesando seis libras más, en promedio, que los residentes de las zonas más compactas.  Los investigadores informaron que las personas en los condados de altos sprawl era probable que pesar más, caminar menos, y tienen una mayor prevalencia de hipertensión.  Los analistas coinciden en que se necesita más investigación para determinar la causalidad directa entre sprawl y problemas de salud como la obesidad, el sobrepeso y la hipertensión.
Estatus Socioeconómico y raza / grupo étnico
Entre los adultos, una relación negativa entre el nivel socioeconómico (SES) (por ejemplo, ingresos de los padres, educación de los padres, el estado de ocupación) y el sobrepeso o la obesidad ha sido bien establecida, sin embargo, la relación parece más débil y menos coherente en los niños.  Varios estudios encuentran que SES se asocia negativamente con los niños que son obesos o con sobrepeso.  Parece probable que la relación entre SES y la obesidad varía según la raza / etnia, de forma que el relación negativa es sólo aparente entre los adolescentes blancos y no es evidente entre los (latinos y probablemente otros) adolescentes negros o mexicano-estadounidenses.  En otras palabras, los niños latinos de familias con mayor nivel socioeconómico Negro y no son menos propensos a tener sobrepeso u obesidad que los de familias con menor nivel socioeconómico. A pesar del impacto más pronunciado de SES entre los niños blancos, que son sustancialmente menos propensos a tener sobrepeso u obesidad que los niños estadounidenses negros, latinos o nativos, que se ven desproporcionadamente afectadas por la obesidad.  En 1998, el 21,5 por ciento de los niños negros y el 21,8 por ciento de los niños latinos con sobrepeso, mientras que 12,3 por ciento de los niños blancos eran.  En una encuesta regional de 2003 en la zona de Aberdeen, American muchachos indios edades 5-17 años de edad tuvieron una prevalencia de sobrepeso en un 22 por ciento, y un 18 por ciento de las niñas de la misma edad. Por otra parte, la prevalencia en los que la obesidad ha ido en aumento en los niños en los últimos años ha sido aún más pronunciada y rápida entre los niños de las minorías: entre 1986 y 1998, la prevalencia de la obesidad entre los africanos Los estadounidenses y los hispanos aumentó un 120 por ciento, en comparación conun aumento del 50 por ciento entre los blancos no hispanos.  
Los resultados de los estudios sugieren que los efectos de la raza / etnia y SES sobre la prevalencia de la obesidad infantil no se puede determinar de forma individual, ya que son colineales. Por lo tanto, la evidencia es a menudo inconsistente como consecuencia de la dificultad de separar los factores que se superponen.  Por otra parte, la relación entre la raza / etnia, SES, y la obesidad infantil puede ser consecuencia de una serie de causas subyacentes, incluidos los patrones alimenticios menos saludables (por ejemplo, , comer menos frutas y verduras, más grasas saturadas), participar en actividades menos físico, un comportamiento más sedentario, y las actitudes culturales sobre el peso corporal.  Es evidente que estos factores tienden a ocurrir y pueden contribuir de manera conjunta a las diferencias en el aumento de riesgo de obesidad en los niños.
Las influencias parentales
Numerosas influencias parentales determinan los hábitos alimenticios de los jóvenes entre ellos; la elección de un método de alimentación de los lactantes, los alimentos que hacen disponibles y accesibles, la cantidad de tiempo que los niños se quedan sin supervisión, y sus interacciones para comer con los demás en el contexto social. Varios estudios sugieren que la lactancia materna ofrece una pequeña pero consistente efecto protector contra la obesidad en los niños.  Este efecto es más pronunciado en la primera infancia. Existe la hipótesis de que la exposición a los azúcares complejos y grasas contenidas en botella fórmula influencia "factores obesogénicas" en los bebés, que los predisponen al aumento de peso más adelante en la vida.  Un estudio reciente postula que la lactancia materna puede promover hábitos alimenticios más saludables porque amamantado los bebés pueden comer hasta saciarse, mientras que bebés alimentados con biberón pueden ser alentados a comer hasta que hayan consumido la totalidad de la fórmula. La lactancia materna también puede exponer a los bebés a una mayor variabilidad en términos de nutrición y gustos desde los lactantes alimentados con leche de fórmula tienen experiencia con un solo sabor, mientras que los bebés alimentados con leche materna están expuestos a una variedad de sabores de la dieta de la madre que se transmiten a través de la leche.  Las investigaciones indican que la percepción de los sabores de la leche de la madre es una de las experiencias sensoriales tempranas del infante humano, y no hay apoyo a la idea de que la experiencia temprana con sabores tiene un efecto sobre el consumo de leche y la posterior aceptación de una variedad de alimentos.
