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43 Nú me ro 12 • 20 11 El campo dE la IngEnIEría IndustrIal En colombIa Luisa Fernanda Rodríguez Valbuena Ingeniera industrial, Candidato a Phd Universidad Distrital Francisco Jose de Caldas, Universidad Francisco Jose de Caldas. luisafrv@gmail.com Recibido: 20-6-2011, aceptado: 26-06-2011, versión final: 26-06-2011 Resumen El presente trabajo pretende presentar un posible estado del arte y marco teórico a través de los cuales analizar el proceso de surgimiento y cambio de la ingeniería industrial en Colombia desde que fue instituida como carrera profesional en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Industrial de Santander en 1958 hasta el año 2000. Desde una mirada crítica se analizarán los acontecimientos que motivaron su aparición como disciplina de saber en las diferentes facultades de ingeniería, así como su relación con el campo industrial y tecnológico nacional desde la teoría de campos de Bourdieu, tratando de establecer a lo largo del análisis, las condiciones de posibilidad del campo de la ingeniería industrial en Colombia. Palabras clave: Ingeniería Industrial, campo, Colombia, modernización y desarrollo. AbstRAct The present work seeks to present a possible state of the art and a theoretical frame from the one analyze the emergence and change processes of industrial engineering in Colombia since it was instituted as professional career in the Engineering School at Universidad Industrial de Santander in 1958 until 2000 year. The events that motivated their appearance like discipline of knowing in the different engineering schools will be analyzed from a critical look, as well as their relationship with the national industrial and technological field from the theory of fields of Bourdieu, trying to settle down along this analysis the possibility conditions of the industrial engineering field in Colombia. Key words: Industrial Engineering, field, Colombia, modernization and development. O14 - Industrialization; Manufacturing and Service Industries; Choice of Technology, O21 - Planning Models; Planning Policy, O33 - Technological Change: Choices and Consequences; Diffusion Processes, O44 - Environment and Growth. 44 Nú me ro 12 • 20 11 El campo de la Ingeniería industrial en Colombia IntroduccIón Con base en el análisis del estado del arte adelantado, la ingeniería industrial al igual que la administración de empre- sas como disciplinas encargadas de la gestión, la planeación y el control de los recursos en una organización, que al estar fundamentadas en los principios de racionalización económica, tendrían sus orígenes en la implementación del capitalismo industrial en nuestro contexto y estarían asociadas al momento de la instala- ción del discurso del desarrollo y de moder- nización en la segunda mitad del siglo XX. El presente trabajo es una invitación a hacer una lectura diferente de los acontecimientos que trajo consigo el desarrollo y la idea de progreso que fue insertada de inmediato en las mentes de quienes se reconocieron como subdesarro- llados en ese momento, especialmente en las áreas técnicas y de gestión como la ingeniería y la administración. Según (Anrup, 1985) ante: “La creencia de que la sociedad forma un solo sistema integrado, coherente y funcional. (…)Es necesario recha- zar la concepción que entiende las relaciones sociales como totalidades, con un todo gober- nado por un singular principio determinativo” para no caer en el peligroso juego de considerar la sociedad como un objeto que existe con ante- rioridad al discurso y por fuera de el, donde las caracterizaciones discursivas al presentarse como reproducciones de la realidad adecuadas o no, pretenden explicarla y corresponderse con ella, pues una correspondencia epistemo- lógica entre la unidad del discurso y la unidad de la realidad necesariamente no es evidente. “Mientras que la historia tradicional tiende a estudiar los grupos sociales como si fuesen entidades fijas, naturales y eternas, los pen- sadores post-estructuralistas han mostrado, en efecto, que las categorías de identidad son construcciones arbitrarias e inestables, el producto de relaciones de poder fijadas en el lenguaje”.(Anrup, 2011, p. 38) Por eso en la búsqueda por los orígenes de la ingeniería industrial como disciplina de saber y su inserción en el entorno latinoamericano, al encontrarse con relatos como el de Bernal Díaz del Castillo de México donde describe: “(…) el imperio Azteca era vasto y pode- roso., los españoles vieron al llegar a la Gran Tenochtitlán fue una gran ciudad y todas las que había dentro del agua. Los conquis- tadores describieron, de manera sucinta, los caminos y calzadas como admirables. Dos acueductos unían a la ciudad con la tierra firme: el de Chapultepec y el de Coyoacán. Los aztecas tenían grandes ingenieros que habían resuelto los apremiantes problemas de toda gran ciudad, que son los caminos, el agua potable y el tratamiento de los desechos humanos todo dentro de un lago. Incluso construyeron un gran dique al oriente de la ciudad para evitar las inundaciones, ese dique fue demolido por los españoles y nunca más fue reconstruido y su destrucción ha sido la causa de grandes inundaciones de la capi- tal”. (Bernal, 2010). No se puede evitar reflexionar acerca de la noción de ciudad, ¿por qué los aztecas cons- truyeron “ciudades”? ¿Era para ellos la noción de ciudad, la misma que la que traían los con- quistadores?, ¿la idea de organizar ciudades obedeció, en el nuevo mundo, al igual que en el llamado “mundo desarrollado” de la época, a la creencia de que la sociedad debía formar un solo sistema integrado coherente y funcional, y por tanto la noción de ciudad como unidad geográ- fica serviría para alcanzar dicho ideal? Al plantearse estos interrogantes, se podría pen- sar en la palabra ciudad como en esa con la que Estanislao Zuleta, describe: “todos añoramos la unidad perdida y hacemos nuestra oferta de idealización a una palabra que nos designe al 45 Nú me ro 12 • 20 11 Luisa Fernanda Rodríguez Valbuena fin, el sentido del mundo y nuestra situación en el.” (Anrup, 1985, p.11) No se puede dar por sentado que para los aztecas esas edificaciones agrupadas significaran ciudades, y menos que al construirlas estuvieran buscando integración coherente y funcional de sus sociedades, y tam- poco que la noción de ciudad, sí existía en ellos, fuese resultado de la idealización teleológica de organización social, tal como lo fuera para el primer mundo de la época. ¿Es que en la descripción misma y en el uso del lenguaje del relato de Bernal, se avizoran los ras- gos de dominación y sometimiento llámense conquista, colonización, modernización o glo- balización de la que fuimos y somos aún objeto? Ya que como lo anotaban Wittgenstein y Derrida el lenguaje no es un modelo de la realidad, tan solo depende del contexto en que es usado. De esta forma distinciones como: ingenieros, acue- ducto, tratamiento de desechos, agua potable e inundaciones, tan comunes en el léxico ingenie- ril actual, probablemente nada tuvo que ver con lo que para los aztecas significaba, es posible que para ellos solo correspondiera con formas de disponer sus templos y que lo que para el mundo moderno corresponde a los conocimien- tos propios de la ingeniería en ellos fueran solo interpretación del movimiento de los astros que les indicaban cuándo, cómo y dónde dis- poner templos para agradar y calmar la furia de los dioses, o sitios donde refugiar a las castas dominantes de la hostilidad de la naturaleza. 