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Psicopatología 2016-2017 Llanos Merín 8.1. TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (TEP). Tipos de acontecimientos traumáticos más habituales Naturales Terremotos, inundaciones y huracanes. Accidentales Incendios, accidentes aéreos y accidentes de tráfico. Causados intencionalmente por el ser humano Agresiones sexuales, secuestros, torturas, guerras, prisiones, campos de concentración. DSM-III (primera aparición) DSM-IV-TR CONCEPTO: CRITERIOS DEFINITORIOS Y GRUPOS DE POBLACIÓN AFECTADOS El hecho de que la conceptualización apareciese de forma tardía se debe a un cierto escepticismo acerca de la validez del diagnóstico del TEP y a que en ocasiones se ha asociado con otros trastornos de conducta o personalidad. Define el TEP como una categoría global (incluyendo en la misma estresores genéricos) que permite reunir un conjunto de entidades diagnósticas anteriores referidas a estresores específicos, pero que presentaban dispersión temática e inconcreción de contenido: síndrome del trauma de la violación, neurosis de guerra, síndrome de supervivencia, síndrome de los campos de concentración, etc. Engloba un conjunto de síntomas de ansiedad que se manifiestan de forma similar “en la mayoría de las personas al enfrentarse a un acontecimiento psicológicamente traumático que, por lo general, se encuentra fuera del marco habitual de la experiencia humana” (punto posteriormente suprimido). El TEP aparece cuando la persona ha sufrido (o ha sido testigo de) una agresión física o una amenaza vital de uno mismo o de otra persona y cuando la reacción emocional experimentada implica una respuesta intensa de miedo, horror o indefensión. El suceso no tiene necesariamente que encontrarse fuera del marco habitual de la experiencia humana. Se eliminan componentes de subjetividad y de imprecisión y se enfatiza la reacción de la persona y no tanto el tipo de acontecimiento traumático. La ampliación en su definición, respecto a la edición anterior, permite incluir en este cuadro a las mujeres víctimas de maltrato doméstico (grupo poco estudiado hasta ahora). Las víctimas de maltrato aquejadas de TEP pueden llegar al 40-50% (porcentaje similar al registrado para víctimas de agresiones sexuales y mayor que al de otras situaciones de TEP). Factores que con más frecuencia provocan TEP: tortura, secuestros y agresiones sexuales. Los desastres naturales y los accidentes de coche solo lo producen ocasionalmente. El TEP tiende a ser más grave y duradero cuanto más intenso es el suceso o cuando es causado y no accidental. Suelen revivir intensamente la agresión en forma de imágenes y recuerdos constantes involuntarios. Tienden a evitar o escapar de los lugares o situaciones asociados al hecho traumático o incluso se rehúsan a hablar de ello. Muestran una respuesta de alarma exagerada con dificultades de concentración, irritabilidad y problemas para conciliar el sueño. Muestras problemas en el funcionamiento laboral o social, así como pérdida de interés por lo que anteriormente resultaba atractivo desde el punto de vista lúdico e interpersonal. Acontecimientos traumáticos Víctimas 1-2% de la población adulta (prevalencia) Acontecimientos provocadores y víctimas del TEP Psicopatología 2016-2017 Llanos Merín 8.1. TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (TEP). Criterios diagnósticos del trastorno de estrés postraumático según el DSM-IV-TR A. La persona ha estado expuesta a un suceso traumático en el que concurren las siguientes circunstancias: 1) La persona ha experimentado, ha sido testigo o se ha enfrentado a un(os) suceso(s) que implica(n) la muerte, la amenaza de muerte, una herida grave o un riesgo a la integridad física de uno mismo o de otras personas. 2) La reacción de la persona lleva consigo respuestas intensas de miedo, de indefensión o de horror. B. El acontecimiento traumático se experimenta persistentemente por lo menos en UNA de las formas siguientes: 1) Recuerdos desagradables, recurrentes e intrusivos del suceso, que provocan malestar y que incluyen imágenes, pensamientos o percepciones. 2) Sueños desagradables y recurrentes sobre el suceso. 3) Conductas o sentimientos que aparecen como si el suceso estuviera ocurriendo de nuevo. 4) Malestar psicológico intenso cuando el sujeto se expone a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan algún aspecto del acontecimiento traumático. 