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CANARICULTURA_DE_CANTO_AMBIENTE_Y_RUIDO

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CANARICULTURA DE CANTO, AMBIENTE Y RUIDO ESTOCÁSTICO
Atahualpa Fernandez[footnoteRef:1] [1: Membro do Ministério Público da União/MPU/MPT/Brasil (Fiscal/Public Prosecutor); Doutor (Ph.D.) Filosofía Jurídica, Moral y Política/ Universidad de Barcelona/España; Postdoctorado (Postdoctoral research) Teoría Social, Ética y Economia/ Universitat Pompeu Fabra/Barcelona/España; Mestre (LL.M.) Ciências Jurídico-civilísticas/Universidade de Coimbra/Portugal; Postdoctorado (Postdoctoral research)/Center for Evolutionary Psychology da University of California/Santa Barbara/USA; Postdoctorado (Postdoctoral research)/ Faculty of Law/CAU- Christian-Albrechts-Universität zu Kiel/Schleswig-Holstein/Deutschland; Postdoctorado (Postdoctoral research) Neurociencia Cognitiva/ Universitat de les Illes Balears-UIB/España; Especialista Direito Público/UFPa./Brasil; Profesor Honorífico (Associate Professor) e Investigador da Universitat de les Illes Balears, Cognición y Evolución Humana / Laboratório de Sistemática Humana/ Evocog. Grupo de Cognición y Evolución humana (Human Evolution and Cognition Group)/Unidad Asociada al IFISC (CSIC-UIB)/Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos/UIB/España;  Independent Investigator and Theoretician.] 
“La herencia no es más que ambiente almacenado”. Luther Burbank
Más de medio siglo después de la revolución cognitiva, la gente todavía se pregunta si el comportamiento es genética o ambientalmente determinado. Seguimos hablando de selección de parejas, métodos de cría, “genes celestiales”, “genes buenos”, “buena genética” etc…etc., como si el entorno apenas tuviera alguna (o ninguna) influencia sobre el desarrollo y el canto de nuestros canarios. 
Sin embargo, la verdad es que ni los genes ni el entorno pueden controlar el canto directamente. La causa del canto es el cerebro: señales nerviosas de una compleja red de zonas cerebrales de nuestros canarios controlan cada uno de sus músculos y coordinan los impulsos nerviosos procedentes de los hemisferios derecho e izquierdo con los músculos de las dos mitades de la siringe (y de los del sistema respiratorio), creando con ello el flujo de aire estrictamente necesario en cada una de ellas para producir, en cuestión de milisegundos, las frases musicales distintas que imita en su canto. 
Si bien es razonable plantearse si la manipulación controlada y selectiva de “genes óptimos” de unos padres extraordinarios es importante para generar cualquier rasgo fenotípico futuro e influir en los motivos y/o los mecanismos de aprendizaje y desarrollo del canto de sus descendentes, lo cierto es que no tiene sentido preguntar esto sobre el canto en sí mismo. 
¿Por qué? Porque el canto pertenece al campo del sistema neuronal de nuestros pájaros o, mejor dicho, que no es más que un epifenómeno (una “propiedad emergente” sorprendentemente eficiente e incluso elegante) de las actividades de circuitos cerebrales que se desarrollan gradualmente mediante una meticulosa e inevitable combinación de un conjunto singular de genes y de experiencias; una amalgama en la que genes, neuronas y sinapsis por una parte, y experiencias, aprendizaje e influencias procedentes del entorno, por otra, confluyen (en un “continuum”) para establecer la naturaleza y la calidad neurobiológica del canto. 
Toda la experiencia vivida por nuestros canarios, una serie de ingredientes procedentes de la relación entre externo e interno, entre organismo y ambiente, influye de forma activa en la expresión de sus genes, en la estructura y/o función de su sistema nervioso y, por ende, en el destino de su canto y de su existencia[footnoteRef:2]. Así que la fe, idea o creencia de que el ambiente de un organismo es independiente de ese organismo, de que la expresión de los genes no depende de modo causal del entorno o de que los cambios que se verifican en el ambiente son autónomos e independientes de los cambios que ocurren en la unidad cerebro-cuerpo de nuestros canarios cuando interactúan con el mundo, es claramente falsa: el estado de un organismo en el momento oportuno depende de manera crucial del estado del entorno. [2: Como dijo en cierta ocasión el neurocientífico Pasko Rakic: “Los genes dan las oportunidades y el entorno – que también tiene una influencia del 100% - permite hacerlas realidad”.  De hecho, una de las ideas más evidentes que nos transmiten los estudios más recientes es que los factores ambientales influyen poderosamente en el adecuado desarrollo del canto. Ahora bien; no se trata de - o navegar en - un entorno bien ordenado con algunas perturbaciones ocasionales, como se suele suponer y/o describir, sino que es fundamentalmente incierto, cambiante y se caracteriza por un grado inmanejable de complejidad.] 