Los estudios sugieren que las preferencias alimentarias de los padres influyen directamente y dan forma a las de sus hijos. En un estudio realizado por Oliveira y sus colegas, que informaron que los padres que comieron dietas ricas en grasas saturadas también tenían los niños que comieron dietas ricas en grasas saturadas. Se sospecha que esta observación no es sólo debido a los alimentos a los padres alimentan a sus hijos , sino más bien debido a las preferencias de los niños se desarrollan a través de la exposición a los alimentos que sus padres prefieren temprano en sus vidas. Birch y Fisher postulan que la exposición a las frutas y verduras y alimentos ricos en energía, el azúcar y la grasa puede desempeñar un papel importante en el establecimiento de una jerarquía de preferencias en la comida y la selección en los niños. Otros estudios han confirmado que la disponibilidad y la accesibilidad de las frutas y verduras se correlacionaron positivamente con las preferencias y el consumo de frutas y vegetales por los escolares.  
Además, las prácticas de alimentación infantil que controlan qué y cuánto comen los niños también pueden afectar a sus preferencias alimentarias. Los estudios han determinado que los padres que tratan de fomentar el consumo de alimento (s) pueden inadvertidamente causar que los niños no les gusta la comida (s).Mientras que los padres que tratan de limitar los alimentos (s) en realidad puede promover el aumento de la preferencia y el consumo de la escasa comida (s) en los niños.
Los investigadores también indican que el contexto social en el que un niño es introducido o tiene experiencias con los alimentos es fundamental para dar forma a las preferencias de alimentos debido a que el entorno de comer sirve como un modelo para el niño en desarrollo.  Para muchos niños, el comer es un acto social que muchas veces se produce en presencia de los padres, otros adultos, hermanos mayores y compañeros. En estos contextos, los niños observan los comportamientos y preferencias de los demás a su alrededor. Se ha encontrado que estos modelos tienen un efecto influyente en el futuro la selección de alimentos, sobre todo cuando el modelo es similar al del niño, o percibido como poderosa como en el caso de los compañeros de más edad.
Durante las últimas tres décadas se ha producido un aumento en el número de familias con dos ingresos a medida que más mujeres han entrado en la fuerza de trabajo y se ha producido un aumento en el número de mujeres que actúa como único sostén de sus familias. Ha sido la hipótesis de que el aumento de las tasas y las horas de empleo de los padres puede ser correlacionado con el peso aumenta en los niños estadounidenses (en particular para las mujeres, ya que todavía llevan la mayor parte de la responsabilidad de cuidar a los niños). Los estudios han demostrado que los niños de familias monoparentales tienen más probabilidades de tener sobrepeso o ser obesos que los niños en familias con los dos padres, y que el aumento de las mujeres que trabajan fuera del hogar coincide con el aumento de los problemas de peso de la niñez.  Se han propuesto varios mecanismos posibles para explicar este fenómeno que incluye lo siguiente:
· Las limitaciones de tiempo de los padres potencialmente contribuyen a los problemas de peso de los niños, como los padres que trabajan, probablemente dependen en mayor medida que los padres que no trabajan en los alimentos preparados, transformados, y rápido, que generalmente tienen altas calorías, alta en grasa y bajo contenido nutricional.
· Los niños dejados sin supervisión después de la escuela puedan hacer elecciones alimenticias pobres y participar en actividades más sedentarias.
· Proveedores de cuidado infantil pueden no ofrecer el mayor número de oportunidades para la actividad física y pueden ofrecer alternativas de alimentos menos nutritivos.
· Los niños sin supervisión pueden gastar una gran cantidad de tiempo en el interior, tal vez debido a preocupaciones de seguridad, viendo la televisión o jugando juegos de video en lugar de participar en actividades al aire libre más activos.  