5) Reactividad fisiológica cuando el sujeto se expone a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan algún aspecto del acontecimiento traumático. C. Evitación persistente de los estímulos asociados con el trauma y falta de capacidad general de respuesta (no existente antes del trauma), que se ponen de manifiesto en, al menos, TRES de los siguientes fenómenos: 1) Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones asociados al trauma. 2) Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que provocan el recuerdo del trauma. 3) Incapacidad para recordar alguno de los aspectos importantes del trauma. 4) Disminución marcada del interés o de la participación en actividades significativas. 5) Sensación de distanciamiento o de extrañamiento respecto a los demás. 6) Limitación en la capacidad afectiva (ej.: incapacidad de enamorarse). 7) Sensación de acortamiento del futuro (ej.: no confía en realizar una carrera, casarse, tener hijos o vivir una vida larga). D. Síntomas persistentes de hiperactivación (no existentes antes del trauma), que se ponen de manifiesto en, al menos, DOS de los siguientes fenómenos. 1) Dificultad para conciliar o mantener el sueño. 2) Irritabilidad o explosiones de ira. 3) Dificultades de concentración. 4) Hipervigilancia. 5) Respuesta de alarma exagerada. E. La duración del trastorno descrito en los apartados B, C y D es superior a un mes. F. El trastorno ocasiona un malestar clínico o es causa de una alteración significativa en el funcionamiento social, laboral o en otras áreas importantes de la vida. CONCEPTO: CRITERIOS DEFINITORIOS Y GRUPOS DE POBLACIÓN AFECTADOS Psicopatología 2016-2017 Llanos Merín 8.1. TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (TEP). CONCEPTO: CRITERIOS DEFINITORIOS Y GRUPOS DE POBLACIÓN AFECTADOS La posibilidad de que estas víctimas desarrollen TEP es mayor porque el suceso se ha producido en un ambiente supuestamente seguro (casa, portal, lugar de trabajo, etc.). Se produce un aumento de la activación especialmente significativo que funciona como una respuesta adaptativa ante el temor de experimentar una nueva agresión en la vida cotidiana. Estas agresiones ocurren a manos, en más del 50% de los casos, de personas conocidas. Las pesadillas en estos casos son secundarias, quizás porque la mayor parte de las víctimas (a excepción de los casos de abuso en la infancia) he estado solo en una ocasión en contacto con el estímulo aversivo. Aparecen sentimientos de culpa, derivados de la atribución sesgada sobre lo ocurrido (se atribuye la causa a los errores cometidos por la víctima). Menos posibilidad de experimentar el trastorno dado que saben que probablemente nunca más vuelvan a exponerse a una situación de guerra. Está caracterizado por la apatía de la víctima. El aumento de activación no es en este caso una respuesta adaptativa, se encuentran lejos del escenario de guerra y no van a volver. Mayor número de pesadillas, explicado por el contacto más duradero con el estímulo aversivo. También son más frecuentes las amnesias selectivas, los fenómenos disociativos (atribución de los síntomas a circunstancias ajenas al trauma) y las complicaciones asociadas a este cuadro clínico (alcoholismo, depresión,drogodependencia, pensamientos obsesivos…). La existencia de los fenómenos disociativos puede explicarse por los sentimientos de vergüenza y/o culpabilidad experimentados y por la tendencia a olvidar acontecimientos desagradables. Las personas con TEP suelen experimentar malestar generalizado, conductas desorganizadas, aislamiento, pérdida de apetito, insomnio, etc. que tienden a remitir a las pocas semanas después del suceso. También pueden darse conductas evitativas, déficit de expresión de sentimientos y alteraciones sexuales. También puede producirse pérdida de autoestima, con una cierta desconfianza en las propias posibilidades de encauzar la vida futura. La autoestima puede verse especialmente dañada por la autoinculpación. El curso del TEP es, con frecuencia, crónico y de larga duración y puede conducir a las víctimas a situaciones de aislamiento. No tiende a remitir espontáneamente con el transcurso del tiempo, lo que puede indicar que los recursos psicológicos para hacer frente a este cuadro son muy limitados en el ser humano. La reacción psicológica ante la situación vivida depende, entre otras variables, de: 1) La intensidad del trauma. 2) Las circunstancias del suceso. 3) La edad. 4) Historia de agresiones previas. 5) Estabilidad emocional anterior. 