En pocas palabras, como los genes y el ambiente forman una de las danzas más elegantes que la naturaleza ha ideado jamás, cada uno influye inexorablemente sobre el otro, pues constituyen una pareja indisoluble en la cual ambos son causas y efectos (R. C. Lewontin). El estado de nuestros pájaros no es algo que exista en el vacío; es una función de la relación del organismo con el entorno.
Por consiguiente, es absurdo separar procesos interdependientes, como se hace en los discursos simplistas, en los que se opone la biología a la experiencia o la naturaleza al entorno. De hecho, son las experiencias las que modelan la activación de los genes, la estructura y el funcionamiento del cerebro de nuestros pájaros: la experiencia es biología, y negarse a aceptar esta evidencia empobrece el conocimiento científico de la realidad y hace que nos enredemos en discusiones absolutamente ridículas sobre las “causas” del canto.[footnoteRef:3] [3: Al fin y al cabo, dado que no tenemos forma de saber cuánto potencial genético no actualizado disponen cada uno de nuestros canarios y el talento para el canto no se desarrolla en el vacío (o desde la “nada”), la excelencia canora de nuestros Harzers no viene de la suma de los genes más ambiente sino de la interacción de los genes con el ambiente. Parafraseando a Montaigne, una interacción en la que genes y ambiente “se mezclan y confunden entre sí con una mixtura tan completa, que borran y no vuelven a encontrar ya la costura que los ha unido”.] 
AMBIENTE Y ORGANISMO
¿A qué nos referimos cuando hablamos de ambiente? Si el protagonista es el ambiente, es decir, los factores externos que modulan la expresión génica, ¿qué nos dice la ciencia sobre la interacción entre factores genéticos y ambientales? 
Un ambiente es algo que circunda, que rodea o que cerca, pero para que haya un cercamiento debe haber algo para cercar. El ambiente de un organismo es el conjunto de condiciones exteriores que para él tienen alguna relevancia, porque el organismo interactúa incesantemente con esos aspectos del mundo exterior. Si el concepto de entorno existente debe tener un sentido concreto y un valor real a los fines de nuestra práctica, ha de ser posible intentar especificar y entender qué yuxtaposiciones de fenómenos físicos constituirán un nicho potencial para la cría, la muda, el aprendizaje, la memoria y el desarrollo del canto de nuestros canarios, y cuáles no lo constituirán.
Pero para llegar a una noción de ambiente correcta y útil – es decir, de que existe una infinidad de maneras en que los elementos del mundo físico puedan afectar a nuestros canarios - es necesario aclarar algunos aspectos de la relación que hay entre organismo y entorno. En primer lugar, el organismo determina qué elementos del mundo exterior van a constituir su ambiente y qué relaciones entre esos elementos son las más relevantes para su desarrollo. En segundo lugar, el organismo no solo determina qué aspectos del mundo exterior les son relevantes en cuanto a las características de su desarrollo, de su forma, de su metabolismo y de su canto, sino que construye activamente el mundo que lo circunda, en el sentido literal de la palabra. En tercer lugar, el organismo no solo determina aquello que le es relevante y crea una serie de relaciones físicas entreesos aspectos relevantes del mundo exterior, sino que además altera continuamente su relación con el ambiente. 