En resumen, los recientes cambios sociales y económicos en la sociedad estadounidense han fomentado el consumo de energía en exceso y han tenido un efecto perjudicial en el gasto de energía entre los jóvenes. Estos cambios han afectado a los alimentos disponibles en los hogares, el grado de influencia que tienen los padres cuando los niños hacen la selección de alimentos y ha provocado un incremento de los comportamientos sedentarios entre los jóvenes.
Genética
Hay una gran cantidad de evidencia que apoya la susceptibilidad genética como un importante factor de riesgo para la obesidad. La evidencia de gemelo, de adopción y de la familia estudios sugiere que los familiares biológicos presentan similitudes en el mantenimiento del peso corporal, y que la herencia contribuye entre el cinco y el 40 por ciento del riesgo de obesidad.  Otros estudios indican que el 50-70 por ciento de índice de masa corporal de una persona y el grado de adiposidad (grasa) está determinado por influencias genéticas y que hay una probabilidad del 75 por ciento de que un niño va a tener sobrepeso, si ambos padres son obesos, y la oportunidad del 25-50 por ciento si sólo uno de los padres es obeso.  
Aunque esta relación está bien establecida, el papel dela genética de la obesidad es compleja. Mientras que más de 250 genes asociadas a la obesidad han sido identificados, no hay nadie "arma humeante". Existen casos de obesidad monogénica y síndromes relacionados, pero son extremadamente raros en cuenta y sólo para un pequeño número de personas con sobrepeso y obesidad. Hasta la fecha sólo se han encontrado seis defectos específicos de un solo gen que dan lugar a la obesidad, y parecen afectar a menos de 150 personas.  La susceptibilidad genética a la obesidad en la mayoría de los casos se debe a múltiples genes que interactúan con factores ambientales y de comportamiento. Basta con tener una predisposición genética a la obesidad no garantiza que una persona desarrollará la enfermedad.
También hay que señalar que los recientes aumentos de peso observados en la población estadounidense no se correlacionan con la genética. A pesar de la fuerte influencia que la genética tiene sobre la obesidad, la composición genética de una población no cambia rápidamente, y por otra parte, las características de la población de Estados Unidos no han cambiado dramáticamente. Por lo tanto, el aumento de la incidencia y prevalencia de la obesidad en los EE.UU. probablemente se deben a factores conductuales y ambientales, que han interactuado con los genes, y no a los efectos de la genética por sí sola.
Publicidad y Marketing
Ha habido un considerable debate sobre si la exposición a la publicidad de alimentos afecta a las tasas de incidencia de la obesidad infantil. Si bien la correlación positiva entre las horas de televisión ve, la incidencia del índice de masa corporal y la obesidad se ha documentado, el mecanismo exacto por el cual esto ocurre aún se están investigando. Se ha estimado que el niño promedio ve actualmente más de 40.000 anuncios en la televisión cada año, un fuerte aumento de 20.000 en la década de 1970.  Por otra parte, un cuerpo acumulado de la investigación revela que más del 50 por ciento de los anuncios de la televisión dirigida a los niños . promover los alimentos y bebidas, tales como dulces, comidas rápidas, bocadillos, bebidas azucaradas y cereales de desayuno azucarados que son altos en calorías y grasas y baja en fibra y la densidad de nutrientes  Las estadísticas sobre la publicidad de alimentos a los niños indican que:
· Las ventas anuales de alimentos y bebidas a los consumidores jóvenes superaron los $ 27 mil millones en 2002.  
· Alimentación y bebidas: los anunciantes gastan colectivamente $ 10 a $ 12 mil millones al año para llegar a los niños y jóvenes: más de $ 1 mil millones se gastaron en publicidad en medios de comunicación para los niños (sobre todo en la televisión); más de $ 4500 millones que se gasta en las relaciones públicas dirigidos a los jóvenes; y $ 3 mil millones se gastaron en embalajes diseñados para los niños.  
· Establecimientos de comida rápida gastan $ 3 mil millones en anuncios de televisión dirigidos a los niños.  