6) Recursos psicológicos propios. 7) La autoestima. 8) El apoyo social y familiar y las relaciones afectivas actuales. Características del TEP en función del agente inductor del mismo: se ha estudiado especialmente en excombatientes y en víctimas de agresiones sexuales. TEP en víctimas de agresión sexual TEP en excombatientes Curso del TEP y recursos para hacerle frente Psicopatología 2016-2017 Llanos Merín El TEP figura en los trastornos de ansiedad, pero puede ser ubicado en los disociativos o como una variante de la depresión 8.1. TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (TEP). El miedo y la evitación, característicos del TEP, están presentes en todos los trastornos de ansiedad. De hecho, las tasas de prevalencia de comorbilidad entre los trastornos de ansiedad llegan casi al 70%. Los pensamientos intrusivos y las pesadillas pueden ser considerados como ataques de pánico condicionados. La evitación de personas, lugares y situaciones asociados al trauma refleja la presencia de estímulos condicionados similares a los que se dan en trastornos fóbicos (fobias específicas, fobias sociales y agorafobia). Tiene también muchas características comunes con el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), como algunas dimensiones de personalidad (neuroticismo e introversión), un alto nivel de ansiedad global y la hiperactivación psicofisiológica. Hay un cierto solapamiento entre estos dos trastornos. La relación entre el TEP y el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) está presente en varios aspectos: hay una tasa alta de comorbilidad entre ambos; es característico de los dos trastornos los pensamientos e imágenes intrusivas; y los fármacos antidepresivos reducen de forma moderada los síntomas en ambos. Por tanto, la ubicación del TEP en los trastornos de ansiedad está fundamentada. Desde la perspectiva terapéutica, los tratamientos psicológicos utilizados para tratarlo son técnicas de exposición y reductoras de ansiedad (inoculación de estrés, entrenamiento en control de la ansiedad, reestructuración cognitiva, etc.), que son también las técnicas utilizadas para hacer frente a los trastornos de ansiedad. Algunas objeciones a esta ubicación nosológica son: 1) Las respuestas de ira y tristeza pueden ser tan frecuentes como la de miedo. 2) La activación psicofisiológica puede no ser necesariamente un reflejo de la ansiedad existente. En los pacientes con TEP crónico suelen estar presentes fenómenos disociativos, como la amnesia psicógena referida al acontecimiento traumático. Esta disociación no se da en otros trastornos de ansiedad. Esta disociación impide la expresión emocional de suceso, teniendo en parte un efecto protector sobre algunos síntomas, especialmente las rumiaciones. La alexitimia (incapacidad para poder controlar y reconocer las propias emociones) y, en general, la represión de las emociones, puede tener consecuencias negativas a largo plazo en la salud. La presencia intensa de los fenómenos disociativos puede constituir un predictor negativo de la respuesta al tratamiento. Buena parte de las estrategias terapéuticas están encaminadas a hacer frente a la disociación mediante las técnicas de exposición o de abreacción emocional (consistentes en la descarga de emociones y afectos ligadas a recuerdos o sucesos, generalmente dolorosos, que han sido reprimidos). No parece lógico incluir en este grupo de trastornos el TEP debido a: 1) Porque la disociación no afecta a todos los pacientes aquejados del trastorno de estrés postraumático. 2) Porque, incluso cuando está presente, tiende a disminuir, al menos en algunos casos, con el transcurso del tiempo. 3) Porque el carácter nuclear del trastorno viene marcado por la ansiedad y no por la disociación. De hecho, se puede conceptualizar la disociación, que es una forma de evitación cognitiva, como una estrategia de afrontamiento ante una situación de miedo extremo y de amenaza a la vida y, desde esta perspectiva, como una reacción secundaria a la ansiedad. CONCEPTO: UBICACIÓN NOSOLÓGICA DEL TRASTORNO El TEP como trastorno de ansiedad El TEP y los trastornos disociativos Psicopatología 2016-2017 Llanos Merín • Esta distinción entre los subtipos agudo y crónico no estaba presente en el DSM-III-R pero es útil para diferenciar sintomatología y aplicar tratamientos diferenciados en ambos tipos. • El comienzo diferido, que puede llegar hasta 10 o 15 años después del suceso, puede darse hasta en un 30-50% de los pacientes, aunque las variables de las que depende no están del todo claras. Los síntomas del cuadro clínico parecen estar presentes desde el principio, aunque sea de forma atenuada, pero algunas situaciones nuevas pueden actuar como sucesos desencadenantes que reactivan el TEP latente (ej.: una relación nueva en casos de víctimas de abuso, estresores de la vida diaria, envejecimiento…). 