1. ModernIdad, ModernIzacIón y crecIMIento econóMIco Intentando pensar en las tensiones o ruptu- ras que se constituyeron en las condiciones de existencia de la ingeniería industrial en nues- tro entorno, surge la idea de modernidad, que de la mano con la noción de racionalidad con- lleva a pensar en múltiples acontecimientos: el renacimiento, la ilustración, la consolidación del capitalismoy la aparición de la noción de técnica en el campo económico, son muchos y diversos los teóricos que la abordaron, algunos como Jorge Orlando Melo (1990) presentan la idea de modernidad a la par con la aparición de la idea ilustrada de progreso en las prime- ras etapas de modernización del siglo XVII, que enfrentó a los “anciens” y los “modernes” en la Francia de finales de siglo, y que se constituyó en el principal elemento de racionalidad en la sociedad moderna del siglo XVIII con la aplica- ción de las ciencias de la naturaleza. Weber por ejemplo, resalta el valor de la técnica en la exal- tación del espíritu capitalista de la Europa de finales del siglo XIX, Marx define el proceso de acumulación simple como la condición de exis- tencia del capitalismo que caracterizó el mundo moderno. Y Touraine quien presenta la racio- nalidad instrumental como la base del capita- lismo característica de las sociedades industria- les, que al estar sustentada en la técnica, acabó con la racionalidad objetiva de las ciencias del renacimiento y la ilustración. “La crisis y la decadencia de la razón objetiva determinan la progresiva separación de cua- tro universos culturales: Eros, el consumo, la empresa y la nación pero estos univer- sos están también relacionados entre sí por la razón instrumental que para decirlo con mayor claridad es la técnica. Lo cual está de acuerdo con la visión de Weber y de Horkhei- mer. La razón se ha hecho sólo instrumental; la racionalidad de los medios reemplaza la racionalidad orientada hacia los fines. Esto es lo que define a una sociedad industrial que asigna un lugar central a la producción y a la distribución masiva de bienes de consumo y servicios.” (Touraine,2000, p.146) La idea de modernidad en América Latina adquiere un nuevo impulso con la instaura- ción del capitalismo como modelo económico preponderante en nuestras sociedades, cuyas repercusiones más contundentes se dieron con la instalación del discurso del desarrollo a mediados del siglo pasado. Algunos autores 46 Nú me ro 12 • 20 11 El campo de la Ingeniería industrial en Colombia latinoamericanos como Arturo Escobar (1996) enfatizan en la aparición del concepto de desa- rrollo luego de la segunda posguerra formu- lado inicialmente en Estados Unidos y Europa y ansiosamente aceptado y mejorado por las élites y gobernantes del Tercer Mundo, a par- tir de entonces, según el, se dio la transforma- ción total de las culturas y formaciones sociales de tres continentes de acuerdo con los dictados de las del llamado Primer Mundo. En el con- texto social mundial, según Philip Coombs (1971) la educación adquiere gran importancia. A comienzos de los años cincuenta, los sistemas educativos iniciaron un proceso expansivo sin precedentes en la historia humana, a mediados del siglo pasado, todos los países del mundo sufrieron cambios en su medio ambiente a una velocidad vertiginosa, como consecuencia de simultáneas revoluciones mundiales en la cien- cia y la tecnología, la política y la economía, las estructuras demográficas y sociales. En Colombia autores como Alberto Martínez al igual que Escobar ubica el acontecimiento de modernización al tiempo con la introducción del desarrollo y aporta un nuevo elemento de análisis a partir del concepto de expansión edu- cativa como dispositivo de sometimiento y con- trol de la totalidad de la población en tanto que mecanismo de inclusión: (…) La inclusión significaba control y ges- tión de la totalidad de la población, y no sólo de unos sectores, para lo cual era necesa- rio construir a través del discurso formas de subjetividad, es decir, lograr que las perso- nas se reconocieran a sí mismas como sub- desarrolladas. (…) la expansión educativa se presenta precisamente como la estrate- gia fundamental que permitía garantizar el ingreso, retención y calificación de la pobla- ción por parte de la escuela. Desbloquear la escolarización significaba, entonces, incluir el mayor número de sectores sociales a las tareas de la modernización social.” (Martínez, 2004, p.49) Ambos autores coinciden en afirmar que el naciente orden del capitalismo y la modernidad, inserto en nuestras sociedades luego del dis- curso del desarrollo, dependían de una política de lucha contra la pobreza más que del poder industrial y tecnológico, cuya intención era no solo crear consumidores sino transformar la sociedad, convirtiendo a los pobres en objetos de conocimiento y administración. La pobreza, se asociaba, con rasgos como movilidad, vagan- cia, independencia, frugalidad, promiscuidad, ignorancia, y la negativa a aceptar los deberes sociales, a trabajar y a someterse a la lógica de la expansión de las “necesidades”. Por consi- guiente, la administración de la pobreza exigía la intervención en educación, salud, higiene, moralidad, empleo, la enseñanza de buenos hábi- tos de asociación, ahorro, crianza de los hijos, y así sucesivamente. El crecimiento económico pre- suponía la reproducción en los países pobres de las condiciones que caracterizaban a los países capitalistas avanzados (incluyendo la indus- trialización, la urbanización, la modernización agrícola, la infraestructura, el creciente suminis- tro de servicios sociales y los altos niveles de alfabetismo). La modernización para garantizar la efectiva administración de la pobreza se valió de proce- sos como la escolarización, la industrialización y el urbanismo como mecanismos de discipli- namiento y normalización, mediante el forta- lecimiento de nuevos dispositivos de encierro como la fábrica y la empresa o la masificación de otros como la escuela, la universidad y la ciudad, en la nueva sociedad latinoamericana luego de la segunda posguerra (ver figura 1.). Al igual que Escobar, Consuelo Corredor(1992) y Ricardo Díez Hochleitner(1995) afirman que el modelo de desarrollo económico, al privi- legiar los fines sobre los medios, no haciendo partícipe a las mayorías: los habitantes del lla- mado Tercer Mundo, en vías de desarrollo; que constituyen las tres cuartas partes de la huma- nidad, y que han visto ese progreso como algo 47 Nú me ro 12 • 20 11 Luisa Fernanda Rodríguez Valbuena que existe a expensas de sus recursos natura- les, de sus respectivas identidades culturales y sin recibir los beneficios del crecimiento, de la investigación científica y del progreso tec- nológico, se encuentra sumergido en una pro- funda crisis. Escobar afirma por ejemplo: “La gente no asistía alegre ni por su propia voluntad a las fábricas.” Por el contrario, se necesitó de un régimen completo de disciplina y normaliza- ción. Además de la expulsión de campesinos y siervos de sus tierras y de la creación de una clase proletaria. La economía moderna exigió la reestructuración profunda de los cuerpos, los individuos y las formas sociales. Normalización Administración de la pobreza Dispositivo ciudad Urbanización Industrialización Escolarización Disciplinam iento M odernización Dispositivo empresa Dispositivo escuela Dispositivo fábrica Figura 1. Modernización para la administración de la pobreza De esta manera tanto Escobar como Martí- nez atribuyen a la Teoría del Capital Humano todo el soporte teórico del discurso desarro- llista implementado en nuestras sociedades, ya que el argumento central de esta teoría es que inversiones sistemáticas en educación y salud aumentarían la productividad de la mano de obra, lo cual se traduciría en crecimiento econó- mico, es decir que en la teoría del crecimiento económico a los dos factores de producción tradicionales, capital y trabajo, se añade un ter- cero, “el conocimiento”. En este momento le fue atribuida a la educación un papel instrumental en el sentido de que se le adscribió la tarea de adecuar la mano de obra en concordancia con los requisitos y necesidades del sector produc- tivo. La educación se orientó entonces hacia la capacitación y el adiestramiento de los recursos humanosen el dominio de las técnicas específi- cas para aportar al desarrollo de esos sectores. El pensamiento “desarrollista” como bien lo explica (Vasconi, 1975), presupone que la demanda de formación técnica de mano de obra, es algo “obje- tivo” dentro del desarrollo de las fuerzas produc- tivas no depende del modo de producción dominante y por lo tanto no se enmarca den- tro de la división social del trabajo. Contrario a lo que sucedió en nuestra educación, en la que al estar nuestra sociedad regida por la propiedad privada, esta “demanda objetiva”, dependió de la división social del trabajo y de la organización 48 Nú me ro 12 • 20 11 El campo de la Ingeniería industrial en Colombia de la producción y no de la división técnica del trabajo. En el año 1925 el Tercer Congreso