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Psicopatología 14/15 Cristina Gil 1 8. TRASTORNOS DISOCIATIVOS (El punto 1, introducción, solo viene a decir que tenían interés, que durante muchas décadas se olvidaron de ellos y que en los 90 se dio un resurgir del interés por estos trastornos) 2. DELIMITACIONES CONCEPTUALES A. El concepto de disociación La etiqueta “disociativos” no solo cumple la función de denominación, también implica un mecanismo específico que da cuenta de las alteraciones observadas (disociación), cosa que no ocurre en la mayoría de etiquetas diagnósticas. La disociación puede definirse como “una separación estructurada de los procesos mentales que normalmente están integrados”. Freud fue quien lo describió realmente por primera vez. Identificó las estructuras elementales del sistema mental como “automatismos psicológicos”, cada uno de ellos representaba un acto complejo, precedido de una idea y acompañado por una emoción y se ajustaba a las circunstancias externas o internas. Bajo ciertas circunstancias podía ocurrir que uno o más automatismos, que generalmente estaban unidos, se dividieran del resto funcionando fuera de la consciencia e independiente del control voluntario. Janet denominaba a esta condición désagrégation, que se tradujo al inglés como “disociación” refiriéndose con ello a la ruptura de la vida mental y a una falta de integración entre diversas partes de la personalidad. El concepto era diferente al que Freud mantenía: “represión”. Janet señalaba los automatismos como subconscientes, opuesto al concepto inconsciente, y el funcionamiento de los automatismos proporcionaba el mecanismo para los principales síntomas de la histeria. El éxito de los planteamientos freudianos ensombreció las teorías de Janet, de forma que éstas fueron escasamente difundidas. Sin embargo es importante observar que la disociación se considera, desde el primer momento, como uno de los mecanismos de la histeria, y por ello ambos conceptos van unidos. De hecho los mecanismos disociativos actualmente recogidos constituyen una parte de lo que clásicamente se denominaba “histeria”. B. El concepto de histeria La definición de histeria ha ido cambiando mucho, teniendo definiciones muy variadas desde su noción original, llegando hasta la actualidad que se encuentra prácticamente desterrada. Una de las definiciones se dio en el memorándum del Medical Research Council y dice así: “La histeria es una condición en la que los síntomas mentales y físicos, que no son de origen orgánico, se producen y se mantienen por motivos nunca totalmente conscientes, dirigidos a alguna ganancia real o imaginaria que se deriva de tales síntomas”. Aquí se combinan dos elementos importantes: la simulación de un trastorno y la ganancia inconsciente. Actualmente parece que se quiere evitar la noción de “propósito inconsciente” ya que es algo que no se puede medir objetivamente y no cumple los requisitos de un sistema descriptivo ateórico. También se tiene en cuenta el efecto de los síntomas histéricos sobre los aspectos de conducta y relaciones sociales del paciente: conducen a que se le considere enfermo o discapacitado, de forma que altera el modo en el que los otros le ven, incluyendo los profesionales de la salud. Slater ha sido uno de los principales “enemigos” del término, que proponía que se abandonara y sólo se usara como adjetivo para ciertos síntomas o personalidades. En un estudio con 85 pacientes diagnosticados de histeria, vio que la mayoría tenían un trastorno orgánico (la mayoría desarrollado en periodo de seguimiento), otros –aunque menos- desarrollaron esquizofrenia o lo que hoy se conoce como Psicopatología 14/15 Cristina Gil 2 trastorno de somatización, y sólo siete mantenían el diagnostico original de histeria. De este estudio podemos extraer dos conclusiones importantes: primero la alta proporción de pacientes con síntomas “histéricos” que luego no se diagnosticaron como tales, es decir que hay que usar el término con mucha precaución; y segundo la drástica reducción de la muestra inicial diagnosticada como histeria, que puede ser simplemente que no hay explicación satisfactoria para los síntomas en ese momento. Otros estudios tienen resultados similares, con reducción de los pacientes con histeria diagnosticados en inicio. Es decir, la histeria existe pero es mucho menos común de lo que inicialmente se pensaba. Es más confuso aun cuando los síntomas se dan con otra condición física (como la histerio-epilepsia). Por tanto puede que los síntomas histéricos sean extremadamente