Un creciente cuerpo de investigación sugiere que puede haber un vínculo entre la exposición a la publicidad de alimentos y las crecientes tasas de obesidad entre los jóvenes. En los años 1970 y 1980 se llevaron a cabo una serie de estudios experimentales que demostraron los niños pequeños (menores de ocho años) eran mucho más propensos que los niños mayores a creer que los anuncios de televisión estaban diciendo la verdad; y que la exposición a los anuncios de televisión influyó en las elecciones de alimentos entre los niños (tentarlos para elegir más alimentos azucarados en lugar de las opciones naturales) que aumentaron las solicitudes de los padres para los alimentos con alto contenido de azúcar que veían anunciado.  A pesar de que muchos de estos estudios sí encontraron correlaciones significativas entre la publicidad y el cambio de comportamiento, la fiabilidad de estos resultados son equívocos, porque muchos de los estudios utilizan muestras pequeñas, y algunos de ellos son más de 25 años de edad.
Una revisión reciente de la literatura por la Fundación de la Familia Kaiser puso de relieve una serie de estudios que sugerían que la publicidad influyó en la elección de alimentos dietéticos y de otro tipo en los niños, lo que probablemente contribuyó al desequilibrio de la energía y el aumento de peso. Un estudio encontró que los niños tan jóvenes como de tres, el tiempo dedicado a ver televisión semanal fue significativamente relacionados con su consumo de calorías, así como las solicitudes y las compras de los padres de los alimentos específicos que vieron publicitados en televisión. Otros estudios encontraron que la cantidad de tiempo que los niños pasan mirando televisión se correlacionó con la frecuencia con que solicitaron los productos en la tienda de comestibles y sus preferencias de productos y marcas.
En 2003, Gerald Hastings de la Universidad de Strathclyde, en el Reino Unido (UK), llevó a cabo una revisión de la literatura disponible sobre la publicidad y la obesidad para probar la relación entre la publicidad a los niños y la obesidad.  Después de revisar más de 30.000 artículos, sólo 120 estaban decididos a ser más relevante. Sobre la base de estos artículos, Hastings reportó hallazgos calificados que la publicidad a los niños de hecho tiene un efecto adverso en las preferencias alimentarias, el comportamiento de compra y consumo. Sin embargo, estos resultados deben compararse con el hecho de que el estudio más fuerte y más citado en la revisión no apoya plenamente esta idea. El estudio investigó el impacto de los anuncios publicitarios en 262 niños en Ohio, y mostró una relación estadísticamente significativa entre la exposición de los niños a la publicidad y el número de bocadillos que usted come.  Sin embargo, a pesar de la exposición comercial redujo la eficiencia de la nutrición de los niños (calidad de la nutrición), sólo se explica el dos por ciento de la variación en la ingesta de nutrientes y no tuvo efecto directo sobre la ingesta calórica.
Desde Hastings, más investigación se ha publicado que apoya su conclusión. Un ejemplo notable del Reino Unido por Halford et al estudiado 42 de primaria los niños en edad y encontraron que los niños delgados, gordos y obesos que miraban los programas de televisión con la publicidad bocadillos eran más propensos a elegir las opciones de alimentos altos en grasas saladas que las opciones dulces bajos en grasa. También comían un mayor volumen de alimentos que sus pares de peso similares en un grupo de control sin publicidad.  El estudio también encontró que el estado del peso modificó la capacidad de recordar los productos anunciados en una lista de productos similares (donde los niños más obesos muestran mayor recuerdo). Los autores sugieren que estos resultados apoyan la noción de que la exposición a la publicidad de alimentos en televisión puede afectar la conducta alimentaria, estimulando el consumo de energía a partir de una gama de alimentos anunciados y exagerando las opciones no saludables en los alimentos. También proferir que la asociación observada entre recordar los anuncios de comida y comer más indica que la susceptibilidad a las señales de los alimentos podría contribuir a comer en exceso y promueve el aumento de peso en los niños.
Los que descarta la idea de que la publicidad es un factor en la obesidad infantil citan los resultados de las investigaciones limitadas, cuestionar la validez metodológica de gran parte de la literatura disponible y mirar a los resultados de observación de los cambios de políticas en Canadá y Suecia. En 1980, Quebec prohibió toda la publicidad de alimentos a los niños, sin embargo, las tasas de obesidad de los niños en Quebec Actualmente no difieren de los de otras provincias canadienses. Una prohibición similar en la publicidad ha existido en Suecia durante más de una década, y que además no se ha traducido en una reducción de las tasas de obesidad.  A pesar de estas observaciones debilitan las conclusiones de la revisión Hastings y otros, no hay respuestas definitivas son evidentes. Con el finde cerrar el ciclo en la vía causal entre la publicidad de alimentos y la obesidad infantil, muchas preguntas deben ser respondidas mediante estudios longitudinales diseñados con una potencia estadística suficiente.