Científico Panamericano establece la “prueba de capaci- dad mental para el ingreso a las universidades, desde entonces el concepto de capacidad se con- vierte en la coartada ideológica de la selección, el principio de selección aparentemente obje- tiva. Con el disfraz que se le da a la demanda objetiva de recursos humanos profesionales bajo la máscara de ser resultado de la división técnica del trabajo, es decir, de los requerimien- tos de la producción y no como resultado de la división social del trabajo, ya que, como producto de la organización social de la producción, lo que se obtiene es una producción de mercan- cías, relaciones sociales entre sujetos desigua- les o mercancías de valor diferente. (Henao et ál, 1975). Los llamados niveles de instrucción permiten este tipo de relaciones (sociales). La cultura entonces reviste una naturaleza de valor de cambio por medio de la transmisión de saber escolar, lo cual opera gracias a la selec- ción al sistema de diplomas. La educación es producida por su valor de cambio y no por su valor de uso. Así el sistema escolar del periodo capitalista, soportado en la legitimidad de una jerarquía de desiguales y la mercancía de la ins- trucción, está vinculada de manera indisoluble al sistema y se presenta como el instrumento fundamental de su reproducción. En la forma- ción profesional, el nivel del logro educativo esta definido por la credencial académica que se adquiere. (Rossanda, 1973) Esta imagen de la escuela constituye una de las dimensiones capitales de la imagen que de la sociedad ofrece la sociología empírica. Una sociedad formada por un conjunto de estra- tos superpuestos, entre los cuales median dife- rencias de ingreso, de prestigio, de educación, etc. a través de los cuales es posible transitar (movilidad social ascendente o descendente), donde el canal de movilidad por excelencia lo constituiría la escuela. Surge la noción de aparato educativo como “Aparato Ideológico” concebido como un instrumento de selección y sobre todo de promoción social, (con el cual se facilitan los postulados de “los más capaces lle- garán más lejos” y de que es posible el ascenso social por medio de la educación basada en el logro individual). En los procesos de modernización con la apli- cación de la técnica y los principios de racio- nalidad económica en nuestras sociedades y la instauración de la producción en masa no solo de bienes de consumo sino de todos los servi- cios asociados al urbanismo como la educación, salud e infraestructura que demandaban las ciudades recién urbanizadas, hizo necesaria la existencia de la ingeniería industrial como una de las tantas disciplinas instaladas en el momento y que buscaban la administración efi- ciente de la pobreza. 2. La IngenIería IndustrIaL coMo caMpo de saber “Como ha afirmado Louis Althusser, sin una crítica de los “conceptos inmediatos, en los que toda época piensa la historia que ella vive, se permanece en el umbral de un verdadero conocimiento de la historia, prisionero de las ilusiones que éste produce en los hom- bres que la viven”. (…)Los conceptos, aunque captan contenidos políticos y sociales, no son sólo indicadores sino al mismo tiempo son factores y elementos activos de un determi- nado contexto. Los conceptos no s6lo recogen la experiencia sino, por las expectativas que crean, contribuyen a modelarla trazando el horizonte y los límites de la experiencia posi- ble. En este sentido los conceptos emergen para dar significado a determinados hechos sociales, pero al mismo tiempo funcionan como catalizadores” (Anrup, 2011, p. 40) Entender la ingeniería industrial como campo de saber, implicaría desde luego revisar la 49 Nú me ro 12 • 20 11 Luisa Fernanda Rodríguez Valbuena noción de campo que desde (Bourdieu, 2001) presupone el estudio de las múltiples y variadas tensiones que atraviesan y configuran una disci- plina, en la producción de lo que Foucault ha lla- mado “cuerpos dóciles” a través de un régimen completo de regulación y normalización. Para Foucault la principal función de la disciplina es entrenar individuos, hacer “individuos”, estos son objeto de su poder a los cuales se aplican modalidades coercitivas específicas. Foucault caracteriza el papel de la disciplina por medio de la normalización. El poder de la normaliza- ción impone homogeneidad pero “individualiza al permitir las desviaciones, determinar los niveles, fijar las especialidades y hacer útiles las diferencias ajustándolas entre sí”. (Díaz,1993, p. 213) Tene- mos entonces que mientras la normalización introduce un sistema de igualdad formal el cual, aparentemente, opaca las diferencias indi- viduales, la individualización objetivamente separa y jerarquiza a los individuos. Durante el mercantilismo europeo, (Foucault, 2005) describe cómo la burguesía industrial favo- reció el surgimiento de la prisión para proteger sus propiedades y dispuso sus fábricas de forma tal que sirviesen a la vez como mecanismo de control para la población plebeya y campesina que empleaba, estableciéndose una identidad morfológica del sistema de poder entre las dos instituciones prisión y fábrica que al igual que la escuela como formas de encierro se constitu- yen en los dispositivos de control y disciplina- miento característicos también en el momento de la industrialización en Latinoamérica. De esta manera las relaciones de poder son con- sideradas ante todo productivas, en la medida que movilizan acciones convenientes para los agentes que pone en juego y para poder pro- piciarlas, se vale de dispositivos que favorez- can el disciplinamiento y la normalización de la población que pretende afectar1. Por ello al 1 (…) la universidad le opone tanta resistencia al cambio como cualquier gene a una mutación. Pero una vez que analizar el acontecimiento de la escolarización como mecanismo de disciplinamiento, el efecto individualizador que enmarca la normalización adquiere su verdadero valor, al potenciar al individuo como agente dinamizador de cambio dentro del espacio social en el que se encuen- tra inmerso posicionándolo como diseñador de estrategias que aseguren su estabilidad dentro de la estructura del campo específico de su que- hacer. En este proceso de transformación, es que reviste importancia el concepto de inculcación, lograda a partir de dotar términos estáticos tra- dicionales, tales como: trabajo, capital o educa- ción; de un contenido emocional e ideológico, es decir, cargarlos con una referencia teleoló- gica que apunte hacia un futuro. Es gracias a este proceso que conceptos como: desarrollo, progreso, productividad y crecimiento se van cargando con expectativas y con aspiraciones de realización en el tiempo. Visto de esta manera el concepto totalizador de “poder” puede re-definirse de forma más apro- piada como espacios de disposición (Anrup, 2011, p. 168-169); o campos de fuerzas en el lenguaje Bourdieuano, ambas conceptualizaciones cues- tionan el significado del poder como un ejerci- cio totalizador e indican más bien relaciones de disposición relativamente consolidadas. Más que “poder” y” dominio” tendríamos entonces, diferentesgrados de disposición, o posiciones den- tro del campo de fuerzas. Lo que significa, que el “poder” no es concebido como una propiedad, sino como una postura y que sus efectos son atribuidos a estrategias o maniobras tácticas en el ejercicio de disposición que consiste en relacio- nar fuerzas, recursos, espacios para la obten- ción de objetivos o capitales. acepta y se asimila una idea nueva, ésta será inmediata- mente transmitida a las generaciones siguientes junto con el resto, con lo pasado, con lo verificado. (…) Entonces habremos logrado lo que nos propusimos, sin violencia y dentro de un espíritu genuino de ayuda a los demás”. Atcon, R. (1978). El plan básico. La universidad latinoa- mericana: clave para un enfoque conjunto del desarrollo coordinado social, económico y educativo en América Latina. Ediciones Alcaraván. Bogotá. p.21 50 Nú me ro 12 • 20 11 El campo de la Ingeniería industrial en Colombia Al definir la universidad como el espacio de fuerzas2 que se establecen entre los agentes de los diferentes campos disciplinares, aplicando estrategias para adquirir o mantener los dife- rentes tipos de capitales que les permiten man- tener su posición en la estructura del campo (Bourdieu, 2008). Es fácil pensar en el proceso de configuración de la ingeniería industrial como campo de saber a partir del choque entre las fuerzas modernizadoras impuestas con la ins- tauración del discurso del desarrollo y los dife- rentes agentes responsables de la industrializa- ción del país. Fuerzas modernizadoras como la del urbanismo, la industrialización y la escola- rización que ponían a disposición de los agen- tes e instituciones que iban creando o afectando a su paso, nuevas discursividades y formas de subjetividad que motivaron diferentes formas de representación de los sujetos involucrados y nuevas formas de circulación del saber3. “El lenguaje, lejos de ser un registro pasivo de las características estructurales de la vida social y política, está compuesto de conceptos que juegan un papel activo, ya que alrededor de éstos se articulan relaciones de poder que dirigen el accionar político”. (Anrup, 2011, p. 41) La ingeniería industrial deviene como una de esas nuevas formas de disposición “que fue preciso que asumieran” los agentes responsa- bles de la industrialización, al hacerse necesaria la aplicación de los principios de racionalidad económica de Taylor en las recién creadas fábri- cas, que muy pronto se constituyeron en organi- zaciones que producían un amplio espectro de bienes y servicios y entonces fueron denotadas con la distinción de empresas, convirtiéndose 2 “toda: relación de fuerzas es una «relación de poder» (…) la relación de poder no se produce entre dos formas, como el saber. Deleuze, Gilles (1987). Foucault. Paidós. México. p.102 3 «No existe relación de poder sin la constitución corre- lativa de un campo de saber, ni saber que no suponga y no constituya al mismo tiempo relaciones de poder.» Deleuze, Gilles (1987). Ibídem. p.65 en objeto de saber escolarizable y por tanto en una nueva disciplina4. Los principios de eficiencia y productividad sobre los cuales se fundamenta la racionalidad econó- mica del proceso de industrialización se convir- tieron en el principal capital y en el elemento constitutivo del habitus o dominio de acción propios del ingeniero industrial. El aparato escolar como responsable de capacitar la mayor cantidad de mano de obra de manera eficiente y productiva se convierte en una empresa más. Las agencias internacionales determinan el que la universidad adquiera nuevas funcio- nes: siendo las encargadas de acercar el conoci- miento con el mundo del trabajo (Unesco, 1998) y de formar a los nuevos agentes del campo industrial, en este proceso son creadas tam- bién otras instituciones como los institutos de desarrollo científico y tecnológico (Bustamante, 1996) a partir de la alianza entre los gremios de la producción y el sector académico. El servi- cio de la educación en ingeniería junto con sus productos asociados, tales como innovación y tecnología, pasan a ser servicios de consumo masivo en el paradigma de modernidad que caracterizará las “sociedades del conocimiento” actuales. El integrar el conocimiento garantiza la produc- tividad de la mano de obra, adscribe nuevas funciones a las instituciones ya existentes y crea otras (ver figura 2.). A la luz de la teoría de campos de Bourdieu, con la introducción del modelo de modernización empieza a circular como forma de regulación, el capital escolar, académico y posteriormente infor- macional, adicional al laboral y económico que 4 “Una de las ideas esenciales de Vigilar y castigar es que las sociedades modernas pueden definirse como sociedades «disciplinarias»; pero la disciplina no puede identificarse con una institución ni con un aparato, precisamente porque es un tipo de poder, una tecnología, que atraviesa todo tipo de aparatos y de instituciones a fin de unirlos, prolongar- los, hacer que converjan, hacer que se manifiesten de una nueva manera” Deleuze, Gilles (1987). Ibíd. p.52-53 51 Nú me ro 12 • 20 11 Luisa Fernanda Rodríguez Valbuena caracterizó las sociedades anteriores. Las dife- rentes universidades compiten entre ellas por el dominio de los diferentes tipos de capital, al igual que las empresas, son creados nuevos emplaza- mientos como los institutos de desarrollo tecnoló- gico que también compiten con las universidades por el dominio del capital cognoscitivo. El espacio social de la universidad luego de la posguerra en la “nueva sociedad disciplinada” de la época, ya desde ese momento, asume la responsabilidad de integrar el conocimiento al mundo productivo, para “garantizar el progreso científico y tecnológico locales” y el campo de la ingeniería industrial se configura al igual que otras disciplinas, como la administra- ción de empresas, entre el capital, el trabajo y el conocimiento, representado este último, por las universidades y todas las instancias de saber. ¿Como ese nuevo tipo de poder, de tecnología, que atraviesa todo tipo de aparatos y de insti- tuciones a fin de unirlos, prolongarlos, hacer que converjan, hacer que se manifiesten de una nueva manera, al que se refería Foucault? Las universidades de manera similar que las empresas en el paradigma del desarrollo y el actual de la globalización, compiten entre ellas por el dominio del capital científico y tecnoló- gico. El campo de la ingeniería industrial se con- figura entre el espacio empresarial y universita- rio (ver figura 3.). Las agencias internacionales (Banco Mundial, 2000), promueven la competencia entre las universidades por el dominio del capital cono- cimiento en el paradigma de la globalización. Igual que la universidad, la empresa5 se confi- 5 “Las empresas (…) son unidades relativamente autóno- mas que funcionan también como campos (…) Dividida en organizaciones esencialmente dirigidas hacia la pro- ducción, la investigación, el marketing, la financiación, etc., se compone de agentes cuyos intereses específicos están relacionados con cada una de esas organizaciones y de esas funciones (…) Sus estrategias son fruto de la relación entre, por un lado unos intereses y unas dispo- siciones vinculados a unas posiciones en las relaciones gura como espacio de fuerzas en el que diferen- tes agentes ponen a prueba estrategias econó- micas que garanticen mantener su posición en la estructura, generando una organización efi- ciente6 y productiva, son creadas diferentes tipos y variedades de empresas, algunas muy peque- ñas, de subsistencia, con casi ningún o nulo contacto con el “conocimiento generado en el espacio universitario” y de la llamada investiga- ción científica y tecnológica. Igualmente, surgen diferentes tipos de universidades con los proce- sos de diversificación educativa, de esta manera son creadas universidades pequeñas sin mucho o nulo contacto con el mundo productivo. Enlos procesos de subjetivación del habitus inculcado durante su disciplinamiento y para garantizar su reproducción, el ingeniero indus- trial es adiestrado en torno a distinciones como eficiencia, productividad, gestión y calidad, en correspondencia con los enunciados propios de la racionalidad económica impuesta por el capi- talismo instaurado en Latinoamérica a partir del discurso del desarrollo de 1949 —dichos enun- ciados conservan una regularidad que se repite incesantemente en los documentos que sobre educación en ingeniería y desarrollo científico y tecnológico se siguen produciendo—. Porque en últimas el objeto discursivo7 del crecimiento y desarrollo económico esta soportado sobre los mismos principios de racionalidad económica de fuerza en el seno de la empresa (…)la estructura de la relación de fuerza entre los diferentes agentes que forman parte de ella es proporcionada a su peso individual en cuanto al volumen de su capital” Bourdieu, P. (2000) Las estructuras sociales de la economía. Editorial Anagrama. Barcelona, España. p.95 6 “La formación de grandes empresas mecanizadas, el estudio no ya solamente de las máquinas, sino de los talleres, conducen a la concepción de que la eficacia de la empresa depende en gran parte de su eficiencia como organización”. Touraine, Alain. (1969) La sociedad post- industrial. Ediciones Ariel. Barcelona. p. 144-145 7 “el enunciado: éste, tiene un «objeto discursivo» que no con- siste en modo alguno en un estado de cosas al que hace referencia, sino que deriva, por el contrario, del propio enun- ciado. Es un objeto derivado que se define precisamente en él límite de las líneas de variación del enunciado como función primitiva.” Deleuze, Gilles (1987). Op.cit. p.34. 