comunes, pero el diagnostico primario de histeria no. 3. LOS TRASTORNOS DISOCIATIVOS Los trastornos disociativos son una mezcla de condiciones, muchas bastante infrecuentes, con unos pocos puntos en común. En todos ellos la integración normal de la emoción, la sensación el movimiento y/o el pensamiento, está deteriorada. En segundo lugar, no hay ningún trastorno físico que explique los síntomas. Por otro lado suelen venir acompañados de la presencia de estresores psicológicos traumáticos, inmediatamente precedentes al comienzo del trastorno, hasta tal punto que a veces se les ha considerado modalidades del TEP A. Clasificaciones de los trastornos disociativos Según el DSM-IV la sintomatología esencial de los trastornos disociativos “consiste en una alteración de las funciones integradoras de la conciencia, la identidad, la memoria y la percepción del entorno. Esta alteración puede ser repentina o gradual, transitoria o crónica”. Para la CIE-10 “el rasgo común que comparten los trastornos de este grupo es la pérdida parcial o completa de la integración normal en ciertos recuerdos del pasado, la conciencia de la propia identidad, ciertas sensaciones inmediatas y el control de los movimientos corporales”. La diferencia más importante entre ambos sistemas se encuentra en la ubicación del “trastorno por conversión”. Desde el DSM-III en este sistema se incluye en la categoría de trastornos somatoformes. Muchos autores piensan que es un error y que dicho trastorno tiene más en común con los disociativos, que es dónde se ubica en el CIE siendo uno de sus principales subgrupos. Tyler ofrece una clasificación basada en la función afectada: 1. La disociación de la personalidad: donde se incluye la personalidad múltiple. 2. Disociaciones de conductas complejas: donde se incluyen la clásica fuga y los estados de trance. 3. Disociación de movimientos o sensaciones: donde se incluye la histeria de conversión. 4. Disociación de la función cognitiva: donde se incluye la amnesia psicógena. 5. Disociación de la percepción: donde se incluye la despersonalización. 6. Otros tipos de disociación: donde se incluyen el trance y los estados de posesión, los estados disociativos de corta duración en adolescentes y jóvenes adultos y la pseudodemencia histérica o síndrome de Ganser. No obstante nosotros vamos a seguir fundamentalmente la clasificación del DSM-IV-TR Psicopatología 14/15 Cristina Gil 3 1. LA AMNESIA DISOCIATIVA (psicógena) Hay casos en los que esta amnesia es la característica predominante, y por tanto, constituye el diagnostico principal. Se aplica cuando existe una pérdida de memoria personal que no puede explicarse en base al olvido normal ni es debida a otra enfermedad o daño cerebral. Es típicamente retrógrada, aunque en ocasiones afecta solo a algún acontecimiento traumático y en otros puede cubrir un periodo de tiempo más amplio. Los criterios señalados en el DSM-IV-TR son: a) La alteración predominante consiste en uno o más episodios de incapacidad para recordar información personal importante, generalmente de naturaleza traumática o estresante, que es demasiado extensa para ser explicada a partir del olvido ordinario. b) La alteración no ocurre exclusivamente durante el curso de un trastorno disociativo de identidad y no es debida a los efectos directosde una sustancia (por ejemplo, abuso de drogas, medicación) o una condición medica general (por ejemplo, trastorno amnésico debido a trauma cerebral). En el DSM-III esta categoría estaba situada en tercer lugar, mientras que en los DSM recientes se sitúa el primero. Janet propuso cuatro categorías para describir las diferentes formas en las que se puede presentar esta anomalía: 1) la amnesia localizada: el tipo más común, limitado a hechos durante un periodo específico de tiempo, normalmente situado en el trauma o las horas posteriores (catástrofes naturales o delitos violentos) 2) la amnesia selectiva: igual que la anterior pero con recuerdo parcial de los hechos 3) la amnesia generalizada: perdida completa del pasado del paciente, típico en personalidad múltiple. 