Conclusión
La ingesta excesiva de calorías por encima del gasto diario de energía conduce al aumento de peso y, eventualmente, puede conducir a la obesidad. Los componentes principales de esta ecuación son la ingesta de energía (dieta) y el gasto de energía (actividad física, la tasa metabólica, etc.). Las declaraciones nutricionales y de actividad física de los hábitos de los niños estadounidenses han ido cambiando en los últimos 40 años. Las investigaciones muestran cierta correlación de estos cambios a los aumentos en los niveles de obesidad en los niños. El entorno físico, la situación socioeconómica y la raza / etnia, la estructura familiar, la genética y la publicidad también pueden influir en la dieta y los niveles de actividad física entre los jóvenes estadounidenses.
La investigación disponible muestra que hay una serie de causas fundamentales de la obesidad en los niños. La selección de uno o dos principales causas o factores esenciales es casi imposible dados los datos actuales, porque las influencias potenciales de la obesidad son múltiples y entrelazadas. Existen grandes vacíos en el conocimiento, lo que limita la capacidad de identificar una causa en particular y determinar las formas más eficaces para combatir la obesidad infantil. Otra brecha de investigación se debe a la falta de un estudio prospectivo longitudinal que une los comportamientos alimenticios y de otro tipo para el desarrollo de la obesidad. Otra complicación de datos actual es que hay una necesidad de medidas más precisas y fiables de los niveles de consumo y de la actividad en la dieta, como llamada individual de los acontecimientos y la dieta no son las fuentes más confiables de información.
Al pensar en la prevención temprana de la obesidad, es fundamental que más se sabe acerca de cómo la genética es participar y cómo se activan o reaccionan a los cambios ambientales y los estímulos a los genes. Además, la investigación apenas comienza a explicar cómo se desarrollan las preferencias de sabor, sus fundamentos bioquímicos y cómo esta información puede ser útil en la reducción de la ganancia de peso de la infancia.
La prevención primaria no es una opción para muchos niños que ya tienen sobrepeso. La investigación sobre las intervenciones exitosas para los niños que tienen sobrepeso o en riesgo de tener sobrepeso es extremadamente importante para reducir con eficacia la obesidad infantil en este país. En general, la investigación ha comenzado a arañar la superficie en la aclaración de las causas de la obesidad en los niños. Llenar los vacíos de conocimiento llevará tiempo, ya que la implementación de algunos de los diseños de los estudios que mejor iluminar las complejas interacciones son mucho tiempo y es costoso. Sin embargo, los fundamentos son claros, para mantenerse saludable, comer una dieta equilibrada y dedicará un tiempo adecuado a la actividad física.  
Análisis de la Información 
La conducta alimentaria del ser humano tiene relación con los alimentos que consume.
“Se acepta generalmente que los comportamientos frente a la alimentación se adquieren a través de la experiencia directa con la comida, por la imitación de modelos, la disponibilidad de alimentos, el estatus social, los simbolismos afectivos y las tradiciones culturales. Además de las influencias sociales, se ha señalado que las influencias genéticas y de ambiente familiar compartido, tienen un impacto relevante sobre el patrón de ingesta, la conducta alimentaria y la obesidad infantil”. 
(Vásquez P. Olivares S. & Santos J. 2009). 
Es por esto que la cantidad y tipo de alimentos que consumimos desde niños de forma habitual va a tener relación con la obesidad. 
“Los factores de riesgo más importantes relacionados con la obesidad infantil incluyen: el peso de nacimiento, la obesidad de los progenitores, las horas dedicadas a la televisión, el rebote temprano de adiposidad y la duración del sueño. Otros factores conductuales asociados son el temperamento del niño y la preocupación de los padres por el peso del niño, entre otros”. (Vásquez P. et al; 2009). 