52 Nú me ro 12 • 20 11 El campo de la Ingeniería industrial en Colombia que motivaron el surgimiento de la ingeniería industrial como disciplina de saber, por ello se constituyen en condiciones de existencia del campo y los procesos de subjetivación por parte de los agentes del campo, de dichos enunciados se convierten en sus condiciones de posibilidad. Trabajo Capital Conocimiento Instituto de Desarrollo Tecnológico Universidad Empresa CII Figura 2. Teoría del crecimiento económico U9U5 Universidad E5 Empresa U4 U1 U7 U2 U3 E3 E1 U6 E4 E2 CII Figura 3. Estructura social de la economía 53 Nú me ro 12 • 20 11 Luisa Fernanda Rodríguez Valbuena Pero de otro lado si la condición de existencia del campo de la ingeniería industrial como dis- ciplina de saber es la posibilidad de construir sujetos en el dominio enunciativo del discurso del desarrollo, existe también la posibilidad de potenciar sujetos para la resistencia de dicho dominio enunciativo. Y la pregunta sería enton- ces cómo resistir8, si de otro lado ya es muy claro que las teorías de crecimiento económico entra- ron en crisis al desconocer a los directos afec- tados del desarrollo, no bastaría simplemente con involucrarlos ahora, sino en repensar los objetos mismos de enunciación: ¿por qué creci- miento económico como condición del desarro- llo?, ¿son realmente los principios de eficiencia y productividad económica, productivos?, ¿qué es ser productivo, y para quién, en un momento dado y en otro no?, ¿de qué manera los concep- tos de desarrollo, crecimiento, productividad y eficiencia, incorporaron, ignoraron o exclu- yeron de su proceso significante a los países del llamado “tercer mundo”?. Probablemente estas preguntas nos lleven a las mismas reflexio- nes acerca de “las majestuosas ciudades” que vie- ron los conquistadores españoles al llegar a Teno- chtitlán, expuestas al comienzo de este texto. Y es que la forma en la cual los conceptos son utilizados por los diferentes agentes de un campo para definir su habitus producen el efecto de abrir o cerrar espacios de acción y representa- ción sociales; en este sentido su análisis tanto en el campo de la retórica, como en el de las metáforas, puede llevarnos a entender las razo- nes por las que ciertos conceptos adquieren pri- macía sobre otros para organizar nuestra forma de pensar y de actuar, anulando por ende, otras formas de pensamiento y acción. Por eso en esta búsqueda por nuevos objetos discursivos es que surge la necesidad de encontrar las palabras y los símbolos que les sirvan a los ingenieros 8 “Deleuze hace del análisis foucaultiano de la subjetividad en sus últimos textos, como un tercer dominio, derivado del poder y el saber, pero independiente, un tercer dominio que es tanto condición de posibilidad del pensar como del resis- tir.” Ibídem. p.18. industriales colombianos, de herramientas en la construcción de sus propios ideales y princi- pios. Pero, estas palabras y estos símbolos no tie- nen necesariamente que ser nuevos, ni siquiera diferentes. Existe otra alternativa, con sus posi- bilidades y evidentes riesgos. Se trata de dotar esas mismas palabras y símbolos de los que se ha valido el discurso tradicional de un conte- nido diferente. El intento de pensar unas nuevas relaciones entre capital, trabajo y educación, por ejemplo, a partir de las voces que nunca antes se habían escuchado, como las de los indígenas, las de los negros y las de los que piensan diferente, podría resultar en acontecimientos como el que dentro de la formación de los ingenieros, se pudiese incluir, a la par que conceptos como, el de celdas de manufactura flexible o edificios inteligentes, el de mingas u otros conceptos de la racionali- dad económica de los pueblos indígenas. Faci- litando efectos como, el que una importante fuente de empleo de los ingenieros industriales, a cambio de las anheladas ofertas de las empresas multinacionales, fueran las mingas y los cabildos indígenas, en las que aprendieran y compartie- ran los saberes ancestrales, sin la mediación de ninguna contraprestación monetaria financiada por ninguna agencia internacional. Ya que tras el carácter emancipatorio que se le quiso atribuir a la Constitución de 1991, lo que se ha escondido es un proyecto de exclusión hegemónica cuyo fin es perpetuar el esquema de dominación, mimetizándolo mediante diver- sas figuras con la llamada democracia partici- pativa y dado que Colombia sigue siendo uno de los países de mayor desigualdad económica y de concentración de la riqueza; construir el país que no está construido a partir de esa serie de pedazos, que todavía no se pegan, en el que existan individuos que puedan tomar deci- siones libres y conscientes alcanzar la mayoría de edad, que en palabras de Kant se traduce en la “incapacidad para servirse del propio enten- dimiento sin dirección ajena” (Rodríguez, 54 Nú me ro 12 • 20 11 El campo de la Ingeniería industrial en Colombia 1989); implicaría lograr un cambio de sentido a las interpretaciones y a las representaciones que sobre sus hábitus y estrategias de acción, se hacen nuestros profesionales en formación. Orígenes de la Educación en Ingeniería en Colombia Se encuentra en Colombia como en Latinoamé- rica que los antecedentes más remotos de edu- cación en ingeniería industrial se ubican en la educación técnica y el adiestramiento para el trabajo en las primeras escuelas de artes y ofi- cios bajo el control de congregaciones religio- sas a finales del siglo XIX. Según Frank Safford (1989) en Colombia, la educación técnica en sus inicios fue resistida y frenada por el peso de los valores tradicionales, bajo los gobiernos radica- les y las administraciones nacionales de Rafael Núñez así como bajo los gobiernos conservado- res de Antioquia. “El antiguo concepto español del honor y del prestigio, del desprecio seño- rial del trabajo manual cargado de connotación servil”, ennoblecía las carreras de derecho, medicina, teología y relegaba socialmente los estudios técnicos. En el análisis de la proyec- ción social y alcance de los diversos programas en educación técnica de la época, Safford consi- dera, las limitacionesimpuestas por las condi- ciones geográficas, por una economía de escaso crecimiento y tradicional en sus estructuras básicas, y la continua inestabilidad política, de guerras civiles, destrucción y ostracismo parti- distas; como factores que se tradujeron en una permanente discontinuidad en las políticas del sector educativo. El ejemplo de la escuela de ingeniería ilustra este contexto general. “En el transcurso del resto del siglo XIX, la escuela de ingeniería adoleció de la debilidad institucional que afectó a cada uno de los sec- tores de la vida colombiana del período. La constante falta de continuidad está reflejada en los cambios, casi anuales, de su nombre; y algo más importante aún, el profesorado continuaba disminuyendo (...) La escuela tampoco tenía una ubicación permanente: en cierto momento (1887) estuvo estable- cida en el Instituto de Artesanos, poco des- pués en el antiguo convento de Santa Clara, luego en una casa del Barrio Santa Bárbara, y no mucho más tarde (1891) fue trasla- dada al edificio de la Escuela de Derecho”. (Safford,1989:137-139) Sin embargo otros estudios como los de Jorge Eliécer Ruíz (1968), dan cuenta de algunos inten- tos tecnocráticos aislados que exaltaban la idea ilustrada de progreso: Las palabras del Virrey Antonio Caballero y Góngora en 1789 refirién- dose a la orientación que debía tener el plan de estudios en la Universidad Pública de Santa Fe, señala la importancia de “sustituir las útiles cien- cias exactas en lugar de las meramente especula- tivas”; la Expedición Botánica que exaltó las cien- cias físicas y naturales como bases del progreso tecnológico y este a su vez como factor decisivo de la riqueza de las naciones; y más tarde, las apreciaciones de Mariano Ospina en las Memo- rias al Congreso de 1842 que denuncia como uno de los “vicios cardinales del sistema actual de enseñanza” el de dar preferencia a los estu- dios profesionales de jurisprudencia por sobre el estudio de los conocimientos industriales. Posteriormente según (Bustamante, 1996), (Cas- tro, 