4) la amnesia continua: se extiende desde un punto concreto del pasado hasta el presente incluyéndolo. Es el único caso de amnesia anterógrada de carácter psicógeno. Nemiah en cambio distingue tres tipos de amnesia psicógena: 1) localizada: afecta a un periodo de tiempo que va desde horas hasta semanas; 2) sistematizada: afecta solo a acontecimientos específicos y al material relacionado con ellos; 3) generalizada: implica perdida transitoria de memoria de la vida del individuo La amnesia psicógena se puede considerar también como reacciones, infrecuentes pero distintivas, a estresores graves. Por ejemplo, aunque no hay datos precisos, se suele afirmar que este trastorno tiene más incidencia en épocas de guerra o después de desastres naturales. Por otro lado, aunque por definición no puede estar causada por un daño cerebral, nos podemos encontrar con casos en que la amnesia funcional se asocie a daño cerebral. Hay ciertos signos que pueden ayudar a diferenciar la amnesia orgánica de la psicógena. En las orgánicas es poco frecuente la pérdida de identidad personal, se encuentra afectado el aprendizaje de material nuevo y la información olvidada no puede ser recordada mediante hipnosis ni barbitúricos; tres aspectos que en las psicógenas se dan justo al contrario. También hay que plantearse la posibilidad de la amnesia simulada, indagando en el hecho de la motivación. 2. LA FUGA DISOCIATIVA (psicógena) La fuga disociativa se caracteriza por un estrechamiento de la conciencia, errando lejos del entorno habitual, con amnesia posterior para lo ocurrido. La persona parece tener buen contacto con el ambiente, y comportarse de un modo adecuado aunque a veces puede presentar desinhibición. Puede darse pérdida Psicopatología 14/15 Cristina Gil 4 de identidad, y la duración del episodio es variables: de varias horas hasta semanas en las que el sujeto puede viajar distancias considerables. Hay diferencias en incidencia (aunque hay pocos datos) y presentación entre culturas, y suelen estar relacionados con estresores importantes. Los criterios establecidos en el DSM-IV-TR son: A) La alteración predominante en la existencia de un viaje repentino e inesperado lejos del hogar o del lugar de trabajo con incapacidad para recordar el propio pasado B) Confusión sobre la identidad personal o asunción de una nueva identidad (parcial o completa) C) La alteración no curre exclusivamente durante el curso de un trastorno disociativo de identidad y no es debida a los efectos de una sustancia o una condición médica general. D) Los síntomas producen malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. La única diferencia con el DSM-III-R es que en éste no se incluía el criterio B). Fisher distinguía tres tipos de fugas. En al primera se daba amnesia para la propia historia personal, acompañada de un cambio de identidad y nuevo domicilio; en la segunda la amnesia conlleva pérdida (pero no cambio) de identidad personal; la tercera reflejaba una regresión a un periodo anterior de la propia vida, con amnesia desde ese momento hasta el presente. La recuperación de la fuga suele presentarse como una consciencia espontánea de la situación. Algunos de repente recuperar la consciencia de su identidad, otros no saben quién son. Cuando la situación se resuelve, normalmente el paciente sufre amnesia para el periodo de la fuga. Los factores predisponentes serían: estresores precipitantes, estado de ánimo deprimido, intentos de suicidio, historia previa de trauma craneal, historia de abusos de alcohol, epilepsia, otras neurosis y tendencia a mentir. Es destacable que el suicidio nunca ocurre durante la fuga, pero puede darse una vez el paciente “vuelve en sí”, lo que puede hacer que la fuga actúe como un sustituto de suicidio en cuadros depresivos. Es importante también la relación con haber padecido previamente un síndrome amnésico y la probabilidad de padecer una fuga en presencia de depresión o estresores, lo que evidencia la dificultad que a veces hay de separar las amnesias orgánicas de las psicógenas. Cuando están presentes todos los elementos el diagnostico no es complicado, pero cuando se dan con conductas complejas que hacen sospechas que el paciente si tiene consciencia plena se podrían considerar como una simulación o fingimiento. Comparte también muchos síntomas con la poriomanía (vagar a causa de una epilepsia) aunque ésta suele ser precedida por un aura y su duración es de minutos, raramente horas. Además se acompañan de movimientos azarosos y conductas estereotipadas y violentas. 