“La alimentación es un fenómeno complejo que está basado en las siguientes premisas: a) Es una necesidad biológica que impulsa la búsqueda de alimento en respuesta a un conjunto de señales hormonales periféricas reguladas por el sistema nervioso central; b) Es una fuente de placer que orienta la selección de alimentos y su consumo según sus características organolépticas; c) Está basada en pautas socioculturales que determinan el patrón de consumo de alimentos superponiéndose a los impulsos fisiológicos; d) Es un hecho social que funciona como medio de relación e interacción entre las personas dentro de la cultura; e) Es producto del entorno social y constituye un rasgo característico de la cultura local; f) Es una interacción de influencias ambientales, cognitivas, fisiológicas y socioculturales.” (Vásquez P. et al; 2009).
Tabla N°1: Dimensiones de la conducta alimentaria estudiadas en relación con la obesidad infantil
 Fuente: Vásquez P. et al; 2009.
	Dimensión
Alimentación Emocional
	Definición
Incapacidad de controlar la ingesta de comida en contextos emocionales negativos, tanto el exceso como el déficit de apetito.
	Alimentación sin control
	Inclinación a comer ante la exposición de estímulos externos en variadas circunstancias y dificultad para detener la ingesta
	Restricción Cognitiva
	Tendencia a limitar la propia ingesta (en cantidad o tipo de alimentos) para controlar el peso corporal.
	Disfrute de los alimentos
	Condición asociada positivamente con la sensación de hambre, el deseo de comer y el placer por el alimento.
	Deseo de beber
	Deseo de beber y tendencia a llevar a mano bebidas generalmente azucaradas.
	Respuesta de saciedad
	Disminución de la sensación de hambre ocasionada por el consumo de alimentos.
	Lentitud para comer
	Tendencia a prolongar la duración de los tiempos de comida.
	Exigencia frente a los alimentos
	Exigencia condicionada que limita la gama de los productos de alimentación que son aceptados.
	Neofobia alimentaria
	Renuencia persistente a incorporar nuevos alimentos a la dieta habitual.
Si bien es cierto la situación económica, estilo de vida, lugar donde se vive determinará las prácticas alimentarias, la publicidad dirigida a niños juega un papel muy importante en la elección de prácticas alimentarias. La mayoría de alimentos expuestos por medio de la publicidad tienen grandes contenidos de grasa, sal y azúcar induciendo entonces un cambio en el patrón alimentario.
“Los modos de alimentarse, preferencias y rechazos hacia determinados alimentos están fuertemente condicionados por el contexto familiar durante la etapa infantil en la que se incorporan la mayoría de los hábitos y prácticas alimentarias de la comunidad. En la infancia, la madre es la principal responsable de la transmisión al hijo de las pautas alimentarias saludables que podrían prevenir enfermedades relacionadas con la alimentación. Los progenitores influencian el contexto alimentario infantil usando modelos autoritarios o permisivos para la elección de la alimentación de los niños, en aspectos como el tipo, cantidad y horarios de alimentación, así como edad de introducción de los mismos”. (Vásquez P. et al; 2009).
Como consecuencia los niños adoptaran las preferencias alimentarias y costumbres familiares que le resultan agradables, prefiriendo y repitiendo las conductas aprendidas en el futuro. 
La reducción de la obesidad infantil a través de la política de cambio: una intervención inmediata para prevenir la obesidad.
La obesidad infantil es una epidemia en los Estados Unidos. Más de uno de cada seis niños en Estados Unidos es obeso y es tres veces la tasa de la década de 1970. 
 
Obesidad es un importantecontribuyente a la enfermedad cardiovascular, la diabetes, y varios tipos de cáncer. 
Acerca de 70% de los jóvenes obesos tienen al menos un factor adicional de riesgo para la enfermedad cardiovascular (por ejemplo, hipertensión o colesterol alto), y casi el 40% tiene al menos dos factores adicionales de riesgo. El aumento de la obesidad en las últimas décadas se refleja en las tasas más altas de diabetes tipo 2. Jóvenes representan actualmente casi la mitad de nuevos casos de diabetes tipo 2 en algunas comunidades. 
Los niños que son obesos después de seis años de edad tienen un 50% de posibilidades de ser obesos como adultos, sin importar el estado de la obesidad de los padres; 80% de los niños que tenían exceso de peso en edades 10-15 eran obesos a los 25 años. La obesidad en los niños menores de ocho años que persiste en los adultos también se asocia con obesidad severa en los adultos.