8.1. TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (TEP). TIPOS Y COMORBILIDAD DEL TEP Tipos de TEP Comorbilidad del TEP TEP agudo: antigüedad de los síntomas inferior a los tres meses • De acuerdo con el DSM-IV-TR los síntomas deben estar presentes durante un periodo superior a un mes. Se considerará TEP agudo cuando la duración no sea superior a los tres meses. Este tipo de TEP puede tratarse de una reacción adaptativa ante el suceso experimentado. TEP crónico: antigüedad de los síntomas superior a los tres meses TEP con comienzo diferido: se inician los síntomas al menos 6 meses después El Trastorno de Estrés Postraumático puede presentarse de las siguientes formas: La comorbilidad del TEP es muy alta, tanto si se constata en investigaciones epidemiológicas como en clínicas. Puede ser debido a que tiene límites poco precisos en relación a otros cuadros clínicos, de forma que lo podemos relacionar con categorías psicopatológicas muy diversas: depresión, alcoholismo, conductas antisociales o trastorno de control de impulsos. También influye la definición poco precisa del trastorno. Hay una alta comorbilidad en este cuadro clínico con la depresión, el TAG, la fobia social y el TOC. La frecuente asociación entre depresión y TEP se explica por la presencia en éste de algunos síntomas típicos depresivos: pérdida de interés o de participación en actividades, sensación de acortamiento del futuro, evitación de personas o alteraciones del sueño. Solapamiento frecuente de los síntomas:1) Los síntomas mencionados en el criterio D (hiperactivación fisiológica) suelen solaparse frecuentemente con el TAG. 2) Solapamiento entre la fobia social y el criterio C2 (evitación de personas). 3) Solapamiento del TOC y el criterio B1 (recuerdos desagradables recurrentes e intrusivos). Estas altas tasas de comorbilidad serían menores si se acotase a los síntomas más específicos de este trastorno: las pesadillas, la reexperimentación de imágenes, la respuesta de alarma y la hipervigilancia. Psicopatología 2016-2017 Llanos Merín 8.1. TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (TEP). ETIOLOGÍA DEL TEP Los sentimientos de terror, de indefensión y de ansiedad extrema que experimentan las victimas durante el suceso traumático permiten predecir, según las diversas teorías del aprendizaje (condicionamiento clásico, generalización de estímulos, condicionamiento de orden superior y aprendizaje de evitación), el desarrollo futuro de problemas relacionados con el trauma. El acontecimiento amenazante funciona como una situación de condicionamiento clásico en la que las vivencias experimentadas por la víctima (dolor, falta de control, perdida de libertad, amenaza de ser herida o asesinada, etc.) funcionan como estímulos incondicionados que producen una respuesta incondicionada de ansiedad y de terror. A través de un proceso de condicionamiento por contigüidad temporal o física, los estímulos condicionados en esa situación (oscuridad, ruido, imágenes, personas…) llegan a elicitar respuestas de ansiedad similares (respuestas condicionadas). Ciertos estímulos cognitivos (ej.: contar lo ocurrido a un amigo, asistir a una terapia, declarar en un juicio, etc.) actúan también como estímulos condicionados que generan respuestas de ansiedad por asociación con la experiencia del trauma vivido. El proceso de generalización de estímulos y de condicionamiento de orden superior explica la generalización de las respuestas de ansiedad a otros estímulos nuevos y la ampliación del número de estímulos generadores de miedo. La respuesta de alarma ocurre cuando una persona se enfrenta a un estímulo desagradable, intenso, inesperado e incontrolable. Predicciones derivadas de este modelo aplicables a las víctimas de agresiones sexuales. 1) Las víctimas están más temerosas y ansiosas. La exposición repetida a la agresión aumenta la magnitud del miedo. 2) Las situaciones ansiógenas se relacionan con estímulos condicionados a la violación, que pueden ser muy numerosos y variados en función del proceso de generalización de estímulos. Por eso las conductas sexuales, e incluso las expresiones de afecto y ternura, generan en la víctima un grado alto de ansiedad. 