3. TRASTORNO DISOCIATIVO DE IDENTIDAD (personalidad múltiple) El antiguo trastorno de personalidad múltiple, denominado disociativo de identidad desde el DSM-IV, es una condición infrecuente pero popular debido a su presencia en el cine y la literatura. El más citado es el descrito por Morton Prince en 1905: Miss Beauchamp. Era una joven estudiante responsable que se quejaba de falta de vigor físico y mental y de fatiga. La hipnosis parece que intensificó esto y la condujo a un cambio de personalidad: la joven se presentaba como una niña, divertida, sin responsabilidad, que afirmaba odiar toda actividad relacionada con las obligaciones. Más tarde apareció otra personalidad con un temperamento irritable y colérico. Llegó a 4 personalidades, con patrones asimétricos de amnesia entre ellas. Psicopatología 14/15 Cristina Gil 5 Este trastorno se inicia en la infancia pero es más tarde cuando llama la atención, y se suele diagnosticar más en mujeres. Estos son los criterios según el DSM-IV-TR: a) Presencia de dos o más identidades distintas o estados de personalidad (cada uno con sus pautas relativamente constantes de percibir, relacionarse y pensar sobre el ambiente y sobre el yo). b) Por lo menos, dos de estas identidades o estados de personalidad toman el control de la conducta de la persona de forma recurrente. c) Incapacidad para recordar información personal importante que es demasiado extensa como para ser explicada por un olvido ordinario. d) No es debida a los efectos directos de una sustancia (por ejemplo, blackouts —lagunas de memoria por intoxicación alcohólica o conducta durante la intoxicación por alcohol— o de una condición medica general -por ejemplo, ataques epilépticos parciales complejos-. Nota: en los niños los síntomas no son atribuibles a compañeros de juego imaginarios o a otros juegos con fantasía). El criterio c) es una novedad respecto al DSM-III-R, además ya no se habla de personalidades sino de identidades. Es el único trastorno de personalidad específico que es diagnosticado como trastorno mental. Se pueden llegar a dar hasta 100 identidades en el mismo individuo en diferentes momentos, lo que lo diferencia de otros trastornos de personalidad. Las personalidades se pueden dar de forma simultánea o de forma sucesiva. Lo más usual es que se den de forma sucesiva, con amnesia simétrica o asimétrica (según si las personalidades conocen o no a las otras y comparten sus memorias); otra categoríasería las personalidades simultaneas (más infrecuente), y una tercera se refiere a agrupaciones de personalidades. Cuando las personalidades tienen conocimiento de las otras –es decir se “conocen” entre si- se dan casos de conversaciones entre ellas. Si son mutuamente amnésicas (amnesia simétrica) ninguna personalidad sabe nada de la otra. Hay casos dónde se da amnesia en una sola dirección (amnesia asimétrica), la personalidad A no conoce de nada a la B, pero la B si conoce y mantiene un continuo de memoria con la A. Uno de los problemas principales es discernir que “yo” es el “primario”, si es que se da el caso. Por lo general existe una tendencia a identificar la personalidad primaria con aquella que tiene más cualidades convencionales y socialmente deseables o a la que controla la identidad más tiempo o con más frecuencia. Uno de los interrogantes del trastorno es el estado de consciencia de una personalidad cuando no está dominando la conciencia. Se supone que permanece inactiva en el inconsciente, aunque a veces puede “vivir” una existencia separada mientras que es otra identidad la que está en contacto con el mundo exterior. Este estado Prince lo denominó “coconciencia” y señala como el mundo aparece mutuamente conocido por las distintas personalidades. Existe una duda considerable sobre la personalidad múltiple, a menudo considerada como “creada” por el interés que el clínico muestra en el caso o simulada. Hay escasez de investigaciones, la mayoría son estudios de caso único en los que se usan paradigmas muy variados, lo cual es problemático. 4. LA DESPERSONALIZACIÓN Este trastorno designa un cambio particular en la consciencia del sí mismo, en el cual el individuo se siente “como si” fuera irreal. Se suele acompañar de desrealización, un cambio similar en la consciencia del mundo externo. Es decir, el paciente pierde el sentimiento de realidad que tenia de si mismo o del entorno. En ambos casos, la persona sigue siendo consciente de estas contradicciones entre su experiencia subjetiva y la realidad objetiva, pero es como si no fueran reales. Psicopatología 14/15 Cristina Gil 6 Los criterios del DSM-IV-TR son: a) Experiencias persistentes o recurrentes de sentirse distanciado, o como si uno fuera observador externo del cuerpo o de los propios procesos mentales (por ejemplo, sentirse como si se estuviera en un sueño). b) Durante la experiencia de despersonalización permanece intacto el sentido de la realidad. c) La despersonalización causa molestias clínicamente significativas o deterioros en el funcionamiento social, ocupacional o en otras áreas importantes. d) La experiencia