2001), (Misas, 2004), (Rivero, 1993), (Parra, 1993), (Yarce, 2002) y (Franco et al., 1978), seña- lan como una constante en la formación de los futuros profesionales, el privilegiar las áreas tec- nológicas por sobre las humanidades, como resultado de la aplicación del modelo moderni- zador en América Latina. En Colombia durante los procesos de moder- nización y expansión entre 1945 y 1975 la economía tuvo un crecimiento acelerado y se configuró la estructura industrial del país, caracterizada principalmente por la sustitución de importaciones, inicialmente de bienes de consumo y luego de bienes intermedios y unos pocos de capital. Según Jaime Torres y Luz 55 Nú me ro 12 • 20 11 Luisa Fernanda Rodríguez Valbuena Adriana Salazar (2002) de una sociedad agraria y rural se pasó, hacia la mitad de la década de los setenta a un debilitamiento del sector agro- pecuario, un mayor desarrollo industrial y un acelerado proceso de desarrollo urbano. Las características económicas y sociales predomi- nantes cambiaron fundamentalmente: la pobla- ción creció de 8 millones en 1938 a 22 millones en 1973; la población urbana pasó de ser un 30% a un 65%; la clase obrera se multiplicó 10 veces y la educación superior se quintuplicó durante el mismo periodo en el sector público y privado. Según Ricardo Lucio y Mariana Serrano (1992) la modernización de los aparatos estatales y del reordenamiento social de la “Revolución en marcha”, durante el gobierno de López Puma- rejo (1934-1938), entregó a la universidad la responsabilidad de formar los nuevos cuadros directivos que necesitaba el país para su desarro- llo, sumado al incipiente proceso de industriali- zación en nuestro país supuso un acercamiento diferente al quehacer científico; las ingenierías, por ejemplo, “que se habían desarrollado al mar- gen de la comunidad académica, siguiendo las pautas de desarrollo nacional en ese momento, dedicado a la explotación minera y a la construc- ción de infraestructura vial fueron incorporadas a la nueva universidad estatal como programas de formación profesional”. En 1937 (ley 94) se reglamentó la ingeniería como profesión en el país. La orientación humanista de la educación que había tenido nuestra educación superior es cambiada intempestivamente en 1961, cuando el experto norteamericano Rudolph Atcon pre- senta su informe sobre las necesidades de la universidad latinoamericana, mostrando fuer- tes debilidades en las áreas técnicas, cuando las necesidades de desarrollo, según este estudio, requerían todo lo contrario, el sistema educativo debía ajustarse perfectamente a las situaciones de oferta y demanda de mano de obra calificada en el mercado laboral, definiéndose la relación casi mecánica entre inversión en educación, en las áreas técnicas y tecnológicas, y progreso. A partir de ese momento se empiezan una serie de proyectos de cooperación como la Alianza para el Progreso del BID. Durante los años 70 según los mismos autores y a consecuencia del proyecto de coopera- ción técnica Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, que buscó dirigir la educación superior hacia lo ocupacional y téc- nico como base del crecimiento económico, surge el aumento por la demanda de carreras que tenían que ver con la administración de la tecnología industrial (ingenierías especializa- das), como fue el caso de la ingeniería indus- trial, con la administración y ‘racionalización’ de la economía del Estado y de la empresa pri- vada (economía y afines) y con la búsqueda de respuestas a la demanda social por educación y por solución de los problemas sociales deri- vados de la nueva forma de crecimiento econó- mico (educación y ciencias sociales). El nacimiento y cambio de la ingeniería en Colombia estuvo íntimamente ligado al desa- rrollo económico y tecnológico del país, las etapas de auge y descenso en la explotación de recursos determinaron avances y retrocesos de la ingeniería y marcaron también la creación y ocaso de los centros de educación superior destinados a la enseñanza de las carreras de ingeniería. Es así como el desarrollo de la mine- ría (especialmente en Antioquia) a principios del siglo XX motivó la creación de la Escuela de Minas de Medellín, el desarrollo de las vías de comunicación, especialmente de ferrocarri- les por la indemnización luego de la separación de Panamá, se tradujo en el florecimiento de las escuelas y facultades de ingeniería civil. El pro- ceso de industrialización de la posguerra sig- nificó una primera expansión de la educación superior en la década de los años setenta; sin embargo el modelo con el que se industrializó el país fue bajo el supuesto de que su produc- ción iba a estar destinada a mercados internos, libre de competencia de productos extranje- ros, lo que determinó el que se mantuviera sin modificaciones tecnológicas considerables. 56 Nú me ro 12 • 20 11 El campo de la Ingeniería industrial en Colombia 4. eL caMpo de La IngenIería IndustrIaL en coLoMbIa En Colombia • Crecimiento demográfico • Urbanismo • Industrialización • Inversión extranjera • Auge de la Ingeniería • Frente Nacional Posguerra Mundial 1950 • Crecimiento demográfico • Expansión educativa • Producción en masa • Auge Taylorismo Campo de la Igeniería Industrial en Colombia Industria Nacional • Necesitaba directivos • División social del trabajo • Administración científica • Racionalización Desarrollo • Teorías CH en Am.Latina • Auge ciencia y tecnología • Auge capitalismo • Desarrollo Industrial Facultades de Ingeniería • Profesores gerentes • Egresados directores • Economía Industrial -1912 • Estudios de eficiencia • Plan Indicativo -1961 Figura 4. Configuración del campo de la Ingeniería Industrial en Colombia El acontecimiento de la modernización intro- dujo diversos conceptos que trascendieron a lo económico, educativo y social. Conceptos que se instalaronrápidamente en las mentes de la gente que se reconocían como carentes de estos y los incorporaban con afán en su quehacer (ver figura 4.). La noción de campo que desde (Bourdieu et al., 2001) presupone el estudio de las múltiples y variadas tensiones que atraviesan y configuran una disciplina, sirve de marco para abordar el problema: Anita Weiss (1994), en el estudio que realizó acerca de los orígenes y resultados de los diferentes estilos de liderazgo y gestión en 18 empresas de tres sectores industriales: alimen- tos, minerales no metálicos y metalmecánicas de Bogotá, demuestra como la asimilación y apli- cación de las tesis tayloristas y el pensamiento tecnocrático de los ingenieros tuvo característi- cas diferentes desde las primeras décadas del siglo en Bogotá y en Antioquia. Varios autores citados por (Weiss, 1994) como Savage, Mayor y Arango, coinciden en afirmar que las relacio- nes entre los empresarios y los trabajadores en Antioquia se caracterizó porque los plantea- mientos de Taylor se adaptaron a las enseñan- zas de la iglesia católica: los patronos tenían la responsabilidad de proteger a los obreros y a sus familias. Mientras que los ingenieros bogotanos basaban la relación con sus trabajadores sobre la supuesta superioridad intelectual y la posi- ción social elevada del ingeniero. La formación de los ingenieros en la Universidad Nacional, en Bogotá, por su parte, se orientaba más al cumplimiento de roles técnicos que de direc- ción empresarial. Estas concepciones conlleva- ron una asimilación del pensamiento tecnocrá- tico diferente al de los ingenieros antioqueños de la Escuela de Minas, que influía sin duda en sus estilos de dirección empresarial así como en los términos despectivos con que los ingenie- ros bogotanos se referían a los capataces, obre- ros y artesanos. Sin embargo con el tiempo los antioqueños terminaron por adoptar las mis- mas prácticas de los bogotanos, al unificarse los programas de formación. Según Carlos Dávila citado por (Weiss, 1994), la influencia de las 57 Nú me ro 12 • 20 11 Luisa Fernanda Rodríguez Valbuena prácticas y la ideología taylorista siguió determi- nando la mentalidad y las políticas de los inge- nieros industriales de las décadas del 60 y el 70 y aún de los años 80, cuando ya comenzaban a combinarse con algunas teorías sobre la partici- pación con iniciativas como los programas de “desarrollo organizacional”. Paralelo a los cambios de concepción de la inge- niería