3) La ansiedad anticipatoria propicia la evitación ante situaciones lúdicas y de relación interpersonal. La desaparición del temor refuerza a su vez estas conductas, pero, al mismo tiempo, la reducción de actividades sociales y de ocio facilita la aparición de depresión. También hay una disminución de la autoestima por la atribución errónea de responsabilidades en la agresión. 4) Las interacciones con el sistema judicial, como declarar ante un juez o hablar con policías, van a generar un nivel elevado de ansiedad por los estímulos condicionados relacionados con la situación que están presentes (contar detalles, ver al agresor). Con la teoría de la indefensión aprendida se puede explicar por qué algunas víctimas se muestran paralizadas, pasivas y culpables tras un suceso traumático (síntomas que no pueden explicar los modelos de condicionamiento). Los síntomas depresivos se desarrollan cuando los sujetos están expuestos a situaciones aversivas que perciben como incontrolables y en las que su conducta no tiene consecuencias efectivas. Hay un cierto grado de paralelismo entre la indefensión aprendida y la experiencia de victimización: ambos están precipitados por acontecimientos aversivos e incontrolables, ambos permiten el desarrollo de creencias generalizadas sobre la controlabilidad del futuro y se generalizan los déficits conductuales a otras situaciones diferentes, y ambos incluyen la creencia generalizad acerca de la inefectividad de respuestas futuras (Continúa en la siguiente pág.). Modelos de condicionamiento Teoría de la indefensión aprendida y de la evaluación cognitiva Psicopatología 2016-2017 Llanos Merín 8.1. TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (TEP). ETIOLOGÍA DEL TEP La mayor o menor intensidad de la indefensión experimentada por las victimas esta modulada por las atribuciones efectuadas: las personas que se atribuyen la responsabilidad de lo ocurrido pueden experimentar un agravamiento del cuadro clínico. En concreto, las que realizan atribuciones internas, estables y globales (ej.: “es por mi tipo de persona, nunca voy a conseguir salir adelante”) se sienten peor que las que desarrollan atribuciones externas, inestables y específicas (ej.: “fue mala suerte, podría haberle pasado a cualquiera). La evaluación cognitiva de lo ocurrido desempeña asimismo un papel importante. Mediante el proceso de evaluación cognitiva el sujeto interpreta y otorga un significado a los sucesos. Los esquemas cognitivos pueden llevar a una víctima a percibirse a sí misma, al entorno y al futuro como negativos y a desarrollar pensamientos irracionales relacionados con lo ocurrido, o puede ocurrir lo contrario y que la víctima muestre un gran aprecio por la vida a partir del evento, se perciban a sí mismos como valientes o valoren el hecho de haber sobrevivido. La depresión resultante puede ser fruto de la escasa implicación de la víctima en actividades previamente reforzantes o de la disminución de la autoestima, que puede ser resultado, a su vez, de la evaluación cognitiva distorsionada y de las atribuciones de culpabilidad. Fue propuesta por Fea y Kozak y trata de dar cuenta de las estructuras cognitivas del miedo y de explicar la reexperimentación de los síntomas presentes en el trastorno de estrés postraumático. El TEP surge a partir de sucesos aversivos impredecibles/incontrolables que no han sido procesados emocionalmente de forma adecuada y que interfieren en la integración cognitiva y emocional de otras experiencias y conductas. Las estructuras cognitivas del miedo patológico reflejan la existencia de una amenaza percibida, que no tiene que coincidir necesariamente con la existencia de una amenaza real, y funcionan como un programa de escape y de evitación conductual. Solo cuando un estímulo adquiere un significado de amenaza la estructura mnésica se transforma en una estructura de miedo. Las víctimas de agresiones sexuales tienen mayor probabilidad de desarrollar un trastorno de estrés postraumático cuando los estímulos y las respuestas seguros antes de la agresión dejan de serlo: una mujer violada en casa por un conocido puede desarrollar un cuadro clínico con mayor probabilidad que si el suceso aversivo ha ocurrido a manos de un desconocido y en un lugar alejado. La modificación de las reglas de seguridad permite la integración de una gran variedad de estímulos en la