de despersonalización no puede ser explicada por otro trastorno, como esquizofrenia, trastorno disociativo de identidad, trastorno por angustia, y no es debido a los efectos directos de una sustancia o a una condición médica general. Hay autores que sugieren que la desrealización es el caso más general mientras que la despersonalización es una forma limitada en la que sólo cambian las experiencias del sí mismo. La CIE-10 incluye ambas en esta categoría, mientras que el DSM se ciñe a las experiencias de despersonalización. Además este último acentúa que las experiencias deben asociarse con molestias notables, mientras que en la CIE no es necesario. En los casos que el sentimiento es autoinducido, como por drogas, puede ser hasta placentero, pero en los casos clínicos puede llegar a ser aversivo, llegando a desarrollar explicaciones delirantes a partir de estas experiencias. Ambas clasificaciones enfatizan la despersonalización como un síntoma que ocurre en el trastorno por angustia, en la depresión y en la esquizofrenia, y en cualquiera de estas condiciones se ha de considerar como un fenómeno secundario. Es también bastante frecuente como síntoma, en el TAG y las fobias. La despersonalización es difícil de describir tanto para el clínico como para el paciente. Este a veces inicia sus intentos de descripción con afirmaciones inseguras, tales como “a veces pienso que debo estar loco” o “pensará que soy muy raro cuando le digo esto, pero...”, a lo que sigue una lista titubeante y confusa de experiencias desagradables que el paciente cree que son únicas, y es incapaz de construir metáforas que le satisfagan. Algunos autores que es un poco forzado incluir este trastorno dentro de los disociativos por no tener en común características básicas con los otros y no tiene ninguna de las divisiones cognitivas que son base de la disociación. En clasificaciones previas, se incluía dentro de la neurosis. 6. EL SÍNDROME DE GANSER Fue descrito por el autor a quién debe su nombre en 1898 al diagnosticar así a tres prisioneros en espera de juicio, quienes en respuestas a las preguntas mostraban los rasgos esenciales del Vorbeireden: dar respuestas aproximadas, es decir respuestas erróneas pero tan cercanas a la correcta que quién pregunta se plantea si el sujeto conoce la respuesta correcta. “a la hora de elegir las respuestas el paciente parece pasar deliberadamente de la respuesta correcta indicada a seleccionar una falsa, que hasta un niño podría reconocer como tal”. El verdadero síndrome es infrecuente, en una prisión es más frecuente en prisioneros pendiente de juicio que en aquellos ya sentenciados. Aunque está incluido dentro de los “trastornos disociativos no especificados” sus síntomas son también comunes en un amplio rango de trastornos psiquiátricos, como depresión y esquizofrenia y trastornos orgánicos cerebrales: en tales casos se debe clasificar con la patología primaria. Hay polémica sobre si esta condición es orgánica o histérica. Psicopatología 14/15 Cristina Gil 7 B. Diagnóstico diferencial El principal problema de diagnóstico es cómo estar seguro de que el trastorno es psicógeno, saber si los síntomas están siendo inducidos conscientemente o son de origen inconsciente y si el paciente está fingiendo por algún deseo de fraude o engaño. El investigador no recibe información diagnostica más allá de la presentación del síntoma, pero aun cuando el paciente esté fingiendo raramente es una explicación completa del problema, ya que la mayoría tienen otro problema psiquiátrico. En psicología forense este es un problema importante, pues tiene implicaciones legales. Tanto el DSM como la CIE recalcan que se debe excluir cualquier trastorno físico antes de diagnosticar un trastorno disociativo, pero en realidad no se puede estar totalmente seguro de haber descartado todo. No obstante se cuentan con indicios para diferenciar síndromes orgánicos cerebrales de disociativos: También se puede confundir con la pasividad esquizofrénica, que tiene cierta similitud con estos trastornos. Sin embargo en ésta si existe consciencia de sí mismo y del tiempo, y tiene completa memoria para las acciones posteriores. Lo que si ocurre es una pérdida de la atribución personal (no reconoce los actos o pensamientos como propios, si no debidos a una fuerza exterior) 4. ALGUNOS INTENTOS DE EXPLICACIÓN Desde el psicoanálisis de Freud se planteaba que la base de los trastornos disociativos se encontraba en los mecanismos de represión y regresión a la etapa fálica, pero esta corriente es incapaz de explicar la variedad