Un marco para la acción 
Abordar los factores socioeconómicos como la pobreza y la educación cuentan con mayor impacto en la salud de la población. Las intervenciones para alterar las condiciones socioeconómicas existentes requieren de un cambio social amplio. El compromiso de sectores, más allá de la salud pública, principalmente la educación, el transporte y la agricultura serán importantes para el éxito a largo plazo. 
Políticas alimentos para reducir la obesidad 
Cambiar nuestro entorno alimentario puede mejorar la nutrición y reducir la obesidad a través de un período de tres estrategias: la alteración de los precios relativos de los alimentos, cambiando nuestra exposición a los alimentos, y mejora de la imagen de la comida saludable al tiempo que los alimentos saludables son menos atractivos.
 
Además de la falta de ejercicio, la obesidad es el resultado de comer demasiado, así como comer las cosas equivocadas. El consumo de alimentos y bebidas de alta densidad energética y baja nutrición en general de acuerdo al valor nacional, como alimentos altos en azúcar y grasa, es asociado con el aumento de peso y la obesidad. 
 
Bebidas azucaradas como primer atribuidor al aumento de peso y la obesidad constituyen casi el 11% de las calorías totales de los niños con consumo. Cada porción diaria adicional de gaseosas azucaradas aumenta el riesgo de obesidad de un niño en un 60%. El consumo de refrescos con frecuencia es más común en los grupos demográficos con alto riesgo de desarrollar obesidad. 
Agua potable en lugar de bebidas endulzadas con azúcar sería la mejor opción para reducir la ingesta calórica entre los jóvenes. 
La comida saludable se ha convertido relativamente en la comida más cara y de la chatarra relativamente más barata. El increciente costo de los alimentos poco saludables y la disminución de costos de alimentos saludables, especialmente frutas y hortalizas, mejoraría el equilibrio de consumo. 
Las políticas fiscales para reducir el consumo de productos no saludables, como el alcohol y el tabaco, son comunes y generalmente son mejor aceptadas que otros impuestos. Si el producto de los impuestos fuera utilizado para apoyar la prevención de la obesidad (por ejemplo, la educación física en las escuelas o de la granja al mercado, incentivos para incrementar las frutas y hortalizas para el consumo), el apoyo público a la tributación sería aumentar aún más. 
Del mismo modo, subsidios que indirectamente promueven el consumo alimentos poco saludables, tales como exenciones de impuestos de ventas para refrescos y bocadillos, deben ser eliminados para aumentar los precios y reducir el consumo. 
El segundo componente de la estrategia que involucra el aumento de la exposición y el acceso a la salud por los alimentos y la reducción de la exposición y el acceso a alimentos saludables. Asegurar que los suministros de agua potable son de libre acceso en todos los lugares, como a través de fuentes de agua, alentará el consumo. Campañas de información pública también puede aumentar el atractivo de agua potable sobre otras bebidas. 
Los gobiernos locales y las cadenas de comercialización pueden asociarse para expandir servicio completo a tiendas de comestibles en los barrios más desfavorecidos.
En los últimos años, la disponibilidad de alimentos más saludables en las escuelas ha aumentado mientras que disponibilidad de alimentos menos saludables ha disminuido. Se necesitan más esfuerzos para garantizar que todos los alimentos y bebidas, incluyendo los disponibles fuera los programas de comidas escolares queden de lado y se de conocer las normas de la nutrición. 
Las restricciones de zonificación pueden limitar la densidad de establecimientos de comida rápida entre las escuelas y las áreas de recreación y negocios tales como la comida rápida en los restaurantes, tiendas de conveniencia y comida de vendedores ambulantes. La evidencia de que una mayor densidad de establecimientos de comida rápida se asocia con aumento de la obesidad sugiere que reglamentos de zonificación son dignos de un mayor estudio. 
El tercer componente de la estrategia consiste en políticas que mejoren la imagen de alimentos saludables y hacer que los alimentos poco saludables menos atractivo. Uno método consiste en restringir la publicidad de alimentos dirigida a los niños. 
Sin embargo, los niños seguir estando expuestos a una amplia comercialización y la promoción de los productos alimenticios. Los niños pequeños no entienden el concepto de publicidad y son incapaces de distinguir los anuncios de ordinario pro- programación o noticias. 