industrial al interior de las empresas se dio el crecimiento de los programas de forma- ción profesional en las universidades. Las refor- mas a la educación superior como el decreto 80 de 1980 en (Hakim, 1981) con la Misión de ciencia y tecnología, como la Ley 30 de 1992 concretada en la Misión para la modernización de la uni- versidad estatal en 1996, incluyen como factor preponderante para el desarrollo de la educa- ción superior, el énfasis dado a las áreas cientí- ficas y tecnológicas, factor este, entre otros que habría propiciado el que la demanda social por la ingeniería industrial se disparara en las últimas décadas de 6.793 solicitudes entre 1974-1976 a 17.302 entre 1995-1997, datos que conllevan, entre otros, según (Quintero, 2004) a que la pro- fesión del ingeniero industrial se vea afectada por procesos tanto de masificación como de diferenciación, que determinan que los cargos ocupados por sus profesionales en las empre- sas, no puedan asociarse sólo con funciones de organización y control del trabajo —tal como sería en sus inicios— sino con una gran varie- dad de actividades, que van desde la gerencia general hasta tareas propias de trabajadores con calificación técnica, cuyas consecuencias no se manifiestan sólo en un cambio de las cualifi- caciones sino en la posición social del profesio- nal en las organizaciones y en la sociedad. Tesis esta que coincide con los postulados de Myrian Henao y Aura Rivera (1975) que plantean la for- mación profesional en función de la credencial académica que se adquiere, como la coartada ideológica de selección que define “relaciones sociales entre sujetos desiguales o sea mercan- cías de valor diferente”. Estudios como el de Hernando Durán Castro (1989), acerca del estado de las carreras de Inge- niería Industrial en Colombia hasta 1989, junto con los estudios del (ICFES, 1996), coinciden en afirmar que la estructura curricular de los dis- tintos programas de Ingeniería Industrial desde que fue fundada en la UIS, constan de cinco áreas básicas: área de ciencias básicas, área científico tecnológica, área económico admi- nistrativa, área socio–humanística y área profe- sional. Estos trabajos también advierten sobre la necesidad de fomentar la vinculación de las universidades con la industria y con las entida- des gubernamentales, así como la necesidad de promover empresas de desarrollo tecnológico mediante incentivos tributarios e ingreso de capi- tales de riesgo internacionales. Igualmente plantean la necesidad de “actualización y modernización de los planes de estudio, que les permita ser competitivos, flexibles, dinámicos y con niveles altos de pertinencia, en concordan- cia con las necesidades socioeconómicas, cul- turales, científicas y productivas del país”. En el año de 1989 existían solo dos programas en funcionamiento que ofrecían el título de Magís- ter en Ingeniería Industrial: Magíster en Inge- niería Industrial y Sistemas de la Universidad del Valle y el Magíster en Investigación de Ope- raciones y Estadística de la Universidad Tecno- lógica de Pereira, la Universidad de los Andes tenía un programa de magíster en Ingeniería Industrial iniciado en la década de los setenta, pero estuvo inactivo durante 1989. Hasta 1989 existían 24 programas aprobados en ingeniería industrial en el país, 9 en Bogotá, 3 en Medellín, 3 en Cali y los demás en otras ciudades del país. De estos 12 son públicas (7 en ciudades impor- tantes, 4 regionales y 1 distrital), y 12 privadas (1 de las privadas es regional). En la década del 90, según Yezid Orlando Pérez (2004), el auge de las nuevas tecnologías de información y comunicación, la biotecnología, las tecnologías para la obtención y transforma- ción de nuevos materiales, los sistemas exper- tos, la inteligencia artificial, la robótica y los 58 Nú me ro 12 • 20 11 El campo de la Ingeniería industrial en Colombia nuevos esquemas de manufactura flexible, para citar sólo algunos, que hizo modificar los mode- los de producción basados en una demanda estable, en mercados grandes y homogéneos con largos ciclos de producción y de producción en masa, por modelos que por el contrario, supo- nen demandas fragmentadas, mercados hetero- géneos y pequeños, ciclos cortos de productos y esquemas de producción especializada y alta- mente flexible; se tradujo en una nueva orienta- ción dada a la formación en ingeniería industrial en Colombia, de forma que tuviera en cuenta la innovación, las necesidades de información y el conocimiento tecnológico y organizativo nece- sario para gestionar adecuadamente los nuevos cambios. El proceso de configuración de la ingeniería industrial como campo de saber en Colombia, obedeció según algunos autores a la confluen- cia de varios acontecimientos relacionados con la implementación de las teorías del desarrollo, crecimiento económico y del capital humano a mediados del siglo XX. Según Luz Jeanneth Quintero (2004) desde 1929 se notaba en Colombia el fortalecimiento de la industria, cuando las empresas monopólicas absorbieron las más pequeñas y empezaron a importar la maquinaria requerida para la pro- ducción en masa, lo que conllevaba la raciona- lidad en el trabajo de modo similar al de las pri- meras revoluciones industriales en el mundo. La inversión extranjera en la industria colombiana a partir de 1940, el desarrollo de la legislación laboral, la aparición de los sectores bancario y financiero y los diferentes elementos que asen- taronel capitalismo en Colombia, fueron aspec- tos muy importantes en la consolidación de las empresas que implicaron una nueva división social del trabajo en el que también se crearon nuevas profesiones, entre ellas la ingeniería industrial y la administración de empresas. Es importante resaltar en este punto cómo, con- trario a lo que sucedió en los llamados “países desarrollados” donde el proceso de moder- nización determinó una demanda objetiva de formación técnica de mano de obra como resultado de los requerimientos de las fuerzas productivas traducida en una división técnica del trabajo, en nuestra educación, en la que al estar nuestra sociedad regida por la propiedad privada, esta “demanda objetiva”, dependió de la división social del trabajo y de la organiza- ción de la producción basada en la selección de acuerdo con las capacidades individuales de los aspirantes a ingresar al sistema universita- rio obteniendo como resultado la producción de mercancías, es decir, relaciones sociales entre sujetos desiguales o sea mercancías de valor diferente y convirtiéndose en el disfraz dado a la demanda objetiva de recursos humanos pro- fesionales (Henao et ál,1975). Para otros como Sandra Payán (2001) la apa- rición de la ingeniería industrial en Colombia, obedeció, entre otros, a la imposición que logró esta profesión a escala mundial en el siglo XX, con el desarrollo de teorías como las de Gantt, los principios de Taylor y en general, de las teo- rías administrativas. Es de destacar también en el desarrollo de este proceso la aplicación de la estadística y las matemáticas por Gilbreth a mediados de la década de los treinta, el desa- rrollo de la investigación de operaciones indus- triales y de los mercados de consumo después de mitad de siglo, cuyo objeto fue la racionali- zación de los factores de producción. El concepto de profesionalización según Arturo Escobar (1996) se refiere al proceso mediante el cual el Tercer Mundo es incorporado a la política del conocimiento especializado de la ciencia occidental, dicho proceso condicionó la creación o reestructuración de las universi- dades del Tercer Mundo para adecuarse a las necesidades del desarrollo. De esta manera se establecieron los primeros programas de inge- niería industrial en las facultades de ingeniería del país. 59 Nú me ro 12 • 20 11 Luisa Fernanda Rodríguez Valbuena Algunos como (Giraldo, 2004), (Pérez, 1990), (Poveda, 1985) y (Mayor 1989) afirman que la ingeniería industrial como profesión surgió mucho antes de que se institucionalizara como plan de estudios en las facultades de ingeniería de las universidades. Su origen estaría relacio- nado con el crecimiento industrial experimen- tado en Colombia a principios del siglo XX que demandaba ingenieros que además de domi- nar el conocimiento y experticia propios de las ingenierías (cálculo, matemática, estadística, termodinámica, resistencia de materiales, etc.) debía contar con conocimientos administra- tivos que le permitieran dirigir las empresas recién creadas. Alejandro López9 considerado por algunos como el padre de la ingeniería industrial en Colombia, al fundar la cátedra de Economía Industrial en 1912 en la Escuela Nacio- nal de Minas de Medellín para los ingenieros de último año de formación, buscando, según relata Mayor “el estudio no solo del trabaja- dor en sí mismo y de las condiciones de su efi- ciencia, sino también del trabajador en cuanto miembro de una organización y, por tanto de las condiciones de la organización más eficiente de las empresas”. La página web del programa de ingeniería industrial de la Universidad Javeriana, presenta un recuento de cómo se configuró la ingeniería industrial como profesión en nuestro país, ubi- cando como primer antecedente la propuesta entregada en 1935 por Joaquín Vallejo Arbe- láez, estudiante de último año de la Escuela de Minas de Medellín para la creación de una Facultad de Ingeniería Industrial en la misma institución, fundamentándose en un “estudio de ese año que revelaba como el 24% de 168 egresados de la Escuela ocupaba cargos directi- 9 Alejandro López. Ingeniero de Minas e Ingeniero Civil y profesor de la Escuela, ingeniero del Ferrocarril de Antioquia y Gerente de la Mina El Zancudo, la principal empresa minera de la época. Cónsul general y agente fiscal de compras del gobierno colombiano en Londres entre 1920 y 1935. a su regreso ocupó la presidencia de la Federación Nacional de Cafeteros. vos en la industria y comercio, y un 26% en ofi- cios de administración pública”. Sin embargo la idea no fue tenida en cuenta en ese momento. En 1958 con la realización del primer seminario de Administración Científica, se crea el Instituto Colombiano de Administración - INCOLDA - que dio como resultado la creación de la Carrera de Administración Industrial de la Facultad de Minas, ahora anexa a la Universidad Nacional, Seccional de Medellín. En el mismo año, se crea la primera facultad con el nombre de Ingenie- ría Industrial en la Universidad Industrial de Santander (UIS) organizada por ingenieros egresados de la Escuela de Minas, en 1960 se crea en Medellín la Escuela de Administración, Finanzas y Tecnologías —EAFIT— y se establece la carrera de Ingeniería Industrial en la Univer- sidad de los Andes. De esta manera, el aparato universitario del país se ajustaba a los requeri- mientos de industria que venía aplicando los principios de racionalización del trabajo: la descripción de oficios, tiempos y movimien- tos del trabajador, medida precisa del costo de cada operación y establecimiento de estándares de trabajo e incentivos de producción. Según ACOFI (2001) en la década de 1970 a 1980 se crean trece programas de Ingeniería Industrial; seis de ellos en centros públicos y los restantes en privados. consIderacIones fInaLes En esta educación en ingeniería tan tradicional y perversamente orientada hacia lo instrumen- tal y operativo muy al margen de la reflexión —atribuida casi exclusivamente a las humani- dades— según (Mejía, 2009) caracterizada por adoptar una “aproximación puramente estra- tégica podría darle a la ingeniería, un sentido mercenario; es decir, aquél desde el cual los ingenieros utilizan inteligentemente –o tal vez astutamente– su juicio para tomar las mejores decisiones de diseño de sistemas y lograr un fin que es contratado por el mejor postor, sin pre- guntarse por el fin en sí mismo. El fin podría 60 Nú me ro 12 • 20 11 El campo de la Ingeniería industrial en Colombia ser definido por otros, que tienen el poder para contratar sus servicios”. la educación en inge- niería debería contemplar el estudio de las con- cepciones ideológicas que están detrás de las formas de poder que motivan cualquier imple- mentación de diseños de ingeniería, tanto en sus fines como en sus medios; como de los sis- temas sociales sobre los cuales se hace interven- ción, de los actores involucrados, de sus inte- reses y propósitos y de las maneras en las que el conocimiento se ha utilizado para legitimar o deslegitimar esos intereses o propósitos. Haciendo una revisión a nivel internacional de la educación en ingeniería industrial, se observa como tendencia en varios autores: (Lappalai- nen, 2010), (Larsen, 2009), (Fernandez, 2009), (Hazelton, 2009), (Sharma, 2009), la de integrar el conocimiento científico y tecnológico con el humanístico. ¿Podría esto obedecer al cambio de concepción que ha tenido el modelo desa- rrollista, que habiendo caído en crisis al privi- legiar la educación científica y tecnológica por encima de la humanista, ahora trata de vincular conceptos como multiculturalidad, interdisci- plinariedad y ecología tanto al entorno orga- nizacional como al educativo atribuyéndole a esta vinculación el éxito y la pertinencia que los nuevos modelos educativos requieren?. La educación en ingeniería en Colombia tuvo su mayor auge en el momento de la instau- ración del modelo de desarrolloa mediados del siglo XX, y se caracterizó por privilegiar los fines sobre los medios, desconociendo a los directos afectados del proceso mismo de desa- rrollo, al haber privilegiado el estudio de las áreas técnicas sobre las humanas, estimulando la devastación descarnada de nuestros recursos naturales y la pérdida de nuestra identidad cul- tural hasta llegar a las profundas crisis que vivi- mos actualmente en todos los ámbitos. Estas crisis han motivado el replanteamiento de los sistemas educativos por parte del llamado primer mundo en cuestiones como multiculturalidad, tecnologías limpias y multidisciplinaridad en la formación de los ingenieros, lo cual corres- pondería con un intento por corregir los errores iniciales que tuvo el modelo desarrollista y que solo hasta la última década se empieza a notar en algunas de nuestras facultades, sin haber tenido todavía mayor incidencia en los diseños ni de infraestructura, ni industriales en nuestro país. Si bien los ingenieros industriales que se forma- ban en las facultades de ingeniería en sus inicios se caracterizaban por su orientación directiva y gerencial especialmente en Antioquia donde en su mayoría correspondían a los dueños y geren- tes de las industrias recién creadas, luego con los procesos de división social del trabajo y de masificación pasaron pronto a desempeñar diversas funciones en todos los niveles organi- zacionales de las empresas, hasta la actualidad cuando se espera que sean los propios egresa- dos quienes creen sus propios microempleos, generen sus propios microingresos y sostengan su propia seguridad social. Para el caso de nosotros países latinoamerica- nos, convendría preguntarse cómo y por qué surgió la idea misma de educación en ingenie- ría, ¿es la educación en ingeniería que hoy se le imparte a los estudiantes en las facultades, autóctona?, o es producto de los desarrollos del “mundo occidental avanzado” y en esa medida ¿responde mas a las necesidades de desarrollo de ese mundo y no a las del nuestro?, acaso ¿los principios de ingeniería aplicados por nuestros ancestros indígenas insertos en un profundo conocimiento de sí mismos y del cosmos, están incluidas en esos desarrollos del “mundo occi- dental avanzado”? Pensar en una “Otra Universidad” o en la Universidad Alternativa propuesta ya desde el 2003 por las comunidades del Chocó de la Red de Comunidades en Resistencia formada también por comunidades indígenas, negras y campesinas, en la cual se compartan los saberes generados en la resistencia, cuya visión apunte 61 Nú me ro 12 • 20 11 Luisa Fernanda Rodríguez Valbuena a la concepción de una nueva realidad, un ima- ginario alternativo, que busque crear un nuevo Estado, una sociedad no de consumo ni de capitalismo, una sociedad basada en la soli- daridad y en el derecho de los pueblos, podría ser posible. referencIas ACOFI (2001). Historia de las facultades de ingeniería en Colombia Bogotá, Acofi. p. 5-24. Anrup R. (2011).Antígona y Creonte. Rebeldía y Estado en Colombia. Ediciones B. Colombia. pp. 45-134. ______. (1985). Totalidad Social ¿Unidad Conceptual o unicidad real? Revista de extensión cultural no. 20. Diciembre. Universidad Nacional de Colombia, seccional Medellín. pp. 6, 22. 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