de sintomatología. El conductismo en cambio se ceñía a los paradigmas de aprendizaje: Dollar y Miller defendían que las respuestas histéricas se mantenían por los refuerzos que suponían las ganancias primarias. Los planteamientos cognitivos además de explicar el trastorno buscan el mecanismo que parece subyacer a todos ellos. El ejemplo más claro es la “teoría neo-disociativa de Hilgard. Este autor parte del supuesto de que el aparato mental consta de un conjunto de estructuras cognitivas que supervisan, organizan y controlan el pensamiento y la acción. Cada una de estas estructuras puede buscar o evitar inputs y facilitar o inhibiroutputs. Las estructuras tienen una organización jerárquica, de tal modo que se encuentran intercomunicadas. En el vértice de la jerarquía se localiza una estructura cognitiva que ejerce funciones ejecutivas de supervisión y control y da la base para la conciencia. Determinadas circunstancias pueden obligar a intervenir al control ejecutivo, interrumpiendo la integración y organización jerárquica de las estructuras de control inferiores. Así se rompe la conexión, de forma que siguen funcionando de manera independiente o bien (si se rompe con la ejecutiva superior) se disminuye el control voluntario. Ahí es cuando se da la “conciencia dividida”. Psicopatología 14/15 Cristina Gil 8 Existen diferencias entre las explicaciones de disociación y el concepto de mente inconsciente freudiana. En primer lugar, los teóricos de la disociación mantienen que los contenidos mentales no conscientes no se restringen necesariamente a impulsos primitivos o a ideas agresivas o sexuales, y los procesos mentales no conscientes no son necesariamente irracionales o cualitativamente diferentes de los conscientes: son simplemente no accesibles conscientemente. En segundo lugar, la restricción de la conciencia no necesita estar motivada por propósitos de defensa, ni necesariamente tiene efectos de reducción de conflicto o ansiedad; ocurren simplemente como consecuencia de operaciones psicológicas particulares. Con las teorías cognitivas también hay diferencias, ya que los procesos mentales no conscientes de los planteamientos disociativos no se restringen simplemente a conocimiento automatizado, y los contenidos no conscientes no se limitan a percepciones o memorias no atendidas o degradadas. Estas teorías no explican la intencionalidad de los procesos disociativos. Kihlstrom ofrece un mecanismo alternativo para la disociación: discute que estos trastornos se entiendan como trastornos de la identidad o integración y prefiere entenderlos como trastornos de memoria. La memoria tiene un papel central, puesto que lo que se disocia es parte (o todo) del historial de experiencias de la persona. Parte de que un episodio cualquiera de la experiencia, del pensamiento y/o de la acción se vuelve consciente si, y solo si, se establece una conexión entre la representación mental de ese acontecimiento y la representación mental del sí mismo como agente o “experienciador” de ese acontecimiento. Se basa en la memoria como una red asociativa de nodos, de forma que el nodo de “si mismo” se asocia con otras representaciones mentales de la experiencia, del pensamiento y de la acción. Las alteraciones de memoria se podrían explicar por la pérdida de conexión preexistente entre las memorias autobiográficas y la representación mental del sí mismo. Si se crean una o más representaciones mentales nuevas del sí mismo, según estén activadas unas u otras tienen acceso a diferentes fuentes autobiográficas. Según Kihlstrom, los deterioros de memoria en los trastornos disociativos se restringen a deterioros en la memoria episódica explicita, ya que estos pacientes mantienen intacta su memoria semántica y su memoria de procedimientos. Aunque el mismo autor reconoce que queda por resolver el problema de la personalidad múltiple. Van der Hart, van der Kolk y Boon han propuesto un modelo jerárquico que divide la disociación patológica en tres niveles. En el primer nivel estaría la disociación primaria, que implica el procesamiento fragmentado (no integrado) del acontecimiento traumático. La disociación secundaria se produce cuando la persona percibe el acontecimiento sin experimentar un impacto emocional completo. Por último, la disociación terciaria supondría el desarrollo de identidades separadas. 5. CONCLUSIÓN Aun a falta de datos fiables, parece que hay un acuerdo en señalar que estos trastornos no son tan raros ni infrecuentes como se pensaba hace unos años.
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