Varios países prohíben la publicidad de los alimentos poco saludables para los niños, incluyendo el Reino Unido, Noruega y Suecia (estos dos últimos de haber prohibido toda publicidad destinada a los niños menores de doce años de edad). Australia es la adopción de la autorregulación voluntaria, incluyendo una eliminación de la comercialización de alimentos poco saludables hasta más tarde en la noche, y determinará si regulación formal se justifica. 
Desde la década de 1960, la proporción del gasto en alimentos consumidos fuera del hogar casi se duplicó. 
El valor calórico y contenido nutricional del restaurante y la comida rápida por lo general no se aprovecha en el momento de la compra, a diferencia de los datos de etiquetado de alimentos comprados en las tiendas. La falta de esa información hace difícil que la gente sepa exactamente lo que están comiendo. Proporcionar la información directamente en los menús o tableros de menú permite a las personas con mayor facilidad elegir opciones bajas en calorías. Alrededor de un tercio de las personas que tienen este informe la información que afecta a su compra y los lleva a consumir menos calorías. 
Preferencias de los consumidores informados pueden también impulsar cambios para reducir el tamaño de la porción o el cambio la formulación del producto para reducir las calorías, sal, y grasa. 
El aumento de la actividad física 
Las políticas también pueden cambiar el contexto para hacer actividad física más fácil, más segura y más atractiva. Todos los jóvenes de 6 a 19 deben tener sesenta minutos de la actividad de moderada a vigorosa todos los días. 
Niveles de actividad física disminuyen en más de un tercera entre las edades de nueve y quince. 
El activo transporte a la escuela (como caminar o bi- ciclismo) y la educación física como instrucción formal han disminuido, y ha aumentado el comportamiento sedentario. Las políticas pueden cambiar el contexto para hacer actividad física más fácil, más segura y más atractiva. 
Reducir el sedentarismo (como la observación de la televisión y de vídeo juego de juego) Ver la televisión en la niñez y la adolescencia está relacionada con el sobrepeso en la edad adulta. Este aumento de peso aparece relacionado principalmente al aumento del consumo de una alimentación no sana y la exposición a los anuncios de comida mientras observando. 
Los padres deben tomar la iniciativa en la reducción de horas de tv que los niños pasan viendo en formas de actividad familiar y de ocio y, como con la dieta, los niñossiguen el ejemplo de sus padres. 
Activos los niños son más propensos a permanecer físicamente activa en la adolescencia y la edad adulta. Escuelas son un lugar natural para la actividad física antes, durante y después del horario escolar. 
Avanzando sobre la reducción
La obesidad infantil
Hay evidencia emergente sobre cómo abordar la obesidad infantil. La prevención de la obesidad requerirá políticas importantes y los cambios de contexto. Enfoques integrales que implican múltiples estrategias y sectores y todos los grupos de partes interesadas pertinentes sea probablemente necesario para revertir la epidemia. El sistema de atención de salud, escuelas, y organizaciones de la comunidad también tienen crítico roles. Las empresas tienen que mejorar la calidad de opciones de comida del lugar de trabajo y alentar a los padres para modelar el comportamiento saludable en el hogar. La comida necesitará la industria para comprometerse en el desarrollo de soluciones creativas, con el entendimiento de que continua promoción agresiva de muchos tipos de los alimentos que pueden entrar en conflicto con el objetivo de reducir la obesidad. Los padres serán claves para la implementación de cambiar dentro de los hogares. 
Conclusiones 
· Las evidencias indican que el patrón de conducta alimentaria familiar tiene un papel relevante en el comportamiento de alimentación del niño, constituyendo un factor modificable para la prevención de la obesidad infantil. 
· La alimentación emocional, alimentación sin control o restricción cognitiva, entre otras tiene relación directa con la obesidad infantil.
· El aumento en los porcentajes de obesidad infantil no solo debe reconocerse según la conducta alimentaria de un individuo a nivel familiar, ya que este patrón se relaciona con una red de influencias de tipo biológico pero también de índole social. 
Bibliografía
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Anexo
(Thomas R. Frieden, 2010) Artículo de Mariana
(S. & J., 2009) Artículo de Diana

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