estructura de miedo que, junto con la perversidad del estímulo (una persona conocida), la intensidad de las respuestas fisiológicas y conductuales y el bajo umbral de activación, contribuyen a perturbar seriamente el funcionamiento cotidiano de la víctima. Cuando determinados estímulos activan una estructura de miedo ya generalizado, se puede producir una fuerte explosión de activación (ej.: en forma de alarma) y una reexperimentación del acontecimiento traumático, que traen como consecuencia unas estrategias de afrontamiento basadas en intentos de evitación o escape del miedo: por ejemplo, paralización, despersonalización, evitación conductual… El miedo intenso y elmalestar refuerzan el trastorno de estrés postraumático al impedir a la víctima el enfrentamiento prolongado con las situaciones que evocan el trauma. De este modo, la evitación sistemática impide la habituación a los estímulos y está asociada a la cronificación de los síntomas. La terapia de exposición trata de desactivar ese proceso, accediendo primero a la estructura cognitiva del miedo y ofreciendo después una experiencia correctora cuando se expone a la situación con ausencia de consecuencias aversivas. Teoría del procesamiento de la información Teoría de la indefensión aprendida y de la evaluación cognitiva Psicopatología 2016-2017 Llanos Merín 8.1. TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (TEP). FACTORES PREDICTIVOS DEL TEP EN VÍCTIMAS DE AGRESIONES SEXUALES La vulnerabilidad psicológica a las agresiones sexuales ha comenzado a ser objeto de estudio solo recientemente. Los déficits de asertividad (que hacen a una víctima más vulnerable) y el haber sido objeto de abusos durante la infancia (o de otras agresiones sexuales en la vida adulta) son factores de riesgo. Las diferencias individuales de reacción ante una agresión sexual dependen de: 1) Las habilidades específicas para hacer frente al estrés, que dependen de la historia previa, del apoyo social y del nivel de estabilidad emocional en el momento de la agresión sexual. 2) Las repercusiones psicológicas inmediatas de la víctima son una función combinada de la intensidad de la agresión sexual como estresor y de las habilidades de la víctima para hacer frente a la situación. 3) Las interacciones sociales de la víctima después de la agresión con familiares, amigos, jueces, policías, terapeutas, etc., pueden tener efectos positivos, negativos o mixtos en la readaptación emocional posterior. Pueden ser fuentes adicionales de estrés, aumentar las habilidades de afrontamiento o ser una mezcla de ambas cosas. Diferencias individuales en la reacción Se puede predecir la gravedad del problema a largo plazo a partir de la intensidad inicial del trastorno a los pocos días de la agresión. Cuanto más intensa sea la reacción de las primeras horas y días tras la agresión, mayor es la probabilidad de que se cronifique el problema. Según las características biográficas/demográficas, las mujeres casadas y las mayores tienen peor pronóstico de recuperación que las solteras y las niñas y más jóvenes. Los trastornos psicopatológicos previos (depresión, ansiedad, etc.) y, en general, los problemas graves de salud tienden a ensombrecer la recuperación tras la agresión sexual y pueden ser mayores predictores de depresión que la intensidad del trauma ocurrido. Las características específicas de la agresión sexual (grado de violencia, lesiones físicas y presencia de armas) no influyen en las reacciones de las víctimas a corto plazo, pero, sin embargo, las víctimas de agresiones especialmente crueles experimentan mayores problemas de ajuste a largo plazo. La consumación del coito, junto con el efecto sumatorio de las lesiones físicas y de la percepción de muerte que ello conlleva, puede ser un potente predictor del desarrollo del trastorno de estrés postraumático. La experimentación de sucesos estresantes en los últimos meses puede agravar las reacciones psicológicas experimentadas. Tan solo la presencia de una respuesta intensa de estrés inmediatamente después de la agresión, una historia psiquiátrica anterior, la ocurrencia de sucesos de vida estresantes y la falta de apoyo social son factores significativos para predecir el desarrollo del cuadro clínico. En relación con el suceso, el predictor más firme de la reacción aguda de estrés es la presencia de penetración durante la agresión sexual. Factores que influyen en la gravedad
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