Eso significa que de todos los factores ambientales que inciden en nuestros canarios y que condicionan la manera en que elaboran y procesan sus experiencias, solo un subconjunto, procesado y transformado en formas complejas tiene un efecto sobre su posterior procesamiento de la información. Ahora bien; qué información toman, por qué imitan, cómo incorporan en sus reacciones las señales físicas internas, cómo transforman los fenómenos externos corrientes en algo completamente diferente, cómo perciben una variable ambiental y cómo les afecta (por ejemplo, el modo en que cada organismo en particular adquiere, aprende, procesa y emplea la información almacenada en su memoria para dar forma a su conducta y su propio canto), todo depende de la organización neurobiológica interna de que está dotado. Y es el producto de toda esta transformación lo que llega a nuestros canarios y que se convierte en algo relevante para ellos.[footnoteRef:4] [4: Es decir, los organismos determinan biológicamente la naturaleza física efectiva de las señales procedentes del exterior. Transforman una señal física en una completamente diferente y el resultado de este cambio es lo que las funciones del organismo perciben como una variable ambiental. ] 
El mensaje a recordar es que este bucle de retroalimentación interactiva y bidireccional formado por organismo/ambiente, de acuerdo al contexto proporcionado por nuestros modelos de cría y de “manejo”, supone que nuestros canarios son partícipes y autores activos de su propia realidad vital, esto es, creadores del modo en que perciben, crean y estructuran sus interacciones con el mundo: un modelo único de “cableado” cerebral diseñado para responder apropiadamente y ajustarse a las influencias aleatorias, las contingencias imprevisibles y las demandas cambiantes del ambiente (externo e interno); o, dicho de manera más ligera, una aventura que no se interrumpe en ningún momento de sus vidas.[footnoteRef:5] [5: La idea de una relación unidireccional entre genes y ambiente actuando de forma uniforme, general y abstracta no es concebible. Todo organismo construye su propio ambiente, cada organismo responde a la variación ambiental de una manera diferente, no existen ambientes sin organismo y la relación organismo-ambiente es siempre bidireccional: el organismo de por sí modifica el ambiente, y el ambiente, a su vez, modifica inevitablemente el organismo. Además, el ambiente, tomado en su conjunto, no solo interviene y altera las actividades de los genes y da lugar a cascadas de eventos celulares para facilitar la adaptación del organismo, sino que modifica los organismos influyendo tanto en su destino final como en sus estadios iniciales (desde la fecundación e influyendo sobre todo en los procesos o en las etapas de desarrollo -ontogenia - de los propios organismos).] 
Además, nuestros canarios no son solo seres neuroplásticos, sino también extremadamente heterogéneos en su interior. Primero, sus estados, su comportamiento y su canto son el resultado de muchas conexiones causales que se entretejen, de manera que un mínimo cambio y/o variación normal producida en una de estas conexiones puede producir un gran número de modificaciones internas en el nivel químico, anatómico, neuronal y psicológico, con consecuencias significativas para la configuración final de su naturaleza y de su canto. Segundo, el cerebro de que disponen, debido a su gran complejidad, constituye un sistema no lineal, es decir, un sistema que tiene un comportamiento no totalmente predecible, porque el resultado final no es proporcional al valor de las múltiples y diferentes variables a que está expuesto. (G. Mindlin) 
PROCESO O “RUIDO” ESTOCÁSTICO
Pero esta no es toda la historia. Nuevas investigaciones están sacando a la luz el importante papel de una tercera gran variable, a menudo pasada por alto, un fundamento sorprendente de que cada organismo (cada uno de nuestros canarios) sea único: el ruido aleatorio e intrínseco. Y lo que hace que el ruido resulte insoslayable es que cualquier organismo es, con mucho, demasiado complejo para que los genes delineen exhaustivamente, con exactitud y por sí solos cómo se construye. 
A esta categoría de proceso o ruido estocástico, que también influye en las diferencias de la expresión génica, se suele denominar de "varios/desconocidos", porque no tiene nada que ver necesariamente con algún aspecto cuantificable del entorno. Estas influencias son puramente conjeturales, y los estudios en busca de ellas todavía no han podido encontrarlas. La alternativa es que este componente consiste en realidad en los efectos del azar con resultados impredecibles.
De hecho, los efectos estocásticos en el desarrollo de la conducta y del canto son cada vez más reconocidos por los científicos. Cada vez son obligados más y más a reconocer que Dios juega a los dados con nuestros pájaros. Los biólogos, los ornitólogos, los etólogos y los neurocientíficos han llegado a conclusiones similares. El mal hábito de asumir que cualquier cosa no clásicamente genética debe ser "ambiental" o “multifactorial” ha cegado a muchos genetistas (y a los criadores más delirantes que se apresuran a prescindir de los conocimientos y descubrimientos provenientes de la buena ciencia) en la vuelta del bobo de buscar efectos ambientales para lo que puede ser la aleatoriedad en los procesos ontogenéticos y de desarrollo del canto: el ruido aleatorio también es un factor decisivo.
Dicho de otro modo, el ruido estocástico, el azar, juega un papel fundamental en todo el proceso. El tipo de canario que nos ha tocado y lo que llegará a ser es una larguísima conversación, una danza interactiva continua, entre sus genes, su cerebro, el mundo que le rodea y el azar[footnoteRef:6]. Eso es lo que les hace únicos, aunque muchos criadores no sean capaces de entender y apreciar. [6: Nota bene: Un proceso estocástico es esencialmente una secuencia de variables aleatorias (estocásticas) que representan la evolución y la dinámica de un sistema a lo largo del tiempo bajo la influencia del azar. Cada variable en la secuencia puede asumir diferentes valores, con cierta probabilidad, reflejando la naturaleza incierta y aleatoria del sistema que se está modelando. Este concepto es fundamental en una multitud de campos, donde se utiliza para analizar fenómenos que varían de manera incontrolable e impredecible con el tiempo. En términos mucho más sencillos, nuestros canarios son, todos y cada uno, la suma de lo que no podemos controlar: detrás de cada canto, acción y experiencia hay una cadena de causas biológicas, ambientales y azarosas que se extiende desde el instante en que surgen las neuronas hasta el momento de la muerte.] 
¿Qué sucede? La complejidad y la impredecibilidad inherente de la interacción entre los factores genéticos, medioambientales y el ruido que impregnan a todo verdadero nexo causal generan una bruma de incertidumbre insalvable, y esta es la razón de que las redes aleatorias de causalidad en que se hallan inmersos nuestros canarios revistan tanta importancia[footnoteRef:7]. Y mientras no podamos cuantificar la incertidumbre, controlar la aleatoriedad presente en nuestra práctica y aportar solidez informativa[footnoteRef:8] a la compleja dinámica que caracteriza la correlación entre genes-ambiente-azar, apenas nos podremos hacer una vaga idea de lo convincentes e impactantes que resultan estas y/o de sus incontrolables implicaciones. [7: Nuestra mente está acostumbrada a pensar en términos de una sola causa, en términos lineales y, además, temporales: lo que viene antes es la causa de lo que viene después. Pero si queremos entender mejor las cosas tendremos que pensar que los resultados son causados por una intersección, o nexo, o confluencia de factores (incluyendo la ausencia de circunstancias que impedirían el hecho). John Tooby le llama a esto “nexus causality”. Ante cualquier hecho la lista de factoresque intervienen es probablemente infinita. Pero nuestra mente evolucionó para extraer de la situación el elemento que podemos manipular y conseguir un resultado favorable para nosotros. Es decir, que la realidad de las redes de causalidad es ignorada cognitivamente a favor de un dibujo de causas únicas. Toda esta maquinaria causal cognitiva un tanto simplista era muy útil a un cazador-recolector para vivir su vida, pero, en efecto, hay un suceso único en el mundo, que es todo lo que sucede, y hay una única red de causalidad, que es todo lo que existe.] [8: El criterio de informatividad tiene su correlato en la ciencia positiva. Una teoría es ceteris paribus tanto mejor cuanto más informativa, es decir, cuantos más mundos posibles excluya. Esto significa que una teoría es tanto más informativa cuantos más mundos posibles sean incompatibles con ella. La informatividad de una teoría positiva suele asociarse con su capacidad predictiva: la teoría positiva más informativa de que disponemos hoy es la electrodinámica cuántica, capaz de hacer predicciones con una exactitud de hasta once decimales [que es, más o menos, como predecir la distancia entre Los Ángeles y Nueva York con un margen de error del diámetro de un pelo humano (R. Feynman)]. A título de ejemplo y sin ánimo de exhaustividad, una teoría (método de cría, selección de parejas, etc.) acerca de la “buena genética” es tanto más informativa cuantos más mundos genéticamente posibles excluye como “malos” y/o indeseables. En el límite, cumpliría óptimamente con este desideratum una teoría que, de un conjunto infinito de genes reputados posibles por ella, seleccionara como “bueno” y deseable solo uno de esos genes, y excluyera a todos los demás. En el extremo opuesto estarían las «teorías» compatibles con todo o con casi todo (suerte, probabilidad, acaso, experiencia, especulación, “acto de fe”, “genes buenos”, “genes malos”…), esto es, las «teorías» poco o nada informativas, que serían incapaces de controlar y seleccionar, entre todos los genes posibles, únicamente las parejas dotadas de solo uno de esos genes acreditado como “bueno” y deseable (y excluyera a todos los demás); serían «teorías» que se conformarían si no con cualquier cosa, con demasiadas.] 
Ergo, cualquiera que pretenda describir la relación genes-entorno como manual de instrucción cerrado, abstracto, unidireccional, estático, pasivo y controlable, en realidad está minimizando el poder y la belleza de su complejidad y, lo que es aún más desconcertante, maximizando el atractivo de la certeza (subjetiva) de sus métodos de cría y de “manejo” con una vehemencia muy próxima a un arrogante desvarío o, lo que es lo mismo, «ad absurdum et ad nauseam».

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